18. La Companera Del Coyote

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Coyote`s Mate

Lora Leigh

Lora Leigh Género: Erótico Serie: 18º- Breeds - Leigh Título original: Coyote's Mate Editorial original: Berkley / Febrero 2009 ISBN original: 0425226336 CASTAS DE LOS COYOTES Él siempre supo que la traicionaría... Anya Krobin sólo tenía dieciséis años cuando conoció a DelRey Delgado –el rebelde de las Castas conocido como El Fantasma Coyote. Durante seis años ambos aunaron fuerzas para liberar a un grupo de mujeres de las Castas de los Coyotes que permanecían encerradas en el laboratorio del padre de Anya. Y mientras Anya crecía y se convertía en mujer, Del-Rey y ella se fueron acercando cada vez más... hasta el día en que él rompió su promesa y disparo a su padre. Furiosa por esa traición, Anya descubre que una emoción más fuerte la está consumiendo en cuerpo y alma –el ardiente deseo animal conocido como el fenómeno del apareamiento. Y aunque Del-Rey también lo sufre con la misma intensidad, Anya no sabe si perdonarle y volver a confiar en él. Y mientras ambos vuelven a luchar para poner a salvo a las Castas, una duda se cierne en torno a ellos: ¿sobrevivirán Anya y Del-Rey al calor que los consume?

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PROLOGO

Del Rey Delgado, el fantasma del Coyote, era el jefe alfa de un equipo de veintiocho soldados mercenarios que se habían reunido a su alrededor de diversas partes de las filas del Consejo. Castas Coyote que había rescatado. Hombres que él mismo había formado, endurecidos soldados de fríos ojos, que el mundo subterráneo conocía sólo como Team Zero, la fuerza de mercenarios dispuestos a asumir las misiones más suicidas. Habían rescatado herederas, asesinado déspotas y se planteaban como garantía de algunos de los mayores líderes en el mundo. Hombres que no sabían que se trataba de una oscura fuerza que se había creado en lugar de nacer. Incluso un par de veces habían protegido a los miembros del Consejo. Por un tiempo, el tiempo suficiente para obtener la información que necesitaban y mantener su reputación intacta. Los dirigentes siempre habían muerto una vez que el pago fue recogido. Como Del Rey había dicho a sus hombres, la venganza se produjo después de las facturas, y para apoyar a los planes tenían una cantidad excesiva de dinero. Planes tales como el rescate de otros coyotes que lograron encontrar una forma de contacto con la fuerza de la sombra de Del Rey. Este día, miraba dentro de unos atractivos ojos azules y se preguntaba si tal vez el Consejo de Genética realmente no había creado una criatura sin alma cuando lo creó. Porque como él miraba a la joven mujer-niña a los ojos, sabía que acabaría traicionándola. Dieciséis años y tan hermosa como un amanecer. El largo cabello rojo oro fluía sobre su hombro en una trenza de seda, cuando ella entró en uno de los más sucios y ruines bares en Rusia. Maldición, realmente ella tenia coraje para venir aquí. Un soplo de aire fresco, una frágil llama de inocencia entre los hombres más corruptos. Él golpeó suavemente sus uñas contra la barra en una señal a su segundo al mando, Brimstone, y miró a la puerta como si toda la sala estuviese tranquila. Aunque cinco años más viejo, tenía suficientes instintos para huir de esta situación. Pero esta chica no huía. Levantó el mentón, entró en el establecimiento y se trasladó a través de la sala. Ella estaba a la espera que una violación en grupo sucediera aquí. Hijo de puta. 3

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Él cabeceo a sus hombres y vio como se trasladaban de sus mesas, desde los rincones de la oscura habitación, y se acercaban a ella, rodeándola mientras Del Rey y Brim se movieron a la habitación de atrás que habían seleccionado para esta primera reunión. Cuando ella empujó la puerta, él estaba esperando sentado en la esquina de la pequeña mesa, una pierna en el suelo, la otra balanceándola perezosamente mientras la miraba. Ojos redondeados, labios separados de color rosa, su respiración dura. Y un toque de miedo en los ojos. Ella debería haber conocido el miedo mucho antes que ella hiciera esto. Usando su pie, él empujó la única silla hacia ella. - Siéntese - él gruñó, dejando deliberadamente que el animal retumbe en su voz. Pero, ¿ella corrió? Ella no corrió. Se trasladó lentamente hacia la silla, se sentó y le dio una sonrisa frágil. - Del Rey - susurró ella. - Es español, ya sabes, para del rey -. Sus cejas se arquearon. Era un rey en todos los sentidos, y por muchos años traicionado y sufrido. No tenía intención de seguir los pasos de sus antepasados genéticos. Se inclinó hacia adelante, aseguró su codo sobre la rodilla y dejó correr lentamente su mirada sobre ella. Muy lentamente. Mirando sus frágiles, jóvenes y femeninas características. Una niña maldita. Diablos, aquel laboratorio siberiano era verdaderamente atroz, o depravado, para enviar a una niña. - Voy a matarla antes de salir de aquí - el susurró, viendo su sonrisa vacilar. - Matarme? – Ella lamió sus labios nerviosamente y miro hacia atrás con un toque de cautela. - Usted me prometió que estaría segura - Y me cree usted? Una sonrisa fantasma jugo en sus labios. - Tan tonta es usted? - Pero, usted nunca rompe sus promesas - Ella parpadeó con tal inocencia, que el casi se rió. Él simplemente arqueo su frente, en una advertencia de que tal vez su información no era totalmente exacta. Ella miró sus manos, enlazo sus dedos, luego levantó su mirada una vez más. - Hay cinco mujeres en el laboratorio donde mi padre es oficial de seguridad - Ella trozo su labio con preocupación antes de continuar - Ellos dijeron que le enviaron un mensaje, y usted juró que no dañaría el contacto enviado -. Inclino la cabeza mientras estrechaba sus ojos - No hay mujeres Coyotes 4

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- Hay cinco - dijo ella. - Sharone, se contacto con usted. Fue ella que le enviaba los correos electrónicos seguros-. - Hay otros cuatro. Las mellizas, Emma y Ashley. Dos más jóvenes, Marcy y Chanda. Son los bebés del grupo -. Él la miraba ahora con curiosidad. - ¿Dónde están los machos de su grupo? – - Los coyotes no dejan que las mujeres hablan por ellos, niña Ella tragó de modo tirante. - Los machos son custodiados fuertemente – - A los científicos, les gusto bastante. Soy una de las pocas mujeres en los laboratorios -. - He estado reunida con ellos -. Qué interesante. Ella tenía que estar mintiendo, no había otra opción. Infierno, matar niñas es uno de los pocos pecados que no había cometido en su vida, pero esta niña conocía su rostro. No podía correr el riesgo de ser identificado. - Sharone dijo que usted los salvaría - ella lo miraba de nuevo, sus ojos azules oscurecidos y más preocupados ahora, incluso podría haber un toque de rabia en aquellas hermosas profundidades- ¿Sabe los riesgos que hemos tomado para contactarlo? Para venir a esta reunión? Sí, eso fue definitivamente ira. Él la miraba francamente asombrado. Incluso sus hombres dudaban en hablarle de tal manera. Seguramente ninguno se había atrevido, cuando el había llegado a la madurez. Tal vez incluso antes. - Te arriesgaste mucho - el reconoció. - Sin embargo, yo te advertí en el correo electrónico que mataría a cualquiera que trate de engañarme -. - Quien te metió en esta confabulación, niña, ha terminado con tu vida ¿Mostró ella miedo? No. En lugar de ello, poco a poco, ella abrió su chaqueta y retiro del interior de varias fotos. Sus manos estaban temblando, cuando se las entregó. Su rostro estaba pálido, pero sus ojos aún estaban llenos de ira. Él miró las fotos, elevando su ceja ante la vista de las cinco mujeres jóvenes. Definitivamente mujeres coyotes con sonrisas forzadas, que revelaban sus caninas curvas - Ellos podrían ser falsas - él tiró las fotos sobre la mesa. Ella inhalo bruscamente. - Si no regreso, el mensaje que el Espíritu Coyote me ha asesinado, será enviado a la Casta felina del Santuario Coyote - Vine a usted, bajo los auspicios de la recién formada Ley de Castas, la cual usted alegó adherir en su correo electrónico -.

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- Aquel mensaje indicaba mi nombre, mi edad, el laboratorio del que yo vengo y un mensaje: - La ley de Casta no sobrevivirá siempre. La dominación del amo sobre los títeres, y en voz baja los salarios de la muerte- -. Chocante. Del Rey miraba como ella le susurró el código y la información que él sabía establecía cada grupo libre de Casta felina. Tal vez este no era un truco, después de todo. Él no podía oler el engaño. Pero sus sentidos podían ser engañados. Los Coyotes sabían bien cómo engañar a los sentidos humanos y de la Casta por igual. Un ser humano puede ser enseñado, si los humanos son lo suficientemente inteligentes. Anya Kobrin era lo suficientemente inteligente. Dieciséis años de edad y ya trabaja con la seguridad y la administración del laboratorio Siberia Chernov. Él sabía la ubicación, y conocía muchos del personal, pero el recate de las Castas sería mucho más difícil. - Estas cosas no pasan de la noche a la mañana dejó de lado el pensamiento de su muerte. - Puede tomar años. No voy a ciegas y no arriesgo a los niños. Y estoy seguro que en el infierno no confían en grandes ojos azules y un rostro sincero -. - Vete a casa. Te contactare cuando lo haya decidido -. Ella lo miró alarmada. - Esto no puede esperar tanto tiempo. Hay más de cincuenta Castas Coyotes allí. Ellos mueren todos los días -. Su cara se lleno de angustia. - No los puede dejar morir -. - Conozco a los Coyotes, niñita - él le gruño. - Sé de su engaño y sé con qué facilidad ellos pueden engañar a las muchachas bonitas. Esperamos y observaremos -. - La contactare -. - Hasta ese momento su prioridad es mantener seguras esas jóvenes mujeres - él señalo con el dedo las fotos. - Usted no tiene otro trabajo, ¿está claro? – - Los machos conocemos la partitura. ¿Saben ellos también que esta usted aquí? -. Ella sacudió la cabeza rápidamente. - Sólo Sharone lo sabe. Nosotras no se lo hemos dicho a los demás -. - Manténgase de esta manera - él le ordenó, apoyándose más cerca, mirando a sus amplios ojos azules, dándole una mirada que la mayoría de los hombres vieron sólo segundos antes de su muerte. - Traicióneme, Anya Kobrin, y se muere -. - Se muere usted, muere su padre, y cualquier amigo o familiar suyo que yo averigüe, va a morir también. ¿Me cree? -. 6

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Ella lamió sus labios y asintió. - Esperare. Pero no voy a traicionarlo Él asintió bruscamente. - Mis hombres la acompañaran a la ciudad -. - Regrese a su casa y espere el contacto -. - Pronto? - pregunto mientras se levantaba lentamente de su silla. - Por favor, pronto. Hasta ahora, las niñas no son maltratadas, sobre todo porque mi padre las cuida. Pero, van a ser mayores - susurró ella. - Las tres más antiguas tienen más de dieciocho años. Él no será capaz de protegerlas por mucho tiempo -. - Entonces es mejor que sea persuasiva con su padre y sus amigos - gruñó. - Porque yo no voy a saltar a través de los anillos y arriesgarme y a mis hombres tan fácilmente como parece que crees que debería -. - Las mujeres Coyotes son cierto riesgo que vale la pena -. - Los hombres están dispuestos a hacer lo que deben por la libertad. Pero nunca dudes de que hay espías, y voy a saber quiénes son ellos, antes de que entrar en juego, encantadora Anya, si usted es amiga o enemiga -. - Asegúrese de permanecer en la parte amiga de la ecuación. No me importa matar a una mujer si ella me traiciona -. Ella lo miró nuevamente, y luego levantó el mentón con determinación y arrogancia femenina. Diablos, ésta debería haber sido de su misma Casta. Ella era atrevida. Que valiente. - Si una de esas niñas muere antes de tomar su decisión - susurró ella con temblor en la voz, entonces usted es mejor tenga cuidado, Del Rey quien quiera el diablo seas tu -. - - Puedo ser una niña para tus ojos, pero yo sería un muy mal enemigo -. Ella lo estaba amenazando? Quería reír sorprendido por su gran audacia. En vez de eso, simplemente se rió por lo bajo, golpeo la pared y esperó que Brim entrara. - Sácala de aquí rápida y silenciosamente - le ordenó. - Llévala a la estación de tren. Ella va a ir de nuevo a su agradable y poco segura casa -. Brim miro duramente a la niña, asintió con la cabeza y se paro para permitirle a ella abandonar la sala. Ella paso delante de él, luego se volvió y miro fijamente a Del Rey. - Usted debería sonreír - ella le dijo suavemente, sorprendiéndole vez más. - Apuesto que es muy lindo cuando sonríe El mantuvo la sonrisa hasta que ella salio, y luego sacudió la cabeza... La pequeña diablita. Él iba a tener un poco de problemas en sus manos con esto, como podía ver. Y un poco de un desafío.

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Dos años más tarde - Esto es una locura - Anya saltó de la silla en la parte trasera de otra sucia habitación y miró a la cara al hombre que entró. - Tienes que avanzar más rápido que esto -. Del Rey. Cabello rubio oscuro crecido hasta sus hombros, ojos negros tan profundos que a veces de reflejaba en ellos un pequeño indicio de azul. Una ceja rubio oscuro arqueada hacia el estallido de ella mientras él la miraba fríamente. Vio lo mismo que dos años antes, cuando él la había encontrado por primera vez. La media docena de veces que ella lo había visto, él no había cambiado nada en su forma la tratarla. Pero algo había cambiado en ella. Ella soñaba con él muy a menudo. Pensaba en él con demasiada frecuencia. - Te dije que esto no sucede rápidamente - él le advirtió. - Los laboratorios no son de fácil acceso, querida. Estamos haciendo todo lo posible. Y si tu amiga Coyote es astuta como sospecho que lo es, entonces ella sabía que la espera sería larga -. - Las Castas están siendo rescatadas en todo el mundo - sostuvo enérgicamente. --------- Se han penetrado Laboratorios seguros -. - Y muchas, muchas vidas se han perdido - él le advirtió. - Por el momento, tus laboratorios están a salvo de las matanzas que son asunto de todos los días para las demás Castas. Ellos no matan coyotes a menos que ellos empiecen a mostrar misericordia -. - Hasta ahora, los de tu grupo son demasiado jóvenes para estar en mucho peligro -. - Ya están empezando a transferir los mayores -. Sus puños apretados a sus lados recordando el grupo que había salido hace un mes. - No podemos seguir esperando de esta manera -. - Seis fueron trasladados, y una vez que limpiaron las fronteras de Rusia, fueron sacados. Tres murieron por avisar a los guardias que estaban siendo rescatados cuando nosotros hicimos el intento - él levantó la videocámara del escritorio y miró el establecimiento antes de encenderla delante de ella. - Yo creo que ellos lo sabían -. Shock, la traición Los ojos de Anya se ampliaron mientras él inicio la grabación. Tres de los coyotes que ella y Sharone habían protegido innumerables veces habían traicionado a los otros mientras el grupo de rescate avanzaba. Habían vuelto sus armas sobre sus compañeros de Castas. Sus ojos duros, que mierda en el Consejo de boca fría voces. 8

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- Los otros tres están sanos y salvos por el momento - él le prometió cuando el video terminó. - Haz salir a las niñas de esa manera - ella arrojó la mirada desesperada sobre él. - Puedo arreglar sus transferencias -. El sacudió la cabeza. - ¿No estas olvidando algo, pequeña Anya? – la sorprendió con la pregunta. - ¿Qué quieres decir? -. - Tu padre tiene asignada la protección de las niñas. Creo que usted ha recibido un ofrecimiento del propio Consejo de Genética para liderar una oficina que coordine los deberes administrativos y de seguridad implicadas en el mantenimiento de su organización más secreta -. Ella frunció el ceño. Había recibido tal oferta, pero ¿cómo se había enterado él? - Los médicos Chernov y Sobolova han pedido que me quede asignada al actual laboratorio hasta que yo tenga veintidós - ella dejó aparecer una sonrisa en sus labios. -Ellos ofrecen pruebas al Consejo de Genética que no soy tan competente en los nuevos programas, como ellos habían deseado que yo fuera -. Fue deliberado, por supuesto. Su padre le había advertido que tal oferta podía llegar, y Anya había hecho que algunos desfasajes comenzaran a aparecer en determinadas zonas. - Claro que si - él arrastro las palabras. Ella sospecha que existía una gran burla en esa frase. Pero este hombre era a menudo burlón, y siempre era difícil. Pero, a veces, ella veía diversión y tal vez un toque de suavidad. - Claro que si - ella hizo rodar sus ojos. - Cual es exactamente el punto?, yo podría arreglar para que las niñas sean transferidas. Sería bastante simple -. - No - su voz era dura. Firme. - Aquí hay tres fotos. ¿Conoce a estos hombres? -. Ella frunció el seño hacia las fotos y señaló a uno. - Este es Aleski Dornovo, es un entrenador de Casta, ex equipo de choque ruso de elite. Era el tipo de operaciones negras durante muchos años - ella golpeó suavemente la próxima. - Graco, es uno de las Castas más viejo en el laboratorio. Muy tranquilo. Más frío que los demás -. - Este es Cavalier. Ha muerto estando adentro - dijo tristemente. - El vino de otro laboratorio justo antes de los rescates. He oído que era un laboratorio brutal para estar en él -. - Y no era el suyo? - ella preguntó. Sacudió su cabeza lentamente y levantó los ojos a él, la sensación de dolor llenó su mente pensado cómo habían sufrido las Castas. 9

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- No. Los doctores Chernov y Solobova creen que la lealtad comienza con lealtad. Comienzan el entrenamiento como recompensa por buen comportamiento. Se niegan a realizar experimentos sobre las Castas que han creado, aduciendo que se iniciaría una ruptura de la lealtad -. - Ellos están en una alta categoría dentro de sus campos. El Consejo raras veces se niega a lo que ellos piden. Matan sólo como ejemplo - ella sentía las lágrimas al borde de sus ojos. - Pero aún, matan -. - Eres demasiado compasiva - él se burló. - La muerte ocurre todos los días -. - Este hombre? – preguntó golpeando ligeramente la foto de Cavalier. - Míralo de cerca -. - ¿Es un enemigo? - ella lo miraba, sintiendo su corazón apretado. A ella le gustaba Cavalier. Ella nunca habló con él, no se lo preemitían los hombres Coyotes, pero había algo perseguido y triste en sus ojos. - Enemigo o amigo, no me he decidido todavía -. - Lo ha visto Sharone de cerca?. Ella interactúa con los machos de las Castas más de lo que tú tienes permitido. ¿Correcto? -. - Correcto - dijo fuertemente. - Usted no viene por ellos aun, no es cierto? -. - Todavía no - él le dijo. - Vamos a eliminar la paja antes de venir por la cosecha. No hay otra manera de hacer esto, Anya. No y mantener tu seguridad y la de las hembras de las Castas que estás tratando tan difícilmente de proteger Sharone le había advertido que hacer esto correctamente podría tomar años. Ella no lo creyó. Lo hizo ahora. - Graco es un espía - él le advirtió luego. - Tenemos pruebas de ello. Tienes que transferirlo, si puedes hacerlo sin sospechas – ella asintió. - Papá y los científicos toman esas decisiones. Sin embargo, ellos siguen, normalmente, las recomendaciones de mi padre -. Su padre era jefe de seguridad y entrenamiento, y escuchaba su opinión, él la tenía en cuenta. El hecho de que ella estuviera traicionándolo la perseguía con frecuencia. El temor de que él pudiera pagar con su vida por sus acciones era una constante. - Usted no va a matar a mi padre? - ella le preguntó de nuevo. Ella se lo preguntaba cada vez que se reunían, por cierto. - Usted no lo mataría? -. - Su padre no morirá - le prometió. - Yo le prometí no hacerle daño a su familia, Anya – ella inhaló con fuerza. - Voy a hacer que Graco sea transferido. Voy avisarle cuando este organizado -. 10

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- Sé valiente, Anya - la sorprendió con sus palabras, con la profundidad de su voz. - --- Nada que vale la pena llega rápidamente – ella asintió apáticamente. - La libertad vale la pelea - susurró ella. - Vale la pena morir por ella -. Sus amigas no eran animales. Los Coyotes creados en los laboratorios donde ella trabajaba y vivía fueron creados para cumplir órdenes, para ser fríos, para ser duros, pero Anya había visto mucho más en ellos a través de los años. Ella oró para verlos libres pronto. Cuatro años más tarde Del Rey miraba a la joven de pie en el otro lado de la mesa, él y sus lugartenientes estudiaban los esquemas que ella había traído. Líneas eléctricas, tuberías de agua, túnel de acceso por debajo de los laboratorios, las carencias de seguridad, ella ha traído todo lo que ellos necesitaban. Pero una de las claves más importante faltaba, y él no se atrevió a decírselo. Un as. Cada gran misión necesita un as. Una carta que él sabía triunfaría sobre la oposición, aquel triunfo era Anya misma. Su padre era jefe de seguridad y entrenamiento. Dos primos eran los jefes de equipo en materia de seguridad. Varios familiares trabajaban en los laboratorios. Ella fue el bebé de la familia, querida por el padre y los primos, y por los coyotes que mantuvo en el laboratorio, ella parecía su mayor tesoro. Morirían por ella, morirían con ella o morirían en el intento de salvarla. No le importaría. Si ella dice, caminen por el infierno por mí, entonces aquellos hombres y cinco mujeres dentro de ese maldito laboratorio entrarían de cabeza a las entrañas de la tierra con una sonrisa. Había veinte a su izquierda. Cuando ellos salieran, se sumarían a los cuarenta hombres que ya había acumulado en los últimos años. Todos machos Coyotes, templados y fríos como la muerte. Tenían sólo su honor, que le habían enseñado y con el que habían sido criados, y los principios que tenían los unieron. Sus hombres eran más numerosos que los de adentro, pero él estaba mejor en las apuestas cuando tomó el as, las Castas en aquellos laboratorios aplaudirían. No estaría nadie tranquilo dejándola a ella atrás. Pero sabía del costo para la mujer joven que se había convertido en una parte integral de su vida durante los últimos seis años. Había eliminado la paja, pero nada hizo para que la lealtad de las Castas se mantuviera. Ella había hecho su parte. El había accedido a sus términos, e iba a romper el acuerdo antes que comenzara y no lo sabría hasta que fuera demasiado tarde. -Mi papa y mis primos Iván y Donan tendrán sus equipos aquí - señala las áreas generales de los equipos de seguridad que se consideraban débiles. 11

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- Ellos no son conscientes de los túneles que conducen a los laboratorios desde esta cueva - señaló la cueva. - Le pregunté a mi padre si los científicos no tienen acceso subterráneo seguro y me dijo que no. No hay ningún otro acceso. Pero yo misma encontré el túnel y lo seguí -. Y estaba condenadamente orgullosa de sí misma. Diablos, él se sintió orgulloso de ella, a pesar de su coraje sus tripas se acalambraron con el pensamiento de lo que le podría haber ocurrido si hubiera sido capturada. - Tenemos que hacer esto pronto - ella le dijo. - Basta de excusas, tenemos solamente meses y el Consejo me desplazara a San Petersburgo para administrar el entrenamiento en las oficinas de la Federación de Fuerzas Secretas. Si eso ocurre, entonces todos estos años han sido en vano -. - Y cuando eso suceda, ¿entonces qué? - él le preguntó. - ¿Qué pasará con los humanos que trabajaban en su laboratorio -. - Mi padre me cuidará - le dijo ella con confianza. - Él ya está tratando de revertir la decisión, junto con los científicos de allí. Si hay fuga de Castas, entonces las fuerzas de seguridad serán reasignadas. Encontraran la falla y será programada en un nuevo sistema de seguridad -. - Creo que mi entrenador pasará por alto mi evidente incapacidad para parecer más brillante el mismo por tener una protegida. He visto lo que ellos hacen cuando esto ocurre. Ellos caen sobre el entrenador y el protegido, que tienen, entonces, la suerte de trabajar en las fábricas -- A una fábrica de trajes irá usted entonces? - él preguntó curiosamente. Su sonrisa, traviesa y burlona, dobló sus labios. - Voy a hablar con papá para ir a América. Es mucho más cálido que Siberia -. Era suficiente, y ella sería llevada a América. Aunque su padre no viajaría junto con ella. Del Rey lo haría. El tenía planes. Planes que ya había puesto en marcha, y Anya figuraba en muchos de ellos. Una vez que este rescate se hubiera hecho, se irían a Colorado, pidiendo a las Castas Lobos una alianza y juntarse a la Sociedad de las Castas. No sería fácil convencer a los lobos para permitirles una alianza, pero había pruebas de su trabajo durante los últimos años. Diez años que vivían en las sombras, no más que fantasmas, libre aunque todavía encadenado por los lazos de haberse visto obligado a ocultarse y lo que todos eran. - Yo la contactare en breve - dijo. Él le estaba mintiendo y no era la primera vez. Durante seis largos años, había mentido a esta hermosa mujer-niña. Él la había visto crecer de una adolescente llena de fuego y sed de libertad para sus amigos. Él la había visto conspirar, planificar y ejecutar sus órdenes a distancia. Fue un maldito genio en administración y personal. Intuitiva, ella podía echar una mirada a un grupo y maldecirlos a ellos al instante. Ella ya lo había hecho con sus hombres, y él había rechinado sus dientes cuando ella le informó que varios de sus 12

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condenados hombres eran demasiado perezosos. Diablos, ellos eran Coyotes, ellos necesitaban unos pocos errores y ellos serían jodidos por Lobos. Había algo acerca de ella, sin embargo, algo que él nunca podría tocar. Incluso cuando era muy joven para divertirse o salir con él, todavía, ella le había llamado. - No quiero ser contactada pronto, Del Rey - ella le informó ferozmente. - Estoy a sólo meses de mi cumpleaños. Esto no se puede aplazar por más tiempo -. - Me pondré en contacto contigo antes de que seas transferida - le dijo firmemente. - El rescate se llevará a cabo antes de esa fecha, yo te lo prometo. Es el momento para confiar en mí, Anya -. Ella echo fuego por los ojos confundida. - Pero yo confío en ti. Siempre he confiado en ti y tú siempre has arrastrado por el suelo tus talones. Estoy empezando a preocuparme ahora -. - No hay motivo de preocupación, ni un poco - él llegó antes de que pudiera pararse y tocó su mejilla con la punta de los dedos. Eso lo quemó. Aquella conexión, algo que él había sentido creciendo en los últimos años. Ella se sentía tan bien. El miró sus pestañas inferiores, sus labios más llenos, más sensuales. Un rubor llenó sus mejillas, y la excitación que llenaba su joven cuerpo cada vez que se reunían los quemó por completo, calentándola vida. El era una Casta. El podía oler su humedad, la precipitación de sus dulces jugos llenando su coño, la preparación de su cuerpo para él. Ella no era mas una niña. Tenia veintidós años, edad suficiente. Lo suficientemente madura, él oraba, porque el era una Casta y un hombre duro todavía. Era una mala combinación cuando la lujuria estaba comiendo su interior. Cuando ella arrastró sus dientes sobre su labio inferior, a el le dolieron los dientes por mordisquearlo. Cuando su lengua los humedeció, él casi gimió con la erección que llenó sus vaqueros. - Dígale a su gente que espere - le advirtió a ella. - Te contactare y vamos a organizar la fecha y la hora. De acuerdo – ella asintió lentamente. - Y usted no perjudicara a mi familia? - ella le preguntó de nuevo. - Ellos no creen en lo que está pasando aquí, Del Rey. Este es su trabajo. Son militares. Ellos están siguiendo órdenes, al igual que sus hombres. Prométeme, no hacerles daño -. - He jurado eso, Anya - él retiro sus dedos de la seda lisa sobre su mejilla. - Mis hombres saben que son las fuerzas de tu familia. Vamos a saber dónde estarán ellos en el momento del ataque. Va a estar bien. Le prometo -. Y él estaba mintiendo. Su padre y primos eran soldados, pero tendrían que haberse hecho responsables de lo que Anya había hecho. Podrían haber ayudado a las Castas un millar de veces, pero no lo habían hecho. Ellos habían seguido órdenes.

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Todos los intentos serian hechos para no matarlos, pero ellos sufrirían por permitir que esta joven mujer asumiera los riesgos que había tomado para hacer el trabajo que estaba haciendo. - Confía en mí - susurró de nuevo. El aroma de su excitación intensificó el canturreo de su suave voz. La necesidad que llenó sus ojos lo hizo arrepentirse del dolor. - Yo confío en ti - una sonrisa tembló en sus labios. - Yo siempre he confiado en ti, Del Rey -. Lamentablemente, él sabía que pronto se retractaría. Anya conocía la feroz lealtad, pero ella también sabía odiar. Era una mujer cuyas pasiones siempre eran profundas, no importa de qué forma ocurrieran. Y antes de mucho tiempo, ella sabría sólo odiar al hombre que miraba con tanta añoranza ahora. Lamentable. Chamuscado dentro de él. Una emoción que nunca había sentido en su vida, y un sentimiento que no le gustó.

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CAPÍTULO 1

Anya estaba donde se suponía que debía estar, pero las cosas no estaban yendo como habían sido planeadas. Nada había ido según lo previsto. Cuando regresó a los laboratorios aquella tarde, a las pocas horas llegó el ataque. No hubo advertencia. No hubo ninguna llamada. Las alarmas de seguridad estaban sonando, las puertas de las celdas se estaban abriendo, toda medida de protección se pasó por alto y las cerraduras de las habitaciones de las armas estaban desactivadas. Ella empujó a los científicos detrás de una pared segura, escondida, que había encontrado el mes anterior. Evidentemente, ellos no habían estado aquí el tiempo suficiente para conocer todos los secretos de los laboratorios. Diez años atrás, el Dr. Chernov había sustituido a los científicos y trajo junto a él a su protegida, Sobolova, una científica mucho más joven. - No se vayan. No se muevan - ella les ordenó. - Permanezcan aquí hasta que ustedes escuchen sólo el silencio -. Pálidos, agitados por el shock, los dos científicos hicieron lo que se les dijo, se apiñan en la pequeña habitación mientras Anya rebasaba la puerta de seguridad cerrada y se apresuraba a llegar a las salidas que llevaban a la fría y desolada tierra de la superficie. - Anya, salgamos de aquí - Sofía Ivanova, uno de las auxiliares administrativas, se apoderó de su brazo y la arrastró a otra sala. - Vamos por aquel camino - señaló las escaleras. - Están libres. Yo te cubriré -. Cubrirla a ella? Anya miraba detrás de ella como desde los laboratorios, los médicos corrían con las armas desenfundadas. Ellos estaban disparando sobre el personal? Un shock la recorrió, rompió a través de su mente. Ella conocía a aquellos hombres y mujeres. Los conocía muy bien. Y que estaban disparando contra el personal tratando de escapar? - Corre, maldición! - Sofía la empujó a la salida. - Vete de aquí antes que yo tenga que disparate -. Anya corrió. Mientras ella corría, alimentó la furia y el shock de adrenalina corría a través de su mente. Este era exactamente el plan que ella le había dado a Del Rey para el rescate. No había él confiado en ella? El había atacado a sólo horas después de su regreso, sin darle tiempo para asegurar que su padre y primos no estén aquí.

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No, tenía que haber sido otra cosa, ella decidió en su desesperación, mientras ella subía corriendo las escaleras. Ella agarró del brazo a una mujer mayor, una de los secretarias, y la empujó delante de ella. - Rápido, María - Anya instó a la otra mujer mientras ella sollozaba y estuvo cerca de caerse. - Tenemos que apurarnos -. El resto del personal fue pasándolas a la carrera, mientras Anya, agarraba el brazo de Maria y la arrastraba con ella. María tenía hijos y nietos. El marido estaba enfermo. Ella era necesaria. Y además, ella compraba cookies a las Castas. Ella era amable y gentil. La puerta estaba rota por encima de sus bisagras, tumbada sobre un lado mientras las fuerzas de seguridad estaban agitando al personal, instándolos a apurarse, a darse prisa. Los guardias se cubrían con máscaras su cara para protegerse del frío. Era un frío glacial afuera, y María no tenía chaqueta para vestirse. - Corre a los cuarteles - le dijo a la otra mujer. - Estará cálido y seguro allí. Vamos a escondernos allí -. Ella corrió en el frío, consciente de los disparos, los gritos, el enfrentamiento de las fuerzas. Luego sólo tuvo conocimiento del duro brazo envuelto alrededor de su cintura, arrojándola contra un amplio pecho, y el cuchillo que tenia en la garganta. Pudo sentir el frío de la hoja presionando en su garganta, pellizcando la carne, en realidad, a un soplo de cortar su piel. - Kobrin, tengo a su hija -. Fuerte, haciendo eco a través del valle, ella conoció esa voz, sabía del gruñido que sonaba en ella y sintió el sollozo que rasgó su garganta. Traición. El la había traicionado. La agonía la rasgó con tal pena que ella pudo solamente jadear ante la realidad. El sonido de disparos de armas de fuego se desvaneció. El personal ya no se precipitaba a través de las puertas. Ella pudo oírlos en la entrada, sin embargo, sintió la tensión que espesado el aire. Del Rey. Ella sintió caer la primera lágrima. Oh Dios, ella había confiado en él. Ella había confiado en él tanto. - Estamos bajando nuestras armas - dijo su padre. - Tome las Castas. Váyase. Nosotros no lo perseguiremos, pero deje ir a Anya -. Ella miraba la cara pálida de su padre, sus primos se desplazan con él. Sus tres primos estaban de guardia esta sucia noche. Sus amigos estaban aquí, aquellos que la habían ayudado cuando ella les había pedido, pero ella no los había ayudado. Un disparo y su primo hermano cayó, agarrándose la pierna y gritando de dolor. Dos disparos más en rápida sucesión y los otros dos que quedaban estaban retorciéndose sobre el terreno. - ¡Basta! - gritó ella, sus manos arañaban el brazo envuelto alrededor de su cintura. 16

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- No. No. No hagas esto -. El dolor y la furia se apoderaron de ella. Ella miraba de nuevo a su padre miserablemente, sollozando con vergüenza por lo que había hecho. - El transporte aterrizará en sesenta segundos, jefe - era uno de los de Del Rey llamado Brim. A veces le habían llamado de Brimstone. Todos la habían traicionado. El pequeño equipo de hombres que se había convertido en amigos, en quienes ella había confiado, que les había confiado la vida de su padre y sus primos. - ¿Cómo puedes hacer esto? - ella sollozó. - Maldito sea, ¿cómo puedes hacer esto? -. - Anya, sigue tranquila, niña -gritó su padre. - Recuerda nuestro control, hija. Tus primos viven -. - Por ahora - Del Rey habló de nuevo arrastrando las palabras. - Dime, Kobrin, que has estado haciendo aquí mientras la primera Casta se creó, ¿alguna vez pensaste en ayudarlos? -. - Ellos viven – contestó su padre. - No he matado a ninguno. Esto no era un matadero - Del Rey rió detrás de ella. - Yo pienso tener a tu hija conmigo, Kobrin. Seguramente, creo yo usted no notificará a su fuerza aérea rusa, usted no notificará a nadie de lo que ha sucedido aquí durante seis horas. O ella morirá. Nos hemos entendido? -. - Déjela aquí - su padre pidió desesperadamente. - Le juro que nadie lo seguirá Del Rey se rió. - No, no me seguirán. Tengo el premio del Consejo de Genética las jóvenes protégées. Su hija, Kobrin. No me haga matarla -. Otro disparo y su padre tropezó, cayendo mientras Anya gritó por él. Extendió sus manos, sus dedos enroscados mientras ella fue despegada de sus pies, y el sonido de un helicóptero llegando pudo ser escuchado. Ella gritó por su padre, arañando y golpeando el brazo que la sujetaba. Pateaba, maldecía y sollozaba. La rabia la consumía mientras la traición llenaba de calentura su mente. El había mentido. Desde el primer momento el había mentido, y ella nunca lo perdonaría. - ¡Muévanse! - ordenó Del Rey mientras él corrió a la parte trasera del transporte detrás de los otros hombres que convergieron en el enorme y negro artefacto. - Cavalier, saca este cabrón fuera de la tierra -. Cavalier. Ella había organizado su transporte el año anterior. ¿Cuántos otros estaban aquí? ¿Cuántos de aquellos habían traicionado su confianza? - Para de luchar contra mí, Anya - Del Rey la mantuvo en su lugar mientras se instaló en el banco de metal, se puso el cinturón de seguridad, y el transporte se elevó.

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Ella no podía ver hacia afuera. Ella había perdido de vista a su padre. Perdido de vista su familia. - ¡Desgraciado! - gritó ella, luchando duramente mientras sus puños golpearon de nuevo en su rostro. - ¡Hijo de puta! Maldito bastardo. ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste? -. - ¿Cómo podía? -él gruñó, sacudiéndola para hacerle frente, sus ojos negros brillando de furia mientras sus labios señalaban sus caninos letales. - ¿Cómo se atreven ellos a dejar a una niña arreglar esto? ¿Cómo se atreven ellos a ponerte en más peligro que el que ellos tienen? Ellos tienen una bala en sus piernas en lugar de sus cabezas. Deberían estar malditamente agradecidos -. Ella abofeteó su cara. Su mano golpeó en su mejilla con la fuerza suficiente para quemar su palma mientras ella le abofeteaba de nuevo. Furiosa, enfurecidos gritos estrangulado su garganta, él sacudía sus brazos a su lado, sosteniéndola en su lugar mientras un gruñido desgarró su garganta. A continuación, presionó sus labios en los de ella. Ella intentó gritar de nuevo, pero él aprovechó la oportunidad para empujar su lengua dentro. El sabor de las especias llenó su boca. Ella tragó y sollozó en el beso, porque era bueno. Porque sus labios acariciaron los de ella como ella siempre había imaginado que haría. Porque sabía del calor y la pasión, y por haberle mentido. La había traicionado. Y ahora le estaba robando la mente. Ella estaba todavía llorando mientras él levantaba su cabeza y los brazos trabándola en su pecho. Sus manos cubriendo su cabeza, sujetándola junto a él mientras sus puños apretaban y golpeaban sus hombros. Ella lo odiaba. Ella lo odiaba. Oh Dios, ella lo odiaba. Y ella lo amaba. Y ella sentía como si su alma se había desmenuzado. Su guerrero Coyote la había traicionado. Había mentido, una y otra vez, traicionó todas las promesas que le había hecho. Él le había robado su inocencia antes de siquiera besarla, y se preguntaba si ella podría perdonarlo por esto. Del Rey miraba sobre su cabeza a los Coyotes que ahora se unieron a él. Castas, sus miradas planas y duras, mientras ellos lo miraban. Eran una amenaza que podía oler en el aire, sus hombres pudieron sentirlo mientras ellos lo rodeaban. - Mía - les dijo a todos, su voz fría, comandando. - Esta mujer es mía -. Las cinco mujeres Coyotes retrocedieron. Ellas eran las más peligrosos, él pensaba, sobre todo las más antigua, Sharone. Su mirada chasqueó de la forma de los sollozos de Anya. - Usted se equivoca - le dijo ella categóricamente. - Debería haber dejado con su familia -. - La pusieron en peligro. Son afortunados que viven -.18

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- No, mi amigo - ella sacudió la cabeza. - Usted será afortunado si vive. La traicionó, y ella no lo olvidará, ella no lo perdonará. Vemos la sabiduría en lo que hizo -. La venganza que todos sentimos era necesaria. Pero nos quedamos en nuestro lado, porque ella era nuestra también. - Ella mostraba a las Castas como salir de las instalaciones subterráneas. Y lo que ha hecho esta noche, ella hará que usted lo paga por cierto -. Ofertar a Anya?. Ella se enfurecería, ella podría odiarlo por un tiempo, pero había dejado a su familia con vida. Él la haría entender. - Manténgase alejada de mi camino - le dijo a ella, y el pensó en todas ellas. - Usted me juró lealtad a mí y a mi manada. No a esta chica. Cuando se trate de ella, no interferirá -. - Entonces usted se asegurará de que no se vea perjudicada en modo alguno - le habló ferozmente Sharone. - Nosotras lo seguiremos, Alpha, pero esa - ella señaló a Anya - es una de nosotras. Maltrátela, y nos maltratará a todas nosotras. Recuerde esto -. Maltratarla a ella? Él no tenía intenciones de maltratarla. Amarla quizás. Facilitando su ira, sin duda. Jodièndola hasta que ellos gritaran de placer, eso era un hecho. Ella lo perdonaría. El se aseguraría eso. Después de todo, no había matado a su padre o sus primos. Ellos vivían. Ellos simplemente estaban heridos. Y era el dolor que se merecieron. Mucho más de lo que había recibido. Él pasó sus manos suavemente por el cabello suelto de Anya. Sin la trenza, se había deslizado por sus hombros. El tomó la parte de atrás de la cabeza hacia él e inclinó la suya contra la pared del transporte. Era consciente de sus propios hombres mirándole, cuestionando su decisión. Ellos habían puesto en duda la conveniencia de esto cuando les dijo primero lo que planeaba. Él envió a la mitad de sus hombres, hace seis meses a Colorado, para asegurar secretamente las cavernas escondidas Haven, el recinto de la Casta Lobo. Ellos estaban preparando las cosas allí para su llegada. Aunque llegar en secreto, era primordial. Aquello significaba deshacerse del transporte e ir en grupos pequeños. Que fueran fácilmente manejables. Anya podría no ser tan fácilmente controlable, así como él estaba descubriendo como ella le respondía, era menos fácil de manejar que lo que él había imaginado. Bajó de nuevo su cabeza, sus labios tocaron los suyos. Su lengua estaba quemándose por el gusto de ella. Desesperados por otro de aquellos besos calientes y apasionados, la sensación de su boca succionándolo, reverenciando la estrechez de su lengua. El era consciente de los ojos que lo miraban, pero no podía retroceder. - Ellos deberían haberte protegido mejor, un poco mejor -susurró contra su exuberante labios. - Ellos merecían mi venganza. 19

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Levantó sus pestañas. Sus ojos estaban oscurecidos con la miseria y el dolor mientras un agotado sollozo rasgó de su garganta. - Me traicionaste. Me mentiste - ella gritó. - Yo nunca confiaré en ti nuevamente, Del Rey. Nunca podré confiar en ti -. El robó las palabras. No pudo soportar escucharlas, no pudo soportar el dolor o la ira en sus ojos o en su voz. Tomó sus besos. Sus labios como parte de él. El pudo sentir su lucha contra la necesidad, sintiéndola en ella incluso cuando ella gritó en la entrega. Y aún mientras él la besaba, supo que había algo no es como había sido la primera vez dentro de él. Un hambre, una necesidad, un infierno conduciéndolo a la lujuria formada dentro suyo que no tenía sentido, que desafiaba a la especie. El necesitaba esta mujer para sobrevivir. Y Del Rey siempre se había asegurado tener lo que necesitaba para sobrevivir. Culpó al lado Coyote de su genética. La sangre lo dirá y así, evidentemente, su ADN. Al menos en alguna parte. Tal vez debería culpar a la parte humana, él pensó cansado. Anya podría haberlo aceptado más fácil. Tres días más tarde Tres días. Se quemaba. Las llamas lamían sobre su carne. Furia, confusión, traición y dolor devoraron su mente, mientras que la más horrible excitación que podría haber imaginado nunca devoró su cuerpo. Tuvo que ser el sabor de su beso, pensaba. Ella estaba deseándolo. La necesidad de aquel beso la estaba matando. Y la estaba forzando como si realmente ella quisiera su beso ahora. Ella iba y venía por el dormitorio, estaba encerrada, vestida con pantalones de algodón suave y una camiseta que Sharone le había traído más temprano. Le había suplicado a Sharone que la ayudara a escapar. Ella tenía todo pensado. Todo lo que tenía que hacer era llegar a una ciudad y en contactarse con la embajada, que se ocuparían de todo. Ellos contactarían a su padre, y ella podría ir a casa. Podía olvidarse de Del Rey Delgado como si nunca hubiera existido. Y Sharone había estado a su favor. Anya lo había visto en sus ojos hasta que Del Rey había entrado furioso en la habitación, y echado a Sharone. Ahora, ella estaba sola. Solo para pensar, para preocuparse. Dios, su padre estaba acostado en la nieve sangrado, sus primos con él. Sus primos tenían familia, niños Quien los mantendría ahora? Los tiempos no eran buenos, en Rusia, la economía estaba débil en todo. Ellos perderían sus casas. Estarían en el frío. Su padre. Ella sorbió su nariz. ¿Quién le traería su vodka cuando estaba cansado y desgastado de tratar de manipular el Consejo de los científicos y los miembros? Quién vendaría su pierna? Las lágrimas se desprendieron nuevamente, de sus ojos. Ella debería tener un mayor control que esto. Su padre la había regañado por su pérdida de control. Pero eso fue algo que él hizo. Ella tenía el pelo rojo, le decía a menudo, igual que su madre. Y su madre

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había aprendido que sujetar su temperamento siempre la ayudó a sí misma y a otros, más de lo que la hizo perder. Ella no podía controlar sus emociones ahora. Ella no había sido capaz desde que los disparos habían sido despedidos. Desde que Del Rey la había besado. Desde que su mundo había explotado a su alrededor. Desde que algo había estallado dentro de ella. Ella presionó sus manos en su estómago. Agitó su abdomen y ella pudo sentir el pulso de la humedad entre sus muslos. Sus pezones estaban tan sensibles que el sonido de la camiseta era una tortura. Su clítoris estaba repleto y dolorido. Incluso cuando ella se había tocado, ella nunca había sentido esto. Que le había hecho? El tuvo que haberle hecho algo a ella. No había ninguna otra explicación. Ella iba y venía por la habitación, maldiciendo. Se enfurecía y luego lloraba. Ella injuriaba a Delgado Del Rey. - Del rey- su culo. No había nada real acerca de ese bastardo. - ¿Qué me hiciste - ella gritó, recogiendo uno de los pocos objetos del dormitorio, un cuenco de madera, y lanzándolo a la puerta. No la destruyó. El cuenco golpeó la puerta con un sonoro bang y luego cayó a la alfombra, mientras ella se derrumbó en el extremo de la cama, ondulándose, gimiendo con la necesidad murmurando a través de ella. Sus ojos estaban cerrados, y ella juró que probó su beso, sintió sus manos sobre su carne. Un toque, se dijo. Podría permitir un toque, sólo para silenciar la demanda furiosa de su cuerpo. Tal vez más un beso. - ¡No! - ella rechinó sus dientes. Ni siquiera un toque. Un toque daría lugar a otro y ella estaría mendigando. Dios le ayuda si él la besaba. Ella no sobreviviría. Y ella no quería besos mentirosos. Mentiras. Seis años de mentiras. Promesas que había roto hechas ante los demás. Ella se lo había advertido antes del rescate. Tendría tiempo para hacer que su padre y primos estuvieran seguros. Tendría tiempo para asegurar que el personal pudiera salir con seguridad en lugar de ser asesinado en la estampida por escapar. Ella había visto a los médicos que empuñan fusiles automáticos trasformándose contra los inocentes, personal de administración y técnicos del laboratorio tratando de escapar. Ella oraba para que los médicos estuvieran muertos. Ella oraba para que se asaran en el infierno. A diferencia de Del Rey. Oh, ella no quiere que él muriera. Ella lo quería vivo. Vivo y bien para poder matarlo ella misma. Ella llorisqueó mientras otro golpe de la sensación golpeó su estómago, la vagina, el clítoris. Fue como si un golpe de electricidad se metiera de un empujón dentro de ella. Chisporroteó y quemó y la dejó jadeando su necesidad mientras la puerta de la habitación se abría.

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Ella rodó a sus pies, tropezando, mirando al hombre que la estaba mirando con aquellos ojos negros del diablo. - ¿Qué me hiciste? - sus puños apretados a su lado. - No lo sé - él sacudió preocupado la cabeza. - Sea lo que sea, me lo hice a mi mismo también -. - ¡Desgraciado! No había quedado nada para tirarle. Había tirado todo lo que podía encontrar en los últimos tres días y el objeto final, ese maldito tazón, ahora, yacía a sus pies. - Estás mintiendo. Al igual que me mentiste durante todos estos años, estás mintiéndome ahora -. - No, Anya -. El sonido de su nombre en sus labios era demasiado. Ella gruñó, arañando cuando saltó sobre él. Ella estaba yendo a arañar los ojos mentirosos de su rostro Ella iba a hacerle el mismo daño que el daño que él le estaba haciendo. Agarró sus manos una pulgada antes de su rostro. - Pare esto, Anya, esto no está ayudando -. - ¿Crees que no conozco esto? - ella gritó, luchando contra él, la mente y el cuerpo desgarrado por conflictos de emociones y necesidades. - Me traicionaste, Del Rey. Me has mentido -. - Lo sé, nena - él mantuvo sus manos con una de las suyas, y la otra tocando su mejilla, moviendo su pulgar sobre sus labios. - Vamos a tratar con eso, te lo prometo. Pero necesito tu beso. Ahora -. - No - gimió ella, un largo sollozo de necesidad y desesperación, mientras presionaba su mejilla en la palma de su mano, probó un bocado de su pulgar. Oh Dios, él sabía bien. Tan bueno. Su lengua lamió más de la almohadilla y sus pestañas ondulaban. - Un beso más - él gruñó. - Entonces calcularemos esto afuera. Te lo prometo. - Un beso más - ella jadeó -Uno más. Ella estaba llegando a él, necesitándolo. Sus labios se abrieron debajo de los suyos, aceptando su lengua y el sabor que ella imploraba desesperadamente. Lo chupó en su boca y escuchó su gemido de placer. Ella se arqueada en sus brazos y rogó en silencio por más. Un beso más no era suficiente. Ella necesitaba que él la tocara. Demasiado malo. Tan malo que se apoderó de su mano y la empujó bajo su camisa. Luego sus manos estaban excavando debajo de su camisa, tocando en caliente, carne dura mientras ella sentía su mano tomar el hinchado montículo de su pecho. Oh esto era bueno. Su pulgar rastrillaba sobre su pezón y eso era mejor aún. La levantó en sus brazos, y un segundo después ella estaba extendida sobre la cama mientras él sacó rápidamente la camiseta sobre su cabeza.

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Sus manos enterradas en su cabello mientras sus labios cubrían su pezón. Ella rompió su camisa, antes que él levantara la cabeza, se la arrancó y se movió a su otro pezón. Su dura piel, con músculos como cables. Se flexionaba bajo sus palmas, sus uñas, mientras ella sentía sus manos empujando los pantalones de algodón que usaba. Estaba desesperada. Podía sentir la lujuria enfurecida viajando entre ellos, como si la electricidad los conectara, uno alimentándose del otro hasta que ella se estaba quemando por dentro y sabía que no iba a tener suficiente de él. Que necesitaba más de él. Un segundo más tarde se encontró extendida sobre su estómago. Sus dedos doblados en las mantas mientras ella abría los ojos y miraba aturdida la confusión en la cama. Sus caderas eran tironeadas para arriba. Callosos dedos corrían a través de los pliegues sensibles entre los muslos, y ella estaba mojada. Demasiado rápido, húmedo y caliente. Y se sintió tan delicioso que ella se extendía hacia las caricias. - Dime que quieres - él gruñó detrás de ella. - Te quiero a ti. - ella sollozó la respuesta en la cama, las lágrimas cayendo de sus ojos de nuevo mientras ella lo sentía detrás suyo. - Te quiero a ti -. Amplia, caliente, la cresta de su polla arremetió entre los pliegues húmedos. No me gusta esto. Presionó la cabeza en la cama. No me gusta esto, donde ella no podía agarrarlo a él, donde ella no podía encontrar una sensación de control o atención. ¿Por qué le gusta esto? Él presionó adentro y ella estaba loca de placer. Su espalda se arqueaba con la intensa pasión, un grito cayó de sus labios, parte de protesta, una parte de hambre. Ella sintió un chorro de fluido caliente llenándola, quemándola más. Sentía su sexo flexible y ondulado y dibujó en el. Con cada caliente impulso ella se volvía más sensible, hambrienta y necesitada. Debería decirle que ella era virgen. Debería decirle que no había hecho esto antes. Un grito arrancado de su garganta mientras él la horadò adentro de tres duros golpes. Cada pulgada. Y él era demasiado grueso, invadiéndola, estirándola, lagrimeo por su virginidad sin el dolor que había esperado, pero con más impacto que ella podría haber imaginado. Sus muslos más separados, sus caderas inclinadas más atrás y el estaba levantándose sobre ella, sus poderosos brazos asegurados al lado de su cabeza mientras él comenzó rempujar dentro de ella. Sus labios estaban en su hombro. Marcándola con pequeños besos, calientes y feroces justo debajo de su cuello. Ella se llenó con él. Podía sentir cada pesada vena en su polla, cada pulso de la sangre a través de él, y la estaba matando. Ella necesitaba más, quería más. Y estaba dándole más. Creciendo en su interior mientras ella sentía como su cuerpo apretaba. Los músculos se estrechaban envueltos alrededor de su erección, su clítoris 23

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palpitaba, pulsando y, luego, todo dentro de ella explotó en un cataclismo de luz y color que la hizo gritar su nombre. Ella se estremeció por su orgasmo, masturbándose debajo de él, mientras el siguió impulsándose fuerte y rápido, ganando velocidad, empujando dentro de ella mientras ella sentía más de aquellos pulsos de fluido caliente. Un segundo después, se oyeron gruñidos, y sintió algo chocante. Algo que ella sabía no podía ser natural. Esto no podía ser real. Su polla se estaba hinchada en un solo lugar. Haciéndose más grande, abriéndola más mientras ella sentía como su semen comenzó a chorrear en su interior. La genética animal, pensaba a distancia. El estaba bloqueado dentro de ella. Agarrado firme y seguro en el interior de los músculos de su vagina, de repente gruñó con fervor animal y sintió sus dientes perforar la parte superior de su hombro. Ella debería gritar de dolor. Ella gritaba de placer. Otro orgasmo más duro arrancó atravesándola, sacudiéndola, arranzando sus sentidos y la dejó perdida. Estaba tan perdido, con nada, ni nadie para agarrase. Arrojados a un placer tan violento, tan brutal, se preguntaba si ella podría sobrevivir a ello. Detrás de ella, Del Rey estaba gruñendo. Sus dientes apoderados aún de su carne, su polla todavía encerrada dentro de ella. Ella sollozó su nombre. Ella quería mendigarle que la sujetara, pero los últimos jirones de su orgullo sujetaron su espalda. El la había tomado como su presente, impersonal, y tenía que haberlo hecho por una razón. No le importaba. El mismo motivo por el que había disparado a su familia, la misma razón por la que le había mentido por tantos años. Porque Anya Kobrin, y el frágil amor que había estado construyendo en su interior para él, no importaba. Lo cual la dejaba sola, a merced de un hombre que ella sabía ahora, no tenía piedad. Él había cometido un grave error táctico y Del Rey lo sabía. La cólera que se había enconado dentro de él a través de los años había pasado por alto todo respeto a la lealtad que Anya sentía por su familia y amigos. Del Rey era un hombre que creía en la retribución. Él había sido ese tipo de hombre toda su vida, hasta que se sentó aquí y ahora, mirando en la oscuridad de su propia alma, y se dio cuenta que había herido un tesoro que no había sabido que poseía. El supo desde el momento en que la conoció que la iba a traicionar. Era la manera del mundo. No podía confiar plenamente. Nunca dio un control completo o la completa confianza otra persona, fuera de Brim. Al igual que había sabido que la retribución trataría a los guardias dirigentes, como él siempre había tratado eso. Ante siempre los había matado. El había traicionado sus golpes debido a Anya. Él no los había matado, sólo los había heridos. Su padre y sus primos sabían que fueron tratados justamente. Eran hombres de la guerra. La guerra tenia normas diferentes que los cuentos de hadas que vivían las mujeres jóvenes, tal como Anya vivió.

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Finalmente. Ella estaba durmiendo. Del Rey se sentó en la silla al lado de su cama, se vistió, apoyó su cabeza en sus manos mientras sus codos descansen sobre sus rodillas. Se sentó allí en el momento en que pudo retirarse de ella, tan pronto como el nudo que se ha hinchado en su polla había disminuido lo suficiente para tirar fuera de ella. Había tirado sus vaqueros hasta sus caderas y se había sentado para evitar que caigan al suelo. Y había permanecido allí, mientras ella en silencio, plegada sobre en sí misma, arrastró la manta sobre sus hombros y lloró en silencio hasta que se durmió. Ella no sollozó de nuevo. Ella no lo había maldecido o insultado. Se había replegado dentro de sí misma, y el no tenía idea de cómo traerla afuera. Bajó sus manos y las miró. Grandes manos. Las manos de un guerrero. Un asesino. Esas manos la habían sostenido debajo de él. Sus dientes la habían sostenido en su lugar. Había anudado su polla dura y profunda en su interior. Nunca había hecho eso. En toda su vida sexual, nunca había hecho eso a una mujer. ¿Por qué a esta mujer? Levantó a sus pies y prendió sus vaqueros antes de ponerse la camiseta. Podía oír a Brim, su segundo al mando, subiendo las escaleras hasta el segundo piso del dormitorio. Del Rey abrió la puerta mientras el otro hombre llegaba. Preocupado por la luz azul de los ojos que lo miraban. - Los vehículos están aquí - informó Brim -Esas mujeres de abajo están enojadas. Mira tus espaldas -. El no las culpaba. Infierno, alguien debería dispararle. - ¿Has contactado a Haven? - Los mensajes se han enviado, no contesta - informó antes de respirar reduciendo sus ojos. - Algo no está bien aquí, Del Rey. Usted tomó a la mujer? -. Del Rey gruñó. Anya no era negocio de nadie. Brim sacudió la cabeza. - Su aroma ha cambiado, se ha modificado, y el tuyo también. Algo está ocurriendo aquí -. Ese era el eufemismo del siglo. Se volvió a mirar a Anya. - ¡Prepárense para salir - dijo a su segundo al mando. - - Has que envíen otro mensaje a Haven. Necesito su médico. Ahora. Esto no puede volver a ocurrir, Brim. No sé qué diablos pasó aquí, pero no puede volver a ocurrir cerró la puerta y retornó a la cama. - Anya - susurró su nombre y ella se retrocedió. Era tan horrendo, su contacto?. El mayor placer que había conocido en su vida, y ahora ella retrocedía de él. - Vístete. Los vehículos están aquí y estamos saliendo. Ahora. No creo que quieras correr el riesgo que tratara yo mismo de vestirte - trató de hacerla enojar. No funcionó. Ella empujó las mantas como si el agotamiento que se apoderó de ella fuera doloroso. Vio mientras encontró su ropa y se fue al baño, cerrando la puerta detrás de ella.

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Él no la escuchaba sollozar, no escuchaba su llanto. Pero podía olerla, y como desgarraba su pecho. De alguna manera, había logrado apagar las llamas de fuego que eran una parte de ella. En este momento, su Anya olía a derrota. Y Del Rey lo sintió. Por primera vez en su vida, conoció el sabor de la derrota.

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CAPÍTULO 2

Tres semanas más tarde Si había una cosa de la vida de Del Rey que conocía con toda seguridad, era él mismo. Era Casta Coyote, y mientras él se informó en el Gabinete de Gobierno de las Castas, semanas más tarde, admitió poseer algunos de los peores rasgos de la Casta. Calculador, manipulador. La capacidad de ver una situación y al instante medir el tamaño de los cortes de carretera, los peligros inherentes en ella y encontrar una forma de seguir. Él no era un típico encargado del tipo de combate. Era un animal rebanadasus-gargantas-en- la- oscuridad, y él lo admitió plenamente. Durante diez años había conspirado para asegurar que él y su gente fueran parte de la reconocida Sociedad de Castas. El era, después de todo, un hombre que le gustaba estar en el lado ganador. La libertad de las Castas estaba en el lado ganador. Pero ahora, las apuestas se habían aumentado. Debido a su pareja. Demonios, nunca había capturado, tanto como una bocanada de información, a cerca de el apareamiento de calor entre las Castas y sus amantes. ¿Quién podría haber imaginado que la genética de la Casta se volvería contra ellos de tal manera y torturaría a sus mujeres como lo hizo? Por supuesto, ¿de qué otra manera una Casta tenía esperanza de tener a su mujer que, una vez, enterada de la naturaleza animal volviera con el apareamiento de calor? Él considera que era un negocio cancelado. Parecido a la carne herida que él había ordenado para la familia de Anya en represalia por los riesgos que ella había tomado durante seis años. Si tuviera que volver y dejar a los hombres ilesos, entonces el Consejo de Genética tendría que haberlos matados. Es así de simple, cuando un hombre hace lo correcto. El fantasma del Coyote no era hombre misericordioso cuando se trataba del enemigo. Si el Consejo hubiera sospecha que había mostrado misericordia a cualquiera, salvo a la mujer que había secuestrado, entonces instantáneamente ellos habrían sospechado que los hombres participaron en el complot para liberar a las Castas de dicha instalación. Anya que no había querido escuchar la explicación. Ella se negó a hablar con él, una vez que el médico de la Casta, Nikki Armani, la había llevado desde las cuevas. A petición de ella, él tenía negado cualquier contacto con ella. El entendía ahora mejor por qué su furia había aumentado ante el pensamiento de los riesgos que ella había tomado. ¿Por qué él había puesto a dos hombres de guardia en 27

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las instalaciones, en todo momento, con la seguridad que si el Consejo enviaba soldados a recogerla, ella podría ser rescatada. Había sido demasiado protector con ella, y había reconocido esto. Sus hombres habían reconocido esto. Ellos tenían una huella muy fina a su alrededor adonde aquella niña fue una preocupación por muchos años. Y el conocimiento del calor del apareamiento explicó aquellos impulsos de Del Rey que había corría riesgos como nunca en cualquier otro momento. También explicó su conciencia, desde la primera vez que la había visto, que de alguna manera, él la traicionaría. El cálculo y la manipulación, la astucia y visión. Esos rasgos eran parte del maquillaje de las Castas general, pero los Coyotes tenían de ellos en abundancia. Así como una saludable dosis de cierta pereza, pero las especies no pudieron ser perfectas, se dijo a sí mismo. La pereza no se extendía a los trabajos, sólo a la vida en general, y él fue aceptando aquello en sus hombres, como en él mismo. Podían holgazanear en su tiempo libre, pero el trabajo tenia que estar hecho según sus exigentes especificaciones. Ahora había una misión mucho más importante frente a él. La adquisición de su compañera del Gabinete de Gobierno de las Castas. Necesitaba establecer normas, se dijo a sí mismo. Anya tendría que necesitar su libra de carne o él nunca tendría la oportunidad de tomarla de nuevo. El entendió su arrogancia. No entendía las emociones de una mujer, pero las mujeres Coyote que el había recatado, le han informado con bastante rapidez que la mejor forma de aprendizaje de las emociones es rápido. Ellas le habían jurado lealtad, y la búsqueda de la alianza de la manada con la Sociedad de Castas. Aquella lealtad era profunda. Ellas no romperían su palabra. Pero si él tomaba su libertad de elección de ese momento en adelante, entonces fomentaría resentimiento. Tanto en las mujeres, como en las manadas que dirigía. Era una pizca de su orgullo. Era una pizca de su ira. Durante tres semanas había sido separado de su pareja, sabiendo que estaba en el subsuelo de las instalaciones de investigación de las Castas analizando el apareamiento de calor. Conocía dentro de él que esas pruebas la estaban dañando. Podía sentirlo, sabía eso en una parte de su alma cuya existencia no conocía. Y que había sido incapaz de apresurar su camino hacia ella. Las cinco mujeres Coyotes se quedaron con ella. Ellas eran su seguridad que si ella preguntaba por el, el lo sabría. Si ella quería librarse de las pruebas, entonces ellas vendrían a buscarlo. Le informaban diariamente y cada día le dijeron que ella no quería verlo allí. Ella no quería volver. Pero él veía en lo profundo de los ojos de las mujeres que ella sufría. Su compañera sufría y él iba a ayudarla a detener esto.

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Ahora él se sentó en la sala de reuniones que habían establecido para un tribunal de Castas, alguien le dijo que nunca se había celebrado en los once años de historia del establecimiento de las Castas. Un cuadro de doce hombres y mujeres elegidos entre todas las especies para oír las demandas de separación de su pareja. Él sabía cómo terminaría esto. Él sabía, y el dolor que le produjo lo sorprendió. Aceptar la verdad y el mando de cada batalla nunca había sido un asunto difícil para él. Pero esta vez, viendo el camino que se extendía delante de él y sabiendo lo que hay que hacer, se desgarró. El temperamento de la genética animal que nunca sacaba a la superficie, lo irritó con caliente furia. La misma furia que vio brillar en los hermosos ojos de zafiro de su compañera. Él maldijo, se enfureció, y vio cambiar su vida ante sus ojos. Una petición de separación de una compañera nunca había ocurrido, era la primera vez en los once años desde que las Castas habían conocido el calor del apareamiento, el calor y el sufrimiento por él. No hasta Anya Kobrin, hace tres semanas, había presentado pruebas para completar la investigación que necesitaban los médicos para crear una base de terapia hormonal, que controlaría los síntomas del calor. Le habían advertido que no era cura, sino una mera ayuda. Le habían dicho que nunca sería libre del hombre que ellos llamaron su compañero, pero ella tendría el tiempo que necesitaba para averiguar qué diablos había pasado con su vida y cómo se había ido al infierno tan rápido. Ella miraba al Tribunal de las Castas sentada en una mesa frente a ellos. Nueve hombres y tres mujeres procedentes de todas las especies de las Castas. Lobos, Felinos, Coyotes. Del Rey y Sharone estaban allí para representar a los Coyotes. Su compañero y una de sus más queridas amigas. Su compañero, ella deseaba que se mofaran del titulo como ella se reía de él. Estaba furiosa. Enfurecida. Despreciada. En tres semanas no había olvidado la única denuncia que tenía contra él. Su atención se centró en un hombre y la mujer joven a su lado. Cassandra Sinclair, hija de un miembro del tribunal, Dash Sinclair. Dieciocho años, Cassandra era delgada, con pelo negro largo y luminoso, ojos azules casi pálidos. Ella tenía los rasgos perfectos que todas las Castas tenían, aunque ella era lo que ellos llaman un híbrido, una niña nacida de esperma de Casta que había fecundado un ovario que no había sido modificado por la genética necesaria para crear las Castas. Su madre había sido inseminada artificialmente y Cassandra llevó a término. Ella estaba allí, aún a pesar de las Castas. No había duda mirando el aspecto más largo de sus caninos al costado de su boca.

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- Señoras y señores del tribunal,- Cassandra anunció. - Tienen ante ustedes una petición de separación entre la Casta Del Rey Delgado y su compañera biológica, Anya Kobrin. Estoy actuando en nombre de la Srta. Kobrin y oficialmente requiero una solicitud de orden de separación y limitaciones a ser impuestas a la Casta Coyote del Alfa Del Rey Delgado y que se le de refugio en Haven mientras el Alfa Delgado se encuentre residiendo en la base de la Casta Coyote que ha establecido -. - Pedimos también que al Alfa Delgado le sea denegado su petición de tener acceso a su compañera, según sus deseos. En este momento, Miss Kobrin está dispuesta a contestar las preguntas del tribunal y ha jurado sobre los principios de la Ley de las Castas que su respuesta será veraz y sin perjuicio de Alfa Delgado -. Hubo un movimiento en la mesa a cada uno de los miembros, a excepción de Del Rey y Sharone, dieron otro vistazo a los papeles. Cassandra se sentó, con compuesta expresión mientras el tribunal se volvió a ellos dos. - Tenemos sólo unas pocas preguntas, Sra. Kobrin. Simplemente aclaraciones a su declaración - Jonas Wyatt, el director de la Oficina de Asuntos de Casta, inició el proceso. Misteriosos ojos plateados mirando a Anya rodeado de exuberantes pestañas negras. Su expresión era fría e imponente, y quizás sobre sus labios había un leve toque de cruel arrogancia. - Para empezar, me gustaría aclarar para el tribunal que, efectivamente, usted trabajó con un hombre que conoció primero como el Espíritu Coyote y, por último, por su verdadera identidad, Del Rey, durante un período de seis años, para eliminar a los espías de la manada Coyote en la instalación en la que usted encabezaba la administración y los asuntos internos de seguridad de la instalación -. Anya respiró lentamente. Ella juró que podía oler a Del Rey. Un sutil toque de picante, intensamente sexual y cálido de macho. Lástima que él no estuviera dispuesto a compartir alguna de estas cualidades con ella. - Es cierto - ella respondió. - ¿Usted contactó al hombre enviando el primer mensaje? - le preguntó Jonas. - Lo hice - ella asintió. - Y era consciente que el fantasma del Coyote tenía la costumbre de matar al jefe de las fuerzas de seguridad de las instalaciones que atacaba a lo largo de los años? -. Bonificaciones que tomaban las Castas Lobos, Felinos y Coyotes que él consideraba aceptable por los riesgos del rescate? -. - Yo era consciente de ello - ella afirmó. - ¿Y por qué cree que no hizo daño a su familia entonces? - él le preguntó, su voz cada vez más fría.

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- Su padre manejaba los parámetros de seguridad y entrenamiento. Era consciente que la instalación y las leyes internacionales estaban en contra de las instalaciones? Que hizo que el Coyote Fantasma no matara a su padre? -. Porque ella había creído en su palabra. Ella había confiado en él. Y durante los seis años que habían trabajado juntos, ella había creído que algo más que un trabajo los vinculaba. - Él juró antes que nos reuniéramos que mi familia no sufriría - ella le dijo. - Él juró durante seis años mientras yo hice lo que me dijo, arriesgándome a mí y a mi familia si yo era capturada, que ellos no serían sancionados o perjudicados al menos si no había otro recurso pero los hirió a ellos para proteger a los suyos. Teníamos un acuerdo -. - Usted tiene en los correos electrónicos seguros que han sido recuperados, Director Wyatt, una copia de la declaración de la Sra. Kobrin - Cassandra interpuso. Jonas la miró levemente sorprendido. - Yo no necesitaba pruebas de su declaración, Sra. Sinclair - le dijo. - Yo simplemente necesitaba clarificar que ella era consciente de los riesgos de contactar al Alfa Delgado antes de que ella lo hiciera -. - Sra. Kobrin - Merinus Lyon, esposa y compañera del Alfa Lyon, el orgulloso dirigente felino, habló entonces. - ¿Usted se sintió, en cualquier momento, violada? -. La cuestión tenía una tensión mortal empezando a llenar el aire. Anya no había previsto esa pregunta. - Nunca me sentí violada - ella respondió. - No, usted no - Merinus acordó. - Usted ha solicitado a este tribunal una separación de un hombre que sabemos de hecho es su compañero biológico y, que nosotros sospechamos, su compañero emocional. Los compañeros no se hacen esto, no importa la ira o los malentendidos. Como mujer, como parte de este tribunal, me gustaría entender por qué usted ha tomado esta postura -. - Yo no fui violada - ella sacudió la cabeza. - No por Del Rey. Me sentí violada por la locura de estas leyes que estoy obligada a respetar, y me siento violada por un fenómeno hormonal del que ni el Alfa Delgado ni yo misma teníamos el control. No tuve más remedio que aceptarlo como un amante a causa de la pérdida de control que esta conexión biológica forzó. Me molesta que este tribunal considere que domino lo que siento cuando está presente Alfa Delgado. Y me molesta que la elección pudiera ser tomada fuera de mis manos. Esto, primera leona, es el peor tipo de violación -. Merinus la miró por largos momentos antes de inclinar su cabeza en acuerdo. - Gracias, Sra. Kobrin, por la aclaración -.

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El silencio llenó la sala de reuniones entonces, como si los hombres y mujeres al frente del tribunal no hubieran esperado su respuesta. Y ella podía sentir a Del Rey mirándola. Desde la esquina de su ojo pudo ver la oscuridad, la tristeza empollando en su rostro. - ¿Diría usted, Sra. Kobrin, que tal vez usted y Alfa Delgado han sido forzados a una situación que ninguno de ustedes quería? - el Alfa Lyon le preguntó luego. - Yo diría eso - dijo ella. El orgullo alfa volvió a su descanso. - Sin embargo, usted ha visto la exposición del Alfa Delgado que su intención era llevarla fuera de estas instalaciones y reclamarla a usted como su amante. Usted tenía dieciséis años cuando él la conoció. A partir de ese momento, él era consciente no había posibilidades que la dejara allí. No había chances que evitarán convencerla a que usted permanezca con él -. Ella miró ferozmente a Del Rey entonces. - Entonces él debería haber sido cuidadoso con el pedido de que mi familia no resultaran heridos - afirmó. - Una vez que llegué aquí, él no debería haberme negado la solicitud de contactar a mi familia -. - Incluso si ese contacto amenazada su familia - le preguntó el Alfa Lyon luego. - Sra. Kobrin, poniéndose en contacto con su familia, usted los pondría en la posición que el Consejo de Genética tuviera pruebas que ellos pueden usar en su contra. Su principal objetivo en este punto es captar compañeros de Casta. Podría su padre ser usado para arrastrarla desde Haven? Daría su vida por su familia? -. Sus labios temblaron. Ella miraba a Cassandra. Ella no había consideró eso. El Consejo rara vez golpeaba a los seres humanos más, porque la propaganda en contra de ellos era muy fuerte. Cassandra la miraba con simpatía. - No - susurró ella finalmente. - Yo no sabía esto -. - Sin embargo, le fue enviada la declaración del Alfa Delgado, explicando sus motivos y sus acciones, la cual le dio este tribunal - Callan declaró además - ¿Ha leído esa declaración? - ella sacudió la cabeza. Ella no las había leído. Ella no quería leer o escuchar sus razones. - No habrían hecho diferencia - finalmente les dije claramente. - Me ha mentido, innumerables veces. Destruyó mi confianza en él, y sabía durante seis años que iba a hacerlo. Yo no confío en él, Alfa Lyon. No cabe duda que esta petición de la separación es sincera. Le prometo. Lo es -. - Sra. Kobrin - Gunnar Wolf, el lobo alfa de la manada, habló entonces. - ¿Está usted enamorada de él? - ella se sacudió sorprendida por la pregunta.

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- Mis emociones no entran en esto, Gunnar Alfa - ¿Ella lo amaba? Hasta ella estaba dolorida con esto. Le iba ella a permitir controlar su cuerpo y su vida a causa de ello? No en esta vida. Wolfe la miró por largos momentos antes de asentir con la cabeza lentamente. - Tal vez tienes razón - finalmente aceptó. - Quizás esa es la pregunta que deberíamos hacerle al Alfa Delgado - Cassandra propuso entonces, girando la cabeza a Del Rey mientras Anya tomó aliento con temor. Ella sabía la respuesta. - Alfa Delgado, ¿está usted enamorado de la Sra. Kobrin? -. Del Rey la miró. - No puedo decir que estoy enamorado de ella - dijo finalmente. - Soy un soldado, Sra. Sinclair, no un maldito poeta. La reclamo. Como resultado, ella es mi compañera. Nadie más debe entrar en esto -. Anya bajó su cabeza y miró sus manos, la esperanza disminuyendo en su interior, no más de segundos después que había quemado a través de su alma. Si hubiera dicho que sí, ella hubiera seguido adelante con esta petición? Sabía que no. Ella no podía haberse negado si él hubiera jurado que la amaba, aunque ella sabía que su palabra no vale la firma que había estampado en sus declaraciones. - Veo - dijo Cassandra fuertemente, la cabeza levantada para mirar atrás a las mujeres en el tribunal. - Y nosotras nos preguntamos la necesidad de una joven mujer de ser separada del hombre que sólo la reclama - suspiró. - Sra. Sinclair, quisiera hacer una pregunta – pidió Del Rey, su voz con pereza como su posición agachada en su silla. - Por supuesto, Alfa Delgado - dijo Cassandra con un toque de sorpresa. - Tenemos varios hombres acoplados en este tribunal. Alfa Lyon, Alfa Gunnar, Jacob Enforcer Arlington, y Enforcer Aiden Chance. Díganme, señores, ustedes aman a sus compañeras cuando el calor del apareamiento los reclama? -. Cada hombre gesticuló fuertemente. - Tal vez simplemente nosotros no sabíamos que eso era amor - Alfa Lyon dijo finalmente con diversión mientras él miró a su esposa a su lado. - Pero sin duda, Alfa Delgado, hemos aprendido bastante rápido -. - ¿Quién puede decir que no puedo aprender también? - Del Rey se encogió de hombros. - Ser un Coyote no me hace tonto, sólo menos dispuestos a reconocer la emoción, creo. Por la separación de ella de mí, mi compañera está robando la oportunidad de ambos -. - Él es muy hábil con las palabras - Cassandra murmuró bajo su respiración. - Él está en eso - Anya dijo tristemente. - Él es muy bueno en torcer las palabras -.

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- También me di cuenta de que la Sra. Kobrin es decididamente menos honesta en su respuesta a esta misma pregunta - señaló Del Rey luego. - La Sra. Kobrin tiene derecho a solicitar que sus emociones no sean cuestionadas Cassandra sostuvo. - El calor del apareamiento y los efectos psicológicos probados son claras bases que ella no será cuestionad en relación con las emociones que puede no tener en claro en este momento -. Del Rey curvó burlonamente los labios, sus ojos negros brillaban con conocimiento mientras Anya levantó la cabeza y lo miró de nuevo. - Si yo no hubiera herido a su familia y dejado en claro mi intento de dañarlos, entonces ellos habría muerto - dijo entonces. - El Consejo los habría matado y yo lo sabía. Pero, voy a admitir, incluso sin ese riesgo, que ellos hubieran sentido mi ira. Ellos la pusieron en peligro desde su infancia hasta el día de su secuestro. Han sido castigados por su falta de preocupación por su bienestar. Esa fue la decisión detrás de mis acciones, correctas o incorrectas. Si yo supiera entonces lo que sé ahora, lo haría? Tengo que decir que sí - continuó. - Yo la he reclamado y reclamo todos los derechos de venganza en su nombre. Sus emociones y la falta de entendimiento de los hombres de guerra, resulta evidente. Ella no tenía ni idea que poco consideraban su bienestar aquellas personas que ella amaba – con esto, se inclinó hacia adelante. - Ella quiere una petición de separación. Muy bien. Ella la tiene. Seré condenado, si tomara una compañera o una mujer que afirma que los vínculos entre nosotros no son más que la violación - él se dirigió a Jonas a su lado. - Director Wyatt, acepto su oferta como ejecutor de la Mesa sobre la condición que mientras estoy arriesgando mi trasero por su libertad, una vez más, ella requiere permanecer en la Base y supervisar las Castas Coyote que la miran por apoyo. Esos hombres y mujeres que nosotros sacamos de allí necesitan tiempo para aclimatarse y ella es la fuerza guía que ellos miran -. Las cejas de Jonás se arquearon. - ¿Cuánto tiempo cree usted que será necesaria esta aclimatación? - preguntó. - Estoy segura que a la Sra. Kobrin le gustaría una serie de tiempo. Ella parece bastante talentosa en el ámbito de la fijación de límites -. - Un año - declaró Del Rey. - Ella recibirá el aviso de mi retorno a supervisar los militares y los paquetes económicos de la manada entre las misiones -. - Usted declaró que necesitaba más hombres para golpes rápidos que se realizan en contra de las instalaciones y los grupos enemigos - él aseveró. - Parece que soy tu hombre -. - Estas son misiones peligrosas - aseveró Jonas mientras él miraba a Anya en estado de shock. 34

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- Los compañeros no tienen esas misiones -. Del Rey se rió duro y frío mientras se levantaba. - Parece que ya no soy un compañero, Director Wyatt. Yo sólo soy el pobre bastardo -. Con ello, se movió de la mesa, acechando la mesa donde Anya estaba, su porte de características salvajes, apretando con rabia, mientras el andaba con paso majestuoso a la gran puerta doble, levantó sus manos y golpeó a través de ellos. El choque de metal contra el metal mientras las puertas rebotaban en las paredes tuvo un retroceso violento mientras ella lo miraba. - Está loco - ella susurró. Cassandra rió. - Si. Eso es un Coyote para usted. Nunca los hemos acusado de ser cuerdo -. - ¿Puede él hacer esto? - ella preguntó. - Él aceptó la condición de compañero. Esto se supone esta en contra de las normas o algo así, ¿no? -. Cassandra la miró maliciosamente. - O algo - suspiró. - Bueno, mira el lado bueno, quizá no tengas que verlo de nuevo muy a menudo -. Ella agarró el brazo de Cassandra, evidente furiosa. - Él podría ser asesinado -. - Podemos estar todos muertos, Anya -- Cassandra le dijo, con voz fría ahora. - Somos Castas. No se nos quiere ser libre, ¿recuerdas? Estamos todos en peligro. Él fue justo aceptando un riesgo que otros machos emparejados están forzados a renunciar. La orden de separación cambia estas normas. Él puede hacer lo que diablos quiera ahora -. Incluso arriesgar su vida. Anya se volvió y deja que su mirada encuentre la de Sharone. Su amiga estaba desgarrada, ella podía verlo. Dividida entre la lealtad a la manada y la amistad. Entonces, la expresión de Sharone se aclaró y una pequeña sonrisa tocó sus labios mientras ella la miraba. Una de triunfo. Anya entendió que al menos ella entendía la decisión de Del Rey de marcharse.

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CAPITULO 3

Ocho meses después Del Rey miró la noche mientras el heli-jet se acercaba a Haven. El cielo estaba claro, las estrellas sembraban el cielo de medianoche y una vibrante luna llena brillaba sobre la tierra con rayos dorados. El anillo de bosques cercano a las doscientas hectáreas de valle que ahora la Casta Lobo comandaba, era bastante más, que la docena de hectáreas que habían tenido antes. Tierras federales les habían sido concedidas mientras más funcionarios del gobierno dentro de los EE.UU. demostraron ser parte del Consejo de Genética de rangos inferiores Obtener archivos secretos desde las selectas agencias ha representado una afluencia de dinero a través de los canales, así como de armas y militares. Doscientas hectáreas de Bosque Nacional Uncompahgre, hasta ahora, habían sido transferidas a la Casta Lobo. Otros quinientos acres esperaban a ser cedidos en el próximo año. El valle de la Casta Lobo reclamado como hogar, estaba dentro de la vista del acantilado que las Castas Coyote habían invadido alrededor de ocho meses antes. Aquella única montaña se les había dado a los coyotes por el hecho que representaba una amenaza para el valle y no había sido parte original de la tierra Haven. Era el hogar de Del Rey y estaba decidido a volver. Había terminado la investigación en Productos farmacéuticos Engalls y en una división de esa compañía, Brandenmore Investigación. Las dos empresas están trabajando secretamente en una droga que iba a controlar la libre voluntad de las Castas. La investigación había tardado más de lo que había creído originalmente. No había regresado la base en más de dos meses. No había olido a su compañera en dos meses. Había tenido demasiado tiempo para pensar y demasiado maldito tiempo para arrepentirse. Y estaba enfermo de estar fuera de la Base, de estar lejos de su compañera. - ¿Dónde crees que comandaremos la próxima? - Brim ahogó un bostezo mientras el piloto contactaba la base Haven y se acercaba a su espacio aéreo. - No vamos a volver - dijo Del Rey, su mirada aún en el cielo nocturno. El silencio fue demasiado largo. - Usted prometió al tribunal un año - le recordó Brim tranquilamente.

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- Sé lo que dije - él gruñó. - Vamos a ir a joder a la playa por unas semanas aquí y allá. Diablos, llevaremos a las niñas a el maldito Disneyland o alguna mierda. Yo he tenido esto, Brim. Esto es una mierda. Mí compañera maneja mi maldita base mejor que yo, y encima mío - se dirigió a su segundo al mando y guardaespaldas - ¿Has leído ese maldito informe que Sharone finalmente nos envió? Se trata de un desastre anunciado Iba a empezar a sudar de nuevo. Diablos, cuando leyó el informe original, él juró que sus manos tenían temblores. Su compañera era malditamente demasiado espléndida, audaz y valiente, y las mujeres guardaespaldas que él le había permitido eran justo como un maldito mal. Pasó su mano sobre su cara y sacudió la cabeza. Ocho meses. Un hombre puede pensar, conspirar y planificar mucho en ocho meses. Cuando regresó a ella, sin embargo, sabía que había llegado a su límite. El límite de Del Rey había llegado. -Sería bastante fácil poner otro equipo en Engalls y Brandenmore con nuestra información - dijo Brim. - Todo lo que ellos necesitan ahora es conseguir la prueba - La mejor prueba vendrá pronto - Del Rey gruñó. Brandenmore y Engalls, directores generales de las dos empresas que estaban investigando, casi habían sido la causa de varias muertes de las Castas, así como un bibliotecario en el Estado de Virginia quien había pasado por alto sus intrigas. Comenzar forzados a liberarlos para obtener información, había dejado un mal sabor en la boca de Del Rey. La información había llegado. La información que salvaría la vida de una joven mujer, y los conocimientos médicos suficientes para preparar unos análisis en el caso de otra Casta fuera infectada con la droga. Pero maldito si él no había querido matar a los bastardos que aún siguen caminando por las calles. Presumidos, pagados de sí mismo, Phillip Brandenmore y Horacio Engalls eran los peores que la humanidad pudo producir. Ellos llamaban a las Castas animales, él rió en silencio. El negro heli-jet arribó, sigilosamente, y se posaron sobre la pista de aterrizaje encima de de la alfombra de l a entrada de bienvenida a las puertas del recinto de la Casta Lobo, Haven. Las puertas se abrieron silenciosamente, y altas, oscuras y silenciosas figuras, se trasladaron con letal precisión sobre sus pasos que los llevaron al lado del edificio y de la puerta de entrada. Del Rey y su equipo no hicieron ruido mientras entraron en el edificio seguro, se trasladaron a través de los protocolos de seguridad y, a continuación, entraron en el cerrado recinto de la Casta Lobo por una puerta inferior. -Alfa Líder Delgado, tenemos un vehículo esperándolo a usted y a sus hombres - una escolta de la Casta Lobo dio un paso adelante en la poca luz que rodeaba la parte exterior de la estructura. - Alfa Líder Gunnar y el Gabinete de la Casta Lobo se han reunido como usted lo requirió 37

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Del Rey dio un suave cabeceada. Hizo señas a dos de sus hombres para que vinieran con él, a los otros dos le hizo una señal silenciosa para volver a su propia base dentro de los acantilados que se alzaban alto por encima del pacífico valle. Brimstone y otro miembro de su equipo fueron con él, también eran parte de su seguridad como Alfa: Cavalier, el Casta que Anya había ayudado a rescatar antes del recate principal. Ella nunca había entendido por qué él tomó sólo unos pocos a la vez. Eso había sido imprescindible para eliminar a los espías, para mostrarle a ella que aquellos que ella ayudaba la traicionarían. Y cuando llegaran a su manada, él quería la garantía de la lealtad. Cavalier tenía información que necesitaba y una vista de la instalación que, incluso Anya y Sharone no habían sabido darse cuenta. El viaje al cuartel general de la manada en el centro del recinto no era largo. El valle era de casi doscientas hectáreas de pastizales, de siglos de algodón, bosques de pinos y robles. Ellos protegieron las cabañas y edificios en el interior, profundo y debajo de la base de las montañas que se levantaban por encima de ellos, estaba un centro de mando conocido sólo por los Felinos o el propio gobierno norteamericano. Llevó tiempo, sin embargo, para pasar la seguridad del edificio principal del cuartel general. Un viaje en ascensor los llevó hasta las entrañas de la base, y luego ellos tenían otro viaje a través de acero y cemento a la base militar abandonada a la que la Casta Lobo les había dado acceso. Durante los últimos siete años desde que se había establecido en Haven, la mayoría de los trabajos habían sido para defensa de la base de operaciones. Por encima de ellos, el valle sereno reflejaba una historia de amor de la naturaleza, privado y cordial, si se pasaba por alto los guardias armados ocultos en las montañas y en la protección de las ramas de los árboles. Debajo estaba el corazón y el alma de la seguridad de Haven, y corría como una máquina bien engrasada. - El gabinete está esperando en la sala de reuniones número tres en el tercer nivel el guardia de la Casta Lobo dijo e inclinó la cabeza mientras ellos entraron en el ascensor. - Dash Sinclair y su familia llegaron justo delante de usted Dash Sinclair había ascendido rápidamente hasta las filas jerárquicas de las Castas desde su revelación de la condición de Casta. Una Casta con genética recesiva, que había escapado del laboratorio a los diez años. Él había estado en el sistema de hogares de guarda de América, había sido educado y estuvo en el ejército hasta que la carta de una niña lo trajo de nuevo a América y despertó el animal que había permanecido reprimido dentro de él. Su hija, Cassandra, tenía aún una herida con Del Rey, pero él sabía que ella había estado herida durante varios meses antes, durante una operación, en la cual ella no debería haber estado en el medio.

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- ¿Cómo es la recuperación de la Sra. Sinclair? - preguntó. Odiaba la lógica de la mujer, su capacidad para argumentar a favor de todo lo él que había rechazado con cada parte de su alma, pero él había visto el propósito, estaba en la mirada de la compasiva mujer, el día en cuestión que había defendido la libertad de su compañera. - Ella está mucho mejor – asintió el guardia. - Está aquí, en Haven en la actualidad bajo el cuidado del Dr. Armani. Todavía nosotros no hemos aprendido a quienes irrumpieron en su habitación esa noche Cassandra Sinclair había tenido un visitante, mientras estaba en un estado cercano al coma, rodeada de Lobo y guardias de Casta felina. Alguien había conseguido hacer un agujero en una ventana a más de doce pisos por encima del suelo, caer en su cuarto y enviarla dentro de gritos de histeria. Lo último que Del Rey había oído, es que ella no tenía idea de quién o qué había estado allí con ella. Del Rey agarró su mandíbula mientras el Casta Lobo lo miraba expectante. Cada vez que había llegado a Haven, siempre en secreto, siempre bajo la cobertura de la noche, el Casta Lobo lo miraba con la misma expresión. Como si esperaran que él preguntara lo que él no tenía intención de preguntar: ¿Cómo estaba su compañera? - Aquí estamos - el ascensor se estremeció al parar depositándolos en otro corredor de acero y cemento. Agua, electricidad y otros tubos corrían a lo largo de las paredes. Los monitores mostraban los pedidos en general y las Castas Lobo, Felinas y Coyotes se movían junto a una gran variedad de seres humanos que se habían alineado con ellos. Algunos con portapapeles, algunos conversando con compañeros, todos ellos estaban fuertemente armados y preparados. Del Rey, Brimstone y Cavalier seguían detrás de sus escoltas, hasta que llegaron a una puerta, del mismo color gris que el resto de la base operativa. Pasó al interior solo, ya que cuando la puerta se abrió, Del Rey indicó a los otros dos que esperaran por él, mientras él enfrentaba el Gabinete de la Casta Lobo que habían llegado todos juntos. Había seis de ellos. Así como había seis en el Gabinete de la Casta Coyote, seis del Gabinete de la Casta Felina. Dash Sinclair, el lobo alfa de la Casta Lobo Gunnar; Aiden, una clase de ejecutor; Jacob, los cabecillas de la seguridad de Haven; Faith, la esposa de Jacob y enlace con las demás manadas; Hope Gunnar, la esposa de Wolfe, y la Loba, segunda al mando de Haven. - Del Rey, la bienvenida de nuevo - Wolfe y el resto dejaron la mesa, extendiendo las manos en el saludo. Una vez que los preliminares de la reunión y la bienvenida fueron hechos, Del Rey tomó asiento y arrastró el archivo que había traído con él al centro de la mesa redonda, en frente de Wolfe. La expresión del líder de la manada se tensó mientras lo abría y leía el reporte, Del Rey y sus hombres lo habían obtenido con la ayuda de la Oficina de Asuntos de Casta, el 39

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Gabinete Felino, y las investigaciones que él y sus propios hombres habían hecho del tema. El archivo pasó alrededor de la mesa, cada miembro lo miró con cuidado, sus expresiones diciendo la misma historia. La incredulidad y la ira. - ¿Será capaz de parar? - murmuró Jacob, su voz baja severa cuando terminó el reporte, mientras su esposa lo leía sobre su hombro. El lo devolvió y esperó. Del Rey miró a Faith, tenía sus manos sobre los hombros de su pareja, su mejilla contra la parte superior de su cabeza. La conexión, la unión entre ellos encendió un ataque de rabia en él que amenazaba estallar fuera de control. Estaban acoplados. El aroma de sus vínculos, sus emociones y la necesidad de los demás era una afrenta a sus sentidos. Un insulto a todo lo que él había sido obligado a abandonar. Cuando el último miembro del gabinete, Dash Sinclair, cerró el informe, Del Rey sintió que la tensión, comenzó a aumentar en la sala. - Necesitamos convocar el gabinete en pleno - dijo Wolfe densamente. - Esto es un riesgo para todos nosotros El gabinete en pleno era algo que, incluso Del Rey no había visto nunca. Cada especie de las Castas tenía su propio Gabinete. Los doce miembros del tribunal que había enfrentado ocho meses antes, era una mezcla seleccionada para hacer frente a pequeñas cuestiones que se referían a la sociedad en su conjunto. Tal era el caso de Anya Kobrin que había pedido la separación de su compañero. El gabinete en pleno era otra historia. Seis miembros de cada especie. Las manadas de Lobo y Coyotes así como el orgullo felino. Agregados a los seis miembros del Consejo de Administración, seleccionados dentro de la Oficina de Asuntos de Castas, compuesto principalmente de humanos, excepto por el director de la oficina, Jonas Wyatt. El gabinete en pleno era de veinticuatro miembros en total, y Del Rey tenía una sensación que de sus reuniones no serían sobre sociales y buena conducta como las habían llamado a las pocas reuniones de la manada. El riesgo de no convocar a todo el gabinete estaba incrementando día a día. - No hay suficientes pruebas para enjuiciar a la empresa farmacéutica o a la investigación y el brazo que están realizando los experimentos – dijo Del Rey. - No hay pruebas que se ha utilizado Castas en aquella investigación, ya sea voluntariamente o involuntariamente -. Wolfe pasó su mano cansina sobre su rostro mientras tiraba el informe hacia él nuevamente y lo volvió a abrir. Del Rey sabía que ellos encontrarían todo allí. En las últimas cuatro semanas, la científica de la Casta Felina, Elyiana Morrey, casi había muerto a causa de las drogas que había utilizado la fuerza para tratar de destruir a una Casta León que saben tienen una anomalía en su sangre sospechosa de inducir una fuerza y rabia primitivas conocida como fiebre salvaje. Mercury Warrant había desarrollado fiebre salvaje en los laboratorios donde él había sido creado y entrenado. En el momento de su rescate los científicos habían desarrollado 40

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una terapia con medicamentos que, en esencia, lo controlaba, bloqueando el poder animal dentro de él que lo obligaba a obedecer las órdenes dadas por sus creadores y entrenadores. Una variación de esa droga se había utilizado en la científica. La falta de la hormona salvaje de la droga, agregada en su sangre había producido resultados casi fatales. Casi había destruido su mente. Ahora había pruebas que Castas desconocidas para la comunidad de Casta estaban siendo capturadas o de alguien convencido para participar en los experimentos con esta droga. Tres Castas se habían encontrado sólo en la última semana, sus cerebros fragmentados por la presión que habían construido dentro de ellos. Uno casi había matado a un humano, y mantenerlo oculto no había sido fácil. - Esta droga podría convertirse en nuestra pesadilla - les dijo Del Rey. - No sólo tiene el poder de robar nuestra voluntad, sino que también tiene el poder para hacernos asesinos y algo más. La Oficina estaba trabajando para obtener más información, pero su contacto dentro de las empresas había desaparecido. Se sospecha que la persona no estaría viva -. - Ellos han encontrado la manera de crear los asesinos que siempre quisieron - el susurro horrorizado de Hope llenó la sala. - No del todo - dijo Del Rey. - Hay síntomas cuando los medicamentos le fueron suministrados a la víctima. Nuestra preocupación es el rumor de que la empresa de investigación ha logrado encontrar voluntarios. Castas que fueron llevados a creer que esto suspendería la genética de su Casta - se inclinó lentamente hacia delante. - La Casta que casi causó la muerte del agente de policía era muy joven, desconocido y no estaba registrado en la Oficina de Asuntos de Casta. Sabemos que hay todavía instalaciones reteniendo a muchas Castas en cautiverio, y que se desplazan con frecuencia. Él podría ser uno de ellos, o un voluntario. Cualquiera que sea, tenemos un problema en nuestras manos -. Faith habló - El Dr. Morrey ha dado el medicamento a un asistente Casta en su laboratorio. El asistente no mostró signos de estar bajo la droga. La avidez -. - Avidez - acordó Del Rey. - Los últimos ocho meses que yo y mi equipo hemos estado persiguiendo rumores y nos ha conducido a esto, la empresa logró obtener efectivamente la droga en el Santuario. Tenemos que parar esto ahora -. - Y sería necesario pararlo …? - preguntó Wolfe. - A uno de los equipos tienen que darle total autorización – dijo Del Rey, mirando atrás fríamente. - Sujetando la correa de sus autoridades y obligándolos a detener esta investigación para que no obtengan las respuestas que necesitan -. Dash se sentó en su silla y lo observó silenciosamente. 41

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- Total autorización? - preguntó. - A muy pocos de nuestros equipos se les permite esa condición, Líder de la manada Delgado, y ninguno de ellos está disponibles ahora -. - Entonces es mejor hacer que uno esté disponible -- dijo fríamente Del Rey. - ¿Cree usted que se mantenga la correa de las autoridades que están trabajando en esta situación? -. - Su equipo ha estado investigando desde el principio - dijo Wolfe entonces. - Usted tendría, todavía, tiempo para terminarlo -. Frunció su mandíbula. - Les he brindado toda la información para darle a un equipo total autorización - les dijo y se levantó de su silla. - Vuelvan sobre el informe. También me gustaría señalar algo que, evidentemente, han pasado por alto -.Wolfe frunció el ceño - Y que es? -. - Uno de los primeros ensayos de esta droga fue en un ser humano en Haven, hace ocho meses. La droga fue administrada en su comida y bebida durante las visitas a sus padres en la vecina ciudad. Fue considerado un fracaso porque ella finalmente no siguió su orden -. Estaban sentados con expresiones oscuras y salvajes. - Jessica - Wolfe gruñó. La joven oficial de comunicaciones militares se encontraba todavía en prisión, hace casi un año, ella había traicionado a la manada. Ella estaba viva sólo porque el Casta Lobo sospechoso de ser su compañero, impidió que sea entregada a la Ley de Casta. Abandonó la prisión mientras el Gabinete en pleno pudiera tomar una decisión sobre si sus acciones justificaban o no la muerte. La cuestión no se había presentado ante el Gabinete, porque el Gabinete de la Casta Lobo aún no había decidido las medidas que tomarían. - A ella le buscaron prueba de drogas - protestó Faith - No se han encontrado -. - La droga tiene un agente de ocultamiento - la voz de Dash era salvaje ahora – No es fácil de detectar -. - Voy a volver a mi manada - les informó Del Rey - Hay asuntos que necesitan ser atendidos. Yo no estaré manejando la conclusión de este trabajo -. Se dio vuelta y se trasladó a la puerta. - Del Rey, le prometió a su compañera un año - habló Faith entonces - Son solo ocho meses -. Se detuvo, miró sobre su hombro lentamente, sus ojos se estrecharon sobre la mujer mientras sus labios se doblaron - Usted debió ser descuidada al poner esta disposición en el acuerdo que firmé. No hay tiempo allí, y tengo mis deberes con la manada, al igual que el resto de ustedes. Puede informar a mi Coya que estoy de vuelta. He desatendido esto -. 42

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Dio unos pasos por la sala de reuniones y cabeceó a sus hombres antes de seguir su camino desde las habitaciones seguras subterráneas. Mantuvo a raya la dura sonrisa que había curvado sus labios. Durante los meses, había tenido tiempo para aprender sobre el calor del apareamiento. En verdad lo había hecho, recibió todos los informes del Dr. Armani sobre su compañera y él los había estudiado cuidadosamente. No había dudado en hacer preguntas. Obtener informes de las base de datos o datos personales de Sharone no fue difícil, simplemente porque ella siempre estaba deseosa de hablar acerca de su Coya. Diablos, maldito cada hombre y mujer de la base que pensaba que el sol salía y brillaba sobre el culo de su Coya. Eran los detalles que había comenzado a enterarse de Sharone sobre que ella estaba saliendo lo que le hizo tomar su decisión. Especialmente el mes anterior, cuando Anya, Coya de la manada Coyote, había convencido a su seguridad para llevarla a un bar, en el pequeño pueblo de Advert, casi a una hora de la base de Haven. Una vez allí había participado de una pelea en el bar que costó, a su base, cerca de mil dólares en daños y perjuicios. Una gota en el vaso en comparación con el precio de sus equipos expropiados por la seguridad privada y el trabajo del gobierno, pero aún así, su compañera había estado allí. En un pelea, había estado luchando igual que un hombre y sacando su exceso de adrenalina agitando sobre los incautos, en lugar de él. Maldita sea. ¿Con qué diablos ella saldría la próxima? Un amante tal vez? Tenía pesadillas acerca de uno. Pesadillas vívidas, salpicadas de sangre, donde arrancó la cabeza de cualquier hombre que se atrevió a tocarla, mientras ella miraba con horror. Era tiempo de regresar a su lugar como Alfa. Tiempo de mostrarle a su perversa y pequeña Coya su lugar en la vida. Y no era solamente para hacerse cargo de su base, mientras que él se había ido, no ella no hizo un maldito buen trabajo para mantener las cosas juntas en su ausencia. Era un trabajo que se haría de manera más eficaz si él trabajaba con ella. Ella no podía entrenar a sus soldados. Ella no podía tomar decisiones militares, y no podía ayudar a los líderes de su manada en la elección de los hombres que se asignarían a la Mesa de rotación. Cada seis meses los equipos de Lobos, Felinos y Castas Coyote rotaban entre las distintas bases de comando. En la actualidad, había doce felinos y doce lobos en la base. En el Santuario había justo tantos Coyotes y Lobos, y Haven comandaba el mismo número de felinos y Coyotes. Dos de aquellos Coyotes asignados al Santuario eran dos mujeres jóvenes que habían salido del recinto con Anya. Eran adolescentes y necesitaban la firma que Del Rey estaba conforme con el destino. ¿Qué diablos sabia él sobre las mujeres jóvenes? Él conocía los informes sobre las tres mayores de esa edad, y estos lo hicieron sudar. El precio de la ropa, el maquillaje y los zapatos solamente era suficiente para que un hombre se acobardase. No es que Anya no gastara casi lo mismo. No, él tuvo que haber 43

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enviado esos regalos a Haven y, a continuación, forzarla por la lupina allí, Hope Gunnar. Maldita terca mujer. Ella lo estaba volviendo loco. - Coya todavía está en la base - informó Brim mientras ellos caminaban hacia el todo terreno que los llevaría a lo largo de la empinada carretera a través de la montaña a la entrada de la base. - Sharone dice que ella necesita unos pocos días adicionales como usted no informó de su inminente regreso y que ella considera esto manifiestamente injusto - los labios de Brim se crisparon mientras dio el mensaje a Del Rey. Del Rey gruñó - Dígale que es muy maldita y mala. Voy a estar ahí dentro en una hora -luego él sonrió - Dígale por favor que informe a los dirigentes de la manada que yo los necesitaré en el Comando cuando arribe -. Brim gruñó y transmitió el mensaje antes de desconectar el enlace con la base que ahora llevaba en su oreja. El auricular cilíndrico ampliado justo pasaba por la oreja. Incorporado el receptor y el micrófono la comunicación entre la Base y Haven era mucho más eficaz. Canales independientes se habían construido, la interfaz, y la recepción era tan clara como la que ellos utilizan con los teléfonos por satélite. - Usted puede estar jugando un juego peligroso con su Coya, Del Rey - le informó Brim. - Si ella camina, la gente que trajo de Rusia puede caminar con ella -. Del Rey-sacudió la cabeza - Son Coyotes; conocen el lado ganador cuando lo ven. Voy a ganar, Brim -. - Exceso de confianza, mi amigo? - Brim le preguntó. Sólo Brim podría haber llegado lejos con esa pregunta. - La desesperación - gruñó Del Rey - Espera, Brim. Cuando hayas pasado casi un año con una dura amenaza de tu cordura, entonces me preguntas sobre el exceso de confianza -. Anya se volvió hacia Sharone, mirándola en silencio por largos momentos después de que su amiga y guardaespaldas le transmitió el mensaje de Brim. - Él te dijo que hacer? - ella preguntó finalmente suavemente. - Llamar a los dirigentes de la manada del Comando, él se reunirá con ellos a su llegada - Sharone limpió su garganta - Él se niega a esperar el tiempo adicional que has solicitado para regresar a Haven -. Anya cruzó los brazos sobre el suéter de color gris claro, que ella llevaba mientras ella golpeó con su pie irritadamente contra el suelo de piedra de la sala de comunidad. A su alrededor, los soldados fuera de servicio caminaban con los hombros caídos y miraban la enorme pantalla de televisión montada en la pared o comían un bocadillo que habían logrado reunir para la cena. Iba a tomarse unos días sólo para averiguar qué diablos había sucedido a los suministros en el área de cocina. O bien se come más, o alguien se estaba robando suministros de nuevo. 44

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Había tenido ese problema en los primeros meses. Los soldados deslizaron alimentos de la cocina, no importaba de qué tipo, y los ocultaban, sólo cuando comenzaron a agotarse, sospechó que fue el Coyote más joven. La comida no era exactamente abundante en la instalación donde se había creado y entrenado. No pueden acostumbrarse al hecho de que este ya no era el caso. Ella exhaló mientras su guardaespaldas peleaba por ocultar una sonrisa satisfecha. - Libera la sonrisa y no voy a ordenar postre por un mes - le advirtió Anya. Varios gruñidos se volvieron hacia Sharone. Los Hombres Coyotes que habían estado escuchando descaradamente. Sharone rodó sus ojos - Son peores que los malditos Styx cuando se trata de sus dulces. Recuerda esto -. - No sé - Sharone se encogió de hombros - El rumor del Santuario es que Del Rey le dijo a Jonas que tendría un salto de vuelo. Él está retornando a la base para bien -. Base. Ella estaba cansada de oír eso llamado Base. No era la maldita base. Era su hogar. Así como Haven era el hogar de los Lobos y el Santuario era el hogar de los Felinos. Sin embargo, los Coyotes llamaban Base a su hogar. Lo mismo soldados en vez de hombres. - Él no se atrevería - Anya lanzó una mirada irritada a Sharone, antes de ir a la salida del túnel que llevaba a sus cuartos - Ponte en contacto con el equipo de líderes y hazle saber que esperen a su Comandante Alfa. Consigue que Emma y Ashley regresen aquí, dile a ellas que el tiempo de juego en la ciudad ha terminado. Su Alfa ha regresado -. Ella no se preguntó por qué estaba siguiendo sus órdenes. Ella debía contactarlo a él por si misma y hablarle sobre tomar un salto de vuelo. Pero si ella lo hacía, entonces afectaría a los jefes de equipo y los soldados. Eso estaba fuera de lugar. Su batalla personal con Del Rey no debía afectar a los hombres, y a las pocas mujeres, que trabajaban dentro de las cuevas y cavernas de los Coyotes. Ella escuchó a Sharone transmitido sus órdenes. Ella no podía salir aún, todavía quedaba mucho por hacer y no había tomado precauciones. Si ella lo dejaba sin preparación entonces el lugar sería un lío, cuando ella regresara semanas después de la llegada de Del Rey. Ella ignoró el entusiasmo dentro de su edificio, aunque, un calor suave quemaba bajo el estómago ante la idea de verlo de nuevo. Si no ignoró esto, se vio obligada a recordar todo lo que estaba seguro que fue su meada fuera del tarro. Le hizo daño. Ella no había conseguido olvidar el daño aún. Su padre y primos habían cicatrizado sin complicaciones. Estaban de nuevo a pleno, las heridas de la carne que habían recibido habían cicatrizado bien. Pero el corazón de Anya no había sanado totalmente, y ella lo sabía. Todavía se despertaba en medio de la noche llorando por él, y aún recordaba la sensación de aislamiento total mientras el placer de su encuentro sexual disminuyó con la distancia. 45

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Ella estaba fría. Tanto frío en su alma que a veces se pregunta si alguna vez se calentaría de nuevo. En un tiempo, había sabido que no. Y ella nunca olvidaría la respuesta de él al Tribunal de las Castas, cuando Cassandra Sinclair le preguntó si amaba a su compañera. Había sugerido que podía aprender a amarla? Como si ella deseara enterarse de algo. Ella pisó fuerte entrando a su cuarto personal, echando una mirada feroz a la puerta que condujo a la del Del Rey. Ella había empezado a moverse en sus habitaciones, mientras el Alfa de la manada había llegado, negándose a permitir que sea orden de Del Rey. Todas las cosas eran órdenes de Del Rey. Por lo menos todo lo que pudo salir. Ella todavía no había visto a su padre, a pesar de su traslado a los Estados Unidos. Él, sus primos y sus familias vivían actualmente en California, después de haber sido recatado de Rusia por una misión combinada de Lobos y Felinos. Porque ahora era la compañera de Del Rey, la familia representaba una amenaza a su bienestar, si permanecía en los laboratorios, el Consejo podría llegar fácilmente a ellos. Ella era Coya de la manada Coyote. Segundo al mando cuando Del Rey y sus lugartenientes estaban jugando a los héroes. Cuando él regresaba, ella siempre se trasladaba a Haven, donde ella iba y venía, se preocupaba y sabía que todo el arduo trabajo que había hecho en la base estaba siendo arruinado por Del Rey. Los Coyotes tenían una tendencia a ser deliberadamente un poco perezosos. No tanto en el trabajo. Se podía contar con ellos para realizar su trabajo. Pero manteniendo el orden en la cocina, manteniendo la sala de la comunidad libre de desechos y que los informes fluyan sin problemas no siempre era tan fácil de garantizar. Porque Del Rey los dejaba holgazanear. Sharone subió - Quizá tendremos una ceremonia oficial en breve. Con el Alfa de nuevo aquí, podría decidir que es hora de seducir a su Coya. Usted sabe que no puede escaparse, mucho más tiempo, para aceptar oficialmente el título. Ya sea que usted duerma con ese maldito asno Coyote o no, la ceremonia es seria, mierda. Incluso los soldados que salieron de Rusia con nosotros lo están esperando -. La ceremonia. Eso es todo lo que escuchó acerca de la condenada ceremonia. Fue una boda, pura y simple. Pero por alguna razón fue mucho más importante para la Casta de la comunidad que para algunos seres humanos. - Yo estaría satisfecho si él hubiera aprendido a limpiar la ropa sucia fuera de sus cuartos mientras yo me había ido - Anya bufó - El hombre es sobresaliente en desorden - Al menos él sobresale - Sharone rió - Esto no va a funcionar – dijo mirando a Sharone mientras ella cerraba la puerta detrás de ella - No he conseguido arreglar la suciedad que me dejó el mes pasado cuando regresó. No puedo salir aún -.

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Los ojos verde avellano de Sharone brillaron con diversión - Usted va a permanecer aquí mientras que el Alfa se encuentra en la residencia? ¡Ay, que valiente Coya - ella se movió - Y aquí usted está un día atrasada con las inyecciones de la terapia hormonal? Supongo que debería haber ido a ver al doctor el día de ayer, ¿eh? -. Hubo otro problema. El curandero de la Casta Lobo estaba empezando a ponerla nerviosa. Había algo malo en ella, no le importaba lo que el Dr. Armani dijera. Los sueños estaban regresando, brillantes y plagados de sensaciones de sexo. El tipo de sexo donde Del Rey la abrigaba, abrigándola con todas las mentiras que a las mujeres les gusta escuchar y dejándola dolorida por la liberación. Tenía que ser el calor del apareamiento. Armani tenía que estar equivocado acerca de sus niveles hormonales, no hay otra opción. - Contacte a Armani y díganle que estaré allí en la primera hora de la mañana - Anya mordió su labio inferior mientras pensaba - Tal vez yo pueda convencerla para subir un poco la dosis con Del Rey aquí - ella miró a Sharone cuestionándola - En caso de que funcionara, entonces yo no tendría que salir cada vez que tiene su culo un pelo salvaje y decide volver -. - Del Rey? Tener en su trasero un pelo salvaje? - Sharone rió - Ningún órgano con pelo, ¿recuerdas? - Sharone se burlaba sarcástica. - No me picanees, Sharone - le ordenó ella - Esta situación es bastante mala, tal y como es, con Del Rey de regreso -. Sus emociones estaban sobrecargadas. Emoción. Anticipación. Ella estaba cansada de esconderse de algo que no era su culpa. Este tipo de basura de calor del apareamiento estaba bajo control. Los niveles de hormonas del calor del apareamiento estaban constantes. Había períodos de excitación, pero Armani argumentaba que eran normales. Tonterías. Lo que ella sentía no era normal. No podía ser. De lo contrario, esto significaba que ella estaba realmente faltando, mintiendo, roñoso coyote y ella se negaba a hacer eso. - Así que, tendrían Emma y Ashley que preparar el refugio en Haven? - Sharone preguntó. Anya rechinó sus dientes y miró con feroz determinación a la otra mujer - No lo creo. Vamos a ver cuánto tiempo puede quedarse en el hogar con la Coya, en casa por así decirloPoco - Un centenar que se habrá ido en un mes - Sharone reía - Un centenar que estás anudada de nuevo en una semana -. Ellas estaban en shock por esto. Anya no dudaba en su mente que iba a ganar.

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CAPÍTULO 4

El había cambiado. La tarde siguiente Anya caminó hasta la sala abierta de la comunidad, una gran caverna que albergaba el área recreativa de la base, y se detuvo. Ella miraba al hombre en una reposera en el otro lado, su manada de alfas igualmente relajados, hablando con las cervezas en sus manos. Del Rey parecía feliz. Había una sonrisa jugando sobre sus labios, su oscuro rostro estaba aumentado por la diversión, sus diabólicos ojos negros llenos de alegría mientras un alfa de la manada hablaba. Su cabello rubio oscuro estaba más corto. Una vez más había caído sobre sus hombros, largas, toscas y saludables hebras. Ahora estaba cortado un poco por encima del hombro y más desgreñado que antes, como si él mismo lo hubiera cortado. Una pierna estirada revestida de jeans, la otra doblada. Su muñeca descansaba en su rodilla y tomaba su cerveza poco a poco. La camisa que llevaba abrochada al frente estaba arrugada, limpia pero no exactamente elegante. En su opinión, sin embargo, si fuera elegante, él sería un lobo en lugar de un Coyote. Ella rió en silencio ante la idea, mientras lo acariciaba con su mirada. Él estaba tan hermoso como siempre. No un muchacho muy hermoso, pero tosco y bravo. Fuertes rasgos definidos en su rostro; cejas arqueadas, una frente alta. Su cuerpo entero era de bronce dorado, como si estuviera perpetuamente bronceado. Sus labios eran sensuales, el labio inferior un poco demasiado abundante, tal vez, para la paz mental de una mujer. La curva tentando la imaginación, la hizo recordar como sintió sus besos. Calientes. Destructivos. Hambrientos. En ese momento su cabeza giró y su mirada se reunió con la de ella. Como si hubiera sentido en él sus ojos, sentido la caricia que sus manos picaban por darle en el medio de la noche. Ella tragó mientras él la miraba, su mano en movimiento mientras trajo la botella de cerveza a los labios y se inclinó de nuevo. Su respiración se hizo más profunda, más difícil. Dulce misericordia, ella se estaba sofocando en un sudor. - Llame a ese maldita curandera Armani y dígale que se vayan a la mierda juntos- , le ordenó a Sharone. - Realmente - Sharone murmuró. - Maldición, Anya, te estás calentando - .

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- Cállate - Anya le arrojó una dura mirada ante de salir con paso majestuoso de la sala de la comunidad y meter la cabeza en la cocina. Bueno, el líder alfa estaba en la residencia, podría muy bien aprobar una ayuda en la cocina. Ella necesita un cocinero, asistentes y ayudantes de limpieza. Y ella no quería Castas. Las Castas eran militares entrenados, era parte de su genética, parte de su formación. Los soldados Casta soldados no hacen buena comidas. Entró en la cocina y comenzó a enjuagar los platos automáticamente y a cargar el lavavajillas mientras Sharone, Emma y Ashley comenzaron a plantear otros puntos de vista... - Yo no fue creada para limpiar la cocina - informó Ashley a todas ellas, mientras daba vuelta a su cabello rubio hasta los hombros mejorado estéticamente y miró sus uñas - No estoy para lavar cacerolas - . - Tienes la primera pila - le informó Anya - Voy a tomar la segunda - . - Eres tan seria- se rió Ashley. Anya se volvió a la joven mujer Casta. Ella y Emma podrían ser gemelas, pero eran mundos aparte. - ¿Me veo como que estoy bromeando? - le preguntó fríamente a la otra chica - Tú estás haciendo eso porque tengo mis uñas hechas de ayer y tú te quedaste aquí - . Ashley puso mala cara. - Eso no es justo, Coya.- Después te doy una lista de lo que no es justo - le dijo Anya. - Oh! Hombres - Ashley silbó - Alfas viniendo - . Anya se puso rígida. Ella estaba jugada con el Dr. Armani, ella y el hecho que la primera cosa que ella le hizo ver era que ella imploraba por la calidez que tenía en su cuerpo. No sólo su calidez. Su tacto. Ella quería esconderse en sus brazos, y era la única cosa que ella sabía que él realmente no quería. Ella juró que lo sintió caminar en la habitación. La temperatura de la gran área de cocina se disparó de manera drástica, quemando debajo de su carne y dejándola enrojecida. - Vienes a limpiar tu desorden? - le preguntó como si ella lo viera todos los días y no sólo dos veces en los últimos ocho meses. Se paró y miró alrededor de la sala, sus cejas señalaron con tristeza. - Yo no hice el lío -. - Ni yo - ella le informó dulcemente mientras ponía un plato en la máquina. Alguien lo hizo Él miró a Sharone, Ashley y Emma, mientras ellas parecían muy ocupadas. Realmente muy ocupadas. Por lo general, reacias a sus deberes en la cocina. - ¿Cómo sucedió esto? - finalmente les preguntó. Anya se enderezó lentamente y le sonrió. - ¿Alguna vez has leído los informes? - Con diligencia y suma atención - él gruñó. - ¿Qué tiene esto que ver con tus informes? 49

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Él se inclinó contra el marco de la puerta, mirándola con curiosidad mientras ella, se enderezaba y luchaba para controlar su temperamento. Maldito, ella nunca tuvo problema para controlar su temperamento antes de reunirse con él. - Te digo qué - ella sonrió herméticamente - Limpia la cocina, luego lee uno de mis informes con un poco de atención y ve si no puedes con ello Con eso, cerró el lavaplatos con un empujón y pisó fuertemente a la entrada del frente la cual la llevó a un estrecho túnel que pasa detrás de la sala de comunidad. Sus guardaespaldas se desplazaban rápidamente detrás de ella, como si les molestara seguir cada uno de sus pasos en la Base. Estaba tan seguro aquí que era una ofensa a su necesidad de aventura. Aquella necesidad era ofensiva. - Wow. Tú abandonaste al Alfa - Ashley dijo y silbaba detrás de ella - Nadie abandona al Alfa, Coya Anya rodó sus ojos. Nadie pelea con el alfa. Nadie habla con descaro al Alfa. Nadie desobedece las órdenes del Alfa. La lista era casi sin fin y no fallaba nunca para generar un caos en los nervios de Anya. Ella no era la marioneta del Alfa y ella no iba a pretender serlo. - Tal vez él se enoje lo suficiente como para terminar de cargar el lavaplatos - . Sharone reía. - ¿Quieres apostar? - Diez dólares que no- disparó Anya. - Diez dólares que lo hace, y la cocina brilla cuando termine. Alfa no le gusta la suciedad al menos que él la haga - . Bien diablos, ella no tenía nada de qué preocuparse entonces, porque era él era el mayor desorden allí. Ella no estaba mucho mejor por la noche. La adrenalina estaba corriendo a través de su sistema y el Dr. Armani no la estaba ayudando. Excitación natural su culo. No hay nada natural acerca de su reacción a Del Rey, y nadie la iba a convencer en contrario. Ella esperó hasta que cayó la oscuridad, para comprobar la cocina y darle los diez dólares a Sharone y, a continuación, ella y las otras tres mujeres escaparon en la noche. Los guardias de turno estaban acostumbrados a sus salidas, ellos ni siquiera parpadearon. Como de costumbre, cuando Del Rey estaba en la base, había una extraña atmósfera relajada. Se había deslizado en la base un par de veces mientras él estaba allí, cuando se había olvidado de algo que ella necesitaba. Ella había notado la diferencia. Había más que un aire de camaradería, una calidez que faltaba cuando él estaba en una misión. La hizo sentir curiosamente solitaria, y consciente de que el hogar Coyote no estaba completo cuando su Alfa se había ido. Su Coya sólo era un digno sustituto. Del Rey miró la cocina y a las jóvenes soldados que habían terminado la limpieza de la suciedad que se habían hecho.

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- ¿Cuánto tiempo tu Coya tuvo deberes en la cocina? - preguntó a uno de ellos, curiosamente uno de los hombres de su propio grupo, no el grupo que venía de la instalación de Rusia. El joven de Casta se encogió de hombros, miró a sus pies, y luego levantó su mirada a Del Rey - Cuando usted no está aquí, Alpha - finalmente admitió. - Esta es la razón por la cual tengo la solicitud de personal de cocina, en negrita, en la lista de necesidades de la Coya? - preguntó a la Casta. - No sólo yo, Del Rey - la Casta Coyote exhaló. - A veces simplemente olvidamos hacer las cosas. Ya sabes cómo somos. Si fuéramos perfectos, seríamos los lobos, ¿verdad? Sus propias palabras devueltas a él. Él gruñó en alerta. La Casta limpió su garganta y regresó, pero hubo un atisbo de diversión en sus ojos. - Haz una lista para los deberes de cocina - dijo el otro hombre - Pon el felino en primer lugar El casi se rió de la idea. Maldición, ya podía ver a los felinos teniendo ataques. El Casta Coyote silbó ruidosamente - Alfa Lyon protestará Del Rey se encogió de hombros - Así que, yo solo tendré derecho de protesta la próxima vez que ponga nuestro equipo Coyote al cuidado de niños. La última vez que estuvieron fuera, tenían que hacer pasteles de barro con los bebés - . - Sí, pero nos gustó - el soldado reía - Hombre, los niños felinos saben cómo echar una bola de lodo - . - Sí, pero Alfa Lyon protestó - le recordó Del Rey - Así que ahora sus Felinos pueden empezar con sus deberes en la cocina Ambos rieron mientras Del Rey hizo su camino desde la cocina y se fue en busca de su Coya. Él encontró su aroma en el Gabinete, en la lavandería. Él encontró su aroma en los nuevos cuarteles que se estaban construyendo en una de las cavernas, y encontró su aroma en su dormitorio. Era más fuerte allí. El celo femenino y la deliciosa mujer. Maldición, ¿por qué él no había tomado tiempo para ir sobre ella cuando la tenía en su cama? Para correr su lengua entre los pliegues de su delicioso coño y en su dulce regazo? Se había pateado él mismo una docena de veces al día por perder eso. Él encontró su aroma maldito en todas las áreas cerca de la base, pero no encontró a Anya. Activó el enlace de comunicaciones, marcó el canal de Brim y esperó mientras llamaba. - Estoy en el Comando, que pasa? - Brim le respondió. - ¿Todo bien? - Hemos agarrado a los cazadores en la parte oriental de la Base. Tenemos un equipo para cubrirlos - respondió Brim. - Mira en los monitores de seguridad, observa si puedes encontrar a Anya - . 51

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- Perdió su pareja ya? - hubo una risa en la voz de Brim. - Ríete conmigo más tarde - Del Rey gruñó - Por ahora, antes tengo que encontrarla y patear su culo - . - Yo le dejare saber cuándo hemos acorralado a su Coya, entonces - Brim prometió. La línea se desconectó mientras Del Rey apoyaba sus manos sobre las caderas y frunció la vista con su desaparición. Maldita sea, una mujer no debería ser tan difícil de seguir. Hay monitores de seguridad a través de todas las áreas de las condenadas cavernas. Puso el canal general - Este es Alfa Delgado, informe sobre el paradero de la Coya lo antes posible Él podría imaginar la risa de Brim más que nada. Por no hablar de la irritación de su Coya si se enteró. Salió de su dormitorio y se dirigió de nuevo a través de los túneles hacia la sala de comunidad mientras su beeper sonaba. - ¿Si? - Del Rey, es Tomás, tengo el deber de custodiar la entrada esta noche. Su Coya y sus tres guardaespaldas salieron de la Base hace veinte minutos, camino a la sesión de entrenamiento nocturno Apretó sus dientes. Desconectó el beeper con el enlace de Brim de su oreja. - Dejó la base hace veinte minutos y se dirigieron hacia el este - la voz de Brim no era la voz no era indolente ahora. - Los cazadores estaban desapareciendo de la vista y el equipo que envié para realizar un seguimiento de ellos no los pudo alcanzar. Tenemos una posible penetración en el territorio de la base- Quiero un equipo de tres en la entrada ahora - Del Rey gritó mientras corría hacia la entrada. - Totalmente armado y en marcha. También tengan a alguien con mis pertrechos. Consigue el heli-jet y tenlo listo para partir, y quiero un equipo de seis en movimiento para la retaguardia. Y obtén los malditos sensores de calor de mierda que ponen por ahí. Quiero encontrar a Anya y quiero encontrarla ahora! Él corrió a través de los túneles mientras pasaba por el canal general y escuchó los informes mientras se movía. Los dos hombres del equipo enviados para realizar un seguimiento de los cazadores no respondían, lo que significaba que estaban abajo. Su compañera estaba afuera con tres guardaespaldas y sólo Dios sabía donde estaba. - El equipo de tres y de seis equipos esperan -informó Cavalier en el enlace de comunicaciones mientras Del Rey corría a través de la sala de la comunidad. La caverna estaba vacía ahora, todos los soldados se movieron a las funciones asignadas y se preparaban para salir. Él giró de la curva de entrada a la salida del túnel mientras los doce hombres allí, lo esperaban expectantes.

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- Equipo de tres, saquen sus culos de allí, voy a agarrarlos antes de la seis. La prioridad es encontrar a su Coya. Equipo de seis cuidará la retaguardia y el otro equipo buscará al equipo que falta Él tironeó la chaqueta militar de las manos de Cavalier y la puso sobre sus hombros rápidamente, controló la munición extra en sus bolsillos, cuchillos y armas de repuesto. Mientras el primer equipo se trasladaba, él estaba azotando la correa de la pistola en su muslo antes de agarrar la ametralladora PDW que le daba Cavalier y sujetando su chaqueta. El peso ligero de armas de defensa personal cargado, asegurado y listo para disparar. - Muévanse - ordenó mientras presionaba la línea de seguridad del enlace y esperó que Brim identificara la señal. Un pitido señaló que Brim lo tenía, y él se salió. Él encontró el leve toque de su perfume tan pronto como se movió en el matorral y en los pinos que rodeaban la entrada de la base. El extremo oriental de los acantilados de la montaña que llamaban hogar era menos empinado, cubierto de pinos, robles y una gran variedad de follaje. El borde occidental con vistas a Haven tenía acantilados muy escarpados. Él se encontró con el equipo de tres en segundos, los condujo en una nueva dirección y se dirigió hacia el este. La misma dirección donde el olor de su compañera persistía. Era sutil y pálido, y sería más difícil para los demás detectarlo, ya que mezclaba muy bien con su propio perfume. El olor de apareamiento de la hembra haría más difícil la pista a menos que estuviera excitada u ovulando. Su cuerpo se adaptaba su aroma para que coincida con el cambio hormonal y de la fragancia de apareamiento del macho de la fragancia, antes que con el suyo. Camuflaje quizás. Una protección natural de algún tipo. La Naturaleza era extraña como el infierno, en cuanto a las Castas se refiere, por lo que quien diablos lo sabía. Todo lo que sabía era que ahora era la única persona que podía rastrear de manera eficaz su compañera y al peligro que la acechaba. - Estamos en problemas - susurró Sharone mientras yacían en el piso de tierra, se apoderó de los cuchillos, mirando mientras las cinco figuras se movieron por debajo de ellas, llevando sus voces a ellas fácilmente. - La perra está aquí - siseó uno de los hombres - Ella sale todas las noches a esta condenada área. Hemos estado siguiéndola durante semanas. Perra. Bueno, sólo había cuatro perras en la llamada Base, por lo que tenía que ser uno de ellas. Anya apostó que era ella. - Ella no tiene habilitado su enlace - replicó otra voz - Tengo su canal y su línea de seguridad. Nadie esta viendo nada de ella o de sus guardaespaldas.OK. Esto estaba destinado a ella. Bien, caramba, no se sintió tan especial esta semana. Primero vuelve su compañero sin previo aviso y ahora estos malditos buscadores estaban jugando con ella a las escondidas. 53

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- Tenemos que conseguir atacar antes que el sucio Coyote Delgado venga - ordenó a los demás la otra voz - Cuando él se va, las medidas de seguridad paran - . Y como se lo figuraban ellos? No, Del Rey era menos sutil con la seguridad. En los últimos meses, Anya había estado hipertensa y en busca de una pelea. Había dejado algunas zonas parecer laxas, aunque ella sabía que no lo estaban. Ella había aprendido algunas lecciones de Del Rey en los últimos años. Ella puso a prueba la fuerza de seguridad y mando a menudo. Lástima que ella no estaba al mando ahora siguiendo a estos bastardos. En lugar de eso, ella quedó aquí, casi era la caza, más que el cazador. Y ella no podía activar su enlace de emergencia o los otros ahora, no si estos hombres tenían una manera de bloquear sus señales. Ella miró hacia abajo a los cinco hombres y luego mencionó a Sharone que necesitaban retroceder y volver a la Base. Por el momento, iban por delante de los hombres y contra el viento de las Castas para poder tener ayuda. Algún pícaro Coyote había ayudado a los fanáticos que aún pensaban que podían erradicar las Castas y robar su libertad. Mientras permanecieron en silencio y se trasladaran a barlovento, tenían una oportunidad. Las únicas armas que ellas tenían con ellas esta noche, eran los cuchillos de Sharone y las otras usadas para entrenar a Anya. Eran fuertes, letales, pero no eran mucha protección contra un arma de fuego. Moviéndose en silencio, aunque no tan silenciosamente como sus guardaespaldas, ella esperó hasta que las voces se hicieron más distantes antes de dar la orden de salir. Acurrucadas, se movían tan rápidamente como era posible, que era más lenta de lo que podía moverse Sharone y las demás, mientras comenzaron a realizar copias de seguridad de la montaña del débil rastro que los animales utilizaron para acceder a la zona. Era empinado aquí, aunque no tan empinado como el borde occidental de la montaña. Pero esta zona, en particular, se estrechaba. Parte del camino de regreso era particularmente escarpado. Serían más vulnerables a continuación. - Muévanse - siseó - Necesitamos velocidad Sharone - . - Si un pícaro Casta está con ellos, entonces la velocidad va a hacer que nos capturan - Sharone replicó - Porque tú no estás suficientemente tranquila Esa era Sharone, contundente y directa. No practicaba suavidad con nadie. - ¿Hueles Castas? - Anya preguntó mientras ellas la rodeaban, guiándola a través de la maleza en las zonas más tranquilas a la velocidad posible. - No significa nada - susurró Emma - Ellos han aprendido a disimular su olor. Se nos enseñó esto en los laboratorios, ¿recuerdas? Oh yeah! Recordaba eso ahora. Que habían encontrado una manera de disimular el marcado olor de la Casta Coyote. No fue fácil, y era irritante para los sentidos de las Castas, pero ellos podían hacerlo.

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- Es necesario ponerse en contacto con Del Rey - dijo Sharone, en voz baja - Ashley, adelántate. Corre como el diablo y consigue ayuda. Tengo una sensación de mierda que va a ponerse feo si esos bastardos nos capturan. Estamos escogidas como su blanco Ashley avanzado y desapareció. En silencio. Maldición, Anya deseaba poder hacerlo. Había entrenado durante años, incluso antes que Del Rey la secuestrara, a ser tranquila como el Coyote, par atravesar la noche sin hacer un sonido, y no importa cuan duro ella lo intentó, ella todavía no lo había logrado. Al menos Ashley estaba fuera de peligro. Ella era la más inocente de todas ellas, a veces pensaba Anya. Su pequeñas Castas Coyote con sus falsas uñas, maquilladas y teñidas. Su maquillaje, ropas y lencería sexy. Era todo lo que deseaban, a veces pensaba Anya. - Este camino, Coya - Sharone la guiaba a través de una maraña de pinos, fuera de la vista y más cerca de la pista - Cuando nos movamos, tenemos que actuar rápido. Emma irá delante de nosotras y yo voy a cubrir la parte de atrás Anya sacudió su cabeza, luchando contra las lágrimas. Ellas darían su vida por ella, y eso no era lo que ella quería. Ella quería salvarlas, y se daba cuenta que su incompetencia sólo las puso en peligro. Había alcanzado la base de la pista cuando escuchó un disparo desde fuera del anillo detrás de ellos. Anya giró, mirando en la noche con amplios ojos. - Ellos no nos ven - dijo Sharone cuidadosamente. - Ashley - susurró Anya - Oh Dios. Oh Dios, no Ashley - Sal de allí, Coya - la voz de Sharone era dura, carente de emociones. Una clara indicación de que ella estaba categóricamente meada y preocupada - Ponte en movimiento. El tiro era más arriba y a nuestra derecha. El camino está en sombras, y deberíamos ser capaces de llegar a la cima y, desde allí, arrastrarnos en la espesura de enebro hacia la derecha. No te preocupes por ir tranquila hasta el camino. Vamos a tener tiempo para llegar allí antes de que estén en condiciones de tomar una foto - . Se lanzaron al camino y avanzaron en subida. Anya podía sentir su pecho, apretado con las lágrimas y la rabia ante la idea de Ashley. Dios ayudara si estaba herida, ya que cuando Del Rey los capturara y ella sabía que él lo haría, demandaría justicia Su cuchillo cortaría sus gargantas. Era suficientemente competente aún para que aquello no hiciera daño. Del Rey escuchó el disparo, sacudió su cabeza en la dirección del sonido. Que atravesaba el eco de las montañas, señaló la dirección y envió seis hombres hacia allí, y seis con él donde era el destino más probable. Ellos corrían a través de la oscuridad, consciente de que una vez que el primer disparo fuera despedido, el tiempo era esencial. Un golpe. Anya tenía tres guardias Coyote con ella. No había posibilidad de llegar a ella sin tener a las demás. Corría a la parte superior de un área particularmente empinada del acantilado, cubierta con enebros y acebos, piñones y pinos, cuando vislumbró la forma caída. 55

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Carajo. Ashley. Hizo señas a sus hombres para que rodearan el perímetro, las armas apuntadas a la montaña, a continuación, se trasladó a la forma caída. Agarrò el hombro, se la cargó en sus espaldas y se encontró un cuchillo apoyado en su garganta mientras retornaba. - ¡Vaya! Del Rey - su sonrisa brilló en la oscuridad - Oye, cabrón encontraste a los que me dispararon? La Coya está viendo hasta el paso ahora. Y desactiven los vínculos de mierda, tienen nuestros códigos - . Apagó el enlace y se dirigió a pasar el mensaje. ¿Cómo diablos habían conseguido los códigos de enlace? - ¿Estás herida? – él se agachó a su lado, explorando en la oscuridad, su visión nocturna recogió el movimiento en el pino. - Naw. Se me rompió una uña sin embargo - ella susurró - Menos mal que me garantizan cuarenta y ocho horas, porque esta va a tener que ser reparada. Es posible que incluso cortar la piel de mi cutícula. Carajo. Que le habría pasado si él no hubiera olido a su Coya moviéndose hasta el camino. Él la empujó a la espera que sus Castas se arrastraran por su vientre, y miraba como las Castas arrastrados se cubrían en las rocas a su lado. Acostado, les indicó a los hombres detrás de él hacer lo mismo que él hizo. Había zonas que podían agacharse y huir pero llegar a ellas era una tortura - Huelo Alfa - Emma anunció mientras Sharone empujaba las espaldas de Anya para obligarla a ir más rápido hasta el camino - Es estrecho - . - Todos en sus estómagos- el gruñido de Del Rey cortó la noche, enfurecido, haciéndose eco de la furia y enviando auxilio a Anya. - Vientre - le recordó Sharone, empujándola hacia abajo a medida que comenzó a rastrear rápidamente la voz. - Ashley? - Anya susurró en la noche - ¿La encontraste? - La encontré - él estaba allí de repente, agarró su muñeca y la arrastró - Quédate abajo. Voy a tirar de ti - Ashley? - le susurró de nuevo, aterrada. - Ella se rompió una uña de mierda - él dijo - Ella está bien hasta que ponga mi mano sobre ella. Muévete ahora - él la empujó hacia las Castas, quienes tiraron de ella alrededor de la piedra. Sharone siguió, colapsando con un canto rodado y exhalando agitada. - Martín, Jax, Ryan y Cruz - Del Rey gruñó - Consigue que las cuatro regresen a la Base y cierra hasta me pongo en contacto. Acerca de Brim estamos en comunicación apagada. Cierra todo el lugar hasta que yo llegue. Nadie dijo nada. Sharone se agachó, empujando a Anya por delante de ella, mientras se trasladaron con las cuatro Castas que rodeaban a Del Rey. Los cuatro habían estado

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en la instalación de Rusia. Eran duros y bien entrenados, y sabían muy bien cómo matar y cómo protegerse. - En el momento que consigas llegar a la base, gira a tu derecha y vuelve con tu Alfa susurró Anya. - Lo siento, Coya- Ryan dijo miserablemente - Él no me dijo regresar, nosotros no podemos volver. Podríamos generar un lío en el terreno yendo a él y no nos espera - . Anya bloqueó los dientes mientras corrían. Maldita sea, Ryan se suponía que iba a obedecerle a ella, no a Del Rey. Pero tiene sentido. Bien, eso tiene sentido. Del Rey conocía este territorio lo suficientemente bien. Había apostado mucho antes de llegar aquí. Ella no podía dejar de preocuparse. Ella sabía que se preocupaba; unos pocos bastardos en busca de la Coya Coyote, su hembra alfa, no tenían oportunidad contra Del Rey. Sabía eso. Pero algo dentro de ella insistió en preocuparse. Doliente. Y temeroso. Porque lo que había visto en sus ojos. Cuando él retornara, iba a ser un infierno pagar.

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CAPÍTULO 5

Anya iba y venía por el Comando a través de la noche. Ella ignoró las sugerencias de Brim que debía retirarse a la cama, mirándolo ferozmente cada vez que se lo sugería, a pesar que había enviado sus guardaespaldas a la habitación horas antes. Mascaba la uña de su pulgar, gruñendo a los técnicos cuando le decían una y otra vez que no había manera de determinar la posición de su Alfa sin volver a conectar la comunicación en línea, y ella no estaba dispuesta a arriesgarse tampoco. Le dolía de los pies a cabeza, agotada como una perra que luchó con uñas y dientes, y ella estaba enojada con sí misma por no tener la misma resistencia y aguante que tenían las Castas Coyote. Ella era supuestamente su Coya, la mujer Alfa y, sin embargo, no podía manejar dos días sin dormir? Ellos podían irse por días; había visto a Sharone pasar más de una semana con apenas algo más de una siesta de veinte minutos aquí y allá, mientras que Anya colapsaba más de una vez y se dormía como los muertos. La luz del día estaba trepando sobre las montañas, mientras se desesperaba por el silencio de las comunicaciones técnicas y esperaba. Todas las comunicaciones estaban cerradas. Los soldados habían sido enviados a Haven para informarles la situación y para garantizar sus propias comunicaciones. Los dispositivos de seguridad entrarían en vigor una vez que Del Rey y sus hombres regresaran como ella había dicho hace meses a los técnicos de comunicación, Del Rey ya debería haber puesto las protecciones por cualquier eventualidad. Ya que ellos le habían dicho, que él no estaba nunca en la Base un tiempo lo suficientemente largo y aquellas protecciones requerían, no sólo su permiso, sino también su ayuda. No le había sido dicho, pero ella lo había visto en la mirada de sus ojos. Era por su culpa que él nunca estaba allí el tiempo suficiente para cumplir sus propios deberes. Así que ahora ella estaba mirando un silencioso tablero de comando sin ninguna manera de saber si las Castas en el campo estaban vivas o muertas. No hay forma de saber si Del Rey estaba sano o herido. Ella no pudo considerar cualquier otra cosa. Los dos soldados desaparecidos habían sido encontrados una hora después de su regreso, un poco aturdidos y sangrado por varias heridas. Por tecnología médica se habían visto obligados a enviarlos a Haven ya que no tenían los suministros o la experiencia para tratarlos. Necesitaban sus propios malditos médicos. ¿Y si Del Rey era herido de gravedad? El Dr. Armani no sabía lo suficiente sobre la genética del Coyote para hacer algo más que 58

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suturarlos. Y a veces, con Las Castas Lobo, las graves heridas causaban inexplicables infecciones, fiebres, casi rabioso comportamiento en algunos casos, si las heridas eran suficientemente graves. Si eso le pasaba a una Casta coyote, entonces podría morir. Del Rey podría morir. Habían pasado casi ocho horas desde que había regresado, estimó, mirando el reloj de nuevo, quizás más cerca de diez. Ellas habían abandonado las cavernas tarde para ir a hacer los ejercicios de entrenamiento, más tarde de lo habitual. Por otra parte, los cazadores habían logrado escapar de ellos. Estaban por lo general mucho más lejos hacia la base de la montaña. Alguien las había estado observando. Sabían sobre los ejercicios. De alguna manera, la seguridad se había penetrado lo suficiente para que el enemigo casi los hubiera cegado. - Yendo y viniendo y mirando el tablero de comando no va a hacer que el tiempo pase más rápido - le dijo Brim mientras entraba, de nuevo en la sala de comando trayendo café. Dos tazas. Dios bendiga su corazón. Tomó uno de ellos. - Esa taza era para los técnicos de comunicaciones - señaló. - Los técnicos pueden bajar y conseguir la suya propia - murmuró ella mientras probaba la infusión de cafeína. Es raro que pudiera hurtar lo que realmente pasaba a sus guardaespaldas. Ellos, siempre la manejaban para que la derramara o encontraban una forma de robar la infusión. Ashley varias veces había encontrado una manera de escupir en ella mientras se volvía traviesamente sonriendo a Anya, conociendo el daño que le haría beberlo. Ella sonrió a los técnicos en comunicaciones antes que Brim tirara su silla y se dirigió al salón. - Usted puede ponerse histérica como el infierno para todos, yo la cuido - Brim se encogió de hombros. - No va a cambiar nada. Él va a entrar aquí desgarrando culos, y no será mi trasero el destrozado en ese momento -. Ella redujo sus ojos sobre su taza de café. Su espeso cabello negro era corto, lo suficientemente corto como para que a veces se levantara sobre su cabeza. Brillante ojos de color azul la miraban fríamente. Él siempre la miraba fríamente, desde la primera vez que la había visto. Nada parecía tocar a Brim. Nunca se preocupaba, nunca tenía prisa, nunca se entusiasmaba. El se deslizaba por la vida. - Él no tiene ninguna razón para rasgar el culo de nadie aquí - replicó finalmente. No es culpa nuestra si los bastardos encontraron la manera de acceder a nuestros códigos de comunicación -. - ¿Tú crees que esa es la razón por la que va a estar enojado? - él dejó en sus labios como un capricho de diversión. Sin embargo, ninguna de diversión mostraron sus ojos.Coya, estabas ahí fuera, con los enlaces de comunicación desactivados, y sin informar al Comando que se encontraban fuera de las cavernas. Él va a desgarrar el culo de cada soldado que te vio escurrirte y no informó de ello. Luego pasará a desnudar a tus 59

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guardaespaldas hasta el hueso. Ashley va a llorar lágrimas de cocodrilo y probablemente sea más suave. Emma y Sharone van a ser tomadas como los soldados que fueron entrenados para ser, y que sólo van a mear afuera porque él odia eso cuando van todos como estoicos soldados a él. A continuación, es el momento que trabaje en usted… - un parque de diversiones había tocado sus ojos en este momento. - Bueno, vamos a decir, que probablemente tenga su máxima diversión cuando tú estés involucrada. Tú sabes que ha estado bastante más molesto por la orden de separación Tal vez debería comenzar a planificar la ceremonia oficial de aceptación. Usted la necesitará una vez que los dos lleguen por vía aérea - . Se estaba riendo de ella. Como si una ceremonia de boda haría algo más que asegurar a las Castas de todas las especies que Del Rey la había aceptado como su compañera y su hembra Alfa. Ella podría negarse él, como Hope le explicó, pero si él la rechazaba a ella, entonces ella podría convertirse en juego cuando aparecieran las más salvaje cualidades que formaban parte de la genética de las Castas. El respeto se consigue de muchas formas. Un líder Alfa lo merece. Una mujer humana puede sólo casarse en la sociedad de la Casta. - Pobre bebé - ella expresó burlonamente. - Realmente, Brim, ¿por qué no sólo seguir adelante y tener una alegría sobre él? Estoy seguro que todos aman unirnos. Más tarde tal vez -. Él abandonó entonces - Ashley está limpiando por usted. O es usted la que le enseñó toda la mierda a la niña? -. Su nariz quemaba mientras se apartaba de él y sorbía el café. Ni Ashley, Emma Sharone estaban presentes aquí para robar su taza, iba a disfrutar de ella. ¿Dónde diablos estaba Del Rey de todos modos? - ¿Crees que todo está bien? - volvió de nuevo a su preocupación - Si él se lastimó, nos enteraremos, no es cierto? -. Él la miró con sorpresa. - Él no está herido, Coya -. - ¿Cómo lo sabes? - ella lo siguió cuando se alejó de ella y recogió el mensaje de la almohadilla que había estado en la presentación de los informes más temprano. Su mirada se mudó de nuevo a ella. - Si el alfa resultó herido, un vínculo comunicación se habría activado con una situación de emergencia de socorro. Nosotros la hubiéramos recibido, y cada soldado en la base y en Haven habría fluido a lo largo de las montañas como las hormigas asesinas. ¿Satisfecha? Respiró y lo miró regresar - No como yo, ¿verdad, Brim? -. Parpadeó sorprendido... - ¿Por qué piensas eso? Eres mi Coya, lo mismo que Del Rey es mi Alfa. Que me disgustes es contrario a las normas - . ¿Había diversión en sus ojos? No, ella tenía que estar equivocada, pero era evidente que no tenía intención de jugar justo esta mañana. Él y Del Rey estaban demasiado disgustados por esto. 60

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- Gracias - susurró antes darse vuelta y volver al salón, donde se sentó en el sofá largo que estaba en el interior de la habitación vidriada. Las cavernas estaban excesivamente tranquilas a esta hora de la mañana. Los Coyotes parecen caminar de puntillas por la zona mientras se trasladaban a sus funciones. Los equipos no habían sido llamados a salir, pero eso no significa que los equipos no estaban dispuestos a ir. Cada soldado en la base estaba armado hasta los dientes y listo para moverse si era necesario. Estaban vestidos con sus uniformes militares sencillos, con las insignias de Casta Lobo en el hombro. Ellos necesitaban sus propias insignias. Que promuevan un sentimiento de orgullo por sus propios esfuerzos. Demasiado a menudo se confunden con los lobos, y ella sabía que ellos, a menudo, comentaban lo mismo. Había una deliberada pereza a propósito de los hombres que se habían originado con Del Rey, de los que habían sido recogidos por los otros. Después de todo, como Del Rey a menudo decía, si fueran perfectos, seríamos Lobos. Terminó el café lentamente mientras esperaba. Cuando el vaso estaba vacío, lo puso sobre la mesa y caminó a ritmo por la sala, sus manos dentro de los bolsillos de los cómodos pantalones de algodón que se había cambiado después de la ducha en la noche anterior. Una larga camiseta caía sobre sus piernas y su corpiño la estaba sacando de quicio. Fue y vino por la habitación varias veces antes de tirarse en la esquina del sofá y mirar de nuevo la sala de mando. Brim estaba sentado en su silla. Era la silla de ella cuando él y Del Rey estaban fuera de la base. Lamentablemente, la orden de la separación le dio a él el mando de esa silla, mientras que Del Rey estaba en la base, en lugar de permitirle mantenerlo. Brim debería haber sido el segundo al mando de ella cuando Del Rey se iba. O fuera de ahí, protegiendo sus superiores Alfa, arrogante trasero. Ella apoyó sus codos sobre las rodillas antes de empujar frustrada, sus dedos a través de su cabello. Bueno, mientras ellos no estaban siendo capaces de escurrirse y jugar sus juegos más. Al menos, no sin respaldo. Ella podría manejar eso. Ella estaba acostumbrada a la Base y las comunicaciones habían garantizado que ella considerara la amenaza aceptable. Ella había cometido casi un mortal error y ese error era una pesada carga sobre sus hombros. Sharone, Emma y Ashley no sólo eran guardaespaldas. Ellas eran sus queridas amigas. Ella se había criado con ellas, a veces pensaba que eran las hermanas que sus padres nunca le dieron. Movió sus hombros, que le dolían por el agotamiento, luego tiritó de frío. Sentía frío todo el tiempo, y el frío había crecido después que Del Rey no había regresado a una hora de ella. ¿Qué tiempo le tomaba capturar de cualquier modo a cinco bastardos que buscaban matar? Uno de los francotiradores del Coyote podría hacerlo fácilmente. 61

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Respirando irritada, dobló en la esquina del sofá y tiró sobre ella la pequeña manta que descansaba sobre el respaldo del sofá. Ella tenía demasiado frío. Y demasiada preocupación. Si él estaba lastimado, sería su culpa. Y no era justo, pensó con un margen de autocompasión. Si alguien tenía que lastimarse, debía ser ella. No extraños que no la conocían. El problema era, pensó, que no quería lastimarlo. Ella estaba demasiado preocupada para considerar dañarlo. Ella sólo lo quería en casa. Una vez más, Del Rey se vio obligado a seguir el aroma de su compañera a través de las cavernas para encontrarla. Sin comunicación. No había llamado a Brim para localizar, a su compañera que faltaba nuevamente, y que estuviera meando afuera. Comprobó su habitación en primer lugar, pero ella no estaba allí. Ella no estaba con sus guardaespaldas y ella no estaba en la comunidad o en las habitaciones. Ella no estaba en la cocina, o si había estado allí, ella se había ido ahora. Pensó tal vez, cuando capturó el aroma de ella allí. Por último, hizo un alto en el Comando se enfrentó a Brim. - ¿Dónde está ella? - le preguntó al otro hombre mientras caminaba con los hombros caídos y se sentaba en la silla que estaba en la parte trasera y al lado de la habitación. Brim lo miró desde la presentación de informes, que estaba completando en su libreta, con una mirada burlona en su rostro - Usted la ha perdido otra vez? -. La expresión carente de emociones, el frío en su voz, Del Rey advirtió que él y su segundo al mando sólo podría estar llegando a otro desacuerdo en lo que a la compañera de Del Rey se trate. Se está convirtiendo en una lucha común y permanente entre ellos. - No jodas conmigo, Brim - él gruñó mientras los demás hombres instalados en la plataforma al lado de la silla de mando, los miraron. Miró ferozmente a Brim que pocas veces lo molestaba. Había algunas veces que lo hizo. El bastardo. Del Rey a menudo se preguntaba si su amigo lo desafiaba por el liderazgo de la manada, quien saldría ganador. O si cualquiera de ellos sería. Ellos se conocían muy bien uno a otro, todos los defectos. - Es un poco pronto para masticar su culo - respondió finalmente Brim. - Ella fue y vino por la sala de comando toda la noche, preocupándose después de tu valioso pellejo. Déjala dormir - su respuesta fue expresada en un tono bajo que no llegó más lejos que a ellos los dos, pero el deliberado insulto tenía el animal dentro de Del Rey aumentando de su temperamento. - Ella no está en sus habitaciones durmiendo, teniente - Del Rey le dijo, con su tono de advertencia. - Ahora, voy a preguntar una vez más, donde esta ella? -. La ira de Brim se indicaba en la mirada. - Ella está segura. Déjala dormir un rato más largo - había llevado su mano para la libreta de nuevo, cuando Del Rey dio un bajo y salvaje gruñido. 62

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La mandíbula de Brim apretada. - Ella bebió café no hace mucho tiempo. Tú sabes lo que hace en ella; Sharone ya te lo había informado. Un enfrentamiento en estos momentos no es lo que necesita. Ella necesita dormir - . Del Rey lo miró nuevamente, sin parpadear. - Dejaste que bebiera café? - Del Rey siseó. - ¿Has perdido tu jodida mente? La mandíbula de Brim apretadas así como la luz azul de los ojos destellaba de ira. - Bueno, yo no estaba dispuesto a escupir en él como Ashley hace - él replicó burlonamente. - De alguna manera me parecía grosero -. Como si a Brim le importaba parecer grosero. - Se supone que ella no toma café - Del Rey gruñó. - Ella se parece al maldito conejo de Energizer en el infierno y tú lo sabes. Es irritable y peleadora y amenaza con matar a cualquiera que se interponga en su camino. Por lo general los minutos que me ve -. El apareamiento de calor y la cafeína no se mezclan bien en absoluto. A menos que el varón compañero en cuestión estuviera en un pequeño BDSM y un equipo completo adentro de una desafiante y cambiante compañera. - Ella no puede comer chocolate, ella no puede tomar un café, ella no puede ver a su familia, ella no puede pasear en la maldita noche - Brim se trasladó de su silla y de nuevo miró a Del Rey entonces, dejando caer la impasible fachada. - Ustedes toman todo de una mujer que una vez que primero tenía libertad y control y esperan jugar estos juegos estùpidos con ella que han desarrollado para ponerla de espalda en su cama y luego se preguntan por qué ella no les informa de lo que está haciendo cada vez que lo está haciendo. Diablos, Del Rey, es una maravilla que no te haya disparado -. - Y una maravilla que tú no le hayas prestado el arma - se mofó Del Rey. - Estoy harto de obtener ataques tuyos sobre ella. Tú no eres su hermano -. Los labios de Brim encaprichados. - Creo que necesita un hermano. Tal vez voy a solicitar al tribunal su adopción. Alguien tiene que ver más allá de sus propios deseos en cuanto a esta mujer se refiere -. Si no fuera por el hecho de que Del Rey sería condenado ciertamente Brim estaba seriamente fraternal, más que lujurioso con Anya, entonces tendría que haberlo sacado hace años. Habían estado luchando sobre Anya, desde que se presentó en ese maldito bar, y los enfrentamientos sólo han sido más frecuentes en los últimos ocho meses. - Estoy perdiendo la paciencia con esto, Brim - él advirtió. - Trata de ser honesto con ella entonces - Brim cruzó sus brazos sobre su pecho y miró ferozmente a Del Rey. Era, posiblemente, el único hombre en el mundo que podría salirse con la suya. - Deberías haber sido honesto con ella desde el principio -. - Oh sí, tendría que haberle dicho a una virgen de dieciséis años que tenía la intención de joderla como el infierno después de que ella creciera, y que iba a disparar a su padre y primos porque le permitieron ponerse en peligro. Ahora, no querías que

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hubiera inspirado la confianza en mí? Hemos conseguido manejarla a ella y a las Castas que rescatamos de esa instalación subterránea, no nosotros, Brim? Este argumento lo había acompañado por casi siete años. Por alguna razón Brim habían adoptado a Anya desde el momento en que la vio. No hubo pasión, hubo preocupación. Y Brim rara vez se preocupaba por otros, además de Del Rey. Habían estado luchando juntos desde que eran niños. Habían sido creados en el mismo laboratorio y escaparon luego, cuando primero entendieron que eran presos y esperaban para matar. Cinco, Del Rey cayó en la cuenta. Brim había estado cinco años y Del Rey había estado diez cuando comenzaron la planificación. Brim tenía quince y él veinte, y ambos eran endurecidos asesinos, antes de pudieran manejarlo. Habían estado juntos casi dieciséis años, y hasta Anya, nunca Brim había cuestionado los planes y los proyectos de Del Rey. - Deberías haberle avisado antes de disparar a su padre acerca de lo que tenías que hacer - Brim repetía su viejo mensaje. - Todo lo que tenías que hacer era decirle que si no lo hacías, se pondrían en peligro sus vidas. Habría entendido. Tú no tuviste que shoquear su caparazón -. - Bueno, mierda, sólo vamos a obtener nuestra pequeña máquina del tiempo y volver atrás y solucionarlo - Del Rey se mofó. Brim hizo muecas. - ¿Dónde carajo está mi compañera, teniente? -. Brim suspiró. - Ella está durmiendo en el salón. Ella se fue a dormir hace menos de una hora, Del Rey. Ella estaba enferma de preocupación mientras estabas allí afuera. Parecía que no había dormido en meses. Déjala infierno solo por un momento -. Eso fue todo. Las manos de Del Rey se envolvieron alrededor de la garganta de Brim y aplicaron suficiente presión para asegurar al otro hombre que estaba fuera de juego. La mirada de Brim vaciló. - No hemos luchado desde que teníamos quince años y decidiste que podía llevar en mi mochila la posición Alfa. ¿Quieres probar de nuevo? -. Brim lo miró por mucho tiempo, momentos de tensión antes que él suspirara. - Te juré lealtad. No voy a volver sobre esto -. Del Rey estaba debilitado. - No te metas entre Anya y yo, Brim. Juré cuando volvimos tratarla de manera más justa. Acéptalo, y vamos a superar esto -. - Cuando ella lo acepte - Brim se encogió de hombros. - Hasta entonces, usted está atrapado con mi mierda -. Del Rey casi sonrió antes de sacudir la cabeza en el lío que había hecho por sí mismo. - Voy a llevar a mi Coya a su habitación. Les dirás a sus guardaespaldas, le informarás a cada soldado en esta base, que cualquier orden que ella de que consiga acceso fuera de esta base es ir en mi contra primero. Esta entendido? -. 64

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Brim hizo una mueca. - Mal movimiento - . - ¿Esta entendido? - repitió. - Por supuesto, Alfa Delgado - respondió burlonamente finalmente Brim. - Yo entiendo inglés muy bien -. Búrlate Coyote hijo de puta, Del Rey pensó con cariño. - Hemos traído a un preso – le dijo a Brim entonces. - El necesita ser transportado a Haven. No hemos terminado la celda de detención todavía aquí y no quiero correr el riesgo de que se escape. Ve si puedes encontrar alguna comunicación segura con Haven y hazles saber que estamos llevándolo. Dile que quiero participar en el interrogatorio - . Brim asintió y se alejó a hacerlo mientras Del Rey se trasladó hacia el salón. La puerta estaba cerrada, el interior era insonorizado para las reuniones cuando fuera necesario, esa fue la razón por la cual no había capturado su olor cuando entró en el Comando. Ella estaba doblada en la esquina del sofá durmiendo. Una pequeña manta estaba envuelta a su alrededor, y ella parecía friolenta. Se preguntó si tenía frío como a veces él lo tenía. Hubo noches que el frío lo caló hasta los huesos, la necesidad de envolverse alrededor de calor lo comió por dentro. No era todo sexual. Había tenido seis años para formar el vínculo que tenía con esta mujer, dejarla ir era imposible. Él debería haberlo sabido cuando primero se dio cuenta que estaba reclamándola para sí mismo que los juegos no querían funcionar con ella. Ella era malditamente fuerte, muy fácilmente afectada por ellos. Ella no vio las astutas manipulaciones que hizo. Ella no jugaba esos juegos que otras mujeres atrapaban tan fácilmente. Ella, simplemente, era justo Anya. A diferencia de cualquier otra mujer, a diferencia de lo que había conocido en toda su vida. Se trasladó al sofá y se agachó delante de ella, mirándola dormir. Diablos, ella parecía de dieciséis más que veintidós. Su aspecto no había cambiado mucho en los años desde que la conoció la primera vez. Todavía tenía inocencia en la curva de sus suaves labios, y cejas rojo oro traviesamente inclinadas. Le gustaba embromar, y le gustaba jugar. Sharone había enviado vídeo tras vídeo de su compañera durante los meses. Capturando una bola de nieve con Ashley, las grabaciones de las tres mujeres boxeando en el gimnasio, mientras ellas la entrenaban para luchar. Se reía con ellas. Ella trató de acostumbrarlo a reír. Diablos, Brim debería hacerle disparado tan pronto como se dio cuenta de lo que Del Rey estaba haciendo. Había sido merecido. Moviéndose cuidadosamente, deslizó sus brazos por debajo alrededor de sus rodillas y levanto su espalda contra su pecho. Ella había tomado café, si se despertaba, iba a ir balísticos en él. Deseó que durmiera por un tiempo más largo. Un montón más, si él tenía suerte. Pero ella no debía dormir en este sofá en la sala de comando. Tenía una 65

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cama. Dos en realidad, la suya y la de ella. Si ella necesitaba dormir, entonces ella podía hacerlo con comodidad. Mientras se trasladó desde el salón, ella se abrazó más cerca, su nariz fría enterrada contra su cuello mientras un pequeño estremecimiento trabajó sobre ella. Tenía frío. Una oleada de posesividad se disparó a través de él en la comprensión. Las cavernas no eran frías. Había setenta y un cómodos grados casi todo el año. Si por casualidad alguna parte de ellas era más fría, entonces había calefacción en las unidades del lugar para hacerse cargo de eso. La agarró íntimamente mientras se trasladó a través de la piedra y el acero reforzado de los túneles de sus cuarteles. Había sido rechazado por ella en su cama, él sabía, las luces izquierda bajas, pero maldito era quería ponerla en su propia cama. Se preguntaba si era posible que ella durmiera con él poniéndola en su cama. Estaba más que dispuesto a sacar su vestido, aunque no era tan sacrificado cuando se trataba de su propia ropa. Arroparla contra su cuerpo desnudo le hacía una gracia del infierno. Valía la pena intentarlo. Mejor luchar con ella ahora que tratar de seducirla allí en una semana o algo así. Tal vez sólo necesaria poner su pie un poco. Nunca había hecho eso con ella. Nunca puso sus límites que no sea no permitir su padre en Haven sin su presencia. Ella simplemente había renunciado a ver a su familia en lugar de hacerlo delante de él. Él frunció el ceño oscuro mientras entraba a su propia habitación. Había renunciado a verlos? Él la miró. Maldita sea, había declarado que ella no podía verlos en Haven o en la Base sin su presencia. Apostaba dinero que los había visto en alguna otra parte. ¿Por qué diablos él no había considera aquel pretexto? Anya no habría pasado tanto tiempo sin ver a su familia, incluso si significaba tratar con él. Astucia, conveniencia pequeña diablita. ¿Cómo había estado tan equivocado acerca de ella? Y él sabía claramente que obviamente lo estuvo. Anya era terca como infierno, pero amaba a su familia con una devoción que él estaba francamente celoso. Él sabía claramente, en la parte inferior de su intestino, que ella se había encontrado con ellos en algún otro lugar. Sin duda con la plena aprobación de sus guardaespaldas. Iba a tener que hacer algo con respecto a las condenadas mujeres pisoteándolo en su propia base. Su Coya. Aquella peleadora pequeña genio Ashley que tanto ama jugar a la rubia tonta. La demasiado extravagante Sharone y la tranquila y manipuladora de Emma. Diablos, esperaba que los felinos lograron moderar algunas de aquellas mierda en las jóvenes gemelas que ellos estaban criando. Sacudió la cabeza, ubicó a su compañera cuidadosamente sobre su propia cama y retiró la pequeña manta que había intentado utilizar para calentarse mientras él la 66

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cubrió con la sábana y edredón. No se molestó con las luces. Se despojó de su ropa, se deslizó a su lado y la tranquilizó en sus brazos. Casi gimió con en el calor de su cuerpo en contra de su propia carne refrigerada. La forma en que se colocó contra él, mascullando, refunfuñando un poco con irritación encantadoramente femenina hasta que estuvo lo más cerca posible, su nariz enterrada en contra de su hombro, su cuerpo redondeado en su escondite hasta que pudo sentir que su calor se filtró en él. Sus ojos cerrados mientras la emoción le amenazaba con hundirlo. Mierda, no negociaba con emociones. No era su maldito traje fuerte. En el laboratorio había sido creado y entrenado sin ella, había aprendido a dejar que nadie, salvo Brim supiera sus debilidades. Nada que lo toque. Para no sentir pesar. No conocía la posesividad. Lecciones que le habían enseñado en el más exigente de los modos. Lecciones que había adaptado, con demasiada facilidad a una edad demasiado joven, supuestamente debido a su genética Coyote. Ellas lo habían asaltado la primera vez que había visto a este frágil joven mujer. Suavemente redondeada, ella no era exactamente delgada. Era un buen manojo para un hombre. Algunas podrían haberla acusado de ser un poco pesada. Pero ella era perfecta para él. Con su pequeño trasero redondeado, sus regordetes senos y sedosos muslos. Podía mantener a Anya. Ella no era piel y huesos, ni era musculosa y dura. Era suave. Suave y cálida. Y ella era la suya. Pasó su mano en el pelo liso con un ligero toque mientras él hacía caso omiso del pesado, desesperado palpitar de su polla. Él había aprendido a dejar salir el dolor durante los meses. No fue fácil, pero había sido capaz de tomarla, había sido capaz de calentar el hielo que a menudo atormentaba su interior, había valido la pena. Por primera vez en más de ocho meses, Del Rey se sintió caliente. Él no estaba dispuesto a renunciar a eso. Sí, iba a tener que poner el pie hacia abajo. Dormiría aquí, o él dormiría en su cama. Dormir. Sostenerla. No podía exigir nada más. No exigiría más. Pero por Dios, estaba decidido a reclamarla.

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CAPITULO 6

Ella estaba caliente. Demasiado caliente, se sentía toda caliente y relajada. Bueno, casi toda relajada. Había una pequeña excitación que parecía no podía deshacerse en los últimos meses. La humedad entre sus muslos, el dolor en su clítoris, los pezones duros. Y había tirado su sujetador a la cama por alguna condenada razón. Odiaba usar un sostén en la cama. Ella se despertaría lo suficiente para sacárselo, pero aquello significaría sacar la bolsa de calor que había logrado encontrar, y ella no estaba dispuesta a hacerlo. Ella se meneó íntimamente, y cayó en la cuenta que tenía que estar soñando de nuevo. Porque eso no era un horno que ella estaba abrazando, eso era un duro, claramente despierto cuerpo masculino. Sus labios se ladearon en las esquinas. Ella tenía que estar sin duda desesperada para estar soñando tan bien. Ella no había soñado, como esto, bueno, quizás en días. Pero ella nunca ha estado tibia en esos sueños. Había estado fría y temerosa, confundida y mendigándole su ayuda para calentarla, mientras él la miraba confundido. -Del Rey. Todavía había momentos cuando ella estaba sorprendida que tan increíble creación le había tocado a la sin atractivo, pequeña regordeta Anya Kobrin. Su padre siempre le dijo que ella era material de madre, y que un día ella encontraría un buen hombre que la apreciaría. Los hombres ella sabía están con la mujeres altas, delgadas y bellas. No las bajas y regordetas como ella. Pero desde el momento en que se reunió por primera vez con Del Rey, cuando estaba a su alrededor, no se sintió gorda o sin atractivo. Ella se sintió excitada y cálida, hormigueándole todo. A los dieciséis años había tenido su primer sueño sexual en serio, y no habían parado. Así que sí, este era definitivamente un serio sueño, ya que Del Rey no la estaría tomando. No la había tocado después que el había tenido relaciones sexuales con ella la primera y única vez, y él no se limitaba a tomarla de nuevo para mantener su calor. No con la erección que podía sentir presionando entre sus apretados muslos. Él era tan grande como ella recordaba, ella pensaba en sueños. Tan densa y pesada. Sintió cada sonido de cada vena hinchada de aquel grueso eje, mientras empujó dentro de ella esa noche. El placer / dolor de eso ha sido casi más de lo que podía soportar. Los shoqueantes acontecimientos que vieron después, sin embargo, casi la habían arrojado a un shock catatónico. 68

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Había sido grande, pero mientras comenzó la liberación en su interior, otra hinchazón secundaria, había crecido en medio de esa caliente y dura polla. Se había anudado en ella. La genética animal la había golpeado como a una perra, esto es como el Dr. Armani lo había explicado. Era parte del calor del apareamiento. Parte de los cambios que se producen en hombres y mujeres mientras ocurre el apareamiento. Era algo que el mundo no era consciente, y algo que Anya sabía no ayudaría a la Castas si se conociera. Ella se dejó tocar por él. Ella estaba durmiendo, y este era su sueño. Le gustó este sueño más que la mayoría, porque podía sentir el calor de su cuerpo. Ella pudo mimarlo como ella quería. Se escandalizaría el Coyote Alfa grande y difícil al saber que ella anhelaba mimarlo? Incluso cuando lo había odiado, había estado al borde de mendigarle que la deje tocarlo, que la deje compartir la calidez de su cuerpo. Su mano pasó suavemente sobre su hombro, sus bíceps. Tímido dedos tocaban los fuertes músculos debajo de la carne dura. Ella acarició su brazo hacia abajo, mientras él yacía sobre sus caderas. Ella dejaba sus uñas raspar sobre su piel, disfrutando de la ondulación en respuesta a su toque. Bien, eso era una nueva sensación en su pequeño paisaje de sueño. Ella no sentía normalmente esto. Debajo de sus labios, llameó más calor. El sabor salado de carne masculina se reunió con su lengua mientras ella lamió un duro músculo pectoral. Una respuesta susurrada allí, mientras apretaba por debajo de la lengua. A ella le gustó eso. Este sueño era increíblemente más satisfactorio que cualquier otro. Ella pensó que tal vez escuchó un gemido o un gruñido, y lo archivó para pensar más adelante. ¿Gruñiría cuando ella lo tocara? Dudaba de eso. No había querido antes su toque, sólo su beso. No había querido juegos previos o calidez, sólo el acto principal. Ella puso mala cara con el pensamiento, y por los daños y perjuicios durante los meses, quemaron su carne, sólo para estar en contra. Su sueño amante amaría aquel pequeño mordisco. Y lo hizo. Definitivamente gruñó. Un sonido áspero de placer mientras sus brazos la apretaban a su alrededor y su polla se movía nerviosamente entre sus muslos. Aquella carne dura estaba presionando contra su sexo, calentándola mientras movía sus caderas, presionando en el corte de sus muslos. El no se había molestado con sólo presionar contra su vientre. No, el sueño del Rey era tan arrogante como el que conocía cuando estaba despierto. El había ido de cabeza y empujó entre sus piernas como si fuera su derecho. Coyote arrogante.

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A veces, le gustaba aquella arrogancia un poco demasiado. A ella no le gustaba admitirlo. Tenía la intención de llevarse ese secreto a la tumba con ella, porque no le importaba la excusa que dijo a su padre sobre las acciones de Del Rey, ella no estaba dispuesta a excusar su falta de confianza en ella. Ella había confiado en él. Él debió confiar en ella. Y él debería haberla acariciado a ella después de joderla, era así de simple, en lugar de montarla como si la hubiera comprado en la calle y no pudiera soportar mirarla a la cara. Ella lo mordisquearía nuevamente por ser tan malditamente desconsiderado. Su sueño. Mordiscos permitidos. Pero luego ella lamió sobre el pequeño mordisco y gimió con el gusto de él. Dios amaba su gusto. Quería probar todos los gustos de él, desde sus labios a sus muslos y entre todas las partes. Quería sentir el calor de su pesada erección entre sus labios, ella quería lamer la gran cabeza, quería saborear la esencia caliente del hombre. Ella lo quería mientras se estaba quemando por ello. En un lejano rincón de su mente fue advertida de tener cuidado, que este sueño era demasiado intenso, demasiado rico en sensaciones. Pero ella no quería despertar aún. Sus manos acariciaban su brazo, y luego viajaron a su dura cintura y caderas. Estaba tan malditamente todo duro y demasiado caliente. Ella dejó que sus muslos sujetaran la erección entre ellos, creando una fricción y presión contra su clítoris mientras ella escuchó murmurar una maldición. Ella sonrió con el sonido. Su voz era muy ronca, muy primitiva y profunda. Le gustó. Ella quería oír más de él. Más tarde. En primer lugar, quería su beso. Había anhelado su beso durante tantos meses. A veces, ella juró que ella podía casi sentir el sabor picante, caliente y maldito en su boca. A veces, ella juró que estaba aún caliente, aunque el Dr. Armani aseguró que sus hormonas estaban estables. - Bésame- , ella le ordenó. Fue una orden, un mandato. Ella quería ser besada y lo quería ahora. Y él tuvo el mejor cumplimiento. Su sueño. Su beso. Era el tiempo oportuno para conseguir a la Coya. Del Rey sabía que estaba muriendo. Que estaba yendo derecho al infierno en llamas en aquella maldita cama, por todos los pecados que había cometido. Y besarla lo enviaría allí. Arqueó su cuello hacia retrocediendo de sus pequeños labios inquisidores. No besos. Pero que maldita aquella orden dada por ella le había enviado un golpe de lujuria en su intestino. Había sonado demandante, caliente. Mierda, era tan perverso. Podía ver a su

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pequeña Coya salvaje montándolo a horcajadas, de rodillas, pidiendo su polla. En lugar de Bésame, había ordenado Jodeme. Estaba tan cerca de jadear que era malditamente patético. Dejó una mano en la maraña de rizos rojo oro de su pelo mientras la sostenía en su lugar. No maldito modo la estaba alejando de él, pero si la besaba ahora, estaba posiblemente por encontrarse delante del Tribunal de las Castas de nuevo. No besos, el Dr. Armani le había advertido hace meses. No sin el permiso de Anya. Y estaba seguro que el buen doctor no daría su aprobación para dormir con ella. Las hormonas afrodisíacas en las glándulas de la lengua eran malditamente eróticas TNT. Él lo sabía. Estar allí, besándola y quemándose en las llamas. Besarla era solo hacer esto peor. Pero Dios le ayude, él sufriría por besarla. Por hundir su lengua hinchada en las aguas profundas de su caliente boca y sentirla succionar aquella hormona para sí misma. Entonces, quería sus labios inferiores. Chupando su polla con el mismo hambre que estaba alcanzando por su beso ahora. Seguro como el infierno no estaba frío ahora. Se estaba quemando de adentro hacia fuera, de manera desesperada por el gusto maldito de ella y se preguntaba si podría aguantar. - Bésame - su voz se hizo más profunda, sexy y áspera, aquel toque de mando, hizo que sus caderas tironearan en su contra, enterrando su polla más profundo entre sus muslos. - Anya - su mano se apretó en su cabello - No hay besos -. La astucia, la manipulación, el cálculo. Él era un coyote, era bueno para eso. Él tiró su cabeza hacia atrás, mirando en las aturdidas características de su cara, la somnolienta sensualidad. Ella gimió, un sonido pequeño perdido que desgarró su alma. - Un beso - ella susurró. - Anya, despierta - el gruñido de su voz era tan duro que lo sorprendió - No voy a ir a otro tribunal por engañarte -. Su pestañas onduladas se abrieron, sus ojos azules estaban más oscuras, más sexy. Ella lucia desarreglada y lista para ser follada. Estaba seguro como el infierno que estaba listo para follarla. - Despierta, Anya - la miro ferozmente - La próxima vez te beso, sólo será porque conoces lo que esta llegando. No me pararía ante otro tribunal y ser despellejado por tomar lo que es mío -. La conciencia apareció en sus ojos. Sus mejillas se ruborizaron, una coloración rosa perfecta mientras él miraba la realización de las transformaciones en sus facciones. - ¡OH mi Dios. No es otro sueño - ella endureció sus dedos curvados contra sus hombros, y Del Rey sabía lo que venía. 71

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Anya estaba fuera de la cama tan rápido como pudo desenredar sus piernas y romper su propio agarre. Ella tropezó a un lado de la cama, luchando por conseguir que sus débiles piernas la sostengan mientras miraba a Del Rey con horror. Ella estaba en su dormitorio. En su cama. - ¿Cómo llegué aquí? - ella escuchó el chillido de su voz mientras él la miró perezosamente y se levantó sobre un codo. - Tu coño está demasiado húmedo mojando el fino pantaloncito - él gruñó - Puta, Anya. No puedo verlo -. Explotó dentro de ella un horror indignado mientras lo miraba, viendo la menor de las oscuras impresiones contra la tela gris donde su polla se había frotado contra sus pantalones cerca de su sexo. No tenía puesta bragas. ¿Por qué ella no se había puesto bragas de nuevo? Oh sí, ellas le raspaban su engordado clítoris y la irritaba. - ¿Por qué estoy en tu habitación en lugar de la mía? - ella volvió de nuevo a él. Él susurró lentamente - Sonambulismo? Mi, mi, Anya, tratando de abordarme en mi sueño? ¿Debería yo protestar por esto delante del tribunal? -. Ella comenzó a temblar. Ella lo había hecho una vez o dos veces en la actualidad. Se fue a dormir a su cama y despertó en la Del Rey. Aunque sólo un par de veces. Y nunca él había estado en ella. Sacudió la cabeza, sintiéndose pálida - Hice esto? - susurró ella, estremeciéndose con el conocimiento que podía haberse colocado como hasta el presente. Sus cejas se levantaron mientras susurró de nuevo - En realidad, te traje aquí desde el salón y donde te escondiste de mí. Tú duermes profundo, bebé. Yo podría haberte follado y anudado antes que supieras lo que le sucedía -. Oh mierda. Anya tragó tiesamente. Él la había llevado desde el salón y la puso en su cama. Y esto era lo que había sucedido en la primera oportunidad que había tenido que olvidar que él era una serpiente mentirosa. - ¡Desgraciado! -. - ¿Sí? ¿Y? - él sonrió satisfecho - Hemos establecido este hecho, no es cierto? ¿Vas a empezar a tirar las cosas ahora? -. Se estaba riendo de ella. Atreverse a reírse de ella porque le había hecho esto. Esto, hizo su sueño con él. Pero ella recordaba su sueño con claridad. Ella sabía quien había comenzado a tocar en primer lugar y quien había sido exigente. No ha sido él. Había sido su arrastrarse en todo él como una perra en celo. Calor. El calor del apareamiento. Ella le lanzó una mirada desdeñosa antes de apresurarse a atravesar la habitación y abrir la puerta de su propio dormitorio. - Seguimos sin comunicación? -. Tomó la línea de seguridad a un lado de su cama y apuñaló con su dedo el botón para conectar al mando. 72

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- Sí, Coya? - Brim todavía estaba allí. - Hay comunicación? - su respiración era difícil, pesada. Se sentía al borde del pánico. A punto de precipitarse de nuevo a él y exigirle que le diera ese maldito beso. - Todavía no. Todavía estamos esperando a Del Rey y Jonas Wyatt de la Oficina de Asuntos de las Castas examinen el diagnóstico sobre los componentes electrónicos que se encontraron con los cazadores. Es algo malo? -. - Necesito ver a Arman - dijo suavemente – Ahora -. El silencio llenó la línea por largos momentos. - ¿Estás enferma? - su voz era tranquila, fría. Típica de Brim. - Yo. . . yo tengo una rara reacción a la terapia hormonal - ella tragó apretadamente Hay alguna forma de contactarla? -. Él estaba en silencio nuevamente. Largo tiempo. - Puedo tener un equipo esperando para llevarte a Haven tan pronto como hable con Del Rey y recibir la conformidad para hacerlo. ¿Le gustaría a él ponerte en contacto? -. Contactar a Del Rey? Sus ojos se dirigieron a la todavía puerta herméticamente cerrada, mientras tragaba ásperamente - No. No - ella sacudió la cabeza, porque estaba perdiendo su mente – Olvídalo -. Desconectó la línea antes de marcar el número de Sharone. - Sí, Coya? -respondió Sharone con cautela. - Consigue uno de los soldados - le ordenó - Necesito enviar un mensaje a Armani que necesito verla. Rápidamente -. - No puedo - le respondió su Sharone lamentablemente - Brim me contactó más temprano. No puedo tomar ninguna de tus órdenes que impliquen cualquier cosa fuera de base, sin pasar por el Alfa primero -. Anya se volvió lentamente mientras se abría la puerta y Del Rey se paró desnudo, despierto, en el umbral. - Necesitas ver a Armani? - él levantó su frente con diversión. - Déjame saber cuando estés lista, yo te llevaré allí. Me gustaría discutir algunas cuestiones con respecto a tus calores de apareamiento con ella -. Anya colgó el teléfono y caminó hacia él. Oh Señor. Su erección era enorme, pesada, venosa, la corona encendida y húmeda, y la vista de ella tuvo a todo su cuerpo debilitado durante preciosos segundos. Tuvo que forzar resistencia en sus piernas. Tuvo que esforzarse y enderezar su mirada de su polla a su cara. Y el bastardo desgraciado estaba sonriendo satisfecho. Parado ahí, toda carne dura y bronceada, un gallo que le hizo agua la boca agua, y los sensuales labios inclinados en una media sonrisa. Sentía su sexo volverse más calienta, sus jugos juntándose entre sus muslos. - Eso no es tu negocio - ella le informó a través de dientes apretados - Y tú no necesitas hablar con Armani sobre mi cuerpo -.

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- Por supuesto que necesito - le dijo, su tono ligeramente curioso - Es obvio que necesita más tratamientos hormonales para controlar el calor del apareamiento. Estabas chorreando sobre mí como la miel de un panal, Anya. Tengo un par de cosas que tengo que hacer en primer lugar, pero estaré listo en tres horas. Encuéntrame en la sala de comunidad -. Le dio la espalda y golpeó puerta al cerrarla mientras ella recogía el pisapapeles de madera de su escritorio y se lo arrojaba a la cabeza. Lo devolvió la puerta, y sabía, sabía, ella escuchó su risa haciéndose eco en la otra habitación. Estar lista mi culo. Ella no iría a ninguna parte con aquel Coyote sarcástico, socarrón y demasiado sexy para su maldito propio bien. Maldito sea. Dejarlo ir a él mismo. Ella empujó sus manos en su cabello con un gruñido de indignación ante de arrastrarlos a través de las trenzas. Y esto se sentía demasiado parecido a aquel maldito sueño que no era un sueño. Los dedos de Del Rey en su pelo, tirando de él, enviando sensaciones de placer fuerte, un poco quemante corriendo a través suyo. Ella se estremeció con el recuerdo. ¡Oh hombre, estaba en demasiados problemas aquí. Él tenía razón, ella necesitaba ver a Armani, porque el calor se estaba construyendo de nuevo y tenía un presentimiento que esta vez no podría controlarlo. Había cambiado. Era insidioso, creciendo en pequeñas medidas, la quemaba en su interior cuando ella menos lo esperaba y la abandonaba con su tacto, a pesar de que sabía que la culminación de toque era fría, solo el vacío. Ella se sentó en su cama y exhaló un gemido pequeño y estrangulado. No necesitaba esto ahora. De todas las cosas que ella no necesitaba, era que regresara el calor de apareamiento. Una hora después que Del Rey había escuchado el golpe del pisapapeles en la puerta de su compañera, estaba sentado en su oficina al lado del Comando y miraba a través de su escritorio a las tres mujeres Coyote que habían adoptado en su manada. Había oscurecido las ventanas, mientras reforzaba el interior, asegurándose que su pequeña compañera no podía pasar dentro del Comando y verlo hablando con sus guardaespaldas. Sharone Bryce se paró derecha como un militar más grande mientras ella miraba a la pared por encima de su cabeza, con expresión compuesta. Ni siquiera se había movido durante los minutos que había estado parada allí. Su pelo moreno estaba tirado atrás en una trenza delicada y pequeña que caía debajo de su cabeza. Trenza francesa, pensó que había oído que se llamaba. Sus ojos verdes avellano estaban fríos, pero pudo detectar el parpadeo de la desconfianza en ellos.

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Emma Truing estaba de pie de manera similar. Inmóvil y derecha, su luminoso pelo corto marrón enmarcando su cara bonita, tenía su nariz levemente curvada donde se la había roto en su adolescencia. Sus labios firmes, los ojos grises estables. Ashley Truing era un juego de pelota completamente diferente. A Del Rey le gustaba burlarse ella que era una verdadera Coyote: perezosa, indolente, demasiado encantadora para su propio maldito bien, astuta como el infierno y llena de diversión. Era un genio. Un asesino frío de piedra de pie delante de él con el pelo aclarado, casi rubio, sus ojos brillantes de color gris vueltos hacia él, aunque él sabía que podían llenarse con lágrimas de cocodrilo en cualquier momento. Y ella ni siquiera intentaba ocultar el hecho, estaba masticando goma de mascar entre sus dientes perfectos. Ella no estaba parada derecha, una de las caderas estaba ladeada y miraba aburrida. - Bueno ya, masticaron mi trasero. Les dije que hoy tengo que fijar mis garras. Y hay fiesta para este zapato Jóvenes Líderes de América o alguna está tirando mierda. Voy a llegar tarde, Alfa – Ella le puso mala cara - Vamos, no fueron totalmente malas. ¿Verdad? La conseguimos para usted -. Sabía que Ashley lo destrozaría primero. Emma se contrajo de dolor. Sharone cerró sus ojos irritada durante un breve segundo. Tendría que soltar la risa si la vida de su compañera y de estas tres mujeres no fuera tan importante para él. - Y si tú no me la hubieras conseguido, Ashley? - preguntó con un gruñido de advertencia en su garganta - Si ustedes cuatro hubieran muerto en la montaña, ¿entonces qué? -. Sus ojos ampliados - Ellos no tenían una plegaria - ella se burló. - Vamos, Alfa, sabía que tú la estabas buscando en el minuto en que nosotras dejamos no comunicación. Pensé que nos agarraría antes de lo que hiciste. Quiero decir, vamos, que estás totalmente caliente por ella. Ella no iba a estar fuera de tu vista todo ese tiempo cuando no sabias exactamente donde estaba -. Astuta, manipuladora, encantadora y muy intuitiva, porque será jodidamente directa. - Ese no es el punto - se inclinó hacia adelante en su silla - ¿Qué hubiera pasado si esa bala en la parte superior de la huella te hubiera matado? -. Ella le miraba inexpresivamente - Umm. La Coya lloraría. Yo estaría muerta. Y si eso hubiera ocurrido, yo esperaría que me vistas realmente bien y me des uno de aquellos fríos funerales ¿sabes? Igual que tienen las personas reales. Y rosas -. Ella estaba absolutamente seria. Como gente real. Su pecho se desgarró con las palabras, como si pensara en su alma que no era 'gente real'. - Los Coyotes habría ido a la guerra - afirmó claramente y poderosamente - Ninguno de los cazadores se habrían escapado. Los dejé ir, a todos menos a uno ayer por la noche, Ashley, para realizar un seguimiento de dónde fueron -.

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- Tenías tú, tu hermana o Sharone que morir en la montaña? Cerca de un centenar de soldados Coyote habrían roto la Ley de Castas descendido sobre Advert con completa furia de matar rabiosamente-. Ella parpadeó volviéndose a él - ¿Por qué? - ella miró las caras de sorpresa de Emma y Sharone - Somos Coyotes, Alfa. Hemos nacido para morir - ella le indicó aquello sonriendo sin miedo, dejando sus tripas atadas en nudos. - La asignación se ha tirado por las próximas cuatro semanas - se levantó de su silla, sus manos apoyadas en el escritorio mientras las miraba, la furia golpeando en su sien En cuatro semanas vendrán a mí y me dirán por qué, Ashley, por qué los Coyotes habrían de derramar aquella cantidad de sangre por sus vidas -. Verdadero peligro llenaba sus ojos. Él sospechaba lágrimas verdaderas. - Mi asignación? - susurró ella con miedo - ¡Oh, por favor, Del Rey, no es justo, golpear bajo. No tome mi asignación - ella extendió sus dedos - Mira mis malditas uñas. Necesito mi asignación -. - Si alguna Casta Coyote, Felina o Lobo paga por estas malditas uñas? - lo apuñaló con el dedo de su mano. - Entonces voy a hacer a algunos condenados pagar por ellas en formas que ni siquiera quieres imaginar. ¿Está claro? -. Las lágrimas limpias; los labios temblorosos y su mirada de obstinada. - No sé lo que es su trato - su voz estaba perfectamente compuesta - Si la Coya estuviera herida o muerta, sacarías mi garganta. Estupendo. Me esperaría eso. Ella es mi maldita Coya también, así que realmente no tienes que jugar cualquier lealtad aquí. Y malditas uñas, necesito de tu asignación -. Él gruñó bajo, un sonido letal que las hizo retroceder. - Cuatro semanas - les dijo - Uno más inteligente-mierda observación y nos vamos para seis. ¿Le gustaría la oportunidad? -. Ellas cruzaron sus brazos sobre sus pechos, ladearon las caderas y lo miraron. Se dirigió a Emma - ¿Por qué iría yo a la guerra por encima de su muerte, Emma? -. Ella aclaró su garganta - Somos su manada? - sugirió. Él la miró - Espero que disfrutes de los deberes de la cocina por las próximas dos semanas - ella jadeó. - Dos semanas? - Ashley lo provocó un poco - Tú me has castigado por cuatro -. - Seis - gruñó él en su espalda mientras ella giraba y lo miraba horrorizada. - Sharone? - era todo menos gritos. Estaba malditamente enojado, y darse cuenta de esto sólo lo hizo enloquecer - Si tú murieras? ¿Por qué el maldito infierno crees tú que iría a la guerra? -. Ella parpadeó rápidamente. - Porque. . . - ella se atragantó - ¿Nos amas, Alfa? -.

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Él se sentó en su silla y exhaló ruidosamente mientras miraba a las tres mujeres – Ustedes tres, Marcy y Chanda, que están actualmente en el infierno encantador de los felinos, son las mujeres de nuestra manada y son como hermanas para mí. Eres para mí más que cualquier hombre en esta base - podía sentir la ira agitándolo - Porque Te quiero, yo habría ido a la guerra - él se dirigió a Sharone - ¿Qué habría hecho si mi Coya hubiera sido capturada o muerta? Mi compañera, Sharone. La otra mitad de todo lo que soy. ¿Qué habría hecho? -. Sus ojos estaban ampliados, mientras sacudió su cabeza lentamente - No puedo imaginar nada peor, Alfa, que ir a la guerra -. - Peor sería arrancar mi alma de mi cuerpo - les dijo - Nosotros, quien les dijo que no tenemos alma? He encontrado la mía hace casi siete años cuando una niña caminó en el más duro, sucio y canallesco bar que yo conozco, para salvar a sus amigos. Si la pierdo, pierdo quien y que soy - él se levantó amenazadoramente de nuevo - Y si le dices a tu Coya que dije esto, a continuación, las tres, no importa cuanto desgarre su tripa, serán separadas de los detalles de la seguridad de la Coya por seis meses. ¿Está claro? -. Asintieron lentamente, con miedo. Nunca habían sido separadas de Anya. Ellas cuatro eran como los niños juntos, aprendiendo a ser libres, cómo jugar. Eran amigas, incluso hermanas. - Alfa - preguntó Ashley - ¿Puedo hacer una pregunta? -. - Me vas a mear afuera? - él gruñó - Sí. Probablemente -. Esa era su Ashley. Ella no se rebelaba. Sacudiendo la cabeza, se sentó de nuevo y la miró - ¿Qué? -. - ¿Por qué nos amas? Usted no nos conocía a nosotras. Usted nos ha conocido sólo el tiempo que usted ha conocido a su Coya. ¿Por qué le importamos? -. Se refregó su mano sobre su rostro cansado - Las he conocido durante casi siete años, Ashley – suspiró - Tu Coya hablaba poco, pero hablaba un poco más de cinco jóvenes que eran sus mejores amigas. Sus confidentes. Su familia. En esos años, ella me hizo amarlas ferozmente tal vez como ella lo hace - Él sacudió la cabeza - Ustedes son Casta Coyote. No son simplemente - Coyotes- . Usted no son insensibles animales, y valen más de un maldito funeral. ¿Estamos claros en eso? -. Ella trozó un poco de su labio - ¿Puedo tener mi asignación de nuevo? -. - ¡No! -. Puso mala cara, pero ella no estaba difícil, no había caído de nuevo en su entrenamiento para mostrar su descontento. - Ustedes tres garantizaran, de aquí en adelante, que si su Coya incluso piensa en abandonar estas cavernas sin mí a su lado, estaré notificado. Si quiere entrenar, yo me encargaré de supervisarlo como su equipo de seguridad. Si ella quiere malditamente

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recoger flores, tendrá un equipo de seguridad que yo mismo supervisaré. Si sólo quiere pasear fuera de la maldita puerta y respirar el aire de montaña, ¿qué van a hacer? -. - Notificar a usted, Alfa- se quebraron a la vez. - Emma, estarás con los deberes de cocina cuando no estés fuera de la Base con tu Coya. Ashley, mejor espero que hayas guardado suficiente para poder arreglar esas uñas. Se ven como la mierda. Sharone, estás asignada a Brim por dos semanas cuando no te necesite tu Coya. Él te comunicará lo que necesita -. Podría haber jurado que Sharone gimió. Brim disfrutaba el infierno de las jóvenes y amaría cada oportunidad que tuviera de atormentarlas. Era su hobby, su diversión. Al igual que el hermano mayor que nunca había sido. - Permitido irse - agitó el brazo hacia la puerta, esperó hasta que se fueron y la cerró detrás de él. Sonrió y sacudió la cabeza. Maldición, si esto era la manera de dar indicaciones de los hombres humanos cuando se trataba de hijas, entonces estaba condenadamente alegre de que era un Coyote.

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CAPÍTULO 7

Tenía su tiempo perfectamente. Diez minutos después que las chicas salieron de su oficina, Anya llegó. Sus ojos azules brillaban con furia, su cabello rojo dorado enredado alrededor de su rostro, cayendo sobre sus hombros en encantador desorden que él quería sólo desordenarlo aún más. Ella azotó la puerta y se enfrentó a él, cruzando sus brazos sobre el suéter de color blanco, delgado y ajustado que usaba, mientras lo miraba furiosa. -¿Cómo te atreves a castigarlas! - Ella apuntó un dedo de la mano hacia él. – No tienes derecho -. Se sentó en su silla y se controló. - No estoy listo para dirigirme a Haven todavía. Necesito unos cuarenta minutos por lo menos. ¿Podrías esperar para empezar a tirarme cosas y llamarme nombres hasta entonces? -. - Esperar? – se burló -Esperar para hacer qué? Idear más formas de tortura para mis amigas? No tienes derecho. Ahora arréglalo -. Oh, estaba malditamente hermosa. Podía sentir su polla con un endurecimiento imposible. Estaba tan malditamente dispuesto a joder aquella elegante boca que era casi imposible no saltar de la mesa y tomar lo que él quería. - ¿Qué crees que pasaría, Anya? - él le preguntó a su vez cuidadosamente. -Yo podría haber sido mucho más duro con ellas. Yo podría haberlas enviado a Haven y encerrarlas en una celda por poner en peligro la vida de su Coya. En lugar de ello, hice lo que sentí que les enseñaría rápidamente a no joder con tu vida o la suya -. - Y crees que no aprendimos nuestra lección la otra noche? - ella gritó - Confía en mí, Del Rey, lo hicimos. No tienes que castigarlas severamente por esto. Ahora maldito, arréglalo -. - No lo creo así – él se enderezó y aseguró sus brazos sobre el escritorio para ver los archivos en la e-libreta, metiéndose antes a él. No leyó una condenada palabra que estaba allí. Era la impresión lo que contaba. - No puedes hacer esto – ella argumentó. - Soy el Alfa- él se encogió de hombros- Puedo y haré esto - él levantó su cabeza - Por cierto, puedo castigarte de la misma manera, te gustaría saber lo que viene? -. Sus ojos ampliados. -No me castigarás, tu cerebro flojo, turbio-ingenioso mestizo. Voy a tirarte a tu culo con tu propia arma -. 79

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Dios la bendiga. Iba a follarla hasta que estuviera suplicando misericordia. Allí en su escritorio, si ella no tenía maldito cuidado. - Tu castigo es una semana en mi cama, cada noche, de ocho horas, mientras estoy durmiendo. A partir de esta noche -. - Estoy volviendo a Haven, junto con mi fuerza de seguridad - su voz estaba estrangulada - No puedes ordenarme es imposible para mí en donde sea - Chequee nuestro acuerdo de separación - sugirió a la ligera mientras garabateaba su firma en el documento y lo envió a Brim - Mientras estoy aquí sólo se te permite que estés fuera de esta base si tu seguridad y la seguridad no está en riesgo. He considerado ambas en peligro. Mi informe fue presentado no más de una hora a los miembros del tribunal y ha sido devuelto con sus conformes - él levantó su cabeza. - En cuanto a dormir en mi cama, sí, compañera, puedo ordenarlo en las mismas condiciones. Estoy seguro que lo considerarías tu castigo, bastante más que tu recompensa por tu gestión para sobrevivir -. Empujó su e-libreta a un lado y miró sus pechos pesados, sus pezones punzantes. Cafeína e ira. Eran una combinación destructiva con el calor del apareamiento y lo sabía. Mantenerla enojada lo suficiente, él podría obtener una oportunidad para besarla y estaba muriendo por un beso. - No es serio! - exclamó. Sus ojos azules estaban sorprendieron. Su cara estaba sofocada. Oh, era serio. Tan serio como la dura polla en sus pantalones. - Dame cuarenta minutos, Cupcake – le sonrió - Y voy a dejarte ir perra para la Lupina mientras que el Dr. Armani está aumentando tus hormonas. Puedo oler tu excitación. Me gusta -. Sus dedos se curvaron a sus costados - Has perdido tu mente -. - No, no esta semana - se rió a sus espaldas - Estoy realmente muy sano para mí ahora. Pregúntale a Brim, te puede decir que, a veces estoy tratando de divertirse -. Anya lo miró de nuevo con indignado asombro. El hombre idiota tomó un nuevo nivel. Él estaba sentado allí sonriendo como si estuviera realmente divertido. Llamándola su -Cupcake.- Ella iba a envenenar su cupcake si él no encontraba una medida de inteligencia en ese turbio cráneo. - Mira - intentó con calma - No puedes tomar la asignación de Ashley. Conseguir el arreglo de sus uñas, la compra de sus zapatos y cosas femeninas conserva su razón. Emma romperá todo en la cocina si la pones allí. Y Sharone acabará disparando a Brim. No se lo merece. Pero prefiero que ella no tenga que lidiar con la culpa más tarde. Se relajó más en su silla, levantó aquellas largas, poderosas piernas y las apoyó en la esquina de su escritorio mientras la miraba a su espalda, sus pestañas bajada sobre los ojos.

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- Si Sharone le dispara, entonces él tendrá lo que merecía - él se encogió de hombros -En cuanto a Emma, infórmale que si rompe algo voy a añadir una semana. Y Ashley sobrevivirá sin sus tratamientos de uñas por un tiempo. Recordará a todos ellos que el Alfa está por aquí -. Su sonrisa era todos dientes mientras cruzaba los brazos sobre el pecho y dejaba que su mirada recorriera su cuerpo. Y ella sintió, casi como si fuera un fantasma tocándola. -No voy a dormir contigo. Sácatelo de tu mente -. -Bien. Yo voy a dormir en tu cama - él se encogió de hombros - De cualquier manera, vas a ser mi abrazo de conejito por una semana. Se vuelve malditamente frío por la noche por alguna razón, Coya. Tú puedes calentarme -. Su qué? Su abrazo conejito? - Oh, estás demasiado alzado - dijo mordazmente – Calienta tu culo sobre un ladrillo, porque no vas a entrar en mi cama -. - No es mi trasero lo que se enfría - se rió - Vamos, mi pequeña Coya. ¿Cuál es el problema, temor a tener otro de aquellos pequeños sueños caliente y dejarme obtener una muestra de aquel pequeño coño mojado? - su mirada se redujo a los muslos – Me aseguraré de despertarte para ello. Soy un caballero -. - Eres una triste excusa para una Casta y una excusa para una compañera - le gruñó ¿Cómo te atreves a ordenarme dormir contigo. No me compraste en la calle, chiflado -. Sus cejas levantadas - Voy a lavar tu boca con jabón. Se cortés o trataremos durante dos semanas -. - ¡Eres un bastardo! -. - ¿Tres? -. Ella estaba temblando. Anya no podía recordar una vez en su vida que estuviera más furiosa. La arrasó como una ola, de golpe dentro de su interior, enviando calor por vitales segundos. Ella trastabilló cerca de un ataque violento, casi jadeando mientras alcanzó su punto máximo en su clítoris y envió un disparo de dolor a través de su sistema a las carreras. - Anya! – la silla de Del Rey golpeò en la pared mientras rasgó su asiento y corrió hacia ella, agarràndola antes que ella golpeara el suelo. Su rostro estaba pálido de repente, su frente brillante de sudor mientras sus ojos azules, lo miraban con marcado dolor. - Brim! - él rompió la puerta abierta mientras la sujetaba contra él, a continuación, la alzó en sus brazos. Brim y Sharone corrieron desde el Comando mientras Emma y Ashley se trasladaban desde la sala, el miedo parpadeando en el rostro de las jóvenes. - Necesito transporte - él llamó – Contacta a Armani y dile que me espere en la puerta -. Anya gimió, un sonido bajo y lleno de dolor, mientras trataba de curvarse contra él. Dulce Dios en el cielo. ¿Qué diablos estaba equivocado? Corrió hasta la salida de la base 81

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mientras Brim gritaba órdenes para que su personal de seguridad estuviera esperando. Detrás de él, las amigas de Anya lo seguían, las armas están atadas con correas mientras ellas corrían, la preocupación llenando el aire con un oscuro, temeroso y viciado olor. ¿Qué diablos había ocurrido? Un minuto ella estaba tirando sobre él y el próximo estaba cruzada de dolor? Este no era el calor del apareamiento. El calor del apareamiento calor no hizo esto. Había investigado esa jodida maldición y simplemente no hizo esto. - Del Rey - su voz era débil mientras él intensificaba los movimientos de balanceo a través de las puertas abiertas hacia el aire de la tarde noche - ¿Qué hay de malo en mí? -. El temor llenaba su voz mientras su cuerpo se tensaba. Del Rey juró que sentía el dolor que desgarraba su pequeño cuerpo. Ella gimió, presionando su frente en su hombro mientras un coyote abrió la puerta del acompañante del vehículo todo terreno que utilizaban en los rudos senderos que ellos llamaban carreteras. Sharone, Emma y Ashley saltaron a través de la puerta de acceso posterior y se abrazaron mientras el soldado se movió rápidamente detrás de la rueda y puso el vehículo en marcha. - Rápido, Martín - él ordenó al Casta, furioso mientras Anya gimió de nuevo – Consigue llegar a Haven tan rápido como puedas hacerlo a través de los putos pases -. La sostuvo estrechamente, deseando poder tomar el dolor, odiando el frío sudor que brillaba en su pálida cara mientras él la abrazaba contra su amplio cuerpo por el áspero viaje en el valle. Cada vez que ella se encogía, se apretaba el estómago y gritaba de dolor, él juró que perdía una parte de su control. Estaba furioso, la furia rugiendo a través de sus venas y, sí, el miedo rompiendo a través de su mente. Nada podía sucederle. Dios, nada podía pasarle a ella, porque sabía, que si algo le pasaba, él se perdería Anya nunca sintió algo parecido a la agonía ondulando en su estómago inferior. Ella juró que sentía como si algo se arrancara de su cuerpo en pulsante oleadas. Latigazos de hielo en ella, luego calor. Ella estaba sudando y se estaba congelando en todos lados excepto donde Del Rey la estaba tocando. ¿Qué demonios había ocurrido? Recordaba la ira correr a través de ella, el gusto en su boca, buscando desgarrar sus ojos. Entonces ella recordó la ola de calor que la inundó en un instante antes que el dolor comenzara a desgarrar a través de su sistema, y el paseo por la montaña a toda velocidad ante que Del Rey entrara apresurado a la habitación de examen de Armani. Ella estaba respirando a través de otra oleada de dolor cuando los guantes del médico tocaron su brazo. Insoportable, un dolor increíble arrancó a través de ella, haciéndola gritar mientras ella luchó por salir. Oyó un gruñido lleno de furia. Eso fue Ashley. Ella abrió sus ojos para ver a las tres mujeres al frente de la cama, abrazando sus cuerpos mientras el sonido de una puerta estrellándose en la habitación hizo eco alrededor de ella. 82

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Del Rey lo había visto a través de la ventana al lado de la habitación de examen mientras Wolfe y Jonas esperaban con él. Todo lo que le pasó a su compañera de apareamiento como el apareamiento de calor tenía el potencial de afectar a los otros. Vio al Dr. Armani sujetar el brazo de Anya, una jeringa lista para extraer la sangre, cuando Anya gritó y tironeaba para alejarse. Inmediatamente, tres mujeres Coyotes enfurecidas la estaban cubriendo, lanzando al médico atrás, la muerte resonando en sus salvajes gruñidos mientras Del Rey se estrelló en la sala de examen. Anya estaba doblada en sí misma, llorando de nuevo, su cuello arqueado y vuelto mientras se apretaba su estómago atravesado por los espasmos de dolor. - Yo necesito sangre, Del Rey - Armani estaba frenética, su oscura mirada llena de preocupación, mientras se enfrentaba con las tres mujeres dispuestas a proteger a su Coya. – Saca estos monstruos salvajes fuera de mi habitación de examen! - le ordenó. Ashley se volvió hacia él - No voy a dejarla. Toma mi asignación de por vida. Deja a esa perra lastimarla de nuevo y voy a rasgarla en partes -. Sharone estaba gruñendo; Emma había tomado una cuchilla y observaba a la médica silenciosamente. Ella era la más peligrosa en estos momentos. - Emma, envaina la hoja - se quebró. - Lo lamento, Alfa, tengo que rechazar su solicitud - su voz era apenas humana - Ella no va a herir a Anya con esto otra vez - ella se dio vuelta con los ojos enfurecidos - Usted le dejó hacerle esto a ella la primera vez. Entonces juré que no volvería a suceder -. Del Rey se trasladó a la cama, su mano peinaba la carne de Anya mientras ella de repente se dirigió a él, temblando, temblando como congelada. Se acomodó en el colchón, permitiéndole arrastrarse sobre él, acomodándose en sus brazos mientras jadeaba por aire. - ¿Qué está diciendo? - miró a la doctora, a las guardaespaldas paradas demasiado furiosas sobre ella. - Nos ordenó permanecer quietas la primera vez que gritaba en su agonía. Esas tres semanas ellos le hicieron las pruebas para crear esa maldita droga que ellos inyectaban dentro de ella cada semana. No la lastimarán de nuevo -. Del Rey miró hacia Anya antes de levantar la cabeza y mirar atrás de Armani, donde ahora se situaba a los pies de la cama con Wolfe y Jonas - ¿De qué están ellas hablando? - No - Anya se apoderó de su camisa, su voz cargada de dolor - He ordenado que no te lo digan. Fue mi culpa - ella sollozó - No los castigues. Fue mi culpa -. La mirada gris de Wolfe era de color gris oscuro con pesar, la de Jonas era fría como siempre. - Las tres semanas que ella se sometió a las pruebas - le dijo Jonas -Es extremadamente doloroso. Aunque no recuerdo que sea tan dolorosa como esta para ella. El aroma de su agonía es ahora más fuerte -. Del Rey miraba fríamente a Wolfe – Tú les permitiste que dañaran a mi compañera? preguntó con cuidado. 83

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Wolfe suspiró fuertemente – Estábamos monitoreando cada segundo de ello, Del Rey. Hope, Faith y sus guardaespaldas le suplicamos no completarlas cuando se encontraba peor. Ella se negó -. Había sido herida así? En esta agonía y no le habían dicho a él? - Sharone? - Era la guardaespaldas líder de Anya, las otras la seguían a ella, no importa qué. Sharone lo miró. - Yo no te conocía. La habías lastimado. El daño de cómo tu la trataste fue demasiado profundo, yo te habría cortado en rodajas antes de permitir que tú te acercaras a ella. He seguido las órdenes de mi Coya hasta que te di mi lealtad. Y aun sigo a mi Coya en contra de cualquiera que se atreva a lastimarla de nuevo - había una advertencia en su voz. Estas tres mujeres no eran las mismas que le habían enfrentado más temprano, sometiéndose a su posición de liderazgo, aceptando sus términos de castigo. Ellas incluso lucharían con él para protegerla. - Nadie va a herirla nuevamente - prometió en silencio, manteniendo su control, entendiendo como encerrar a las jóvenes para que pierdan el sonido de los gritos de estrangulados de Anya - Emma, ¿no confías en mí para proteger a tu Coya? Ella lo miraba de nuevo furiosa – Tú no lo hiciste antes -. - ¿Me conoces? - él le preguntó suavemente. Sus hombros se relajaron sólo marginalmente. - Dejad la hoja, Emma - dijo gentilmente - Sharone, retira a tu equipo de vuelta. Vamos a arreglar esto de una manera que no va a hacerle daño a tu Coya. Lo juro -. -Del Rey, tiene que ser examinada - dijo el Dr. Armani con urgencia - ¿Crees que es fácil para las demás? Que no sufren? Necesito la sangre para ver por qué diablos está dolorida. Sus niveles hormonales se han mantenido normales. Ella no debería estar haciendo esto -. Sostuvo su mano - Voy a obtener la sangre. Voy a hacer lo que se debe hacer, doctora. Yo sugiero, por nuestra seguridad, que lo hagamos de esta manera -. Wolfe y Jonas se volvieron mientras Armani miraba a las mujeres custodiando a Anya, y luego de nuevo a Del Rey. - Sé cómo hacerlo – le prometió a ella -Déme la jeringa -. Ella le entregó la jeringa láser con su vial a él. – Anya – el cepillò su cabello fuera de su cara de nuevo - Necesito algo de sangre. ¿Puedes dejarme hacerlo? Ella estaba temblando pero logró cabecear lentamente. - Buena chica - besó su frente, estiró su brazo y extrajo el primer vial de la sangre y, a continuación, el segundo. - Necesitamos muestras vaginales y orales - Armani se estaba moviendo rápidamente por los suministros mientras Del Rey se acomodaba en la cama.

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Odiaba oír llorar a Anya. Estaba sollozando, tanto de dolor como de vergüenza mientras él se veía forzado a tomar muestras de la vagina. Las orales fueron más fáciles. El la acarició mientras tomaba las muestras, corriendo sus manos a lo largo de su carne sudada, a continuación, dejó sus palmas en su tembloroso estómago. Ella suspiró. Estremeciéndose apenas un segundo antes que él sintiera la opresión en los músculos con facilidad. El aroma de su dolor, el agujero triturando su alma, suavizado lo suficiente para que él no estuviera listo para echar las paredes abajo en su furia. - Quiero mi ropa - le susurró suavemente, otra lágrima cayendo de sus ojos - No me gusta estar desnuda aquí -. Ella no estaba desnuda. Ella tenía el brasier y el suéter, pero él sabía lo que quería decir. Le entregó sus bragas, un poco de seda que cubría muy poco. Él la ayudó con sus pantalones vaqueros, deslizándolos sobre sus caderas mientras ella hipaba y se tensaba de nuevo. Su palma de la mano presionó en su estómago, masajeando los músculos mientras ella volvió la cabeza fuera de él y se estremeció de nuevo. - Ha pasado esto antes? - se volvió a Sharone. Sharone sacudió la cabeza - No la he visto así desde los primeros ensayos. Y el Dr. Armani tiene razón. Nunca estuvo tan mal. Muy incómoda, pero no estaba agonizante. No como este. Yo te lo hubiera dicho, Alfa. No la hubiera dejado sufrir así - ella cabeceó hacia el agitado cuerpo de Anya. - Párate - Anya gruñó - Sólo párate -. Dio una mirada de advertencia a las jóvenes, acariciando el estómago de Anya lentamente, con facilidad, casi agitándose con el temor de que las agonizantes contracciones retornaran. -¡Mierda! Maldito! ¡Mierda! Castas me va a conducir a una muerte temprana Armani cerró de golpe la sala de examen de su laboratorio una media hora más tarde, su cara oscura aumentó su ceño, un millón de trenzas bien tejidas rebotaban con sus movimientos. Del Rey levantó la cabeza. - Los niveles de la hormona son normales - se detuvo, mirando tanto a Anya como a Del Rey sintiendo el temor arrastrarse a través de su vientre - Son normales, Del Rey. Esto no es el calor de apareamiento -. - Entonces ¿qué es? - preguntó peligrosamente. - No lo sé - ella lo miró al borde de las lágrimas - Yo corrí cada prueba. Todo. Tengo el mejor maldito sistema de análisis que se puede comprar, mendigar o robar. Yo rivalizo con el del maldito gobierno de EEUU. Y todo está mostrando normalidad - No es posible - él gruñó, destellando sus caninos en advertencia - Vuelva a ejecutar sus pruebas. Ella está dolorida, Armani. Haga algo. Déle algo -. 85

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- ¿Como qué? - le exigió – Maldito, Del Rey, la fisiología Coyote es diferente, suficiente para volverme loca. Su ADN la ha afectado, lo que significa que ella es diferente lo suficiente estar en peligro. Dime qué hacer y lo hago -. - Ella estaba enojada - le murmuró – Yo dormía con ella esta mañana, durante toda la mañana Entonces castigué a sus guardaespaldas porque ella había salido ayer por la noche y estuvo en peligro. - luchó frenéticamente para tratar de averiguar qué hacer – Yo la toqué y enfermó - él gruñó, mostrando a Armani cómo sus manos descansaban en su estómago - Yo estaba fuera de su meadas. Quería que se enojara conmigo. Ella estaba furiosa, dispuesto a tirarme algo. Por un segundo pude oler su excitación - él sacudió la cabeza - Fue cálido y brillante, y luego esto - se volvió de nuevo a la húmeda cara de Anya - Esto. ¿Qué pasó? La expresión del Dr. Arman creció reflexiva. -Ella había tomado café la noche pasada - él estaba desesperado por respuestas Dios maldición usted, haga algo -. Ella redujo sus ojos sobre Anya antes de pasar a la cama, haciendo caso omiso de los gruñidos de las guardaespaldas. - El café es un no-no, Anya – le dijo suavemente. - Ella estaba excitada cuando se despertó esta mañana -. Anya susurró avergonzada - Maldita sea, Del Rey -. - Ella estaba soñando. Ella quería mi beso - él estaba cerca de perder su mente. - Anya? - Dr. Armani se acercó. - ¿Te has lastimado como esto antes? -. - Duh - logró débilmente. - Yo habría estado aquí -. - Ladino culo - el médico sonrió con cariño - Quiero que dejes a Del Rey tomar otra prueba de sangre. Tengo una idea – se trasladó, recogió la jeringa y empujó otro vial antes de entregársela a Del Rey. Rápidamente Del Rey extrajo la sangre, tensándose mientras sentía el dolor en el aumento de la pérdida de la presión de la mano. Armani se trasladó rápidamente de vuelta a su laboratorio mientras Del Rey devolvió la mano a su estómago. - Compañera, tú vas a darme un golpe - suspiró mientras se acercó a ella y cepillaba el cabello húmedo, desde su mejilla. Una débil sonrisa cruzó sus labios pálidos - Yo debería tratarte como una buena chica, mientras tomas la sangre -. - Cualquier cosa - susurró, sabiendo lo que le preguntaría. Le preguntaría sobre ser relevada de su cama fuera de sus brazos. Ella suspiró – Consigue un tratamiento para las malditas uñas de Ashley. Sus llorisqueos me vuelven loca -. - Siempre que lo necesite - él acariciaba su pelo y puso sus labios en su sien – Las uñas ya no se incluyen en los castigos -.

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Ella suspiró, relajándose un poco La tensión se aliviaba, poco a poco, hasta que los músculos se relajaron debajo de la palma de la mano. El calor de su mano y su carne combinados. Él juró que, sudaba cubos mientras acariciaba su panza redondeada. Por último, ella respiró agotada y giró su cabeza hacia Emma - Em. Necesito un poco de agua -. - Sí, Anya - Emma se apresuró a salir de la habitación mientras Ashley y Sharone se situaron a su lado. - Anya - Del Rey estaba aliviado. Ella sacudió la cabeza. Estaba todavía pálida, pero ella no estaba sudando y el color normal estaba regresando a sus mejillas. - El dolor en el culo, Coyote – ella rió, pero había una sonrisa en su voz débil - Me asustas, ¿eh? -. - Se aterroriza el diablo de mí, Coya - admitió. No estaba suponiendo besarla. Estaba manteniendo la hormona en las glándulas para sí mismo, pero el deseaba besarla. Hasta el diablo la tendría. - Oye, Casta – la voz decidida de Armani le había hecho levantar su cabeza –Abre ella empujó un hisopo en la boca. - ¿Qué? - Del Rey se sacudió hacia atrás. - Hisopo oral. Ahora - ella empujó la maldita cosa en la boca, deslizándolo a lo largo de sus glándulas inflamadas antes de dar vuelta y volver corriendo a su laboratorio. - Coya, tu agua - Emma se mudó de nuevo a la cama mientras Del Rey la ayudó a sentarse y disfrutar en el agua. - Quiero salir de aquí - murmuró Anya después que Del Rey entregó la copa de vuelta a Emma – Ahora -. - Todavía no – había una oportunidad en el infierno - Quédate quieta un tiempo más largo, Anya. No iras a ninguna lugar mientras nosotros imaginamos esto afuera - Viviré aquí entonces – ella replicó ella - Quiero mis propios médicos. Necesitamos especialistas en Castas Coyotes -. El se rió - Yo los maté a todos. ¿Te acuerdas? -. Su expresión se volvió rebelde. - Confío en el Dr. Armani. Ella cuenta con ello -. - No sin un especialista en Castas Coyotes ella no contaría basura fuera - gruñó ¿Qué pasa si esto le ocurre a Ashley, Del Rey, o uno de las gemelas más jóvenes? Sharone o Emma? ¿Cómo vamos a ayudarlas? -. - Anya, no hay especialistas Coyote olvídalo. Los que quedaron que el Consejo no mató, me tomé el cuidado de hacerlo yo. Eran bastardos asesinos con un dios complejo. Armani tendrá que arreglar esto -. Ella se acurrucó en la cama y le sonrió - Quiero nuestro propio médico -.

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-Encuéntrame uno luego - él tiró sus manos derrotado - Si puedes encontrar uno en quien tú y tus amigas confíen, luego ve por ello. Tienen algo. Pero están todos muertos. Seis pies bajo y no pueden ayudarnos -. Ella no iba a encontrar uno. Cuando la instalación rusa fue violada, los médicos que regresaron al Consejo habían desaparecido, sus cuerpos aparecieron uno por uno durante meses. El Consejo había sospechado de uno de ellos de conspirar con el rescate, por lo que habían matado a todos. A lo largo de los años, Del Rey y sus hombres habían tomado cuidado de los demás. Si los bastardos no estaban vivos, entonces no podían crear más. El proceso no fue fácil. Las Castas Coyote fueron las más difíciles de crear y mantener viva hasta la edad de cinco años. Al parecer, sus compañeras iban a ser difíciles en otros ámbitos. - Las compañeras de Castas Coyotes son sólo diferentes - Armani regresó otra vez a la sala de examen - Amanda Bear, la compañera y esposa de Kiowa Bear, es la única casta Coyote que hemos podido analizar. Los felinos se hicieron cargo de eso, por desgracia - suspiró - Pero ellos no comparten los resultados de las pruebas conmigo. Kiowa es más o menos un híbrido, concebido naturalmente, por lo que su genética es ligeramente diferente, pero podría haber algo aquí -. - Significado? - Una hormona que sólo aparece cuando el semen se ha derramado en el interior del útero. Hay una hormona provocada por una de la lengua que actúa como un bloqueador para evitar la concepción. Es literalmente una barrera contra las formas viables de esperma. Ahora ella la tiene en su sistema hormonal, ya que la has besado y ha tenido relaciones sexuales -. - De una clase – Anya pensó sarcásticamente mientras él miraba al médico. - Ha sido hace ocho meses - señaló Anya - Nunca he estado herida como esto antes, Dr. Armani -. - Porque no has estado en contacto con él – afirmó - Tus niveles hormonales están mostrando constante. Pero yo no estaba buscando aquella hormona adicional, mientras no estabas teniendo relaciones sexuales. Estabas? -. - No - Del Rey gruñó. Anya lo miró enfuruñada. Tal vez si ella le compraba un libro de instrucciones. Sin duda, él podría aprender más de estilo perrito si viera las fotos? Por supuesto, conociendo el entrenamiento del macho de la casta como ella lo hizo, él probablemente conocía todos los movimientos. Él no los había practicado en ella. -Bueno, entonces, esta hormona sólo dejó el radar, pero no se fue -. -Significado?Armani suspiró como si se tratase de niño confuso e ingenioso - Así que no hay aditamento para tu terapia hormonal por esto. Usted está ovulando, y aquella hormona está edificando -.

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- ¿Y? - Anya preguntó de nuevo - ¿Cuántos meses has rastreado la ovulación conmigo, Dr. Armani? Nunca me he lastimado como este -. - Y nunca estaba tu compañero alrededor para tentarte o despertarte. Sigo tratando de vencerla en ustedes. El apareamiento no es todo acerca de la física. Las emociones causan reacciones químicas y hormonales también. Amor, odio, ira, irritación, satisfacción, ellos activan todos los productos químicos por separado en el cuerpo -. - Así que yo estaba enojada - Anya asintió. -Enojado, caliente, y tal vez ovulando, Anya, no odias a tu compañero tanto más mientras tú primero te convenciste de lo que hizo. Bam. Aquel bloqueador hormonal está en su lugar. Pero agregado a esto otra hormona se libera. Una que trata de obligar a la mujer a tener relaciones, para obtener más semillas, para romper esa barrera. Las compañeras de la Casta Lobo comparten la barrera química con las compañeras de la Casta Coyote. Yo no había ajustado la hormona para permitir cualquier cambio. Tus niveles hormonales estaban mostrando normales, porque lleva más de un hisopo vaginal o sangre detectarlo. La prueba es mucho más profunda y dolorosa para las mujeres, requiere penetrar en el útero mismo. Así es como se encontró la primera vez. Dr. Serena Grace, ella estaba allí antes de Ely Morrey, encontró las diferencias químicas y las hormonales y la cuenta de cómo adaptar los tratamientos hormonales a esto. Pero no habíamos podido obtener una cantidad suficiente de hormonas hasta que tú te sometiste a aquellos ensayos después de llegaste aquí - No me dolió igual que esto - afirmó Anya - No tiene sentido - Las emociones son la diferencia, Anya - dijo, su voz suave - No es que tus hormonas estén cambiando, sino que los productos químicos liberados por tus emociones en un momento dado. He ajustado tu terapia hormonal para adicionar los químicos y las hormonas. Esto debería evitar que el dolor vuelva - Ella entregó la jeringa presurizada a Del Rey – Arriba en el brazo derecho, Del Rey -. Se empujó la manga de su suéter sobre la espalda, sus dedos iban sobre el ligero defecto sobre su piel donde la jeringa era utilizada con regularidad. - El mes próximo, durante la ovulación, estaremos en guardia para ello. Hasta entonces, tendremos que intensificar las inyecciones hormonales. Tal vez cada pocos días -Armani suspiró profundamente - Pero, maldita, no me asusten como esta vez de nuevo -. - Obtén un especialista Coyote - le dijo Anya ferozmente - Ellos pueden tener respuestas que tú no -. El Dr. Armani sacudió la cabeza – Te he examinado, Anya. Sólo hay unos pocos que no han aparecido muertos, pero se perdieron. Y probablemente muertos. Estoy haciendo lo mejor - ella se encogió de hombros en gran medida. Anya raleaba sus labios. No, ellos no estaban todos muertos, pero eso no significa que confiaban en Del Rey para ponerse en contacto con ellos. Tendría que hacerlo ella 89

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misma. Debido a que el dolor era espantoso. Y aún más temibles incluso fue la suposición del Dr. Armani de que eran cambios emocionales causando por esto. Porque Anya sabía que ella sólo deseaba que ella pudiera odiarlo

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CAPÍTULO 8

- Mis uñas se ven tan bonita.- Ashley suspiró mientras ella se tiró al lado de Anya en el sofá en la sala de la comunidad y levantó sus manos para su inspección, tres días más tarde. Punta francesa, una brillante raya recorriendo en diagonal a través de cada uno de ellas atravesando un rico y brillante bermellón. Eran muy bonitas. - Lindo - dijo Anya volteado una página en la revista que estaba pretendiendo leer. Ashley dobló sus piernas debajo de ella y miró a Anya. - Obtener un corte de pelo? - Anya le preguntó. - Oh yeah - Ashley volteando los lados más cortos. – El Alfa sugirió esto. Pero todavía estoy sin zapatos nuevos, juegos de vídeo o poder derrochar dinero en el centro comercial por seis semanas. Eso apesta. Le he estado pidiendo la reducción de semanas también. Te recuerdo, sin embargo, que no puedes tener aquella ceremonia hasta después de mi castigo. Quiero estar realmente bonita en ella -. Anya había pensado acerca de la ceremonia, aunque Del Rey no la había mencionado. Diablos, ella hasta había mirado sus vestidos, como si significara algo para ella. - Hmm – Anya murmuró mientras daba vuelta otra página. - Estás caliente - susurró Ashley – El Alfa te hará dormir con él por la noche? Anya la miró ferozmente - Tuve que haber estado fuera de mi mente cuando negocie tus uñas en lugar de mi cama -. Ashley sonrió traviesamente - Es porque me amas más. He estado fregando demasiado. Sharone y Emma son tan sacadas conmigo -. -Emma no tiene obligaciones en la cocina - le informó Anya – Del Rey la puso en la oficina en cambio -. - Sólo porque ella puso su cuchillo debajo de la garganta de la Casta Felina cuando él quería un sándwich - Ashley se rió. Anya cerró sus ojos y puso su cabeza hacia atrás en el sofá - Quiero el personal de cocina, Ashley. Un cocinero, alguien que puede cocinar -. - Ohh, chocolate. Yummy - Ashley suspiró - Tomé cheesecake de chocolate y café en la ciudad -. - Te odio - murmuró Anya, desenroscándose de su asiento y alejándose - ¡Aléjate de mí, soplo de chocolate, antes de que te mate -.

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No cafeína, no chocolate. No masturbarse. No nada para la mala pequeña compañera Coyote que no quería follar. Ella rió con el pensamiento. - Hey, deja que el Alfa te de una pequeña cosa, algo, y puede haber café y chocolate Ashley la atrapó fácilmente. Anya harrumphed en el pensamiento – Todavía no estoy desesperada - Ella se moría por él. Tan excitada que estaba con calor líquido, y el Dr. Armani estaba rascándose la cabeza sobre esto. Todos los niveles de la hormona estaban buenos y maravillosos. Simplemente genial. Respuesta emocional, el Dr. Armani había dicho y sonreído. Emocional su culo. - Vamos, Anya, sabes lo que quieres - Ashley saltó a su lado, sus labios explayándose en una sonrisa - Podrías comértelo a él al igual que al chocolate, no puedes? - Voy a dispararte - murmuró Anya mientras se dirigió a su habitación. - ¿Adónde vas? ¿No tienes cosas que hacer? - Ashley le preguntó - He oído a Brim puteando a Sharone sobre sus informes.- Quizás ellos - afirmó Anya. Ellos no habían tenido tiempo. Ella se moría por el beso de Del Rey. La estaba comiendo viva. Ella quería morder un poco aquel labio superior y lamerlo bien. Luego deseaba capturarlo y lamerlo todo. - ¿No tienes una fiesta esta noche? - Anya preguntó - Ya he comprado mi vestido. Gracias a Dios no esperé hasta el último minuto por uno -. - Sí, algo. Fiesta de Ayuntamiento. Entiendo que es su festejo anual -. - Yeah, ahora Del Rey tiene un equipo afuera yendo al lugar en caso de francotiradores. Él dice que su cuello está hormigueando - Ashley la alcanzó y arañó su cuello - Así que es mío. ¿Crees que está jugando con mi mente? Anya tenía que reír - ¿Tiñeron tu pelo de nuevo, Ash? Cariño, aquella cosa está pudriendo tu cerebro Ashley puso mala cara - Y pensé que me amabas -. Anya sacudió la cabeza mientras abrió la puerta de su dormitorio y se paró en seco. En un instante, Ashley estaba en frente de ella. - Oh muchacho – Ashley chilló mientras la mujer se empujó lejos de los brazos de Del Rey – Oh diablos. Alfa, jodete Del Rey vio como Anya entraba lentamente en la habitación. La miró cuidadosamente mientras Sofía Ivanova salió. Diablos, ahora estaba en un riachuelo de mierda y condenado, seguro no era lo que parecía. - Anya, sabes esto no es lo que parece – le dijo. - ¿Por qué está esta mujer aquí? - Anya estaba mirando furiosa a Sofía, sus brillantes ojos de zafiro bajos entre las pestañas - Esta es mi habitación -.

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- Lo siento, Anya, es mi culpa – la sonrisa de Sofía era la sonrisa de nada si no se confía - He venido para ver a Del Rey. Discutimos y yo pretendí salir de la sala. Estaba alterada y utilicé la puerta equivocada -. - No me insulten con mentiras - ella se dirigió a Del Rey, su nariz quemando mientras luchaba por controlar su respiración. Una nube perfecta de hermoso cabello rubio enmarcaba las facciones aristocráticas de la otra mujer. Era delgada, alta, cimbreante, y a Anya nunca le gustó. - ¿Por qué está ella aquí? Él empujó sus dedos a través de su cabello con una mueca. -Ella es una de las nuestras en el seno del Consejo. Siempre lo ha sido. Ella vino con información y yo no quería que la vieran - En mi habitación? - Anya arrastró las palabras - ¿Crees que mis guardaespaldas no sabrían que otra mujer había estado en mi habitación?- Ella está será difícil acerca de esto, no es cierto? - Sofía susurró en voz alta - Ella siempre fue una pequeña cosa temperamental -. - Ella asumió que la habitación era mi oficina. No he tenido tiempo para informarla de lo contrario No la estaba mirando, al menos estaba incómodo. Aún estaba vestido, su arrugada camisa blanca colgaba sobre sus gastados vaqueros. Las botas estaban en sus pies. Sofía estaba aún vestida. - Espero un pequeña confianza aquí, Coya - él dijo oscuramente. Anya bufó con eso - Sácala de mi habitación -. Sus puños estaban apretados, sus dientes juntos. - La próxima vez que necesites reunirte con alguien, encuentra otra habitación que no sea mi habitación si no te importa - Celosa? - Sofía rió suavemente – Realmente, Del Rey, no me digas que aún estás durmiendo con ella? -

- Basta - Del Rey chasqueó, su expresión cada vez más lúgubre – Te pido disculpas por esto, Anya -. - ¡Fuera! - ella señaló su puerta abierta y miró enfurecida a Sofía - Ahora! - Oh querida - Sofía le parpadeó mientras Ashley gruñó detrás de ella – Del Rey, tal vez debería irme. Podemos hablar después -. - Pienso que tengo todo lo que necesito - Del Rey chasqueó - Ashley, lleva a Sofía abajo por el túnel este. Ella tiene una escolta que la espera allí. Y estarás bien -. - Estoy siempre bien, Alfa – La sonrisa de Ashley era todo diente - Venga, Sra. Ivanova, conozco el camino. Muchacho, quien hizo que su cabello luzca en mal estado. Mal trabajo de tintura? 93

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Los labios de Sofía apretados en la rutina de rubia tonta de Ashley. Anya ni siquiera se molestó en avisarle a Del Rey que Ashley iba a asegurarse que Sofía sufriera antes de que ella salga del túnel. Incluso si sólo era con las palabras. Mirando con recelo al guardaespaldas, Sofía bordeó la habitación y salió por la puerta, dejando a Del Rey y Anya solos. - Tus brazos estaban alrededor de ella - Anya cerró la puerta. – Dolorido para tener otra mujer que te toque, ¿eh? - Al igual que un millar de agujas golpeando en mi carne – dijo - Maldita sea, Anya, sabes que no la tocaría voluntariamente -. - ¿Y antes? - ella lo miraba de nuevo furiosa - Ella era un informante en el seno del Consejo. Ella era parte de tu red incluso antes que yo llegara a ti, no era ella? Ella miró su mandíbula fruncida – Sí -. - Ya sabías acerca de la instalación, y aún esperabas? -Sofía no estaba en condiciones de hacer cualquier cosa, pero obtiene información para mí. No podríamos haber violado información sin su ayuda. - Demasiado malo para mí - ella sonrió herméticamente. Dios, aquella perra tenía razón, estaba celosa. Demasiados celos comiéndola en su interior. Ella quería empujarlo dentro de una ducha y lavar el toque de esa mujer de su carne. - Porque realmente tú no me echarías una maldición si yo estuve jodiendo con otra persona, no tú, Anya? - En mi caso? – ella replicó ella - Sí, fue muy agradable. Montada, follada y anudada, luego abandonada para averiguar qué diablos me estaba pasando. Estoy realmente ansiosa por repetir la experiencia. ¿No lo sabes? Del Rey se calmó. Él no podía creer las palabras que vinieron de sus labios. Ella se había negado a discutir la única noche que habían estado juntos. No había hablado con él después. En los meses siguientes ella le había hablado sólo cuando no tenía otra opción. Pudo sentir un rulo de vergüenza en su intestino. - No es siempre así – él la miraba, sintiendo el látigo en su orgullo mientras parecía consumirse bajo la mirada marchita y feroz de ella. Sería fácilmente rechazado. Del Rey tenía un orgullo inconmensurable y lo sabía. Simplemente lo sabía. - Nunca será así de nuevo, Anya – el maldito le aseguraba - ¿Crees que era suficiente para mí? Que eso era algo cercano a lo que yo necesito? -.

Ella sonrió afectuosamente - Bueno, era la primera que me daban vuelta en mi estómago y decidieron sobre la posición. ¿Ha aprendido algo desde entonces? Él gruñó en silencio – Compañera, estás empujando mi temperamento -. 94

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- Vamos, Del Rey – La humedad brillaba en sus ojos - Dime, aquellos años que Sofía te estaba ayudando, ¿alguna vez la jodiste? Él no iba a estar con ella. No podía estar con ella, no sobre esto. Algo sin importancia, algo que él tuvo que sabía que ambos lo querían, pero que era diferente. Inofensivo. Esto no sería inofensivo. - En pocas palabras -. Ella levantó el mentón y él pudo oler las lágrimas que brillaban en sus ojos ¿Gastaste más que unos pocos empujes y gruñidos con ella? O era yo justamente la anormalidad? – - Anya -. - Respóndeme, Del Rey - su voz era tranquila, aunque atravesada de dolor - Vamos, hombre Coyote. Cuéntame. ¿Gastaste horas o minutos con ella? -Lo que hice contigo fue inaceptable - dijo fuertemente. -Y lo lamento, Anya, con cada fibra de mi ser.- Eso no responde a mi pregunta - sus labios temblaron antes que ella los afirmara rápidamente - Horas o minutos, Del Rey? - Horas -. Ella estaba respirando pesado. El dolor emanando de ella con un aroma que se mezclaba con algo más que orgullo. - Bueno, no puede llamarte un mentiroso ahora, ¿no? - Anya - él sacudió la cabeza - Daría mi vida para volver atrás y hacer de aquella noche lo que debería haber sido. Perdí el control, y cuando se acabó, no tenía ni idea de cómo tratar con eso, o lo que yo sentía procedente de ti. El calor del apareamiento nos engañó, juntos. Traté de explicártelo, después de que llegué aquí, que nunca sería de esa manera otra vez. Ella le miraba acusadoramente - Yo era virgen - Lo sé, nena.- a él le dolió ese conocimiento. Le dolió con un fuego y una furia que no pudo sofocar, desde el momento que se dio cuenta de lo que había hecho. - Déjame en paz -. Anya sabía que iba a llorar. Ella nunca había imaginado que Del Rey había dormido con una mujer que ella pudiera posiblemente conocer, y mucho menos que hubiera pasado horas complaciendo su cuerpo. Tocándola. Acariciándola. - Anya, tenemos que hablar de esto - él empujó sus dedos a través de su desordenado cabello – Ignorarlo no está funcionando. No voy a dejarte ir -. Ella se estremeció con el sonido de su voz, parte gruñido, parte áspera de ira. - Debes tener cuidado! – exclamó - Debes tener el cuidado suficiente para al menos sujetarme cuando hayas terminado. Me dejaste, Del Rey. Fría y sola, y sufriendo aquel maldito calor, como si algo dentro de mi cuerpo se desgarra en partes. No pudiste ni siquiera sostenerme 95

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Oh Dios, no me dejes llorar. No lo dejes que vea cómo este mal me lastima. - Tu maldito bastardo! – sus puños apretados y no había nada que golpear – Follas con ella? La puta de la instalación Chernov? Pasaste horas jodiendola? O sólo horas dándole placer? - Suficiente de esto! - cruzó la sala, se apoderó de sus brazos y le dio una firme sacudida. Y ella quería odiarlo. Ella quería odiarlo tan fuerte que comió su alma, como el ácido, y todo lo que puede hacer era dañarlo, porque era una de las pocas personas en este mundo que ella odió haber jodido al hombre que amaba. - Escúchame, Anya, lo que pasó esa noche nunca, nunca volverá a suceder. Te lo juro. La próxima vez que te toque será con dulzura. Horas, nena - Una mano ahuecada en su rostro mientras su expresión se retorció. Anya no pudo soportarlo. Ella no quería ver dulzura en su rostro ahora. A ella no le importaba. - Rompiste tus promesas, recuerdas, Del Rey? - susurró ella dolorosamente. ¿Rompiste tus promesas a Sofía?-Yo no le hice promesas a Sofía – él retumbó – Detén esto -. Su cabeza se sacudió mientras ella se obligó a contener el aumento de dolor en su interior. Le dolía. Le dolía el fondo de su alma por ver a esa mujer en sus brazos, saber que había gozado con ella, pasado horas haciéndolo, y no había merecido más que el preludio de unos momentos. - Seré más que feliz de ponerle fin - su respiración amarrada con el dolor -Tan pronto como salgas de mi habitación. Tengo que conseguir estar lista tengo una fiesta, ¿te acuerdas? -No me lo pediste, compañera - él gruñó -No cometas el error de creer que puedes hacer Anya miró sus ojos sorprendida, la profundidad del negro, mostrando un toque de azul cuervo mientras su expresión se estrechaba, sus manos flexionadas en los brazos de ella mientras ella se sentía apoyada en la pared. - ¡Oh tan feroz, Del Rey – ella se quebró – Te agarro con otra mujer en tus brazos, una mujer que pasaste horas jodiendo, y yo no debo sentirme engañada? No funciona de esa manera. Me engañaste y lo sabes y ahora esperas que acepte que las cosas serán diferentes? Que puedes controlarme? ¡Vete al infierno! -Manten la boca funcionando, compañera, y veremos qué tan rápido el calor del apareamiento puede volver a tu sistema. No me empujes a esto -. - Me atrevo a ti! - las palabras estaban fuera de su boca antes de que pudiera detenerlas. Cassandra le había advertido a ella: nunca te atrevas a un coyote. Había sido empujada más allá del punto de cuidado. Sofía había tenido lo que debería haber sido suyo. Horas de placer, y ella debería aceptarlo con tranquilidad? 96

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- ¿Qué demonios me dijiste?- su voz más profunda, áspera. - Me escuchaste, Alfa - ella se mofó - Me atrevo a ti Fueron las palabras equivocadas para decir. Le había advertido hace sus años que nunca se atreva a él. Él tomó en serio las apuestas y se atrevió. Ambos desafíos al corazón de la genética animal dentro de él, y en algunas situaciones, bien, en esta situación, no tenía intención de replegarse. Chasqueó una mano sobre su brazo, arponeando en su pelo y trajo su cabeza de vuelta. - Tu pequeña bruja – la regañó – No estás enojada por algunos de los olvidados largos romances con Sofía. Estás enojada porque crees que tuvo algo que no tuviste - Tuvo mucho que yo no – ella se basó – Tuvo un hombre. ¿Qué demonios tuve, Del Rey? Golpes, follar, anudarse, señor? Es una mamada. Y me mamaste por el desafío de permitirme caminar dentro de mi propio dormitorio y ver la afrenta a la miserable excusa para el sexo que me diste -. Suficiente era suficiente. Él gruñó bajo y duro, sus labios cayeron sobre ella, su lengua encalló firme y profunda recorriendo sus curvas, mientras ella respondió a su beso y le dio el suyo. Sus uñas clavadas en sus bíceps durante mucho tiempo, conmocionados segundos mientras él sintió sus labios cerrarse sobre su lengua y un hambriento gemido llenó la habitación. Allí estaba. Carajo. Diablos. Control. Prometió control. Había jurado, durante ocho meses, que la amaría lento y fácil si alguna vez tuviera la oportunidad de nuevo, pero todo lo que podía hacer era devorar su boca, sus labios. Las glándulas en la parte lateral de la lengua palpitaron feroces mientras luchó duro para hacer retroceder el animal dentro de él, tratando de satisfacerse. Casi nueve meses sin ella. Demasiados meses, demasiadas semanas ansiándola. Él podía contar las horas si podía despejar su cabeza lo suficiente. Ella dibujó sobre su lengua, gimiendo suave, femenina un pequeño sonido de hambre que él recordaba sólo en sus sueños. El bombeó la lengua entre sus labios, jodiendo su boca con ella mientras ella chupaba la de él. La hormona del apareamiento fluyó libre ahora, atraída por el calor de su boca y el sabor único de su beso. El podía sentir el fuego juntarse en la base de su columna vertebral. Sus bolas tirando firme y duro por debajo de su polla, sus músculos bloqueados mientras él luchaba por el control. Luchaba a favor de su ardiente pequeña compañera. - Maldita seas - sus labios tironeándola, pasando sobre su mandíbula, mordisqueándola toscamente mientras ella se arqueada en sus brazos- Me volveré loco Él tironeó el escote de su suéter ajustado, empujado a lo largo de su hombro y atacando con los labios y la lengua la marca que le había dejado entre el hombro y el 97

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cuello. Él la acarició, la chupó. Trabajó su lengua sobre ella y la raspó con sus dientes, mientras la otra mano se trasladó de sus cabellos para el borde de su suéter y lo empujó para abajo. Era suya. Su compañera. Su dulce, pequeña tentadora Anya. Tan suave y desafiante. Un reto y un placer. Era la compañera perfecta para él, Era astuta habladora, la pequeña gamberra. Amaba todo acerca de ella. Ella le dio esa chispa de desafío que necesitaba y lo tenía en sus malditos dedos. Tenía la intención de mantenerla sobre su espalda. La alzó, uno de los brazos detrás de su espalda, el otro en sus caderas mientras lavaba y acariciaba la delicada marca de apareamiento. Mientras la llevaba de vuelta a la cama, sus labios capturaron los de ella de nuevo. No quería escuchar objeciones. Si ella se atrevía a empujar la palabra no entre sus labios, entonces podía perder cualquier tipo de control que tuviera sobre la frágil correa de su lujuria. Apoyó su espalda en la cama mientras él empujó sus piernas separándolas, ubicándose entre ellas con un gemido de triunfo. La tenía donde ella pertenecía. Debajo de él, encerrada en su abrazo, sus labios moviéndose sobre ella mientras le empujó su suéter sobre sus pechos y pasó las manos sobre las curvas llenas y exuberantes. -Fuera el corpiño. Fuera – rompió el frágil encaje, pero sus pechos estaban libres para él, sus pezones duros como pequeñas bayas maduras. Una delicada, frágil rosa. Duro, tieso. Gruñó, un sonido demente animal, mientras sus labios cubrieron un pecho, su lengua lamiendo y acariciando, extendiendo aquella potente hormona por las vibrantes puntas. Oh, él se atreve, se atrevería ella? Empujó para mostrale quien era su Alfa, empujaría ella? Ella aprendería mejor aquí y ahora, aquí mismo en su propia cama donde ella nunca olvidaría su posesión. Luego, la tomaría en la cama de él. Si aún podía caminar. Sus pezones eran demasiado malditamente dulces. Ella era demasiado dulce. El sabor de la combustión de sus llamas quemando en sus intestinos mientras las glándulas en su lengua se volvieron sensibles, hinchándose nuevamente. Él levantó la cabeza de su pecho, le sacó el suéter, luego empezó a bajar entonces ella empezó a caer en espanto. Ella era perfecta para él. Bella. Demasiado dulcemente redondeada. Pechos exuberantes, caderas curvas, muslos que podrían tener un hombre a través de la noche. Aflojó sus manos en su cintura. Lento, se recordó a sí mismo. Lento y fácil. Su amor. Tocarla. Sentir cada centímetro de su carne de seda. Él desabrochó sus pantalones vaqueros, viendo su cara, sus ojos. Sus dedos bajaron la cremallera. - Dedo del pie fuera los zapatos - él gruñó. 98

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Esperaba que ella objetara, se negara a él. Dios le ayudará si ella se negaba. Ella se movió, empujado sus zapatillas de sus pies mientras él empujó su mano por debajo del material de sus vaqueros. Estaba respirando con dificultad tan malditamente duro que le dolía el pecho. Deslizó sus dedos sobre la parte baja su estómago, en la banda de seda de sus bragas, y encontró el paraíso. Rizos saturados, manchados. Amaba los rizos entre los muslos de una mujer. Las Castas no tenían vello corporal, aunque en los últimos meses había desarrollado pelos en el pecho, durante su apareamiento. Pero no había ninguno en sus genitales. Él estaba fascinado con los rizos de fuego de su compañera. Dejó sus dedos acariciando los dulces rizos, rascando a través de ellos, sintiendo su calor y la promesa de su pasión mientras sus caderas se arqueaban hacia su mano. Su lengua estaba latiendo mientras él bajaba la cabeza, sus labios tomando los suyos nuevamente, capturados en profundos besos de lengua, él la deseaba. Ella chupó su lengua dentro de su boca, gimió con el gusto de él, sus brazos removìan su pelo, apretándole las hebras y agarrándolo con ella. Deslizó sus dedos nuevamente, a través de la paja húmeda de los rizos, y luego los hundió profundos en la estrecha abertura de su coño hinchado. -¡Mierda!- Él gruñó la palabra en contra de sus labios por la más deliciosa carne jugosa, llena con su dulce jarabe, la tentación llenando sus sentidos, mientras ella, de nuevo, se levantó hacia él. El se estaba ahogando en ella, y solo quería hundirse más lejos. Los labios de Anya se separaron por aire. Ella parecía no podía extraer suficiente aire de sus pulmones, parecía no podía arrastrarse desde la calienta bruma del hambre y la necesidad que la envolvía. Los muslos más separados, permitiendo privilegios a sus dedos que había jurado nunca darles. Privilegios que le dolían ahora. - Más - ella susurró desesperada por su tacto. No era como la primera vez. Aquella congelación, quemazón, desgarradora agonía. Esto era sólo caliente y desesperado placer. Tanto placer que le tiró su cabello, arrastrando sus labios de nuevo a ella, quería más de sus besos. El gusto de él era adictivo, incluso con la terapia hormonal en su sistema, su sabor era como una droga que no podía obtener suficiente. Era normal este calor de apareamiento? Era una necesidad más fuerte que la que había conocido antes que él la hubiera traicionado. Antes que le hubiera mentido. Era la misma necesidad intensa y pujante. Pero el placer. Oh, el placer era exquisito. Horas. Podía mantener esto durante horas? ¿Podía? Ella se sacudió debajo de él, chupando su lengua en su boca y saboreando el gusto picante de la hormona de calor que derramaba. 99

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Podía sentir su cuerpo tensarse, cada vez más duro como el acero que mantuvo por encima de ella. Sus manos se trasladaron de su cabello a su camisa. Ella quería desabotonarla, pero no podía. Sus dedos buscaban a tientas, deslizándose. Ella se apoderó de los bordes, uno en cada mano y tiró sintiendo la explosión de los botones, el desgarro. El gruñido que arrancó de su garganta era primitivo, salvaje. Era puro animal hambriento y le envió ráfagas de energía eléctrica hormigueantes expandidas a través de su cuerpo. Ella las podía sentir, como pequeños dedos chisporroteantes debajo de la carne mientras su mano raspaba alrededor de su clítoris. - Me haces enloquecer.- él arrancó sus labios de ella, sus dientes mordisqueando en su mandíbula, su cuello -Voy a venirme en mi putos vaqueros -. Ella desbastó, de nuevo, su camisa fuera de su amplio pecho, saboreando la cálida alfombra de pelo de su pecho debajo de sus dedos. Que era tan sexy. La mayoría de las Castas no tienen vello corporal, había escuchado. Pero Del Rey tenía una alfombra rubia extendiéndose sobre su pecho, desde el centro de su cuerpo, bajando como una flecha hasta justo debajo de su ombligo. Y era sexy. Y cálido. Y ella quería su lengua en él. Ella quería sus labios en él. Ella quería lamer su carne, saborearlo todo. Levantó la cabeza, la lengua golpeando fuerte a través de un duro y plano pezón masculino mientras sus labios se trasladó a su hombro de nuevo. El se congeló. Dejó sus labios, la lengua, jugar alrededor de un poco de carne. Ella tiró con sus dientes y empujó sus manos debajo de su camisa, aplanándolas sobre su espalda, saboreando el calor de él. Ahora él la envolvía. Le gustaba estar rodeada. Le gustaba tenerlo todo sobre ella hasta fundirse debajo de él. - Digo que nosotras castraremos al Alfa. Oh mierda! – la voz de Ashley sorprendida fue un chorro de agua helada que no necesitaba. - Obtén la mierda fuera! – la voz de Del Rey era salvaje - Maldita seas, Ashley! -. El estaba colocado encima de Anya, la cabeza girada, gruñendo. Sus ojos negros brillando con un toque de azul y su expresión era dura, salvaje, hambrienta. Le tomó un momento para darse cuenta exactamente lo que había hecho. Lo que estaba haciendo. Estaba manoseándolo, tan desesperada por él que se había atrevido. Lo mismo ya que le mendigaba Ella empujó contra su pecho - Párate! Su cabeza tironeada de nuevo a ella – Tengo todos mis dedos en tu coño y estás pidiendo parar? – Su tono lleno de incredulidad - ¿Has perdido la mente? - ¿Has perdido la tuya? - exclamó – Déjame levantar, Del Rey. Ahora -.

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Tuvo que obtener sus cojinetes. Tuvo que calcular esto. Este no era el calor, pero no debería ser ni siquiera excitación. No debería ser natural. Ella acaba de encontrar otra mujer en sus brazos y estaba implorándole para tenerlo. Lloriqueo porque él no la había amado, porque él no la había tocado, satisfaciéndola. - Ahora! - ella gritó de nuevo, empujando contra sus hombros mientras los dedos de Del Rey se deslizaban lentamente por debajo de sus vaqueros. Su expresión endurecida, sus ojos eran de color azul medianoche y azul marino fuego. Luego él levantó sus dedos, aún brillante de sus jugos y enroscó sus labios alrededor de ellos. - La próxima vez que tenga mis manos en tus pantalones, compañera, estás jodida él gruñó – Ten mucho, mucho cuidado la próxima vez que me atreva. Esta fue libre -. Con eso, él saltó, aterrizando en sus pies mientras ella se tumbaba en la cama, jadeante, congelada, débil por las sensaciones que aún la recorrían. -La próxima vez que capture a Sofía en tus brazos, voy a hacerte desear estar muerto - le disparó, sentándose y tironeando su suéter sobre su cabeza – Hiciste esta situación, ahora puedes vivir con ella.Su sonrisa era lenta, peligrosa – Recuerde Coya, la próxima vez que esté entre tus muslos. Porque la próxima vez te mostraré exactamente lo que te has perdido -. -Lo que le diste a Sofía? - ella estaba temblando de nuevo, furiosa. Ella vio aquella escena de nuevo – Del Rey agarrando en brazos a otra mujer, sus manos en tu pecho, y su cabeza levantada hacia ti como para un beso. Hizo que deseara matar. Sacudió la cabeza en primer lugar, luego su dedo - Celosa, Coya? Ella podría haber tenido el gusto, pero tengo la intención de darte todo el banquete. Unas pocas horas nunca serían suficientes - él miró su cuerpo, el rubor tiñendo sus pómulos - Creo que serás jodida toda la maldita noche cuando consiga mi polla dentro de aquel pequeño coño abrigado de nuevo. Piensa acerca de esto. Porque yo lo voy a hacer.

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CAPÍTULO 9

Del Rey se paró en el bar y miró a su compañera. Ella no llevaba el vestido negro de seda que le había comprado y le envió el mes anterior, aunque había escuchado que había ella lo quería y dio las gracias amablemente a la Casta que se lo entregó. No, su ardiente compañera estaba vestida de seda azul zafiro que hizo que cada una de las células en su cuerpo dolieran por sentir su roce contra él de nuevo. El corpiño tomaba y sostenía sus pechos como un amante, abrazaba la elegante cintura y caderas antes de fluir alrededor de las piernas. Había algún tipo de borde borgoña en el corpiño y las correas que iban sobre sus hombros delgados. Un chal borgoña que le había dado al portero, más temprano, junto con una pequeña cartera haciendo juego. Su Coya estaba exquisita. Se trasladó como una llama, bailando con su sensualidad como una tentadora promesa fuera de su alcance. Él miró a Brim, con quien Ashley estaba coqueteando escandalosamente. Cuando habían aprendido las hembras Castas a coquetear? Le habría sacudido la cabeza, pero eso habría demostrado su confusión. Nunca mostrar debilidad, se recordó a sí mismo mientras recogió su whisky y una copa de vino para su compañera. Dando zancadas volvió a ella, escondió su sonrisa. Ella lo miraba, no importa donde se trasladara. Su compañera estaba celosa. Enfurecida con él. Esto mostraba más que una superficie de lujuria, y deseaba sus emociones tanto como deseaba su cuerpo. - Para mí? - ella se acercó y tomó su whisky – Gracias -. El miró, la polla palpitando, de repente sus sentidos intensificados mientras ella probaba el suave whisky sin una mueca. Diablos, debería haber sabido mejor. Había bebido el vodka con el mismo entusiasmo en varias de sus reuniones y se rió de él la primera vez que había mostrado su sorpresa. Mientras ella sorbía, dejó su mirada deslizarse a lo largo de la habitación. Una pista de baile estaba ubicada a un lado, y una banda musical estaba tocando una melodía lenta y seductora mientras los camareros trabajaban para limpiar las mesas con los platos de la cena. Del Rey entregó la copa de vino a un camarero cercano y se volvió hacia Anya, sus dedos cubriendo los de ella, sorprendiéndola, sorprendiéndose. Él tiró el vaso que ella tenía hacia sus labios, empinándolo y terminándolo por ella. Sus labios cubrieron el lugar en que habían estado los de ella, y él juró que podía probarla sobre el cristal.

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El dulce sabor de su coño estaba todavía en sus sentidos, tentando su lengua. La necesidad de tenerla de espaldas y lamerla lenta y cuidadosamente era casi abrumadora. Enojada o no, él le había mostrado, demostrado el placer que podría darle. Pero tenía un objetivo. Para limpiar la memoria de ese primer tiempo fuera de su mente y reemplazarla con el éxtasis que sabía los dominaría a ambos. Su frente levantada mientras él terminó su bebida, sus ojos azules brillando con el reto. Luego lamió su labio inferior lentamente - Muy practico – ella murmuró - ¿Quién te enseñó eso?La suave y pequeña burla lo pinchó, pero él se liberó bastante fácil. -Tuve que ser enseñado? – él le preguntó, acercándose mientras tomó el vaso y lo puso sobre la mesa a su lado. - Me imaginaba - ella arrastró las palabras - si has aprendido movimientos como ese, entonces alguien tiene que haberte enseñado Maldita ella. Él debería haber sabido que ella había seleccionado el peor lugar posible para tentarlo. Su mandíbula se apretó con el recuerdo de aquella tarde de placer, y quemante necesidad dentro de él como un reguero de pólvora. - Eso no cuenta - él le aseguró, bajando la cabeza a su oreja, dejando que su mejilla se frote contra ella. - Justamente porque he perdido el control no significa que lo perderé ahora-. - Una pérdida de control? – ella murmuró – Una excusa interesante Ella giró, frotando sus pechos contra el frente de su esmoquin mientras hablaba -Yo no recuerdo los informes del entrenamiento sexual para la Casta Coyote. Tal vez en realidad no conocieron nada mejor. Fue deliberadamente desafiante y a él le encantó. Ella no iba a preguntarle nada. Lo estaba empujando, haciéndole frente sin decir las palabras. Presionando para ver si era digno de ella. Maldición, ella estaba invadiendo su alma. - Un hombre no necesita entrenamiento para saber cómo tocar a su mujer - le dijo finalmente, permitiendo a su mano descansar contra su cadera, a sus sentidos inhalar su aroma - Pero recuerda, Compañera, yo he estaba fuera de los laboratorios por un infernal montón de años. Confía en mí, sé muy bien cómo complacerte Ella se endureció con el recordatorio. El pudo sentir la sutil tensión irradiar a través de ella. - Tomaste ventaja de esto, ¿verdad? – ella preguntó - Quizás ahí fue donde cometí mi error. No tomé ventaja de las oportunidades que pude haber tenido. Quizás yo debería haber ganado la experiencia que tú no te tomaste el tiempo para mostrarme -. Apretó sus dientes. Los aflojó para mordisquear su oreja. - Hubiera arrancado la garganta de cualquier bastardo que te tocara -. - ¿Lo harías? – la mano de ella se apoyó en su brazo mientras sus dedos apretaban su cadera – Tú no lo habrías sabido - . 103

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- Lo sabría - susurró contra su oído – Lo habría sabido. Y lo habría matado -Eres bastante práctico en la parte de asesinato - ella rió, tirando de nuevo de él, el azul profundo de sus ojos mirándolo a hurtadillas a través de sus pestañas - Dime, Del Rey, ¿cuántas veces has usado la libertad de la terapia hormonal para tocar a otra mujer?- Este es el lugar equivocado para empujarme, Anya – le advirtió - No cometas el error de creer que un evento público me detendría para tirarte sobre mi hombro y llevarte fuera de aquí. Lo haré. Y una vez que estemos de vuelta en limosina, te prometo que, aprenderás a no desafiarme de tal forma de nuevo. Retorció sus labios. Dulce, pequeños labios. Ellos relucieron como si una capa de rocío se hubiera establecido en ellos. Estaba tan malditamente hambriento de sus besos que las glándulas debajo de la lengua estaban ahora al doble de su tamaño. Quería nada más que bombear entre los exuberantes labios de nuevo, sentirla amamantándose de él, respondiendo y acariciándolo. - Del Rey – ella murmuró, apretando sus dedos sobre el brazo - ¿Qué crees que conseguirías ganar cenando conmigo en este mismo evento social? - ella miró alrededor de la sala antes de regresar a su mirada. -¿Crees que esto va a mantenerme en tu cama?Dejó sus labios curvarse sugestivamente - En realidad, yo estaba más preocupado por mantener el bar seguro esta noche. He oído que la última vez que visitaste a uno, las cuentas en las arcas del Coyote bajaron drásticamente al pagar por los daños causados -. Ella parpadeó, y él tuvo que aplaudir lo bien que mantuvo su expresión clara y compuesta. - Un total malentendido - ella suspiró dramáticamente, mientras agitaba su mano libre -Yo no se inició aquella pelea. Estaba justo allí. Él puso su frente contra la suya, acercándose – Rompiste una botella de whisky sobre la cabeza de un vaquero. Estuvo en el hospital durante varios días. Creo que Sharone hizo a otro cantar una nota alta cuando ella apretó sus testículos, y Ashley arrancó una franja de pelo de la cabeza de otra mujer. Coya, he estado divirtiéndome con los cuentos de las hazañas que las cuatro han logrado en los últimos ocho meses. Sólo porque Sharone no me informó no significa que no oyera acerca de esto. Estoy sorprendido que no fueron encerradas por su propia seguridad, por no hablar de la seguridad del público en general. Ella rodó sus ojos en él. Ojos que estaban brillantes, destacados por los cosméticos, tentadores y misteriosos. - Toda persona sobrevivió intacta - ella se encogió de hombros. - No va a suceder de nuevo. Huelga en mi lista de normas a seguir – ella informó - Tu seguridad no corre riesgo, de ninguna manera -. Ella frunció el ceño, sus ojos brillaban ahora con irritación - Bueno diablos, Del Rey, ¿por qué sólo tú me encierras en una acolchada habitación y alimentas? – ella se quebró - Obten más de tú mismo y obtén un indicio. No necesito tu permiso más de lo que tú 104

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obviamente necesita el mío para traer otra mujer a mi dormitorio. Consideremos que es un equilibrio para todas aquellas horas que disfrutaste con Sofía en tu muy varonil cuerpo -. Con eso, ella lo arrojó fuera, moviéndose suavemente, con gracia, hacia el pequeño bar que se había establecido. Sus soldados la siguieron, incluida Ashley, que de alguna manera abandonó el acto de rubia tonta que ella estaba dando a Brim el tiempo suficiente para darse cuenta que su Coya ya no estaba con su Alfa. Del Rey exhaló duramente mientras su lugarteniente se trasladó a él lentamente. - Podríamos hacer las celdas en la parte baja de las cavernas – Brim dijo cuidadosamente – Podríamos encerrar a las cuatro en ellas -. Del Rey gruñó con la observación – Encontrarían una salida -. Anya ordenó vodka y lo sorbió con una expresión de placer. -¿Has aprendido algo durante las vastas horas aburridas que la Junta de la buena ciudad ha dedicado a intentar demostrar su reconocimiento a los animales que financiaron su nueva escuela? - Del Rey preguntó. Ellos estaban allí por más que alimentos y bebidas. Los informes que Del Rey había llevado con él vinculaban aquella droga para Castas con Advert y uno de los soldados que había trabajado en Haven hace un año. - No mucho - Brim sacudió la cabeza - Los otros no están aprendiendo mucho tampoco. El Mayor Raines aun está de duelo por su hija. Al parecer, todavía no hay información acerca de por qué desapareció durante el ataque ocurrido ocho meses antes -. Jessica Raines no había desaparecido, con excepción de la vista. Las células de seguridad en la montaña que se alzaba por encima de Haven había sido su nuevo hogar desde el ataque en que había participado. Del Rey dejó vagar su mirada por la habitación de nuevo - Tenemos cinco dirigentes de manada aquí. Gunnar Wolf y su compañera. Sanders Hawke. Dash Sinclair, su esposa y su hija. Yo y mi Coya. Jacob y su compañera. Sólo Aiden y su embarazada compañera, Charity, no están presentes. Tienes cerca el gabinete completo de las Castas Lobo y Coyotea y sus familias en la asistencia y mucha presión social para conseguirlos aquí. Los otros estaban conscientes de que esta todo bien. Cada Casta en la habitación estaba en máxima alerta, preparados para los problemas. Del Rey podía casi sentir los problemas fermentando, como un alivio en la tormenta, tratando de escapar de ellos. - Los centinelas están reportando cualquier cosa sospechosa - murmuró Brim Puedo sentir la tensión, Del Rey, pero no puedo averiguar de dónde demonios está viniendo -. - Hay información desde el Santuario sobre la situación de la droga? - Del Rey preguntó. Brim sacudió la cabeza. -Nada nuevo hasta ahora. Sabemos que la droga salió destinada a individuos específicos, pero sin nombres. El Santuario tiene su propio 105

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hombre observando la empresa farmacéutica y de investigación en cuestión, pero no tienen mucho. Plena sospecha, no es suficiente para enjuiciar - Jonas Wyatt está a la espera de las pruebas? – Del Rey gruñó - Eso es una nueva -Él tiene una nueva secretaria - explicó Brim - Creo que tiene miedo de hacer un viaje a aquel volcán, hasta que esté seguro que ella sabe mantener su boca cerrada.En otras palabras, la nueva secretaria Merinus Lyon que había contratado tenía la certeza de saber que Jonas no podía incendiarla o matarla. Del Rey estaba apostando a que Jonas fue su amante. Los enemigos de las Castas tenían el hábito de desaparecer, la prueba o la no prueba. Y Del Rey sabía que había varios volcanes particulares que habían estado recibiendo más de su cuota justa de sacrificios humanos a través de los años, en los cuales Wyatt había logrado el cargo de director de la Oficina de Asuntos de las Castas. - Jonas, dice la secretaria de remolque, estará llegando a Haven de nuevo mañana declaró Del Rey - Ella es Casta. Tú puedes oler el aroma del niño que está llevando. No puedo creer que Prima Lyons contrató a mujer embarazada para trabajar para Wyatt. Es ciertamente marcar al pobre niño, incluso antes de que nazca Brim asintió - Diablos, él debería enviarla al Santuario. Una cría hembra no tiene lugar alrededor de cualquiera de nosotros. Incluso de nuestras propias mujeres. Nuestras vidas son demasiado peligrosas. Con ello, Brim dio un paseo, moviéndose en la sala, una vez más, mientras Del Rey chequeaba la sensación de las armas que llevaba debajo de su esmoquin. El ayuntamiento había pedido que vinieran desarmados. Ellos habían ido con sus armas ocultas. Desarmado estaba indefenso. Del Rey no iba a ningún lugar indefenso. Especialmente donde su Coya estaba involucrada. Capturó el ojo de Sharone, le dio una señal silenciosa para asegurarse que se mantuviera próxima a Anya y a las tres de ellas, luego se trasladó al lugar donde el Alcalde Timothy Raines estaba celebrando juegos de un lado a otro del salón de baile. Raines era un hombre que Del Rey podía ver a través de él. Era un engaño. Sus ojos gris azulados apenas escondían su mal intención, pero no había ocultamiento para los sentidos de las Castas. Del Rey podía olerlo, una sutil hedor acre que lo enfermaba. - ¡Ah, Líder de Manada Delgado - Timothy le dio una pequeña sonrisa torcida mientras se trasladó hacia el grupo - Únete a nosotros. Estábamos discutiendo las desagradables historias de tabloide que están haciendo olas de nuevo. Realmente. Uno pensaría que si las Castas fueran tan animales, ellos nunca habrían alcanzado la condición humana. -Había burla en la voz de Timothy. Del Rey levantó su frente -Yo no leo la prensa, me temo. ¿Qué están diciendo ahora? Estamos comiendo nuestra carne cruda de nuevo? Aullando a la luna? -

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- Anudando a sus mujeres - uno de los hombres dijo y rió disimuladamente con ávida curiosidad – Transformándolas en ninfomanas con algún tipo de liberación hormonal en un beso -. Ávidos ojos se pegaron a él, mientras se rascó la mejilla, como confundido. Las Castas no niegan el calor del apareamiento, pero no lo admitían tampoco. - Todavía están arponeando sobre eso? - él sonrió - Lo que tenía entendido era que había varios de nuestros hombres de casta que se ofrecieron como voluntarios para demostrar lo contrario. Aún sucede esto? Del Rey sabía que los tenía. Algunas de las castas masculinas más jóvenes habían llamado públicamente a varios periodistas ofreciéndose como amantes. Eso había parado los rumores por un tiempo. - Eso no detiene el chisme - el gerente de obras públicas, de pelo gris, soltó una risa Su genética es aún un misterio para muchas personas, Delgado. Los hace un buen pasto para chismes -. Del Rey se encogió de hombros – Sea lo que sea trabajan para ello. Sin embargo, eso mantiene a las mujeres interesadas en nosotros. Estoy seguro que bastantes de nuestros hombres aprecian esto -. Los hombres se rieron, y luego miraron a su alrededor como asegurándose que ninguna de sus mujeres estaba escuchando. Era divertido a veces, y otras ofensivo. Del Rey podía imaginar el furor que estallaría, si el mundo se enterara de la verdad. Que sólo con algunas mujeres mostraban su propia naturaleza animal, y cuando lo hacían, por ahora, no había escape de ello. Del Rey capturó la mirada del alcalde una vez más. - Alcalde Raines, cuando usted tenga una posibilidad, me gustaría discutir la petición del mes pasado, sobre incluir a la Casta Coyote en el Gabinete -. La mirada de Timothy se agudizó, demasiado, y Del Rey juró que capturó el aroma de la muerte en el hombre. La solicitud era para asignar varios hombres Coyotes al departamento de policía local y como guardias de seguridad de la municipalidad. La pequeña ciudad fuera de las fronteras de Haven no era grande, no había alcanzado la popularidad de la vecina ciudad del Santuario, Buffalo Gap. Quería saber lo que hizo al Alcalde Raines creer que ellos necesitaban los avanzados talentos de la Casta Coyote para la seguridad. La mirada de Raines se trasladó alrededor de la sala antes que una sonrisa se formara en sus labios - No pretendí molestarlo con esa decisión, Alfa Delgado - él se disculpó con la mayor sinceridad. – Asumí que los miembros más bajo del gabinete se encargarían de eso - No hay miembros inferiores en el Gabinete Coyote - Del Rey le informó – Pero yo soy uno de los seis dirigentes de la manada, Alcalde. Cada uno de nosotros preside el gabinete -

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- Cada ejército tiene un general, Delgado - se rió Raines - Usted es la cabeza, ¿correcto?Como él lo hizo, con fuerza y voluntad. No lo hizo con ninguno de los otros por debajo de él, eran sus iguales, simplemente optaron por seguirlo. - Incorrecto, Alcalde, pero podemos discutir esto también cuando usted tenga un momento. Como usted está ocupado esta noche, cree que podríamos reunirnos en la base Coyote esta semana si así lo prefiere. Me gustaría ver la propuesta que prometió el Gabinete -. Algo brilló en la mirada de Raines. Algo triunfante, sin duda peligroso – Seguro lo haré - él asintió – Llamaré a la brevedad -. Al igual que el diablo. Del Rey formuló sus excusas y se retiró del grupo. Él levantó su muñeca de la mano y habló en el pequeño micrófono bajo el puño de la camisa de su chaqueta de esmoquin - Vamos a tener problemas. Sugiero una huida -. - Motivos? - Wolfe murmuró en el auricular que Del Rey vestía. - Instintos, utiliza los tuyos. Estoy consiguiendo que mi gente salga -. Él asintió a Brim y se dirigió a la barra, donde Sharone y las otras mujeres rodeaban a Anya, sus expresiones llenas de peligrosa tensión. Ashley se movió, ocultando el hecho de que ella había llegado la funda atada al interior de su muslo y la pequeña pistola que llevaba allí. Sharone estaba bloqueando cualquier acceso a los lados y Emma estaba cubriendo su espalda. - Esta se queda Del Rey escuchó la voz del cantinero, oscura, con una fea amenaza a las guardaespaldas a través de los enlaces de comunicación. Emma se dirigió a Del Rey, su expresión de hielo, y habló exagerando los movimientos de su boca – Armas sobre la Coya -. -Tenemos un arma sobre mi Coya - anunció en el micrófono - Haga que su mujer salga de esta mierda El se movió hacia la barra, consciente de Brim andando a zancadas hacia ella y un joven casta, Carlen, moviéndose hacia las mujeres. La Casta era Lobo. Él no era Coyote, ni era uno de los Lobos asignado a la protección de Anya, pequeño detalle. - Jacob, llama a tu hombre - Del-Rey ordenó mientras oyó gritar a Jacob a través del enlace en Carlen. Se trasladó más rápido, irrumpiendo en una carrera mientras vio como el imbécil joven de casta tironeaba un arma desde el interior de su chaqueta y tratar de empujar a Sharone para llegar a Anya. - Ella tiene que morir, Sharone - Carlen gruñó, sus ojos de color gris muy oscuro, demasiado dilatados. Puta, ellos iban a perder otra de sus personas por la maldita droga. - Usted sabe que ella tiene que morir Carlen logró levantar el brazo lo suficiente como para apuntar. La compañera de Del Rey iba a morir ante sus ojos.

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Sharone empujó a Carlen atrás, luego lo arrojó varios pies a través de la habitación cuando él levantó el arma y le disparó. Al mismo tiempo, un cuchillo corrió desnudo de su mano y se enterró en su pecho mientras él miraba hacia abajo en estado de shock. Emma estaba en el suelo cubriendo a Anya, incluso cuando ella luchó; Ashley había saltado la barra y sacado al cantinero. Ella amartilló el gatillo del fusil que le había arrancado y apuntó sobre la habitación mientras se trasladó desde atrás de la barra. - Sharone – el Casta Lobo fue a sus rodillas mientras Del Rey arrancaba a Anya del hacinamiento de Emma. Emma estaba sobre sus pies, capturando una Sharone balanceante alrededor de su cintura mientras la sangre filtraba de su hombro. Ambas miraban al joven casta mientras él las miraba confundido y miedoso. Él ni siquiera sabía lo que había estado a punto de hacer. Del Rey conocía los efectos de esa maldita droga, y esta casta, al parecer, era víctima de ella. - ¿Por qué lastimarme? - Él sonaba como un niño. Del Rey era consciente de los gritos, las órdenes llenando la sala. Los Lobos habían rodeado el ayuntamiento, pero Del Rey estaba viendo la muerte de un joven inocente ante sus ojos. - ¿Qué hice? - Carlen tosió, escupiendo sangre sobre el vestido blanco de Sharone mientras un gemido salió de su boca - ¿Qué hice? Se tambaleó más, todavía tratando de levantar la pistola, todavía tratando de centrarse en Anya mientras sus ojos miraban la muerte. - Consigue ayuda - Del Rey gritó mientras más de sus propios hombres los rodeaban. - Agarren al Lobo en el suelo y llévenlo a los laboratorios en Haven. Quiero hacer un análisis completo de sangre. El resto de ustedes me rodean hasta que consiga llevar a mi Coya a la limusina. Emma, Ashley, consigue un transporte para Sharone y llévala a la Base. Ahora -. Ellos se estaban movimiento rápido por el salón de baile, consciente de que los Lobos se desplazan de manera igualmente eficaz. Las Castas estaban cubriendo a los humanos, las armas desenfundadas, ojos duros mientras las compañeras y las familias estaban moviéndose rápidamente por la habitación y saliendo al frío atardecer. Las limusinas blindadas estaban arrancando a rodar, y luego saldrían tan rápido como habían llegado, mientras las autoridades de Casta trabajaron para conseguir que los dirigentes de las manadas y las familias estuvieran fuera de peligro. Las autoridades y los soldados se quedaron atrás, cubriéndolos mientras que otros tomaban los tejados, asegurándose de que los francotiradores no estaban en el lugar. - Quiero aquel camarero en custodia – Del Rey dijo a Brim a través del micrófono mientras empujaba a Anya dentro de la limusina que esperaba - Lo quiero listo para ser interrogado plenamente en el momento que alcancemos la Base -

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- Está en custodia y rodando ahora - gritó Brim de nuevo – Consigue volver tu culo a la Base. Iván será tu conductor. No hay manera de que él pudiera estar comprometido por esa maldita droga, nosotros lo hemos analizado después de nuestro regreso -. - Tengo a Iván. Te quiero en la Base - Del Rey le ordenó - No tengo posibilidades y no me preocupa esta maldita ciudad. Tendré cuidado de ellos yo mismo -. Cerró la puerta de golpe mientras se deslizaba dentro, e Iván aceleraba fuera de la sala de banquete. Podía sentir la furia llenándolo ahora. Ninguna otra compañera había sido el blanco. Carlen había ido detrás de Anya. El camarero había estado preparado para agarrarla allí. ¿Por qué? Se dirigió a ella, su mirada encontrando la suya y viendo ni un ápice de miedo. - Ellos tienen mi cartera y mi chal - afirmó - Idiota guardé mi pistola y cuchillos. Si ellas me hubieran dejado sola, Sharone no habría resultado herida -. Un shock resonó a través de él. ¿Dónde estaba la ira, el terror, el gran temor que ella debería haber mostrado? Su compañera no debería estar mirándolo furiosa con brillantes ojos azules y una determinación que, normalmente, sólo la sangre podía saciar. La sangre de otros. - Sharone estará bien – ella dijo - Era una herida del hombro. Lo peor que va a hacer es mear fuera de ella - Estoy más que enojada – ella gruñó ella - Tú no me dijiste que esperabas problemas, Del Rey. Fuiste condenadamente injusto -. Injusto él? Como si él la hubiera sacado de su deporte? Su compañera estaba volviéndose cada vez más agresiva de lo que él había previsto. El pensamiento lo puso duro. -Si hubiera esperado problemas, tu trasero no hubiera estado allí -. Antes que pudiera pararse, estaba nariz a nariz con ella - ¿Piensas por un momento que hubiera llevado a mi compañera donde espero derramamiento de sangre? Espero un maldito enloquecido camarero y un Casta Lobo tirarle un balazo? Le estaba gritando. Anya lo miró, la adrenalina y la furia bombeando a través de ella. Estaba temblando con esto, desesperada con lo mismo. Había luchado contra Emma mientras la otra chica la cubría, luchaba no para protegerse a sí misma o a sus soldados, pero si para llegar a Del Rey -. Había sido el único pensamiento en su mente. Llegar a él, protegerlo. Como si necesitara su protección. Realmente no necesitaba nada fuera de sexo. Pero, el conocimiento, súbito y rápido, había golpeado dentro de ella. Lo necesitaba, y justo antes de sus ojos, podrían habérselo robado. - No sé lo que haces – ella gritó - Mi guardaespaldas está herida y tú podrías haber sido asesinado delante de mis ojos, Del Rey. Yo no soy una pequeña campista feliz ahora -

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Ella estaba aterrorizada por él. Ella estaba temblando, desesperada, necesitaba tocarlo, sólo para estar segura, como si sólo tocarlo le aseguraría que él realmente estaba allí con ella. - Y tú piensas que yo lo soy? Aquel gruñido envió un estremecimiento en su columna vertebral. Envió sensaciones estrellándose contra la adrenalina liberada en su torrente sanguíneo, la lujuria y la emoción abrazando su mente. Ella podría haberlo perdido. Podría haber estado él portando una bala en lugar de Sharone. A pesar de que probablemente habría fingido la maldita cosa nunca la había golpeado, a pesar de toda la sangre que él derramó. Hombre de acero. Inconquistable. Perfecto. Oh Dios, ella lo necesitaba. Necesitaba asegurarse que él estaba vivo, que era suyo. Que nada podría llevarlo lejos de ella. - Realmente no me preocupo si tú estás - ella empujó contra sus hombros, tratando de empujarlo, y él no estaba moviendo. Sus manos estaban tensas en el asiento a su lado, su nariz casi tocando la suya, sus ojos negros mirando feroz en los de ella. -¡Oh, sé lo mucho que no te preocupas - dijo – La melodía de ocho meses. Sin mi compañera -. -Oh sí, realmente puedo ver cómo sufriste – Ahora ella temblaba de emoción. Tantos meses de soledad, miedo e incluso, a veces, la culpa que la asolaba – Lo vi cuando entré en mi dormitorio y te encontré, pero jodiendo a Sofía. Maldición vete al infierno - ella empujó más duro, y estaba sorprendida él se movió, aún más sorprendida que ella lo siguió. Ella estaba en su rostro. Nariz a nariz. – Déjame tocarte bruja - No es como si intentaras tocarme - él desnudó sus dientes – Corriste. Al igual que la niña que fuiste, en lugar de enfrentar lo que sabías no podría ser cambiado - Lo cambié. Yo sufrí aquellas malditas pruebas y tengo lo que necesitaba para asegurar que no podrás controlarme otra vez - ella lo golpeó con una mano en su pecho, luego la otra. Se apoderó de las solapas y tironeó. Los botones volaron mientras su mirada reflejaba sorpresa y, a continuación, caliente lujuria. -Y cambiaré esto ahora si quiero.El deseo y la necesidad eran como un demonio en su interior. No como el calor de apareamiento, pero igual que una oleada de lujuria pura y caliente no necesitaba ayuda hormonal. Igual que había sido antes. Poderosa. Desesperada. Estaba indefensa por la emoción, atrapada en un apretón de temor por su seguridad, aterrada, consciente que en cualquier momento en los últimos meses podría haberlo perdido. El conocimiento que ella nunca podría tener la posibilidad de tocarlo de nuevo. Noches de sacudidas y giros. Sueños que no se detuvieron. Un doloroso hambre que no podía eliminar de ella. Y el miedo. En un sorprendente momento podía haber perdido todos los sueños. El podía haber muerto enfrente de sus ojos porque ella no 111

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estaba preparada, porque era una carga. Tuvo que ser protegida por su bien porque ella estaba demasiado malditamente asustada para aceptar el lugar que él le había dado. Como su compañera. Como su Coya. Bueno, él tenía que ser protegido también. Porque era suyo. Compañero, amante, hombre, lo que sea. Ella no podía nombrar la posesividad que creció en su interior, todavía no. Sus manos presionaron contra su pecho, sintiendo las carreras de su corazón debajo de sus palmas, los músculos que agitó y onduló en su toque. Sus dedos rizados, las uñas arañando todo su cuerpo, y ella divirtiéndose con el retumbo del gruñido que salió de su pecho. - ¿Quieres a Sofía después de mí? - ella se conmocionó con la pregunta y, a continuación, con las acciones que le siguieron. Ella mordisqueó su labio inferior, y no era un corte amoroso. - ¿Te preocupa? - su voz era grave, áspera casi salvaje. ¿Le preocupó? Oh diablos sí, a ella le preocupaba, pero ella habría sido condenada si le daba la satisfacción de escucharlo de sus labios. - ¿Te importa si jodo a otro? - ella le preguntó - Tal vez debería haber encontrado a alguien más.Ella lo estaba desafiando y lo sabía. Atreverse a la Casta, parte hombre, parte animal, para reclamar lo que era suyo. Para reclamar lo que ella no sabía cómo darle. Él enterró su mano en su pelo y trajo de vuelta su cabeza mientras gruñó en su cara No cometas ese error - ¿Por qué? - sus uñas lo rascaron duro. Sentía el flexible poder en ellas, oyó el gruñido de hambre que partió sus labios - ¿Por qué te preocuparías? Él no respondió la pregunta. Él la tirò de espaldas hasta que estuvo debajo de él, extendida en los asientos de cuero, arqueándose contra él mientras sus labios la cubrían, su lengua entrando en su boca. Fuego y rayos chisporrotearon a su alrededor. Hambre y necesidad chocando dentro de ella. Sus brazos envueltos alrededor de su cuello, sus dedos arponeando en su cabello mientras se reunió con el beso, chupò su lengua dentro de su boca y les dio lo que tanto necesitaban. No había jodido a Sofía desde que había tomado a Anya. Ella podía sentirlo. Ella lo supo. La sensación de ella. La parte femenina de ella, la mujer que sabía cuando alguien había tocado lo que le pertenecía, le aseguró de ello. Y ella iba asegurarse que la maldita perra nunca lo tocara de nuevo. El hombre que tenía en sus brazos le pertenecía. Y ella iba a reclamar cada centímetro de él.

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CAPITULO 10

Su sentido común estaba gritando, error. Su independencia estaba desgarrándose contra la necesidad fulminando a través de su sistema, pero algo más fuerte, algo más importante hizo a Anya tirar a Del Rey más cerca, agarrándolo estrechamente, sus labios moviéndose por debajo de los labios de él, su beso tentándola más profundo, más caliente, más fuerte. El la besó como si estuviera muriendo de hambre por ella, como había hecho más temprano. Y ella le besó, sabiendo que se moría de hambre por él. No sólo por el gusto de la hormona de apareamiento, sino por el hombre. El hombre que llenaba sus sentidos, incluso cuando él no la estaba tocando. El hombre que podría haber perdido para siempre. Cuando había empezado a importar? Siempre había importado. Mientras ella sentía el dobladillo de su vestido subiendo por encima de sus medias, Anya lo admitió para sí misma. Cuando oyó su gruñido de hambre, sintió su mano en la carne del muslo desnudo, ella sabía que siempre importaría. Retorciéndose, arqueándose debajo de él, ella se agarró a él, sus labios atrapados por el placer de su beso, por la tormenta desgarradora a través de ella. - Separa tus piernas - su voz era tan profunda, llena de tal áspero hambre, que ella gimió, sus pestañas elevadas mirando fijo dentro de la feroz mirada negra profunda. - Ninguna mujer ha tenido importancia para mí como tú la tienes - él dijo áspero, una mano tomando su mejilla, agarrándola aún mientras su dedo pulgar se dobló bajo su mandíbula. – No he tomado a ninguna mujer desde que te toqué. Deseado ninguna mujer. Nada me ha apetecido, sólo el gusto tuyo, Anya -. Su cuerpo debilitado, su cadera encajada entre sus muslos cuando él le levantó su pierna y la puso a lo largo de su cadera. - Siente tan duro – mordisqueó su labio inferior. Una pequeña picadura a cambio del placer sensual que la asolaba. - Siente cómo te he necesitado, Coya. Tu tacto y tu calor. Sólo los tuyos Ella lamió sus propios labios, mirándolo mientras luchaba para extraer suficiente aire en sus pulmones sólo para respirar. - La terapia hormonal - ella sabía que había una terapia para los hombres también. Una manera de domesticar la furiosa necesidad que los quemaba, aunque dijeron que no es una tortura para ellos como lo era para las hembras. 113

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El se sacudió la cabeza. -¿Crees que querías perder un solo momento conociendo algo en este mundo que me pertenece? – él le preguntó, destrozándola. - Una cosa, Anya - su pulgar recorrió sus labios y sus caderas ondulando sobre el montículo de su sexo. En este mundo, Dios me concedió una cosa por el honor de elegirlo antes que al diablo que podía haber seguido. Me dio a la mujer que yo vi como un proyecto de mujer e hijos, y que deseaba por sobre todas las cosas. Cuando no tenías más de dieciséis, mostrabas tanta inocencia que yo te reclamé. No quiero perder un momento de conocimiento, incluso si tú te alejas, porque hay prueba que no soy digno de algo que no está marcado por la sangre. Ella se estremeció, su corazón apretado mientras las lágrimas llenaban sus ojos. Su mirada era ahora líquido negro, oscura, atormentada y hundiéndose tan profunda en su interior que ella se preguntaba si alguna vez sería libre. - No puedes fundamentar aquellos méritos en mí - ella susurró finalmente, desgarrada, dolida por él de un modo que ella no podía nombrar. - Baso todos mis méritos en ti, Coya. Mi Anya -. Antes que ella pudiera protestar, sus labios se posaron de nuevo en ella, separándolos, su lengua lamiéndola como una promesa. Ella se sintió jadear, sintió el calor húmedo que derramó entre sus muslos mientras sus caderas se sacudían contra las de ella, acarició su clítoris, enviando una sensación inimaginable desgarrándola. - Quiero tocarte - ella estaba empujando la chaqueta que llevaba, los bordes de la camisa que había desgarrado. Su carne era dura y caliente por debajo de sus palmas. - Anya - él se tensó mientras presionaba contra sus hombros. - Necesito tocarte. Tú me tocaste antes, Del Rey. Ahora déjame tener lo que necesito. Necesito esto -. Ella necesitaba su control. Del Rey podía sentir la fuerza de la lujuria desgarrando sus bolas, sus sentidos. No podía permitirse perder el control de nuevo. No esta vez. No en este lugar. Ella quiso tocarlo. Ella quería provocarle un accidente cerebro vascular. Se tranquilizó, siguiendo su dirección, sus dientes furiosamente apretados mientras un gruñido se hizo eco en su pecho. Oh mierda. Dulce Dios, ten piedad. Su ágil dedo vaciló sólo un poco, tiró el botón de sus pantalones, y luego aflojó la cremallera sobre la devastadora erección que cubría. Del Rey podía sentir un gruñido construyéndose en su pecho mientras sus esbeltos dedos se envolvieron alrededor de su carne hinchada. Su erección era gruesa, la cabeza repleta palpitando, amenazando con derramar el pre-semen de eyaculación que los hombres lobo y coyote producen una vez que el calor de apareamiento comenzó. - ¡Ah diablos. Anya. Dulce Anya -.

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Sus labios tocaron la pesada corona, resbalando sobre ella mientras su lengua daba golpecitos sobre la pequeña abertura en la punta. Refrenarse lo estaba matando. Él sabía cómo la había sorprendido, como la había asustado la primera vez que la había tomado. No quería eso para ella ahora. Él quería que ella explorara como lo necesitara Probar. Tocar. Él envolvió su propia mano en la base, sintiendo una delicada mordedura en sus pelotas que le advertía que la primera eyaculaciòn de pre-semen se estaba preparando. Se sacudió la cabeza, sintiendo el riachuelo de sudor que corría por el pecho tan intenso como él sentía la pequeña lengua caliente hacer círculos en la cabeza de su polla. Mirando hacia abajo, estaba atravesado por la vista de ella, sus labios brillando, aquellos ojos azules que lo miraban, luego sus labios separados y cubriendo la palpitante cabeza, hundiéndose sobre ella mientras su lengua golpeaba suavemente su sensible carne. Cuando ella comenzó a amamantarse, sus mejillas ahuecándose, haciendo una exquisita presión a lo largo de sus terminaciones nerviosas, Del Rey sacudió la cabeza. ¡Ah Dios. No podía retener mucho más tiempo. Él se apoderó de la base de su eje mayor, pero no pudo frenar el impulso de pre-semen que arrojó su polla. El sedoso líquido tenía su propia finalidad, el Dr. Armani le había advertido. Las hormonas contenidas en él excitaban las terminaciones nerviosas de la vagina, ellas relajaban la cómoda y abrigada vaina y permitían la hinchazón que se producía cuando un hombre Coyote derramaba su semilla plenamente. Los ojos de Anya se ampliaron mientras un segundo impulso llenó su boca. Sus pestañas bajaron y un pequeño gemido escapó de sus labios antes que ella estuviera chupándolo más profundo, más firme, mientras ella imploraba más del sabor que él derramó. No podía hacerlo. No tenía el control de esto. Quería estar en su interior. Tenía que joderla, llenarla, tomarla. Agarró sus caderas y machacó en su interior hasta que las destructivas olas de hambre fueron calmadas. Los dedos de una mano agarraban su polla mientras él extendió los otros para tocar su rostro, su pulgar acariciando sobre sus labios mientras ella trabajaba con su boca sobre él. Necesidad. La necesidad era más animal, el hambre demoníaco desgarrando en su intensidad. No podía esperar. Iba a tomarla aquí. Ahora. Él tenía que hacerlo. Si no, perdería su mente para siempre. - Intrusos! - La voz de Iván gritó a través del intercomunicador entre la parte delantera y trasera. Un segundo después, una explosión sacudió la limusina cuando un mortero golpeó en la carretera delante del auto. Anya cayó mientras Del Rey la empujaba hacia él, cerrando sus pantalones y abrochándolos mientras golpeaba el interruptor para bajar la ventana entre el pasajero y el conductor. 115

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Otra explosión los sacudió mientras los ojos de Del Rey se estrecharon sobre los vehículos delante de ellos. Detrás de él, Anya estaba peleando con el cierre de su vestido, asegurándose que ella estaba ahora agachada en el suelo de la limusina. - Proviene de la montaña – Iván gritó mientras otra racha de fuego llenó el aire nocturno. - Alguien va a tener éxito, Del Rey, tenemos demasiados vehículos juntos -. - Apoyo aéreo? - él golpeó. - Está viniendo. Nosotros teníamos un equipo de transporte aéreo desde el campamento base del ejército en la zona, pero no he tenido contacto por radio La siguiente explosión sacó un trozo de carretera, lloviendo chispas y luego sobre el frente de la limusina mientras Iván las esquivó y siguió avanzando. - Ellos van a tener suerte - Del Rey chasqueó antes de alcanzar la parte delantera y sacudir la radio con energía. - Brim, ¿estás ahí? - Arrastrándome detrás en el convoy - gritó de nuevo Brim.- El mortero de fuego está viniendo desde el norte, en la cima de la montaña. Bastardos baratos. Deberían invertir en cohetes busca calor -. - No les des ideas - Del Rey gruñó mientras tironeaba el puño su chaqueta para revelar el micrófono en la muñeca. Mientras él se dio vuelta, el receptor activado en su oreja. -Wolfe, ¿estás a la cabeza? - Estamos a la cabeza y el infierno está viniendo sobre nosotros - Wolfe estaba gruñendo. Del Rey miraba adelante. - En dos chasquidos. Gira a la derecha, luego a la izquierda iba a brincar como el diablo. Allí el lecho seco del arroyo corre por tres kilómetros y nos lleva fuera de la línea de visión -. Wolfe repitió las órdenes de su conductor. - Iván, consigue el resto de los vehículos – Del Rey ordenó antes de levantar la radio y poder oír a Brim gritando - Brim, tiene armas? - Suficientes - la respuesta de Brim fue fría, furiosa. - Están dirigidos a los vehículos con el camarero y el cuerpo de la Casta Lobo, Del Rey. Tengo una línea en el lugar. Del Rey se adelantó de nuevo, golpeó el techo y rompió la chaqueta y la camisa de sus hombros. Las ropas sólo lo detendrían en este momento. - Estoy rescatando la limusina. Iván no puede frenar la salida. Mira la caída del cuerpo y recoger las piezas -. - Aquí -. Una chaqueta de cuero fue empujada en su rostro. - Es para protegerte contra la caída. Aquí -. Una ametralladora liviana fue empujada en sus manos mientras él advirtió que el asiento trasero de la limosina había sido levantado. Otra, explosión más cercana sacudió el coche, casi inclinándolo mientras Iván maldecía, pasó la rueda, luego se metieron en el lecho del arroyo que utilizarían como una carretera. Del Rey rápidamente se reacomodó la chaqueta, cerró la cremallera, arrojó el arma al lado de Anya, entonces inició la operación en el techo del automóvil. 116

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Mientras iba saliendo al techo, sus ojos se redujeron sobre el oscuro panorama evaluándolos. Él sabía el mejor lugar para saltar. Un solo lugar cubierto de hierba y tierra suave nivelada. El impacto sería reducido, y las posibilidades de ser atropellado por los vehículos conducidos a gran velocidad a través del paso serían inexistentes. Esperó, preparado y, a continuación, se lanzó de la limusina, enroscado y rodando mientras golpeaba en el suelo con un impacto suficiente para robar su aliento y asegurarle que él sentiría los malditos moretones durante varias semanas por venir. Los bastardos. Del Rey sabía que tenía que esperar la emboscada. Infierno, los demás probablemente no sabían. El único problema fue que sólo había un camino despejado en la ciudad y una gran cantidad de montañas que se elevan a su alrededor. Caminando, se apoderó de las armas mientras corría al todo terreno que Brim había movido al lado del lecho del arroyo. Los vehículos fueron construidos altos y ligeros, hechos para terreno montañoso. Sus neumáticos soportaban sacudidas y un poderoso motor daba el ATV final necesario para efectivamente cortar a través de algunos de los más difíciles pasajes. - Muévete sobre ellos - Del Rey gritó mientras se acomodaba dentro del asiento del pasajero. Detrás de él, dos de sus hombres estaban atados en los soportes de ataque. Uno llevaba un lanzamisiles de mano y el otro se apoderó de la ametralladora montada. - Todos los vehículos están en el paso - Jacob, el jefe se la seguridad de Haven, gritó en el receptor a la oreja de Del Rey - Buena suerte, Alfa Delgado - ¡Muévete! - Del Rey gritó la orden a Brim mientras que otra explosión envió rocas y tierra volando por el aire. El todo terreno se sacudió y aceleró, subiendo el pasaje y corriendo a través de la carretera mientras una explosión pulverizaba trozos de tierra alrededor del vehículo. - Ellos estarán esperando en la línea de visión cuando salgamos de este pasaje – Brim sacudió la rueda y se dirigió hasta la montaña. - Démosle un nuevo blanco – Del Rey ordenó severamente - Que ellos nos vean venir. Aleja el fuego de aquellas limusinas, Brim. Si sólo una de esas mujeres es lesionada, vamos a estar en guerra -. La paz entre humanos y castas siempre fue endeble en el mejor de los casos. Eran conscientes que sólo haría falta un mal movimiento para cambiar el equilibrio de la paz. La muerte de una compañera, sobre todo una compañera de un líder alfa, crearía el caos. La lealtad de la casta a la manada era todo. Sus mujeres eran su futuro, su supervivencia. La muerte de incluso una de ellas no podía tomarse a la ligera, y el Consejo lo sabía. Ellos sabían que las castas descendían de asesinos con una furia que los seres humanos del mundo, sólo eran capaces de imaginar. Los ojos de Del Rey se redujeron a lo largo del terreno. Su visión nocturna era perfecta, partiendo de la luz de la luna más arriba, las sombras a su alrededor, cada uno de los detalles relevantes. 117

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- Tenemos uno nuevo – Brim gritó – Refuerzos. Refuerzos Del Rey apretó sus dientes en una mueca de furia mientras el todo terreno se sacudió y aceleró a lo largo de la montaña. Zigzagueando entre los árboles que encontraban a su alrededor mientras la explosión destrozaba el bosque. - Cuando llegamos a ellos, terminará el diablo fuera de mi camino - Del Rey ordenó. - Tenemos que interrogarlos - Brim gruñó irritado. A veces, Brim era demasiado jodidamente lógico. Por ese motivo, Del Rey decidió, que Brim no fuera líder de la manada. Él sonrió, duro y frío, mientras el todo terreno evitaba otro mortero explosivo y corrió hacia la ubicación de los emboscados. En cuestión de minutos, los tendrían. Del Rey se dirigió a Brim y gruñó – Interroga sus jodidos fantasmas -. Un segundo después, el mundo estalló en una neblina de color y sonido mientras el todo terreno voló en el aire. La limusina corrió hasta la montaña de la Base de la Casta Coyote mientras Anya sentada en silencio, miraba en la distancia las explosiones en la montaña. Sabía que un equipo de soldados de la Casta Lobo había seguido a Del Rey y sus hombres hasta allí. Un helicóptero estaba surcando el cielo, era uno de los sigilosos helijets equipados con armas letales que las castas utilizaban. Había escuchado los informes que resonaban en la limusina y se encogió, reteniendo apenas un grito cuando se enteró de que el vehículo Coyote había sido golpeado. Del Rey estaba bien, se aseguraba a sí misma, sintiendo las lágrimas que mojaban sus mejillas. Había tenido lo peor de esto. El había estado preparado. Él estaba luchando incluso ahora, sus dientes apretados, la sonrisa de un asesino en su rostro. - Coya, estamos alcanzando la entrada - Iván le dijo ferozmente - Los soldados están esperando en la entrada para escoltarte a las cavernas -. - Encuentra a tu Alfa, Iván, no te preocupes por mí - ella le ordenó - ¿Qué equipo estás tomando? Sacudió la cabeza - Su protección - Tome dos equipos, los que conocen mejor las montañas por aquí. Está nuestro jet aún esperando aquí? - No estamos armados, Coya - afirmó. - Consigue ese jet listo para rodar y llegarte a ti y a tus dos equipos a tu Alfa - dijo ferozmente – Tráelo de vuelta aquí con vida, Iván, o voy a despellejarte. ¿Me entiendes? - Sí, Coya – él mordió antes de recoger la radio y ordenar a los dos equipos separarse de los detalles de su protección y reemplazarlo con otro equipo. La Coya era la segunda al mando ahora, y su Alfa estaba en peligro. - Los médicos están esperando a la entrada por Sharone y ella será llevada directamente a reconocimiento médico. Prepárate, Coya, va a ser una dura parada -

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La limusina patinó, el extremo final deslizándose lateralmente, mientras él la tiró a una parada. Se abrió la puerta y los soldados asignados a ella la estaban empujando fuera. - Tú - era en una de sus caras, no tenía idea cual – Llévame directamente a reconocimientos médicos - Coya, te necesitamos segura en los cuarteles… - el soldado comenzó. - ¿Quieres que me fuera a mear, soldado? - Anya se quebró, consciente de la otra limusina sacudiéndose para una parada y el personal médico corriendo hacia Sharone -He dicho reconocimientos médicos y ahora. La única forma que vas a llegarme a los supuestos cuarteles es si tú me arrastras allí. ¿Qué pensaría tu Alfa de esto? – ella no le dio tiempo para responder. - Samuel, Mordecai- ella gritó a dos de los responsables Coyote – Obtengan sus pies en el aire con Iván y sus dos equipos - eran dos de los mejores hombres de Del Rey. Ellos se miraron y luego la miraron a ella. - ¿Está su alfa aquí? - ella les gritó de nuevo. - No, Coya - Samuel sacudió su oscura cabeza rápidamente. - Entonces ustedes deben obedecer a su Coya. Ahora, vamos! - ella gruñó - Ahora! Sorprendidos de ella. Giraron y corrieron, apenas alcanzando a Iván mientras él enderezaba la limusina a la cabeza de la cima de la montaña donde el heli-jet estaba esperando. Ella podía oír el zumbido en el aire y, sobre él, las explosiones a través de la montaña. Levantando el dobladillo de su vestido, se trasladó a las cavernas, siguiendo el equipo médico que estaba llevando a una maldiciente Sharone a través de los pasillos de piedra al nivel inferior de las habitaciones de reconocimientos médicos. Al menos un ataque había sido realizado en este monte, mientras que Anya había estado aquí. Un golpe de cautela había logrado penetrar en las defensas aéreas de las Castas y había golpeado la cueva antibúnker, con misiles para penetrar montañas, dentro de la Base de la Casta Coyote como también en la base de la montaña que protege Haven. Anya había llevado a continuación. Había sido su primera situación de mando. Había habido daños, pero ninguna casta había sido lastimada. Se habían producido más daño a los edificios y casas de Haven, pero el rumor que la base de la montaña que protegía el valle no se había lastimado. Veinticuatro horas más tarde, Del Rey había regresado y asumido el mando. -Coya, Sharone está amenazando con dejar la Base y dirigirse a la cima de la montaña - Emma se apresuró a su lado mientras Ashley la flanqueaba - Ella estaba generando una tormenta, y nosotras pudimos hacerla entrar en la limusina.- Díganle a los médicos que le pongan una inyección completa de un sedante si ella no puede mantener su pie en la camilla y fuera de problemas –Anya ordenó - Ashley,

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vete al Comando. Consígueme unos auriculares que tenga alguno de los soldados. Quiero saber todo lo que está pasando -. Ashley se alejó mientras uno de los hombres castas tomó su lugar. - ¡Tú! - ella se refirió a otro soldado, viendo sus ojos ampliarse casi en pánico – Encuéntrame algo de información y encuéntrala ahora. Y asegúrate que tu maldito Alfa está respirando aún El soldado se apresuró a salir mientras Anya entró a las cavernas médicas y se volvió, mirando como Sharone era examinada por el personal médico de la Casta Coyote. Si ella estaba insultando, estaba simplemente molesta. Sharone podía permanecer en un inquietantemente silencio si ella estaba realmente herida. Casi muerta. - Emma, consigue que uno nuestros agentes baje a Haven. Quiero información sobre el cantinero que trajeron de vuelta y quiero saber lo que está diciendo. Consigue otro para la oficina del Dr. Armani y ve si está saliendo de allí, entonces contacta a nuestro soldado de seguridad en la Casta Lobo y averigua lo que tiene. Quiero intervenir en todo, a través del mejor enlace que Ashley tenga para mí en los próximos segundos. - Sí, Coya - Emma se paró a un lado mientras Anya envolvió sus brazos alrededor de ella, frotando lentamente el frío que estaba invadiendo su cuerpo. - Coya, encontré una manta Un soldado dio un paso adelante, desenrollando un espeso manto gris y la ayudó a ponerlo sobre sus hombros. - Mi cartera y mi chal aún se encuentran en el salón de baile - le dijo él -Mis cuchillos están en aquella cartera. Cuando sea más seguro, quiero un equipo de vuelta en la ciudad y que todas nuestras pertenencias sean recogidas. Obtén una lista. Si no conseguimos todas nuestras cosas de vuelta, entonces vamos a romper algunas reglas y empezar a romper en las casas. El que estaba detrás de esto no esperará que nosotros volvamos a recoger nada El soldado gruñó - Me gusta la forma en que piensa, Coya. Voy a obtener la información y tendré todo listo - Prepara un plan – ella le dijo - Cuando regrese tu Alfa, le presentaremos tus ideas por la eventualidad que algo esté errado. Porque apuesto a que alguien está recogiendo nuestras cosas y repartiendo los bienes ahora -. Habían invitado a todas las mujeres que dejaran sus bolsos y abrigos con el portero. Algunos eran exquisitas creaciones donadas por algunos de los mejores diseñadores de ropa del mundo que veían una oportunidad que las mujeres o compañeras de las Castas mostrarán sus creaciones y darles el prestigio de que sus diseños fuera usados por la mujer elegida por las famosas Castas. - Coya, soy un soldado de rango inferior - dijo finalmente - No soy un dirigente. Quisiera aprovechar esto para prepararme como dirigente -

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Ella se volvió hacia el hombre, su mirada sobre él - ¿Se le consideraba defectuoso en su laboratorio, soldado? - No, Coya - su voz endurecida, un gruñido mortal se reflejó en ella - Yo estaba considerado un especialista en sigilo y exterminio - Entonces aquí está su oportunidad de ganar su galón como un dirigente – ella replicó -Tiene suerte esta noche, soldado - Sí, Coya - él se enderezó - Voy a conseguir la información ahora -Emma, no tengo mi set de comunicaciones - Anya recordó a la otra mujer, mientras volvió a la ventana en la que se veía la sala médica. - Estoy llegando, Coya - Emma prometió, a continuación, hizo una pausa - Nuestro Alfa está bien. No importa qué -. - Por supuesto que está bien, y él va a estar gruñendo y gritando y degustando de la sangre cuando pise fuerte en esta montaña. Consigue la radio, consígueme aquel set de comunicaciones ahora. Diles a los muchachos en Comunicaciones que mejor estar prevenidos de cada fragmento de información que él necesitará antes de que llegue aquí. Si yo escucho nuevamente que la información necesaria para defender esta montaña no está disponible para él en el momento en que esté preparado para ello, a continuación, los jefes van a rodar Durante el último ataque, ella sabía, Del Rey había pasado horas obteniendo la información tan necesaria, porque Comunicaciones y Seguridad había estado más sorprendidos por el ataque que habían sido codificado que por averiguar lo que estaba pasando. - Yo debería estar en Comunicaciones - ella decidió - Mantén a un soldado aquí. Quiero informes enviados con la situación de la Casta cada cinco minutos. Y si ella trata de tirar de su habitual mierda levantarse-y-luchar, entonces tiene que ser sedada -. Ella se dio vuelta y se dirigió a lo largo de los pasillos, mientras las demás Castas la miraban evaluándola. Esta era su primera vez como segunda al mando, desde que Del Rey había regresado a la Base. La Casta Coyote tenía un conflicto de amor-odio con respecto a su Coya veces. No residía en su montaña, mientras que su Alfa estaba allí. Se habían sentido abandonados por su líder una mitad y el equipo original de Del Rey sentía como si había abandonado a su Alfa. Ahora Emma casi sonrió. Ella, Sharone y Ashley habían hecho bien. Ocho meses. En tan sólo ocho meses Anya estaba automáticamente tomando su lugar como la segunda al mando de Del Rey y su compañera. - Llama a Comunicaciones y que ellos tengan todo listo para ella - Emma ordenó al soldado – Asegúrate que tenga una taza de café o ella va a quemarlos en el modo que está utilizando la adrenalina en este momento. También quiero el médico preparado para inyecciones hormonales si es necesario. El choque de adrenalina a veces restringe el calor 121

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Y Anya podía mear si entraba en calor, sin previo aviso. Por no mencionar el hecho que Del Rey tendría a todos sus jefes si Anya terminaba con aquel dolor de nuevo. El soldado asintió e hizo las llamadas, y mientras ellos entraban en el ascensor e hicieron el descenso al bien protegido centro de comunicaciones. Ella miró a Anya. Los hombros de su Coya estaban rectos, la cabeza bien alta, los ojos de zafiro brillando en su pálido rostro. Y por primera vez, Emma notó las pocas pecas rociadas en la nariz de Anya. - Él está bien - ella murmuró de nuevo. - Por supuesto que está bien - Anya se quebró – El servicio médico tiene que estar preparado por si acaso. Y dime nuevamente por qué diablos no tenemos nuestros propios quirófanos y cirujano en casa - ella se volvió y miró furiosa a Emma. Emma se encogió de hombros. Ella sabía la respuesta; Anya sabía la respuesta. - Dr. Armani. . -. Era nuestro especialista designado. - Es especialista de la Casta Lobo - Anya quería morder a alguno - He tenido suficiente de esto -. - Es difícil obtener un cirujano para realizar la cirugía cuando está muerto – Emma le recordó. Ella recordaba. Así como sabía, que al menos, había dos especialistas y expertos en la cirugía, la genética y la medicina general de la Casta Coyote, que serían capaces de tratarlos a ellos. Anya tiró de la manta más apretada en torno de sus hombros y se puso a mirar a la casta que la miraba curiosamente. Eran asesinos endurecidos. Pero parado ahí, la estaba mirando, como si ella representa más que una cara bonita o un singular título que ella se había negado a reconocer fuera del más elemental de los derechos. Dejó su mirada contactar con uno de los de soldados vestido de color verde oliva. Su mirada vaciló sobre el simple uniforme militar que usaba. Lobos y Felinos tenían un uniforme para cada denominación de sus fuerzas. Algo más que del Rey no había sido capaz tener cuidado. - Encuéntrame algún maldito vaquero – Anya murmuró mientras las puertas se abren y ellos entraron en la enorme red de comunicaciones subterráneas - Este vestido apesta -

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CAPÍTULO 11

Si había un hueso o músculo que no dolía en su cuerpo y, entonces, Del Rey no podía encontrarlo. Brim Hizo un punto de sutura áspero sobre la herida en el brazo después de haber logrado colocar el hombro dislocado. La furia sangrienta se había desencadenado, cuando el segundo de los todos terrenos se fue volando por el aire. Saltando sobre él, ellos se habían trasladado sobre la posición de los hombres tratando de emboscar a las Castas en las limusinas. Habían corrido como ratas, los humanos no eran rivales para los sentidos nocturnos de las Castas y sus capacidades de seguimiento. Habían capturado a cinco de los bastardos, uno había muerto mientras disparaba una bala que logró alcanzar el otro hombro de Del Rey. Estaban tratando de encontrar todas las piezas de su garganta después de Del Rey ha logrado arrancarla. Wolfe, sus jefes de seguridad, Jacob y Aiden, así como dos castas Lobo y dos equipos Coyote estaban presentes. Del Rey estaba mirando, todavía, a Iván con incredulidad ya que él le estaba relatando como Anya había enviado el segundo grupo de soldados Coyotes con tres de sus autoridades, Iván, Samuel y Mordecai, en el heli-jet para asegurarse que trajeran su Alfa, respirando. Quiso sacudir su cabeza. Aquella no era la Anya que el conocía, pero como él había aprendido en la última semana, la Anya que había conocido había crecido de modos que él aún no entendía plenamente. - Ella tiene el control de las comunicaciones - Brim cubrió el micrófono de su auricular de comunicaciones y miró divertido a Del Rey - Ella no ha maldecido aún, pero está exigiendo un informe.- Dile que estoy respirando - él gruñó. - Ella ha ordenado un equipo a Haven – Brim le dijo entonces -Y un dirigente para interrogar al camarero nos trajimos de vuelta con nosotros. Ella ha estado en contacto con la Lupina, Hope, y que ellas están coordinando-Umm-defensas -. Del Rey se contrajo de dolor y miró a Wolfe, que no parecía preocupado en lo más mínimo. Finalmente, se encogió de hombros. Diablos, Hope, Faith y las guardaespaldas de Anya la habían preparado para esto. En este punto no tenía más remedio que confiar en sus habilidades.

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- Arrojó a Sofía fuera de la sala de Comunicaciones. ¿Sabías que estaba manejando de nuevo la Base? - Brim preguntó. Del Rey le dio un gesto de negativa sacudiendo su cabeza. - Mientras los soldados le dieron la espalda y la cubrieron, ella arrojó su vestido de lado y en segundos tenía los pantalones vaqueros, una camiseta y zapatillas de deporte, y estaba ladrando órdenes todo el tiempo. Nuestros hombres tienen miedo, DelDel Rey rió ante la idea. Sus hombres no tenían miedo de nada, y menos aún de una que todos ellos reverenciaban. -Maldita sea, está manejando el lugar de la misma manera que el lugar que ella nació - Brim parecía preocupado - ¿Qué diablos está ha estado aprendiendo como manejar el Comando de esa manera? Del Rey levantó su cabeza de donde había mirado el terreno, procesando la información que Brim le estaba dando. Dios, podidamente herido. - Ella va a hacer de nuestra vida un infierno y al final la mayoría de nosotros probablemente de gracias a Dios por eso – le dijo finalmente a su ejecutor – Consigue que el heli-jet esté listo para volar. Tengo que llegar a Haven por asistencia médica antes de volver a la Base. Nuestros médicos no son técnicos con experiencia suficiente para hacer frente a mis heridas -. Él podría tener una costilla quebrada. Él la examinó y maldijo, esperando que no fuera demasiado grave. Él tenía toda la intención de aparearse con su pequeña compañera en la primera oportunidad. Tenía una sensación de que no estaba sucediendo esta noche. - Ella está exigiendo un informe detallado- Brim siseó de repente. - Baja el último arañazo sobre aquel roñoso escondite de Coyote, mientras ella está llamándote. Del Rey Yo no estoy negociando - Entonces negocia con ella cuando volvamos a la Base - Del Rey suspiró. -¿está el heli-jet preparado? - ¡Mierda! Ella se entera de que fuiste a Haven por médico y ella va a estar esperándonos a todos nosotros con una pistola. Había algo más grave que la irritación de su Coya. Del Rey obligándose a no balancearse mientras sentía la sangre filtrándose desde su lado del brazo que habían perforado. Definitivamente la pérdida de sangre. Posibles daños internos. Enumeró las lesiones en su mente, en busca de cualquier otro tipo de problemas. A veces, el Dr. Armani necesitaba ayuda en el diagnóstico de problemas médicos del Coyote. - Diablos! - repentinamente Brim lo atrapó, su mano descubriendo el micrófono a su boca.- Consigue el heli-jet listo o- le gritó -Tenemos Alfa tres en peligro. Repito. Alfa tres en peligro. Notifiquen a Armani que estamos volando par allá -

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Debería haberle dicho a Brim acerca de la perforación, Del Rey pensó cautelosamente. El cuero de la chaqueta había ayudado, pero aquellas malditas astillas lo habían sido atravesado. Sintió la ayuda de manos y las empujó lejos mientras él avanzó sobre sus pies y saludó a sus hombres en el transporte. Él todavía podría caminar por sus propios medios. Había sido herido peor y vuelto a recoger un montón de veces; él estaba malditamente seguro de llegar a Haven ahora. Anya se cuando se enteró de la orden - Alfa tres en peligro. Notificar a Armani -. Ella podría haber jurado se sentía la sangre de su cara leech. - Bueno, parece que logró herirse a sí mismo - Sofía arrastró las palabras con diversión desde la puerta de mando. Burlándose y llena de fría diversión, la otra mujer tenía los dedos de Anya curvados para asegurar que no trataría de arrancarse los ojos. - Vamos a Haven – ella ordenó a Emma antes de pasar al teniente a cargo de personal de mando - Usted tiene el Comando. Manténgame actualizada cada treinta -. - La Base está bajo bloqueo, Coya – Los técnicos de la computadora la miraban con preocupación - No se puede desbloquear sin la autorización del Alfa -. - Usted lo desbloqueará o le prometo, usted estará en el mugroso perímetro, durmiendo sobre la tierra fuera, por el mes próximo - Anya se quebró – Obtenga una puerta abierta y sacarme de aquí.- Estoy segura que está bien - Sofía estaba apoyad en la pared, inspeccionando sus uñas. - Lo vi con una bala en el vientre hace cuatro meses. Estuvo parado y en movimiento y horas después que ellos la sacaron y maldiciendo órdenes de derecha a izquierda. Él es duro - Alfa tres se ha desmayado - la voz venía a través de los altavoces. Todos los Coyotes en la habitación volvieron la cabeza al monitor que mostraba al Heli-jet elevándose. - Tenemos una profunda perforación en la parte izquierda, posible daño a los riñones. Bala, hombro derecho. Laceración bíceps izquierdo, laceración muslo izquierdo. Posible fractura de costilla. Anya podía sentir sus piernas debilitarse. -Emma- Encontré la salida – llamó Emma – El equipo tres está esperando, Haven haya sido notificado que está llegando. Armani está preparando la Cirugía -. - ¡Muévete! - Anya se volvió, empujando a Emma a avanzar más rápido hasta que fueron prácticamente corriendo al ascensor. Los soldados Coyotes la rodearon mientras ella, Emma y Ashley entraban en el cubículo. La ascensión fue rápida, aunque cada segundo le parecía toda una vida a Anya. Mientras las puertas se abrían, ella estaba desplazándose al segundo equipo, esperando en una estrecha puerta de acceso principal a través de un estrecho túnel de piedra. 125

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- Los todo terrenos están esperando fuera - uno de los soldados le informó rápidamente. - Usted deberá andar con sus dos guardaespaldas personales. Así como tres soldados. Dos vehículos delante de usted, dos atrás - Uno por delante de mí, tres por detrás – ella le informó, la miró duramente – Los misiles generalmente van al vehículo del centro y lo sabes.- Una emboscada armada iría primero por los dos primeros vehículos - argumentó No sabemos con lo que estamos tratando aún Ella se dio vuelta, redujo sus ojos, la rabia agitándose a través de ella. - Demórame un solo segundo más y tendré que reportarte al Gabinete Coyote por una amonestación. No asuma, soldado, que no soy muy consciente de nuestra seguridad y protocolos de protección, porque lo soy. Ahora, saque su cabeza fuera de su propio culo egoísta y consiga que llegue a Haven antes Emma le dispare Emma sonrió y puso su mano sobre la culata del arma atada a su lado. - ¿Por qué no puedo dispararle? - Ashley preguntó - Emma obtiene toda la diversión -. Ella los ignoró, agitando al equipo encabezado por ella a proceder. Ella no era ignorante. Ella sabía cómo manejar la Base, había estudiado todo sobre la Base Coyote que podía estudiar y pasaba horas y horas de trabajo dirigiendo simulaciones con los técnicos a cargo del centro de mando. Había prosperado en el desafío del aprendizaje. Pero ahora ella estaba aterrorizada que no consiguiera a Del Rey en un tiempo. Saliendo de las cavernas, se trasladó rápidamente a la segunda todo terreno y saltó en la parte de atrás, conociendo malditamente bien y bueno que nadie la iba a dejar viajar adelante. Emma y Ashley se sentaron una a cada lado mientras los soldados Coyotes llenaron la parte delantera y trasera de armas. En unos segundos, los cinco vehículos fueron a las carreras montaña abajo, balanceándose en torno a las curvas y entrando al pasaje seguro hacia Haven. Minutos después estaba saltando al suelo y se desplazándose rápidamente en el búnker médico, pasando a través de la zona restringida y bajando la pendiente bajo tierra a las áreas médicas y quirúrgicas. - Brim – ella se movió rápidamente hacia el guardaespaldas personal de Del Rey y el segundo al mando - ¿Cómo está? Brim la miró hostil. - No deberías estar aquí, Coya – él le advirtió – Estás más segura en la Base -. Ella estaba cansada de que todo el mundo actuara como si ella no tuviera cabida en los lugares que quería estar. Ella lo miró feroz - Yo no he pido tu opinión, pregunté por tu informe Él se lo dio, y cuando terminó, Anya sentía su frustración en aumento. El Dr. Armani estaba luchando contra la genética que no entendía, pero Del Rey se había estabilizado. La sangre guardad a mano para justamente este tipo de ocasión se había utilizado para reemplazar lo que había perdido, pero su sistema se movía lentamente, aceptando los 126

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medicamentos que el médico había creado para tratar las heridas del Coyote, pero los medicamentos no eran tan eficaces como podrían ser. Desafortunadamente, había muy poca información sobre el tratamiento de las Castas Coyote en los laboratorios. Los Coyotes eran ligeramente más paranoicos que los Lobos y Felinos. Hablar de la destrucción de los registros. Todos los registros. Nada se había salvado, sobre la posibilidad de que alguien fuera a encontrar un punto débil que ellos desconocían. Esto no podía continuar. - Emma – ella murmuró ella cuando Brim se alejó - Necesito un contacto -. - No. No me pidas que haga eso - Emma suspiró – Casi me agarraron la última vez, Anya. Te estoy diciendo que romper la regla es tan un no-no que podía conseguir matarme -. Contactar a su padre estaba expresamente prohibido a menos por teléfono. Anya dos veces había logrado escapar a visitarlo en el otro lado de la ciudad. - Él tiene la información que necesito - ella siseó- Lo que no tiene, él puede conseguirlo. Vamos a terminar perdiendo los hombres si no tenemos un especialista Coyote aquí. Ahora, consíguelo -. - Te odio, Coya – ella gruñó – Del Rey pateará mi trasero personalmente y, a continuación, cortará mi garganta -. - Él o yo, elige - Anya se encogió de hombros antes de dar vuelta y caminar a ritmo hacia las puertas de Cirugía. Ella no podía ver aquí, ya ella pudo cuando ella había visto a los técnicos tratar a Sharone. Fue excluida de la cirugía, le impidieron verlo. - Anya? - Hope tocó su brazo. Anya osciló en torno a la cara un poco asiática, las exquisitas facciones de la Lupina de la Casta Lobo, la compañera del Alfa líder Wolfe Gunnar. A su lado estaba la manada de la casta y el orgullo de la relación Faith una casta Lobo. - Gracias por venir, Hope - ella sonrió de nuevo a la otra mujer - ¿está Wolfe bien? Hope asintió - Unos pocos rasguños, nada más. Está reunido en la sala de reuniones con balística del ejército una vez más, sobre un arma de buques que no salió en tiempo. Jonas Wyatt es en camino junto con el orgulloso Alfa y su prima, Callan y Merinus Lyon. Están pensando en una protesta contra la base militar. Tendría que haber sido preparada. Estaban en estado de alerta ante cualquier problema esta noche, pero no respondió. - Típicos -, Anya suspiró. -Wolfe envía sus saludos y dice que si necesitas algo, sólo háznoslo saber -. Anya asintió. – La Base está segura y tenemos información procedente de allí. Me gustaría una copia de todo lo que tienen, así como la plena autorización al ejecutor de Del Rey, Brim, para interrogar a vuestro preso también.-

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Hope asintió -Voy a contactar inmediatamente Wolfe. Mencionó que tú puedes querer que quieran hacer esto pero no estaba seguro de tus prioridades. ¿Qué ha cambiado en ella? En el momento que Del Rey había saltado de aquella limusina, todo lo que había aprendido acerca de la Base y la manada la había pateado. Como si ella había nacido para permanecer al lado de Del Rey y hacer lo que había que hacer cuando él no pudiera. Aquello era el trabajo de la hembra Alfa. Hope siempre había arrastrado con ella a Anya cuando Wolfe estaba obligado a liderar ciertas misiones. El peso de mando parecía sentarse cómodamente en los hombros de la otra mujer. Anya había observado que alrededor de Merinus Lyon, el orgulloso líder Alfa orgullo, o prima como ellos la llamaban. Ambas mujeres sabían como conducir, como pasar de compañera a comandante en un parpadeo de ojo. Algunas veces Anya lo había hecho sin pensar. Como si todo el tiempo que había estado observando a Hope, también ella hubiera absorbido la capacidad y los conocimientos necesarios para comenzar su papel en el rol de Coya, la hembra Alfa, la otra mitad del líder Alfa de la manda Coyote. Anya siempre había sido rápida para estudiar. Cualquier cosa que le interesó, que captó su espíritu curioso, es fácilmente aprendida. El Consejo la ya había elegido para su avanzada administrativos y labores de inteligencia encubierta. Ella había sido programada para salir de los laboratorios los días previos a la huida de las Castas. - Ven conmigo por unos minutos, Anya – Hope la alentó, alejándola de las puertas a una pequeña sala de espera - Está todo yendo bien contigo y Del Rey ahora? Anya giró, mirando a la otra mujer intensamente – Nosotros todavía nos mordemos y gruñimos el uno al otro -. Los labios de Hope se movieron nerviosamente mientras ella alisaba sobre su hombre su largo pelo negro – Procediendo como se esperaba entonces - afirmó. Anya sacudió la cabeza - No lo entiendo. Yo quiero, pero a veces… - ella se encogió de hombros - Él me dijo anoche que soy lo que lo hace digno - ella frunció el ceño ante la idea - No puedes basar tu valía en otra persona, Hope La expresión de Hope se convirtió gradualmente en una sonrisa - Estás hablando de un hombre que es consciente que no es natural - dijo suavemente - Uno que fue creado y entrenado en el entendimiento que no era natural. Que la naturaleza o Dios, o a quien tú le atribuyas el comienzo de la vida, no hizo respirar la vida en él. Ahora, de repente, la naturaleza o Dios le han dado algo que está marcado únicamente para él. Su otra mitad. Una comodidad, un calor, alguien que facilita todas las pérdidas, solo sueños no sabía que tenía. Esa es una parte del ser de los hombres castas. Basan quien o qué es la aceptación que ellos ganan de su compañera, Anya. No puedes cambiar eso -. Y puede ser que aquella sea la parte que la aterrorizó cuando Del rey vino. Un conocimiento innato que ella era la mujer que este hombre había elegido, entre todas las 128

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mujeres que había que había conocido, o podía haber sabido. La había elegido a ella. Su cuerpo la había elegido. Su alma la había elegido. Lo que significaba que pertenecía a él y todo lo que él era. Aún más, él le pertenencia de la misma manera. - Jonas me mostró tu archivo - Hope admitió entonces - Nuestro director de la Oficina de Asuntos de Castas es sorprendentemente eficaz. Archivo enumeró tu coeficiente intelectual muy fuera de los gráficos. Notas en los archivos del Estado que todo lo que quieres aprender, sobresales en forma rápida y te he visto. Has tomado tu lugar como la Coya de tu manada en cuestión de meses. Sabías dentro tuyo que no podía escapar, Anya. No querías escapar, a Del Rey. ¿Verdad? - En el momento, yo tenía que hacerlo - Y sabía que ella sabía entonces como ahora -Eso no quiere decir que sé cómo ser la mujer que necesita o que vieja heridas son fácilmente olvidados – ella susurró - Ser Coya está muy lejos llorar siendo una compañera de una casta, ¿no? Hope asintió lentamente. - Sí, lo es. Pero siendo la compañera de una casta puede convertirse rápidamente en aún más importante que cualquier cosa que nunca imaginaste, Anya. Su amante. Deja que sea el hombre que te ame. Es el crecimiento. Así como has crecido en los últimos ocho meses. Porque tú deseabas crecer. Estaba en ti hacerlo, y lo hiciste mucho más rápido de lo que cualquiera de nosotros esperaba - Estuviste trabajando conmigo – ella vio eso ahora. Ocho meses que estuvo trabajando, lentamente, sin duda. - Sólo en el más amoroso de los modos. Somos manadas, Coya. Nos mantenemos juntos y ayudamos a los nuestros. Es la única forma en sobreviviremos en este mundo loco en que hemos estado involucrados –Hope dijo suavemente antes de su mirada corriera por Anya. Anya giró a alrededor, viendo como el Dr. Armani se trasladó de la cirugía, su cara oscura ceñuda mientras ella empujó la mascara de su cara y encontró la mirada de Anya. Anya estaba sobre sus pies y se desplazaba hacia ella, incluso mientras Brim se paró entre ellas. -Situación- Brim siseó. Anya apoyó su mano sobre su brazo y se mudó en frente de él. Ella era consciente de su irritación, la tensión en su cuerpo mientras se hacia a un lado. - Coya, necesito una asistente Coyote - suspiró Arman - ¿Por qué mataron a todos sus científicos? Podríamos haber utilizado uno -. Porque los científicos estaban locos, y no el mal, no cruel, pero su búsqueda del perfecto guerrero insensible había sido implacable. Permitir que ellos vivan no había sido una opción. Los dos, Anya había escondido, eran la excepción. - Algo está mal? - Anya pregunta cuidadosamente. -Él ya empezó la curación - Dr. Arman gesticuló, sacudiendo su cabeza - La herida estaba curando en torno a la bala, lo que hizo más difícil extraerla. Él va a estar 129

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consciente en una hora, predigo, y de vuelta en sus pies dentro de unos días, pero el hueso ha ido profundamente lastimado. Él va a estar gruñendo por un tiempo. - Él gruñe de todos modos -dijo Anya - ¿Puedo verlo? - Necesito hablar con él primero - Brim protestó - Él va a tener preguntas que necesito responder. Él tendrá ordenes para mantener la Base en movimiento de manera eficaz Anya se volvió a él lentamente - Voy a verlo primero. La Base está cubierta por el momento con todos los protocolos de seguridad promulgados hasta nueva palabra de Del Rey, mía o tuya. Puedes permitirme cinco minutos antes que se convierte de nuevo en el grande y malo Coyote -. - El grande y malo Coyote retorna en el momento en que abre sus ojos – rió Armani -Quiero mantener un ojo sobre él. La derivación él desembarcó con casi los órganos vitales perforados. Su genética Coyote todavía no son lo suficientemente familiares para mí. EL recuento de glóbulos blancos, los niveles hormonales, cambios en las hormonas del apareamiento - ella sacudió la cabeza - Incluso la frecuencia cardiaca y el pulso son diferentes de la Casta Lobo. Estoy volando en la oscuridad con él - Él va a sanar – Brim la desafió - Él siempre lo hace Anya asintió en las puertas - Quiero verlo ahora -. - Anya, necesito estar allí en primer lugar - Brim contraatacó de nuevo. - Ahora, Dr. Arman - Anya lo ignoró. - Las compañeras vienen primero, Brim – le dijo el Dr. Armani. -Vamos, Coya, yo te enseñaré a tu compañero - se volvió de nuevo a ella, y empujaron a través de las puertas de la cirugía - Mientras estás aquí, es tiempo para tu inyección hormonal. Tenemos que hacerlo antes de ir a él. No queremos que se olvide -. Anya hizo una pausa. Ella miraba al médico mientras dejó mentalmente explorar su cuerpo y sus reacciones. Durante ocho meses una parte de ella se había sentido casi muerta por dentro. Ella lo atribuyó a la hormona, y se dio cuenta de que no quería sentirlo por más tiempo. Ella sabía lo que tenía la intención de hacer, no necesitaba la inyección de hormona más. Del Rey garantizaría que no le duela, porque se garantizaría que la tomara a menudo. - No más inyecciones - dijo suavemente mientras Armani arqueaba sus cejas. - Usted sabe lo que ocurrirá - ella dijo - Podría suceder en fases o podría cerrarse de golpe en usted, capturándola inconsciente. Esté segura, Anya -. - Estoy segura -. Mientras Anya entró en la sala de recuperación y vio a Del Rey estirado sobre la blanca cama de hospital, afirmó la decisión. Ella está dispuesta a tomar su lugar, dispuesta a aceptar lo que ella había una vez pensado nunca podría aceptar. En este momento, ella tuvo momentos difíciles creyendo que él estaba herido de cualquier modo. 130

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La sábana cubierta de vendas, las crudas raspaduras y arañazos en la cara y parte superior del torso estaban ya curándose. Coyotes, su padre le dijo alguna vez, eran una gran obra de arte. Su genética era excepcional. Curaban más rápido. Corrían más rápido. Podían procesar información más rápidamente y tomar decisiones más rápidamente que cualquier otra casta. Entonces él sacudió la cabeza y dijo - Lástima que sean todavía asesinos. Podrían haber sido un beneficio para la humanidad en lugar de seres sin alma creados para matar -. Los científicos, los soldados y los entrenadores que supervisaban las Castas no los vieron como poseedores de un alma. No Lobo, Felino, ni Coyote. Si embargo los Coyotes inferiores a todos. Durante más de un siglo los científicos humanos han trabajado para encontrar una manera de erradicar lo que ellos llamaron la genética humana que promueve una conciencia. Y pensaron que habían encontrado en los Coyotes. Los animales eran basureros, primitivos y brutales. Y por un momento pareció como si las castas creadas por ellos lo fueran también. Ella tocó el brazo de Del Rey, sorprendida por el calor que irradiaba. Ella levantó su mirada al médico – está afiebrado - . El Dr. Armani sacudió la cabeza - No como usted o yo. El calor es parte de la capacidad de curación. Estaría preocupada si no estaba allí, aunque es superior a lo normal. Sospecho que tiene algo que ver con la salida de cuadro de las hormonas de apareamiento corriendo carreras a través de su sangre. - ¿Usted no le dio nada para esto? - No. Él ya ha hecho ciertas anotaciones en sus archivos. En ningún momento él se ha dado a sí mismo los tratamientos hormonales. Él se niega. Sin embargo, la mayoría de hombres de casta lo hacen -. - Prefiere sufrir? - ella misma recordó el dolor, el brutal, dolor del alma, que se robó el control de la mente y hacen de ella una criatura de lujuria y poco más. - Es diferente para los varones que las hembras Castas - le dijo Arman - Las mujeres sufren el dolor, la necesidad de una hormona que no es natural a su cuerpo. Al igual que la retirada de un narcótico, sólo que peor. Los hombres Castas son más agresivos, más territoriales. La constante lujuria no es tan dolorosa, pero no tiene ciclos. Las mujeres entrar en el calor del apareamiento, entonces se facilita por períodos de tiempo, sólo para regresar. Más bien como la ovulación. Para los machos, nunca desaparece. Uno de los hombres me dijo que es como tener un puñal continuamente apuñalado en sus bolas, la necesidad de la liberación es tan imprescindible. Masturbarse sólo lo hace peor. El olor o el sabor de la lujuria de otra mujer son demasiado desagradables que no pueden encontrar liberación allí -. - El contacto de otra persona es insoportable para las hembras - Anya recordaba bien -¿Es lo mismo para los compañeros de sexo masculino? - No en la misma medida que lo es para las mujeres. Ningún compañero macho de la Castas que yo sepa nunca ha intentado tener relaciones sexuales fuera de su compañera. 131

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Algunos han esperado años. En algunos el calor del apareamiento finalmente es aliviado. Es casi como si cada apareamiento es individual, Anya. Sin embargo, las reacciones físicas en el varón de las Castas no se conocen bien, simplemente porque la mayoría de ellos se niegan a debatir o permitir pruebas para su control. El calor del apareamiento es su afirmación de alguna manera. Quien-y-que-ellos-son - Ella se encogió de hombros, como si fuera incapaz de explicarlo. - Me diste un alma – La voz de Del Rey brusca, áspera sorprendió a ambos. Anya lo miró, dándose cuenta que había estado acariciando su brazo. - Tendría que te dolerte - ella tuvo que volver la fuerza de una ola de emoción que amenazaba con desbordarla -Tanto para seducirte esta noche, ¿eh?La sorpresa se reflejaba en sus ojos - Si yo hubiera sabido que habías planeado, me habría quedado en la limusina.- Mentiroso - ella se rió suavemente. - ¿Dónde está Brim? - preguntó entonces - Necesito asegurarme que la Base está garantizada y los bloqueos puestos -. - Cuidado tomado Él exhaló pesadamente - Yo sabía que podía contar con él-. Ella presionó sus labios juntos y apretó los dientes con el comentario. - Consigue un transporte listo - él se dirigió a Armani entonces -Voy a estar listo para regresar a la Base en una hora - Odio las Castas - murmuró Arman - Tiene que estar bajo observación. Es la única manera que puedo obtener cualquier condenada información para trabajar con ustedes más tarde, Del Rey. No me está ayudando aquí -. - Tengo una base para dirigir – le dijo a ella - Prometo, que con el próximo soldado herido, puede tenerlo durante una semana.Ella se rió de aquello - Yeah. Aquellos desagradables? No, gracias -. Anya estaba en silencio. Estaba dolorida por tocarlo de nuevo. Por empujar su negro cabello fuera de la frente. Por envolver sus brazos alrededor de él o algo así. Ella estaba dolorida por hacer algo. - Necesito ver Brim - le dijo ella - ¿Podrías llamarlo aquí? Anya tragó herméticamente y empujó de nuevo la herida. El seductor, el hombre que la había besado y afirmó su valor estaba atado a ella, no era necesaria aquí. Necesitaba su segundo al mando, que es lo que debería haber sido Anya. Ella era su Coya, automáticamente su segunda al mando. Hasta que ella se había negado al puesto. Ella retrocedido lentamente - Claro. Voy a buscarlo La ira surgió dentro de ella. Miedo. Herir. Ella la empujó de nuevo hacia abajo y la aprisionó. Luchó para mantener su expresión, sus emociones, contenidas así él no tendría demasiado cuando el olor del dolor floreció en su interior.

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Ella se había negado al título de Coya, mientras él estaba en la base. Ella no tenía ningún derecho, ningún derecho a estar herida y enojada porque él quiere hablar Brim en lugar de ella. Era el líder Alfa. Había cosas que tenía que hacer, garantías que necesitaba para que la Base estuviera operativa y segura, mientras él estaba fuera y débil. Era esa maldita genética animal. Eso era todo lo que era. Seguridad sobre la emoción. Todas aquellas cosas buenas. Ella empujó a través de las puertas mientras Brim se enderezó de la pared y le dio una mirada penetrante. - Él te está esperando - su sonrisa era firme - Estoy volviendo a la Base. Por favor, háganme saber cuando regreses con él. Emma! - su voz afilada mientras se volvió a su guardaespaldas. Emma y Ashley la miraban extrañadas. - Estoy volviendo a la Base -. Ella se dirigió a la salida, caminando a zancadas rápidas a través de los pasillos y hasta la inclinación en la zona de entrada. Ella tenía su cabeza alta, los hombros rectos, y no lloró. Ella quería. L necesitaba. Pero no la primera lágrima cayó. Del Rey miró a la puerta, una tristeza sutil en su rostro, apenas perceptible el olor de la femenina ira y el dolor permaneció detrás de Anya. Ahora, aquello no tenía sentido. Se dirigió al Dr. Armani. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y estaba mirándolo ferozmente. - Odio a los hombres de castas – le dijo, los ojos se redujo, femenina indignación llenando su mirada. - ¿Qué diablos estaba mal con cada maldita mujer en el mundo este mes? - él murmuró. - ¿Qué demonios hice? - Usted no hizo una maldita cosa – ella le dijo con dureza –Ninguna maldita cosa, Alfa Delgado. Y que sólo puede ser que consiga sus pelotas en un escurridor y su culo en un arnés. Y cuando esto sucede, pienso que quiero vender entradas para el evento. Con eso, ella salió de la sala, pasando a Brim cuando entraba. El otro hombre miraba a Del Rey, perplejo - ¿Qué carajo? – el cuestionó al Alfa – Liberando su encanto? Tan sólo podía sacudir la cabeza. ¿Qué carajo sólo lo describió.

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CAPÍTULO 12

La primera persona que vio Anya cuando entró en el salón principal de la Base era nada menos que Sofía. Anya hizo una nota mental para decidir que ella odiaba el vodka, y punto. Si la otra mujer disfrutaba de él con el mismo entusiasmo, entonces no había ninguna maldita posibilidad que Anya fuera a beber otra gota de vodka. Caminando flexible y seductoramente hacia uno de los taburetes que estaba sentada en una larga barra de teca, la rusa estaba bebiendo vodka y viendo con ojos ávidos mientras Anya caminó dentro en la sala de comunidad. Comunicaciones y Seguridad habían sido notificados que el Alfa estaría de regreso en una hora, se estuvieron realizando los preparativos por veinticuatro a setenta dos horas de duración de tiempo que tomaría su cuerpo para sanar completamente. - ¿Qué haces aquí, Sofía? - Anya preguntó mientras se trasladó a la barra – Del Rey dijo que estabas en contacto secreto. Los contactos secretos no aparecen mostrando sus perlas blancas parpadeantes e interfiriendo en la Base -. Sofía sonrió con diversión superior - Él no le dijo mi cobertura ha sido descubierta? Casi había retornado a mi apartamento antes que la Casta asignada a mi seguridad detectó un asesino esperando por mí. Soy ahora un riesgo de seguridad. Estaba, amablemente, brindando protección aquí -. No, ella no había sido informada. Anya extrajo el cilíndrico enlace del bolsillo de sus pantalones vaqueros, lo pegó a su oreja y llamó a Seguridad. - Sí, Coya – el Comando entró en línea inmediatamente. - Sofía Ivanova tiene prohibida las comunicaciones, la seguridad y todas las áreas consideradas relacionadas a ellas, hasta nuevo aviso de su Alfa. ¿Es esto claro? - Entendido, Coya. Las orden esta siendo codificada mientras hablamos -. Ella sonrió de nuevo en Sofía mientras la otra mujer frunció el ceño. - Del Rey no te lo agradecerá - ella frunció sus labios, perturbada - Él considera que mi opinión debe valorarse en todas las áreas -. - Entonces él estará desconsiderando la orden - Anya le prometió. Sofía sacudió su cabeza lentamente, mientras una luminosa sonrisa salió de sus labios – Además de confidente. Yo era su amante, usted lo sabe, hace varios años, por supuesto, pero hemos permanecido cerca. Varios años. Mucho más tiempo lo que Anya había sospechado.

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- Sofía, estás perdiendo el tiempo aquí - le informó Anya, decidida a no jugar a la arpía. Ella era la compañera de Del Rey. Puede que tuvieran problemas de confianza. Puede que ella quisiera golpear su cabeza contra una pared. Pero era suyo, tal como ella, finalmente lo estaba aceptando, pertenecía a él. - Yo nunca pierdo mi tiempo, querida - Sofía sonrió - Él va a estar cansado de tu infantilismo pronto - ella miró a su alrededor a Emma y Ashley, que estaban preparadas, mirándola con cuidado - Yo casi crié a tres de ustedes, Anya-, dijo ella mientras se daba vuelta - Confía en mí, soy una mujer, no una niña. Del Rey entiende eso -Wow, ella no lo sabe todo acerca de ese completo compromiso, Coya? - Ashley chilló inocentemente Ashley - ¿Le dijiste que él te hizo Coya de la manada? Sofía pudo haber empalidecido – Tu pequeña mocosa - ella se movió alrededor de Ashley otra vez – siempre fuiste una mentirosa muy practica -. Ashley infló su goma de mascar y frunció el ceño - Ella no sabe? - Yo no se le dijo – dijo Anya – eso publica lo que tú tienes - . Anya enderezó hacia la barra mientras la cara de Sofía se cubrió de furia. - Lo siento, Sofía, yo soy su Coya. Soy Coya de toda esta Base. Lo que digo va. Y se muy cuidadosa, porque confía en mí, si le digo a Del Rey patear tu culo a la acera, la acera es donde tú vas - Él no se atrevería! - Sofía estaba temblando ahora - Él puede haberte hecho Coya por ahora, pero no tendrás ese título durante mucho tiempo, pequeña perra. Recuerde, esto requiere más que lo que espera. Él tiene que dártelo. Oficialmente -. Anya sonrió lentamente - Lo siento, Sofía. Voy a tomar el título para siempre. Apuesta por ello. Y tal vez te enviaré una invitación a la ceremonia. El calor del apareamiento no desaparece. Era para siempre. Y tan pronto como su compañero estuviera sano, ella lo iba a asegurar. Entonces ellos verían acerca de la ceremonia. Del-Rey caminó en el estrecho túnel de acceso, prestando especial atención a los soldados que estaban en estado de alerta, sus miradas afiladas, sus manos sobre sus armas listos mientras él cojeaba a través del pasadizo. Normalmente ellos eran afortunados si un solo guardia no estaba durmiendo. El alerta roja estaba garantizado en el interior de la base, fuera los soldados raramente tenían problemas, y si lo tuvieran siempre había un alerta avanzado, por lo que normalmente ellos no estaban en máxima alerta aquí. Hasta ahora. Pasando el túnel de acceso, esperó mientras las puertas principales reforzadas que se dirigían dentro de la Base se desbloqueaban y abrían. Del otro lado esperaba un grupo de cuatro hombre detalle, encabezado por un joven soldado, Dorian. - Alfa, la tecnología médica está esperando en tus cuarteles. La Coya solicita que después de haber descansado usted tiene informe a su ejecutor cuando está listo para

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verla. Tenemos informes de comunicaciones y detalles de seguridad – Las almohadillas electrónicas fueron empujadas en sus manos mientras él miraba a Brim confundido. ¿Cuándo Brim había tenido el tiempo adicional necesario para patearles el culo? La Base era segura, pero la ética de trabajo en general no había estado en su mejor momento en los últimos meses que había estado aquí. -También tenemos el heli-jet en la reducción de la bahía con la orden de estar preparando. Necesito su firma, si no le importa, mientras los técnicos consiguen partir . Y tenemos los todo-terreno iniciando las reparaciones recomendadas. Firme allí también – el soldado se refirió a la X sobre el archivo electrónico. Del Rey estampó su nombre y siguió cojeando hacia sus cuarteles. Su gente se estaba moviendo a un ritmo rápido a través de los pasillos, y la sala de la comunidad estaba vacía. Nadie en la mesa de billar o delante de las pantallas de televisión. - Los encuentros con nuestros dirigentes de manada se han programado para una hora después que usted hubiera sanado. Que envían sus saludos y le piden que les permita saber si son necesarios. Los dirigentes de manada, además de Brim, normalmente estaban esperando en los pasillos por él arponeando acerca de los fondos para sus equipos para costear las piezas de repuesto de sus equipamientos. ¿Dónde diablos había ido la locura? Diablos, había estado negociando por ello durante más de una semana. - ¿Está buscando un aumento, Brim? – él murmuró, mientras se acercaban a sus habitaciones - ¿Cómo diablos has manejado esto? - Yo no he manejado esto - Brim gruñó - No sé qué diablos ha ocurrido aquí. Tendría el Dr. Armani que comprobar un virus? - O algo - Del Rey dijo mientras él abrió la puerta a sus cuartos y la aseguró por dentro. Por supuesto, los técnicos médicos estaban esperando por él con todos sus pequeños viales, y diversos dispositivos de tortura. Lo soportó, pero prestó mucha atención a la sombría expresión de los técnicos que estaban realizando el chequeo. Estaban atentos, serios, como si su propia vida dependiera de la salud de él. El mejor que él había tenido desde la última vez que regresó herido, que fue un llamada superficial para asegurarse si él sentía que le necesitaba algo. - Estás sanando bien. Aquel médico de los Lobos no parece haberte hecho mucho daño – el técnico soltó una risa mientras él guardaba sus viales en su pequeña maleta -Nosotros necesitamos un especialista Coyote, sin embargo, la Coya tiene razón respecto al respecto. Espero que ella esté dispuesta a considerar otros equipos adicionales. Ella no estaba feliz, cuando no teníamos los sedantes para Sharone. ¿Sabes cómo maldijo y arrojó cosas cuando ella se enojó? Del Rey levantó su mirada al técnico – ella ha sido conocida por hacer eso - dijo cuidadosamente.

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EL técnico asintió su cabeza de color arena.- Nos quedamos sin sedantes varias semanas atrás, cuando tres equipos estaban llegando con demasiados heridos. La Coya golpeó el techo entonces y llamó por radio a Haven por refuerzos al instante, pero la oferta de ellos era escasa también. Estoy esperando un nuevo lote. Deberíamos tener las nuevas máquinas de análisis a la mayor brevedad -. Del Rey se dirigió a Brim, dándole una mirada. El otro hombre hizo un rápido guiño y se trasladó a la oficina más cercana para empezar a hacer llamadas. Anya era de alguna manera responsable de todo esto? En cuestión de meses había manejado con látigo feroz la disciplina de la Casta Coyote que de alguna manera habían perdido desde que Del Rey había salido para las misiones en lugar de supervisar la Base y los otros dirigentes de su manada? Holgazaneó que cuando él estaba allí porque era algo a lo que tenía tendencia a hacer con el fin de descansar y prepararse para la siguiente misión. -Me alegra que apruebes, Harding - Del Rey respondió finalmente mientras el técnico se levantaba. Regan Harding no había sido entrenado sólo para matar y derramar sangre. Fue entrenado como técnico médico Coyote. No un cirujano o especialista, pero tan cerca como los Coyotes estaban para conseguir uno. - Es bueno verte de nuevo, Alfa -asintió con la cabeza Harding, antes de recoger sus suministros y dirigirse a la puerta. - Rey pasó de la silla a la cama y se acostó con un gemido cansado. Maldición. Armani tenía razón, estaba claramente herido en el hueso y siempre tomaba más tiempo en sanar que los moretones. Como si su cuerpo los considera indignos de los esfuerzos de una rápida curación. Estaba agotado quedándose dormido, comida y sexo. Diablos, la parte del sexo que él no había tenido en dos años hasta que tomó Anya hace ocho meses. Había sido maldito si estuviera follando a una mujer con la imagen de Anya en la cabeza. Y desde el día que había vuelto con veinte años, era donde ella había quedado. La hormona de apareamiento tenía su lengua hinchada, a pesar del beso que había compartido con Anya la noche anterior. Su polla no estaba tan dura como era normal, pero había tenido importantes pérdidas de sangre, pensó. Dale tiempo, siempre manejó un gran mástil en vez de uno pequeño cuando pensaba en su compañera. Mierda, estaba en la base porque la había forzado aquí. Sin duda el minuto en que el bloqueo fue revertido, ella había corrido demasiado rápido de vuelta a su cabina en Haven ahora que él estaba demasiado débil para pararla. Ella y las mujeres Coyotes que la seguían como pequeños cachorros fieles. Así, donde estaba ella y por qué no estaba aquí esperándolo entonces? Él cerró los ojos cansado y dolorido en la soledad que de repente lo envolvió. Recordó el impulso que casi había tenido de robar un último beso antes de saltar de la limusina. Si hubiera, podría no haber sido capaz de separase. 137

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Tocarla era como una droga. Diablos, bombeaba una droga directamente en su sistema, si uno quería considerar la hormona de apareamiento. Ella lo dejó duro y listo para ella. Se quedó en sus pensamientos, y permaneció en torno a él como un sueño del que no pudo escapar. Que él no quería escapar a menos que escapara en sus brazos. Maldición, debería haberle robado el último beso, él pensó. - No vas a creer esto -. Sus ojos se abrieron mientras Brim entró acechante en la habitación, su expresión una máscara de incredulidad, pero no de peligro. - Apuéstame – Del Rey dijo y bostezó. Brim se trasladó a la pantalla en la pared, recogió el control remoto y lo prendió. - Las grabaciones de seguridad – anunció - Mira esto Del Rey se levantó y miró. Y miró. Una sensación de triunfo, de satisfacción, chisporroteó dentro de él con el conocimiento de que la Coya había tomado su lugar. Desde el momento en que ella se apresuró en volver a la Base, tomó su lugar como un general. Podía verla en el círculo de las castas, sus espaldas vueltas a ella mientras ella tiró rápidamente su vestido y se puso pantalones vaqueros. Ella manejó las comunicaciones y la seguridad como si hubiera nacido para eso. Que, en esencia, tal vez había sido. Su padre había sido un mago en los laboratorios. Los rumores eran que, Petrov Kobrin, así como su difunta esposa fueron genios en su campo. Una de las razones por la que Del Rey había planeado su huida tan meticulosamente. Y todavía le sorprendía que tantos de ellos hubieran escapado. Petrov tenía casi un sexto sentido para los intentos de fuga. Mientras él miraba, vio ecos de su padre, vio la inteligencia en sus ojos, las características compuestas y la confianza que ella parecía haber perdido en las semanas después que él la secuestró. Ella no era una mujer-niña por más tiempo. Ella era una mujer madura completa y tomaba su lugar. Su voz se quebró y las Castas Coyote le daban atención. Ella no acosaba o arengaba, más bien, su tono estaba lleno de autoridad. Aquello añadido al hecho de que ella era la Coya, la Alfa a cargo, cuando él estaba fuera, y ella lo había hecho incluso cuando Brim había no había podido hacerlo, infundar un sentido de la disciplina en ellos mientras él estaba ausente. Ella no era una perra, ella no estaba confrontando, ella era confiable, aseguró. Ella sabía que el infierno era necesario y estaba poniéndolo en efecto. Y lo puso duro. Estaba tieso como una tabla, y podía sentir la fiebre trabajando dentro de él, la necesidad que se estrelló en su sistema y casi robó su aliento mientras la observaba. Los brillantes ojos fríos y centrados, su expresión compuesta, un aura de mando apoyada sobre sus hombros como lo había hecho en los laboratorios cuando manejaba el ala de administración como un joven general. - Hija de puta - Del Rey murmuró.

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- Ella sabe que Sofía está aquí también. Le ha prohibido el Comando, la Seguridad y las áreas propias -. Del Rey levantó la cabeza con un sentimiento de aprensión. - Ella sabe que estaba dando asilo a Sofía? - Ella lo sabe La arrojó fuera? Había Emma o Ashley matado a Sofía? Ciertamente, la mujer que él había considerado una vez una amiga estaba convirtiéndose en irritante con su determinación de volver a su cama. - Diablos - él inclinó su cabeza hacia atrás sobre la almohada y miró el techo ¿Dónde está ahora Anya? Esperemos que muy lejos de él, porque si la veía, si la olía, iba a follarla. Era así de simple. - Parece que está en Comunicaciones en el momento - algo en la voz de Brim le advirtió. Del Rey levantó la cabeza de nuevo. - Ella parece tener varios de tus dirigentes de manada en compañía sobre aquella cuestión que hemos tratado de resolver con la participación del equipo – La diversión llenaba su tono. -Nuestros equipos, uno y dos, están trabajando igual que buenos pequeños cachorros. El resto, al parecer, están siendo trasladados y ordenados como todo buen pequeño general los trasladaría y ordenaría. Así pues, vas a ir a jugar con ella? Del Rey rió. - Voy a dormir. Deja su juego. Ella es malditamente buena en eso mientras estoy en misión. Tal vez conseguiré descansar esta vez. Si ella estaba manejando la Base como él sabia ella podía, entonces él podría hablar con Jonas para empujar misiones de estado. Y Del Rey y Brim podría tomar su lugar en el entrenamiento de los soldados de casta Coyote de manera más eficaz y lograr con ellos prestigio de dirigente. Aquello era una prioridad que había dejado a cargo de los dirigentes de las otras manadas. Desafortunadamente, no fueron tan bien entrenados como ellos podrían haberlo sido. Eran asesinos, no investigadores o interrogadores. Hacer aquel cambio no era tan fácil como podría haber sido si Del Rey y Brim hubieran estado en la Base para entrenarlos. - Ella tiene un soldado joven trabajando en una propuesta para caer en el ayuntamiento y recoger los bolsos y artículos dejados allí, así como para investigar los elementos faltantes y realizar búsquedas encubiertas de las casas de los principales miembros del ayuntamiento para detectar si han dicho que faltan artículos . Según la nota enviada sólo a mí, el soldado espera tener una propuesta preparada por el pleno de mañana por la tarde. Del Rey parpadeó al cielorraso. - ¿Consideraste aquel ángulo? – le preguntó entonces a Brim. 139

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- Estoy seguro que uno de nosotros lo había pronto - respondió lacónicamente Brim. Del Rey no estaba tan seguro. Suspiró mientras el cansancio tiraba de él y su cuerpo sanando le exigió dormir. - Consigue todo junto. Vamos a repasar lo que ella ha hecho en las horas pasadas y ver cómo afectó a la Base en general. Quiero un informe completo de todos los líderes de manada, y quiero la entrada de Sofía en aquel intelectual que se produjo en la última noche en relación a las drogas que estamos tratando de seguir. Dile que esté preparada para dar su informe. Una vez que yo esté preparado, entonces veré de frente a mi compañera -. Él no tenía intención de estar mal preparado cuando se encontraran cara a cara una vez más. La quería en su cama, y él quería que la mano superior con ella. Aquello no iba a pasar si no tenían su mierda juntos. Si sus sentimientos estaban heridos, tendría que arreglar eso. Sumado a hacer frente a una compañera se dio cuenta que realmente no lo sabía, estaba también enfrentado con el hecho que, por alguna razón, a ella había estado dirigido el ataque anoche. No ha sido sólo a la hembra. Carlen, el soldado de la Casta Lobo, había ido por Anya, al igual que el camarero. El evento completo ha sido una etapa de una ejecución planificada. Y Del Rey quería saber por qué. Luego quería saber por quién, porque quería saber que garganta arrancar. Haven era atacado a menudo, aunque esta fue la primera vez las Castas habían sido atacadas en el pequeño pueblo donde residen fuera de las tierras que el gobierno había concedido a la Casta Lobo. Y con cada llamado enviado a la base del ejército fuera de las tierras de la manada, se habían provocado retrasos. Típico, pensó cansado. Tan típico. El perjuicio había encontrado un nuevo enfoque cuando las Castas se revelaron. Los seres humanos que no los aceptaron tenían un chivo expiatorio para odiar, habían encontrado a uno con los nuevos seres misteriosos que se habían creado sin su conocimiento. Habían encontrado algo para luchar en contra, otra cosa para temer. Y Del Rey a menudo se preguntaba si ellos, en el tiempo, no encontrarían otra guerra para luchar en sus batallas para destruir lo que ellos no entendían. Ninguna deidad divina había dado vida a las Castas, por lo que, no podían tener alma. Eso fue lo que se les enseñó, y así era como muchos los veían. Las creaciones no tenían derechos. No habrían de tener libertad, y allí estaban aquellos que se tomaban todas las libertades, cada derecho que las castas habían logrado adquirir y de robar en virtud de ellos mismos. Esa era la batalla que se enfrentaban, y Del Rey a menudo se preguntaba si había un modo que las Castas pudieran triunfar. Con ese pensamiento en su mente, se permitió dormir. El proceso de curación viene con sus inconvenientes. Veinticuatro a setenta y dos horas de completa debilidad y cansancio. La necesidad de dormir. Aquella debilidad había obstaculizado al Consejo de 140

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la Genética en varias ocasiones en que trató de reparar lo que consideraban un defecto en la genética Coyote. Del Rey había, a veces, considerado que era una bendición. Era la única vez que dormía profundamente, la única vez que no despertaba en busca de la calidez y el dulce de socorro que sólo su compañera podía darle.

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CAPITULO 13

- Todavía tenemos cuatro líderes de manada que trabajan unos contra otros - Anya reflexionó mientras ella iba sobre las notas que había tomado durante las horas que Del Rey dormía - Los equipos uno y dos, equipos personales de Del Rey y Brim, están trabajando de manera eficiente, aunque no en su punto más alto, en Seguridad y Comunicaciones. Todavía tenemos una rivalidad con los equipos de tres y cuatro, a pesar que están trabajando juntos en aquellas áreas. El equipo cinco parece ser el más eficiente por el momento, médicos y administrativos, con el equipo de trabajo seis se patrulla el perímetro. Muy pocos de los soldados han logrado grado de dirigentes aún -. Había sólo seis líderes de manada, de un total de sesenta y cuatro coyotes. Había más llegando, posiblemente diez a veinte que habían logrado escapar de un centro en el Oriente Medio. El líder de la manada había acordado en dar pasos y asistir con su equipo en la integración con las manadas que ya estaban establecidos aquí en la Base. Tocando la pluma electrónica contra el lateral de la e-pad, Anya sacó un trocito de su labio y consideró aquella información. Con los años, había tratado con varios administradores de los diversos laboratorios e instalaciones. Si ella no estaba equivocada, en las instalaciones del Oriente Medio habían sido entrenados personal científico y quirúrgico de las Castas que mostraron una predisposición a los conocimientos médicos, en lugar de darles muerte, como hicieron en muchas otras instalaciones. Los Coyotes fueron criados para matar, no para salvar vidas, incluso las de su propia especie. El Consejo había temido que una predisposición a tales talentos, fuera también una disposición hacia la misericordia. Que no era lo que querían o necesitaban de esta especie. Tomó nota, para comprobarlo antes de ir a Del Rey con esta información. Ellos podían usar cualquier personal médico que pudiera ser adquirido, o incluso secuestrado en este momento. - Coya, los líderes de la manada han prometido un informe completo sobre sus equipos, obligaciones y quejas dentro de los próximas setenta y dos horas - Ashley se dirigió a ella desde donde estaba, a sus espaldas, hablando con líderes de la manada a través del enlace interno de la Base. - Son tan atractivos, te lo he mencionado? - Creo que lo hiciste - sonrió Anya a Emma, que estaba rodando los ojos. - Ha enviado el técnico médico su informe sobre el estado de Del Rey? - Se volvió a Sharone que trabajaba frenéticamente en su PDA.

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- Su condición es estable y curando - le dijo Sharone - Brim informó que está durmiendo como los muertos y te promete el informe de su equipo una vez que pueda dejar al Alfa y reanudar sus obligaciones ordinarias.Ashley rió - Ella ha debido estar allí velando por él, no cubriendo la Base mientras Brim se sienta sobre su culo y ella hace su trabajo. Por atractivo que sea - ella osciló sus cejas. - Emma, toma nota para ver la tintura que va en el pelo de Ashley la próxima vez que ella lo decolore – ordenó Anya – Pienso que está empezando a obstaculizar las capacidades cognitivas -. Ashley quiso morder juguetonamente a Anya antes de regresar al trabajo. - Ella está en lo correcto - Sharone siseó furiosa en voz baja – Tú estás presumiendo de estar recogiendo informes, evitando ver al Alfa en este momento. Esto nos hace quedar mal. Anya apretó sus dientes - Yo sé lo que supone que estoy haciendo, Sharone – ella cortó - Quería a Brim con él. No voy a mendigar -. - ¿Quién dice pedir limosna? – le dijo Sharone - Ve y se la Coya. Maldición, ¿hemos perdido el tiempo durante todos estos meses enseñándote cómo hacerte cargo? Habían? Anya miró el e-pad y consideró aquellas opciones. Ella era consciente que los Coyotes en el Comando le escabullían la mirada. Era muy consciente que este era el trabajo de Brim ahora que se encontraba en la base, no el suyo. Sin embargo, era un trabajo que necesita hacerse, y Brim estaba ocupado con las obligaciones de ella. También era consciente que sus propias guardaespaldas la miraban seriamente. Ellas habían creído que la habían entrenado, aunque ella no se había cuenta que se estaba capacitado. Cerró el e-pad y recorrió con su mirada el centro de mando. - ¡Vamos! – se dio vuelta y se trasladó al centro electrónico y comenzó a hacer su recorrido a través de los túneles hacia los cuarteles de Del Rey. Había sido puesta en marcha. No había dormido desde la noche anterior, y su propio temperamento estaba crispado. Ella estaba fuera de si, frustrada, y un lento fuego fermentaba entre los muslos, incapacitándola con el recuerdo exacto de lo que ella y Del Rey habían estado haciendo antes de esa emboscada. Sus labios envueltos alrededor de la cabeza de su polla, degustando la esencia de su lujuria, mientras se derramaba entre sus labios, sintiéndolo, tenso y duro, su garganta gruñó ruidosamente cuando el arrogante Alfa fue reemplazado por el seductor. Ahora, casi ocho horas después de su regreso a la Base, el cansancio la estaba arrastrando y la necesidad de verlo la estaba comiendo viva. Incluso si él estaba sólo durmiendo. Pero él no había preguntado por ella. Él no había enviado por ella. El estaba sanando, ella se dijo. El proceso de curación era agotador para los Coyotes, incluso más que para las otras castas. 143

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Mientras ella entraba en la sección del Alfa en la Base, hizo una señal con la cabeza al equipo de seguridad que había puesto en el lugar. Eran miembros de la manada de Del Rey, que ella sabía, serían más leales a él que los demás. - Debemos esperar afuera? - Ashley preguntó. - Sí – les respondió Anya - No necesito protección con tu Alfa - por lo menos, esperaba que ella no. – De hecho, las tres pueden volver a los cuarteles mientras estoy aquí. Obtengan un maldito sueño, Ash. Estás consiguiendo ojeras negras - Estas son palabras de guerra, Coya - ella gruñó, con tono juguetón. - Entrenaremos boxeo más tarde - Anya tendió su palma contra la palma de la placa que se había instalado, y esperó para ver si ella era aceptada. Ella no lo fue. Cerró los ojos frente al dolor. Un segundo más tarde la puerta se abrió y Brim retrocedió, su mirada distante, mientras ella entró en la habitación. Ella golpeó la e-pad en la mano de él. Casi podía sentir su desaprobación que ella estuviera allí, el hecho que si tuviera la autoridad, podría incluso ordenarle salir. - Encontrarás mis notas, sin encriptar, allí – ella le dijo - Eres necesario en el Comando y Seguridad. Mientras estés allí, tienes que hablar con tus líderes de manada sobre la cooperación en las zonas que tú compartes antes que necesite golpear algunas cabezas juntas -. Él miraba su espalda en silencio. -Las manadas han estado cooperando bien - dijo fríamente - Están trabajando juntos cuando ellos nunca supusieron hacerlo así. Considero que más bien es una ocurrencia espantosa en un buen día Ella lo miraba de nuevo con la misma mirada mesurada. – Entonces no están trabajando juntos lo suficientemente bien. Es su trabajo ver por esto, y no lo has hecho - He estado bastante ocupado - la burla se deslizó libre - Soy el guardaespaldas de Del Rey y ahora parte del equipo asignado al Bureau. Es bastante difícil estar en dos lugares a la vez y ver mis obligaciones en el Comando y Seguridad, así como ser el guardaespaldas y supervisor general. - Deberías haber asignado a alguien en tu lugar- ella replicó con calma. - Lo he hecho – le informó, su voz cortada - Las cosas han funcionado bastante bien -. - Bastante bien no es suficiente - ella le dijo - Y no eres necesario como supervisor general. Creo que puede manejar eso bastante bien. - Coya, este no es un lugar para jugar - dijo tranquilamente - No puedes entrar y tomar tu lugar durante unos pocos días y luego correr gritando cuando las cosas empiezan a salirse de tu control cuando el calor está involucrado. Deja esto ser hasta que Del Rey despierte y pueda decidir cómo vamos a manejarlo -. - Mi lugar está aquí - ella afirmó – Ahora que estás en la base, el tuyo es en el Comando y Seguridad. Está entendido? -

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Ella no iba a discutir sobre donde pertenecía. Pertenecía aquí, y estaría aquí. Su decisión había sido tomada; calor de apareamiento o no, tan arrogante como todos ellos eran, ya era hora de terminar esto, de una manera u otra. - Totalmente, Coya - él inclinó la cabeza lentamente, aunque nunca cambió su expresión. – Recogeré mi PDA y entonces iré donde yo pertenezco.- ¿Has dormido? - apoyó sus manos sobre la cintura mientras él la miró de nuevo. - Por varias horas - admitió - Hay una silla de dormir en la oficina que usé -. Tomó su e-Pad y la sujetó con una mano y giró para salir. – Cuando se despierta después de la curación, es un aguijón. No quiero oírte llorar más tarde si al final hiere tus sentimientos o, peor aún, te encuentras de vuelta en su cama Los Coyotes no golpean alrededor del arbusto, ella tenía que darles crédito por ello. - De acuerdo - ella asintió bruscamente – He dejado las notas donde necesito que sean actualizadas si no te importa. El código de mi PDS está anotado allí para que puedas enviarlo directamente a mí -. Brim inclinó su cabeza oscura, la luz de sus ojos azules cambiando, como si la diversión amenazara con tocar su mirada, antes de irse y cerrar la puerta silenciosamente detrás de él. Respirando pesadamente, Anya pisoteó en la habitación, entonces sintió, vio, la neblina de la furia roja que comenzó a moverse sobre ella. Ella sentía sus dedos curvados mientras la necesidad de violencia se apresuraba a través de su sistema. Ella quería matar. Ver correr sangre y patear algunos malditos culos rusos femeninos. Sofía estaba sentada al lado de su cama dándole la espalda, un paño húmedo en la mano, un cuenco de agua en la cama mientras Del Rey permanecía durmiendo, estirado, todo desnudo ante la mirada de la otra mujer. Su-Del Rey. Desnudo. Nada más que cubierto por una sábana, y otra mujer lo estaba tocando? Brim se había atrevido a permitir que otra mujer lo toque? Sofía levantó lentamente sus pies – Fiebre - ella aclaró su garganta, su mirada verde avellana parpadeante por un momento – Yo estaba simplemente ayudando a Brim -. Simplemente ayudando a Brim? Brim había llamado a esta mujer, le permitió tocar a Del Rey, cuidarlo cuando dejó a Anya en el Comando y Seguridad? La cabeza de Anya se levantó - Él no va a follarte, por lo que ambas sabemos no tienes la oportunidad de alcanzar el estado de Coya en esta base, estamos de acuerdo?La mirada de Sofía se oscureció, casi con diversión, mientras lamió sus labios lentamente - Estamos de acuerdo, el estado de Coya nunca será mío. Pero tampoco, te ha aceptado oficialmente hasta el momento - No juegues juegos de palabras conmigo, Sofía – le advirtió - No estoy de humor para ellos, o para tu malicia. Vete al diablo fuera de estos cuarteles y maldita, permanece fuera de mi vista durante mucho tiempo. Ambas podemos lamentarlo, si no lo haces - Posesiva, Anya? - preguntó - He oído que tú realmente no maldices, y no han maldecido en más de ocho meses. ¿Por qué empezar ahora? 145

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- Reproduciendo chismes, Sofía? –ella se mofó - Debes conocer algo mejor a tu edad.Los labios de Sofía se rizaron en sonrisa burlona - Pobre diablo. Necesita un amante que pueda equilibrarlo, que pueda ser tan decidida como él. Tú huyes de él. - ¿Quieres morir hoy? - porque Anya definitivamente estaba de ánimo para derramar sangre. - Hoy es tan bueno como cualquiera – los delgados hombros se encogieron expresivamente - Pero, tengo la sensación de que no va a pasar todavía. Voy a estar en mi camino, Coya. Si necesita ayuda, hágamelo saber - Oh, creo que puedo manejar todo - le aseguró Anya, su voz más tranquila que lo que había esperado. - Estoy segura de que puede – la risa baja de Sofía rechinó sobre sus nervios ya forzados. - Sofía - Anya la detuvo mientras pasaba. - Sí, Coya? - preguntó con una sonrisa burlona. - Permíteme encontrarte tocándolo de nuevo, mientras él está inconciente, y ciertamente haré que nunca entres a esta Base de nuevoMejor aún, si ella no lograba conseguir un freno sobre su rabia, ciertamente tendría que asegúrese no encontrar ningún cuerpo. La frente de Sofía se levantó y sus ojos brillaban divertidos - No tiene esa autoridad, Anya. Pero jugaré a largo plazo y prometo ser una buena niña, mientras él esté durmiendo, ¿cómo es eso? - No necesito sus promesas - le informó Anya fríamente - ¡Fuera de estas habitaciones, y no cometa el error de entrar de nuevo a menos que yo esté presente - Una vez más, no tiene autoridad - Sofía meneó su dedo hacia ella - Sólo una compañera completa puede hacer esa demanda – ella hizo una pausa y miró la forma de Del Rey durmiendo antes de volverse a Anya - La orden de separación. ¿Te acuerdas? Anya ocultó su conmoción, aunque sabía que debería haber esperado que Sofía conociera sobre el apareamiento. Ella había trabajado con Del Rey todos estos años, siendo un informante en el Consejo. Estaba aquí en la Base, Del Rey no debería haberle permitido eso al menos que él confiara en ella para mantener la boca cerrada. Eso no significaba que a Anya le gustara. Seguro como el diablo no significaba que le gustara la otra mujer. Luego ella se paseó mientras dijo – necesita ser bañado con agua fría mientras duerme. El calor del apareamiento y la curación no funcionan bien juntos, cuando el calor no está siendo satisfecho. Pobre pequeño Coyote. Está sufriendo Momentos más tarde, la puerta se cerró detrás de ella suavemente mientras Anya luchó con los estremecimientos que corrían a través de su cuerpo. Las manos de esa mujer habían estado en él. Acariciándolo. Ella miraba a Del Rey, estirado, sólo una sábana cubriendo sus caderas, dejando las largas y poderosas piernas desnudas, dando una vista completa y tentadora de su duro 146

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abdomen, de su poderoso pecho. Desnudo, era majestuoso, despierto y dormido. La larga y dura polla presionaba, claramente, en contra de la sábana. Brim iba a pagar por esto. Era su trabajo velar a Del Rey, a fin de garantizar que estaba protegido durante la fase de curación, cuando estaba herido. Sofía era sensual, sexual, se habría atrevido a hacer algo más que simplemente limpiar el sudor de su cuerpo? Una parte de Anya estaba segura que la mujer era capaz de cualquier perversión, otra parte de ella la conocía mejor. Los conocimientos conflictivos y las emociones estaban azotándola, lagrimeando a través de su mente mientras se sentía sofocada, sentía emociones que había guardado cuidadosamente, aumentando dentro de ella. Ella conocía a Sofía muy bien. Ella había conocido a la otra mujer toda su vida, y ella sabía los juegos que jugaba. Ella era tan calculadora y manipuladora como cualquier Casta Coyote. Anya recordaba a Sofía dirigiéndose fuera de los laboratorios, de la dirección en que había ido, que era en la dirección de Del Rey. Yeah, ella odiaba a Sofía. Ella siempre lo hizo. Pero porque la otra mujer se estaba burlando con arrogancia y aire de superioridad más que por cualquier otra razón. Del Rey giró en la cama. Donde había estado cómodo, encerrado en una niebla oscura de paz, de repente se dio cuenta de algo más. En primer lugar, el calor. Horadò a través de su polla mientras oyó a Brim hablando. Esto no era normal. El calor de apareamiento siempre retrocedía cuado la curación se hacía cargo. Era la única vez que dormía en paz, la única vez que no dolía como el animal bastardo que sabía que estaba dentro de él. El calor del apareamiento apremiaba, encerrado dentro de su mente. Escuchó a Anya, su perfume. Juró que casi podía sentir el calor de su cuerpo contra él. Lo necesitaba, admitió a sí mismo. Aquí, en esta nada oscura, necesitaba acostarla contra él, para calentarse. Dios, a veces el frío era absorbido en los huesos, enfriándolo hasta que temía nunca sentir calor de nuevo. Giró en la cama. Él sabía que debería estar durmiendo profundamente, que el estado de casi inconciencia en que lo ponía la curación debería estar bloqueando lo que se estaba alzando dentro de él. Hambre. Necesidad. Estaba deseando a Anya como nunca. Su Anya. Como una llama en invierno, calmando el frío y los temores que atormentaban al hombre que no era totalmente un hombre, y atormentaban al animal que no era totalmente animal. A veces, la batalla entre el hombre y la bestia dentro de él era tan tenaz que se preguntaba cuánto tiempo podría contener el incitante conflicto. El animal exigía que tomara lo que le pertenecía. Que la robara, secuestrándola de nuevo. Quería tirar aquellos malditos tratamientos hormonales al viento y forzarla a sufrir como él sufrió. Estaba dispuesto a aullar por el hambre dentro de él, por el alivio que sabía ambos estaban desesperados.

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El hombre sufría. El hombre necesitaba su aceptación. El hombre necesitaba su toque voluntario, sin la demanda del calor de apareamiento que surgió entre ellos. El hombre, arrogante y lleno de su propia sensación de hambre, imploraba su aceptación. - Te he extrañado Él escuchó su voz, como la lluvia de verano, lavando sus sentidos mientras un toque fresco cubrió su frente. No alivió el calor que asola a través de su cuerpo, pero era mejor que nada. Al menos en esta torturada y demencial pesadilla, ella le estaba hablando en lugar de agraviándolo, simplemente fuera de su alcance, siempre eludiendo su tacto desesperado - Brim es un coyote muerto, Del Rey. Él no debería haberla dejarla aquí. Dejado que ella te toque -. Ella tenía que significar Sofía. Él había advertido a Brim que no permitiera nunca, que Anya supiera que Sofía había bañado su frente y el pecho durante la curación de la herida de bala meses antes. Se lo había dicho? Había lastimado a Anya. Él no quería herirla. - Dios, sólo estando cerca de ti me haces mojar Su pequeño suspiro lo había tensado de necesidad ahora. Ella estaba mojada? Que quería? Estaba duro y dispuesto a dar. Pero él sabía que mejor era abrir los ojos y rechazarla. Cuando lo hiciera, el sueño se habría ido, al igual que su toque. Y él necesitaba su toque tanto como la tierra necesitaba la lluvia. Necesitaba para empaparse todo, sentirlo dentro de él suavizándolo, refrescándolo. - Te he extrañado tanto, Del Rey. Igual que eras antes que me secuestraras. Burlándote de mí. La sonrisa sólo en tus ojos y yo quería tus labios sonriendo también. Quería sentir que sonreías en un beso y saber que eras todo mío Quería darle esa clase de beso. Un beso lleno de las promesas que quería mantener, la seguridad que quería darle. Había tan poca seguridad en la vida de una casta. Tan poco en que podría creer. Realmente ellos no tenían nada en que creer excepto esto. Esta promesa de que la naturaleza les dio con el calor del apareamiento. Que había un lugar para ellos. Que por lo menos en la naturaleza, eran aceptados. Del Rey se retorció contra la cama, aquella agonía de necesidad que lo asolaba, sus manos apretadas en las sábanas, él podía sentir debajo de su cuerpo, la cama que había elegido con Anya en mente. Grande para que pudieran rodar en ella. Confortable y cálida, y ahora se sentía como un lecho de ladrillos. Su cuerpo estaba sobre fuego por ella. Sólo un toque más. Quería sentir su mano, cualquier cosa que no sea aquel toque frío. Él quería su carne. Carne de su carne. Pero él sabía que mejor rechazarla. - Anya - obligó a la palabra a pasar por su boca – Caliéntame -.

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Podía olerla, tan cálida y dulce. Él quería envolverse alrededor de ella, sólo por un instante. No podía arrastrarse lo suficientemente lejos de la curación para calmar el calor del apareamiento. Estaba perdido en esta necesidad. Sólo la necesidad de sentir su calidez. Había dolor por su calidez. Que había impulsado picos de agonía en su alma durante meses, sin cesar, siempre ahí, recordándole lo que debería haber sido suyo y nunca le pertenecería. - Estás ardiendo de fiebre – su mano acarició su pecho y algo dentro de él se desató. Carne contra carne. Así era como la necesitaba. - Caliéntame, Anya - suspiró, deseando que pudiera tocar este sueño, sentirlo, sólo por un instante - Carne contra carne -. Entonces ella se había ido. Quería aullar en agonía. El suave y gentil toque se había ido. El calor se había ido. Podía oler su aroma, pero sólo apenas. Sólo lo suficiente como para saber que había estado allí. Anya miraba a Del Rey, la incertidumbre de por qué se estaba quitando sus zapatillas, sacando su camiseta. Desnudando la carne. - Carne contra carne – él había susurrado mientras sus dedos se enterraban en la sábana y la fiebre causaba estragos en su cuerpo. Podía estar frío. La fiebre lo hacía a uno enfriar. Helando hasta el hueso. Recordaba una vez que realmente ella había estado enferma, justo antes del recate Coyote. Hubo dolor con el frío mientras ella tenía fiebre. Sintió capturar su aliento en su garganta mientras ella desabrochó su corpiño y empujó sus bragas de sus caderas. Estaba despierto. Él podría tomarla incluso cuando dormía y no podría culparlo si lo hacía. Ella no lo detendría si lo hacía. Cuanto más tiempo se sentaba a su lado más caliente parecía su carne hasta que tocarlo era casi como tocar una llama. Estaba estremecido y tiritando. La curación era por sí sola terrible, y ella sabía que el calor del apareamiento era un infierno. Al menos, lo había sido para ella. - Del Rey - ella susurró su nombre cuando se trasladó a la cama, lo sintió endurecer, a continuación, gruñir su nombre de nuevo. Tirando de la sábana sobre los dos, se arrimó poco a poco a su lado, temblando de cautela, deseando saber más acerca de este hombre que la naturaleza había decidido le pertenecía. Y aquello era su culpa. Ella había obligado a la separación, él no. Ella no tenía más espacio detrás de él y él se movió. Anya casi llorisqueaba con miedo mientra él la giraba a su lado y la movió. Él se desplazó, la desplazó. La tiró sobre él, luego debajo de él. Confundida, ella siguió la dirección de su murmullo, se trasladó aquí y allá hasta que se dio cuenta que estaban en el centro exacto de la enorme cama. Por último se instaló, cubriéndola, su cabeza escondida debajo de su mentón, las piernas arrojadas sobre ella, sus brazos envueltos alrededor de ella, y entonces se tranquilizó. Ella pensaba que, al menos un músculo a la vez, sentía que él relajaba hasta que estuvo lánguido, doblado a su alrededor, su respiración agitando su pelo, el infierno que 149

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había encendido su cuerpo de alguna manera parecía más frío. Y si ella no estaba equivocada, podría haber escuchado una suave y pequeña queja, casi un ronquido resbalando de su pecho mientras la mano de él se curvaba en torno de su pecho y su corpulento peso la atrapó debajo de él. Se acostó allí, tensa, en silencio, con la incertidumbre de lo que él haría después. Cuando nada vino, cuando él continuó durmiendo, ella sintió sus propias pestañas cerrándose a la deriva, sintió su propio cansancio arrastrándola hacia abajo. Ella decidió que, ser Coya era un maldito y duro trabajo. Dormiría aquí, sólo por un rato. Y tal vez escape antes que se despertara y la encontrara prendida plenamente conciente y, completamente excitada con el calor del apareamiento de la Casta Coyote. Pero ella no pudo evitar el filo de una sonrisa en sus labios cuando sus ojos se cerraban Él era como un cachorro. Ladrando por aquí y por allá, enroscándose y dando vueltas y arrastrando para adaptarla a su comodidad, hasta que se durmió pacíficamente. Era algo lindo. Diablos, tuvo que admitir, Del Rey tenía una cara encantadora que la había hipnotizado antes que la basura del apareamiento logró espantar los demonios fuera de ella. Hasta que ella misma se había convencido que él había mentido deliberadamente, que había tomado sus promesas y su corazón y los había pisoteado. Había pisoteado su sensación de confianza en sí misma cuando su cuerpo se había vuelto loco con el calor. La había tomado, perdido en los golpes de lujuria como habían sido. Ella se había convencido que debía haber tenido el control para hacerlo más fácil para ella. Que debería haber asumido la responsabilidad de algo que ninguno de ellos había esperado. Que debería haber sido el Casta Coyote encantador, controlado y bromista que la había echado a perder con la sonrisa insinuada en sus ojos y sus promesas que cuidaría de ella. Cuidarla. Que haría todo el trabajo. Había trabajado. La había protegido. Ciertamente había hecho lo que ella necesitaba, incluso por encima de lo que él necesitaba. Y como una niña, ella lo había culpado de los resultados. Todavía era arrogante. Él era definitivamente demasiado dominante. Pero ella había aprendido lo que era un hombre de casta. Era una parte de ellos. Era incluso una parte de él que la volvía loca con su toque, incluso cuando ella quería odiarlo. Ella no había visto una sola casta que su apareamiento fuera fácil. Luchaban, gritaban, se enfrentaban y desafiaban al otro. Y como Hope le había contado una vez, una vez que acababa, se reían y se amaban y sabían que se pertenecían. No importa lo que sucedía en el mundo que los rodeaba, ellos se pertenecían. Ella podría tener la suerte de encontrar aquello con Del Rey? Todavía había problemas para resolver con él, Anya sabía. Pero ella también sabía que hasta que se enfrentaran, lucharan y gritaran, esas cuestiones no se resolverían y nunca tendrían la oportunidad de reír, amar y pertenecer. 150

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Mientras se dormía, ella rogó no haber esperado demasiado tiempo para intentar resolverlo.

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CAPÍTULO 14

Estaba caliente. La única vez que había estado caliente fue cuando Anya había dormido en su cama. Usualmente se despertaba de una curación helado hasta los huesos, húmedo con su propio sudor y sintiéndose igual que un animal que había residido en un desagüe por dos días. Él giró, se estiró y se percató, en un momento con el corazón paralizado, en un instante de cognición, ¿por qué estaba tan caliente? Abrió sus ojos y miró una cara durmiendo. La cara de Anya. Las pestañas rojo oro resaltaban en contra de su carne cremosa; sus labios estaban abiertos mientras ella respiraba, su aliento susurrando sobre su pecho. Sus piernas estaban enredadas juntas, una erección, feroz y repleta hasta el punto de agonía, tironeaba con brutal insistencia donde se encontraba, prensada entre sus muslos, rodeado por la humedad, la cremosa esencia de su excitación. Ella estaba mojada, y su calor húmedo calentaba su pene y le recordó de que manera mucho más caliente era en lo más profundo de su cuerpo. ¿Qué diablos estaba ella haciendo aquí? Estaba envuelta alrededor de él como una vid, agarrándolo, escondida contra él, y él había estado soñando con esto por cuánto tiempo? Entonces ella se movió contra él, pasando sus caderas como si ella cabalgara la espesa longitud de su polla contra su clítoris. Maldición. Maldición. Sintió su mano apretar la cadera, y luego relajarse. ¿Deseaba detenerla o continuar? Encontraría ella su placer en su sueño mientras él miraba? Su mano se suavizó sobre su cadera y bajó por la curva de su culo hacia su muslo. - Anya - él tragó fuertemente mientras la sentía moverse de nuevo contra él. Apenas recordaba que despertó varias veces, pasando al cuarto de baño o para obligarse a comer antes de derrumbarse de nuevo. No la recordaba habiendo estado aquí en aquellos tiempos. Recordaba el frío en sus huesos y la necesidad de dormir o beber o comer. Seguramente habría sabido si ella hubiera estado en su cama. Él miró el reloj en la pared. Cuarenta y ocho horas desde que había regresado a la Base y se derrumbó en la cama.

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Sus dientes apretados juntos, mientras ella se movía de nuevo, difundiendo su humedad, su crema caliente a lo largo del eje repleto dolorosamente abrazado. Maldita ella. Maldito el calor. Maldita su debilidad. Su muslo levantado a lo largo del suyo, el lado de la rodilla rozando su cadera, mientras ella se abría más allá de él y frotaba sus hinchados y duros pezones contra su pecho. Infierno. Estaba suponiendo que iba a controlar su lujuria de cara a esta tentación, y combinado con el calor del apareamiento? Estaba suponiendo que él estaba podridamente hecho de acero? Bueno, excepto su polla. La sentía dura como el acero y tan caliente como el hierro recién fabricado. - Anya, despierta - él gimió, oyendo el gruñido en su voz. Ella se frotó contra él de nuevo, inclinando sus caderas hasta que la hinchazón de la yema de su clítoris estuvo en contacto directo y el furioso calor de él amenazaba con ampollarlo. Dulce cielo misericordioso. Agarró su cadera, pero fue lo suficientemente inteligente como para aliviar su espalda? Diablos no, él se estaba moviendo con ella, alentándola a cabalgarlo, a frotar la brutal longitud de su polla mientras se daba placer a sí misma. - Despierta - él bajó su cabeza y pellizcó su labio - Maldita seas, esperas que yo sea lo suficientemente fuerte como para simplemente irme? Su lengua se asomaba, lamiendo sobre la zona que había pellizcado, mientras sus pestañas se levantaron, despertó, las gemas color zafiro mirándolo. - Mira los dientes – ella murmuró mientras sus pestañas bajaron y una expresión de sublime placer llenó su cara. Sus caderas giraron de nuevo mientras un pequeño gemido pasó por sus labios y la carne sedosa de aquel perfecto coño pequeño montó su polla de nuevo. - Anya. Muévete – él gruñó. Y oh cómo se movió. Con un lento y malicioso giro de sus caderas que tenía la cabeza de su polla empujando en contra de su entrada antes que resbalara en sus cremosos jugos y sólo lo miró. Esta era la tortura. Era la agonía. No diablos él había sufrido pudiendo acercarse al infierno del comienzo y sabiendo que no podía tomar lo que esperaba justo a su alcance. Estaba sudando. Del Rey podía sentir el sudor sobre la base de su carne, pero él era demasiado tonto-polla para tirar lejos de ella. Si ella quería cabalgarlo hasta su propia liberación, y luego volver a sumergirse en el sueño, Dios sabía, él habría tratado de dárselo. Pero él sabía que no tenía el control para sostener la paciencia en la cara de hambre que lo comió como el ácido. Sus bolas hacinadas, su abdomen. Él juró que estaba prendiéndose fuego su cerebro mientras sentía la hormona atribuida a la hormona de apareamiento barrer a prisa a través de su sistema.

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Las glándulas debajo de la lengua estaban tortuosamente hinchadas; la necesidad de liberar la hormona en su sistema estaba malditamente cerca de matarlo. - Del Rey – Sus pestaña se levantaron de nuevo. Gemas brillantes, los ojos lo miraban de nuevo - Si me atormentas una vez más, yo podría tener que matarte - Atormentarte?- él gruñó. - Me has atormentado durante dos días - ella giró una vez más, montó su polla y luego hizo una pausa mientras tenía la cabeza repleta alineada contra la entrada a su dulzura. - ¿Cómo te he atormentado? - él murmuró. - Tus labios todo sobre mí, pero nunca suficiente. Entonces tú metías tu polla entre mis piernas y solo te dormías. Eso es tortura, Del Rey. La peor clase. Apuesto a que es castigable o algo así. ¿Debería tomar tu subsidio? Había hecho esto? En su sueño, sin tomarla a ella? Del Rey sacudió la cabeza. - Bésame – ella susurró - Es tarde para las malditas inyecciones de terapia hormonal. Estás matándome - No - él no podía hacer esto - Deberías haber llamado a Armani. Ella habría venido aquí -. - Mira a tu alrededor - ella se estiró contra él.- Francotiradores en los bosques y todo tipo de cosas - Deberías haberle dicho a Brim- él gruñó -Él te habría llegado allí en el heli-jet. Maldita seas -. Él no quería tomarla de nuevo como aquella vez. No en plena furia de calor del apareamiento, donde el aroma de ella era como una droga en sí, azotando el control de su mente. - Brim se ofreció - ella pellizcó su mentón, y luego lo lamió mientras él trataba de encontrar la cordura - Quiero la forma natural que significa para mí que me tomes, Del Rey. Esta es la manera en que se supone debe ser. Ah mierda. Él estaba yendo a morir. Sus caderas se movieron, la punta de su polla invadió los cómodos confines de su coño, y sintió llamas disparar en su columna vertebral. No como esto. Quería besarla, saborearla. Quería mucho más para ella que sólo el apareamiento. - ¿Sabes que - le susurró suavemente - cuando te frotas contra mí igual que esto y me llenas con tu líquido preseminal, me haces quemar? Incluso antes que yo sintiera el calor de apareamiento regresar, sentía eso. Estabas escondido contra mí, y yo estaba tan mojada, tan malditamente, que te deje hacerlo. Y sentí esto. Y todo lo que quería era a ti dentro de mío. Él sabía lo que el líquido preseminal de las Castas Lobos y Coyote hacían a sus compañeras. Armani se lo había explicado en humillantes detalles. El sedoso líquido 154

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estaba lleno de la hormona que induce calor, así como que relaja la cerrada carne que rodea su polla. Eleva la excitación de las compañeras hembras, las hace más sensibles, maximiza el placer mientras su cuerpo es preparado para su liberación final y la apretada hinchazón posterior a mitad de camino en el conducto mientras su semen se precipita. Lo bloquearía dentro de ella, haciendo que sea imposible soltarse mientras sus semillas se disparaban en las acaloradas profundidades de su coño. Y la mantendría con él, la última vez, había estado bloqueado dentro de ella durante más de media hora, sintiendo su clímax como si fuera el suyo, mientras ella le suplicaba hacer que esto parara. Aquel recuerdo le dio la fuerza. Dios, él nunca quiso aquella vergüenza de nuevo. Mirar dentro de sus lacrimógenos ojos empapados, mientras ella le suplicaba, le rogaba hacer que esto parara y no pudo hacer nada para detenerlo. - Suficiente – él tironeó hacia atrás, empujándola lejos antes de balancearse y pararse - Voy a llamar a Armani y le cuentas -. Se congeló. Una sensación de vértigo lo recorrió mientras él la sentía a su espalda, los pezones caliente apuñalándolo mientras sus dientes rastrillaban su cuello – Llamar a Armani, y tomar mi inyección como una Coya buena y pequeña y regresar a ese mundo pequeño y muerto donde mis sueños me atormentan, y mis emociones eclipsan la verdad? - Excitación honesta - él gruñó - Dame eso. Lo tomaré. Pero no como esto, donde no tienes ningún control sobre tu necesidad. Maldito. No podía respirar. El aroma de su coño estaba lavando sus sentidos como un maremoto, como un estallido de calor blanco y caliente penetrando su cerebro. - No quiero otra cosa, además, controlándome también – ella susurró - Quiero todo de ti, Del Rey. ¿No deseas todo de mí? Calor de apareamiento y todo? - ¿Qué deseas en tu cama después, el animal? – él se mofó. - Y el hombre – ella susurró mientras él la miraba, sosteniéndola abajo, sus manos esposando sus muñecas sobre el colchón, sus caderas presionando contra las de ella -Eres ambos. Quiero a ambos -. - Así que tienes que hacerlo sin las inyecciones para tomar a ambos?- Su propia repugnancia lo desgarró. - ¿Es eso lo que piensas, Del Rey? - Ella lo miraba de nuevo, sus ojos demasiados brillantes con la dolorosa excitación - Que tengo que drogarme por el calor para permitirme tomarte? Eso no es por qué -Entonces, ¿por qué?Debido a que la terapia hormonal que ellos estaban dándome alivian ciertas terminaciones nerviosas y me provocan ira, frustración y el peor temor. Era la única manera en que funcionaba. Se bloquearon los receptores de las zonas que reciben la mayor excitación, mientras que aumentan otras emociones. Yo no quiero nada muerto o artificialmente aumentado. Quiero sentirte – ella susurró – Todo de ti. Esta eso mal? 155

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El sacudió la cabeza. Estaba suponiendo que iba a tener sentido esto ahora? Cuando la necesidad lo estaba haciendo pedazos con una fuerza que él nunca había conocido antes? - Quiero tu beso, y quiero probarlo, sentirlo. Quiero tu toque, y quiero saber todo del placer. Te quiero dentro de mí, y quiero sentir las emociones que he sentido antes. Todas ellos, Del Rey - Estás mintiendo - él gruñó - Puedo oler el miedo dentro de ti y las mentiras que caen de tus labios - él presionó su frente contra la suya, sus bolas acalambradas con la necesidad desgarrando a través suyo - Dios, Anya. ¿Por qué nos estás haciendo esto? - No puedo estar un poco miedosa? - las lágrimas brillaban en sus ojos entonces. – Del Rey, no quiero la terapia hormonal porque no quiero engañar lo que sea que hace esto a nosotros. Si no me enfrento ahora, nunca lo voy a hacer No, no era una mentira, era coraje y miedo. Ella estaba viniendo a él, toda de él, y ella estaba tratando. - ¿Y qué hago cuando me anude en ti? - él gruñó - Cuando me hinche dentro tuyo y el temor abrume el placer? Cuando me implores hacerlo parar, Anya? ¿Qué hago entonces? Porque no hay parada - Sea lo que sea que necesites hacer, siempre que me sostengas, Del Rey. No me dejes sola. No me dejes fría – ella respondió finalmente - Pero si tomo otra de esas inyecciones, entonces no voy a volver aquí hasta que se agote de nuevo. Hagamos esto correctamente, y ambos nos acostumbraremos, o no lo haremos en absoluto Anya podía sentir el viejo temor tratando de alzarse en su interior, la necesidad frente a la falta de familiaridad del cuerpo de la Casta y el calor del apareamiento. El la hizo salvaje, y el control siempre había sido su foco. El la hizo perder ese control. La hizo desear perderlo, la hizo desear ser perversa, y nunca había sabido que era la cosa más aterradora de todas. Ahora, mientras ella miraba dentro de sus ojos negros, sabía que era la oportunidad de tomar. Si no superaba esos temores, si ella se perdía y el miedo retornaba, se podría dañar algo más entre ellos. Ella nunca había considerado como se sintió Del Rey cuando el calor del apareamiento los desgarró a ambos. Cuando ella había llorado y luchado con él, sintiéndolo encerrado dentro suyo, volviéndose histérica ante el placer brutal que desgarró a través de ella. Le había suplicado, rogado para detenerlo. Y había llorado. Lágrimas histéricas que había humedecido su almohada y la dejaron agotado a pesar de el calor reconstruido. - No vamos a resolver esto ocultándonos detrás de los tratamientos hormonales - ella respiró enojada mientras una ola de furiosa necesidad barrió a través de ella – Esta fue mi decisión, Del Rey. No voy a culparte por nada. - Anya – la agonía brillaba en su mirada - ¿Sabes lo que estás haciendo con nosotros? Conmigo? 156

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- No soy un niña - le dijo a él, sugestionándolo a creer en ella - No soy la mujer que probablemente esperabas. Yo soy tu compañera, y me puedes tomar como tu compañera, o puedo irme Un gruñido retumbó en su pecho. Era sexy, ella siempre había encontrado que el sonido era mordazmente sexy. Envió escalofríos corriendo hasta su columna vertebral, e incluso antes que el apareamiento la hubiera hecho humederse. - Grúñeme de nuevo - ella lo tentó - Bésame mientras gruñes, Del Rey. Me atrevo a ti Nunca te atrevas a un coyote. Nunca. Era una ley, incluso el Consejo sabían que nunca se atreven a ellos. Siempre aceptaban un reto. Siempre triunfaban. En un instante sus labios estaban sobre ella, su lengua hundiéndose dentro de ella, y Anya dio cuenta lo que había perdido durante ocho largos meses. Incluso en la última semana su beso no había tan perfecto. El sabor no había sido exacto, por esa maldita terapia. Este era el beso de Del Rey. Primitivo y primario. La hormona que derrama su lengua era picante y adictiva. No hay nada dulce en el, nada suave, era caliente y sensual, y ella acarició su lengua contra la de él, extrayendo más, necesitando más. Este era el sabor, el calor, el hambre. Se unió y mezcló con el suyo, avivó el fuego esperando dentro de ella y la puso ardiente. Sin temor. Se tensó en su agarre mientras escuchó el gruñido en su garganta que retumbaba en su beso. Ubicada entre sus fuertes muslos, la sensación de su polla palpitando contra la parte baja de su estómago, la hizo arquearse tratando de acercarse. Ella no podía tocarlo como ella quería, como ella necesitaba. Ella separó sus labios de él – Déjame tocar -. Él gruñó más duro, más áspero, pero no le liberó las manos. Él miraba sus pechos, mientras ellos aumentaban y sintió rápidamente, la dura punta de los pezones tiesos y ruborizándose bajo su mirada. - Te besé aquí mientras yo dormía? – él le preguntó, levantando su mirada a la suya. - Sólo los besaste - admitió - Yo quería implorar por más -. Su expresión cambió, se convirtió en arrogante y dominante mientras la tensión sexual endurecía sus rasgos – Querías más? - Estaba dolorida por más -. Bajó su cabeza y ella casi gritó con la sensación. Sus pezones siempre habían sido increíblemente sensibles, hasta los tratamientos hormonales. Ahora la sensibilidad había regresado aumentada diez veces. Ella juró que iba a tener un orgasmo con su boca succionándola, tirando sobre una punta dura y estrecha y golpeándola con su lengua. El placer era exquisito. Ella se arqueaba contra él, ahogándose en esto ahora, cuando antes la había aterrorizado. Recorrió su carne, raspó su clítoris y produjo espasmos en su vientre en un segundo caliente mientras ella susurraba su nombre.

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La visión de él succionando el pezón le hizo cosas que ella no podía describir. El placer era increíble, pero la sensación visual, sus ojos negros, sus pesadas pestañas, mirándola, sus labios moviéndose sobre los suyos, su oscuro rostro devastado por la lujuria. Era la más increíble visión de su vida. Apretó sus muslos, la forzó a crear fricciones en su clítoris mientras el placer invadió cada célula de su cuerpo. - No te detengas - ella gimió cuando él levantó la cabeza. Se trasladó a su pezón descuidado, lo chupó dentro de la boca y utilizó sus dedos de su mano libre para engordar la punta húmeda que había abandonado. Los fragmentos de la sensación estaban desgarrándola ahora. Ella lo quería y lo quería ahora. Esperar no parecía ser una opción viable. Luego él bajó sus labios. Besó y mordisqueó bajando por su torso, por su estómago, mientras liberaba sus muñecas y aflojaba sus muslos sobre las piernas de ella. - El aroma de tu excitación me pone hambriento - el gruñido en su voz era más profundo, más oscuro - Quería probarte antes y no llegué. Juré, que si alguna vez me dabas la oportunidad de nuevo, entonces yo iba a lamer cada gota de crema de tu dulce coño Anya perdió la capacidad de respirar por preciosos segundos. Cuando finalmente logró inhalar, él tenía sus piernas extendidas y bajó sus labios. Primero la besó. Frunció sus labios y besó su clítoris, demasiado gentil mientras la miraba. Un intenso rubor cubrió sus pómulos ahora y Anya podía sentir el mismo calor ruborizando su cuerpo. Ella no podía arrastrar su mirada de los ojos de él, siquiera de sus labios prometiendo sensualidad, besos calientes mientras sus manos empujaron sus muslos apartándolos más, abriéndola a sus labios y lengua. - Demasiado dulce -. Ella se sacudió mientras su lengua lamió su hinchada hendidura. - Sabes como néctar puro - susurró, su voz ronca, baja - Dulce y caliente como el mismo sol ¿Quién hubiese pensado que su Del Rey podría ser tan malditamente seductor? Había sabido que lo era, pero no con esa intensidad. - Saboréame de nuevo - ella jadeó – Puedes estar equivocado Lo miraba expectante mientras él sonrió, mostrando aquellos maliciosos caninos curvos y lamió otra vez. Sus pestañas ondeaban. Ella estaba casi perdida. Se estaba hundiendo en un torbellino de sensaciones y no quería escapar. - Apoya tu espalda, mi Coya - él la presionó hacia atrás hasta que sus hombros estaban contra el colchón, una vez más - Déjame mostrarte cómo amo tu sabor. ¿Cómo amo el dulce calor que fluye de tu cuerpo. -

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Sobreviviría? Ella no lo creía. Las sensaciones la estaban recorriendo distintas a las destructivas de las primeras veces que Del Rey la había tomado. Esto era más profundo, más caliente, estaba tocando partes de ella que nunca antes habían sido tocadas. Su lengua era como la seda lamiendo desde la entrada de su sexo a su clítoris. Acariciando y envolviendo, pequeños vibrantes gruñidos contra su carne, mientras ella trataba de acercarse, trataba de obtener más. Ella quería correrse. Lo necesitaba. Se estaba quemando en su interior como un reguero de pólvora buscando escapar. Anya ensanchó más sus muslos, sus talones excavando en la cama mientras se arqueaba hacia él. Una mano fue a su pelo grueso y áspero, la otra a un doliente pezón. Agarrándolo entre sus dedos, los pellizcó y lamió su punta, su cabeza golpeando contra las sábanas mientras el placer la arrollaba igual que una gigantesca ola de calor. - Joder, sí - Del Rey gruñó, antes estaba lamiéndola con masculina gula, su lengua presionando dentro de la desesperada y apretada entrada de su vagina, metiéndose en ella mientras Anya gritaba su nombre y le rogaba por alivio. - Sí, cariño - él gruñó- Implórame, Implórame que te tome, que te toque -. Él lamió, acarició, sus manos presionaban debajo de ella, tomando su culo y levantándolo hacia su lengua voraz. Ella lo sintió presionar en su interior una vez más, lento, frotando suavemente, cálidamente antes de lamer sus jugos aliviándola y rezongo en la caricia. - Dios, yo soñaba con esto, oraba por esto - él besó su clítoris de nuevo, golpeando su lengua sobre el botón violentamente sensible mientras tironeaba sus propios pezones y trató de forzar sus labios más cerca. Estaba tan cerca de la liberación. A segundos de ella si él la dejaba tenerla. Ella podía sentir la presión dentro suyo, apretando a través suyo. La necesidad lamió su carne, casi con los mismos resultados destructivos que su lengua lamiendo su sexo. - Necesito - le gritó roncamente, soltando el pelo de Del Rey y agarrando con sus dedos su otro pezón, para aumentar la fricción y las sensaciones de tortura - Del Rey, necesito-Anya-. Él besó su muslo, su lengua corrió sobre la carne de allí antes de regresar al centro líquido de su cuerpo - Dulce y caliente. Mi Anya. Mi Coya Ella se arqueaba mientras sus labios cubrieron su clítoris de nuevo, esta vez con la presión caliente que ella sabía la enviaría volando en el olvido que ella había rechazado la primera vez. Ahora, ella corrió hacia él. Aumentando la presión sobre sus pezones, sintió su aliento atrapado mientras él chupaba el botón dentro de boca , moviéndolo en ella seductoramente, mientras su lengua vacilaba por encima, alrededor, calentándola, derramando el calor del apareamiento y luego, enviándola a los gritos al orgasmo.

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Sintió su cuerpo arrojado hacia arriba. No era controlable. Sus manos volaron, llegando a él, un fino, rasgado gemido abandonando su cuerpo mientras el placer explotó a través de ella en un torrente de chisporroteante energía. Y él la capturó. Sus manos se apoderaron de ella, su mirada capturó la suya, mientras sus labios sujetaron el vibrante clítoris y su lengua eliminó cada dura explosión de sensación de su cuerpo. Podía escuchar sus gruñidos. Podía sentirlos. Ella se tensó en sus labios, inclinando la cabeza de nuevo mientras el mundo se precipitaba a su alrededor en un vertiginoso despliegue de color que la dejó estremeciéndose en consecuencia. Del Rey facilitó su regreso a la cama, sus manos acariciando sobre su cintura, el estómago y los muslos, aliviando lentamente los violentos estremecimientos de su cuerpo, lamentablemente liberó el hinchado y palpitante pequeño botón de su clítoris. Él podría probar el gusto de su liberación en su lengua. Azúcar y fuego. Tierra y aire. Él lamió sus labios mientras presionaba un beso sobre su cadera, luego pellizcó la carne tibia y sudorosa con sus dientes. No podía esperar. Su cabeza estaba llena con el gusto de ella, con el aroma de ella. Lo llamaba, burlaba y tentaba. Moviéndose sobre ella, se apoderó de la base de su palpitante polla con una mano. Había derramado su líquido preseminal en la cama cunado ella explotó debajo de él. Estaba sorprendido que no había disparado cada onza de leche de su cuerpo mientras ella gritaba su nombre. - Me estoy quemando - ella gimió, torciendo su cabeza en las sábanas mientras lo miraba, su respiración jadeante, la transpiración humedeciendo su frente, su pelo. Sus ojos estaban somnolientos, brillantes en su cara ruborizada mientras la masa de rizos oro rojo caía en cascada a su alrededor. - Voy a aliviarte - prometió. Los aliviaría a ambos. El hambre está arañándolo ahora, brillantes chispas de necesidad rojo vivo explotando en su columna vertebral, viajando a sus torturadas bolas mientras él separó mucho más las piernas y se ubicó en ella. Él oró por control. Su erección era más gruesa que la que ella habría conocido con un amante humano. Los machos Coyotes y Lobos estaban malditos no sólo con el nudo que los bloqueaba dentro de sus compañeras, sino también con un pene más pesado y espeso. Como si ellos no asustaran a sus compañeros lo suficiente para empezar. - Anya. Mírame, nena. Mírame Sus ojos se abrieron de nuevo, brillantes y oscuros en su cara ruborizada. - Vamos a ir tranquilo, lo juro - él gruñó, permitiendo que la cabeza presionara contra la tentadora apertura. Sus dientes apretados mientras el primer pulso de líquido caliente brotó de la punta. Rico con la hormona de apareamiento, empujó en su interior, incluso mientras él luchó para frenarlo. 160

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- Oh Dios, que se siente tan bueno – ella se arqueó más cerca, apretándolo más profundo. - Al igual que está quemándome, está aliviándome y volviéndome loca por ti - Su mirada agudizada -No me gusta la locura, Del Rey. Me gusta el control. ¿Sabes que me gusta el control Lo hizo. Él sabía esto. Él ahuecaba su mejilla con una mano, sintiendo su pecho apretado en agonía -Yo sé, pequeño amor. Tu quieres control No había control aquí, para ninguno de ellos. Sin embargo, él lo recordaba ahora. Debería haberlo recordado hace ocho meses. Su Anya estaba siempre controlada. Incluso con ese pelo rojo oro brillante y el ardiente temperamento que iluminaba sus ojos, ella siempre había mantenido el control. Y no había control en medio del calor de apareamiento. Su aliento enganchado mientras otro pulso de su fluido la llenaba y un sonido, casi un sollozo, escapó de su garganta al sentirlo. Ella se estremeció debajo de él mientras sus manos se apoderaron de sus bíceps, sus uñas se clavaron en su carne cuando él se adentró más lejos en su interior, sus dientes rechinando dentro del demasiado apretado puño de su carne de seda. - Oh. ¡Oh, Del Rey – ella se levantó hacia él, sus pestañas bajas mientras él la penetraba más profundo y un gruñido arrancó de su garganta. El sentía cada onda, cada convulsivo endurecimiento de su coño alrededor de la cabeza de su polla. Era igual que caer en el puro éxtasis, el placer era demasiado violento. El pulsante líquido preseminal llegó más rápido ahora, cada chorro era otro hilo roto en la delgada extensión de su control. Su paciencia estaba desgastándose, la necesidad empujar dentro de ella estaba erosionando todos sus sentidos. - Anya - él puso su cabeza contra su hombro, continuando su propia labor dentro de ella, sus dientes apretando en las sábanas en lugar de morder su hombro como exigían sus instintos. Lento y fácil. Repitió el estribillo en la cabeza. Control. Paciencia. No tomando. No podía arrebatar este momento. Se sacudió, levantando la cabeza cuando un gruñido furioso de hambre explotó dentro suyo. Sus caderas se sacudieron, conduciendo su polla más profundo dentro de ella. Era el éxtasis. Era increíble. Era el placer que lo torturaba en sus sueños y en sus horas de vigilia con la misma fuerza. El recuerdo de esto. De Anya, húmeda y apretada, agarrada alrededor de él igual que un puño ordeñándolo. - Sí. Oh sí - sus caderas tironeaban de él - Más. Ahora más -. Levantó la cabeza mientras luchó por respirar, mirando su expresión arrebatada mientras sus uñas se clavaban en sus brazos. Su cuello arqueado, sus caderas empujando debajo de él, trabajándolo casi en la base de su polla. 161

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No podía mantener esto, él sabía que no podía. - Mírame, Anya - él gruñó -Abre tus ojos -. Si ella no abrió los ojos, él nunca mantendría el control que necesitaba. Tenía que verla. Tuvo que recordarse a él mismo que era un hombre, no un animal. Estaba amando a su Coya, a su otra mitad. Su mujer. Él había jurado que si alguna vez tenia la oportunidad de tocarla de nuevo, se aferraría a su control. Él le mostraría el placer, no el miedo. - Mírame, Anya - él gruñó nuevo –Veme, maldita seas. Agárrate a mí, y no habrá temor. Lo juro. No más miedo -.

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CAPÍTULO 15

Los ojos de Anya se abrieron, aturdidos, casi sin ver mientras trataba de enfocar a Del Rey. Ahora estaba perdida en las sensaciones azotando a través suyo. La sensación de él, enorme, duro, hundiéndose dentro de ella mientras los espesos impulsos de líquido preseminal continuaban chorreando en su interior. Haría eso, hasta que estuviera completamente ajustado, ella lo sabía. Y luego sólo el más brillante placer la quemaría. Esta fue la parte donde había comenzado la pesadilla de la primera vez. Esta furiosa necesidad, la forma en que ella se apretaba alrededor de la longitud de su polla, moviendo frenéticamente sus caderas, desesperada por más. Pero esta vez, él la estaba mirando. Cuando él la había tomado antes, la había vuelto sobre su estómago y levantó sus caderas, dándole nada para agarrarse. Ella no había tenido sensación de calidez, ningún sentimiento del hombre tomándola como ahora ella tenía. - Anya - su respiración era jadeante, su amplio pecho moviéndose con ásperas respiraciones mientras el sudor corría por el costado de su cara - No puedo Sacudió la cabeza, los ojos apretados antes de abrirlos una vez más y centrarlos en los de ella. Su mandíbula apretada mientras sus caderas se sacudieron, empujando aquel último centímetro de su pesada erección hasta los cojones. Anya sentía su aliento aflojar su cuerpo por preciosos segundos. Ella estaba llena, demasiado llena. Ella estaba quemándose y tan desesperada por más que se preguntaba si ella sobreviviría esta vez. Tragando apretadamente, luchó para mirar a sus ojos. Tan negros como la medianoche con una pizca de azul. Como si el color se escondiera en la oscuridad, una sombra de luz la agarraba hacia él. - ¡Ah Diablos – una mano apretó su cadera, la otra más enterrada en su pelo mientras él aseguraba su codo en el hombro de ella - No puedo - él tragó herméticamente - No puedo frenar, nena -. - No frenes – ella jadeó - Sólo sujétate a mi - su voz quebró – Solo sujétame. No me dejes perder -. Sus ojos parecían agrandados, su expresión se retorció mientras la lujuria transformaba sus rasgos y él comenzó a moverse. Cada poderoso empuje penetraba más profundo hasta la apretada profundidad de su vagina. La sensación la arañaba con

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insoportable doloroso placer. La acariciaba a lo largo de las terminaciones nerviosas, ocultas en lo profundo de ella y quemaba en su alma. Se agarró a Del Rey. Lo miraba, y sintió el torbellino azontàndola dentro de ella, cerrado sobre ella. Hambre. Una agónica necesidad tan profunda, tan desesperada que no podía luchar por más tiempo. Levantó sus caderas y sus piernas se envolvieron alrededor de las caderas de él mientras ella encontraba cada empuje, cada toque con un grito quebrado. Estaba llena de los colores de la medianoche, mientras miraba en sus ojos y se agarraba a él. Pestañas espesas y de color rubio oscuro, tan espesas que más tarde estaría celosa. Sintió los músculos de sus bíceps debajo de sus dedos mientras excavaba en ellos, apretándose a él, él se movía dentro de ella, sus caderas empujando fuerte ahora, más duro, más rápido mientras ella sintió como nunca, estrechas espirales de placer azotándola. - Sí - su voz era parte animal, parte hombre - Follame, Anya. Llévame, nena. Todo de mí. Toma todo de mí Ella sabía lo que iba a suceder. Sintió la construcción de su propio orgasmo dentro de ella, y sabía lo que haría con ella, lo que haría con él. En aquellos años en que su corazón se había fijado en esta casta, nunca había esperado esto. Los científicos y técnicos utilizaban a las Castas como juguetes sexuales, a menudo tomándolos como sus favoritos, llamándolos sus mascotas, y esto nunca había sucedido entonces. No hubo resultados animales de aquellas aventuras sexuales. Pero Anya sabía que iba a haber ahora. Ella sabía donde los arrojaría el torbellino, y luchó para no frenar. Todavía no. Ella no quiso que suceda todavía. Ella no quería el miedo, no quería la pérdida total de si misma que venía con él. - Te tengo - su voz frotando sus sentidos – Agarrate a mí, Anya. Te tengo. Siempre Empujó en su interior, rápido, furioso, rayando con una potencia y un placer que tomó aquel control, tomó el último filo de fuerza y rasgó su entendimiento. Ella escuchó sus propios gritos de liberación. Jadeante, implorando, una agonía de placer desgarrando a través de ella mientras sentía la primera erupción convulsiva despedazar sus sentidos. Entonces, sintió la liberación de él. Sintió la hinchazón, el quemante estiramiento de los músculos y tejidos, el violento latido de las pesadas venas golpeando fuerte en las terminaciones nerviosas que gritaban por la intensidad adicional. Ella escuchó sus gritos y, a continuación, un sonido que era parte gruñido, parte aullido mientras su cabeza bajaba y sus dientes perforaron su hombro. No era doloroso. Era demasiado intenso para ser placer. Anya estaba encerrada en un mundo de sensaciones tan brutal que ella gritaba su nombre mientras sentía la primera furiosa explosión de esperma estallando en su ya demasiado sensible sexo, y la anchura adicional, bloqueándolo dentro de los apretados

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músculos de su coño, liberando una erupción más dura, más fuerte que parecía centrar en su útero. Ella se estaba viniendo duro, cada estampida sacudiendo sus músculos, apretándolos hasta que ella gritó de miedo y asombro. Porque ella no estaba perdida. Ella podía sentir a Del Rey, su gruñidos en su hombro, sus hombros debajo de su arañantes uñas, sus muslos poderosos y flexibles mientras sus piernas los rodeaban Ella no se perdió sin él, ella se había perdido dentro de él, apretados herméticamente mientras las llamas la arrasaron, el placer desgarró a través de ella, y por primera vez en ocho meses una sensación de finalización la superó. ¿Cuánto tiempo duró, no sabía. Se estremecieron juntos, sacudiéndose y gimiendo, cada impulso puesto en libertad desencadenaba otro más pequeño dentro de su explosión mientras el nudo de apareamiento pulsaba duro contra los sensibles nervios y enviaba otra corriente de eléctrico placer chisporroteando a través de ella. Ella era consciente de sus dientes enterrados en su carne, pero esta vez, no hubo dolor. Hubo la sensación de la lengua en contacto con la herida mientras él suavemente extrajo los curvados caninos y lamió más de la marca con goce sensual. El tacto de sus manos, una enterrada en su pelo, una agarrando su cadera con vigor, estaba segura tendría moretones. A continuación, el nudo pulsó una vez más y ella se estremeció, un débil grito abandonando sus labios mientras otra estampida de liberación se apoderó de ella, causando espasmos a través de suyo. Era demasiado placer. Demasiada sensación. Ella estaba llorando. Podía sentir las lágrimas cayendo de sus ojos, incluso cuando ella enterró su cara en el hombro y lo mordió. Más tarde, ella estaría conmovida, se prometió a sí misma mientras sentía sus dientes apretados sobre el duro músculo de su hombro. Más tarde, ella debatiría la conveniencia de la acción. Por el momento, ella escuchó la exclamación de Del Rey conmocionado, sintió sus caderas tironear en su contra, la hinchazón dentro suyo vibrar y un chorro de semen. Anya gimió bajo y desordenado mientras el sabor de la carne masculina llenaba su boca y Del Rey pareció llenar su alma. Nada de esto debería ser bueno, tórrido, abrumador. No este intenso placer y todos los consumidores pudieron sobrevivir. Pero si no, entonces Anya temía que esta vez, ella perdió, no pudo aferrarse a su propia cordura. Del-Rey la agarró. Era todo lo que le había pedido. Agarrarla, no dejarla ir. La sostuvo contra su pecho hasta que la hinchazón disminuyó y pudo retirarse de ella. Un gesto de placer desformó su expresión al sentir aún, su cómodo y bien caliente agarre contra de demasiado sensible carne de su polla. Otra pequeña onda de la sensación fluyó a través de sus músculos antes que ella se relajara contra él de nuevo, abrazada contra su pecho mientras él se derrumbó a su lado y la envolvió en sus brazos. Esto era lo que había ansiado todos aquellos meses. 165

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- ¿Estás bien? - trató de mantener su voz baja, esconder el gruñido en ella. No había forma de detener la satisfacción que lo llenaba. Por primera vez en ocho meses no estaba torturado por la necesidad. Estaba semidespierto, pero aquella desesperada palpitación de agonía ya no estaba presente. - Hmm - ella murmuró contra su pecho. Casi sonrió con el pequeño sonido gruñón y somnoliento. - Eso no es una respuesta, Compañera - le dijo, manteniendo su voz baja cuando la diversión se coló a través de ella - Debo advertir a Wolfe que necesitamos llamar a otro tribunal? - un segundo más tarde él tuvo una risa sofocada y un fuerte pellizco en su cintura. - Vete a dormir - le ordenó, pero su voz era suavemente sexy y llena con una satisfacción somnolienta - Mientras que has estado holgazaneando los dos últimos días, he estado trabajando. Estoy cansada Él sonrió de nuevo, recordando las grabaciones de seguridad que Brim le había demostrado antes que, literalmente, perdiera el conocimiento. - Mientras el Alfa está durmiendo la Coya está jugando? – le preguntó a ella. - Ser tu Coya es un maldito y duro trabajo - ella se estiró mientras hablaba, un sinuoso, y casi felino movimiento de gracia que le había hecho retroceder la idea que quizá podría follarla de nuevo. Quizás esta vez más lento, más fácil. Plegando la sábana sobre sus pechos ella se sentó y lo miró, su pelo cayendo alrededor de su rostro, su mirada somnolienta y repleta de saciedad. - Los Coyotes no son como los lobos - ella le dijo mientras dobló sus rodillas y apoyó la barbilla sobre ellas. - Sí, su ética de trabajo apesta a veces – admitió -Estamos convirtiendo asesinos endurecido en técnicos y personal de seguridad. Sólo porque tienen el conocimiento para hacerlo no significa que tengan el temperamento para esto -. Había reconocido que, aún antes de que se hubieran acercado a los Lobos por una alianza. Sus planes eran enormes en comparación con las barreras que él enfrentaba. Entonces su compañera sacudió la cabeza - Eso no es su problema - ella lo miraba, toda ojos - Su ética de trabajo es tan dedicada como los lobos o los felinos. Ellos sólo quieren pretender lo contrario. Están trabajando para crear algo y eso significa mucho para un montón de ellos. Pero son demasiado solitarios. Trabajo en equipo es su problema -. Del Rey apoyó la cabeza en su mano mientras se apoyó sobre un costado mirándola . - Nosotros no fuimos entrenados para trabajar juntos – le dijo a ella - Tenemos más Coyotes llegando pronto, líderes de manada que no tienen problemas de retroceder en el mando, cuando su cantidad de miembros de manada sea menor a diez a los doce nuestros. La mayoría de los equipos de dos hombres. Rezagados que están desertando del Consejo lo más rápidamente posible. Tendremos otra docena o más pronto para

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añadir a la docena procedentes de Oriente Medio vía del Bureau. Su integración será más difícil -. Vio como ella fruncía el entrecejo con la información. - ¿Estás regresando a realizar misiones ahora? - ella le preguntó. Del Rey la miró cuidadosamente - No estoy volviendo, Anya. Soy necesario aquí - Dices esto como si alguien estuviera en desacuerdo -. Él suspiró ante eso - La orden de separación está en desacuerdo – le dijo a ella -Hasta que tú informes al tribunal que estás aceptando el apareamiento y tu estado de Coya, entonces estoy obligado por mi palabra, Anya - él se acercó y jugó con las puntas de sus cabellos de fuego -¿Estás aceptando tu lugar ahora, o simplemente sintiendo a tu manera? - Te permite eso? – ella ladeó su cabeza a un lado - Tiempo para mí para sentir a mi manera? Él y su gran boca. Del Rey miró a su espalda y suspiró fuertemente - Me gustaría darte todo el tiempo que necesitaras - él se encogió de hombros - ¿Me puedes elegir? No quiero obligarte a estar en mi cama o en tu lugar aquí. No quiero nada de ti que no sea dado libremente -. Ella asintió lentamente – Tenemos cosas que resolver - dijo entonces - Ambos – Notifique a los del Tribunal que la orden de separación es nula y sin valor, sin importar tu decisión en el apareamiento -. La satisfacción surgió dentro de él. - Creo que sabes mi decisión al respecto – él le dijo sobriamente - Eres mi compañera, mi Coya. No he cambiado mi opinión sobre eso. Nada puede cambiar eso para mí Ella asintió de nuevo, aunque evidentemente había más en su mente y Del Rey dudaba de presionarla. En ese sentido, sentía que era un terreno muy desconocido. El habría una vez dicho que conocía a esta mujer y cada movimiento que hacia. Ella le había enseñado diferente desde el momento en que se la había llevado de Rusia. Ella era más fuerte de lo que él había imaginado y definitivamente más obstinada. Más su propia mujer, nunca sería la amante de un hombre, o tal vez la compañera. - Tenemos que volver a Haven - dijo finalmente en el silencio - Al menos, necesitas tomar los suplementos hormonales que permiten una medida de libertad de los síntomas más extremos del calor. No quiero que sufras -. Ella sacudió la cabeza - Esta es mi elección - se dirigió a él de nuevo – Lo experimentare - No es tan duro en el varón, bebé – él suspiró - Es soportable. Para las hembras, no es tan fácil -. Ella levantó los hombros en un encogimiento - Así que, me pondré cachonda. Sólo te arrastraré de lo que estás haciendo y tendrás que hacer tus deberes de apareamiento antes que cualquier otra cosa. - ¿En serio? - su frente levantada -Y si me pongo caliente? 167

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Una traviesa sonrisa cruzó sus labios - No es tan difícil para los machos, ¿recuerdas? ¿Qué diablos era aquel repentino apretón en el pecho, aquella emoción que se apoderó de su garganta y tenía la mirada fija en ella con una necesidad de nunca tenerla fuera de su vista? Siempre ver sus ojos chispeantes con alegría, aquella sonrisa pequeña y fruncida en su cara? Ella era, sencillamente, demasiado adorable. Y ella era su Coya. No sólo su compañera. No sólo su mujer. Ella era la otra mitad de quien o que era él en calidad de Alfa de sus manadas. Entonces ella suspiró - Creo que, basada en la información que he recibido durante los meses, que tengo varias horas antes que el apetitoso cuerpo tuyo se vaya a poner a trabajar otra vez - ella brincó de la cama antes que pudiera llegar y detenerla - Tengo que ducharme y vestirme. Tenemos una reunión en Haven tan pronto como estés listo y un interrogatorio para observar. Wolfe acordó demorar el interrogatorio del camarero hasta que pudieras estar presente - su expresión endurecida mientras regresaba, descaradamente desnuda, los pechos firmes y levantados con duros pezones, rizos brillantes de fuego entre los muslos – Pretendió matarte. ¿Por qué te eligió como blanco? Del Rey levantó la frente mientras se levantaba de la cama, a pesar que la furia apretaba su tripa – Aquella escopeta no era para mí, cariño, era para ti -. - Pero matándome lograría todo lo que mi muerte significara para ti - señaló - Muy pocos fuera Haven conocen el acuerdo de separación. Para el mundo, según la prensa hace varios meses, somos el último gran casamiento por amor de las Castas. La secuestrada administradora rusa y el Coyote Alfa. Las historias eran muy románticas -. - ¿En serio? - él frunció el ceño a su espalda. No había mentido cuando dijo que no leyó los malditos periódicos - Como de romántico? -. Reunió su ropa mientras le disparó una mirada que no podía descifrar bastante. Una de esas miradas femeninas que a menudo él había deseado cuando vio a otros hombres conseguirlas. - Excesivamente romántica – ella rió mientras comprobaba su enlace - Ashley tiene alguna información que yo estaba esperando para bien, ella está esperando por mí.Arrojó las ropas en un canasto. Sólo entonces él vio el estado de suciedad de las ropas de ella. - ¿Cómo sucedió esto? - él preguntó mientras ella desconectaba el vínculo que había establecido con sus guardaespaldas para pedir ropa limpia. - Espeleología - ella se mudó desde la habitación a la cabina de ducha adyacente. Del Rey maldijo mientras la siguió - Exploración de cavernas? ¿Qué cavernas? Hemos explorado todas ellas Ella rodó sus ojos mientras entraba en la ducha y ajustaba el agua - Por supuesto que lo has hecho. Sólo que no estamos usándolas todas. Tienes más Castas viniendo, ¿recuerdas? Donde los vas a poner? ¿Tendrán camas? Mantas? Toallas? 168

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Se inclinó contra la entrada y la vio, amando los graciosos movimientos de su cuerpo, la forma en que tiraba la cabeza hacia atrás, lavando su pelo, y aún mirándolo a él. - Ellos tendrán que encontrar lo que necesiten - él frunció el ceño ante la idea - Estás tratando de abrazar todo el maldito lugar, Anya. No hay suficiente alrededor tuyo -. Ella se rió de eso - No tengo tiempo para abrazar. Pero tengo tiempo para arreglar las habitaciones razonablemente para ellos. Generarás lealtad, Del Rey, y un sentimiento de gratitud. No hay nada como una comida caliente y una cama suave para recordar a un hombre por lo que está luchando. No le gustaba su aparente conocimiento de los hombres en general. Ella sólo debía ser consciente de sus necesidades, pensó con un toque de orgullo herido. Maldición, no lo había abrazado o cuidado de sus varoniles necesidades en los últimos ocho meses. ¿Por qué preocuparse por los demás? Estaba abriendo sus labios para preguntarle simplemente aquella pregunta. - Hope y Faith han estado entrenándome a lo largo de sus incursiones en el manejo de Haven - dijo entonces - Sé lo que estoy haciendo aquí -. Él no tenía duda de ello y que no era su perra. En pocas palabras, no tenía deseo de compartir su tiempo o su atención con el resto de las manadas en su conjunto. Era egoísta de esa manera, admitió. Los Coyotes fueron criados egoístas, sin embargo, se aseguró a sí mismo, tenía una excusa razonable. Estaba formando otra protesta cuando ella empezó a enjabonarse, lavando su cuerpo con rapidez, la espuma rodando por su carne de seda, brillando contra su piel y capturando su atención seguramente más que si tuviera un arma en su cara. Maldita ella. Ella le había intimidado. Sería maldito si sabía cómo poner el pie aquí e incursionar el área, lo que sus funciones pudieron o no pudieron ser. Abrazar otros Coyotes, incluso impersonalmente, no iba a ser una de sus funciones. Lamentablemente, antes que lograron obtener un control sobre su lengua o sus perversas pasiones, ella estaba envuelta en una gruesa toalla y la piel suave sonó. Alguien estaba en la puerta. - Esa es Ashley - ella se asomaba alrededor de su hombro al monitor que miraba en la sala - Entra en la ducha, ella no necesita ver tu varonil culo. Ella es suficiente perversa. No necesito que sea peor Él frunció el ceño a su espalda. Otra vez. ¿Qué culo tenía que hacer con la aparente falta de sentido común de Ashley? Sacudiendo la cabeza, se trasladó a la ducha, sin embargo, decidido a conseguir manejar sus pasiones mientras pudiera conseguir manejar a su compañera. Estaba empezando a obtener la sensación que si no lo hacía rápidamente, no habría esperanza de ello. Anya rechinó sus dientes, mientras tiraba de la puerta abierta y empujó a Ashley en el dormitorio con firme tirón. Ojos grandes, sus labios abiertos en un pequeño gesto

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sorprendido, la otra mujer miraba a Anya confundida, mientras ella empujaba su e-pad hacia Anya - Sólo necesito que firmes en la X, Coya -. - Él no ha leído las historias de los tabloides acerca de aquella gran y maravillosa historia de amor que hemos tenido. Exactamente cuánto pagaron las tres a aquellos periódicos para sembrar esas historias de todos modos? Ashley miró a todas partes por largos segundos antes de mirar a Anya, frunciendo sus labios y moviendo sus pies – Tuvieron que pagarles por una maldita cosa - ella murmuró – Sólo acerca del orgasmo cuando les diste. ¿Cómo supiste? - Puedes ser sutil, pero he tenido un montón de años para descifra a las tres, no soy estúpida - ella inhaló. Ashley asintió lentamente antes de echar una mirada hacia la ducha - Estuve un tiempo sin ver el culo desnudo del Alfa. ¿Puedo echar una mirada? Es probablemente mi cumpleaños. Sería un gran regalo -. Los ojos de Anya se achicaron. - Okay - Ashley se estiró mientras ella empujó sus manos en los bolsillos traseros de sus pantalones vaqueros y movió los talones de las botas que usaba - Así que partimos para Haven en un rato? - En un rato - Anya la encerró mientras caminaba majestuosamente hacia la cama y arrojó la ropa sobre ella. Se secó rápidamente antes de ponerse las bragas y el sostén. Rápidamente se vistió con un pantalón negro ajustado y un suéter gris antes de sentarse y ponerse las finas medias y empujar sus pies en el elegante par de botas negro. - Hey, jefe hombre – La voz de Ashley tenía un reconocimiento divertido - Maldita sea, mira los pelos de ese pecho. Malditamente sexy. Date la vuelta y bríllame algunos bollos -. La cabeza de Anya giró para ver a su compañero, saliendo a zancadas de la ducha nada más que una toalla plegada en su cintura. - Mira el decolorante en la tintura de cabello, Ash - él sonrió – Puede ser que debieras ver a Doc. Armani. Pienso que la genética animal está retrocediendo a favor de la humana en lo que a ti concierne -. Ashley rodó sus ojos – Sólo tú me lo dice, eso es todo - ella se dominó antes de pasar a Anya - Sharone, Emma y yo estaremos en la sala de la comunidad, si nos necesitas - se volvió para salir. - No, no - Anya la paró - Vas a recoger a tus co-conspiradores y conseguir juntar el resto de los informes del día para mí. Los leeré, mientras que Del Rey y yo estamos en Haven. Envíalos a mi PDA y esta dispuesta a ir cuando tu Alfa decida que nosotros estamos saliendo -. - Tal vez tu Coya puedo decirte cuando estamos saliendo - Del Rey dijo igualmente -Ella parece tener todo planeado en su día -.

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- Ella está bien así. Nosotras la enseñamos bien, ¿eh? - Ashley hizo un guiño de espaldas a él antes de pasar a Anya, una vez más - Estoy en la ruta, Coya. Archivos para PDA, preparación para la aventura en Haven. Me pregunto si Styx tratará de pellizcar el culo de Emma de nuevo. Siempre es divertido verla tratar de patear su feo culo Ashley se volvió e hizo una salida rápida mientras Del Rey gruñó bajo y con advertencia. La puerta de acero golpeó detrás de ella, las cerraduras electrónicas se cerraron mientras Anya se volvió a Del Rey lentamente. - Brim estará aquí en cualquier minuto – ella le dijo - Él ha estado esperando a que te despiertes - Y tendrá todos los informes para mí? - Del Rey le preguntó sedosamente. - Definitivamente la mayoría - prometió - Y yo debería saberlo, porque puse la mayoría de ellos juntos. Si tienes alguna pregunta, sin embargo, estoy segura que puede responder a ellas -. Ella vio como se cayó la toalla y tuvo que tragar bien a la vista de su erección. Los cielos la ayudaran, ella lo quería de nuevo. Podía sentir los músculos entre sus muslos flexionarse, sus bragas mojarse. El la miró por debajo de sus pestañas, su lengua tocando su grueso labio inferior, la malvada lujuria llenando su expresión mientras se acercó a ella. - Te vestiste demasiado rápido – su voz profunda, su cuerpo tenso. Anya sacudió la cabeza, sintiendo su respiración intensificarse. Ella estaba ofreciéndose y estaba caliente de nuevo para él. - Um, creo. . . - ella se guardó de decir más cuando la alerta de seguridad repicó de nuevo - Creo que es Brim. Tiene informes. Y esas cosas - Ella se acercó a la puerta mientras él aún, la miraba con su depredadora mirada de hambre - Tal vez deberías vestirte - la alerta de seguridad repiqueteó de nuevo mientras el monitor mostraba las facciones impacientes de Brim - Mira, él está apurado El gruñido de descontento de Del Rey retumbó recorriendo hasta su columna vertebral mientras él se trasladó a la pequeña cómoda y extrajo un slip color blanco antes de ponérselo. Los jeans siguieron luego antes que él llegara a la puerta acolchada, mirándola intensamente, su mirada nunca la abandonó hasta que abrió la puerta. Anya se deslizó, de nuevo, al otro lado de la habitación y exhaló bruscamente mientras Brim entró a zancadas en el corto pasillo. - Ella es aceptada. Tiene a los dirigentes de las manadas jadeando bajo su pulgar, y voy a ser condenado si ella no está montando cuarteles aquí, para la partida de Coyotes. Ella llegó a sugerir la contratación de un maldito cocinero, Del Rey Anya mordisqueó su labio mientras miró sobre su compañero y sonrió alegremente. Ella asomó la cabeza rodeando el borde de la pared y saludó a Brim - Ella está aún aquí-.

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El se detuvo. Miró de Del Rey a Anya, inhaló y sacudió la cabeza preocupada Diablos, ella aún huele igual que tú ahora. ¿Cómo diablos se supone que voy a estar en guardia por ella? - ¿Por qué tienes que estar en guardia por mí? - ella abrió los ojos inocentemente y miraba de él a Del Rey - Estás de guardia por una amenaza, Brim, no por un amigo - Ella suspiró con falso dolor - Y aquí pensé que podríamos ser amigos Brim miró a Del Rey con curiosa lástima mientras sacudió su cabeza hacia Anya ¿Qué hiciste, la dejaste usar la tintura de cabello de Ashley? Los labios de Del Rey se retorcieron y Anya estaba furiosa mientras sus ojos se redujeron sobre los dos hombres – Recuérdenme no hacerles a los dos más favores - ella murmuró. - Tomaré nota para hacerlo a diario - Brim gruñó antes de volverse a Del Rey -Tenemos que hablar. Solos -. Y Anya sintió su corazón hundirse. Aquí estaba. El final. No había pisado los dedos del pie de nadie, pero al parecer si los de Brim, y era el segundo al mando. Tenía el derecho a objetar cualquier cosa que ella hubiera hecho. Hacerla salir de cualquier reunión. Reducirla a no más que guardián cuando él y el Alfa estaban ausentes. - Solos no trabajamos ahora, Brim-. Anya lo miró a Del Rey conmocionada - Ella no es sólo una compañera, ella es mi Coya. Una cuyas responsabilidades y deberes serán discutidos mientras el tiempo lo permita. Hasta entonces, estará presente en todas las reuniones. Si ella no entiende las decisiones que necesitan ser tomadas, ella no puede tomar las decisiones que ella necesita tomar y creo que ambos deberán estar incapacitados por un largo período de tiempo -. Se mantuvo a su lado. Era un gesto simple, pero uno que tenía sus ojos mojados cuando ella se trasladó hacia él y colocó su palma contra la suya. Ella era su Coya. Había dejado claro su posición, y aceptando su mano, aceptó su posición. Y al hombre. Era un paso, ella se dijo. Un paso entre muchos.

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CAPÍTULO 16

Anya se sentó en silencio y miraba a través del espejo de dos cuerpos la sala del interrogatorio donde el camarero estaba siendo interrogado. Su nombre era Ron Coley y había sido contratado fuera de Dallas, Texas, para la fiesta que había sido pensada para convertirse en una masacre. No sabía quien lo había contratado, sólo que iba a proporcionar una distracción mientras que el objetivo era asesinado por otro miembro de la fiesta. Había tenido su imagen, su nombre y nada más. - ¿Quién contrató al personal para la fiesta? – Del Rey preguntó al líder alfa de los Lobos, Gunnar Wolfe. - Un servicio de catering de Boulder – Wolfe murmuró - Hemos examinado a los empleados. El esta registrado como contrato laboral, pero su nombre y su imagen no marcaban ningunas banderas rojas -. Anya continuó para ver como Jonas Wyatt, jefe de la Oficina de Asuntos de Raza, continuaba el, hasta el momento, interrogatorio civil. - ¿Qué hay acerca de los otros empleados? - Del Rey preguntó - Han sido detenidos o interrogados? Wolfe hizo un movimiento con su cabeza - Jonas tiene vigilancia en el lugar de los empleados, pero fueron despedidos después del interrogatorio oficial. La aplicación de la ley en el Condado de Boulder, así como en la ciudad están exigiendo respuestas para su detención y la inclusión en el interrogatorio. Se les negó -. La ley de las Castas dio a las Castas autonomía en materia de seguridad y aplicación hasta un punto. La llegada de Jonas hizo la detención oficial, y su interrogatorio del camarero era simplemente una formalidad. La noticia de su castigo, si era la muerte o la prisión, iría antes al tribunal del Bureau una vez que él había concluido sus recomendaciones. El Tribunal era de doce miembros, procedentes de los cuatro comités que conforman el organismo rector de la Sociedad de las Castas. - Jonas no va a obtener la información que necesitamos aquí - Del Rey murmuró, mientras continuaban mirando – El Consejo de la ciudad estaba en esto, Wolfe - Lo sabemos - Wolfe asintió mientras Dash Sinclair se sentó del otro lado, los ojos se redujeron sobre el interrogatorio. Desde donde Anya se sentaba a un lado de la pequeña habitación, se podía ver la expresión de cada hombre. El líder alfa de los Felinos había permanecido en silencio, pero sus ojos grises brillaban con ira mientras miraba.

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- No me imagino que esto será pasado por alto, Del Rey - Dash habló entonces, su voz fría mientras miraba el interrogatorio - Su Coya no es menos importante que la Prima o la Lupina. No vamos a permitir que esto siga -. Anya miraba al Casta Lobo padre de la increíble mujer joven que había abogado por la separación de Anya de su compañero. El padre de Cassandra Sinclair era fuerte, pero esa fuerza estaba suavizada con compasión, aunque ella podría sentir dentro de él una conciencia que, a veces, la sangre debía ser derramada. - Vamos a tener que negociar con la ciudad antes de ir mucho más lejos - Del Rey dijo -Raines está ejerciendo sin control. En los últimos días hemos tirado suficiente información sobre cada hombre para freír a todos ellos. Mis soldados han encontrado evidencias de la droga que estábamos siguiendo en la casa de Raines, así como en los hogares de otros cuatro miembros del consejo municipal. El Gabinete Coyote está convocado esta noche para preparar una propuesta sobre cómo abordar esta cuestión Wolfe miró a Anya. - He oído que ordenaste moverse mientras estábamos curando a tu Coya. Ninguno de nosotros consideró las carteras y los chales de las mujeres que se quedaron allí, y ni el hecho que los miembros del consejo pudieran haber robado estos elementos a sabiendas que nadie estaría allí para recogerlos. Fue un ingenioso plan. La mirada de Anya se centró en Del Rey. El orgullo masculino era una cosa tenue, ella debería haber pensado en eso antes de proponer cualquier plan militar. Como Brim le había dicho mientras Del Rey dormía, debería haber esperado, presentado el plan al Alfa, luego al Gabinete en lugar de ordenar a uno de los soldados preparar la propuesta. Los labios de Del Rey se movieron con diversión mientras la miraba - Ella manejó la Base con la misma dedicación y compromiso que Hope y Faith le mostraron era su deber mientras ella estuvo en Haven. Tengo que dar las gracias por autorizar a Hope brindarle tiempo a Anya -. Anya inhaló con esto. Malditos manipuladores Lobos y Coyotes. Una mujer no tenía una oportunidad contra ellos. Incluso enseñaban a sus mujeres como intrigar y manipular. Debería ser ilegal. Volvió su mirada de nuevo al interrogatorio, apenas conteniendo un bostezo mientras Jonas Wyatt, el peor culo de la Oficina de Asuntos de Castas, preguntó al cantinero otra vez quien era su contacto y como recibió su misión. - Hombre, mire, ya lo dije - el camarero se burló - Yo no soy ningún maldito asesino de Castas, y si yo lo fuera, no quedaría atrapado -. - Usted apesta a sangre, Sr. Coley - Jonas arrastró las palabras - Tengo su archivo, lo conozco mejor que usted mismo ahora. Es uno de los pequeños peones descartables. Pero incluso los peones tienen información, y usted me dirá lo que quiero saber. - ¿O qué, usted regañará y gruñirá? - Ron se inclinó hacia adelante, los brazos agarrados sobre la mesa mientras su tramposa cara se retorció en líneas de asco - O me vas a morder? -

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Anya apenas vio el borroso movimiento del brazo de Wyatt. Pero un segundo después, marcas de garra, profundas y sangrientas, surcaban la cara del camarero, y él chillaba como un cerdo destripado y saltó hacia atrás tan lejos como las cadenas le permitieron. Se miraba en el espejo de dos cuerpos, al ver la sangre goteando por su cara ahora, las marcas que se extendían sobre su ojo, luego por debajo del ojo y de la mejilla hasta su mandíbula. Anya nunca había visto nada parecido. - Maldición, Wyatt está consiguiendo enojarse -. El orgulloso líder Alfa reforzó acercándose a la ventana. Ellos no podían ver la cara de Wyatt, sólo la de Coley y estaba llena de terror ahora. - Entonces, ¿está listo para responder a mis preguntas, Sr. Coley? - la voz de Jonas era fría, imperturbable mientras el camarero comenzó a agitarse. La mirada cayó bajo la mesa y parecía más pálido - Eso no es posible - él jadeó sea lo que sea que estaba viendo. - Míreme, Sr. Coley La mirada de Coley retornó hacia la cara del Director del Bureau. - Muy bien. Usted permanecerá sobre el tema, o ciertamente la próxima vez, haré que lo que rebane llegue hasta el hueso, tal vez tome un ojo. Eso no es una experiencia agradable para la víctima, y es bastante problemático cuando tengo que hacerlo. Prefiero no tener que recurrir a esos medios. Ahora, ¿está dispuesto a darme la información que pedí? Coley tragó herméticamente - Dijeron matar a la chica. Ella era la esposa del Coyote o algo así. Matarla y los Coyotes comenzarán a abandonar aquella base. Nosotros podríamos incluso ser capaces de obtener que unos pocos retornen al Consejo. Yo iba a recibir ayuda. Allí supusimos ser seis de nosotros. Fuimos a matar a las mujeres primero mientras preparábamos nuestra huida del salón de baile. Tantas como pudiéramos, prestando especial atención a los esposas o amantes de más alto rango. Mátenlas a ellas, dijeron, y rompen las espaldas de las Castas. Eso es todo lo que sé -. - ¿Quién era tu contacto? Coley se estremeció -Tengo una niña - levantó sus ojos, su mirada torturada ahora. - ¿Por qué me preocuparía por tu hija? - Jonás preguntó fríamente. - Ella tiene sólo trece años - Él tragó herméticamente - Yo sé cosas que ellos no sabían, las sé. He oído acerca de las Castas. Ustedes no lastiman niños, no importa qué. Proteja a mi hija, y le daré información que sé y que no tienen - ¿Por ejemplo? - Jonas le preguntó. - Los nombres de los miembros del consejo de la ciudad aquí y en Virginia cerca del Santuario quienes están involucrados en un plan para sacar a los líderes de las Castas. Y tengo más. Tengo nombres de Castas que los ayudan - Todavía estaba mirando a Jonas con horror - Dios, hombre, deje de hacer esa mierda, por favor. Le daré lo que quiere, 175

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pero tiene que proteger a mi niña. Acabo de hacer esto por dinero. Eso es todo. Sólo para mi niña. Voy a dárselo Anya miraba en la sala horrorizada. Su mirada volteada hacia la escena bajo las miradas frías y duras con que las Castas lo miraban también. - Señores? - Callan Lyon se dirigió a los otros interrogante. - Su hija es discapacitada – Ciega - dijo Dash - Trece años de edad.- Llama a Wyatt aquí – Wolfe dijo - Sugiero que enviemos un equipo para recoger a la niña y luego retomemos el interrogatorio a Coley. Ha pedido asilo para su hija por su propia y libre voluntad. Veamos lo que podemos conseguir -. Ellos se giraron a Del Rey - Es tu decisión lo que hacer, Del-Rey - le dijo Wolfe - El ataque fue principalmente en contra de tu Coya -. El miró en la sala mientras Anya lo miraba, sabiendo exactamente cual sería su decisión. El conocimiento era aterrador; ella sabía, incluso antes de que él hablara, la postura que adoptaría. - La niña es la más inocente en todo este lío - él gruñó - Me gustaría que Brim y su equipo vayan tras ella. Sugiero solamente, un equipo de agentes, completamente calificado para recuperar a la niña a toda costa. Ella estará observada. Ellos saben que tenemos al camarero, pueden haberse ya llevado a la niña para asegurar su silencio Callan activó el altavoz en la habitación - Recuperación de hija menor de edad aprobada y sancionada - afirmó - Usted tiene la plena garantía de cada líder Alfa que su seguridad será nuestra prioridad principal, Sr. Coley. Mientras que usted coopere -Callan remarcó la última frase, y la expresión en el rostro de cada uno de los Alfas aseguró a Anya que no importa lo que Coley hizo, aquella niña nunca sabría nada pero estaría segura. Los niños eran el punto principal de cada Casta Anya sabía eso. No importa si era un niño de las Castas o in niño humano de la calle. Las Castas siempre fueron conscientes que cuando un niño estaba cerca, ellos están siempre protegiéndolos. Coley asintió mientras Jonas le entregó un pañuelo - Para su cara - declaró el director, aunque Anya vio la sangre en su uñas - Vamos a conseguir un médico de aquí para ver los arañazos. No queremos asustar a su hija cuando ella lo vea Coley inhaló, casi con burla - Ella es ciega. Ella no puede verlos Hubo bufidos de los Alfas, el desprecio llenando los sonidos. - Pobre niña - suspiró Jonas - Ella tiene un padre que probablemente no se da cuenta de los talentos que posee. ¿Por qué le importa si ella está protegida, Coley? Coley se volvió a él confundido - Ciega no significa que no la amo - dijo con dureza -Ella es sólo una pequeña chatarra en una cosa. Ustedes muchachos, están en guerra con el mundo y lo saben. Son adultos. No quiero dañarla con esto. Ella parece pensar que los bastardos son fríos o una mierda. -

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Lástima que el padre no siguió los instintos de la hija, Anya pensó, mientras se desplazó en su silla, consciente de la lenta construcción de calor en su estómago, así como de la confusión masiva que estaba llenando su mente. ¿Cómo había sabido lo que sería la respuesta de Del Rey? Nadie podría culparlo por querer sangre en lugar de querer un compromiso de protección a una niña cuyo padre había dirigido un ataque a su cónyuge y a él mismo. A veces los Coyotes eran más lógicos, menos emocionales que las otras Castas. Podrían ser más fríos y menos sentimentales. Pero la voz de Del Rey tenía profundidad con sus reflexiones sobre la protección de la niña. Ella apretó sus dientes y se levantó mientras Del Rey se trasladó a su lado, parándose y mirándola con sus ojos negros Podía oler la excitación, ella lo sabía. Mientras floreció en su interior, él sabía eso. Una parte de ella estaba más asustada sobre esto. Completamente aterrorizada de que ninguna emoción, ningún sentimiento, ningún indicio de lo que estaba haciendo o pensando podía ser ocultado a él. - La cuarto de las damas - Ella ingirió herméticamente – Te encontraré en alguna parte?- Voy a esperarte aquí - finalmente le dijo suavemente – Regresaremos a la base prontoAnya asintió antes de salir rápido de la oscura habitación. En el vestíbulo, Sharone, Emma y Ashley la rodearon, sus expresiones concentradas mientras la miraban. - Wow, el calor está malo de nuevo, ¿eh? – Ashley dijo. - Cállate, Ash - Emma siseó - Bien diablos, no es que ella no sabía que iba a suceder cuando se negó a la última inyección - replicó Ashley - Quiero decir, ella no va a ir al tribunal de nuevo El silencio siguió a Anya, entonces. - El que? - Ashley finalmente susurró, casi horrorizada mientras Anya levantó su mano en una señal para que las guardaespaldas permanecieran fuera mientras ella empujó en el baño de mujeres y se trasladó a los sumideros. Abrió el agua fría, puso sus muñecas debajo del chorro y la cabeza contra el espejo frío. Había intentado ignorar el calor construyéndose en ella. Ella debería haber tenido un par de horas antes que este se convirtiera en malo. Antes que sus pechos se hincharan, sus pezones volviéndose tan sensibles que el corpiño era doloroso. Su clítoris estaba tan hinchado, tan repleto, estaba tocando la seda de sus bragas. Cada movimiento que hacía era una agonía ahora. Parte de ella estaba fría, fría hasta los huesos y dolorida por que Del Rey envolviera sus brazos alrededor de ella, y otra parte de ella se negaba a pedir, a rogar por lo que ella necesitaba. Ella había hecho el primer movimiento. Ella había ignorado los insultos de Sofía para empezar, luego, había hecho el primer movimiento e inició la aventura sexual 177

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que habían tenido. Ella estaba obligando a su orgullo a retroceder e intentando condenadamente compensar los últimos meses, pero no era fácil. Y mientras juntaba aquel hielo, también se quemaba. Era aterrador. Caliente y fría al mismo tiempo. No, no sólo caliente y fría. Helada y ardiente. Estaba afectando su capacidad de pensar, de sostener su compostura y moderarse. La compostura lo era todo. Si ella iba a tomar su lugar al lado de Del Rey, entonces había que demostrar que era competente y capaz de tomar decisiones cuando fuera necesario. Si dejaba al calor de apareamiento hacer esto con ella, entonces ella iba a fracasar. Casi lloriqueó con el pensamiento. La forma en que sentía ahora, no podía ayudarlo a hacer nada, salvo rodar en la cama. Que si eran atacados? ¿Qué si la Base estaba en peligro? ¿Cómo podría hacer lo que ella tenía que hacer y saber que Del Rey tenía fe en ella para hacerlo, mientras que él y los otros soldados Coyotes defendían el interior de las cavernas? No sería capaz de confiar en ella. Ella sería una responsabilidad de nuevo. Algo que follar. Esa sería la medida de su valor para él, y ella no podía soportar eso. -Coya?Se enderezó rápidamente con el sonido de la voz suave de Hope detrás de ella. Maldita sea, debería ocultarse antes que ella mostrara las furiosas emociones llenándola. Cerró el agua y sacó varias toallas de papel para secarse las manos, mientras se volvió a hacer frente a la otra mujer. - Lupina - ella sonrió de nuevo a su amiga - ¿ Alguna vez te hacen sentir extraña como el infierno cuando alguien te llama por tu nombre?Los labios de Hope se inclinaron con encantadora diversión - Es de acuerdo a la persona. Yo soy Hope para muchos, pero también soy la Lupina – ella se encogió de hombros -Soy la misma persona, no importa el nombre que utilizan.- Cierto - Anya sonrió mientras inhalaba despacio - Voy a salir de aquí contigo - ella se dirigió a la puerta. - Me detuve a hablarte – la declaración de Hope la hizo detener. - ¿Por qué? - Brim informó a nuestro jefe de seguridad, Jacob, que tú no continuabas con el tratamiento hormonal, a pesar de los efectos más dolorosos del calor. No tienes que sufrir, Anya. La base de la terapia hormonal controla el dolor y la concepción hasta que estés lista para ello. Lo que estabas tomando controlaba el calor en sí mismo. Tienes una opción en este sentido. Anya respiraba más pesadamente en este momento - Yo hice mi elección, Hope susurró ella, mirando atrás a la otra mujer intensamente - Es justo. . . - ella tragó herméticamente - Me agarras con la guardia baja -. Hope la miró con incredulidad - El calor es aterrador - dijo - Yo sé bien lo malo que puede ser. Hasta que la compañera de Kiowa y, luego tú en mayor medida, permitieron 178

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que nuestros médicos y científicos realizaran un seguimiento de cómo funciona dentro de nuestros cuerpos, sabíamos el horror de cada mes. Podíamos sentirlo venir antes de nuestro ciclo, entonces, tan pronto como se había acabado, estábamos golpeadas con el ciclo del calor de apareamiento. Y que ni siquiera cuentan aquel primer mes de apareamiento, cuando es como una garra viciosa rompiendo tu mente y tu cuerpo. No tiene que ser así. Anya miraba atrás de la Lupina, el dolor en el pecho era casi brutal, mientras ella tragaba sus lágrimas de nuevo. - ¿Qué pasa - dijo - si no estoy en condiciones de conseguir tu médico? Si la Base está bloqueada y estamos bajo ataque? Si no sé cómo manejarlo, entonces ¿cómo puedo ayudar a Del Rey? ¿Qué debo hacer para evitar convertirme en algo que tiene que proteger sobre todas las cosas, en lugar de alguien que le puede ayudar? Aprendiste cómo trabajar; he oído lo bien que cuidas de tus funciones, incluso en medio del calor del apareamiento, mientras que Haven está bajo ataque. ¿Cómo has trabajado dentro de la áreas protegidas para asegurar que están funcionando correctamente mientras Wolfe y otros se defendieron de los ataques. ¿Cómo puedo hacer eso, si yo no entiendo cómo controlar mi propio cuerpo? - Y ser algo más que un amante es muy importante para ti, ¿no es así, Anya?- Hope dijo suavemente. - ¿No es para ti? - Anya preguntó, confundida. - Ustedes se lo han planteado en los laboratorios de Wolfe. Hemos visto lo que les espera si son capturados, lo que viene. La protección de Del Rey significa todo para mí. - No sentías de esa manera hace ocho meses - señaló Hope. Anya giró rápidamente lejos de ella mientras su mano pasó sobre su frente y apoyó la otra en su cadera. - No podía pensar entonces - susurró ella antes de dar marcha atrás - Todo lo que sabía era la ira y el miedo que sólo creció día a día. Durante tres semanas he vivido en este pequeño mundo horrible, donde no puede controlar un simple pensamiento - ella sacudió la cabeza mientras empujó sus manos en los bolsillos de su pantalón y miraba alrededor de la pequeña sala femenina que llevaba a los toilets - He luchado desde mi pubertad para controlar mi temperamento. Una vez que lo logré, de repente hay algo peor que mi cuerpo y mente pueden hacerme, que yo no puedo controlar - ella parpadeó atrás de sus lágrimas mientras miraba a la Lupina - Y yo lo culpé, cuando no debería hacerlo. No me gusta esto para mi, y estoy condenadamente segura no voy a permitir que vuelva a ocurrir. Pero también no voy a permitir que esta reacción que está pasando entre nosotros se haga una carga para él. Hope inclinó la cabeza y miraba a su espalda – Porque utilizabas tu lógica, tu compostura, y el reto que sabías presentarías a las Castas al llamar su atención a ti - ella adivinado - Ahora estás aterrorizada de permitirle ver la verdadera Anya Anya se acobardó. Ella miraba hacia a la Lupina miserablemente. 179

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- Yo regañé a mis guardaespaldas por maniobrarme en la posición de Coya. Pero yo sabía lo que estaban haciendo, de lejos, desde un lugar donde no tenía que admitirlo a mí misma. Yo sabía, porque He utilizado la misma astucia para llamar la atención de él, para que él me quiera, para que confíe en mí. Él pensaba que estaba eligiendo una mujer que podría ayudarle a establecer su libertad. En lugar de eso, se encontró que se había casado con una niña que no podía aceptar los cambios en su vida. No quiero que se entere que ella se convirtió en una mujer que ni siquiera puede controlar su cuerpo el tiempo suficiente para tomar una decisión racional -. Hope suspiró y sacudió la cabeza - Puedo entender tus razones. Pero no puedo tolerar tu sufrimiento, Anya. Hay ayuda disponible -. - Pero no es ayuda que pueda contar con ella - ella gritó, antes de tapar su mano con su boca. - Dios, escúchame. No puedo ni siquiera debatir de manera eficaz. He ganado premios por mi capacidad de debatir cuando yo tenía diez años, y ahora me siento como sentada en el suelo y llorando como un bebé -. Había sido peor ocho meses antes. Una y mil veces peor. Diez mil veces. Ella apenas recordaba las semanas, los temores impulsando tan profundos en la cabeza que no podía escapar de ellos. También, ella había sollozado. A veces durante horas, apretando sus manos sobre su boca para que los médicos y sus guardaespaldas no escucharan el nombre de Del Rey en su llanto. Y ahora casi tuvo que morder su lengua para no gritar por él. Simplemente lo quería para que la sostuviera. Sólo eso nada más, que hiciera algo para aliviar el hielo en su interior. - Soy un desastre, Hope - susurró ella. - Oh, Anya - La expresión de la otra mujer se cubrió de compasión - Necesitas hablar con él. Tu cuerpo y tu mente saben lo que necesitas además del sexo. Él puede ayudarteElla sacudió la cabeza, mientras sorbía sus lágrimas e inhaló una vez más, determinada a conseguir manejar esto. - Voy a estar bien - ella no iba a gimotear a Hope sobre la relación que no era una relación entre ella y su compañero. Era su culpa. Tenía que encontrar una manera de arreglarlo. - Sí, lo estarás – Hope dijo suavemente - Dime que, cuando sientas más de esto, me darás una llamada. Prima Lyon y yo estábamos pensando que la primavera sería un gran momento para tu ceremonia oficial. Ella está ofreciendo el parque del Santuario para los votos, o Haven está disponible también. Me encantaría si utilizas Haven -. La ceremonia. Una boda. Se preguntaba si Del Rey estaba buscando los anillos. Por supuesto, no se lo mencionaría a ella si lo estaba. Probablemente ya tenía las malditas cosas y ni siquiera se lo estaba diciendo. - Me encantaría Haven – Anya admitió -Y la primavera suena maravilloso. Cuando Del Rey finalmente consiga hablar acerca de ello, le dejaré saber -. 180

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Hope asintió. Mientras ella separaba sus labios para hablar, la puerta se empujó hacia adentro, dejando a Del Rey de pie en la entrada, detrás de él Wolfe. La mirada de Del Rey depositada en ella, el ceño fruncido antes que la agarrara para sacarla - Estamos regresando a la Base – le dijo –Los Alfas volverán aquí esta noche para finalizar los planes que tienen que ser hechos -. Por ella. Porque sus emociones estaban en tal caos que su compañero sabía que tenía que llevarla de vuelta a la Base y joderla. Su cara sonrojada con el conocimiento que todo el mundo lo sabía también. - Un problema temporal - ella respiraba profundamente mientras se trasladó a él Estoy bien -. - Sé que estás bien - afirmó - Hay información que tenemos que recoger antes que podamos finalizar nuestros planes. Estamos regresando a la Base Anya tenía una terrible sensación de que él estaba fabricando excusas, pero ella no podía ignorar su mano extendida. Dios, necesitaba la calidez de aquello por lo menos. Mientras él la guiaba desde la sala, le dio más. Su brazo curvado alrededor de sus hombros, extendiendo a ella la calidez de su cuerpo y haciendo retroceder ese frío que amenazaba con sacudirla a través de su cuerpo y dejarla temblando de debilidad. Anya mantuvo la cabeza alta, caminó mesurada. Su expresión controlada. Ella se inclinó hacia él cuando él la acercó, y quería cerrar los ojos a la calidez que luchaba contra el hielo ahora. Se odiaba a sí misma por necesitarlo. Se odiaba a sí misma por no haber podido estar en contra de la necesidad del placer que se construyó como una agonizante furia en su interior. No había necesitado una muleta en todos aquellos meses. Él era fuerte, luchó contra aquellos que habían destruido a las Castas, y mantuvo su lógica y su capacidad para dirigir intacta. Sin embargo, ella no podía. ¿Cuánto podría ser más difícil para ella que para él? La diferencia no podía ser una gran brecha, no importaba lo que los médicos le habían dicho. Los machos Castas no permitieron experimentos o pruebas. Y no tomaban hormonas para controlar el calor del apareamiento. ¿Cómo los médicos sabían que era mucho peor? Los machos Castas eran usados para el dolor increíble. Dolor que un hombre normal no podría sobrevivir. Mientras ellos entraron en el aire de la noche, un militar retirado llevaba una limusina hasta la entrada del búnker subterráneo. Cavalier, uno de los guardaespaldas personales de Del Rey, saltó de la cabina de pasajeros y abrió la puerta Mientras Del Rey la empujó al interior. Y la siguió empujando hasta que estaba sobre su espalda, la puerta golpeando detrás de ellos mientras él vino sobre ella. Sus labios estaban sobre ella de inmediato, los malvados, el sabor caliente de su beso preparando sus sentidos, llenándola con la hormona que había iniciado el calor del apareamiento. 181

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Sus brazos envueltos alrededor del cuello, sujetando apretadamente mientras sus piernas se abrieron, permitiéndole ubicarse entre ellas. Estaban totalmente vestidos, pero la calidez de su cuerpo filtró a través del material, trabajó en su carne, y se sentía el calor reuniéndose en lugar del hielo. Podía sentir el calor quemando en su interior, haciendo la excitación más profunda, más fuerte, pero quitando el dolor. La excitación que podía manejar. El dolor por la necesidad de su contacto, ella podía manejarlo. Pero al dolor, el hielo, la confusión, no podía hacerles frente. La pérdida completa de control fuera de sus brazos? La aterrorizaba. La pérdida de control aquí, ella podía manejarla. La forma que su beso la llenaba, frotando suavemente el placer después que el placer atravesaba sus labios, llenaba sus sentidos con el tacto y el gusto de él mientras ella se movía contra él. Ella estaba a salvo aquí. Ella no tenía que controlar esto. Una mano en la cabeza, la otra tocándola, empujado por debajo de su suéter, apoyándose en su estómago, y el calor allí, era increíble. Era como de fusión. - Cuanto necesitaba tu toque - él gruñó contra sus labios – Creció hielo aquí primero – su mano presionaba más estrecha – Frío hasta que sentí que mis huesos se romperían por la necesidad de tu calor Ella miró a sus ojos oscuros, viendo las sombras del dolor y el frío que había padecido durante ocho largos meses. Ella sacudió la cabeza, luchando contra la culpabilidad que la consumía, la prueba que lo había dejado sufrir. Los machos Castas, ella había aprendido, tenían una instintiva, necesidad de proteger a sus compañeras. Para sostenerlas en contra de cualquier dolor, para resguardarlas tanto como sea posible. La besó de nuevo, cayendo en ella, su lengua acariciando contra la de ella mientras ella gemía contra sus labios con placer. Él acarició sus labios, los lamió. Cada contacto estaba lleno de ternura, con dolorosa calidez mientras se ocupaba de los efectos del calor del apareamiento que los había desgarrado en su separación. Su cabeza levantada. – Mírame -. Sus pestañas se levantaron hasta que estaba mirando en su decidida y arrogante expresión. - Nunca hagas esto de nuevo, Anya. Alguna vez. Cuando el calor del apareamiento crezca, si no podemos satisfacerlo en ese momento, entonces mi beso te ayudará hasta que podamos. No importa dónde estemos, no importa lo que estemos haciendo, mi beso es tuyo. Mi cariño es tuyo. ¿Me entiendes? Tuvo que luchar de nuevo contra sus lágrimas, su culpabilidad, el conocimiento de lo que había hecho a ambos. - ¿Por qué? – ella susurró - Ocho meses, Del Rey, y yo permanecí lejos. Te hice sufrir tanto así -.

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- Y tú crees que debería culparte? Que debo vilipendiarte? – preguntó mientras empujó con ternura, de nuevo, el pelo fuera de su rostro - Anya, ¿crees que no sé cuan aterrorizada estabas el día que te tomé y disparé a tu familia delante de tus ojos? Que yo no sabía que te había mentido, traicionado la confianza que me diste tan libremente? Nunca te culparía, pequeño amor. Yo sí. A mi propia impaciencia y a la lujuria, definitivamente más. Pero nunca a ti -. - Deberías odiarme - una lágrima resbaló libre – tú sufriste y tu base sufrió; tu pueblo sufrió porque tú no estabas allí. Y no estabas allí por mi culpa -. - Pero sufriste por mi causa – él suspiró - Y ahora ni siquiera importa si hay culpa para ser establecida. Estás en mis brazos. Mi compañera. Mi Coya. Nosotros lucharemos a través de esto, Anya. Juntos -. Sus labios se apoyaron suavemente sobre los de ella, separándolos, se inclinó y la tomó en un beso, que robó su capacidad de debatir, de argumentar, de estar de acuerdo o en desacuerdo. Ella chupó su lengua en su boca, burlándose de él, tentándolo. Levantó sus caderas, su sexo frotándose duro contra la cabeza de su polla, su clítoris regodeándose en el calor corriendo entre sus cuerpos ahora. Sus manos se movieron, arrastrando hacia abajo sus brazos, empujando debajo ellos para tirar su camisa fuera de su jeans y excavando debajo de las ropas hasta la dura y caliente carne Oh Dios, amaba la sensación de él. Ella lo quería para envolverse a su alrededor como una manta y aferrarse a su calor para siempre. Chamuscando las palmas de su mano mientras su beso se infiltraba en su alma y la dejaba temblando con las sensaciones construyéndose dentro de ella. ¿Cómo había sufrido a lo largo de los meses, y se negaba a admitirlo. ¿Cómo se había preocupado, luchó con ella misma, y luchó contra la necesidad que fluía entre ellos, incluso antes que ella hubiera conocido sobre el calor del apareamiento. Era una parte de ella. Y había sido parte de ella desde el momento que sus ojos negros se habían encontrado con los suyos cuando ella no había tenido más de dieciséis años. Antes que se tocaran. Antes de aquel primer beso. Antes de la ira y del miedo y de la creación del mundo que ella estaba ingresando cuando entró a los brazos de Del Rey. - Necesito follarte - él gruñó mientras sus labios se levantaron de los de ella y viajaron a su mandíbula, el cuello - Tengo que estar dentro de ti, Anya. Tan profunda, tan firme que no hay tú, no yo. Sólo eso -. Sus dedos se apoyaron sobre el cierre de sus pantalones, tiró de la cremallera - Me senté en ese maldito cuarto oscuro oliendo tu necesidad de mí y pensé en que habría quemado mi control antes que lograra tocarte. Imaginando cómo estabas de húmeda. Has estado siempre húmeda para mí, Anya. Siempre. Antes que el calor, antes que tuvieras aún la edad suficiente para tocarme, has estado mojada por mí. Un grito rasgado salió de sus labios mientras el dedo de del Rey cepillaba los saturados rizos entre sus muslos. 183

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- Así mojado tu coño se adhiere a la seda de tus bragas - Él mordisqueó su mandíbula, luego lamió la pequeña herida - Tus jugos se adhieren a mi lengua de la misma manera. Amando mí toque. Amas mi toque, Anya -. - Me encanta tu toque - ella suspiró, levantando sus caderas hacia sus palmas mientras el las cubría - Oh Dios, Del Rey, siempre he amado tu toque - Me encanta tu tacto - él gruñó - Me muero por él, sueño con él. Me despierto bañado en sudor pero congelado por la necesidad de tu calor -. Dos dedos doblados, separando los hinchados pliegues entre sus muslos y apretándolos lentamente, casi burlonamente, en las profundidades doloridas de su cuerpo. Era tan bueno. Tan brutalmente bueno que Anya se tiró contra él, su nombre un grito en sus labios mientras sentía sus músculos interiores apretando alrededor de sus dedos. La calidez de sus calientes jugos fluyó alrededor de sus dedos, manchándolos, facilitando su camino mientras empujaban lentamente en su interior. - Yo sufro por esto – él susurró en su oído y, a continuación, resbaló sus dientes hacia abajo de su cuello – Tu tacto, tu sabor. Tu dulce coño abriéndose por mi polla, agarrándome y tirándome dentro mientras tus brazos y tus besos me sujetan cerca de ti. Me habría muerto por una sola noche más en tus brazos, mi Coya -. - No morirás - ella gimió - Sólo tocame, Del Rey. No dejes de tocarme -. El control de sí misma no era importante aquí, en sus brazos. No era necesario luchar por la lucidez. El podría pensar por los dos aquí, porque Anya sabía que no tenía una esperanza de salvar un simple pensamiento en su cabeza. Ella arqueó su cuello mientras él bajó el escote de su suéter de un lado, encontró la marca que había dejado en su cuello y luego, la lamió maravillosamente. Su lengua lamió con lentos y sensuales golpes sobre la herida que se había vuelto tan increíblemente sensible a los suaves golpes que sentía su vagina palpitar y luego, agitarse alrededor de sus dedos. Esto no debería ser posible. No debería ser tan sensual, tan erótico que ella quería nada más que estar desnuda delante de él y sentirlo acariciando cada centímetro de su carne. - No sé cómo manejar esto - Ella se arqueó, se estremeció en sus brazos - No sé cómo pensar, Del Rey - No pienses, cariño - él gruñó contra la marca que había dejado en ella, antes de besarla suavemente - Simplemente siente. Siénteme. Esto es todo lo que necesitas hacer. Cuidaré de todo lo demás. Tenía que confiar en él, porque no podía controlar esto. Ella no quería luchar contra él, ya no. Ella no desea el tratamiento hormonal bloqueando tanto una simple sensación o un segundo de necesidad. Ella quería todo. Había aceptado todo, sufrido por esto, dado su libertad y el tiempo que ella había necesitado para darse cuenta de lo que ella

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quería, por lo que ella sufría. Ella no podía hacer nada más que dejar volar sus sentidos y darse a sí misma al cuidado del hombre que había escogido años atrás como suyo. Ella se arqueó con el empuje de sus dedos, sus gritos destrozando el espacio a su alrededor, mientras luchaba para no mendigarle que la tomara ahora, en este segundo. No podían estar lejos de Base. El tendría que parar. No podía durar mucho más tiempo. - Dios, me haces perder la cabeza - Él exhaló furiosamente, la cabeza levantada, a pesar de sus protestas, su mirada reducida en la ventana -Ven, dulce - su mano se deslizó lentamente de su carne saturada. - Todavía no - ella susurró - No pares todavía -. - Sólo por un poco - sus labios bajaron a los suyos, frotándolos, y estaba besándola de nuevo, lentamente, profundamente. Su lengua empujó contra la de ella, animándola a mamar de ella mientras arreglaba sus pantalones, su suéter. Él retiró sus manos de su carne, agarrándolas por encima de su cabeza con una de las suyas mientras la otra bajaba suavemente por su lado y se apoderó de su cadera. Cuando él levantó la cabeza, la obligó a abrir los ojos, a mirarlo de nuevo. - Cuando necesites de mí, ven a mí, Anya. No importa donde estoy, no importa lo que estoy haciendo. Sufre en silencio una vez más, y voy a hacer ciertamente que entiendas claramente que no está permitido. Sus labios se separaron sorprendidos ante el tono dominante de su voz. - Como de terribles mandones, son ustedes, hombre Coyote? - Ella tuvo que curvar sus dedos contra el asiento para conservarse tranquila a pesar que el la arrastró a su vez de nuevo. - Soy débil, cuando tú estás involucrada, compañera - él le dijo suavemente, pero el tono no disfrazaba el poder puro debajo de ella - Pero no me tientes en cuestiones de tu seguridad o donde tu bienestar está involucrado. Ser tenaz, puedo tratar con eso. Tome las riendas en las áreas que son tuyas, que puedo manejar. Argumenta conmigo cuando lo necesites, grítame, si debes. Pero no te pongas en peligro a ti misma o impidas algo que puede arreglar el daño a ti. No lo toleraré - ¿Hay un libro de reglas? - ella rió mientras él la ayudó a sentarse - ¿O consigo justo trastabillar alrededor de mí misma y desordenarme todas las veces? - Desordenar siempre - Él sonrió - Me gusta mucho mostrarte el error de tus caminos-. El humor encantador y seductor. Ella amó su sonrisa. La completa y perversa maldad en ella, la calidez que siempre ha visto ahora pasando tarifa a su calor. - Estamos aquí - le dijo a ella mientras la limusina paró en la parte delantera de las cavernas. - Vamos a entrar a la mayor brevedad - advirtió - Muy pronto -. Frunció el ceño en su frente, aunque asintió sombrìamente.

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- Sí, sé esto, Coya. Pero sé, que aún cuando estemos enfrentados, eres mi Coya. Y me aseguraré, aún si esto posibilita tu ira, que estés siempre segura. Ahora ven - él se apoderó de su mano mientras las puerta de la limusina se abría - Vamos a buscar nuestra habitación. Tengo necesidad de tu tacto y tu gusto. No voy a esperar más para aliviar esta necesidad. -

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CAPÍTULO 17

No esperó. Anya fue arrastrada dentro de la base, los brazos de Del Rey todavía envueltos a su alrededor, y tiró de ella a través de los túneles hasta que estuvieron encerrados en su habitación. Se encontró a sí misma contra la pared en segundos, sus labios sobre ella, su lengua empujando en su boca de nuevo. La liberación hormonal de las glándulas debajo de la lengua parecía picante, más adictiva que nunca. Ella chupó el sabor, lamió contra su lengua y oyó su gruñido retumbar mientras ella desgarró los botones de su camisa y empujó el material fuera de sus anchos hombros. - Me encanta tu cuerpo – jadeó mientras sus labios rasgaban los de ella y él se encogió de hombros liberándose de la camiseta – Tan duro y musculoso - Ella recorrió con sus manos sus hombros y quería lloriquear con el calor por debajo de su carne - Y tan caliente. Siempre tan caliente. Necesito tu calor, Del Rey Ella lo necesitaba. ¿Cómo se había arreglado para mantenerse alejada de él todos los meses? Negándose a sí misma el último placer de tocarlo sólo a él, viéndolo moverse, u oyendo su oscura y áspera voz. - Es tuyo - sus manos empujaban debajo de su suéter, levantando el material hasta encontró el delicado encaje de su sujetador. Se paró. Anya sentía su respiración engancharse mientras sus manos levantaron sus pechos, sus dedos curvados alrededor de los montículos mientras él pasaba las manos con deliciosa codicia. La mirada en su rostro mientras la tocaba era puro hambre masculino. Parte lujuria, y en parte más. Algo más profundo, algo que tocaba la parte femenina de su alma y la hizo más débil, la hizo estar dolorida por más. Le dio su bienvenida a la enorme excitación que atormentaba su cuerpo, porque ella podía ver los orificios de su nariz llameando, verlo respirándola mientras sus manos se flexionaban sobre sus doloridos pechos. - Dios, me encanta el olor de tu deseo - él gruñó, reflejando sus pensamientos mientras sus labios se redujeron a los montículos creciendo por encima de las tazas de encaje Anya se estremeció cuando los lamió por encima de ellas. Su lengua raspó su sensible carne, viniendo increíblemente cerca de la punta de sus endurecidos pezones. - ¿Vas a torturarme - ella jadeó.

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- Voy a torturarnos a ambos - Un rubor cubrió sus pómulos mientras lamió sobre el encaje que cubría sus pezones - Porque necesito probarte, Anya. Necesito sentirte contra mí, tan dulce y cálida. Elevándote a mí, necesitándome, Anya. Sólo necesitándome Y ella lo necesitó. Ella no tiene opción de culpar eso al calor del apareamiento. Ella lo había querido antes que la besara. Ella lo había querido después que la terapia hormonal había controlado los espasmos dolorosos de necesidad. No ha habido un tiempo desde que tenía dieciséis años que no lo había querido. Debajo de sus manos su carne estaba caliente y sólida. Debajo de sus labios la sensación chisporroteaba contra su carne. - Toma esto - él empujó su suéter mientras su lengua viajó en el valle entre sus pechos. Levantó sus brazos para permitirle sacar el material sobre su cabeza. Apenas cayó al piso sus manos estaban en la cintura de sus pantalones, abriendo el cierre y bajando la cremallera. Hipnotizado por el placer en su rostro, por el placer volando a través de ella, no podía hacer nada más que mirar su expresión mientras su mano resbaló dentro del material, por debajo de sus bragas y en los hinchados y manchados pliegues de su sexo. Su cabeza cayó a la pared de piedra mientras su respiración se bloqueaba en su garganta. Placer, éxtasis volando a través de sus alas con tal sensual promesa que no había abandonado nada sino para mantenerse en él, mientras la acariciaba. La cuidaba. - Te necesito desnuda - él gruñó contra el aumento de un pecho, que lamió sensualmente - ¿Puedes sacar los pies fuera de las botas? Las botas? Ella sacudió la cabeza confundida. ¿Qué botas? Ella no se preocupaba por las malditas botas, no con sus dedos deslizándose en el doloroso y desesperado calor entre sus muslos. Su cabeza levantada, los dedos moviéndose lentamente, tan lentamente calmándola por completo. Las caderas de Anya presionaban en su tacto, arqueándose entre sus palmas mientras ella lo miraba de nuevo en una necesidad desesperada. - Los pies fuera de las botas – una sonrisa tironeando de sus labios mientras las salvajes características de su rostro se suavizaban con sensual diversión - Vamos, nena. Un pie a la vez Ella susurró necesitada, su pie llegando al suyo. - Ah, bebé. Las botas - él gruñó, sus labios apoyándose sobre los de ella – Los pies fuera de las botas -. Oh yeah. Sus botas. Ella bajó una mano, flexionando la rodilla, los dedos encontrando la cremallera en la parte baja de su bota antes buscando a tientas y empujando un pie libre. Repitió con el otro pie, hasta los pies se curvaron con el placer de sus suaves caricias dentro de los pliegues que poseía.

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Con la otra mano empujó los pantalones sobre sus caderas, arrastrando sus bragas con ellos mientras él se arrodilló ante ella. - Del Rey, la cama - ella jadeó. - Mierda de la cama - Su voz raspó a lo largo de sus terminaciones nerviosas mientras el placer tembló a través de su cuerpo - Necesito tu gusto ahora, Anya. Mi lengua en tu dulce coño - sus labios se apoyaron suavemente sobre los rizos entre sus muslos - Tan dulce y suave. Tan malditamente bueno -. Sus muslos separados debajo de la fuerza de sus manos. Sus dedos curvados en las espesas y gruesas hebras de su cabello rubio oscuro y ella miraba. Miraba como su lengua lamió a través de la saturada rendija, corriendo alrededor de su clítoris y chupó la última de toda posibilidad de control de su cuerpo plagado de sensaciones. Del Rey lamió, acarició, probó. Su lengua asoló su carne, dejándola temblando, estremeciéndose mientras luchó para mantener las rodillas cerradas, su cuerpo presionado contra la pared. - Voy a caer - exclamó. - Voy a agarrarte, nena – un gruñido sexy, malvado e inhumanamente erótico sopló contra su clítoris. Ella casi llegó. Pulsos de extremo placer se agitaban a través de su cuerpo a la vista, el sonido y el tacto. - Tan cerca – él canturreó en un tono grave y sensual - Puedo oler cuan cerca estás, Anya. ¿Vas a venirte para mí, bebé? Respiraba pesadamente, su aliento silbando entre los dientes mientras su lengua hacía círculos en su clítoris de nuevo, antes de resbalar y succionándolo con deliberados y exquisitos tirones de su boca. No podía haber mayor placer que esto. Su delicada carne se agitó con agonizante sensibilidad. Podía sentirlo, corriendo a través de su sangre, viajando a través de sus terminaciones nerviosas y rebotando en cada célula de su cuerpo. Sólo a partir de la succión de su boca en su clítoris. Sus manos sobre sus caderas, sosteniéndola en su lugar. La sensación de sus cabellos por debajo de sus dedos. Pulsos eléctricos de placer chisporroteando a través de ella. Se sentía fuerte. Se sentía débil y femenina por debajo de su toque, debajo de la necesidad desgarrando a través suyo. -Mmm. Tan bueno - él canturreo, lamiendo de nuevo en lugar de succionar su clítoris al orgasmo como ella necesitaba. Su carne estaba tan sensible que podía sentir el sudor resbalando sobre la misma. El pincel de su pelo contra su estómago mientras él tomaba su clítoris en la boca una vez más. Y esta vez, él estaba serio. Su lengua golpeaba suavemente sobre la tentadora yema, su boca la chupó, hasta que ella se fue de puntillas en un cataclismo de placer tan desesperado, tan profundo que nada surgió cuando abrió sus labios en un grito silencioso.

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Perdió la fuerza en las piernas, y él la sostuvo. Perdió la voluntad de mantenerse de pie por su propia cuenta. Su cabeza se apoyó de nuevo, moviendo sus caderas hasta que el explosivo pequeño brote estaba más profundo en su boca, sus labios rozando contra los delicados pliegues y el mundo disolviéndose a su alrededor. - Mía – sus manos resbalaron desde su pelo a sus hombros, su parte superior del cuerpo colapsando sobre él mientras sus uñas rastrillaban a lo largo de su espalda. El la agarró, levantándola en sus brazos con un gruñido de triunfo, y la llevó a la cama. Ella rebotó contra el colchón, rodando y poniéndose de rodillas. Mientras él se movió para ir sobre ella, ella lo estaba esperando. Ella empujó sus hombros. - Mi turno -. Ella estaba débil por los pulsos de éxtasis recorriéndola y, sin embargo, la necesidad, el hambre, que no tenía nada que ver con el calor del apareamiento, fluía a través de ella ahora. - Mío – ella repitió, perdida en la emoción y la posesividad, perdida en la gran perfección de su cuerpo, su tacto, y el aumento de la progresión natural de lo que ella había sabido estaba viniendo desde que tenía dieciséis años. Y él pasó debajo de ella. Desnuda, aunque ella no podía recordar cuándo él la había desvestido, acostándose sobre su espalda, los malvados ojos negros mirándola, el toque de azul más fuerte ahora, reflejando las luces que destellaban en la pared. Moviéndose sobre él sus labios cubrieron los labios de Del Rey, él tomó el beso que ella necesitaba, succionando su lengua en su boca para tomar el último sabor picante de las glándulas de apareamiento debajo de ella. Ella se movía sobre él, sus labios en movimiento, su lengua lamiendo sobre su carne, sus dientes mordisqueando en la gruesa vena en su garganta mientras el arqueaba su cuello. - Tuyo – el sonido animal la potenciaba, envió una carrera de adrenalina feroz y la sensación quemando a través de ella. Porque él era suyo. Su compañero. Su amante. Su Del Rey. Sus labios iban camino a sus hombros. Su lengua lamió sobre su clavícula, sus papilas gustativas volviéndose salvajes en el sabor embriagador de él. El sudor y la excitación masculina. Era rica, picante, terrosa. Y ella era adicta. Ella lamió los planos y duros pezones masculinos y lo sintió arquearse hacia ella, sintió sus manos agarrar las gruesas hebras de su pelo, oyó su gruñido de impaciencia y dejo que una sonrisa curvara sus labios mientras ella levantó los ojos y lamió bajando su camino hacia su estómago. - Coya - él gruñó - Mi Coya -. - Tu Coya – Era una promesa, un voto. Sus dientes apretados, los ojos salvajes, los caninos curvados a un lado de su boca sólo intensificaban el placer visual. 190

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Ella lamió, debilitada, se tumbó entre sus muslos y dejó que un hambriento lamento saliera de sus labios. Su polla se extendía desde sus muslos a su bajo vientre, gruesa y potente, repleta, hierro duro. La pesada cabeza estaba levantada, goteando y mojada con líquido pre seminal, a la espera de su lengua. Ella lamió sobre ella, y aprobó su gusto con sonidos fuertes de delicioso placer. Ella lamió el eje, ignorando las manos en su cabello, instándola a volver a la sensible cabeza. Ella lamió bajando hasta el firme y palpitante saco por debajo del eje, donde ella jugaba. Corriendo su lengua sobre la carne calva y suave y ella la humedeció, luego separó sus labios y chupó delicadamente un lado, luego el otro. Sus gemidos, sus gruñidos bajos y graves, llenaron la habitación. - Mi Alfa – ella susurró mientras se movía en el grueso eje - Mi compañero -. Y ella aceptó. No hubo ninguna fuga, porque en su corazón, ella no tenía ningún deseo de escapar. En su corazón, donde ella había escondido los sueños, los recuerdos, los deseos y el dolor de la pérdida, él había sido siempre suyo. - Tuyo - él gruñó - Ahora follame. Pierde tu control, Anya, porque Dios nos ayude si pierdo el mío Ella sonrió, lamió la cabeza de su polla, luego la metió en su boca. Sí, eso era lo que quería. Ningún control. No el suyo, no el de ella. Sólo ellos, juntos, volando fuera de control y amándose en cada minuto. - Anya, no pongas a prueba esto - él ordenó, al mando. Era tan bueno con el tono de mando que ella se estremeció con la promesa de la retribución que su mirada le brindaba. Ella lo chupó dentro de su boca, aplanó su lengua y frotó, aspirando, ordeñando la leche de la sensible cabeza con su boca. Ella levantó lentamente sus labios, le permitió ver como su lengua rodeaba la cabeza y miró sus ojos. Ella vio el desenfreno llenarlos, sintió llenar los suyos. Ella había nacido para esto. Nacido para tocar a este hombre, para robar su control, para perder el suyo. Nacido para ser su compañera. - No, Anya - sus manos tiraban duro de su pelo. Cuando eso no funcionó, presionó debajo de sus brazos, levantándola hasta que ella dejo sus dientes clavados en la carne firme. El se paró, mirándola hacia abajo, su expresión agonizante. - Será como la primera vez - gruñó - ¿Me oyes? Igual que el animal que soy No, igual que el hombre que era, la gloriosa criatura de sexo masculino que llenó sus fantasías y envió una avalancha de necesidad a través de ella, no importaban las circunstancias. Dejó que sus labios lo agarraran más firme, y doloroso, pero en alerta, hasta que sus manos se movieron desde ella y agarraron las sábanas debajo de él en su lugar. Sus ojos

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brillaban con aceptación, y con preocupación. Su expresión era salvaje, afilada, sofocada con lujuria. Ella lo chupó más profundo, aunque la anchura de su polla hizo imposible aceptar mucho más que la cabeza brutalmente caliente en su boca. Era delicioso. Un pequeño chorro de líquido pre seminal llenó su boca, y ella lo saboreó. Minutos más tarde el cuello de Del Rey se arqueó, las venas sobresaliendo claramente en él, al igual que lo hacia en su polla. Otro esfuerzo, y ella tuvo sólo segundos para disfrutar el sabor antes que él se movió. No hubo posibilidad de reaccionar antes que él la estuviera arrastrando arriba de su cuerpo, empezando a girar. Los muslos restringidos en los de él, sus caderas bajaron, los pliegues húmedos y manchados de su sexo rozando contra el eje endurecido mientras él se calmó. El gruñido de advertencia que llenó el aire la tuvo sonriendo mientras ella presionaba sus palmas contra su pecho plano, deslizó sus caderas hasta la punta de su polla, estaba posicionado en la entrada de las desesperadas, hambrientas profundidades de su cuerpo. - Tómame – ella susurró - Como mi compañero Ella lo estrujó abajo, un gemido de éxtasis saliendo de su garganta mientras la cabeza presionó dentro de ella, la estiró, la abrió. -Mi Coya!- Era un gruñido, una demanda. Sus manos se apoderaron de sus caderas, sus muslos apretados, y Anya gritó con placer mientras él penetraba en su interior. Pesadas, duras ondulaciones de sus caderas lo habían enterrado dentro suyo en tres duros golpes, y él no se detuvo. Esto se suponía que iba a ser su cabalgata, ella pensaba confundida Y ella estaba cabalgando, sacudiéndose, retorciéndose, mientras él perdía el control y antes ella se había sentido encadenada a él y le dio todo de sí mismo. No sólo cada dura pulgada de su polla, también su control, su sentido de sí mismo, y el poder de su hambre. Las duras embestidas excavando en sus golpeadas terminaciones nerviosas tan violentamente sensibles que sabía que no duraría mucho tiempo. Podía sentir el placer apretando, construyéndose. Se sacudió contra él mientras empujaba dentro de ella, penetrándola con fuerza, gimiendo su nombre, sus manos agarradas a ella mientras ella tiraba la cabeza hacia atrás y gritaba su nombre y su arrebato explotó en su interior, luego estalló en una brillante, fuerza exterior que la había apretado más sobre él, sus uñas arañando su pecho duro, su placer una criatura destrozando su cuerpo. Apenas se estaba tranquilizando cuando Del Rey se endureció debajo de ella y empezó de nuevo. Sin embargo, lo sentía a él esta vez, la fuerte hinchazón en el centro de su polla, presionando la convulsiva estrechez de sus músculos, revelando aún más terminaciones nerviosas, más receptores de placer, y enviándolos al éxtasis con el feroz palpitar del nudo que ahora lo anclaba dentro de ella.

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Con cada chorro de semen que la llenaba, la gruesa hinchazón rasgaba y vibraba contra ella, enviando su agitación y estremecimiento en aún más placer. Nunca se terminaba. Un orgasmo que sólo alivió al explotar de nuevo en su interior, dejándola temblando, estremeciéndose, y derrumbada sobre su pecho mucho antes de que termine. Del Rey parpadeó mirando el techo, largos minutos más tarde, aún luchando para respirar cuando el último pulso de liberación rompió en su cuerpo y llenó las profundidades de la muy cómoda y caliente carne de seda agarrada a su polla. Su coño era arrebato puro. Era un placer que iba más allá del placer de modo que no había manera de poner un nombre a eso. Y así como hizo la primera vez que la había tomado, él había perdido el control dentro de ella. Había sangre en su hombro, donde él la había mordido de nuevo. Él bajó su cabeza y lamió en la herida que sabía que nunca sanaría. Simplemente porque no podía dejar de morderla cuando la tomaba, pero debido a las hormonas que siempre llenaban aquel pequeño sitio, lo mantenía sensible, y listo para el placer que le traerían sus labios y la lengua contra él. Mientras la sostuvo apretada contra su pecho, sus brazos envueltos cómodos y calientes a su alrededor, sintió la feroz, secundaria hinchazón de su polla pulsar de nuevo, estremeciéndose mientras ella temblaba en respuesta y un gemido bajo y lastimoso salio de sus labios. ¿Qué diablos ella le había hecho? Sin duda, algo que él nunca había conocido antes. Nunca, ni siquiera esa primera vez que la había tomado, había conocido esta profundidad de saciedad, esta satisfacción que parecía hacer eco a través de cada célula de su cuerpo. El infierno, un hombre, o una casta, nunca conocería esta profundidad del alma sintiendo que le pertenencia. Porque era algo que siempre recordaría en la batalla, algo que siempre sabría esperaba para ser arrebatado de sus manos por el destino o la crueldad del hombre. Perder esto podría destruirlo. Él no sería más que un depósito de un hombre quebrado, y sobrevivir no sería posible. La seguiría hasta su muerte, Del Rey pensó. No serviría de nada a su pueblo si él la perdiera, porque nada importaba tanto a él como esta mujer. Amor. Se burlaba de la palabra. Esto no era amor. Amor era su alegría de un buen filete, un baño caliente. Estar respirando el aire de montaña y mirando la noche en el valle. Lo que él sintió por esta mujer en sus brazos, esto no era amor. Era algo para lo que él no tenía un nombre, o una forma de expresar. Ella era su libertad. Ella se estaba convirtiendo en una extensión de su alma. - Me tengo que mover en algún momento de este año - ella murmuró contra su pecho, húmeda de sudor y respirando con dificultad todavía. - En un minuto – él prometió, aún encerrado dentro de ella, sintiendo su fuerte agarre y la respuesta rasgada en los músculos que rodeaban su polla. 193

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- Kay - ella murmuró somnolienta - Puedes mentir sobre tu trasero todo el día no estás yendo a hacer nada.Hubo un ligero hilo de diversión en su voz, un dejo de burla que él recordaba a menudo llenaba sus ojos con deliciosa malicia. Ella siempre se había burlado de él, coqueteado, hizo casi condenadamente imposible resistirse a ella. - Yo podría situarme en tu culo por un tiempo - él sonrió mientras sentía como el nudo de anclaje dentro de él finalmente comenzaba a disminuir. Hizo muecas con la sensación, otro tardío placer que no quiso perder. Quería quedarse así para siempre, enterrado dentro de su mujer, su compañera, sabiendo que ella estaba siempre segura. Un gemido largo y bajo abandonó sus labios mientras la hinchazón finalmente diminuyó, liberándolos del placer que parecía nunca acabar. Del Rey la levantó, apretando su cuerpo mientras su polla semi-dura soltaba su cómodo y caliente agarre y ella se derrumbó en la cama a su lado. Permitirle irse no era una opción, aún. Se dio vuelta y la tiró a su pecho, envolviendo sus brazos alrededor de ella y abrazándola mientras besaba la parte superior de su cabeza. - ¿El calor disminuirá para ti pronto? – él le preguntó, sabiendo que para las compañeras Lobos y Felinas después de las cuatro a seis semanas iniciales de duración del ciclo de calor, este disminuiría para volver luego por sólo siete a diez días por mes. Era cuando las mujeres eran más fértiles y las posibilidades de concepción mayores. Ella levantó su hombro en un ligero encogimiento - No sé - murmuró ella -Yo era diferente. Un poco -. - ¿Cómo de diferente eres tú? - él le preguntó mientras se movía para mirar en su somnolienta expresión. Sus cejas pensativas - Hace varios años, el Coyote, Kiowa Bear, casado con la hija del entonces presidente de EE.UU. Ellos aprendieron entonces porque los Lobos y Coyotes toman tanto tiempo para concebir. Hay una hormona adicional que los machos llevan que continúa el intento de bloquear la concepción, aún mientras las otras hormonas trabajan para la creación de la concepción. Luego, con la compañera de Aiden, Charity, ellos apenas habían sido capaces de averiguar por qué ella concibió, sobre la base de los experimentos científicos, que el Consejo le hizo en los laboratorios donde estuvo retenida durante varios años. La hormona trabaja para preparar a los ovarios y el cambio de los huevos comenzando a preparar la caída, para garantizar su compatibilidad con la esperma del Lobo o del Coyote. Se complica a veces, la forma en que las hormonas trabajan. Es por eso que cada terapia hormonal tiene que ser diferente. El Dr. Armani comienza con una de base, una terapia que sea compatible en todos los ámbitos y, a continuación, tiene que añadir a ella en función de la hembra y su calor. - Así que cada apareamiento es diferente? - preguntó mientras ella se instalaba cómodamente contra él. 194

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- Muchísimo - Anya asintió - Ella tiene un montón de problemas mantenimiento el mío dentro de un límite aceptable. Para los primeros meses, las hormonas que me estaba dando desaparecieron bastante a menudo todas las emociones pero me mantuvo al borde del pánico. Yo no podría funcionar. La misma hormona no afectó a todas las compañeras Lobos -. Su ceño profundizado - Cuando el Dr. Armani llegó a las cuevas la primera vez, ella dijo que yo era la primer compañera Coyote. Kiowa Bear es Coyote y, sin embargo, él estaba apareándose bien -. - Kiowa es lo que ellos llaman un híbrido. Su madre fue una de las mujeres secuestradas y que el Consejo trató de utilizar para la inseminación artificial. No dio resultó en ella. Antes de salir de esos laboratorios, uno de sus guardias Coyote la apareó, y luego la liberó. Kiowa fue concebido y nacido naturalmente, y mientras yo lo entiendo, aquello crea un cambio en el ADN que de lo contrario no se produce. Pero hay otras anomalías con él también. Su genética es en realidad más cercana al Lobo que al Coyote -. - Ha aprendido el Dr. Armani las diferencias en nuestro apareamiento? – él le preguntó. Anya se rió de eso mientras ella tiraba de él y se levantó de la cama - No es difícil. Al igual que con la reparación de tus órganos heridos, la genética Lobo y Coyote están lo suficientemente separadas para que sea peligroso - ella lo miró – Necesitamos nuestro propio personal médico - Hay algunos que todavía viven? -, él preguntó, sorprendido - Los que el Consejo no ha asesinado, estoy seguro nosotros debimos hacerlo. Te lo dije, encuentra uno y yo lo consideraré - Ha sido un motivo de orgullo durante años destruir a aquellos que son capaces de crear más Castas Coyotes. Si el Consejo dejó alguno de ellos para matar. -Si tú pudiste ocultarte del Consejo todos aquellos años, entonces apuesto que hay médicos, así como científicos que han logrado hacer lo mismo - ella le informó -Voy a encontrarlos -. Sus cejas arqueadas. El tono de su voz era en sí una advertencia. - ¿Y cómo crees que harás esto? - él le preguntó suavemente. Estaba intrigando. El había conocido a Anya durante el tiempo suficiente para saber cuando su cerebro se estaba convirtiendo en un problema y trabajando de una manera que él estaba seguro de estar en desacuerdo. - Yo tengo mis propios contactos - ella encogió sus hombros mientras levantó su camisa del piso y empujó sus brazos a través de las mangas. ¿Por qué esto le dio una oleada de satisfacción verla envolviendo su propia ropa alrededor de ella, de su figura mucho más pequeña, no lo podía decir. - No estarás haciendo contactos, Anya – él le dijo con firmeza - No voy a tenerte arriesgando tu vida de esa manera. Si hay algún médico escondido, entonces ellos no son alguien en quien podamos confiar de todos modos. 195

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- ¿Qué pasa con el Dr. Armani? - ella apoyó sus manos sobre sus caderas mientras ella lo miraba, la luz de batalla librando en sus ojos - Ella es humana y ha dedicado su vida al cuidado de las Castas. ¿Qué pasa con los médicos que trabajan con ella? Podrían estar en el público en general, probablemente haciendo un infierno de mucho más dinero de lo que están aquí. Pero están aquí, y son leales -. - ¿Qué hay de los dos asistentes, Castas, Anya que traicionaron el Santuario? – Él le preguntó - Ellos drogaron al Dr. Morrey, casi la mataron, y estaban intentando vender el secreto del calor del apareamiento a una instalación de investigación farmacéutica e investigando facilidades que incluso ahora tiene médicos y científicos que experimentan en Castas para crear una droga que nos controle. O, Dios no lo quiera, algo que puede ser utilizado en seres humanos. ¿Qué pasa con ellos? - ¿Qué hay de Coyotes que tienen un código de honor? – ella preguntó entonces ¿Qué tiene un alma, cuando fueron creados para no tener ninguna? ¿Qué pasa con ellos, Del Rey? Él frunció el ceño, a sabiendas de que estaba hablando de sus manadas, pero su punto eludía a él. -¿Qué pasa con ellos?- Otros tuvieron una oportunidad sobre ti. Hay buenos médicos, buenos científicos que han escapado del Consejo, que conocen la fisiología Coyote, que darían sus ojos y dientes para aprender todo lo que pudieran dentro de límites normales. Para tratarlos, para sanarlos, y para proteger sus fortalezas y debilidades. Encuéntralos, elige algunos en los que tengas la mejor oportunidad de confiar, y utilízalos. Mantén el camino por el que estamos yendo aquí, en la Base, y finalmente, vamos a perder a nuestro pueblo, porque el Dr. Armani no puede tratarlos de manera adecuada - O vamos a perderlos porque somos traicionados por la misma gente que hemos traído para tratarnos – él dijo - Eso no es aceptable para mí, Anya. El Dr. Armani encontrará algo a tiempo - Si Nikki vive trescientos años, ella no dejaría a los Lobos, abandonaría a los Coyotes – ella argumentó a sus espaldas - Tengo los contactos, Del Rey. Puedo encontrar candidatos aceptables -. - No Ella se distanció de él. Su expresión se había desplazado de perezosa y plena satisfacción a dominante negativa. - ¿Qué quiere decir« no »? Esto no es una ecuación no. Es algo que no tienes otra opción que considerar - He hecho una ecuación no - él le informó con arrogancia - Los riesgos son inaceptables -. - Tenemos que discutirlo, Del Rey – ella le dijo cuidadosamente – Tú no puedes sólo barrer el tema a un lado con una pequeña arrogante negativa-.

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- Eso es exactamente lo que he hecho - le dijo a ella mientras se volvió y se dirigió a las duchas - Esto no es para el debate, y no es discutible. No voy a tomar ese riesgo con mis hombres o contigo. Armani aprenderá lo suficiente. - Y si tenemos hijos? - ella arrojó una pregunta que la había estado obsesionando ¿Un médico que no sabe nada sobre su genética única será lo suficientemente bueno para el tratamiento de nuestro hijo si está herido o enfermo? Suficientemente bueno será suficiente para ti entonces? El le dio una mirada cerrada, dando vuelta y tironeando ropa limpia de la cómoda y caminando a zancadas hacia la ducha sin una respuesta. Anya maldijo, mirando a la puerta y tratando de imaginarse uno. Ella había visto en los meses las complicaciones que podrían surgir en Haven, sólo con los lobos y su ADN único. Fiebres de la nada que el Dr. Armani tenía que rastrear y encontrar la manera de tratar. Heridas que eran sencillas y fácilmente se han complicado, luchaban contra la genética del Lobo. Se trata de un golpe de mierda, Armani le había dicho, y la presión adicional de tratar a los Coyotes, una especie lo suficientemente diferentes para cambiar todas las reglas, estaba conduciendo al médico a largas horas y menos y menos sueño. No podía continuar. Pero parecía que la obtención que Del Rey comprendiera los problemas que ellos estaban enfrentando no iba a ser fácil tampoco.

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CAPÍTULO 18

- Pidió verme, Coya? - Brim entró dando zancadas a la oficina de Anya, anteriormente su dormitorio, tres días más tarde, su expresión suave, su mirada azul grisácea burlona. Anya se paró al lado de su escritorio y miró al Casta moverse con letal gracia en la sala. Cualquiera que se atreviera a desafiar a este hombre podría tener un mundo de heridas, y ella lo sabía. Consideraba la mejor manera de abordar el problema que estaba enfrentando. - Me gustaría disculparme, Coya - él dijo de repente. Anya lo miró parpadeando sorprendida. -¿Por qué?- Pudiste haber dicho a Del Rey que yo había permitido a Sofía entrar en su habitación mientras él estaba sanando. Nos habríamos peleado. La lucha contra la Alfa no siempre es sabia - Sus labios se rasgaron, como divertido por algún pensamiento. Ella inhaló despacio - Llorarle a Del Rey habría sido muy poco útil - dijo finalmente Esto es algo que usted y yo necesitamos discutir La arrogancia era una parte natural de él, y Anya era lo suficientemente inteligente, lo suficientemente intuitiva, para saber que, Coya o no, ella no debería estar ordenándole a él hacer nada. - Estoy de acuerdo - Brim asintió - No es nada que tenga que preocuparse de que vuelva a suceder. Le prometo Ella inclinó la cabeza hacia un lado y redujo sus ojos sobre él - ¿Por qué ocurrió para empezar? Sus labios se rasgaron. - Algo o alguien necesitaba para mear fuera lo suficiente para tomar lo que era suyo. Yo convencí a Del Rey para darle asilo para lograr ese fin. Sorpresa, sorpresa. Otra Casta Coyote manipulándola. Ella iba a conseguir enojarse pronto. - Brim, yo odiaría tener que considerarte mi enemigo – ella dijo finalmente despacio, mirándolo con sombría determinación - Pero manipúlame una vez más, en cualquier asunto, y ese es el camino que vamos a tomar. ¿Nos entendemos? Un toque de sorpresa llenó los ojos de Brim – No va a arrojarme algo entonces? Ella sacudió la cabeza, una sonrisa intentando tironear sus labios - Me reservo eso solo para tu Alfa Él asintió lentamente - Entendido, Coya. No más manipulaciones -. 198

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-Y cuando me encuentro con el calor del apareamiento, fuera de mi vista - ella le informó con seriedad - Ashley y yo tenemos un plan. Vamos a mostrarte cómo manipular correctamente. Una mamada para ti? Un golpe de preocupación tocó su mirada mientras él hizo muecas herméticamente -Creo que prefiero luchar contra el Alfa -. - Una lástima. Me gusta cobrarme mucho mejor - ella se mudó detrás de su escritorio. -Me gustaría tu evaluación de Sofía. Una evaluación del riesgo. Sus cejas se arquearon mientras él se acercó hacia las sillas y se sentó enfrente de su escritorio - ¿De qué manera? - Los ataques comenzaron cuando ella llegó. Yo conocí a Sofía en los laboratorios, mi primer pensamiento es que ella no está detrás de ellos. Pero me gustaría saber lo que piensas Estuvo pensativo durante largos momentos - Yo no estoy sentenciando a nadie. Estoy investigando el ataque contra usted y sus guardaespaldas ocurrido en las montañas, así como el atentado en la ciudad. Está claro que tenemos una fuga. Estoy convencido que Sofía no es esa fuga -. - Porque ella te ayudó a lo largo de los años?- Eso – él acordó - pero hay más. Sofía siempre ha trabajado duro para el rescate y utilizó su posición en los rangos inferiores del Consejo para obtener la máxima ventaja. No puedo verla traicionándonos ahora - Incluso si ella está perdiendo algo que había considerado era suyo? - El Alfa? - Brim preguntó, agitando la cabeza. -Ella lo ha sabido siempre mejor. No había nada serio en cualquiera de las puntas cuando se trataba de ellos. Son amigos. Anya asintió. - ¿Tienes alguna idea del por qué de repente Del Rey ha sido el blanco?- Resistencia – Brim dijo - Nuestro equipo ha estado investigando las drogas, y alguien podría haber tenido conocimiento de la investigación o de lo que encontramos. También podría ser algo tan simple como un intento de debilitar Haven. Hemos hecho una división en su seguridad. También hemos verificado menor presencia en la ciudad. Nuestros hombres van a los bares de allí, mientras que los bonitos Lobos permanecen bastante más en sus propias manadas. Estoy mirando en varias áreas -. - Cualquier progreso? - Habrías sido una de los primeros en saber si yo tenía algo - él le prometió – Trajimos a la hija de Coley anoche y debe se reinterrogado en un día más o menos. Espero que tengamos más -. Anya asintió de nuevo – Aprecio que compartas esta información conmigo - ¿Le preguntaste a Del Rey? - Él le preguntó entonces - Estoy seguro de él te mantendrá informada de la investigación si le preguntas - Tendría – ella admitió - Pero yo quería hablar contigo de Sofía también.-

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- Y preferiría no permitir que la emoción llegue a estar involucrada en el debate - él asintió mientras se levantaba -Entiendo, Coya. Pero descanse tranquila, que puede asentar la responsabilidad sobre mis hombros -. Ella miró mientras salía de la oficina, cerrando la puerta detrás de él antes que ella se dirigiera al monitor de la computadora y a la pequeña luz parpadeando en la esquina inferior. Ella presionó el botón oculto que reveló el teclado digital inserto en el escritorio y tecleó otro botón para abrir el cuadro de conversación antes de introducirlo en un programa de cifrado que su padre le había ayudado a crear. Estamos preocupados por ti, el mensaje manifestaba. Tu padre está bien? Padre está bien, ella respondió. Y envía sus saludos. ¿Cómo nos encontraste? La pregunta vino rápidamente. Hemos permanecidos bien ocultos. Somos amigos, Anya tipeò. He utilizado lo que sabía. Información que yo conocía que otros no tenían. Los doctores Chernov y Sobolova se habían escondido bien. Pero Anya conocía los foros en línea en que ellos participaban. Le había tomado unos pocos días, pero ella finalmente consiguió localizar sus identidades en línea. ¿Cómo podemos ayudarte? Anya consideró aquella pregunta cuidadosamente. Había que tener cuidado, si ella había encontrado esta información, entonces otros podrían también, y si su cifrado estaba roto, ella podía poner en peligro a todos. Me gustaría encontrarlos, Anya tipeò. Aquí o allí? Cerca. El cursor parpadeó ansiosamente durante varios segundos. Es la señal de bienvenida levantada o es la de temporada de caza abierta? Lamentablemente, todavía podría estar abierta la temporada, sin las respuestas que necesito primero. Les pido que tengan cuidado, pero hagan el viaje con toda velocidad. Por ti. La respuesta final la tuvo momentáneamente aliviada. Esta línea no siempre es segura, ella escribió. Por favor póngase en contacto con la fuente secundaria, la cual los guiará a partir de ahora en adelante. Agradecemos tu discreción en el primer contacto. Esperamos verte pronto. El mensaje terminó y la pantalla se desconectó mientras Anya cerró el teclado y exhaló ruidosamente. Ella podía estar cometiendo un error. Ella podía estar arriesgándose a la rabia de Del Rey, ella lo sabía. Con suerte, ella no estaba arriesgando la vida de sus amigos también. El Dr. Chernov y el Dr. Sobolova eran dedicados científicos y genetistas. Su trabajo en los laboratorios después que ellos asumieron, se había rumoreado, ser algunos de los 200

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más avanzados en la comprensión de la genética del Coyote y muchos de los puntos fuertes y débiles de las Castas. Varias de las Castas Coyote viniendo desde el Oriente Medio habían sido entrenadas en secreto en la psicología de los Coyotes, así como en medicamentos avanzados. Las instalaciones del laboratorio se habían considerado a la cabeza en esos tiempos. El entrenamiento allí, se rumoreaba que había despertado polémicas entre los científicos en el Consejo de Genética. Sería difícil para la Casta Coyote aceptar a cualquier científico del Consejo en la Base, pero la situación se estaba volviendo intolerable. El Dr. Armani no puede tratar ambas especies. No iba a trabajar. Las Castas viniendo no tenían los conocimientos necesarios para trabajar de manera independiente de un científico probado en los ámbitos de la fisiología y estructura genética de las Castas. Del Rey le había dicho que si podía encontrar a alguien en quien confiara como sus amigos entonces ella podía tenerlos. Luego había cambiado y le prohibió esto Sus labios reducidos. La primera promesa era la que contaba decidió, mientras firmó varios informes sobre el e-pad y los envió a los respectivos líderes de manada que los esperaban. Con esto terminado, se levantó de su escritorio, metió su camisa de algodón dentro de la cintura de sus pantalones vaqueros e inhaló despacio. El calor había sido más ligero hoy. Mucho más fácil. Pero entonces, Del Rey había pasado los últimos tres días creyendo con certeza que la toma de las hormonas que necesitaba estaba siendo dada en la cantidad y calidad correctas. Ella se ruborizó y luego sonrió. Era un amante increíble tanto si el calor estaba presente o no. Y como había prometido, la había más que compensado por esa primera vez en que la había tomado. Mientras se movió a la puerta, e-pad en mano, el enlace en su oído sonó, una señal distintiva que la tenía sonriendo mientras entraba a zancadas en la habitación. - Sí? - ella respondió a la llamada de su Alfa con una oleada de emoción mientras sus guardaespaldas se colocaban detrás con una risa disimulada y Ashley murmuró, -Enferma de amor -. - ¿Estás bien, compañera? – La voz de Del Rey era baja, su tono, como un susurro de áspero terciopelo sobre sus sentidos. - Lo estoy – ella respondió, su voz igual de baja - Tú? Él soltó una risita - ¿Cuan cerca está Ashley detrás tuyo? Odiaría hacerla ruborizar Ashley rió. - Lo suficientemente cerca - Anya respondió con una risa mirando su e-pad. -Estoy partiendo a tu oficina si estás libre. Tengo que discutir algunos informes que obtuve esta mañana sobre la construcción en la parte baja de las cavernas, así como algunos cambios en las obligaciones que me gustaría hacer con algunos de los equipos y el personal de

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cocina y los uniformes. Ella no veía ninguna razón para hacer una lista completa del archivo de quejas tenía la intención de conversar con él. - Podemos discutirlo esta noche – él sugirió. - Eso es lo que dijiste ayer – ella le dijo – Y no logramos acercarnos a esa discusión si yo recuerdo - ¡Ah sí, otras cosas sin duda ocurrieron - él soltó una risita. Y ellos tuvieron horas de completo placer. Su cuerpo todavía se estremecía. - Estoy yendo - ella le dijo mientras llegaba a las escaleras que conducían a la parte superior de las cavernas -No corras y te escondas -. Él se rió de eso - Voy a estar aquí, Compañera. Quizás incluso con un tratamiento para ti Ella tembló con el pensamiento. Se había vuelto demasiado aficionada a los tratamientos de la tarde de Del Rey. Los tratamientos donde él la empujaba dentro de su oficina o entraba en la de ella y le mostraba como estaba de hambriento por ella. Uno de mediodía sonaba bien. Pero quizá después que recibiera su aprobación en las cosas que necesitaba y le hubiera levantado las restricciones sobre los límites de su poder dentro de Base. Comando y Seguridad ella entendía; el día a día de la base era otro asunto. Después de ser demorada varias veces por diferentes solicitudes, ella entró en su oficina cerca de quince minutos más tarde, y se paró bruscamente. Ese olor. Casi temblaba de nostalgia. Café. Real, con cafeína, café oscuro y rico. Ella casi lloriqueó mientras miraba a Del Rey levantar una taza a sus labios y beber lentamente. - Tú me odias - suspiró, ansiosa haciendo su lengua casi curvarse - Ahora sé que me odias -. Él sonrió volviéndose a ella, sus negros ojos bailando mientras él se inclinó en su silla y levantó su taza hacia ella - ¿Quieres un trago de la mía? Ella lamió sus labios. Lo quería más que chocolate. Dio un paso adelante lentamente, los ojos fijos en los sonrientes labios. Ella apostaba que el sabía como maldito café. Café, calor sexual masculino y hambre. Tentador. Muy, muy tentador. Sus ojos se achicaron. Astuto, maldito Coyote calculador. Ella sonrió - Voy a tomar media taza cuando haya terminado -. Las cejas de Del Rey se levantaron. Ambos sabían lo que aquel café le haría dentro de horas. - Podrías tomar un sorbo del mío ahora - ofreció. Anya se sentó en la silla delante de su escritorio y lo miraba con una sonrisa conocedora – Perro mestizo -.. Él puso su mano sobre su corazón, sus ojos agrandados a pesar de la risa malvada en las oscuras profundidades -Coya, me hieres -.

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- Voy a herirte - ella apenas logró contenerse dando vueltas sus ojos - ¿De qué estás tratando de escaparte, Coyote? De levantar las restricciones sobre mi poder básico o los uniformes de nuestros soldados? Del Rey tomó otro sorbo de café y miró a su compañera sobre el borde de la taza. Ella era astuta, él tenía que aceptarlo. Tan duro como ella quería el café, y ella lo deseaba fuerte, ella no estaba permitiéndose ser disuadida. Bajando la taza, se sentó al lado de su escritorio y se inclinó hacia adelante. -Podemos incorporar una rotación de las obligaciones de la cocina …-. Su mano se levantó mientras su expresión se estremeció - Levanta las restricciones a mis deberes, Del Rey - ella le dijo con firmeza – Las obligaciones de la cocina y nuestras rotaciones no están en tu departamento. No te digo cómo manejar el Comando y la Seguridad, o cómo entrenar a tus hombres. Espero el mismo respeto - No se trata de respeto, Anya - él le dijo finalmente – Se trata de mantener el funcionamiento de la base militar aquí. Esto no es el Santuario, y no es Haven. No tenemos tiernas cabañitas con bonitas camitas a tu alrededor. Se recostó en su silla, cruzó los brazos y lo miraba en silencio. Diablos, ella iba a conseguir enojarse. - Manejé esta Base cuando te fuiste. He aprendido como hacer, que tiene que hacerse en un momento dado, y lo hago con recursos tan limitados que son de risa - dijo con calma. – No tienes derecho, Del Rey, para mantener un límite sobre mi autoridad.Y él había considerado aquel hecho. Durante días. Desafortunadamente, él y Anya diferían en varios ámbitos con respecto a la base. Áreas que conocía cambiarían si ella conseguía la autorización para cambiarlas. Él no quería pelear contra ella. Habían tenido muchos conflictos entre ellos ya. Le gustaba suave y sensual en sus brazos, no enojada con él. - Anya, no quiero seres humanos en esta base, ni quiero personal del que no tengamos control. Los soldados Coyotes rescatados por el Bureau viniendo para aquí van a sentirse fuera de lugar si tienen camas, mantas y almohadas sin trabajar por ellas. Esto no es una instalación del Consejo. Es una Base militar. No puedo levantar las restricciones sobre los poderes que tienes hasta que yo esté seguro que entiendes esto. Hasta entonces, mi firma será requerida en cualquier cambio que solicites El podía oler su rabia latiendo ahora. Baja, feroz, apenas contenida. Pero sentía que la lastimó, y eso apretó su pecho. -¿Es por eso que no has firmado las solicitudes que te he enviado?- Yo no creo que los cambios que estás solicitando son para el bien de la base - él mantuvo su tono suave, gentil - No es tan malo aquí, ¿verdad? - preguntó finalmente -Un poco duro, a veces, lo admito, pero tus solicitudes personales no son nunca restringidas Se levantó lentamente, el mentón erguido con aquel exceso de orgullo que él sabía que ella tenía.

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- Haven y Santuario son hogares, para sus Alfas, así como para sus compañeras y niños. Si prefieres una base militar en lugar de un hogar, entonces esa es tu elección. Discúlpeme por robarle su tiempo Alfa Delgado. Tal vez si encuentra tiempo entre todas sus obligaciones para follar esta noche, lo veré entonces - Anya - saltó de su silla mientras ella se movió hacia la puerta - Maldición, eso estaba fuera de lugar.Se detuvo y se volvió - ¿Lo estaba? – ella preguntó, el dolor en su voz gruesa ahora -Tenía más libertad cuando la orden de separación estaba intacta. Me he convertido en la única cosa que juré que nunca sería, Del Rey. Tu mascota, nada más. - Eso no es cierto - él gruñó - Anya, sabes mejor que eso.Ella sacudió su cabeza lentamente, sus ojos azul oscuro y llenos de tristeza. Tristeza que lo golpeó igual que un golpe físico. - Sólo demuéstralo - dijo suavemente - Voy a dejarte manejar tu base ahora.Ella se precipitó fuera de la sala, la cabeza alta, los hombros rectos, el sutil aroma de su dolor flotó hacia él mientras él cayó en su silla y cansado refregó su mano sobre su cara. Ella lo conocía mejor, se dijo a sí mismo. Ella comprendería la necesidad de ello. Como una mujer, quería cintas y lazos en todo. Los Coyotes no vivían bien con cintas y lazos. Si lo hicieran, carajo, ellos serían Lobos. Los Coyotes no eran jodidos Lobos. Él miró ferozmente a la puerta cuando un golpe firme sonó. - ¿Qué? - él mordió sabiendo quien estaba en el otro lado. Brim entró dando zancadas en la oficina - Bueno, ¿cómo carajo lo manejaste? - Cerró la puerta detrás de él mientras sonrió satisfecho a las espaldas de Del Rey - No la dejaste tener los edredones sobre las mantas para las barracas de los soldados? - He negado las solicitudes a través de la junta - él gruñó de espaldas. -¿Tienes un problema con esto? ¿Desde cuándo los Coyotes piensan que no tienen que trabajar por lo que duermen? ¿Cuánto tiempo nos llevó encontrar una cama propia? La apreciamos más por el hecho que era la nuestra. La expresión de Brim estaba en blanco – Veo - dijo finalmente - Muy bien. Voy a dejarte con tus obligaciones, Alfa - abrió la puerta. - ¿Qué mierda tienes un palo metido en el culo? - Del Rey gruñó - Somos una base militar, no un maldito hotel, con servicio completo de habitacionesBrim se volvió lentamente - Si eso es cierto, entonces quizás deberías retornar las hembras a Haven. De esta manera, no recordaremos a nuestros hombres de todo lo que aún no tienen, y de todo lo que saben que sus Coyas harían para hacer sus vidas menos militares y más normales. Ellos recordarían que son animales entonces, más que los hombres quieren ser. ¿Debería disponer que la Coya y su destacamento sean devueltos?Del Rey se paró con un gruñido primitivo. La cejas de Brim se arquearon - Se un tonto con tu compañera si quieres serlo, pero deja de excusarte. No quieres los cambios porque los cambios te amenazan a ti, no a la 204

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base, Alfa. Y a pesar de tu determinación de reclamar su corazón, simplemente, no estás dispuesto a darle el tuyo, o tu confianza, en la misma medida. Pobre Coya. Tal vez ella se convertirá en el soldado que necesitas más que en la compañera que ella piensa que tú deseas. ¿Estarías feliz entonces? No le dio a Del Rey la oportunidad de responder, porque salió dando zancadas de la oficina inmediatamente y cerró la puerta detrás de él en silencio, dejando a Del Rey a solas con el conocimiento que su segundo al mando podría tener razón. Si ella no hacía de la base un hogar, entonces si él la perdía nuevamente, habría menos para sufrir, menos para perder. Para todos ellos. - Necesito una escolta hasta la oficina del Dr. Armani – le dijo a Emma mientras entraban en la sala de la comunidad y se dirigían de nuevo al túnel que conducía a las habitaciones de ella y Del Rey – Pregúntale si tiene la terapia hormonal para prevenir el embarazo preparada y dispone de unos minutos para hablar conmigo.- Sí, Coya - dijo Emma suavemente, utilizando la comunicación para acceder a la línea externa. - Ashley, cuando es tu mantenimiento de uñas esta semana? - Anya preguntó. - El Alfa no ha aprobado eso - Ashley puso mala cara, su voz era tranquila, compuesta. Los reflejos de su cabeza no estaban a la vista. - Sólo aprobó esto. Tu estarás acompañándome a mi propia cita así nosotras tendremos una día de mujeres. Tenemos nuestro equipo de seguridad aconsejado y tuvimos en cuenta el detalle de que esté compuesto de, al menos, algunos de los soldados que salieron de Rusia con nosotros, como son los hombres de Del Rey?. Asegúrate que la otra mitad son hombres que han estado en esto con nosotros antes. No quiero complicaciones -. - Joder - Sharone siseó - Ahora no es el momento para ello, Coya - No podemos esperar para siempre – ella les dijo -Una vez que nuestra cita esté fija, yo necesito encontrar una excusa para ir a la ciudad, hacer el contacto y darles detalles. Voy a hablar con Armani esta tarde - La hormona de la concepción es una excusa entonces? - Ashley preguntó. Anya respiraba ruidosamente – Hice una elección - susurró - Es una elección, en mi opinión, para permitir este juego sin las hormonas. Pero aquel roñoso Coyote intentó manipularme. Trató de jugar conmigo. Vamos a ver cómo le gusta jugar su propio juego - ella se dio vuelta hacia Ashley entonces -¿Cuánto tiempo crees que nos dará Brim? La sonrisa de Ashley era mortal - Vi su cara cuando nos fuimos. Él esperará hasta el último momento posible antes de decirle al Alfa. Me supongo que, tenemos media hora, siempre y cuando nadie lleve el chisme -. - Ningún chisme sobre la Coya - Sharone gruñó - El equipo está en su lugar. Tenemos cinco hombres, todos son del grupo original de Alfa, listo y esperando en la salida sur. Ellos tienen un todo terreno listo para rodar -

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Anya cambió de dirección. No era necesario cambiarse de ropa antes de ir a Haven. Jeans, botas y camisas de manga larga eran un atuendo estándar allí. - Está nevando – Sharone informó - No podremos volver esta noche. Todo lo que tenemos son vehículos todo-terrenos, el heli-jet está todavía con reparaciones, uno está en préstamo a los militares. ¿ Sería tan malo si el Alfa no tuviera su pequeño juguete sexual para jugar esta noche, Anya pensó furiosa mientras ellas llegan rápidamente a la escolta que esperaba . ¿Por qué, aquello sólo puede romper su corazón. No.

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CAPÍTULO 19

Anya entró dando zancadas en la sala de examen y quedó cara a cara con el médico de la Casta Lobo durante largos momentos en silencio. La Dra. Armani estaba agotada. Había sombras oscuras debajo de sus ojos marrón chocolate, y por primera vez, su larga y sedosa melena de pelo negro estaba atada en una cola de caballo en lugar de trenzado con todas esas pequeñas trenzas que normalmente cubrían su cabeza. Ella era una mujer hermosa. Como muchos de los especialistas de las castas aún vivas, ella no era muy vieja y era increíblemente inteligente, con una capacidad por encima de genio en ingeniería genética. El Consejo había pasado años intentando chantajearla o forzarla para ingresar a sus filas. Ella había pasado muchos años en la clandestinidad, tratando de escapar de ellos. - Vacunas listas - dijo Armani rápidamente mientras preparó la inyección - La hormona para evitar la concepción no es complicada y funciona rápidamente. Sólo necesitamos hacer algunos exámenes para asegurarse que no has concebido. - No necesito la prueba, Nikki - dijo tranquilamente - Necesito hablar con usted -. Nikki giró, sus cejas arrugando su frente - ¿Hay algún problema? ¿Has venido experimentando cualquier otro síntoma que no discutimos? - No - Anya se trasladó lentamente a través de la sala y tomó asiento al final de la mesa de examen - Esto no tiene nada que ver con el calor del apareamiento -. Los ojos de Nikki se achicaron - ¿Con qué tiene que ver? Ella lamió sus labios lentamente – Traición -. Nikki se quedó helada - ¿Vas a matar a tu compañero Coyote? Anya dejó una sonrisa en la punta de sus labios - No he venido para eso aún -. - ¿Qué tan grave es esto, Anya? - Nikki acercó su taburete y se sentó. –Asumo que es bastante grave para que armes una excusa para verme -¿Cuán desesperada estás por especialistas en la Casta Coyote?Los ojos de Nikki se agrandaron - Yo daría mi culo ahora mismo por tan sólo unas pocas notas detalladas. No quieres saber lo que haría por los especialistas. Pero ¿por qué los necesito si tú los tienes en la Base? Anya sacudió la cabeza - El Consejo se niega a permitir especialistas entrenados en la Base. Ellos hicieron una profesión de matarlos, Nikki. Los que ellos no mataron, el Consejo lo hizo. Con los psicólogos y médicos especialistas provenientes del Bureau, los especialistas de apoyo podrían hacer una diferencia en la determinación de algunas de las anomalías en la Casta Coyote. ¿Tengo razón? 207

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Nikki asintió lentamente. - ¿Podrías darles asilo en Haven sobre las objeciones del líder Alfa Coyote? - ¡Guau! – La cabeza de Nikki se sacudió con sorpresa.- Tienes algunos? No sólo uno?- Dos. He estado en contacto. Están actualmente en la clandestinidad, corriendo por su vida por el lado del Consejo. Eran excepcionales, Nikki. Compasivos, dedicados. Sufrieron cuando fueron obligados a permitir que Coyotes de la instalación rusa murieran - Oh, Dios mío - susurró Nikki - Chernov y Sobolova están vivos? - Por ahora - Anya asintió - He intentado hablar de ello con mi Alfa, pero se niega a aceptar que los Coyotes necesitan sus propios especialistas - O mantas y almohadas, o un sentimiento de pertenencia. Nikki saltó del taburete mientras enroscó su chaqueta a su alrededor, cruzando los brazos debajo de sus pechos y mirando a Anya por largos segundos. - Tengo un tiempo limitado antes que mi Alfa salte aquí exigiendo respuestas suspiró Anya - Necesito una decisión pronto, Nikki - Puedes conseguirte un montón de problemas, Anya - Nikki susurró - Si estas son trampas del Consejo, podría haber reacción contra ti Anya asintió - Yo sé esto. Así como Hope conocía el problema que podía surgir cuando se puso en contacto con usted, Nikki, y los Lobos le dieron asilo -. La Dra. Armani hizo una mueca con eso - Y quieres que Hope considere la posibilidad de dar a estos dos asilo también?- No puedo hablar de ello con la Lupina - Anya se deslizó fuera de la mesa de examen - Pero si usted fuera a decirle que un contacto confidencial le informó de la posibilidad, entonces no habría reacción contra ella, o contra usted, si fuera descubierto quien era su contacto. Su designación médico la exime de muchas de las leyes que me lo impiden a mí aquí -. Una de esas leyes? Ir en contra de las órdenes directas de una líder Alfa. Una compañera podría enfrentar graves cargos de su Alfa si decide ir tan lejos. Del Rey lo hará? Ella tenía que decir a veces, que simplemente no lo sabía. La confianza era un problema entre ellos. Ella no podía estar segura de que manera él manejaría esto. Ella deseaba que lo aceptara, que viera el valor del mismo y, finalmente, confiara en que ella estaba haciendo lo mejor para ellos, y cualquier niño que ellos concibieran. - ¿Por qué estás corriendo el riesgo con esto? - Nikki le preguntó entonces. Anya colocó su mano contra su estómago, sintiendo las punzadas que sabía esperaba - Todavía estoy ovulando - ella susurró - Si concebimos ahora, o en el futuro, entonces yo quiero mi hijo seguro, Nikki. No quiero correr el riesgo de perder un bebé de Del Rey por dejar fuera la posibilidad que la genética decida volverse loca o algo imprevisto

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aparezca. Él es un adulto, un Alfa. Él puede arriesgar su vida si eso es su elección. No estoy ni cerca para aceptar que se arriesgue a cualquier niño que tengamos juntos -. - Puedo entender eso - Nikki asintió mientras un golpe duro y fuerte tocó la puerta de la sala de examen. Sus cabezas se sacudieron. - Tu Alfa - dijo Nikki –Voy a hablar con la Lupina y me contactaré en las próximas veinticuatro horas Anya bajó la cabeza, cerrando los ojos brevemente mientras Nikki llegó a la puerta y la destrabó antes de abrirla de un tirón. Él estaba de pie allí, salvaje, irritado, Alfa. Era como un golpe de lujuria creciendo dentro de ella sin el dolor físico. O era la emoción muy profunda en este momento para permitirle sentir la parte física? Ella lo miraba, viendo el desorden en su largo pelo. Debía haber rastrillado los dedos a través de su pelo más de una vez. Hacía esto cuando estaba frustrado o consiguiendo enojarse. Sus ojos oscuros se achicaron, sus cejas rubias y espesas enmarcando los impíos ojos negros. - ¿Qué está mal? - Él entró en la sala - ¿Por qué has decidido que necesitas las inyecciones de hormonas?- He cambiado de idea - ella le dio una brillante sonrisa, mientras saltó de la mesa de examen - Creo que sólo necesitaba a alguien con quien hablar Se detuvo en el centro de la sala, su mirada se centró, intensa sobre ella ahora – Me tienes a mí y a tus guardaespaldas para hablar - él gruñó - ¿Por qué necesitamos a alguien más?-Las restricciones impuestas a mí no me prohíben hablar, Alfa. Sólo actuar -. Él frunció el ceño - Tengo un nombre, Anya -. Se detuvo y miró atrás en silencio por largos momentos - Y tengo un cerebro, Alfa Delgado, independientemente de lo que pienses. ¿Está listo para salir? Se movió, saliendo de la sala de examen y reuniéndose con los integrantes de la seguridad esperándola fuera de la sala. Se dirigió a Nikki, mirando a su espalda mientras pensaba si él le daría la confianza. Ella sacudió su cabeza, su expresión sombría dándole más para preocuparse acerca de encontrar tranquilidad. - Estás cometiendo un error - suspiró - Pero, con los hombres castas, he aprendido, que todo lo que podemos hacer es dejarlos que golpeen su cabeza contra una pared. Cuando les duele bastante o la sangre fluye lo suficientemente espesa, se detienen - ella se encogió de hombros. - ¿Qué diablos significa eso? - Significa que estás igual de cabeza dura que el resto de ellos - ella miró a la puerta entonces - Ella no es tan fácil de manipular como usted cree que es. Y su manipulación sólo va a hacerle un daño peor. Si existe - ella le arrojó una sonrisa brillante - La asesoría 209

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era gratuita. ¿Necesita algo mientras está aquí? Una inyección de sentido común, tal vez? Él apretó sus dientes antes de girar sus talones, caminado con paso majestuoso fuera de la sala de examen y moviéndose para encontrarse con su Coya. Ella caminaba, hombros rectos, cabeza en alto, el orgullo cubriéndola igual que un exquisito manto mientras se trasladaba a través de los corredores subterráneos de acero y de hormigón armado hasta la salida. No había basura aquí como había en la Base. Era muy luminoso y funcional, todavía había áreas verdes construidas en las paredes con luminosa vegetación. Un pequeño, arbolito de naranja crecía en un pasillo, la atmósfera controlada en torno a él lo mantenía saludable y en su ciclo de crecimiento natural. Las viñas crecían a lo largo de una pared. Había solarium acristalados con un complicado sistema de espejos que se abrían a lo largo de un gran túnel para permitir que los rayos del sol entren. A diferencia de las instalaciones de la montaña que albergaban las comunicaciones de los laboratorios que estaban en red, la instalación médica de la Dra. Arman era cálida y amistosa. Podía entender por qué Anya deseaba visitarla. Había muchas cosas aquí que carecían en la Base. Pero esta no era una instalación militar, se dijo a sí mismo. Los Coyotes no se preocupan por un poco de basura y suciedad y unos pocos inconvenientes. Tenían el bar, la cocina, la televisión. Del Rey tenía su compañera. Su compañera era humana. Casi vaciló. Cuando los otros Coyotes se acoplaran, sus compañeras, con toda probabilidad, serían humanas también. Él empujó las puertas de salida justo detrás de Anya y los integrantes de su seguridad, su ceño oscurecido. Maldito, no confiaba en los seres humanos. Confiaba en Anya y Armani y era bastante la extensión de la lista. Era cauteloso, incluso con la Lupina, Hope, y Merinus. No gustaba a los seres humanos y a él no le gustaban ellos en su base. Excepto su Coya. Sí, aquello iba a ir bien. ¡Mierda! Podía sentir su trabajo a través de él ahora, la manera que la mujer desordenaba su mente, haciéndolo pensar, haciéndolo querer darle nada y todo lo que deseaba. Cruzaría el puente del problema de la compañera humana cuando lo tuviera, decidió. Hasta entonces, estaba enfrentándose con otro problema muy intrigante: averiguar exactamente en lo que su compañera estaba. Porque él no tenía ninguna duda que ella estaba en algo. Anya entró en el dormitorio por delante de Del Rey mientras él abrió la puerta trasera y esperó detrás de ella para que entrara. Sharone, Emma y Ashley habían estado en completo silencio durante el viaje en Heli-jet de vuelta a la base. Se habían sentado

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enfrente de Anya y Del Rey, y miraban sobre su hombro, como pequeños soldados Coyotes militarmente bien entrenados. Del Rey no había estado contento con ella, ella podía decirlo. Si ella no hubiera estado tan molesta, habría sido divertido. Oyó la puerta cerrarse detrás de ella mientras tiraba la chaqueta que él le había obligado a ponerse sobre sus hombros y la puso sobre la silla a un lado de la habitación, antes de volver para enfrentarlo. Ella frotó sus brazos fríos y luchó por ignorar la necesidad de su tacto. Ella no desea el caos que venía con su contacto en este momento, necesitaba pensar, planificar. Tanto estaba ocurriendo, y demasiadas cosas que había previsto sucedieran no estaban pasando. Y le dolía. - ¿Qué era tan importante que tenías que hablar con Armani cuando una tormenta de nieve estaba cayendo? - finalmente gruñó mientras liberó de un tirón el enlace de comunicación de su oído y lo arrojó a la mesa a un lado de la cama grande. - Evidentemente, algo importante - ella se encogió de hombros. – Cosas de chicas -. Ella forzó sus brazos hacia abajo, se obligó a parar de tratar de frotar calor en ellos una vez más. Había estado fría antes, ella estaba segura que lo estaría de nuevo antes que todo fuera dicho y hecho. - ¿Quieres decirme lo que estabas haciendo en la oficina de Armani? – le preguntó a ella - ¿O debería comenzar a interrogar a tus guardaespaldas? Sus cejas se levantaron mientras una sonrisa forzaba sus labios - Yo les pedí que programen una cita para mí, Del Rey. Estoy segura que estarán más que felices de poder decírtelo por sí mismas -. No hubo mentira allí. Una cuidadosa manipulación de los hechos, nada más. El cruzó los brazos sobre su camisa arrugada. Lucía bien desaliñado, tuvo que admitir. Y lució fino en aquel smoking la noche de la fiesta. Del Rey era un hombre que podía llevar cualquier aspecto que quisiera, incluso el de macho irritante y hostigador. Finalmente, exhaló ruidosamente mientras la miraba, su mirada acariciándola de la cabeza a los pies - Puedo oler tu dolor - dijo suavemente. - Puedo sentirlo. Lo siento, Anya -. Ella esperó, pero nada más vino. - Pero no lo sientes lo suficiente como para cambiar de opinión – ella dijo tristemente. Su expresión era pesada, y sus ojos negros furiosos con emociones que ella no sabía cómo interpretar. - Bien - ella se encogió de hombros - ¿Qué pasa con nuestro matrimonio? O la ceremonia del apareamiento? Necesitamos programarla Ella estaba arrastrándose a un agujero y estrangulándose de dolor. Miraba su expresión cambiar, volverse cerrada. Ella creía que era el peor rechazo que había enfrentado jamás. 211

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- Tú no estás tomándome oficialmente como tu Coya - ella afirmó con voz ronca. Las palabras de Sofía la rondaron ahora. No era oficial. Anya estaba viviendo en un mundo de sueños, y de alguna manera la otra mujer lo había sabido. - Anya, la ceremonia no importa - él empujó sus dedos a través de su cabello mientras la miraba - eres mi compañera. Eso te hace mi Coya. Tiempo. No puedes obtener nada más oficial que el apareamiento -. Ella lo miraba de nuevo, obligándose a no llorar, a no gritar de agonía y rabia. Finalmente asintió lentamente - Gracias por salvarme de los preparativos para la celebración que viene más tarde. Responderé las preguntas de la Lupina Gunnar y Prima Lyon por la mañana y les haré saber que no necesitan prepararse para ella La humillación zumbaba a través de su torrente sanguíneo. Ella no iba a llorar, se prometió a sí misma. Ella estaba demasiado cansada para llorar, demasiado dolorida para querer hacer nada, pero se enroscaba dentro de una miserable bola de vergüenza. Hope y Merinus ya estaban haciendo planes. Una ceremonia de primavera, el vestido blanco que Anya siempre había soñado. Una boda real, al igual que sus compañeros les habían dado a ellas. Un anillo. El sueño de toda mujer, pero en el mundo dentro del que ella vivía ahora, eso hubiera sido aún más. Hubiera sido una afirmación, y acabaría con toda seguridad donde otras compañeras, cuando la jerarquía de la sociedad de castas estaba involucrada. - Anya, maldición - él gruñó, sus ojos parpadeando con un borde de ira -¿Qué te está sucediendo? Eres más lógica que el dolor que puedo sentir viniendo de ti. Me estás matando con esto Ella levantó su barbilla lentamente y tragó el bulto en su garganta - Lo siento. Probablemente las hormonas - finalmente le susurró - Si me disculpas, Del Rey, creo que no me estoy sintiendo muy bien. Voy a ir a mi oficina un rato. Buenas noches -. - El diablo eres tu - sus dedos rodearon su brazo, no fuerte, no era su puño apretado, y aún así, ella se encogió. Era casi doloroso, aquel toque, incluso a través de su ropa. Él la liberó con rapidez, mirándola sin embargo como confundido. - Te lastimo - él frunció el ceño, perplejo, mirándola cuidadosamente. -¿Qué está mal? ¿Es esta la razón por la cual fuiste a la Dra. Armani? Es mi toque de repente doloroso para ti? Anya sacudió la cabeza. No había sido doloroso. No había heridas, no físicas. Emocionales. La calidez que necesitaba, la sensación de él que ella deseaba físicamente, no podía ocultar el dolor que ella sentía por dentro. - Estoy bien - dijo de nuevo - Por favor, perdóname, Del Rey. Sólo necesito una ducha. Tal vez comer - ella le dio una falsa sonrisa y enfilo a la puerta de su oficina Buenas noches -. Ella abrió la puerta, se deslizó en el interior de la pequeña habitación y casi se hundió en el suelo mientras la parte superior de su cuerpo tenía espasmos por la

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necesidad de sollozar. Era su compañera, no su Coya. Sin la ceremonia, ella nunca sería verdaderamente su Coya, su otra mitad. Ella era sólo la mujer que follaba y nada más. El agotamiento la llenaba, y por primera vez desde que Del Rey había regresado, el calor del apareamiento no la atormentaba. Se recostó en el sofá, apoyó su cabeza sobre su brazo y miró en la oscuridad hasta que se durmió. Ella no estuvo consciente de Del Rey entrando a zancadas en la habitación o de él en cuclillas junto a ella. Ella no sabía que él llegó, tocó la lágrima en su mejilla y se sintió como sollozando el mismo. - Lo siento, nena - susurró - Esta es la mejor manera. Para ambos Él tocó la mejilla con el dorso de sus dedos, sintiendo la carne sedosa y fría, mientras percibió un escalofrío pasando a través de ella. Estaba fría, pero no se despertó. Podía oler el daño irradiando de ella en olas, incluso durmiendo. Suspirando por la brutalidad de lo que le había hecho, dolorido con esto a una profundidad de su ser que él no sabía que existía, Del Rey levantó su frágil compañera en sus brazos y la llevó a la cama de ellos. Desnudarla le tomó un tiempo. Se movió lentamente, con cuidado, no queriendo despertarla del agotado sueño en que parecía haber caído. Cuando él la dejó aquella mañana, había estado riendo, feliz, burlándose de él. Ella había estado haciendo planes y él lo había sabido. Él había sabido esto y no había querido perder la calidez de su risa hasta que él no tuviera otra opción. Ahora la había perdido, y se sentía como si hubiera perdido una parte de sí mismo. Se desnudó y se metió en la cama a su lado, curvado en torno a su cuerpo frío y luchó para devolverle el calor. Estaba frío. Frío hasta la médula de sus huesos, y no podía explicar por qué. El frío se había iniciado cuando ella había caminado hacia su oficina más temprano. Había crecido después que ella había abandonado la habitación de ellos por su oficina. Tenía que protegerla. Hope y Merinus vivieron con la amenaza de peligros más grandes que Faith o las otras compañeras de las castas. Más intentos fueron hechos en sus vidas que en la de las demás Sin la ceremonia, el mundo nunca sabría con seguridad si era su amante o su verdadera Coya. Los Coyotes no eran Lobos, se dijo a sí mismo de nuevo. No necesitaban una ceremonia para hacer algo como esto oficial. Y ella vería en el tiempo que esto le daría una mayor seguridad, y eso era lo que importaba. Estaba herida ahora, pero más tarde, más tarde ella entendería, él se prometió a sí mismo. El encontraría las palabras para explicarlo. Encontraría un modo de hacerle entender. Tenía que entender, porque su seguridad era más importante para él que un malentendido. Había visto con el primer atentado contra su vida en las montañas que iba a tener que ponerla bajo sus pies. Tenía que ser responsable de su subsistencia por su lado, manteniéndola segura y bien. Nada más importaba.

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Del Rey despertó la mañana siguiente cuando Anya salió de sus brazos y dejó la cama. Esperó, escuchó, inhaló su aroma y todavía no detectó la excitación, no necesitaba de su toque. Él contuvo su preocupación. Los Coyotes eran diferentes, se dijo a sí mismo de nuevo. Podría ser simplemente un ciclo de descanso que las hormonas le estaban permitiendo, nada más. Él levantó sus pestañas lo suficiente para verla levantar la ropa sucia que él había dejado en el suelo la noche anterior. Su expresión era tranquila, compuesta. Bueno, ella estaría bien. La vívida esencia de dolor no estaba dominando sus sentidos. Quizá había sido simplemente hormonas. Esperó, escuchó cuando ella tomó la ropa sucia del baño. Quizás él tendría que juntarse con ella en la ducha. Abrió los cajones de la cómoda mientras recogió ropa limpia, y luego oyó la puerta de su oficina abrirse, cerrarse. Trabarse. Ella estaba usando la ducha en la otra habitación y se había asegurado que no sería seguida sin su conocimiento. Diablos. No le gustaba esto. Esta distancia que de repente parecía separarlos, este sentimiento que lo hacía frío e irritable, le hizo preguntarse qué diablos estaba haciendo cuando su compañera estaba involucrada. Hijo de puta, él habría preferido manejar una pelea de puños antes que mirarla a la cara esta mañana, porque sólo Dios sabía lo que haría si él viera aquel dolor en sus ojos de nuevo. Él sólo podía llegar a llorar por ella. Hope Bainesmith Gunnar miraba el mensaje en su bandeja de entrada. El correo electrónico era sorprendente, triste. Lupina Gunnar. Prima Lyons. Se ha decidido que no hay necesidad de la ceremonia oficial de estado. Anya Kobrin, compañera del Alfa Delgado. Tanto en tan simple correo electrónico. Tanto dolor y tal pérdida de sueños. Hope sabía que esta ceremonia era una que Anya había esperado con interés ya que aceptaba su lugar al lado de Del Rey, pero esta decisión quizás no era de extrañar después de la discusión que habían tenido con la Dra. Armani primero por la mañana. Hope no estaba sorprendida cuando el teléfono satelital que había colocado en su escritorio sonó. El identificador de llamadas mostró el número de Merinus. - Tienes la dirección de correo electrónico – Hope suspiró mientras respondía. - Dime que es una broma – Merinus dio tranquilamente - Incluso Callan estaba esperanzado que esta ceremonia tuviera lugar pronto y cimentara la posición de Anya. Sin ella, su posición destacada entre la gente de Del Rey estará debilitada. El respeto de ellos hacia ella se corroerá -. Hope sacudió la cabeza - Me temo que no es una broma - Wolfe tiene que hablar con él - instó Merinus - Esta ceremonia es muy importante, Hope -

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Hope pensó acerca de eso, lo consideró. Ella suspiró - Esto es algo que él tendrá que ver por sí mismo, y es una lucha que Anya tiene que hacer frente sola. Podemos apoyarla si ella nos necesita, Merinus, pero hay pocas cosas que podemos hacer. -Maldito obstinado Coyote - Merinus maldijo – Dolor de culo -. - Para ambas de nosotras - dijo tranquilamente Hope - Esperemos que pueda llegar a la base y hablar con ella pronto. Voy a hacerle saber lo que aprendí. Merinus suspiró – La llamaré a la brevedad. Aquel correo electrónico rompió mi corazón. Ella necesita tiempo pienso antes de hablar conmigoHope asintió - Voy a darle un día más o menos. Hasta entonces, rezaremos - Y rezar - dijo Merinus – Pobre Anya -. Pobre Anya. Pobre Del Rey. Porque Hope sabía que esto iba a causar más problemas para el Alfa de lo que él podría haber considerado. El apareamiento de un Alfa era una cosa, la aceptación de los hombres que lo seguían era otra, como ella y Wolfe habían aprendido. Por alguna razón la ceremonia de boda que tanto significaba en el mundo humano significa lo mismo en la sociedad de las Castas, tal vez más, especialmente para un Alfa. Si un Alfa no aceptaba su compañera, entonces sus hombres no la aceptaban también. Los últimos ocho meses, el orden de separación y la negativa de Anya a aceptar a su Alfa no habían parecido molestar a los soldados coyotes. Ellos la habían aceptado a pesar de esto. Porque habían creído que la decisión estaba fuera de las manos de Del Rey. Una vez que esto fuera conocido, la posición de Anya en la Base se corroería, y los problemas que ella enfrentaría no serían fáciles. No para Anya. Y definitivamente no para Del Rey. Hope envió un correo electrónico a la única otra persona pensaba que podría ayudar con este problema en particular. El único hombre que podía tener suficiente influencia para convencer a su Alfa del error de sus caminos. Su hermano. Brim. Brim miraba en la dirección de correo electrónico, el texto enviado en el mensaje de la Lupina, y sintió una ola de ira desarrollarse dentro de él. Hijo de puta. Quizás esta vez ellos lucharían después de todo.

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CAPÍTULO 20

Del Rey controló a Anya después que salió de sus habitaciones. Un ceño fruncía sus cejas cuando supo que ella estaba en el área de cocina. Dando zancadas a través de la base, se movió pasando la sala de comunidad y entró en la cocina. Con sólo el sonido del movimiento cuatro mujeres trabajaban en silencio, el maldito lugar era terrible. Había un aire de pesadez, de tensión, un sutil aroma de ira y dolor y un frío subyacente que no podía tocar. Anya levantó la cabeza de los cuencos y los ingredientes en que ella estaba trabajando. Sus ojos estaban oscuros, y quizás había sombras debajo de ellos. - Hay embutidos en la heladera si necesitas un sándwich – le dijo a él - Voy a tener huevos y galletas de carne surtidas en una hora si quieres esperar-. - No tienes obligación de cocinar - Él endureció su voz. - Nadie tiene obligación de cocinar - ella se encogió de hombros – La limpieza está muy lejos de hacerse realidad ciertamente, actualmente hay alimentos en la Base y ciertos elementos listos para comer cuando tus equipos tengan hambre, Del Rey. Hay más de sesenta soldados aquí, en la última cuenta con varias decenas más viniendo. Alguien tiene que hacer que determinadas prestaciones se mantengan -. - Añádelos a los deberes con rotación – le ordenó a ella. La vio poner leche en un enorme tazón de harina y comenzar a trabajar en él. Su cabeza estaba baja, su expresión tranquila y compuesta, cuando él sabía que ella estaba cualquier cosa menos eso. - No funciona de esa manera - ella sacudió la cabeza. - Entonces, haces que funcione – el dijo - Tenemos cosas que discutir que requieren nuestra atención, no tú parada con tus codos metidos profundos en un tazón de harina-. Ella miró el reloj en la pared – Puedes disponer tus debates por dos horas - ella decidió – Agendame en tus horarios después que quisiera saber en qué tiempo y donde nos encontramos -. - Así que ahora nosotros estamos programando la jodida? – él gruñó, ignorando las otras mujeres. Su cabeza se sacudió, un parpadeo de dolor cruzando su cara - Si esa es la discusión, entonces creo que es lo que estamos haciendo.El se sintió casi impotente. Recordó aquella sensación claramente de su juventud. Tan claramente que golpeó como un puñetazo dentro de su cerebro y dejó un gruñido ruidoso en su garganta. Con una jaula de acero en torno a él, había visto, tantas veces, 216

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como sus hermanos y hermanas fueron asesinados ante sus ojos. Castas Coyotes que fueron consideradas defectuosas, porque tuvieron misericordia, porque ellos se acercaron unos a otros. Niños no más que bebés que lloraban por atención o por los alimentos cuando no había nada. Bajó sus ojos. Y si él trató de luchar, si trató de salvarlos y, luego otros murieron tan bien. No habían sido tan amables de ir por delante y matarlo y sacarlo de su miseria. Ellos lo golpearon. Lo azotaron con un látigo. Conectaron electrodos a él después lo encadenaban a la pared, y lo torturaban con la electricidad que despellejaba su cuerpo. Era un ejemplo para los demás, lo mismo eran los asesinatos. Pretendían quebrarlo, destruir la misericordia que había dentro de él y demostrar que una casta no tenía alma, honor o principios. Habían fracasado. Pero de alguna manera, habían ganado también. - Discúlpeme, Alfa - Ashley se trasladó a su alrededor mientras caminaba hacia el pequeño armario que tenía innumerables implementos de cocina. Él miró hacia abajo a ella, vio sus uñas cortas y frunció el ceño. - No acabo de enviarte al condenados salón? – él gruñó. Sus ojos se agrandaron - Tuve los platos anoche. Unos pocas se salieron -. - ¿Qué quiere decir que tuviste los platos? Ella se agitó delante de él y miró a Anya. - Era el turno de Ashley para cargar el lavavajillas y limpiar las ollas y sartenes respondió a Anya. - Tengo una maldita rotación para las obligaciones de la cocina - su voz era áspera, primitiva, causando que las tres mujeres Coyotes retrocedieran. Anya se encogió de hombros - Al revisar el armario, los platos no se habían limpiado bien. Ellos son soldados, Del Rey. Hombres. Ellos no entienden sobre prelavado en primer lugar, ni comprenden de limpieza. Sharone, Emma y Ashley pasaban horas aquí arreglando esto. Tu rotación no está funcionando - su cabeza levantada - A menos que los felinos lo hagan. Ellos parecen tener una idea. Pero me imagino que Alfa Lyon no estaría contento si utilizamos las castas Felinas sólo para las obligaciones de la cocina -. Ella vertió su harina desordenada sobre el mostrador y comenzó a trabajar en un bollo. Un enorme bollo. Él la miró. - No eres una sirvienta - se quebró - Esto no es donde perteneces Ella paró, miró a la masa y levantó su cabeza. Su mirada era cerrada, pero Dios, lo que sintió viniendo de ella. Las emociones estaban casi encerradas en su interior, dándole sólo el más pequeño indicio de la conmoción, de la inmensa ira, del miedo y la necesidad que se enroscaban en sus ojos azul oscuro. Estoy ocupada, Del Rey - ella dijo finalmente - Programa un tiempo y voy a estar allí. Hasta entonces, permíteme terminar si no te importa. ¿O es esto otra cosa que necesito tu permiso para terminar? -

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La furia lo abofeteó. Podía sentir su construcción dentro de él. Aumentando la necesidad dentro de él para forzar su sumisión, para llevarla de vuelta a sus habitaciones y su joderla hasta que ella no tuviera la energía para desafiarlo. Y otra parte, una parte sana, la parte humana, paró mientras sintió más que el animal quería ver. Se giró sobre sus talones y dejó el cuarto. Lucharían contra esto más tarde. Una vez que sus órdenes fueran cumplidas, ella no se encontraría en la cocina cocinando para toda la maldita base de nuevo. Habría sido condenado si ella estaba. Ella no era el maldito cocinero. Era su compañera. Su Coya. Ella podía esperar hasta que el infierno se congelara, pero no era su trabajo hacer el trabajo actual. Cerró con un golpe la puerta de su oficina, anduvo con pasos majestuosos hacia su escritorio y se sentó. Miró alrededor de la oficina. El polvo se estaba acumulando. Los expedientes se apilan aquí y allá al azar. No había sido así cuando había llegado. Su oficina había estado impecable. El aroma de su compañera la había llenado. Corrió sus dedos a través de su cabello y soltó una dura y áspera respiración cuando el golpe de Brim sonó en la puerta. Él conocía el golpe de su segundo al mando y la ira subyacente. - ¿Qué? - él gruñó. La puerta se abrió. Militarmente recto y perfecto, Brim se trasladó dentro de la sala. Su mirada estaba helada, sus modos rígidos. - ¿Qué clase de palo ha sido empujado en tu culo? - él descubrió sus dientes al otro hombre. Brim entregó el mensaje sobre la e-pad - Necesito su firma Del Rey tomó la e-pad con su mano, la miró, entonces sintió una neblina de color rojo bañándolo con el mensaje que esperaba su aprobación. Re: Notificación oficial de reversión de los derechos de Anya Kobrin sobre Alfa Delgado. Estado Coya, revocado. Estado compañera, revocado. Toda oportuna autoridad revocada. Miró al otro hombre - ¿Qué diablos es esto? - Por la orden de separación ella sólo retiene su título si tú no lo revocas -. - Todavía no lo he revocado - informó a Brim, su tono gutural -¿Qué diablos es esto?- Usted debió haber leído el acuerdo de separación más detalladamente quizás – dijo Brim - Anya envió la nota esta mañana a Lupina Gunnar y a Prima Lyons, así como a sus Alfas. La decisión que la ceremonia de apareamiento tentativamente programada para la primavera estaba cancelada. Ella perdió su título cuando la nota salió. Palabras de esto está ya filtrándose a través de la Base. Ella ya no es Coya y, por tanto, sus líderes de manada necesitan una directiva de usted -.

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La nota era una directiva correcta. Anulaba todos los poderes que Anya ha tenido, previamente, para comandar en su ausencia. También ponía su estado por debajo de los líderes, en lugar de por encima de ellos como había tenido una vez. Él miraba la nota. - Si ella es oficialmente mi Coya, pinto un blanco sobre su espalda para cualquier coyote que ha logrado engañarnos, o nos traicione en el futuro. Ellos la golpearían primero -. Brim se encogió de hombros - Esa no es mi demanda, Alfa. Todo lo que necesito es la orden firmada para que la Base funcione de manera adecuada. La estructura militar debe cumplirse -. La mandíbula de Del Rey se apretó. Antes que Del Rey pudiera controlar el impulso, recogió la e-pad y la tiró. Un feroz y salvaje movimiento de su brazo, y se estrelló contra el muro de piedra a su lado. Brim miró la destrucción antes de pasar su mirada de nuevo a Del Rey - Una copia fue enviada a su PDA. Puede firmarla desde ahí. Si usted me excusa ahora - él saludó a Del Rey con el debido respeto militar. Perfecto, suave y coordinado. Del Rey se encontraba fuera de su silla antes que Brim pudiera pasar a través de la sala. En el próximo segundo tuvo a su segundo al mando contra la pared, su brazo agarraba la garganta de Brim mientras un gruñido se hizo eco de su garganta. - ¿Cuál es tu maldito problema? - él miraba a los ojos de Brim y no vi nada, en aquellas facciones frías y sin emociones. - Yo no sabía que había uno - Y no estaba peleando. Brim no era un hombre que permite incluso a su alfa lanzarlo contra una pared. Pero ahí estaba, relajado y fresco. Del Rey sentía como si un volcán estuviera listo para explotar dentro de su propia cabeza. - Borra esa maldita nota - Del Rey dijo. Podía imaginar el dolor de Anya si ella la vio, una vez que la leyó. Casi podía sentir la pérdida que sabía escondería dentro de ella. - No puedo hacer eso, Alfa – Brim dijo - Esta es una base militar, y las normas tienen que ser respetados, de lo contrario, nuestros hombres van a estar confundidos e inseguros. Ellos elegirían el bando. La gente de ella contra tu gente. No podemos permitir eso -. Del Rey lo liberó lentamente - Elimina la maldita nota o lo hago por ti - ordenó. Brim se encogió de hombros – Ya ha salido a sus líderes de manada. El protocolo exige que se envíe. Al igual que se ha enviados a los líderes de las manadas Lobos y Felinos. Usted estará mostrando debilidad al negarse a enviarla usted mismo. Como Alfa, no puede permitirse el lujo de mostrar debilidad en este momento. Una separación de la manadas podría destruirnos, Alfa. Las alianzas se irán al diablo y nos dejarían

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peleando en la selva por alimentos de nuevo. Esto no era tan divertido como pretendíamos que fuera, no lo creo. - ¡Fuera de mi oficina - Del Rey le ordenó fríamente – Ahora -. Le dio la espalda a Brim, hasta que escuchó al otro hombre caminar a la puerta. Brim se paró luego y Del Rey se tensó aún más, sabiendo como al otro hombre le gustaría partirlo de un disparo. - Yo soy tu hermano Del Rey se encogió con el recordatorio. - Hemos perdido nuestras hermanas en aquel infierno. Hemos perdido hermanos. ¿Sabes, Del Rey, hasta que recibí aquella nota esta mañana, me molestaba que te negaras a reconocer la relación entre nosotros - Había diversión en su voz. Del Rey se volvió a él lentamente. Brim se encogió de hombros ante la mirada que él le dirigió - He decidido que realmente no era personal. Tampoco era el miedo por tus hermanos vivos lo que causó tu negación de los pocos de nosotros que aún vivimos -. - Y tu decidiste esto basado en qué? – Del Rey podía sentir la furia construyéndose dentro de él, lagrimeando a través de él. La boca de Brim se torció en una fría sonrisa - Usted acaba de rechazar a su Coya, líder Alfa. Cualquier hombre que puede hacer esto no tiene un alma. Él no tiene hermanos, tampoco hermanas. Creo que simplemente voy a contarme a mí mismo la suerte que usted tenga suficiente honor para que usted no matara a aquellos de su sangre mientras éramos aún cachorros. Con ello, Brim abrió la puerta y salió de la habitación, cerrando lentamente detrás de él, un segundo antes que el gruñido de Del Rey se hiciera eco a través de la sala. Mierda con ellos. Mierda con todos ellos. Tenía un alma. Un alma sumida en el horror de la memoria, un alma que se retorcía y sangraba en la parte baja de su coraje ante la idea de todo lo que había perdido a lo largo de los años. Un alma que lloraba por todo lo que no podría tener. Porque tener significaba perder. Y Dios ayuda a todos, si él perdía su Coya. Anya se sentó en su computadora horas más tarde, el cansancio tironeando de ella mientras sacó el teclado y activó el monitor. Un mensaje de correo electrónico. Privado y encriptado. Ella lo abrió, tomó nota de la fecha y hora de la reunión, confirmó, y luego lo eliminó. Ella cubrió su rostro con sus manos mientras descansaba sus codos sobre la mesa y forzó a retroceder a sus lágrimas, cuando la necesidad comenzó a quemar en su interior. Había recibido su copia de la nota de Brim por la mañana antes de ir a la cocina. Se sentía tan perdida ahora como se había sentido entonces. Se sentía como si la primavera se hubiera cancelado. Como si el calor que había esperado tener le había sido arrebatado para siempre. 220

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- Coya? – la puerta de su oficina se abrió y Sharone, Emma y Ashley entraron. Anya tragó herméticamente mientras bajaba sus manos y miraba a las mujeres que eran como hermanas para ellas. Habían sido reasignados por sus líderes de manadas. Ella había recibido esa nota particular cuando ingresó a la cocina desde su habitación. - No - ella susurró, sacudiendo su cabeza - Ustedes no pueden usar ese título más, Sharone -. - Tienes que hacer algo - exigió Sharone ferozmente - ¿Crees que la falta del título va a salvar tu vida? No puede ser tan loco como para creer eso -. Anya sacudió la cabeza - Ustedes han sido reasignadas. Ustedes sin embargo tienen horas programadas fuera de mi solicitud. Vamos a tener nuestro último día de chicas en una semana. Haremos una fiesta – les dijo - Dra. Armani y ojalá la Lupina Gunnar se unirán a nosotras. Estén preparadas para eso -. Los ojos de Sharone se ampliaron cuando el significado de las palabras de Anya quedó claro. Ashley se apoyó contra la pared, mientras que Emma se sentó en el sofá, su cabeza miraba hacia abajo al piso de la pequeña oficina. - Y después que? - Sharone preguntó - No podemos dejarte indefensa. Anya, las castas que salieron de Rusia con nosotras están indignados. Ellos están murmurando sobre abandonar la alianza que han construido con el Alfa. Este es el peor insulto que él podría haberte hecho -. Anya sacudió la cabeza. No, el peor insulto que le había hecho fue cuando la convenció de venir con él, encantándola, seduciéndola con sus mentiras. Ella era su Coya. Ella era su vida. Ella reafirmaba que él tenía un alma. - Coya - susurró Ashley, su voz pesada - Lo que ha hecho está mal Anya tomó su mano lentamente - Por favor. Díganle a los demás que es mi deseo que permanezcan con la alianza. Ellos prometieron su lealtad a Del Rey bajo ciertas reglas. Que yo sea su Coya no era una de esas reglas. No pueden permitirse el lujo de romper su palabra en este mundo, Sharone - ella sacudió la cabeza y tuvo que tragar sus lágrimas - Por favor. Informen a sus líderes de manada cuando ellos pregunten. Voy a estar bien aquí -. Ashley se movió. Ella sacudió la puerta abierta y la cerró de un golpe con una fuerza que tuvo a Anya retrocediendo. Emma se levantó de su asiento y salió más despacio, sus manos metidas en los bolsillos de sus pantalones vaqueros mientras Sharone la miró de nuevo con una expresión cargada de dolor. - Dile a él - dijo Sharone suavemente - Si tú eres perjudicada, ha hecho enemigos, Anya. Más de lo que podía imaginar Sharone se volvió y abandonó la sala mientras Anya soltaba su aliento de un tirón. Iba a perderlas. Eran más que amigas, y siempre habían estado juntas. Desde que era una niña y encontró por primera vez las celdas donde cinco mujeres Coyote se encontraban detenidas. 221

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Ella, la princesa de las instalaciones de Chernov, incluso a la edad de cinco años, había retorcido a los científicos y médicos alrededor de su pequeño dedo hasta que las niñas con quien quería jugar tuvieran cierta libertad. Ellas la tuvieron, entonces formaron un vínculo que nunca se había roto. Nunca habían sido separadas, hasta ahora. - Anya? Ella se puso rígida con el sonido de la voz de Del Rey a su lado. Giró su cabeza, mirándolo, viendo la pena en su expresión, una pena reflejada en su corazón. - Usted me habría herido menos si habría utilizado aquel cuchillo que puso en mi garganta en Rusia – le dijo, la respiración saliendo ruidosa. - Soy un Coyote - dijo, su voz baja - El más odiado y temido de las catas, en todo el mundo. Mi Coya vivirá en constante peligro. Si el mundo percibe que no es más que mi amante, si las otras castas perciben que ella tiene sólo mi cuerpo, entonces está segura. Si cometo un error y permito entrar a un traidor entre nosotros aquí en la base, entonces estás más segura -. - Nuestro hijo estará más seguro? - preguntó. - La esposa de Kiowa aún no ha concebido - dijo - Ella no usa la hormona, para la concepción tampoco. Tenemos tiempo para trabajar esto. Parecía que ya había trabajado en esto. - No pedí explicaciones - ella se levantó y desconectó la computadora. No ha habido mensajes de correo electrónico, no había castas pidiendo asesoramiento o asistencia. Ninguna de las a menudo decenas de solicitudes que llenaban su bandeja de entrada. Había recibido un solo mensaje de correo electrónico, nada más. Sólo que fácilmente ella había sido dejada de lado. - Anya – mientras se movió alrededor de su escritorio, él la paró, moviéndose hacia ella y presionando su cuerpo contra el suyo – Eres todas las partes de mi alma. No puedo arriesgarte Manteniéndose a sus espaldas, ella cerró sus ojos ante el dolor en su voz, dolor que vibraba a través de su propia alma. - Lo entiendo - ella susurró finalmente, y tal vez una parte de ella lo entendía - Soy tu amante, nada más - Sólo a los ojos de los otros - sus manos resbaló a su alrededor - ¿Qué pasa entre nosotros es entre nosotros, Anya. Eres mi compañera. Mi Coya. No importa lo que el mundo ve Pero ella no era su Coya. Ese poder, ese privilegio, se lo habían robado. Ella era su compañera de cama. A los ojos del mundo, y ahora a sus ojos también. Porque los beneficios que había traído a su vida como algo más habían sido despojados de ella con una sola nota.

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Ella estaba llorando por dentro mientras sus labios presionaban contra su cuello. Llorando cuando la conocida necesidad comenzó a quemar bajo en su estómago, comenzó a curvarla y la rabia atravesó sus terminaciones nerviosas. Y todavía no podía negarse a él. Cuando sus dedos levantaron el dobladillo de su camisa, pasándola encima de su cabeza, no podía negarle el contacto que buscaba. Cuando la tomó en sus brazos y apretó sus labios a los suyos, no pudo negarle el beso que ella misma necesitaba. El gusto de él, aquel pequeño pedazo para mantenerse en él. Una parte de sí mismo que él no podía robarle, simplemente porque la naturaleza demandaba que él solo tomara satisfacción de ella. Sus brazos se juntaron alrededor de su cuello; la emoción abrazando su interior. Este hombre era su vida, cada onza de ella le pertenencia, no importa cuánto le dolía. Ella se había dado cuenta de esto en los últimos dos días. Era su dueño. Ella, que había jurado que nunca sería propiedad de nadie, era propiedad de este hombre, de esta casta. - Dios sí – él gruñó cuando ella se relajó contra él - Agarrame, Anya. Mantenme cerca, nena Su carne parecía cálida contra ella, ella se calentaba bajo su tacto. Empujó sus zapatos fuera de sus pies mientras él la liberaba de su jeans y lo arrastró a través de sus caderas. Creció el hambre por su beso, desesperada por esa conexión. La única cosa que no podía robarle, que no podía quitarle. Ella estaba hundiéndose bajo las olas de placer mientras él la empujó hacia atrás, la giró y presionándola a lo largo del escritorio hasta que sus dedos estaban curvados contra el amplio antebrazo que él dejó debajo de su cabeza. La envolvía. No como aquella primera vez, cuando él había estado detrás de ella. Mientras él la doblaba más ahora, la envolvía. Sus labios estaban en su cuello, lamiendo, mordiendo, enviando luces de bengalas de calor creciente entre sus muslos mientras sentía la cabeza de su polla arremeter contra ella. - Te necesito - él quemaba su cuello – Te necesito que hasta que no puede respirar por la necesidad. Hasta estar muriendo por estar dentro de ti. Su pecho apretado, dolorido con la emoción en su voz, el tormento que los llenaba ahora, los ataba, los mantenía juntos. Una mano se apoderó de su cadera mientras giraba su cabeza a él, tomó sus labios y accionó la longitud de su gruesa polla dentro de ella. Lentos y constantes golpes llenaban su carne. Él la estiraba, la quemaba hasta ella estaba jadeando contra sus labios, sus piernas más abiertas, sus labios y lengua moviéndose contra él en un beso que aprisionó su espíritu al de él. - Tan dulce. Dando tanto - él gruñó dentro de su beso antes de tomar sus labios en una exploración hambrienta que imitó los firmes y profundos golpes de su polla.

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Él acarició sus terminaciones nerviosas demasiado sensibles por los impulsos de su líquido pre seminal que la quemaban. Él la tocó, por dentro y por fuera, ella se agarró a él, sus caderas juntándose, moviéndose, moliendo en ella mientras las sensaciones espiraladas de necesidad comenzaron a desgarrar las últimas barreras de control que poseía. Las últimas barreras contra las emociones enroscadas dentro suyo. - Agarrame, Anya - Él separó los labios de ella, abrazándola ferozmente mientras hizo la masculina demanda. Su polla cavando dentro de ella, profundo, lanzando estocadas que la tenían jadeando, deseando la liberación. Sus músculos apretados alrededor de él, ordeñándolo mientras ella se sentía subiendo más alto, siempre más alto. Se quemó en sus brazos como un reguero de pólvora y no pudo detener la fuerza destructiva de esto dentro de su mente. Se quebró cualquier posibilidad de permanecer al margen, del hombre o del placer. Ambos envueltos alrededor de ella, estimulado su propio hambre. Presionó hacia atrás, se abrió y gritó su nombre mientras sentía sus labios, la lengua, la raspadura de los dientes contra la marca que había dejado en su carne. Los escalofríos trabajaban a través de su cuerpo. Sus pezones doloridos cuando el encaje de su sujetador los raspaba; su clítoris estaba quemando, palpitando sin sentido por la liberación mientras él golpeaba dentro de ella por detrás. Agitando la necesidad, se apoderó de su brazo mientras ella sentía la otra mano moverse entre sus muslos, como si él sintiera, como si él conociera que esta situación por sí sola no iba a proporcionarle el alivio que necesitaba allí. - Ámame de nuevo, Anya - su cabeza presionó contra su hombro - Por favor, nena. Ámame, sólo una vez más La palma de su mano cubrió el duro botón y lo encerró contra ella. Temblorosos estremecimientos de respuesta comenzaron a construirse en su interior. El calor la rodeaba ahora, cada parte de ella. Se movió en su interior, calentó los fríos anuncios y alivió la agonía que resonaba a través de su alma. Ella lo amaba. Ella lo amó hasta que nada más importaba, hasta que estaba perdida dentro de él y sabía que nunca escaparía totalmente. - Ámame - él susurró de nuevo. El placer se construyó dentro suyo hasta que fue un torbellino. Hasta que corrió a través de su sangre, centrado en su clítoris, en su vagina. Hasta que ella estaba explotando con una fuerza que la levantó en puntas de pie y tenía sus dientes mordiendo su brazo mientras él se hundió en la curva de su hombro, su lengua lamiendo la marca de apareamiento mientra ella lo sentía hincharse dentro suyo. Agonizante palpitaciones de placer se desgarraron a través de ella. Humedecidos con el sudor de ambos, y entre ellos alborotadas llamas de liberación quemando sus terminaciones nerviosas.

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Estaba temblando en sus brazos. Los estremecimientos parecían ir al hueso a través de ella mientras ella sentía los profundos chorros de su esperma pulsando dentro suyo. Llenándola. Completándola hasta que sabía que vivir sin él no era posible. La existencia sin él no iba a suceder. Anya se escuchó gemir mientras él la levantó en sus brazos y la llevó a la cama muchos, muchos minutos más tarde. Terminó de desvestirla, se desnudó a sí mismo, luego se movió sobre ella. - Te necesito de nuevo -. Estaba aún erecto, todavía duro. Sus muslos se separaron cuando ella lo sintió moverse dentro de ella, trabajando lentamente en los inflamados tejidos, mientras ambos gritaban de placer. - Dulce Anya – gruñó cuando la llenaba. Del Rey nunca había conocido placer tan dulce, tan sabroso como follarla. Deslizando su polla dentro de ella, sintiendo su coño apretar y ajustarse a su alrededor, aquellos convulsivos, pequeños movimientos de succión destruyendo su control. El dulce aroma de la crema femenina y la lujuria masculina llenaban el aire mientras sus labios se posaban suavemente sobre los de ella, luego se trasladaron a sus apretados y duros pezones. Ella se arqueó hacia él, cuando él chupó primero una y luego la otra punta dura dentro de su boca. Recorrió las apretadas puntas, sintiendo las uñas de ella clavadas en sus hombros, sus piernas envolviendo sus caderas. Esto era lo que necesitaba de ella. Toda ella. Toda ella centrada aquí, en su cama, tomándolo, necesitándolo. Amándolo. Dulce Dios, estaba perdiéndose en ella y no podía evitarlo. No podía frenarlo. Necesitaba más y más, hasta que él se hundió dentro de ella con duras y hambrientas estocadas. Hasta que sentía su explosión, la oyó gritar su nombre mientras se trababa dentro de ella, derramando su liberación y gruñendo su nombre como un animal que solamente podía encontrar la cordura, en ningún otro lugar, sino en los brazos de esta mujer. La había lastimado, herido su orgullo, lo sabía. Su seguridad era más importante. La paz de su mente estaba más segura sabiendo que el riesgo de ser su Coya ya no era algo que necesitaba temer. En cambio, sólo había que temer aquel extraño y tranquilo lugar dentro de ella que él podía sentir cada vez más oscuro. El animal sabía que estaba ahí. Sabía que su compañera estaba poniéndolo de espaldas, agarrándolo. Y, así como el hombre, exigió todo de ella. Tendría todo de ella. O él nunca sobreviviría.

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CAPÍTULO 21

Anya se trasladó a la sala de la comunidad tres días más tarde, parando para recoger los periódicos, revistas y diversos artículos de basura que ahora la ensuciaban. Había sido relegada a ser una maldita ama de llaves, parecía. Nada era recogido, nadie se estaba oponiendo, y ella estaba haciendo lo mismo. Al menos cuando Sharone, Emma y Ashley estaban con ella, había manos dispuestas para ayudar con el proceso. No había nada de eso ahora. Ella no había visto a las chicas en tres días, y ellas las extrañaba. - Jax, dame tus botellas vacías, por favor – ella pidió a uno de los Coyotes tirado en un sofá mientras miraba el enorme televisión montado a la pared. Jax se inclinó hacia el lado en lugar de mirarla a ella, y le dejó la habitación para recoger las botellas por sí misma. - Sería más fácil si me las entregaras a mí- ella le dijo con un borde de la diversión. Su mirada resbaló en ella - Sería más fácil para mí si usted misma las recoge -. Anya se congeló ante la deliberada falta de respeto y se enderezó, dejando las botellas donde estaban sentados. - Vamos, Anya, usted está en el maldito camino - él gruñó – Déjeme ver la televisión Era deliberado, un recordatorio que no tenía derechos, incluso por encima del más bajo de los soldados en este momento. Ella ya no era Coya; aún no era una compañera reconocida. Era la amante de Del Rey, nada más. No había hombres dispuestos a ponerse de pie por ella, y aquello la dejaba al merced de las bestias quienes la empujaban, se mofaban de ella y finalmente la forzaban a permanecer fuera de sus caminos o arriesgar sus vidas si ella charlaba con ellos. Ellos la estaban probando, y ella había sabido lo que estaba viniendo, sólo no había esperado que venga tan pronto. Dejó las botellas sobre la mesa y salió de la habitación, dejando el resto del desorden como estaba. Ella era consciente de las otras castas mirándola, ojos achicados, algunos con desaprobación, algunos con curiosidad, cuando se trasladó a la cocina. Pero había una mirada que tenía la vergüenza retorciendo su estómago. Sofía. Ella todavía estaba allí, y la otra mujer lo sabía. Anya tiró la basura que llevaba a la cocina, y luego miró en torno a los platos apilados al azar en el gran sumidero. Había sartenes sucios y ollas sobre las cocinas y los armarios. La puerta de uno de los hornos había quedado abierta. La cocina era un desastre. 226

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- ¿Quién tiene la rotación de esta semana? – preguntó a Cavalier cuando entró en la habitación desde otra puerta. Miró alrededor de la sala – Los Lobos y Felinos fueron retirados de la rotación. Uno de los líderes de manada fue asignado para mantener la rotación de aquí, pero no estoy seguro quien es -. - Gracias - dijo firmemente mientras ella se trasladó a la pileta y sintió sus hombros hundirse en la desesperación. - Podría parar esto - dijo detrás de ella - Una palabra es todo lo que tomaría -. - ¿Y qué palabra sería? - ella sacudió su cabeza. Ella se volvió al agua caliente, parando en el lavabo y preparó un remojo para los platos antes de ponerlos en el lavaplatos. - Juramos lealtad a él por usted - le dijo Cavalier – Porque usted estaba a su lado y su aroma nos aseguró que no importa los problemas que estaban teniendo, todavía él era leal a usted. El ya no está mostrando aquella lealtad -. Anya se volvió lentamente. - Él es un comandante capaz y Alfa – ella dijo ásperamente. Su oscuro rostro era estoico, sus ojos feroces mientras un grueso, largo, y brilloso cabello rubio oscuro enmarcaba su rostro. - Está en esto - él asintió - Pero un hombre no es juzgado por su capacidad para conducir bien, Coya - No me llames eso, Cavalier – ella susurró - Yo ya no soy tu Coya -. - Usted es nuestra Coya - afirmó, un ataque de ira llenando su voz ahora -Nosotros lo seguimos, juramos nuestra lealtad a él, porque él era suyo. No porque usted le pertenecía a él. Él no hace la mierda que nosotros reclamamos como nuestra y aún comanda aquella lealtad -. - No - ella dijo ferozmente - Simplemente no entiendes sus razones. Déjalo ir, Cavalier -. - Todo lo que necesitamos es una simple palabra, y nosotros estamos de pie – afirmó - Si él la está maltratando, ninguno de nosotros se mantendrá bajo su mando ¿Cómo podría ella nunca haber considerado esta casta muerta por dentro? Cuando se reunió con él por primera vez, él había tenido la misma mirada en su rostro como la tenía ahora. Inexpresiva, sus ojos fríos, pero en aquellos fríos ojos color ámbar estaba más de lo que había visto nunca. Ella lo vio ahora. Una furia salvaje, una completa y dedicada lealtad. Ella había leído su expediente en el otro laboratorio. Ella había sabido que había sido marcado para morir cuando ella convenció a su padre que era un candidato para el programa de entrenamiento en los laboratorios Chernov. Tenía catorce años. Nunca había rechazado a ella o cualquier otra persona, hasta ahora. - Él no me maltrata - ella juró. 227

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Él gruñó ferozmente -Tampoco muestra respeto por usted. Hasta que lo haga, no hay un solo Coyote, excepto aquellos que lo conocían de antes, que le mostrará respeto. Habrá peleas – él la miró - La sangre se derramará. Porque no hay ninguno de nosotros que se quedará de brazos cruzados y permitirá esto -. Él se alejó de ella y salió de la habitación. - Discordia en las filas, que interesante - Sofía arrastró sus palabras desde la otra puerta – No sabía Del Rey acerca de esto? Anya giró sorprendida y enfrentó a la otra mujer. Grandioso. Perfecto. Justo lo que diablos ella necesitaba. - Qué crees tú que necesita saber – dijo antes de empujar los platos en el agua jabonosa. El silencio llenó la sala. - Él no te está haciendo ningún favor, Anya - dijo entonces Sofía - Del Rey puede ser malditamente extraño en un buen día, y él tiene todas estas extravagantes pequeñas ideas acerca de la protección de la gente por la que se preocupa. Él no está protegiéndote con esto. Él solo piensa que lo hace -. La tranquila reflexión en la voz de la otra mujer había levantado su cabeza, sus ojos encontrando la mirada sorprendentemente sombría de Sofía. - Él hará lo que él piensa que debería -. - Él conseguirá matarte - le advirtió Sofía. - Él sabe lo que está haciendo - Anya rechinó. Sofía sonrió. En primer lugar, una triste y melancólica curva de sus labios y, a continuación, una de las burlonas a las que Anya estaba más acostumbrada. - Oh bien, si tú mueres, creo que averiguaré si realmente las castas pueden aparearse por segunda vez. He oído que Mercury Warrant lo hizo. Tal vez una casta Coyote pueda también -. Ella giró y salió de la cocina entonces, volteando su pelo sobre su hombro con un aire de interés, como si estuviera decidida a encontrar de una manera u de otra si ella tenía una oportunidad de ser la Coya ahora. Anya miraba hacia abajo el agua, parpadeó evitando sus lágrimas y empujó atrás el dolor. Sufriendo no iba a arreglarlo. Durante las horas que pasó con Del Rey en sus habitaciones, sabía lo que el hombre quería, algo que ella no podía aliviar salvo el amor. Una vez que esas puertas estaban abiertas y el Alfa emergía, se encontraba con que el comandante, el líder, era un hombre muy diferente. Su rango en la base había cambiado drásticamente con la nota informando que había habido un cambio de planes en la ceremonia oficial. La orden de separación había ordenado su rango, siempre y cuando su relación siguiera sin resolverse. Ha sido una protección para ella, los otros líderes Alfas le habían explicado. Ella nunca había

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imaginado que era una ilusión que se disolvería tan pronto como la orden de separación había sido disuelta. Sin embargo, había. El descenso de un lugar de respecto a uno de alerta desafío rozaba en su orgullo. Pero, de nuevo, pocas castas de cualquier especie daban el respeto donde sus alfas no lo daban. Anya, un ser humano, más débil físicamente y para todos los efectos y propósitos, sin otra casta aceptando oficialmente la responsabilidad de ella y de sus acciones era menos que la mugre en sus pies. Era la manera del mundo en el que ahora existía, y ella no tenía ni idea de cómo cambiar la impresión que ellos habían estado dando. Del Rey leyó los informes de la mañana, firmó las notas y bebió su café mientras desaprobaba la terminación de sus trabajos administrativos del día a día. Tenía mierda en su bandeja de entrada que nunca antes había tenido. Quejas. Solicitudes. Perradas en los equipos Felinos y Lobos. Ingratos mensajes de correo electrónico que siempre terminaban con una petición. Cientos de ellos. Se sentó en su silla y miró la pantalla de su computadora, antes de activar el enlace en su oreja. - Sí, Alfa? – la voz de Brim era calma. Demasiado calma. El mismo tono que había utilizado durante tres días. Estaba meando fuera de él. - ¡Ven aquí - le ordenó. Cuando se abrió la puerta, él miró al otro hombre mientras agitó su mano hacia la pantalla de la computadora - ¿Qué diablos es esto? Esto. Doscientos veintisiete mensajes de correo electrónico de los dirigentes de las manadas, los soldados, castas Enforcers y otros que no tenía forma de identificar. Brim se movió en torno a la mesa y miró curiosamente la pantalla. - Ah sí - dijo finalmente - La reversión de los derechos - él se encogió de hombros. - ¿Qué carajo, - Del Rey gruñó - es esto? Brim cruzó sus brazos sobre su pecho antes que él se inclinara contra la pared al lado de la silla de Del Rey. - La reversión de los derechos – Brim dijo - Las responsabilidades de la Coya, Del Rey. Ya no hay más Coya. Su dirección de correo electrónico fue revocada y todos los mensajes de correo electrónico dirigidos a su persona son devueltos a su propietario correcto. A saber, el Alfa -. - Tú hiciste esto? – Del Rey gruñó. Los ojos de Brim se ampliaron – Yo no, - él soltó una risita - eso ocurrió en Haven cuando la nota salió. El servidor procesa los mensajes de correo electrónico. Cuando la ceremonia oficial fue cancelada, Haven, no tuvo más remedio que cortar la dirección de correo electrónico. Es parte de los estatutos de la sociedad. ¿No los lee? No. Él no había leído los putos estatutos, porque él no era parte de la sociedad. Protocolo de mierda. Responsabilidades sociales. Ellos estaban en una base militar, no en un puto hogar de Castas rebeldes. 229

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- Asigna a alguien para responder a esta mierda - él agitó su mano en la computadora - Anya está probablemente descansando ella no tiene que lidiar con esto nunca más Brim estaba en silencio. Del Rey miraba a los correos electrónicos y exhaló una difícil respiración. - Yo podría asignar a alguien - declaró finalmente Brim - Sofía aún estará paseando tranquilamente por los alrededores, la pondré a trabajar -. Del Rey giró hacia él lentamente, sus labios elevados en un gruñido silencioso. Brim se encogió de hombros - Como usted dijo, Anya estaba probablemente encantada de deshacerse de la responsabilidad. Le deja más tiempo libre para pasarlo con usted Del Rey giró y miraba la pantalla de nuevo, sin decir nada. - ¿Debo asignar ese derecho a Sofía, Alfa Delgado? - No, - Del Rey se quebró – Solo vete de aquí Esperó hasta que la puerta se cerró detrás de su segundo al mando antes de activar su vínculo con una línea exterior. Esperó hasta que Wolfe Gunnar estaba en línea. - ¿Cómo puedo ayudarte, Alfa Delgado? - La voz del otro hombre era fría. Carajo estaba cansando de esto. - Jodeme, Wolfe, y me voy a venir abajo y arrancaré tu pene. Vamos a ver cuánto disfrutas de tu Lupina entonces Hubo al menos una risita antes que el sonido fuera suavizado. -Esto no me dice lo que usted necesita ¿Qué necesitaba? Además de Anya, además que algo faltaba dentro de él, que se sintió tan maldito perdido que no pudo averiguar dónde demonios encontrarlo. - El interrogatorio del camarero. ¿Por qué no se reprogramó de nuevo todavía? - Tenemos nueva inteligencia que estamos esperando – le dijo Wolfe -Esto fue remitido a tu dirección de correo electrónico ayer por la tarde. Deberías haberlo recibido. - Estoy seguro que está en aquel lío en alguna parte - Del Rey gruñó. Wolfe estaba riendo divertido - Sí, si no fuera por Hope, me llenaría de denuncias y solicitudes. Supongo que está negociando bien con ellos. Una base militar es un infierno de un montón más de inconveniente que un hogar, me imagino. Yo no le envidio la masa de correos electrónicos. ¿Ha asignado un asistente? Del Rey apretó el puente de su nariz - Sólo aumente la velocidad si no le importa.-Estamos esperando más inteligencia que Cabal San Laurents, una casta Bengala junto con el Santuario, están estudiando. Me gustaría tener esa inteligencia, que implica la posibilidad que una casta haya planificado los ataques para comenzar. Si puede identificar la casta y el camarero puede confirmar la participación, entonces nos ayudara a prender con alfileres a Engalls y Brandenmore. Le daré una llamada cuando la información llegue 230

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-Gracias, Alfa Gunnar - Del Rey dijo - Voy a esperar a que llame -. Deconectò antes que Wolfe pudiera hacerle otra burla, y activó una línea personal. - Sí? – La voz de Anya era desconfiada. Había estado desconfiada por días cada vez que respondía a su línea personal. - Tengo café - trató de burlarse de ella. Dios, la necesitaba a su lado en este momento. - El café no sería muy bueno para mí ahora - ella respondió - Pero si me necesita, puedo encontrarlo en nuestras habitaciones -. Si quería follar. Casi podía escuchar el trasfondo de esa declaración. - Te necesito en la jodida oficina - dijo - Si yo quería encontrarte en nuestras habitaciones, entonces, allí es donde yo habría estado - Voy a estar ahí entonces La línea se desconectó mientras gruñó furiosamente. Estaba cachondo, descontento, y habría sido condenado si sabía cómo solucionar algo de esto en este momento. Ella no entendió. Brim no entendió. Perderla podría matarlo. Perderla lo mataría. Estaba garantizando su seguridad, eso era todo. Los atentados fueron hechos contra Hope y Merinus regularmente. No podía imaginar el infierno que fue para sus compañeros. Un pequeño golpe llamó a su puerta, momentos después se había tensionado Podía olerla. Dulce, tan suave. - Entre -. Entró en la habitación y cerró la puerta. Estaba vestida con pantalones vaqueros y un suéter. Botas. Su pelo era tan suave como siempre, su cremosa carne parecía como seda. Pero había algo diferente. Algo que él no podía tocar. Como si algo dentro de su preciosa Anya había sido apagado. - Me necesitas? - Cierra la puerta – Estaba de repente imposiblemente excitado. Su mirada brillaba con mortecina luz mientras ella cerraba la puerta lentamente y él oscureció las ventanas de la habitación. Su lengua palpitaba por besarla, por degustarla. Nada importaba sino el hambre arrasando su cuerpo y mente ahora. El dolor en sus brazos por agarrarla, el frío que parecía extenderse a través de su pecho. Había estado demasiado tiempo sin ella. Demasiado tiempo desde que la había tocado. Amado. Se levantó de su escritorio y sacó su camiseta sobre su cabeza, sus manos iban a su cinturón. - Desnúdate – le ordenó desesperadamente - Ahora, Anya. Dámelo -. Darle a él. Ella le había dado todo, y él quería más. Anya se preguntó si tenía más para dar después que del infierno que había caminado pesarosamente hoy. Ella desabrochó sus botas y las resbaló de sus pies antes de desvestirse lentamente. Mañana. Mañana sería el final de todo. Él aprendería cómo ella había conspirado contra él. 231

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Se volvería en su contra después. Él despreciaba a los científicos de las castas. Toleraba a la Dra. Armani porque ella había logrado ocultarse del Consejo de Genética, se había negado a ellos a través de los años, también estaba haciendo su propia investigación sobre ellos. Él nunca aceptaría a Chernov y Sobolova. Y él la odiaría por llevado a Haven. Por exponer a su gente a ellos. Desnuda, excitada, se trasladó a donde él estaba parado, alto y dorado, poderoso en su sexualidad y su desnudez. Una gran mano estaba envuelta alrededor del tronco de su polla, acariciándolo perezosamente mientras su pecho se movió con fuertes respiraciones. Ella amaba su cuerpo. Ella amaba al hombre. Ella entendió lo que no quería entender, y ella sufrió por ambos, porque ella sabía que esto iba a reventar en sus rostros pronto. Hasta entonces, ella quería a su compañero. Su amante. Su Alfa. - Mi Coya - susurró cuando ella vino a él, rompiendo su corazón con un título que nunca sería suyo. - Alfa – ella lo aceptó por quien él era, lo que él era mientras se movió en contra de él, frotando su frente contra su pecho, dejando sus labios a la deriva sobre los duros músculos mientras ella sentía su palma curvada alrededor de sus caderas. Ella lo tocó, suavizado sus manos bajo su pecho, su abdomen. Los dedos de una mano se apoderaron de su palpitante verga mientras ella levantó la cabeza para su beso. Era pura energía. Magia negra. Él la besaba con un hambre que se hundió en su interior tanto cuando su lengua empujó entre sus labios. Embriagadoras especias llenaron sus sentidos. El sabor del beso de apareamiento, suave y caliente whisky. Se envolvía alrededor de sus sentidos y le recordaba las noches calientes de verano de Colorado cuando había estado sola, pensando en él, soñando con él. Pero esto no era sueño. Esto era Del Rey. Demasiado poderoso. Tanto de ella y, sí, demasiado separado de ella. Ella se alejó, lagrimeando desde su beso para encontrar un respiro. Sus labios se trasladaron de los labios de Del Rey a su pecho. Aquel fino rocío de pelo de su pecho la hipnotizaba. Luminoso, más claro que el rubio oscuro de su cabeza. Casi una pelusa dorada. Era suave al tacto, tentador y cálido. Ella frotó su mejilla contra él y sintió la pequeña queja en su pecho. No un duro gemido, un áspero suspiro de placer cuando sus manos se enroscaron en su cabello. - Quiero tocarte - ella susurró. Necesitaba tocarlo. Todo estaba fuera de control. El era la única cosa que había dejado para agarrarse mientras el mundo se desenredaba a su alrededor. Alrededor de los dos. - Tócame - él suspiró - Dulce bebé. Mi Coya -.

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Su Coya en privado. Su puta para sus hombres, nada más. ¿Cuánto tiempo más ella podría soportar esto? Ella acariciaba la dura longitud de su polla con lentos y suaves golpes. Sus dedos se trasladaron desde la base a la punta, acarició abajo y se curvó alrededor del pesado saco de sus bolas. Ella lamió su pecho, lo mordisqueó, lo besó. Ella lo amaba de la única forma que sabía. Con su toque, con su beso. Moviéndose hacia abajo, sus rodillas dobladas mientras ella se arrodilló ante él y lamió la repleta cresta. Ella lo miraba, lo chupaba en su boca y miraba como su cabeza se inclinaba hacia atrás, su pelo largo cayendo sobre sus hombros. Los grandes planos y ángulos de su rostro estaban tirantes con la necesidad ahora, sus labios pesados con hambre sensual. - Dios, tu boca - él gruñó, mirando hacia abajo a ella de nuevo - Chupame, Anya. Dulce Coya. Tómame en tu boca Su Coya. Ella era su Coya aquí, pero en ninguna otra parte. Sus labios separados mientras ella tomó la gruesa cabeza dentro. Inmediatamente un chorro de líquido pre seminal llenó su boca. Tan caliente como jarabe caliente, teñido con relámpagos y promesas masculinas. Amaba el sabor de él. Amaba el poder y la promesa de su gusto, de su tacto. Sus dedos en su pelo, la suave flexión de sus muslos, la palpitación de las pesadas venas debajo de la sedosa carne de su polla. - Anya. Sí, maldita seas, yo podría morir en tu boca es tan bueno -. Sus caderas se movieron, pulsando dentro de las calientes profundidades mientras ella se abrió para él, tomó tanto como podía y lo chupó, azotó la sensitiva parte inferior con su lengua. Otro chorro de caliente fluido y ella estaba salvaje, hambrienta. Otro y ella estaba desesperada, gimiendo, culminando para él. Y él estaba allí. Levantándola en sus brazos, acostándola a través de su escritorio. Sus labios jugaban con sus pezones, primero uno, luego el otro. El hambre los envolvía, los rodeaba, se hundió en sus poros, mientras luchaban por devorarse uno al otro. Sus labios estaban en su hombro, los de él en su seno. Sus manos acariciaban sus muslos, se movían entre ellos. Callosos dedos raspaban a través de los pliegues de seda mientras su cabeza se echaba para atrás, un grito estrangulado dejando sus labios, el placer bañándola. - Necesito degustarte - Calientes, ásperos, sus labios bajaron a su estómago. – Toda aquella dulce crema que puedo oler. Tan caliente y dulce, Anya -. Sus labios acariciaron, lamieron, besaron sus muslos. Empujaron sus piernas más abiertas, se trasladó a la dolorida carne allí, su lengua golpeando a través del húmedo centro mientras ella gritaba su nombre. Ella se arqueó, suplicó. Sus piernas cayeron sobre sus hombros, mientras sus manos apretaron su trasero, la agarró a él, y la comió con un placer que ella no podía contener. Calientes, hambrientos labios, su lengua un instrumento de placer y lujuria. Él lamió y 233

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acarició. Placeres eléctricos azotaban a través de ella, dejándola retorcerse debajo de cada caricia. Sus dedos apretados en su pelo mientras su lengua hacia círculos en su clítoris, los labios la rodeaban, y se amantaban, una caliente presión comenzó a llamar al éxtasis en su culminación. La explosión que la sacudió la tuvo gritando su nombre. Ella encerró su sexo más apretado en contra de sus hambrientos labios, luchó por más y luego se arqueó con las sensaciones cuando ellas la consumieron. Húmeda con el sudor, estaba esperándolo cuando él levantó su cabeza, sus manos arrastrando sus piernas alrededor de sus caderas mientras la levantó a él. Gruesa y dura, su erección estaba presionando en su interior mientras él se derrumbó en la silla detrás de él, poniendo las piernas de ella alrededor de su espalda mientras comenzó a trabajar en su interior. Anya se apoderó de sus hombros, miraba dentro de lo ojos de su amante y vi todo el placer desesperado, la dolorosa necesidad y la soledad que sentía dentro de sí misma. - Demasiado lento - ella gimió – más duro, Del-Rey. Tómame duro y rápido. Sus manos apretaron su trasero, un dedo ahondando dentro de la estrecha hendidura allí. Anya apretó sus músculos alrededor de la caliente cabeza, mientras estallaba dentro de ella. Un duro y caliente chorro de líquido pre seminal la tuvo susurrando su nombre de nuevo. Otra la tuvo tratando de apresarlo en su interior. - Ahora – ella jadeó – Duro, Del Rey. Tómame duro. Dámelo todo Sus ojos negros, con toques de azul, eran salvajes con la insaciable necesidad de derramarse entre ellos. - Jodeme, hombre salvaje -. Él gruñó, flexionando las caderas, su polla entrando más profundo, y él no se detuvo. Empuje tras empuje hasta que él la estaba llenando, y él no se detuvo. Agarrándose a él, Anya se trasladó con él, sus brazos abrazados alrededor de su cuello mientras sus labios tomaron su beso, asfixiando los gritos de ambos mientras ella se movió contra él. Tomándolo, amándolo. Su sexo chupaba su erección dentro de ella mientras ella chupaba su lengua dentro de su boca. Los profundos y penetrantes empujes rastrillaban y acariciaban sus expuestas terminaciones nerviosas. Podía sentir el placer construyéndose, trincando con cada empuje, hasta que estaba inconciente con la necesidad ardiendo a través de ella como fuego. Ella lo necesitaba. Ella aseguró sus pies en la silla detrás de él mientras se levantó y cayó con él, sus manos sobre su culo, la punta de su dedo apretando sobre su trasero, presionando en las sensibles terminaciones nerviosas allí. Sus labios tomaron los suyos, acariciándolos. Ellos fueron golpeados por una tormenta de sensaciones que los agarró con la guardia 234

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baja, dejándolos peleando por la liberación, corcoveando y empujando hasta que Anya tiró su cabeza hacia atrás y gritó en un perfecto y quemante orgasmo que la envió volando. Sin sentido. Sin cuerpo. Ella era pura sensación, puro placer quemando en sus brazos cuando él empujó dentro de ella la longitud completa y aquella profunda y quemante hinchazón la llenaba hasta que ella estaba disparada hacia las estrellas y explotando en un blanco y caliente centro de placer. Ella era consciente de él siguiéndola. La forma en que gruñía su nombre, la tiró hacia él y mordió su hombro de nuevo. La sujetó en su lugar, ella pensaba confundida. Aquella mordida sujetaba su cuerpo en su lugar, donde él la quería, en perfecta alineación con el suyo, sus semillas acelerándose dentro de ella, llenándola demasiado profundo, con tales duros y quemantes chorros que sabía que nunca sería la misma. Ella se derrumbó contra su pecho cuando sus dientes finalmente la liberaron. Su lengua lamió sobre la herida, cada caricia enviando un escalofrío recorriendo a través de ella mientras se estremeció en sus brazos, su polla todavía encerrada dentro de ella. - Necesito agarrarte – él susurró, sus labios acariciando su cuello -Al igual que esto, Anya. Sólo en mis brazos -. Su cabeza descansó sobre su hombro, se apartó de él, mientras luchaba contra sus lágrimas. Al igual que esto, solo en sus brazos, y separados en todas partes. Era como estar dividido en dos. Siempre en el exterior, mirando lo que había sido o lo que podría haber sido y sabiendo lo que él quería nada más que esto. Del Rey miraba una hora más tarde como Anya se trasladó al cuarto de baño privado adjunto a la oficina, se vistió, ella estaba hermosa pero su expresión era sombría. Esto era lo que estaba perdiendo, él pensó, su sonrisa. - Te veré esta noche? – ella preguntó, jugueteando nerviosamente con el dobladillo de su suéter, mientras ella lo empujaba sobre la cintura baja de sus pantalones vaqueros. - Esta noche - él prometió. - Tal vez podríamos ducharnos juntos? - había algo perdido en su voz, algo que lo cortaba hasta el hueso. - ¿Estás bien? - se trasladó desde el escritorio para tomar su mejilla en la palma de su mano - ¿Me odias, Anya? Sus labios temblaron - Te amo, Del Rey - ella susurró, la mirada en él con aquellos tristes ojos azules - Yo siempre te amo Dejó su mano mientras ella se movió rápidamente fuera de él y escapó mientras él se paró en estado de shock y sorpresa. Había conocido que ella lo amaba, podía sentirlo en cada toque. Él lo había sabido desde que tenía dieciséis años, se había quemado por eso cuando ella tenía veinte. Pero no había esperado que ella misma lo admitiera. Siguiéndola a la puerta, la abrió y la miró irse. Desde las sombras a través de la gran caverna que conducían a las comunicaciones, él vislumbró otra persona. Ashley. 235

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Estaba de pie, los ojos achicados en él, un cuchillo enfundado en su muslo, el uniforme verde oliva que rara vez le había visto dándole una visión dura y despiadada mientras ella volvió su cabeza y lo miraba con una mirada fría antes de moverse para seguir a su Coya. No le gustó ver a Ashley en el monótono verde oliva. La próxima vez que la viera, tendría que preguntar sobre eso. Él prefería mucho la Ashley coqueta en color y tropezando alrededor de su pretensión de sucia diversión. Esta Ashley, él suspiró fuertemente, igual que Anya, le recordaba todo lo que podía sentir que estaba perdiendo.

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CAPÍTULO 22

Anya tenía la esperanza de demorar un enfrentamiento por sí misma o entre las nuevas facciones opositoras de los soldados Coyotes. Se sentía como si ella y Del Rey estuvieran en el medio de una guerra silenciosa. Los suyos contra los de él. Ella podía sentir la determinación de todos, como la suya propia, para dejar al Alfa fuera de esto. No era su lucha. Era la de ella. Una lucha para mantener las Castas Coyotes rusas dentro de la alianza que habían formado y para sostener la precaria paz que ella podía sentir desenmarañando a su alrededor. Una paz que había trabajado ocho meses para asegurar. La batalla entre los de él y los de ella. Los soldados Coyotes que habían seguido a Del Rey durante tantos años y los de ella que habían luchado incansablemente para lograr la libertad. En la medida en que había sido Coya, la paz había reinado. Ahora aquellos de las manadas rusas vieron un insulto en la reversión de los derechos y la disminución de su condición. Ella vio las razones de Del rey, casi las entendió, pero para hacerlas funcionar no había manera que las manadas pudieran conocerlas. Aquello los dejaba en un punto muerto que temía no duraría mucho más tiempo. Era la noche en el momento que ella ordenaba la cocina. Había habido un intento de cargar el lavavajillas. Era accidental en el mejor de los casos. La cocina era el problema más grande en toda la instalación. Ninguno de ellos quería limpiar su propia suciedad. Los soldados estaban siempre apurados, los equipos corriendo para comer, y volver. Algunos llegaban abatidos y cansados, comían lo que podían, luego se iban a dormir, agotados. Ella no podía culparlos, pero no podía continuar con ello tampoco. Por lo menos alguien tenía que intentarlo. Estaba enderezando el lavavajillas cuando Jax entró a las zancadas en la cocina. Alto, rubio claro, con mechas más oscuras y ojos azules oscuro. Él era tan guapo como los otros. Las Castas fueron creadas para ser perfectos en todos los sentidos. Él no era cruel con ella, o incluso en promedio. Pero al igual que los otros soldados, él empujaba y probaba sus límites. No la había probado mientras era Coya, pero parecía que él estaba determinado a probarla ahora. - Usted no hizo galletas - dijo mientras se trasladó al refrigerador y sacó un plato con un sándwich de carne en rodajas gruesas - Por la mañana los equipos se las perdieron - Yo estaba ocupada esta mañana - suspiró, enderezando los platos en la máquina.

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- Sí, Del Rey es un perro caliente cuando se levanta – él rió disimuladamente Recuerdo hace unos años, llevó a tres mujeres al agotamiento y estaba buscando la cuarta antes que la noche hubiera llegado. Maldición, era divertido entonces -. Anya se puso rígida -TMI, Jax -. El se rió de aquello - Vamos, Anya, sabe que él está igual por usted. Usted comprobó su reputación antes de ir a aquel bar cuando se reunió con él la primera vez. Usted era una cosita linda – él comentó -Yo no habría esperado tanto tiempo si yo hubiera sido Del Rey. Lo habría hecho con usted esa noche. Anya se enderezó lentamente y lo miró a la cara. Él estaba de pie detrás de ella ahora, su expresión controlada, su mirada fría. - No haga esto, Jax - dijo suavemente. -¿Por qué? Porque a Cavalier le gusta advertir a aquellos de nosotros que seguimos a Del Rey lo angelito que eres? ¿Qué pasó, Anya? ¿Cómo traicionó lo suficiente al Alfa para obligarlo a revertir su autoridad? Ella sacudió la cabeza - pregúntale a tu Alfa. Pero déjame ir esta noche, Jax -. - Usted nos traicionó a nosotros de alguna manera, Anya - él gruñó – Una Casta no aleja a su compañera por cualquier otra razón. El la despojó del rango. ¿Por qué? Ella trató de alejarse de él. No había previsto esto, y seguramente Del Rey tampoco. Que las castas que lo siguieron sospecharan que había hecho algo para hacerles daño. Podía sentir el miedo ahora obstruyendo su garganta. Jax no dudaría en cortar su garganta. La sospecha era tan buena como la prueba para las Castas Coyotes. Y Del Rey les había proporcionado un montón de sospechas. Estaba casi en la esquina de la mesada, casi lo suficientemente lejos para escapar de él, cuando él agarró su muñeca y la trajo de vuelta. La agonía golpeó a través de ella con su toque. Ella apenas pudo soltar su grito cuando la trajo de vuelta a su lugar, y la liberó con la misma rapidez. Su cadera golpeó en la mesada mientras ella extrajo una respiración dura y llena de dolor. - Usted no está gritando en agonía, Anya - él señaló -¿Es aún su compañera? ¿Qué? ¿Jugó con la culpa del Alfa y de alguna manera convencerlo que era su compañera? No había ninguna mezquindad, había determinación. Jax estaba convencido que era una amenaza, y en sus ojos, él estaba haciendo lo que necesitaba ser hecho. - Por favor, Jax - susurró - pregúntale a tu Alfa. No hagas esto -. - ¿Piensa que porque aún le gusta follarla puede convencerlo para encubrirla? - Jax rió - Responda la maldita pregunta, perra. ¿Qué hizo? Ella sacudió la cabeza, y luego esperó hasta que él se movió y trató de correr. Una cocina sucia era una cocina peligrosa. Había una fina capa de harina o de azúcar tal vez, en el suelo. Su pie resbaló mientras él la capturó por los pelos, perdiendo ambos el equilibrio. Se encontró tirada de nuevo, esta vez contra la pared. Su cabeza golpeó la piedra, su muñeca doblada dolorosamente mientras ella gritó y trató de mantenerse en pie. 238

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Se las arregló para encontrar sus pies, tironeando alrededor sólo para parar, ojos agrandados en la vista de Cavalier y Ashley. La navaja de Cavalier estaba contra la yugular de Jax, Ashley se situó a sus espaldas, un largo y maldito cuchillo afilado en cada mano, mientras se enfrentaba contra tres del equipo de Jax que habían corrido a la cocina también. - No. Cavalier. Detente - ella trastabilló a lo largo de la habitación, casi cayendo mientras se dio cuenta que había logrado de alguna una contusión en su pierna. Había sangre en sus pantalones vaqueros, una lonja a lo largo del material. Cavalier gruñó en la cara de Jax mientras su cuchillo cortó un poco el cuello de la otra casta. - Coya, regrese a sus habitaciones – La voz de Cavalier era un eco de muerte. Anya inhaló ruidosamente mientras las otras castas se volvieron a ella, sus expresiones duras, sospechosas, acusadoras. Ella no era Coya, sin embargo, los Coyotes rusos se negaban a aceptar las directivas del Alfa. Negaban la lealtad que juraron a él. - Retroceda, Brazon - Ashley gruñó mientras uno de los líderes de manada trataba de acercarse - Soy el diablo con este cuchillo, debería recordarlo -. Brazon se detuvo, sus ojos ámbar midiendo sus posibilidades antes de dirigirse a Anya. - Cavalier – Anya susurró roncamente - Usted una vez me juró que me debía su vida Cavalier gruñó furiosamente – No -. - Me debe la vida - su respiración dolorida - Jure por mí que lo dejara ir. Abandonaré la habitación, pero júreme, que no le hará daño - su orgullo era feroz. Si ella se lo hiciera bajar mientras ella estaba allí, él sufriría por ello. Su orgullo, su sentido del honor, sufrirían. - Él golpeó contra su Coya - gruñó Cavalier. - Yo no soy su Coya - la primera lágrima cayó - Por favor, Cavalier. Júrelo -. Ella no podía mantenerse parada. Ella no podía sostenerse, y no hubo manera que pudiera dejar a Del Rey verla esta noche. No como esto. Él mataría a Jax. Ella no podía luchar por más tiempo. Ella estaba cansada, ella estaba perdida, y por dentro se sentía rota. - No me pida esto - Cavalier dijo - No importa su título, no tenía derecho -. - Ellos piensan que los traicioné – le dijo a él - Él aprenderá mejor. Júrelo, Cavalier, o abandonaré esta base, y nunca regresaré. Y los dejaré solos -. Sin amigos o seguridad. Sin los hombres y mujeres que habían jurado vivir con ella. Una compañera indefensa. Cavalier nunca arriesgaría eso. - No voy a lastimarlo - su voz era primitiva, enfurecida - Esta vez -. Había una advertencia allí que ella oró para que Jax prestara atención. Ella se dirigió a los demás - Vayan a su Alfa por explicaciones. Esta lucha termina ahora -. 239

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La miraban en silencio a sus espaldas. - Brazon – El líder de la manada que una vez había sido su amigo - Por favor -. Su cabeceada fue lenta en llegar - Esta vez, Anya. Sólo esta vez Tendría que irse. No tenía elección. Si no, la sangre será derramada y la alianza Coyote y los sueños de Del Rey se irían para siempre. La congoja revolvió su estómago, dándole nauseas mientras cojeaba desde la cocina y se apresuraba a través de la sala de comunidad. Ella era consciente de Sofía mirando tranquilamente, otro azote para su orgullo. En el momento en que llegó a los túneles, estaba llorando con el dolor. Estaba lagrimeando, quebrándose hasta que no supo si podría sobrevivir a la agonía desollándola. Cavalier esperó hasta que ella se había ido. Su cuchillo todavía en la garganta de Jax, miraba a los ojos de los otros hombres - Eres su hermano - dijo suavemente, hablando de Del Rey - Huelo el vínculo entre ustedes y el parentesco. Él no lo revindica a usted, cachorro. ¿Esto lo hace un traidor? Tomó sólo segundos para que los ojos de Jax se ampliaran horrorizados. Tiempo suficiente para Cavalier para retroceder y ubicarse en una posición defensiva. Tiempo suficiente para Ashley para moverse. Ella se mudó al camino equivocado. Un gruñido de furia, un aullido de angustia salió de su boca, mientras se volvió, saltó el mostrador hasta que se equilibró detrás de Jax, trajo su cabeza de vuelta y envió el cuchillo oscilando en un duro arco descendente. Cuando terminó, la sangre recubría el cuello de Jax y faltaba la mitad de su oído, mientras Ashley saltó del mostrador y corrió de la cocina. Cavalier la cubrió, mirando atrás a las Castas en silencio mientras levantó su mano y activó un canal privado en su enlace. - Sí - Brim contestó al primer pitido. - La primera sangre ha sido derramada – Cavalier le advirtió - Creo que un médico podría ser necesario-. Anya tropezaba a través de las cavernas y túneles, sintiendo a su vez como los sollozos la desgarraban y las lágrimas lavaban su cara. Una mano envuelta alrededor de su estómago mientras el dolor parecía castigarla allí. Sentía el frío, mientras se acercaba a su destino. Un frío que se filtraba en todos los poros y, sin embargo, era más cálido que el hielo construyéndose en su alma. Ella colapsó en la boca de la pequeña cueva que dominaba Haven. Cubierta de nieve, parecía tranquilo debajo. Un cálido resplandor parecía extenderse por todo el cerrado valle, envolviéndolo, y burlándose de ella con la promesa de algo que nunca tendría. Empujó las rodillas a su pecho y recostó su cabeza contra ellas mientras lloró. Todo estaba perdido. Ella no podía luchar por más tiempo. Ella no podía soportar esto, el dolor era demasiado agónico. Si ella no estaba, entonces Del Rey rápidamente conseguiría manejar las divisiones que comenzaban a separar la base. Sin ella como una distracción, algo para asegurar, él vería el lío armado y juntaría a sus hombres de nuevo. 240

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Y ella estaría sola. Demasiado sola. Ella deseaba poder aullar con el dolor desgarrando a través de ella. Con el pensamiento de dormir sola, siempre fría, siempre buscando lo que no estaba allí. Esta era su culpa y ella lo sabía. Si ella no se hubiera permitido perder el control cuando Del Rey la había secuestrado, entonces esto no habría sucedido. Esta división no se habría producido si ella nunca se hubiera dado el rango de Coya, mientras Del Rey se había ido. Ella debería haber visto la ilusión que era. Las castas no abandonan a su compañera, todo el mundo sabe eso. El tribunal sabía eso. Sus enemigos sabían eso. Él nunca le habría permitido permanecer en Haven, mientras estaba en la base, él nunca habría dejado su cuidado a otros. Había dependido de eso y la percepción que él no la había aceptado como su compañera para protegerla. Su propia arrogancia creyendo que había un lugar aquí había sido su caída, su última humillación y la pérdida del hombre que aprisionó su alma. Ella sollozó la pérdida, gritó por ella hasta que sintió como si su espíritu estuviera rompiéndose. - Está bien, Coya – la voz de Ashley tuvo su cabeza levantada con vergüenza, en estado de shock. Que estas mujeres la vieran tan rota, tan débil, envió un desgarrador rayo de agonía a través de su alma. - Necesitas estar caliente - Sharone extendió una manta sobre ella, su propia cara húmeda con lágrimas. Emma se agachó a su lado, llorando también mientras ella apoyaba su cabeza en el muro de piedra al lado de Anya. - Anya – Preciosa Ashley. Su rostro estaba pálido, sus labios temblorosos, las lágrimas surcando su rostro cuando ella se arrodilló delante de Anya, a continuación, se curvó en una pequeña pelota a su lado, su cabeza en el regazo de Anya - No me gusta esto - ella sollozó en la rodilla de Anya - No me gusta esto. Que nos separan. Que te alejen de nosotras – ella gritó - No me gusta esto, Anya -. Anya sollozó con ella. - No los dejes alejarte de nosotras - susurró Emma lacrimógenamente - Por favor, Coya. Siempre has sido nuestra Coya. Siempre has sido nuestro líder. No deje que ellos nos llevan -. Su feroz y pícara pequeña Ashley. Anya enterró su mano en el pelo de la chica mientras ella tenía su cabeza contra la de Emma, entonces se extendió y acercó a Sharone a ellas. Indomable, tan llena de orgullo, y, sin embargo, las lágrimas corrieron por el rostro de Sharone cuando ella tenía su cabeza contra el hombro de Anya. Y no por primera vez, gritaban juntas y lloraban. Porque la libertad era de suponer significaba que nunca se perderían unas a las otras. Que nunca más podría separarlas una orden. Y, sin embargo, era exactamente lo que las había desgarrado. La orden del hombre que Anya amaba. 241

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Estaba casi terminado. Mañana, terminaría. Si ella podía mantener el dominio, sólo un poco más de tiempo, entonces estaría terminado. Ella sería el traidor y los coyotes que una vez la habían seguido una vez más seguirán a Del Rey. Y Anya finalmente e irrevocablemente estaría sola Del Rey entró en la enfermería lentamente. La rabia estaba quemando un agujero en su mente mientras escuchaba los informes en el vínculo de comunicación. Anya no había sido encontrada, y tampoco tenían a sus guardaespaldas. Ella había entrado en las cavernas y simplemente desapareció. Sentado en una camilla estaba su hermano, el más joven, el que Del Rey había perdido la esperanza de salvar cuando el niño no era más que un bebé. Y ahora, Del Rey quería matarlo. Jax se sentó en la camilla, mareado mientras Regan cosía una parte de su oreja al lugar donde pertenecía. Cavalier estaba allí, bajo custodia, gustosamente. Había seis soldados Coyotes cubriéndolo, pero detrás de ellos estaban otros seis Coyotes rusos y se veían furiosos. El miraba a Jax mientras el otro hombre miraba al suelo, negándose a levantar su cabeza. - Ashley cortó su oído - informó Brim - Cavalier tajeò la piel sobre su yugular.Cavalier estaba inclinado contra la pared, ojos achicados, brazos cruzados sobre su poderoso pecho. Este era el hombre que nunca pasó la línea. Siguió cada orden, luchó como el diablo, y Del Rey lo sabía, él luchaba hasta la muerte. Nunca lo había sorprendido tanto cualquiera de los hombres que habían jurado lealtad a Del Rey -. - Que cría - Cavalier habló en primer lugar, señalando con la cabeza a Jax -La próxima oportunidad que consiga, voy a cortar su garganta. Cuando lo haga, voy a verlo sangrar como la asquerosa rata que es, Delgado Delgado. No Alfa, no Del Rey. El sutil insulto era aceptable, pero molestaba. - ¿Dónde está mi compañera? - eso era todo lo que le preocupa. Tenía que buscar a Anya, entonces arreglaría esto. Cavalier rió con eso. Un sonido duro y áspero que tenía un gruñido proveniente de su garganta. - Pregunte al pequeño cachorrito hermano suyo lo que hizo a su compañera Cavalier se mofó del título - Lo que él la llamó. Su puta, creo que era Jax se acobardó cuando Del Rey se volvió a él. Se apoderó del pelo de su hermano, sacudiendo su cabeza hacia atrás y mirando a sus ojos azules. Ojos iguales a la mujer que los parió. Un azul profundo y oscuro que nadaban con miseria. - ¿Qué hiciste? Jax era a menudo impulsivo, pero nunca era cruel. Y era inteligente, demasiado inteligente para hacer algo para dañar a la compañera de Del Rey. Dios lo guarde, Del Rey oró. Él odiaría matar a su propio hermano. 242

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- No entiendo - dijo Jax, sin excusas, conocimiento su propia muerte llenando sus ojos - Pensé que nos había traicionado. Que tú la habías rechazado porque ella era un traidor. Del Rey sentía cada hueso, cada músculo apretado en su cuerpo - ¿Qué hiciste? - Él la tocó - Cavalier gruñó - Él causó su caída cuando se apoderó de su brazo para tironearla a su lugar. Cuando ella salió corriendo de allí, había un cuchillo hiriendo su muslo. Pienso que escuché su muñeca quebrarse y sé que oí su cabeza golpear la pared. Aquel hijo de puta lastimó nuestra Coya, hijo de puta, y si va a matar a alguien, ponga la pistola en su cabeza primero Furia sombría y desesperada castigaba a Del Rey. Escuchó el gruñido que salió de su garganta cuando soltó a su hermano para no matarlo. Cavalier rió - No puede incluso protegerla contra sus propios hombres. Usted la hizo quedarse y jugar a ser su puta para qué? Él saltó hacia el otro hombre. Jax no habría sobrevivido a una oración de su furia. Cavalier puede. Escuchó a Brim maldecir. De repente había cuerpos bloqueándolo, enfurecidos gruñidos y maldiciones cuando sus hombres lo empujaron atrás, los hombres de Cavalier trayéndolo de regreso. Los gruñidos llenaban la sala, primitivos, enfurecidos. - Suficiente maldición - Brim gritó por encima del estruendo - Malditos ustedes dos – Se giró a Del Rey - ¿Qué demonios esperabas, estúpido bastardo? La insultaste delante de veinte Coyotes todos de ella, ella dio su vida por ellos y esperabas que ello tomaran esto tranquilos cuando tu maldito estúpido hermano abusa de ella Del Rey se soltó, puños volando, pies golpeando, en cuestión de segundos había tomado al Casta tratando de acercarlo a él, al igual que hizo Cavalier. Se enfrentaban unos a otros ahora. - Mi Coya es un objetivo - le dijo al otro hombre, dándole un destellos de la visión de lo que había hecho – Qué pude haber sido imprudente, pero fue para proteger a mi compañera. Mi Coya -. Cavalier paró. - Yo daría mi vida por ella Del Rey miraba a los ojos de los otros hombres. Él no lucharía, a menos que él tuviera que hacerlo. Él nunca lucharía con el hombre que se pararía y enfrentaría la muerte para proteger a la Coya, la compañera de Del Rey. - Nosotros le juramos lealtad, a causa de ella - le informó Cavalier, y no era más de lo que Del Rey ya había conocido - Ella era nuestra Coya antes que usted la acoplara -. Del Rey asintió - Lo sé, Cavalier. Ahora que está herida. Tengo que encontrarla. Ayúdame a encontrarla Cavalier se burló de ello - Si no hubiera tenido sus guardaespaldas, usted no tendría que buscarla 243

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Del Rey achicó los ojos, el miedo parpadeando a través de él - Sus guardaespaldas no estaban reasignados -. Sorprendido giró a él. Los ojos de dos líderes de manada agrandados. - Alfa, el estado de reasignación tomó a sus guardaespaldas. Han sido reasignados desde que el memo salió -. Del Rey giró hacia él. Hielo, furia asesina lo llenaba. - Búsquenla - él gruñó - Si no tengo la ubicación de mi Coya en los próximos veinte segundos, un montón de ustedes puede sacar sus culos fuera de la Base y obtener una mierda. Ustedes estúpido bastardos - gritó de nuevo a ellos - ¿Dije que hicieran eso? ¿ Le dije poner en peligro mi maldita compañera? No, Alfa – Brim respondió, la burla inconfundible en su voz ahora - Usted rescindió su condición. Al negarse a aceptar sus votos oficiales, rechazándola – Echando un cachetazo a su propio enlace, comenzó a ladrar órdenes mientras la mandíbula de Del Rey se apretaba furiosa. Diablos, que había logrado joder esto realmente. Él miraba a cada hombre en la habitación ahora. - En las próximas maldita hora, ustedes recibirán las notas - gruñó - Mi compañera, mi Coya, hará sus votos oficiales esta primavera. Y pido a Dios que esté viva para hacerlos, o cada uno de ustedes malditos morirá por ser estúpidos - Y usted, Alfa? - Cavalier gruñó furiosamente - Usted le hizo esto, no aquellos de nosotros que tenemos que hacer frente ahora. Usted puso la sospecha sobre sus hombros por el rechazo de ella. Sus hombres sólo siguieron su ejemplo. Del Rey lo inmovilizó con furia primitiva - Voy a estar muerto ya, Cavalier - él le informó - El hombre no vive sin su alma. Sáqueme esa mujer, y eso es lo que verá. Exactamente por lo que el Consejo se esforzó. Un Coyote sin alma. Con eso, salió de la enfermería. Joder con esto. Él sabía cómo encontrar a su compañera. Él conocía su olor a diferencia de cualquier otra persona podría conocerlo. Él conocía su compañera, su dolor y sus lágrimas. Y aquello era el olor que siguió. En vano. Antes que la noche acabara, la cavernas se hicieron eco de sus aullidos de rabia. Los Coyotes estaban buscando en la montaña, el heli-jet estaba en el aire, y los equipos fueron enviados a Haven. La compañera de Del Rey había desaparecido junto con tres de sus mujeres Coyotes guardaespaldas. Y algunos temían que había desaparecido para siempre.

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CAPÍTULO 23

La Dra. Armani no dejó a Anya en la parte principal de Haven. Ella la encontró con sus tres guardaespaldas cuando bajaron de la montaña en un todo terreno robado. Sharone y Emma ayudaban a Anya en el asiento del pasajero antes que la doctora se introdujera en la parte de atrás con Ashley y Emma mientras Sharone condujo, sin las luces, a una entrada oculta del centro médico. El corte del cuchillo que había caído de la mesa y rozó la pierna de Anya era más profundo de lo que se había creído en un principio. Su muñeca estaba rota y el costado de la cabeza dolorido de su impacto contra la pared. Nikki estaba silenciosa mientras ella aplicaba un adhesivo sobre la piel de la pierna en lugar de los anticuados puntos utilizados para las lesiones más pequeñas. La muñeca de Anya estaba colocada en un duro yeso de plástico que la aseguraba en su lugar antes que la doctora limpiara la abrasión en el costado de la cabeza y aplicara cuidadosamente una película de adhesivo allí. - No puedo creer que él permitió que esto ocurra – La voz de Nikki era áspera con lágrimas escondidas - Necesito traer a la Lupina aquí. Ella tiene que ver esto. No hay manera que el tribunal de las Castas garantice tu completa seguridad contra aquellos monstruos, Anya -. Anya levantó la cabeza en estado de shock - No fue su culpa, Nikki, - ella susurróellos piensan que los traicioné - Jodidos! - La cruda furia era seguida por un duro agarre a los hombros de Anya, mientras Nikki la sacudía furiosamente, una lágrima se deslizaba libre y corría por su mejilla oscura - Mírate, Anya. No importa por qué. Jax puso sus manos sobre una mujer. Una mujer humana, más débil que él, incapaz de defenderse, y dejó que sea lastimada. Eso no es un Casta honorable, eso es un monstruo Anya sacudió la cabeza - Fue un accidente - Fue un jodido abuso - Nikki gritó en su cara mientras Sharone, Emma y Ashley paseaban a ritmo en la habitación - Abuso, Anya. No hay excusa, no hay perdón -. Ashley gruñó cuando ella tiró a la médica atrás, su rostro enfurecido, su nariz contra la nariz de Nikki - Tus manos la lastiman. Manténgalas fuera de ella al menos que la esté curando -. Nikki miró a la joven muchacha, y Anya vio el tormento en su cara. - Ashley, estoy bien, no duele, - Anya susurró - ven acá, hermanita -

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Ashley estaba quebrada en partes sobre ella. El salvaje animal que ella luchó para mantener oculto estaba rompiendo libre en la rabia y el dolor que la llenaba. Anya no había sido la única traicionada. Estas jóvenes mujeres habían deseado demasiado una vida normal, por la libertad y la risa, habían sido traicionadas también. Las otras heridas, pero Ashley, que había dependido demasiado de la risa de Anya, su apoyo y afecto, había sufrido más. La joven chica se quebró desde lo de la médica después de una última mirada de advertencia, pero en lugar de venir a Anya, caminó a ritmo nuevamente. Como si su cuerpo delgado contuviera demasiada energía, demasiado poder para que ella lo domine. - Ashley está bien, - Nikki admitió dulcemente – yo no la tocaría. No sería mejor que lo que hizo aquel maldito Coyote -. Nikki estaba maldiciendo. Era de suponer que sería una mala cosa cuando Nikki maldijo. - Los médicos Chernov y Sobolova estarán en el spa en Advert tarde mañana por la tarde - Anya se tragó sus lágrimas – Del Rey va a estar viendo la televisión por nosotros. Tenemos que conseguir a Alfa Gunnar y a la Lupina allí para esta reunión y obtener el asilo solicitado - ella empujó los dedos de una mano a través de su húmedo y desarreglado cabello - Jax desarregló todos mis planes Ashley gruñó viciosamente, un sonido primitivo y animal que causó a Anya contracciones de dolor - Y Ashley necesita hacer sus uñas. Acaba rabiosa cuando ellas se astillan -. Pobre Ashley, las uñas estaban desnudas y naturales, sin pintura, los preciosos diseñitos pintados sobre ellas habían desaparecido. Habían sido presentados para adornar pequeños puntas que fueron lo suficientemente fuertes para dejar la carne abierta. - Lo habría matado en lugar de cortar la parte de afuera de su oído – dijo Ashley Debería haber hecho lo que Cavalier estaba dispuesto a hacer y rebanar su garganta - Eso no era lo que yo quería, Ashley - Anya susurró - La alianza tiene que permanecer. Estamos de acuerdo en que, es la única seguridad para los coyotes -. - Anya, una vez que Wolfe vea esto, habrá una inquisición - le dijo Nikki ferozmente - Esto no pasará. Si Del Rey no controla a sus hombres, entonces Haven romperá la alianza. Lo sabes tan bien como yo Anya sacudió la cabeza - Fue sólo uno -. - ¡Mentira! - Emma irrumpió con una muestra inusual de salvaje desafío -Eran todos sus hombres. Sus hombres, no los nuestros. ¿Sabes el problema que tenemos con los jefes de equipo para tratar de cubrirla? Ellos desobedecen incluso a sus dirigentes de manada y se asignó a los Coyotes rusos tan lejos como sea posible de ti. Esto no era sólo unos pocos hombres. Era toda su jodida base de rabioso mestizos -.

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Anya bajó su cabeza y la sacudió cansada. Incluso sus guardaespaldas no vieron lo que Anya había sabido. - Son soldados - susurró - Totalmente dedicados a su Alfa, así como las tres de ustedes lo están a mí. Creían que había traicionado a Del Rey y la base. Su única seguridad - ella levantó la cabeza y las miró dolorida - Jax no pensaba herirme. Me resbalé y todo se fue al infierno a partir de ahí. Nunca habría sucedido si no hubieran estado convencidos que Del Rey estaba rechazándome en lugar de tratando de protegerme - Eres un maldito corazón sangrando - murmuró Nikki – Habrías muerto por cualquiera de esos cabrones -. - Sí. Habría - suspiró Anya - Su libertad es un valor para morir, Nikki. Yo los conozco. Conozco a Jax. Estaba protegiendo a Del Rey y las manadas. Nunca me habría dañado deliberadamente -. Trató de convencerse de esto. Quería, pero ella había estado aterrorizada cuando lo enfrentó. - ¿Cuál es la hora de aquella maldita puta reunión? - Nikki maldijo de nuevo. - A las tres - le dijo Anya – Los Coyotes estarán por todo el lugar pronto. Vamos a tener un infierno de tiempo para conseguir salir de Haven -. - Entonces mejor te sacamos fuera de aquí antes que ellos comiencen a pulular como moscas sobre los muertos – ella chasqueó, volviendo a Sharone - Hay un vehículo en la parte posterior, consigue que esté listo para rodar. Hay armas en el armario del garaje, fáciles de encontrar. Tengo una casa segura. Las llevaré a las cuatro allí, y luego vuelvo aquí y hablo con el Alfa y la Lupina -. Anya no quería estar para esa conversación. Ella capturó el brazo de Nikki, mirándola ferozmente - Esto fue un accidente, Nikki. No le mentiría al respecto - Sí, lo haría - Nikki chasqueó - Recuerde, usted lo dijo, Coya, piensa que vale la pena morir por ellos -. Anya la miraba intensamente - Escúchame, Dra. Armani. Si usted le dice a Alfa Gunnar que fui maltratada, lo negaré. Voy a gritarlo. No miento, incluso por mi pueblo. La libertad no sirve para mentir, y la libertad de mi gente es más importante que una mentira para una sola casta que podría arruinar todo Los labios de Nikki estaban apretados - Sharone, consigue aquel vehículo listo para rodar. Estoy haciendo una llamada. Tres mujeres Lobos que conozco protegerán a Anya con su vida. Son nuestras mejores agentes. Ellas te sacarán de aquí, y nadie se preguntará por ellas o pensará en seguirlas -. Anya liberó su muñeca. - Alfa y Lupina Gunnar estarán en esa reunión, así como cada Casta Lobo lista y capaz de rodar -. Anya asintió mientras se deslizó fuera de la mesa de examen. - Del Rey estará aquí - susurró. 247

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- Delgado puede joderse - Nikki gruñó - Estoy tan enojada con él que podría disparar a aquel bastardo yo misma. Malditos estúpidos hombres. Odio a los hombres castas. ¡Puta, los odio Nikki caminó al mostrador, deslizó su vínculo de comunicación sobre su oído e hizo su llamada mientras Anya envolvió sus brazos sobre su pecho. Estaba fría de nuevo. Tan fría. La excitación no estaba de vuelta, sin embargo, y honestamente, el examen de Nikki no la había herido. Evidentemente, el ciclo del calor de apareamiento estaba aliviado. Si tenía suerte, habría conseguido llegar al día siguiente, sin demasiadas dificultades. - Los vehículos y las armas están listas - Sharone regresó a la habitación, su dura expresión, compuesta mientras miraba a Nikki - Nuestra Coya necesita comer. Ella no ha tomado nada desde la mañana -. - Hay comida en la casa de segura - Nikki asintió - Satin o una de sus agentes pueden venir para sacarte si lo prefieres Anya asintió cansada. Ella no se preocupaba por la comida. Estaba agotada. Quería dormir. Quería curvarse en los brazos de Del Rey y quería estar cálida, y eso nunca iba a volver a ocurrir de nuevo. Después de mañana, la rechazaría en verdad por traicionarlo. Los científicos de las Casta Coyote habían tratado de despojarlos de su humanidad en formas a menudo más destructiva que lo que les habían hecho a las otras castas. Psicológicamente, sus cicatrices eran demasiado profundas, demasiado sangrientas, Anya sabía que ellos nunca alcanzarán la tranquila confianza que los Lobos y los Felinos habían alcanzado. Los Coyotes siempre serían ásperos, los más malos de los chicos malos. No sólo luchaban con los dos lados opuestos de su genética, animal y hombre, sino que también luchaban con la idea de su humanidad. Fueron creados para ser animales, pensando, caminando, hablando como animales, mientras las otras castas fueron creadas para ser estrategas, pensadores, asesinos y conspiradores. El Coyote fue creado sólo para matar a las otras castas. Para seguirlos, para cazarlos, para torturarlos. Eso era todo. Habían criado desconfianza y orgullo entre las manadas antes que la alianza fuera formada. Un cargo de abuso de uno de aquellos Coyotes podría diezmar esa alianza. - Del Rey debería haberte protegido - Emma siseó, volviéndose a ella - Él no debió habernos retirado de tu protección Anya sacudió la cabeza. Ella entendía sus razones. Ninguna de ellos había considerado la posibilidad de que uno de los Coyotes creería que ella era un traidor. Del Rey nunca la habría dejado indefensa si lo hubiera pensado, aún brevemente, que tal cosa sucedería. El resultado de esto estaba rompiendo su corazón en dos. Estaba dejando heridas en su alma, y luchando contra aquel dolor que la estaba matando. Ella quería gritar por la

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injusticia de esto, la injusticia de todo lo que estaba perdiendo. Y ella quería que Del Rey la agarrara, tan sólo una vez más. Sólo un último beso. Algo para recordar. Del Rey entró en la residencia Alfa, parando sólo en el interior de la puerta mientras Brim, Jax, Cavalier y otros seis castas coyotes nivel agente se pararon detrás de él. Alfa Gunnar lo estaba esperando, junto con Jonas Wyatt y Dash Sinclair. - Lleve dos hombres con usted – los ojos color ámbar de Wolfe estaban helados con desprecio y rabia - Y que uno permanezca fuera de de mi hogar - Él señaló con el dedo en la dirección de Jax -Sugiero que se proteja a sí mismo en un todo terreno -. La mandíbula de Del Rey se apretaron, pero asintió y se dirigió a los demás, dejando a Brim y Cavalier a su lado. Los ojos de Wolfe fijos en el Coyote ruso antes que él asintió en aprobación y se volvió, marcando el camino a su oficina. Lupina Gunnar estaba esperando en la esquina detrás de su escrito de compañera, de pie, brazos cruzados sobre sus pechos, sus ojos azules mirando a Del Rey. -Yo seguí a mi Coya hasta el centro médico de la Dra. Armani – Del Rey declaró cuando la puerta se cerró detrás de ellos - Ella se niega a informarme dónde fue Anya desde ahí Wolfe tomó asiento mientras Jonas y Dash se pararon listos y preparados a cada lado del escritorio y Del Rey y sus hombres se enfrentaron a ellos. -¿Así que Usted quiere ordenar a mi médica le entregue información sobre su abusada Coya? – la voz de Wolfe tronó con poder y furia - Luego usted me insulta trayendo aquel hombre dentro de mi hogar donde mi compañera, mi Lupina, reside?Del Rey podía sentir la vergüenza y la furia enroscándose a través de él. Lo había jodido. Había no sólo herido a su compañera, la había puesto en peligro, la dejó sin su protección o la protección de las mujeres que habrían impedido esto. En su ignorancia y su creencia que sus hombres nunca la tratarían de forma diferente a como siempre fue, la había puesto en peligro. - La culpa fue mía, Alfa Gunnar – dijo al rato -Tomo la responsabilidad de esto y enfrentaré cualquier inquisición que venga después de localizar a mi Coya. Así que sí, insisto que usted ordene a su médica que me de la ubicación donde ha ocultado a mi compañera – Por el momento he terminado, el gruñido de su voz era primitiva. - Alfa Delgado, - Dash habla tranquilamente – las heridas de Anya no eran menudas. Un tajo en su muslo de una cuchilla. Una muñeca rota. Una posible contusión. Lesiones llevadas a cabo por su hombre en respuesta a su rechazo de la condición de ella como Coya. Esta es una sociedad animal. Usted rechazó a su compañera, ¿qué pensó usted que sus hombres creerían? - No somos sólo animales, - él gruñó - Jax se da cuenta de lo que ha hecho y las medidas punitivas se tomarán de acuerdo a la Ley de las Castas. Yo permanezco con la alianza que firmamos. A no ser que ustedes me nieguen el acceso de nuevo, a mi compañera -

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Jonas se sentó lentamente en la esquina del escritorio, su mirada iba a Cavalier Usted fue testigo de lo que sucedió? -Entré cuando él la agarró - Cavalier asintió - Ella cayó, causando que una cuchilla que había sido dejada al lado de la mesa rebanara su pierna. Jax tropezó y, mientras trató de enderezarse, más o menos la tiró al otro lado de la habitación. Lo reconozco, fue un accidente. No había una clara intención de dañar, sólo de asustar Un gruñido retumbó en la garganta de Del Rey - Y eso es aún inaceptable – él se quebró – Ningún hombre en mi base tiene permitido tocar a una mujer de cualquier manera, no importa la razón. Jax sabía esto, y él sabe el castigo por ello. El será castigado -. - Y usted lo tiene con usted en su búsqueda por su Coya - señaló Wolfe, su voz helada. - Porque él es el mejor rastreador de mierda que tengo - Del Rey se quebró - Él la encontró. Un vehículo abandonó la casa y dejó los terrenos de Haven. Quiero saber dónde está mi Coya -. - Segura - Hope habló - De usted y de sus hombres hasta el momento cuando ella considere dispuesta a hacerle frente de nuevo. Regrese a la Base Del Rey - dijo mordazmente -Tal vez su ausencia hará que su corazón desarrolle más afecto -. Él la miraba en silencio, el tiempo suficiente para que el hombre casta delante de él comenzara a erizarse. Sus dedos doloridos por curvarse dentro de los puños debajo de los guantes de cuero, y podía sentir su pelo erizándose mientras se enfrentaba con los otros hombres segundos después. - ¿Sabe usted dónde está mi Coya? - preguntó una última vez. Romper la alianza no era algo que quería hacer, pero se habría condenado si estas castas iban a reglamentar su vida. Wolfe lo miró sin parpadeos. - Usted secuestró a su compañera - Del Rey gruñó - He oído los cuentos, Wolfe. La ató a su cama y la mantuvo allí hasta que mató al demonio de su madre delante de sus ojos. Leería lo que yo quiero? Decidiría que violó a su compañera y la obligó a complacerlo? No se olvide, Alfa Gunnar, conozco bien la manera de torcer las palabras y los hechos para satisfacer mis propios deseos. No juegue este juego conmigo y no se considere más que mi igual en este juego que estamos jugando dentro de la alianza. Usted no me controla simplemente porque usted piensa que controla mi compañera Jonas y Dash y se dirigieron a Wolfe mientras él miraba incansablemente a Del Rey. Finalmente, el casta Lobo Alfa suspiró - Nikki no le dijo aún a Hope, donde ella está alojada. Todo lo que sabemos es que está segura y protegida fuera Haven. Donde usted no puede llegar a ella -. - Donde yo no puedo llegar a ella - Del Rey repitió, mirando atrás a los otros hombres con una burla - Al carajo los tres de usted. A mi conocimiento de toda esta maldita sociedad Dash Sinclair es la única casta que ha tratado a su compañera con 250

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cualquier honor una vez que entró en contacto con ella. Hice mi investigación. Usted puede atropellarme con un tren como lo desea. Anya y yo transitaremos a nuestro modo a través de este apareamiento lo mismo que ustedes que tuvieron esa oportunidad . A menos que su maldita médica consiga matarla primero Wolf se contrajo de dolor y miró a su esposa. Hope estaba todavía mirando a Del Rey furiosa. - Ella vino a nosotros herida, y pidió nuestra ayuda - Hope gruñó - ¿Usted espera de mi simplemente que la envíe de vuelta a usted? - Yo esperaba que me permite ver que mi jodida compañera está segura! - Él tembló con demenciales gritos que construyó en su garganta - Yo esperaba la oportunidad de limpiar mi base y solucionar este problema. Lo mismo que sería dado a cualquier líder Lobo. Usted no tiene derecho a hacer esto - Ella necesita atención médica - Hope se encogió de hombros como si no se preocupara, aunque podría olerse su preocupación. Era gruesa, fuerte - Usted no tiene médicos en aquella Base que tratarían con seguridad a una compañera en calor de apareamiento. Su guardaespaldas la trajo a un médico que la pueda tratar. Ella solicitó protección por un período de veinticuatro horas - su sonrisa era burlona – Soy la Lupina. Confianza. Mi igualdad alfa donde mis responsabilidades están involucradas. Tengo la autoridad para conceder la protección durante un corto período de tiempo -Ella inclinó su cabeza a un lado inquisitivamente - ¿Su Coya tuvo suficiente autoridad para ordenar las manos de su hombre fuera de ella? No, no, a causa de su estupidez, a causa de su falta de conocimientos en lo que había hecho por despojarla de su condición en su intento de protegerla. - Lo segundo, me enteré de su enfrentamiento con Jax, su condición fue reintegrada – El gruñó - Lo segundo, Lupina. Quien es el traidor que he estado siguiendo en mi base?, él está ahora consciente de su importancia para mí. Dos intentos ya se han hecho en su vida. Ella estaba segura siempre y cuando no tuviera condición fuera de mi amante. ¿Está segura ahora que está a su cuidado? Wolfe alcanzó y capturó la mano de su esposa. Sus dedos enlazados con los de ella mientras sus labios se juntaron y él volvió su mirada a Del Rey -. - Por el momento, su Coya está segura, no tengo ninguna duda - suspiró -Pero tiene razón, Alfa Delgado, usted tiene el derecho de cerciorarse usted mismo. Hablaré con la Dra. Armani y veré si podemos saber su ubicación. Iremos juntos -. Los labios de Del Rey se torcieron burlonamente - Tengo cuarenta Coyotes partiendo a Advert. Tenga la amabilidad suficiente para dar a sus custodias Lobos de mi compañera la orden de no dispararles cuando los vea - su expresión endurecida - He oído a Satin y sus agentes creer que el único buen Coyote es un Coyote muerto. Odiaría ver uno de mis hombres muertos a causa de sus pequeños dedos gatillo-feliz -.

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- Si usted sabe donde está y quien está con ella, entonces ¿por qué vienen aquí? – Wolfe preguntó. - Los estatutos de la alianza así lo exigen - Del Rey le informó - Esta alianza significa todo para mí, y para mi compañera, así como para nuestra gente. Usted ha sido informado, Alfa Gunnar, voy a encontrar a mi compañera Se dio vuelta y salió de la oficina, Brim y Cavalier lo siguieron en silencio, mientras ellos abandonaban la casa. Jonas se volvió a Wolfe - ¿Sabe usted dónde está ella? Wolfe agitó la cabeza - Nikki no lo está diciendo. Tenemos una reunión prevista para esta tarde, pero ella no ha dado aún la ubicación - Ella es una rebelde - dijo Jonas - Ella debe ser frenada Wolfe rió de eso - Claro, Wyatt, debe ir a frenarla. Permítanme saber cómo funciona para usted - Tenemos nuestros propios hombres en Advert - declaró entonces Dash. –El temor de Cassie que esto va a terminar en derramamiento de sangre. Ella está yendo y viniendo, Wolfe. Wolfe hizo una mueca. Cassie, o Cassandra, Sinclair sabía cosas que no debería saber. Veía cosas que no debería ver, y si ella tenía miedo, entonces había un infierno de riesgo. - Quiero a todos los agentes disponibles - dijo Jonas - Felinos, lobos, coyotes, no doy una mierda. Tenlos a todos listos. Quiero enviar a la mitad a Advert y la otra mitad listos para volar con nosotros. Cualquiera que sea el infierno que está pasando, necesitamos estar preparados -. -Los médicos-, susurró Hope. Wolfe la miró con una tristeza. - Ella está reuniéndose con dos científicos de Consejo que ayudó a esconder en Rusia. Los mismos dos que Nikki ha estado buscando para traer a Haven. Chernov y Sobolova. Su padre los está llevando a Advert. Ella solicitó asilo para ellos. - ¿Lo concediste? - preguntó Wolfe cuidadosamente. Hope sacudió la cabeza - Nikki sólo me dijo antes que Del Rey apareció. Pero es la razón por la que corrió Anya. Ella teme que Del Rey los mate. Le prohibió expresamente contactarlos. Ella está rompiendo la Ley de las Castas y ella lo sabe. Se puso en contacto con los científicos del Consejo sin el permiso expreso de uno de los alfas del gabinete de decisión Jonas maldijo, Dash exhaló ruidosamente, y Wolfe dejó que un suspiro de lamento pasara por sus labios. No tenían más remedio que dar asilo a los médicos. Dar asilo a Anya no sería tan sencillo. - Tenía mi permiso - Jonas se encogió de hombros, como si se sorprendiera -¿No sacaste aquel memo? -

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La cabeza de Wolfe se sacudió. Sólo un Alfa había sido contactado. Luego era responsabilidad de aquel alfa ponerse en contacto con los demás. - Hemos tenido problemas en el servidor - dijo Wolfe suavemente – había que cerrar todo -. - Ah – los ojos de Jonas se agrandaron mientras extendía sus manos. -Bueno, eso lo explica. Considérense informados - Usted informó a Alfa Delgado? - preguntó Wolfe. - La misma nota - Jonas sonrió. Wolfe suspiró. - Manipular bastardo - Dash lo acusó con una sonrisa – Recuérdame ver a ustedes dos más cuidadosamente en el futuro -. - Hmm, - Hope murmuraba - Dash está sacado. No ha recibido su nota aún -. Las risas masculinas llenaron la sala, pero había un toque de preocupación allí. La alianza Coyote era importante para la Sociedad de las Castas como un todo, pero más que eso, Del Rey y Anya eran sus amigos. Su futuro era demasiado importante para ellos. - Vamos a hacerlo juntos - dijo Wolfe momentos más tarde - Averigua dónde Satin y sus mujeres están reteniendo a la Coya y mándale un mensaje. Vamos a ver si podemos hacer esto sin matar a nadie. - Vamos a orar podemos obtener este hecho, sin que ninguno de nosotros pierda la vida – Jonas suspiró mientras se trasladó a la puerta - Se vería jodidamente mal el Bureau si tenemos que salir con dificultad de una guerra en Advert -. Y esto mearìa fuera de Jonas, porque la guerra era la última cosa que las Castas necesitaban ahora.

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CAPÍTULO 24

La luz del día estaba amaneciendo en la montaña mientras el todo terreno se trasladó a las carreteras, siguiendo la imagen satelital de las cabañas ocultas que podrían ser posiblemente las casas seguras de las Castas. Había muchas en los alrededores de Advert, Del Rey lo sabía, aunque no sabía la ubicación de cada una como él debería saber. A él le gustaba decir que los Coyotes eran perezosos y vagos, que eran más pícaros que los guerreros, de lo contrario, ellos serían Lobos. No era cierto. Les gustaba jugar el juego. Les gustaba convencer al mundo que eran inofensivos, pero la verdad era, que eran exigentes en su deliberada negligencia. - Equipo uno – El enlace general abrió su comunicación - Alfa, hemos rastreado este lado de la montaña - reportó Brazon - Encontramos dos cabañas, vacías. Uno con una familia de vacaciones. Las imágenes térmicas nos daban una sola mujer adulta, un hombre adulto y dos menores de edad. Eso es todo - Gire al norte - ordenó - Hay cinco cabañas en la ladera. El seguimiento térmico recogió humo en dos de ellas - Rumbo al norte – Brazon reconoció mientras Del Rey apoyó su codo sobre el lado de la puerta y recorrió más que preocupado su mandíbula con la mano. Dios, ¿dónde estaba ella? Estaba ella tan fría como él lo estaba? Miraba en el espeso y pesado manto de nieve que cubría las montañas a su alrededor, y por un momento estuvo de regreso en el tiempo. Él tenía diez años, mirando fuera de las barras de las ventanas cuando vio a los soldados encadenar a Brim con un collar alrededor del cuello, en medio de una tormenta de nieve. Había estado en una perrera amontonado. No había habido calor. A los cinco años de edad, Brim había estado desnudo y dependiendo de Del Rey para salvarlo. Porque Del Rey había jurado que no dejaría que el niño muriera. Brim estaba azul para el momento que los soldados lo arrastraron al calor de las celdas. Se había sacudido y tiritado durante horas mientras Del Rey coordinaba a los Coyotes en la celda de modo que hubiera dos para calentarlo y los demás para ocultarlo. Le había tomado casi seis horas para manipular a los guardias y los científicos en la decisión de brindarle calor. Había habido muchos otros que no había podido salvar. ¿Qué pasa si no podía salvar a su compañera ahora? Después de los años en que había tratado de proteger a su gente, el destino se ríe en su cara y le permite fallar con su compañera? 254

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Dios, ¿dónde estaba ella? - Equipo seis - habló en el enlace de comunicación - Algún signo? - Negativo - informó el jefe de equipo - Tenemos cuatro y cinco trabajando una red a través de la ciudad, pero nada han mostrado. El Ayuntamiento parece tener reunión hoy. Extraño para un domingo, ¿no le parece? -El líder reflexionó. - Mantenga sus ojos abiertos, cubra la parte de atrás de las carreteras de salida de la ciudad también. Quiero encontrarla -. - Vamos a encontrarla, Alfa - juró el jefe del equipo - No vamos a permitir que nuestra Coya vaya sin protección -. Pero ellos temían, y esto había sido su culpa. Él debería haber pensado. La genética animal estaba demasiado cerca de la superficie. Había pensado que los coyotes lo conocían, confiaban en él, verían lo que no les dijo. Que estaba protegiendo a su Coya como protegió a sus hermanos. Al negarla. En lugar de ello, habían visto sospecha y desconfianza. Ella era un ser humano, no un coyote, y él la había rechazado a pesar que ella era su compañera. - Alfa Delgado, esta es la Base – El supervisor de comunicaciones habló -Cambiar a privado -. Del Rey volteó el enlace a un canal privado, incluyendo a Brim en la transmisión. - Delgado aquí -. - Alfa, encontramos una transmisión, borrada. Pude hacer un seguimiento en la computado de la Coya - ¿Y? - Alfa, la transmisión se originó a partir de su computadora privado a un foro público y ubicado en Francia. Transmisión era el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Identidades separadas. Otra transmisión seguida desde Austria a la línea de la Coya en un chat privado organizando una reunión y luego confirmando dicha reunión para el día de hoy. Encontré las identidades. Los doctores Chernov y Sobolova de la instalación de Rusia. Ella ha contactado con los científicos. ¿Estaba usted consciente de ello? Dios la ama. Él cerró los ojos, luchando contra sus miedos por ella. Su maniobra para proteger a los Coyotes iba a obtener su asesinato. Pensó rápidamente - Usted no tuvo el memo? – La protección de ella era su principal importancia. - No, Alfa, los líderes de manada no reciben sus notas en relación a esto - declaró el jefe del equipo sobriamente - Pero hubo aquella comunicación apagada y borrada -. - Eso lo explica – Del Rey sentía la garganta apretada, con la emoción - Su Coya estaba contactando a los médicos porque pensaba que ayudaría a nuestra genética única -. - Entonces, ¿por qué reunirse con ellos solos? - preguntó el líder de manada. - No lo sé, porque fue malditamente atacada en su propia hogar? - Del Rey gruñó – Pare de hacer malditas preguntas y encuéntrela. Quiero la ubicación de esa reunión. 255

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- Hubo referencia a un segundo contacto, Alfa – dijo - La única persona con quien habla por teléfono o enlace es su familia Los ojos de Del Rey se achicaron – Sigue a su padre y los tres inútiles primos de ella. Averigua si están donde se supone que están, y si no, averigua dónde han ido -Lo haré - el vínculo se desconectó mientras Del Rey maldijo viciosamente. - Derecho a la ciudad - él ordenó a Brim - Ella está en la ciudad o cerca. Ella no se arriesgaría a encontrarse con aquellos médicos en una cabaña. No sería lo suficientemente seguro -. - Ella es inteligente – Brim aceptó - Es una estratega tan bien. Elegiría un lugar que sienta que lo conoce, uno que piense que puede controlar -. Oh sí, que ayudaba mucho. Habría sido maldito si sabía donde Anya fue cuando fue a la ciudad. - Equipo tres - El contactó con el equipo que se había desempeñado como su principal seguridad fuera de la base - Lista de lugares conocidos de su Coya en los viajes a la ciudad La lista era igual que un maldito mapa de la ciudad. - ¿Qué demonios estuvo haciendo en cada fricken bar en el maldito condado? - él gruñó, mirando a Brim. Brim se encogió de hombros - Yo estaba contigo. No fue mi culpa. Alfa Gunnar se suponía iba a supervisar eso -. Él aró con sus manos a través de su pelo mientras el vehículo surgió a través de la nieve que había comenzado a caer nuevamente, y se dirigió a la ciudad fuera de Haven. Podía sentir la tensión apretando en su interior, una sensación de miedo agarrándolo cada vez que pensaba en ella por ahí sola, arreglando reuniones con los científicos del Consejo sin su protección. ¿Por qué no le había prestado más atención a su insistencia, su temor por la gente que llamaba suya? Su arrogancia y el orgullo ignorante estaban cortándolo ahora. Él no debería haberla despojado de su título, su autoridad. Tendría que haberla escuchado. Infierno, había contactado a un fantasma cuando tenía dieciséis años, y entró en un bar lleno de los peores que la humanidad tenía para ofrecer. Ella lo había hecho con valentía, con confianza y coraje, y se enfrentó a él incluso después que él le informó que iba a matarla. Él debería haber sabido que el coraje no se había extinguido. Tendría que haber visto su determinación para garantizar una vida estable para los Coyotes. Para él y sus hijos. - La encontraremos, Del Rey - Brim repitió - Puedes arreglar lo que ha sido herido-. - ¿Puedo? – le preguntó a su hermano entonces - ¿Hay alguna forma de reparar lo que he hecho con ella, Brim? No sólo la despojé de su condición. La despojé de su orgullo -

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- Y todavía llegaba a ti cada noche - Brim se encogió de hombros -Recuerda esto la próxima vez que estés arriba del caballo de tu propia arrogancia, y retrocede rápido. Ella te perdonará Era una buena cosa que el perdón no estuviera ligado directamente a si el perdón era merecido o no. Porque Del Rey sabía que él, menos de todos, lo merecía. - Estamos entrando en la ciudad – Del Rey anunció en el vínculo mientras pensaba en otra cosa - Jefe de Equipo Cuatro, pon dos hombres en esa reunión del consejo de la ciudad. Aquello tiene mi pelo erizado por alguna razón No podía entender por qué tanto. Se dirigió a Brim – Informa a Alfa Gunnar de este pequeño encuentro. Es domingo, por el amor de Dios. ¿Desde cuándo ellos iniciaban sesión antes de la luz del día en un domingo por la mañana? - Buen momento para hacerlo - dijo Brim. - No son demasiado numerosos para notarlo. No patrullamos la ciudad, sólo la zona alrededor de Haven -. Quizá aquello debería cambiar. Tal vez algo del dinero que los Coyotes tenían en sus arcas debería ir hacia los políticos amigables con las castas en esta ciudad. Él suspiró, luchando contra su impaciencia, sus temores. Tenía que encontrar a Anya, se dijo a sí mismo. Él tenía que hacerlo. No había otra respuesta aceptable; no había nada más para que pudiera vivir. El frío se había filtrado en sus huesos. Anya se sentó en el pequeño sótano de la casa segura, amontonada en una calurosa manta, y borraba sus lágrimas mientras miraba el reloj una vez más. Tres horas antes ellas hicieron el trayecto de Haven a la casa. Del Rey estaba sin duda buscándola ahora. ¿Qué precio había pagado Jax por la confrontación en la cocina? Estaba Cavalier bien? Estaba Del Rey caliente? Se estremeció con las preguntas que la habían atormentado toda la noche. Habían escuchado a los heli-jets moviendo sobre sus cabezas durante horas de aquella mañana. Satin Belle y sus agentes femeninos casta Lobo le recordaban demasiado a Ashley. Bromeaban, se reían, hacían sus uñas y comparaban ropas. Sin embargo, Ashley no se había sumado. La joven mujer Coyote estaba en silencio, sus ojos grises duros, mientras limpiaba sus armas. Sharone y Emma habían seguido su ejemplo, controlando sus armas, repasando su plan y mirando de cerca a las mujeres Lobos. Satin, el líder obvio, era descarada. Era fuerte, con lengua filosa, ingeniosa y, como todas las mujeres casta, tan hermosa que casi dolía mirarla. - Tenemos confirmación que Alfa y Lupina Gunnar están en su lugar y preparados para la reunión - declaró Satin mientras terminaba de secar sus uñas, después de escuchar atentamente todo lo que estaba pasando a través de su vínculo de comunicación – Tenemos al Director Wyatt en la ciudad, Alfa Lyon y Alfa Delgado Las cejas de Satin levantadas cuando se volvió a Anya - El suena molesto y envió un mensaje -. 257

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Anya la miraba. - Él dice decir a su Coya que cometió un error. Que rectificará en el momento que ella regrese -. Anya sacudió la cabeza. Era demasiado tarde, había ido demasiado lejos para dar marcha atrás ahora, y él nunca permitiría esto. - Responde a su mensaje - dijo tristemente - Di, 'No hay nada para rectificar -. Satin la miraba sobriamente durante largos momentos antes de asentir y enviar el mensaje. Un segundo más tarde amplió sus ojos, se contrajo de dolor y, a continuación, cortó el vínculo. - Wow, Los Coyotes saben aullar - afirmó con temor -Era una buena Anya se encogió. Los Coyotes aullaban solo de rabia en esa medida y ella lo sabía. - Déjalo aullar - Ashley gruñó - Esta es su culpa. Déjalo sufrir -. - Ashley - Anya endureció su expresión - Esto no es su culpa. Quería protegerme - Contra qué? – ella se mofó - Su propia arrogancia? ¿Qué había en la base para protegerte, excepto su estupidez? Ella sacudió la cabeza - Esta noche, contestaré esa pregunta. Cuando esto termine, quiero que las tres regresen aquí y permanezcan seguras hasta que yo sepa el castigo por esto. No tendré que sufrir más -. -Oh sí, vamos a meter nuestras pequeñas colas y ocultarnos bajo nuestras camas mientras nuestra Coya enfrenta el peligro de nuevo - Ashley rió – Hazlo real! - Esto es una orden, Ashley - dijo con firmeza. Ashley inclinó la espalda - No he recibido la nota haciéndola Coya de nuevo. Técnicamente, esa orden no vale una mierda, Anya. E incluso si hubiera llegado una nota, puedes olvidarlo. Donde vayas, voy. Período Anya inhalado ruidosamente antes de volverse a Sharone por ayuda. -Yo no tomaría por ese lado de nuevo, Coya- declaró Sharone -Tampoco Emma. Hemos hablado de esto y estamos de acuerdo. Cualquiera que sea su castigo, vamos a compartirlo -. ¿La habría echado de menos? Anya sabía que no, pero le dolía saber que por la noche, ella podría compartir espacio con ellas en una celda. - Oye, tienes que ser dura para ser una mujer vaquero, Coya - declaró Satin ¡Prepara tu caballo y andar. Quiero estar en el lugar antes de tiempo -. Anya se frotó sus brazos. Ella había recibido más temprano el mensaje de su padre que él, sus primos y los dos científicos estaban en el lugar y esperando comenzar su reunión. El spa en domingo era el lugar perfecto para reunirse. No estaba hacinado de gente, pero señaló una multitudinaria exposición de las ciudades de los alrededores. Los jardines fueron cerrados y aislados para privacidad y relajación. Fiesta de té se celebraron allí, así como almuerzos privados en el tiempo que estuvo por allí.

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Ellas se deslizarían dentro de los jardines y en el terreno que habían elegido para esta reunión. Alfa Gunnar les daría la ubicación una vez que llegaran, y él movería sus agentes. Ella se desenvolvió de la manta y luchó para ponerse sus zapatos. - Coya, déjame ayudarte - Emma estaba allí, tomando sus zapatos y desacordonándolos antes de ayudar a Anya a deslizarlos sobre sus pies. Su cuerpo entero gritó en protesta por cada movimiento. Los moretones de su caída, la muñeca rota y la herida en su muslo eran pequeños cuando se comparaban con el dolor de cabeza que abría su cráneo. - Pony arriba - susurró ella estremecida - Estoy cansada, Emma Emma miraba en la cara blanca de Anya y sintió el miedo cuajar en su estómago. Era una casta que nunca había conocido el miedo hasta estos últimos días, pero ella lo conocía ahora. Su Coya estaba desangrada, congelada de frío, con fiebre. Emma podía sentir su dolor, y podía oler algo más que no podía tocar, algo que hacía que sus instintos gritaran avisando. - Son médicos - dijo, tragando suavemente – Ellos te compondrán - ¿Se puede arreglar un corazón roto? - preguntó Anya, su mano estirada para llegar a tocar su palma contra la mejilla de Emma. Anya había hecho eso hace mucho tiempo, cuando eran niñas, cuando ella había encontrado a las niñas, sucias, durmiendo en trapos, desnudas. Había acariciado la cara de Emma y le prometió una cama. Ella había prometido a Ashley bonita ropa. Ella había prometido a Sharone que un día, ella sonreiría. Anya había mantenido sus promesas, incluso al peor costo para ella misma. Emma levantó su mano y tocó la cara de su Coya. Su amiga. Su protectora - Un día, sonreirás de nuevo - le prometió. La curva de los labios de Anya era triste, casi rota - Espero que tengas razón. Demasiado - ella respiraba ruidosamente, rompiendo el corazón de Emma, mientras juntaba su coraje - Cabalgamos, mis amigas?Satin Belle miraba a la pequeña humana que luchaba por ponerse los zapatos, a pesar de su agotamiento. Ella inhaló despacio, ciertamente sus sentidos no le estaban mintiendo, luego hizo otra llamada a su alfa. - Sí? - Gunnar se puso en línea mientras Satin entraba en la otra habitación. -La Coya está criando - Satin dijo suavemente – Lo advierto contra esto. Deberíamos juntar los equipos, y llevarla a Haven y tenerla al cuidado de nosotros mismos Gunnar estuvo en silencio durante largos momentos - ¿Cuál es su condición?- Febril, débil, extremadamente pálida. Puedo oler la concepción, Alfa. No sé cómo sus guardaespaldas están omitiéndolo, y esto esta agotándola con rapidez. Nunca he visto nada como esto -. - Equipos tres, ocho y diez están convergiendo en tu ubicación. Ha dicho ella donde es la reunión con los médicos? 259

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- Todavía no. Me contactaré con usted cuando la tengamos y nos movamos. No podemos esperar mucho más tiempo, ella va a colapsar … - hizo una pausa. - Satin? - Wolfe la voz se quebró en el enlace. Satin se trasladó a la puerta, entró en la habitación principal y maldijo a la vista de sus dos agentes casta Lobo inconsciente en el suelo. - Hijos de puta – ella maldijo - Ellas han volado. Mis niñas están abajo, Repito, mis niñas están abajo y las otras han volado del gallinero. Obtén esos equipos aquí ahora -. - Yo sabía mejor que confiar en las perras - Ashley gruñó mientras ayudó a Anya a sentarse en su asiento, poniéndola en posición vertical cuando Sharone maniobró el coche que había robado la noche anterior oculto en el estacionamiento – Malditas ellas -. Anya intentó sacudir la conciencia en su cabeza. Algo andaba mal, podía sentirlo. Necesitaba a Del Rey. Ella estaba tan fría que sus dientes estaban castañeando. Estaba desequilibrada y febril. Ella no podía creer lo que ella escuchó. Que Wolfe y Hope las habían traicionado. Que las agentes Lobo habían sido enviadas para estar listas a devolverla a los equipos de seguridad rápidamente. Armani iba a estar enojada. - Algo está mal con ella - Emma se preocupó - Ella está demasiado débil -. - Vamos a encontrarnos con los malditos médicos Coyote – Sharone maldijo - Ellos sabrán que está mal Anya esperaba que ellos supieran. Se sentía desequilibrada, aturdida. Necesitaba el toque de Del Rey, pero la intensidad de las relaciones sexuales del calor del apareamiento habían desaparecido. Ella podía sentirse dentro, gritando por él. - Llámalo – ella susurró. - ¿Qué? - la voz de Ashley era frenética - Anya, tienes que sentarse. No puedes estar enferma. Dime lo que está mal Se obligó a abrir los ojos - Llama a mi compañero. Llámalo, Ashley Sus ojos se ampliaron peligrosamente - Coya, no tengo un vínculo - susurró ella – No traje enlaces Ella sacudió la cabeza - Cuando lleguemos al spa, me llevan a mi papá y llaman a mi compañero. Necesito a mi compañero. Ahora -. - Necesitamos encontrar a Del Rey - insistió Sharone - La reunión está sólo a una hora de distancia, nos tenemos tiempo suficiente para llegar al lugar - Hay castas patrullando la ciudad - Emma siseó - ¡Déjenme salir. Voy a encontrar un equipo y llamaré a Del Rey. ¿Qué está mal con ella? Anya podía sentir el miedo patinando sobre ella ahora. Ella se estremeció, se sacudió con él. Necesitaba desesperadamente su toque. Se sentía como si ella fuera a morir sin él. Ella inhaló ruidosamente – El spa - dijo de nuevo. Dios, seguramente podría hacerlo – Llévame allí. Llama desde allí. Necesito a Del Rey -

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- Estamos llegando al spa, Coya - respondió Sharone, la voz engrosada de preocupación - Vamos a llamarlo desde allí, lo juro -. Del Rey perdió el control con el mensaje de Satin. Su compañera estaba embarazada y estaba sin él. Ella estaba enferma, con fiebre, reaccionando con los mismos síntomas que un coyote herido con peligro de vida. - Encuéntrala – Se volvió a Brim - Encuéntrala ahora -. Brim estaba mirando alrededor de la calle y su expresión era intensa, furiosa. - Ella podría ir a algún lugar que ella pensara que es seguro - murmuró Brim -Un lugar que podría sentirse cómoda y protegida sin su fuerza de seguridad -. - ¿Dónde? - Del Rey gruñó. - El spa – ellos se volvieron a Jax sentado en el asiento trasero con Cavalier. - ¿Qué? Jax tragó herméticamente – Sus fuerzas de seguridad sólo puede rodean el spa. No podrían ir mujeres solas. Afuera es una gran zona ajardinada. Pequeños lugares preparados para almuerzos y cosas, todo tipo de verdes y grutas abrigadas. Ellas fueron allí mucho. Todas excursiones de un día -. - Al final de la ciudad - Brim aceleró de golpe - Ese maldito spa. Hemos tenido una docena de informes de los jefes de equipo de su fuerza de seguridad relativas a su incapacidad para protegerla adecuadamente allí -Ella es una maldita mujer. Las mujeres igual que los spas - Del Rey gruñó - Lo tenía en la lista para desaprobarlo cuando Wolfe llamó riéndose de mí y preguntando sobre las flores para mi funeral. Les gusta ser femeninas. No pueden ser femeninas con un hombre revoloteando sobre ellas -. Repitió las palabras de Wolfe. - Llévame allí - Del Rey ordenó – Consigue llegar ahora. Los miembros del ayuntamiento lograron pasar a los dos hombres que nosotros teníamos con ellos. Mi maldito cuello está picando, Brim -. - Alfa, esto es de comunicaciones - gritó una voz en su oído - Sofía tiene la identidad de nuestro problema, pero se perdió de vista. Sujeto de interés está faltando. Fecha estimada de vuelo una hora y media. Sofía está tratando de seguirlo, pero tememos que se ha dirigido a tu ubicación. Lo siento, Alfa, lo perdimos en la confusión aquí -. Carajo. Carajo. Finalmente, Sofía había encontrado el espía en la Base, sólo que se había escapado. Endurecerse al dolor en presencia de Anya había sido bastante malo. Sofía era temeraria, enojada con Anya que lo había negado ocho meses antes, pero ella había sido su única oportunidad para identificar a esa fuga. Había desempeñado el papel de amante rechazada y descontenta, cuando nada había estado más lejos de la verdad. Ella había jugado demasiado lejos y ahora estaba pagando el precio. - Encuéntralos - él gruñó – Encuéntralos ahora-. Miró a Brim, el miedo erosionando su control aún más - El Ayuntamiento está yendo detrás de ella. Ellos saben donde es la reunión, no se molestarán con su secuestro, ellos la matarán 261

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La velocidad del vehículo aumentó mientras Brim maldecía. Del Rey apretaba sus dedos alrededor del arma que llevaba y apretaba sus dientes con rabia. Había sabido que había una fuga en la Base. El ataque a Anya aquella noche en las montañas había comenzado sus sospechas. Sólo un miembro de la base habría conocido su calendario, sus hábitos. Y sólo uno que trabajaba en Comunicaciones habría sido capaz de dar la localización de códigos de los enlaces de comunicación. Había sido traicionado desde adentro. Teniendo cuidado, astucia, sacar la paja de la cosecha no había funcionado en este caso. Había elegido la casta equivocada y la puso en el equipo equivocado. Una vez más, había fallado su compañera. Corrió su mano sobre su rostro, secó el sudor y juró que podía sentirse sangrar en el interior. Anya estaba sufrimiento, enferma y llevando el niño que sabía ella había sufrido para darle una vez que había dejado la terapia hormonal. Como si ese niño significaba más para él que ella. Ella no podía saber que nada significaba más para él que ella, porque no se lo había demostrado. No se lo había demostrado con su amor. Y ahora ella no confiaba en él lo suficiente para tenerlo a su lado.

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CAPÍTULO 25

Anya logró encontrar la fuerza para seguir a sus guardaespaldas en los retirados jardines del spa. Para proteger la privacidad había reservado la gruta bajo una falsa identidad. Su papá estaba allí, sus primos y los dos médicos nerviosos. - Anya -su papá se trasladó rápidamente hacia ella, sus facciones escarpadas torciéndose en una angustiada tristeza, sus ojos azules llenos de preocupación mientras la tiró hacia él - Mi niña. Estás enferma Mantuvo su acento ruso por obstinación, ella sabía. Su padre podría sonar tan estadounidense como uno nacido aquí, pero todavía se negaba. Un choque de pelo rojo oscuro cayó sobre su frente cuando su gran mano ahuecaba la parte de atrás de su cabeza y la agarraba a su pecho. - Papá – Se agarró firme a él. Habían sido meses desde que había podido verlo. Su constante fuerza la impulsaba, su coraje y valentía. Tantos años había trabajado con ella, diciéndole, sutilmente, como rescatar a sus amigos, señalando los puntos débiles, las fortalezas en su fuerza, enseñándole a ver más allá de las personas, pero también de los recursos y del coraje. Él había sido su roca después de la muerte de su madre. Había sido su héroe hasta Del Rey, e incluso ahora, era el hombre que ella sabía calmaría todas sus heridas si fuera posible. - Niña – Tan de Rusia, su voz era un susurro de su infancia – Mírate, tan pálida y enferma. Es bueno, eh, que traiga a tus amigos Ella se empujó fuera de él, incapaz de soportar su contacto por mucho tiempo. Ashley estaba allí para ella mientras se volvía al Dr. Alexi Chernov, y su sobrina, Katya Sobolova. Eran jóvenes, protegidos del abuelo de Alexi, y tan malditamente inteligentes que daban miedo. - Katya - Anya agarró las manos de su amiga. Katya no era mucho mayor que Anya; tenia apenas treinta. Su clara y transparente expresión estaba apretada con preocupación, cuando sus demasiados perceptivos ojos topacio pasaron a la cara de Anya. - Anya, estoy de acuerdo con tu papá, que no estás bien - dijo vacilante, una tristeza desfiguraba su frente. - Estaré bien pronto – le prometió Anya - Alfa Gunnar está en camino a esta reunión. El asilo se concede a ti y a tu tío, pero bajo reglas muy estrictas. Tendrán poca libertad -. 263

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Alexi sacudió la cabeza. Su cabello castaño estaba más largo que cuando había estado en los laboratorio de las instalaciones, sus ojos verdes preocupados - No tenemos libertad ahora, Anya. Corremos temerosos de nuestras vidas. Las Castas Coyotes eran nuestras vidas, no sólo nuestra investigación. Trabajar con ellos de nuevo… - él se encogió de hombros filosóficamente – Desde lo que tu padre dice, vamos a tener más libertades de las que tuvimos con el Consejo, sí?-Bueno, no morirás por la intensidad de aquellos cigarros que te gustan mucho - le prometió Anya – Piensa que puede valer la empresa Los ojos de Alexi se arrugaron con humor. Con la llegada de él y de Katya a las instalaciones y su control de la misma, las condiciones habían cambiado drásticamente. Ellos habían hecho el rescate mucho más fácil con su ayuda. - Siéntate, Anya - su padre la alentó - Tus primos, están a la espera de tu Alfa Gunnar. ¿Por qué estás enferma, hijo? Nunca estás enferma -Las vacunas que te dimos cuando niña deberían haberte hecho inmune a casi todos los virus conocidos para los seres humanos - dijo Katya, mirándola cuidadosamente. - Yo estaba inoculada? - Anya parpadeó - ¿Con qué? - Todos lo estábamos - confirmó Katya - Alexi y yo desarrollamos las inmunizaciones antes de llegar a los laboratorios. Las terminamos allí. Las castas son inmunes a todos los virus conocidos. Utilizamos aquella inoculación en nosotros mismos, así como en ti, tu familia y Sofía. No había peligro involucrado. Habíamos hechos pruebas de laboratorio en animales por años. Esto nos ha permitidos nunca estar enfermos. Incluso tu papá no ha conocido la enfermedad. Deberías estar bien -. Anya sacudió la cabeza. Ella conseguiría eso más tarde. Se dio vuelta a Ashley Emma ha hecho ese llamado? - Dios, necesitaba a Del Rey. - Nosotras la dejamos antes de venir aquí, Coya, ¿recuerdas? - Ashley le recordó gentilmente. Recordaba. Ella tragó bien y se centró en su padre y sus amigos de nuevo -Esto se llevará a cabo con escolta armada - Irás con nosotros - dijo Katya con un borde de miedo - ¿No te gustaría? Anya sacudió la cabeza y se dirigió a su padre – Tú y los primos deben salir ahora, papá, antes que Del Rey llegue - ¿Por qué, disparará de nuevo a mi pierna? - Petrov Kobrin preguntó con un bufido No te dejaré mientras estás enferma, Anya. Regresaré contigo o esas Castas que tú proteges aprenderán la ira de un padre. Me quedaré hasta que estés bien -. - Tenemos una raza Felina llegando, anticipo de explorador - Sharone les dijo - Él viene armado -. Anya asintió y se obligó a no gritar. Del Rey había permitido un anticipo de explorador en lugar de venir él mismo. - Coya – El temor ataba la voz de Ashley un segundo antes que hubiera un susurro de verdor, una pelea, y de repente, estaban rodeados. 264

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Ella miraba las armas apoyadas sobre la cabeza de su padre, y la de Ashley. La raza Felina entró a zancadas en la gruta. - Douglas -Anya susurró El soldado categoría junior que aún no se había hecho agente. Era joven, menor que Anya. Cabello oscuro, ojos marrones. Estaba vestido con un uniforme de agente. Un uniforme de agente de la Casta Lobo. Él sonrió, mostrando sus caninos cuando levantó la culata de su arma y golpeó fuerte en la parte posterior de la cabeza de Ashley. - Ashley - exclamó Anya mientras se trasladó para arrodillarse al lado de la chica. - Ven aquí, perra – Duros dedos envueltos alrededor de su muñeca y atravesada por el cegador dolor vio el golpe deliberado a su padre. ¿Dónde estaba Sharone? Anya miró a su alrededor desesperadamente, sintiéndose aturdida, confundida. Sharone debería estar aquí. En cambio, sólo vio a miembros del ayuntamiento y de los Felinos. Siete seres humanos y una casta y el líder era el alcalde, Timothy Raines. - He oído que estás de cría- él se mofó mientras dos de los otros ataban las manos de los médicos y ponían cintas sobre sus bocas - Sólo iba a matarte. Creo que te daré a aquella desagradable Coyote que nos ha ofrecido un maldito pedazo de la fortuna de un compañero Casta- Sólo las compañeras pueden engendrar, ¿verdad? Casta? Él pensó que estaba embarazada? Ella sacudió la cabeza - Alguien le mintió a usted Él soltó una risa - No lo creo. Pero conseguiremos lo que queríamos de todos modos. Su maldito tipo fuera de nuestro condado. Rompimos las espaldas Coyotes, y luego caerá Haven. Esto es la única cosa que los salva ahora -. Bastardos. - La alianza nunca seguirá cuando un casta Lobo es visto escoltando la compañera Coyote fuera de este spa justo antes de que desaparezca para siempre. Vamos a ganar. Perderás Sharone y Emma. ¿Dónde estaban? Donde estaba Del Rey? Una sensación de vértigo se apoderó de Anya mientras ella se balanceó. - La perra está enferma - uno de ellos maldijo - Ella podría ser contagiosa -. - Agarrala, Douglas. Vamos a encontrar tu maldito Coyote y obtener nuestro pago -. Los dedos que se envolvieron alrededor de su brazo fueron igual que unas esposas de agonía, agujas entrando en su carne. Cayó sobre sus rodillas con un grito, y ella juró que el infierno se abrió y soltó los demonios que aullaron de furia. - Coya, ven conmigo. Ahora -. Jax. Ella levantó la cabeza mirando al Coyote arrastrándose en la tierra, su expresión atormentada mientras la levantaba, la llevó mientras el fuego estalló a su alrededor. - Coya, estás segura - él gruñó - Papa ... -

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- Cavalier tiene a tu padre y los médicos. Muévete. Tenemos que movernos - él la empujó a través de la nieve que cubría los pastos que rodeaban la gruta próxima, arrastrándola a través de ellos, tirando de ella desde el sonido de los disparos. - Ashley ... - Cuidado, maldición - él gruñó - Rápido, Coya. Si usted consigue tanto más que cero, el alfa estará abriendo mi garganta. ¿Quieres eso? La mantuvo firme mientras ella trató de arrastrarse, entorpecida por la muñeca rota y su propia debilidad. - Limpia – él se quebró, su brazo alrededor de su cintura - Vamos. Tenemos los agentes esperando por usted El se levantó, y antes que pudieran moverse, se encontraron frente a lo que Anya sabía no eran buenos Coyotes. Ella juró que podía olerlos. Un olor como sangre y muerte, mientras ellos sonrieron fríamente. - Bueno, es el principesco cachorrito -, uno de ellos se mofó - Aléjese de ella.Jax la empujó detrás de él. Anya tropezó contra la valla antes de agarrarse a la parte de atrás de su abrigo. - Déjenlo ir - les gritó – Déjenlo en paz -. Ella no podía dejar que Jax sea herido. Por la razón que sea, el joven casta era más importante para Del Rey que los otros. Hizo reír a Del Rey. No podía dejar que se la tomasen con él. Ella se empujó a un lado, avanzando furtivamente, sabiendo que los Coyotes la seguirían. Ella podía oír los gritos, los rugidos y aullidos de rabia ahora llenando los jardines. - Coya, no - Jax agarró su mano, tratando de empujarla a su espalda -Maldita sea, Del Rey cortará mi jodida garganta -. - Si hay una garganta que cortar - El Coyote levantó su arma - Adiós, pequeño príncipe -. Anya salto, empujando a Jax mientras el disparo salió y sintió las llamas que de repente envolvieron su cuerpo. Jax le gritó. Aullidos de rabia llenaban su mente mientras se sentía caer de rodillas y el hielo en su interior parecía llenar sus venas. - Anya! - ella escuchó el grito de Del Rey mientras lo miró. Los dos del Consejo Coyotes estaban en el suelo, sangrando, muertos. Del Rey se lanzó a ella, deslizándose detrás de ella sobre sus rodillas, sus manos llegaron a ella mientras ella miró hacia abajo, abajo, a su lado y la sangre empapando su camisa. - Del Rey? - ella parpadeó volviéndose a él, llorando, desesperada cuando vio el horror puro que llenó su asustada cara - Sonríe para mí - le susurró mientras el letargo comenzó a barrer sobre ella - Una vez más, sonríe para mí Del Rey la capturó. Su cabeza vuelta mientras la agonía vertió un vicioso y horrible aullido desde su garganta Se sacudió con dolor y rabia mientras la levantaba, apenas 266

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consciente de Jax gritando por los médicos. Apenas consciente de nada, salvo del olor de la sangre de su compañera. Unió sus aullidos a los aullidos Coyote, rasgando a través de los jardines, haciendo eco a través de las montañas mientras tropezaba con sus pies, sosteniéndola en su pecho, y buscado desesperadamente al médico que había venido con ellos. - Armani - que gritó cuando entró presuroso al interior del spa. Ella estaba allí. La habían dejado en la protección del edificio. - Del Rey - el médico estaba allí, corriendo a su lado – el heli-jet está en la calle, date prisa Por su lado eran los dos médicos Coyote. Estaban hablando atropelladamente sobre vacunas, la pérdida de sangre y fiebres cuando saltó dentro del jet. - Póngala aquí - Un transporte se extendió a sus pies - Tenemos que llegarla al centro médico. Tengo que detener la hemorragia. Su camisa fue rasgada y Del Rey sintió el temor que desgarró a través de él. - Muévase, Fantasma - Alexi Chernov lo empujó hacia un lado –Permítanme. La coagulación de la sangre irá rápido – el chasqueó a Armani cuando Del Rey retrocedió Las vacunas salvaron nuestras vidas cuando el Consejo casi nos agarró. El estimulo de inmunidad ha resultado en pequeñas sorpresas extras. - El flujo de sangre no es tan duro como debería ser. No sabemos si la bala golpeó un órgano. Salió por la parte de atrás …? Los tres doctores estaban gritándose unos a otros mientras ellos la rodeaban. El helijet estaba levantado, ladeado y disparó a través del cielo hacia Haven mientras Del Rey limpió su rostro con la mano y encontró lágrimas en sus mejillas. Su compañera, su corazón. Ella estaba sangrando, herida. Su carne era igual que tocar fuego, sus labios casi azules. Como Brim había estado una vez. Tan frío. Se puso a un costado mientras él fue a su cabeza, se inclinó y puso sus labios en su frente - Te amo, Coya - susurró - Vive para mí, bebé. Vive para mí. Porque no puedo vivir sin ti Se quedó así. No podía calentarla de otro modo. Mantuvo su cabeza estable, sus labios presionados en su frente, y se dijo a si mismo que era la humedad del sudor que goteaba de la frente de ella en lugar de sus lágrimas. Nikki Armani estaba de regreso en la sala quirúrgica del centro médico en Haven y miraba a Chernov y Sobolova trabajar constantemente para estabilizar a Anya Kobrin. Del Rey sentado a su lado, su brazo estirado, una transfusión de su sangre se desplazaba lentamente de su fuerte muñeca a la de su compañera. Su cabeza descansaba junto a ella y, a veces, ella juró que escuchó a los grandes y ásperos Coyotes orando. Jonas, Wolfe, Callan, Hope, Dash Sinclair, su cónyuge e hija esperaban en la sala de observación, mirando en silencio, sus expresiones sombrías. - Las fluctuaciones hormonales son demasiado graves - dijo Katya Sobolova - No se puede dar este tipo de hormonas durante la fiebre. Tenemos que contrarrestarlas -. 267

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- Ella ha concebido – argumentó luego Nikki - No podemos permitirnos líos con las hormonas, podría perjudicar al niño -. - No dar hormonas a los Coyotes en calor - dijo Katya –Resulta en el embarazo todo el tiempo. Esto es lo que no deseábamos que el Consejo sepa. Desde la creación del primer Coyote, nuestros abuelos sabían que eran excepcionales. Diferentes en todos los aspectos. Su verdadero potencial estaba siempre oculto. Esa fue la razón para la práctica de matar de sus creadores. Esta directiva fue dada a ellos, aún cuando niños. Sus escapes resultaron en la muerte de los creadores. Destrucción de todos los registros. Había muy pocos que podían manipular aquella genética. Nikki miraba a la otra mujer en estado de shock - Por eso el Consejo ha estado buscandola Katya sonrió - Somos dos de los pocos científicos Coyotes dejados con vida. No se conocen registros de los Coyotes ahora. Normalmente, los Coyotes mismos se hicieron cargo de matarnos. Si no los Coyotes, entonces los médicos asignados a nosotros. Sabían su deber - ella miró con cariño la cara de Anya – Ésta es una, ella nos ocultó durante ese rescate. Los médicos nos buscaron, pero nos quedamos donde ella nos había ubicado por días, y finalmente encontramos otra salida oculta de la sala - Si los genetistas que trabajaban sobre los Coyotes estaban en el Consejo, ¿por qué hacer esa directiva? - Nikki sacudió la cabeza en confusión. -Las generaciones anteriores, nuestros padres y abuelos, ellos, al igual que nosotros, no podían decirle no al Consejo. Ellos matarían a las familias de los científicos también. Nuestros abuelos destruyeron los registros y colocaron falsos en su lugar. Se informó que fueron los Coyotes, como quería el Consejo. Sin alma, sin misericordia. Ellos son sin piedad, sin duda, pero siempre era fácil saber aquellos que matan sin reparo y aquellos que matan sólo cuando es necesario. Tan pocos Coyotes fueron crearon en comparación con otras castas, que fuimos capaces de trabajar juntos, tirar aquellos que sabíamos eran dignos para determinados laboratorios donde sólo tendrían una oportunidad de vida ella se encogió de hombros -Algunos de nosotros tuvimos éxito, otros no. En Rusia y en el Oriente Medio, lo hemos conseguido. Espero que salves al científico responsable de allí - ella miró a Nikki - Simplemente es increíble. Ella fue la más brillante en nuestro campo para su joven edad. Como si el Todopoderoso acercó su mano y abrió su mente a esta área de una manera que ninguna mente había sido abierta. Increíble -. - No hay informes de que ella sobrevivió - dijo Nikki. - Ah - Katya sacudió la cabeza - Esto es demasiado malo. Ella era un ángel enviado a saber cosas que el resto de nosotros sólo tiene preguntas. Estábamos intentando contactar con ella cuando Anya nos encontró - El sangrado está contenido - dijo Chernov suavemente, asintiendo con la cabeza a Del Rey – Suelta el aire -. Nikki cerró la válvula y sacó las agujas de ambos brazos. Del Rey se negó a quitar sus ojos de su compañera. 268

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- Dale un par de horas para estabilizarse - Chernov ordenó mientras aplicó el adhesivo sobre la piel herida - Necesitaremos muestras de sangre entonces. Varias. Si usted no le consigue aquellas hormonas, ella irá derecho hacia atrás en el calor tan pronto como este bebé nazca. Usted no quiere eso -. -Tenemos otro Coyote acoplado -,dijo Nikki - Su esposa no ha concebido -. Chernov rió - Ella no fue inoculada como esta lo fue con la inmunización creada de la sangre Coyote. Los Coyotes hembras se reproducirán, Dra. Armani. Siempre hemos sabido esto. Esto es por qué a tan pocas mujeres se les permitió vivir. No podíamos correr el riesgo -. - ¿Por qué las niñas en Rusia? - Nikki preguntó. Chernov suspiró - Mi abuelo adorado esta niña - él acarició el brazo de Anya Hemos perdido a mi hermana cuando ella no era sino una nena. Vio a Anya y perdió su viejo y cínico corazón. Creo que tal vez todos lo hicimos. Ella tenía una forma de ser que conseguía lo que quería, y ella quería a las niñas como sus amigas. Nosotros informamos su muerte y se mantuvieron vivas - su cabeza levantada – Nosotros éramos monstruos, Armani, no lo dude. Estábamos muertos cuando fuimos ordenados. Hemos investigado con prácticas demoníacas cuando lo teníamos que hacer. Sin embargo, cada médico en el laboratorio sabía lo que era nuestro verdadero objetivo. La supervivencia de aquellos que habíamos arreglado tener para nosotros. Aquellas cinco niñas, son el futuro de estas creaciones. Son increíbles -. - Creadas para casta - dijo Nikki, en el horror. - No. No - Chernov sacudió violentamente la cabeza - Creadas para ser natural. La incapacidad para concebir estaba codificada en la genética de la casta. Los registros de la forma en que ellos hicieron esto estaban perdidos de manera que las generaciones futuras no pueden deshacerlo. Mi abuelo y varios otros aprendieron el secreto con las Castas Coyote. Lograron aprovechar esta antinatural codificación. ¿Cómo funcionará? él se encogió de hombros - No sabemos si puede ayudar a las demás castas, no lo podemos decir. Pero los Coyotes son naturales. Hombre natural. Animal natural. Todavía tenemos que ver lo que esto logrará -. - Un milagro - Nikki respiraba - Si nosotros podemos averiguar esto, se podría averiguar el calor de apareamiento. Vivimos con el temor del público tomando las historietas de los diarios en serio. La opinión mundial podía ir al infierno si averiguan que es cierto -. - Eh. Gente - Chernov llamó y gentilmente desconectado la solución salina que había goteado en el otro brazo de Anya - Son volubles. Las Castas siempre vivirán con miedo de esto -. Él suspiró fuertemente - Ella debe descansar. Necesitamos paquetes de calor alrededor de ella. Su fiebre es alta, pero esto es natural. El frío es lo que me preocupa. - Ella me necesita a mí – La voz de Del Rey era áspera, primitiva - Quiero estar con ella. Ella necesita estar caliente. Yo la calentaré -. 269

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Chernov se encogió de hombros - Mientras ella tenga permitido descansar el resto de la próxima semana, la herida debería estar bien. Nada extenuante – Los ojos del Del Rey se entibiaron - Ella debe ser tratada como si se rompiera con un soplo, Fantasma -. - Del Rey - gruñó. Chernov gruñó - Como si yo no supiera acerca de las transmisiones que esta niña te envió. Seis años esperándote, aunque le dije a Sofía innumerables veces ella debe decirte la verdad de quién era. Paja de la cosecha - El médico frunció el ceño y se volvió a él Como si no estuviéramos haciendo esto. Usted no investigó como debería -. Había muchas cosas que él no había hecho como debería, Del Rey se admitió a sí mismo. - Ella necesita una cama - dijo Chernov - Necesita comodidad y atención ahora. ¿Hay una habitación disponible aquí? No quiero transportarla por dos días al menos. Donde se va, tenemos que ir también. Con el niño que lleva, su estado es muy delicado. Tenemos que observarla de cerca -. El Dr. Sobolova tocó suavemente el cabello de Anya. -Creo que mis niñas Sharone, Emma y Ashley están esperándonos ahora - dijo – Las he perdido.. Quisiera hacer algo para que estén bien y no sufren por sus lesiones - Petrov Kobrin está exigente ver a su hija, Dra. Armani,- Wolfe anunció a través de la intercomunicación - Cuando ella esté lo suficientemente estable, ¿podría reunirse con él? Tengo cuatro locos rusos que consumen vodka en el centro comunitario, y Castas uniéndoseles. Vamos a tener un lío pronto si no hacemos algo -. Nikki asintió - Tenemos una habitación privada en la misma sala. La transferiremos allí y veremos si su pareja puede calentarla - ella miró a Del Rey con un pequeña sonrisa fría - Tengo un vestido que puede usar -. Del Rey no picó la carnada. Él asintió, se levantó fue a la cabecera de la cama mientras ellos la hacían rodar a la habitación. Nikki retiró las mantas sobre la cama de matrimonio, mientras ellos la maniobraban dentro de la habitación. - Muy suavemente, Fantasma- Chernov informó con preocupación cuando él levantó la manta sobre la que Anya descansaba - Vamos a seguir su infección, aunque no espero que tal cosa se desarrolle -. Ellos la colocaron en la cama, entonces empujaron la camilla fuera de la habitación mientras Nikki ayudó a Del Rey a facilitar a su compañera dentro de la suave bata de algodón que había agarrado de un vestidor. - Dormirá por un tiempo - Nikki acarició el hombro mientras se trasladó a la puerta Si me necesitas, hay un enlace en la cabecera. Descansa, Del Rey Descansar. Se desnudó y entró en la cama por su lado ileso, enrollándose a su alrededor mientras tiró las mantas sobre ellos. Temblaba con la sensación de su carne fría y frotó su hombro, su brazo, suavemente. 270

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Ella estaba respirando lento y fácil, pero sus labios eran todavía azules. Ella estaba fría, muy fría. Colocó sus piernas entre las suyas, su brazo debajo de su cabeza, todo él la rodeó. Si no conseguía su calidez, no sería capaz de guardar el nudo de su garganta obstruyéndolo en una infernal asfixia. - Regresa a mi, bebe - susurró en su oreja –Caliéntame, Anya. Estoy frío, amor. Tan fríoTan frío por dentro como su carne estaba en el exterior. Besó su frente de nuevo y, luego, apoyó su cabeza en su hombro antes de besar suavemente la pequeña herida que había dejado allí. - Te amo - susurró - Mi dulce Anya. Cómo Te amo! -.

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CAPÍTULO 26

Ella estaba caliente. Como pan caliente de pies a cabeza. Podía sentir el calor envuelto a su alrededor, como un leño de carne, como Del Rey. Eso se sentía como Del Rey. Esto no se sentía como la muerte. Ella no se sentía febril. No sentía el frío y el dolor. No se sentía débil y adormecida. En realidad, estaba condenadamente hambrienta. Abrió los ojos cuando un gruñido retumbante de hambre causó un rubor que calentó sus mejillas. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que había comido? Una cálida y amplia palma acarició su estómago. Sentía un vendaje sobre su lado y la firme sensación de carne engomada. La memoria la asaltó entonces. La reunión, el ataque. Ashley y las niñas. Sus ojos se abrieron para encontrar una mirada negra y suave mirándola. - Era tiempo Ella miraba su rostro. Había un áspero, y gallardo crecimiento de la barba en la parte inferior de su cara. Sus pestañas estaban pesadas como si recién se hubiera despertado. Los anchos hombros, se cernían sobre su lado mientras sus dedos levantaban su mejilla, su dedo pulgar acarició sus labios. - No te mueva demasiado rápido - dijo suavemente. - El tiro no alcanzó órganos vitales, pero sangraste mucho. Los médicos quieren tener cuidado que no experimentes más shock - Su expresión retorcida - El bebe está seguro Ella parpadeó sorprendida - Bebe? - Aquellos médicos por los que expusiste tu vida - él aclaró su garganta - Ellos sabían tanto que nosotros no, Anya. Tanto - Él sacudió su cabeza. -Voy a dejar que Nikki te explique todo más tarde. Pero tienes que tener cuidado al menos hasta que nuestro hijo nazca -. Sus labios curvados en una sonrisa - Te dije, ellos sabían mucho que nosotros no Tenías razón, Coya, los necesitábamos. Tenías razón acerca de tantas cosas y me he negado a escuchar - él sacudió la cabeza. -Más tarde. Necesitas comer -. Ella observaba, en silencio, la incertidumbre de hasta donde permitir a sus pensamientos aterrizar mientras él se deslizó de la cama y la tapó con las mantas cuidadosamente. - Ashley - susurró ella - Jax? El giró mientras tiró un par de pantalones de pijama de algodón de la silla y los arrastró a través de sus poderosos muslos. 272

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- Jax está actualmente sentado en la sala, su proverbial rabo escondido entre las piernas mientras cuida nuestra puerta. Ashley está bien. Un golpe en la cabeza para que coincida con Sharone. Ellas estaban confundidas por tu enfermedad. No pudieron reaccionar al ataque - él frunció el ceño ligeramente - Esa es la razón por la que exigía una fuerza de seguridad cuando saliste de Haven, compañera -. Ella lo miraba – Te llevaste a mis chicas - susurró. El sacudió la cabeza – Los lideres de manada cometieron un error con aquella nota sin firmar que Brim envió. Un error que nunca volverá a suceder. Una nota firmada salió la segunda vez cuando me enteré de lo que sucedió en esa cocina, Anya, reinstalando tu situación y programando nuestra ceremonia para primavera. Lamentablemente, te habías ido y el casta felino que nos traicionó a todos nosotros fue capaz de salir de la base – él sacudió su cabeza – Te habría dicho de mis sospechas, pero no quería que te preocuparas -. - Nos traicionó? - ella lamió sus labios secos confundida - ¿Qué diablos pasó mientras yo estaba fuera, Del Rey? - Todo fue un puto infierno - de repente gruñó con masculina irritación – Toda mi jodida base se vino abajo alrededor de mis maldito oídos. Soy un general, Coya, no una maldita niñera. Necesito que estés bien para cuidar de sus quejas y reclamos antes que empiece a golpear sus jodidas cabezas juntas. Has dormido durante dos días. He pasado este tiempo en aquella cama - señaló a su lado - Con una computadora portátil, respondiendo un millón de malditos histéricos mensajes de correo electrónico de las castas Coyote que parece no pueden tomar una jodida decisión ellos mismos -. Sus labios se movieron - Todo lo que se necesita es una ocasional palabra especial, Del Rey. Son realmente muy receptivos a una pequeña palmadita emocional de vez en cuando. Él la miró ferozmente sin calor. Un toque de humor iluminaba sus ojos. - Pruébalo, Coya.- Aliméntame primero - le exigió - Y Dios, necesito usar el baño Él la ayudó con el baño primero. Él la llevó a pesar de sus protestas, esperó fuera de la puerta, y luego la llevó de vuelta a la cama cuando terminó. Ella había logrado lavar su cara y cepillar sus dientes. Se sentía casi humana otra vez mientras él la metía debajo de las cálidas mantas. - Las chicas están trayendo tu comida - él se sentó a su lado cautelosamente, tocó la cara de nuevo – Casi te pierdo -. - Intenté contactarte antes de la reunión - ella suspiró – Les hice dejar atrás sus vínculos. Cuando Sharone pidió prestado uno a la agente Satin, ella oyó a Satin hablando con Wolfe acerca de pararnos. Corrimos pero perdió el enlace en el vuelo. No podía parar, Del Rey - ella lo miraba desesperadamente - No podía parar. Teníamos que tener aquellos médicos -

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- Shh. Los doctores están aquí, seguros y haciendo listas de los equipos necesarios para la Base. Son nuestros médicos. Ellos nos conocen, Anya - dijo suavemente - Nunca vi tantas cosas. Nunca sospechó que un científico pudiera ser más que un monstruo. Ellos me mostraron diferencias. Ellos me mostraron lo que somos, y lo que significa ser Coyotes. Pero eso no tendría importancia. Salvaron tu vida. Nikki no podría haberlo hecho. Ella te habría matado tratando de salvarte, y yo era demasiado maldito arrogante para entender esto Ella sacudió la cabeza - Muy preocupado por tu gente - suspiró -Esto no es un juego de culpa, Del Rey. Hemos sobrevivido, ¿no? Jax, Brim, las chicas? Todo el mundo? - Varios heridos, ninguno de nuestra gente está muerta, aunque siete miembros del consejo y un traidor de raza felina están muertos - él sacudió la cabeza con eso - Douglas fue recogido por mi mano. Él ni siquiera fue drogado, sólo odiaba los Coyotes. Nada importaba sino aquel odio -. Ella apenas sabía quién era Douglas. Había permanecido fuera de la vista en su mayor parte. Ahora sabía por qué. - Tienes mucho que explicarme, ¿no?- Bastante - él sonrió cuando un suave golpe sonó en la puerta - Ashley está negándose a déjame pagar por sus uñas hasta que ella te vea. Sharone aún está mirándome feroz, y Emma está jugando con sus cuchillos cada vez que me ve a mi o a Jax. Creo que deberías tranquilizarlas -. - Esa ceremonia - ella lo detuvo - ¿Por qué? - Porque Te amo - dijo simplemente - Eres mi Coya, Anya. No voy a negarlo por más tiempo. Negándolo estoy matando a ambos, y generando una cuña entre nuestra gente. Y te recuerdo, envié una nota a tal efecto antes que abandonaras la Base - él le frunció el ceño - No porque estabas herida o por nuestro hijo. Porque eres mía, y yo ya no voy a negar lo que es míoCon eso se levantó, abrió la puerta y dejó entrar a las chicas. Entraron en la habitación. Sus rostros estaban magullados, Emma estaba cojeando un poco. -Em? ¿Qué pasó? - Estúpido Lobo me tropecé cuando traté de llegar rápidamente a ti - ella gruñó, sus ojos grises parpadeando – El bastardo me arrastró de mi tobillo y me retuvo abajo hasta que el tiroteo se detuvo - El alguacil hijo de puta se deslizó sobre mí mientras yo estaba tratando de escabullirse en los arbustos y quemar la cabeza del maldito Douglas - Sharone se quebró - Me golpeó en frío mientras el diablo de Douglas casi al mismo tiempo capturó a Ashley por sorpresa - Una bandeja se apoyó en la cama junto a Anya, el olor de los alimentos debajo del plato de metal que los cubría hizo agua su boca. - Leche - Ashley gruñó - Doc dice que necesitas el calcio para el pequeño diablito que has concebido. Geez, Anya, ¿no sabes sobre control de natalidad? ¿Sabes que un niño va 274

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a ser igual a él? - ella miró a Del Rey mientras él se inclinó contra la pared y vio el show de la mujer Coyote con algo parecido a terror masculino - Diablos, él probablemente no sabe cómo criar niñas bien -. Del Rey se contrajo de dolor y levantó su mirada al techo como si estuviera rezando. Ella comió y escuchó a las chicas. Entre los bocados de sopa de pollo, papa asada, un bife perfectamente asado y helado de leche, resbaló su mirada hacia su compañero. Él escuchaba y observaba con miedo y masculina fascinación, mientras ellas hablaban. - Bueno, al menos Jax, el arrogante cachorro, conoce su lugar – dijo finalmente Ashley -Yo debería haber guardado el lóbulo de su oreja como trofeo Anya casi tiró su vaso de leche con aquello. Del Rey se contrajo nuevamente de dolor - Y por encima de todo, ellos trajeron aquellos dos médicos completamente tensos de Rusia. Katya se niega a ir al spa con nosotras, y Alexi es tan palo-metido-en-su-culo como él nunca fue – Emma añadió. - Sí, pero el hombre Petrov es un lindo maldito como siempre fue. Los cuarenta y dos años se ven bien en él, Anya – para todas Sharone ronroneó. Anya se contrajo de dolor. Sharone había tenido una cosa por su padre que ella nunca había acabado de entender. - Voy a dispararte si sueñas con mi papi – le advirtió Anya. Sharone sólo rió, sus ojos brillando de una manera que hizo a Anya arrojar a Del Rey una mirada desesperada. ¿Desde cuándo diablos él dejó a su padre en Haven? ¿Por qué? ¿Por qué ahora? No estaba escuchando nada más de las fantasías perversas de Sharone acerca de su padre. Eso no iba a pasar. Anya había sufrido bastante después que Del Rey había disparó a su padre. Sharone le había enseñado el culo durante meses. Ella terminó su comida, sus ojos cada vez más pesados mientras las chicas conversaban sobre la ceremonia, colores y zapatos Se encontró a sí misma a la deriva, pensando en el vestido blanco que había deseado, caminando por el pasillo del brazo de su padre. Sus primos y sus familiares allí. Se sentía caliente. Calidamente mojada y demasiado feliz. Por primera vez en mucho tiempo, los sueños retornaban. Seduciendo al Fantasma. Amándolo. Tocándolo. Compartiendo cosas con él que siempre había anhelado compartir. El amanecer y el atardecer. Un dulce de manzana. Las peleas, los gritos, el amor. Y no había allí nada sobre sexo al que Lobos y Coyote se aficionaban? Ella abrió sus ojos y lo miró, imaginándolo, sintiendo un hormigueante calor donde sabía que no debía. Algo demasiado malvado, demasiado prohibido. Su mirada resbaló a sus muslos cuando las chicas finalmente dejaron de hablar. Lo quería, cuando ella estaría bien de salud? se preguntó. ¿Sería seguro? - Chicas, hora de irse - su voz era ronca, áspera ahora mientras se movió de la pared - Ashley, lleva la bandeja por favor.- ¡Oh hombre, aquí ellos van poniéndose cachondos y calientes - dijo Ashley y puso mala cara - Voy a decirle a Armani sobre ellos. Ella va a frenar su culo 275

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- No es su culo el problema - Emma rió disimuladamente cuando ellas se movieron de la cama. - Noche, Coya - ella estaba sorprendida por el rápido beso de Ashley en la mejilla – Patea su culo antes de darle algo. Fue tan casta macho - Sí - Anya sonrió con deleite - Él es, no es cierto?Ashley rodó sus ojos mientras las chicas salieron riendo. Estaban riendo. Eran felices. Y su compañera estaba feliz. Se trasladó a la cama, al lado de ella, apoyó sus labios amorosamente sobre los de ella, susurrando - Sin sexo durante tres semanas – le dijo - Ordenes del doctor Ella puso mala cara - Yo no aguantaré tres semanas - Tres semanas - repitió. Pero inclinó sus labios sobre los ella, su lengua los tocaba, se deslizaba entre ellos. El gusto de la hormona de apareamiento no estaba allí, pero el calor, el hambre y la necesidad aún la llenaban. Esta era su Coyote. Su compañero. Su amante. Él sería su marido. Pero primero, maldición, tres semanas. Ella no podría sobrevivir a eso. - Cuatro semanas estaban fuera de lugar - Anya estaba enojada cuando entró a la habitación de ella y Del Rey. Ella tiró su PDA en una silla y lo enfrentó - ¿Qué le hiciste a ella esta vez? ¿Qué le hizo Brim? Cuatro semanas, Del Rey. Ella me hizo esperar cuatro semanas. - Sólo sácate tu maldita ropa - Del Rey gruñó mientras sacaba sus botas. Los negros ojos la miraban hambrientos. - Sácatelas o las estoy desgarrando - él gruñó en una masculino y completa entrega a la excitación que los había vuelto locos durante semanas. Ella tiró su suéter sobre su cabeza. - Brim ha estado hostigándote de nuevo, no es cierto? - Diablos si me importa - Del Rey gruñó mientras se arrancaba los botones de su camisa en su desesperación por sacarla – Basta de perradas y prepárate para empezar a follar -. El broche de su corpiño se rompió cuando ella lo rompió a él. Haciendo muecas, arrojó la pieza de encaje a lo largo de la habitación antes de sacarse los zapatos de sus pies. Maldición, Del Rey la estaba derrotando. Sus pantalones casi estaban afuera. Ella rompió el cierre de los de ella y los empujó, junto con sus bragas, a lo largo de sus muslos. Estaba apenas saliendo de ellos cuando se encontró alzada, suavemente, y trasladada a la cama. Sobre su espalda. Tiró los vaqueros fuera de sus piernas y los arrojó detrás de él. Se detuvo entonces y la miró. Sus dedos se acercaron y tocaron la pequeña cicatriz rosa a su lado. 276

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- No empieces, hombre coyote - le ordenó ferozmente. Del Rey podía ponerse bastante exagerado sobre la cicatriz. -Estamos aquí para joder, no para estresarnos con algo que no sucedió - Puedo estresarme más tarde? - él levantó su mirada a la suya - Si yo nunca olvido, Anya, entonces nunca dejaré que mi arrogancia me vaya de las manos de nuevo. Quiero recordar siempre que casi te pierdo -. - Más tarde. Muy bien - ella aporreó sus manos sobre el colchón, luego las levantó a su cabello - Bésame en primer lugar. Entonces has aquella cosa malvada y traviesa que te hizo sonrojar en el consultorio del médico Él se sonrojó de nuevo, sus ojos negro volviéndose salvajes mientras estaban en la oficina cuando la médica había resbalado aquella pequeña mirada a su manera. Una que era partes iguales de diversión y curiosidad. - Te burlas - él gruñó - Ustedes no eran serias -. Su erección le aseguró que estaba muy seriamente interesado. - ¿Vas a girarme? – Se burlaba de él. - ¡Ah Dios. Pon el culo arriba para mi y lo jodo – él gruñó, deslizando sus labios sobre ella – Demasiado maldita follada A ella le encantó. Había oído de eso. Hope y Faith habían reído disimuladamente sobre esto una o dos veces. Ellas no tenían idea que lo provocó. Desafiarlos podía conseguirlo. Ellas discutieron, ellas chillaron, ellas obtuvieron sus caminos en la forma de sus compañeros de volverse súper dominantes y mostrarles quien era el jefe. Nikki Armani había estado confundida por esto. Ella lo llamó una cosa de casta. Algo sobre sumisión, seducción y dominación. Lo prohibido. Había sacudido su cabeza y se encogió de hombros. Anya no había probado aquello con Del Rey aún. Ellos gritaron, ellos discutieron, pero ella había evitado la cosa desafiante para más tarde. Tal vez después que el bebé haya nacido. Pero, no quería esperar más para este tipo de intimidad. Ella lo quería, sin embargo, quería aquello. Ella quería eso tanto que había tentado cada fantasía que había tenido durante cuatro semanas. Cada una. Hasta el punto que había despertado sus profundos gemidos mientras él daba vueltas en la cama con el aroma de su excitación. Negándose a tomarla, negándose, hasta que el médico firmara su alta. Bien, el médico había firmado su alta. - Bésame, hombre salvaje - ella gruñó - Duro y profundo. Convénceme Él rió con un sonido sexy y áspero – Necesitas convencerte? - Nunca se sabe - ella gimió, llegando a él, arrastrando sus labios a los suyos – Satisfáceme, compañero, como nunca me ha satisfecho otro Sus labios robaron los suyos, como la primera vez. Un profundo beso de lengua que la tenía gimiendo, arqueándose, sus jugos aliviando su sexo, preparándola para más tarde. Definitivamente más tarde. 277

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- Permíteme saborearte - él gruñó, pasando sus labios a sus pezones. Estaban sensibles, tan sensibles que casi tuvo un orgasmo cuando su lengua los lamía, sus labios amantándose suavemente. Sus besos vagaban por su estómago. Besó su cicatriz, besó su vientre, apoyó su mejilla contra ella por mucho tiempo, jadeantes momentos antes que abriera sus muslos más amplios y la tocara con su lengua. - Del Rey! - ella gritó su nombre mientras se arqueaba hacia él, sintiendo su lengua empujando duro y profundo en su interior. Perverso, cuchilladas de placer recorrieron a través de su sexo, hasta su clítoris. Ella se retorcía debajo de él, sintiéndolo degustarla, lamiéndola. Su lengua era voraz, sus gemidos alimentando su deseo mientras ella sintió sus dedos moviéndose más abajo. Separó las mejillas de su culo, tentándola allí. Él acarició y masajeó el pequeño orificio fruncido de su culo. Oh, le gustaba. Ella se arqueó en el pico de placer, el hormigueo de increíble calor cuando él lo suavizo con sus jugos y la punta de su dedo lo traspasó lentamente. Ella se levantó, gimió por más. -¡Ah infierno, va a darme un ataque - él gruñó contra los pliegues húmedos que estaba devorando. - Las Castas no tienen ataques - ella puntualizó - Buenos corazones. Recuerdas? - Seré el primero - él exhaló bruscamente - ¡Ah carajo Ella gritó cuando su dedo resbaló en su interior. - ¡Ah diablos. Bebé. Anya. Esto es a causa del ciclo de calor? -. - No. Por ahora - ella se retorció contra él mientras su lengua hacia círculos en su clítoris - Oh sí, eso es tan bueno -. Un segundo dedo la perforó y ella se preguntó si podía soportar el placer. Se sentía estirada, relajada. Ansiosa. Oh, ella estaba demasiado ansiosa por esto. -Debería zurrarte las nalgas - él gruñó. -Sí, azota mis nalgas - sus manos se apoderaron de su pelo, mientras ella montaba sus labios – Hazlo. Te desafío No se desafía a un coyote. Debería estar sobre una placa en cada pared de la Base Nunca desafíes a un Coyote -. Su mano libre aterrizó sobre su culo. Anya se congeló, sintiendo un calor hormigueante y soltando un bajo y prolongado gemido. - Atrévete a hacerlo de nuevo - ella jadeó Antes que pudiera hacer más que gritar, se encontró apoyada sobre su estómago. Sus caderas levantadas. Su mano aterrizó sobre su culo y se sentía mejor que el calor de apareamiento. Oh maldición, esto era perverso y lo amó.

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Una mano se movía entre sus muslos, dando palmadas a su carne húmeda, sus dedos acariciando su clítoris mientras la mantenía en su sitio y dio otra pequeña palmada a su culo. No era doloroso; era caliente. Era sexy y malvado, y quería más. Ella rodó sus caderas, gritó su nombre y perdió la cuenta de las pesadas caricias. Sin embargo, no perdió la cuenta de la quemadura. Estaba recorriendo a través de su torrente sanguíneo, sensibilizando cada nervio de su cuerpo. Oh sí. Amaba esto. Se moría por él. Quería más y más y quería hundirse bajo la embestida de placer/dolor que podía sentir estaba viniendo. - No puedo esperar - Sus dedos resbalaron fuera de su culo. Un dedo entrando y saliendo. Dos presionaban en su interior, estirándola. Él reunió sus jugos, los arrastró atrás, se burlaba de ella con pequeñas caricias que no eran realmente caricias. Sólo estirando, simplemente aliviándola. - No esperes – ella gritó - Oh Dios, Del Rey, por favor ¿Cuánto tiempo se suponía que soportaría este tormento? Ella necesitaba. Lo había necesitado por cuatro semanas. - Estoy lista maldición. Oh Dios, haz algo Ella se estaba muriendo por él. Sus muslos estaban manchados con su húmeda necesidad. Estaba caliente, demasiado mojada cuando él juntaba más y la alivió atrás, fue capaz de presionar tres dedos dentro de ella mientras ella gritaba su nombre. - Oh sí - ella gritó - Estoy tan cerca. Tan cerca -. Sus dedos salieron. Un segundo después sintió la contundente, amplia punta de su polla presionar contra ella en el mismo lugar. Inmediatamente un chorro de líquido pre seminal se disparó de su polla contra la pequeña entrada. Lo sintió quemar más vivo. Su espalda arqueada mientras el hormigueo en su culo se volvió más caliente, más profundo. - Diablos - Del Rey gruñó cuando se alivió contra ella, presionando lento y fácil. Demasiado lento. Demasiado fácil. Su polla se sacudió cuando se derramó de nuevo, tirando en la apertura que había creado. El hormigueo se convirtió en algo más. Algo que dolía y quemaba y aliviaba su camino cuando la esencia creaba una lubricación que la hizo incluso más resbaladiza, más fácil de penetrar. Otro. Otro. Ella estaba gritando su nombre mientras él la estiraba, presionaba en su interior. Sus manos estaban firmes en sus caderas, reteniéndola aún cuando sus musculosas piernas presionaban las suyas. - Joder. ¿Qué diablos me has hecho? - él gruñó cuando el fluido se derramó dentro de ella de nuevo. Se estremeció detrás de ella, su polla sacudiéndose, y llenándola más. Estaba deslizándose suave y fácil dentro de ella ahora, extendiéndola hasta que ella juró que iba a venirse desde el placer-dolor de aquello solamente. 279

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Era exquisito. Era más placer, más intensidad, una traviesa y emocionante sensación de sumisión, de ser dominada. De total confianza. La necesidad de un placer tan extremo que la frontera entre el placer y el dolor estaba disuelta. Ella estaba mendigando en el momento en que la llenaba. Apretando sobre él, llevando su leche más profundo dentro de ella, para absorber todos los placeres del acto que podía soportar. - Bebe - él se subió sobre ella cuando la llenó, sus brazos capturando su peso, sus labios yendo a su cuello. La sensación la desgarró cuando sus labios encontraron la marca de apareamiento, la acariciaron. La sensibilidad allí era casi demasiado mucho para soportarla. Él lavó con su lengua, la chupò y lentamente comenzó a empujar, follando dentro de culo con profundos y lentos empujes. Ella odiaba lo lento. Ella agrupó las mantas en su puño y gritó con la necesidad. - Más rápido - le gritó - Más duro -. Lo necesitaba más rápido y más duro. Oh Dios, lo necesitaba para venirse. Ella se iba a venir, si él solo se moviera. - Anya, nena – él besó la marca, mientras ella miraba su expresión hermética y cerrada - Dios. Estoy llegando aquí. Resiste todavía, cariño Resiste todavía? ¿Era broma? Sus caderas se retorcieron debajo de él. Era una agonía, era un placer. Eran demasiadas sensaciones que no estaba segura que fuera a sobrevivirlas. - Ahora, maldición – ella gritó - Por favor, Del Rey. Ahora. Todo de ti, ahora Él se tiró hacia atrás. Quería ir lento. Del Rey se ordenó a sí mismo ir lento. Lento y fácil. Pero ella lo estaba matando. Apretándolo. Él fijó sus labios sobre la marca, la lamió y chupó cuando comenzó a moverse. Podía sentir los chorros de líquido pre seminal, los fluidos de apareamiento que normalmente ayudaban a su cómodo y caliente coño, pero ahora estaban vertiéndose en su culo, ayudándola allí. Ella se estaba quemando apretada alrededor de su pene, ordeñándolo, destruyéndolo. Una mano se apoderó de su cadera, la otra encontró su mano. Amarrándola, la folló. Profundo y poderosos empujes que enviaban una agonía de placer chirriando por su columna vertebral. No duraría mucho. Iba a tomarla hasta que encontrara su liberación. Sólo hasta entonces. Él no iba a encontrar su propia liberación aquí. La hinchazón del nudo de apareamiento era gruesa y dura. No la iba a lastimar. Nunca más. Su compañero nunca la lastimaría de nuevo. Trabajó en su interior, peleando por empujarla sobre el final mientras él se balanceaba sobre el mismo. Sus caderas empujando, conduciendo su polla en el interior del ajustado canal, sintiéndola apretada, los gritos de su garganta creciendo más intensos. Estaba apretando, convulsivando, gritando su orgasmo, endureciéndolo a él mientras él peleaba por retirarse. Demasiado cerca. Demasiado cerca. 280

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- ¡Ah carajo! Sus dientes perforaron su cuello. Él golpeó duro y sintió derramar su semen, la hinchazón adicional se bloqueó en su interior, ensanchándola más hasta que él juró que no sólo llenaba su culo, sino que apretaba el pequeño coño también. Anya perdió la conciencia. Ella lo sintió acelerando dentro suyo, su liberación la agarró con la guardia baja. Lo sintió hincharse, trabarse dentro de ella y sorprendente e increíblemente, sentía que la hinchazón presionaba contra la fina membrana entre su culo y la vagina. Se sentía llenada por él. Llenada de un extremo al otro mientras otra explosión la desgarró, destrozando su mente cuando cada terminación nerviosa en su cuerpo vibró en respuesta. Ella trató de gritar su nombre, pero sólo puede articular estrangulados gemidos. Sus dedos cerrados con los de él, sus dientes mordiendo su antebrazo, y otra explosión sacudiéndola. Estaba perdida dentro de este placer, perdida donde necesitaba estar, rodeada por él, sostenida y anclada por él mientras ella volaba, libre como el viento, y destrozada en un exhausto montón bajo él. - Mi amor - él susurró. - Hm. Mi amor - ella besó su brazo, volvió su cabeza por un beso suave que le había dado en su espalda y le sonrió sensual - Atrévete a hacerlo de nuevo más tarde.Él se rió entre dientes - Vamos a empezar a limitar tus atrevimientos – le advirtió a ella – Consigues tu camino con demasiada frecuencia -. Ella lo había desafiado a comprar las camas y los edredones para los nuevos coyotes que habían llegado. Ellos la miraban como el sol y la luna juntos. Ella lo desafió a encontrar un buen cocinero que pudiera tolerar. El terminó con una equipo de cocina completo. Seres humanos. Se habría estremeció ante la idea, pero eran buenos malditos cocineros y nunca tuvo que preocuparse por encontrar a su Coya cargando el maldito lavavajillas. Ella no hizo nada más extenuante que llevar su PDA o e-pad. Las chicas hicieron ciertamente lo mismo. Ella distrajo sus pensamientos, cuando se extendió debajo de él, haciendo un gemido para desgarrarlo de placer con el calor todavía envolviéndolo. Finalmente, largos minutos más tarde, él se retiró. - Me moveré más tarde - ella murmuró - Después de dormir Él sonrió. Ella lo hizo sonreír. Ella lo ponía caliente. Ella lo hizo feliz y lo hacía mirar hacia delante cada día, las sorpresas que tenía guardadas para él. Sacudiendo su cabeza, se trasladó al baño, se lavó y llevó un paño húmedo y una toalla a la habitación. A pesar de sus quejas, él limpió su semilla, besó una pálida nalga, luego acarició suavemente su culo antes de arrastrarse a la cama a su lado.

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Inmediatamente, ella se enroscó en él. Ellos se menearon y forcejearon por largos minutos, hasta que finalmente él estaba curvado a su alrededor, la cabeza de ella apoyada en su brazo, su mejilla contra su pelo. El sueño llegó fácilmente. Vino con una sensación de seguridad. Vino con calor. - Te amo, Del Rey - susurró ella somnolienta - Con toda mi alma - Te amo, Anya - dijo -Tú eres mi alma -

EPÍLOGO

La novia llevaba un vestido largo de raso y encaje blanco con los tradicionales cien botones de perlas bajando por la espalda. Parecía una princesa de cuento de hadas mientras caminaba por el pasillo sembrado de rosas. El novio estaba vestido de negro. Hacía juego con él. El padre de la novia, alto, orgulloso, aún ancho y fuerte en sus cuarenta y dos años, usaba el negro tan bien, un buen contraste con su cabello rojo oscuro, casi castaño rojizo. Una primaveral tormenta de nieve no pudo cancelar esta ceremonia, los heli-jets equipados para el clima estaban estacionados a millas fuera de Haven, y las instalaciones deportivas subterráneas de Haven estaba llenas con castas y humanos por igual, quienes estaban allí para presenciar la unión del Coyote Alfa, Del Rey Delgado, y su compañera, Anya Kobrin. Los votos fueron dichos. Aquellos eran importantes. Se intercambiaron los anillos. Se dijo que el novio, o Alfa, había tenido los anillos hechos especialmente por un maestro joyero en Rusia. Se dijo que había una inscripción dentro de cada uno: El pasado no se olvida. Las lecciones no son en vano. Fue la boda del año. Periodistas de todo el mundo estuvieron presentes, y cuando llegó el momento para la novia de arrodillarse y jurar su lealtad al Alfa de la manada con quien se acababa de casar, el Alfa los conmocionó a todos. Se arrodilló. Sus manos entrelazadas a las de ella. - Probaste tu lealtad, innumerables veces. Cuando niña peleando por la libertad de tus amigos. Cuando mujer luchando por el corazón de tu compañero. Como Coya luchando por la paz que todos nosotros soñamos. Yo, Alfa Del Rey me comprometo, a mi compañera, mi esposa, mi Coya, Anya Kobrin Delgado. De ser posible nuestro futuro esté lleno de promesas y tu sonrisa ilumine siempre mi camino -. 282

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No había ojo seco en la casa, mientras una reportera, Cassa Hawkins, constantemente controlaba para estar segura. Bueno, quizá había un ojo seco en la casa, además del suyo. La gran casta que estaba en las sombras de la habitación. Sus ojos estaban, como los suyos, escudriñando a la multitud, mirando, como si él estuviera esperando, cazando. ¿Qué, mi hermoso Bengala, ¿está usted cazando? Lamentablemente, a pesar de sus fantasías perversas y malvadas, tenía un sentimiento que él no la estaba cazando. Demasiado malo. Ella oyó que era un hombre salvaje en la cama, ella nunca tuvo un hombre salvaje en la cama. Casi rió con ese pensamiento. Había sido un maldito largo tiempo desde que había tenido algún hombre en su cama. Su atención se centró de nuevo en la ceremonia cuando rugidos y aullidos, risas y deseos de buena voluntad se repetían a través de la plaza subterránea. Del Rey y Anya habían girado, sus manos entrelazadas, para hacer frente a la multitud mirándolos mientras el sacerdote que oficiaba la ceremonia los declaraba marido y mujer. Realmente era un hermoso acontecimiento. Lo que hizo apretar el corazón de Cassa, sin embargo, fue cuando Del Rey giró su novia hacia él, bajó su cabeza y tomó sus labios en un beso que parecía más como una promesa. Mientras Anya Delgado se arqueó en sus brazos, las cejas de Cassa se levantaron un poco, cuando un redondeado montículo de su barriga se hizo visible. ¿Era eso posible? Estaba su compañera embarazada? Ella lo miraba íntimamente. - Usted no quiere poner esto en su pequeño artículo.Ella se sacudió, sus ojos ampliados con la voz en su oído. Su cabeza se ladeó. Cabellos con singulares rayas oro y negras encontró en su mejilla. Crecía largo alrededor de su rostro, sedoso, tentando a tocar. Sus ojos eran verdes, selva verde moteada con oro. Su aroma la envolvió, picante y masculino, y la tentó a lamer sus labios. - Significado? – ella arrastró las palabras mientras sentía su mano tocar su cadera, su cabeza moviéndose íntimamente hasta que sus labios estaban en su oreja. - La sospecha que veo en estos bonitos ojos grises - él murmuró - Cualquier anuncio adicional vendrá cuando llegue el momento. Usted puede ser parte del grupo permitido a entrar en ese anuncio, o puede ser extrañamente no invitada, así como muchos otros. Ella suspiró. OK, no hablaría acerca del intrigante pequeño bulto. - Quiero una exclusiva – exigió - Alguien de otro modo me dará una paliza. Usted me la debe -. Su risa acarició sus sentidos - Usted podría obtener más de lo negociado -. Sus labios se crisparon - Y usted posiblemente este mordiendo más de lo que puede masticar-. 283

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La pareja recién casada giró, sus manos enlazadas, mirando uno dentro de los ojos del otro. Ojos negros se encontraron con ojos azules perfectos, y Del Rey sabía que en esta mujer había encontrado la paz. Ahora, si sólo la paz puede ser asegurada en el mundo, ellos estaban peleando para estar entre sus miembros.

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18. La Companera Del Coyote

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