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Créditos Moderadora: Nelly Vanessa
Traductora
Correctoras
Nelly Vanessa
Pochita Maye
Revisión final: Maye
Diseño: Dabria Rose
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Sinopsis Han pasado dos años desde que el bastardo reformado Carter, y su preciada esposa, Indiana, tuvieron su feliz para siempre en BASTARD. Dos años y dos hijos después de su feliz final en BASTARD, Carter e Indiana se han establecido en la vida matrimonial después de sus tumultuosos pasados. Pero, un evento impactante amenazará todo lo que aprecian.
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Uno Dos años después Carter Los dos años que he pasado con mi alma gemela, y mis hijos… con mi familia… sin palabras. Indiana es la esposa y madre más asombrosa que cualquier hombre podría pedir. Es mi mejor amiga, mi mundo, mi absoluto todo. Luego están mis dos hijos, Jaxson y Levi. Son, sin duda, el regalo más milagroso. Ser padre es jodidamente increíble. Adoro a mis hijos… a mi familia, mucho. Mi vida era perfecta. Estaba en un estado de completa dicha. Para ser honesto, casi se sentía demasiado bien para ser verdad. Claro que tuvimos más que nuestra parte justa de mierda al comienzo, y si alguien merecía un descanso, éramos nosotros. Ese pensamiento todavía no parece detener el presentimiento que se agitaba muy dentro de mí. Había un dolor de corazón que se avecinaba desde la esquina, podía sentirlo. Me preocupaba mi mujer. Supongo que es natural teniendo en cuenta todo lo que pasamos con el tumor. A pesar de que todas sus pruebas continúan siendo negativas, es algo que siempre estará en la parte de atrás de mi mente. Eran momentos aterradores. Entonces algo sucedió hace seis semanas. Todos esos miedos internos con los que había estado peleando en los meses pasados, llegaron a la meta. Mi peor pesadilla. Tenía razón sobre Indiana, pero no tenía nada que ver con su cáncer. Tuvimos una pelea total y diferente en nuestras manos. Y me puso sobre mis malditas rodillas... • Cuatro semanas antes de que Indi tuviera a nuestra hija, Eve, es un día que no olvidaré nunca. Le pusimos así por mi abuela, Evelyn. Como los otros dos embarazos, todo fue genial, hasta que de repente no fue así.
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En el momento en que Indiana entró en mi tienda a mediodía para decirme que las cosas no se sentían bien con el bebé, entré en pánico. “Algo pasa, pero no estoy segura de qué es”, fueron sus palabras exactas. En mi corazón sabía que tenía razón, que eran esos malditos sentimientos que había estado teniendo. Afortunadamente, ya estaba nervioso, así que no dudé en llevarla al hospital. Ventajosamente, los niños estaban con nuestros padres. Que terminaron mudándose a Newcastle hace un año. Solíamos intentarlo e ir a Sídney tanto como era posible para visitarlos, pero para ellos los viajes ocasionales no eran suficientes. Sentían como si estuvieran perdiendo la oportunidad de ver a Jaxson y a Levi crecer, y todos sus hitos, por lo que vendieron su casa y se mudaron aquí. Mi abuela se unió a ellos unos meses después. Vendió su apartamento y se mudó con mis padres. Ahora cuidan a los niños durante el día mientras Indi y yo estamos en el trabajo. Es un ganar-ganar para todos, supongo. Después de llegar al hospital, la enfermera conectó a Indi a los monitores rápidamente. Entonces fue cuando nos informaron que el bebé estaba en apuros. No puedo decirles lo que me hizo oír esas palabras. Casi me enviaron al límite. Poco sabía, que lo que vendría sería mucho peor. Es algo que sé que se quedará conmigo por el resto de mis días. No estoy seguro si alguna vez llegue por completo a superar la desesperación y la absoluta impotencia que sentí en las horas que siguieron. El doctor realizó un ultrasonido inmediatamente, y encontró que el cordón umbilical estaba envuelto alrededor del cuello de Eve. Comienza operación fusión. El nacimiento de nuestros dos hijos había ido sin problemas, de ninguna manera estaba preparado para esto. Observé con horror que mi esposa era llevada apresuradamente a cirugía, y mi idílico mundo, el que vivía simultáneamente, en el que amaba y temía, comenzó a desmoronarse alrededor de mí. —Todo estará bien, cariño —susurré contra sus labios. Sin estar seguro de si estaba tratando de convencerla a ella, o a mí mismo—. Te amo… los quiero a los dos. —Mi voz se quebró mientras hablaba. No importa cuánto sintiera dentro, tenía que intentarlo y mantenerme sereno junto a Indi. Mi mano instintivamente se movió a su estómago mientras decía una silenciosa oración por Eve… y por mi mujer. Todo el tiempo estaba pensando, esto no puede estar jodidamente sucediendo.
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La mirada de desesperación en los ojos de Indi mientras la alejaban me perseguirá por siempre. Por-jodidamente-por-siempre. Ambas vidas estaban en juego aquí. La devastación y preocupación que sentía por mis chicas me consumió. La enfermera me guio a una habitación donde podría sentarme y esperar mi destino. No estaría malditamente sentado. Solo me puse a caminar. Era insensible. Estaba devastado. Estaba a punto de perderme. Nunca me sentí tan completamente impotente en mi vida. No estoy seguro de cuánto tiempo estuve solo allí, pero finalmente Ross apareció. No puedo decirles lo aliviado que estuve de verlo. Mi madre se quedó en casa con los chicos. Tanto como los quería conmigo, este no era lugar para ellos ahora. —Papá —murmuré cuando caminó a través de la puerta. Lo necesitaba. No podía enfrentar esta mierda por mi cuenta. No cuando se trataba de algo tan serio como esto… mi esposa… mi hija. Cuando me tomó en sus brazos, me aferré a él como si mi vida dependiera de eso. Necesitaba sacar algo de su fuerza, porque la verdad era que era un jodido lío. La posibilidad de perder a cualquiera de ellas era insondable. —¿Alguna noticia? —preguntó. Negué en respuesta. Hilar dos palabras juntas, en ese momento, era imposible. No estoy seguro de cuánto tiempo estuvimos en esa habitación, pero pareció una maldita eternidad. Finalmente, nos sacaron de nuestra miseria cuando el doctor finalmente vino para hablar con nosotros. El alivio puro que sentí cuando me dijeron que tanto Indi como Eve sobrevivirían, y que estaban bien, bajo las circunstancias, fue indescriptible. Gracias-maldito-Dios. Lamentablemente, no estábamos fuera de peligro todavía. Eve nació prematura por cuatro semanas. Fue inmediatamente admitida en la unidad neonatal. La enfermera me llevó a ver a Indi primero. Estaba comprensiblemente molesta. Todavía estaba en recuperación después de la cesárea de emergencia. Indi me instó a dejarla para estar con nuestra hija. Odiaba el que estuviera sola. Para ser honesto, yo también. No me gustaba la idea de Indi sola tampoco, así que estuve agradecido de que Ross se quedara con su hija mientras era llevado a ver a la mía. Indiana estaba tan preocupada y molesta por nuestra pequeña como yo.
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Nada ha cambiado entre nosotros con los años. Todavía anhelaba su comodidad en ese momento, tanto como ella la mía. Juntos, éramos imparables. Siempre será mi fuerza… mi roca… mi aire. Lo admito, cuando vi lo pequeña que era Eve, me rompí. Era hermosa, pero nada como los chicos sanos y gorditos a los que Indi había dado a luz en el pasado. Sentí un amor instantáneo hacia ella sin embargo. Si no más por la situación que ahora estaba enfrentando. Se veía tan frágil. Que rompió mi corazón. Verla así desencadenó una ardiente protección dentro de mí por alguna razón. En ese momento, supe que estaba desahuciado. Como su madre, nunca podría negarle nada. Nada le pasaría a mi pequeña princesa mientras estuviera en mi guardia. De eso podían estar seguros. Deslicé mi mano a través de la abertura en la tapa, colocando suavemente mi dedo contra la palma de su pequeña mano. Necesitaba un poco de contacto con ella. Cualquier cosa. Necesitaba que supiera que no estaba sola. Cuando sus pequeños dedos se apretaron alrededor de los míos, lágrimas nublaron mis ojos mientras el amor y la admiración surgían en mi corazón. Era una luchadora como su mamá. Estaría bien. Simplemente tenía que estarlo. —Papá está aquí, hija. Todo estará bien —susurré en voz tranquilizadora—. No dejaré que nada te pase, lo prometo.
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Dos Carter Durante las siguientes semanas, esa fue nuestra vida. Uno de nosotros siempre estuvo junto a Eve. Indi durante el día, y luego iba a casa para estar con los chicos. Yo tenía el turno nocturno. Ninguno de nosotros quería que nuestra niña alguna vez se sintiera sola. Joder pero extrañaba dormir al lado de mi esposa. Nunca habíamos pasado tanto tiempo separados. Definitivamente me había aislado. Indiana amamantaba a Eve durante el día, y me dejaba la leche en botellas para que se las diera por la noche Teníamos suerte de que solo hubiera sido prematura por cuatro semanas; si podía atravesar las siguientes semanas, había una mínima posibilidad de que no tuviera complicaciones en el futuro. La principal preocupación eran sus pulmones y su peso. La enfermera me informó que en el último mes de embarazo los pulmones del bebé se forman completamente, y gana grasa corporal. Eso explicaba por qué era tan pequeña cuando la vi por primera vez. Estaba agotado, pero como Indi, estaba preparado para hacer lo que fuera necesario para ver a nuestra hija superar esto. Extrañaba a mis hijos, a mi esposa, a LJ y la vida que teníamos antes de las desafortunadas circunstancias que ahora enfrentaba, pero ella estaba aquí, y como su madre, era una sobreviviente. Tenía gran consuelo en eso. Indi y yo solo nos veíamos durante media hora más o menos durante nuestros cambios de turno, pero ambos sabíamos, como padres, que era un sacrificio a corto plazo que necesitábamos hacer. Nuestra pequeña lo valía. Eve se estaba haciéndose más fuerte con cada día que pasaba. Ahora solo era cuestión de tiempo antes de que pudiéramos llevarla a casa y recuperar todo lo que alguna vez habíamos tenido. Una vida feliz sin preocupaciones. Aumentaba de peso todos los días, pero todavía era muy pequeña. Los chicos eran altos para su edad. Puedo decir que tendrán la misma complexión que yo cuando fueran mayores. Jaxson se parece mucho a Indi, mientras Levi es la viva imagen de mí.
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Eve, sin embargo, es lo opuesto. Será pequeña y diminuta, como Indiana. Lo sé. Incluso tiene una pequeña y linda nariz igual a la de su madre y labios carnosos Me tendrá envuelto alrededor de su dedo meñique igual que Indiana. Seré masilla en sus manos… Me temo que ya lo soy. • Dos semanas más tarde la traemos a casa del hospital. Fue un gran día para la familia Reynolds. Mi niña estaba sana y exactamente donde necesitaba estar, con nosotros. Estaba de vuelta en mi casa… en mi castillo, con mi esposa, mis tres hermosos hijos, y por supuesto LJ. Jaxson y Levi adoraron a su hermana bebé. Entre los tres, sé que siempre estará a salvo. Ese pensamiento me da una gran cantidad de comodidad por alguna razón. Diablos. Eve solo tenía dos semanas y ya estaba preocupado por mierda así. Debería haber estado más que contento con nosotros cinco finalmente juntos, pero sorprendentemente todavía tenía una oscura nube cerniéndose sobre mí. Era todo eso de Eve y el trauma que rodeó su nacimiento, estoy seguro de eso. 10
Supongo que todavía estaba asustado. •
Indiana Después de levantar las mantas, los brazos de Carter instintivamente se extienden, tirando de mí a su amoroso y protector abrazo. Dios, lo extrañé mientras estuvimos separados. Las pasadas dos semanas han sido un infierno. Con todo lo que sucedió con Eve, estando separada de Carter fue lo peor. Él es mi lugar feliz, mi calma después de la tormenta, mi santuario. He estado peleando sin él aquí. Pasó sus días en el trabajo mientras estaba en el hospital con nuestra hija, y las noches con Eve. Sé que fue difícil para él estar lejos de nosotros, pero insistió en que me quedara en casa con los niños por la noche, y en una cama real donde pudiera obtener una buena noche de sueño. Sin él a mi lado sin embargo, fue imposible. Me encanta cómo dio un paso adelante, como siempre. No hay nada que no hiciera por mí… por nuestros hijos. Tenemos suerte de tenerlo. —Extrañé esto —le susurro, descansando mi cabeza sobre su pecho mientras me acurruco a su lado.
—Yo también, cariño. Yo también. —Es todo lo que dice mientras sus brazos se tensan a mi alrededor, llevándome aún más cerca. Cuando besa la parte superior de mi cabeza, levanto mi rostro para mirarlo. Necesito más que eso, lo necesito. Sé que solo han pasado dos semanas desde que nació Eve, entonces no podemos ir todo el camino, pero necesito algún tipo de conexión con él. Cualquier cosa. Un beso en la parte superior de la cabeza simplemente no lo cortará. Gime en mi boca cuando coloco mis labios sobre los suyos. Lo amo tanto. Después de todo este tiempo, mis sentimientos por él no han disminuido en absoluto. Si algo solo se han vuelto más fuertes. El problemático adolescente que conocí hace todos esos años, no existe más. Es un recuerdo lejano. Carter, el hombre, tiene confianza y está cómodo dentro de su propia piel. Ahora sabe que es digno, porque lo es. Siempre lo ha sido. Lo ha demostrado una y otra vez. No es solo un gran hombre, es un esposo perfecto, y un padre fenomenal. Me encanta verlo con los niños. Es tan práctico, y el amor que tiene por ellos simplemente irradia de él. Es seguro decir, como yo, que los niños lo adoran también. No hace falta mucho para que nuestro beso se caliente. Todavía parece que no tenemos suficiente uno del otro. No creo que el vínculo que tenemos alguna vez se reduzca. Es un amor como ningún otro; fuerte e irrompible, igual que nosotros. Mis dedos se deslizan sobre el cuello de Carter, sobre su definido torso. Su cuerpo sigue siendo tan bello como siempre. Perfección total sería la mejor manera de describirlo. Mi mano corre por la parte delantera de su pijama, agarro su fuerte e impresionante longitud en mi mano. Lo que no daría por tenerlo dentro de mí ahora mismo. Ambos luchamos inmensamente con la abstención de seis semanas después del nacimiento de nuestros hijos. Esta vez no será diferente. Carter marcó un calendario con mis dos embarazos previos, tachando cada día cuando pasaba. Cuando el segundo período de seis semanas transcurrió, era como un perro en celo. Cuanto más nos besamos, más lo deseo, lo anhelo. Empiezo a trabajar con mi mano cuando siento su cuerpo endurecerse. —No, nena —murmura de repente contra mis labios mientras su mano cubre la mía, deteniéndome. ¿Qué?
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Inmediatamente me retiro del beso y levanto la cabeza para hacer contacto visual con él. —¿Por qué me detienes? —pregunto, con conmoción y dolor en la voz. Nunca antes había hecho algo como eso. Solo cuando estuve enferma, pero no estoy enferma ya. No me responde, pero veo algo en sus ojos. No estoy segura de qué es, pero me preocupa al instante. —Carter —suplico mientras espero su respuesta. Aún nada. No hay forma de que deje esto. Quiero saber qué demonios está pasando. —¿Podemos dormirnos? —responde finalmente con un suspiro—. Han pasado semanas desde que dormí en una cama real. Supongo que es verdad. Pasó las últimas dos semanas durmiendo en un sofá reclinable en el hospital mientras cuidaba a Eve, pero tengo la sensación de que hay más en esto. Sigo mirándolo mientras espero que se explique, pero nunca lo hace. En cambio, saca mi mano de su pijama, y la coloca en su pecho antes de cerrar los ojos. —Buenas noches —susurra. ¿Qué mierda con el siempre amoroso? Voy de excitada a enojada en menos de un segundo. Es malditamente afortunado, de que mi mano no esté más tiempo alrededor de su virilidad, es todo lo que puedo decir.
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Tres Carter Me siento como un imbécil total cuando Indiana se da vuelta con un bufido y suelta un aliento exasperado. Ni siquiera puedo explicar lo que acaba de pasar, porque la verdad es que no tengo ni puta idea. Todo lo que sé es que en el minuto en que tomó mi pene y comenzó a acariciarme, pánico puro corrió a través de mí. Tal vez es debido a la culpa por lo que fui e hice a su espalda. Estoy bastante seguro de que eso es. Lo jodí. En mi corazón lo sé. Antes de todos los dramas que rodearon el nacimiento de Eve, quería un montón de hijos. Un equipo de fútbol completo. Ya no. No ahora que sé los riesgos que pueden venir con eso. No quiero que mi esposa, mi hijo, o yo mismo, pasemos por algo así de nuevo. No puedo arriesgarme. Simplemente no puedo. No sobreviviría. Sin embargo, lo que más me preocupa es perder a Indiana. Dicen que las cosas vienen en paquetes de tres. Casi la pierdo por el tumor, luego otra vez dando a luz a Eve. El lado lógico de mí necesitaba hacer algo para eliminar ese número tres. No estoy seguro si podría seguir sin ella. Es mi aire. Rodando sobre mi costado, jalo de su cuerpo contra el mío. Su espalda ahora está al ras con mi frente. —Te amo. —Es todo lo que digo cuando coloco un beso en su cabello. No responde ni se acurruca más cerca como usualmente lo hace, así que ahogo mi control. Odio que la molesté. Lastimarla es lo último que quiero hacer. Tiene todo el derecho de estar enojada conmigo, aún más cuando finalmente saco el coraje para confesar lo que he hecho. Mi única esperanza es que pueda perdonarme por no discutirlo con ella primero. La verdad es que no pude. Una vez que hice las paces con mi mente, tuve que seguir adelante con mis planes. No podía darle la oportunidad de convencerme de que no lo hiciera, porque probablemente lo haría. —Yo también te amo —responde finalmente, y suspiro de alivio.
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Por favor, hazle entender las razones detrás de las elecciones que tomé. •
Indiana A medida que pasan las siguientes semanas, noto que Carter se retira cada vez más en él mismo. Trata de esconderlo, pero lo conozco mejor de lo que piensa. Algo está pasando dentro de esa hermosa cabeza suya, y necesito averiguar qué es. Pone una sonrisa y sigue con su vida normal, pero cuando no se da cuenta de que lo estoy mirando, puedo ver el tormento en su rostro. Me rompe el corazón. Necesitamos sentarnos y tener una buena conversación, pero las cosas han estado locas por aquí. Tratar de cuidar a una recién nacida y a dos niños activos, así como supervisar las cosas en la clínica veterinaria, es un trabajo duro. Estoy agotada. Carter ayuda cuando puede, pero ha estado bastante ausente también. No solo tiene su propia tienda con la cual lidiar, sino que él y Jax finalmente pusieron la franquicia del salón de tatuajes en funcionamiento. Tienen más de treinta tiendas ahora, en todo el estado. La siguiente semana volarán a Queensland para ver algunos sitios nuevos para poder expandir su negocio interestatal. Estarán en toda Australia el próximo año. Estoy tan orgullosa de todo lo que construyó. Tal vez es solo el estrés del negocio el que está haciendo mella en él, tal vez es otra cosa. Mi instinto me dice que es lo último. Las cosas han sido extrañas entre nosotros. Claro que todavía me ama, puedo ver eso, pero desde el nacimiento de Eve, las cosas no son iguales. Es algo reservado y distante. No he intentado hacer un movimiento hacia él desde esa noche que me detuvo. Créanme, quiero hacerlo. Lo deseo tanto, que me duele por dentro. Me duele por él, por esa conexión que una vez compartimos. Estoy asustada sin embargo. Tengo miedo de ser rechazada de nuevo. Lo que más me preocupa es ese maldito calendario colgado en la nevera. Ni una marca. Lo veo todos los días con la esperanza de ver esa familiar cruz roja que solía poner en la fecha en que llegábamos a las seis semanas hasta que podíamos tenernos uno al otro de nuevo, pero nada, cero, nada. Cada mañana cuando lo compruebo, tengo que pelear con mis lágrimas. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué las cosas cambiaron repentinamente?
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•
Carter Nuestros padres están cuidando a los niños mientras Indi me deja en el aeropuerto. Odio irme a Queensland sin ellos. Estoy tan jodidamente destrozado. Jax y yo somos socios, entonces esto es algo que tenemos que hacer juntos, pero dejar a mi familia sola durante tres días no se siente bien conmigo en absoluto. No fue factible llevarlos conmigo, y sé que nuestros padres ayudarán a Indi mientras estoy fuera, pero estar lejos de ellos me va a matar. Son solamente tres días, me sigo diciendo. ¿Con quién estoy bromeando? Tres días lejos de mi otra mitad y de mis hijos se sentirá como una maldita eternidad. Jax y yo estaremos en el camino la mayor parte del tiempo, explorando nuevos sitios para las franquicias. Además, Jax acomodó unas pocas reuniones con clientes potenciales, así como algunas compañías constructoras para poder comenzar las renovaciones una vez que tengamos aseguradas las ubicaciones. Todas nuestras tiendas tienen interiores y frentes idénticos para seguir con la marca. Somos muy quisquillosos sobre el tipo de personas que queremos que sea dueño de nuestras franquicias Es nuestra reputación la que está en juego si ponemos a alguien que no sea adecuado, alguien que no trabaje según nuestros altos estándares. Indi no dice mucho en el camino hacia el aeropuerto. Es inusual en ella. Eso me preocupa. Odio esta maldita nube que está revoloteando sobre nosotros. Cuanto más tiempo guarde mi secreto, más difícil me resultará sacarlo. Me preocupa cuál sea su reacción. Estoy petrificado de que no entienda, o peor, que no pueda perdonarme. —¿Estás bien, nena? —pregunto, estirándome sobre la consola central para agarrarle la mano. Estamos en el Monaro. No conducimos mucho esto ahora con los niños. Pero nunca lo vendería. Me encanta este puto auto. —Estoy bien —responde, volviéndose hacia mí y forzando una sonrisa. Sé que no está bien, pero no la presiono. En cambio, aprieto mi agarre sobre su mano. Odio cómo lo que hice se interpone entre nosotros. Necesito levantarme y decírselo, pero no ahora. Tendrá que esperar hasta que regrese. Cuanto antes lo diga, cuanto antes podremos pasarlo y regresar a donde estábamos. La extraño mucho.
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Solo tenemos una semana más antes de que las seis semanas hayan terminado. Necesito tener esta mierda ordenada para poder estar con mi esposa de nuevo. La ansío. Siempre lo hago. Finalmente llegamos al aeropuerto y estaciono el auto en la bahía de descenso, apagando el motor. Quiero pasar unos pocos minutos más con mi chica. Mi avión no saldrá por una hora más. Volaré desde el aeropuerto de Newcastle, en Williamtown. No tenía sentido conducir todo el camino hasta Sídney cuando tenemos un aeropuerto aquí. Jax todavía está viviendo en Sídney, por lo que voló hoy temprano. Después de quitarme el cinturón de seguridad, me volteo para enfrentar a Indi. Cristo, es hermosa. Todavía me quita el aliento después de todo este tiempo. —Te voy a extrañar —le digo, extendiendo la mano para pasarla por el mejilla. Mi estómago cae cuando veo lágrimas en sus impresionantes ojos verdes. —¿Me vas a extrañar? —pregunta, inclinando su cabeza hacia abajo. La tristeza y la incertidumbre que escucho en su voz, me rompe el corazón. Cuando veo una lágrima caer de su ojo y aterrizar en sus jeans, un bulto se eleva a mi garganta. Me odio por molestarla. Todo este lío es mi culpa. —Oye —le digo, colocando mi mano debajo de su barbilla y levantando su cabeza—. Por supuesto que te voy a extrañar. Te amo, Indiana. —Cuando veo caer otra lágrima, la tomo en mis brazos. —¿Qué nos está pasando, Carter? —Llora en mi pecho. Nada. Nada nos está pasando. Hice algo estúpido, pero no cambia lo que siento por ella. Mi amor por ella nunca morirá ¿No puede ver eso? Estoy asustado. Tengo miedo de decirle la verdad, porque no estoy seguro de cómo lo tomará. No quiero decepcionarla. Odiaría si pensara menos de mí por lo que hice. —¿Por qué preguntas eso? —digo, incluso aunque ya sé la respuesta. La sostengo cerca mientras espero su respuesta. —Algo está pasando entre nosotros. Te estás alejando de mí. Por favor háblame. No quiero perderte. Mierda. Esto es peor de lo que pensaba. Tirando hacia atrás, tomo su bonito rostro en mis manos. —Nunca me perderás, Indi. Malditamente nunca. Por favor no pienses eso nunca.
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—Bueno, háblame. Dime qué está pasando y no te atrevas a decir que nada. — No puedo contener la sonrisa cuando estrecha sus ojos hacia mí. Nunca me cansaré de sus agallas. Todo en mí quiere confesárselo en este instante, pero no es el momento. No puedo arrojar una bomba sobre ella así, entonces alejarme y entrar en un avión. —¿Podemos hablar cuando regrese? No quiero hacer esto ahora No cuando estoy a punto de dejarte por tres días. —Pero… —La interrumpo colocando mi dedo sobre sus labios. —Por favor. Ahora no es el momento para esto. Ve si nuestros padres pueden quedarse con los niños la noche que regrese. Podremos salir. Como en los viejos tiempos. Solo los dos. Necesitamos un poco de tiempo a solas, Indi. —Me gustaría eso —dice, una pequeña sonrisa juega en sus labios. —Me gustaría eso también. Por mucho que quiera a nuestros niños, que los extrañe, extraño lo que teníamos antes de convertirnos en padres. —Lo que extraño más que nada, es nuestras maratónicas sesiones de sexo. Ahora todo lo que parece que manejamos es un rapidito cuando los niños no están, o cuando están dormidos. Si no estoy furtivamente en su trabajo durante el día entre clientes, se cuela a escondidas en el mío. La mayoría de los días que pasamos nuestro descanso para almorzar en el cuarto de arriba, sacándonos el cerebro uno al otro. —Yo también —dice mientras levanta la mano y roza mi cabello. La jalo hacia mí, tapándole la boca con la mía. Han pasado semanas desde que la besé así. Claro, todavía la beso, pero es más como un beso persistente, nada caliente y pesado. Es la culpa, que me consume por esto. Gime en mi boca mientras sus manos aprietan mi camisa y me tira más cerca. Siento que mi pene está duro. Mierda. Lo que no daría por estar enterrado dentro de su celestial vagina en este momento. Estoy anhelándola. Es todo lo que he estado pensando aproximadamente por semanas. No lo he estado marcando en el calendario en casa porque he estado sintiéndome culpable por lo que hice, pero pueden estar seguros como el infierno que he estado haciendo un seguimiento de los días en mi teléfono. No puedo esperar a tenerla otra vez, pero necesito confesárselo primero. Nos besamos por unos minutos más antes de que renuentemente salga del beso y descanse mi frente contra la de ella. Ambos estamos un poco sin aliento. —Tres días. ¿Cómo voy a sobrevivir tres malditos días sin ti? —susurro. —Ya te extraño —admite, haciéndome sonreír.
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—Yo también te extraño. Ven conmigo. Llama a nuestros padres y ve si pueden cuidar a los niños durante los siguientes tres días. —No puedo. Todavía estoy amamantando a Eve, ¿recuerdas? —Mierda. —Será mejor que te vayas. Perderás tu vuelo. —¿Estás tratando de deshacerte de mí ahora? —pregunto con una sonrisa. —Nunca. Cuanto más rápido te vayas, más rápido volverás a casa. • Tengo el corazón pesado cuando el avión aterriza en Queensland. Pensé en Indi todo el camino hasta aquí. Odio cómo la hice llorar antes. Odio que esté teniendo incertidumbre sobre nosotros. También estoy preocupado por cómo voy a darle la noticia cuando llegue a casa. Rezo porque no lo tome tan mal como creo que lo hará. Después de guardar mi maleta en mi habitación, me dirijo hacia la suite de Jax. Le envié un mensaje de texto antes de subir al avión. Organizamos salir a cenar esta noche. Estamos en el mismo piso de hotel, pero en habitaciones diferentes. Ese maldito ronca como un maldito tren de carga. No iba a lidiar con esa mierda por tres días. De ninguna puta manera. Ya estoy privado de sueño porque tenemos una recién nacida. —Hola, cabrón —le digo cuando abre la puerta. Estoy sorprendido por la mirada en su rostro. Parece que lo atraparon. ¿Qué está haciendo? —¿Qué? —contesta cuando estrecho mis ojos hacia él. No se lo explico. En su lugar, lo empujo a un lado y entro a su habitación. Está pasando algo aquí, sé eso. Cuando escucho la regadera, el centavo cae. Ese maldito tiene a alguien aquí. —Has estado aquí, ¿qué… dos horas? —digo mirando mi reloj y sacudiendo mi cabeza—: ¿Y ya recogiste a alguien? Se ríe de mi observación. —No, pendejo. De hecho, traje a alguien conmigo. —No lo hiciste —me burlo, porque no creo eso ni por un segundo. Ese no es el estilo de Jax. Es un puto. No tiene novia desde que lo conocí. —Jodidamente lo hice, tarado —responde, estirándose para golpearme en el brazo. —¿Quién? —Su presumida expresión cambia cuando lo cuestiono, y me desconcierta—. Mierda. ¿Tienes novia? —pregunto con incredulidad cuando no dice
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nada más. Mis sospechas solo aumentan cuando no lo niega, sino que frota la parte de atrás de su cuello nerviosamente y desvía sus ojos. Todavía digo tonterías sobre esto. Eso, o el infierno se congeló. —Carter —escucho decir a una voz femenina detrás de mí. Me doy vuelta y lo primero que veo es un cabello rosa brillante. Santa jodida, Candice. Está parada dentro de la puerta del baño, envuelta solo en una toalla. Bueno, jodidamente maldito. ¿Cuándo diablos sucedió esto?
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Cuatro Carter Los siguientes tres días parecen ser los más largos de mi puta vida. Tan ocupados como Jax y yo estábamos, mi familia estaba en mi mente constantemente. Me estaba matando estar lejos de ellos. Indi y los niños hacían FaceTime 1 conmigo cada mañana y noche, pero no era suficiente. Todo lo que quería hacer era ir a casa. No pude contener mi emoción cuando el avión finalmente aterrizó en Newcastle. Las palabras no pueden describir cuán jodidamente feliz estuve de encontrar a Indiana y a los niños esperándome en el área de reclamo de equipaje. Jaxson y Levi inmediatamente vinieron corriendo hacia mí tan pronto como me vieron. Tiré de ambos a mis brazos y los hice girar, causando que rieran. —Papá —chillaron ambos con emoción. Echaba mucho de menos a mis hijos. —Te he echado de menos, papá —dice Jaxson mientras aprieta su agarre alrededor de mi cuello. A pesar de que se parece a su madre, tiene mi personalidad. Es profundo y súper sensible. —Te he echado de menos también, campeón —respondo mientras le revuelvo el cabello. —Te quiero —agrega, llevando una sonrisa a mi rostro. —Yo también te quiero, amigo. —¿Nos trajiste un regalo? —Entra Levi, haciéndome reír. Hace un pequeño puño de bombeo cuando asiento. ¿Ven lo diferentes que son los chicos? Levi es tan fácil de llevar, y un verdadero niño de mamá. La sigue a todos lados. Después de besarlos a ambos, los coloco en el piso y pongo mi vista en mis chicas. Mi corazón comienza a latir cuando los ojos de Indiana se fijan en los míos. Empuja a Eve en el cochecito mientras viene hacia nosotros. En el momento en que está frente a mí, dejo caer mi bolso de mano y tiro de ella a mis brazos.
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FaceTime: Es una aplicación de telefonía, permite transmitir vídeo capturado tanto con la cámara frontal como la posterior
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—Te he echado mucho de menos —susurro en su cabello mientras la aprieto. Su familiar aroma floral tiene un inmediato efecto calmante sobre mí. —Yo también te extrañé, Carter. Estoy tan contenta de que estés en casa. — Tirando hacia atrás, tomo su bonito rostro en mis manos antes de colocar mis labios sobre los de ella. Me estuve muriendo por hacer esto desde el momento en que la dejé en el aeropuerto hace tres días. Por supuesto que no la beso como quiero hacerlo. Me importa una mierda que estemos en un lugar público, pero los chicos están mirándonos. No puedo esperar a tenerla a solas. Los niños se quedarán con nuestros padres esta noche, pero necesitaba verlos primero. Es por eso que Indi los trajo con ella al aeropuerto. Cuando finalmente dejé ir a mi esposa, tiré de la parte superior trasera del cochecito para poder ver a mi bebita. Está profundamente dormida, pero necesito abrazarla. Quitando la manta que la cubre, la levanto suavemente en mis brazos, cuidando de no despertarla. Se ve tan dulce, toda vestida de rosa. Siento mis labios curvarse en una sonrisa mientras la abrazo a mi pecho y miro su rostro angelical. Solo han pasado tres días, pero juro que creció. •
Indiana Ahora que Carter está en casa, me siento completa de nuevo. Mientras estuvo fuera, lo extrañé como no lo creen. Las cosas solo no parecen iguales cuando no está alrededor. Es como si una parte de mí hubiera desaparecido. Después de dejar a los niños en casa de nuestros padres, nos dirigimos a casa. Se sentirá raro no tenerlos con nosotros esta noche, pero estoy esperando algún tiempo a solas con mi esposo. También estoy aprensiva. Sé que vamos a tener nuestra charla, y estoy un poco preocupada por escuchar lo que tiene que decir. —¿Te importa si nos dirigimos a Surfhouse primero? —pregunta, estirándose a través del asiento y agarrando mi mano—. Hice una reserva anticipada para las 5:30 p.m. Cuanto antes comamos, antes podré llevarte a casa —agrega con un guiño. Me encanta que pensara con antelación e hiciera reservas en nuestro restaurante. Siempre será nuestro lugar especial, ya que fue donde nos casamos. —No han pasado seis semanas —digo recordándoselo. —Lo sé, han pasado cinco semanas y cuatro días, pero llamé al doctor desde el hotel esta mañana, y dijo que mientras no exageremos, estarás bien. —Estoy
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sorprendida de que llamara al médico, pero estoy incluso más sorprendida, de que sepa cuántos días han pasado. —¿Has estado contando…? Pero el calendario… —He estado haciendo un seguimiento desde mi teléfono —dice con una sonrisa. No puedo decir lo feliz que eso me hace sentir. Carter toma mi mano y entrelaza nuestros dedos cuando salimos del auto en el restaurante. —Todavía tendremos esa charla esta noche, ¿no? —pregunto una vez que el camarero nos sienta en la mesa. Cambia de humor tan pronto como las palabras salen de mi boca. Por mucho que esté temiendo esto, sea lo que sea, necesitamos sacarlo al aire libre. Carter exhala antes de responder. —Vamos a comer primero. Podemos hablar más tarde. —Es todo lo que dice, levantando el menú. ¿Por qué se congela? ¿Qué es lo que guarda de mí? •
Carter Para cuando llega nuestra comida, perdí el apetito. ¿Por qué tenía que sacar esto ahora? He temido esa maldita charla todo el día, bueno por las pasadas cinco semanas en realidad. Necesito sacarlo de mi pecho, así podremos trabajar más allá de eso. Estoy preocupado de cómo tome las noticias. Estoy bastante seguro, de que no lo hará bien. En el camino a casa, lo menciona de nuevo. Mierda. Es ahora o nunca, supongo. Tenía la esperanza de hacerle el amor primero. Eso es bastante mierda, lo sé, pero han pasado más de cinco putas semanas desde que la tuve. Puede no querer acercarse a mí después de que escuche lo que tengo que decir. Cuando nos estacionamos fuera del apartamento, no se mueve. —¿Podemos subir y hablar? —No —responde ella, cruzando los brazos sobre su pecho—. No voy a dejar este auto hasta que me digas qué diablos está pasando. He esperado suficiente. Aquí vamos con la actitud. Como si no estuviera suficientemente preocupado. Su descaro me atrapa todo el tiempo. Exhalo cuando me doy cuenta de que no va a ceder. Joder, es terca.
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—Bien. —Me detengo mientras intento pensar en las palabras correctas. A decir verdad, no hay alguna. He pensado mucho sobre esto en las pasadas cinco semanas. Maldita-sea. Supongo que necesito simplemente decirlo como es—. Cuando Eve estaba en el hospital, tuve una vasectomía. Ahí, lo dije. Cristo, soy un verdadero cobarde. Ni siquiera puedo obligarme a mirarla. Sigo viendo al frente, esperando su respuesta, o que me dé un revés… cualquier cosa. Todo lo que obtengo es silencio. El silencio no es bueno. No cuando viene a Indiana. Quiero que me deje tenerlo. Me lo merezco. No puedo vivir con la culpabilidad ya. Cuanto más se tarde en obtener una reacción, más preocupado me vuelvo. Parece que pasa una eternidad cuando, en realidad, es probablemente solo un minuto más o menos. —Di algo, cariño —dejo escapar finalmente. Cuando todavía no responde, arranco el coraje para finalmente mirar en su dirección. Su cabeza está mirando hacia adelante, pero puedo ver claramente que está enojada. Mierda. Tiene todo el derecho a estarlo. Ahora estoy lamentando mi decisión aún más. Debería haber hablado con ella antes de seguir adelante con eso. Al menos, debería haber hablado cuanto antes. Soy un idiota egoísta a veces. •
Indiana Ni siquiera puedo encontrar las palabras para responderle. Estoy más allá de lastimada… más allá de enojada. No puedo creer que hubiera ido e tomara tal gran decisión sin hablar conmigo primero. —Indi, por favor háblame —suplica Carter. Tiene que estar jodidamente bromeando. ¿Quiere que hable con él? He estado prácticamente rogándole por semanas para que se abra para mí. A la mierda. Es un poco tarde para las palabras ahora. Las palabras no van a cambiar las cosas, el contrato ya se hizo. Necesito salir de este auto antes de llorar o de lastimarlo físicamente. ¿Cómo pudo hacernos esto a nosotros, a nosotros, a nuestra familia? Necesito algo de tiempo para procesar esa información. No, lo que tengo que hacer es gritar o golpear algo. Lo que sea para liberar este infierno que ahora está furioso dentro de mí.
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Busco la manija de la puerta y salgo del auto. —Indi —grita Carter, pero lo ignoro. Ni siquiera puedo subir a nuestro cuarto, así que giro en la otra dirección y voy hacia la playa. Necesito espacio. No estoy incluso a mitad de camino cuando los dedos de Carter se envuelven alrededor de mi brazo, tirando de mí hasta detenerme—. No corras de mí. Por favor, Indi. Háblame. Grítame. Cualquier cosa. Con enojo, tiro de mi brazo fuera de su agarre antes de girarme para mirarlo. Mi temperamento ahora alcanzó el punto de ebullición. —Hablar —grito mientras empujo su pecho con todo mi ser—. Charla de mierda. Es un poco tarde para eso, Carter, ¿no crees? Pensé que este matrimonio era una asociación. ¿No debería tener algo que decir sobre tener más hijos? —Lo empujo de nuevo. Las lágrimas están cayendo libremente ahora. No puedo mantenerlas adentro más tiempo. Si no hubiera confesado que se hizo una vasectomía, estaría volviéndome ninja con sus tuercas en este momento. Para ser honesta, después de lo que pasó con Eve, no estoy segura si podría hacerlo de nuevo. Pero ahora ni siquiera tengo elección. Él me robó eso. Hijo de puta. •
Carter Toda esta situación está jodida. La parte delirante de mí es que en realidad pensé que no reaccionaría tan mal como lo hizo. Dije la parte delirante. El sentido de la parte común en mí, sabía que estaría enojada. ¿Qué hice? Ella se da la vuelta para huir, así que la alcanzo de nuevo, tirando de ella hacia mí. No se alejará de mí hasta que tengamos esto afuera. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura, reteniéndola firmemente contra mi pecho. —Por favor escúchame, cariño. Por favor —se lo ruego. No estoy seguro si mi explicación lo va a arreglar, pero necesito hacer algo para arreglar esto. —No hay nada que puedas decir que haga que esto sea mejor, Carter —dice, antes de poner sus manos sobre su rostro, sollozando. Me odio en este momento.
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Cinco Indiana La última vez que derramé tantas lágrimas fue el día que Carter me dejó atrás cuando éramos adolescentes. Nunca pensé que un día me haría sentir tan rota de nuevo. Estoy segura de que tuvo sus razones para hacer lo que hizo, sin embargo, no puedo evitar sentirme traicionada y devastada por lo que hizo. Les ordeno a mis lágrimas dejar de caer, pero no lo hacen. Ojalá esto no estuviera pasando, pero lo hace. Carter continúa sosteniéndome fuertemente desde atrás, todo el tiempo susurrando. Lo siento... lo siento mucho, en mi oído mientras acaricia mi cabello. Es reconfortante y molesto al mismo tiempo. Eso es porque estoy enojada con él. Si hubiera venido a mí primero. Podríamos haber discutido esto. Podríamos haber tomado una decisión como pareja. Es por eso que estoy tan enojada. El hecho de que sintiera tan poco por nuestra unión, por mí. Pensé que éramos un equipo. Así es como siempre ha sido, hasta ahora. Entonces los rostros de mis tres hermosos hijos entran en mi mente, y los sollozos empiezan de nuevo. Nunca más sentiré una vida crecer dentro de mí. Nunca más volveré a experimentar la alegría pura de conocer a mi hijo por primera vez. El dolor del parto, ahora eso es algo sin lo que definitivamente podré quedarme. El pensamiento de no experimentar el resto, rompe mi corazón aún más. Carter me da vuelta en sus brazos, abrazándome apretada a su pecho. Parte de mí quiere alejarlo, pero la otra parte necesita su consuelo. Es mi roca. El que siempre recoge las piezas. Siempre voy a necesitarlo, a amarlo, sin importar nada. Eso nunca cambiará. Estoy increíblemente lastimada por su decisión en este momento. —¿Podemos subir y hablar? —pregunta. Puedo escuchar la aprensión en su voz. No estoy segura de por qué me siento mal por él, pero lo hago. Acarreó esto sobre sí mismo. Me encojo de hombros en respuesta. Es lo mejor que tengo. No quiero escuchar su explicación, pero necesito escuchar sus razones para hacer algo tan increíblemente egoísta e irresponsable. Por otro lado, es fácil de ver cuánto adora a sus hijos, entonces estoy segura que no fue una decisión que tomó a la ligera.
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Girándome y metiéndome debajo de su brazo, me lleva al otro lado de la calle. Sé que es probable que pueda dejar pasar esto, pero no ahora. Está muy fresco. Cuando entramos al departamento, asiente hacia el sofá antes de arrodillarse delante de mí. Inclino la cabeza. No puedo obligarme a mirarlo a los ojos en este momento. Sé que me romperá. —Lo siento, Indi —dice, pasando suavemente su mano por la mía antes de colocar un suave beso en su lugar—. Soy honesto al decir que pensé que estaba haciendo lo correcto. No podría volver a perderte de nuevo. Escuchar la desesperación en su voz hace que las lágrimas vuelvan a mis ojos otra vez. Puedo entender su forma de pensar y aprecio el sentimiento detrás de sus palabras, pero aún no justifica la forma en que lo hizo. —Por favor di algo. Tengo mucho que decir, pero las palabras no parecen salir. —Solo dame un poco de tiempo, Carter. Necesito procesar todo esto. —Voy levantarme, pero me agarra del brazo. —Por favor no te alejes de mí. Pensé que estaba haciendo lo correcto para todos. Los niños y yo no seríamos nada sin ti. Cuando hablé con el doctor en el hospital, teníamos dos opciones: te operabas las trompas, o yo me hacía el recorte. No había forma de que fuera a dejarte pasar por otro procedimiento. —Mi corazón se derrite cuando dice eso. Me encanta cómo se preocupa por mí, pero hay más en esto, muchísimo más. Fui engañada por la persona en quien más confiaba. Finalmente hago contacto visual con él. La devastación que veo en su rostro rompe mi corazón, pero así es exactamente como me siento, rota. Malditamente desconsolada. —No es necesariamente lo que hiciste, Carter, es más la forma en que lo hiciste. —Con eso me levanto. Necesito algo de espacio. Necesito envolver mi cabeza alrededor de esta mierda—. Solo dame algo de tiempo para digerir esta revelación tuya. —Estoy segura de que el veneno en mi voz no le pasa desapercibido. Esta vez me deja ir, pero lo escucho suspirar como lo hago yo. Odio estar tan molestar, pero ¿qué esperaba, que estuviera encantada? Ummm, no. Me dirijo a nuestra habitación. La cabeza me está palpitando. Necesito ducharme y acostarme. Cuando abro el primer cajón de mi tocador, las lágrimas se elevan a mis ojos otra vez.
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Sentada en la parte superior está la lencería sexy que compré para esta noche. La compré mientras estuvo fuera porque sabía que le encantaría. Tanto para nuestro tiempo a solas. Tanto por nuestro jugueteo sexual caliente y duro. Tenía tantas esperanzas para esta noche, pero ahora, gracias a mi testarudo esposo, todo está arruinado. Dejo la lencería donde está y tomo la pijama en lugar. Cerrando de golpe el cajón, me dirijo hacia el baño y cierro la puerta. •
Carter No puedo soportar verla así. Está jodidamente matándome. Espero un minuto más o menos antes de seguirla a la habitación. Raramente peleamos, así que no puedo soportar el hecho de que esté enojada conmigo. De acuerdo, me lo merezco, pero todavía no me gusta. Rezo para que pueda perdonarme. Lo hice porque no quería perderla. Ahora bien, esa misma razón podría volverse en mi contra. Cuando escucho la ducha, tengo que controlar el impulso de entrar allí. Dijo que necesitaba tiempo, así que supongo que necesito dárselo. Es lo menos que puedo hacer, supongo. Quitándome la ropa, me pongo el pantalón del pijama antes de meterme en la cama a esperar. Pasan unos buenos treinta minutos antes de que Indiana salga del baño. Nunca se toma tanto tiempo. Creo que lo hizo para evitar enfrentarme. Odio eso. Le sonrío cuando se acerca, pero desafortunadamente no es recíproco. Levanto las mantas para ella cuando está de pie al lado de la cama, para que pueda entrar, pero soy sorprendido cuando toma la almohada de su lado y gira bruscamente, dejando la habitación. Mierda. Estoy en una mierda profunda. Me muevo y muevo durante horas esperando que regrese, pero la lógica me dice que no pasará. Debe estar durmiendo en una de las camas de los niños. Eventualmente me canso de esperar, entonces tiro las mantas a un lado y voy a buscarla. Puede ignorarme todo lo que quiera, pero independientemente de si me habla o no, pertenece a nuestra cama a mi lado. Punto. La encuentro, acurrucada en la cama de Levi. Mis labios se curvan mientras estoy allí por unos pocos minutos mirándola dormir. Su belleza todavía me abruma. Me agacho, retiro las mantas antes de tomarla en mis brazos.
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—Carter —murmura mientras sus ojos se abren. —Shhh, nena —le susurro, atrayéndola cerca de mi pecho. Sonrío cuando se acurruca contra mí. En su soñolienta bruma, obviamente olvidó que no me habla. Después de ponerla suavemente en nuestra cama, subo a su lado entonces nos enfrentamos. Mi mano roza ligeramente su cabello, metiéndolo detrás de su oreja— . Te amo. —Yo también te amo —murmura. Sonrío cuando dice eso, incluso si está medio dormida y sin saber que está enojada conmigo. Entonces uno de sus ojos se abre. —Aunque todavía estoy enojada contigo. Su declaración me hace reír. Sé que no es gracioso, pero estoy jodidamente aliviado de que esté realmente consciente y todavía me ame independientemente. —Llamaré al médico mañana y le pediré una cita. Puedo hacer que la vasectomía sea revertida —le informo. Incluso aunque no es lo que quiero, haría cualquier cosa para que estemos bien de nuevo. —No, no lo harás —responde abriendo los ojos—. Pero quiero que sepas esto, tienes mucho que arrastrarte delante de mí para hacer las paces por lo que hiciste. —No puedo luchar contra la sonrisa que se extiende por mi rostro. Me arrastraría por el resto de mi jodida vida si significara que vamos a estar bien. Jalo su cuerpo al ras del mío. Tenerla tan cerca hace que mi pene de una nerviosa contracción. La necesito tanto. Especialmente después de todo lo que sucedió esta noche. Necesito confirmación de que vamos estar bien. Necesito conectarme con ella de nuevo. Convertirnos en uno. Ha pasado demasiado tiempo. —¿Puedo empezar a arrastrarme ahora? —pregunto, inclinándome hacia adelante y mordiéndole el labio inferior. Puedo decir que está tratando de reprimir su sonrisa. Colocando mi mano detrás de su rodilla, levanto su pierna y la paso sobre mi cadera. Cuando no protesta, empujo mi pelvis hacia adelante para que mi creciente pene se frote contra ella. Deja salir un gemido justo cuando mis labios capturan los de ella.
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Seis Indiana Pensé mucho cuando estaba en la ducha, y otra vez mientras yacía en la cama de Levi después. Fue una tortura estar separada de Carter. Los tres días que estuvo lejos, me tuvo dolorida por él. Me sentí vertiginosa de emoción desde el momento en que abrí los ojos esta mañana, sabiendo que volvería hoy y que estaríamos juntos de nuevo. ¿Es una locura que sienta que una parte de mí falta cuando estamos separados? Porque así es exactamente como me siento. Fue difícil para mí tomar la almohada y salir de nuestra habitación. La mirada en su rostro casi me derrumba, pero el error que cometió es colosal. Necesitaba aprender una lección de eso, y esta era la única forma en que sabía cómo hacerlo. No puede tomar grandes decisiones como esa sin mí, no importa cuál sea la lógica detrás. Tan pronto como sus labios están sobre los míos, cada gramo de pelea que queda en mí se disuelve. Necesito esto. Necesitamos esto. A pesar de todo, lo amo. Claro que todavía estoy herida, todavía enojada, pero pueden estar seguros de que no dejaré que esto siga por mucho tiempo. El caso es que, cuando atraviesas todo lo que he atravesado, ya sabes cuán preciosa es la vida, y lo rápido que puede irse. A veces necesitas hacer la ira y el dolor a un lado y vivir cada minuto al máximo, y amar con todo lo que tienes, porque ninguno sabe lo que traerá el mañana. La vida es corta. Mis dedos llegan al cabello de Carter, tirando de él más cerca cuando profundiza el beso. Mi cuerpo tiembla con anticipación. Sé que será explosivo. No solo debido a las semanas de abstención, sino porque es sexo de reconciliación. Raramente discutimos, entonces no llegamos a experimentar la reconciliación a menudo. Y esta vez tiene una gran cantidad de cosas qué compensar. Vamos, señor Reynolds. ¡Trae. Eso. Aquí! •
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Carter No estoy seguro de cuánto tiempo voy a durar la primera vuelta. Ha pasado mucho tiempo. Espero que mi esposa no esté cansada porque tengo el resto de la noche para volver a familiarizarme con su delicioso cuerpo, y eso es exactamente lo que planeo hacer. Con tres niños pequeños, quién sabe cuándo tengamos una oportunidad como esta, de nuevo. Gime en mi boca cuando deslizo mi mano debajo de la parte superior de su pijama y tomo su pecho. Me encanta lo grandes que son sus senos cuando está amamantando. Indi se aferra a mi pene duro como una roca a través de mi pantalón, y a diferencia de la última vez, no hay culpa. Estoy tan contento de que mi secreto esté afuera. Era un peso tan grande en mi espalda. Tengan la seguridad, de que no me detendré hasta que le haya compensado esto. De eso pueden estar jodidamente seguros. Tan pronto como comienza a trabajarme, deslizo mi mano por el frente de su pijama. Estoy desesperado por estar dentro de ella de nuevo. Gimo cuando la encuentro húmeda y lista para mí. Solo me lleva unos pocos segundos deshacerme de su pijama antes de quitarme la mía. Me sonríe cuando me inclino sobre ella. Es una vista, se los puedo decir. Solo hace unas pocas horas, me preocupaba que nunca me sonriera otra vez. Una calma se extiende a través de mí. Sé que lo jodí, pero en este momento también sé que vamos a estar bien. Instalándome entre sus piernas, me alineo a mí mismo con su apertura. Supongo que el lado positivo de la vasectomía es que ya no tendremos que preocuparnos por protección. Gracias a Cristo me hice pruebas que me dijeron que no me quedaban nadadores. Joder, extrañé ver, tocar y probar su magnífica vagina. La degustación tendrá que venir más tarde. En este momento necesito estar dentro de ella más de lo que necesito el aire. Tan pronto como la punta de mi pene entre en ella, echo mi cabeza hacia atrás y gimo. Se siente increíble. Nunca me cansaré de esta sensación. Nunca. Estirándome hacia arriba, dobla los dedos a través de mi cabello. Miro hacia ella y sonríe. Mis ojos se quedan en blanco mientras me deslizo todo el camino hacia adentro. —Joder, te amo, Indiana. Siento mucho haberte hecho daño. —Mis ojos se encuentran con los de ella mientras le quito el cabello de la frente con las yemas de mis dedos. Un bulto se eleva a mi garganta mientras hablo—. Prometo que nunca tomaré una decisión como esa de nuevo sin discutirlo contigo primero.
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—Será mejor que creas en no hacerlo —se burla, y la amenaza en su voz es aparente. No tiene que preocuparse sobre eso. Aprendí mi lección. Como la mierda aprendí mi lección. Tira de mi boca hacia ella—. Yo también te amo —dice mientras sus piernas se envuelven alrededor de mi cintura—. Basta de hablar. Te necesito, Carter. Yo también la necesito. Siempre. Nos quejamos al unísono cuando retrocedo y me empujo todo el camino de nuevo. Estoy en casa. Simplemente en donde pertenezco. Malditamente en casa.
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Siete Un año después Carter Hoy estoy lleno de emociones encontradas. Mi pequeño campeón, Jaxson, estará comenzando su primer día de escuela, y mi bebé, Eve, cumple un año. Salió saltando desde la incertidumbre que enfrentó al nacer. Es la pequeña niña de papá, y no lo tendría de ninguna otra forma. La adoro. Jaxson parece emocionado de comenzar la escuela, y está levantado antes de lo habitual esta mañana. Insiste en que Indi lo vista con su uniforme escolar de inmediato. Hace que me ría. Se ve tan grande, y no estoy seguro de cómo me siento acerca de eso. Indiana y yo llegamos a un acuerdo con el de hecho, de que ya no habrá más hijos para nosotros, aunque son momentos como hoy los que me tienen preguntándome sobre mi decisión. Pero tengo la pequeña familia perfecta. No podría pedir más que eso. Cuando es hora de irnos, metemos a los niños y a LJ en el auto. Él es parte de la familia también, entonces no sería correcto no llevarlo con nosotros. Adora a los niños. Tiene un vínculo tan fuerte con ellos. Duerme en la cama para perro en el piso del dormitorio de los niños, pero recuerdo cuando trajimos a Eva a casa del hospital, que pasó las siguientes semanas tumbado junto a su cuna. Me preocupaba por alguna razón. Tal vez porque cuando Indi estaba enferma se mantenía con ella como pegamento. Me hizo preguntarme si podría sentir que algo estaba mal con Eve. Me sentí aliviado cuando se movió de vuelta a la habitación de los niños unas semanas más tarde. Sentí que podía respirar tranquilo de nuevo. Afortunadamente, todas esas preocupaciones fueron por nada. Ella es saludable y feliz, sin efectos secundarios de los problemas que enfrentó al nacer. Tengo mariposas en el estómago cuando llegamos a la escuela. Jaxson parece bien, pero no puedo evitar preguntarme cómo le irá cuando sea hora de que nos vayamos. Es un niño tan sensible. Mis padres y la abuela están aquí también; es otro hito para la próxima generación de la familia Reynolds, por lo que no quiero extrañarlo. Me encanta cómo mis hijos están rodeados de tanto amor.
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Cuando la maestra les dice a los niños que es hora de ir al aula, Jaxson se mueve besándonos a todos y diciéndonos adiós. Eve está en mis brazos donde siempre parece estar. Cuando nos alcanza, ya no se ve tan seguro de sí mismo. Me agacho para que pueda besar a su hermana. —¿Estás seguro de que estás bien, amigo? —pregunto cuando su labio inferior comienza a temblar. Él no responde, sino que sacude la cabeza. Lo sabía. Agarro su pequeña mano en la mía, y camino con él hacia el resto de la clase—. Regresaremos para recogerte esta tarde —le aseguro cuando estoy parado al lado de su profesor— . Tendremos una fiesta cuando llegues a casa, para celebrar el cumpleaños de Eve y tu primer día de escuela. Cuando el maestro toma su mano, él se agarra a mi pierna y al llanto empieza. —No me dejes, papá —suplica. Mierda. Veo algunos de los otros padres darse la vuelta y alejarse de sus hijos. No puedo hacer eso. Simplemente no puedo. Me mataría alejarme de él cuando está tan afectado. La maestra de Jaxson trata de sacarlo de mi pierna, pero solo lo pone histérico. Jesucristo. Ella se arrodilla al frente de él, por lo que están a nivel de ojos. —¿Te gustaría si tu padre viniera y se sentara en el aula por un tiempo, Jaxson? —Ofrece en dulce voz antes de hacer contacto visual conmigo. Yo asiento. Tengo un montón de trabajo por hacer esta mañana, pero si eso lo calma entonces estoy totalmente de acuerdo. Mi familia siempre será lo primero. Llamo a Indi, pasándole a Eve. —Dadda —llora ella, sus regordetes brazos extendidos hacia mí. Maldito infierno. Mis hijos me matarán, estoy seguro de eso. —Papá estará en casa pronto, princesa —le digo, besando su dulce mejilla. Las lágrimas que se acumulan en sus grandes ojos verdes tiran de mi corazón. Sé que estará bien sin embargo. Tiene al resto de la familia con ella. El pobre Jaxson se quedará solo si no me quedo. —Voy a quedarme aquí por un tiempo —digo, volviendo mi atención a Indiana—. La maestra dijo que puedo sentarme en el aula hasta que Jaxson se tranquilice. Indi sonríe mientras su mano se estira para acariciar mi rostro.
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—Eres increíble. —Es todo lo que dice, levantándose en la punta de los dedos de sus pies para plantar un suave beso en mis labios—. Llámame cuando estés listo y volveré y te recogeré. • Tanto Jaxson como yo sobrevivimos el primer día. Me quedé por la mayor parte de la mañana, pero una vez que hizo algunos amigos, se recuperó rápido. Era todo sonrisas cuando lo recogí por la tarde y no paró de hablar de su día todo el camino a casa. Incluso dijo que estaba emocionado de volver mañana, lo que es algo bueno. Nuestros padres, mi abuela, Megan, Drew y sus dos chicas, Isabella y Jasmine, están aquí para ayudar a celebrar el primer cumpleaños de Eve. Un día que no estaba seguro que alguna vez veríamos al principio, pero estoy tan jodidamente contento de haberlo hecho. Jax y Candice están en camino hasta aquí ahora. Todavía estoy enloquecido por esos dos, pero son perfectos uno para el otro. No podría estar más feliz por ellos. Inclinándome, le doy un beso a Eve en la cabeza. Indi amarró el oscuro cabello de Eve en dos colas. Se ve adorable. Estoy tan enamorado de ella. Es su madre en todo. No estoy seguro si podría quererla más si lo intentara. Es dulce justo hasta el hueso, igual que Indi. Algo acerca de ella me desentraña. Ni siquiera estoy seguro de por qué. Tal vez es porque es mi niña, o por culpa de todo por lo que pasó al nacer. No puedo decirlo. Tal vez sea una combinación de ambos. Ya tiene un agarre firme en mi corazón. Sé que solo aumentará en los años que vengan. Eve está sentada en mi regazo mirando a los otros cuatro niños corriendo y jugando con LJ. Intenté que se uniera a ellos, pero está feliz de quedarse conmigo. Mi pequeña sombra, la llama Indi. Los chicos se llevan muy bien con las niñas de Megan. Son como primos supongo. Siempre estamos juntos. Indi y Megan salen de la cocina riendo, ambas sosteniendo un vaso de vino en las manos. Me encanta ver a Indi tan feliz. Mientras pasa, rodeo su cintura, tirándola hacia abajo sobre mi otra rodilla antes de plantar un beso en su mejilla. —Te amo —le susurro al oído. —Yo también te amo. —Mis ojos se mueven alrededor de la habitación. Mi madre está sentada en el regazo de mi padre, riéndose de algo que dijo. Mi abuela está sonriendo mientras mira a los niños jugando. Todo el mundo parece tan contento, tan feliz, y eso me hace feliz. Tengo una vida perfecta.
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La familia perfecta Mi corazón está tan lleno. Soy el BASTARDO más afortunado en el mundo.
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La Primera Blanca Navidad... Carter En el segundo que termino con mi último cliente y toda mi mierda está limpia y empacada, estoy fuera de la puerta lateral del salón de tatuajes y subiendo los escalones que conducen a casa de dos en dos. Este es sin duda, mi momento favorito del día. Nada supera la sensación que tengo cuando estoy con mi familia. —Estoy en casa —digo cuando camino por la puerta delantera. Nada. Todo está tan callado. ¿Entré a la casa correcta? Por lo general, tengo a mis tres pequeños colgándose de mí antes incluso tener la oportunidad de quitarme los zapatos—. Indiana. —Estamos en el baño —grita de regreso. Debe estar bañando a los niños. —Papá —chillan todos tan pronto como entro en la habitación. El amor que veo reflejado en los dulces rostros de mis hijos es indescriptible, son mi vida. Ver esa misma mirada reflejada en el rostro de mi hermosa esposa, sin palabras. Soy un bastardo con suerte. Después de empujarla a mis brazos, coloco un suave beso en sus labios. —Hola, hermosa —susurro. Escucho a los niños reírse detrás de mí. Los chicos siempre hacen eso cuando nos ven besarnos. Estoy seguro de que Eve solo sigue el juego. Todavía es demasiado pequeña para entender. Le gusta copiar todo lo que sus hermanos lo hacen, y está descubriendo que hacer travesuras es extremadamente divertido. Es tan dulce. —Hola, guapo. —Llegar a casa con ella nunca envejecerá. Soltándola, doy un paso hacia la bañera antes de colocar un beso en las cabezas de Jaxson, Levi y Eve. —¿Cómo estuvo la escuela hoy? —les pregunto a los niños, cuando estoy totalmente derecho. Levi comenzó la escuela este año. A diferencia del primer día de Jaxson, a Levi le fue bien. En el momento en que se detuvo fuera de las puertas
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nos dijo que podíamos irnos. Por supuesto que no lo hicimos, pero otra vez demostró lo diferentes que son. Sus personalidades están a kilómetros de distancia. Estoy sonriendo mientras me dan un resumen de su día entero. En el momento en que terminan, Indi me empuja hacia la puerta. —Vigilen a su hermana por mí muchachos, necesito hablar con tu padre en privado. Sonrío cuando me saca a la sala, medio cerrando la puerta del baño detrás mientras avanza. —No podías esperar para que me dejaran en paz, ¿eh? —pregunto, arqueando una ceja. —Sigue soñando. —Se ríe—. Hay una pila de regalos de Navidad envueltos y escondidos debajo de nuestra cama. ¿Puedes ponerlos en la parte superior del armario antes de que los niños los encuentren? —¿Eso es todo? ¿Me arrastraste hasta aquí para eso? Esperaba que por lo menos me dieras un beso, o algo así. —Se ríe de mi comentario antes de estirarse y darle un apretón a mi pene. —Ahí. El resto tendrá que esperar hasta que los niños estén dormidos. —No puedo esperar —digo, tomando su rostro en mis manos y colocando un casto beso en sus labios. Con tres niños pequeños, nuestro tiempo a solas es escaso. Extraño nuestro maratón de sexo rampante. Después de agarrar la escalera de tijera de la lavandería, me dirijo a la habitación. Sonrío por la cantidad de regalos bajo la cama. Me encantará ver los rostros de los niños la mañana de Navidad cuando abran todos sus regalos. Mis hijos no desean nada. Estoy agradecido de poder darles todo lo que no tuve cuando era niño. Sé que mi mamá hizo lo mejor que pudo con lo poco que tuvo. Abriendo las puertas del armario, agarro las primeras cajas y subo la escalera. Entonces es cuando veo una pequeña caja de madera en el estante. Está en la parte de atrás. Después de descargar lo que hay en mis brazos, la alcanzo. Nunca vi esto antes, debe pertenecer a Indi. Quitando la tapa, una sonrisa adorna mi rostro cuando veo lo que hay adentro. Es un cofre del tesoro de algún tipo. Está lleno de pequeños adornos, cartas y tarjetas. Tiene cosas que le di allí también. Mientras pongo la tapa de nuevo, algo en la parte superior me llama la atención. Es una lista. Una lista de deseos para ser precisos. Arriba están las palabras,
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“Cosas que quiero hacer antes de morir”. Siento una punzada en mi corazón cuando leo eso. Todos los recuerdos de Indi y el tumor inundan mi mente. Estoy muy contento de haber vencido a ese cabrón. Mis ojos escanean la lista. La mitad de las cosas ya están tachadas. COSAS QUE QUIERO HACER ANTES DE MORIR: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.
Experimentar una Navidad blanca. Casarme con el hombre de mis sueños. Tener hijos. Abrir mi propia clínica veterinaria. Hacer un muñeco de nieve. Nadar desnuda. Subir al puente Sydney Harbour. Hacer snorkel en un lugar tropical. Bailar bajo la lluvia.
Debe haber escrito esto cuando descubrió que estaba enferma. Mi boca se curva en una sonrisa mientras leo la número dos. Me casé con la mujer de mis sueños también. Ahora que lo pienso, jugué una parte en todas las cosas que tachó de su lista hasta aquí. Recuerdos de la vez que fuimos a nadar desnudos inundan mi mente. De hecho, lo hemos hecho dos veces. Una vez en el lago, atrás de su casa en Sydney. La otra vez fue antes de que los niños nacieran. Una noche nos colamos a la carretera y fuimos a nadar desnudos en el océano. Leí la lista una vez más haciendo una nota mental de todas las cosas que todavía tiene que hacer, antes de volver a colocarla en la caja. Voy a hacer mi maldito mejor esfuerzo para asegurarme de que haga todo lo que desea. No estoy seguro de cómo voy a llevar a cabo la blanca Navidad sin embargo. Hace demasiado calor en Australia en diciembre. Nunca nevará aquí en esa época del año. Mi mente entra en modo de planificación mientras me alisto para acomodar el resto de los regalos. El buceo será fácil. Llevaremos a los niños a Fiji en marzo con Megan, Drew y las niñas. Puedo organizar eso para ella cuando lleguemos allí. Entonces me golpea. Una brillante idea. Creo que podré hacer todo en esa lista, o morir en el intento. Tengo cuatro semanas, sin duda, puedo lograr esto en un mes. Los niños ya tienen sus pasaportes. Voy a darle a mi esposa una Navidad que nunca olvidará. Bueno, a intentar hacerlo. Nos casamos el día de Navidad, entonces será difícil superar eso. •
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Para el 15 de diciembre, lo tengo todo ordenado. No puedo esperar a ver su rostro cuando descubra lo que hice. No hay nada que no haría por ella. Solo quiero verla feliz y ayudar a hacer que todos sus sueños se hagan realidad. Después de todo lo que pasó, merece eso. —Carter. —La oigo gritar mientras termino de leerle una historia antes de dormir a Eve. —¿Otra historia, papá? —suplica. Me río cuando estoy de pie, antes de mirar hacia su esperanzado rostro. —No esta noche, princesa, es hora de ir a dormir, y necesito ir a ver qué quiere mamá. Te leeré otra historia mañana por la noche. —Está bien. —Cerrando los ojos, rueda sobre su lado. Es una buena chica. Nunca me da ningún problema. —Dulces sueños, niña —digo mientras pongo la fina manta alrededor de su barbilla y me inclino para besar su mejilla. —Buenas noches, papá —responde con un bostezo. —Te quiero —susurro mientras mis dedos alisan su cabello hacia atrás de su dulce rostro. —Yo también te quiero. Esta chica derrite mi maldito corazón. —Carter —grita Indi nuevamente mientras estoy cerrando la puerta de la habitación de Eve. —Ya voy. —Mientras camino por la sala una suave bala de espuma me golpea en la frente. Veo a Jaxson sosteniendo un arma Nerf en la mano mientras él y Levi rápidamente se esconden detrás de la pared riendo—. Quédense abajo, ustedes — digo mientras los paso—. Su hermana está en la cama. —Está bien, papá. —Se ríe Jaxson. Recibo otra bala en el trasero mientras voy hacia el dormitorio, donde presumo que está Indi. Pequeñas mierdas. Los escucho riendo nuevamente mientras corren hacia la sala de estar. —Qué diablos, Carter —dice Indi cuando entro a la habitación. Las puertas del armario están abiertas, entonces sé exactamente qué va a decir—. ¿Dónde están todos los regalos de los niños? —Los escondí en el almacén de mi tienda —respondo mientras mis brazos rodean su cintura y la atraigo hacia mí—. Pensé que estarían más seguros allí. Los
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chicos se están haciendo más grandes ahora y podrían comenzar a husmear. —Estoy tan contento de haber tenido mi historia planeada en la cabeza. —Oh. Bueno. Buena idea. Está siendo muy sabio en su vejez señor Reynolds— dice, reprimiendo una sonrisa. —Oye. No estoy jodidamente viejo —respondo—. No te escuché quejarte la otra noche cuando te penetré tan duro que apenas podías caminar. —Mis dedos se hunden en sus nalgas mientras le muevo las caderas hacia adelante para que pueda sentir mi endurecido pene. No tengo ningún problema para levantarlo. Treinta y uno no es jodidamente viejo. Le mostraré lo joven que soy cuando la lleve a la cama esta noche. •
21 de diciembre —¿A dónde me llevas? —pregunta Indiana mientras nos dirigimos hacia Williamtown. Nuestros padres se quedarán a los niños durante la noche. Hoy piensa que la voy a sacar para un poco tiempo para nosotros. Tuvimos mucho de eso anoche, y de nuevo esta mañana, si me entienden. No tiene idea de que estamos en camino al aeropuerto. Nuestros padres y los niños ya deberían estar allí. El autobús de enlace al aeropuerto los recogió a las 9:00 a.m. Ahora son las diez. Tienen todo nuestro equipaje con ellos. Mamá vino hace unos días y me ayudó a empacar todo lo que necesitaríamos para nuestras vacaciones mientras Indiana estaba con los niños en las clases de natación. Agradecidamente es verano, así que sabía que Indiana no notaría que algo de su ropa de invierno había desaparecido. Todo ha ido conforme al plan, como esperaba. LJ pasó la noche en casa de mamá y papá, con los niños. Le gusta estar donde sea que estén. Pasará la próxima semana con mi abuela. Ella decidió que no estaría viajando con nosotros. El clima frío no va bien con su artritis. Sé que estará bien, pero organicé que Megan la visite de vez en vez mientras no estamos, solo para tranquilizar mi mente. También la llevará a su casa para la cena de Navidad, así no estará sola. —¿Por qué estamos en el aeropuerto? —pregunta Indiana cuando llegamos.
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—Haces demasiadas preguntas, nena —respondo, apoyándome en la consola central y rozando mis labios en los de ella. —No nos iremos, ¿verdad? Sabes que no podría ir a ningún lado sin los niños, ¿verdad? Estar lejos de ellos anoche fue malo… —Tomo su rostro y pongo mi boca en la suya para cerrarla. Descubrirá lo que está sucediendo cuando nos encontremos con el resto de la familia. Está en un maldito frenesí. Por mucho que me encante el pensamiento de solo ir los dos, tampoco podría dejar a los niños. Cuando finalmente dejo el beso, estrecha sus ojos hacia mí—. Lo hiciste a propósito. —No sé de lo que estás hablando. —Me río porque no hay punto en negarlo. Me conoce demasiado bien. —Me besaste para callarme. —Se estira sobre el asiento y me pellizca. Me río mientras me froto el brazo. Sus malditos dedos son letales. • Papá llamó esta mañana después de que les dijo a los niños donde pasaríamos Navidad. Tenía que dejarle ese trabajo. Era demasiado arriesgado para mí decírselos. No podría arriesgarme a que uno de ellos derramara los frijoles. Dijo que estuvieron saltando y gritando de emoción. Ojalá hubiera podido ver eso. Aparentemente Jaxson les hizo señas a él y a su hermano y hermana para que guardaran el secreto, y sorprender a Indi cuando llegáramos al aeropuerto. Es un niño tan reflexivo. En el momento en que caminamos por las puertas automáticas, los ve. —¿Qué demonios? —grita mientras su cabeza se voltea en mi dirección—. ¿Por qué los niños y nuestros padres están aquí? —Sorpresa. —No sé qué más decir. Su cabeza retrocede en su dirección. Jaxson está sosteniendo un cartel que dice: “Sorpresa mamá”. El siguiente en la línea es Levi. Su letrero dice, “Tendremos una blanca Navidad”. Me río cuando mi mirada se mueve hacia Eve. Su letrero está al revés, pero aún puedes leerlo. “En Nueva York”. —Oh. Mi. Dios. —La escucho susurrar. Cuando ella me mira, hay lágrimas en sus ojos. —¿Realmente tendremos una blanca Navidad? —Cuando asiento, se lanza a mis brazos—. Oh, Carter. —Solloza—. Te amo tanto. —Yo también te amo, cariño. •
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Llevamos quince horas de nuestro vuelo de veintiún horas. Los niños lo han manejado mejor de lo que esperaba. Eve está dormida en mis brazos, y la cabeza de Indi descansa sobre mi hombro. Nuestros padres tomaron a uno a cada uno, lo que hace que sea más fácil para nosotros. Estoy agradecido de que hayan aceptado venir. No me puedo imaginar pasar el día de Navidad sin ellos, más cuando sé que van a ayudar con los niños y a darnos a Indiana y a mí tiempo a solas mientras estamos fuera. —Los regalos de los niños —dice Indiana de repente, irguiéndose en su asiento—. No pueden despertarse la mañana de Navidad sin nada. —Todo está ordenado, no te estreses. Tendrán dos Navidades, una en Nueva York, y una cuando lleguemos a casa. —¿Qué quieres decir con que todo está ordenado? —Organicé que algunos regalos lleguen al hotel donde nos quedaremos. —¿Lo hiciste? —pregunta mientras su bonito rostro se ilumina. —Lo hice. —Lanzo un contento suspiro antes de colocar su cabeza de nuevo en mi hombro y acurrucarla en mi costado. —Eres el mejor. • Jesús Maldito Cristo. El maníaco que nos condujo desde el aeropuerto hasta el hotel donde nos quedaremos en Times Square, tengo suerte de no haberlo golpeado como la mierda en el momento en que finalmente llegamos. Estaba tan enojado que pusiera a mi familia en peligro. Creo que todos estuvimos aliviados de llegar en una sola pieza. Tuvimos demasiados acercamientos con la muerte. Ross incluso le dio una severa regañada cuando estuvimos sacando el equipaje del auto, lo que me hizo estallar. Adoro a ese hombre. Aunque estuve agradecido, de que sobrevivimos al viaje de traslado al aeropuerto, se me salieron las tripas al no ver ni un gramo de nieve en Nueva York. Ni un maldito copo. Hacía frío. Amargamente frío en realidad, pero sin nieve. Espero no haber volado con mi familia todo el camino hasta aquí solo para congelar mis malditas nueces. El portero apiló todas las maletas en el carrito del hotel mientras me dirigía al mostrador de recepción para registrarnos a todos.
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Jaxson, Levi y Eve se quedan en nuestra suite con nosotros, pero reservé una doble para mis padres también, entonces tendrán espacio para acomodar a los niños toda la noche si es necesario. Como pueden ver, encontrar formas de tener sexo sin interrupciones con mi esposa siempre estuvo a la vanguardia de mi mente. Con la diferencia de tiempo entre países, eran las 5:00 p. m. en Nueva York en el momento en que finalmente llegamos a nuestra suite. Todos estábamos exhaustos y listos para ir a la cama. Indi se dedicó a bañar a los niños, mientras pedía servicio a la habitación para poder comer antes de caer dormidos. • Los siguientes días hicimos todo tipo de turismo, la Estatua de la Libertad y Central Park por nombrar algunos. También una carga de mierda de compras. Indiana no podía creer cómo todo era barato aquí, así que definitivamente lo aprovechó al máximo. No estoy seguro cómo vamos a llevarlo todo a casa sin embargo. Es seguro decir que ninguno de nosotros estaba preparado para el gran volumen de personas en las calles de Nueva York. Me voló la cabeza. Indi aferraba las manos de los chicos donde sea que íbamos, mientras empujaba a Eve en su cochecito. Ahora sé por qué llaman a esta la ciudad que nunca duerme. Diablos. La víspera de Navidad llegó rápidamente y para mi gran decepción, todavía no había nieve. Aunque todos estábamos teniendo unas excelentes vacaciones, me sentía tan defraudado y desinflado. Su lista de deseos específicamente decía una blanca Navidad, no solo una malditamente fría. Más tarde esa noche, una vez que todos los niños estaban en la cama, Indi y yo nos acurrucamos en el sofá frente al fuego falso. Le pedí a mi agente de viajes que me consiguiera una habitación con chimenea, pero debido al riesgo de incendio, esto fue lo mejor que pudo hacer. Parecía uno verdadero, así que estaba feliz con eso. También logré organizarme con el personal del hotel para tener un gran árbol de Navidad decorado y colocado en nuestra habitación. ¿Qué sería la Navidad sin un árbol? Indi compró algunas medias de Navidad para los niños ayer, y está colgándolas en la repisa de la chimenea. Fue un lindo toque. Todo lo que necesitábamos ahora era la maldita nieve. —Lo siento, no hay nieve —le dije acercándola más a mí. Me siento como un pinchazo por decepcionarla. Esperan que nieve el día que volemos de regreso a casa. Gran cantidad de bien que nos hará, la Navidad habrá terminado para entonces.
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—No tienes nada de qué arrepentirte. Nos has dado a mí y a los niños un regalo maravilloso. Nieve o no nieve, nunca olvidaré estas vacaciones. —Muevo su cuerpo así que está frente a mí, sus labios encuentran los míos—. Eres un esposo y padre increíble por hacer esto. Me encanta cómo haces todo lo posible por hacernos felices. Sus palabras llevan un nudo a mi garganta. Inclinándome hacia adelante, la empujo hacia atrás y me recuesto sobre ella. —Te amo. Siempre sabe decir las cosas correctas para hacerme sentir mejor. En el segundo que mi boca cubre la de ella y mi mano se desliza debajo de su suéter, tocan en la puerta. Mierda, nada está saliendo bien para mí hoy. Después de colocar un beso en su nariz, la instruyo para que no se mueva, mientras me deshago de quien sea que esté en la puerta. —Tengo las cajas que solicitó que fueran traídos a su habitación esta noche, señor —dice el portero cuando abro la puerta. Mierda, los regalos. Estaba tan consumido por el factor sin nieve, que los regalos de los niños totalmente se resbalaron de mi mente. Después de ayudarlo a descargar el carrito, le doy una propina. Todavía me estoy acostumbrando a todo esto de las propinas. No hacemos eso de regreso en casa. La única persona a la que no le di propina desde que llegué aquí fue el maldito chofer que nos recogió en el aeropuerto. Bueno, en realidad, le di propina, pero no monetaria. Una vez que nuestras bolsas fueron descargadas del auto, se paró en frente de mí con la mano extendida. Levantando una ceja, le di una mirada burlona. —Tienes que darle propina —dijo Indi, empujándome. Tenía la perfecta para él. —¿Quieres propina? Obtén putas lecciones de manejo, idiota. —Indi jadeó a mi lado tan pronto como las palabras salieron de mi boca, pero escuché a Ross riéndose entre dientes en el fondo. Alguien necesitaba decirlo. Iba a matar a alguien un día si seguía manejando así. Los niños estaban ya de pie dentro del vestíbulo fuera del frío, con mi madre. Nunca hubiera jurado así delante de ellos. —¿Qué hay en todas las cajas? —pregunta Indi viniendo detrás de mí y deslizando los brazos alrededor de mi cintura. —Ábrelas y mira.
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Tan pronto como retira la cinta y abre la primera caja, jadea cuando sus manos cubren su boca. —Oh. Mi. Dios. Carter estos son todos los regalos de los niños de casa. —Lo sé. Los hice enviar aquí hace unas pocas semanas. —Lejos —murmura, la sorpresa es aparente en su rostro—. Realmente fuiste mucho más allá. Después de que todos los regalos están desempacados y debajo del árbol, la estrecho en mis brazos. —Vamos a la cama y terminemos lo que comenzamos antes de que fuéramos groseramente interrumpidos. —Suena maravilloso. —Subiendo sobre la punta de los dedos de sus pies, pone suavemente sus labios contra los míos. Mientras apago el fuego falso, se dirige a cerrar las cortinas que cubren las ventanas de piso a techo—. Carter, mira. Santa mierda, está nevando —chilla. Caminando detrás de ella, veo su sonrisa reflejada en el cristal y los pequeños copos blancos flotando desde los cielos. Gracias a la mierda por eso. • Por algún pequeño milagro, todavía está nevando cuando nos despertamos a la mañana siguiente. Toda la ciudad está cubierta por una manta blanca. Se ve majestuoso. No estoy seguro si los niños están más entusiasmados con sus regalos o con la nieve. Ver la alegría pura en los rostros de mi familia es el mejor regalo que alguien pudiera darme. —Esto es para ti —le digo a mi hermosa esposa, mientras le entrego una pequeña caja—. Feliz navidad. —Feliz navidad —responde, envolviéndome en sus brazos y apretándome fuerte. —Ábrelo. —Miro mientras llora desenvolviéndolo emocionada. —Carter —susurra. Hay lágrimas en sus ojos cuando se encuentran con los míos. Le compré un par de pendientes de diamantes con copos de nieve incrustados. —Algo para recordarte tu primera blanca navidad —le digo. —Esta es la mejor navidad de la historia. Nunca la olvidaré. —¿Incluso mejor que nuestra primera Navidad? —digo cuando arroja sus brazos a mi alrededor.
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—No. Nada podría superar ese día. Fue el día que me casé con el hombre de mis sueños. No puedo pelear contra la sonrisa que se forma en mi rostro. Me encanta que piense que soy el hombre de sus sueños. —Abre el sobre —la instruyo entonces. —Entradas para subir al Puente Harbour de Sydney —chilla—. Oh. Mi. Dios. ¿Encontraste mi lista? —¿Cuál lista? —Me río. • Después de comer un gran desayuno de Navidad en el restaurante del hotel con nuestros padres, le pido a Indi que lleve a los niños de regreso a la habitación y los arrope. Necesitaba salir y obtener algunas cosas antes de empezar mi día. Me llevó más de una maldita hora encontrar lo que necesitaba, pero estuve tan agradecido de hacerlo. Sé que tomó mucho tiempo, porque estoy usando el reloj de oro que Indiana compró para mí por Navidad. Hizo que le grabaran en la parte de atrás “Mi Hombre por Siempre”. Malditamente me encantaba… y la amaba a ella. —¿Qué hay en la bolsa? —pregunta Indi cuando regresé a la habitación. Pasándosela, mira dentro. —¿Una zanahoria, una bufanda y botones negros? —Su rostro se frunce cuando me mira. —Iremos al parque a hacer un muñeco de nieve —digo sonriendo, justo cuando se lanza a mis brazos. —¿Las sorpresas dejarán de llegar alguna vez? —No —le dije con una sonrisa. —Me das mucho. —¿Te das cuenta de lo que me has dado tú a lo largo de los años, Indiana? Y no estoy hablando solo de nuestros tres hermosos hijos. Desde el inicio, viste lo bueno en mí cuando nadie más lo hizo. Amaste al bastardo cuando nadie más pudo hacerlo. Y en el momento en que dejaste de pelear conmigo y finalmente aceptaste casarte conmigo, me hiciste el hombre más feliz en el mundo. Nunca podré pagarte nada de eso. —Nunca dejaré de amarte —dice colocando sus labios sobre los míos tiernamente.
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—Y nunca dejaré de amarte tampoco. —Cuando finalmente me deja ir, retrocede antes de levantar su mano para pellizcar mi lado. —Ay. ¿Por qué fue eso? —Porque encontraste mi lista, Carter —dice entrecerrando los ojos. Estallé en carcajadas, tirando de ella a mis brazos. —¿Oh, esa lista? —respondo mientras coloca un beso en la parte superior de su cabeza. —Sí, encontré tu lista, cariño.
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Sobre la autora J. L. Perry es una madre y una esposa. Ella nació en Sídney, Australia en 1972, y ha vivido allí toda su vida. Su amor por la lectura, desde una edad temprana, le dio la pasión de escribir. My Destiny fue escrito originalmente para su hermana, en 2013. Nunca fue pensado para ser publicado. Sin embargo, después de terminar este libro, sintió que aún quedaba mucho por contar de la historia de Brooke y Logan. Esto la inspiró a escribir My Forever. Con el apoyo de su familia y amigos, decidió seguir su sueño y convertirse en una autora publicada. Ese sueño se realizó el 6 de junio de 2014. 48
My Destiny es su novela debut en la serie Destiny. My Forever es la conclusión de este libro. Su tercer libro Damaged - Jacinta's Story, fue lanzado el 15 de octubre de 2014. Esta es una lectura independiente, pero está basada en un personaje de My Forever. Su cuarto libro, Against All Odds, también es una lectura independiente. Está basado en la hija de Brooke y Logan, Angel. Fue lanzado el 27 de mayo de 2015. Bastard, su quinto libro, fue lanzado el 14 de septiembre de 2015 y se convirtió en el número uno en ventas. En noviembre de 2015, firmó un contrato de 5 libros con el gigante de la publicación Hachette. Luckiest Bastard fue publicada a través de ellos el 7 de diciembre. Bastard ahora ha sido traducido a otros dos idiomas, francés y húngaro, ambos libros saldrán a la venta a principios de 2017. JL's # 1 Bestseller Hooker fue lanzado el 31 de mayo de 2016. Jax, también alcanzó el # 1 de la lista bestseller después de su lanzamiento el 27 de noviembre de 2016. JL tiene tres libros más para su lanzamiento en 2017. The Boss, Nineteen Letters y The Deal. El amor de J. L. por el romance y los finales felices es una combinación perfecta cuando se trata de escribir sus bellas historias de amor.
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