Breaking Beautiful. Jennifer Shaw Wolf

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Staff Moderadoras Traducción DarkAngelGirl & Jazmín

Traductoras DarkAngelGirl

Hanna Marl

LucindaPrice

Kristel98

Julieta9768

Dracanea

KatherineG5

Melusanti

Mekilove13

Perpi27

JessMC

Celeste85

Edgli

Buty_cipri

Jazmín

NayeliR

Serenity953

Katiliz94

Lina Loops♥

3

Moderadoras Correccion Sarii & Jazmín

Correctoras Sttefanye

Liss-rose

Karool Shaw

Anaizher

Pily

Sarii

Viqijb

Meellc

Deyanira

GrizeldaDC

Joss

Revisión final

Diseñadora

Jazmín & Pily

PaulaMayfair

Índice Sinopsis

Capítulo 18

Capítulo 36

Capítulo 1

Capítulo 19

Capítulo 37

Capítulo 2

Capítulo 20

Capítulo 38

Capítulo 3

Capítulo 21

Capítulo 39

Capítulo 4

Capítulo 22

Capítulo 40

Capítulo 5

Capítulo 23

Capítulo 41

Capítulo 6

Capítulo 24

Capítulo 42

Capítulo 7

Capítulo 25

Capítulo 43

Capítulo 8

Capítulo 26

Capítulo 44

Capítulo 9

Capítulo 27

Capítulo 45

Capítulo 10

Capítulo 28

Capítulo 46

Capítulo 11

Capítulo 29

Capítulo 47

Capítulo 12

Capítulo 30

Capítulo 48

Capítulo 13

Capítulo 31

Capítulo 49

Capítulo 14

Capítulo 32

Capítulo 50

Capítulo 15

Capítulo 33

Sobre el Autor

Capítulo 16

Capítulo 34

Capítulo 17

Capítulo 35

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Sinopsis

A

llie perdió todo aquella noche, su novio Trip murió en un terrible accidente de auto, incluyendo su memoria del evento. Mientras que su pequeño pueblo está de luto por su muerte, Allie tiene miedo de recordar, por que hacerlo significa ahondar en lo que ella ha mantenido oculto durante tanto tiempo: la horrible realidad de su abusiva relación. Cuando la policía reabre la investigación, las sospechas se arrojan sobre Allie y su mejor amigo, Blake, sobre todo porque su romance levanta rumores por toda la ciudad. Allie sabe que tiene que decir la verdad. ¿Podrá alcanzar la suficiente profundidad para recordar esa noche, y así finalmente pueda liberarse? El debut de la escritora Jennifer Shaw Wolf lleva a los lectores en un viaje emocional a través de las turbias aguas del amor, la vergüenza y en ultimas el olvido.

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Capítulo 1 Traducido por DarkAngelGirl Corregido por sttefanye

E

l reloj marca las 6:45, pero la realidad es que son las 6:25. Si todo fuera normal, la alarma sonaría en cinco minutos. Yo golpearía el botón de la alarma y me envolvería en el edredón de la abuela y me volvería a dormir hasta que mi mama viniera y me forzara a levantarme. Solía quedarme hasta el último momento posible, después me precipitaba dando vueltas para prepararme para la escuela, en busca de mis zapatos y una camisa limpia y finalmente corriendo por la puerta con el sonido de mi novio, Trip, que toca la bocina de su camioneta negra, una Chevy de 1967. Nada es normal y nadie me hace ir a la escuela. Mamá entra y se queda en la puerta para ver si estoy despierta. Siempre estoy despierta. —¿Crees que puedas manejar la escuela hoy, Allie? —Mamá está tranquila, así que si me duermo me puedo quedar dormida. Niego con la cabeza sin voltear a verla. Ella se asoma por un minuto o dos, para que pueda ver su preocupación antes de irse para estar lista para su mundo ordenado. Andrew es el siguiente, su telepatía de gemelo guiándolo a mi puerta. Él sabe o siente más que nadie lo mucho que estoy sufriendo. Sé que él lo hace, porque hasta ahora ha estado conmigo en el otro lado, mirándolo sufrir. No se puede compartir un útero con alguien durante casi siete meses sin crear un vínculo inquebrantable. Su silla de ruedas dando ronquidos y golpes contra la pared. Nuestra casa es pequeña, de un nivel y vieja. Perfecta para Andrew. Los pasillos y las puertas son lo suficientemente anchas para que maniobre con su silla. Un golpecito en mi puerta, apenas audible. Un golpe contra la pared. Él agarra y luego pierde su agarre en el pomo de mi puerta. Cuando nos mudamos, papá cambió todas las perillas de las puertas a mangos largos y así Andrew pudiera abrir las puertas, pero aun así es difícil para él. Debería levantarme y ayudarlo, pero mi cuerpo se siente como plomo.

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El pestillo se abre y el empuja su silla contra la puerta. Se mueve hacia adelante hasta que la puerta se abre lo suficiente como para ver mi cama. Me doy la vuelta para poder verlo, pero él se queda en la puerta. Eso es nuevo, el muro invisible entre nosotros, una barrera en el umbral de mi habitación que nunca cruzará más. Él respira fuerte y habla con voz vacilante que casi nadie fuera de nuestra familia puede entender. —¿Estás bien hoy, Al? ¿Escuela? —Andrew es inteligente, brillante, pero la mayoría de la gente piensa que es retrasado mental a causa de su cuerpo y la forma en la que habla. Andrew tiene parálisis cerebral, provocada por la falta de oxígeno cuando nacimos ocho semanas y media antes. Salí gritando como un bebé a término completo. Él fue frío y azul. Su cuerpo retorcido y apenas en control, pero su mente es aguda. Sus heridas de nuestro nacimiento son fáciles de ver. Los mías son menos evidentes. Sacudo la cabeza y evito los ojos de Andrew, pero me siento atraída allí. Sus ojos son de un color marrón suave y profundo. El dolor que veo allí, el dolor por mí, me hace mirar hacia otro lado. —Tú... deberías. —Se lame los labios y su mano mala tiembla. Él fuerza una sonrisa—. Yo puedo... —Está tratando tan duro para hablar, tan duro para convencerme de que me levante de la cama. Por su bien, me gustaría poder levantarme. Me acurruco profundamente en el edredón, parches usados de franela son mi única protección contra todo lo que no estoy dispuesta a enfrentar. —Yo sólo —No lo miro a los ojos—. No puedo. —El vacilar en mi voz coincide con la suya—. Todavía no. Se demora. Cierro los ojos, así no tengo que ver su cara. —Andrew, el desayuno. —La voz de mamá flota de la cocina. La silla de Andrew da zumbidos por el pasillo. Los números rojos se deslizan por mi reloj. Sonidos amortiguados de la mañana flotan a través de las paredes y por mi habitación. Tintineo de platos, el fregadero se enciende y se apaga. Papá chapotea por todo el suelo de la cocina. Mamá ayuda a Andrew con el desayuno. Su autobús se detiene en la puerta. Nuestra casa es tan pequeña que puedes oír todo lo que cada uno hace o dice. No es un buen lugar para guardar secretos. Incluso las paredes exteriores son delgadas. El desfile de la vida pasa por sonidos tan cercanos que podría marchar a través de mi dormitorio. Los niños de la escuela se ríen. Otro autobús

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sisea en una parada. Una moto ruge, seguro es Randall; el amigo de Trip, probablemente con Angie Simmons pegada a su espalda. Si me siento y abro las persianas, puedo ver todo desde mi cama como un reality show-una realidad a la que nunca he pertenecido. ¿Cómo pueden seguir adelante como si todo fuera normal? Los días han comenzado a correr juntos, pero creo que es el quinto día de la escuela, la segunda semana de lo que sería mi último año. Más de un mes desde el accidente y tres semanas desde que llegué a casa del hospital. Hay un montón de libros de texto intactos y papeles en la esquina de mi escritorio. Blake trae mi tarea de todos los días —a las 3:08—, parte de mi nueva rutina. Me deslizo de la cama porque Andrew no cerró la puerta del todo. El aire exterior entra por el borde y me hace sentir expuesta. Logro captar un vistazo de mí misma en el espejo de mi tocador cuando me pongo de pie. Heridas, cicatrices. Horrible. Ni siquiera puedo mirarme a mí misma. Estoy contenta de que Trip no pudiera verme así. Él odiaría mi cabello. Trip nunca quiso que lo cortara, ni siquiera para un ajuste. Antes del accidente, colgaba largo y grueso y dorado hasta la mitad de mi espalda. Me paso la mano a través de lo que queda. Todavía me sorprende la rapidez con que llego al vacío. Me afeitaron una muestra de un par de pulgadas de ancho y cerca de seis pulgadas a través de la parte posterior de mi cabeza, pero alguien en el hospital se compadeció de mis cabellos rubios. Ellos dejaron la suficiente longitud para cubrir la herida. Durante un tiempo tuve una mórbida, media calva, cola de caballo punk con las puntadas de Frankenstein en la parte trasera de mi cabeza y sobre mi ojo derecho. Cuando llegué a casa, un amigo de mi mamá me lo corto en capas en una especie de sacudida que roza el cuello y en cierto modo cubre la calva. Se veía horrible. Puedo tocar la herida que está transformándose en una cicatriz en la parte posterior de mi cabeza. Nuevo cabello grueso asoma a través de donde solían estar los puntos. Pica. Supongo que eso significa que está curando. Los ojos de Trip me siguen hasta la puerta. Los pedazos de nuestra relación se montan en todas las paredes y el resto de cada superficie plana de mi habitación. Fotos de nosotros juntos se alinean en las estanterías y clavadas en las esquinas de mi espejo la graduación, regreso a casa, o simplemente nosotros perdiendo el tiempo.

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Sólo la última, la del baile, la última imagen jamás tomada de Trip, no se encuentra. La puse en el estante superior de la jaula de mi plataforma —que necesito una silla para alcanzar. La metí allí sin siquiera mirarlo. Los padres de Trip se la pidieron a mi mamá después del funeral, porque yo todavía estaba en el hospital. Servicios memoriales—supongo que no se puede tener un funeral real sin un cuerpo. Llego a cerrar la puerta, pero dudo cuando oigo a mis padres hablando en la cocina. Todavía no estoy acostumbrada a escuchar la voz de papá. Él fue enviado por casi dieciocho meses y luego hacia atrás y adelante entre aquí y Fort Lewis por los últimos seis. Ahora que se ha retirado del Ejército, ha estado tratando de conseguir que su tienda de autos salga adelante. El estando en casa tan tarde es una mala señal —no citas y no hay coches para trabajar en la tienda. Él es un mecánico muy bueno, pero el negocio no se ha recuperado todavía, porque todo el pueblo le es leal a la tienda de Auto Barney. Papá dice que Barney es una estafa, pero han sido la única tienda en la ciudad por unos cuarenta años. —Los chicos de la cafetería estaban hablando ayer —dice papá. Los rasguños de una silla contra el suelo de madera—. Creo que hay un nuevo policía en la comisaría. Al menos estaban hablando de algo que no sea yo. Mi padre no es un coddler. Veinte años en el ejército lo hizo difícil. Él es el arpa de mamá para que me levante, para ir a la escuela, para seguir adelante con mi vida. —¿Ah? —Mamá suena divertida—. ¿Cuánto tiempo crees que éste vaya a durar? Pacific Cliffs es un pueblo pequeño, uno de esos lugares donde todos se conocen y nadie cierra sus puertas por la noche. El largo brazo de la ley es el jefe de policía Jerry Milton —la cita de mamá para baile de graduación. Jefe Milton por sí mismo ha sido siempre el policía suficiente para Pacific Cliffs, hasta ahora. Los pesados pasos de papá cruzan el piso. —Este chico fue traído de Seattle, una especie de detective o investigador especial o algo así. —¿Un detective? ¿Aquí? —Se ríe mamá, pero es una risa nerviosa. —Mi conjetura es que el Sr. Phillips ha estado presionando al Jefe Milton para que reabra la investigación. —Papá suena casual, pero el peso de lo que está

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diciendo presiona contra la cicatriz en la parte posterior de mi cabeza. Abro la puerta una pulgada más y doy medio paso en el pasillo. —¿Por qué lo haría...? —Pero mamá trabaja para el Señor Phillips. Ella sabe la respuesta casi tan bien como yo. Papá pone su taza de café en la encimera. —Mi conjetura es que él piensa que el Jefe Milton no tomó en serio la investigación del accidente, que tal vez haya algo que el perdió. —Agarro la manija de la puerta. Quiero cerrar la puerta y dejar fuera lo que él está diciendo. En su lugar me deslizo entre la puerta y el marco y escucho atentamente. —Él no quiere hablar con Allie, ¿verdad? —Mamá está tratando de igualar su tono casual, no lo bastante bien. —Si él reabre esta investigación, es la primera persona con la que va a hablar. —¿Mas preguntas? Cosas que no puedo contestar. Cosas que no recuerdo. Las cosas que no quiero recordar. Estaba muy enferma, demasiado lastimada antes. Todo el mundo sentía pena por mí. Pero ahora... —¿No ha pasado ella suficientes cosas? —Mamá suena sincera. Me gustaría poder creer que ella podría protegerme, pero yo sé mejor. —Honestamente, Lu. —Papá pone la taza de café de nuevo—. Creo que podría tener razón. Si yo fuera Roger Phillips, si fuera mi hijo el que fue asesinado, me gustaría que todo fuera visto, también. —No sé qué bueno pueda ser un ''investigador especial". —dice mamá con desdén. El fregadero se enciende y mamá levanta su voz. ¿Sabra ella que estoy escuchando?—. Todo el mundo sabe que Trip fue imprudente en el camión, y que probablemente hubo alcohol involucrado. —No hay manera de probar eso de una manera u otra. No con lo poco que cogieron de la escena del accidente. Parece como si deberían haber pasado más tiempo buscando. —Pueblo pequeño, ¿recuerdas? —Mamá suena ofendida, como si papá hubiese hecho un ataque personal contra Pacific Cliffs—. No tenemos los recursos. —Exactamente por qué el señor Phillips trajo a este tipo. Esto ayudará a todos si...

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Doy otro paso hacia adelante y mi pie se viene abajo en algo suave y difuso. Mi grito se mezcla con el aullido del gato mientras ella se arrastra a distancia hacia la habitación de Andrew. Tropiezo hacia adelante y alcanzo la manija de la puerta, pero mi mano se desliza y termino en el suelo. —Allie. —Mamá oscila la voz—. ¿Eres tu? Queria arrastrarme de vuelta a mi habitación, pero mi padre ya se acercaba por el pasillo. Atrapada por mi torpeza. Una vez más. El me da una mano para ayudarme a levantarme. —¿Estás bien? No respondo. Es muy difícil mentirle a papá. —¿Hambre? —No, Señor. —Esa es la verdad. No hay lugar para la comida alrededor del agujero en mi estómago. —¿No escuela hoy? —Su voz es gentil, pero puedo sentir sus ojos clavados en mi frente. —No, Señor. —Ruedo una pelusa entre mis dedos que estaba atrapada en el bolsillo de mi sudadera. Mamá permanece oculta en la cocina. Puedo oír tintinear los platos mientras carga la lavavajillas. Papá pone una mano en mi hombro. Me estremezco, pero lo controlo lo suficiente que no creo que él se diera cuenta. —Hay que volver a la vida. No te quedes en tu cuarto todo el tiempo. —¿Alguien más va a venir a hablar conmigo? —La pregunta se desliza entre mis labios agrietados antes de que pueda detenerla. —¿Tú estabas... escuchando? —La voz de papá es fuerte. Bajo mi cabeza. Se fue hace tanto tiempo que no estoy segura de cuál es la pena por espionaje. —La puerta estaba abierta. —Mi voz sale ronca por la falta de uso. Él asiente con la cabeza. —Creo que es mejor si lo sabes. Sí, probablemente alguien va a querer hablar contigo. —¿Sobre el accidente? —pregunta estúpida. —Sobre el accidente. —Pero no puedo... yo no recuerdo nada. —Ruego con mis ojos. Tal vez él pueda protegerme.

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—¿Está segura, Allie? Podrías darle a los Phillips un poco de paz si supieran exactamente lo que pasó esa noche. —Él me aprieta el hombro. Creo que el cree que es gentil, pero me hace sentir atrapada—. Creo que te daría un poco de paz, también. —No me acuerdo de nada. —Me alejo y retrocedo hacia mi dormitorio—. Lo siento. Voy a volver a la cama. Yo... yo... no me siento bien. El medio me alcanza otra vez, pero sigo en movimiento. —Me duele la cabeza. —Es la verdad, también. Cierro bien la puerta detrás de mí mientras él mira desde el otro lado. En vez de volver a la cama me siento atraída hacia el armario. Las puertas están cerradas, así que no lo puedo ver, pero en el fondo hay una bolsa de ropa negra, tan larga y completa que podría ser una bolsa con un cuerpo real metido adentro. A veces me imagino que es una bolsa para cadáveres y si la abro veré a Trip. En realidad, sostiene el vestido rojo sangre, largo y sin tirantes, con pequeñas perlas y encaje blanco en la parte delantera. Realmente no es un color que yo habría escogido, pero yo no elegí el vestido por mí misma. La cicatriz en la parte posterior de mi cabeza palpita. “¿Te gusta? Es para que lo lleves en el baile”. El baile es un gran negocio en Pacific Cliffs. Esto va de la mano con el Festival Beachcomber1, el evento más grande en el pueblo. Viene con los vendedores y turistas, un desfile y luego el baile. El pasado verano, el último verano que yo nunca había planeado pasarlo en Pacific Cliffs, el baile cayó en mi décimo octavo cumpleaños. “Pero no es un regalo de cumpleaños”. Trip era un niño pequeño cuando siempre tenía algo para darme. Sus ojos azul cristal que brillaban y su expresión podía variar de emoción al miedo y la duda y de vuelta a la emoción. Todavía puedo ver su rostro, la forma en que inclinaba la cabeza. Lo emocionado que estaba por mí para ver el vestido. El dolor se extiende desde la parte de atrás de mi cabeza, atravesando la sien derecha, y se curva alrededor de la cicatriz más pequeña por encima de mi ojo. “Estoy ahorrando para darte algo especial en tu cumpleaños”.

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Beachcomber: Evento que se realiza en la playa muy conocido de Pacific Cliffs.

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Me palpita toda la cabeza. Me duele mucho recordar.

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Capítulo 2 Traducido por kristel98 Corregido por sttefanye

B

lake desplaza su peso de un pie a otro. Él está de pie en la puerta de mi dormitorio como si estuviera retenido por el mismo muro invisible que mantiene a Andrew afuera. —Traje tu tarea. —Él sostenía el papel para que yo lo tomara, pero no hizo movimiento para entrar. Todos mis libros ya estaban en la esquina, así que estan abajo de las hojas de asignación. Cruzo la habitación y paso mi mano a través de lo que queda de mi pelo, sabiendo lo mal que me he de mirar. Él no me mira a los ojos. Es curioso cómo hemos llegado a este punto de nuevo—él en mi puerta, viniendo a verme todos los días. Al igual que hemos borrado dos años de sentimientos de dolor y sin hablar el uno al otro. Pero no totalmente borrado. Todavía hay una barrera entre nosotros, como el tejido cicatrizante dejado por una herida que ha sido perdonado, pero nunca será olvidado. Antes de Trip, Blake fue mi mejor —siendo mi único— amigo en Pacific Cliffs. Nuestras abuelas eran vecinas de al lado y mejores amigas. Desde que vive con su abuela y yo visitaba a la mía por un par de semanas cada verano, nos veíamos mucho. Durante nuestras visitas de verano él fue mi cómplice en la aventura, mi compañero en el crimen, y el único chico que no estaba extrañado por la silla de ruedas de Andrew. Blake fue también mi primer beso. Trip estaba celoso de mi amistad con Blake. En esos dos años, era mejor que Blake y yo pretendiéramos que nosotros no nos conocíamos entre sí. Supongo que no hay que preocuparse por eso. —¿Tienes algo para mí que lleve de vuelta? —Blake desplaza su peso otra vez cuando tomo el papel de él—. ¿Cualquier cosa que hayas terminado?

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Niego con la cabeza y sin dar un paso atrás dentro de mi habitación. Este es el momento en el que él debía irse, cuando siempre se iba, pero hoy se apoya en el marco de la puerta. —La tarea de arte es un poco extraña. Podría explicártelo. Lo que está escrito en el papel probablemente no tendrá mucho sentido. —Voy a averiguarlo. —No es que tenga ninguna intención de realmente hacer la tarea. El año pasado yo me maté para obtener buenas calificaciones. Estudié hasta que mis ojos estaban bizcos y lastimara a mi cerebro. Lo fue junto con mi plan para salir de Pacific Cliffs de forma permanente. Pero ya no importa. Blake se frota la parte frontal de su cuello, se aclara la garganta, y luego se frota de nuevo —un tic nervioso que él ha tenido todo el tiempo que puedo recordar. Incluso Trip lo habia notado. Él solía hacer eso cuando se burlaba de Blake. Se aclara la garganta una vez más hasta que finalmente habla. — ¿Cuando vas a volver, Allie? Toco la parte de atrás de mi cabeza. —No lo sé. —La verdad es que yo estaría feliz de nunca salir de esta habitación. No, feliz no es la palabra correcta, tal vez confortable. Excepto cómodo, no se ajusta a mi autoimpuesta prisión tampoco. La única palabra que se ajusta es aterrorizada. Aterrorizada a salir de esta habitación y en la cara... ¿Qué? No estoy segura. No es como si alguien vaya a significar algo para mí. Todos estarán bien. Vertiendo amabilidad. Y eso va a ser peor. Incluso Hannah George será muy agradable para mí ahora, manteniendo su "Reina de Raquera" apariencia. Hannah nunca fue amable conmigo antes. No es que yo pudiera culparla. Ella era la novia de Trip antes de mí. Habían estado juntos desde el séptimo grado. Sin embargo, el verano en que cumplí quince años pasé un par de semanas en un campamento de baloncesto en California —el mismo par de semanas estuve en Pacific Cliffs. El verano que Blake había desaparecido. Había visto a Trip surfeando a lo largo del borde de las olas durante mucho tiempo antes de que él me reconociera. Fue en julio, pero la playa estaba casi siempre fría. Yo llevaba un bikini y pantalones cortos bordados, esperando que él se diera cuenta. —Oye. Chica gato, ¿no? —Trip me había llamado.

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El verano antes de que él me hubiera ayudado a rescatar a Sasha, un pequeño gatito —con rayas de tigre—, desde una jaula de cangrejo, una jaula que Blake estaba convencido de que Trip lo habia puesto adentro. —Allie —grité de vuelta. —Bien, Allie. ¿Todavía tienes ese gato? Metió su tabla de surf bajo su brazo y comenzó a caminar hacia mí. —Sí. —Me encogí de hombros, pero mi corazón latía con fuerza bajo la estrecha cuerda que sujetaba las dos mitades de mi parte superior del traje de baño junto—. Ella vive con mi abuela. En su traje de neopreno, el azul resaltaba sus ojos, Trip parecía un muñeco surfista Ken. El traje abrazó a su pecho y su cabello caía en ondas mojadas sobre sus orejas. Él dio un paso más cerca. —Así que, ¿andarás alrededor por un rato? Traté de mantenerme casual y apenas levanté la vista de mi revista. —Un poquito. Se detuvo por lo que su sombra cayó sobre la página que fingía leer. Una gota de agua se deslizó de su pelo y cayó sobre mi brazo. —¿Lo suficiente para que te enseñe cómo surfear? Él asintió a la tabla bajo el brazo. Recuerdo que miré hacia arriba, viendo su sonrisa, y me preguntaba cómo alguien podía llegar bronceado en esta playa y cómo alguien puede tener dientes tan blancos. Nunca descubrí la manera de surfear, otro en una larga fila de requerida coordinación, intentos fallidos deportivos. En realidad sólo era una excusa para pasar el rato con Trip. No sabía nada de Hannah entonces, o si lo hice, me había olvidado. No hay mucha diferencia. Cuando Trip me dio un beso de despedida al final de mi visita, no esperaba verlo por lo menos durante un año. No sabía que yo volvería seis meses más tarde, esta vez como un residente de Pacific Cliffs. Papá estaba siendo desplegado de nuevo —la última vez antes de que él se retirara del ejército. La salud de la abuela no era buena, así que nos mudamos aquí antes de que se marchara. Pacific Cliffs era la ciudad natal de mi madre y mi padre, donde le prometió que iba a vivir una vez fuera del ejército, así que nos quedamos incluso después de que la abuela murió.

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Trip dejo a Hanna por mí en cuanto me trasladé. Eso fue suficiente para que todas las chicas en la escuela Pacific Cliffs me despreciaran. Todas ellas eran leales a Hannah porque se conocían desde que estaban en pañales. Yo era el forastero que robó al chico más bueno en la escuela. Todos me odiaron desde que me mudé, uno de los cerca de un millón de razones para mí para evitar volver allí. Blake se encuentra todavía en la puerta —esperando algo. Sasha, el gatito que Trip rescató, ahora es un gato gordo que se teje entre sus pies. Se inclina hacia abajo para acariciarla y ella levanta la cabeza y se frota contra su mano. Ella solía arquear la espalda y siseaba cada vez Trip trataba de tocarla. —Me agradeces mucho por rescatar a esta bestia —decía, y se reía. Me hizo preguntarme si Blake tenía razón sobre Trip encerrandola en la jaula. —¿Por qué no vamos a dar un paseo? Podríamos ir a la playa. En realidad es un buen día, y hay que salir de la casa. Él asiente con la cabeza hacia mi ventana. —No puedo. —Me duele cuando muevo la cabeza. Incluso si yo quería ir, hay dos grandes problemas conmigo y Blake en ir a dar un paseo. Uno, el camino del acantilado por donde manejó Trip esa noche es visible desde cualquier punto de la playa, y no sé si puedo soportar ver ese lugar otra vez. Y dos, el segundo en que vaya a ninguna parte con Blake los rumores se van a desatar. Algunas chicas tienen que preocuparse acerca de una historia conseguida por toda la escuela. En un lugar como Pacific Cliffs, todo el pueblo conoce tu negocio casi antes de que tú lo hagas. Como mi casa, Pacific Cliffs no es un buen lugar para guardar secretos. —Oh, sí, bueno. —Mira hacia el suelo y hunde sus manos dentro sus bolsillos. Un mechón de cabello color arena se desliza sobre sus ojos cuando me mira. Resisto el impulso de cepillárselo de nuevo. Se aclara la garganta—. Um —Pasa su mano por la nuca—. Tengo algo para —Se aclara la garganta otra vez—. Algo que es tuyo. —Él me tiende la mano. Jadeo y doy un paso atrás. Él sostiene una piedra de tamaño de su palma, redondo y pulido suave, de color marrón oscuro con franjas de oro que bailan en la luz como si estuvieran vivos. Parpadea con culpa en su rostro. —Es tuyo, ¿no?

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—¿Dónde lo encontraste? —Apenas respiro. Mis latidos del corazón, y mis cicatrices pinchan por atención, pero mis dedos duelen por la suavidad familiar de la superficie de la piedra, por los topetones a lo largo de un lado, y por el punto áspero en el centro. Él traga. —Hasta el acantilado. Por la carretera. —Él respira—. Dónde ellos te encontraron esa noche. El lado de la carretera por el acantilado está cubierto de piedras sueltas, arena y playa cubierto de maleza de césped. Que Blake encontrara el Ojo de Tigre por accidente es improbable. Encontrarlo incluso si buscaba durante mucho tiempo probablemente sería imposible. Pero yo no lo cuestiono. Alcanzo su mano escarbando la roca fuera de su mano, y deslizo el pulgar a través de ella. Se siente cálido el toque de Blake. —Piedra Ojo de Tigre —la mujer anciana en la feria había dicho—. Hermoso y raro, al igual que tus ojos. —El primer extraño —dijo Trip, James y Randall se echaron a reír. Mi ojo izquierdo es normal-marrón oscuro, pero el de la derecha tiene una veta de oro en ella. Un poco de pigmento extra. Algo que me hizo sentir especial cuando yo era un niña. Ahora sólo me hace sentir como un bicho raro. Y ahora que mi "extraño" ojo está enmarcado por una cicatriz abultada parece extraño más que nunca. Trip no compró el Ojo de Tigre que la mujer estaba tratando de vender. Aquel era más grande y ensartado en una cadena de plata. Él le dijo que era chatarra barata. La mujer me dio esta piedra más pequeña cuando regresé a la mesa en busca de mi bolso perdido. —El Ojo de Tigre es poderoso —dijo—. Le da al portador de los atributos de un tigre-empoderado, la fuerza, el coraje. Aprieto la piedra en mi mano hasta que duela. Levanto la vista hacia Blake. — Gracias. Él se aleja. —Será mejor que me vaya. —Asiento con la cabeza y empujo la puerta cerrándola. Antes de que quede cerrado, añade—. Nos vemos mañana.

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Capítulo 3 Traducido por KatherineG5 Corregido por Anaizher

M

e puedo escapar a mi habitación durante la mayor parte del día, pero no para la cena con la familia. Tan pronto como llego a la mesa, sé que sucede algo por el modo en que mis padres están sentados (sus sillas un poco más cerca y un poco más lejos de mí). Mamá tuerce su servilleta. Papá tiene una mano sobre su espalda. He visto esto antes, en tantas ocasiones que no puedo hacer como que no sé lo que sucede. Están presentando un “frente unido”. Mamá y Papá y su frente unido siempre significan que algo en nuestras vidas está por cambiar, o que estábamos en problemas, una nueva mudanza, el empleo de Papá o problemas con mis calificaciones. Usualmente cuando hacen esto, Andrew y yo nos sentábamos en el lado opuesto, juntos, mi mano tocando la suya debajo de la mesa: nuestro frente unido. En siete mudanzas, seis diferentes escuelas, cuatro estados y dos países extranjeros, nuestra única constante es que nos tenemos el uno al otro. Papá era despedido, Mamá limpiaba, purgaba y organizaba. Andrew y yo nos manteníamos juntos. Solo que en esta ocasión había una sutil diferencia. La silla de Andrew estaba estacionada más cerca de ellos que de mí (demasiado lejos de mí como para tomar su mano). Y no me miraba. Papá se aclara la garganta. —Allie, necesitamos hablar. —Mamá asiente en solidaridad—. Sabemos que el accidente fue duro para ti. Y perder a Trip. Pero debes continuar con las cosas. Debes regresar a la escuela. No puedes dejar de vivir porque… Lo miro, encontrándome con su dura mirada. Lo reto a terminar esa oración. Porque Trip está muerto. Al principio, desvía la mirada. Nunca había sido capaz de hacerle bajar la mirada del Sargento Mayor antes. Se levanta, rompe filas y camina alrededor de

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la mesa. Me mira. En esta ocasión yo soy la que la desvío. Estoy acostumbrada a ver a Papá estricto e insensible, pero la ternura en sus ojos no la puedo soportar. —Trip se ha ido cariño. —Toca mi brazo. Estudio los patrones de color marrón dorado en el piso de madera lleno de cicatrices. Me recuerdan a mi ojo de tigre—. Él no regresará. Y es hora de que empieces a vivir de nuevo. Continúan diciendo eso. “Trip se ha ido.” Como si yo estuviera manteniendo alguna esperanza de que él regresara, avanzara por la entrada, llenara los escalones del frente con flores o algún regalo y se disculpara por estar ausente tanto tiempo. —Pensamos que tal vez necesitas ver a alguien —la voz de mamá se quiebra— la Señora Holt de la escuela, dice que conoce a una mujer en Aberdeen. Un consejero especializado en el tema del luto… —No —la agudeza de mi voz me sorprende. Me aparto de la mano de papá y los enfrento desde el otro lado de la mesa— ¡No! —Allie, necesitas… —empieza Mamá. —… calmarte —termina papá. Se acerca a mí. Le dirijo la mirada de nuevo. —Ningún psiquiatra. Ningún consejero. De ninguna manera. —Cariño, sería más fácil si… —mamá desliza su cuchillo más cerca del plato— si… —ahora ajusta su cuchara— si… —Si el nuevo investigador quiere interrogarte —papá termina por ella. Me detengo y parpadeo una vez, luego lo hago de nuevo mientras asimilo ese pensamiento. De eso se trata todo esto. Todos quieren meterse en mi cabeza y descubrir lo que está enterrado. Lo que no recuerdo. Lo que sí recuerdo. Andrew me está observando. Hay preocupación y temor en sus ojos. Su cuerpo se estremece. Es más difícil para él controlar sus movimientos cuando está molesto. —A-A-l… Su temor me devuelve a la mesa. Lo observo también. No puedo creer que esté del lado de ellos. —No. —Me vuelvo sobre los talones y huyo. Corro a mi habitación y cierro de un golpe.

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Espero a que alguien venga detrás de mí. Solo he golpeado la puerta en unas cuantas ocasiones cuando Papá ha estado cerca. Y siempre él se detenía en el pasillo, abría la puerta y me gritaba “¡Ese tipo de comportamiento no es tolerado en esta casa!” Pero nadie viene. Ni Papá pisando fuerte, ni Mamá con los tacones haciendo clics, ni Andrew en su silla. Voy a zancadas a mi armario. El repentino impulso de arrojar algo, romper algo, es abrumador. Aprieto los puños para no barrer con el armario y golpear el montón de cosas para que se rompan en el suelo. No iré con un psiquiatra. No estoy loca. Me arrojé a la cama y mordí la almohada para gritar sin que ellos me escucharan. No. No quiero tener a nadie fisgoneando en mi cabeza, sacando secretos que no quiero compartir. Cosas que no puedo recordar. Cosas que quiero mantener ocultas. Desde el accidente, mi cabeza esta tan llena de pelusas que no puedo confiar en la cerradura de mi cerebro. Presiono la almohada contra mis ojos e intento alejar todo, tomando unas cuantas respiraciones para controlarme. Litros de sangre en los oídos. La cabeza palpita entre la cicatriz en la parte posterior y la que está sobre mi ojo. Mis manos están temblando con una furia que no entiendo. ¿Quién les da el derecho de preocuparse ahora? Ahora que es tan tarde. La piedra que Blake me trajo continúa en mi mesa de noche. La puse ahí antes de bajar a cenar. No sabía que la necesitaría. Las manos me tiemblan cuando la alcanzo ahora. Mi cerebro quiere explotar. Podría arrojarla lo suficientemente fuerte como para romper el espejo. Lo suficientemente fuerte para que mi fotografía con Trip se rompa en un millón de piezas. Deslizo mis dedos sobre la suave superficie y tomo otra respiración. Valor. Me pregunto cuánto sabía esa mujer sobre el valor. Sobre la clase de valor que necesitaría. O sobre el valor que me haría falta.

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Mantengo la piedra a la luz. Las rayas bailando. Encuentro el punto áspero en el centro y lo froto, concentrándome en hacerlo con suavidad. Tengo dieciocho. Una adulta. A poco de haberlos cumplido. Me imagino poniéndome una camisa de fuerza y arrastrándome fuera, a una pequeña ambulancia blanca. No pueden hacerme ir a ningún lugar. No pueden hacerme hablar con nadie. Inhalo y trato de contar las franjas de la piedra, pero se arremolinan y mueven demasiado rápido. Respiro de nuevo. Cuento. Respiro. Cierro los ojos para alejar las franjas bailarinas y mi palpitante cabeza. El suelo del pasillo hace clics con las pisadas de mamá. Debería haber sabido que sería ella. Papá no lidia con emociones y Andrew ni siquiera hará el camino hacia mi cuarto nunca más. Golpea la puerta, pero no respondo. Deslizo la piedra dentro del bolsillo de mis pantalones y me siento en la cama. No la miro cuando entra. Se sienta a mi lado, suspira y mira alrededor de mi habitación, una pila de libros de escuela en la esquina y mi “desorden”(posters, peluches, conchas, globos de nieve, chucherías). Cosas que he recolectado de todas nuestras mudanzas. Yo soy la rata. Mamá es una maniática del orden y la organización. Mi habitación es una constante irritación para ella. Me pregunto qué habría hecho si hubiera tirado todo mi armario al suelo. Pero todo era tan desastroso que ni siquiera lo hubiera notado. Pasa sus dedos por mi cabello, se olvida y roza mi cicatriz, entonces retrocede, antes de poderse detener a sí misma. Toca mi espalda ligeramente y se conforma con poner las manos en su regazo. —No sé porque estás tan enojada con nosotros. Solo intentamos hacer lo que es mejor para ti —suspira—. No estoy preparada como para lidiar con esto. Necesito ayuda. Tú necesitas ayuda. —No. —Observo el tapete hecho a mano en el suelo, algo que guardé de la casa de la abuela. —No puedes vivir en esta habitación por siempre. Toco la piedra en mi bolsillo. —No. Mamá empieza a observar sus perfectas uñas. —Sé que estás sufriendo, pero tienes toda la vida por delante. Es tu año de graduación. Tienes que seguir adelante. Si tuvieras a alguien con quien hablar

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sobre las cosas, alguien entrenado en esta clase de cosas, podría mejorar las cosas. Paso la uña a lo largo de la asimétrica piedra. Tres “cosas” en fila. Y ni una sola mención a la palabra “muerte.” —No puedes continuar así. Presiono con fuerza la piedra contra mi palma. Inhala y entonces habla con intensión. —Quiero que seas capaz de moverte más allá de esto. Aprieto los dientes y cierro los ojos. Lo que quiere es volver a su vida normal. Pretender que nada sucedió. Pretender que no hay nada malo conmigo. Justo como antes. Abro los ojos y la miro. Ahora que la familia entera está detrás de mí sobre el tema, no tendré ninguna paz. ¿Cuáles son mis opciones? ¿Que algún psiquiatra examine cuidadosamente las piezas que tengo en la mente, o regresar a la escuela y pretender que todo es normal? No es como si no hubiera hecho antes. —Regresaré a la escuela mañana —digo las palabras tan suavemente que por un minuto tengo la esperanza de que no las haya escuchado. Pero ella se aferra inmediatamente. —Si eso es lo que quieres —ajusta la banda de su reloj— y solo si estas lista. Mira el montón de ropa en el suelo. —Puedo meter algo en la lavadora, así podrías tener ropa limpia para usar. Y tengo algunas bufandas lindas, o tal vez un gorro, podrías usarlo para cubrir tu cabello. —Sus ojos se detienen en la herida a un lado de mi cara. Me inclino hacia adelante y ahueco la mano sobre la cicatriz del ojo. Increíble. Saltó de “¿Estás segura de que estás lista para ir?” a “¿Qué usarás?” y “¿Cómo piensas cubrir esa cicatriz?” en menos de un latido. Me da palmaditas en la rodilla. —Estoy segura que empezará a desvanecerse pronto. —Se levanta—. Quizá sea difícil para ti al principio, pero sé que esta es la decisión correcta. Será bueno para ti regresar a la escuela, regresar con tus amigos. Estoy segura que estarán preocupados por ti.

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¿Amigos? Presiono la piedra con fuerza contra mi muslo. Después de dieciocho años, sigo sorprendiéndome continuamente de lo poco que mamá conoce sobre mi vida. Ella mira lo que quiere, incluso en este momento. —Te traeré algo de comer ¿de acuerdo? y pondré estas (junta mis ropa sucia en una pila con el pie) dentro de la lavadora para que no lo hagas tú —abraza la pila de camisetas, sudaderas y ropa interior entre los brazos. Se detiene en la puerta—. Creo que regresar a la escuela es probablemente lo mejor para ti. Te dará la oportunidad de compartir tus sentimientos con otras personas que amaban a Trip. Personas que entenderán por lo que estás pasando. Sale y cierra la puerta con un pie. “¿Compartir tus sentimientos?” ¿Lo sacó de algún folleto de “Ayuda a tus niños a lidiar con el dolor”? “¿Personas que entenderán?” Cruzo la habitación hasta el escritorio. Dejo la piedra y tomo una de las cientos de fotografías mías con Trip. Mi largo cabello rubio y sus ojos azul claros en un rostro bronceado y guapo, con un fondo de arroyos entre montañas y pinos, luce como un anuncio de Abercrombie & Fitch. La pareja perfecta. —Cuidado con cabeza —dice sosteniendo una de las ramas para que no me roce la cara. Tropiezo con una raíz y resbalo en el barro, pero él me agarra—. Cuidado. Tal vez tenga que cargarte. Me rio. —No, solamente no me sueltes la mano. —No te preocupes —presiona mis dedos entre sus labios—, no lo haré. Nadie entiende esto. —Aquí está. Mi lugar especial. Lo encontré cuando iba en el todo-terreno. Nadie en Pacific Cliffs sabe de él, excepto yo. —Es hermoso. —Me vuelvo en un círculo completo y miro hacia arriba; un dosel de color verde filtra la luz solar que cae en un prado de flores silvestres, piedras cubiertas de musgo y el burbujeante arroyo. Se acerca y ahueca un lado de mi rostro. —No tan hermoso como tú. —Me sonrojo y desvío la mirada. Desliza su mano hasta la mía—. Y ahora mi sorpresa.

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Nos dirigimos a la parte de atrás de un árbol. Talladas en el tronco están las palabras TRIP AMA A ALLIE. —Oh. —Me cubro la boca, incapaz de creer que lo escribió para mí. Envuelve sus brazos a mí alrededor. —Ahora es nuestro lugar espacial. Trazo las letras en el árbol que está detrás de nosotros en la foto. Nadie conoce lo que se revuelve dentro de mí. Culpa aplastante. —Debemos apurarnos. Papá nos quiere en la cena de su reunión esta noche. —Abre la puerta de mi lado y se detiene, observando mis botas y los bajos de mis pantalones vaqueros. —¿En que rayos te paraste? ¿Barro? Tienes los pantalones totalmente embarrados. Miro hacia abajo. —Supongo que sucedió cuando me resbalé. Se lavará. —Empiezo a meterme en la camioneta, pero me detengo cuando veo la expresión de su rostro. —Planeé esta gran sorpresa y tienes que meter la pata. —Su mirada era fuego encendido. Azota la puerta del pasajero, casi agarrándome los dedos—. Ahora llegaremos tarde. Dolor. —Solo es un poco de barro. Tal vez podamos pasar por mi casa y pueda cambiarme. A tu padre no le importara si llegamos un poco tarde… Su puño se estrella contra mi estómago. Jadeo mientras todo el aire deja mi pecho. Las estrellas vuelan delante de mis ojos mientras caigo de espaldas al barro. No puedo respirar. No puedo moverme. Ni siquiera estoy segura de lo que acaba de suceder. —Supongo que tendré que llegar solo. —Camina rodeando el frente de su camioneta y abre su puerta—. Si vas a ensuciarte, al menos deberás hacerlo bien. Sube, azota la puerta y retrocede. Sus ruedas me rocían con barro, agujas de pino y pequeñas piedras mientras se aleja. Alivio.

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Todo combinado con el conocimiento de que Trip nunca regresará.

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Capítulo 4 Traducido por perpi27 Corregido por Anaizher

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as puertas de Pacific Cliffs que unen la secundaria y la preparatoria se ven siniestras. La cabeza me está pulsando y en la mañana, había luchado contra el impulso de vomitar.

No le preste atención a la pila de ropa limpia que mamá dejó afuera de mi puerta, (una playera blanca con una camisa roja de botones me estaban esperando listas para ser usadas). En lugar de eso me puse un par de vaqueros rotos y una camiseta arrugada que estaba encogida en un rincón de mi cajón. La camiseta dice “Los Halcones Guerreros”, de la secundaria a la que fui en Texas. Necesitaba algo que no me recordara al año pasado. Antes de irme me puse el gorro de lana que mamá había puesto con mi ropa. Algo para cubrir el desastre que era mi cabello. Los jeans me quedan demasiado grandes, la diferencia en la cintura es testimonio del peso que he perdido desde que Trip murió. La camiseta es demasiado pequeña. Supongo que mi pecho ha crecido desde que tenía catorce años. El halcón extendido a través de la parte delantera es probablemente demasiado sexy para una chica que se supone que está de luto, pero sé que va a molestar a Mamá y a Papá. Terminé poniéndome la sudadera gris sobre la camiseta, de camino a la puerta. La sudadera fue mi compañera constante para ocultarme el año pasado. Siempre la llevaba, incluso en las raras ocasiones en que realmente hacía calor. Otra cosa que molestaba a mi madre fashionista. Sentada en la camioneta de papá frente a la escuela, toda mi rebelión se desvanece y el terror me envuelve. No me puedo esconder lo suficiente en la sudadera gris. Haría cualquier cosa para evitar pasar por esas puertas. Cualquier cosa menos ir al Consejero de Duelo en Aberdeen. —Vas a estar bien —Papá sigue mi mirada por la acera de la puerta doble—, no voy a decir que será fácil, pero lo puedes hacer.

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No hay mucho en su charla. Uno pensaría que con la experiencia de mi padre enviando tropas a la batalla, tendría algún discurso enlatado sobre ser valiente. Toco la piedra en el fondo de mi bolsillo, pero no siento el flujo de coraje. Pone su camión en marcha, una indirecta sutil de que es momento de salir. —Espera. —Abro la puerta deslizándome lentamente y alcanzo la mochila. Sonríe, lo que se supone que es una sonrisa alentadora. —Que tengas un buen día. —Sólo puedo asentir, lanzando la mochila sobre el hombro y enfrentándome al pelotón de fusilamiento. Papá es habitualmente un madrugador, así que no hay muchos estudiantes aún, gracias a Dios. Los que están, se voltean y se susurran el uno al otro cuando paso por ahí. Mantengo mis ojos en el suelo, todo el camino hasta la puerta y me dirijo a la oficina. No tengo ni idea de cuál es mi horario de clases o dónde está mi nuevo casillero. Ni siquiera sé si me están esperando. Los fríos ojos de mármol de la mascota de la escuela (un gato montés disecado dentro de una vitrina) me acusan cuando paso. La secretaria, la señora Byron y la señora Holt (enfermera de la escuela/ orientadora/asistente del entrenador de deporte de las chicas) charlan de espaldas a mí. La única que me ve entrar es Clair, la ayudante de oficina de medio tiempo que fue estudiante aquí hace unos tres años. Jadea cuando alza la vista. —Allie —se pone la mano sobre la boca—, tu cabello. —Toco el gorro y se sienten los pequeños picos de cabello saliendo por la parte de atrás. Las otras dos se voltean, pero ya habían tenido tiempo de componer sus expresiones antes de verme. Puse la mano sobre un lado de la cara para cubrir la cicatriz. —Hola, Allie —la señora Byron mira de reojo a Clair de forma severa—, tu mamá llamó esta mañana y me dijo que estarías aquí hoy. Es bueno verte. Clair asiente con la cabeza, pero no se ha quitado la mano de la boca y sus ojos brillan. —Tengo tu horario y la asignación de tu casillero —dice la señora Byron y comienza a llenar unos papeles sobre el escritorio. La señora Holt me dedica una débil sonrisa que trato de devolver. Me he hecho el propósito de evitarla desde la visita a su oficina el año pasado. Resbalé en la acerca durante el almuerzo y me raspe el codo. Cuando vio la sangre gotear desde la servilleta que traía pegada al brazo, mi profesor de estadísticas me envió a la enfermería. La señora Holt solo tenía que ponerme una hilera de curitas. Pero en vez de eso, me hizo sentarme en su pequeña cama cubierta de

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papel y me quitó la sudadera para poder limpiar la herida. Cuando vio mis brazos hizo muchas preguntas. Le di mi excusa preparada de "torpeza clínica". Pensé que se lo había creído pero después, siempre me observaba, igual que estaba haciendo ahora con la cicatriz encima del ojo. Por lo menos, tengo una historia creíble para esto. —¿Cómo estás? —dice Clare con los ojos casi desorbitados, pero se esfuerza con la sonrisa. —Bien —murmuro. Mis dedos encuentran el punto áspero en la piedra en mi bolsillo. —Pobrecita, haber pasado por todo eso. —Clair sorbe y saca un pañuelo de papel de su caja sobre el escritorio—. Todos sentimos la pérdida de Trip por aquí. Estaba tan lleno de vida, sabes, siempre… —otra mirada firme con un movimiento de cabeza de la señora Byron y se calla. La señora Byron navega a través de los papeles del escritorio y saca una pequeña tarjeta azul, justo como la que me dieron cuando me matriculé en la escuela hace dos años. Se inclina sobre el escritorio para apuntar mi número de casillero. —Tu casillero está abajo, en el nuevo pasillo, a la derecha. —Por "nuevo pasillo" se refiere al pasillo que se añadió a la escuela en 1979. —¿Quieres que alguien te acompañe hasta allí? —pregunta Clair. —No, gracias. —Ignoro la evidente estupidez de que esa pregunta. Las escuela mixta de Pacific Cliffs es de, aproximadamente, un cuarto del tamaño de mi escuela primaria en Maryland y la recorrí cuando tenía cinco años. —Tu asesor es el Sr. Hamilton —continúa la señora Byron— estará para ti todo el año. Asiento y trato de alcanzar el papel. Antes de que pueda asimilarlo, oigo una falsa, dulce y cantarina voz familiar detrás de mí. —Señora Byron ¿dónde puedo tomar los folletos para la fogata? No me volteo para enfrentar a Hannah-Alegre (que se fuera sin verme) pero en un segundo está a mi lado. —Allie —jadea. Luego hace la última cosa que me esperaba. Envuelve sus brazos alrededor de mí y me tira contra su gran pecho. Tengo que aguantar la cara aplastada contra la blusa de seda azul y su perfume almizclado. No puedo levantar los brazos para devolver el abrazo. Y en todo lo que pienso es en la diferencia de este saludo con el que recibí cuando me trasladé a Pacific Cliffs.

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Hannah me esperaba en frente de la escuela después de que mamá me dejó ese primer día. Sabía exactamente quién era y lo que había pasado entre Trip y yo el verano anterior. Mamá todavía no estaba lejos cuando Hannah se puso a caminar a mi lado. Caminamos juntas los tres últimos tramos del edificio, lo suficiente para que ella escupiera una sola palabra. “Perra”. Estoy segura de que fue la responsable de que esa misma palabra estuviera pintada en mi casillero, con esmalte de uñas rojo, una semana más tarde. El portero utilizó acetona para retirarlo y dejó una burbuja de pintura vieja. Incluso después de que el casillero fue pintado del mismo asqueroso marrón naranja, se podía ver lo que había escrito. Si viera el armario 18-B ahora, estoy segura de que todavía sería capaz de leer esa etiqueta (mi saludo de todos los días, cuando llegué a la escuela). —Oh, Allie —Hannah me suelta y se seca los ojos—, es tan bueno verte. Estoy tan contenta de que estés bien. Clair está llorando a moco tendido y hasta la señora Holt está secándose los ojos. Sólo la señora Byron parece no estar afectada. Toma el volante de la mano de Hannah. —Voy a hacer las copias. Hannah toma la tarjeta azul de entre mis dedos. —Tenemos las tres primeras clases juntas. Ven conmigo. Te acompañaré. No tengo más opción que dejar que ponga el brazo sobre mis hombros y me guíe por el pasillo, entre susurros y miradas, hasta mi nuevo casillero, en perfecto estado. Hannah y yo caminando juntas por el pasillo logra más revuelo de lo que habría hecho yo por mi propia cuenta. Tiro del cabello contra mi rostro para cubrir la cicatriz, pero no es suficiente, así que estiro el gorro para bajarlo más. Estoy segura de que todo el mundo se está preguntando lo mismo que yo me he preguntado un millón de veces ¿cómo pudo alguna vez Trip elegirme en vez de a Hannah? Hannah es hermosa, el cabello largo y negro cae suelto en la espalda, los ojos verdes y una tez aceitunada que la hace verse permanentemente bronceada. Es más alta que yo, la atlética-estrella de pista y baloncesto. La diferencia entre nosotras es más evidente a medida que caminamos juntas. No solo me veo como un bicho raro, sino que me tropiezo con los ojos fijos en el suelo. Hannah sonríe y flota por el pasillo como una reina de belleza equilibrada y confiada. Ganó el concurso de belleza de Beachcomber sin pestañear. Yo sé a

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quién elegiría Trip ahora. En mi vida las personas me han dicho que soy hermosa. Tiempo atrás, cuando estaba en cuarto grado me acuerdo de mi mamá hablando de mí por teléfono. —Allie tiene dificultades en la escuela —la oí decir— nunca será inteligente como su hermano. Entonces se echó a reír. —Sí, por lo menos es bonita. Tal vez antes yo era bonita. Tenía el pelo largo y grueso, de un color miel-oro que a los chicos les gustaba. Siempre he sido delgada con un pecho bien (no enorme y llamativo como Hannah) pero está bien. Algunas personas incluso pensaban que mis ojos raros eran algo refrescante. Debido a que me mudaba mucho, siempre he sido la chica nueva. Tal vez eso es lo que vio Trip en mí, algo nuevo. Paso la primera mitad del día sin ver a Andrew. Lo he hecho bien pasando por la ronda de susurros, miradas y compasión que gotea de todo el mundo. Lo único bueno de hoy es que hasta ahora los maestros me han perdonado el trabajo que perdí. Esto se debe a los valientes esfuerzos de Blake. No lo he visto tampoco, algo que es difícil de hacer en una escuela del tamaño de Pacific Cliffs, incluso si es un junior y yo una senior. En el momento de poner los libros en mi casillero para el almuerzo, estoy agotada. Me pregunto si papá o mamá vendrían a rescatarme si los llamara. Lo dudo. Estoy cansada de ser el centro de atención, así que voy a la sala especial para comer el almuerzo con Andrew. Está ya en la mesa cuando entro. Podría comer con los otros chicos, pero le avergüenza comer delante de la gente. Tiene una mano que funciona bien, siempre y cuando no esté excitado o enojado, pero comer requiere de mucha coordinación entre las manos, la cabeza y la boca. La comida no siempre llega a su destino. El ayudante está ocupado al otro lado de la habitación con un estudiante, así que ayudo a Andrew a ponerse el chaleco que protege la ropa. Tomo la taza de su mochila y le pongo Thick-It (un polvo que espesa el líquido para que no se ahogue) a su jugo de manzana. Agarra su cuchara, que es más pesada de lo normal para que pueda llevársela a la boca con menos temblores y me sonríe. Tal vez esté preguntándose si todavía estoy loca. —Gr-gr-gracias, Al. —Aparto la vista. Casi me voy en lágrimas y he luchado todo el día contra ellas. Deslizo una silla a su lado. —¿No tienes comida? Niego con la cabeza.

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—No tengo hambre. —Empuja su bandeja hacia mí: pavo, puré de papas, judías verdes y puré de manzana. Hago gestos y él la regresa. —Tu ... puedes ... vivir por encima… —… pero la muerte podría ser mejor —termino la broma que hemos compartido siempre. Necesito sentir a Andrew junto a mí, así que pongo mi mano sobre su rodilla bajo la mesa. Él empuja los pies contra el reposapiés de su silla con las manos en el asiento. Medio soportando con los hombros apretados la restricción que lo sostiene para modificar su posición. Su cuerpo siempre está moviéndose así, incluso cuando duerme. Mamá dice que son nervios y hábitos. Andrew dice que lo hace para ganar fuerza. En los días buenos, puede soportar su propio peso el tiempo suficiente para llegar desde su silla a la cama. Cuando era un niño pequeño se desplazaba y arrastraba con lentitud, pero ya está demasiado alto y viejo para eso. Me pregunto qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes, si yo hubiera sido la que nació unos segundos después, azul por falta de oxígeno. Incluso con el cuerpo retorcido, Andrew es una preciosidad. Su pelo es del mismo color que el mío, pero rizado, cayendo en suaves ondas sobre sus orejas. Sus ojos marrones estaban enmarcados por largas pestañas y es alto, de hombros anchos como papá. Habría sido como papá, jugador de fútbol y baloncesto y todas las chicas de la escuela se hubieran sentido atraídas por él. Podría haber estado atada a la silla en lugar de él. Papá habla sobre las personas que regresan de la guerra con la culpa de sobrevivir. He tenido culpa de sobrevivir desde su nacimiento. —Ahí estás Allie. —Hannah irrumpe en la sala especial—. Hola Andrew. Le pone una mano en el hombro y él deja caer la cucharada de puré que estaba llevándose a la boca. Se pone rojo. Ella le sonríe. —¿Realmente entendiste lo que el Señor Rey estaba tratando de decirnos en física ayer? —Andrew mueve la cabeza arriba y abajo—. Voy a tener que raptar tu cerebro más tarde. Andrew se enorgullese. Hannah se vuelve hacia mí. —Te he guardado un lugar para el almuerzo —vacila un poco—, a menos que quieras comer aquí. Me podría traer mi bandeja. No puedo creer que Hannah esté siendo amable conmigo. Prefiero quedarme con Andrew pero él me hace señas, así que sigo a Hannah a la cafetería. Sus amigos Angie y Megan ya están allí. James y Randall, amigos de Trip, no están alrededor. El año pasado, Angie y Randall estaban pegados por las caderas y

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comúnmente por los labios. Debo de haberme perdido la ruptura en alguna parte. No me sorprende. Peleaban todo el tiempo cuando salían. Cuando vi a James y a Randall en el pasillo, no me miraron. Yo no podía mirarlos tampoco. Debe verse raro que esté sin Trip. A decir verdad, se siente raro caminar por la escuela sin él. El almuerzo está lleno de conversaciones tensas y silencios incómodos. Recojo mi comida, ojalá me hubiera quedado con Andrew. Es un alivio cuando el almuerzo se termina y Hannah se dirige al extremo opuesto del pasillo para ir a sus clases especiales de alto nivel. Finalmente veo a Blake, cuando entro a arte. Tiene recostada la cabeza sobre la mesa, la capucha de su sudadera blanca de Volcom esconde las orejas y un cable negro pasa por detrás de la capucha. Echo un vistazo por costumbre, para ver si alguien me mira antes de acercarme a él. Se sobresalta cuando le toco el hombro, tira de los auriculares y parpadea como si estuviera sorprendido de verme, o tal vez yo estoy sorprendida de hablar con él en público. —¿Por qué no me dijiste que ibas a venir a la escuela? —Me siento en la mesa de al lado. —Realmente no lo planeé. Es una especie de “pasó y ya” . Enrolla la cuerda de los auriculares alrededor de sus dedos. —Así que tú y Hannah son amigas ahora? —No lo sé. —Me retuerzo. Me debe haber visto en algún momento esta mañana, aunque yo no lo vi—. Ella me abordó desde que entré. —Ha estado jugando a la viuda desde que te fuiste. Utilizando su relación con Trip para llamar la atención. Ahora que estás de vuelta, supongo que tendrá que compartir esa atención. —Hay un borde en la voz de Blake que me molesta, como si me estuviera acusando de usar también el accidente de Trip para llamar la atención. —Podría ser sincera. —Lo dudo. —¿Y si está sufriendo de verdad? —Así es. —Blake da un puntapié a la pata de su escritorio—. Hannah no puede soportar que tu accidente obtuvo toda la atención que quería para sí misma cuando ganó el certamen. La única pérdida por la que está de luto es la muerte de su centro de atención.

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—La gente puede cambiar. —No estoy segura de por qué la estoy defendiendo, excepto que fue agradable con Andrew. — ¿Por qué no le das una oportunidad? —Tal vez porque nadie en esta ciudad me ha dado esa oportunidad. Para poner énfasis en que nuestra discusión ha terminado se pone los auriculares de nuevo y recarga la cabeza en el escritorio. Quiero decir algo más, pero la maestra, la señora Flores, está caminando hacia acá. Ella no hace caso de Blake, pero no soy tan afortunada. Hace un gran alboroto porque estoy de vuelta en la escuela, que todo el mundo estaba tan preocupado por mí y ¿tengo las tarjetas que sus alumnos de séptimo hicieron? En el momento en que comienza la lección, la cabeza me da vueltas. ¿Cómo se confundió todo? Estoy de vuelta en la escuela. Trip se ha ido. Y estoy defendiendo a Hannah George de Blake. Él me frustra a veces (como cuando dice que nadie en este pueblo le ha dado una oportunidad). Bien, puede que tenga razón en eso. Blake ha sido un centro de escándalo en el pequeño pueblo desde antes de nacer, porque su madre, Phoebe, se escapó con el maestro de la escuela secundaria la noche de graduación. Cuando regresó, casi dos años más tarde, era una adicta a las drogas y estaba embarazada de Blake. Lo dejó con su abuela. Pero cada pocos años su instinto maternal entra en juego y reaparece en su vida, el tiempo suficiente para estropearlo todo de nuevo. Uno de esos episodios maternales le valió a Blake los antecedentes penales que ahora tenía, cuando lo llevó a vivir con ella y su nuevo marido a Reno. Blake estuvo allí dieciocho meses (seis meses más que el matrimonio de su madre). Fue arrestado por allanamiento de morada y pasó algún tiempo en el reformatorio antes de que su abuela lo trajera a casa. En el momento en que regresó, mi vida había cambiado tanto que no encajábamos más. Me gustaría poder culpar a su madre de lo que pasó entre Blake y yo. Pero fue mi culpa. Con su capucha puesta estilo pandillero y su flagrante desprecio por la clase de colores pastel de la señora Flores, Blake no está haciendo mucho para cambiar su reputación. Pero recuerdo a un Blake diferente. Experto en volar cometas. Siempre haciendo grandes planes. Excitado por las cuevas y rocas y conchas marinas. El verano en que cumplí quince, fue incómodo para los dos. Pasábamos un par de semanas en Pacific Cliffs cada verano, desde que puedo recordar, pero cuando tenía doce años, a mi padre lo enviaron a Alemania y nos fuimos con él. Habían pasado tres veranos antes de que viera a Blake de nuevo. Sabía lo mucho que mi cuerpo había cambiado en ese tiempo. Sabía que Blake lo había notado. Andrew estuvo enfermo la mayor parte de ese verano, fue una lucha de miedo contra la neumonía (así que estábamos solos

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Blake y yo). Luego estuvo la cosa con Trip, el gatito y la jaula del cangrejo. Después de que Trip se fue, Blake estaba que echaba humo. Decía que Trip había atrapado a Sasha a propósito para llamar mi atención. Cuando defendí a Trip, Blake sonaba celoso. Se fue a su casa y me dejó en la puerta con un gatito mojado envuelto en la camisa de Trip. No vi a Blake de nuevo hasta el día en que nos fuimos. Se presentó en mi puerta y me preguntó si quería ir a la playa. Por la tarde, fue como si el tiempo no hubiera pasado. Volamos una cometa y jugamos en las olas, hablamos y reímos igual que cuando éramos pequeños. Luego fuimos a la cueva que había sido nuestro escondite por tantos veranos. La incomodidad se arrastró de vuelta en cuando me senté en el borde de la parte de atrás y se deslizó cerca de mí. Puso su brazo sobre mis hombros. —Texas otra vez, ¿eh? —Síp. —Estiré la parte delantera de la camisa desde arriba, pero no me aparté. —¿Hasta cuándo? —No estoy segura. —Sentía que me observaba, pero yo no podía mirarlo. Quité un hilo suelto de la parte inferior de mis pantalones cortos y lo hice rodar entre los dedos—. A papá le quedan un par de años para retirarse. —¿Y luego qué? —Seguí rodando el hilo entre los dedos. —Ahora estoy adivinando. Le prometió a mamá que íbamos a vivir aquí cuando saliera del Ejército. —Miré hacia arriba y sorprendí a Blake mirándome, fijo, intenso. No podía apartar la mirada. —Estarías aquí todo el tiempo, eso sería genial. —Sí. Lo sería. Entonces me besó. Mi primer beso. Probablemente para él también. Fue algo entre un beso de cine y un beso rápido. Fue hermoso y, asombroso y, perfecto. Después de que nos fuimos a Texas, esperé una llamada telefónica o un correo electrónico. Algo. Al no saber de Blake, pensé que el beso no significó tanto para él como para mí. No sabía que su mamá lo había arrastrado lejos, a Reno, hasta que volvimos el siguiente verano. Luego llegó Trip y no creí necesitar a Blake nunca más. Gran error. Si alguien en esta escuela tiene el derecho a odiarme, incluso más que Hannah George, es Blake.

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Capítulo 5 Traducido por Edgli Corregido por Viqijb

A



llie. Di la vuelta, aun medio dormida, y salté cuando vi su rostro. —Abre la ventana.

Coloqué mi dedo en mis labios y escuché en dirección al cuarto de mamá. Silencio. Me deslicé fuera de la cama, asegurándome de no pisar la tabla suelta del suelo, y abrí la ventana solo un poco. —Trip, me diste un susto de muerte. Metió su mano por la abertura y abrió mucho mas la ventana. Un soplido de frio aire oceánico voló dentro de mi habitación. —He estado tratando de hablar contigo todo el día. Su rostro en la oscuridad para que no pudiera leer su expresión. Crucé mis brazos sobre mi pecho, sintiéndome expuesta sin maquillaje, una gigantesca camiseta y sin sujetador. —Estaba ayudando a mamá a limpiar la casa de la abuela. —Deberías haberme dicho a donde ibas. —Su voz hacia eco a través de la tranquilidad de mi habitación, pero no me atrevo a pedirle que baje la voz—. ¿Qué te tomó tanto tiempo? ¿Quién mas estaba allí? —Nadie. —Debería estar halagada por su preocupación, pero algo en su tono me pone nerviosa. —Necesito saber donde estas. —Abre completamente la ventana, tan fuerte que golpea el marco. Echo un vistazo a la puerta, preguntándome que pasaría si mamá descubre a Trip en mi habitación. No se mete. En cambio empuja algo suave y negro a través del borde de la ventana—. Te traje algo. Se lo quito.

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—¿Un teléfono? —Lo compré esta tarde. Te añadí a mi tarifa. —Gracias, yo… —… mi numero está en marcación rápida, numero dos. Trata de no perderlo. —Allie. Me enderecé en mi cama, insegura de si la voz era parte de mi sueño o si era real. Trato de enfocarme en la oscuridad, y estiro mis orejas. —Allie. —Es la voz de un hombre. No la de mi papá. El rugido de un viejo camión, como el de Trip, pasa frente a mi casa. Una descarga pasa por mi espina. —¿Trip? —susurro hacia la ventana, mi corazón acelerándose. Luego recuerdo. No es posible. Mi reloj marca las doce y treinta y ocho. Lo ultimo que recuerdo es acostarme en mi cama después de la escuela. Todavía visto la ropa que me puse esta mañana. Nadie me despertó para la cena. Estoy casi convencida de que la voz fue producto de mi imaginación cuando se oye de nuevo. —Allie. Pero es una voz diferente, una niña pequeña, o quizás un niño. Una larga pausa. Una mujer responde, pero no puedo descifrar lo que dice. Todo mi cuerpo está temblando. Me estoy volviendo loca. Por un minuto pienso en lo vieja que es esta casa, o quien habrá vivido aquí antes. Pero no creo en fantasmas. La voz del niño está de vuelta. Balanceo mis piernas fuera de la cama y miro por la ventana de nuevo, esperando o tal vez deseando ver a alguien pasando, pero todo lo que veo es neblina de lluvia bajo la luz del porche y una calle desierta, ninguna señal del camión que oí antes. —Allie —dice el niño. Mi cabello se eriza en la base de mi cuello y alrededor de mi cicatriz. La piedra todavía esta en mi bolsillo, presionándose contra mi muslo. La tocó y me paro, siguiendo la voz pasando la imagen fantasmagórica de mi espejo, por el pasillo. Escucho de nuevo. Nada. Me acerco a la puerta de Andrew e inclino mi oído contra ella. —Allie. Es la voz de Trip.

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Abro la puerta. Andrew no está en su cama. Hay una luz en la esquina, sobre su escritorio. Está allí, encorvado sobre la computadora. —Andrew —susurró alto. Salta y casi se cae de su silla. Tiene sus pantalones de pijama y sin camisa, lo que quiere decir que salió de la cama después de que papá lo puso allí—. ¿Qué haces? —¿Yo…? —empieza. Cruzo la habitación. —¿Me despertaste? ¿Asustaste? —Me acerco para ver lo que está en el escritorio frente a él. Es plano y negro y algo electrónico, del tamaño de una notebook o una laptop pequeña. Pasa su mano a través de la pantalla y la voz que oí antes dice: —Lo siento. De cerca la voz suena electrónica, nada parecida a la de Trip, pero aun así envía un escalofrío a través de mi cuerpo. Cambia la pantalla un par de veces, hace un trazo toca la pantalla de nuevo y “lo siento” sale con la pequeña voz de un niño. La tensión me atrapa y río. —¿Qué es eso? —Mi voz suena muy alta en el silencio de la habitación. Empuja la tabla hacia mi. Dice DynaVox, la compañía que hace los dispositivos de comunicación que Andrew ha estado esperando. —¿Un comunicador? ¿Lo conseguiste? Deslizo mi dedo por el liso lado. El comunicador tiene una pantalla táctil con un montón de imágenes y un menú de voces. Todo su rostro se ilumina con emoción. Alcanza el dispositivo y lo empuja de nuevo hacia mi. —¿Este…? —Mueve su dedo por la pantalla y luego la toca. —Allie —dice con la voz tan parecida a la de Trip. Dedos helados pasan por mi columna. Sacudo la cabeza. Su sonrisa se desvanece. Sus manos tiemblan mientras se mueve por el menú. La pantalla cambia a letras. Toca la T... R... me inclino y cubro su mano con la mía para detenerlo. No puedo soportar que la voz diga el nombre de Trip. Andrew suspira y deja caer la cabeza. Cambia el menú para que yo pueda ver una lista

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de voces diferentes. Toco “mujer joven”. Andrew presiona otra parte de la pantalla. —Lo siento. —Sale con una voz de mujer aguda. Él rueda los ojos y sacude la cabeza. Desliza su dedo por el menú y escoje “mujer mayor” luego presiona una caja que dice “Allie” con una voz que me recuerda a la abuela. —Definitivamente tú. Andrew sonríe. Sacude la cabeza y suelta una risita como un niño pequeño. Alcanzo la tabla. Trata de mantenerla lejos de mi, pero esta riéndose tanto que pierde el balance. La pantalla cae por sus piernas y hacia el suelo. Se agacha para alcanzarla y empieza a deslizarse fuera de su silla. Sostengo su hombro para evitar que se caiga pero es muy grande para mi. Ambos terminamos en un revoltillo en el suelo. La risa de Andrew consume todo su cuerpo. Yo rio también, pero el sonido es melancólico, como una risa electrónica del comunicador. Reclino mi cabeza contra su pecho. Solíamos estar en el suelo todo el tiempo cuando eramos niños. Le hacia cosquillas y el se reía hasta que todo su cuerpo temblaba. Se alza y toca mi cabello. —¿Estas… bien… ahora… Al? —Lo intento. —Cierro mis ojos. —Lo siento —dice con su antigua voz altiva. Sus dedos acarician la cicatriz en al parte trasera de mi cabeza. Sus piernas se retuercen. Aleja su mano con un salto, y atrapa mi cabello entre sus dedos. —Ouch —digo, pero no me muevo. Puedo sentir su aliento y el constante latido de su corazón contra mi mejilla. Se siente tan bien que incluso mis piernas se adormecen, no quiero moverme. En vez de volver a mi habitación, saco un par de sabanas de la cama de Andrew. Lo cubro con una y luego me encorvo a su lado. —Te extrañaba, hermana —dice suavemente. Nunca nos hemos separado en nuestras vidas, pero entiendo. Con Trip alrededor, paso menos y menos tiempo con Andrew. —Te extrañaba también —susurro en respuesta. Con su corazón latiendo bajo mi oído, me duermo.

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Capítulo 6 Traducido por NayeliR Corregido por Viqijb

M

e siento con Hannah y su grupo cada día en el almuerzo. No en realidad por elección. Hannah camina conmigo desde clase hasta el comedor así que estoy

atrapada. Desde el exterior debe lucir como que soy parte de su grupo ahora, pero ellos no me incluyen voluntariamente en su conversación y yo no hablo. Soy más una silla extra en la mesa. Estoy demasiado fuera de tono de lo que están hablando de todas formas, chismes de la escuela y a veces del pueblo. La gente de la que ellos hablan son conocidos, pero ellos bien pueden estar hablando de aliens. Estoy tan desconectada, tengo que haber estado siempre tan desconectada, desde la parte normal de Pacific Cliffs combinado con la escuela, nada de eso importa para mí. Creí que esto sería diferente. Era una extraña durante mis visitas de verano, pero tenía la esperanza de que una vez que en verdad viviéramos aquí, sería aceptada. Soñé acerca de ser parte de un grupo, cualquier grupo. Probando para las animadoras, o deportes, o la obra de teatro de la escuela. Tal vez incluso haciendo el concurso de la Reina de Beachcomber. Mamá hablaba de la preparatoria un montón, acerca que era como iba a conocer a todos en el pueblo, a tener un puñado de amigos, y como de guay era cuando ella ganó el concurso. Antes de mudarnos aquí, Pacific Cliffs era mi refugio, el “hogar” siempre sería aquí, no importa cuantas veces nos mudáramos. Solía calcular cuan vieja sería cuando viviéramos en Pacific Cliffs de verdad. Siendo la “nueva chica” todo el tiempo hizo a la idea de vivir donde todo el mundo te conoce parecer como un sueño. No sabía cuan malo puede ser.

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—… Tan hermoso —dijo Hannah—. Me hace querer acelerar más allá de la valla en Willow Street sólo para que él me detenga. —¿Quién? —Mi interés despertó, pensando en lo que papá dijo acerca del investigador especial. Hannah mira hacia mí, la silla vacante que habla, quizás se olvidó de que yo estaba aquí. Megan sacudió su cabeza. —El detective Weeks, el nuevo policía. —Miró a Hannah—. Ella tiene una “cosa” por él. Hannah se ruborizo, algo que no pensé que fuera capaz de hacer. —Pero él es totalmente viejo —lanza Angie—. Como treinta o algo. —Veintisiete. —Hannah incluso tenía un bonito rubor—. No tan viejo. —Él es sexy. —Megan señala con su tenedor a Hannah—. Te daré eso. —Pero viejo. —Angie rodó los ojos. —No tan viejo —dice Hannah otra vez, y mueve su cabello sobre su hombro. —Él probablemente no estará alrededor mucho tiempo de todos modos. Sólo está aquí porque… —Megan me mira y entonces toma un mordisco de su hamburguesa en vez de terminar su oración. —Él dijo que le gusta aquí —resopla Hannah. —¿Has hablado con él? —No debí preguntar, pero estaba curiosa. Hannah se encoge de hombros casualmente, pero sonríe al mismo tiempo. —Me senté con él durante una reunión el pueblo. Algo que tenía que hacer para lo de Beachcomber. Él es agradable. —Oh, sí, muy agradable. —Megan se ventila a sí misma. —Ella hizo más que hablar con él. —Angie se inclina—. Lo siguió a Westport así podía verlo surfear. —Acosadora. —Megan sonríe y estalla una papa frita en su boca. Hannah se mantiene ruborizada y frunce el ceño. Es raro verlas ser desagradables una con la otra, pero yo nunca he tenido amigas cercanas. Tal vez eso es como actúan las amigas. —Gran cosa —dice Angie—. He hablado con él, también, cada vez que viene por comestibles.

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El padre de Angie tiene el único abarrote en el pueblo. —Él está más interesado en Allie que en ti. —Un familiar odio celoso se instala en los ojos de Hannah—. Quiero decir, ¿Es por eso que lo trajeron de todas formas, cierto? ¿Para investigar el accidente? Miro abajo a mi bandeja. Angie me señala con su tenedor. —Él me preguntó si te conocía a ti y a Trip. Si Trip era un gran bebedor, como si fuera a responder eso. —Ella clava un tenedor lleno de ensalada en su boca, mastica, y entonces me señala otra vez—. Él quería saber si habías vuelto a la escuela. Le dije que no sabía si alguna vez volverías. —Yo seguía mirando mi bandeja, pero puedo ver a Hannah dándole a Angie claras señales de “cállate”. Ella no parece darse cuenta, porque traga y sigue hablando—. Hay un rumor de que estabas en algún hospital en Seattle. Que tu cerebro no estaba bien después del accidente y que estabas en una silla de ruedas como tu hermano. Alguien más dijo que era un hospital mental. Que te volviste loca después de que Trip murió. —Me mira y sacude la cabeza—. Luces bastante normal. Supongo que no era verdad. Hannah y Megan lucen en algún lugar entre avergonzadas e irritadas. Angie finalmente atrapa sus expresiones. —¿Qué? Mi cara quema. Mis ojos son agua. Me pongo de pie tan rápido que golpeo mi silla. —Me tengo que ir. Olvidé que se suponía iría a tutoría. Derramo mis papas fritas sin comer en el suelo cuando recojo la silla. Las dejo y arrojo mi bandeja en el camino a la salida. Me estoy moviendo tan rápido que no veo a Blake del otro lado de las puertas de cristal hasta que choco contra él. —¡Hey! —Él me atrapa en sus brazos—. ¿Estás bien? Me alejo y sacudo mi cabeza. Quiero decir “sí”, pero con las lagrimas reuniéndose en mis ojos es probable que luzca más como “no”. No estoy segura de porque estoy tan cerca de llorar. Yo ya no lloro. Nunca. He pasado por peores cosas que la estupidez de Angie. —¿Qué te dijeron? —Blake mira a través de las puertas hacia la mesa que acabo de dejar. —Nada. —Mantengo mis ojos abajo—. Yo sólo… necesito…

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—Allie. —Angie viene a través de la puerta detrás de mí—. Hannah me dijo que necesitaba disculparme. Ella piensa que te alteré. —Está bien —murmuro—. No es gran cosa. —Hannah parece pensar que lo era. —Angie rueda sus ojos—. La Reina es tan políticamente correcta estos días —Ella mira a Blake y arruga su pequeña nariz pecosa—. Oh, hola, Juvie2, pensé que olí algo. —Gira de vuelta a mí, como si no escuché su insulto a Blake, como si él no fuera nada para mí—. ¿Así que estamos bien, cierto, Allie? Sólo puedo pestañear en respuesta mientras ella busca dentro de su bolso para sacar su teléfono celular. —Hasta luego. —Ella se despide y se dirige abajo al pasillo. —Algunos amigos. —Blake empuja sus audífonos en sus oídos, mete sus manos en sus bolsillos, y camina lejos.

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2Juvie:

Apodo que Angie utiliza para hacer referencia de que Blake estuvo en la cárcel para

menores.

Capítulo 7 Traducido SOS por Katiliz94 Corregido por Viqijb

—¿

E

stas lista para irnos? El colegio empieza en media hora. —Papa vierte el café en el termo plateado de “Vamos Armada” y reviso el reloj.

—Solo un segundo. —Cojo una barra de granola de la caja de la despensa, preguntándome si en realidad tendría el estómago para esto. Él me observa, luego vierte lo último de leche en una taza y me lo tiende. Lo bebo porque está mirando. —Parece que necesitamos añadir leche a la lista de mamá. Coge un bolígrafo al lado del bloc de “Cosas que necesitamos” y escribe “leche,” luego mira por encima la lista. —Esto está volviéndose muy largo y sé que mamá otra vez está trabajando hasta tarde. ¿Qué vas a hacer hoy después de la escuela? Tengo que pensar sobre eso antes de responder. Mi tiempo después del colegio suele pertenecer a Trip. Se volvería loco si tuviese algo que hacer en lo que él no estuviese involucrado. Pero eso ya no es un problema. Me encojo de hombros. —Nada. —¿Podrías ir a la tienda? —Arranca la lista del bloc. —Imagino que sí. —Ir al supermercado en Pacific Cliffs es la última cosa que quiero hacer, pero decir no a papá no suele ser una opción. —Puedes dejarme en la tienda así que tendrás el coche para ir a por las provisiones de camino a casa. Solo asegúrate de que vienes a recogerme a las cinco y media en punto. Saca un billete de cincuenta dólares de su cartera, mira sobre la lista de nuevo, y añade unos veinte dólares—. Espero el cambio de regreso.

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—Sí, señor. —Meto el dinero en mi bolsillo, junto al ojo de tigre. En el instituto en el que fui a Texas tendría que haber estado asustada de tener tanto dinero. En Pacific Cliffs no es gran cosa. Si papá me hubiese dejado en el colegio y hubiese ido por la entrada principal como es habitual, podría haber notado el coche negro, inmaculado y caro. Quizá si hubiese estado prestando atención cuando llegue desde el estacionamiento de estudiantes, lo hubiera visto a tiempo para escabullirme en el baño. Pero después de una semana de atención y simpatía no deseada estaba intentando ser invisible: con la cabeza abajo, las manos enterradas en los bolsillos de mi sudadera, estrujando el ojo de tigre entre ellas. Eso es por qué no quiero ver al Sr. Phillips saliendo desde la oficina hasta que estoy casi en lo alto de sus zapatos de cuero italianos. —Discúlpame —dice, y da un paso hacia el otro lado. Cuando miro arriba, jadeo—. Allie. —La Sra. Phillips, las bombas de cuero verde a su derecha, jadearon, también. No los había visto desde el cotillón, la noche del accidente, antes de que Trip muriera. Estoy frente al pecho con el oscuro traje y la corbata de seda del Sr. Phillips. Más arriba están los mismos amplios hombros que Trip tenía, luego la cuadrada barbilla. No me atrevía a mirar más arriba de eso. Él puso sus manos sobre mis hombros, con fuerza. Me prepare a mí misma para alejarme. —Es bueno verte, Allie. —¿Qué estás haciendo aquí? —solté. Castigue a mi lengua al morderla con fuerza. La Sra. Phillips olisquea. Ella se pone la chaqueta de piel marrón, como si tuviera frio. Nunca he visto a la Sra. Phillips sin una chaqueta de piel: la forma de mostrar a todos que está por encima de ellos. Es la única heredera del más antiguo dinero de la ciudad. De acuerdo con Trip, no pensó que yo fuese lo bastante buena para él. El Sr. Phillips dejo caer una mano de mi hombro y empuja a su esposa contra su lado. Miro arriba. Sus ojos, de un cristal azul, como los de Trip, están nadando. Atrapa mi mirada, luego mira al suelo. El Sr. Phillips aclara su garganta y traga. —Venimos a hablar con el Sr. Barnes sobre establecer un fondo de becas escolares en el nombre de Trip. —Oh. —Puse la mano sobre un lado de mi cara y estudie sus zapatos. Podrían ser de marca nueva. No hay un rasguño o una partícula de polvo en cualquier parte de ellos.

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—Nos gustaría ayudarte con el colegio, también, Allie —dice—. Si eliges ir a la universidad. —Pone la mano de vuelta en mi hombro—. Y he estado queriendo reinstaurar tu teléfono en nuestro plan. Di un paso atrás, aún dentro de su alcance pero más lejos. —Eso está bien, pero... —Mi garganta se cierra tanto que las palabras no pueden salir—. No podría... —Estoy muriendo por que suene la campana, cualquier cosa para salvarme. Su mano se vuelve más pesada en mi hombro. Mi corazón retumba contra mi pecho como si fuese un conejo acorralado. —No sería un problema. Después de todo lo que significabas para nuestro hijo... —Miró a su esposa—. ¿Cuál es la gracia de tener todo este dinero si no tenemos con quien compartirlo? La Sra. Phillips retuerce la correa de su bolso entorno a sus dedos. Culpa y temor hacían una bola de leche en mi estómago. Podría vomitar, justo aquí, en sus perfectos zapatos. Entonces quizá me podría dejar sola. La primera campana suena. Casi me deslizo en el suelo de alivio. Pero el Sr. Phillips no me deja marchar, incluso mientras el mar de rostros boquiabiertos pasa junto a nosotros hacia las clases. —Hablare con tu madre sobre eso. —Baja la cabeza para que pueda ver sus perfectos dientes y sonrisa—. Deberías venir a casa alguna vez. Se siente demasiado vacía sin Trip. —Finalmente aparta la mano y la usa para dirigir a su esposa hacia la puerta—. Estaremos observándote. Tiro de las mangas de mi sudadera y me fuerzo a asentir, pero el escalofrió por mi espalda viene antes de que el viento sople cuando el Sr. Phillips abre la puerta para su esposa. Después de que los Phillips se van sólo permanezco de pie ahí, congelada en el lugar, incapaz de moverme, al igual que la mano del Sr. Phillips en mi hombro, que era algún tipo de rayo helado que succionaba todo el calor fuera de mi cuerpo. La segunda campana sonó. Los pasillos vacíos. Lentamente me descongele de regreso al movimiento, pero en lugar de ir a mi taquilla, coger los libros, y dirigirme a clase, retrocedo los pasos de regreso al camión de papá en el aparcamiento. El motor del camión ruge tan alto que me hace saltar, pero nadie viene corriendo fuera del edificio para detenerme de salir del colegio. Nivelo la calefacción para tratar de aliviar algo de la insensibilidad que agarra mi pecho. Exhalo mientras

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conduzco al pasar la señal de “BIENVENIDO A LOS HISTORICOS PACIFIC CLIFFS” me doy cuenta de que he estado conteniendo el aliento. Unas pocas millas fuera de la ciudad comienzo a sentirme viva de nuevo. La carretera se siente libre; el zumbido de los neumáticos, el golpe de los limpiaparabrisas, incluso el sentimiento de control que tengo cuando pisó el acelerador y el camión de papá responde con un rugido. No puedo hacerme detener. Apenas tres horas después me detengo en una gasolinera en Olimpia con la luz de la gasolina encendida en el camión de papá. Sólo entonces me doy cuenta de cuán lejos he conducido. Sólo entonces me doy cuenta de que hice algo realmente estúpido. Trato de estimar cuanta gasolina necesitare para regresar a Pacific Cliffs y cuánto dinero necesitare para comprar todas las provisiones de la lista. Jamás tiro el manual que papá mantiene en la guantera para para ver cuantas millas por litros obtiene el camión por lo que puedo dividirlo fuera, pero matemáticas nunca fue una de mis asignaturas fuertes. Me doy por vencida y gasto sesenta y seis con cincuenta de los setenta dólares de Papa en gasolina. Luego conduzco a un embarcadero con vistas a Puget Sound, salgo del camión, y observo el agua mientras trato de averiguar qué hacer. Durante el destello de un segundo pienso en llamar a Trip. Me reprendería por ser lo bastante estúpida para conducir todo el camino hasta aquí, pero habría venido para llevarme, probablemente incluso pagaría las provisiones. Entonces recuerdo que se ha ido. De cualquier manera que lo mire, estoy jodida. No tengo dinero. Por ahora. No aquí. No en casa. Ni siquiera en el banco. Quería conseguir un trabajo el año pasado, pero Trip dijo que podría cortar nuestro tiempo juntos, que todo lo que obtendría de Pacific Cliffs estaba debajo de mí, y, “de cualquier manera, como si me importara todo lo que necesitasen”. Una fea gaviota saca una envoltura amarilla de comida rápida con un pequeño pedazo de una hamburguesa de queso pegado fuera del cubo de la basura frente a mí. Antes de que ella pueda comer algo de eso, una gran gaviota se abalanza hacia abajo y se lo arrebata. Luego un grupo de otras gaviotas se unen a él. Destrozan e envoltorio, graznan y luchan por los pedazos. Pienso en lo que podría ocurrir si continuase conduciendo y jamás llegase a casa. Podía conducir hasta que se me acabase de nuevo la gasolina. Encontrar un lugar donde nadie me conociese. O podía guiar al camión hacia el océano y conducir hasta huir del terreno.

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El camión tenía un Davis Auto a un lado y un gran cabrestante en el frente, muy visible. Además, papá lo necesita para trabajar. Y luego está Andrew. El viaje de regreso a Pacific Cliffs es más lento. La lluvia está descendiendo por las láminas por lo que los limpiaparabrisas pueden difícilmente mantener el ritmo. Cada milla de ese punto me hace sentir como un peso muerto presionando en la parte superior de mí. ¿Qué va a hacerme papá cuando regrese sin el dinero, y con pocas provisiones? Cuando llegue a Hoquiam, una pequeña señal amarilla capta mi atención. “CAMBIO-X DEL PEÓN: ELECTRONICA, ARMAS, JOYERIA”. Mi estómago se aprieta. Levanto un dedo y acaricio el broche de diamante del pendiente en mi oreja izquierda. “Tengo algo para ti”. Me detengo al pasar la casa de empeño. La señal de neón parpadea el “ABIERTO”. “Son auténticos. Nada es demasiado para mi chica”. Continúe conduciendo durante tres bloques más. “Tengo que compensarte por las cosas…” Tres bloques más que paso desapercibidos. “…mostrarte cuanto siento lo que pasó la noche anterior”. Me giro. “Por favor, mírame, Al”. Conduzco de regreso y me estaciono en el aparcamiento de la tienda junto a la casa de empeño. Mi extraño ojo me acusa desde el espejo, así que me centro en los pendientes, giro la cabeza adelante y atrás y los observo brillar. Recuerdo su mano en mi cara, sus dedos trazando mi dolorida mejilla. “Solo lo perdí, ¿Okay? Todo el día con mi padre… Nunca puedo hacer nada bien cuando el esta alrededor”. Apago el motor de la furgoneta miro la señal amarilla hasta que las letras son quemadas en mi retina. “Nunca ocurrirá de nuevo, lo prometo”.

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He llevado pendientes desde que Trip me los dio, la piel había crecido entorno a ellos por lo que tengo que girarlos para quitarlos. Mi oreja derecha sangra un poco. Lo limpio con una servilleta que encuentro en el centro de la consola de la furgoneta. En mi mando parecen tan pequeñas. Trip dijo que eran reales. ¿Podrían valer la pena? La lista de alimentos esta aún sentada en el asiento de mi lado. ¿Cuánto necesito? ¿Cincuenta dólares? ¿Papá pensó que setenta dólares serían suficientes, con la sonrisa en su rostro? Dudo, frotando el áspero lugar en mi piedra. Luego voy dentro. El hombre detrás del contador es más joven de lo que me esperaba, como de unos veinte algo. Tiene el pelo oscuro, un bigote y sus brazos están cubiertos de tatuajes. Está intentando parecer respetable, lleva un polo azul limpio, la camiseta metida en los pantalones vaqueros, pero no lo bastante para quitárselo. Estoy agradecida de que mi sudadera gris me protegiese de eso que le evita ver lo que sea que sus ojos estén hojeando mientras me lleva. Cubro el lado de mi rostro con la mano y mantengo la cabeza abajo. Mi otra mano está agarrando los pendientes, ahuecándolos en mi palma. —¿Puedo ayudarte con algo? —Sonríe, pero es una sonrisa resbaladiza, como si cualquier minuto pudiese deslizarse dentro de algo más siniestro. Agarro los pendientes con más ajuste pero me fuerzo a sacarlos de mi bolsillo. —Quería... —Mí voz chirriaba, por lo que trago y lo intento otra vez—. Estaba interesada en lo que obtendría de esto. —Abrí la mano. Los pendientes habían dejado unas furiosas marcas rojas en mi palma. Debería haber pensado a través de mejorar la presentación. —Vamos a echar un vistazo. —Saca un trozo de terciopelo negro y me los da para ajustar los pendientes en ellos. —Son auténticos. —Voy por lo confidente, pero sale más como una pregunta. Alarga una mano bajo el mostrador, saca algún tipo de lente de aumento, y estudia los pendientes. —¿Tienes una pelea con tu novio? Automáticamente mi mano vuelve a la cicatriz sobre mi ojo. —No. Fue un accidente. —Quiero decir, ¿por qué los estas vendiendo? ¿Intentas devolvérselos al chico que te dio estos?

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—No, él se ha muer... —Muerdo la palabra y digo—. Ido. —Me mira con fuerza pero adquiero un repentino y profundo interés en una obra de arte en el estante detrás de el, un collage de caras, diferentes expresiones y diferentes colores fluyendo del uno al otro. Vuelve a los pendientes, estudiando cada uno con la lente mientras el reloj suena un agonizante segundo después de otro agonizante segundo. Al final me mira sin expresión. —¿Qué querías por ellos? He visto bastantes negociaciones en televisión para saber que debería comenzar más alto que lo que quiero. —Ciento cincuenta. —Me muerdo el labio y le espero para reírse en mi cara. —Hmmm, no creo eso. —Da un paso atrás y mete las manos en los bolsillos—. Otra vez. —Uno de veinticinco. —Todas las caras en la pintura ríen hacia mí. Acaricia los pendientes. —No iré más alto que mil. Miro a los postes, brillando con esperanza incluso en la sucia luz fluorescente. Siento como merecen algo mejor que terminar en un sitio como este, pero aparto la mirada de ellos y digo: —Okay. —Hecho. —Sonríe. Sólo quería devolver el dinero de papá así que no estaré en problemas, pero tan rápido como acepta, y tan grande como es ahora su sonrisa tengo la idea de que estoy siendo tomada. “Hay un montón de imbéciles ahí fuera. Siempre estaré aquí para protegerte”. El hombre recoge los pendientes en una pequeña caja y una burbuja de pánico golpea mi garganta. ¿Qué va a decir Trip cuando averigüe que yo...? Aplaste ese pensamiento con la mano presionada contra mi frente. Trip ni siquiera podía averiguar nada de nuevo.

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Capítulo 8 Traducido SOS por kristel98 Corregido por Viqjb

D

e camino a casa, mis oídos (acostumbrados a los pendientes de Trip) están hinchándose en señal de protesta. Ellos se sienten desnudos y sigo empujando insuficientes mechones de pelo a su alrededor. Me pregunto si alguien se dará cuenta de que faltaban. Mamá lo hará. Ahora que estamos fingiendo que todo es normal de nuevo ella apenas me nota, pero, ¿ los pendientes faltantes? Ella lo notará. Pero tal vez porque todo se supone que es normal, va a fingir que no lo hace. La camioneta de mi padre se siente grande y ruidosa cuando aparco en el estacionamiento de comestibles Simmons. Ya que es la única tienda en la ciudad, Simmons vende de todo, desde alimentos hasta navajas de recuerdos para los turistas. Pasé tanto tiempo llegando a casa que me he golpeado a la multitud después del trabajo. En lugar de estar la tienda vacía, hay otras cinco personas comprando. Los pasillos son demasiado bajos para esconderse, así que siento todos los ojos sobre mí, mientras trato de encontrar las cosas en la lista de mamá tan rápido como sea posible. Las primeras reacciones que recibo de los demás clientes se mezclan, una sonrisa simpática de un anciano que tiene la puerta de la nevera abierta para que pueda obtener la leche y una mirada con la boca abierta en un lado de la cara de una niña de pie junto el pasillo de los dulces. Entonces veo la vieja amiga de la abuela, Sherry Clark, uno de las buscadoras de chismes, que vinieron a verme en el hospital después del accidente. Está hablando por su teléfono celular, pero se detiene a mediados de la conversación cuando me ve. Con una voz lo suficientemente alto como para que la persona en el otro extremo y la tienda entera escuchen, dice: —Allie Davis, es bueno verte afuera. Murmuro algo así como "gracias" y trato de tranquilizarme por ella, pero su cuerpo parece crecer lo suficiente como para llenar el pasillo.

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—Recuerdo cuando perdí a mi Patrick, no me atreví a ir a ningún lado durante casi seis meses. Ella me mira por encima de sus gafas. Me siento como si estuviera siendo examinada para detectar signos aceptables de luto. Automáticamente llego a tirar mi sombrero sobre mi cicatriz y, si es posible, para cubrir mis lóbulos de las orejas descubiertas. —Papá me pidió que fuera de compras. Tengo que recogerlo. Debo darme prisa. —Trato de nuevo para empujar mi carro en el pequeño agujero entre ella y los tomates en conserva. —Sólo viendo a otras personas, personas que siguen adelante con su vida normal, es una cosa tan difícil después de haber perdido a alguien tan cercano a ti. —Sí. Lo es. —Miro al suelo y trato de mirar apropiadamente los añicos. Ella acaricia mi mano. —Aguanta ahí. Tu eres una persona muy trabajadora. —Me deja, pero ni siquiera estoy en el pasillo siguiente, cuando la oigo en su teléfono otra vez, a pesar de que ella está tratando de susurrar—. Cicatriz enorme en el lado de su cara... horrible, pobre niña. Ella era una cosa bonita. No puedo alejarme lo suficientemente rápido, así que lo básico, omito el resto de la lista, y empujo mi carro al frente de la tienda. La mamá de Angie está trabajando solamente en la caja registradora abierta. Empiezo descargar mi carro. Ella me mira como si estuviera sorprendida. —Oh, Allie, ¿cómo te sientes? No estoy segura de cómo se supone que deba responder a esa pregunta nunca más. Me quedo con un tranquilo: —Estoy bien. —Angie me dijo que estabas de vuelta en la escuela. Que han estado comiendo juntas. Creo que es bueno que ellos estén llegando a ti. —Está corriendo a través de las provisiones, a supervelocidad. Ella apenas pierde el ritmo cuando James irrumpe. —Llegas tarde —dice ella sin mirarlo. Yo retrocedo instintivamente, pero no hay nada que esconder.

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—Lo siento —murmura. Lanza su chaqueta bajo el mostrador, envía una oscura mirada en mi dirección, y empieza a embolsar mis provisiones de comestibles. La mamá de Angie toma su conversación conmigo sin perder el ritmo. —¿Has visto el monumento que ponen por el acantilado? No sé lo que está hablando, así que sólo muevo la cabeza. —No. —James me sigue mirando. Sus ojos oscuros se perforaron al lado de mi cara, pero no puedo mirar de vuelta a él. ¿Por qué está mirando? ¿Qué está pensando? ¿Se da cuenta de los pendientes que faltan? —... Ellos hicieron un gran trabajo en él, pero me imagino que sería difícil para ti ir allí. —Me entrego mi boleto y dijo amablemente—: Es tan triste que tengas que pasar por esto. Acaricia mi mano. —Dile a tu mamá que dije hola. —Gracias —murmuro, y llego a mi carrito, pero Simmons es un supermercado de servicio completo. James agarra el mango antes de que yo pueda. Camino alrededor de él y me dirijo a la puerta. Me sigue fuera, empujando el carrito, su mirada en la parte de atrás de mi cabeza. Quiero decirle que yo lo entiendo, que no necesito su ayuda, pero no me atrevo a decir nada. Nos detenemos en la camioneta de mi padre y tiento alrededor del tigereye por las llaves en mi bolsillo. Probablemente soy la única persona en Pacific Cliffs que bloquea la puerta de su coche, y ahora me gustaría no haberlo hecho. Muy cerca de James y el resplandor silencioso me pone nerviosa. Mi mano se desprende de la manija de una vez, pero me las arreglo para conseguir la puerta abierta. Él pasa delante de mí y coloca los comestibles detrás del asiento. Se endereza, pero no se va. —Gracias. —Estudio el neumático delantero de la camioneta. Deja escapar un suspiro pesado y dice entre dientes: —Nadie se ha olvidado de nada. No vas a salirte con la tuya fingiendo que todo está bien. Se da la vuelta, empuja el carrito duro, y se dirige de nuevo a la tienda. Estoy tan sorprendida que no me puedo mover. Sus palabras me calmaron tan mal como el toque del Sr. Phillips. Me quedo un minuto, dejando que la lluvia empape a través de mi sudadera, antes de recuperarme lo suficiente como para subir a la camioneta.

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¿Qué se supone que significa eso? ¿Fingir que todo está bien? He estado caminando alrededor de la escuela con la cabeza baja. Hablando con nadie. Mirando a nadie. ¿Cómo se supone que voy a estar actuando? Soy tan distraída que deje pasar la primera luz roja en el pueblo. Cuando estoy a mitad de camino a través de la intersección, un claxon resuena. Yo piso el freno, me deslizo sobre el pavimento mojado, y apenas evito chocar contra un azul cacharri Ford Maverick. Cada latido cardíaco envía chispas de adrenalina a través de mi cuerpo. El conductor, Marshall Yates, un estudiante de segundo año con una banda de garaje y una actitud enorme, me enseña el dedo y sigue adelante. Tomo una respiración media antes de ver luces intermitentes en mi espejo retrovisor y el nuevo de Pacific Cliffs, un limpio negro Charger detrás de mí. Me tiro encima y apoyo mi cabeza contra el volante. ¿Cómo podría hoy, de todos los días, posiblemente ser el peor? Entonces el oficial más alto y rubio, definitivamente no el Jefe Milton. Se apoya en mi ventana. —¿Cómo estas hoy? Pregunta tonta. —¿Sabes por qué te he detenido? Hannah tenía razón sobre que el nuevo policía era caliente, pero yo no estoy de humor para tratar de ligar a mí salida con un billete, y como me veo ahora no funcionaría de todos modos. Trago saliva. —Deje pasar la luz roja. —Un poco difícil pasar por alto, ¿no te parece? —Sus ojos azules se ríen de mí—. Licencia y registro, por favor. Saco mi licencia de mi bolso y alcanzo por registro en la guantera de mi padre. La puerta se adhiere así que tengo que golpearla y tirar de la palanca un par de veces antes de que caiga abierto. Echo un vistazo al reloj, cinco y cincuenta y cinco. Entre el boleto y mi retraso, papá nunca me dejará tomar su camión de nuevo, aunque él nunca descubra que abandoné la escuela. Toma mi licencia y registro. —Vuelvo enseguida. —¿Por qué son tan amables los policías mientras arruinan tu día? Me pregunto si mi padre estaba equivocado acerca de este chico siendo

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una especie de detective. Las Paradas de tráfico parecen el gruñido trabajo policial. Tal vez todo es un rumor y que es sólo un policía normal. A través del espejo retrovisor lo veo caminar de regreso a su auto. Se detiene en la puerta, mira mi licencia, luego se da la vuelta y regresa. —¿Allison Davis? Todavía estaba mirando mi licencia cuando yo me moví de la ventana de nuevo. Tengo los ojos hacia adelante, por lo que mi cicatriz queda escondida en el otro lado de mi cara. —Sí. —Lamo mis labios, porque mi boca ha quedado seca—. ¿Hay algún problema? Él sonríe, incluso más amable. —Puede ser que tome un tiempo para hacer funcionar su licencia a través del sistema informático de edad. No quiero estar parado aquí en la lluvia. ¿Te importa sentarte en el coche conmigo? Sí me importa, pero yo no creo que estoy autorizado a decir que no a un oficial de policía. Me deslizo fuera de la camioneta y le sigo. Él abre la puerta del lado del pasajero de su coche para mí. Subo y entierro mis manos en los bolsillos de mi sudadera. La humedad se filtra en mi piel y tengo que encorvar los hombros para no temblar. El exterior del coche se parece a un normal Dodge Charger, disimulado, pero dentro del tablero está cubierto de luces parpadeantes, cables, e incluso un ordenador portátil. Me concentro en el tablero mientras se mete en su lado. —Así que... —Se acerca a bajar la radio del despacho. Lo único que viene sobre ello es alguien que habla sobre el juego de fútbol del instituto—. ¿Eres Allie Davis? Asiento con la cabeza y continúo estudiando el tablero mientras mi corazón palpitaba. No estoy segura de lo que está haciendo. Si iba a hacerme preguntas, ¿no lo haría en la estación de policía? Si iba a detenerme, ¿no habría que ponerme en el asiento de atrás? —Quiero hablar contigo sobre el accidente del verano pasado. —Demasiado para él en cuanto a lo de ser un policía bondadoso. Mi respuesta es rápida y suena demasiado a la defensiva. —No me acuerdo de nada. Él continúa como si no le haya contestado.

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—Hubo algunas incoherencias Yo esperaba que podrías explicármelo. —Su maqueta de amabilidad se ha ido. Ahora él es todo negocio—. Hablé con uno de los técnicos de emergencias médicas que se encontraban en la escena de la noche. Me dijo que había algunas cosas inusuales acerca de tus lesiones. Que tu lesión en la cabeza no era coherente con la forma en que estaban metidos contra las rocas. Y que había mucha sangre menos de lo que se hubiera esperado, teniendo en cuenta lo mucho que habrías perdido. —No lo sé. —Me encuentro con sus ojos con una mirada que espero que sea valiente como yo me siento—. Estaba inconsciente. ¿Mencionó eso? —También hablé con una enfermera en la sala de emergencias en Aberdeen. No iba a ir en expediente, pero ella mencionó moretones en tus brazos y tus piernas. —Su mirada trabaja para penetrar mi caparazón. —Los moretones no eran compatibles con el accidente. Moretones viejos. —Mis registros médicos son confidenciales. Mi voz titubea, pero trato de mantenerlo constante. Aprendimos sobre la educación cívica el año pasado. Era algo que recordaba con claridad. —Chica inteligente. Tienes razón. Sin una orden judicial no puedo conseguir esos registros. Y quizás ella no debería haberme dicho lo que hizo. Pero sería bueno si tú me dijeras de donde vinieron los moretones. —Su voz es persuasiva pero seguro de que es un tipo que está acostumbrado a conseguir lo que quiere, debido a la forma en que él mira, como Trip. Puedo mantener mi boca cerrada, en ejercicio de mi derecho para permanecer en silencio. Él espera. —Detective Weeks, tenemos esa información de licencia para usted. —La voz del despachador crujió por encima de su radio. No dejo pasar la palabra "detective" en su título. Él ignora la voz y enciende la radio todo el camino profundo. Cruza los brazos, me mira, y espera. Yo raspo la uña en el borde áspero de mi piedra y me pregunto cuánto tiempo en un coche de policía constituye encarcelamiento ilegal. Hemos estudiado eso en educación cívica, también. Pero la presión de su silencio y los golpes de la cicatriz en la parte posterior de mi cabeza me están matando. —La parálisis cerebral leve. —La conservada respuesta sale bastante fácil. —¿Qué? —Se inclina hacia delante, ansioso.

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—Tengo parálisis cerebral leve. Mi hermano y yo habiamos nacido ocho semanas antes de tiempo y se nos privó de oxígeno al nacer. Yo, a sólo un minuto o dos, él por mucho tiempo. Él está sobre una silla de ruedas. Yo no leo muy bien, y no tengo el mejor equilibrio, así que me caigo mucho. Así, los moretones. — Nivelo mis ojos en él y trabajo para mantener toda la emoción de mi cara y de mi voz—. Si mi licencia esta limpia, tengo que irme. Se supone que debo estar recogiendo a mi padre en este momento. —En realidad quiero... Algo golpea la ventana. Yo salto. El Detective Weeks saca su pistola. Fuera del coche de la patrulla está papá de pie bajo la lluvia y golpea en la ventana. Está empapado, y se ve molesto. El Detective Weeks tranquilamente mueve la mano de su pistola, abre la puerta y sale a encontrarse con papá. Él cierra la puerta detrás de él, así que no puedo escuchar lo que ellos están diciendo, pero no creo que haya visto a Papá luciendo histérico. Los labios apretados en todo el camino a casa, papá no menciona mi llegada tarde, o la boleta que el Detective Weeks todavía se atrevió a darme. No creo que él sepa que abandoné la escuela, por lo menos él no lo menciona. Estamos sentados en la entrada de la casa antes de decir algo. Luego se vuelve hacia mí. —¿Es la primera vez que ese policía ha hablado contigo? —Sí, señor. —Me siento con la espalda recta. Papá está en pleno modo sargento. Sus manos agarran el volante. —Si alguna vez hace algo así de nuevo, quiero que me lo dejes saber. —Sí, señor. —Si él quiere cuestionar, con la documentación adecuada y en la estación, entonces vamos a cooperar. Pero yo no apruebo sus métodos. —Sí, señor. —Lo digo de nuevo, porque no sé qué más decir. Suspira y apaga la camioneta. —¿Conseguiste las compras? —Sí. —Bien, porque estás castigada, sin conducir durante el resto del mes.

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Me siento sobre el coche durante un minuto y veo a papá caminar al interior. No puedo conseguir la imagen de él mano a mano con el Detective Weeks, gritándole, defendiéndome, fuera de mi cabeza. Me pregunto si las cosas podrían haber sido diferentes si papá hubiera estado por allí.

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Capítulo 9 Traducido por kristel98 Corregido por Viqijb

A

lgo se sentía mal cuando entré a la escuela al día siguiente. Clair me quita mi forjada excusa, Allie necesitaba un tiempo de descanso de ayer. Por favor, disculpe su ausencia, sin su habitual sonrisa triste y sin comentarios. Cuando camino por el pasillo los susurros están de regreso, no es que ellos se marcharan completamente. Sin embargo, las simpáticas miradas y medias sonrisas se han ido. Siento acusaciones a mí alrededor. Pero podría estar imaginándolo a causa de lo que James me dijo en la tienda. Cuando llego a mi casillero, Hannah, Megan, y Angie estaban allí, hablando con las cabezas juntas. Como ellas pueden sentir que me acercaba, todas a la vez, un ultra popular monstruo de tres cabezas, me miran a mí. Reconozco la mirada en el rostro de Hannah. Presiono mi libro contra mi pecho para protegerme. —¿Qué está mal? —Cómo si tu no lo supieras. —Las largas uñas de Angie golpearon ligeramente hacia fuera con disgusto en su muslo. —Yo no— Doy un paso atrás. Hannah avanza hacia mí. —¡Tú, pequeña puta! —Ella se pone tan cerca que tengo que dar un paso atrás—. No fue suficiente que hayas robado a Trip y lo mataras. ¡Ahora tienes que ir detrás de Jonathon, también! Mi mente corrió. —¿Jonathon? Yo no hice— —Jonathon Weeks, el nuevo policía. Ni siquiera intentes negarlo. La mitad de la ciudad te vio en el asiento delantero de su coche. —Ella aspira en un suspiro

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enojado—. ¡Y porque tu papá los capturo juntos, y le echó la culpa a él, él va a ser despedido y tiene que irse! Yo me encojo frente a los casilleros mientras empujaba su cara aún más cerca de la mía. No puedo creer lo fea que está con su cara así de desencajada. —Tu envenenas a todo el mundo y todo lo que se acerca a ti. —Hannah escupe—. Me gustaría que nunca hubieras venido aquí. —Ella seguía gritándome, pero yo lo excluía. Frote la piedra en el bolsillo y deje que sus palabras pasen sobre mí, una ola rompiendo contra los acantilados de la playa. Ella finalmente se detiene para tomar un respiro. —¿No vas a decir nada? Parpadeo, preguntándome qué podría decirle. —No. Eso la pone en marcha de nuevo. Por el rabillo de mi ojo, veo su mano moverse. Mis reflejos son rápidos, como un tigre, y la atrapo antes de que ella me dé una bofetada. Yo giro alrededor de su muñeca y la cavo en mis uñas. Ella grita y trata de soltarse, pero no la dejo ir. Cuando finalmente la suelto lejos, mis uñas había dejado marcas rojas de ira en la parte posterior de la mano. Está sangrando, sosteniendo su mano, y gritando todavía. Puedo ver su boca moverse, pero todo lo que puedo oír es otra voz. —No vuelvas a tocarme otra vez. Yo retrocedo, no estoy segura si lo he dicho en voz alta. —Allie. —Alguien pone una mano en mi hombro. —¡No me toques! —Esta vez sé que es mi voz. Yo tiro mi hombro lejos y huyo hacia la puerta. —Allie. ¡Alto! —Es la Sra. Holt. La ignoro, empujo mi camino más allá de todas las bocas abiertas, por el pasillo y por fuera. Estoy sin aliento, pero no me detengo. Corro tan rápido como puedo. La cabeza me late con fuerza, y mis oídos están sonando con la voz dentro de mi cabeza. Nunca más. Sigo esperando escuchar pasos en la acera detrás de mí, una multitud enfurecida viniendo a agarrarme y arrastrarme de nuevo por cavar mis garras en la reina, o por todos los asesinatos que he cometido, pero nadie me sigue.

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No estoy segura de a dónde voy hasta que cambie de acera a un paseo marítimo y el suelo comienza a llenarse de arena, más allá de donde la casa de la abuela solía estar. Delante de la casa de Blake, gris y azul, con su pintura floja en el porche y pelado en contraste con los condominios aseados a su alrededor. Hacia el mar, donde el sonido de las olas se cierran a los gritos en mis oídos. Me dirijo por el camino empinado que conduce a la playa, tropiezo, caigo, y me deslizo por unos pocos metros. Algas azotan contra mi cara y rodajas por mi mejilla. Me pongo de pie y corro hacia los acantilados. La marea está baja y puedo ver la boca de la cueva, nuestra cueva. Cuenta con una amplia entrada marcada con graffiti, las latas y otra basura encajados en los diversos agujeros por la marea. El suelo está húmedo y arenoso con los restos carbonizados de una hoguera en una esquina. A unos metros más atrás, los lados de la estrecha cueva, más empinada y estrecha, tan estrecha que parece que la cueva terminara, pero yo lo sé mejor. Sigo subiendo y resbalando sobre las piedras lisas viscosas, arañando mi camino de vuelta, dispuesta a que la cueva me trague. Se vuelve más oscuro y estrecho, pero sigo adelante. Cuando la oscuridad es tan pesada que lo siento y mi cerebro está gritando para que me vuelva atrás, esta se abre y derrama una luz tenue de una grieta en el techo que llega a la superficie. Yo me apresure a la cornisa contra la pared del fondo, donde Blake y yo solíamos escondernos del mundo. Muy por encima de la marca de agua hay una repisa donde guardamos nuestros tesoros: cristales de mar, caracoles, una caja de galletas de contrabando y los walkie-talkies que compramos en la tienda de segunda mano. Dejamos de dejar las cosas a la cueva después de que una marea alta lo sumergió y todo fue barrido. Un par de veces llevamos a Andrew a la parte posterior de la cueva con nosotros, pero por lo general se quedaba en la entrada y jugaba a mirar hacia fuera con su walkie-talkie. El olor a humedad y salado es repugnante, pero dulce y familiar al mismo tiempo. Los muros están cubiertos de limo verde y algas. Yo me inclino contra la pared de la cueva, así que mi cicatriz se apoya en la roca seca por encima de la línea de flotación. Meto mis rodillas debajo de mi sudadera gris y alcanzo la piedra en el bolsillo. Debí haber corrido cuando tuve la oportunidad. No ayer, hace unos meses, antes del accidente. Cuando cierro los ojos, veo la cara de Hannah retorciéndose de dolor y conmoción, tan diferente a la falsa dulce Reina Beachcomber de las últimas semanas. Fui una estúpida al pensar que ella había cambiado. No lo siento.

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Hannah se merecía lo que le pasó. Nadie la va a ver de esa manera, pero estoy contenta de haberle hecho daño. Me pregunto si eso significa que estoy loca. El mar ruge en mis oídos. Paso los dedos sobre la piedra en mi bolsillo y la llevo lejos, en el rincón más oscuro de la cornisa, escondida. Me gustaría quedarme aquí para siempre. En la oscuridad de la cueva espeluznante, más que en cualquier otro lugar de Pacific Cliffs, me siento segura. —Allie. —Se hace eco de su voz desde el frente de la cueva—. Allie. Sé que estás aquí. Vi tus huellas. Blake. Su voz trae un pinchazo de lágrimas a mis ojos. Él no debería haberme seguido. Él debió dejar que la marea entrara y me barra fuera con el resto de la basura en la entrada. No respondo, pero él sigue viniendo. Es más difícil para él pasar a través de lo que antes solía ser la grieta, y tiene que quedarse bajo, incluso en la parte posterior. Creo que los dos hemos crecido desde la última vez que estuvimos aquí. —Hey —dice como si todavía estuviéramos en la escuela, saludándonos mutuamente entre las clases. Se sube a la cornisa a mi lado y se sienta directamente a la luz desde arriba—. Lodoso como lo que recuerdo. —Se limpia una capa color verde de su mano en sus jeans—. Huele mal, también. Nada se compara con la planta de fertilizantes, pero todavía es malo. —Blake trabaja en una planta de la costa que hace los fertilizantes a partir de piezas de pescado sobrantes. Debido a su trabajo, la mayoría de los niños en la escuela lo saludan con la nariz tapada. Nunca he notado ningún olor, pero me he dado cuenta de la amplia espalda y gruesos bíceps que Blake desarrolló cargando sacos de fertilizante en los camiones durante todo el verano. Mantengo mi rostro en la sombra. —¿Qué estás haciendo aquí? —Me sale más abrupta y acusadora de lo que pensé. Él se frota la garganta. —Tú sabes, día aburrido en la escuela. Pensé en ir a dar un paseo, conseguir un refresco. Tal vez hablar en la parte trasera de la cueva por un tiempo. Le echo un vistazo. La luz de la grieta en el techo cae sobre su rostro.

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—¿Crees que estoy loca? —Sí —dice Blake—. Yo sabía que estabas loca la primera vez que te vi rastrear todo el camino de vuelta aquí. Pensé que íbamos a quedar atrapados y morir, pero seguiste tu camino. —Él sonríe, pero no puedo devolverle la sonrisa—. Lo que hiciste hoy, por fin darle a Hannah lo que se merecía, no estaba loco. De hecho, eso es lo más sano que te he visto hacer en mucho tiempo. Mucho más sano que fingir que esas chicas son tus amigos. Mucho más sano que salir co— Él mira la sombra de su flequillo que le cae sobre la cara. Sé que quiere decir: "Mucho más sano que salir con Trip Phillips." Está más en lo cierto de lo que yo jamás le haría saber. Se escabulle más cerca, por lo que su colonia tapa el olor de las algas un poquito, no lo suficientemente cerca para tocarme. Se aclara la garganta. —Has pasado por muchas cosas. Tienes permitido enloquecer de vez en cuando. Me quedo mirando mis uñas, recordando que las calve en la mano de Hannah, definitivamente loco. Blake me está mirando. —¿Qué es lo que quiere hablar contigo ese nuevo policía, de todas formas? Mi cabeza da un tirón. —¿Tú sabes acerca de eso? —Pregunta tonta, por supuesto que sabe. —Tu padre hizo una escena bastante grande en el medio de la calle. Ya sabes cómo es por aquí. En la actualidad la mitad de la población piensa que estás embarazada del Detective Weeks, un amor de niños. Niego con la cabeza. Toda mi vida yo quería esto, vivir en un lugar donde todo el mundo me conocía. Estúpido. —Por cierto, recuérdame nunca marcar a tu padre. Blake levanta la cabeza y sonríe por lo que la luz cae sobre el pequeño hueco entre sus dientes frontales. La que él trata de ocultar cuando se ríe. Su pelo está todavía en sus ojos. Si me acerco podía cepillarlo, pero la barrera sigue ahí, él mantiene su cadera por lo menos dos pulgadas lejos de mi. —Entonces, ¿qué quiere?

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—Preguntas sobre el accidente. —Tomo un trozo de alga marina adherida a la parte inferior de mis jeans—. Las cosas que no puedo recordar de todos modos. —¿Qué cosas? —Su sonrisa desaparece, y hay algo en su voz que va más allá de la curiosidad o inquietud, no estoy segura de qué. —Nada. —Yo desprendo las algas y con un tirón caen en el suelo, después se deslizan fuera de la cornisa. No puedo manejar las preguntas incluso las Blake—. Será mejor que vuelva para que me detengan o algo así. —El reformatorio no es tan malo —dice Blake. Me detengo. Esto es lo más cerca que he llegado a hablar de lo que ocurrió en Reno. —He estado en sitios peores. Pacific Cliffs me viene a la mente. Se pone de pie, golpeándose la cabeza contra el techo de la cueva. —No voy a ir al reformatorio —le digo—. Tengo dieciocho años, ¿recuerdas? Blake se frota la cabeza. —Hannah no presentará cargos. Sólo te daría a ti la oportunidad de pasar más tiempo con su policía favorito. —Él se inclina contra la pared y cruza los brazos sobre su pecho—. Así que, ¿tú piensas que ese tipo está realmente aquí sólo por el accidente? ¿Que el Sr. Phillips le está pagando para averiguar qué pasó? ¿O es otra famosa leyenda de Pacific Cliffs? —El filo está todavía allí, incluso si está tratando de sonar como si no le importa. —No lo sé. —El silencio hace eco entre nosotros en la cueva. Doy vuelta al ojo de tigre otra vez en mi mano. Mi cicatriz se siente apretada, el nudo en el estómago y el olor de la cueva me están enfermando—. Será mejor que nos vayamos. —Hago un gesto hacia la entrada—. No quieres quedar atrapado conmigo. ¿Quién sabe qué clase de cosas desagradables van a decir de ti? Se pone de pie, pero no lo suficiente para golpearse la cabeza de nuevo. —Los rumores no me molestan. He vivido con ellos toda mi vida. —Su voz es más bajo ahora, más suave—. Pero es necesario que salgamos de aquí. La marea está empezando a entrar. Me pongo de pie, siguiéndolo a través de la grieta y elijo mi paso por el camino rocoso a la entrada de la cueva. Pongo mi pie sobre una de las rocas y se tambalea hacia adelante. Blake pone su mano en mi hombro para estabilizarme. Luego cruza la barrera y desliza su mano en la mía. Su tacto es cálido contra el frío de la cueva. Él me enfrenta, sin soltar mi mano.

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—El fondo de la cueva es bastante húmedo. Tenemos que sacarnos nuestros zapatos —dice sonriendo—. A menos que quieras que te lleve. No puedo decir si es broma o no. Ruedo los ojos y niego con la cabeza. Me inclino para quitarme los zapatos. Un pedazo de cabello se cae hacia adelante y se pega a mi rostro. Blake llega a cepillarlo hacia atrás. Instintivamente, me estremezco. —Lo siento. —Toma un paso atrás y la preocupación llena sus ojos. —Está bien. —Agacho la cabeza, termino de quitarme los zapatos y salgo de la cueva sin mirarlo. Él no trata de tocarme otra vez.

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Capítulo 10 Traducido por kristel98 Corregido por Viqijb

S

oy suspendida dos días por desgarrar la mano de Hannah. Como si yo quisiera estar en la escuela de todos modos. Hannah consigue la detención, como si en realidad tuviera que hacerlo. Me paso la suspensión limpiando la tienda de mi padre, y estoy en tierra durante las próximas dos semanas, como si hubiera cualquier parte donde quisiera ir, nadie con quien quiera estar de todos modos. Y se supone que debo pedir disculpas a Hannah. De ninguna manera. Ah, y la escuela decidió que "los acontecimientos recientes indican que no pensamos lo suficiente en las consecuencias de las emociones después de la muerte de uno de nuestros estudiantes." O eso es lo que dice en la carta que me enviaron. Están trayendo a una consejera de Aberdeen, tal vez incluso mi madre me va a llevar en primer lugar. La consejera estará "disponible durante el horario escolar para cualquier estudiante que vaya en busca de un consejo." Voluntariamente. Excepto para mí. Mi consejo es obligatorio. El lunes después de mi suspensión, consigo una nota, que, supongo, debo ir directamente a la oficina de la Srta. Holt. Demasiado por volver a la escuela. Habría sido mejor quedarme en mi habitación. Ellos pusieron a la consejera en la parte posterior de la enfermería, así que voy a sentarme a pocos metros de la Sra. Holt mientras espero mi turno. Ella me reconoce y luego regresa a una pila de papeles sobre su escritorio y se centra en ellos como si su vida dependiera de ello. Después de unos minutos, la puerta se abre y la consejera rodea a Hannah con un brazo protector sobre los hombros. Los ojos de Hannah son de color rojo y tiene una pequeña mancha de rímel en el rostro, aparte de eso se ve perfecta. Su mano derecha está cubierta con cuatro Band-Aids3 de color verde neón. 3

Band-Aids: Tira adhesiva sanitaria.

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Cuando me ve, su belleza se desvanece, y sus ojos se endurecen en piedras verdes. La consejera aprieta los hombros de Hannah. En el mismo movimiento, llega a su mano hacia mí. —Tú debes ser Allie. Soy Karen Vincent. La Sra. Holt se aparta de sus papeles y se ofrece a comprobar la mano de Hannah mientras que la Sra. Vincent me guía a través de la pequeña puerta. Ella está en el lado pesado, con el pelo castaño corto y un par de gruesas gafas de montura negra. Su "oficina" era probablemente el armario de suministros de la enfermería hasta hace unos días. Los cuartos son muy ajustados, con espacio sólo para una pequeña mesa plegable, un jarrón con flores tan grandes que parece ridículo puesto encima de ella, una silla para ella y una de plástico duro para mí. Detrás de su silla hay una pizarra y dos marcadores. —Así que, Allie —dice la Sra. Vincent calurosamente. Ella trata de evitar mirar a mi cicatriz—, ¿cómo estás hoy? Puedo borrar todas las emociones de mi cara y mirar hacia ella. Me queda una defensa. Silencio. Pueden hacer que me siente en esta silla, pero nadie puede hacerme hablar. Rápidamente revolvió unos papeles. —He estado mirando a través de tu archivo. Suena como que has tenido unos meses muy malos. Me pregunto lo que dicen esos papeles. ¿Por qué debo contestar si ya tiene toda la información que necesita para emitir un juicio sobre mí? —Tal vez deberíamos empezar por algo más fácil y no regresar a aquel momento. Podríamos empezar con lo que sucedió la semana pasada. —Ella encaja sus dedos. Sus uñas están pintadas de rojo, y tiene pequeñas joyas en cada uno de sus pulgares—. He escuchado la versión de Hannah sobre la historia. Tal vez quiera escuchar la tuya. Parpadeo. Ella está imperturbable. Gira su silla en el escaso espacio y toma un marcador rojo. El humo impregna cada centímetro de su armario cuando lo destapa. El olor adelanta el dolor en la parte posterior de mi cabeza que siempre esta esperado una oportunidad para empezar a palpitar.

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—¿Alguna vez has oído hablar de las fases del duelo, Allie? No esperó la respuesta: tal vez ella ha descubierto que no va a conseguir una. —El modelo que sigo contiene siete etapas —dice mientras escribe: "Conmoción y negación, el dolor y la culpa, la ira y la negociación, la depresión, el giro alcista, la reconstrucción, y, por último, el trabajo del pensamiento". Se vuelve hacia mí—. Estos no siempre son lineales. A veces se puede estar en un escenario durante mucho tiempo, a veces se puede volver a una etapa anterior, rara vez alguien se salta una etapa totalmente. —Tapa el marcador y lo pone sobre la mesa. —¿En qué etapa dirías que estás en este momento? —Lleva el marcador de ida y vuelta en la mesa con los dedos. Las bombillas fluorescentes zumban por encima de nosotras. Holt tose en la habitación de al lado. En alguna parte, al final del pasillo, una pelota rebota—. ¿Te importa si tomo una suposición? Mantengo mis ojos en la joya de su pulgar derecho. Destapa el marcador de nuevo y se gira alrededor. Ella traza un circulo en "ira" parte de "la ira y la negociación", y luego se vuelve hacia mí con una sonrisa de suficiencia. —En esta etapa, la gente hace cosas que normalmente no haría. Lastiman o alejan a las personas que están cerca de ellos, una especie de mecanismo de defensa, para evitar ser herido de nuevo. A veces, incluso llegan a la violencia física, al igual que lo sucedido con Hannah. Es probable que encuentres a ti misma enojada. Echarle la culpa de lo que pasó a tus amigos, tus padres, Dios, o incluso —dice, tomando mis ojos en los suyos, que son marrones fangosos—, a ti misma. Mi rostro se pone caliente, y dejo caer mis ojos. Meto la mano en mi bolsillo, saco la piedra, y lo froto entre los dedos. —Lo que le pasó a tu novio no es culpa de nadie. Fue un accidente. Sé que no ayuda el hecho de que tú estuvieras allí, también. Que tú sobrevivieras al accidente y, según tengo entendido, debido a algunos actos heroicos por parte de Trip. Yo tire de mi cabeza. La Sra. Vincent sonrío con simpatía. —Hannah me dijo que Trip te empujo fuera de la camioneta para salvar tu vida cuando se dio cuenta de que se iba por el acantilado. La culpa del sobreviviente es una cosa muy común en este tipo de situaciones. Parpadeo. ¿Eso es lo que todos piensan?

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¿Que Trip me salvó la vida y así es como terminé en el lado de la carretera? ¿O es algo que Hannah formo para que todos me odien mas? Todo el mundo piensa que yo tengo la culpa del sobreviviente. ¿Qué dirían si supieran lo que realmente estaba dentro? —Se siente como que tiene un montón de ira contenida. —Ella mira hacia abajo en mi mano derecha, ahora con tanta firmeza envuelta alrededor de la tigereye que mis nudillos se volvieron blancas—. Yo quiero que intentes canalizar esa energía en algo positivo. Involúcrate en la escuela. Has obras de caridad. Algún tipo de ejercicio vigoroso. Si se pone muy mal, golpea a tu almohada. — Sonríe y toca mi puño—. Y siempre puedes llamarme. —Me entrega una tarjeta con su foto en ella, con un traje azul fuerte, sin gafas y unos quince kilos más ligera—. Estoy en la escuela el resto de esta semana y después disponible para sesiones de consejería en mi oficina. Se pone de pie para indicar que la sesión ha terminado. Me paro, también. Ella abre la puerta para que la Sra. Holt pueda oírnos. —Fue un gusto conocerte, Allie. Piensa en las cosas que hemos hablado. Volveremos a hablar pronto. No espere hasta que se volviera de espaldas para lanzar la tarjeta a la basura. Cuando entro en la sala casi atropello a James. Da un paso atrás rápidamente, como si estuviera contaminada y luego me mira. Aparto la mirada de él y encuentro que los pasillos son un mar de rostros enojados. Sorprendente lo rápido que el pensamiento grupal en una pequeña escuela puede cambiar de simpatía a odio. Tu novio muere y eres el centro de su compasión. Lucha contra la reina y eres el enemigo público número uno. Sé lo que ellos están pensando. Desean que yo hubiera muerto en lugar de Trip. Una cara amistosa solitaria me encuentra en mi casillero. —¿Cómo fue... —comienza Andrew. —¿Mi cita con la Dr. Freud? —Doy un tirón para abrir la puerta de mi armario—. Clásico. —Empujo contra la torre de libros que amenaza con caer sobre mi cabeza—. Ella piensa que estoy enojada. —Tiró mi libro de Inglés y empujo el resto de la pila de nuevo, tanto que un montón de papeles se deslizan por la parte superior y se dispersan en el suelo—. ¡Maldita sea! —¿Enojada? —Es lo suficientemente inteligente como para no reírse, pero hay una sonrisa que amenaza con salir.

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—Cállate, ¿de acuerdo? —Me arrodillo para recuperar los papeles—. No lo estoy desde... —La escritura en uno de los papeles me detiene. Lo recojo y miro más cerca, hay tres palabras escritas con marcador rojo. “Nosotros no hemos terminado”. Violento, los rasgos de la escritura los he visto demasiadas veces para no reconocerlos. Me apoyo en la rueda de la silla de Andrew. Él alcanza el papel, pero no puede doblarse lo suficiente bajo las restricciones de sus hombros. Arrugo el papel en mi mano, pero él ya lo ha visto. Mira mi cara. —¿Qué quiere decir? Uso el brazo de su silla para ponerme de pie. —Nada. —Meto el papel en el bolsillo, junto a la tigereye—. La idea de una broma de alguien. —Deberías decirle... —Andrew suena tan sin aliento como me siento—. Alguien. Yo podría— —Déjalo ir, ¡está bien! ¡No hay nada que puedas hacer! —Cuando la sala se calla me doy cuenta de lo fuerte que grite. Enojada, tal como la Sra. Vincent dijo. El pasillo entero se sa vuelta y me mira, como si estuvieran esperando a que me pierda otra vez. Me concentro en Andrew. Él parece golpeado. —Lo siento. —Me agacho a su lado, pero él lleva el control de su silla de ruedas y se aleja. Su mirada destrozada trae un recuerdo encerrado en mi cerebro. —Déjeme decirle. Déjame ayudarte. —No hay nada que puedas hacer. Me desplome contra mi casillero. La campana suena, pero no me importa. Mantengo mis libros apretados contra el pecho para evitar temblar. No debí haberle gritado a Andrew, pero no puedo decirle la verdad. Él nunca me creería. Incluso yo no puedo creer lo que estoy sosteniendo en mis manos. Tiene que ser idea de una cruel broma de alguien, o venganza, algo para asustarme. Reconozco la escritura de Trip en cualquier parte.

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Capítulo 11 Traducido por Edgli Corregido por GrizeldaDC

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a oscuridad se presiona contra mí desde todos lados. Mis ojos duelen por el esfuerzo de buscar cualquier rayo de luz. La humedad es casi tan densa y pesada con el olor de agua marina y algas. Estoy en nuestra cueva, pero no sé cómo llegué aquí y no sé cómo salir. Sin importar lo lejos que vaya, no puedo encontrar la pequeña habitación con luz. Veo un parche blanco, vago y borroso frente a mí. Voy hacia él. Algas se enredan en mis pies y caigo hacia adelante. Cuando trato de ponerme de pie, estoy cubierta de ellas, pero no son realmente algas. Es un montón de satín rojo, pesado y lleno de agua. Se adhiere a mí, cubriendo mi rostro hasta que no puedo respirar. Lo arranco de mí, me siento e instintivamente coloco mi mano sobre mi boca para evitar gritar. No es la primera vez que he tenido este sueño. El lugar varía: desde el acantilado de una playa a los bosques y una vez incluso soñé que estaba en mi antigua casa en Texas. Siempre estoy huyendo de algo. Siempre soy cubierta con satín rojo. Siempre estoy tratando de llegar a un parche blanco que nunca puedo alcanzar. Tiene algo que ver con el accidente. Estoy segura de eso. Pero tengo miedo de descubrir qué. Medio ronquido y una tos vienen desde el suelo al lado de mi cama. Andrew. Ha terminado en mi suelo todas las noches de esta semana, desde que recibí la nota en mi casillero. No ha dicho nada sobre eso, pero sé que está preocupado. Puedo verlo cuando me mira. Tal vez quedarse en mi cuarto todas las noches es su manera de protegerme. Su silla no está con él. Eso quiere decir que se arrastró y deslizó a si mismo desde su habitación, por el pasillo, para llegar a mí. Sus ojos se abren. Se sentó e hizo su cosa del gruñido. Luego se empujó contra la pared por su lado bueno. Con una mano en mi comoda, se alzó por la pared, dio dos elaborados pasos, luego se medio sentó medio cayó en mi cama. Para el momento en que se recuesta contra mi cabecera y logra arrastrarse completamente sobre la cama, no tiene aliento.

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—Dime. —Su voz suena rasposa, como si estuviera cogiendo un resfriado —Tu sueño. —Me inclinó contra él y aprieto su mano, pero solo puedo sacudir mi cabeza. El residuo del sueño se adhiere a mí como el satín mojado, pero no puedo encontrar las palabras para describírselo. Cierro mis ojos, acomodándome en su huesudo hombro contra el mío. Luz se filtra a través de mis persianas y persigue a la oscuridad en las esquinas de mi mente. La casa está tranquila excepto por la respiración de Andrew y mi corazón volviendo más lentos sus latidos. Es sábado. Mamá dijo anoche que se iría temprano a trabajar. Papá está pasando el día de hoy en Shelton ayudando a un viejo amigo del ejército quien tiene problemas con su auto. Probablemente ya se fue. —¿Estás bien? —dice Andrew. —Bien. —Trato de sonreír —Solo un tonto sueño. —Me deslizó de su lado, pero me aseguro de que mi almohada aun lo está soportando —Buscaré tu silla y podemos tomar el desayuno. Mientras Andrew se viste, hago un batido para él. A veces necesita ayuda, dependiendo de cuánto tiempo tiene y como se está sintiendo, pero hoy lo estamos tomando lento, así que está bien. Hago muchas cosas por Andrew que muchas personas pensarían que somos raros o asquerosos, ayudarlo a vestirse o a veces en el baño. Para nosotros es normal, la forma en que las cosas siempre han sido. Mamá dejó una nota en la encimera, “Por favor, limpia tu cuarto, lava tu ropa y mantén un ojo en Andrew, está cogiendo un resfriado. Llegaremos tarde a casa” Mamá enloquece cada vez que Andrew tose un poco o se suena la nariz. Eso la vuelve loca, pero me cuesta culparla. Ha tenido neumonía un par de veces, ambas serias. No sé lo que pasará si mamá llega a casa y se da cuenta de que no arreglé mi cuarto. No es como si hubiese algo más que pudiera quitarme. Se niega a lavar mi ropa ahora, eso es porqué papá le dijo que no lo hiciera, así que supongo que al menos puedo hacer eso. Me arrodillo en el suelo y reúno las medias llenas de polvo y pelusa de abajo de mi cama. Las añado a la pila de camisetas en la esquina, quito uno de mis sujetadores de la silla del escritorio y excavo un par de medias más de debajo de él. Cuanto recojo mis pantalones habitualmente busco en los bolsillos. Una vez el año pasado, accidentalmente lavé mi celular. Trip estaba furioso. Era un teléfono caro, pero creo que estaba más frustrado porque no podría mantenerme vigilada por un par de días hasta que lo reemplazara.

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En el segundo par de pantalones, encuentro un pedazo de papel enterrado en el bolsillo. Sostengo mi aliento cuando lo saco. Es la nota que encontré en mi casillero. Me hundo en la cama y la leo de nuevo. “No hemos acabado” Pareciera que Trip escribió la nota, pero eso no es posible. La miro por un par de minutos, luego voy al armario, alcanzo cautelosamente la bolsa del vestido y saco la caja donde mantengo todo lo que Trip me dio alguna vez, regalos, tarjetas, papel envoltorio y todo. Las tarjetas están encima. Tomo la primera: “Para la chica más hermosa en el mundo ¡Feliz Cumpleaños!” Está escrito con la misma letra que la nota. Excavo entre el resto de las tarjetas de Trip, comparándolas una por una. “Lo siento. Te amo. ¿Me harías el honor de acompañarme al baile de graduación? Discúlpame por ser tan idiota. Gracias por estar allí siempre, te amo, Trip” “Por favor no me odies. No pasará de nuevo” La mayoría de las notas dicen lo mismo, una y otra vez. “Lo siento. No pasará de nuevo” Repentinamente se siente como evidencia. Evidencia de que todo no estuvo siempre bien entre Trip y yo. Evidencia de que tenía algo que ocultar. Mi corazón late fuerte con pánico y reviso el cuarto. Después de lo que James me dijo y la nota en mi casillero, todo a mí alrededor se siente como evidencia en mi contra. Fotos mías y de Trip, notas que muestran que nuestra relación no siempre fue perfecta. Toda una caja de recuerdos que me condenan. Tengo que deshacerme de eso. Saco todo lo valioso: la joyería, una cámara digital y un iPod que Trip había llenado con nuestras canciones favoritas y las meto en mi cajón superior, metidas seguramente bajo mi ropa interior. Luego reúno cada una de las fotos que tengo de Trip, incluso la del baile, escondidas debajo de una carpeta en mi aparador. Las presiono boca abajo en la caja, yaciendo en una cama de pañuelos de papel, flores presionadas y mentiras. Me detengo cuando veo la última foto sobre mi armario. La mía y de Trip en la playa en el primer verano que pasamos juntos.

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La tomo y toco su rostro. —No quiero que te vayas. —Su aliento hace cosquillas a mi cuello y su voz hace que mi estómago revolotee —. Este ha sido el verano más impresionante que he tenido. —Para mí también. —Me reclino contra su pecho, absorbiendo el olor de agua salada y su colonia terrosa. Desliza una mano bajo mi sudadera y contra la piel desnuda de mi estómago —No me olvidaras, ¿verdad? Me enviaras correos, como, todos los días. —Quita mi cabello del camino y presiona su boca contra mi cuello. —Cada minuto de cada día. No haré nada durante el día además de enviarte correos. Lo digo en serio. Nada es más importante que tú. —Desearía que tuvieras un teléfono. —Aprieta su agarre en mi cintura —Si hubiera pensado en eso antes… —Su voz se desvanece con el sonido del oleaje —Pero te daré algo. —Una mano se mueve desde mi estómago y saca algo del bolso que trajo. Trato de voltearme para ver que es, pero me mantiene sujeta —. Solo un segundo, ¿está bien? Me rio —. ¿Qué haces? —Quédate quieta y sonríe. —¿Qué? —Dije sonríe. —Su mano vuelve a estar bajo mi sudadera y empieza a hacerme costillas. En la foto mi cabeza está echada hacia atrás, riendo. Mi cabello está volando sobre mi hombro y casi en su rostro. Trip tomó la foto sosteniendo la cámara frente a nosotros. Luego me dio la cámara para que pudiera tomar fotos y enviárselas. Eso fue hace más de dos años. El chico en la foto casi no lo reconozco, la chica tampoco. Otra vida. No fue siempre malo. Especialmente al principio. Recuerdo las largas caminatas en la playa, yendo de excursión en su camioneta por los caminos señalizados en los bosques, la noche en que la abuela murió y se sentó en el sofá y me sostuvo mientras lloraba. Incluso ahora, todo en lo que puedo pensar sobre nosotros es que podría haber hecho diferente. Si no hubiera llegado tarde todo el tiempo. Si no estuviera todo el tiempo desordenando algo o haciendo algo para molestarlo. Si hubiera sido perfecta como mamá y Hannah, tal vez las cosas podrían haberse quedado bien entre Trip y yo.

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Sequé mis lágrimas de mi rostro duramente, molesta conmigo misma por dejarlas escapar. Es muy tarde. No puedo cambiar nada de eso ahora. Añado la foto y la nota a la parte superior de la caja. Con cinta de provisiones de embalaje de mamá en el cajón de la cocina, empiezo a sellarla. Con ella medio cerrada saco la foto de Trip y mía en el embarcadero y la miro de nuevo. Toco su cara, luego la mía. La meto en mi cajón superior antes de sellar la caja. Todos merecen al menos un buen recuerdo.

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Capítulo 12 Traducido SOS por Hanna Marl Corregido por GrizeldaDC

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n golpe en la puerta me lleva de nuevo a la realidad. —Allie, ¿estás ahí?— es Blake. ¿Qué está haciendo él aquí? Escaneo mi habitación, dándome cuenta de cómo todo se ve desnudo sin las fotos de Trip. ¿Es esto peor? ¿Deshacerme de todas nuestras fotografías? ¿Se ve como que estoy demasiado lista para seguir adelante? No estoy segura de lo que se supone que debo estar sintiendo. Por si acaso, saco la foto de mi cajón y la pongo de nuevo en el armario. Entonces cavo alrededor de uno de los sombreros tejidos que mamá me compró. Lo pongo sobre mi cabello antes de abrir la puerta. Blake se apoya en el marco de la puerta. —Hola. —Hola. —Respondo de nuevo, repentinamente consciente de la pila de ropa en el centro de la habitación, y mi sujetador de encaje negro en la parte superior. Blake mira a él, entonces rápidamente de nuevo. Me acerco más, para cubrir más de la puerta. —Pensé que quizás te gustaría salir de la casa —se frota el cuello. —Me dirijo a Hoquiam... —No puedo. —Doy un paso hacia adelante y cierro la puerta detrás de mí. — No puedo ir a ninguna parte. Estoy castigada. —Así. —La voz electrónica de Andrew viene de atrás de Blake. Tiene una nota de mamá en la mano. —Aquí dice « tarde ». Podríamos estar de vuelta antes de que mamá y papá lleguen a casa. —Salgo de mi habitación, con cejas arqueadas hacia mi hermano. Andrew nunca hace nada malo. —Mamá dice que tienes un resfriado. —Andrew suspira luego pasa la mano por el comunicador. —Una tos y mamá se asusta. Soy un chico grande —Mi estómago revolotea en la idea de dejar Pacific Cliffs, aunque sólo sea por unas horas. Trato de aplastar el sentimiento. No puedo ir a ninguna parte con Blake.

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—No podemos ir. Mamá tiene la camioneta. Papá tomó su coche a Shelton para ahorrar en gasolina. —Blake revisa la silla de ruedas de Andrew. —Apuesto que la silla de Andrew cabe en la caja de mi coche. Podríamos atarla con una correa. —Blake conduce un blanco El Camino, mitad camión, mitad auto y, posiblemente, el vehículo más feo jamás construido. De alguna manera se ajusta a él, un poco ghetto, un poco tosco, todavía fresco. Niego con la cabeza. —Es bastante pesado, y si llueve, se arruinaría. —Buscamos una rampa —dijo Andrew. —Y una lona. —Todavía se siente como una mala idea, pero Andrew y Blake tienen un brillo familiar en los ojos. Tal vez necesiten alejarse tanto como yo. Tal vez debería ir con ellos, para asegurarme de que Andrew esté bien. Miro de una cara impaciente a la otra. —Estamos muertos si papá nos atrapa, lo sabes, ¿verdad? —Vive un poco. ¡Tienes que salir de la casa! Tengo que salir de la casa. —La cara de Andrew está llena de preocupación de declararse. Me pregunto si él puso a Blake a hacer esto. Llamado a venir a mí rescate. —Está bien —le digo despacio, probando la forma en que se siente la respuesta en mi lengua. La cara de Andrew se divide en una sonrisa. El aleteo vuelve, golpeando contra el entumecimiento de mi pecho. Es lo más parecido que he sentido al entusiasmo en meses. —Genial. Vamos a seguir adelante. —Blake se frota las manos por el cuello y me sonríe. Miro lejos, tiro de mi sombrero, y lo seguimos hacia fuera. Blake ayuda a Andrew a levantarse de su silla y acomodarse en el asiento de El Camino. Luego encuentra una rampa de metal en la camioneta de trabajo de papá y conduce la silla de Andrew en la parte posterior del auto. En el camino le grita a Andrew, —Buen paseo, A —Andrew contesta en respuesta—Tú también, B —Blake es genial así. Él siempre ha sido así con Andrew. Cuando éramos niños, Papá hizo para Andrew una silla con ruedas grandes para poder ir a la playa. A menos que él estuviera enfermo, Blake y yo nunca lo dejamos. Recupero una lona y un manojo de cuerdas elásticas desde el garaje. Blake se desliza por la rampa en la parte trasera de su coche y trabaja en fijar la silla de ruedas. Vuelvo dentro para armar una bolsa para Andrew. Entonces tomo el bolso con el dinero que me ha dejado de empeñar los pendientes. Cuando regreso, Blake está inspeccionando su obra.

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—¿Crees que aguantará? —Miro la masa grumosa de cuerdas y lona azul que llena la parte trasera de su coche. Blake jala una de las cuerdas elásticas. —Está atado bastante ajustado. —Sabes que esto es una locura. —No puedo detener la sonrisa que se arrastra a través de mi cara. Blake mete las manos en sus bolsillos. —Tú eres la loca. —Pongo los ojos en blanco, pero el aleteo en mi estómago está de vuelta. Esto se parece mucho a una de las aventuras que teníamos cuando éramos niños. No muy bien pensado, que implica una gran cantidad de equipo, y que es algo que probablemente va a terminar en problemas.

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Capítulo 13 Traducido por Julieta9768 Corregido por GrizeldaDC

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uche contra las oleadas de pánico mientras conducimos a través de la ciudad. Estoy bastante segura de lo que la gente dirá si me ven con Blake: algo acerca de que estoy superando a Trip demasiado rápido y que es sospechoso. Yo no me relajaría hasta que estuviésemos casi a una hora fuera de la ciudad. Salía el sol por las nubes y Blake subio su ventana. Me recuesto y respiro el aire del océano y la libertad. —Así que, ¿A dónde vamos? —Él miro de reojo a Andrew; más y más creen que los dos se acercaron con este plan para sacarme de la casa. —¿Cómo te sientes acerca de ir a patinar? —¿Ir a patinar? —Dije casi sin aliento. Con mi falta de coordinación, el patinaje sobre ruedas era sin duda, un deporte que podría hacer que me mate. —Sí —dijo Blake—. Hay una pista de patinaje a la que me gusta ir en Hoquiam. Hay un montón de diversión. —Pero Andrew no puede patinar —Mire a mi hermano, esperando una excusa para evitar colocar sobre ruedas mis dos pies izquierdos. Blake mato mi excusa. —Lo van a dejar ocupar su silla en el suelo. He visto a otra gente que lo hace. —Genial. —Andrew asintio. —Vamos, Allie —Blake me dio un codazo con el brazo. —No tienes miedo, ¿verdad? —Yo le decía eso a él, para conseguir que hiciera algo loco cuando éramos niños. A sabiendas antes de que yo era la que tenía miedo. Cuando llegamos a la pista de patinaje, Blake desenredo el lío de cuerdas elásticas y silla de ruedas para bajar a Andrew. Veo una cadena de pequeños niños que van con regalos hacía el edificio, pero nadie que parezca estar cerca de nuestra edad.

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La pista de patinaje no debe ser un lugar muy grande para que los adolescentes pasen el rato una tarde de sábado. Estoy contenta. Menos posibilidades de que alguien de la escuela nos vea aquí. Después de solucionar lo de Andrew, Blake saco una bolsa de detrás del asiento de su coche y la eslinga por encima de su hombro. Él la acaricia y sonríe. —Mis hojas. El hombre en el mostrador de la pista tiene la cabeza afeitada, barba de chivo, y una raya a través de la ceja. Él dice. —Hola Blake —cuando llegamos a la parte delantera de la línea. —¿Cómo cuántos? Me pregunto cuántas veces Blake viene a Hoquiam a patinar. Obviamente lo suficiente para que el director sepa su nombre. Echo un vistazo de reojo. Me pregunto qué patines quiero. —Hola Nick —Blake dice, y lanza un billete de veinte en el mostrador—Tres. —Voy a pagar por mí y Andrew —Llego a mi bolso y saco un billete de veinte propio. El gerente niega con la cabeza mientras toma ambos billetes. Blake parece herido o tal vez avergonzado. Me pregunto si el que pague por mí misma es una especie de afrenta a su virilidad. Probablemente debería haber dejado que pagara. —¿Patines u hojas? —El hombre me dio en las manos mi cambio y me mira hacia abajo tratando de dimensionarme con la mirada, mi capacidad para patinar, no estoy segura de qué, pero lo arrastre fuera. Doy un paso atrás de Blake. Blake señalo a Andrew con la cabeza. —Silla para este, tengo mis propias hojas, y... —Él me mira. —¿Patines u hojas, Allie? —¿Cuál es la diferencia? —Inmediatamente me sentí estúpida. Por supuesto que sé lo que son los patines. El chico en el mostrador se ríe. Echo un vistazo a Blake para ver si estaba avergonzado. A el no pareció importarle. Él saco uno de sus patines fuera de la bolsa. —Las hojas tienen todas las ruedas en una línea, como esto —Saca el dedo por la ruedas. —Y los patines son de la vieja escuela —El hombre detrás del mostrador dice. Coge una bota feo marrón con cuatro ruedas adjunta. —¿Nunca has patinado antes? —No. En hielo patine una vez, pero eso fue un desastre. —Me agache y gire mi cabeza ruborizada, remolacha rojo. Ojalá no hubiera venido.

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—Lleva los patines, entonces. —Aprovecho el encargado. —Y no te preocupes, incluso si nunca has patinado, Blake tendrá buen cuidado contigo —Él guiño el ojo a Blake y luego me pide el tamaño de mi zapato. Me pregunto cuántas otras chicas Blake ha traído a esta pista de patinaje. Por el camino a los bancos, le pregunto. —Así que ¿vienes aquí a menudo? —No significo nada, pero sonó como una línea sacada de una mala película cursi. Blake se encoge de hombros. —He hecho un poco de patinaje callejero en Reno, en su mayoría de embarque, pero alguno patinando, también. En Pacific Cliffs llueve demasiado y crea succión en las aceras, así que me gusta venir aquí. Es un buen lugar para salir de la ciudad por un tiempo. —Sé lo que quieres decir. Se siente bien —miro a mi alrededor y no tengo que preguntarme qué está todo el mundo pensando o preguntarme si estoy actuando de la manera correcta o haciendo lo que la gente espera que haga. En vez de ir a la pista de patinaje, Andrew se dirige al snack. Él dio círculos por la habitación como si estuviera buscando algo él mismo, un lugar para parquearse de donde se pudiera ver patinar a todos. Blake se sienta en el banco, se quita los zapatos, y comienza a doblarse para colocarse sus patines. Me siento y miro los patines que recibí de los encargados. —Lo siento. No creo que esto sea una buena idea. Tal vez sólo debía mirar con Andrew. No quiero atrasarte. Toca mi rodilla. —Hey, no debes preocuparte. No voy a dejar que nada te pase. Te lo prometo. Ahora déjame ver tu pie. Blake levanto mi pie y lo estableció en su pierna, como si yo fuera una pequeña niña. Me quitó mis zapatos y coloco los patines. Luego se levanta y toma mis manos. —Vamos a tomar las cosas con calma, ¿de acuerdo? Tomo su mano y mi estómago se aprieta. Me pongo a mirar alrededor para ver si alguien nos mira, o me da un vistazo, que dice que no debo estar con Blake. Pero aquí estamos de anónimo. Me relajo durante unos dos segundos hasta que tira de mí a mis pies. Tan pronto como estoy allí, los patines quieres salir por su cuenta, en diferentes direcciones. Me caigo hacia delante y me coge con las manos debajo de mis codos y se aferra hasta que yo pueda mantener mis pies debajo de mí. Agarro sus brazos y siento sus recién ganados bultos de músculos bajo mis dedos. —Esta es una mala idea.

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—No, no lo es —Blake me mira. Sus manos están en mi brazos, no como un agarre de muerte como el que tengo en él, pero es como una luz, de apoyo. —Basta con pulsar, deslizarse, empujar, planear. Vamos a empezar en la alfombra primero —me siento como un completo idiota, especialmente cuando un niño se acerca un poco más allá de mí. Casi me caigo y me sorprendo a mí misma contra el pecho de Blake, sus músculos de nuevo en flexión y duros bajo su suave camiseta. Me da vergüenza y me alejo cuando veo que me sonreía. Antes de que esté lista, me arrastra, nos resbalamos y deslizamos, por los pisos de madera. Andrew viene a mi lado. Solté a Blake para agarrar la parte posterior de la silla de Andrew para que pueda tirar de mí alrededor. Blake niega con la cabeza y luego se quita por sí mismo. Es una locura bueno, cruzando sus pies cuando se va por las esquinas, patinando hacia atrás, hasta que salta la barrera entre el suelo y el área alfombrada. Eso le gana una mirada sucia de una madre en el bar de aperitivos y un —¡Whoa-o!— de los niños pequeños que están sirviendo pastel. Después de mi tercera o cuarta vuelta, Blake vuelve y curiosea mis dedos en la silla de Andrew. Él patina hacia atrás, tirando de mí a lo largo. —No puedo hacer esto —Estoy segura de que le estoy cortando la circulación en sus manos. —Las luces me hicieron perder el equilibrio. —Entonces no veas las luces. —La voz suave de Blake. —Mirame. —Acaricio su mejilla con mi mano. Miro hacia arriba a sus ojos, de un verde azulado que siempre me recuerda el océano. —Y sonríe no estás siendo torturada —Murmuro mi desacuerdo bajo mi aliento. Andrew se dirige de nuevo al bar de comidas, mientras que Blake sigue tirando de mí a lo largo del suelo, dándome consejos de la manera de patinar. —Párate derecha, no mires tus pies y siempre empuja y deslízate —Pie izquierdo, pie derecho, tropiezo, deslizo. Estoy empezando a conseguir esto. Blake se deja ir por un lado, así que estamos patinando lado a lado. —Mantén tus ojos hacia arriba. Buen trabajo. La próxima ronda la vas a hacer por ti misma. —Le agarro la mano para demostrarle que no lo voy a dejar irse. —Relájate si lo haces bien alrededor de dos veces sin caerte te voy a comprar una bebida. Trato de forzar un tono coqueto a través del terror en mi voz. —¿Qué tal si compras uno? —Él curiosea sus dedos. —Dos vueltas. Logro realizar la primera vuelta con Blake patinando a mi lado. Estoy tomando más confianza, pero todavía me siento como una completa torpe, sobre todo

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cuando veo niños pequeños que puede patinar alrededor de mí. Blake tira delante de mí. —Todo tuyo esta vez. Lo tienes. Así que puedo empujar, deslizar, empujar, deslizar por todo el lugar yo misma, tomando la pared a cada pocos metros, cuando termine la segunda vuelta, fui por la tercera. Blake me da un pulgar hacia arriba en toda la planta. Veo de nuevo a él y no veo el niño que cae delante de mí. Él barre mis pies, y me voy hacia abajo. Me golpeé el cuerpo primero y luego golpee mi cabeza contra la pared. Blake está de rodillas a mi lado casi antes de darme cuenta de lo que pasó. Él traza su mano alrededor de mi cicatriz. —Tu cabeza ¿estás bien? —Estoy bien —Estoy aturdida, ya sea por el choque o porque su cara está tan cercas de la mía. —No me golpeé la cabeza tan duro —Me incline hacia adelante y me froto mi cadera. —En su mayoría sólo mi trasero. La cara de Blake rompio en una mueca de alivio. —No queremos que te lastimes. —¿Mi trasero? —Le doy una mirada divertida. —Um, ¿qué? Por un momento, parecía que estabas tratando de coquetear conmigo. Blake agacha la cabeza y se vuelve rojo. —No, yo sólo— —¡Estabas coqueteando! —Trato de ver a sus ojos, cubiertos por un mechón de flequillo. —Y mal. —Sí, bueno —Él me ayuda a ponerme de pie sin mirarme a la cara. —Fuiste a patinar. Y lo hiciste mal. —Hey. —Golpeo su brazo. —Dijiste que lo estaba haciendo muy bien. —Oh, vamos, Allie, sabes que los chicos vamos a decir lo que sea cuando estamos tratando de impresionar a una chica —La idea de que Blake pudiera estar tratando de impresionarme se sentía raro, mal, pero bueno, también, aunque sé que sólo estaba bromeando. Se dio la vuelta y me tomo de las dos manos. —Vamos, te debo una bebida. —Andrew —Me tape la boca. —Me olvidé por completo de él. Es probable que este aburrido. Blake escucho risas detrás de mí hacia el bar. —Yo diría que Andrew lo está haciendo muy bien.

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Me agarro a la pared y me giro a mí misma alrededor. Andrew se encontraba todavía en el bar pero no estaba solo. Había una extravagante pelirroja sentada en la mesa en frente de él. Ella sostenía una bebida mientras que bebía de la paja con su boca. Me quede en shock. —¿Quién es esa? —Su nombre es Caitlyn, y tiene unos aretes alargados azules, un bordado en la parte superior de una túnica que es retro de la década de 1970, y unos jeans skinny neón azul. Ella es entusiasta acerca de absolutamente todo y piensa que mi extraño ojo es totalmente genial, y su papá es un empresario de pompas fúnebres. Ellos viven por encima de la morgue. Averigüé todo esto unos cinco minutos después de que Blake y yo nos uniéramos a ellos en el bar. También me entere de que ella y Andrew habían estado conversando en línea por el último par de meses. Él y Blake definitivamente habían planeado esto. Estudie a Caitlyn mientras hablaba, preguntándome si podría ser considerada bonita. Sus jeans son demasiado apretadas, su cara es roja y un poco manchada, y se ríe en voz muy alta, con la boca abierta. Ella suena como un burro. Pero tiene una bonita sonrisa, brillantes ojos azules y el pelo de un color más increíble de rojo que he visto nunca. No estoy segura si es su color real. En otra época, Caitlyn probablemente tendría que haber sido considerada hermosa. No estoy segura de ello. Puedo decir que Andrew cree que es preciosa. Le da un beso en la mejilla cuando se va. Mis instintos de protección contra incendios son el de un loco cuando la veo con él. Es que nunca tuvo nada que se acercara a una novia antes. Me gustaría saber más sobre ella. La veo salir a la calle y yo estoy sorprendida por ver el sol bajo. No me di cuenta que había estado fuera tanto tiempo. Me pregunto qué significa para mis padres llegar "Tarde a casa". Si mamá y papá llegan a casa antes de que nosotros lo hagamos, enloquecerán. —Mejor nos vamos —le digo a Blake. Andrew asiente con la cabeza, pero él está sonriendo todavía. Es bueno verlo feliz, y en realidad divertido. Si somos capaces de llegar a casa sin ser descubiertos, hoy podría ser un buen día.

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Capítulo 14 Traducido por Melusanti Corregido por GrizeldaDC

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e camino a casa, Andrew se queda dormido con su cabeza en mi hombro. Estoy nerviosa todo el camino. Blake se acerca y pone su mano en mi rodilla que rebota. —Relajate. —Dice. No estoy segura de si la mano de Blake en mi rodilla me hace relajar o me pone más tensa. Me concentro en mantener mis piernas quietas, pero él no suelta la mano. Blake está conduciendo rápido, tratando de llegar a casa antes de que mamá y papá lo hagan. Al llegar a la ciudad quiero decirle que reduzca la velocidad, pero temo que lo haré enfadar. Entonces veo luces azules en el espejo retrovisor. Blake maldice y frena, justo en frente de Big J’s, el único restaurante en la ciudad, además de cafetería, y donde todo el mundo de la escuela secundaria pasa el tiempo. Me deslizo hacia abajo en el asiento y deseo que Blake hubiese tintado las ventanas. El detective Weeks del ahora-familiar- Charger negro, alumbra con su linterna a los ojos de Blake, y luego a los míos. Toma nota de la mano de Blake apoyada en mi rodilla. —¿Tienen alguna idea de lo rápido que iban? —Cuatro estudiantes de segundo año nos miran estúpidamente a medida que pasan al lado del auto de Blake en su camino hacia el Big J’s. Me pongo mi sombrero y mantengo los ojos enfocados en el salpicadero. Blake golpea el velocímetro, atascado en 100 Kilómetros por hora —Esto no funciona. El detective Weeks apunta con su linterna al tablero —¿Cuánto tiempo ha estado descompuesto? —Dejó de funcionar hace unas horas —Blake aprieta los dientes. Estoy segura que el velocímetro ha estado descompuesto desde que tuvo el auto. Por el rabillo de mi ojo, veo a James señalar a Randall el auto de Blake. Me deslizo más abajo en el asiento para que el cuerpo de Andrew me bloquee de sus vistas.

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—Uh-huh —El detective Weeks se inclina hacia atrás y baja la linterna. — ¿Supongo que no te importaría que echara un vistazo debajo de la lona en la parte de atrás? —¿Tiene una orden? —Blake mueve su mano de mi pierna y agarra el volante. Su rostro se endurece. Recuerdo esa cara. Es el Blake que fue arrestado por allanamiento de morada, el Blake que pasó seis meses en el reformatorio. Me alejo de él. He tenido demasiadas experiencias con la personalidad-cambiante de los chicos. —No necesito una orden —Al detective Weeks parece que no le gusta la actitud de Blake. —Licencia y registro, por favor. —Blake saca su billetera del bolsillo y luego se inclina sobre mí para abrir la guantera. El detective Weeks alumbra con su linterna sobre Andrew, que todavía está dormido con la cabeza colgando sobre su pecho y un poco de baba azul, de los granizados, gotea por su barbilla. —¿Han estado bebiendo, niños? —Es mi hermano —digo rápido, así nos deja ir. —Tiene parálisis cerebral. Su silla de ruedas está en la parte de atrás, bajo la lona, si quieres echar un vistazo —El detective Weeks sonríe y le devuelve en las manos a Blake, su licencia y registro sin darle una multa —Despacio, chicos. ¿De acuerdo? El camino por delante es bastante estrecho y peligroso, especialmente alrededor del acantilado —Él me mira directamente a los ojos cuando dice eso. Me da una mirada fuerte. La mandíbula de Blake está trabajando, como que tiene algo que decirle al detective, pero se lo guarda. Después de que el detective Weeks se aleja, Randall y uno de los otros compañeros de fútbol de Trip, Dilon y Mitchell, caminan delante del auto de Blake. Dillion golpea el frente de la ventana, luego se sienta en el capó, así que no podemos irnos. Andrew sacude su cabeza hacia arriba. —Hey, Juvie ¿Dónde recogiste este buen automóvil? —Grita Dillion. —¿Robaste este también? —Puede ser del deposito de chatarra —Randall se sienta junto a Dillion, y empiezan a rebotar el auto de arriba abajo. Ojala pudiera deslizarme hasta llegar al suelo. Espero que no me reconozcan. Blake prende el motor y alcanza a cambiar la unidad, pero su auto chisporrotea y muere. Él maldice. Las risas estallan a nuestro alrededor. Dillion grita —¿Esa es tu nueva novia, Juvie? ¿Cuánto cobra la hora? —Andrew se inclina hacia delante por lo que bloqueando la mayor parte de la ventana, para que nadie me vea. Blake llega a la manija de la puerta.

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—Sólo conduce lejos —Digo. —Por favor. Sólo vayamos a casa. Blake fija la mandíbula y prende el motor de nuevo. Esta vez el auto se tambalea hacia delante. Dillion salta. Entonces Blake pone marcha atrás tan rápido que Randall se desliza fuera del capó. A medida que pasamos, James golpea el techo. Blake esquiva su lado, tan cerca que creo que nos vamos a ir encima de él. Los nudillos de Blake están blancos de agarrar el volante. Mantiene sus ojos al frente, pero sus mejillas están rojas. Sé que esta avergonzado de que vi como lo hostigaban. Estoy aliviada de salir de la ciudad, hasta que lleguemos a casa. Ambas camionetas de papá y la furgoneta están estacionadas en la entrada. Blake se apresura a descargar la silla de Andrew y lo ayuda a ponerlo allí. Tengo la mochila y mi bolso. Despacio, resignados a nuestra suerte, caminamos a la puerta principal. Papá está esperando. El me señala, luego a Blake y luego a Andrew. — ¡Los tres, a la sala de estar!¡Ahora! Andrew lo mira aturdido, con los ojos abiertos e inocentes.—Si, tú —Dice papá. —Estás en esto también. Andrew sonríe con placer. Ha sido un largo tiempo desde que ha estado en problemas. Creó que a él le gusta. Blake y yo nos encaramamos en el sofá; Andrew se pone al lado de nosotros-Tres delincuentes en espera de la sentencia. —¿Dónde han estado? —La voz de papá estalla de su pecho, no gritando, más bien proyectando aún lo suficientemente fuerte que Blake luce como si estuviera a punto de huir. —N-nosotros fuimos a Hoquiam —Tartamudea Blake. —Para el ro… —¿Fueron todo el camino a Hoquiam? —Papá suena como que no acaba de creer eso. —¿Con Andrew?, Tu sabes que él tiene un resfriado. —Mamá centra su atención en mí. —Mamá. —Gime Andrew—No soy un bebe. —Fue mi culpa, Señor. —El desafío a la autoridad de Blake parece no incluir a mi padre. —Los arrastre… Papá lo extinguió con una mirada —Nadie arrastró a nadie. Todos tienen la culpa de esto —Sus ojos se centran en mi y Andrew. —Ustedes dos preocuparon a su madre hasta la muerte, y no me atrevo a preguntar como llegó la silla de Andrew al Hoquiam.

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—En la parte de atrás de mi auto —Blake esta medio de pie, como si quisiera escapar. —¿En la parte de atrás de su auto? —Mamá repite con incredulidad. —¿En el baúl? —En la cama —Blake se hunde de nuevo en el sofá —En mi. El camino-mitad auto, mitad camioneta —Estaba cubierta —agregué. —Es mejor que no esté dañada —Papá descansa su mirada en Blake. —Nosotros… me aseguré que estuviera segura —Blake intenta sonar confiado, pero su voz tiembla. —Usamos cuerdas elásticas —Digo con esperanza. Papá es un gran fan de las cuerdas elásticas. —Tú. —Me señala—estás castigada otra vez, o aún, lo que sea. Y mañana te pasaras limpiando el auto-shop, incluyendo los baños. Tú —señala a Andrew, que está tratando la inocencia otra vez —Tu tiempo en la computadora se limita a las tareas solamente. —Papá. —Se queja. Sé que él le prometió a Caitlyn chatear esta noche. Papá no le hace caso y apunta a Blake —Y Tú. El césped de tu abuela está cubierto de hojas y ramas y sus cunetas necesita limpiarse antes de que comience a llover de nuevo. Un buen proyecto para el futuro. —Es una orden, no una sugerencia, incluso si Blake no es su hijo. —Sí, señor. —Responde Blake. —Allie y Andrew, habitaciones. Blake, Adiós. Estoy sorprendida. Él nos gritó. Se restableció mi castigo. Pero eso es todo. Antes, mi padre lo hubiera perdido si me hubiera atrapado saliendo de la casa cuando suponía que debía estar castigada. Él se había asustado totalmente cuando me sorprendió saliendo a hurtadillas antes. Tal vez el accidente hizo a mi papá suave. Después de que Blake se fue. Mamá me sigue a la habitación. Ella deber ser el denominado “mal padre” ahora. Se sienta en la silla de mi escritorio y me siento en la cama. Ella mira alrededor, estoy segura de que ella se da cuenta de que las imágenes de Trip están desaparecidas, pero finge no hacerlo. —¿Tienes alguna idea de lo preocupada que estaba cuando llegué a casa y encontré que tú y Andrew se habían ido? —Habitualmente ella no incluía a papá

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diciendo “nosotros”. Sus pies daban golpecitos con las zapatillas en mi piso. —Se suponía que tenías que estar castigada —su voz se eleva una muesca. —No puedes hacer lo que quieras. Especialmente no con Andrew. Quiero decirle que tengo dieciocho y Andrew tiene dieciocho y podemos hacer lo que queramos, pero ella está jugando a la enojada/preocupada Mamá. No tengo la energía de luchar con ella. —Y luego está con quien estabas —pastorea un clip de papel recortado y lo mete en el cajón de mi escritorio. —¿Blake? —¿Cómo puede oponerse a Blake? —Si, Blake —Ella pone su mandíbula en una línea firme. —Yo no… —Empiezo a agarrar la piedra en mi bolsillo, pero luego agarro el borde de la cama en su lugar. —Él no es el mismo chico que solía jugar a los piratas contigo, no desde esa cosa en Nevada. —Hace una pausa. —Muchas cosas han cambiado, él ha cambiado —pausa. —Y creo que tal vez es mejor si tú no... —Pausa de nuevo mientras agarra un bolígrafo y lo añade al cajón, también. —¿Quieres que me mantenga alejada de Blake? Los ojos de mamá se mueven por toda mi habitación, la ropa sucia en el medio de esta, él montón de envoltorios de chicle en mi mesita de noche, las paredes desnudas y los estantes donde las imágenes de Trip solían estar, todo sobre mí. — Sólo estoy diciendo, que tal vez estarías mejor si pasaras más tiempo con tus otros amigos. —¿Otros amigos? —Le digo con incredulidad. ¿Amigos más aceptables? Como si tuviera alguno de esos. —Si, los chicos con los que salías antes. —El año pasado me juntaba con Trip. Y se ha ido. —Sólo estoy diciendo, tan pronto después del accidente de Trip, la gente podría pensar… puede tener una idea equivocada acerca se tu amistad con Blake, y yo no quiero… Su significado se hunde en la boca de mi estómago. Ella está pensando en lo mismo en lo que yo estaba preocupada. ¿Qué pensará la gente si saben que he estado con Blake? ¿Qué dirán si actúo sobre la muerte de Trip demasiado pronto?

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Mamá se levanta y pone sus manos en su diminuta cintura. —Estás castigada a causa de tu falta de juicio, yéndote y especialmente llevándote a Andrew a Hoquiam. Y he oído cosas acerca de él, no solo que roba, sino drogas y alcohol, y ahora tú necesitas —suspira—necesitas amigos más estables. —Revuelve los envoltorios de chicle en mi bote de basura —Sólo estoy tratando de protegerte. Él parece que va por el mismo camino de su madre. No quiero que seas culpable por asociación. Me agarre al borde del edredón más fuerte. Estoy tan aturdida que no puedo decir nada. —Mejor te vas a dormir. Tu papá te quiere en la tienda mañana a primera hora y las dos sabemos que “a primera hora de papá” es al menos dos horas antes que para el resto del mundo. Cuando ella se fue, pateó la basura para que se estrelle contra el suelo y se derramen las envolturas de chicle. ¿Otros amigos? ¿ Al igual que los chicos que estaban mirándonos en Big J’s? ¿O los chicos que susurran sobre mí en los pasillos de la escuela? Fracaso en mi cama, recojo la piedra y la corro a través de mis labios. Me gustaría que me diera el valor para decirle a mi mamá que Blake es el único amigo que tengo. ¿Qué pasa con ella que de pronto está tratando de protegerme? Me muerde la mirada penetrante. Hay un montón de cosas que desearía que esta piedra me diera el coraje de hacer.

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Capítulo 15 Traducido por JessMC Corregido por GrizeldaDC

M

i mano se desliza bajo la almohada, acercando el teléfono a mi oreja, incluso antes estoy completamente despierta. Es una reacción automática. Estoy en la casa de papá para el fin de semana y él ha estado advirtiéndome sobre las llamadas durante la noche. Trip llama casi cada noche ahora, solo para estar seguro de que estoy en casa. De que estoy sola. Esta vez su voz suena desesperada. —Allie, ¡Necesito tu ayuda! Me aferré al teléfono. —¿Qué ocurrió? —Estamos atascados. Necesitamos que vayas por la camioneta de Randall y nos saques. Espero por algún ruido del cuarto de mis padres y siseo. —¿Dónde están? —Ese sitio donde te llevé hace dos semanas, de camino a Port Angeles. ¿Podrías encontrarlo? Necesito que seas rápida, Al. Papá tiene una reunión mañana en la mañana y quiere que vaya. Si no vuelvo, me matará. Sopese las consecuencias de las dos opciones. —Allie, ¿sigues ahí? Suspiré. —Okey, iré. Me senté en la cama mientras la voz de Trip se desvanecía en mi memoria. La caja de fotos y notas se burlaba desde donde la había dejado, bajo el alfeizar. Tener todo en una caja es peor que sus ojos viéndome todo el tiempo. No puedo dejar las fotos atrás, y tampoco puedo quedármelas. Cientos de insuficientes ideas para librarme de la caja llenaban mi cabeza, pero ninguna podría funcionar. Ninguna podría estar lo suficientemente cerca. Y ninguna parecía apropiada.

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Solo había un lugar donde dejar la caja. Es casi la una. Si caminaba probablemente me tomaría al menos una hora llegar al acantilado. A través de las paredes puedo escuchar los ronquidos de Andrew. Puse atención en dirección al cuarto de mis padres, para asegurarme de que estuvieran dormidos. Papá pudo no haber sido muy estricto cuando llegamos a casa desde Hoquiam, pero si me atrapaba saliendo a escondidas de nuevo, no estaba segura de lo que podría hacer. Dos horas es demasiado arriesgado. Conducir puede ser mejor, pero no había forma en que encendiera el auto de mamá sin despertar a alguien. Solo hay una persona que podría ayudarme. Escuchaba mi corazón latir muy fuerte mientras caminaba por la puerta de mis padres asegurándome de que el ruido no los despertara. Tomé el teléfono de la cocina, lo llevé a mi habitación, y lo envolví contra mi almohada. Mis dedos marcaron el número de Blake sin tener que mirar. Contestó hasta el cuarto timbre. So voz ronca y aturdida. Estuve a punto de colgar pero reconoció su número de teléfono. —¿Allie, eres tú? Tome aire. —Blake, necesito tu ayuda. Su voz cambió con aguda preocupación. —¿Ocurrió algo malo? —Nada, solo —cerré los ojos y presioné el teléfono contar mi oreja. Es estúpido. No puedo hacerlo venir basada en mi paranoia. —No importa. —No —respondió rápidamente. —Está bien, no estaba dormido. Su voz se suavizó. —¿Qué necesitas? Te ayudaré. Miré de nuevo la caja. Me sentía culpable por usarlo. —Necesito que vengas a recogerme. Necesito hacer algo. No tomará mucho tiempo. Solo… no tienes que... —Estaré allá en diez minutos. —Colgó antes de que pudiera cambiar de opinión. Me puse mi sostén, mi camiseta y mi pantalón de ejercicio. Metí el ojo de tigre en mi bolsillo. Esperé en la ventana. Pasaron cinco minutos, luego diez. —¿Dónde demonios estabas? —Los ojos de Trip estaban centelleando.

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—Vine lo más rápido que pude. Yo… me perdí. —Sal de mi camino. —Me encogí lejos, pero él me empujo contra la camioneta de Randall para alcanzar la soga. Un golpecito en la ventana me hizo saltar. Escuche de nuevo hacia el cuarto de mamá y papá, y luego abrí la ventana para Blake. Me ayudó a saltar la mosquitera, tomó la caja, y me ayudó sin decir nada. Me giré y deslice la ventana hasta casi cerrarla, dejando solo el espacio suficiente para meter mis dedos a lo largo del borde para poder abrirla cuando volviera. Caminamos por la acera hasta el lugar donde había dejado su auto, junto a la entrada del garaje de Randall, tres casas abajo. Le eche un vistazo a la camioneta de Randall y recordé cuan asustada había estado, ocultándome en su jardín, sacando las llaves bajo el asiento, cuanto había saltado por el rugido del motor cuando introduje la llave. No había alumbrado en esta parte de la ciudad, la parte más vieja, lejos de la playa. La luna estaba cubierta por abundante niebla. El pequeño perro del vecino enloqueció ladrando cuando caminamos por allí. De lo contrario la calle estaría en silencio excepto por el sonido de nuestros pasos y respiración. La borrosa luz de la luna y las sombras de la luz en los jardines fastidiaban mis ojos. Vi las personas observarnos, escondidos en el callejón, detrás del bote de pesca del vecino, o en las sombras tras los árboles. Lo anote a los trucos de mi mente culpable y me acerque a Blake de todas maneras. Llegamos al auto y abrió la puerta para mí. Me deslicé en el asiento y envolví mis brazos alrededor de la caja. Blake encendió el auto. —¿A dónde vamos? —Al acantilado —dije sin mirarlo. —¿Puedo preguntar que hay en la caja? Sacudí mi cabeza. —No. Pude sentir su mirada sobre mí, pero la ignoré. Volvió a ver al frente y nos llevó hacia la calle. Su auto tenía un golpeteo para nada silencioso. Era tan fuerte que cuando pasamos frente a mi casa espere ver a mi papá de pie en la puerta del frente, pero esta permaneció a oscuras. Dos veces durante el camino, Blake comenzó a decir algo, pero no terminó.

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Se estaciono por un pequeño alambrado en el borde del acantilado y apagó las luces. Estuvimos sentados por un rato, escuchando el silbido del océano y el estruendo contra las rocas bajo este. Yo sostenía la caja apretándola contra mi pecho tan fuerte que el borde se enterraba en mis muslos. Finalmente, reuní el valor suficiente para abrir la puerta. Blake comenzó a abrir la suya, pero lo detuve. —Quédate aquí. —Allie, no creo que… —Por favor. —Intenté alcanzar su mano. —Solo será un minuto. Asintió sin soltar mi mano. Apreté sus dedos y me bajé, aferrando la caja contra mi pecho. Me moví con lentitud hacia la barandilla. Estaba con abolladuras al final, pero no parecía que alguien se hubiera caído de la plataforma. Todo se veía como siempre había sido. Aparentemente, aún después del accidente no había mucho para ver. Papá explicó―fría y lógicamente―que no había dejado verdaderos restos, solo yo y el parachoques destrozado de la furgoneta de Trip. Había habido una tormenta esa noche, y la marea extremadamente alta hicieron demasiado peligroso para alguien ir debajo del acantilado para recuperar la camioneta o el cuerpo de Trip. Para el momento en que volvió a bajar la marea, no había nada allí. Como si el océano se hubiera tragado a Trip, con todo y camioneta. Un paso más cerca. Me pregunté donde me habían encontrado, donde había estado el parachoques, y donde Blake encontró el Ojo de tigre. Me preguntaba donde estarían ahora Trip y su camioneta; tal vez en la base del acantilado, atrapados en algún tipo de cueva bajo el agua, o lejos en el océano donde nunca sería encontrado. Los dedos de mis pies se encogieron mientras me inclinaba contra la barandilla. En la tenue luz, apenas podía ver el agua, arremolinándose furiosamente abajo. El viento azoto mi cabello contra mi cara y envió escalofríos por mi espalda. Silbaba en medio de los árboles en la montaña y hacía un bajo sonido lúgubre, como el gemido fantasmal de marineros perdidos, o el sonido de sus viudas llorando. Como el que el fantasma de Trip podría hacer. Balanceé la caja sobre un brazo y busqué la piedra en mi bolsillo. —¿Cuál es tu problema, Allie? —Necesito ir a casa. Le dije a mamá que no dejaría a Andrew solo.

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—No tienes que ir allí. El tarado está bien. Me sacudí lejos de él, salí de la camioneta, y azoté la puerta detrás de mí. Tres pasos bajando la vereda hacia el bosque me atrapó. Me giré para enfrentarlo, furiosa. —¡No lo vuelvas a llamar así! Agarró mis hombros, sus dedos enterrándose. —Puedo decir lo que yo quiera. —Sonrió,una sonrisa torcida y cruel. —Puedo hacer lo que yo quiera. —Me arrastró hacia el borde. Pateé su pierna y golpeé mi puño contra su pecho. El solo rio. Me agarré de sus brazos y me mantuve firme para no caer. —No. Por favor. Lo siento, por favor. Sonrió y respiró su aliento a cerveza en mi cara. —Podría matarte, Allie. Todo lo que tengo que hacer es dejarte ir. Hacia el acantilado. En el océano. Nadie podrá encontrar tu cuerpo. Nadie podrá saber lo que pasó. A nadie le importará. Lancé la caja tan fuerte como podía. Las olas rugiendo mientras desaparecía bajo estas. Me giré, di un paso, y grité. Blake me atrapó cuando mi pierna resbaló entre la saliente y la barandilla. Me levantó, y me agarré de él, temblando. —Lo siento, Allie. Tuve que seguirte. No pensé que saltarías, pero tenía que estar seguro. Caminó lejos de la saliente conmigo aún en sus brazos. Me sostenía cerca. Me incliné contra él y escuché el latido de su corazón contra el mío. Rozó su mano con la parte de atrás de mi cabeza y murmuró en mi cuello,—Está bien. Estás bien ahora. Lo miré. El viento alejaba las nubes de la luna y todo lo que podía ver era el rostro de Blake. Quedé atrapada en sus ojos azules verdosos. Se inclinó hacia delante, a mis labios. Debí dejarlo, debí inclinarme en sus brazos y dejar que me besara. Pero algo detrás de él, blanco brillante en la luz de la luna, me detuvo. Me aparté. Dejó sus brazos caer de mis hombros. Junto al acantilado estaba una placa de mármol blanco, como una lápida. Cuando me acerqué, la imagen de Trip me sonrió. Sorprendida, di un traspié hacia atrás contra Blake. Él puso su mano en mi codo para sujetarme. Ese debía ser el monumento del que la mamá de Angie estaba tratando de hablarme. Di un

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paso atrás y leí la inscripción: TRAVIS RYAN ISAAC “TRIP” PHILLIPS, AMADO HIJO, ATLETA Y AMIGO. Sin fecha de nacimiento, sin fecha de muerte. Tracé las letras con mi dedo. Los ojos azules y los perfectos dientes de Trip brillaban desde la imagen como algún chico en un comercial de pasta dental, como si no fuera una persona real, como si no lo hubiera conocido. La base de la placa estaba cubierta con recuerdos fantasmales: flores muertas, globos desinflados, un balón de fútbol, un osito Teddy, y montones de tarjetas. Me arrodillé frente a la placa y las leí. Descansa en paz, amigo. Nunca olvidaré el cuarto periodo de carpintería contigo. Para el más loco conductor que he conocido. Te extrañaremos. El balón de fútbol tenía el número de la camiseta de Trip, 33, escrito en él con un desteñido marcador rojo, y cada miembro del equipo lo había firmado. El oso sostenía un corazón con un simple pero dramático mensaje: Para mi primer amor nunca te olvidaré. Con amor, Hannah. Me incliné dejando mi cabeza apoyada sobre la placa y cubrí mi cara con las manos. Mi cicatriz latía en la parte de atrás de mi cabeza. Trip había significado algo para toda esta gente, lo suficiente para que dejaran flores y notas y cosas para recordarlo. Luego estaba yo, la persona que había sido más cercana a él, y solo tiré toda la evidencia de nuestra relación al acantilado. Todo lo que quería era olvidar. Ellos conocieron a un Trip diferente. Nadie vio lo que yo. Él se aseguró de eso. Yo me aseguré de eso. ¿Qué podría hacerlos creer cualquier cosa que dijera sobre él? ¿Qué podría hacer que alguien entendiera? Me sobresalté cuando Blake puso su mano sobre mi hombro. ¿Qué podría hacerlo entender? Me puse de pie dándole la espalda. Suspiró. —Lo extrañas, ¿cierto? Dejé que las lágrimas se juntaran en mis ojos, me giré, y lo miré a través de las pestañas húmedas. Mordí mi labio y asentí. Es mejor de esa manera. Mejor que decir la verdad.

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Sabía que estaba en problemas cuando deslicé mis dedos al final del marco de la ventana y la encontré cerrada. Caminé hasta la puerta del lado pero estaba cerrada y la llave se había perdido bajo la alfombra. Para el momento en que llegué a la puerta del frente, papá estaba esperándome. El buen humor de la noche anterior se había ido. Este era el papá que recordaba. —¿Dónde has estado? —Reclamó. —Yo… fui a caminar. No podía dormir. —Vi su auto. —Había fuego en su mirada. —El auto de Blake. Tu madre te dijo que te alejaras de él. No tiene buena reputación. —Nada paso. —Mi corazón estaba acelerado mientras buscaba una excusa. —Era necesario pensar, para dejarlo ir. Mamá apareció justo detrás de papá. Con sus hombros caídos se deslizó en uno de los asientos del comedor. Sin su maquillaje podía ver las arrugas y los círculos oscuros bajo sus ojos. —¿Que ocurre contigo, Allie? Recargué mi cabeza contra la pared. No quería pensar que ellos realmente querían una respuesta para eso. —¿Faltando a clases, peleando, escapándote en la noche? —Papá estaba trabajando en mantener el ritmo. —Tú no eras así, Allie. ¿Qué cambió? ¿Fue ese chico? ¿Trip? —Sus ojos buscaron los míos y tuve que bajar la mirada. —¡No! —Interrumpió mamá, como si Trip fuese su propio problema. —Trip era un buen chico. Es Blake. Es la mala influencia. —Ella se escapó antes de estar con Trip, también, ¿recuerdas? Cerré mis ojos y los dejé discutir en frente de mí sobre la última vez. Lo que recuerdo. Como papá me había encerrado. Como le dije que no era justo. Entonces corrí a mi cuarto y lloré por ayuda. Como él se había ido la noche del baile. Como mamá me había dejado ir de cualquier forma. Como no pude decirle que no quería ir. Abrí los ojos y noté que papá me estaba hablando de nuevo. —Hemos tratado de ser pacientes. Tratado de entender, pero estas presionándonos. Era el turno de mamá.

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—No sé qué más hacer por ti, Allie. No sé qué hacer contigo. Es como si ya no te conociera. —¿Conocerme? —la miré, incrédula. —¿Cuándo me has llegado a conocer? ¿Cuándo te ha importado lo que pasa en mi vida? Estas tan ocupada mostrándole a todos lo increíble que eres y cuan perfecto es todo que no sabes nada sobre mí. —No le hables así a tu madre —replicó papá. Me giré hacia él, avanzando deliberadamente en frente de él, con la sangre hirviendo del enojo. Lo miré retándolo. —¿Y tú cuando lo hiciste? Has sido lo más importante en mi vida, y ahora, ¿crees que puedes seguir como si nada hubiera pasado? Como si aún fuera una niña pequeña. Como si aún pudieras decir algo sobre mi vida. Pues no. La boca de papá se crispó con furia, sus ojos reflejaban dolor, pero no me eché para atrás. Sus manos se hicieron puños. Esperé. Rechinaron sus dientes. Los músculos de su cuello se tensaron, y luego se relajó. Dejó salir un largo suspiro. —Tal vez este no sea el momento para hablar de eso. Todos estamos cansados y muy inquietos. Ve a la cama. Podemos hablar en la mañana. Cuando se alejó, note que había estado reteniendo el aliento. Fortaleciéndome, pensé en que papá nunca me haría daño. Me pregunté si estaría asustada por siempre. No podía mirarlo. Quería disculparme con él, pero no sabía cómo. En lugar de eso le grité. —¡Puedes arreglar el sistema de vigilancia en la mañana! —Pise con fuerza de vuelta hacia mi habitación y azoté la puerta tan fuerte como pude. Luego de unos minutos, escuché la silla de Andrew en el pasillo. El tocó la puerta. —Allie, lo siento —susurró. —Cuando te vi salir. Me abalancé a abrir la puerta. —¿Me delataste? —Yo… yo… estaba preocupado. —Aléjate, Andrew —gruñí. —Estás de su lado. Así que no quiero verte. —Azoté la puerta por segunda vez. Andrew se quedó por un buen rato. Podía escuchar su respiración, dificultosa y áspera al otro lado de la puerta. Finalmente, su silla tropezó en el pasillo. Zumbaba mientras se iba, y su puerta se cerró con un clic.

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Capítulo 16 Traducido por buty_cipri Corregido por GrizeldaDC

—¿

C

ómo te va, Allie? —sus palabras son amables, pero su tono tiene algo extraño sobre ella.

Levanto mi vista de mi casillero para ver a James imponiéndose por encima de mí, con los ojos entrecerrados. —Bien. —Cierro de golpe mi casillero y cambio hacia mi siguiente clase. Él se mueve fuera de mi camino, pero cae un paso atrás de mí. —¿Tuviste un buen rato con Juvie este fin de semana? —la gente al nuestro alrededor se para a escuchar. No le hago caso y sigo caminando, pero estoy en modo de pánico total. —¿Qué paso cuando los dos se acercaron al precipicio? Me congelo. —No sé de qué estás hablando. Blake comienza a caminar hacia nosotros desde el extremo opuesto de la sala. —¿Así que no fuiste con Juvie cuando fue detenido, o en su automóvil estacionado en el borde del acantilado? Él lo dice con la voz lo suficientemente alta para que todo el mundo a nuestro alrededor pueda oír. Voces murmuran a mí alrededor. Miradas oscuras se funden en mi dirección. Sé lo que están pensando: el sacrilegio, estar con otro hombre en el lugar exacto donde mi novio murió. —No —le digo. Miro hacia arriba. Blake casi llega hacia nosotros.

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—Ese fue tu hermano en el coche, yo sé que era él. —James está de pie tan cerca que puedo sentir su aliento en la nuca. —Parece que superaste a Trip muy rápido. Me doy la vuelta y me enfrento a James. Todo lo que puedo pensar es el control de daños. —No sé de qué estás hablando. No estaba con nadie el sábado. —Arrugo mi nariz con disgusto como Angie lo hizo, y asiento con la cabeza hacia Blake. —¿Por qué estaría saliendo con él? Por el rabillo del ojo veo el dolor en los ojos de Blake, pero lo cubre para mí. —Yo no estaba con Allie. Esa fue una chica que conocí desde Aberdeen. Luego añade su propio golpe. —¿Por qué he de estar con Allie? James ve de mí a Blake. No creo que él nos crea a cualquiera de nosotros. —Lo que sea. Sólo asegúrate de mantenerte alejado de ella. —No hay problema. —Blake se da la vuelta y camina hacia otro lado. Mi corazón se hunde cuando lo veo salir. De alguna manera sigo alejando a todas las personas que significan algo para mí.

A pesar de nuestro rechazo común y el hecho de que ni siquiera nos reconocemos el uno al otro en la escuela, la fábrica de rumores todavía enlaza a Blake y a mi juntos. Susurros me siguen donde quiera que vaya. Me he tropezado o golpeado cada vez que camino por el pasillo. No se me ocurre mirar hacia arriba para ver quién lo hace. No hablo con nadie, ni siquiera Andrew. Almuerzo en un rincón, junto a mí, con la nariz enterrada en un libro que no puedo concentrarme de cualquier manera. El accidente y mi paranoia han hecho imposible concentrarme en nada. Mis calificaciones son peores de lo que han sido nunca, aunque me paso todo el tiempo estudiando. No hay nada más para mí que hacer. Me siento sola. De un modo retorcido extraño a Trip. Cada vez que alguien me pone obstáculos en los pasillos, echo de menos su brazo a mí alrededor, me acompañaba a mi siguiente clase. Cuando voy a comer y veo a Angie y a Randall, juntos de nuevo, besándose o alimentados con papas fritas el uno al

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otro, extraño la convivencia, la sensación de ser uno de los dos. Con Trip alrededor, estaba aislada del resto de la escuela, pero me aisle con él para la compañía. Ahora estoy sola.

El miércoles antes de Acción de Gracias, mi casillero decide dejar de abrirse. Gire la cerradura antigua construida en la puerta y le doy un tirón con fuerza, pero se niega a ceder. Incluso las instalaciones de la escuela están conspirando contra mí. Quiero deslizarme sobre el suelo y llorar, pero en vez de eso golpeo mi puño contra la puerta. La explosión resuena en el pasillo y en las aljabas metálicas delgadas. Dos chicas de primer año miran con los ojos muy abiertos. Tal vez desde que ataque a la Reina, creen que voy a ir después sobre ellas. Tengo esta necesidad de gruñir y ver si funciona. Suena el timbre y los pasillos se vacían y todavía la puerta no se movió. Tuerzo la combinación, tirón más fuerte, y cuando eso no funciona lo golpeo por segunda vez. —Sabes que eso no va a ayudar. La voz de Blake detrás de mí me hace saltar. Froto mi puño. —Me hace sentir mejor. —¿Puedo probar? Estoy sorprendida de que él aún me hable, pero me muevo de mi casillero. —Adelante. Ya he sido condenada. Que bien podría ser cortés con él. Él tuerce la combinación y luego se inclina contra la puerta como un ladrón en una vieja película, escuchando los sonidos para hacer clic en su lugar. Espero que me pida mi combinación, demasiado molesto para ser voluntario a esa información. Los pasillos hacen eco vacío, pero Blake se mantiene en voz baja.

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—Cúbreme. —¿Qué? Agarra el borde de mi camiseta y me tira más cerca. Lo hace con tanta suavidad que ni siquiera me inmutó. Cuando mi cuerpo está protegiendo su mano del resto del pasillo, saca un cuchillo de su bolsillo y hace un gesto para abrir la hoja. El brillo de metal afilado hace que me hiele la sangre. Doy un paso hacia atrás, cierro los ojos e inclino mi mejilla contra el casillero buscando ayuda. Mantiene el palo afilado, mirando el fuego, y a mí, y afilando el palo con su navaja. Estamos solos. Todo el mundo se ha unido arriba, salió de la fiesta, o perdió el conocimiento en el camper de los padres de Randall. Estoy esperando una invitación para unirme a él en el otro lado del fuego, pero su expresión me dice que estoy en problemas. Yo sé por qué. —James es un idiota cuando está borracho —digo finalmente. Nunca sé cuándo es mejor hablar y tratar de defenderme o cuando debería mantener la boca cerrada. Trip no pierde el ritmo en el raspón, rasguño, raspando de su cuchillo contra el palo. —No es como si quisiera sentarme en tu regazo. Rasguño, rasguño, Rasguño. —Tropecé y caí contra él. Rasguño, rasguño, rasguño. —Y entonces él no me dejó ir. Rasguño, rasguño, rasguño. —Vamos, Trip, ya sabes que te amo. Cruce hacia él, empujando su tallar a un lado, y me siento en su regazo. Rodeo mis brazos alrededor de él y beso su cuello. Deja caer el palo y me alcanza como si fuera a sostener. En su lugar, agarra mi muñeca y retuerce el brazo detrás de mi espalda. Se siente como si estuviera rompiendo mi brazo, pero no grito hasta que siento el punto en el que el cuchillo hace un corte en mi piel. —Tal vez eso te ayude a recordar que tú me perteneces.

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—Allie, ¿estás bien?— la voz de Blake suena lejana.—Te ves enferma. Abro los ojos y trato de no mirar el cuchillo en la mano. —¿Por qué tienes eso? Mi voz sale en un susurro ronco. —Protección —responde. Estudio su cara, tratando de decidir si está bromeando, pero él se vuelve hacia mi casillero y se concentra en la cerradura. —Protección y esto. Él se desliza la parte posterior de la hoja en la cerradura y se menea. Los resortes de la puerta se liberan. —Tuve el casillero del infierno el año pasado, así que me di cuenta de cómo forzar la cerradura. —Oh. Gracias. Me pregunto cuánto tiempo ha llevado un cuchillo a la escuela, y lo que quería decir acerca de que sea protección. El traza su dedo a lo largo del borde de la cuchilla. Toco la cicatriz en el brazo a través de mi camiseta. Me pregunto si alguna vez ha utilizado el cuchillo. Los pesados pasos de la autoridad se acercan a la sala detrás de mí. Blake cierra el cuchillo y lo desliza en el bolsillo con un movimiento rápido. El director, el Sr. Barnes, hace zancadas alrededor de la esquina. Sus ojos fijamente en nosotros. —¿Por qué no están en clase niños? Doy un paso atrás de Blake. —Estábamos justo... —Sólo ayudando a Allie abrir su casillero. Blake sonríe sin ningún atisbo de nerviosismo. Estoy sudando suficiente para los dos. Mete la mano en el bolsillo para cubrir el cuchillo. —Parece estar abierto ahora. —El sr. Barnes nos mira de mí a Blake. —Así es. —Blake se aleja de mí. —Será mejor que me vaya, no me gustaría mantener a la Sra. Franklin esperando en trigonometría. —Él ondea la otra mano. —Nos vemos, Allie. —Gracias. —Me las arreglo para pronunciar. —¿Y tú? —El sr. Barnes se centra en mí.

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—Tengo que poner mis libros. Puedo sentir sus ojos trazando la cicatriz en la parte posterior mi cabeza. Trato de ser lo suficientemente rápida para satisfacer su golpecitos con el pie, pero mis manos tiemblan. Cuando llego a mi libro de gobierno en la parte superior de la pila, mis dedos encuentran al borde de un pequeño pedazo de papel. Mi estómago se aprieta. Otra. No soy tan hábil como Blake cuando hundo mis dedos en torno a la nota y lo desliza en el bolsillo junto a los ojos de tigre. —¿Tienes algo que quieras mostrarme? Sr. Barnes dirige sus pasos hacia mí y me asusta. —Es sólo que —empiezo. Raspo mis uñas en el borde un áspero en el ojo de tigre. —Cosas de chicas. Yo, uh, necesito ir al baño. —Oh. Él se aleja con las manos en alto como si le dijera que tenía una granada en el bolsillo. —Oh... sí... por supuesto. Golpeo mi armario cerrado con una mano, olvido mi libro, decido irme, y camino hacia el baño con mi mano protegiendo la nota en el bolsillo. Tan pronto como estoy segura dentro saco el papel. Espero que tal vez no sea nada, sólo un trozo de papel al azar que se mezcló con mis cosas. Pero tiene la misma escritura como la primera nota. Tú siempre serás mía. Deslizo mi manga y trazo la cicatriz en forma de T en mi antebrazo. Trago saliva dos veces y luego doy la vuelta y me siento enferma en el inodoro.

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Capítulo 17 Traducido por Serenity953 Corregido por liss-rose

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stoy tratando de huir, pero los remolinos de satén rojo se enredan alrededor de mis piernas. Me tropiezo hacia adelante como garras al desgarro y se engancha la falda. Una mancha de color blanco delante de mí hace señas contra el gris y el verde a mí alrededor. Si puedo llegar a la luz estaré a salvo. ―¡Ayúdenme! ―Trato de gritar, pero hay algo atado alrededor de mi boca, una especie de mordaza. Mis manos están libres, pero no puedo quitármela. Algo agarra mis piernas y desgarra en mi piel. Me caigo hacia delante y despierto, mis sábanas están enredadas alrededor de mis piernas y el sudor frío pega la camiseta a mi espalda. Toco mi boca. ¿Por qué no me quité la mordaza? ¿Por qué no grité pidiendo ayuda cuando tuve la oportunidad? Andrew golpea mi puerta abierta con su silla, pero parece que tiene miedo de entrar. Apenas he hablado con él desde la noche en que le dijo a mamá y papá que escapé. ―¿Estás bien? ―Sí. ―¿Quieres hablar? Yo diría que no, pero estoy tan sola que digo: ―Claro. Andrew estaciona su silla junto a mi cama. ―¿Otra pesadilla? ¿Sobre el accidente? Asiento con la cabeza. Nunca le he dicho a Andrew que sueño con el accidente, pero supongo que sabe. ―¿Con qué sueñas?

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―Una gran cantidad de correr, caer, quedar envuelta en ese estúpido vestido. ―Hago un gesto hacia el armario. ―¿El camión? ―El rostro de Andrew se contorsiona fuera de control durante un segundo. ―No ―le respondo―. No lo veo en absoluto. Él extiende su mano hacia arriba hacia la cicatriz en mi rostro. ―¿Todavía duele? ―A veces. Mayormente sólo se ve horrible. ―No está mal ―Andrew sonríe tristemente. Me siento culpable por haberme quejado de mi rostro lleno de cicatrices cuando Andrew ha vivido toda su vida en una silla de ruedas, susurros y miradas siguiéndolo por dondequiera que iba. Él extiende su mano a la mía y yo la tomo. ―Aún más bonita que Hannah, o Angie, o cualquier otra niña en la escuela. ―Gracias ―le respondo―, ¿pero no se supone que tienes que ser como cualquier otro pequeño hermano malcriado y decirme lo fea que soy? Niega con la cabeza. ―Así que si soy más guapa que Hannah y Angie, ¿Soy más guapa que Caitlyn? Él niega con la cabeza, con fuerza. ―¿No? ―Estudio su cara, preocupada. ―¿Sigues hablando con ella? ―Él asiente con la cabeza―. ¿De verdad te gusta?, ¿no? ―Él asiente con la cabeza otra vez. El temor por el corazón de mi hermano me hace agarrar su mano y apretarla. ―Será mejor que no haga nada para lastimarte, o voy a ir tras ella. El rostro de Andrew se entristece y baja la vista hacia el suelo. Me pregunto si él está pensando en Trip. Estudio su expresión, preguntándome cuánto sabía Andrew de lo que Trip me hizo. ―Lo siento ―dice. Tomo un respiro.

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―¿Por hacer que me atraparan por escabullirme la otra noche? ―Él no confirma que es por eso que lo siente, pero dejo pasar esa suposición entre nosotros―. Está bien pequeño hermano, estabas tratando de mantenerme a salvo.

―Allie y Blake, tengo que verlos por unos minutos después de clase ―La Sra. Flores me mira por un largo tiempo antes de que me de cuenta que está hablándome a mí. Para Blake y yo. El resto de la clase sale por la puerta en una ola de susurros y miradas hacia atrás. La Sra. Flores se posa sobre una mesa frente a nosotros. Es alta y delgada, con el pelo pimienta salada, y siempre tiene una mancha de algo de carbón, pintura, harina o papel maché en su cara. Ella sonríe y tira la falda sobre las rodillas. Estoy esperando la charla de prestar atención en clase, volviendo al trabajo, por lo menos intentarlo. Blake pasa todo el período, con la cabeza sobre la mesa escuchando su música, y yo no soy mucho mejor prestando atención. ―Niños, necesito su ayuda ―La Sra. Flores cepilla su mano contra su mejilla y deja una raya de tiza de color rosa del proyecto actual―. Necesito un comité para planificar y crear las decoraciones para la Bola de Amor en febrero. Pensé en ustedes dos. Tenía la esperanza de que estuvieran dispuestos a ser parte de ella. ―¿Nosotros? ―Decir que me sorprendió sería un eufemismo. Nunca he sido una persona que estaba "pensado" cuando se trata de planificar un evento escolar, y Blake es el niño del cartel antisocial de eventos de la escuela secundaria. La Sra. Flores me sonríe. ―Yo podría utilizar tus habilidades de organización. ¿Capacidad de organización? Siempre obtuve un "necesitas mejorar" en esa sección de mi boleta de calificaciones de grado de la escuela. Ese consejero debe haberla metido en esto. ―Y realmente necesito el talento artístico de Blake. Lo miro, confundida. Por lo que yo sé, Blake nunca ha levantado la cabeza en arte, y mucho menos se volvió en una asignación. ―Piensen en ello ―La Sra. Flores se apoya contra la mesa y sonríe alentadora.

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―El comité se reúne por primera vez el lunes después de Acción de Gracias, durante el almuerzo. Es bueno para el crédito adicional ―Ella nos da a la vez una nota de excusa tardía y luego se dirige a la parte delantera de la sala. Salgo sin mirar atrás a Blake, pero cuando estamos a unos metros fuera del aula, él me detiene. ―Así que, ¿qué piensas? ―¿Acerca del baile? ―Me encojo de hombros―. Creo que el consejero le pidió a la Sra. Flores para que me “involucrara”. Supongo que fuiste arrastrado a ello porque piensa, porque somos amigos. ―Podría ser bueno para… ―Blake golpea la punta de sus desgastados Vans negros sobre el fondo del casillero más cercano. Entonces él me mira. Leí preocupación en sus ojos. Yo aparto la mirada. ―Quiero decir, que podría ser divertido. No sé qué decir, así que sólo lo miro. Ayudando e incluso participando en una función de la escuela, no solo es Blake. ―Sé que no quieres que te vean conmigo ―Él golpea el casillero con el pie otra vez, un poco más fuerte. ―No es eso ―empiezo, pero no puedo explicar por qué he sido tan mala con él. Cómo es para su propio bien. ―Está bien ―Cruza los brazos sobre su pecho y luego los descruza―. Creo que lo entiendo. Pero… ―Él mira por el pasillo. Hannah, la amiga de Megan nos da una larga mirada antes de entrar en el baño de chicas―. Nada de lo que hagas va a hacer que te acepten. Créeme, lo he intentado. Acabo de pensar que… ―Me atrapa en sus ojos―, tal vez es hora de que descubras quienes son tus verdaderos amigos.

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Capítulo 18 Traducido por Melusanti Corregido por Sttefanye

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l día después de acción de gracias era un día para mí y mi mamá. Nos gustaría estudiar minuciosamente los anuncios del Blck Friday de la noche anterior y decidiríamos nuestra mejor estrategia de compra de Navidad. Era una de las pocas cosas unión-madre-hija. Este año, ella se va para la cosa primer Resort por la mañana, antes de que yo esté fuera de la cama. Papá ya tiene las luces de Navidad. Mamá le había acarreado todas las cajas de decoración desde el ático, pero no tenemos permitido ponerlos sin ella y probablemente no estará por aquí para hacerlo hasta más tarde. Cuando papá dejo el ejército pensé que ella iba a pasar menos tiempo en la posada. Pero siempre está trabajando, o en el teléfono hablando del trabajo o descansando porque necesita su fuerza para algún evento por venir. Mamá es una especie de anfitriona, planificadora de eventos y asistente personal del Sr. Phillips. Es el complemento perfecto para su organización y habilidades sociales. Tal vez ella debería hacer el comité de baile. Toda la idea de la Navidad parece un poco triste y gris, al igual que el tiempo afuera. La semana pasada una tormenta grande despojó a todos los árboles de la caída de sus hojas así que lucen como ramitas desnudas. Ha dejado de lloviznar constantemente durante un par de horas, pero el cielo está nublado como siempre. Afuera de mi ventana, Papá y Andrew están en la cochera, acostados boca arriba, a medias bajo la camioneta de trabajo de papá para el cambio de aceite o algo así. Los autos son cosas de papá y Andrew. Cuando Andrew era pequeño solía tumbarse en el suelo al lado de mi padre mientras trabajaba. Andrew haría todo lo posible para darle a papá sus herramientas y papá le explicaría lo que estaba haciendo. Él cerebro de Andrew absorbe información como una esponja. Él sabe cualquier auto, marca y modelo, a simple vista. Si pudiera hacer a sus manos trabajar, probablemente podría arreglar cualquier cosa que quisiera.

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Él amaba el camión de Trip, un chevy clásico de 1967. Trip hizo una gran cosa tomando a Andrew para pasear en el. Se que condujo a Andrew a la locura de que Trip no sabía nada de la camioneta y que el la trataba de la forma que Trip trataba todo lo demás. Como si fuera algo de lo tenía derecho, algo que era suyo para utilizar y destruir. Si las cosas fueran diferentes, Andrew podría conducir un camión como el de Trip, o tal vez algún proyecto de auto que él y papá harían el truco de salir juntos los fines de semana. Si las cosas fueran diferentes, Andrew podría hacerse cargo de la tienda de mi padre algún día. Voy a poner mi colada lejos cuando mi mano roza el iPod que Trip me dio para la Navidad del año pasado. No lo he usado en meses. Los auriculares están todavía envueltos alrededor de el. Toco el botón para ver si tiene carga, y se ilumina. Un morboso sentimiento de nostalgia se apodera de mí. Me puse los auriculares en los oídos y pulso Play. Una lenta, almibarada y dulce canción de amor se enciende. Pulso el botón Siguiente y escucho un poco de basura como “Voy a ser tu cielo, tu tierra, tu aire” Irritada, barajo a través de las canciones, cada una irritándome más que la anterior. Las letras están llenas de mentiras. Estoy lista para apagar el iPod, o tirarlo al otro lado de la habitación cuando la canción se enciende. La que salió el verano que conocí a Trip, la que habla de un amor de verano que dura para siempre. ―he pedido esta para nosotros. ―Murmura él en mi pelo. Estoy flotando en un mar de satén rojo sangre, sus brazos alrededor de mí, su cuerpo apretado contra el mío. ―Más que cualquier otra canción, esta me recuerda a ti. No respondo. Trato de mantener mi cuerpo de que se vuelva rígido, incluso mientras se olvida y presiona sus manos duro contra mi espalda, hacia el moretón que se esconde debajo de mí suéter blanco. Mis manos tiemblan con tanta fuerza en el momento en que termina la canción que apenas puedo apagar el iPod. Cuando toco la cicatriz encima de mi ojo, mi frente es resbaladiza por el sudor. Me duele la cabeza y me siento como si pudiera vomitar. Las siempre-Abiertas puertas del armario se burlan de mí. Detrás de ellas está la bolsa de la ropa; dentro está el vestido de mi memoria. Es la primera vez que me he acordado de algo desde la noche del accidente. Cierro los ojos y trato de empujar mi mente de nuevo allí- un retrato de mí misma en el vestido rojo, Bailando con Trip. En su lugar vengo con imágenes de mi sueño, corriendo a través de la maraña de espinas, mi corazón acelerado. Abro mis ojos. Los pulsos en mi cicatriz. La memoria esta ahí, flotando en algún lugar

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más allá del pensamiento consciente. Pero se siente como una nueva herida, demasiada dolorosa al tacto, incluso tocarla podría hacerlo mejor. Me siento y meto el iPod dentro de mi bolsillo. Mi habitación se siente demasiado cerca. Mi casa se siente más pequeña que nunca. Tengo que alejarme. Me estoy congelando así que me pongo otra chaqueta encima de mi sudadera y salgo afuera. Me detengo en el camión y miro a Andrew y papá trabajar. Estoy celosa de su fácil compañerismo, celosa de la unión entre ellos, celosa de su normalidad. Un viento frío sopla a través de mi chaqueta, dentro de mi camiseta y me da un escalofrío hasta los huesos. Tomo un par de respiraciones para calmar mi voz. Si papá esta distraído, podría ser capaz de decirle que me voy a ir, sin mucha explicación —Oye, Papá ―Trabajo en sonar casual y no desesperada. —Quería ir un poco de compras. Él se inclina hacia mí —¿Ir de compras? —Si, cosas de Navidad —Presiono mi ojo de tigre dentro del bolsillo, esperando que no pregunte por los detalles. Trabaja su mano alrededor de la llave que está sosteniendo. Se que está tratando de decidir si ha pasado tiempo suficiente para no tener que fundamentarme más —¿Tú sola? —Si, señor. —¿Por cuánto tiempo? —Un par de horas, tal vez tres o cuatro si encuentro buenas ofertas —Me apoyo contra el lado de la camioneta. —¿Sólo en la ciudad? —En la ciudad —Es el último lugar donde quiero ir. Me muerdo el labio. He aprendido a ser una mentirosa muy buena. Sin embargo, no estoy segura de haber mentido, a papá, con éxito antes. —Continúan las fugas —Andrew tira la atención de mi padre de regreso a su proyecto. —¿Dónde? —Él se desliza hacia atrás por debajo de la camioneta —Adelante, Al, estate de vuelta antes del anochecer. Le doy una mirada de gracias a Andrew, trepo a la camioneta y de cabeza hacia Hoquiam. Escuchó la canción una y otra vez mientras conduzco. No reproduciendo el momento en los brazos de Trip, tal vez la última vez que me

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abrazó, sino en los labios de Blake contra los míos en el fondo de una cueva húmeda. Tal vez es hora de averiguar quienes son mis verdaderos amigos.

La casa de empeño está más ocupada de lo que había pensado, personas en busca de gangas para los regalos de Navidad, o tal vez tratando de vender cosas para conseguir dinero para comprar regalos. Toda la tienda tiene un aire de desesperación. Estoy nerviosa de que alguien de Pacific Cliffs me vea aquí. Mantengo mi cabeza hacia abajo y escaneo la multitud, pero ninguno luce familiar. Circulo alrededor de la tienda un par de veces, echo un vistazo a un nuevo ordenador portátil que sería un gran regalo para Andrew y una máquina de café expreso que a mamá le encantaría. Me acerco a la pantalla de viejas señales, de la clase con la que mamá ha decorado la tienda de papá. Uno de ellos dice: ESTACIONAMIENTO SOLO PARA “EL CAMINO”, y eso me hace pensar en Blake de nuevo. Tal vez podría conseguirlo para él como una especie de ofrenda de paz. Trip siempre me daba algo cuando quería compensar las cosas. Agarro la señal y hago mi camino hacia el mostrador. Hay tres chicos haciendo ofertas rápidas con la multitud de clientes. Sostengo la señal contra mi pecho. Si hay alguien de Pacific Cliffs aquí van a saber exactamente para quien es. Blake es la única persona en la ciudad que conduce un El Camino. Cuando llego a la parte delantera de la línea, el chico del mostrador a mi izquierda dice en voz alta —Chica ojo-de-gato sabía que ibas a estar de vuelta. Es el tipo que estaba aquí antes, pero no puedo responder por un minuto. El asiente con la cabeza alentadoramente. Fuerzo una sonrisa —Allie. —Bien, Allie. Yo soy Paul. Puse la señal en el suelo, llegue a través de la barra y le di mi mano extendida. —Hola Paul. —Así que ahora estoy en la base del primer nombre con un tipo de la casa de empeños. Mamá estaría mortificada. Cambia su lugar con el tipo frente a mí —Yo me encargo de esto. Allie es uno de mis clientes especiales ¿Qué tienes para mí hoy?

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Saco el iPod de mi bolsillo y él lo examina —¿Hay algo mal en el? Me lo regalo mi novio muerto y está lleno de canciones que traen recuerdos dolorosos a excepción de una que me encanta, pero me hace sentir culpable cuando la escucho —No —Niego con la cabeza. —Solo estoy esperando uno nuevo para Navidad. —Ah, Uno más grande y mejor, ¿Eh? —Lo da vuelta. —Parece estar en buen estado. Este fue Top en línea el año pasado ¿Tiene algo de lo que puedo escuchar o lo vas a borrar? Ahora desearía haber pensado en borrarlo —No, todavía tiene algunas cosas en él. Él lo enciende, se desplaza hacia abajo a —Mix de Allie— pone uno de los auriculares en su oreja y consigue una gran sonrisa cursi en su cara —Oooo, lala. Alguien es un romántico. Me sonrojo hasta mis pies. Siento que de alguna manera he sido violada, o como si hubiera violado la memoria de Trip. Él apaga el iPod y se saca el auricular —¿Cuánto? —Cien —Digo esperanzada. —Vuelve a intentarlo —¿Setenta y cinco— —Te daré cincuenta en dinero por eso y la señal que tienes allí —Esta bien —No estaba segura de obtener la señal. Se siente mal comprarle un regalo a Blake con dinero de la venta de algo que me dio Trip. Ahora estoy atrapada, así que la consigo. A la salida de Hoquiam, lleno la camioneta con gas suficiente como para que mi padre no vaya a sospechar que conduje hasta aquí. Me hace sentir bien, como si estuviera manteniendo todo bajo control. Pero todo el tiempo en la gasolinera, siento como si alguien me esta mirando. Cuando miro hacia arriba, hay un tipo apoyado en la pared exterior. Es alto y lleva una chaqueta y una gorra de béisbol. Su rostro está en la sombra, pero estoy casi segura de que sus ojos están puestos en mí. Es suficiente para hacerme caer la tapa de la gasolina y luego tropezar con el borde de la acera en mi prisa por salir. A pesar de que sé que no es posible, y estoy siendo paranoica, reviso mi espejo retrovisor por una vieja camioneta chevy todo el camino a casa.

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Capítulo 19 Traducido por kristel98 Corregido por Pily

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l lunes después de Acción de Gracias tomé una respiración profunda y voy en busca de Blake en el almuerzo. Estoy llevando mi mochila con el letrero oculto en su interior. No estoy segura que soy lo suficientemente valiente como para dárselo, pero me siento como si debiera por lo menos hablar con él. Blake siempre se pasa la hora del almuerzo en su coche. Supuse que, junto con el resto de la escuela, él estaba allí fumando un porro o bebiendo o algo peor. Cuando me acerco a su coche, él está sentado en el asiento delantero con la cabeza hacia abajo, inclinado sobre algo. Mirando más de cerca, me doy cuenta de que es un bloc de papel y él está dibujando. ¿Blake es un artista? ¿Es esto de lo que la Sra. Flores estaba hablando? Me inclino hacia la ventana y trato de ver la imagen. Blake se sienta rápidamente, tal vez él siente que yo lo observaba. El portátil se desliza fuera de su regazo y se cierra de golpe antes de que pueda ver lo que está dibujado. Toco en la ventana, por lo que cree que quería que me viera allí, no que yo lo estaba observando en un momento privado. Levanta la vista hacia mí en estado de shock y luego sonríe. Baja la ventanilla. —Hey. —Hey. Estoy repentinamente tímida, como si Blake es un extraño y no alguien que he conocido siempre. —¿Estabas dibujando? Se encoge de hombros. —Sí. —Su rostro está vigilante, como si estuviera esperando a que diga algo malo de nuevo. —¿Puedo verlo? Él duda, pero luego me alcanza el cuaderno de dibujo y sale. Lo pone en el capó de su coche y lo abre. La imagen que estaba trabajando es una ardilla. Se

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ve tan real que creo que si lo acaricio mi dedo a lo largo de su cola peluda se sentiría suave. —Eso es muy bueno. Se sonroja y hace gestos hacia los árboles. —Yo le daba de comer trozos de mi almuerzo durante casi una semana para que posara para esto. Cierro el libro y lo empujo hacia él. —Esto es a lo que la Sra. Flores se refería. Eres un artista. Él agacha su cabeza, pero está sonriendo. —Empecé a dibujar en Reno. Me mantenía cuerdo. Durante un tiempo. Me inclino cerca y levanto el borde de la página. —¿Puedo ver más? Asiente con la cabeza y empieza a hojear el libro. Cada imagen se siente como un vistazo de un pedazo de alguien a quien creía conocer, pero no lo hice realmente. Blake es un artista. ¿Cómo es que no lo sé? Por el gran número de dibujos parece que pasa cada hora del almuerzo aquí en su coche esbozando el mundo que le rodea. Solo. Como yo. Los ojos de Blake se mueven entre el cuaderno de dibujo y mi cara, buscando su aprobación. Pienso en lo que él dijo sobre intentar hacer que los niños en la escuela sean como él. Tal vez él no quiere estar solo tampoco. Contorneo el borde del letrero a través de mi mochila. Parece ser demasiado barato para dárselo, pero tal vez pueda hacer algo más como una ofrenda de paz. —Estaba pensando, ya sabes ese baile, la danza del amor o, um, ¿la bola del amor? —Levanta las cejas—. Me refiero a la comisión de baile, el que la Sra. Flores quería que hiciéramos. ¿Quieres? Blake se ve confundido. —¿Quiero que? —¿Estar en el comité... conmigo? —No creo que alguna vez me haya tomado tanto tiempo para decir una frase a Blake. Su expresión está tensa con anticipación. —¿De verdad quieres hacerlo? Aquí está mi oportunidad. Honestamente, hay mil razones para mí de no estar en el comité de danza, pero, por alguna razón, Blake quiere hacerlo. Y yo soy una especie de esperanza de que esta sea su oportunidad de ser parte de algo, para

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demostrar a la escuela lo que puede hacer, y tal vez a mamá, también. No para mí. Mi oportunidad ya se ha ido. Trago saliva. —Sí, puede ser divertido. Además… —Levanto la vista hacia él con lo que espero sea una ansiosa sonrisa— podría ser nuestra única oportunidad de demostrar a esta escuela alguna clase. Su sonrisa hace que esto casi valga la pena. —¿No es la reunión en este momento? —Sí, se nos hace tarde. Espero que vaya a decir que podemos esperar hasta la próxima reunión, después de hablar con la Sra. Flores. —Entonces será mejor que nos apresuremos. Lanza el cuaderno de dibujo de nuevo en su coche, toma su mochila y cierra de golpe la puerta del coche. Fuera de la habitación de la señora Flores, mi corazón se hunde. Puedo escuchar la voz dulce falsa y aguda de Hannah—: Así que el consejo estudiantil ha aprobado unos trescientos dólares. Hannah está en medio de su discurso, pero Blake ni siquiera hace una pausa en la puerta. Lo sigo, tirando de mi sombrero, sin mirar a nadie. Blake se sienta en un escritorio en la parte posterior de la sala y dice—: Perdón por llegar tarde. —Blake, Allie, genial. Me alegro de que hayan venido. —La Sra. Flores asiente con la cabeza—. Hannah, adelante. El rostro de Hannah se congela a medio camino entre el aspecto -estoy a cargo- que llevaba puesto y una cara que parece que comió algo que sabía muy mal. Me hundo en una silla frente a Blake y detrás de Randall. Es enorme, amplio y alto, y el centro del equipo de fútbol, pero no creo que sea lo suficientemente grande como para esconderme de la mirada de Hannah. Ella mira hacia abajo a sus notas y respira por la nariz. —Como estaba diciendo, el consejo estudiantil ha aprobado un presupuesto de trescientos dólares para el baile. Eso es para la decoración, música y comida. Angie de la primera fila levanta su mano. —¿Acaso no teníamos como cinco o seis cientos dólares el año pasado? Hannah mira fijamente directo a través de Randall a mí. —El año pasado el Sr. Phillips hizo una generosa contribución al fondo del cuerpo estudiantil. No creo que eso vaya a ocurrir este año.

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—Tú estás en buenas con esa familia —la desafía Blake —¿Por qué no vas y le preguntas si estaría dispuesto a hacer otra donación? Su mirada se desplaza hacia Blake. —Bajo las circunstancias, no creo que sea apropiado. —Estoy de acuerdo —la Sra. Flores ajusta su posición. —Además, un presupuesto más pequeño se nos obliga a ser creativos, y por suerte nuestro comité está lleno de gente creativa —le sonríe a Blake. Él sonríe hacia ella, como si fuera su alumno estrella. Hannah baraja sus apuntes, mira a Blake, a continuación, se las arregla para encontrarme detrás de Randall de nuevo y dice—: Pensé que todos los miembros de este comité tienen que ser aprobados por el consejo de estudiantes. —No —dice la Sra. Flores—. Se trata de un comité de voluntarios, por lo que mientras el Promedio de Calificaciones de un estudiante es lo suficientemente alta, o recibe la aprobación administrativa, cualquier persona puede ser parte de ello. Tengo la sensación de que estaba en una lista de "caso especial" que el consejero le dio al director. —Bueno —dice Hannah—. Al parecer, este comité tiene muchos miembros. Y ya que estoy abrumada con mis otras cosas del consejo estudiantil y las responsabilidades de mi Beachcomber, no voy a ser capaz de estar a cargo de este. —Y así, hace una pausa para el efecto dramático—: Yo nombro a Allie Davis para encabezar el Comité de bola del amor. —Yo lo apoyo —Blake alza la voz. Me congelo y la sangre drena de mi cara. —¿Alguien más quiere ser el jefe de todo esto? —la Sra. Flores mira a su alrededor. Yo barro la habitación, en busca de ayuda, pero nadie viene. —Propongo a Blake —digo con desesperación. —Creo que es una gran idea —dice la Sra. Flores, aplaudiendo. Me relajo durante medio segundo antes de que ella agregue—: Allie y Blake como copresidentes. Este trabajo es sin duda lo suficientemente grande para dos.

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Blake me sonríe. Tiro lo que espero son dardos mortales hacia él con los ojos. Hannah coge su pila de papeles, camina derecha más allá de la mano extendida de Blake, y los lanza en mi escritorio. —Buena suerte —sonríe. Tiene una caliente banda de auxilios de color rosa Barbie en el dorso de su mano. Me pregunto si alguien en la escuela cree sinceramente que la mano de Hannah tomaría tanto tiempo para sanar. Antes de que Hannah esté incluso fuera de la habitación, Blake acapara todo los papeles y camina al frente. —Bueno, el primer orden del día: el tema—me guiña el ojo—. Allie, ¿te importa tomar notas? La Sra. Flores me entrega un pedazo de papel y un lápiz, pero niego con la cabeza. —No puedo. Si trato de tomar notas, saldrá revuelto porque mis manos están temblando. Voy a quedar como una completa idiota. —Yo lo haré. Una alegre estudiante de primer año con pelo corto marrón, creo que su nombre es Kasey, cruza la habitación y toma el papel y la pluma de la Sra. Flores. Kasey se estaciona a sí misma delante de Blake. La manera que ella lo mira envía una cadena de celos por mi garganta. Se envuelve alrededor de mi corazón y me aprieta el pecho. Trato de alejarlo. No lo merezco. Blake se hace cargo de la reunión y me siento con asombro estupefacto de este Blake que no conocía. El artístico. El que se hace cargo de las cosas. El que se planta ante Hannah George.

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Capítulo 20 Traducido por Melusanti Corregido por Sttefanye

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espués de la escuela, saco mi libro de literatura y un pedazo de papel se desplaza al suelo como una gaviota herida, manchada con inclinadas letras afiladas color rojo sangre. Otra nota.

Me hago a mi misma no mirarla, dejarla en el suelo sin leerla, para dejar que sea barrida con la otra basura cuando el conserje venga. Pero temo que alguien lo vea, así que dudo sólo medio segundo antes de arrebatarlo. “Nunca vas a estar sola”. Quiero reírme de eso, o tirarlo a la basura, pero se siente como que, quien esta enviando las notas esta leyendo mi mente. Echo un vistazo alrededor de la sala, pero por una vez, nadie me esta mirando. Meto la nota en la mochila y luego toco el ojo de tigre en mi bolsillo. Sólo una estúpida broma. Déjalo ir. Saco mi cuaderno con cautela, miedo de que algo más podría caer de mi casillero. —Hey. Me doy vuelta y mi mochila cae al suelo. Mis libros se derraman y la punta de la nota se burla de mí desde el fondo de la pila. —Lo siento, no era mi intención asustarte. —Blake inclina su rostro hacia mí. — ¿Estás bien? —Bien —Me dejo caer de rodillas y empiezo a recoger el desorden de nuevo en mi mochila. Blake se agacha para ayudarme. —Aquí, déjame… —Ya lo tengo. —Le respondo rápido. Me enderezo y tiró la cremallera para cerrarla. —Necesito darme prisa o voy a perderme el autobús. —Oh. —Blake retrocede como si estuviera esperando que yo dijera algo para insultarlo de nuevo —Um, tenía la esperanza de que podríamos ir a la ciudad y buscar algunas cosas para el baile. Pero no tenemos que hacerlo.

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—En otro momento. —Me cuelgo la mochila al hombro y voy hacía la línea del autobús. Blake agacha su cabeza y se va en otra dirección. A mitad de camino por el pasillo veo al Sr. Phillips entrando por la puerta delantera. Para llegar al autobús tengo que pasarlo. Me doy la vuelta y me voy hacia el otro lado. Blake esta casi en la puerta trasera, así que troto para alcanzarlo —En realidad, hoy estaría bien. —Genial. —Dice. Se apoya en la puerta trasera y la abre para mí. Echo un vistazo por encima de mi hombro, pero no puedo decir si el Sr. Phillips nos ve. Blake esta hablando de cosas para el baile todo el camino hacia su auto, pero no estoy escuchando. Su auto está en la parte trasera de la playa de estacionamiento. Tenemos que pasar a James y a Randall, apoyados en la camioneta de Randall, y por el lugar donde Trip solía usar para estacionar-Que quedó vacante en homenaje a su memoria. Mantengo mis ojos en el suelo, pero se que me están viendo cuando me subo al auto de Blake. Blake esta ajeno. Tan pronto como entra, me entrega su bloc de dibujo —He venido con algunas ideas para la decoración. Dibujé estos durante el sexto período. —Enciende el auto y señala el mapa que hizo en el gimnasio. Por encima de su hombro veo que James nos mira. —….Así que pensé que podría hacer algunas pinturas gigantes describiendo la historia de la ciudad. Hay algunos rollos de tela antigua de la planta de fertilizantes, las cosas que ellos utilizaban para hacer las bolsas, podríamos ponerlas en los marcos para que luzcan como velas. Esa fue una gran idea, por cierto. Obligo mi mirada hacia su rostro —¿Eh? Él ve por la ventana a James mirándonos a través del estacionamiento. Luego se vuelve hacia mí. —Olvídate de él por un minuto ¿De acuerdo? —Él suena irritado, conmigo o con James, no estoy segura. Miro hacia abajo a su bloc de dibujo —Lo siento. —He conocido a James toda mi vida. Es un idiota, pero él es todo hablar. No vale la pena preocuparse. —Claro, lo siento. —Dejé escapar mi aliento. Olvida a James. Olvida la nota del casillero. Déjalo ir. Blake se retira de la zona de estacionamiento —Ahora, sobre el baile. Quiero ir a la biblioteca y conseguir algunos libros sobre la ciudad, para obtener algunas ideas de las pinturas. Y tenemos que ir a la ferretería para la pintura, y quizás

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podríamos correr a la planta de fertilizantes y ver si mi jefe me deja ese lienzo del que estaba hablando. Y tenemos que pensar en algo para los marcos. —Los ojos de Blake bailan con entusiasmo. —¿Quieres hacer todo esto, esta noche? —Estoy preocupada sobre lo que ocurrirá si Blake y yo somos vistos juntos en la ciudad. ¿Qué pasará si llego tarde a casa, y que sucederá si mamá sabe que he estado con él? —Bueno, no todo —Blake sonríe, medio avergonzado. —Viniste con una idea tan brillante que quiero ponerla en marcha de inmediato. —No era realmente yo. —Me encojo de hombros. —Tu eres la que consiguió que todos dejen de discutir. —Él frenó en una señal de stop. —Y la Histórica Pacific Cliffs es una gran idea. Histórica Pacific Cliffs salió durante una acalorada discusión entre los tres chicos en la sala (Blake, Randall y Marshall Yates quien está presionando para que su banda toque en el baile) y la mayoría de las chicas. Los chicos querían una danza que no incluyera el alquiler de un esmoquin. Las chicas querían la elección de las chicas de ser formal. Angie sugirió un baile de disfraces. La Sra. Flores tiró eso abajo debido a la preocupación de código de vestimenta. Randall dijo que emparejen camisetas, Angie puso los ojos. A través de toda la conversación mantuve mi boca cerrada, pero podía ver el cartel BIENVENIDO AL HISTÓRICO PACIFIC CLIFFS a través de la ventana del cuarto de la Sra. Flores. Cuando Blake pidió mi opinión, dije trajes históricos sin pensar. La idea fue una bola de nieve a partir de ahí. A las chicas les encantó el tema y Blake se puso de mí lado, así que mi idea ganó. Quedé impactada. Blake se detiene primero en la biblioteca. Siento los ojos sobre nosotros tan pronto como caminamos. Cada vez que alguien nos pasa, los susurros nos siguen. Incluso la bibliotecaria me da una mirada de desaprobación cuando le entrega a Blake un pedazo de papel y nos señala la sección histórica. Echamos un vistazo a Pacific Cliffs, la historia, y a Pacific Cliffs una ciudad renacida –Dos viejos libros lleno de de fotos en blanco y negro y la historia brillante de nuestra ciudad. Después nos vamos a la ferretería, y Blake pasa mucho tiempo mirando por encima de la plataforma de latas de pintura “tinte equivocado”. Él explica que va a utilizar las pinturas de casa rechazadas y hacer sus pinturas en velas —Son baratas, hay un montón de pinturas y por lo general los retiñen de forma gratuita. Me escondí en un rincón y pretendo ver muestras de pinturas, mientras que Blake está hablando con el chico de las pinturas. No estoy exactamente tratando de pretender que no estoy con él. Solo estoy cansada de todo el mundo mirando.

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Beatrice, de Los Chocolates Famosos de Beatrice, una pequeña tienda en la ciudad, se acerca y me agarra la mano —Allie, es bueno verte. Por encima del hombro de ella, Blake está terminando en el mostrador. Quiero que se quede en donde está, pero él viene hacia nosotras. —Una cosa tan horrible para tener que pasar tan joven. —Ella aprieta mi mano. Se esta haciendo resbaladiza con mi sudor. —Y Trip era un joven tan agradable. Solía venir a la tienda sólo para ver lo que yo estaba haciendo. Amaba a mi chocolate negro con trufas de frambuesa. Siempre me pagó el doble de lo que valían y me decía que debía cobrar más. Consiguió un par de cajas de dulces para ti, si mal no recuerdo. Blake se encuentra detrás de mí, un galón de pintura en cada mano. Beatrice levanta las cejas y sigue hablando. —Ustedes dos eran la pareja más bonita en el baile. —Puedo sentir sus ojos en mi cicatriz. —Una tragedia. —Ella niega con la cabeza hacia Blake y libera mi mano. —Bueno, debo irme. Desaparece a la vuelta de la esquina, mientras que Blake dice —¿Estas lista para ir? Me limpio la mano en mis pantalones vaqueros y cabeceo. Estamos casi en la caja cuando oigo a Beatrice otra vez, hablando con uno de los cajeros —…con el nieto de Joyce ¿Puedes creerlo? ¿Después de todo lo que ha hecho? Se aprovecha de su pena, eso es lo que pienso —El cajero murmura algo y Beatrice resopla. —Sigo diciendo que el muchacho se parece a Donald Shelley. La escupida imagen. Miro a Blake para ver si él la oyó, pero ella estaba hablando en voz tan alta que no hay manera de que podría haber pasado por alto lo que dijo. Donald Shelley era el profesor de teatro con el que la mamá de Blake escapó apenas antes de su graduación. Ya sea o no el padre de Blake ha sido un debate popular en Pacific Cliffs, probablemente desde antes de que Blake Naciera. Quiero agacharme hacia la parte trasera de la tienda, pero Blake sigue adelante. Él sonríe y pone las latas de pintura en el mostrador. —En realidad, Phoebe, quiero decir mi mamá, me dijo que mi papá no era el Sr. Shelley, pero que él era de Pacific Cliffs. Su nombre era… —Blake pretende estar pensando mucho. Las dos mujeres se inclinan hacia delante, ansiosas por este chisme. —Tom ¿O era Bob? —Tengo que contener la risa cuando recuerdo que el hijo de Beatrice se llama Tom, y el marido de la cajera se llama Bob —Hmm, no estoy seguro. Voy a tener que preguntarle otra vez. —Blake les sonríe amablemente. — Tengan un buen día— Él paga por las pinturas y las deja con la boca abierta.

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Capítulo 21 Traducido por Jazmín Corregido por Pily

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espués de la ferretería Blake me lleva a su casa. Todavía es raro para mí venir aquí y ver departamentos donde solía estar la casa de mi abuela. Mi abuela murió de un ataque al corazón dos meses después de que nos trasladáramos a Pacific Cliffs. Quería vender la casa que habíamos comprado para que pudiéramos vivir en la casa de la abuela, pero mamá dijo que no era práctico para Andrew. En el estilo típico mamá sobre eficiente, ella había limpiado y vendido la casa de la abuela en dos meses. Blake deja las latas de pintura en el porche, toma dos manzanas de la cocina, y sube las escaleras hasta el ático. La casa está vacía. La abuela de Blake, la abuela Joyce, debe estar en su tienda. Ella hace productos naturales para el cuerpo. Los vende en la ciudad, y cada lugar en Pacific Cliffs está abastecido con su jabón y pequeños frascos de su crema casera. Pone los libros de la biblioteca en una mesa frente a un par de puertas francesas que se abren de pie a la ventana y dan una gran vista del océano. Comienza a hojear las páginas. Los reflejos del sol en su cabello y una parte de su flequillo resbalando sobre sus ojos. —¿Qué tal este? —Su voz me sobresalta. Me doy cuenta de que lo estaba viendo a él en lugar de mirar el libro. Me inclino más cerca por lo que mi brazo casi toca el suyo. La imagen en blanco y negro muestra a un grupo de hombres en tirantes y sombreros mirando fijamente hacia la cámara con expresiones severas. Al fondo está el aserradero que empleaba a la mayor parte de Pacific Cliffs antes de que se cerrara hace unos veinte años. —¿Buen momento histórico? —pregunta Blake. Cuando el gira su cabeza tengo que alejarme porque estaba inclinada demasiado cerca de su rostro. —Sí, pero hay demasiados detalles —Alcanzo a cepillar mi cabello hacia atrás tratando de que no caiga más sobre mis hombros—. La grúa, el tronco, el perrito. —pongo mi dedo en un blanco y lanudo perro mestizo— la única criatura en la imagen que se ve como si estuviera sonriendo.

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Blake se aclara la garganta —¿No crees que puedo hacerlo? Me inclino más hacia atrás. —No he dicho eso. Sé que yo no podría hacerlo. —Nunca has visto ninguna de mis pinturas —dice Blake. No puedo decir si es una pregunta, un comentario o una acusación. Me encojo de hombros. —Nunca te has ofrecido voluntariamente para mostrármelas. —Tal vez yo no sabía que estarías interesada. —Lo estoy —digo con firmeza. El parece estar esperando el remate del chiste —¿En serio? —En serio. Va a una esquina del cuarto donde hay una gran repisa que tiene cuatro estantes. Saca un lienzo del estante. La imagen es borrosa, como algo salido de un sueño, con todos los colores—grises y azules y verdes apagados—corriendo juntos. Aun así, puedo decir que es la entrada a nuestra cueva. Solo hay un lugar brillante en la imagen, algo rojo que cuelga de una roca en el lado de la cueva. Me recuerda a la chaqueta roja que perdí cuando tenía ocho años. Me estiro hacia la pintura pero vuelvo atrás, con miedo a tocarlo. —Es hermoso. Baja su cabeza y desliza la imagen de nuevo en el estante. —¿Puedo ver más? —Lo miro tímidamente. Mete la mano en el estante y saca una foto suya de El Camino, adornado con franjas de carrera azul y ruedas a medida. —Genial —digo Se encoge de hombros. —Es solo un sueño. —Desliza la pintura devuelta en el estante y echo mano a la siguiente—. No es que… —Trata de quitármelo, pero yo ya he visto que es: una pintura de mí, la mitad hecha, desde antes de mi accidente, la cicatriz sobre mi ojo faltante. Me sonrojo y miro hacia otro lado. —Ese es solo un sueño, también —dice en voz baja, volviendo a poner la pintura en el estante.

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El peso de miles de cosas que quiero decirle se ciernen sobre mí, pero dejo que el silencio hable en su lugar. —¿Blake, estas en casa? —La voz de la abuela Joyce flota por las escaleras. Respiro de nuevo y camino lejos de él hacia la esquina. Blake se aclara la garganta. —Estamos en el ático. —¿Estamos? —La abuela Joyce resopla mientras sube el último escalón—. Oh, hola, Allie. Me alegro de verte. —Pone sus manos en sus caderas y me analiza—Te ves mucho mejor que la última vez que te vi. —Toco mi cicatriz. La última vez que recuerdo haber visto a la abuela Joyce fue cuando yo estaba en el hospital. — Todavía un poco pálida, sin embargo. —Da un paso adelante y mira de cerca mi rostro desde detrás de sus gafas. —¿Cómo está su tienda? —pregunto para acabar el tema sobre mí. —Muy bien, en realidad, si puedo seguir el ritmo de los pedidos de vacaciones. — Se sienta en una silla y me mira. Espero porque ella diga algo sobre mi cabello o sobre ser demasiado delgada. En cambio pregunta—: He estado pensado sobre contratar a alguien que me ayude. —Levanta sus cejas—¿Te gustaría trabajar para mí? Doy un paso más atrás en la esquina. —No puedo. —No en la tienda. —La voz de la abuela Joyce es persuasiva—. Sé que tú no te sentirías cómoda con ese tipo de cosas. Pero me vendría bien tu ayuda aquí, rellenando órdenes, podría enseñarte como mezclar las cosas. —No lo sé. —Miro alrededor de la variedad de frascos de vidrio, equipos de medida y jarras llenas con los ingredientes que van en los productos naturales para el cuerpo de la Abuela Joyce. Si cualquier combinación es explosiva, yo sería la primera en encontrarla. Toco la piedra en mi bolsillo—. No creo que pueda. —Sí, tú puedes. —Los ojos de Blake brillan con el mismo entusiasmo que vi cuando estaba hablando sobre el baile—. Podrías trabajar para la Abuela y podríamos trabajar en el proyecto al mismo tiempo. Quiero decir —Su mirada baja hacia el suelo. —Si quieres. —Sería divertido tenerte por aquí otra vez. —El rostro de la Abuela Joyce se arruga en una hilera de arrugas que marcan sus ojos, mas azules que los de Blake pero de la misma forma—. Me vendría bien tu ayuda. Blake hace hermosas

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pinturas, pero cuando el intenta ayudarme en la tienda... digamos que no tiene el toque correcto. —Tal vez yo tampoco. —Echo un vistazo a Blake, pero el sigue mirando al suelo. Pienso en la pintura de mí en el estante detrás de él. —Solo hay una manera de averiguarlo. —La Abuela Joyce alcanza un delantal de detrás de la puerta—. Vamos a empezar.

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Capítulo 22 Traducido por Luceprice Corregido por Pily

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os días después había una nota pegada en el tablón de anuncios. Éstaba firmada, “Mamá”, pero me asustó más que ninguna hasta ahora.

El detective Weeks llamó. Le gustaría reunirse contigo el viernes después de la escuela. Me gustaría pensar que haber sido vista con Blake no tenía nada que ver con mi cita con el detective Weeks, pero ya lo sabía. Yo estaba con otro chico, en público, sin actuar como la viuda buena. Y no solo cualquier chico, era Blake Juvie Evans, el delincuente de la ciudad. La oscura nube de si el detective Weeks iba a preguntarme se convertía en cuando. Mamá dijo que no podía salir del trabajo para acompañarme. Estaba ocupada preparándose para la temporada de vacaciones, como si Pacific Cliffs fuera un gran destino de invierno. Papá dijo que no quería que fuera sola. Se tomó la tarde fuera de la tienda para llevarme. Llegamos cerca de diez minutos antes de mi cita. Al igual que la mayor parte de Pacific Cliffs, la estación de policías luchaba por ser pintoresca y nostálgica pero apenas lograba ser pequeña e insignificante. El edificio era de ladrillo rojo y ribetes blancos, con un amplio jardín delantero y una bandera flameando patrióticamente en la brisa. El vestíbulo estaba lleno de retratos de héroes policías, la mayoría de los cuales habían alcanzado su grado meramente quedándose en Pacific Cliffs hasta que fueron lo suficientemente viejos para retirarse. La recepcionista/despachadora anotó nuestros nombres, aún sabiendo exactamente quiénes éramos, y nos dijo—: Por favor, tomen asiento. El detective Weeks sigue en otra reunión. Papá se sentó calmadamente y tomó una vieja copia de seis meses de Field and Stream. Yo me distraje haciendo que la parte áspera del ojo de gato se suavizara. Con un poco de suerte, me vería arruinada tanto como me sentía y así

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el detective Weeks se compadecería de mí. Era más probable que tomara mi rostro como un seguro signo de culpabilidad y me encerrara en el acto. He tratado de convencerme de que sólo me preguntará cosas acerca de la noche del accidente. No tendría que mentir porque sigo sin recordar. De que no se inmiscuiría en el negro abismo previo. Papá había fastidiado para que me concentrara, para recordar algo. —Tal vez si ellos supieran lo que sucedió esa noche, la madre y el padre de Trip podrían encontrar un poco de paz. Dudaba que cualquier cosa que podría decir les diera paz a los padres de Trip. Las paredes de la estación de policía se suponían ser a prueba de balas o al menos a prueba de ruido, pero todavía podía escuchar su voz. Ruidosa. Demandante. Aterradora. Papá me mira, pero dudaba de que supiera con quién estaba el detective Weeks en su reunión. Había escuchado esa voz en ese tono demasiadas veces para no reconocerla. La reconocía las veces en que me había encogido en la camioneta de Trip mientras las paredes de su casa se sacudían con uno de los episodios del Sr. Phillips. Trip había odiado ir a esa casa. La había odiado. Yo la había odiado, también, porque después de una pelea con su papá jamás podía saber si Trip iba a estar necesitado o solo furioso. La pelea se expandió por el hall entre el vestíbulo, las oficinas, y la pequeña celda de espera en la parte posterior. No miré, pero me podía imaginar la cara del Sr. Phillips, roja y sudorosa, como cuando Trip azotó el lado de su camioneta en una columna de la estación de gas. —Si estuviera haciendo su trabajo, tendría hasta ahora algo más concreto. La siguiente voz era más apagada, era el mayor Milton diciendo algo sobre calmarse y tratar de llegar al fondo del asunto. El Sr. Phillips grita de vuelta—: Conozco al fiscal del distrito y al ministro de justicia. Si no puede hacer que las cosas avancen más rápido, encontraré a alguien que pueda. Papá discretamente levanta su revista. No tenía con qué esconderme así que me llevé la parte más dura de la mirada del Sr. Phillips. Esta vez no me ofreció llevarme a cenar o pagar mi escuela o restablecer mi teléfono. Me encogí en la silla de cuero falso mientras sus ojos se despojaban de mi frágil abrigo de secretos y encontraban su camino hacia mi vulnerable interior. Haber sido vista con Blake me había oficialmente empujado a través de una línea invisible de la simpatía a la sospecha.

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El Sr. Phillips salió corriendo, dejando a su paso un rastro latente de azufre. El mayor Milton lo siguió hasta la puerta pero no fue tras él. El detective Weeks sacudió su cabeza. —Supongo que eso me deja con usted, señorita Davis. Mi padre se pone de pie y camina junto a mí hacia la oficina del detective Weeks. Estrecharon la mano, cordialmente, como si la discusión en el hall nunca hubiera pasado. Intercambiaron bromas. “¿Cómo le va a tu negocio? ¿Qué piensas sobre las oportunidades de que los Seahawks se metan en los play-off? Escuché que íbamos a tener un invierno inusualmente húmedo”. Esa clase de cosas. —Esto no debería tomar mucho tiempo —dijo el detective Weeks. —Está bien —Replicó papá. —Estrecharon sus manos otra vez—. Estaré esperando afuera por si necesitas algo. Papá me dejó a merced de un detective demasiado entusiasta y mi memoria de queso suizo. La oficina del detective Weeks me recordaba a la del Sr. Vincent; una idea tardía— alguna especie de área de almacenamiento reutilizado para mi beneficio. Tenía un escritorio con una laptop, una biblioteca, un gabinete de archivos, y una silla dura para sentarme. Las paredes estaban desnudas y la biblioteca sostenía un par de cajas y no libros. No parecía como si estuviera planeando quedarse por mucho tiempo más en Pacific Cliffs. Se sentó y gesticuló para que tomara asiento en la silla opuesta a la de él. Me senté. Tiró de una pila de papeles del gabinete de archivos y revolvió entre ellos. Esperé. Juntó los papeles, se inclinó sobre el escritorio, y me miró. Aguanté la respiración. —Debí haberle enviado esto directamente al juez, pero estoy seguro de que lo olvidaste del todo. Con todo lo que sucedía, debió haberse deslizado de tu mente. Odiaría tener que enviarte a la cárcel por algo tan trivial. Mi corazón se aceleró salvajemente y mi perturbado cerebro se aferraba por algún significado a lo que estaba diciendo, pero salí con la nada. Lo miré con la vista vacía. Deslizó a través del escritorio una copia de una multa. —Deberías haber pagado esto a fin de mes. —¿Una multa de tráfico? —La recogí con los dedos entumecidos.

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—Como dije, podría haberle dado esto al juez y tenido una orden de arresto en tu contra. Pero se que tu memoria no es la mejor. —Me atrapó con sus ojos azules, y leí una doble intención en ellos. Quería preguntarle si eso suponía ser un trato, pero solo dije—: Gracias. Se puso de pie. —Grace se puede ocupar de ti adelante. No dejes que pase otra vez. —¿Así que sólo me trajo aquí para recordarme la multa? —Tan pronto como las palabras salieron de mi boca las lamenté. No debía haber dicho nada, no debí haber abierto un espacio para que me hiciera más preguntas. —Por ahora, sí. —Su voz era casual, pero sus ojos eran duros e intensos—. ¿Hay algo que te gustaría preguntarme? —¿Por qué está aquí? —Lo solté antes de que me pudiera detener. No estaba segura de que quería la respuesta a esa pregunta. —¿Por qué vine a Pacific Cliffs? —Se inclinó sobre el escritorio—. Realmente no tengo la libertad para decirte eso. —Pudo haberse detenido, pero no lo hizo—. No creo que hubiera habido forma de que te perdieras lo que el Sr. Phillips dijo en la salida. Tiene razón acerca de tener amigos en posiciones importantes. Y supongo que tiene dinero para despilfarrar. —¿Así que fue despedido por el Sr. Phillips? —No —sentenció firmemente el detective Weeks—. Tal vez tenga la influencia para traerme aquí, pero no tiene ninguna influencia sobre mi investigación. Tomó un lápiz y comenzó a golpetear ligeramente el escritorio. —El Sr. Phillips se veía muy molesto. Supongo, dada la situación, que es entendible. —Dejó de lado el lápiz y su frente se arrugó—. ¿Lo has visto perder el control así antes? Deslicé mis dedos por el borde de la piedra en mi bolsillo, pero respondí con la verdad. —Sí. —¿Con Trip? Me sentí entrando en terreno peligroso. Agarré el ojo de gato con fuerza. —Sí. —¿Puedes decirme alguna cosa sobre el estado mental de Trip antes del accidente? No sólo en la noche del accidente, si no antes. ¿Estaba Trip deprimido? Tragué. Temperamental, violento, arrogante, pero no deprimido. —No.

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—¿Estás segura? A veces es difícil de descifrar, incluso si eres cercano a esa persona. Mi cabeza comenzó a doler. Debí haberme ido cuando tuve la oportunidad. —No lo creo. —¿Alguna vez bebió o consumió drogas? Se sintió como una traición, pero respondí—: Bebía. —¿Mucho? —No. A veces. Casi lo mismo que cualquiera. —¿Estaban ustedes bebiendo la noche del accidente? —No bebo. Era la verdad. Era lo suficientemente difícil defenderme a mí misma de Trip estando sobria. —Eso no fue exactamente lo que pregunté. Tu examen toxicológico mostró que no había alcohol en tu sangre, así que sé que no estabas bebiendo. ¿Lo estaba haciendo Trip? Mi estómago se aprieta. —No lo recuerdo. —Sin un cuerpo, no es algo que podamos determinar, pero si alguien lo vio consumiendo alcohol esa noche… —Sigo sin recordar nada. Traté de sonar segura, con la esperanza de que eso fuera el fin del interrogatorio. —Eso debe ser algo inquietante, tener bloqueado un espacio de tiempo cuando no sabes dónde estabas o que hiciste. Mi sangre se congeló. Quise preguntarle que quería decir con eso, si me estaba acusando de algo. La verdad es, que era un pensamiento que seguía atormentándome, también. No sabía que había hecho esa noche. No sabía lo que realmente había sucedido. —Pero supongo que nadie puede culparte por no poder recordar. Tuviste un buen golpe en la cabeza. Aunque, pareces estar bien ahora. —Sonrió—. Incluso tienes un nuevo novio.

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Mi garganta se secó. Como si hubiera tragado un bocado de arena. Ahora la verdadera razón para traerme aquí se asomaba. Por qué yo estaba viendo a Blake. —Blake es sólo un amigo. Levantó sus cejas. —¿Sólo un amigo? ¿Estás segura de que él siente lo mismo? Se veía muy protector contigo cuando lo detuve. —Hemos sido amigos por un largo tiempo. —¿Estás segura de que quieres ser amiga de un chico como él? Blake tiene un poco de registro, ¿no? ¿Algunos problemas en Nevada? Debía decirle que eso no era de su incumbencia. Que eso había sido hace mucho tiempo. Debía defender a Blake, pero ni siquiera sabía como defenderme a mí misma. Di un paso hacia la puerta. —Si terminamos aquí, mi papá está esperando. Necesita volver a trabajar. Pero el detective Weeks no se movió. —Tu papá es un mecánico, ¿cierto? ¿Es dueño de esa nueva tienda en el pueblo? —Sí —dije lentamente, tratando de imaginar a qué quería llegar con esto. —¿Alguna vez te enseñó algo acerca de autos? —No. —Mantuve mi voz calmada—. Papá acaba de salir del ejército. Antes de eso estaba fuera todo el tiempo. —¿Qué hay de tu amigo Blake? ¿Conoce sobre autos? Esa cosa que maneja, ese viejo El Camino, probablemente necesita un montón de mantenimiento, ¿cierto? ¿Tu papá lo ayuda con eso, o lo hace por sí mismo? —No lo sé. Mi cabeza daba vueltas y mi cicatriz se tensaba. No estaba segura a donde quería llegar el detective Weeks con esto, pero tenía la sensación de que era algo malo, malo para mí y malo para Blake. —Una cosa graciosa acerca del informe del accidente. —Revolvió rápidamente entre los papeles del escritorio. Me pregunto si el reporte del accidente estaba descansando en el escritorio junto a él. Me pregunto qué dice—. No dice cuán rápido iba Trip cuando impactó la esquina. Usualmente ellos miden las marcas de los neumáticos para descubrir eso. Me mantuve junto a la puerta, congelada.

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—¿Sabes por qué no pudieron descubrir cuán rápido iba la camioneta? —Sus ojos taladraron en mi alma. No respondí. —Por que no habían marcas de neumáticos.

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Capítulo 23 Traducido por Melusanti Corregido por Meellc

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engo que permanecer lejos de Blake.

La realización me golpea como una ola helada mientras camino por el vestíbulo hacia el frente de la estación de policía ¿Cómo no pude verlo antes? La voz de Hannah grita en mi cabeza “tu envenenas a todo el mundo y a todo lo que se te acerque”. Ella estaba en lo cierto, pero yo era demasiado estúpida, demasiado egoísta para ver que estaba envenenando a Blake sólo por estar cerca de él. Ahora, el detective Weeks piensa que él esta metido en todo lo sucedido la noche del accidente. Y ni siquiera puedo recordar lo suficiente como para mantenerlo fuera de problemas. Ni siquiera lo suficiente para mantenerme a mi misma fuera de problemas. Culpabilidad por asociación. —¿Qué quería el Detective Weeks? —La voz de papá interrumpe mis pensamientos. Me olvide que él estaba esperándome. Sostengo el ticket dócilmente. —Me olvidé de pagar esto. —¿Tú ticket? ¿Eso era lo que quería? —Papá no parece creerme—. Estuviste allí mucho tiempo. —Él me dio un gran discurso sobre lo que podría haber sucedido. Dijo que podría haber tenido que arrestarme. —Tiene razón. Tienes que ser más cuidadosa. —Papá toma el ticket. Me pregunto si “tienes que ser más cuidadosa” Significa algo más—. ¿Tienes dinero para pagar esto? —Un poco. —Niego con la cabeza—. No es suficiente. Papá saca su billetera y lo paga. Está tranquilo todo el camino hasta el auto. Por último dice—: ¿El detective Weeks te ha preguntado algo sobre el accidente? Abro la boca para mentir. Entonces veo su rostro, el rostro de un hombre que hace diez meses estaba interrogado a los insurgentes en una zona de guerra. Mentirle es imposible. —Si.

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—¿Y qué le has dicho? —La voz de papá incluso se queda. Trazo el borde del ojo de tigre en mi bolsillo —Que no recuerdo nada. —¿Eso es cierto? —pregunta su voz de interrogador. Niego con la cabeza, no y si, y digo—: Es todo un revoltijo. Las imágenes no tienen ningún sentido. Sueños. Papá me toca el brazo. —Quizás. Si regresaras a la consejera. Tal vez tienes un trastorno post-traumático o algo por el estilo. Un montón de chicos volvieron de la guerra con esas cosas. Tal vez si tuvieras alguien con quien hablar… —¡No! —digo demasiado rápido y retrocedo—. Todo lo que hizo fue decirme que estaba enojada, que debería golpear mi almohada. —En lugar de Hannah. —La voz de papá se aligera un poco. Él me aprieta el brazo y luego enciende el auto. Inclino mi cabeza hacia atrás. —Tal vez necesitas tiempo. Asiento. Me duele la cabeza. —Sólo espero que ellos estén dispuestos a darte tiempo. Mis ojos revolotean al abrirse —¿Quién? Papá respira. —Esta ciudad es demasiado pequeña. La gente habla demasiado. —Él me mira fuerte. —¿Qué has oído? —Como si no lo sé, como si no sé que todos están hablando sobre mí y sobre Blake, y porque estamos tanto juntos y tan pronto. —Algunas personas dicen que el accidente fue sospechoso y si están pagando por un nuevo detective, él debería estar haciendo algunas investigaciones. —Él sale de la estación de policía y nos dirige a casa. Pienso en lo que dijo el detective Weeks, de que no había marcas de neumáticos. ¿Papá sabría porque no hay marcas de neumáticos? ¿Puedo preguntarle? ¿Qué pensaría si lo hiciera? —Tu pareces ser la pieza que falta en todo esto. —Se vuelve y me mira—. Porque fuiste la única testigo, me preocupa que la gente pueda tomar parte de sus sospechas sobre ti. Si tuvieran una idea más clara de la noche del accidente. Si pudieras recordar… Me duele la cabeza —No estas ayudando. ¡Dije que no podía recordar!

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—De acuerdo. —Él toca mi pierna—. Lo siento. Se queda en silencio durante el resto del camino a casa. Estaciona en el camino de entrada y me mira de nuevo. —La abuela de Blake entró en la tienda hoy. Está teniendo problemas con el viejo Buick otra vez. Mencionó que te había pedido trabajar para ella. —Ella lo hizo —respondo—. Pero yo no estaba… —Le dije que pensé que sería una buena idea. Te dará una forma de pagarme y yo espero que lo hagas. —Papá levanta sus cejas—. Sería bueno para que puedas estar haciendo algo. —No creo que deba. —Por el bien de Blake. —Pruébalo durante un tiempo. Por lo menos el tiempo suficiente para pagarme. —En cierto modo se siente como que papá me esta ordenando a trabajar para la abuela Joyce—. Tienes dieciocho años. En menos de un año iras a la universidad. Es hora de que tomes parte de la responsabilidad de tu vida. Me tumbo en la cama esa noche, tratando de averiguar lo que quería decir papá acerca de tomar la responsabilidad de mi vida. ¿Otra referencia velada para tratar de recordar el accidente, o algo más? He estado viviendo en el modo de supervivencia durante tanto tiempo que cualquier cosa en el futuro se siente vago y lejano. Si voy a la universidad, ¿voy a ser capaz de escapar de todo lo que ha pasado aquí?¿Puedo aguantar tanto tiempo? Pienso en la pintura de mí que Blake tiene en su ático. Un sueño. Un sueño destrozado por los dos hace mucho tiempo. Froto el ojo de tigre por mis labios y trato de recordar lo que se siente tener sus labios contra los míos. Después de todo lo que he hecho, no lo merezco, pero está dispuesto a darme otra oportunidad. El resto de la cuidad no está dispuesta a darnos una oportunidad, pero si se cierra la investigación del accidente, si el detective Weeks se fuera y luego se olvidara de la ciudad ¿Sería capaz de estar con Blake? Todo lo que dijo el detective Weeks se revuelve dentro de mí ¿Por qué allí no había marcas de neumáticos? ¿Quiso decir que Trip fue por arriba del acantilado a propósito? ¿Era eso a donde el detective Weeks iba con todo el asunto de la depresión? Pero Trip no estaba deprimido. Todo el mundo lo quería. Lo tenía todo. Era muy bueno en los deportes. Era precioso. Tenía un montón de dinero. Me tenía en control. Tal vez estaba demasiado borracho como para tomar la esquina.

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Cierro los ojos y presiono el ojo de tigre contra mi cicatriz. Sería fácil. Todo lo que tendría que decir es que Trip estaba bebiendo esa noche, que estaba borracho cuando dio la vuelta en la esquina. Eso me lanzó a salvarme. El caso sería cerrado. La gente dejaría de mirarme como si fuera culpa mía. Nadie pondría en duda a Blake. A nadie le importaría si estuviéramos juntos. Había visto a Trip conducir borracho un montón de veces antes. La noche antes del accidente, cuando me escapé a rescatarlo, él estaba borracho. Traté de conseguir que me dejara llevarlo a casa. —Tienes que dejarme conducir. Dame las llaves ¿De acuerdo? —No sabes de lo que estas hablando. ¡No me digas que hacer! —Trip, por favor, estas borracho. No quiero que tu… Él se gira hacia mí tan rápido que no tengo tiempo para evitar su puño estrellándose en mi hombro. Me caigo hacia atrás. Golpeando mi espalda contra un tronco irregular en el fondo. James y Randall miran hacia otro lado. La idea me golpea tan fuerte como el puño de Trip. Me siento en la cama. James y Randall ambos vieron que Trip me golpeó la noche anterior al accidente. Ambos lo saben. Me tumbo en la cama durante horas pensando en ello. Cuando por fin me duermo sueño que Trip me golpea y me caigo hacia atrás y me golpeó la cabeza con algo duro. Todo el pueblo esta de pie alrededor, pero nadie me reconoce. Nadie reconoce lo que me hizo. Nadie ayuda. Ellos solo me dejan allí, tendida en un charco. Estoy con el vestido del baile. Y el charco es rojo.

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Capítulo 24 Traducido por Dracanea Corregido por Meellc

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xcelente, Allie —dice la abuela Joyce mientras se inclina sobre el hombro. Tres lecciones en esto y estoy mejorando en mantener mis manos sin temblar, o por lo menos, ocultándolo de la abuela Joyce—. Ella acaba de hacer una vela de vainilla a rayas, textura perfecta, sin quemar nada ni arruinar la cacerola. —Levanta las cejas, al igual que debe significar algo para Blake. Él gruñe de nuevo. La abuela Joyce niega con la cabeza.



—Blake no estás realmente aquí en este momento. —Ya he aprendido que cuando Blake está en su arte, todo el mundo podría explotar y él no se daría ni cuenta. Ahora mismo está estudiando un cuadro negro y blanco, un lápiz de carbón en la mano y un gran trozo de papel sobre un caballete frente a él. Tiene una mancha de carbón en la mejilla y los nudillos están manchados con negro. Sonrío de nuevo, resplandeciente por su alabanza. Estar asustado por cometer un error ha sido realmente una buena cosa. Parece que estoy mejorando en esto. —¿En qué estás trabajando, B? —La abuela Joyce cruza la habitación hasta Blake y estudia la imagen—. Ah, el molino. —Se inclina y cepilla el pelo de los ojos de Blake. Esto lo despierta de su trance. Él se aleja de ella. —Abuela. —Desaliñado de nuevo, Blake. —Ella niega con la cabeza. —Me gusta su pelo largo —digo sin pensar. Blake se sonroja, hace muecas, y se frota el cuello, dejando una raya de color negro allí, también. —Gracias, Allie —dice la abuela Joyce—. Ahora nunca conseguiré que se lo corte. —Ella se acerca más a la imagen de al lado de Blake sobre el escritorio—. Este fue el molino durante su apogeo. Antes de que se apagara, la mayoría de la población trabajaba allí. Si no fuera por el señor Phillips y la renovación de la posada que trae turistas, Pacific Cliffs probablemente habría desaparecido por

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completo. —Ella voltea a través del libro—. Allie, ¿alguna vez has visto la imagen de tu madre? Puse el molde de la vela abajo y me uní a ella en la habitación. La página que está viendo tiene filas de hermosas adolescentes en diversos estilos de los formales y grandes. —Sí. He visto esa foto antes. —Trato de mantener la amargura de mi voz. Foto oficial de mamá del Beachcomber: el pelo rubio oro acumulado en la parte superior de su cabeza, un vestido de lentejuelas azul colgando sobre sus caderas, su sonrisa perfecta, como siempre. Recuerdo lo difícil que trató de convencer a mi mamá que haga de Beachcomber, llenando la solicitud para mí y todo. A Trip no le gustaba la idea de mi desfilando delante de un montón de otros chicos. ¿Y cómo podría llevar el traje de fitness, pantalones cortos y una camiseta de manga corta, mis moretones en exhibición para todo el mundo? Mamá estaba más que decepcionada. Creo que era su sueño para que yo siga sus pasos. —Reina de Beachcomber, mira la gran cantidad de ellas. —La abuela Joyce desliza el dedo por la página—. Tu madre, y ésta es Patty George, la tía de Hannah. Que debería haber sido el año de Phoebe. Si no se hubiera escapado, lo habría sido. Al igual que su padre, huyó cuando las cosas no iban a su manera. Blake giró la cara. Creo que le duele cuando su abuela habla así de su madre. Puedo estudiar las reinas del certamen, así que no tengo que ver su malestar. La tía de Hannah lleva un vestido de satén rojo sin tirantes, rojo sangre como mi vestido del baile. Se ve tan familiar que hace que me duela la cabeza. Cierro los ojos. La voz aguda de Angie llena mi cabeza. —Ese es un vestido fabuloso, Allie. No sé por qué lo guardas cubierto. —Me pongo el suéter blanco cerca de mi cuerpo. —Tengo frío. —Hace como ochenta grados aquí, ¿cómo podrías tener frío? —Allie siempre tiene frío. —Trip cubre su brazo sobre mi hombro y comienza a penetrar el escote de mi vestido—. Pero tal vez pueda convencerla que se quitara la chaqueta más tarde esta noche, después de que yo le dé su regalo de cumpleaños. Le codeo a distancia, y luego espero a su sutil retribución, dedos clavándose en un moretón que sabía que estaba allí, o una mirada que me dice que estoy en problemas por hacerle parecer estúpido en público, pero no llega.

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—Todo el mundo se inclina. —Angie rueda los ojos—. Aquí viene la reina. —Sigo su mirada a lo que distrae a Trip de castigarme. Hannah, de pie en la puerta con su banda y su corona, del brazo de un trofeo de la cota y siempre caliente, pero nunca bien, luciendo suficiente bien para eclipsarla a ella. Los ojos de Trip en cada centímetro de su vestido verde esmeralda, desde el escote profundo hasta la hendidura en la cadera. Ella lo mira, también. Mi estómago se retuerce de celos recordando. La abuela Joyce voltea el libro a la vista de que Blake estaba trabajando. Ella no se da cuenta que me agarre al borde de la mesa para apoyarme. Los kilos de sangre a través de la cicatriz y en mis oídos. —Hay mucha historia en esta ciudad. —Ella acaricia el hombro de Blake. Los hombres de pie delante de la fábrica en la imagen del remolino gris—. Sé que harás un gran trabajo. —Ella se vuelve hacia mí—. ¿Te gustaría...? —Me mira—. ¡Blake, ve por ella! —Toda la habitación gira. Mi mente se desliza dentro de un oscuro abismo de los ojos de Trip, mi vestido rojo sangre, y los celos de verde satén.

140 —Vamos a tener una fiesta después del baile. Están todos invitados. —Los ojos de Hannah están en Trip. Estoy segura de que si pudiera encontrar una manera para que yo no fuera, lo haría. Trip me tira contra su pecho, pero él mantiene sus ojos en el corte de diamante en la parte delantera del vestido de Hannah. —No vamos a ir a la fiesta con ustedes. Tengo que darle a Allie su regalo. —Se vuelve y me inclino la cara a la suya y acepto un largo afectuoso beso público, en beneficio de Hannah—. La limusina nos está esperando en casa de Allie. Dejé mi camioneta allí. Queremos estar a solas. —Allie, ¿puedes oírme? —Suena la voz de la abuela Joyce lejos, al final de un largo y oscuro túnel. Mi corazón se hunde. No quiero estar a solas con Trip. La limusina y todos sus amigos se supone que son mi escudo esta noche. El padre de Randall insistió en la limusina. Para mantenernos a salvo... —Allie, por favor, despierta. —Trato de abrir los ojos, pero Blake suplicando se transforma en la voz de Trip, jadeante y desesperado—: Despierta. ¿Me escuchas? ¡Dije despierta! No puedes dejarme. No voy a tener la culpa de esto. —Por favor, despierta.

Me obligo a el recuerdo de mi cabeza y me concentro en el sonido de la voz de Blake. Poco a poco su rostro emerge de la niebla que me rodea. —¿Estás bien? —Él está sosteniendo, mi cabeza en su regazo. La abuela Joyce mete una almohada debajo de mis pies. —Creo que sí. —Mi corazón late en mis oídos. Las imágenes olvidadas se arremolinan alrededor de mi cerebro, tratando de forzar su camino en algún sentido. Una parte de mí quiere evitar que se deslice de nuevo. La otra parte de mí no quiere saber lo que significan. —Te saltaste el almuerzo de hoy. —Blake toma mi pelo de la frente. Me vuelvo hacia su voz y veo la preocupación en sus ojos—. Tuvimos una reunión de la comisión. —Estoy bien. —Pero no sueno convincente. Mi cara se siente caliente y no estoy segura de recordar cómo mis piernas funcionan. Trato de levantarme. —Quédate quieta —ordena la abuela Joyce. —Voy a llamar a tu madre. —No. —Me siento rápido y mis ojos empiezan a empañarse otra vez. Me recuesto contra Blake—. Quiero decir, no puedes. Ella está en el trabajo. —Probablemente estarás bien —la abuela Joyce dice al fin, y me toca la frente—. Sólo el estrés, la falta de alimentos, y tal vez un poco de humo de la cera derretida. Este ático está bastante cálido el día de hoy. —Asiento con la cabeza, contenta de aceptar sus explicaciones fáciles. —Ya me siento mejor. —Con los brazos de Blake a mí alrededor, no es del todo una mentira. —Tómatelo con calma —dice la abuela Joyce. Trato de sentarme de nuevo, esta vez más despacio. Blake se desliza hacia adelante para apoyar mi espalda. Me apoyo en él y dejo que me sostenga. Sus dedos dejan manchas de carbón negro en las mangas de mi sudadera. Después de unos minutos me dejé que me ayude a sentarme en una silla junto a la mesa. El libro está acostado en la parte superior, cerrado. La abuela Joyce me trae una taza de té de hierbas. —Descansa un rato. Cuando el color se te vea mejor, le pediré a Blake te lleve a casa. Descansa un poco, y si estás a la altura, puedes volver a trabajar de verdad en un par de días. Sólo asegúrate que dejas la ventana abierta para respirar aire fresco.

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—No. Estoy bien. —Me levanto y le pido a Blake que me ayude. Tengo que apoyarme en él para mantenerme en pie. —Asegúrate de que ella coma mañana —la abuela Joyce dice mientras Blake recoge mi mochila—. Cuento contigo para cuidar de ella. —Lo haré —Blake dice en serio. Agarra mi brazo como si pudiera resbalar fuera de su alcance y desvanecerme.

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Capitulo 25 Traducido por Dracanea Corregido por Meellc

T

ienes el recibo de Angie en la tienda? —Blake se inclina cerca de mí, esperando mi respuesta. Estamos sentados con Andrew en la biblioteca, tratando de averiguar el resto del presupuesto para el baile—. ¿Estás bien?

—¿

Me tire a mí misma de mi interminable laberinto de pensamientos, Trip y yo íbamos a estar solos, la camioneta estaba en mi casa, ¿por qué estaba tratando de despertar? ¿O es porque Blake estaba tratando de despertarme? —Sí, sólo un segundo, que está aquí en alguna parte. —Te ves pálida. —Blake toca mi brazo—. Esto no va a pasar de nuevo, ¿verdad? Andrew levanta la vista, alarmado. Le doy a Blake una mirada asesina y volteo a través de mi portátil. Un trozo de papel con la escritura roja en ella hace que me detenga. Te estoy vigilando. Intento meter la nota de nuevo entre las páginas, pero Andrew ya ha visto. — ¿Qué es eso? —Su voz real es ronca y jadeante. —Nada. Sólo un pedazo de papel. —Volteé la cubierta del portátil cerrado. —Por favor. —La voz comunicadora de Andrew es uniforme y electrónica, pero la mirada de dolor en sus ojos me detiene. Miradas entre Blake, Andrew y yo. —¿Qué es? —Andrew mira duramente a mi cuaderno. Blake tiende la mano. —Déjame verlo. —Algo sobre la preocupación que veo en los dos, o tal vez sólo mi propio cansancio de cargar con el peso de todos mis secretos, llega a mí. Abro el cuaderno y le entrego el papel. Su frente se arruga y el pelo cae en sus ojos mientras estudia la nota—. ¿Es la primera vez que te ha llegado una nota como esta? Yo digo—: Sí.

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Andrew dice—: No. —¿Cuántos? —pregunta Blake, pero él está mirando a Andrew. Lo dejé con un suspiro. —Este es el cuarto. —¿Eran todos así? —Da vuelta la nota y pasa los dedos por los bordes. Andrew la alcanza. Blake, la sostiene hacia fuera para que él vea. Después de estudiarlo, Andrew dice furiosamente—: Recorte de una hoja. —Tienes razón —dice Blake—. Parece que fue cortada con otra cosa. ¿Tal vez con una cuchilla de afeitar? —Es surrealista, ambos jugando a detectives, pensandolo para mi—. ¿Tienes las otras? —pregunta Blake. Abro mi mochila y saco las otras notas del bolsillo en el lateral. Con excepción de la que yo envié sobre el acantilado, las guardaba. No estoy segura de por qué, como prueba o algo así. —Es la letra de Trip. —Trago saliva—. La reconocería en cualquier lugar. —Las examinan una a una. Destacando las cosas que no había notado antes. Todas las notas parece que fueron cortadas de un pedazo más grande de papel. Las palabras fueron escritas en tinta de color negro o azul y luego trazaron de nuevo con marcador rojo. Una fue cortada a la vuelta de las palabras y pegada a otra hoja de papel. ¿Por qué no las miré más de cerca? —Vamos a ver. ¿Quién tendría un montón de notas con letra de Trip sobre ellos? —Blake se rasca la cabeza para dar énfasis. Estoy pensando en el señor Phillips, o tal vez la madre de Trip, pero a Andrew se le ocurre una respuesta diferente. —Hannah. —¿Hannah? —suspiro y luego me siento estúpida. Por supuesto Hannah. Recuerdo la caja que arrojé al mar. Cada carta, cada flor, cada trozo de papel que Trip alguna vez me dio. Salvé todos. Hannah debe haber hecho lo mismo. Blake, niega con la cabeza. —Ese pequeño torcido b... —Tienes que decirle a alguien —dice Andrew. —No puedo. —Miro hacia abajo a mis manos. El ojo de tigre apareció allí casi sin que yo lo sepa—. Quiero decir, no vale la pena. —No quiero llevar el

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accidente de nuevo en la vanguardia de la mente de todos—. Ahora que sé quien envía las notas, sólo puedo ignorarlas, ¿no? —Deberías contarlo —insiste Andrew. —No, tiene razón. No vale la pena. Decirle al director algo como esto sería simplemente abrir un montón de problemas para ella. Podemos encargamos de Hannah George. —La cara de Blake es dura y enojada, como cuando volvió de Reno. Su expresión me da miedo. Echó un vistazo a su bolsillo, preguntándome si él tiene el cuchillo en él ahora. —No. Olvídalo. Ella está buscando atención o lo que sea. Nosotros no tenemos que dársela. —Intento forzar una risa, como si todo esto fuera una gran broma. —Sigo diciendo que deberíamos... —Andrew mira de Blake a mí pero sé que no le dirá si decidimos no hacerlo. —El derecho es de Allie. Es mejor olvidarlo. —Blake arruga las notas, camina hasta la esquina de la habitación, y los empuja profundamente en el cubo de basura. Suena la campana y Blake reúne sus libros—. Nos vemos después de la escuela, Allie. —Su voz se ve obligadamente casual. Andrew mira a la basura con su evidencia enterrada y luego me da una larga mirada antes de que abandone la biblioteca. —Hay que decírselo a alguien. —Cierro los ojos y sé que he oído decir eso antes.

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Capítulo 26 Traducido por Dracanea Corregido por liss-rose

―¿

C

rees que tu abuela me necesitará después de que la Navidad haya terminado? ―La idea ha estado mordisqueándome tanto tiempo que rompo el silencio cómodo habitual entre Blake y yo.

Él me mira desde el lienzo y rueda el pincel entre los dedos. ―No lo sé. Espero que sí. ―El ático de Blake se ha convertido en mi refugio. Es el único lugar donde puedo escapar de los susurros detrás de la espalda en la escuela y las miradas hacia atrás que recibo cada vez que voy a la ciudad. Y aquí no tengo que hacer frente a las miradas de traición, dolor, concernidas que recibo de mamá o de papá, sutiles intentos de hacerme recordar algo sobre el accidente: “¿Te acuerdas de que estaba contigo en el baile?, ¿Te acuerdas de llegar en la camioneta de Trip”. Es el único lugar donde puedo pretender que los últimos dos años nunca ocurrieron, que no tengo que ver la mirada que James me da cuando camino por el pasillo, o las fotos de Trip sonrientes en la vitrina de trofeos. Me encanta todo sobre el ático: el sonido del mar o la lluvia sobre el techo: el olor de las flores, los frutos secos y frutos de las lociones y velas que hago, la vista desde la ventana, y mi silencio cómodo a la vez, a solas con Blake. Me gusta verlo a él, perdido en su arte. Su rostro se contorsiona en la concentración, no como si lo que está haciendo es difícil, pero como si estuviera concentrándose en algo que ama. Memorizo la forma en que la luz juega en su rostro, los surcos que se forman en su frente, la forma en que se muerde el labio inferior cuando está pensando mucho, el rasguño del lápiz o la tranquilidad de sus pinceladas. ―Si la abuela no te necesita, todavía habrá cosas del baile para hacer ―dice Blake―. Sí, por un par de semanas ―Me esfuerzo para llegar a un frasco en el estante superior. Él se acerca y tira hacia abajo para mí. ―Gracias ―le dijo. No estoy segura de cuando llegó a ser mucho más alto que yo.

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Vuelve a trabajar, pero lo sorprendo mirándome, y mucho. Y sigue bajando cosas. Estoy preocupaba de que esté pensando en las notas en mi casillero y cómo devolvérselas a Hannah, pero no dice nada. Él está tranquilo hasta que me lleva a casa. Entonces empieza a hablar rápido. ―Me voy mañana por la mañana para pasar las vacaciones de Navidad con Phoebe. Lo está haciendo muy bien, hay trabajo, locales comerciales y todo eso. ―Toma un respiro y se pone en marcha de nuevo―. Ella está saliendo con un chico que produjo uno de sus anuncios. Tiene un apartamento en el Lago Tahoe y estamos pasando la Navidad allí. Le gusta mucho. Creo que está esperando que le guste y que me guste. Blake tamborilea con los dedos sobre el volante mientras conduce. Puedo decir que está nervioso por ir a cumplir con el nuevo novio de su mamá. Debería decir algo que pudiera ayudar, algo así como: "Por supuesto que va a pensar que eres genial. ¿Quién no lo haría?" Pero no digo nada. Él agarra el volante. ―Quiero que vengas conmigo. Mamá me dijo que podía traer a un amigo por un par de días. Yo pagaría por el vuelo. Al igual que el día después de Navidad, por lo que aún puedes estar con tu familia ―Ya estoy sacudiendo mi cabeza, pero él sigue adelante―. Te puedo enseñar cómo hacer snowboard, quiero decir, sólo he estado una vez, pero podemos aprender juntos. Sería muy bueno, quiero decir diversión, si estuvieras allí ―Blake se aclara la garganta―. No hay nada extraño, sólo como amigos. Niego con la cabeza más fuerte, y mi cicatriz comienza a doler. ―Yo, ¿hacer snowboard? ―Fuerzo una sonrisa, tratando de mantener la luz―. Esto sí que es una idea realmente horrible. Probablemente me rompo una pierna intentando ponerme las botas. Ni siquiera lo lograré en la montaña, y si lo hiciera, sin duda te humillaría ―Blake se detiene en el semáforo en rojo en la ciudad y me mira seriamente. ―¿Qué te pasó, Al? Cuando éramos niños no tenías miedo de nada. Ahora eres como, no sé, miedosa a probar ―Estoy medio dolida y medio ofendida, pero sé que tiene razón. Trato de cubrirlo con una broma. ―Tal vez por fin he descubierto que soy un peligro para mí misma y los demás ―Blake vuelve a la carretera. ―Y siempre estás menospreciándote. No me gusta eso. Yo meto mi mano en mi bolsillo y toco al ojo de tigre.

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―Siempre he sido torpe. Ya lo sabes. ¿Recuerdas cuando me tropecé en el acantilado y casi fui por el borde? ¿O cuando me deslicé por las dunas de arena sobre mi rostro? Es como un milagro que cumpliera los 18. ―Yo hice ese tipo de cosas, también, muchas veces. No eres más torpe de lo que soy yo ―Él se detiene en mi camino y me mira, sus ojos verdes suplicantes―. Por favor, ven conmigo. Me sacarias un montón de presión de encima si estuvieras allí. A mamá le gustas mucho. He conocido a la madre de Blake dos veces. Las dos veces me dio la impresión de que estaba demasiado fuera de ella para darse cuenta quién era yo, pero no voy a decirle eso. ―No puedo. Incluso si quisiera ―Sé que pica cuando digo eso, me refiero a que lo haga―. No hay manera de que mis padres me dejen ir. ―Fuiste con la familia de Trip el verano pasado, cuando fueron a Florida. ―Señala Blake. Me estremezco por el recuerdo y agarro la piedra en el bolsillo. ―Eso fue diferente. Papá no estaba allí y... ―Y estaba Trip ―Blake golpea el lado del volante, no es duro, sólo lo suficiente para que pueda ver su frustración. No me gusta que tenga razón en eso. Mamá se asustaría si supiera que estaba en el auto de Blake ahora. El ir de fin de semana con él, sería imposible. Abro la puerta rápidamente. ―Gracias por el paseo. Diviértete en… ―Espera ―Blake llega detrás de su asiento―. Ya que no te veré en Navidad, te voy a dar esto ahora ―Empuja un paquete plano, en forma de rectángulo en mis manos. Está envuelto en plástico blanco. Miro hacia él. ―¿Quieres que lo abra ahora? ―Si. ―Él se inclina hacia atrás, y luego se frota el cuello―. Quiero decir, si quieres. ―Está bien. ―Deslizo mis dedos debajo del plástico y me doy cuenta de que están temblando. Blake me está mirando. ―En realidad no es mucho. Acabo… ―Oh ―Suspiro tan pronto como la tapa está fuera. Es una pintura, tres chicos, una niña y dos niños, cavando un foso alrededor de un castillo de arena con el océano en el fondo. Es silencio y sombra con los azules y grises, al igual que todas las pinturas de Blake. Incluso el castillo de arena es gris, la forma en que sería un castillo de arena en nuestra playa, y no el amarillo soleado de los castillos de

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arena postales. El punto brillante en esta imagen es la larga trenza de color amarillo en la parte posterior de la cabeza de la niña. Deslizo mi dedo sobre ella. ―Somos nosotros ―dice Blake. ―Lo sé ―Respiro. La pintura me hace feliz y triste al mismo tiempo, algo acerca de verme a mí misma pintado de esa manera, joven e inocente, antes de... antes de todo. Blake está mirando mi rostro mientras trazo mi dedo en los remolinos que la pintura hace sobre el lienzo. ―¿Te gusta? ―Me encanta ―le digo, y siento las lágrimas punzantes en las esquinas de mis ojos. Tengo que morder el interior de la boca para evitar que se deslicen fuera. Él se inclina, y puedo sentir su aliento en la nuca. ―Traté de hacer la silla de Andrew, pero no pude hacerlo funcionar. Simplemente no me parece correcto. ―Es perfecto ―Trazo el rostro de Andrew. ―Sólo la forma en que lo es ―El rostro de Blake se divide en una sonrisa―. Fue muy difícil mantener esto escondido de ti. Has estado en mi casa mucho últimamente, no es que me queje, pero tenía muchas ganas de sorprenderte. ―Es el mejor regalo que he recibido ―Tan pronto como las palabras salen de mi boca sé que suena cursi, pero también sé que es verdad. Blake se enrojece y se mira las manos. ―No es nada, no como las cosas utilizadas por Trip… ―Él cubre su desliz con una tos. Aferro la pintura a mi pecho y evito mirar a Blake. Pienso en el signo estúpido que le compré. Parece tan barato después de lo que me dio. ―No tengo nada para ti. Lo siento ―No creo que él sepa cuánto lo siento. No sólo lamento que no tenga un regalo para él. Lo siento por la forma en que lo he tratado en los últimos dos años. Siento que no puedo ni decirle a mi madre que he estado saliendo con él. Siento que no tengo nada que ofrecerle que valga la pena tener. ―Está bien ―dice―. Me alegro de que te guste la pintura. ―Será mejor que vaya dentro ―Deslizo mis piernas alrededor y fuera del coche. ―Sí, tengo que hacer las maletas ―Blake se acerca y recoge la hoja de plástico que dejé en el asiento del coche.

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―Diviértete en Tahoe. No te rompas nada importante. Necesitamos que termines las obras para el baile ―Trato de hacer la broma, pero puedo escuchar la soledad en mi voz. Dos semanas sin Blake repentinamente parece mucho tiempo. ―Te echaré de menos, Al ―dice Blake. Se inclina hacia mí, pero no llega a tocarme. Me deslizo fuera del asiento y me pongo de pie. ―Sí, yo también. Adiós ―Suena brusco, pero tengo que entrar antes de que empieze a llorar. Mamá me recibe en la puerta. Papá debe estar en su coche, porque no lo veo en la entrada. ―¿Cuándo ibas a decirme? ―Exige ella antes incluso de que entre―, O mejor aún, ¿cuándo ibas a preguntarme? ―¿Preguntarte? ―Tartamudeo. ―Preguntarme si puedes pasar todos los días después de clases solo con Blake en su casa ―Levanta la voz―. Fui a la tienda de Joyce el día de hoy buscándote. Ella dijo que has estado trabajando en su casa todo el tiempo. Dejaste que nosotros creyéramos que estabas trabajando en su tienda. Aferro la pintura de Blake contra mi pecho. ―Tengo dieciocho años ―murmuro, y trato de irme. ―Todavía vives aquí ―Ella se mueve, así que no puedo conseguir irme―. Todavía tienes que escucharme. ―¿Por qué? ―Me vuelvo hacia ella, desafiante ―. Nunca me has escuchado a mí ―Ella da un paso atrás. ―Allie, he hecho lo mejor que puedo con lo que... ―¿Con lo qué te dieron? ―Termino por ella―. ¿Con la hija torpe, estúpida, no perfecta que tienes? ―Yo no he dicho eso. Deja de tratar de convertirme en la mala de la película ―Ella se cruza de brazos―. Estoy tratando de ayudarte. No creo que entiendas lo mucho que eres juzgada por quién andas por ahí. Quiero dejar su… ―No tienes ni idea, ¿verdad? ―La frustración, la ira, el dolor todo sale―, ni siquiera sabías que nunca he tenido ningún amigo. No aquí, ni en ninguna parte. Nadie más que Blake, y quieres llevártelo, también.

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―Allie, estás exagerando ―Mamá suspira como si estuviera tratando de ser paciente conmigo―. Tienes un montón de amigos. Las personas que se preocupan por ti. Sólo tienes que dejar de alejarlos. ―¿Personas aceptables, no, mamá? ¿Gente como Trip? ―Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas. El rostro de Mamá se lava con miedo. Ella respira y habla en voz baja. ―¿Qué hay de Trip? Dije demasiado. ―Trip está muerto, mamá. Él no va a volver, no importa lo mucho que desees que lo haga ―Huyo para mi habitación. Me tiro en la cama y dejo que mi ira se construya hacia mamá, recordando lo cerca que estuve de romper con Trip para siempre. Mamá está en la puerta de mi habitación, con la mano en la cadera. ―Trip está aquí. Está esperando en la sala de estar por ti. ―Te dije que no quiero verlo ―Ella entra, se sienta en la cama y frota los dedos por mi cabello. ―Él envió rosas los últimos tres días. Llamó no sé cuántas veces. Te envió mensajes día y noche. Y creo que tiene algo para ti. ¿No crees que se merezca otra oportunidad? ―Presiono mi mano sobre el vendaje en el brazo escondido debajo de mi sudadera. ¿Seguiría diciendo eso si le muestro lo que me hizo? ―Por lo menos habla con él. El Sr. Phillips dijo que nunca había visto tan alterado a Trip. ¿Qué pasó entre ustedes dos, de todos modos? ―Deslizo mis dedos bajo el puño de mi sudadera y respiro, tratando de decidir la cantidad y lo que puedo decirle. ―Mamá, yo… ―Sé que pelearon por lo que parece una gran cosa ahora, pero creo que te estás rindiendo. Trip es un gran tipo y su familia es muy importante ―Sus ojos están pidiendo de mí. Sé lo mucho que le gusta Trip, y lo bien que se piensa de que yo esté saliendo con el hijo del hombre más rico de su ciudad natal―. Las cosas van bien para nosotros aquí, con mi trabajo y contigo y Trip. Toca mi brazo, rozando accidentalmente el corte, pero ella no se da cuenta cuando me estremezco. ―No me gustaría que un pequeño desorden de argumento lo estropeara. Por lo menos habla con él.

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Yo tire la manga de mi sudadera de nuevo hacia mi muñeca. ―Está bien, mamá, voy a hablar con él.

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Capítulo 27 Traducido por NayeliR Corregido por liss-rose

L

a Navidad es tranquila y tensa. Consigo un nuevo teléfono celular y equipaje, un mensaje en algún lugar entre “permanece en contacto” y “es hora de irse”. Mamá y yo pretendemos que todo es normal, pero hay una pared entre nosotras. No por lo que nos dijimos la una a la otra. Más por lo que no puedo decir. Sin embargo, es mejor que el último año cuando estaba caminando en la cuerda floja entre estar con Trip y estar en casa. Papá estuvo con nosotros por casi todas las vacaciones de invierno, así que él pensó que debería estar con mi familia. Trip pensó que debería estar con él. Estar alrededor de papá ponía nervioso a Trip. No pensé que papá confiara en Trip. Quizás él vio algo que nadie más vio. No importaba. Después de las vacaciones de invierno papá volvió a Fort Lewis, terminando los seis meses antes de que se jubilara. Incluso aunque estaba a unas pocas horas lejos, era como si en realidad no hubiera venido a casa. El día después de Navidad, mamá y papá volvieron al trabajo. Voy a volverme loca, así que me dirijo a la habitación de Andrew buscando algo que hacer. En la puerta me detengo, porque escucho una voz, una voz de chica. ¿Andrew con una chica en su habitación? No puede ser. Debe estar jugando con su comunicador otra vez. Pero mientras inclino mi oído contra la puerta para escuchar, ella ríe, para nada electrónico. Después de un par de minutos de escuchar a escondidas, decido que la chica no está en la habitación de Andrew, sino que es alguien hablándole por la computadora. Entonces Andrew dice: ―Caitlyn. Me alejo de la puerta. ¿Caitlyn? Ahora reconozco la risa. ¿Él todavía está chateando con ella? Él ríe, una de sus contagiosas risas de niño. En verdad le gusta. Suena tan feliz que hace que mi corazón duela peor. Celos, egoísmo, toda la horrible oscuridad dentro de mí, se revuelve como agua teñida oscura debajo del acantilado. Eso debería hacerme feliz por escucharlo feliz. Pero no lo hace. Sólo hace el agujero más grande dentro de mi pecho. Quizás por primera vez, estoy celosa porque Andrew puede hacer algo que yo no, porque él es libre para estar con la persona con la que quiere estar, y yo no.

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Pero si todos pueden olvidar… si pudiera olvidar. Volvería a mi habitación y miraría a la pintura que Blake me dio. Le pagué a papá y compré regalos para mi familia con el dinero que gané trabajando para la abuela Joyce, pero no he conseguido nada lindo para Blake. Me dejo a mí misma emocionarme por ir de compras para él. Sé qué tipo de suplementos de arte usa. O puedo conseguir algo para su El Camino. O una nueva chaqueta, algo lindo. Reúno toda la joyería que Trip me dio y miro piezas de joyería que son similares en Internet y escribo el precio, así sabré lo que es justo. Le grito a Andrew que voy de compras. Entonces tomo la camioneta a la casa de empeño en Hoquiam. Paul es único ahí esta vez. Esparzo la joyería en frente de él: un brazalete de oro para compensar por la vez que Trip me dejo un ojo negro y tuve que esconderme en mi habitación por una semana con la “gripe” así mamá no vería; el collar de plata y jade por la “T” en mi brazo; un reloj costoso, sólo porque siempre estaba tarde; y un colgante de plata en forma de corazón, el primer regalo que Trip alguna vez me dio. Paul silba a través de sus dientes. ―¿Así que no te gustó ninguno de tus regalos de Navidad? Eres la chica de más alto mantenimiento que alguna vez he visto. Me alegro de que no seas mi novia. Sonrío a su broma, pero puedo sentir mi corazón desmoronarse. Expuesto ante mí está todo lo que me queda de mi relación con Trip. Me convencí a mí misma de que estaba lista para continuar. Debería estar feliz de verlo irse, pero todavía hace a mi corazón doler un poco. ―¿Cuánto quieres? El regateo toma más tiempo esta vez. Él quiere todo en una gran cantidad considerable, pero lo hago darme el precio pieza por pieza. Cada vez que decidimos un precio, siento como que estoy sacrificando un pedazo de mi corazón. Finalmente todo lo que queda es el collar con forma de corazón. ―Trip, eso es una sorpresa ―dice mamá desde la puerta. Voy a ver, porque no puedo creerlo completamente, Trip Phillips, aquí en la casa de mi abuela. ―Vine a ver a Allie ―Él me sonríe de pie detrás de mamá. Mamá se mueve fuera de su camino. ―No entrarás y tener algo de pastel? Estamos celebrando el cumpleaños de los gemelos.

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Trip la sigue dentro. ―Lo sé, es por eso que vine. Estoy avergonzada de tenerlo viendo la pequeña casa de mi abuela y nuestra lamentable pequeña fiesta de cumpleaños, sólo yo, Mamá, Andrew, mi abuela, y la abuela Joyce. Me siento culpable por pensarlo, pero ahora me alegro de que Blake esté en Nevada. ―No puedo quedarme mucho tiempo ―Él saca una pequeña caja blanca de su bolsillo―. Sólo lo suficiente para darle esto a Allie. Mamá tiene que empujarme hacia adelante para conseguir que lo tome. Lo abro con dedos temblorosos. Dentro está un colgante de plata esterlina, en forma de corazón. Tengo que tomar una respiración antes de hablar. ―Es hermoso. Mamá y abuela se acercan para ver. La abuela Joyce no se mueve. Trip toma el collar de mí. ―Déjame ayudarte ―Él lo desliza alrededor de mi cuello. ―Gracias. ―Me alegro que te guste ―Trip pone un sobre en el regazo de Andrew―. Aquí hay boletos para el juego de los Marineros mañana en la noche. Espero que Andrew y Allie puedan venir conmigo. Recojo el collar y recuerdo cómo me sentí la primera vez que Trip lo deslizó alrededor de mi cuello y la emoción revoloteante de mariposa mezclada con incredulidad de que Trip Phillips estaba de hecho interesado en mí. ―Treinta y cinco es mi oferta final por este ―La voz de Paul me trae fuera de mi trance. Esto vale más que eso. Lo sé, pero de repente estoy muy cansada. Lo pongo de vuelta abajo en el mostrador. ―Está bien. Paul cuenta mi dinero. Comienzo a irme, pero él me detiene. ―No estoy seguro de sí debería decirte esto ―Frota su barbilla―. No quiero asustarte, pero supongo que tienes derecho a saber. Un chico vino a la tienda un poco después de que te fuiste la última vez. Él quería saber qué era lo que estabas vendiendo.

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La pequeña caja que es el espacio por el que puedo respirar se cierra más apretadamente alrededor de mi pecho. Pensé que estaba sólo siendo paranoica, pero quizás alguien me está siguiendo. ¿El Detective Weeks? ―¿Era un policía? ―pregunto antes de pensar en detenerme. Paul mira a las cosas que acabo de vender. Estoy esperando que pregunte si es robado, pero en vez de eso sacude su cabeza. ―No un policía, al menos no me mostró ninguna credencial, y puedo por lo general distinguirlos incluso si ellos no. Él era bastante joven. Alcanzo dentro de mi bolsillo y froto el ojo de tigre. ―¿Qué le dijiste? ―No pensé que fuera para nada de su incumbencia, así que no le dije nada. Él se molestó y salió como un huracán de la tienda ―Paul frota su barbilla―. Por la manera en que habló estaba preguntándome si era tu ex novio. ―Eso no es posible ―Esto sale sin aliento. Mi corazón golpea contra mi pecho. ―¿Estás segura? ―Él se inclina hacia adelante. La lluvia golpea sobre el parabrisas. Destellos de luces. Sus manos, su agarre de nudillos blancos sobre el volante. La máquina ronronea, moviéndonos más rápido y más rápido hacia el acantilado. Mientras rodeamos la esquina, él gira, sus ojos encuentran los míos. Shock, entonces terror. La puerta detrás de mí vuela abierta y estoy cayendo. Libre. ―Estoy segura. De algún modo tomo el dinero de él. De algún modo logro volver a la camioneta antes de caer completamente aparte. Abro la puerta, cruzo mis brazos sobre el volante, y sollozo y sollozo. La imagen de los ojos de Trip, la última vez que él me miró, y la última vez que miró a alguien, está quemada en mi cerebro. Él me miró como si tuviera miedo de mí, como si estuviera viendo un fantasma. Todo este tiempo, me he preguntado qué sucedió esa noche, cómo salí herida, cómo Trip terminó yendo sobre el borde. Ahora en cada latido del corazón pulsa una pregunta. ¿Qué hice?

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Capítulo 28 Traducido por Mekilove13 Corregido por Joss

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llie, te ves hermosa. —Mi padre sonríe desde la puerta de mi habitación. Está usando un traje que debe ser nuevo. Nunca lo he visto vestido con nada elegante además de su uniforme de gala

del ejército.

Veo el espejo y volteo mi cabeza así solo puedo ver el lado de mi rostro sin la cicatriz. Desde este ángulo, me veo casi normal. La volteo en la otra dirección. La imagen de mi yo más joven de la pintura de Blake, colgando en la pared atrás de mí, provee un fuerte contraste de mi reflejo en el espejo. La pequeña niña en la pintura es hermosa, inocente y sin marca alguna. Soy horrible, llena de culpa, pánico y cicatrices. —¿Estas lista para ir? Quiero gritar, “¡NO!” Quiero decirle que nunca estaré lista. Que no quiero ir. En cambio, respondo, “Ya casi”. Cada año nuevo Eve, el señor y la señora Phillips hacen una gran fiesta en el hotel. Toda la ciudad está invitada. Mi estómago se llena de nudos, y mi cicatriz palpita cada vez que pienso acerca de ello. El último lugar en donde quiero estar es en el hotel. La última persona a la que quiero ver es al Sr. Phillips. Pero mamá me compro un nuevo conjunto, un top con cuencas de color rojo y una falda negra. Y papá esta emocionado por sacarme fuera de casa. Y se vería mal si no voy. —Déjame ayudarte con tu cabello. —Mamá pasa junto a papá y toma mi cepillo. Su brillante vestido azul me recuerda a los ojos de Trip. Todo me recuerda a los ojos de Trip. Desde el día de la casa de empeño, sus ojos han estado persiguiéndome. He pasado mucho tiempo pensando acerca de lo que puedo recordar, nada que no lo sabía antes. Estaba con Trip en el camión dirigiéndonos hacia el acantilado. De alguna manera lo hice antes de que él se fuera por encima del borde. ¿Pero

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cómo? Y ¿Por qué el me miraba de esa manera, como si estuviese asustado de mí? Mamá peina mi cabello hacia arriba en mi cabeza. Lucha para ocultar mi cicatriz y los lugares en mi cuero cabelludo que todavía están delgados por la tira de afeitado. Los asegura con un pasador y me cubre con una nube de aerosol para el cabello tan pesada que si sonrió, la expresión podría quedarse congelada en mi cara durante toda la tarde. Luego ella da un paso hacia atrás y me evalúa en el espejo. —Tengo algo de maquillaje para cubrir las bolsas bajo tus ojos y tal vez aligerar la cicatriz, y un pasador que podrías usar en la parte superior para que parezca que tienes más cabello. A través del espejo veo a papá revisando su reloj. Mamá le sonríe pacientemente. —Solo tomara un segundo. La belleza toma tiempo, tú sabes eso. Veo la pintura tras de mí. No creo que haya tiempo suficiente en el mundo para volverme hermosa otra vez. Para el momento que ella termina, mi rostro se siente de plástico. Mamá cubrió con demasiado maquillaje mi cicatriz que siento que si sonrió o me rió mi rostro se romperá. —Perfecto. —Da un paso atrás en el espejo. Me arriesgo a simple vista. Me veo algo retorcida, como un zombi maquillado, no real, no realmente viva. Pienso que el look encaja con el modo en cómo me siento ahora.

El salón de baile del hotel está envuelto en redadas de rojo, verde y oro. Ramas de pino y acebo cubren las paredes. Mamá sonríe, asiente y acepta felicitaciones por su elección de la decoración mientras nos abrimos paso entre la multitud. Papá tira de su collar y estrecha manos. Andrew se ve nervioso. Todo su cuerpo tiembla y no para de escanear la habitación, como si estuviese buscando a alguien. Mantengo mi cabeza gacha y pretendo no escuchar los susurros que me siguen. Mamá y papá se mantienen en movimiento a través de la multitud. Encuentro un rincón para parar y mirar alrededor de la habitación. Las mesas están organizadas como estaban la noche del cotillón. Casi puedo elegir el lugar donde nos sentamos, mientras Trip observaba a Hannah caminar dentro. Cierro los ojos y trato de recordar. —No iremos a la fiesta. Queremos estar solos.

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—… ¿solos? —Abro mis ojos y me doy cuenta de la mujer frente a mí y veo que me está hablando. Ella trabaja en la oficina de correos y fue a la escuela con mi madre, pero su nombre se resbala dentro de la grietas de mi memoria. —¿Qué? —No quería que sonara brusco, pero lo hace. Sonríe dulcemente. —Te preguntaba si viniste sola. —No. —Busco a mi familia, pero ellos me abandonaron. —Oh. —Ella asoma alrededor como si estuviera buscando a mi compañero—. ¿Dónde está tu cita? Entiendo lo que está tratando de pescar. Quiero decirle que Blake no está aquí, que está practicando snowboard en California. Quiero decirle que me reuniría con el allá, inclusive aunque no lo haga, pero fuerzo una sonrisa y digo. —No tengo una cita. Vine con mi familia. —Oh —se ve decepcionada—. Bueno, te ves —Se detiene. Sus ojos se abren cuando su mirada se desplaza por encima de mi hombro—. ¿Quién es la que está con tu hermano? Me doy la vuelta. Caitlyn está en el centro de la pista de baile, sentada en el regazo de Andrew, recorriendo con sus dedos su cabello. Su conjunto es inclusive más colorido de lo que era la primera vez que la vi. Una mini falda de lentejuelas verde, leggings de color púrpura y un suéter púrpura cubiertos de aros de plata que coinciden con el de su pelo rojo brillante. Todos los ojos están sobre ellos. Encuentro a mamá a través de la habitación, horrorizada. Papá se ve en algún lugar entre conmocionado y sorprendido. Otras expresiones varían de piedad a la desaprobación a guiños de aceptación. Por una vez, nadie me está mirando. De repente me gusta Caitlyn mucho más. —Su nombre es Caitlyn. —Respondo, pero creo que la mujer no me está escuchando. Tomo la oportunidad para regresar a través de la puerta. Estoy a punto de romper corriendo hacia el baño, pensando en que podría pasar toda la tarde escondida allí, cuando escucho un terrorífico sonido. —Allie —El señor Phillips no está gritando como si estuviese en la estación de policía, pero su voz hace que mi sangre se congele—. Esperaba que estuvieses aquí. Miro hacia arriba y veo al Sr. Phillips y su esposa, siempre al alcance de su mano. La señora Phillips lleva un abrigo de piel blanca y esponjosa y pendientes de plata colgantes. Encuentro su mirada y tengo que apartar la vista. Sus ojos se ven como los de Trip.

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—Teníamos la esperanza de darte esto antes. —Para mí horror, el Sr. Phillips sostiene una pequeña caja envuelta en papel de oro y atado con un lazo de satén rojo—. Pero hemos estado lejos visitando parientes en Florida. Como puedes comprender, la Navidad en casa habría sido insoportable este año. Trato de mantener mi mirada en la caja, pero mis ojos van a la deriva a los de la señora Phillips, ahora llenos de lágrimas. Niego con la cabeza. —Usted no necesita... —Oh, pero queríamos. —Aprieta la caja firmemente en mis manos—. Queríamos que sepas lo mucho que aún significas para nuestra familia. Mientras ellos miran desato el nudo y deslizo la tapa de la caja. Dentro hay un par de aretes. Aretes de diamantes. Trago saliva—. Son diamantes reales. Por favor trata de tener cuidado con ellos. No me gustaría que se pierdan —dice el Sr. Phillips enfáticamente. Trato a la fuerza decir "Gracias" de entre mis labios, pero se trata más de un susurro ronco. Lo intento de nuevo. —Gracias. —Volteo de nuevo hacia la puerta del baño—. Estaba justo… —Por supuesto. —El Sr. Phillips sonríe, pero sus ojos permanecen duros—. Nos vemos más tarde. Disfruta de la fiesta. Empujo a través de la puerta del baño, respirando con dificultad, buscando un refugio, pero la voz de Hannah en la vuelta de la esquina me detiene. —El conjunto más horrible que he visto nunca. No puedo creer que ella podría incluso mostrar su cara aquí en absoluto. Vuelvo a salir, escapando por el pasillo, buscando un rincón oscuro, y me hundo en un banco de terciopelo rojo, sin soltar la cajita de mis manos. Podrían haber sido cualquier pendientes de diamantes, pero no lo son. Son los que empeñé hace dos meses. Si el Sr. Phillips sabe acerca de los regalos que empeñé, ¿qué otra cosa es lo que sabe? ¿Qué otra cosa es lo que piensa que sabe?

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Capítulo 29 Traducido por Celeste85 Corregido por Karool Shaw

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llí estás. —la voz de mamá empieza fuerte, pero luego se suaviza—. ¿Por qué te escondes aquí?

—Me duele la cabeza. —inclino mi cabeza contra la fría ventana, pero no ayuda al latido de mi cicatriz—. ¿Podría por favor, sólo irme a casa? Se sienta en el banco junto a mí. —Bueno, quizás no es justo de nuestra parte traerte aquí. Voy a decirle a papá que te lleve a casa. Regresa en un par de minutos. Tenemos nuestros abrigos y la sigo hacia la camioneta. El viento y la lluvia han amainado, como la noche del accidente. Todo el camino a casa mantengo mi rostro contra la ventana fría, viendo la lluvia deslizarse por el cristal, recordando la manera en que cubría el parabrisas de la camioneta de Trip. —¿Estás segura de que estarás bien sola? —pregunta mamá mientras se detiene en el camino de entrada—. Podría quedarme si lo deseas. —No. —logro una débil sonrisa—. Papá nunca nos perdonaría si lo dejas en la fiesta solo. —Sí. —se ríe—. Las fiestas realmente no son cosa de papá. —empiezo a salir, pero me detiene—. ¿Qué sabes de la chica que estaba con Andrew? Me encojo de hombros—. Su nombre es Caitlyn. La conoció cuando fuimos a Hoquiam. Creo que han chateado desde entonces. —Ella es un poco... —Mamá duda. —Extraña. —le añado. Mamá sacude la cabeza y sonríe. —Sí. Eso podría encajar. —se inclina y cepilla una parte del cabello detrás de mi oreja—. Creo que nunca pensamos que

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tendríamos que preocuparnos por las chicas con Andrew, pero aquí está ella. Me gustaría saber si es algo bueno para él o no. —Yo también. —admito. Al ver su preocupación por Andrew me pregunto qué hubiera pasado si le contata todo sobre Trip. Tal vez debería haberlo hecho. Se sienta en su asiento y suspira. —Será mejor volver, así no me pierdo el gran conteo. ¿Segura de que vas a estar bien? —Estoy bien. Sólo iré a la cama. —De acuerdo. Asegúrate de mantener la puerta cerrada. Trato de reírme por su preocupación. —Esto es Pacific Cliffs, mamá. ¿Qué podría pasar? —sin embargo, tan pronto como llego a casa, giro el cerrojo y compruebo la puerta de atrás para asegurarme de que estaba cerrada con llave. Tomo una larga ducha para quitarme la laca y la gruesa capa de maquillaje de mi cara. Me puse el pijama y fui a la cama, pero no logro dormir. Donde quiera que mire veo los ojos de Trip, observándome. La casa se siente muy tranquila. Entro en la sala de estar, enciendo la televisión y me acurruco en el sofá. Mi falta de sueño me atrapa y me quedo dormida con el sonido de la celebración en Seattle “del Año Nuevo en el Needle”. Mi cabeza se sacude hacia arriba y mis sentidos están alerta de inmediato. Sé que he oído algo fuera antes de siquiera estar completamente despierta. Escucho, pero el único sonido es el televisor, la salpicadura de lluvia contra el costado de la casa, y viento aullando como un coro de almas perdidas. Mi cicatriz aguijonea y busco la piedra, pero la había dejado en el armario de mi habitación cuando llegué a la cama. Entonces oigo una vez más, un golpe en el porche delantero. El pelo en la parte de atrás de mi cuello y alrededor de mi cicatriz se eriza. Una ardilla o un mapache, razono conmigo misma, o Sasha pretendiendo entrar por la lluvia. Pero mi gato de rayas atigradas duerme en la silla—un ronroneo de sueño vibra desde su garganta. El estruendo de una vieja camioneta, similar a la de Trip, ruge por la calle. Faros pasan despacio por delante de mi casa. Me hundo más en el sofá, así no me ven por la ventana y deseo a mi ojo de tigre. Los faros pasan nuevamente, muy lento. No dejo de pensar en el tipo de la casa de empeño, en los pendientes que el señor Phillips sabe que vendí que eran un regalo de Trip, las notas en el vestuario, el accidente, la increíble metida de patas que era mi vida.

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Debía ir a ver el ruido, asegurarme de no ser nada, pero no podía mover. Esfuerzo mis oídos de nuevo, silencio. Tomo el control remoto para encender el televisor de modo que ahogue algún otro sonido. El periodista, que llevaba una chaqueta azul larga para la lluvia y una corona de papel marchito, pregunta por sus propósitos de Año Nuevo a la multitud fuera de la torre Space Needle. Propósitos de año nuevo, el año anterior había pedido “diez minutos antes de todo, sacar sobresalientes y…” Suspiro cuando el destello de una cara aparece por la ventana del frente. Hundo mis dedos alrededor de la colcha y busco mi teléfono celular. Luego hay un golpe en la puerta y una voz susurra—gritando, “Allie” Me quedo quieta un segundo, con mi corazón desbocado, con cada nervio de mi cuerpo al límite. —Allie. —esta vez su voz es lo suficientemente fuerte para que la reconozca. Salto del sofá y me apresuro a abrir la puerta. Está empapado, curtido, y casi irreconocible. Ni siquiera con una chaqueta, únicamente una remera negra que se aferra a su pecho. Doy un paso a un lado para permitirle entrar, pero se inclina sobre mí, envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y comienza a sollozar. —Blake. —sostengo su mojado y tembloroso cuerpo cerca del mío—. ¿Qué pasó? Sigue llorando. Es algo vergonzoso ver un muchacho llorando. Especialmente cuando pasa un largo momento y no tienes idea de por qué tan alterado. No estoy segura de qué hacer. Le acaricio la espalda mientras que su ropa empapada moja la mía. Me muevo con él en dirección al sofá. Cuando se sienta, me alejo y lo envuelvo en el edredón de la abuela. Sigue temblando y diciendo que lo siente, pero aparte de eso no tiene ningún sentido. Me encuentro casi a punto de llamar a mis padres o incluso a un médico cuando finalmente empieza a calmarse. —Allie, lo siento. —se limpia la cara con la colcha. —Ya lo has dicho. —no segura de qué hacer, por lo tanto me levanto—. ¿Puedo conseguirte algo caliente para beber? Asiente y se envuelve la colcha más apretada a su alrededor. Caliento un vaso de agua en el microondas y mezclo el cacao caliente. Al llegar de nuevo hacia Blake, sus dientes castañean tan fuertes que casi ahogan los “nueve... ocho... siete... seis”, hago clic en el televisor con el control remoto antes de que la cuenta regresiva golpee con el “Feliz Año Nuevo” y me siento junto a él. —¿Quieres hablar de ello?

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Sorbe el cacao y mira a través de la habitación. Con el pelo mojado y pegado a la frente, la mirada perdida en la cara, y un poco de cacao en la esquina de su boca, se ve como un niño. Me siento como una madre tratando de proteger a su pequeño hijo. Tengo frío, igual, debido a la humedad que me empapó, pero no me atrevo a colocarme debajo de la colcha con él. Finalmente coloco la taza en la mesa. —Lo siento, Allie. —Ya hemos cubierto esa parte, Blake. Pero ¿Qué tienes que lamentar? ¿Qué ha pasado? —mi mente corre en una dirección a la que no puedo ir— acantilados, accidentes, vestidos rojos. Suspira tembloroso, luego del suspiro de sus lagrimas se queda mirando la silla donde Sasha aún duerme tranquila. —Mi madre. Me relajo un poco y espero por más. —Phoebe. —sacude la cabeza—. Las cosas iban tan bien en esta ocasión. Estuvo limpia durante al menos diez meses. Estaba feliz. Trabajando. Y Greg, su nuevo novio “era—es—en realidad un tipo decente”. Respira un poco. —El viaje fue muy divertido. El snowboarding estuvo excelente, y el apartamento era genial. Me hubiera gustado que… —se calla—. Todo iba bien hasta hace dos días. Salí de embarque, y al regresar peleaban, gritándose el uno al otro. La acusó de tomar dinero de su billetera. Quería creer que mentía, que mi mamá no podía —Blake traga—. Pero pude ver la forma en que sus manos temblaban, y el rojo alrededor de sus ojos, y lo supe. Había pasado casi un año. Estoy frotando el hombro de Blake, intentando mantenerlo caliente, u ofrecerle algo de consuelo. —La echó. Me dijo que podía quedarme, que me iba a poner en un avión de regreso a la mañana siguiente. Pero no lo dejaría solo, y estaba muy enojado con Greg para utilizar el billete de avión que compró, fue estúpido lo sé. Tomé doscientos dólares que tenía. La abuela me dijo que no le diga a mamá que los poseía. —Traga—. No le dije, pero la mayoría de ello ya no existía. Aprieto su hombro, mi corazón adolorido por quitar su dolor. —No podía llamar a la abuela por más dinero. No podía dejarla saber a mamá que tenía... —Greg nos llamó un taxi, pero en el momento en que llegamos a la estación de autobuses, habíamos perdido el último autobús, así que tuvimos que dormir allí. Hacía frío y los bancos eran duros y de metal. Estaban estos chicos espeluznantes dando vueltas, diciendo cosas a mamá y mirándola, pero dormía como si no

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fuera la gran cosa. A la mañana siguiente, apenas me habló, sólo me preguntó si había suficiente dinero para conseguir un poco de café. —Mi coche se hallaba en su apartamento, y para cuando llegamos allí estaba tan mal que sólo la dejé. Parada allí como una especie de perro callejero—con el pelo por todos lados y el maquillaje embadurnado sus mejillas. Ni siquiera me aseguré de si regresó a su apartamento. —hunde la cara entre sus manos. —Blake, yo… —pero no hay nada que yo diga, no hay palabras, nada de lo que fuera a ayudar. Se paso los dedos por el pelo, exhausto. —Mi coche se rompió y tuve que caminar el resto del camino —se pone de pie—. Lo siento. No debería volcar esto en ti. Me voy. Tomo su mano. —No, quédate. —el dolor en sus ojos se filtra en mi pecho, como lluvia en mi océano—. Por favor —me pongo de pie—. Requieres algo de ropa seca. Voy a encontrarte algo. Encontré un par de pantalones de chándal y una camiseta en los cajones de mi padre. Consideré brevemente la ropa interior, pero eso sería un poco extraño. La ropa de papá le va a quedar grande, pero al menos están secas. Blake se dirigió al baño a cambiarse. Espero hasta que entrara para cambiarme en mi dormitorio. Me tomo un tiempo largo porque trato de procesar todo—Blake, aquí, su madre y yo. Cuando salgo, Blake está sentado sobre una toalla en el sofá y mirando a la nada. Se ve tan perdido y herido que quiero poner mis brazos a su alrededor y sostenerlo hasta que vuelva a sonreír. Pero no me atrevo a estar tan cerca. En lugar de ello tomo una almohada y una manta seca del armario. —Creo que deberías quedarte aquí esta noche. —le doy la almohada—. Es tarde y no quiero que conduzcas a casa en este desastre. ¿Regresa a casa la abuela Joyce? Envuelve sus brazos alrededor de la almohada. —Mañana por la noche. — empieza a ponerse de pie—. No me tengo que quedar. Puedo sólo… —Siéntate —le digo—. Ya hemos cubierto la parte de “lo siento”. Has pasado por mucho. Tienes permitido enloquecer. —estoy utilizando las mismas palabras que usó conmigo en la cueva, tratando de hacerlo sonreír, pero por sobre todas las cosas porque recuerdo lo bastante que le debo. —Allie, puedo…

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—Siéntate. —le digo, y reforzando de que se trata de una orden, no una petición, empujo contra él. Se sienta rápido y termino en su regazo. Me tira contra su pecho y entierra su cabeza en mi cuello. —Gracias por estar aquí. Mi cara quema cuando me alejo. Me deslizo hasta el borde del sofá y hundo mis piernas debajo de mí. Luego cojo la almohada y me muevo para que Blake se acueste en mi regazo. Después de que lo hace, coloco la manta alrededor de sus hombros. La emoción y el agotamiento lo vencen. Profundo en un par de minutos, incluso mezcla su respiración con los ronquidos de Sasha. El estúpido gato durmió durante todo el momento. No logro relajarme con la cabeza de Blake en mi regazo. Tengo este espantoso, sentimiento de culpa. Como si estuviera en problemas. Si alguien nos va a atrapar juntos. "Nadie va a amarte como yo lo hago." Nunca olvidaré la mirada en el rostro de Blake la primera vez que lo vi, después de haber pasado ocho meses en Reno y casi tres en el reformatorio. Estaba besando a Trip. Creo que Trip se aseguro de ser el primero en ver a Blake. El mensaje se escuchó fuerte y claro. Había renunciado a él, en la forma en que todos los demás en Pacific Cliffs lo hicieron. No había tratado de escribir o llamar, o cualquier cosa mientras se había ido. En su lugar me había enganchado con Trip. Había estado con él durante casi todo el tiempo en el que Blake había desaparecido. No me dijo nada durante casi tres meses. Cuando nos cruzábamos en la sala de la escuela su cara lucía en blanco, como si yo no estuviera allí. Entonces un día me llamó a solas en la escuela cuando estaba yendo al baño durante la clase. —No me gusta la forma en que te trata —espetó, algo que había estado llevando en la lengua durante mucho tiempo. ¿Qué? Mi corazón comenzó a golpear, ¿Cómo podía saber algo? Me dijo: “No me gusta la forma en que te trata Trip.” Esta vez cada palabra era cortante y precisa, mordido por la ira. Agaché mi cabeza y traté de sobrepasarlo. —No es de tu incumbencia, Blake.

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Puso su mano en mi hombro y me detuvo. Cuando lo miré a sus ojos, podía ver la preocupación, el dolor y la frustración allí. Me dieron ganas de disolverse en sus brazos y decirle todo. En cambio me aparté y seguí caminando. —Allie. —me llamó—. No… —eso fue lo más lejos que llegó antes de que Trip le agarrara por detrás. Eso sucedía seguido con Trip. Acababa apareciendo cuando pensabas que estabas solo, como si siempre me estuviera mirando. Trip le hizo a Blake una llave sobre la cabeza, ahogándolo hasta que Blake tosiera. —¿Tocabas a mi novia? —¡Basta! —grité. Los ojos de Trip se posaron en mí por un segundo—fríos y enojados. Lanzó a Blake contra un cubo de basura de metal. Blake golpeó el borde con tanta fuerza que se cortó en la frente. Cuando un maestro vino a terminarlo, Blake sangraba por todo el suelo. Trip le dijo al director que Blake me había estado molestando en la sala, y lo respaldé. La mitad de la escuela me había oído gritar, “¡Basta!” Trip dijo que estaba tratando de alejar a Blake de mí y que tropezó y cayó contra el cubo de basura. Estuve de acuerdo. Blake fue suspendido por cuatro días. Trip consiguió tres días de detención, pero fue sólo una vez. Empuje el flequillo de Blake nuevamente y lo pude ver, una débil línea rosada cruzando por su frente—culpa mía—la cicatriz que se hizo intentando ayudarme. Lo dejé caer y luego, también, tomé la culpa por algo que Trip hizo. Dormido así, se ve tan vulnerable. —Mantente alejado de él, Allie. ¿Has visto lo fácil que es para mí hacerle daño? La próxima vez voy a aplastarle la cabeza. Presiono mi mano contra mi ojo derecho y respondo a la voz. —No puedes hacerme daño nunca más. No puedes lastimarlo. Me gustaría poder creerlo.

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Capítulo 30 Traducido por Jazmín Corregido por Karool Shaw

—¿

Q

ué demonios? —dice Papa cuando camina a través de la puerta y ve Blake durmiendo con su cabeza en mi regazo—. ¿Es por eso que querías dejar la fiesta?

Me deslizo por debajo de Blake cuidadosamente por lo que no se despierta. — Shhh. —le digo al llegar a la puerta. Les explico lo que pasó brevemente y con el menor número de detalles posible. —¿Cómo puede una madre hacer eso?—dice mamá. Intento hacerla callar, pero los ojos de Blake se agitan y se sienta. Su cabello se aplasta en un lado y de pie hacia arriba en el otro. Parpadea un par de veces a modo de no saber en donde se encuentra. Papá se acerca y se sienta en el sofá junto a él. —¿Dónde has dejado tu auto, hijo? Blake se aclara la garganta y mira a su alrededor por un momento como si aún estuviera desorientado. —Justo antes de Taholah, por debajo de ese espectacular gran casino. Mamá y yo nos miramos. Eso significa que Blake caminó más de diez kilómetros en la tormenta. —¿Por qué no llamaste a alguien?—dice papá. —Mi teléfono murió —Blake pasa su mano por su cabello tal si estuviera avergonzado. Papá entra en modo mecánico. —¿Qué clase de ruido hacía tu auto? ¿Que sucedió justo luego de detenerte? ¿Cuántos años tiene la batería? Blake se esfuerza por responder a las preguntas de papá. Pienso en mi conversación con el Detective Weeks. Me hace sentir mejor que él sepa menos sobre autos que yo. Finalmente Papá lo deja ir. —Puedes quedarte aquí esta

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noche. Vamos a ver si podemos averiguar lo que le pasa con tu auto mañana. — se pone de pie—. Creo que todos tenemos que ir a la cama, inclusive tú, Allie.

Después de mamá y papá se van a la cama, me escabullo en la habitación de Andrew. —Necesitamos hablar. —trato de parecer severa. Se va de la inocencia, pero su computadora se halla en su regazo y estoy segura de que chatea con Caitlyn—. ¿Por qué no me dijiste que iba a estar allí? —Tú eras... has estado... —lo intenta. —¿Ocupada? ¿Preocupada? —alcanzo su laptop, pero la mantiene alejada de mí, así que despeino su cabello en su lugar—. Nunca estoy demasiado ocupada para tí, hermanito. Me siento en la cama. —¿Entonces, tú y Caitlyn? Se sonroja, agacha su cabeza, y escribe: —¿Entonces, tú y Blake? Niego con la cabeza. —Sólo somos amigos. Andrew levanta sus cejas. —Ustedes no tienen que ser solo amigos. —Sí quiero —trazo los bordes de su enredón—. Es complicado. Niega con la cabeza. —Te preocupas mucho por lo que la gente piensa. Blake te necesita. Tú lo necesitas. Deben estar juntos. Niego con mi cabeza. —No es así de fácil. —¡Allie, Andrew, a la cama! —la voz de mi padre suena a través de la pared. —Será mejor que me vaya —me pongo de pie, agradecida de tener una razón para dejar de hablar de esto—. Hablaremos mañana, y esperaré los detalles. Estoy casi en la puerta cuando Andrew dice: —Allie —me doy la vuelta—, no le debes nada. Fuera de la habitación de Andrew me apoyo contra la pared y cierro mis ojos. —No puedo ir, yo... Papa se encuentra en casa esta noche. Tengo que quedarme aquí. —Me lo debes, Allie, por los copos en navidad. —está en mi rostro, su cuerpo atrapándome contra la pared.

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—Ella no te debe nada. —la voz de Andrew desde la puerta de su habitación me sorprende. No sabía que estaba en casa. Trip se da la vuelta. —¿Qué has dicho? —da un paso hacia Andrew. Pero este se mantiene firme, pero su mano tiembla. —Ella ... no ... te debe. —Olvídalo, ¿De acuerdo? Voy a ir. —pongo mi mano en el hombro de Trip, jalándolo lejos de mi hermano. Trip aprieta y afloja los puños. Junto a él, Andrew parece una muñeca de trapo. —Allie…no. No tienes que… —los ojos de Andrew suplicantes. —¡No te metas en esto! —grita Trip. Intento ignorar la mirada que Andrew me da. Envuelvo mi brazo alrededor de la cintura de Trip. —Vamos. En el camino de regreso a mi habitación, tomo un desvío y miro dormir a Blake. Duerme boca abajo con los brazos extendidos bajo su cabeza. Su respiración es profunda y regular. Mi corazón rebasa mi garganta sólo con observarlo. Me pregunto cuanto tiempo tengo hasta que se me permita ser feliz nuevamente.

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Capítulo 31 Traducido por Celeste85 Corregido por Karool Shaw

C

uando volvimos a la escuela después de las vacaciones de invierno, las cosas habían cambiado entre Blake y yo. Seguimos siendo sólo amigos, pero la barrera entre nosotros ha desaparecido. Puede ser que haya comenzado antes del derretimiento, pero ahora ha desaparecido completamente. Otras personas lo tratan de manera diferente, también. Se hace cargo de las reuniones del comité de baile y todo el mundo escucha. Hay un grupo de chicas de primer año, con Kasey a la cabeza, que buscan un tema para charlar con él luego de las reuniones y cada vez que lo ven en los pasillos. Lo veo reír, bromear con ellas y me pregunto si perdí mi oportunidad nuevamente. Aparece otra nota en mi casillero. “Siempre serás mía” Trato de no prestarle atención y dejar que me moleste el lamentable intento de Hannah para llegar a mí. Pero se siente muy verdadero.

No estoy tan sola como lo estaba antes. Me paso el almuerzo con Blake y Andrew, que trabajan en las cosas del comité de baile. Debido a la comisión, me encuentro trabajando y hablando con personas que jamás han hablado conmigo antes: Marshall Yates del grupo de debate, la siempre alegre Kasey, e incluso la constantemente ajena Angie. El único con quien no hablo es Randall. No puedo mirarle sin recordar que vio a Trip golpearme, y no hizo nada para detenerlo. Con Blake es amable, pero aún no me mira a los ojos. Un par de semanas antes del baile terminé con Angie en la playa, llenando bolsas de arena para que actúen como contrapesos de las pinturas de vela de Blake. Es raro estar a solas con ella. Técnicamente hemos pasado el rato, pero

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sólo en el camino de nuestros—novios—son—amigos. Siempre pensé que era una cabeza hueca, y cuando estaba con Trip, realmente no hablaba con nadie. Saliendo con Trip no era muy popular, como creí que sería. Pudo haber sido el chico más popular en la escuela, pero era bueno en mantenerme aislada. Las chicas eran leales a Hannah ya que la conocían desde siempre, y ningún hombre se atrevió a decirme una palabra con Trip alrededor. Al principio pensé que era cool: era el centro de su mundo y él era el centro del mío, y me sentí halagada por sus celos. Pero ser el centro del mundo de Trip era agotador. No sabía de qué humor estaría en o lo que lo haría sacarse. Las cosas se mantenían geniales unas semanas y luego hacía algo mal que lo sacaba. Nunca pude predecir cómo sería. ¡Ugh! —Los chicos deberían totalmente hacer esto. —Angie no alcanzaba la bolsa y llenó su zapato con arena por cuarta vez. Se los quita y los sacude—. Esta fue su idea. “La arena, señoras, es gratis. ¿Qué mejor manera de fijar la vela?” — lleva sus zapatos nuevos. Su imitación de Blake me hace reír, y luego me siento culpable por ello. —Tú sabes, son chicos —amarré otra bolsa y lo añadimos a la pila—. Ellos son todo lo relacionado con la parte de construcción—herramientas poderosas, objetos filosos, de cosas que conllevan peligro. Las mujeres siempre terminan con el trabajo sucio—la vajilla, y la lavandería. —Tener bebés, los períodos —rueda los ojos—. Al menos en este baile son las chicas las que eligen, por lo que no tenemos que hacer todo el trabajo y después sentarnos y esperar a que un tipo nos lo pida. —¿Así que tienes una cita? —calculo mal la distancia hacia la bolsa y desecho la mitad de la carga en el terreno. —No —suspira—. No me decido a quién preguntar. —¿Que pasó entre tú y Randall? —quiero añadir “esta vez”, pero resisto la tentación. Se encoge de hombros. —No estoy segura de nada. Peleamos todo el tiempo cuando estamos juntos. Pero al no estarlo… —arruga la cara y aleja su cabello rubio rojizo de la cara—. Lo echo un poco de menos. —Hacen una linda pareja. —La hacen, incluso si se pelean bastante. Nunca entendí la relación de Angie y Randall. Siempre tienen aquellas grandes peleas en público. No eran como Trip y yo. Nuestras peleas eran en privado y por lo general en un mismo lugar.

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—¿Crees que debería darle otra oportunidad? —Angie barre la arena de sus vaqueros enrollados—. Quiero decir, somos del tipo que están bien juntos. —No lo sé. —No estoy para dar consejos sobre relaciones. Es extraño que incluso me preguntara. —No le he preguntado a ninguno para ir al baile aún. —Deja las bolsas llenas y me mira—. ¿Irás? Dejo caer la bolsa que intentaba atar y la arena se derrama. —No. —¿No? ¿Ni con Blake? Sacudo la cabeza y me inclino más cerca para volver a llenar el saco. Mira hacia el precipicio. —Supongo que si mi novio muriera, no iría tampoco. Sólo besando a otro chico enloquecería. Quiero decir, ¿Y si Trip fuera un fantasma o algo así? ¿Se volverá en tu contra si estas con otro hombre? Especialmente con alguien como Blake. La mirada que le doy, espero, la interprete tal como la cosa más estúpida que he oído nunca. A pesar de ello, cuando el viento sopla en contra de mi cabeza y mi pelo vuela alrededor de mi cicatriz, un escalofrío recorre mi espalda. Trip no tiene la necesidad de atormentarme en persona. Su círculo de influencia se extiende mucho más allá de la tumba. Vuelve a llenar la bolsa. —Blake es del tipo lindo chico malo, rebelde sin causa. ¿Qué crees que haría si Randall si yo…? Alguien gritando y un vehículo arrancando a través de la arena la detiene antes de finalizar la frase. —Son los chicos —dice Angie. Por un segundo creo que ella dijo—: No son nuestros chicos. Blake y Randall están dirigiéndose hacia nosotros en la camioneta de Randall. Blake se encuentra en la parte de atrás, aferrándose a un marco hecho de tubos de metal. Parece que Randall trata de sacudirlo. —Hola, chicas. —Randall desliza su camión en el parque y salta fuera casi antes de que se haya detenido completamente. Temo que Blake vaya a ser expulsado, pero está sonríendo mientras salta detrás de Randall. —Cortamos metales con fuego. —Randall sonríe como niño pequeño. —Genial. —Angie me mira y rueda los ojos—. ¿Ves? No puedo creer que esté compartiendo una broma privada con ella.

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—Así que la buena noticia es que pueden parar todo esto, porque mi amigo Randall aquí —Blake golpea la espalda de Randall—, ha diseñado el marco de modo que no logre volcarse, inclusive sin contrapesos. —Por lo tanto hemos hecho esto para nada. —Angie lanza su pala y mira a Randall—. Hemos estado aquí con el frío viento, la arena que nos sopla en la cara, ensuciándonos, y rompiéndonos el trasero, para que nos digan que “No importa”. —Pensé que te sorprendería. —Randall pasa su brazo sobre los hombros de Angie y hace un amplio gesto hacia el bastidor en la parte trasera de la camioneta—. ¿No es genial? Ella se aleja. —Como he dicho, brillante. ¿No podías haber llamado cuando descubriste que no teníamos que hacerlo? —Quizás no tengo tu número de teléfono —dice Randall. —Solías tener mi número de teléfono y no ha cambiado. De hecho, lo tenías en la marcación rápida y esa imagen mía de fondo del teléfono. —Da un paso más cerca de Randall—. Me pregunto que imagen tendrás ahora. Randall palpa con su mano dentro del bolsillo, pero Angie es demasiado rápida para él. Toma su teléfono y se va a través de la playa. Él la persigue, pero es muy veloz. Me lleva demasiado tiempo entender que le coquetea. Blake se vuelve hacia mí. —Lamento que hayas hecho todo este trabajo para nada. ¿Qué piensas del marco? Estudio la estructura de metal. —Pensé que íbamos a crearlo con madera porque era barato. —Sí, pero el padre de Randall tenía un montón de tubos de metal que dijo que podíamos usar. Y será más consistente. Y… —Y tenías que cortar el metal con fuego. —Sí, esa parte fue genial —dice Blake. —Parece algo metálico y nuevo. —Miro hacia arriba rápido, en caso de haber insultado su trabajo—. Estoy segura de que se verá mucho mejor con los cuadros que cuelguen. —Necesitamos darle antigüedad —Blake pasa la mano a través del marco—. Con pintura negra o tal vez marrón. Podemos trabajar en eso este fin de semana. —Deja caer su mano y dice en voz baja—: Únicamente faltan dos semanas para el baile.

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El temor se apodera de mi corazón como la niebla. No quiero que llegue el baile, sobre todo porque significa el fin de mi excusa para pasar tiempo con Blake. Luego de la víspera de Año Nuevo, mamá dijo que estaba bien si seguía trabajando para la abuela Joyce, pero ha tenido menos pedidos últimamente, probablemente debido a que las vacaciones han finalizado. —¿Cómo va el último cuadro? —le digo. —Terminé. Ayer por la noche. Me mantuve despierto hasta alrededor de las dos. —Bosteza. —¿Han terminado el último? —Siento que me eximió de algo importante—. Ni siquiera llegué a verlo. —Lo sé —dice Blake—. Quiero que sea una sorpresa, para la noche del baile. Aparto la mirada y miro hacia el océano a Angie y Randall. Parecen estar recomponiendo nuevamente su relación, persiguiéndose uno a otro frente a las olas, con el resplandor del sol poniente detrás de ellos—como algo salido de una película. Me vuelvo hacia Blake porque la escena es tan familiar que me duele mirar—. Creo que voy a ver la última pintura que creamos el día anterior. Blake pasa su mano a lo largo de su cuello. —Pensé en eso —se aclara la garganta—. Sería estúpido de nuestra parte hacer todo este trabajo y luego ni asistir al baile. Bajo mi mirada y dibujo círculos en la arena con el dedo del pie. —Me sorprende que Kasey no te lo pidiera aún. He oído que iba… —En realidad, lo hizo. —Dibuja un círculo junto al mío con su zapato—. Puso un gran cartel sobre mi casillero hace un par de días. Los celos golpean mi pecho—frío y afilado. Peleo contra ello. —Oh, creo que me lo perdí. —No lo viste porque quité el cartel inmediatamente. No quería que se avergonzara cuando le dije que no. Mi corazón salta. —¿Por qué le dijiste que no? Kasey es muy bonita y agradable y… —Le comenté que ya tenía una cita. —Blake camina hacia mí, tan cerca que pude sentir su aliento en la cicatriz sobre mi ojo—. Le dije que iba contigo. Doy un paso hacia atrás y mis ojos viajan por encima de su hombro a la carretera del acantilado y a los rompientes de rocas debajo. Aléjate de él.

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—No puedo. —Trato de contener las lágrimas al concentrarme en la imagen de Blake en los brazos de Kasey—. Es demasiado pronto. No estoy… —¿Es demasiado pronto para quién? —La ira reflejándose en sus ojos y doy un paso atrás, moviéndome instintivamente para protegerme—. ¿Para ti o para los chicos de la escuela? ¿Para ti o para las personas en la ciudad? —Patea la arena. Cierro los ojos con fuerza mientras las lágrimas reales queman detrás. Ahora no quiero que me vea llorar. Se detiene. —Allie, lo siento. —Envuelve sus brazos alrededor mío y me tira contra su pecho. —No lo hagas. —Intento resistir su abrazo, pero no me deja ir. Comienzo a derretirme y dejo que me jale cerca. Sus brazos que me rodean se sienten agradable—lo suficientemente fuertes como para sentirme segura, pero no tanto para sentirme atrapada. —Lo siento —dice en mi pelo. Aprieto los dientes para no gritar y agitar mi cabeza en su hombro para demostrar que no tiene nada que lamentar. No me fío de mi voz. En cuanto abro la boca, voy a empezar a berrear y quién sabe lo que va a salir. —Sólo quiero que estés bien. Y quiero que seas feliz. —Me alisa el pelo en la parte superior de la cicatriz—. No importa el tiempo que haga falta. No consigo responder por lo que me apoyo en él. Mi cabeza se ajusta perfectamente debajo de su barbilla, entre el cuello y hombro. Cuando Trip me tenía nunca se sintió adecuado. Era tan alto que mi cabeza era enterrada en su pecho, y no era suave, no como la ternura que siento en los brazos de Blake. Nos quedamos quietos, respirando juntos. Mi mente llenándose de recuerdos de una docena de veranos aquí con él. La exploración de los acantilados. Construyendo castillos en la arena. El beso en la cueva. Y todo desde entonces. Trayéndome la tarea. La noche que tiré la caja de los malos recuerdos sobre el acantilado. El patinaje en Hoquiam. Él llorando en mi hombro en la víspera de Año Nuevo. Pienso en lo que dijo Andrew. ¿Qué le debo a Trip? ¿Qué le debo a esta ciudad? ¿Qué le debo a Blake?

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El viento canta a través de los acantilados, las olas rompiendo en la playa. Todo es silenciado por el sonido de su corazón desbocado contra el mío, y una vocecita, atraviesa el silencio desde la parte de atrás de mi cabeza, y me pregunta: ¿Qué me debo a mí? La risa de Angie se estrella en mi cerebro como las zapatillas deportivas que solía utilizar en las olas frías cuando era una pequeña. Me alejo un paso rápido de Blake, avergonzada. Randall se encuentra parado detrás de Angie con sus manos en su cintura. Sus ojos llenos de algo parecido a la desaprobación. —Tal vez ustedes deberían copiarse de nosotros. —De nuevo las risitas de Angie. Blake se aclara la garganta. —Nosotros no estamos… —No, gracias. —Deslizo mi mano en la de Blake—. Ya tenemos a alguien a quien imitar. —Miro atrás hacia Randall, haciendo que me mire a los ojos. Recordándole que vio a Trip golpearme y no trató de detenerlo. Mantengo mis ojos bloqueando los suyos hasta desviar su vista.

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Capítulo 32 Traducido por Dracanea Corregido por Karool Shaw

A

l día siguiente, cuando entro a la cocina para el desayuno, Blake está sentado en la mesa, comiendo un plato de cereal con Andrew y papá—el tipo azucarado de la clase que la abuela no le deja comer. —Hey —digo, dejando caer la mochila —Hey —sonríe nuevamente—. Creo que puede que quieras un paseo a la escuela. —Significa que no tengo que esperarla —dice papá mientras empuja la silla y me besa en la frente—. Que tengas un buen día. —¿Estás listo para ir? —pido a Blake. —¿Cuál es la prisa? —dice—. El autobús de Andrew ni siquiera ha llegado aún. Siéntate a comer un plato de cereales. —Me parece bien. —Me siento en la silla junto a Blake y me sirvo un vaso de la bebida azucarada también. Sentados juntos, los dos crujiendo en el cereal azucarado me recuerda a cuando éramos niños. Se siente bien. Durante todo el camino a la escuela hablamos de los planes de Ball Sweetheart no de las cosas del baile y el material—de nuestra comisión con propios planes. Andrew me dijo que le pidió a Caitlyn así que estamos doblando con ellos. —Entonces, ¿Qué traje quieres ponerte? —Blake pide que nos convirtamos en la escuela—. No tenemos mucho tiempo. —Caitlyn me invitó a ir de compras por su traje del sábado. Dijo que su hermana gestiona una ropa vintage/tienda de disfraces en Aberdeen. —Estoy un poco preocupado por las compras con Caitlyn. Basado en su guardarropa regular, me pregunto qué tipo de traje va a pensar. —El sábado no es bueno para mí. Tengo que trabajar. —Blake se detiene en el estacionamiento de la escuela y apaga el coche—. Ella no quiere que tú y Andrew estén allí de todos modos. Dijo que tenían que elegir las niñas por lo que

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tenemos para escoger. —La idea de escoger un traje para Blake sin él me pone nerviosa. ¿Y si lo odia? —Pero si tienes alguna idea... Puedo confiar en ti. —Apaga el coche—. Ropa Vintage, ¿Eh? Suena bien. —Sí, tengo la sensación de que Caitlyn compra la mayor parte de su ropa allí. —Blake me mira como si estuviera sorprendido. —¿Qué pasa con la ropa de Caitlyn? Es un poco rara. ¿No te parece? —Ella tiene su propio estilo. Eso está bien, ¿No? Al igual que tú y tus sombreros. —Se acerca y tira de mi boina. Lo sostengo por lo que no ve la masa extraña en que mi cabello se ha convertido. Estoy tratando de hacerlo crecer hacia fuera así realmente cubre mi cicatriz. Blake sale, en los hombros ambas mochilas, y llega a mi mano. Miro detrás de él, a ver si alguien mira, pero me tomo de la mano y agarro mientras salgo del coche. Gracias a Angie, toda la escuela probablemente sabe que vamos al baile juntos de todas maneras. Estoy como flotando en el estacionamiento cuando escucho una voz chillona gritando en nuestra dirección. —¡Entraste en mi casa! —Es Hannah. Esto me resulta familiar, pero la última vez que Hannah se asustó de mí, nos encontrábamos en la cafetería, no en el estacionamiento—. Ambos. —señala con sus largas y rojas uñas cuidadas, a mí primero, y después a Blake—. Tú estabas en mí habitación. —Mi corazón palpita como un pájaro intentando huir de mi caja torácica, aunque Blake se queda tranquilo. Agarra mi mano. Quizás piensa que iré tras ella—. ¿Hablabas de…? Tú lo robaste. Con tan sólo sacarlo de mi dormitorio. Porque estabas celosa. —Su voz tiembla—. Celosa por quererme más a mí. Los otros niños en el estacionamiento hacen un amplio círculo a nuestro alrededor, en busca de otra chica que lucha —Hannah y Allie segunda ronda. Pero no voy a perder esta vez. Me raspo el borde del ojo de tigre con mi masticada uña. —¿Qué es exactamente lo que crees que…? Todo, todo lo que me dio. Se ha ido. —En lugar de lanzarse hacia mí, se deja caer en la acera y se echa en sus temblorosos hombros sollozando, de esos que te endurece mirar después de unos segundos. El círculo se evapora, los niños mirándose unos a otros, encogiéndose de hombros y moviendo sus cabezas mientras se alejan. Se ve tan lamentable que parte de mí quiere consolarla. Miro a mí alrededor por Angie o Megan, pero no están aquí. Me acerco y alcanzo su hombro—. Han. —No me toques —Batea mi mano y doy un paso de distancia.

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—¡Dispérsense, vamos! —grita el señor Barnes. Reformando el círculo mientras pasa entre Hannah y yo. Mira de mí a Blake luego a Hannah—ella sollozando, un lío efusivo en la acera. Él se aleja, cuando le mencioné artículos femeninos—. Tal vez deberíamos hablar esto en la oficina de la Señora Holt. Entre nosotros tres llevamos a Hannah a la enfermería. Está lloriqueando en llamar al detective Weeks porque irrumpieron en su casa. —¿Qué fue robado? — Ms. Holt pide calma. La enfermería se halla llena por mí, Blake, el Sr. Barnes, la Sra. Holt, y Hannah. Se pone peor al sonar la campana y la Sra. Holt tiene que cerrar su puerta, debido a las largas miradas curiosas de los pasillos. —Tenía un pequeño bloc de notas —sorbe Hannah—. Guardé todo en él de lo que Trip me dio cuando éramos novios. Quería verlo anoche. Sólo él o algo así faltaba. Pero se había ido. —¿Está segura de que no lo dejaste en otro lugar? —Mr. Barnes suena condescendiente, la forma en que lo hacen los adultos cuando no consiguen lo importante que es algo. —¡Sí! —Hannah lo mira con incredulidad—. Siempre lo mantuve en el cajón de arriba. Casi tengo ganas de preguntarle si ese es el cajón de su ropa interior, para ver si somos realmente tan parecidas. —¿Y estás segura de que sólo estaba fuera de lugar? —Ms. Holt es más suave que el Sr. Barnes, pero Hannah es tan vehemente. —¡Sí! Blake y yo intercambiamos una mirada. Si el libro de Hannah fue ciertamente robado, entonces tal vez no era la que depositaba notas en mi casillero. Pero podría haber hecho todo el asunto para meternos en problemas. La última nota aún está en mi mochila. Si la saco ahora, ¿No parecerá que ingresé a su casa? Blake me mira. Pulso el ojo de tigre y recojo mi mochila. —Tal vez sea mejor si ambos van a clase. —dice Barnes. Este es el momento, para ambos escapar. No quiero meter en problemas a Blake. Dudo por un segundo, sin embargo descomprimo el bolsillo y saco la nota. La muestro a Hannah. —¿Era parte de una de las notas de Trip? Sus ojos se abren y me arrebata la nota. —¿Qué has hecho con él? —mira a la señora Holt y el Sr. Barnes—. Esto demuestra que robó mi libro. Robó y destruyó. Lo cortó en pedazos. —Hannah cubre su cara con las manos, ahora completamente libre de las marcas que puse ahí, y comienza a sollozar de nuevo. Blake se ve casi

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tan sorprendido por su actuación. Probablemente me odia por publicar las notas, porque de alguna forma se echará la culpa. —¿De dónde sacaste eso? —Mr. Barnes me ladra a mí, su medio—paciente tono persuasivo se ha ido. —Lo encontré en mi armario —mi voz se tambalea—, la semana pasada. Blake se acerca y toma mi mano. —No era la primera. El señor Barnes ve desde Blake a Hannah a mí. Asiente a Blake. —¿Tiene algo para agregar a esto? Agarra mi mano bastante fuerza. —Vi las otras notas que se encontraban en el armario de Allie. —Se aclara la garganta—. Pero las tiré. —¿Hay algo más que debiera saber? —dijo el Sr. Barnes lentamente—. ¿Antes de llamar a la policía? —Andrew vio las notas, igual —le respondo. Por lo menos todos bajaremos juntos. Se lame los labios. —Ya veo. —con la incorporación de Andrew y Weeks el detective, la enfermería está repleta. El señor Barnes busca sillas fuera para que podamos entrar de uno a la vez para ser interrogados. Hannah va primero. Le dice a la señora Holt que tiene dolor de cabeza, por lo que las preguntas del detective Weeks las hace mientras se halla en la pequeña cama con un paño frío en la cabeza. Entonces la madre de Hannah viene a cogerla en brazos. Pasa unos minutos en el despacho de la Sra. Holt, luego se retira con Hannah. Ambas se ven muy pálidas. Andrew está temblando y tosiendo cuando va a la oficina. Lo siento, lo arrastré en esto, pero la entrevista es corta. Me da un débil pulgar arriba y regresa a clases. Blake es más largo. Tengo ganas de presionar la oreja contra la puerta y escuchar pero hay demasiada gente alrededor. Poseo todo el peso de los susurros y las miradas de los otros estudiantes que pasan de camino a clases. Escucho palabras como “celosa”, “loca” y “reformatorio”. Blake finalmente sale. Se ve bien, sonríe y aprieta mi brazo al hacer mi camino a la oficina. El detective Weeks está en la recepción en el pequeño armario que era la oficina de la señora Vincent. Esa sesión de asesoramiento parece que fue hace siglos. Se ve serio cuando me siento. A continuación empieza disparando preguntas, “¿Cuándo recibiste la primera nota?” “¿Quién tiene acceso a tu casillero?” “¿Le has dado la combinación a alguien?” “¿Blake, las tiene?” Respondo los más honesta posible, pero no hablo de la navaja de Blake. No comento que Blake no necesita la combinación para entrar en mi casillero. Su última pregunta es la más difícil. —¿Por qué no le dijiste a nadie? —Lucho por

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responder. No creo que alguien me crea. No pretendía que pensaran que estaba loca. No quiero que todos piensen en Trip y el accidente otra vez. En conclusión se me ocurre un: —No sé. Sacude la cabeza y baja la voz. —Si alguien te está amenazando, dilo. Estoy de tu lado, Allie. Únicamente trato de averiguar la verdad. Ahora, ¿Hay algo que quieras agregar? —pienso en el señor Phillips, y los pendientes de diamantes y la casa de empeño que Paul me dijo. Me pregunto si hay cierta manera de que el detective Weeks me creyera si dijera que una persona me seguía. No es una casualidad. Luego pienso en el secreto, por encima de todo lo que tengo que mantener. Mi secreto. El secreto de Trip. Y lo demás podría ser sólo mi imaginación. Eso al menos sé que era real. Tengo las cicatrices para probarlo. Trago—. No, señor. Niega con la cabeza. —Y supongo que no recuerdas nada más acerca del accidente, ¿No? ¿Qué recuerdas? Estar celosa de Hannah, tener miedo de estar a solas con Trip, viendo sus ojos justo antes de morir. Las cosas se me hacen aún confusa de lo que realmente sucedió esa noche, por eso me pregunto si de alguna forma soy responsable del fallecimiento de Trip. No le puedo decir eso. —No, señor. —Eso no es lo suficientemente bueno, Allie. —Se pone de pie, frustrado, enojado. Me encojo hacia la puerta—. Tengo algo en mi oficina que quiero que eches un vistazo. Algo que refrescaría tú memoria. Te espero allí después de la escuela el lunes. Eso te dará un par de días para pensarlo.

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Capítulo 33 Traducido por Celeste85 Corregido por liss-rose

M

i hermana no está aquí todavía ―La mujer de pie detrás del mostrador, delante de la tienda de ropa vintage me toma por sorpresa. Es alta, como una modelo delgada con las curvas adecuadas, e impecablemente vestida. El único indicio de que estaba relacionada con Caitlyn era su cabello. Es largo y rojo, no como el ardiente de Caitlyn, y se precipitaba en suaves ondas, esfuerzo que, probablemente, le tomó una hora lograr. Parada a su lado me siento como una enana fea. Tiro tímidamente del pañuelo en mi cabeza. Ella estira su delgada mano hacia mí―. Soy Mel. Puse a un lado algunas ideas para ustedes dos en el cuarto de atrás ―Una pulsera de oro macizo se desliza por su brazo mientras barre la mano hacia la puerta detrás de ella―. Puedes ir a mirar si quieres. Caitlyn siempre llega tarde.



―Gracias ―No sé qué más decir, así que empujo la puerta. El cuarto de atrás está lleno de cajas y bastidores de ropa, perfectamente organizados por tamaño. A un lado, de un pálido verde y oro, había un antiguo sofá con montones de bolsas de ropa. Trato de sacudir esa sensación de temor cuando miro las bolsas. Me recuerdan a una en mi armario. Y a bolsas de cadáveres. Mi entrevista con el detective Weeks me ha asustado. Todo lo que recuerdo me condena, y no estoy segura de que si soy una buena mentirosa, como para hacerle creer algo que inventé. Probablemente sería algo así: Yo: “Fuimos en coche hasta el acantilado, para celebrar mi cumpleaños. Trip trajo un par de botellas de champagne. El las tomó.” Detective Weeks: “¿Por qué lo dejaste conducir si estaba borracho?” Yo: "Porque él me hubiera golpeado si no lo hacía." No puedo decir eso. Nada se me ocurre con las palabras. Me duele la cabeza. Cojo una bolsa de ropa de color gris y negro, a cuadros, pensando en una que tengo en mi armario.

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―¡Has venido! ―La voz de Caitlyn me sorprende tanto que suelto la bolsa y se desliza hasta el suelo. Ella suena realmente sorprendida. Se acerca y lanza sus brazos alrededor de mí. Estoy tensa, pero no parece darse cuenta―. Esto va a ser tan divertido ―Ella lleva un top naranja de seda, pantalones rojos y una gruesa cadena de oro. Su cabello tiene mil trenzas de color rojo fuego―. Nunca he tenido días de chicas como este. Ni siquiera he salido de compras con nadie, excepto con mi madre y mi hermana, y Mel odia ir de compras conmigo ―Coge la bolsa que se me cayó. En el interior hay una especie de vestido de cóctel rojo. Lo sostiene sobre sí y luego me lo ofrece. Niego con la cabeza. No llevare nada rojo a este baile. ―No he estado nunca de compras con nadie más que mi mamá, tampoco. Ella se detiene de desabrochar la siguiente bolsa y me mira con sorpresa. ―¿En serio? Me encojo de hombros. ―Sí. ―Pero eres tan... no sé, preciosa ― Suena sincera. Debo reconocer su cumplido, pero en este magnífico momento es la última cosa que siento. Niego con la cabeza y ajusto el pañuelo en mi pelo. Ella acaba de abrir la bolsa y saca un miriñaque con volantes azul―. Pensaría que alguien como tú tendría un montón de amigos. ―Nos mudamos mucho, así que era difícil hacer amigos ―Me inclino hacia delante y trato de alcanzar otra bolsa para que no se vea la punzada de dolor que me golpeó en el rostro. ―Mi problema es que yo vivo por encima de un depósito de cadáveres y mi padre es un empresario de pompas fúnebres. La gente o piensan que es tenebroso o sencillamente asqueroso ―Caitlyn mide el miriñaque contra su cintura, suspira, y me lo da―. La gente es muy rara con respecto a la muerte. Quiero decir, nos pasa a todos, ¿verdad? Así que, ¿qué tiene de raro eso? Tomo la falda y la dejó a un lado como tal. ―Creo que a la gente no les gusta lo que no entienden ―Creo que eso podría explicar por qué Caitlyn no tiene amigos, pero me está empezando a gustar la forma en que está abierta a casi todo y no tiene miedo de lo que piensa la gente. Ojalá pudiera ser así. ―La muerte no es tan difícil de entender. Tu cuerpo deja de funcionar por cualquier razón, por lo que tu alma lo abandona. Bastante simple ―Ella se acerca

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a la esquina donde hay una vela perfumada y se sienta en un aparador antiguo―. Es como esto ―Ella se lame los dedos y luego los usa para apagar la vela. Sisea y sale humo en rizos de donde antes había estado el fuego. Hace un gesto con el humo―. El fuego no se ha ido realmente, es sólo diferente. La gente no desaparece, si no, que sólo cambian a otra forma ―Enciende la vela de nuevo con una caja de cerillas que estaba a su lado―. Mel odia el olor a polvo y bolas de naftalina. ―Tal vez no debería estar trabajando en un lugar como este, entonces. ―Tal vez, pero está tratando de hacer su camino a través de la escuela de belleza ―Caitlyn baja la cremallera de otra bolsa y saca, irónicamente, un vestido de terciopelo negro que parece perteneciente a un funeral―. ¡Qué asco, odio el negro! ―Lo tira a un lado―. Yo los siento, sabes. ―¿Sientes qué? ―Me pregunto si hay algo en la conversación que me perdí. ―Las almas de la gente ―dice con indiferencia. El cabello en toda la parte posterior de la cabeza se me erizó, y revisé la piedra en mi bolsillo. No puedo decidir si Caitlyn está tratando de asustarme o impresionarme. Pero lo hace con tanta naturalidad que no me parece. ―Ellos se quedan para sus funerales, para ver donde están enterrados, y para decir adiós a su familia ―Ella deja de lado un vestido de estilo pionero, negro también―. Lo triste es que no creo que sus familias siquiera sepan que están dando vueltas, porque están demasiado tristes. Pero puedo sentirlos. ―Eso es un poco espeluznante ―La piel de gallina aumentaba a lo largo de mis brazos. ―No realmente ―dice Caitlyn―. La mayoría de la gente es bastante decente, por lo que sus almas son bastante decentes, también. No es un mal presentimiento cuando sé que alguien está en la habitación que nadie más puede ver. Es simplemente diferente. De todas las excentricidades de Caitlyn, estoy teniendo un momento bastante difícil para envolver mi mente alrededor de esta. ¿Qué tipo de persona ve a la muerte y a los fantasmas con tanta indiferencia? ―Al igual que tu, por ejemplo ―dice Caitlyn―. Andrew me dijo que tu novio murió en un accidente, de dónde obtuviste eso ―Ella apunta a la cicatriz sobre mi ojo―. Así que, ¿Alguna vez sientes que tu novio está contigo, aunque no lo puedas ver?

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No sólo mi cicatriz, sino que todo mi cuerpo se aguijoneó. Estoy presionando la piedra en el bolsillo con tanta fuerza que se está clavando en mi pierna. ―No ―le respondo con firmeza. ―A Andrew no le gustaba mucho ―Caitlyn recoge una cadena suelta en el borde del sofá. ―¿Quién? ―Tu antiguo novio. ―No lo sé. Trip solía llevarlo en su camioneta de vez en cuando. A Andrew le gustaba eso ―Es una mentira, pero mentir para defender a Trip es un hábito que aún no se ha roto. Caitlyn está sacudiendo la cabeza. ―No, a Andrew no le gustaba Trip en absoluto. Me dijo que Trip no te trataba muy bien. Dijo que si él fuera tan fuerte como su padre, se habría lanzado sobre Trip. No estoy segura de cómo responderle, así que me obligo a reír. ―Creo que a ningún hombre le gusta el novio de su hermana. ―Probablemente tienes razón ―Coge un vestido de flores teñido, estilo hippie de los 70―. Oooh, me gusta este, voy a probarlo ―Ella desaparece en el vestuario. ―Los oí peleando ―La voz de Andrew tiembla con ira―. Escuché como te llamó. No debería... no debería hablarte de esa manera. ―No es como... no lo entiendes ―Me pongo mi sudadera apretada a mi alrededor, me alegro de que no puede ver lo que hay debajo. ―Estoy atascado en eso ―Él hace un gesto a su silla―, no soy sordo. ―Es su padre. Trip está bajo mucha presión. Él dice esas cosas. El no quiere decirlas ―No puedo mirar a los ojos de Andrew, no puedo dejarlo ver mi dolor―. El va a disculparse mañana. ―Te va a traer algo, así que va a estar todo bien ―Sacude violentamente su mano mala―. Pero no lo estará. Trazo la cicatriz sobre mi ojo, pensando en el rostro de Andrew, tratando de recordar la cantidad de veces que pudo habernos vistos pelear a mí y a Trip. Andrew me dijo una vez que la gente se olvida que está en la sala, a causa de su silla. No creí hacerlo, pero tal vez me equivoqué.

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―¿No te has probado nada? ―La voz de Caitlyn me llevo de nuevo a la tienda―. Deja que te ayude. La siguiente bolsa que abre tiene un traje de spandex marrón y oro con rayas de tigre y plumas en las muñecas. ―¿No está genial? ―Lo sostiene en mi pecho―. Y coincide con la calma del ojo de gato. Ya estoy sacudiendo mi cabeza. ―¿De qué época es esto? ―¿No sé, disco? ¿Setenta? ―Lo sostuvo junto a su pecho―. Me pregunto si me podría entrar. Probablemente no, pero no lo dije en voz alta. Estoy tratando de imaginar lo que mamá diría si Caitlyn se presentara en nuestra casa llevando esto. ―Tal vez, no ―Caitlyn abrió la siguiente bolsa, un vestido de cuero con flecos―. ¿Qué piensas de Sacagawea? Sonreí. ―Solo quiero ver a Andrew con un gorro de mapache. ―Esto es muy divertido ―dijo Caitlyn―. Nunca antes tuve amigas como tú ―Aprieta mi brazo. Trago y lamento todo lo malo que he dicho acerca de Caitlyn. Me ha visto dos veces, apenas me conoce, pero está dispuesta a aceptarme como su amiga. Y nunca he tenido un día de chicas como este anteriormente tampoco. Tengo que disfrutarlo. Puede ser que sea el único que tenga. Llego a la siguiente bolsa. En el interior había un uniforme de la vendimia del soldado de la Segunda Guerra Mundial. ―Creo que este es un traje de hombre. Caitlyn me agarra de las manos y chilla. ―Andrew se vería tan hermoso en esto. Mel no habría puesto esto aquí a menos de que hubiera un disfraz de chica a juego. Ayúdame a encontrarlo. Seguimos cavando, acumulando lo que estoy segura son costosos trajes antiguos a un lado de la cama, hasta que Caitlyn encuentra lo que estaba buscando. Ella jadea y saca una blusa blanca y suave y una falda de swing rojo. Había un par de guantes blancos, un sombrero negro con una pluma larga color rojo y un brazalete de la Cruz Roja.

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―Es hermoso ―le dijo―. Pruébatelo. ―Está bien, pero esta vez encuentra algo. Recogí algunos vestidos que me gustaron, el miriñaque con volados, el vestido de pionero, el disfraz de Sacagawea y la seguí al vestidor. Me puse el miriñaque primero y salí, ahogándome en volados. Caitlyn estaba volviendo atrás y adelante, mirándose en el espejo de tres caras. Casi me quedo sin aliento. Esta hermosa. La blusa color crema hace que su piel color rosa pálido brille. Destaca su esbelta cintura y su pecho grande, mientras que la falda oscilando hace que sus piernas se vean geniales. Coloco sus trenzas bajo el sombrero. Tiene los mismos pómulos altos que Mel. ―Déjame ver ―dice Mel desde el frente de la sala―. Da una vuelta ―Caitlyn gira alrededor y la falda fluye en remolinos alrededor de sus piernas. Mel pasea a su alrededor, mirando críticamente―. No está mal. Te ves casi normal ―Supongo que viniendo de Mel este es un gran elogio―. Unos zapatos lindos, un collar de perlas, y podría hacer algo con ese cabello ―Toca las trenzas de Caitlyn y sacude su cabeza. ―Me encanta ―Caitlyn sonríe radiante en el espejo. Se ve tan segura de sí misma, tan segura en que se ve bien, que me gustaría sentirme de esa manera. ―¿Tienes más de ese tipo? ―dice Liz, una chica que reconozco de Pacific Cliffs, desde el frente de la tienda. ―Lo siento, este es único en su clase ―responde Mel. Veo un destello de orgullo o por lo menos de aprobación en la forma en que mira a Caitlyn. Luego se vuelve hacia mí―. No. Demasiados volados. Trato con otros conjuntos, pero ninguno parece funcionar. Caitlyn se encuentra en la parte delantera de la tienda, todavía con su vestido, tratando con los collares. Finalmente vuelve atrás y se coloca su ropa. ―¿Encontraste algo? Me muero de hambre. ―No ―le respondo lastimosamente. Estoy desanimada y con hambre, también―. Tal vez deberíamos renunciar. ―De ninguna manera ―dice Caitlyn alegremente―. Dame un segundo. Cuando regresa trae del vestidor un vestido a la moda verde-azul con flecos. Estuve mirándolo un par de veces pero decidí no intentarlo. ―No puedo usarlo. ―¿Por qué no? ―Caitlyn lo agita para que se muevan los flecos―. Es lindo.

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―Es sin mangas ―Y automáticamente comencé a tirar de las mangas de mi suéter. ―Ni siquiera es escotado ―Caitlyn empuja el vestido hacia mí―. Veamos cómo te queda. El pánico se elevó en mi pecho. ―No puedo usarlo sin mangas. ―¿Porque no? ―dijo Caitlyn. ―Yo… yo… siento frío. ―Vamos a estar en el gimnasio y estarás bailando ―insiste Caitlyn―. Sólo pruébatelo. Es fabuloso. No quedan muchos trajes para probar, y me muero de hambre ―Pasa el vestido alrededor de la cortina y lo coloca en mis manos. Estoy sudando mientras deslizo el vestido sin mangas por encima de mi cabeza. Cuando trato de subir la cremallera, el cierre se atasca en el borde y luego se me desliza de mis dedos húmedos. ―Déjame ver, déjame ver ―Caitlyn se quejaba fuera de la cortina. Tiro fuerte del cierre. Las excusas ya se están formando en mi mente. No me entra. Esta desgarrado. Me obligo a enfrentar al espejo. El resplandor de la luz fluorescente hace que mis brazos y hombros se vean pálidos y enfermizos, pero eso es todo. Paso los dedos por la deliciosa desnudez de mi piel. No he mirado mis brazos en meses, por miedo de lo que pudiera ver. Pero aquí están, gloriosamente desnudos y sin marcas, con excepción de la cicatriz en el antebrazo. Todo este tiempo estuve cubierta, ocultando los moratones que han desaparecido, contusiones que no están regresando. Me río a carcajadas. ―Allie, voy a entrar ―Caitlyn tira de la cortina y queda con la boca abierta―. Te ves increíble. ―Veamos ―Mel camina hacia mí―, ven a la luz ―En la luz brillante de la tienda, el vestido reluce y los flecos cambian de verde a azul, dependiendo de cómo la luz se refleje en él, algo así como los ojos de Blake. ―Es totalmente tú ―Caitlyn esta tan radiante diciéndolo para mí como lo hice para ella―. Prueba el cintillo ―Me da una diadema de lentejuelas verde con una pluma de pavo real detrás. Me la puse y sonrío a mi reflejo en el espejo. Me siento linda de nuevo, atractiva, incluso, lo más importante de todo, libre. Sacudo mis hombros en un

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pequeño zigzagueo, para hacer que los flecos brillen, simplemente porque se siente bien. Mel me mira críticamente. ―Medias de red, tacones verdes, un collar largo, y ya está. Tengo un genial traje a rayas con un lazo blanco sobre negro y un sombrero de fieltro negro que podría usar tu cita. ―Así que estas bien, ¿verdad? ―dice Caitlyn. ―Si ―Paso mis manos por mis brazos otra vez. ―Vaya cambio ―Me da un pequeño empujón hacia el vestidor―. Estoy lista para el almuerzo. Estoy reacia a quitarme el vestido. Se siente tan bien. Todavía no me he cambiado cuando Caitlyn asoma la cabeza por la puerta y me da un abrigo azul. ―Mel me dijo que si estás preocupada por el frío podrías usar esto, pero date prisa. Tomo el abrigo y lo deslizo sobre mis hombros. ―Veamos el vestido sin ese suéter ―Él llega a través del asiento y tira de la manga juguetonamente. Está de un buen estado de ánimo, entusiasmado por su sorpresa. ―Tengo frío ―Me alejo. Nunca estoy segura de cómo va a reaccionar al ver la evidencia de lo que me hace. A veces le da remordimiento, pero a menudo se pone loco, como si fuera mi culpa―. ¿A dónde vamos? ―Me concentro en mantener el nivel adecuado de emoción en mi voz y me acurruco contra él. ―. Vamos, dime. ―Tendrás que ser paciente ―Sus ojos brillan, incluso en la tenue luz de la camioneta. Agarra el volante con una mano y pone su brazo alrededor de mí con la otra, presionando la contusión en mi hombro. El temor se posa en mi estomago. Lleva planeando mi sorpresa de cumpleaños por semanas. Dejando pistas y diciéndoles a todos. ¿Qué pasa si no reacciono como él espera? Mi estómago se aprieta con el recuerdo de vivir en la incertidumbre por los sentimientos de Trip. Siempre sentía como si estuviera caminando al borde de un acantilado. Acantilados.

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En mi recuerdo estábamos en el coche por la carretera yendo hacia el acantilado. Pero ¿por qué? ―¿Todavía estás ahí? ―Caitlyn sacude la cortina. ¿Qué pasa si no nos íbamos al precipicio? ¿Y si me llevaba a otro lugar, a algún lugar más allá del precipicio? ―¿Allie? No dejo de pensar en ello mientras me visto. Trip no me había llevado a la pradera en años. ¿Por qué me llevaría allí la noche del baile? ―Hay que hacer algo con tu cabello ―La voz de Mel impacta en mí tan pronto como salgo del vestuario. ―¿Qué? ―Rebusco y ajusto el pañuelo en la cabeza. Mel pone la mano en la cadera. —Tu cabello se vería mejor si no fuera tan lanudo. Agacho mi cabeza y me alejo. ―He estado tratando de hacerlo crecer. ―Allie solía tener el cabello más bonito ―dice Caitlyn―. Por debajo de la mitad de la espalda. Andrew me mostró fotos. ―Bueno, ahora sólo se ve mal ―Las palabras de Mel picaron, como si vinieran de mamá, o incluso de Trip―. Deberías dejar que te lo corté. Intento ajustar la bufanda para que me cubra mejor el cabello. Me dan ganas de llorar. Cuando me puse el vestido, por primera vez en mucho tiempo, me gustó lo que vi, y ahora Mel me estaba diciendo lo fea que soy. ―Oooh, que ella lo haga ―Caitlyn está casi aplaudiendo con sus manos―. Mel es genial con el cabello y el maquillaje. A veces ayuda a papá. Tengo que levantar la mirada para asegurarme de que la oí bien. No me puedo imaginar a la sofisticada Mel trabajando sobre personas muertas. ―Tengo una idea ―Mel me quita el pañuelo antes de que pueda detenerla. Me riza el cabello como si estuviera evaluándolo―. Pero tendrás que confiar en mí. ―No lo sé ―Trato de alisarlo sobre la cicatriz.

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―Hay que cortarlo ―La voz de Mel es casi de orden―. Cualquier cosa es mejor que lo que tienes ahora ―Camina y coloca sobre la puerta el cartel de “volvemos en una hora”―. Podemos ir a mi apartamento. ―¿Ahora? ―pregunta Caitlyn―. Me muero de hambre. Mel rueda los ojos, pero gesticula hacia su bolso. ―Vamos a conseguir comida en el camino. Te la compraré. Antes de que tenga la oportunidad de arrepentirme, estoy sentada en medio de la cocina pequeña pero decorada con buen gusto de Mel con el cabello mojado, con una cortina de plástico, mientras Caitlyn envía textos a Andrew y come comida china. Me estremezco con cada tijeretazo y froto el ojo de tigre bajo la sábana. Mel trabaja rápido, ni siquiera vacila cuando pasa el peine sobre la cicatriz en la parte posterior de mi cabeza. Cuando termina con las tijeras, corre algún tipo de gel por mi cabello y lo esponja con un secador de pelo frío. Me avisa que termina y Caitlyn me alcanza un espejo. Jadeo en el reflejo. Mi cabello está más corto de lo que nunca ha estado, incluso más corto de lo que estaba después del accidente. Está tan corto, que los extremos se convierten en pequeños rizos. ―Wow, te ves como Andrew. Me encanta ―Caitlyn abraza mi cabeza. Toco los rizos para asegurarme de que son míos. Entonces corro mis dedos a través de lo que queda. Me pregunto lo que dirá Blake. ―Podría ayudarte con el maquillaje ―Mel estudia mi rostro―. Tengo algo que cubre la cicatriz, por lo que casi no sabrás que estaba allí. Toco las crestas por encima de mi ojo. ―Está bien. Caitlyn y yo vamos al cuarto de baño, mientras que Mel recupera lo que parece una caja de trastos de plata. Dentro hay frascos, tubos y filas de maquillajes de todos los colores posibles. Mel mezcla un par de bases gruesas en la muñeca, que coloca sobre mi frente, mezcla un poco más, y luego comienza a suavizar la mezcla por encima de mi ojo. Pone la base sobre toda mi cara, y luego cepilla con polvo. Añade delineador de ojos, rimel, y un ligero brillo de labios de color rosa antes de darme la vuelta para mirarme. Parece que alguien más está devolviendo mi mirada. Pero soy yo, sólo que me veo como una joven, más inocente. Al igual que la foto que mamá en el salón de

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mí con el pelo rubio esponjoso y un pequeño vestido de verano azul, o la imagen que Blake pintó. Toco el lugar por encima de mi ojo. Puedo sentir la cicatriz, pero en el espejo, se ha ido. Parece natural, no como lo que mamá trató de hacer, y mi cara no se siente como plástico. Me dan ganas de llorar de alegría o alivio, o de qué, no estoy segura. Caitlyn abraza mi cabeza de nuevo y me sonríe resplandeciente. ―Podría enseñarte cómo hacerlo, si quieres ―dice Mel. Cuando sonríe me doy cuenta de que se parece a Caitlyn. Le sonrío de regreso. ―Gracias, eso sería genial ―Por primera vez en mucho tiempo me siento hermosa.

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Capítulo 34 Traducido por Melusanti Corregido por liss-rose

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is manos tiemblan mientras trato de repetir lo que Mel hizo con mi cabello. Ya he renunciado a cubrir mi cicatriz, estoy demasiado nerviosa y me gustaría hacer que se vea peor. Me pongo un sobrero dos veces, luego una bufanda y luego me los saco de nuevo. ―Papá ama el corte de cabello. Mamá piensa que es “agradable”, pero ¿no estabas tratando de dejarlo crecer? ―dice Andrew, nosotros finalmente parecemos gemelos. ―Blake no me ha visto todavía. Estoy casi tan preocupada por su respuesta a mi cabello como lo estoy sobre mi encuentro con el detective Weeks más tarde. Estoy lista cuando viene a buscarme para ir a la escuela, pero me quedo en mi habitación escuchándolo hablar cosas del coche con papá. El “El camino” está funcionando bien. Pero papá dice que todavía hay mucho trabajo que se necesita hacer. Él está ayudando a Blake a través de las reparaciones, no cargándolo con ellas. ―Allie ¿Vas a hacer que a Blake se le haga tarde? ―Grita papá a través de mi puerta. Salgo, conteniendo la respiración. Blake toma mi mochila y dice: ―Hey ¿Lista para ir? ―Por supuesto ―Estudio su rostro, en busca de una reacción, pero él se aleja. No dice nada en todo el camino a la escuela. Apenas me mira, incluso. Mientras esperamos girar en el estacionamiento estoy pensando que él lo odia, lo odia, lo odia con todos los ding de su señal de giro. De repente no me siento más hermosa. Mi cabeza se siente demasiado desnuda sin mi sombrero. Mi cicatriz se siente demasiado expuesta. Si sólo hubiera sido capaz de hacerme el maquillaje de la manera en que Mel lo hizo.

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Me quedo en el coche cuando Blake sale, tratando de no llorar. Estoy esperando a que me grite por cortar mi cabello, para decirme lo mucho que lo odia, para decirme que me veo como un bicho raro, que me diga lo fea que soy. Él abre la puerta para mí, giro mis piernas alrededor y las apoyo, pero no puedo ponerme de pie. Me quedo mirando la grava que cubre el estacionamiento y froto la piedra en mi bolsillo ―Lo siento ―dijo finalmente. ―Lo siento ―dice él―. ¿Lo siento, por qué? ―Es sólo cabello ―Muerdo el interior de mi mejilla para no llorar―. Va a crecer de nuevo. Él se pone en cuclillas en frente de mí. ―Allie, ¿De qué estás hablando? ―Mi cabello ―Las lágrimas queman detrás de mis párpados―. Lo siento. Lo corté. La hermana de Caitlyn sólo… Él se ríe, lo que me hace sentir peor. Luego se detiene. ―¿Crees que no me gusta tu cabello? Miro hacia arriba, pero en vez de mirarlo a él, miro por encima de su hombro a un grupo de chicas de primer año, incluyendo a Kasey. Nos están mirando. No hagas una escena Allie. ―Está bien si lo odias ―le susurro. ―¿Odiarlo? ―Ahora se ve preocupado. Se frota el cuello―. Ally, yo…en realidad… quiero decir, lo siento. Ni siquiera me di cuenta de que te lo cortaste hasta justo ahora. Le devuelvo la mirada, sorprendida. ―¿No te habías dado cuenta? Él se aclara la garganta. ―Estaba pensando en mi coche y en la reunión del baile hoy. Lo siento, yo sólo… ―¿Así que no lo odias? Toma mis manos y me pone de pie.

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―Eres hermosa con el cabello corto y eres hermosa con el cabello largo. Serías hermosa calva ―Alguien detrás de nosotros se ríe―. De hecho… ―Él desliza los dedos por mi cabello y traza la cicatriz en la parte de atrás de mi cabeza. Miro en sus ojos y son tiernos―. Eres la más hermosa, increíble e impresionante chica que he conocido. Me tira hacia él y nuestros labios se tocan por primera vez desde el día en la cueva. Los estudiantes de primer año se ríen de nuevo. A los pocos segundos de su beso, me detengo cuidando de quien nos está mirando. Él se aleja. ―¿Mejor? No puedo hablar por lo que asiento con la cabeza. Él presiona su frente contra la mía. ―Cada vez que necesites eso, ya sabes… Alguien detrás de Blake llama mi atención. James está apoyado en su coche mirándonos. Lo miro fijo duramente. Estoy cansada de tener miedo. Llevo mis labios hacia el oído de Blake. ―Probablemente voy a necesitar un montón de ellos ―Por unos segundos, incluso mi entrevista con el detective Weeks no parece tan mala.

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Capítulo 35 Traducido por Dracanea Corregido por Sarii

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i padre me recoge después de la escuela y se va conmigo a la oficina del detective Weeks por segunda vez. Ellos intercambian bromas.

Simplemente está buscando alguna información básica y aclaraciones. Por supuesto que puedes esperar hasta tener un abogado presente si eso haría que te sientas más cómoda, pero no se te acusa de nada Esto viene del detective Weeks. Papá mira por encima de mí, tal vez un poco más de lo que debería. ¿Está preguntando si voy a necesitar un abogado? Por último él dice: No, Está bien. Tenemos la intención de cooperar plenamente. Queremos averiguar quién está acosando a Allie con esas notas Él le da una mirada dura al detective Weeks, como si le estuviera dando una orden. Se dan la mano de nuevo. Se vuelve hacia mí y me toca el hombro. Voy a caminar de regreso a la tienda, tú me puedes recoger allí a las seis. La oficina del detective Weeks sigue siendo bastante básica. Un par de libros y tal vez una nueva caja o dos en el estante. Todavía no parece que espere hacer de Pacífic Cliffs un hogar permanente. Él re-explica lo que le dijo a papá sobre información y aclaraciones, y el abogado, pero no puedo evitar la sensación de que estoy a punto de ser interrogada, sobre todo cuando saca una pequeña grabadora y dice la fecha y me hace decir y deletrear mi nombre. Luego se pone a trabajar. Es casi un alivio. Quiero que me digas todo lo que recuerdas de la noche en que Trip Phillips murió. No recuerdo nada Toco el ojo de tigre, y luego aprieto mis manos en mi regazo. ¿Nada antes del baile o preparándote? “Fuera del camino, Andrew. Tengo que recuperar mi bolso. Me tengo que ir”.

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“No te vayas. Quédate conmigo. Es nuestro cumpleaños “. “No lo entiendes. Quiero. Es que no puedo, está bien. Trip se pondría furioso. Él ha estado planeando esta noche para siempre” Aprieto mis manos, recordando lo mucho que Andrew intentó que me quedara en casa esa noche. Se siente como algo que no debía decirle al detective Weeks por eso digo: No, señor. Se inclina hacia la grabadora. Cabe señalar que la señorita Davis sufre de pérdida de memoria debido a las lesiones sufridas en el accidente que causó la muerte de Trip Phillips Él revisa a través de algunas notas. Me preparo para algo malo. El cotillón cayó en la noche de su décimo octavo cumpleaños, ¿correcto? Asiento con la cabeza. Hace un gesto con la grabadora, por eso digo: Sí con una voz más mecánica que el comunicador de Andrew. Fuiste al baile con Trip Phillips, quien murió en un accidente de coche por la noche. No es una pregunta, pero yo contestó: Sí. ¿Que estaban planeado tú y el fallecido Sr. Phillips para después del baile? No me acuerdo. De acuerdo con el informe, su madre dijo que se suponía que volverías a casa inmediatamente después del baile, ¿ya que habías sido castigada? “Debes regresar a casa apenas termine el baile dijo mi madre, No hay exepciones” “Claro, si puedo " "Prométemelo. Directamente a casa. " “Supongo que sí. " Niego con la cabeza para borrar las voces que inundan mi cerebro. Levanta las cejas. Sí le digo a la grabadora. ¿Te acuerdas de por qué fuiste castigada? "Tienes suerte de que voy a dejarte ir al baile. Tu padre dijo que de ninguna manera. "

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Me escapé de la casa. ¿Para qué? Respiro. Tengo que recordar algo o va a sospechar. Para sacar a Trip del barro. Él y sus amigos iban en un auto y se quedó atascado. Puede preguntar a James y Randall. Ellos estaban allí Si le pregunta a James y Randall, me pregunto lo que dirían. ¿A dónde se estaban dirigiendo tú y Trip Phillips después del cotillón ya que te llevó por el camino del acantilado? Era un corto trayecto. Así podíamos estar solos. “Así puedo darte tu regalo de cumpleaños. Tu madre nunca lo sabrá. No es como si el pasmado va a decir algo la cara de Trip inunda el espacio detrás de mis ojos, y su voz, no había halagos, solo seguridad de que iría a donde él me dijera” Quería estar solo, así podía darme mi regalo de cumpleaños le respondo. El detective Weeks se ve sorprendido de que yo realmente respondí. ¿Te acuerdas de lo que estaba regalándote? Otra cosa que se abre camino a seguir. "Quiero que lo uses. Para siempre. " ¡No! Me doy cuenta que respondí a la voz en mi memoria, no la pregunta. El detective Weeks hace una pausa como si estuviera analizando mi arrebato. Empujo contra las voces, el sudor deslizándose por mi espalda. Quiero decir, no, señor, no me acuerdo Sacude la cabeza y continúa. ¿Estaba Trip Phillips bebiendo la noche del cotillón? Respiro. Aquí está mi oportunidad de hacer que todo desaparezca, al decirle que Trip estaba borracho, pero yo respondo: Yo no me acuerdo Él se inclina hacia atrás. La cicatriz sobre mis ojos pulsa con cada latido del corazón, pero no me atrevo a mover mi mano para frotar mi cabeza. ¿Así que mantienes que no recuerda nada sobre el accidente que causó la muerte de Trip Phillips? No... Quiero decir raspo el ojo de tigre para pequeñas motas de coraje. Sí. No recuerdo nada Nada que no me incrimine. Vamos a intentar algo más. ¿Qué puede decirme de Blake Evans? Obligo a los remolinos en la cabeza a detenerse. ¿Blake?

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Sí, Blake Evans. Estuviste con él la noche que le hice a un lado por una infracción de exceso de velocidad en noviembre el quinto de este año, ¿verdad? Sí. ¿Y cuál es su relación con el Sr. Evans ahora? Hago una pausa, pero esto no es algo que pueda mentir. Blake es mi novio. ¿Así que ustedes dos están una relación sentimental? Sí. ¿Y hace cuanto están juntos? Debo decir siempre, pero me quedo con. Unas semanas. Ya veo, y antes de eso, ¿cuál fue su relación con Blake? Amigos Lo digo con firmeza. ¿Y cuánto tiempo tú y Blake han sido amigos? Desde que éramos pequeños, como cuatro o cinco. Ya veo. ¿Y mantenía esa amistad cuando era novia de Trip Phillips? No. ¿No? Blake se había ido, estaba… Trago saliva. El detective Weeks baraja a través de los documentos y saca uno a leer. Sirviendo a tiempo en un centro de detención juvenil en Reno, Nevada, por un cargo de allanamiento de morada. Todo el mundo lo sabe, pero me siento como si estuviera traicionando a Blake cuando digo: Sí. ¿Qué pasó después de regresar a Cliffs Pacífic? ¿Tú y él estaban de amigos entonces? "Mantente alejado de él, Allie." En realidad no No puedo mirar al detective Weeks o la grabadora. Yo no lo veía mucho, y a Trip no le gustaba que me… me detengo. El detective Weeks se inclina hacia adelante. ¿A Trip no le gustaba ...? A Trip no le gustaba Blake.

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Ya veo, ¿cómo Blake se sentia acerca de Trip? "No me gusta la forma en que te trata, Allie." No lo sé. En realidad no hablaba con él entonces. ¿Qué hay de la noche del cotillón? ¿Hablaste con Blake esa noche? “Tú no sólo tienes que ir con él a donde quiera. Él no es dueño de ti. " El pánico me atenaza. No recordaba hasta ahora que Blake estaba en el cotillón. Puedo mantener mi voz calmada. No me acuerdo. ¿Tuvo una discusión con Blake esa noche? No me acuerdo. ¿Trip y Blake tenían alguna cuenta pendiente? "No aprendes muy rápido, ¿verdad, Juvie? Es mía. Ella siempre será mía”. No me acuerdo. De repente, él dice. Yo no creo que tenga más preguntas en este momento. Nos pondremos en contacto con usted si hay algo más. Gracias por venir Estoy muy confundida, pero le doy un oficial. De nada. Él apaga la grabadora. Quiero mostrarte algo, Allie, extraoficialmente Se da la vuelta y pesca algo fuera de una de las cajas detrás de él. Contiene una pieza de tela blanca recubierta en manchas de color marrón oscuro, ¿Alguna vez has visto esto antes? Asiento con la cabeza. Sí, señor. Es el jersey que llevaba al cotillón. Toma otra bolsa de plástico de la caja, algo que podría haber sido blanca, pero tiene las mismas manchas marrones y parece que podría haber pasado tiempo enterrada en el barro. Él toca la otra bolsa. ¿Qué hay de esto? Niego con la cabeza. Es una camiseta. Un vagabundo la encontró escondida debajo de un tronco en el bosque detrás del acantilado y atrajo mi atención Coge la bolsa con el suéter dentro, ¿Sabes que son las manchas marrones por todo este suéter? Sangre Mi nudo en el estómago aprieta. Mi sangre.

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Cierto. Entonces, ¿qué cree usted que las manchas marrones son por toda esta camiseta? Toca la otra bolsa. ¿Sangre? Supongo. Es sangre, pero la pregunta es, ¿de quién es? Espero a responder a esa pregunta, pero actúa como si quisiera que conteste. Finalmente suspira. No tengo los resultados de laboratorio en eso, así que no puedo responder a eso con seguridad. Pero yo creo que es la misma sangre que está en el suéter blanco. Tu sangre. Mi cicatriz palpita en el tiempo con el reloj marcando detrás de él. No puedo entender a dónde va con esto. ¿Por qué iba a ser mi sangre… Esta camisa es demasiado grande para ser tuya. Demasiada pequeña para ser de Trip. Pero si mi corazonada es correcta, y su sangre está en esta camiseta, significa que alguien más estaba allí la noche del accidente, con ustedes, con Trip Él entorna los ojos y se inclina hacia adelante. Incluso podría haber un poco de su sangre en la camisa. No estoy seguro de si quiere decir la sangre del propietario de la camisa o la sangre de Trip. ¿Si Trip murió de un acantilado por qué estaría su sangre en cualquier lugar, pero en el interior del camión o distribuidos en el océano? Él pone las bolsas con sus pruebas con sangre de nuevo en la caja y coloca la caja en el estante. Los resultados de laboratorio pueden ser impredecibles. Podría ser un par de semanas, podría ser un par de días. Pero si estoy en lo cierto, había otro testigo esa noche. Alguien que puede hacer un mejor trabajo de recordar lo que pasó. Blake. Su nombre, su rostro, destella en mi mente. ¿Blake fue allí esa noche? ¿Por qué iba a estar mi sangre en la camisa de Blake? ¿Por qué estaría la sangre de cualquier persona en la camisa de Blake? El detective Weeks sacude la cabeza como si de alguna manera le hubiera decepcionado. Tienes que confiar en alguien en algún momento, Allie. Sólo espero que cuando llegue el momento, tú decidas confiar en la persona adecuada. No me voy a casa después de salir de la comisaría. Conduzco hacia el acantilado, pero no me detengo ahí. Todo lo que el detective Weeks dijo da vueltas en remolinos en mi cerebro. El punto blanco, alguien más allí. Blake lucha con Trip. Blake pelea conmigo. Y algo más, algo importante. Algo que no puedo recordar.

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Voy más allá del acantilado, el camino más allá y oficialmente fuera de Pacífic Cliffs, al único lugar que he evitado desde el accidente. El lugar en el que Trip me estuvo tomando. Es mucho más húmedo de lo que fue este verano. Resbalones y deslizamientos de camiones de mi padre, pero lo hago por el sendero empinado por el que Trip me llevó fuera de la carretera por primera vez. Cuando el camino se hace demasiado estrecho estaciono la camioneta y salgo. El camino termina de nuevo en el bosque. Empujo ramas bajas de mi camino y paso por encima de las vides espinosas largas. "Cuidado con la cabeza. Quizá debería llevarte. " Después de unos minutos llego a un claro. Una pequeña corriente fluye por el centro. Enormes rocas se alinean en el banco. Un árbol de pino alto se encuentra en el centro. "Aquí está. Mi lugar especial. Nadie en Pacífic Cliffs lo conoce, solo yo." Me muevo hacia el árbol y rastrillo mis dedos sobre las letras. TRIP AMA A ALLIE. "Ahora es nuestro lugar especial." Cortó las letras profundas, por lo que destacan como cicatrices en contra de la corteza. Algún día nuestros nombres serán probablemente la razón de que este árbol este lo suficientemente débil como para caer en una tormenta. Me siento en una de las rocas al lado del arroyo. "Cierra los ojos y extiende la mano." Filtros de la puesta del sol a través de los árboles. El arroyo corre por el. Mi cabeza está palpitando, pero aprieto los dientes y los recuerdos siguen viniendo. “¿Te gusta? Lo tenía diseñado especialmente para ti.” “Nada es demasiado bueno para mi niña.” Palpitaciones de dolor en mi pecho y en mi cabeza. Remolinos grises sobre la memoria. Niego con la cabeza y respiro profundo para no perder el conocimiento. Me pongo de pie y camino hacia el bosque mientras mi corazón se ralentiza. A unos pocos metros, algo rojo, enterrado bajo los arbustos, me llama la atención. Me pongo en cuclillas, con cuidado de no entrar en el barro, y lo alcanzo a través de las zarzas. Se enganchan en mi sudadera y rasga en mi piel, pero yo sigo llegando hasta que lo tengo en mis manos. Lo saco a la luz. Cuando me doy cuenta de lo que es casi lo dejo caer de nuevo. Rojo, satén, de tacón alto, y con los dedos descubiertos. Es uno de los zapatos que llevaba al

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cotillón. Es apenas reconocible, pero estoy segura de que eso es lo que es. El rojo se ha desvanecido, en parches, la mayoría de un color rosa-naranja. Está cubierto de agujas de pino, hojas podridas, barro, y algo más. Lo cepillo mi mano a lo largo de un lado para limpiar los escombros por el lateral de la zapatilla. Examino más de cerca. Al principio creo que la otra mancha es sangre, al igual que la sangre en la camisa blanca que el detective Weeks me mostró, pero cuando lo toco, se siente grasoso. "¿En qué demonios te metiste, Allie?" Mi estómago duele de ansiedad al recordarlo. "Ten cuidado, te van a dar en mi camión." Pero estaba de buen humor esa noche. "Mantén los pies en el suelo, ¿de acuerdo?" Y yo no podía permitirme el lujo de hacerlo enojar diciéndole que su camión estaba goteando aceite. Me inclino hacia delante para buscar el otro zapato, pero no está en los matorrales. Me levanto y miro por el bosque, obligándome a recordar una vez más. Corro, respirando con jadeos, garras agarrando mis piernas, desgarrando mi falda. Camino más adelante en el camino que lleva lejos de donde he aparcado. Me parece un inconveniente la tela roja en una de las viñas. Las garras eran zarzas, raíces, arbustos bajos. Sé que estaba huyendo de algo. ¿De qué estaba corriendo? Una camisa blanca, cubierta de sangre. Demasiado grande para ser mía, demasiado pequeña para ser de Trip. Inunda el rostro de Blake mi mente otra vez. ¿Estuvo aquí? El ruido de un camión que venía más cerca me sobresalta. Hay un millón de senderos de este bosque. Ese camión podía ir a ningún lado, pero no quiero correr el riesgo de ser atrapada aquí. Regreso de nuevo al claro. El sonido se desvanece y luego se corta. Una gran roca en el borde de la ruta me detiene. Paso mi dedo por el filo, y luego trazo la cicatriz en la parte de atrás de mi cabeza. ¿Me caí en una roca como esta? ¿Acaso Trip me hizo caer contra ella? Si lo hizo, ¿cómo fue que terminé en el camión? Rajaduras de una rama, luego pasos. Me detengo, pero todo lo que escucho es mi propia respiración. Miro a mí alrededor. Un claro en las nubes, algo blanco en el camino delante de mí. Se me encoge el estómago. Parpadeo y me doy cuenta de dos cosas: el lugar por delante de mí es real, no esta en mi mente, y es gris, no es blanco. Alto, moreno y delgado. Incluso de

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espaldas a mí, sé quién es. Está bloqueando el camino de vuelta a la camioneta de papá, y es demasiado tarde para huir de James. En un movimiento rápido lanzo el zapato en el bosque. El sonido de las ramas crujientes contra la tierra hace que James se de la vuelta. Me acerco a él, rápida e informal y es como si no me importa si me ve aquí. ¿Qué estás haciendo aquí, Allie? El exige. Lleva su camiseta de fútbol, gris con números blancos en la parte delantera. Yo podría preguntarte lo mismo Trato de mantener mi voz aún. Te pregunté primero Se cruza de brazos y se mueve por lo que ocupa toda la vía. Decido ir para el enfoque de viuda en duelo. Vine aquí para pensar. Me falta Trip. Él solía traerme aquí. Niega con la cabeza. No me vengas con ese toro. Te vi en el estacionamiento con Juvie esta mañana, pegada a su cara. Viniste aquí en busca de algo. Hago mi cara en blanco. ¿Qué voy a estar buscando? No está aquí. Ya he mirado.  ¿Que no está aquí? Por primera vez creo que James podría saber algo sobre el accidente de Trip que yo no se. El regalo que iba a darte para tu cumpleaños. Él se jactó de ello toda la noche. Él no me dijo de qué se trataba, pero debe de haber sido de un gran valor. Lo suficiente para que puedas matarlo por ello. Sus ojos rasgados hacia mí. Sé que vendiste todas sus otras cosas en ese empeño en Hoquiam. Sólo le querías por su dinero. ¿Me has estado siguiendo? Las piezas encajan en su sitio, el hombre de pie en la sombra, el hombre que me siguió a la casa de empeño, era James. ¿Por qué? El Sr. Phillips hizo que valga la pena Él se apoya contra un árbol, intrépido, jactancioso, como Trip. Pero lo habría hecho de todos modos. He estado esperando un desliz para que pueda ver que se haga justicia Pienso en la forma en que James me dio la espalda cuando Trip me golpeó. La forma en que no me miraba a los ojos después de eso. Lo fulminé con la mirada.

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¿Desde cuándo te importa la justicia? No trataste de detener a Trip cuando él… Me muerdo la lengua para no terminar la frase. Adelante, Allie. Dilo. Diles a todos lo que Trip te hizo. Simplemente te hace parecer más culpable. Está en las noticias todo el tiempo. Las mujeres que matan a los chicos que les dieron una paliza. Lo empujo y camino hacia la camioneta de papá. Sigue corriendo, Allie. Sigue fingiendo que todo está bien. No hace ninguna diferencia. Tarde o temprano la cagaras y luego todos vamos a saber cómo murió Trip. Te estoy vigilando.

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Capítulo 36 Traducido por Dracanea Corregido por Sarii

D

ónde quiere esta instalación? Salto cuando la voz de Kasey me trae de nuevo al presente y me recuerda que lleva de nuevo el portapapeles en la mano. Se establece por el cuadro de manteles para la mesa de los refrescos. Ella ha sido increíblemente agradable sobre todo con Blake. Le pidió a Marshall Yates para ir a el baile después de que Blake la rechazó.

¿

Me esfuerzo en volver al mapa que está en la página tres de mis notas. Esquina izquierda. Las mesas largas deben configurarse en ángulo recto, con los más pequeñas redondas en frente. ¡Gracias, jefa! Coge los manteles de nuevo y se dirige a la esquina. No puedo creer que esté aquí dirigiendo la organización que hemos creado para el baile. Después de lo que pasó con James, yo prefiero estar en una multitud, a salvo de ojos indiscretos. Pero estar aquí se siente surrealista, como si la realidad de todo el mundo estuviera desconectada de mi realidad, como si me estuviera viendo tropezando en torno a todos los demás, jugando normal, mientras que dentro de mi mente todo está cayendo a pedazos. Nadie más lo siente. Andrew está en la esquina con Marshall, instalando secuencias de iluminación en su equipo para ir con la música. Randall y Blake cuelgan pinturas de Blake sobre los marcos. Angie está cubriendo medias de red y las luces en los aros de baloncesto. Incluso Hannah está aquí con su propio portapapeles en la esquina de la habitación, fingiendo que supervisa. A excepción del libro de recuerdos que falta, la policía no encontró ninguna evidencia cuando la habitación de Hannah fue allanada. Desde entonces he visto a Hannah cada vez más sola. En el baño de las chicas ayer realmente escuché a Megan decir que ella pensaba que Hannah había puesto las notas en mi armario sólo para ser mala. ¿Estás bien? Susurra Blake, y me besa en la mejilla. Estoy bien Miro hacia abajo a mis notas y agarro fuerte el portapapeles.

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Sólo trato de mantener todo perfecto. Lo estás haciendo bien. Cruza la habitación para ayudar a Randall con otro marco. Esto realmente une. La Sra. Flores da pasos a mi lado. Este podría ser el mejor baile que esta ciudad ha visto nunca. Ella mira a Hannah y se inclina más a mí. Es mejor incluso que el cotillón. Ella se inclina y me da un abrazo de lado. Ha hecho un gran trabajo. Niego con la cabeza. Yo no, yo… No, realmente me mantuve lejos de tu trabajo. Organizando todo. Mantuviste a todos en presupuesto. Ella me mira y sonríe. Sin menospreciar lo que has hecho, Allie. Echo un vistazo a los papeles que tenía delante de mí, el mapa y una hoja de cálculo, con lista de todo. Algo que Andrew hizo para mí en el equipo, pero con notas e información que le di. ¿De verdad que hago todo esto? Blake y Randall llevan el último cuadro a través de las puertas, sudando y gruñendo. Eso le enseñará a usar metal dice Angie desde su posición debajo del aro de baloncesto. Miralo o voy a tomar la escalera dice Randall. Ella hace una mueca. ¿Así que Blake te dijo la buena noticia? pregunta la señora Flores. No. Niego con la cabeza. ¿Qué buena noticia? No se lo has dicho grita a través del cuarto a Blake. Sí, Blake Angie le grita, ¿por qué no lo has dicho? Blake se vuelve rojo y deja caer su extremo de la estructura de metal. Casi se cae en el pie de Randall. Randall jura pero lo trata de cubrir con una tos cuando la Sra. Flores le lanza una mirada. Ahora es un momento tan bueno como cualquier otro para el anuncio. La Sra. Flores cruza la habitación. Tiene una mancha de pintura azul en la parte posterior de la falda. Toma el micrófono de Marshall. ¿Funciona esto? Golpea el extremo, mientras que Marshall sube el volumen. Blake avanza poco a poco detrás del poste que sostenía encendido. Gracias a todos por su arduo trabajo. Sabía que ustedes podrían realizar este baile juntos y que será el mejor en la historia de la escuela. Hace una pausa, mientras Randall y Marshall comienzan felices. Me gustaría tomar un momento para agradecer a Blake y Allie. Todo el mundo aplaude. Meto las manos en mis

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bolsillos tocando la piedra y trato de controlar el sonrojo de mi rostro. También me gustaría reconocer a Blake por la hermosa obra de arte en que ha pasado muchas horas sólo para la creación de este baile. Hace una pausa y mira con cariño a Blake. No podía soportar que sus cuadros sean simplemente enrollados y almacenados lejos después de mañana por la noche, así que se los mostré a los miembros del consejo de la ciudad. La ciudad se los va a comprar. Se pueden mostrar en varios edificios públicos en la ciudad. El gimnasio estalla en vítores. Me acerco a Blake y lo envuelvo en un abrazo. Randall está gritando: ¡Ay, ay, ay, ay y golpeando con el puño en el aire. Andrew envía a la multitud vitoreando efectos de sonido de la tarjeta de sonido. Angie casi se cae de la escalera porque ella se pone de pie y grita. Sólo Hannah permanece quieta, abrazando su portapapeles en su pecho y mirando sola. Todos los demás han limpiado. Solo yo, Blake, y un conserje quedamos en el edificio, y el conserje no está por ningún lado. Me deslizo en el suelo, junto al escenario, agotada. Blake acaba de conectar un par de cables y diapositivas en el suelo a mi lado. Te ha faltado una. Señalo una vela de tela que está todavía atada en la parte superior del marco. Esa es mi sorpresa. —Su voz está llena de expectación, mi estómago gira, una mezcla de excitación y temor. ¿Qué pasa si no tengo la reacción que está esperando? ¿Quieres ver cómo se ve todo?  Él se acerca y atenúa las luces, voltea en la máquina de viento, y luego empuja un par de botones en la computadora de Andrew. Las luces azules y verdes juegan en pinturas de Blake y ondea como velas en la brisa. Trepa por la escalera, corta a través de la cuerda que la sostiene con su navaja, y las últimas se desenrollan. Me levanto y me acerco a ver mejor. Es una mujer, de pie en el borde del acantilado, mirando las olas. Lleva un vestido pasado de moda y su pelo está casi cubierto por un pañuelo gris. Los mechones que no están atrapados son rubios de oro y soplan en el viento. Agarraba una cruz en el pecho y el punto brillante en la imagen es un barco en el horizonte. La mujer está sonriendo, alegría y alivio escritos en sus ojos. Ella tiene mi cara. Lo llamo Esperanza. Se sube por la escalera y envuelve su brazo alrededor de mi cintura. Vi tantas imágenes de Pacífic Cliffs, donde la gente parecía desesperada, viudas en espera de sus maridos que vuelvan a casa desde el mar, los madereros después que la fábrica cerró, los trabajadores portuarios cuando el puerto se traslado al sur. Quería demostrar que Pacífic Cliffs fue más que el cierre

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de empresas y la gente muriendo en las tormentas. Quería mostrar la esperanza. Me doy la vuelta para mirarlo. Él traza la cicatriz sobre el ojo. Cuando empecé a pintar esto, sabía que tenía que tener tu cara. Aparto la mirada, más allá de la pintura, y pienso en lo que todos en la escuela dirán cuando lo vean en el baile. Una pintura que les dará más munición a utilizar en mi contra y la de Blake, probablemente para siempre. Puedo ver a Hannah George rodando los ojos. ¿Esperanza? ¿Con ella? ¿Se puede imaginar algo más estúpido? ¿Y lo que James va a decir? ¿Qué hará está vez James? Es cursi. Yo sé el aliento la emoción se ha ido de su voz, como si sus velas hubieran perdido el viento. Pero será oscuro en el baile, y no podrán… Me encanta. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello. Ninguno de aquellos importa, ni Hannah George, ni James. Ni siquiera Trip. Sólo Blake. Sólo nosotros. Él sonríe y la luz azul-verde baila a través de los ojos y los hace más azules y más verdes. Bueno, ya que estamos siendo cursis de todas formas, ¿te gustaría tener un baile con sólo nosotros, antes que nadie venga mañana? Sonrío y asiento. Él se acerca y marca algo en la computadora de Andrew. Una ñoña canción de amor lenta flota a través de los altavoces, no una de las canciones que Trip ponia en el iPod, ni siquiera el de un amor de verano. Algo nuevo, sólo para nosotros. Me apoyo en sus brazos y me acurruco en el lugar entre el cuello y el hombro, donde la cabeza se adapta tan bien. El huele a pintura, polvo, madera de sándalo y almendras; todos los olores que me recuerdan el ático de su abuela y a él. Estamos apenas moviéndonos, apoyándose unos en otros, respirando juntos, mi frente contra su mejilla, su mano trazando pequeños círculos en mi espalda. Después de unos minutos se tira hacia atrás y me mira a los ojos, carraspea, traga, limpia de nuevo. Hay algo que he querido  respira, algo que he querido decirte. Mi corazón late violentamente, con miedo de lo que va a decir. Miedo de lo que pudiera confesar. Deseo decirle que se detenga, pero no puedo hablar. Respira de nuevo. Allie, yo… ¿Están todavía aquí niños? Salto atrás cuando el conserje voltea las luces. Ambos nos volvemos rojos. Hasta ahora no recibo extra esta noche, sobre todo, no para cuidar a un par de adolescentes con hormonas enloquecidas. Ustedes dos a casa, o hasta los

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acantilados en algún lugar que no tenga que estar a cargo de ustedes. Sacude para sacarnos. Lo siento susurra Blake. Tengo que reprimir una risa nerviosa. Estamos casi en su coche cuando Blake revisa sus bolsillos y jura. Dejé mi navaja y el equipo de Andrew en el gimnasio. Me da las llaves de su coche. Ya regreso. No quiero que me deje sola, pero asiento. Tan pronto como él se aleja, el viento se enfría. Escalofríos helados circulan alrededor de la cicatriz en la parte de atrás de mi cabeza. Está más expuesta debido a mi pelo corto. Echo un vistazo alrededor del estacionamiento y envuelvo mis brazos alrededor de mi pecho. Mi camiseta se ha ido. Se siente tan bien usar mangas cortas otra vez, que a pesar de que estamos en febrero, no estoy usando una chaqueta. Me meto en el coche de Blake y bloqueo las puertas. Toma un par de intentos para obtener el motor arrancando. El chorro de aire que sale de la raya es tan frío como el viento en el exterior, así que apago el radiador. Miro a mí alrededor y veo a alguien de pie entre la escuela y el contenedor. Su rostro está en la sombra, pero estoy segura de que es James. Debería ir a decirle algo, decirle que me deje en paz, pero tengo miedo. Se asegura de que lo vea antes de que dé un paso atrás detrás del edificio. Busco mi ojo de tigre, pero se ha ido. Mis dedos cavan a través de mi bolsillo, buscando desesperadamente, pero no está ahí. Busco en el asiento y el suelo del coche, pero la piedra se ha ido. Debe haberse caído en el gimnasio cuando estábamos preparando todo. Tengo que encontrarla. Abro la puerta y empiezo a salir con un ojo en el contenedor. Whoa, ¿a dónde vas? Blake bloquea la puerta con la mano para que no le pegue. Dejé algo dentro, tengo que… Está cerrada y no vi la camioneta del conserje. No pude conseguir entrar para conseguir el equipo de Andrew o la navaja. ¿Es algo que necesitas para el baile? No. Miro hacia atrás en las sombras. No es tan importante. Hace frío aquí afuera. Blake se quita la chaqueta y la pone sobre mis hombros. Me deslizo de nuevo en el coche, y se pone detrás del volante. Pone sus manos sobre la salida de aire y sacude la cabeza. El calentador está roto. Genial, una cosa más. Me acurruco a su lado en busca de calor y comodidad. Está bien. Voy a mantener el calor. Se inclina y me besa en la frente.

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Luego desliza los dedos por mi mejilla. Me apoyo en su mano áspera y bastante cálida y fuerte como para tirar las bolsas de fertilizante, pero lo suficientemente suave para pintar la imagen de mi cara. Suspiro de alivio, sintiéndome segura con él aquí. Todavía quiero… Él golpea su mano contra el volante. Ah, ¿por qué no puedo decirlo? Se aclara la garganta. Allie, creo que Te amo. Me ahogo con una risa nerviosa. ¿Lo crees? Se vuelve rojo y balbucea: Quiero decir, sé que Te amo. Te he amado desde que tenía cuatro años y tú tenias cinco. Se aleja de mí y agarra el volante con las dos manos. Bueno, eso fue una estupidez. Nada de lo que había planeado. Deslizo mi brazo sobre sus hombros. Se inclina hacia delante. Está bien si no lo haces. Entiendo que es demasiado pronto... sólo… Inclino mis labios a su oreja. Creo que también tee amo. Se vuelve hacia mí con una mirada tan sorprendida que casi me río. ¿En serio? Asiento con la cabeza. En serio. Él me tira y nuestros labios se funden en cada uno del otro. Se siente tan bien estar en sus brazos, que lo beso. Dejo que James mire. Que toda la escuela y toda la ciudad mire. No me importa. Blake me ama y yo lo amo. El resto del mundo puede desaparecer. Mi teléfono celular vibra en mi bolsillo. Papá. No quiero contestar, pero cuando trato de silenciarlo, se abre. Allie, Allie, ¿estás ahí? Hola, papá. Aspiro y espero no sonar tan sin aliento como me siento. Estábamos justo… respirar de nuevo. Estábamos dirigiéndonos a casa ahora. Bueno, te espero en unos diez minutos. El teléfono hace clic en apagado. Creo que mejor nos vamos dice Blake. Hay que mantener al sargento mayor feliz. No quiero hacer nada que me mantenga lejos de ti dice. No te preocupes. Me río, pero otra voz resuena en mi cerebro. Nada volverá a mantenernos separados. Busco la piedra, pero en su lugar encuentro la mano de Blake. La tomo y la mantengo apretada el resto del camino a casa.

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Capítulo 37 Traducido por Dracanea Corregido por Sarii

E

l reloj marca las 07:20, aunque en realidad son sólo 7:00. No pude dormir anoche, pero no estoy cansada. Blake me ama. Yo lo amo. Nada más importa. Dije las palabras en voz alta, pero no me sentía lo suficientemente grande como para abarcar lo que siento por él. El amor, la gratitud, alegría, todos giran alrededor de mi pecho y por todo mi cuerpo. Amo a Blake. No es como antes. No es rápido y emocionante y vertiginoso. No tan rápido que me dejó sin aliento. No como con Trip. Llegó en forma lenta, como la marea llenando toda la costa, incluso antes de darme cuenta que viene. Tan lento que yo no me lo esperaba, no sabía que estaba cayendo en el amor hasta que lo dije en voz alta. Al mismo tiempo, se siente como que siempre he estado enamorada de Blake. Como dijo, desde que tenía cinco años y él tenía cuatro años. Es sábado por la mañana, el día del baile, finalmente. Me envuelvo la colcha de la abuela a mí alrededor y me pregunto si es demasiado pronto para llamarlo. Blake, Andrewy y yo no vamos a Hoquiam hasta las diez. Vamos a patinaje y luego a tener una cena gourmet preparada por la madre de Caitlyn. Mel va a ayudarnos a Caitlyn y a mí, con nuestro maquillaje y el cabello. Todavía no he encontrado la manera de duplicar la desaparición de mi cicatriz. Estoy ansiosa porque Blake me vea sin ella. Mi teléfono suena y mi corazón salta. Es él. Debe sentir lo mismo que yo. No podía esperar para llamar. Cojo el teléfono, casi riendo de la emoción. Hola, cariño. Tenemos un problema La voz de Blake es grave. ¿Qué es? En un segundo mi estado de ánimo ha cambiado desde la euforia al miedo. Agarro el teléfono y rezo para que él este tomándome el pelo. Hubo un incendio en el gimnasio anoche. —Traga saliva. La Sra. Flores quiere que nos reunamos con ella en la escuela.

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 ¿Tus pinturas? Me envuelvo la colcha más cerca de mí, pero todo el calor se ha ido. No lo sé. Su voz suena afligida. Voy a estar allí en diez minutos. La mayor parte de la ciudad, dos camiones de bomberos, y todo el equipo de bomberos voluntarios de Pacífic Cliffs están de pie en el estacionamiento de la escuela fuera del gimnasio. Está lloviendo, una lenta y fría llovizna, de esas que chupa la alegría de todo. A través de la multitud escojo a la Sra. Flores, que llevaba un abrigo largo y botas de goma y habla con uno de los bomberos. Hannah también está aquí, que parece que acaba de salir del salón de belleza. Debía dormir con maquillaje completo y con su cabello. La Sra. Flores me saluda por encima del hombro de Blake. Sigue a Hannah. Damos un paso a un lado, y después de dar a Hannah una mirada divertida, la Sra. Flores le permite quedarse. No es tan malo como parece dice ella, el sistema de extinción de incendios apago la mayor parte de las llamas antes de que el equipo llegara. Pero supongo que es un desorden en el interior, el agua y el hollín por todas partes. Pone su mano sobre el hombro de Blake. No sé cómo les fue a tus pinturas. ¿Cómo empezó el fuego? Hannah me tiene en la mira con recelo. Todavía están haciendo la investigación. La Sra. Flores se pasa la mano por la cara. Tiene un pegote de pintura marrón sobre su ojo. Pero parece que un problema de cableado. El edificio es antiguo y los circuitos podrían haber estado sobrecargados. Mira a Blake. ¿Ustedes desenchufaron el equipo antes de que se fueran anoche? No. Blake baja la cabeza. Deslizo mi brazo alrededor de su cintura. Está bien. No dije que tuvieras que hacerlo. Sabremos más cuando el jefe salga. Dijo que podría ser capaz de entrar y ver lo que podemos salvar el día de hoy, siempre que su investigación no plantee ninguna pregunta. Ella mira hacia la escuela. Es una bendición que esto sucediera ahora, cuando no había niños en el interior. Parece una eternidad, dando vueltas bajo la lluvia fría con el resto de la ciudad. Los rumores vuelan, y la gente me mira y a Blake de nuevo. Nos retiramos a su coche para escapar de la lluvia y el chisme, pero sin el calentador esto no hace mucho bien. Alrededor de una hora después de llegar allí, mamá llega con el café para todos los bomberos. Me pide que ayude a pasarlo.

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Mientras estoy repartiendo café, veo al Jefe Milton y al detective Weeks en una acalorada discusión. Estoy lo suficientemente cerca como para oír las palabras "incendio" e "investigación". El detective Weeks sigue mirándome. Sé que debería decir algo acerca de James de pie junto al contenedor de basura, pero no quiero más atención, y yo no puedo demostrar que era él. Y si le decía a todo el mundo que estaba en la escuela ayer por la noche, ¿qué iba a decir de mí? El jefe de policía Milton se pone en el altavoz de su automóvil. El equipo de bomberos ha terminado la investigación inicial. Parece que el fuego se inició por la sobrecarga del circuito. Doy un suspiro de alivio. No tengo que decirle a nadie sobre James, todos pueden irse a casa. Una vez que los bomberos han sacado todo su equipo, vamos a permitir a unas pocas personas ir dentro con el jefe para obtener sus efectos personales. Él empieza a poner la radio de nuevo en la camioneta pero mamá lo detiene. Ella le da su sonrisa de relaciones públicas y toma la radio de él. Mr. Phillips se ha comprometido a tener el baile de esta noche en el Pacific Cliffs Inn, así que todo va a seguir como estaba previsto. Mira hacia mí como que me está haciendo un gran favor. Toma una media hora para que los bomberos recojan todas sus mangueras. En ese momento la Sra. Flores decide dejarme a mí, a Blake y Randall entrar. Hannah se ve absolutamente furiosa de que no llega a ser uno de la élite para ver la destrucción en el gimnasio. La cara que hace sería divertida si todo no fuera todo tan horrible. A excepción de una nube de humo, el pasillo se ve normal, así que no estoy esperando lo que encontramos cuando entramos en el gimnasio. El suelo está mojado y la madera ya está cediendo. Todo está cubierto de espeso humo negro. Blake pasa la mano a través de uno de sus cuadros y deja una racha de huellas dactilares a través del negro. ¡No toques nada! Advierte el papá de Randall, el jefe de bomberos. Algunos de ellos son recuperables. La señora Flores pone su mano en el hombro. Él sólo asiente con la cabeza. Hombre dice Randall. Cuando era un niño siempre quise la escuela ardiendo. Pero esto es un poco triste. El fuego debe haber comenzado aquí. La Sra. Flores apunta a la esquina que he tenido miedo de mirar. Sigo mi mirada a donde apunta su dedo. La pintura de mí tuvo la peor parte. Pedazos de la cara de la mujer, mi cara, se quedan colgando en tiras ennegrecidas de la estructura metálica. La vela parece un barco después de un ataque pirata. Su expresión se ve triste en lugar de esperanzada, y en el lugar donde el barco estaba en el horizonte hay un agujero ennegrecido.

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No parece que haya mucho para salvar dice Randall. A excepción quizá de esos. Señala a una pistola de grapas y un martillo que nos olvidamos. Él tira la pistola de grapas y deja un esquema de hollín en el piso del gimnasio. Probablemente no La Sra. Flores tiene una racha de hollín por la frente. Hace un gesto con el trozo de plástico negro que solía ser el equipo de Andrew. Todos los altavoces están quemados o fundidos, también. El seguro de la escuela, probablemente cubrirá sus pertenencias personales. La madre de Allie me dijo que todavía tienen la mayoría de las decoraciones del cotillón en un almacén en la posada. Podríamos poner esos, pero vamos a tener que darnos prisa. Ella comienza a moverse hacia la puerta. Mantengo mis ojos en el suelo, buscando, mientras trataba de parecer que no estoy buscando. Nadie se da cuenta. Todos están demasiado atrapados en el lío. Entonces oigo un ruido y algo de deslizamiento por el suelo. Me doy la vuelta para ver a Randall recoger algo. Cruzo la habitación con él. ¿Qué es eso? Sólo una roca. Desliza los dedos por el ojo de tigre y limpia una racha de hollín fuera de ella. Es mía le digo, sosteniendo mi mano. Por suerte. No creo que esté funcionando. Él lo vuelca en la mano. Cuando cae el ojo de tigre se rompe en dos piezas. Suspiro cuando lo veo. Las rayas amarillas en el interior se han vuelto rojo sangre.

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Capítulo 38 Traducido SOS por Lina Loops♥ Corregido por Sarii

B

lake cierra de golpe la pistola de grapas a través de enredaderas verdes de plástico y dentro de un marco de madera más dura de lo que necesita. Está de muy mal humor. Lo he estado evitando desde que llegamos a la posada. Andando de puntillas alrededor como si estuviera caminando sobre cáscaras de huevo es un sentimiento muy familiar. No me gusta eso. Y Roger Phillips sigue asomando la cabeza por la puerta, como si tuviera que supervisarnos. No me atrevo a acercarme a Blake mientras que el papá de Trip está mirando. El ojo de tigre está en mi bolsillo. Los puse de nuevo juntos, pero cada vez que me agacho, las piezas se separan y los bordes se meten dentro de mi muslo. Hannah está disfrutando esto, clavando pequeñas flores para las cortinas, bromeando con Angie y recordando, estoy segura, sobre la noche más feliz de su vida. Antes de que yo le robara el centro de atención. ¿Hemos traído más grapas? Blake me pregunta. No estoy segura Nerviosamente toco el bulto en mi bolsillo. Es posible que haya algunas en la parte trasera de tu coche. Podría ir a buscar. No, yo lo haré. Él pisa fuerte a través del salón y sale por la puerta trasera. Casi estoy feliz de verlo irse. Luego el Sr. Phillips me llama. Dejé el arco que estaba fijando un mantel y camine a su encuentro. Hola, Allie. Puso su brazo sobre mis hombros. Quiero quitárselo de encima, pero en cambio fuerzo una sonrisa. Todavía puedo fingir que todo está bien. Realmente vienen juntos. Al ver estas decoraciones nuevamente es un poco agridulce, ¿no es así? Miro a través de la hierba falsa y las flores, las feas serpentinas metálicas, y los manteles satinados atados con lazos. Odio todo sobre él. Agarra mi brazo. Pero no recuerdas la primera vez que se colocaron, ¿verdad? Miro hacia el suelo, sin saber cómo responder a eso.

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Es una pena lo del incendio, y las pinturas de Blake. Mr. Phillips niega con la cabeza, pero él no se ve como si pensara que es una pena. Realmente apreciamos que nos dejen usar el salón de baile. Incluso puedo forzar mis labios para decir cosas agradables. Agita el brazo. No hay problema, estoy feliz de hacerlo. De hecho, desearía que me hubieras preguntado si podrías tener el baile aquí en primer lugar, entonces podríamos haber evitado el desastre en la escuela. Y… —Él todavía está sonriendo, pero sus ojos oscuros son difíciles e intensos contra los míos—. Tal vez Blake todavía tendría sus pinturas. Me alejo con la clara sensación de que estoy siendo amenazada. —Debo volver a trabajar. Él no ha terminado. Tengo algo que te pertenece en mi oficina. He tenido la intención de devolverlo, pero te veo tan poco ahora. Si me sigues. Es una orden, no una petición. Me gustaría tener el coraje de rechazarlo. Me gustaría tener el coraje de preguntarle por qué tenía que hacer que James me siguiera y que era lo que pensaba que iba a encontrar para amenazarme. Me pregunto cuál de las cosas que vendí él va a devolvérme y como me es posible ser indiferente al respecto. Trabajo en hacer que mi cara sea una máscara mientras lo sigo por el pasillo y dentro de su oficina. Como todo lo demás en su mundo, la oficina del Sr. Phillips es limpia hasta el punto de ser estéril. La estantería detrás de él está llena de fotografías de Trip, incluyendo - me estremezco - dos de Trip y yo. Se sienta detrás de su escritorio, mete la mano en un cajón, y desliza boca abajo un plano marco negro hacia mí. Estaba en mal estado cuando lo conseguí. Toque el borde del marco, asustada de lo que podría ser. No es nada que vendí en la casa de empeño. Uno de los invitados cambió la oficina en la posada. Ella dijo que lo encontró en la playa cuando estaba caminando. “Que pareja tan atractiva -dijo-. -Estoy segura de que no quieren perder esta.” —Mr. Phillips volteó la imagen de nuevo. Me veo a mí y a Trip, de pie delante del mismo arco que Blake estaba grapando. Estoy con el vestido rojo ahora escondido en el fondo de mi armario. Trip lleva un esmoquin y su perfecta sonrisa. Me veo atrapada. Trato de mantener el horror fuera de mi expresión mientras el Sr. Phillips dirige su dedo por el borde del marco.

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Podría haber hecho que el fotógrafo sólo hiciera otra copia, pero sabía que te gustaría la original. Él toca la decoloración en los bordes. Todavía tiene algunas manchas de agua, pero no está demasiado desgastada. Me mira con la misma mirada de piedra fría que Trip tenía. Estoy seguro de que no querías perderlo. Trip me dijo que estabas distraída, siempre perdiendo las cosas. Al igual que los regalos caros que te dio. Mis cicatrices laten y el frío corre a lo largo de mi espalda. No puedo decir nada mientras empuja el marco en mis manos. Su sonrisa no alcanza sus ojos. Eso es lo que me gusta del océano. Devuelve cosas que pensabas que habías perdido.

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Capítulo 39 Traducido por Dracanea Corregido por Sarii

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e tropiezo de nuevo en la sala de baile con la imagen agarrada contra mi pecho, como si fuera precioso, en lugar de algo que detesto. Me da miedo ver a Blake, pero no es todo. No estoy segura de lo que debo hacer con la imagen. No puedo ponerla sobre la mesa y volver al trabajo. Caitlyn cruza la habitación hasta mí. Sonriendo como si no hubiera nada malo en el mundo. Vamos, Cenicienta, es tiempo para prepararse para la pelota. Miro alrededor de la habitación. Yo puedo… Mamá, justo detrás de ella, se ve firme, pero las comisuras de su boca tiene contracciones. Cobré algunos favores. Un grupo de personas de la ciudad van a terminar las decoraciones para que ustedes puedan estar listos para ir. Blake ya se ha ido. Mi corazón se siente pesado cuando pienso en Blake saliendo sin venir a encontrarme primero. Tal vez es mejor si él está enojado conmigo. Tal vez sea mejor si se queda lejos. Una limusina nos espera afuera. Papá, desde el depósito de cadáveres explica Caitlyn. Mamá y yo subimos a ella. Mel está conduciendo. Tenemos que seguir adelante dice, y mira su reloj. El baile comienza en poco más de una hora y todavía tienes que hacer los trajes y el maquillaje. Y comer dice Caitlyn. Mamá envió la cena que estaba haciendo bajar con nosotros cuando nos enteramos que ustedes no iban a llegar a Hoquiam. Cuando lleguamos a casa, mamá me da prisa por la puerta. Voy a llenar la bañera para ti. La abuela Joyce trajo algunas cosas de baño. Un momento le digo. Hasta ahora nadie se ha dado cuenta de la imagen en mis brazos. Sé rápida responde Mamá. O el agua estará fría.

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No dudaría en volver a la puerta de mi habitación, mirando a su alrededor para ver dónde puedo dejar el cuadro. Me temo que el padre de Trip me preguntará lo que hice con él cuando me vea en el baile. Decido en su anterior emplazamiento, en la parte superior de mi cabina. Equilibro en mi silla de escritorio y alcanzo a ponerla allí. El fuerte golpe en la puerta me hace perder mi equilibrio. Me caigo hacia atrás, tirando de la parte superior del aparador conmigo. La esquina del marco del cuadro la veo a través de mi hombro al caer, cortando en mi piel. El aparador se estabiliza en sí, pero me quedo tirada en el suelo. Las roturas del marco y los fragmentos de vidrio. ¡Allie! Mamá grita a través de la puerta. Mueve la manija, pero eché la llave. Allie, ¿estás bien? Bien digo, pero mi voz tiembla. Sólo tropecé y se rompió un vaso. Voy a limpiar por ti. Mueve la manija otra vez. Vete a tener tu baño. Está bien grito de vuelta. Ya lo tengo. Una línea de sangre que aparece en la imagen golpeó mi hombro. Hay una marca roja alrededor que se transformará en un golpe pronto. Me envuelvo una camiseta del suelo alrededor de mi mano, así que no me corto cuando cojo el marco roto. La impresión se desliza y cae boca abajo en el suelo. Suspiro y casi caigo de nuevo. En la parte posterior, en la escritura aguda de Trip, estan cuatro palabras. Me perteneces a mí. No quiero tocarlo, pero me inclino hacia delante y paso los dedos por el borde. Es una pieza más de una nota pegada en la parte posterior de la imagen. Cierro los ojos y recuerdo lo que decía todo el asunto. Lo siento, me puse tan furioso. No me gusta la idea de alguna vez estar con nadie más. Me perteneces a mí. La pieza no estaba hecha de una de las notas de Hannah, es una de las notas que Trip me dio.

Me merezco esto.

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El agua se desliza sobre mi cuerpo y hace que escueza la herida en el hombro. No debería ir al baile. Debería quedarme en casa. Debería mantenerme alejada de Blake. Me tiemblan las manos, no del agua fría. Estoy entumecida cuando me visto para el baile. Caitlyn tiene suficiente entusiasmo para ambas de todos modos. Mel tiene que seguir diciéndole que se quede quieta mientras ella da forma a su cabello en un toque de los años cuarenta con rulos en el lado. Mel iguala el cutis enrojecido de Caitlyn con maquillaje de color rosa. Cuando se da la vuelta, ella es una belleza impresionante, como una vieja estrella de cine. Finalmente sé a qué época pertenece. Entonces Mel comienza conmigo. Se tensa y pulveriza los rizos naturales alrededor de la cabeza por lo que todavía son suaves, pero posiblemente no pueden salirse de su lugar. Entonces trabaja su magia y hace que la cicatriz sobre el ojo desaparezca. Sólo desearía tener un poco de maquillaje mágico para cubrir las cicatrices en el interior. Que ella pudiera borrar los últimos tres años y pueda volver al día en que Blake me besó en la gruta, sabiendo lo que sé ahora. Oh, Allie, te ves hermosa. Mamá se apoya en la puerta de su dormitorio. Eso me hace sentir mayor, el pensar que eres una persona mayor ahora. Mel y Caitlyn van más allá de ella, y al final del pasillo, pero mamá me detiene. Pone sus brazos alrededor de mí y me abraza contra su pecho. Cuando me alejo tiene lágrimas en los ojos, quiero que sepas que me siento mal por lo que dije acerca de Blake, y sobre todas nuestras peleas. Y todo lo que me perdí el año pasado. Estudio su expresión, preguntándome qué quiere decir con "todo”. Se seca las lágrimasEl trabajo en cierto modo ha consumido todo. Ha habido mucha presión… Está bien, mamá digo, pero no puedo hacer que mi voz suene sincera, estoy tan cansada de sus excusas sobre el trabajo. Voy a tratar de hacerlo mejor. Te lo prometo. Suspira y pasa su mano por los ojos una vez más. Se ensucia con un poco de su maquillaje, y me doy cuenta de las manchas oscuras debajo de los ojos. Forza una sonrisa. Espera hasta que veas a Andrew. Andrew está corriendo con su uniforme de la Segunda Guerra Mundial. No hay otra manera de describirlo. Se parece tanto a un soldado que papá se atraganto. El brazalete de la Cruz Roja de Caitlyn hace que parezca que la silla de ruedas de Andrew es parte del disfraz. Nunca lo había visto tan feliz. Por él creó una sonrisa en mi cara y voto por mantenerla allí toda la noche. Andrew no puede apartar los ojos de Caitlyn. La besa delante de nuestros padres. Ella se sienta en su regazo para las fotos. Entonces ella lo besa.

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Blake odia su vestuario. Que puedo decir. Debería haber elegido algo más casual para él. Se mantiene inquieto, tirando del collar. Parece que alguien le metió en un traje sin su permiso, que supongo que sí. Se pone de pie junto a mí cuando papá toma su imagen, rígido y atrapado, como me veo en la foto de cotillón. No me toca del todo. Papá nos sigue en la camioneta con la silla de Andrew para que pueda viajar en la limusina con nosotros. Caitlyn se sienta en el regazo de Andrew y se besan todo el camino al baile. A través del espejo retrovisor, Mel pone los ojos en blanco. Blake se sienta junto a la puerta y mira por la ventana. A quince centímetros separa la cadera izquierda de mí fácilmente. Ni siquiera toma mi mano. Tal vez por fin ha descubierto que soy veneno, al igual que Hannah dijo. Siento la barrera arrastrándose entre nosotros otra vez. Por mucho que me duela, estoy agradecida. Mientras menos el señor Phillips nos vea a Blake y a mi juntos, mejor, para Blake. En el baile, alrededor de todo el mundo, Blake actúa normal. Tiene amigos ahora. Marshall cuya banda no va a tocar, ahora que estamos en la taberna; Randall y Angie, e incluso Kasey. Lucho contra una ola de celos, porque esto es lo que yo quería, que ellos acepten a Blake. Pero cada vez más, parece como si no me necesitara. La Sra. Flores nos atrapa antes de que incluso tengamos la oportunidad de bailar. Uno de los miembros del consejo de la ciudad está aquí dice. Odio tener que interrumpir tu noche, pero quería preguntarle a Blake sobre el estado de sus pinturas. Adelante le digo. Voy a esperar sobre una mesa en la esquina hasta que haya terminado. Estoy esperando una invitación para unirme a ellos, pero Blake asiente con la cabeza hacia mí y sigue a la Sra. Flores al otro lado de la habitación. Me echo en una mesa en un rincón oscuro y veo a todos los demás bailar. Andrew y Caitlyn se encuentran en el centro de la pista, ajenos al resto del mundo, haciendo círculos lentos en su silla. Ella ha posado sobre sus rodillas con sus brazos alrededor de su cuello y la cabeza sobre su hombro. Aparto la mirada. Por lo menos alguien está teniendo un buen rato esta noche. Sé que estoy sintiendo lástima por mí misma, siendo un bebé, egoísta como Hannah porque toda la atención no está en mí. Blake trabajó duro para este baile y nadie llegó a ver sus pinturas. Sería genial si pudiera solucionarlo lo suficiente como para que la ciudad todavía las quisiera. Trazo los bordes del ojo del tigre a través de mi pequeño bolso de cuentas. Esto me recuerda otra cosa. El

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pequeño bolso que llevaba conmigo al cotillón. Trazo el ojo de tigre de nuevo. Lo tenía en mi bolso esa noche pero si me lo guardé en mi bolso, ¿cuando cayo? ¿Cómo Blake termino con él? Lo observo desde el otro lado de la habitación y empujo ese pensamiento. Se incluye en "preguntas que tengo miedo de preguntar." Estoy demasiado cansada de que mis recuerdos lleguen a mí esta noche. Una silla raspa por el suelo en el otro lado de la mesa. Miro hacia arriba y veo a James sentarse. Miro a mí alrededor por Hannah, esperando un asalto conjunto. Angie me dijo que iban a venir al baile juntos. Pero James es el único. Oye, Allie. Su voz es baja y agradable, probablemente se suavizó con el alcohol. No le hago caso y mantengo mi atención en Blake, la Sra. Flores, y el tipo del consejo de la ciudad. ¿Estás teniendo un buen rato esta noche? Él se inclina más a mí. Huelo cerveza. Le doy una mirada de disgusto y deslizo mi silla hacia atrás para salir. Él pone su mano en mi brazo, cubriendo la cicatriz que fue su culpa. ¿Cuál es la prisa? Juvie ni siquiera sabe que te has ido, y Hannah esta enojada conmigo por alguna razón. Podríamos irnos juntos. ¿Qué clase de juego estás jugando? Rompo su agarre. Echo un vistazo a Blake. Sigue hablando con el chico del ayuntamiento. No me avergüences, Allie. Me alejo y camino a otra mesa, lejos de James y cerca del resto de la multitud. Espero así disuadirlo, pero él me sigue. Se sienta y desliza su silla por lo que es la mía. Estoy atrapada entre la silla y la mesa. Pone su mano sobre mi rodilla y mira hacia abajo. Esos zapatos son agradables, pero creo que me gustan los que llevabas al cotillón. Mi corazón se detiene. Así que Cenicienta va a la bola y deja su zapato detrás de la evidencia en su contra. Él pone a centímetros su mano en mi falda fringy. Basta ya susurro, y trato de empujar su mano. Mueve su mano más alta en la pierna. Tal vez no tengo que demostrar a la policía lo que encontré. Ya dije, para. Lo digo un poco más fuerte. Algunas de las parejas en el borde de la pista de baile miran por encima de nosotros. No tienes que ser tan perra. Él abraza sus dedos sobre mi pierna y se inclina al oído. Podría hacer que todo desaparezca. Si lo pides bien. Se vuelve y presiona sus labios contra mi cuello. Me levanto de un salto y le doy un guantazo. Mi silla traquetea al suelo detrás de mí. La canción termina y la pista de baile está

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en silencio, para que todos puedan oírlo cuando empieza a insultarme a mí y tapándose la nariz. Blake y el hombre del consejo de la ciudad están mirándome a través del cuarto. Andrew y Caitlyn están mirandome desde el centro de la pista. Todo el mundo está mirando. Quiero pasar por debajo de la mesa. Quiero correr, pero Randall se acerca y se pone delante de mí todos los dos metros cuadrados de él. ¿Cuál es el problema? dice. Él… pero no puedo terminar. Randall no me va a creer sobre James no importa lo que yo diga. Randall pasa por delante de mí, y aplaude su mano sobre el hombro de James, para felicitarlo, supongo, por humillarme, pero dice: Has tenido demasiado para beber, mi amigo. Es hora de que te vayas a casa. James toma su mano lejos de su nariz, que ni siquiera está sangrando, y chisporrotea mientras Randall lo dirige hacia la puerta. Estoy casi tan sorprendida como James ante la reacción de Randall. Así que conmocionada no me puedo mover. ¡Asesina! James vuelve los ojos inyectados en sangre sobre mí. Mató a Trip. Se vuelve hacia la multitud como si estuviera suplicando su caso. ¡Todos sabemos que ella lo mató! ¡No! Andrew es casi tan fuerte como James. No me acuerdo de él cruzando la habitación, pero la silla está en frente de mí, bloqueando a James de venir cerca. Randall y James dejan de luchar, por un segundo tan sorprendidos como el resto de nosotros por el arrebato de Andrew. Andrew gira su silla hacia él. No la toques… Está luchando por el control, todo su cuerpo temblaba de ira. Aléjate… Su voz real le falla. Él golpea su mano sobre su comunicador con tanta fuerza que se libera de la correa y se estrella contra el suelo. Se emite un chillido agudo y luego pasa silencioso. Después de lo que parece una eternidad, el Sr. Barnes interviene y ayuda a Randall a mover el brazo de James. Desaparecen a través de la puerta. Blake recoge el comunicador y lo pone sobre la mesa. La música comienza de nuevo y la gente se aleja, enviando comentarios semi silenciosos y miradas en nuestra dirección. Lo siento dije sin levantar la vista. No quería hacer una escena. No quise avergonzarlos a todos. Miro a mí alrededor por el chico del consejo municipal, pero no puedo encontrarlo.

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Probablemente se fue tan pronto como se dio cuenta de que la novia de Blake era un bicho raro y probablemente una asesina. Lo siento, Andrew, no era mi intención que el comunicador se rompiera. Me tiembla la voz y alcanzo al ojo del tigre dentro de mi bolso. ¿Podemos irnos? No. Andrew todavía está luchando por obtener el control sobre su cuerpo. No es tu culpa. No puedes dejar que un tipo así arruine tu noche dice Caitlyn suavemente. Ella sostiene la mano lastimada de Andrew, tratando de mantenerlo quieto. Has trabajado muy duro. Tienen razón dice Blake. Hemos trabajado duro para esto y no vamos a dejar que James lo arruine. Vamos a bailar. Agarra mi mano y tira de mí. Sus ojos encajan con la ira. Me dan ganas de retroceder ante él, pero lo sigo a la pista. Los brazos y el pecho de Blake se sienten rígidos y duros contra mí, como Trip. No hay consuelo al fundirse en un abrazo. Él no me miraba a los ojos. Mira hacia otro lado, por encima de mi hombro. Al igual que todos los demás. Ha sido culpa mía. Siempre tengo la culpa. La acusación de James todavía suena en mis oídos. Asesina. Un pensamiento que he mantenido enterrado, incluso de mí misma, se eleva a la parte frontal de la cabeza, donde no puedo alejarlo. ¿Y si James esta en lo correcto? ¿Qué pasa si hice matar a Trip?

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Capítulo 40 Traducido por Melusanti Corregido por liss-rose

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espués de dos duros y dolorosos bailes, le digo a Blake que tengo que ir al baño. Cuando salgo lo veo cruzar la habitación hacia Kasey. Duele, pero ¿Cómo puedo culparlo por querer a una chica con menos drama en su vida? En el cuarto de baño de felpa rojo de la posada, me inclino sobre el lavabo y salpico agua en mis mejillas para que las manchas desaparezcan. Me froto los ojos y corro el maquillaje que Mel utilizó para cubrir mi cicatriz. Mi cicatriz, mi ojo extraño, y la voz de James en mi cabeza, todos me acusan desde el espejo. Asesina. Cierro los ojos y me apoyo contra el lavabo, derrotada. ―Buen trabajo, Allie. Te las arreglaste para arruinarnos el baile a todos. Levanto la vista. Hannah está de pie detrás de mí. Sus ojos rojos como los míos y su expresión son mortales, pero todavía se ve como la reina de la belleza que es. La luz atrapa el broche de esmeraldas que la mantiene unida a su vestido de fiesta de terciopelo azul del siglo XIX. ―¿Por qué tienes que ir detrás de todo lo que es mío? Agarro el borde del lavabo. ―James me dijo que vendiste todo lo que Trip te dio. Que fuiste tras él por su dinero. La miro mientras está diciendo los registros. James le dijo a Hannah sobre mí y la venta de las cosas de Trip. El pánico pulsa a través de mis venas. Ahora que ella lo sabe, todo el mundo lo sabrá. ―Apuesto a que lo mataste por su dinero. Tú y Juvie. Habías planeado esto desde el principio para que pudieran estar juntos ―Ella se ríe, pero su risa se llena de dolor, y sus ojos nadan con lágrimas―. ¿Qué hay de especial en ti? No sé lo

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que cualquier hombre ve en ti. No te merecías a un tipo como Trip. Ni siquiera te mereces a Juvie. Sus palabras se sienten como puños en mi estómago. Puños en mi rostro. Como tener a Trip de nuevo. Su voz vacila. ―Trip fue lo mejor que me paso en la vida y tú… Me doy la vuelta y la miro. ―Ni siquiera lo conocías ―dijo con los dientes apretados. Y he terminado con esto, terminado con todo esto. Si voy a ser condenada, por lo menos debería ser por la verdad. ―¿Qué? ―Ella se aleja de mí. ―Dije, que ni siquiera lo conocías. Crees que él era perfecto. Todos ustedes piensan que el gran Trip Phillips no podía equivocarse. Pero no conocías el otro lado de él. No sabes la suerte que tienes de que yo viniera aquí. Los ojos de Hannah se ensanchan, como si lo que estoy diciendo es un sacrilegio. ―No te atrevas… Empujo mi brazo en su rostro para que pueda ver mi cicatriz. ―Él me hizo esto. Me cortó. Me marcó. Así yo no olvidaría que le pertenecía. Ella se aleja. ―Eso no es… no es verdad. Estás mintiendo ―Su voz se tambalea, pero no aparta los ojos de mi cicatriz. Ella no quiere creerme, pero creo que lo hace. ―Ahora él se ha ido. Y ustedes chicos, todavía no me dejan olvidar. Todavía no me dejan olvidar que le pertenezco a él ―La empujo pasándola y ella se encoge en un rincón. Lanzo la puerta abierta del baño y corro por el pasillo hacia fuera. Mis zapatos se deslizan por la acera mojada y casi me caigo. Me los saco y sigo corriendo. Tú lo mataste, tú lo mataste pulsa en mis oídos con cada latido de mi corazón. Debería ir a la estación de policía y entregarme, pero la paso corriendo. Mis medias de rejilla están rasgadas y los picos helados desgarran mis pies con cada paso que doy. Finalmente mi carrera se desacelera a un paseo. Pongo los brazos alrededor de mis hombros, congelándome. Está lloviendo, lento y lluvioso. Ni siquiera tengo la envoltura difusa o un sombrero para protegerme. Ni siquiera se a donde voy, a casa o al acantilado.

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Unos faros se ralentizan a mi lado, pero los ignoro. Blake se baja del coche. ―¡Allie! No me detengo. Él camina junto a mí. ―Allie, detente. Me sigo moviendo. ―Por favor, detente. ―Pone su brazo sobre mi hombro. Lo empujo lejos. ―Lo siento mucho Allie. Sé que he sido un idiota esta noche. Es sólo que… el fuego y mis pinturas y el Sr. Phillips… Me vuelvo hacia él. ―¿Qué quieres de mí? ¿No has oído a James? Soy una asesina. Los chicos que amo terminan muertos. Necesitas mantenerte alejado de mí. Se detiene atónito, como si lo hubiera abofeteado. Soy una asesina. Ahora lo cree, también. Comienzo a caminar otra vez, pero en unos pocos pasos más, él está a mi lado otra vez. Llega a mí, con ojos suplicantes. ―Sólo detente, está bien. Escúchame. Hay algunas cosas que tengo que decirte sobre la noche en que Trip murió. Por favor, sólo… ―¡No! ―El temor inunda mi cuerpo como las heladas aguas del pacífico llenaban nuestra cueva. No quiero saber lo que tiene para decir. Las luces se prenden detrás de él. El jefe Milton sale. Él viene a detenerme. Estoy segura de ello. Alumbra su linterna hacia mí y luego a Blake. ―¿Qué está pasando aquí? ―Nada ―Blake se aleja de mí y trata de meter sus manos en los bolsillos, pero su disfraz no tiene ningún bolsillo―. Acabamos de tener una pelea. El jefe Milton pone la luz en mi rostro por lo que me ciega. ―¿Este muchacho te está haciendo algo?, ¿Trató de hacerte daño en lo absoluto?

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Toda la situación es amargamente irónica, el jefe Milton viene a rescatarme de Blake, ahora, después de todo. ―No ―Niego con la cabeza―. Como él dijo. Acabamos de tener una pelea. La linterna vuelve a los ojos de Blake. El jefe Milton lo estudia durante mucho tiempo mientras estamos temblando. ―Será mejor que te vayas. Me aseguraré que la Señorita Davis llegue bien a casa ―Lo sigo de vuelta al coche policial. Él abre la puerta del lado del pasajero y me deja entrar. Antes de cerrar la puerta detrás de mí, lo escucho decirle a Blake―: Te aconsejo mantenerte alejado de ella. Blake se queda allí solo, la lluvia goteando en sus mechones, como un perro mojado. Mirando al coche irse.

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Capítulo 41 Traducido por Jazmín Corregido por Deyanira

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lake me envía cincuenta mensajes este domingo. No leo ninguno de ellos.

Mamá intenta hablar conmigo, en realidad defiende a Blake. —No sé por qué ustedes dos pelearon, pero querer terminar con Blake fue un poco descuidado. Hubo algunas quejas sobre los productos de su abuela en el hotel, así que el Señor Phillips tuvo que cancelar el contrato que tenía con ella. Ella no puede soportarlos a ambos con esa pequeña tienda. He oído que podrían perder su casa. Es mi culpa, todo es mi culpa. Si el Señor Phillips canceló el contrato de la abuela Joyce, fue por mi culpa. Andrew no puede hablar conmigo; está enfermo, tosiendo, probablemente consiguió neumonía cuando el, Caitlyn y Mel estaban manejando en limosina por los alrededores buscándome. Ha sido culpa mía. He arruinado el baile para todos. El lunes, Mama lleva la furgoneta para trabajar por lo que puedo conducir yo a la escuela. Llego tarde así que voy hacia mi casillero y paso directamente al primer período. Miro a mi alrededor por Hannah, preguntándome qué va a decir de mí ahora que ella sabe mi secreto. Ella probablemente está en la oficina de la Sra. Holt ahora. Lloriqueándole a ella todo lo que le dije en el baile. En cualquier minuto voy a ser llamada fuera de clases para explicarlo yo misma. Tal vez sería un alivio. Finalmente poder decirle todo lo que Trip me hizo. Tal vez pueda ayudar en mi caso cuando sea juzgada por asesinato. Pero Hannah no aparece para la clase. Suena el timbre y nadie me llama a la oficina. Sigo el mar de susurros de los estudiantes a mi casillero, como si todo fuera normal.

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—¿Qué es ese olor? —Angie arruga la nariz y mira a Blake, ajeno a la idea de que ella podría herir sus sentimientos. Él no responde. Me da una triste, mirada silenciosa, luego se da la vuelta. Hannah viene por el pasillo. Logra una mirada fría para Blake y Randall, incluso Angie. Nada para mí. Estoy de pie justo en frente de ella, pero ella se queda mirando a través de mí como si yo no estuviera aquí. Supongo que si yo no existiera entonces lo que dije sobre Trip no puede ser verdad. Randall hace una mueca —¿Alguien dejo un sándwich de atún en su casillero? —Lo huelo, también, algo oceánico, a pescado, podrido. El empieza a oler los casilleros como un sabueso. Sostiene su nariz—. ¡Uf! Creo que es aquí. —Señala a mi casillero. Todos se reúnen alrededor mientras yo trabajo la cerradura con los dedos entumecidos. Tengo miedo de lo que podría encontrar. El olor es tan malo que casi ciento náuseas. No quiero ver lo que hay dentro, pero abro la puerta. Una cascada de notas desteñidas, fotos arruinadas, y trozos de cartón y algas podridas me cubren. Todo lo que había en la caja que arrojé al océano se extendió por el suelo para que todos lo vieran. Me derrumbo hasta suelo, frenética, tratando de reunir las notas y fotos antes de que alguien viera lo que estaba escrito en ellos. Blake está en el suelo junto a mí. —¡No! —Lo empujo lejos—. ¡No las mires! —Él no puede ver lo que está escrito en las notas. Pero ya es demasiado tarde. Todo el mundo ya las ha visto. Puedo sentir sus ojos clavados en la cicatriz de la parte posterior de mi cabeza, condenándome. Me derrito en el suelo y una ola negra se estrella por encima de mi cabeza y me lleva lejos.

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Capítulo 42 Traducido por NayeliR Corregido por Deyanira

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apá está sentado en la silla de mi escritorio al lado de la cama. No puedo recordar completamente cómo entré a la cama. No puedo ni siquiera recordar cómo llegué a casa. La única cosa claramente quemada en mi cerebro es la imagen de mi relación completa con Trip, esparcida sobre el pasillo de la escuela para que todos la vean. —¿Cómo te sientes? —Su voz es suave. Mi cabeza está golpeando, me siento débil, y mi boca sabe como a bilis. Me pregunto si vomité en la escuela. Mamá está aquí, también. Ella pone algo frío y húmedo a través de mi frente. Me hago un ovillo más apretadamente, como si pudiera cerrar todo fuera. Como si pudiera ser una niña pequeña otra vez, en casa con gripe, dos padres preocupados de pie mirando hacia mí. —A Detective Weeks le gustaría… —comienza Papá. Mamá sacude su cabeza hacia él. Ella se inclina al lado de mi cama. —El doctor prescribió estás. —Ella sostiene dos pequeñas píldoras azules—. Para la ansiedad, y para ayudarte a dormir. Tomo las píldoras de ella y las trago sin responder. Ella se sienta otra vez y cepilla mi cabello fuera de mi cara. —Ésas son sólo dosis temporales. Hemos hablado con la Sra. Vincent. Ella piensa que deberías pasar algún tiempo en una clínica de salud mental para adolescentes en Seattle. —Ella arrastra las palabras en una respiración, probablemente ante el pensamiento de su perfecto mundo interrumpido por una hija en una institución mental—. La Abuela Joyce y Blake me dijeron que estos incidentes cerca del colapso han sucedido antes… Traidores.

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—Nosotros. —Mira a Papá, pero él está estudiando sus manos—. Pensamos que sería lo mejor si… Cierro mis ojos contra sus palabras y dejo a las píldoras azules cargarme lejos de un océano de vestidos rojos, camionetas negras, y novios muertos.

El reloj dice 1:20, pero el sol está fuera así que debe de ser tarde. Envuelvo mis dedos alrededor de la piedra y me acurruco en una posición fetal. Los días han comenzado a correr juntos, pero pienso que es miércoles. Cuatro días desde el baile. Dos días desde que encontré el desastre en mi casillero. No he vuelto a la escuela. Blake viene fielmente cada día para revisarme, pero finjo que estoy dormida así no tengo que verlo. No puedo esperar más así que me arrastro al baño así puedo orinar. Es casi la única cosa que me consigue fuera de la cama. No me miro en el espejo cuando me inclino para lavar mis manos. Cierro el agua. Entonces lo escucho. Un gemido, como alguien llorando, pero tratando de esconderlo. Deslizo la puerta de la habitación de Andrew abierta lentamente, pero él debe estar en la escuela. Cierro la puerta y escucho otra vez. Es Mamá. ¿Por qué no está en el trabajo? Mi pecho se llena con culpa. Ella debe estar preocupada por mí, pero no puedo hacerme a mí misma jugar a lo “normal” más. Papá está en casa, también. Puedo escucharlo moviéndose alrededor en la cocina. Él comienza a bajar por el pasillo. Casi pasa mi puerta antes de que me fuerce a mí misma a abrirla. —Papá. —Mi voz es ronca por la falta de uso—. Papá. Él camina de regreso a mi habitación. —Hey, ¿cómo te sientes? —lo dice suavemente, como si tuviera miedo de que lo perderé otra vez. —Mejor. —Agarro la piedra y trato de sonar mejor. —¿Te gustaría algo de comer? Respiro. —¿Qué está mal con Mamá?

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—Oh. —No me mira a los ojos—. No necesitas preocuparte por eso. El tono de su voz hace a mi corazón apretarse con miedo. Como si es casi más que sólo yo. —Dime. Él empuja pasándome y cierra la puerta detrás de él. Se sienta en mi cama y se mueve para que haga lo mismo. —Ella perdió su trabajo. Tu culpa, tu culpa. —Hubo algún problema con los libros en el hotel. Un contador foráneo vino e hizo una auditoría. No sé lo que encontró, pero supongo que había un montón de dinero faltante. El Sr. Phillips culpó a tu mamá. Él la despidió ayer. —Mamá nunca… —Cubro mi boca—. El Sr. Phillips sabe eso. —Me detengo. Él sabe eso. Si despidió a Mamá, no fue porque pensara que ella había robado dinero del hotel. Fue por mí. Estoy repentinamente enojada. Furiosa. El Sr. Phillips es un abusador. Él piensa que puede intimidarme en… ¿Qué? ¿Terminar con Blake? ¿Dejar Pacific Cliffs? ¿Una confesión? —Sí, él sabe eso, pero eso no luce bien. —Papá corre su mano a través de su cabello y sus hombros se hunden—. Tengo algunos préstamos por venir en la tienda, y con Mamá perdiendo su trabajo… —Se levanta—. Pero no necesitas preocuparte por eso. Lo solucionaremos, ¿está bien? Me dirijo de regreso al trabajo. Hay comida en el refrigerador. Hice espagueti anoche. Él comienza a ir a la puerta, pero a medio camino se detiene, da la vuelta, y regresa. Se sienta en el borde de mi cama. Las esquinas de su boca se tuercen y se mantiene frotando una mancha de grasa en la palma de su mano. No dice nada por un largo tiempo. Cuando finalmente habla, su voz es tranquila. —Hay algunas cosas que quiero aclarar, sólo entre nosotros dos. —Traza las líneas de sus dedos donde las manchas de grasa negra nunca en realidad se limpian—. El Detective Weeks me pidió entrar y mirar algunas de las cosas que estaban en tu casillero. Algunas de las notas que Trip te había escrito. Trato de tragar, pero mi garganta está cerrada. —Un montón de disculpas. Un montón de “eso nunca sucederá otra vez”. —Los lados de sus mandíbulas están trabajando—. He escuchado ese tipo de excusas antes.

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Cierro mis ojos y deseo que deje de hablar. Deseo que la oscuridad me rebase otra vez. —Allie, cuando leí esas notas me hizo preguntarme… —Él inhala—. ¿Alguna vez Trip hizo algo…? ¿Alguna vez te lastimó? Aprieto mis ojos más apretados para mantener las lágrimas de escaparse. Llorar en este momento sería una confesión, pero no tengo ningunas palabras para responder su pregunta. —Por todos esos años que me fui… cuando estaba haciendo lo que pensaba debería estar haciendo para mantenerte completamente a salvo, para proteger a mi familia. —Su voz tiembla. No puedo abrir mis ojos ahora. No puedo enfrentar el dolor que escucho en su voz—. Si de algún modo me perdí algo, si de algún modo fallé en protegerte, lo siento. Parte de mí quiere dejarlo todo salir, acurrucarme contra su pecho y decirle todo. Pero no puedo dejarlo soportar el peso de algo que fue mi culpa. No puedo hacerlo pensar que él falló, o saber que yo lo hice, que no era el soldado fuerte que él me crío para ser. No digo nada. El silencio cuelga entre nosotros… el peso de demasiados años de él yéndose presiona contra mí. Pone su brazo alrededor de mí y aprieta. Aprieto mis dientes y me retiro hacia un lugar dentro donde no tengo que sentir nada. Finalmente se aleja. —Hay una cosa más. —Su voz es fuerte—. El fuego, y ese chico en el baile, y toda la cosa con tu casillero, tienen a la gente hablando. Están demandando que el Jefe Milton reabra la investigación del accidente de Trip, nadie más fuertemente que Roger Phillips. —Mis ojos vuelan abiertos y veo sus manos apretarse y abrirse—. He escuchado el nombre de Blake lanzado alrededor un montón. No quiero ver esto convertido en una cacería de brujas. Si recuerdas algo, ahora es el momento.

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Capítulo 43 Traducido SOS por Melusanti Corregido por liss-rose

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espués de que papá sale, me recuesto sobre la almohada y mantengo mis ojos cerrados. Quiero tomar las píldoras azules y acurrucarme bajo las mantas y apagar todo. Pero no puedo esconderme, ya no. Tengo que arreglar el lío que he hecho. Tengo que enfrentar… lo que sea que venga. Me visto cuidadosamente, pantalones de vestir negros y una camisa azul abotonada, algo que Trip me compró para que vistiera en un almuerzo de negocios al cual su padre nos arrastró. Ni siquiera trato de cubrir mi cicatriz. Hoy quiero que todos la vean. Quiero que el señor Phillips lo vea, porque de alguna manera, Trip la causó. Me meto en el coche de mi mamá, tomo una respiración profunda y me dirijo a la posada. La sonrisa en el rostro de la secretaria del señor Phillips se congela cuando me ve. ―El señor Phillps está en una reunión. ―Puedo esperar ―Me desplomé en el sofá de cuero frente a su escritorio. ―Puede ser que sea un… ―Empieza ella, pero la puerta de la oficina se abre. El primer hombre lo reconozco como el chico del consejo en el baile. Supongo que los próximos dos también son miembros del consejo de la ciudad. Marjorie Phillips sale después envuelta en piel de color marrón oscuro. Sus ojos están puestos en el suelo para no verme. El señor Phillips no me ve en un primer momento, tampoco. Está centrado en el hombre con el que está hablando. Cuando me ve, su sonrisa se convierte en una mueca. La elimina rápidamente y viene a través de la habitación hasta mí. ―Allie, que agradable sorpresa ―Está sonriendo, pero no hay nada agradable en la mirada de sus ojos.

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No tomo su mano extendida. El discurso que había formulado en el camino desaparece. Me quedo con cuatro palabras. ―Despidió a mi mamá. La cara del Señor Phillips se tuerce. ―No creo que… Me sumerjo adelante. ―Estoy suponiendo que ha cancelado el contrato que la abuela de Blake tenía con la posada ―Miro a mí alrededor a las otras personas en la habitación, pero ninguna de ellas encuentra mis ojos―. Esta reunión es para discutir porque exhiben pinturas que fueron hechas por un artista con antecedentes penales que sería una mancha en la ciudad ―La mirada que pasó entre los miembros del concejo me dice que tengo razón. La señora Phillips habla. ―El comité histórico no siente que las imágenes retractan la verdad… ―¿Las ha visto? ―La desafío. Ella mira a su marido. El miedo parpadea en sus ojos―. ¿Alguno de ustedes ha visto las pinturas que Blake hizo? El señor Phillips alcanza a poner su mano en mi hombro, pero esta vez me aparto. Él suspira. ―Dejando de lado los antecedentes penales de tu amigo Blake, las pinturas son principiantes y, por desgracia, destruidas. En cuanto a los demás asuntos, mi contrato con la señora Evans no es asunto tuyo, y este no es ni el momento ni el lugar para debatir las indiscreciones de su madre ―Se inclina más cerca, por lo que yo sola puedo oír―. No tienes ni idea de con quien estas tratando. Contesto como si todos en la sala hubieran escuchado la declaración. ―No, señor Phillips, sé exactamente con quien estoy tratando. Fui a siete escuelas diferentes. Conozco a un matón cuando lo veo. Miro alrededor de la habitación. ―¿Cuánto dinero les ofreció por lanzar algún proyecto cívico si no mostraban los cuadros de Blake? ―Un hombre tose y mira hacia otro lado. Una mujer finge comprobar su reloj, otros quitan algunas pelusas de la manga. Me aseguro de hacer contacto visual con cada uno de ellos antes de girar y alejarme.

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Mantengo mi dignidad hasta que vuelvo al coche de mamá. Entonces me derrumbo en el asiento. Aprieto la piedra mientras ondas de triunfo y temor corren a través de mi cuerpo. Sobre todo, gana el triunfo.

Mamá está sentada en la mesa con su bata de baño, sin maquillaje, el pelo liso y plano, revolviendo una taza de café cuando llego a casa. Casi no responde a mi saludo. Podría decirle todo lo que pasó en la oficina del señor Phillips y probablemente no lo registraría. Podría decirle todo lo que Trip me hizo mientras éramos novios y ella ni siquiera parpadearía. Entro en el cuarto de baño, mojo un paño y lo presiono sobre el ojo raro porque mi cicatriz está amenazando con explotar. Voces desde la habitación de Andrew me detienen. Parece una discusión. Andrew se siente mal. Puedo oírlo balbucear. Inclino mi cabeza contra la puerta cuando un ataque de tos detiene lo que estaba tratando de decir. Caitlyn le está gritando a través de la computadora, maldiciéndolo. El impulso de protegerlo corre a través de mi sangre. Empujo la puerta abierta con la idea de que voy a detenerla antes de que realmente lo lastime. ―Caitlyn, ¿Cuál es tu problema? ―Estallo. Andrew todavía estaba tosiendo, doblado sobre su silla. ―Allie, gracias a Dios ―dice Caitlyn―. Necesito que lo hagas entrar en razón ¿No suena terrible? Le dije que tiene que ir a un médico, le dije… ―No soy un bebé. ―Farfulla Andrew―. Al igual que mamá, no soy un bebé. Soy más fuerte… ―Él respira fuerte―. Más duro de lo que piensas. Todos ustedes. ―Habla con él ―Caitlyn suena muy preocupada―, su tos se pone cada vez peor. ―Puedo cuidar de mí mismo ―Andrew ondea violentamente con la mano buena―. Métete en tus asuntos. ―Andrew, yo… Él hace lo imposible, cuelga con Caitlyn. Luego gira su silla hacia mí, el fuego ardiendo en sus ojos. ―Nadie me cuenta ―Respira―. ¡Nada!, ¡el trabajo de mamá!, ¡el taller de papá! ¡y tú! ―Empieza a toser de nuevo. Caitlyn tiene razón. Él suena mal. Respira en un

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silbido―. Todos ustedes piensan que soy indefenso, piensan que no puedo manejar nada. Me acerco y pongo mi mano en su hombro. ―No era mi intención… yo no se mucho de nada tampoco ―Andrew tose de nuevo. Me inclino sobre él, la preocupación por mi hermano lo borra todo―. Suena mal. Él se inclina hacia delante en su silla. ―Es sólo… ―Respira con dificultad―, el estrés. Todo el mundo. La escuela, la familia y Caitlyn en mi espalda. Estoy bien. Una estúpida tos. Mamá tiene demasiado ahora. No se lo digas. Soy adulto. Puedo… ―Respira fuerte―. No tienes que cuidar de mí. ―Tienes razón ―Me arrodillo así estoy a su lado―. Sin embargo, nosotros nos ocupamos entre sí, ¿no? Has cuidado de mí un montón de veces. Él sonríe con una sonrisa triste y alcanza a tocar mi cabello, pone sus dedos en mis rizos y se aleja. ―Ahora no. Es demasiado para mamá. Si se pone muy mal, voy a ir a ver al médico. Promesa. ―Esta bien. Voy a esperar. Pero llama a Caitlyn de nuevo. Ella sólo esta preocupada porque te ama. Su rostro se ilumina. ―¿Eso piensas? Deshago su cabello. ―Si hermanito. Eso hago.

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Capítulo 44 Traducido por Melusanti Corregido por liss-rose

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e estoy ahogando en un mar de rojo y verde, satinado rojo contra mi piel, remolinos verdes que cubren mis piernas. Poniéndose en mí camino. Y todo a mi alrededor más verdes, formas moviéndose y mezclándose juntas. Estoy tratando de correr, pero las formas llegan a mí, dedos agarrando mi vestido, tirando de mí pelo, rasgando mis brazos. Empujo más allá de ellas, mi sangre golpeando en mis oídos, mis pulmones ardiendo. Un punto blanco en el centro del verde. Alguien esta ahí. ―Ayuda, por favor, ¡ayúdame! Pero el viento rasga mi voz lejos antes de que le llegara. Giro y miro detrás de mí. Algo agarra mi pierna. Estoy atrapada. Tironeo en contra de ello y me caigo. Espigas se clavan en mis piernas y en mis manos mientras trato de alejar las garras de mis piernas para ponerme de pie. Pero ya es demasiado tarde. Siento manos en mis hombros arrastrándose a mis pies. Me despierto con un sobresalto. Mi cicatriz late. Me incorporo lentamente y trato de salir del sueño. Esta vez quiero recordar. Me estoy perdiendo algo importante. Sé que lo estoy. Me froto la cicatriz sobre el ojo. Los dedos eran ramas de árboles, mi pierna quedó atrapada en una enredadera de moras. Sé de quién estaba huyendo. Estoy casi segura de que estaba tratando de llegar a Blake. Todo mi cuerpo se enfría. Me deslizo fuera de la cama y cruzo hasta mi armario como si fuera a encontrar mi respuesta allí. La bolsa de ropa se encuentra en la parte posterior, donde mamá la colgó. No la he tocado desde el baile. Conecto mis dedos debajo de la percha y lo saco. Olvidé lo pesado que era el vestido, largo y lleno, apretado en la parte superior, y sofocante. Lo llevó a través de la habitación y lo acuesto en mi cama. Vacilo. He soñado tantas veces que contenía el cuerpo de Trip que tengo miedo de abrirla. Aspiro y obligo a que mis dedos se muevan. La cremallera suena fuerte en la tranquila

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habitación. El satén rojo se ve gris en la luz pálida de casi el amanecer. Llego por encima de mi cama y enciendo la luz. Poco a poco, tímidamente, toco el vestido. ―¿Te gusta? Es para que lo lleves al baile. Trazo los patrones de encaje en la parte delantera. ―Pero no es un regalo de cumpleaños. Deslizo mis dedos alrededor de los bordes del vestido y lo deslizo fuera de la bolsa. Lo extiendo sobre la cama para que pueda verlo todo. La falda esta enganchada y rota. Una tira de la enagua esta arrancada y cuelga por debajo del dobladillo. El encaje de la parte delantera esta salpicado con pequeñas manchas marrones. Cuando lo giro, la parte de atrás esta cubierta de manchas más grandes que son del mismo color que están en el suéter blanco. Mi sangre. Mi cicatriz late. ―Estoy guardando algo especial para darte en tu cumpleaños. Recojo las dos piezas del ojo de tigre de mi mesita de noche y las presiono en mi mano. Cierro los ojos, respiro profundo y me hago recordar. ―Cierra los ojos y extiende la mano. La sangre corre alrededor de mi cabeza. ―¿Te gusta? Lo tenía diseñado especialmente para ti. ―Es tan hermoso. Los remolinos de oro y plata me recuerdan a las olas. ―Eso es lo que quiero que pienses. El diamante principal es de dos quilates. Las piedras laterales son de un quilate cada una. Y mira, el ojo de tigre. Igual que tu ojo. Siempre me sentí mal por no comprarte el collar de la feria. ―Esto debe haber costado una fortuna. ―Nada es demasiado bueno para mi chica. Quiero que lo uses. Por siempre. Es un anillo de compromiso. El amanecer se filtra a través de mis persianas. Aprieto los puños en mis ojos para dejar fuera las lágrimas y los colores se funden en uno. Mi cabeza está palpitando, latiendo entre mi cicatriz sobre el ojo y el otro en la parte atrás de mi cabeza. Aprieto los dientes y los recuerdos siguen viniendo.

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―No ―Mi respuesta se desliza a través de mis labios con un pequeño soplo de coraje. Él me mira con absoluta incredulidad ―¿Qué has dicho? ―Dije que no ―Mi voz se hace más fuerte―. No voy a casarme contigo. No voy a seguir viviendo así. ―¿Qué? ―Sus ojos se ajustan―. Te he dado todo lo que siempre quisiste. Gastando todo ese dinero en ti ―Sacude su cabeza con fuerza―. No me puedes decir que no. Se que lo estoy empujando al borde. Pero no paro. Ni siquiera alejo la mirada. ―Lo acabo de hacer, Trip. Ya he terminado con esto. ―Pero te amo, Allie. Nadie va a amarte como lo hago yo. La cara de Blake parpadea en mi mente, estando parado de pie fuera de la posada, diciéndome que no tengo que salir con Trip, diciéndome que Trip no es mi dueño. Agarro el ojo de tigre de mi bolso. ―Tu no me amas. Si me amaras no harías las cosas que me haces. No me hubieras golpeado, nunca me hubieras hecho daño. Se pone de pie y me tira sobre mis pies ―Es Juvie ¿No es así? Lo miro a los ojos. ―No, esto no es sobre Blake. Se trata de mí. Me merezco algo mejor. Vi el rayo en sus ojos y supe que lo había empujado más de lo que alguna vez lo hice anteriormente. Tenía que escapar. Me hizo pensar en tirar el anillo entre los arbustos para que se distrajera, Así me soltaría. Pero lo guardé, incluso después de que comenzara a perseguirme. Aún cuando sabía que iba a matarme. Me quedé con el anillo. Puse de nuevo el ojo de tigre en la mesita de noche y saqué el vestido hasta el final de la bolsa. Busco a través de ella, dentro de los pliegues de la falda, lo regojo y lo sacudo. Luego cavo alrededor de la parte inferior de la bolsa. El pequeño bolso blanco que llevé al baile no está aquí. Puse el anillo dentro mientras corría.

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Agarro el ojo de tigre de nuevo y lo presiono en mi mano para que las dos piezas se deslicen aparte y se corten en mi palma. Tuve el ojo de tigre conmigo esa noche, también. Lo guardé en el bolso blanco. Blake. La enfermedad se apodera de mí y me llena la garganta y el corazón. No puedo respirar, como si me estuviera ahogando. Él lo trajo de nuevo a mí. Si el encontró el ojo de tigre, debe de haber encontrado el anillo. Náuseas, ira y miedo se mezclan en mi estómago. ¿Qué pasó con Trip después de haberme atrapado? Sé que el me atrapó. Sé que él es el responsable de mi cicatriz detrás de mi cabeza y la que me recubre el ojo. Siempre lo he sabido. Y Blake estaba allí esa noche. Una remera blanca, mi única esperanza, mi rayo de luz en un mar verde. Yo estaba corriendo hacia él. El detective Weeks tenía su camiseta, cubierta de mi sangre, o quizás de alguien más. Pienso en el cuchillo que Blake mantiene con él. Protección. ¿Qué si hubiera habido una pelea? ¿Qué si Blake vio a Trip hacerme algo y trató de protegerme? Presiono mi ojo de tigre hasta que una pieza se desliza de mis dedos y rebota sobre la alfombra. ¿Que si el Detective Weeks sabe sobre el anillo? ¿Qué sucederá si descubre que Blake lo tiene?

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Capítulo 45 Traducido por Serenity953 Corregido por Pily

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l vestido regresa a la bolsa y hasta el último rincón de mi armario. Me visto tan rápido como puedo. Meto todo el dinero que tengo de mis bienes empeñados en mi bolso y voy a desayunar.

Papá me mira, sorprendido, pero, dice—Me alegra ver que vas a la escuela hoy. Como el desayuno y luego me cepillo los dientes, como si todo estuviera bien. Tomo mi mochila mientras papá limpia su taza y pone los platos en el lavavajillas. Nunca lo había visto tan lento. Cada movimiento que hace tarda una eternidad. Por último, toma su taza de café. —¿Quieres que te lleve a la escuela o quieres tomar el coche de mamá? —Voy a tomar el coche de mamá—. Agarro mi mochila y me dirijo hacia la puerta. El corto trayecto en coche a la escuela es insoportable. Tengo que seguir diciéndome a mí misma, no aumentes la velocidad, no aumentes la velocidad. El Detective Weeks me observa, esperando un desliz y así es James. Tal vez pueda ir con Blake antes de ir a clases. Podemos huir. Dejar los acantilados del Pacífico, para siempre. El corazón se me cae tan pronto como llegó al estacionamiento. El Charger negro del detective Weeks está estacionado en frente de la escuela. Trato de mantener la calma cuando salgo del coche. Tal vez hay algo más en mi casillero. Tal vez él vino a buscarme. Me pesa la cabeza y la multitud de estudiantes que se dirigen al interior del edificio están demasiado cerca, pero me empujo dentro. Toda esperanza se drena de mi corazón cuando entro en el edificio. La multitud se abre paso cuando Blake pasa por ahí, con la cabeza hacia abajo, con las manos esposadas. Él mira más allá de mí, como si no pudiera verme, pero veo el dolor en sus ojos. Se desgarra mi corazón. Detrás de él, el Detective Weeks es todo profesional, pero capto la mirada que me da cuando camina triunfante.

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Empiezo a seguirlos, pero alguien agarra mi brazo. Me alejo. —Sólo lo empeoraras —susurra Angie en mi oído. —Me tira hacia atrás con cuidado y pone su brazo alrededor mío. —Espera, Allie. —Clair se empuja a través de la multitud hacia mí, con los ojos llenos de falsa compasión—. Le pusieron una nueva cerradura a tu casillero. Aquí está la combinación. —Me entrega un pedazo de papel azul—. Tus profesores serán quienes otorgaran tus nuevos libros de texto. No había mucho que fuera rescatable en tu armario. Miro el papel en mi mano, pero no me puedo mover. Quiero gritarle por haber hecho algo tan normal cuando todo está tan mal. Angie tira de mi hombro. Dejo que me guíe hacia mi casillero. Un zumbido bajo llena la escuela. Se desvanece cuando me acerco, se hace más fuerte cuando paso, y luego se desvanece de nuevo. Suena como las olas corriendo hacia la orilla y luego tirando hacia atrás. Mi armario huele a pintura fresca mezclada con agua de mar. Mis dedos se adormecen mientras giro la nueva combinación. Se pega y luego se pega de nuevo. Angie está rondando, esperando a que lo abra. —¿Quieres que encuentre a alguien para que te ayude a abrirla? El único que puede ayudarme fue arrestado, por mi culpa. Niego con la cabeza. La campana suena. Me olvido de guardar mi mochila, me olvido de la escuela, me olvido de todo, pero trabajo la cerradura desesperadamente. Como si Blake estuviera dentro y no pudiera sacarlo. Giro la cerradura otra vez, y esta vez los resortes de la puerta se abren. —Um, tengo que dirigirme a la clase. —Angie se inclina hacia mí—. ¿Así que estás bien? Pienso en asentir con la cabeza, y todo lo que hago es un gesto enviándola lejos. Estoy demasiado ocupada mirando lo que hay dentro de mi armario. Es el pequeño bolso blanco que usaba para baile, con una nota de puño y letra de Blake. Necesitaba devolverte esto. No puedo explicar todo aquí. Tenemos que hablar. Ven a buscarme en cuanto leas esto. Por favor, no me odies. Te quiero más que a nada. Lo siento. Blake. Parpadeó conteniendo las lágrimas mientras presiono el bolso entre mis dedos y siento la forma de la caja del anillo en el interior.

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Me doy la vuelta y me enfrento de cara con el pecho de Randall. Está enojado, golpeando la mano en el puño. Doy un paso hacia atrás, recordando de pronto que él era amigo de Trip, también. Recordando, de repente, que él vio a Trip golpeándome. Pero él no se acerca más. —Esto es tan estúpido. Todos estábamos allí. ¿Cuándo he tenido tiempo de... por qué incendiaria sus propias pinturas de todos modos? —Espera. —Miro su cara y registró lo que está diciendo—. ¿Qué has dicho? ¿Por qué detuvieron a Blake? —Por incendiar el gimnasio. Oí a mi papá decir que encontró el cuchillo en el gimnasio. Alguien lo uso para pelar algunos cables en el techo. Eso es lo que causó el fuego. Incendio premeditado, no un asesinato. Casi me deslice hasta el suelo con alivio. Si James comenzó el fuego... si Blake se echó la culpa... como puedo ayudar. Vi a James en la escuela esa noche. Mi corazón se aprieta firmemente. Si le digo a James, ¿qué va a hacer conmigo? Salgo de la escuela y me dirijo a Hoquiam. No sé cuanto será la libertad bajo fianza de Blake, pero espero que el anillo lo cubra. Es la única esperanza que me queda. Cuando Blake este fuera de la cárcel podremos irnos lejos juntos.

Paul está de espaldas a mí cuando entro en la casa de empeño. Trato de hacer que mi voz suene casual y segura, pero suena tensa cuando digo —Hey. Se da vuelta y sonríe. —Hey, Allie. Has venido a romper el corazón de otro tipo por empeñar sus regalos. Humedezco mis labios. Su burla golpea demasiado cerca de la verdad. —Algunas chicas no tienen corazón. Se da vuelta hacia el otro lado del mostrador y se arrastra a través de unos papeles. Agarro el anillo del bolsillo y empiezo a sacarlo, pero me detengo cuando Paul da la vuelta y veo lo que tiene en su mano. —¿Puedes creer que una chica fuera tan fría como para tratar de empeñar su anillo de compromiso? Desliza el papel sobre el mostrador para que yo pueda verlo. Tiene una imagen del anillo en mi bolsillo con el "AVISO DE CASA DE EMPEÑO" las palabras escritas

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en la parte superior. Me mira con una mirada intensa. —Pero tú no harías nada por el estilo, ¿verdad? Empujo el anillo en mi bolsillo y saco el ojo de tigre. —¿Esto vale algo? Se inclina hacia adelante y lo estudia. —Es una buena pieza, pero el ojo de tigre no tiene mucho valor, y éste está dividido. —Él niega con la cabeza—. Lo siento, me temo que es inútil. Lo deslizo de nuevo en mi bolsillo. —Eso es lo que pense

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Capítulo 46 Traducido por NayeliR Corregido por Pily

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l viento aullaba y siniestras nubes negras están flotando desde el océano. Consigo entrar en el auto de Mamá, y por un segundo pienso en ir a otra dirección e huir, pero no puedo dejar a Blake asumir la culpa. Tengo que hacer lo que pueda para salvarlo. Es como si estuviera fuera de mi cuerpo mientras me dirijo hacia la estación de policía. Mis dedos están tan entumecidos que no puedo ni siquiera alcanzar el ojo de tigre que está cavando en mi muslo a través del bolsillo de mis vaqueros. Está lloviendo cuando entro al pueblo. Estoy empapada para el momento en que entro a la estación de policía. La señora en el escritorio sonríe cuando entro, como si estuviera aquí para un tour. Agarro el ojo de tigre. —Necesito hablar con el Detective Weeks. Ella presiona un botón en su teléfono. —Allie Davis quiere verlo, Detective Weeks. —Estoy segura de que donde sea que esté el Detective Weeks, no está a más de cuarenta pasos de donde ella está sentada. —Estaré fuera enseguida —responde. Él está a través de la puerta en menos de diez segundos. Sin inquietarse en el área de espera, sin tratar de conseguir la historia directamente en mi cabeza. Sólo está aquí con esa estúpida sonrisa triunfante en su cara. —Me alegra verte, Allie —dice—. Me ahorras el problema de volver a la preparatoria para hablar contigo ahí. Ven conmigo. Lo sigo de vuelta a la ahora familiar oficina. El Detective Weeks se sienta en el escritorio, haciéndome señas para que me siente en una silla frente a él, y espera.

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Entre más está sólo sentado ahí, entre más tiempo esto hace tic tac, más nerviosa me pongo. Finalmente, estallo. —Blake no inicio el incendio. —¿Oh? —El Detective Weeks se reclina y pone sus dedos sobre su rodilla—. ¿Cómo sabes eso? —Él estaba conmigo, la noche antes del baile. Estuvimos juntos todo el tiempo —balbuceo. —¿La noche entera? —dice calmadamente. Me ruborizo. —No, me llevó a casa cuando terminamos de decorar para el baile, pero era tarde. —De acuerdo con el conserje, ustedes dos fueron los últimos en irse esa noche, y él cerró detrás de ti. ¿Estás segura de que Blake no volvió más tarde, después de llevarte a casa? Me inclino hacia adelante. —Vi a otro chico ahí, justo antes de irnos. Él estaba de pie en el contenedor de basura. No pude ver su cara. Sus cejas se elevan. —¿Sabes quién era? —Sí. —Presiono el ojo de tigre a través de mi bolsillo—. Creo que sí. Se inclina hacia adelante y escribe en un bloc de papel. —¿Y? —James Mathey. —En serio. —El Detective Weeks no me cree, puedo decir que no lo hace—. ¿El chico que te amenazó en el baile? —Sí. —Me enfoco en la pared blanca detrás de él. —¿Qué te hace pensar que fue quien inició el fuego? —Me estaba siguiendo. Me dijo que estaba siguiéndome, esperando por mí para… —¿Para? Respiro.

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—Joderme. Él piensa que yo… Me interrumpe. —Esto es todo muy interesante. —Levanta una pluma y comienza a golpearla en el escritorio—. Pero lo que encuentro más interesante es que arresté a Blake por traer un arma a la escuela, y tú estás hablando del incendio. Mi corazón cae tan rápido que me siento como que voy a desmayarme. —Hasta donde sé, el fuego en el gimnasio de la escuela sigue siendo llamado un accidente. Pero si tienes más información que te gustaría compartir acerca de eso… Miro a mis manos. ¿Cómo pude ser tan estúpida? —Desde que ya estás aquí… —Saca una caja de un estante en la esquina—. Tengo un par de cosas que me gustaría identificaras para mí. —Saca una navaja, metida en una bolsa de plástico con una etiqueta pegada—. Tuve un chivatazo de que tu amigo Blake tenía esto en la escuela. ¿Alguna vez lo habías visto antes? —No —respondo tan rápido que estoy segura que sabe que estoy mintiendo. —El hecho de que él trajo un cuchillo a la escuela sería lo suficientemente malo. Lo que lo hace peor es lo que hay en el filo. —Alcanza dentro del cajón en frente de él y saca una lupa. Empuja la lupa y la bolsa hacia mí y golpea la navaja a través de la bolsa de plástico—. ¿Ves lo que estoy mirando? Me inclino hacia adelante. La navaja está mellada en un par de lugares. Plasmado en el borde está la misma pintura café vómito que cubre todos los casilleros de la escuela mixta Pacific Cliffs. Quiero creer que la pintura vino de la vez que Blake me ayudó a conseguir entrar a mi casillero, pero no estoy segura. —Creemos que éste es el cuchillo que se utilizó para allanar tu casillero. Que él fue el que te dejó las notas. —Se sienta otra vez con una sonrisa engreída—. ¿Cuánto tiempo dices que has conocido a Blake? —Desde que éramos niños. —Lo conoces mejor que yo, así que tal vez puedas ayudarme a averiguar por qué Blake traería un cuchillo a la escuela. O por qué puso esas notas en tu casillero. O lo que podría ganar por amenazarte. No respondo. Se siente como si la punta del cuchillo en frente de mí estuviera siendo girada dentro de mi pecho. No me atrevo a moverme. No me atrevo a cerrar mis ojos.

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—¿No? Quizá deberías pensarlo. —Por un segundo creo que va a dejarme ir, dejarme ir a casa para pensar en ello. Pero tiene más. —Un par de cosas más y luego te dejaré ir. —Saca la bolsa de plástico con la playera blanca ensangrentada dentro—. ¿Recuerdas ésta? —Sí. —Conseguimos los resultados de laboratorio de vuelta. ¿Quieres saber de quién es la sangre en esta playera? —No digo nada, pero él se detiene como si esperara a que responda—. Es tu sangre. No hay rastro de la sangre de Trip, o la sangre de alguien más. Pero al menos que usaras esta playera para el baile, podemos estar bastante seguros que hubo alguien más en la escena del accidente. ¿Alguna idea de quién podría ser? Lo miro de vuelta, en blanco, sin emoción, una mirada que perfeccioné el año pasado. La única mirada que me mantuvo a salvo. La única mirada que no hacía las cosas peor. —¿No? —Vuelve a la caja. Esta vez saca un gran sobre amarillo. Saca un pedazo de papel y lo desliza a través del escritorio frente a mí. Es el mismo pedazo de papel que Paul tenía en la casa de empeño. Él señala a la imagen del anillo—. ¿Alguna vez has visto esto antes? Tomo una respiración y trato de sonar calmada. —No. —Las compañías de seguros envían estos cuando una reclamación es hecha. La Sra. Phillips presentó una reclamación después del accidente por este anillo. Un anillo en el que su hijo gastó un montón de dinero. Un anillo que él iba a darle a su novia. ¿Estás segura de que nunca lo habías visto? —Mantiene sus ojos fijos en los míos. Sacudo mi cabeza y trabajo en mantener mi cara en blanco. Pone el papel de regreso en el sobre—. Supongo que nunca tuvo la oportunidad de dártelo. Es una pena. Valía un montón de dinero. Aprieto mis dientes y no me atrevo a contestar. —Sólo un par de cosas más, y te dejaré dirigirte de vuelta a la escuela. — Vuelve a colocar el sobre en la caja y saca otra bolsa—. ¿Sabes lo qué es esto? —Desliza otro paquete a través del escritorio. Dentro está el zapato que encontré en los arbustos, el que usé para el baile—. Tu amigo James me trajo esto. Dijo que lo encontró en un pequeño claro donde Trip solía llevarte fuera de la carretera. Fue lo suficientemente agradable para llevarme ahí. Luce como un hermoso lugar para una proposición.

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¿Cómo pude ser tan estúpida? Dirigí a James directo ahí. Él husmea a las manchas aceitosas en los zapatos. —¿Quieres decirme qué son esas manchas? —Sangre —digo tan aburridamente como es posible—. Mi sangre. —No esta vez. —Se inclina a través de la mesa y sus ojos destellan con anticipación—. Tu papá es un mecánico. ¿Él nunca te explicó cómo funcionan los frenos? —Mi estómago se aprieta—. Los frenos son hidráulicos; eso significa que tienen una serie de pistones llenos con un líquido —fluido de frenos— probablemente has escuchado esto antes. Cuando el nivel de fluido de frenos llega demasiado abajo, como si hay una gotera, entonces los frenos no funcionan tan bien. Pierde todo ese fluido y los frenos no funcionan del todo. — Golpea la bolsa de plástico con mi zapato dentro—. Esas manchas cafés son fluido de frenos. ¿Qué diablos pisaste, Al? Luce como aceite. Mira. Estás poniéndolo todo sobre mi camioneta. —En un vehículo moderno, y por moderno quiero decir después de 1970, cualquier pérdida de presión en las líneas de frenos provocaría todo tipo de luces de advertencia. Pero la camioneta de Trip no era un vehículo moderno, ¿cierto? ¿Qué era, un Chevy 1967? —Levanta sus cejas, pero no creo que necesites responder—. Lo revisé. La camioneta de Trip nunca fue alterada con frenos modernos. ¿Sabías eso? —No —respondo—. No sabía nada acerca de la camioneta de Trip, o sus frenos, o nada como eso. —Angie Simmons me dijo que los chicos fueron desde el baile a su casa en la limosina. Ustedes se fueron a tu casa y entonces se quedaron dentro de su camioneta juntos. ¿Cuánto tiempo estuvo la camioneta de Trip estacionada en tu casa antes de que te llevara al bosque? ¿El tiempo suficiente para que alguien cortara los frenos? —¡Dije que no sé! —Quiero arrastrarme fuera de mi piel. Quiero estar en cualquier lugar menos aquí ahora. Agarro el ojo de tigre para evitar huir de la habitación. —Todavía nada, ¿huh? —Pone la bolsa de vuelta en la caja. Entonces pone la caja deliberadamente de regreso en el estante, se da la vuelta, y se vuelve a sentar—. No soy tu enemigo, Allie. Sólo estoy tratando de averiguar la verdad. — Se inclina más cerca y baja su voz—. Leí las notas de tu casillero. Y hablé con la Señorita Holt. Sé que Trip te estaba golpeando, tal vez por todo el tiempo que

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estuvieron saliendo. Creo que hubo probablemente mucha gente que lo sabía, pero todos miraron al otro lado. La Señorita Holt me dijo que presentó un reporte de sospechoso abuso un año antes pero nunca escuchó nada más de eso. Apuesto que él fue el responsable por la cicatriz en la parte posterior de tu cabeza y la otra sobre tu ojo. Si lo asesinaste, en el calor de un ataque, entonces eso sería auto defensa. —Deja que las palabras cuelguen en el aire. Lucho por mantener la emoción fuera de mi cara. Las palabras están en la punta de mi lengua donde han estado mil veces antes. Trip me golpea. Trip me lastima. Todo esto es culpa de Trip. Pero como mil veces antes, no puedo obligarme a decirlo. Dejé que la prueba que estaba sobre todo mi cuerpo desapareciera. Nadie me creerá. —Pero si alguien cortó sus líneas de frenos, entonces eso es asesinato premeditado. Un escalofrío corre bajo mi espalda. —No tiene ninguna prueba real. —Eso sale antes de que pueda detenerlo—. Nada de esto significa nada. Él sonríe y se inclina hacia mí. —Eres más inteligente de lo que él creía, ¿cierto? Tienes razón. Sin una camioneta o un cuerpo, no tenemos suficiente evidencia para convertir esto en una investigación de homicidio. —Después de todo su trabajo. —Sé que estoy atormentándolo, pero parece lo justo. —No todavía. —El triunfo se arrastra de vuelta en su cara—. Pero quizá mañana. No debería preguntar, pero lo hago. —¿Qué pasa mañana? —Esta noche la marea estará más alta de lo usual, y con la tormenta, probablemente tendremos algo flotando. Las cosas que han estado enterradas en lo profundo del océano probablemente se arrastren fuera. Entonces mañana en la mañana tendremos una extremadamente baja marea. Roger Phillips está ansioso por averiguar que le sucedió a su hijo. Tan ansioso que contrató un par de buzos para bajar debajo del acantilado y buscar la camioneta. Van a esperar hasta que la marea esté en lo más bajo temprano mañana en la mañana. De esa forma tendrán más oportunidad de encontrar algo y no sería peligroso.

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¿Buzos buscando la camioneta de Trip? ¿Es eso lo que el Sr. Phillips quiso decir por el océano regresando las cosas que pensabas estaban perdidas? —Tienes menos de veinticuatro horas para decidir lo que vas a hacer. Tu amigo Blake no va a ir a ningún lado. —Asiente hacia la parte trasera del edificio—. Es tiempo de decir la verdad. La verdad acerca de todo. Si ellos encuentran esa camioneta mañana y hay alguna evidencia de que los frenos fueron manipulados, Roger Phillips estará fuera por sangre. Ya has visto lo que puede hacer sin ninguna prueba. ¿Qué piensas que haría si estuviera seguro de que Trip fue asesinado? Me siento en silencio anonadada, mi cuerpo entumecido. Tan entumecido que no creo que pueda tocar el ojo de tigre aunque tratara. Detrás de él, las cajas de evidencia me persiguen. La playera de Blake… y el anillo, todavía en mi bolsillo. Evidencia de que Blake estuvo ahí la noche que Trip murió. ¿Por qué no me dijo? La voz de Blake llena mi cerebro. —Tengo algo que decirte de la noche que Trip murió. Su nota: “Necesitamos hablar”. Y lo que me dijo la noche del baile: —No tienes que ir a ningún lado con él. No le perteneces. Blake no quería que dejara el baile con Trip. Mis zapatos, cubiertos con fluido para frenos. El fluido goteando de la camioneta de Trip cuando llegamos a mi casa. Él había ya saboteado los frenos de Trip. Blake asesinó a Trip. —Lo creas o no, lo siento todo esto. —El Detective Weeks indica la caja detrás de él. Me enfoco en drenar la emoción de mi cara—. Ya has pasado por mucho. No tienes que tomar la caída de lo que alguien más hizo. Piénsalo, Allie. Eres la única que conoce lo que en realidad sucedió esa noche. ¿Qué le debes a Blake, de todos modos? El Detective Weeks sabe. —Las amenazas, el mensaje en tu casillero, tal vez incluso el incendio en el gimnasio. Él estaba tratando de culparte. Está asustado de que recordarás y dirás

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lo que sucedió esa noche. Mi suposición es que ya sabe acerca del anillo. Quizás incluso lo tiene. Está haciendo esto por el dinero y para salvar su propia piel. No se preocupa por ti. —Se inclina a través del escritorio, sus ojos fijos en los míos—. No tienes que tomar la culpa por algo que alguien más hizo. Piensa acerca de lo que te debes a ti misma, Allie.

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Capítulo 47 Traducción serenity953 Corregido por Pily

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l viento impulsa la lluvia en mi cara cuando me tropiezo a través del estacionamiento al coche de mamá. Apenas lo siento. Apenas oigo el viento gritando en mis oídos. Apenas sé que la tormenta se acerca, porque la tormenta dentro de mí está mucho más feroz. Conduzco como si estuviera en piloto automático más allá de la escuela secundaria, la línea de condominios, y la casa de Blake hacia mi casa. Mi casa está a oscuras cuando subo. Es sólo alrededor de las cuatro de la tarde, pero la prensa de nubes hace que se sienta más como la noche. Hay una nota en el mostrador. Andrew está enfermo. Mamá y yo lo llevamos a la clínica. Papa Trato de encender las luces, pero no hay electricidad. Camino de vuelta a la habitación, me siento en mi cama, y me envuelvo a mí misma en mi edredón. Sasha maúlla, pasa y envuelve su cuerpo alrededor de mis pies. Ella siempre odió las tormentas. Trato de recoger algún consuelo, pero se rasca en mí hasta que la dejó ir. Estoy esperando a que las lágrimas lleguen, pero no lo hacen. Con cada respiración me siento más adormecida, como si estuviera retirada a un lugar en el centro de mi cuerpo donde nadie pueda alcanzarme, donde no puedo sentir nada. Las palabras del Detective Weeks llenan mi cabeza y se arremolinan en torno a mi cerebro como los torbellinos que llenan las piscinas pequeñas en la cueva cuando la marea sube. Blake estaba allí esa noche. Él no me salvaba. Se paró y me miró, me vio caer y vio a Trip agarrarme. ¿Qué le debo?

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Es mi culpa. Todo mi culpa. Los dos únicos chicos que he amado. Uno está muerto, el otro está en la cárcel. Por mi culpa. "Tú no tienes que asumir la culpa por algo que alguien más hizo." Blake mató a Trip. Estoy tan entumecida que el pensamiento apenas penetra en el cerebro. Pero otro pensamiento permanece claro. Lo hizo por mí. Lo hizo porque él me ama. Porque siempre me ha amado. Porque quería protegerme. Porque era demasiado estúpida para decir la verdad sobre lo que estaba haciendo Trip conmigo. Es mi culpa. No puedo dejar que asumir la responsabilidad. Gracias al Detective Weeks, no tengo que hacerlo. Me dio todas las piezas que necesitaba. Todo lo que le faltaba a mi memoria. Sé lo que tengo que hacer. Voy a la cocina y excavo en los cajones al encontrar unos fósforos. Sasha está de pie en la puerta maullando. El sonido se filtra a través de mi entumecimiento y pasa por mi espalda como uñas en la pizarra. Abro de un tirón la puerta y la veo cruzar como una raya a través del patio y desaparecer detrás de los botes de basura. El viento sopla frío a través de la puerta y salpica lluvia en mi cara. El olor del mar inunda todo afuera. Esto me trae de vuelta. Vuelvo a mi casa con un nuevo propósito. Encuentro un encendedor en la parte posterior del perfectamente organizado cajón de los trastos de mamá y lo llevo de vuelta a mi dormitorio. Dentro de mi aparador pongo una vela que me traje de la casa de la abuela Joyce, uno de mis tornillos, he elegido para mantenerla en su lugar derritiéndola por debajo y empezar de nuevo. Enciendo la vela. El olor a almizcle del sándalo y el polvo se mezcla con el océano. Respiro en el recuerdo de las tardes de lluvia con Blake en el ático de la abuela Joyce. Mi lugar para esconderme. Mi refugio lejos de la realidad, pero sólo por un tiempo. La luz reflejada en el espejo por encima de las luces de mi tocador y arriba de mi ojo es extraña, hace que mi rostro se vea embrujado. La llama juega a través de la imagen Blake y yo en la danza. Es una pena que es nuestra única foto juntos. Luzco rígida y estresada. Odio que me recuerden de esta manera.

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A través del espejo puedo ver la pintura que Blake me dio para Navidad, nosotros tres jugando juntos cuando éramos niños inocentes. A lo mejor me puede recordar de esa manera. Cojo el primer conjunto de documentos que encuentro en mi escritorio, una aplicación para la Universidad Comunitaria South Puget Sound, un colegio pequeño en Olympia. Lo suficientemente cerca que podría haber conducido a casa los fines de semana para ver a Blake. No voy a necesitarlo más. Busco en mis cajones del escritorio una pluma, pero no puedo encontrar una. Casi me río de la ironía de que mi propia desorganización regrese a morderme ahora. Vuelvo a la cocina y encuentro una fila ordenada junto a, “notas telefónicas" de mama. Ella las extrañaría un día o dos, pero estoy segura de que tiene un nuevo paquete listo para reemplazar a la que tomo. Me siento tan tranquila que me sorprende cuando me pongo a escribir y mis manos tiemblan. Me obligo a ser lenta y deliberada, me centro en las palabras delante de mí. Esto es importante. Escribo mi confesión. Hablo acerca de cómo me sentía atrapada saliendo con Trip, cuan controlador era. Escribo acerca de estar celoso la noche del cotillón. Cómo sabía que aún amaba a Hannah. Eso la hará feliz. Confieso que busqué en Internet y encontré la manera de desactivar los frenos. Digo que pinché las líneas de freno del camión de Trip, de modo que estaría completamente desangrado en el momento en que la limusina nos llevara de vuelta al baile. Escribo que Trip iba por el camino del acantilado cuando los frenos fallaron. Que yo sabía que no podía pararlo así que salté antes de que hubiera chocado. Que así es como terminé a un lado de la carretera. Como me lastimé. Digo que lo siento a todos por todo, mamá y papá, Andrew y Blake, también a la mamá de Trip, pero no a Roger Phillips. Al final escribo por qué lo hice, lo qué Trip me había hecho. Es el secreto que no voy a llevar a la tumba. Me chupo los dedos y apago la vela de la manera en que Caitlyn lo hizo. El humo se acurruca bajo la tenue luz de mi habitación. Miro y pienso en lo que dijo sobre la muerte y las almas. Me pregunto cómo va a ser el otro lado, nada o un tipo de lo mismo. Rezo para que no tenga que estar en mi funeral y ver lo que mi muerte hará a Andrew y Blake, mamá y papá.

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Hannah probablemente vendrá, vestida de negro, llorando y hablando de cómo éramos tan buenas amigas. O tal vez nadie va a venir después de descubrir que era una asesina. Les dejo la nota sobre mi tocador y salgo a la puerta principal. Por un momento me detengo en el porche y veo el viento que desgarra los árboles vacíos delante de mi casa. Llamo a Sasha, preocupada por ella en la tormenta y sintiéndome culpable por dejarla salir. Pero ha resistido peores cosas que esta tormenta. No sé cuánto tiempo esperó en la trampa de Trip antes de que Blake y yo la encontráramos. El pesar aplasta mi corazón como olas contra un castillo de arena. Si hubiera escuchado a Blake en ese entonces, nada de esto habría sucedido. Pero pasó y me estoy quedando sin tiempo. Compruebo para asegurarme de que tengo mi ojo de tigre y el anillo antes de subir al coche. A medida que paso el bosque, los árboles se doblan hacia abajo contra el viento como si estuvieran tratando de agarrarme, pero esta vez ni siquiera voy despacio. Voy al acantilado, pensando que sería justicia poética poner fin a todo aquí. La lluvia se impulsa en contra de mi cara y el viento sopla lo que queda de mi pelo. Estoy en el acantilado y veo los últimos rayos del sol hundirse en el océano. Como la mujer en la foto de Blake, pero sin esperanza. Me detengo demasiado tiempo, imaginando el cuerpo de Trip destrozado en su camioneta por debajo de los acantilados. No puedo soportar estar allí con él, incluso en la muerte. Me dirijo de nuevo a la ciudad. Acantilados del Pacífico nunca tiene mucho tráfico, pero esta noche está completamente desierta. Puedo aparcar mi coche al lado del condominio que se encuentra en casa de la abuela que solía usar. Nadie se queda ahí ahora. Salgo y miro hacia arriba a la casa de Blake. Las ventanas son oscuras y ninguno de los coches está ahí. Espero que la abuela Joyce este en la estación de policía y vayan a liberar Blake por ella. Una mirada de adiós hacia la ventana del ático antes de sumergirme hacia adelante, por el sendero familiar, hacia nuestra cueva. El viento aúlla a través de los acantilados, triste ya no sólo enojado y acusador. Empuja contra mi espalda, me conduce hacia delante, hacia el agua. El rugido de las olas y la sacudida. El mar muestra toda su potencia impresionante, pero no tengo miedo.

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Capítulo 48 Traducido por NayeliR Corregido por sttefanye

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odo está en silencio cuando doy un paso dentro de la cueva. El agua está ya entrando. Remolinos manchados de negro y gris verdoso envueltos alrededor de los bordes, fluyendo dentro y fuera de la entrada, suavemente, rítmicamente. El movimiento en agudo contraste a la furia de la tormenta afuera. Me detengo por un segundo y toco el ojo de tigre antes de comenzar a subir hacia la parte trasera de la cueva. El miedo no me golpea hasta que gateo sobre la saliente en la parte de atrás, meto mis piernas debajo de mí, y espero. Froto los pedazos de piedra entre mis dedos, buscando el coraje que la mujer había prometido, pero nada viene. Alguien con coraje no moriría así, acurrucado en una viscosa saliente rocosa, escuchando el rugido del océano y esperando que la muerte venga. Alguien con coraje correría fuera para encontrarla, abrazarla, darle la bienvenida. No es que alguna vez he hecho nada que pudiera ser considerado con coraje. Tal vez esté —mi acto final— tomando la culpa para proteger a alguien que amo. Tal vez pueda ser considerado con coraje. Pero nadie nunca sabrá. Mentiras. Incluso mis últimas palabras, garabateadas atrás de mi aplicación para la universidad, son mentiras. Una vez pude haber detenido todo esto por decir la verdad. Pero no lo hice. Y ahora es demasiado tarde. Caer del acantilado podría haber estado mejor. Incluso jodí mi propio suicidio. No pensé acerca de cuánto tiempo le tomaría a la cueva llenarse con agua o cuánto tiempo me tomaría para ahogarme… demasiado tiempo. Lo suficientemente largo para regodearme en mi propia culpa y auto compadecerme. Lo suficientemente largo para que esto no parezca ya tan noble. Lo suficientemente largo para preocuparme acerca de Andrew en la

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clínica y alcanzar mi teléfono celular para ver si alguien ha llamado. Lo dejé en casa. Ni siquiera a propósito. No es que nadie llamaría y trataría de detenerme. Sólo porque lo olvidé. Bien, Allie. Ni siquiera puedes conseguir tu propia muerte bien. Espero que después de que muera pueda hacer un mejor trabajo sacando su voz fuera de mi cabeza. Consuerte no sería sólo su voz, sino el Trip actual. Su alma estaría atada a la mía, atormentándome por la eternidad. Definitivamente lo perdí. El agua está viniendo más cerca. Puedo escucharlo derramarse sobre las rocas que subí para llegar aquí. Es sólo cuestión de tiempo. Inclino mi cabeza contra la pared de la cueva. Quizás si me duermo. Mi cuerpo comienza a temblar; la humedad en el fondo de mis pantalones y la humedad toda alrededor de mí se filtra dentro de mi sangre. Mis dientes castañetean. Envuelvo mis brazos alrededor de mi pecho para sostenerme junta. Me pregunto si me congelaré o ahogaré primero. Congelarse sería probablemente mejor. Pienso que cuando te congelas hasta la muerte caes dormido. Cierro mis ojos otra vez. Aprieto el ojo de tigre apretado en mi mano. Sé que está cortándome. Puedo sentir los bordes contra mi palma. Podría incluso estar sangrando, pero estoy tan entumida que no siento dolor. —Allie. Estoy alucinando. Escuchando voces. Tal vez me congelaré hasta la muerte primero. —¡Allie! No es realmente él. —¡Allie! Sus manos están sobre mis hombros, sacudiéndome gentilmente, trayéndome de regreso. Me sostiene contra él, me besa. —¿Blake? —Mi cerebro está tan confundido que no estoy segura de donde estoy. —¡Allie! Gracias a Dios. —Se inclina hacia atrás. Está tan oscuro que apenas puedo imaginar su cara—. ¿Qué diablos estás haciendo? La marea está entrando. Es demasiada alta. Ibas a ahogarte.

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Lo toco como si no fuera real. —¿Cómo escapaste de la cárcel? ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo hiciste para saber dónde encontrarme? Se ríe. —No escapé. El Jefe Milton me liberó a la custodia de la Abuela. Con la tormenta viniendo, tiene peores cosas de que preocuparse que de un chico que trajo un cuchillo a la escuela. —Acuna mi cara—. Fui a buscarte. Estaba en mi camino a la clínica cuando vi el auto de tu mamá. Sabía que estarías aquí. —Su cara se oscurece en la desvanecedora luz de la grieta. Mira lejos de mí—. ¿Recibiste mi nota? Asiento y saco el anillo de mi bolsillo así puede verlo. —Tienes que dejarme tomar la culpa. Tienes que dejarme aquí. —¡No! —Agarra mis brazos, duro—. Podemos hablar de eso después de que salgamos de esta cueva. La marea se suponía que será realmente alta esta noche. La cueva se va a llenar de agua y ambos nos ahogaremos. —¡Vete! —Lo empujo. No entiende—. Tienes que dejarme aquí. —¡No me voy sin ti! —grita de vuelta—. O ambos lo resolvemos o ambos morimos. Estoy atrapada otra vez. Mi muerte significa nada si Blake muere, también. Y no se irá sin mí. Tendré que venir con otra manera. Tal vez una vez que estemos fuera de aquí y su espalda girada, tal vez entonces pueda… Tira de mi mano, duro, listo para cargarme fuera de la cueva. Por su bien, dejo de resistir. Cuando me deslizo fuera de la saliente, entro en agua profunda hasta el muslo y me doy cuenta cuan problemático lo conseguiré con él dentro. Si el agua es así de alto en la parte trasera de la cueva, es probable que ya esté llena la boca. Y la marea está todavía viniendo. Saca sus llaves de su bolsillo y las laza en su pulgar. Entonces comienza a deshacer su cinturón. —¿Qué estás haciendo? —le grito sobre el sonido del agua viniendo. —Vamos a tener que nadar. Necesitamos sacarnos nuestros jeans y nuestros zapatos así no podrán hundirnos. —Saco mis zapatos. Entonces agarro el ojo de tigre a través de mi bolsillo, y el anillo. No puedo sólo dejarlos aquí—. No puedo… estoy bien.

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Blake ya está en su boxers y camiseta. No tenemos tiempo para discutir. Alarga la mano por mi mano. —Agárrate a mí. Lo que sea que hagas, no te dejes ir. Asiento, incluso aunque sé que no puede verme. Está ya oscuro, pero nos zambullimos hacia adelante dentro de una oscuridad que es tan espesa que puedo sentirla presionada alrededor de mí. Se mete entre las rocas primero y me arrastra después de él. Tropiezo en mi último paso y me deslizo hacia abajo debajo del agua, como en mi sueño, excepto que no hay alga de satín rojo cubriendo mi cara. Blake me tira a mis pies. —¡Tienes que quedarte arriba! ¡Tienes que mantener tu cabeza sobre el agua! Pero en los siguientes pocos pasos eso es inútil. El suelo de la cueva se inclina agudamente y me deslizo, quedando sobre mis pies, pero mi cabeza está todavía bajo el agua. Pateo contra las rocas, pero mis vaqueros son demasiado pesados. Me dejo a mí misma hundirme. Blake verá que es inútil. Se rendirá conmigo y me dejará aquí. Estará a salvo. Apenas siento cuando desabrocha mi cinturón y desliza mis jeans por mis caderas. Mientras se deslizan lejos en la oscuridad, estiro la mano por el ojo de tigre, pero en vez de eso toco la mano de Blake. Me tira arriba así que mi cabeza rompe a través del agua. —Respira, Allie —grita en mi cara—. Tienes que respirar, tienes que intentar. —Su voz es suplicante—. Te ayudaré. Sea lo que sea, lo conseguiremos a través de eso juntos. Tienes que confiar en mí. —Su voz, sus manos sosteniéndome arriba, y su aliento en mi cara me traen de regreso. Tomo una respiración y me ahogo. Entonces respiro con él. —Está bien. Delante del límite está más bajo y completamente sumergido. —¿Tienes tu teléfono? —grita Blake. —No. —Necesitamos luz. Aguanta. —Deja ir mi mano y tira una pequeña linterna de su anillo de llaves que enlazo en su pulgar. No da mucha luz, pero lo suficiente para ver por dónde vamos. Agarro la manga de su playera. Una ola golpea en mi cara.

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—Respira —ordena otra vez—. Ahora vamos abajo. Tomo una respiración profunda y me zambullo bajo el bajo techo. El agua salada pica, pero fuerzo a mis ojos a permanecer abiertos y sobre la luz que está sosteniendo. Siento el agarre de Blake en mi playera, a veces sosteniendo, a veces tirando. La luz se desvanece mientras el agua arruina la linterna. Mis pulmones están cerca de estallar, y mi cerebro está gritándome por tomar una respiración. Lo ignoro y pateo más duro. Oscuridad llena mi mente. La linterna se va. Me siento a mí misma hundirme con ella hasta el fondo. Pero no puedo dejar a Blake morir. Pateo duro, una vez más, y golpeo mi cabeza en el techo de la cueva. Levanto mi barbilla e inhalo el aire podrido del hedor de mar. Llena mis pulmones y me hace ahogarme. Me doy cuenta de que Blake no está sosteniendo mi playera ya. Tomo otra respiración profunda y me hundo otra vez. Frenéticamente, pateo el agua, ya no segura de cuál es el camino arriba y cuál es abajo. Mi mano roza contra algo suave. Agarro un puñado de la playera de Blake y tiro con todo lo que me queda. Milagrosamente, encuentro el área de aire otra vez. Fuerzo la cabeza de Blake arriba. Jadea en una respiración. Sus brazos se mueven. —Esto es una locura. —Se ahoga—. Vamos a morir aquí. —¡No! —le grito—. No vamos a morir. Casi salimos. Sé donde estamos. —Mi mentira casi me hace sentir mejor. Jadea otra vez. —Tengo que decirte. Una cosa. No lo asesiné. De repente, sé que está diciendo la verdad. —Te creo. —El alivio inunda mi cuerpo. Sostiene mi cara cerca de la suya. —Sea lo que sea que pase, lo enfrentamos juntos, ¿está bien? No más secretos. Asiento, pero no estoy segura de que pueda verlo a través de la oscuridad. —Una respiración grande más, y entonces nadamos. —Presiona sus labios contra los míos en un largo, húmedo y salado beso—. Te amo. —No me da tiempo para responder antes de que se zambulla en el agua otra vez. Me está arrastrando… lo estoy arrastrando.

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El agua empuja contra nosotros hasta que no sé si estoy nadando hacia adelante o atrás. Pero lo sigo haciendo. Finalmente, imposiblemente, mis dedos rozan el borde de la cueva. La marea es tan alta que está casi completamente sumergida. Trato de gritarle a Blake que lo encontré, pero una ola lava sobre mi cabeza y trata de succionarme de vuelta adentro. Me empujo hacia arriba y descanso mis brazos en la cima de la cueva así que mi cabeza está fuera del agua. Blake surge a mi lado, jadeando por aire. No ve la siguiente ola. —¡Cuidado! —Mi voz es ronca por tragar agua salada. Me tira hacia arriba, así que la ola me levanta y me carga a la cima de la cueva. Consigue por completo la mayor parte de ella. Lo golpea contra la saliente rocosa. Sus brazos se tuercen y su cara desaparece debajo del agua. —¡Blake! —mi grito desgarra mi garganta como papel de lija. Busco en el agua oscura, lista para saltar dentro después de él. Cuando la ola rueda, sus dedos aún están agarrando la saliente de rocas. Me recuesto sobre mi estómago y agarro su brazo con ambos míos—. ¡Lucha! Sube. ¡Patea contra las rocas! —Con la siguiente ola, lo tiro sobre la saliente. Se recuesta quieto y en silencio. Me arrastro hacia él y recuesto mi cabeza contra su pecho. Su garganta borbotea. Rueda sobre su costado y vomita agua de océano una y otra vez. —¿Estás bien? —Mi cuerpo tiembla y mi mente se siente entumecida. Blake se queda sobre su costado, enfrentándose lejos de mí. Su voz es ronca cuando susurra: —Estoy vivo. —Tenemos que salir de aquí. Tenemos que calentarnos. —Me fuerzo sobre mis pies y giro alrededor para ayudar a Blake. Cuando gira para levantarse, jadea y cae de vuelta contra las rocas. Me inclino sobre él. Su pecho está hundido justo debajo de su hombro. Trago mi horror—. Te rompiste algo. Tu clavícula o… —Mi cerebro no está funcionando lo suficiente para terminar esa oración—. Tenemos que llegar a la clínica. Su cara está demacrada en dolor mientras lucha por ponerse sobre sus pies. Quiero ayudar, pero tengo miedo de que lo lastime peor. —Lo siento, lo siento mucho. —Trago de vuelta mis lágrimas. —Está bien. —Toca mi cara—. Lo haría otra vez. Incluso si muero. Entraría después de ti otra vez. Siempre y cuando tú estés bien. —Muerdo mi labio y asiento, abrumada por lo que siente por mí y lo que siento por él.

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Estamos tropezando, gateando y arrastrándonos hacia la cima de la colina dónde dejé el auto de mamá. Recuerdo mis jeans, las llaves en el bolsillo, enterrados en el fondo de la cueva. La desesperación estalla en mí. Entonces las veo colgando de la ignición y recuerdo… no tenía planeado volver. Blake tira de mi brazo. —Tenemos que calentarnos. —Asiento y por primera vez me doy cuenta de cuán entumecida estoy y cuán tensos y cansados están mis músculos de temblar. Quiero acurrucarme y caer dormida. Dormir parece caliente y seguro. Abro la puerta y Blake se desploma en la esquina del auto. Sé que está pensando lo mismo. Enciendo el motor y subo la calefacción. La primera ráfaga de aire frío va completamente a través de mí como un cuchillo de hielo. Los dientes de Blake están castañeteando tan duro que puedo escucharlos. Mis manos se sienten como tabiques de goma fríos, pero las fuerzo a poner el auto en marcha y miro a Blake mientras retrocedo. Su cabeza cuelga al lado. Va a entrar en shock. Puedo verlo escabullirse. —Habla conmigo, Blake. ¡No te duermas! —grito. —¿Hmmm? —murmura. —Dijiste que necesitábamos hablar. Háblame acerca de la noche del accidente. Sé que estuviste ahí. Dime por qué. —Estoy tratando de sonar cómo que estoy molesta con él, esperando que eso conseguirá que responda. —Andrew. —Sacude su cabeza como aclarando fuera de una niebla—. Andrew me llamó, histérico, difícil de entender, pero sabía que tenía que encontrarte. Que algo malo iba a suceder si no lo hacía. Los seguí a ti y a Trip arriba el camino en mi auto. Estaba lleno de lodo y grasa, y él estaba en una camioneta. No podía mantener el ritmo. —Debí haber llegado ahí antes. Debí haber llegado antes de que te lastimara. —Blake se inclina hacia adelante y hace una mueca. Empieza a hablar rápido, como si esto es algo que tiene que sacar ahora, tan rápido como sea posible—. Quería decirte lo que sucedió. Mil veces. Tenía miedo. Estaba avergonzado. — Sacude su cabeza y su cara se arruga en dolor—. No pude detenerlo. Te vi correr. Te vi caer. Lo vi agarrarte. Te golpeó, duro. Cuando luchaste de vuelta, golpeó tu cabeza contra uno de esos bordes en el bosque. No pude llegar ahí a tiempo. Pensé que te había matado. Pensé que estabas muerta. —Se ahoga con las últimas palabras y un gemido escapa de su pecho. Inclina su cabeza hacia adelante y deja de hablar.

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¡Despierta, Allie! ¡Despierta! No vas a dejarme. No voy a tomar la culpa por esto. La calefacción finalmente empieza a lanzar fuera aire caliente. Las ventanas se empañan y cepillo mi mano a través del cristal. Quiero reconfortarlo, pero con todo lo que me dijo, la barrera está en mi lado ahora. No puedo cruzarla para tocarlo. —¿Qué pasó después de que me noqueó? Su voz viene en un ronco susurro. —Pensó que estabas muerta, también. Estaba arrodillado sobre tu cuerpo y llorando. No te tocó después de eso, pero yo sí, así que sabía que estabas aún viva. No quería hacer eso. No debió haber dicho no. Esto es su culpa. —Trip seguía diciendo que no era su culpa. Que lo hiciste hacerlo. ¡No voy a ir a la cárcel! Puedo todavía escucharlo, sus sollozos saliendo a través de sus dientes apretados. Trip estaba lleno de contrastes, pena e ira, arrepentimiento y justificación, siempre en el mismo aliento. Agarro el volante. —Lo sé —digo suavemente—. Lo recuerdo. —Blake me mira, shock registrado en su cara—. Podía escucharlo. Estaba fingiendo estar muerta así no me mataría. —Todo vuelve a mí… acostada sin respirar, mi sangre cálida y filtrándose alrededor de mí. La razón me dijo que estaba herida, pero no había dolor. Me quedé quieta, esperando por el golpe final y entonces escuché la voz de Blake. Esperanza. —Escuché lo que te pidió hacer —digo. Podemos arrojarla por el acantilado. Les diremos a todos que se suicidó porque iba a romper con ella. Te pagaré si me ayudas. Lo que sea que quieras. Blake me recoge. Siento sus brazos alrededor de mí, cargándome a través del bosque. Iba a ayudar a Trip a matarme. Lucho por alejarme, pero estoy demasiado débil. Demasiada sangre. Me sujeta apretada contra su pecho así que no puedo alejarme. Miro a Blake, tratando de leer su reacción, pero mantiene su cara abajo.

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—Te ofreció dinero por ayudarlo —digo—. Me levantaste y cargaste a su camioneta. Mi sangre estaba por toda tu playera. Abro mi boca para gritar, pero la cubre gentilmente y se inclina en mi oído. Shh, quédate quieta. No lo dejaré lastimarte. Prometo que te mantendré a salvo. Confía en mí. Blake levanta la mirada. Su cara está tan pálida que brilla en la débil luz del auto de mamá. —Estaba alucinado —dice Blake—, sin tocarte. Me dijo que me pagaría si iba con él. Si te cargaba, si lo ayudaba a deshacerse de… —Gira su cara hacia mí, pero está demasiado oscuro para ver sus ojos—. No podía… no sabía qué hacer. Sólo que no podía dejarlo tocarte otra vez. Sólo que tenía que quedarme contigo. Giro lejos de él. Los parabrisas golpean de atrás a adelante, fuerte en su silencio. Finalmente habla otra vez. —Te sostuve mientras él conducía al acantilado. Estaba conduciendo locamente rápido, como si quería matarnos a todos. Le grité que ralentizara. La baranda estaba acercándose rápido. Golpeó en los frenos, pero nada sucedió. Sabía que no haría la esquina. Abrí la puerta. Te sostuve y salté. Recuerdo el miedo en los ojos de Trip, justo antes de que abriera la puerta. Trip pensaba que estaba muerta hasta que abrí mis ojos. Cuando los frenos no funcionaron, él sabía que era. Mi pie se alargó por el freno, como si golpeando en el ahora pudiera detener todo lo que sucedió antes. Sólo que no estoy segura de quererlo. La voz de Blake tiembla. —Vi su camioneta ir hacia el acantilado. Me quedé ahí contigo en mis brazos… en shock. —Su espalda se irgue—. Levantaste tu cabeza y me tendiste un pequeño bolso que no habías dejado ir. Me dijiste que lo guardara para ti. Busco en mi mente pero no viene nada. —No recuerdo darte el bolso. —Supongo que no importa. —Cuando escuché las sirenas, huí. Seguía asustado de que alguien podría pensar que maté a Trip y traté de asesinarte. Corrí de regreso arriba al camino y a través del bosque donde había dejado mi auto. Mi playera estaba cubierta de tu sangre así que la metí debajo de un tronco. Me escondí en mi auto hasta la mañana. —Levanta la mirada hacia mí, su cabello aplastado contra su cara, las

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luces de la calle destellando sobre las lágrimas de agua salada en sus ojos océanos—. Lo siento por irme. Estaba tan asustado. Cuando te regresé el ojo de tigre, estaba esperando que recordaras. Y esperando que no. No quería que supieras que soy un cobarde. Entro en el estacionamiento de la clínica, estaciono el auto, y apago el motor. No me muevo. Mil emociones se agitan dentro de mí, luchando la una con la otra por la dominación… ira, miedo, culpa, dolor. Su voz es irregular cuando habla otra vez. —No lo podía mantener esa noche en secreto más. Eso es por lo que te regresé el anillo hoy. Nunca quise mantenerlo. No sabía qué hacer con eso. —Su cuerpo tiembla—. Por favor no me odies. Luce como un niño pequeño otra vez, vulnerable, de la forma en que lucía la noche de Año Nuevo. La barrera se desvanece. Me deslizo a través del asiento y toco su brazo. —Salvaste mi vida, esa noche y otra vez esta noche. No puedo… —Pero no sé qué más decir… demasiado para expresar. Entierro mi cabeza en su cuello. Mete una hebra de mi cabello detrás de mi oído. —Tengo una confesión más que hacer. —Me alejo y lo enfrento, temiendo lo que sea que tiene por decirme. Traza la cicatriz sobre mi ojo—. Él no te hizo esto. Yo lo hice. —Desliza sus boxers arriba hasta que puedo ver dentadas cicatrices blancas sobre su muslo y el pedazo de carne que falta en su cadera—. Cuando salté fuera del auto, traté de protegerte, pero golpeaste el lado de tu cara en el camino. —Toca su propia cicatriz—. Le dije a la abuela que arruiné mi bicicleta de montaña. No pensé que me creería, pero no me hizo ir al hospital. Lo cuidó ella misma. Trazo la carne blanca sin sangre sobre su pierna. Otra cicatriz que Trip dejó atrás. Se inclina y susurra: —Cuando vi a Trip perderlo, me di cuenta que no podía haber sido la primera vez. —Mira al piso—. ¿Cuándo comenzó? El peso de mi vergüenza cuelga pesado en el aire. ¿Cómo puedo decirle la verdad? Pienso en James y Randall, girando sus caras lejos y nunca mirándome a los ojos otra vez, y Hannah fingiendo que no existo. Como si estuviera dañada. Como

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si era mi culpa. No quiero que Blake me mire así nunca, o no me mire, de la forma en que ellos hacen. La voz del Detective Weeks llena mi cabeza. Tienes que empezar a confiar en alguien, alguna vez. Sólo espero que sea la persona correcta. Blake arriesgó su vida para salvar la mía, dos veces. Se quedó por mí cuando nadie más lo hizo, incluso cuando le dije que no lo quería alrededor. Incluso cuando fui horrible con él. Me ama. ¿Cómo puedo mantener mi secreto de él? Las palabras empiezan lentamente. —Tienes razón. —Mantengo mis ojos en el suelo y lamo la sal fuera de mis labios. —¿Qué? —Blake levanta la mirada otra vez, pero no puedo encontrar sus ojos. —Esa noche. El baile. No era la primera vez que me golpeaba. —Ahora que he comenzado no puedo detenerlo—. Me golpeó mucho. —Alargo la mano por el ojo de tigre perdido. Pero encuentro la mano de Blake en su lugar. Deslizo mis dedos en los suyos—. Donde la gente no podía ver. Donde podía esconderlo… en mis brazos, o mis piernas, o en mi espalda. Agarro su mano por fuerza, pero no puedo mirarlo. Ahora que sabe cuán dañada estoy, ¿cómo puede posiblemente quererme? ¿Cómo puede alguna vez mirarme otra vez con nada sino compasión? Su voz es apenas un susurro. —¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué no les dijiste a tus padres? ¿A alguien? ¿A nadie? Mi mente gira en un remolino como las aguas que acabamos de dejar… confundida, oscura, demasiado para procesar. ¿Cómo puedo explicárselo? —Tenía miedo. —Trazo los callos en sus manos—. Pensé que Trip me amaba. Pensé que tenía que protegerlo. —Mis excusas suenan tan vacías ahora que mi voz es un poco más que un susurro—. Estaba avergonzada. Me sentía como si fuera mi culpa. —Froto mi pulgar a través del suave interior de su palma—. Estaba atrapada. —Giro para enfrentar a Blake con mis dientes apretados juntos—. Fui estúpida. Aleja su mano y niega con su cabeza.

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—No, ¡fui estúpido! Debí haberlo visto. Sabía que te trataba mal, pero… ¡Maldición! —Golpea su mano contra la guantera. Ésta salta abierta y el sobre del seguro y el registro de mamá cae fuera, seguido por un espeso manual de usuario. Blake se pone fantasmalmente pálido y agarra su hombro—. Ouch. Ahora eso fue estúpido. Me río. Completamente fuera del humor, pero es un alivio. Como dejar ir una enorme roca que ha estado inmóvil en mí pecho. Más libre de lo que me he sentido por un largo tiempo. Toco su brazo suavemente. —Necesitamos ir dentro. Abro mi puerta del auto y entonces camino alrededor a su lado. Nos sostenemos el uno al otro y tropezamos dentro de la clínica. Las luces brillantes y el severo interior blanco son fuertes y enceguecen. La sala de espera está llena, un bebé llorando, una anciana con una andadera, un niño pequeño jugando un videojuego. Todo se siente irreal después de todo lo que ha pasado. —Está herido —digo a la enfermera en el escritorio. Ella mira el hombro hundido de Blake e inmediatamente lo lleva atrás. Me quedo de pie ahí sola, usando nada salvo una playera y mi ropa interior, mojada y temblando. Las demás personas en la sala de espera miran, pero estoy demasiado entumida para preocuparme. —Allie, gracias a Dios que finalmente lo lograste. —El abrazo de mamá casi me golpea. Pestañeo hacia ella, tratando de recordar por qué está aquí—. Estás empapada y congelada. ¿Y dónde están tus pantalones? —Sus ojos están impactados, pero no me hace explicar. Hace señas a la enfermera que está tomando la presión sanguínea de la anciana—. ¿Tiene algo seco que pueda usar? Una enfermera me trae una sábana y un par de batas azules que siento como si acabasen de salir de la secadora. Me envuelvo en ellos con gratitud. —¿Cómo está él? La enfermera niega con su cabeza. —No muy bien. Está teniendo un momento difícil respirando. Pero no podemos conseguir una ambulancia. Hay demasiados árboles caídos. Tu papá y un par de otros chicos salieron en su camioneta para ver si podían limpiar el camino. Me toma un segundo darme cuenta de que se refiere a Andrew y no a Blake. Cuando eso me golpea, corro al cuarto con cortinas donde Andrew está acostado. Está pálido, su respiración suena forzada, y está quieto. El cuerpo de

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Andrew siempre está en movimiento. Incluso cuando está dormido, así que la quietud me asusta más que nada. Ignoro a todos los demás en la habitación, subo alrededor de cables y tubos enganchados a su cuerpo, y me acuesto al lado de mi hermano. Pongo mi cabeza contra su pecho y me concentro en sus rasposas respiraciones y el latido de su corazón. Me quedo de esa manera. Las enfermeras entran y salen. Mamá trata de llamar a papá con su teléfono. Cuando Blake entra, su brazo en un cabestrillo, no me muevo. Apenas registro la mano de la abuela Joyce en mi brazo antes de que se vayan. La única cosa que importa es el latido del corazón de Andrew al lado del mío, de la forma en que fue por cerca de siete meses, de la forma en que ha sido por los últimos dieciocho años.

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Capítulo 49 Traducido por perpi27 Corregido por liss-rose

E

l reloj en la pared dice 3:45. El pecho de Andrew se eleva y sus párpados pestañean.

―Allie ―Dice mi nombre en voz suficientemente baja para que mamá no pueda oír, pero más claramente para que yo pudiera oírle―. Lo siento. Nunca quise lastimarte. ―Shh, está bien. No estoy herida ahora ―Aprieto su mano, tratando de calmarlo, pensando que está delirando por la fiebre. Su voz se debilita. ―Se suponía que estabas castigada, no se suponía que estabas en la camioneta. ―Directo a casa después del baile. Sin excepciones. Andrew acaricia su dedo por la cicatriz del dorso de mi cabeza. ―No quise lastimarte. No podía dejar que te siguiera haciendo daño. ―No te vayas. Quédate en casa conmigo. Para nuestro cumpleaños. La súplica en sus ojos corta mi corazón. ―No entiendes. Quiero. Solo no puedo, bien. Trip se pondría furioso. Ha estado planeando esta noche desde siempre. Sus puños se aprietan y todo su cuerpo tiembla. ―Lo entiendo, más de lo que crees que entiendo. Sé que él… ―Sus dedos se enredan en el cordón de mi suéter. Los desliza y muestra mi espalda y una masa hinchada de violeta y rojo, una prueba de mi mentira. Me envuelvo rápidamente de nuevo, pero él ya había visto. ―Me caí y…

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―No. ―Él respira lento y deliberado. La suavidad de sus ojos se ha ido. Trip camina a través de la puerta, enorme e intimidante. ―¡Allie, sal de ahí! ¡La limusina está esperando! Todo el mundo está esperando. ―¡Ya voy! ―Agarro el bolso del pomo de la puerta y le susurro a Andrew―. No hables, por favor. Todo lo que has descubierto. No es tan malo. Estoy bien. Andrew agarra mi brazo con más fuerza de la que pensaba que tenía. ―Deja que te ayude. Retiro mi brazo. ―¿Qué puedes hacer? De repente se ve triste. ―¡Ahora, Allie! ―Trip cruza el suelo en tres sencillos pasos. Andrew le da una mirada dura a Trip, pero Trip ni siquiera lo reconoce. No oye el susurro de Andrew. ―No voy a dejar que continúe lastimándote. La compresión se derrama en mi pecho como agua de mar helada y fluye a través de mi cuerpo hasta que estoy más fría de lo que nunca estuve en la cueva. Andrew estaba solo en casa mientras mamá y yo estábamos en la posada. Andrew sabe de coches. Él sabría cómo echar a perder los frenos de Trip. Andrew cortó los frenos de Trip. Andrew mató a Trip. Obligué a mi hermano a ser un asesino para protegerme. La única pieza de evidencia condenatoria, mi zapato, y llevo a James directo a ello. Entierro mi cabeza contra el pecho de Andrew. ―Lo siento. Fue mi culpa, siempre es mi culpa. ―No ―Él agarra mi rostro y sus ojos se enfocan en los míos―. No siempre es culpa tuya ―Toma una respiración entrecortada―. No quise que muriera. No sabía que iba por el acantilado. Sólo quería que supiera lo que se siente estar indefenso. Quería darle una oportunidad de escapar. ―Siento no escucharte ―le susurro. Acaricia mi mejilla y siento que su fuerza fluye en mí. Su voz se vuelve más tranquila.

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―Es hora de dejarlo ir. La marea sube y se lleva todo. Como si nunca hubiera sucedido ―Su voz disminuye. ―¿Andrew? ―Entro en pánico―. ¿Andrew? ―Pongo mi cabeza en su pecho. Su pulso es lento, pero constante. ―Shhh. Tiempo para descansar ―Él envuelve su brazo alrededor de mí. Cierro los ojos y dejo que el cansancio me alcance.

En algún momento antes del amanecer Caitlyn entra en la habitación. Lleva un abrigo largo a cuadros sobre pantalones cortos, una camiseta y botas de color púrpura. Su cabello está escondido bajo un sombrero púrpura a juego. Sus ojos están de color rojo y se ve como si estuviera lista para arrojar otro galón de lágrimas, pero pone su mano en la cadera y le dice con enojo ―Andrew. Sus párpados se abren cuando la oye, y su rostro se asienta en una sonrisa culpable. Da un paso hacia la cama. ―Si alguna vez me haces esto otra vez… Me levanto de la cama y dejo el lugar que por derecho le pertenece a ella. Sé que va a cuidar de él. Mamá se despierta cuando me pongo de pie. ―Andrew parece estar mejor ―dice―. ¿Por qué no te vas a casa y descansas un poco? Papá estará pronto de regreso ―Asiento con la cabeza y aprieto su mano al salir. Blake está durmiendo en un sofá en la sala de espera. Pensé que se había ido. Me inclino y le doy un beso de despedida en la mejilla. Él ni siquiera se mueve. El coche de mamá está en la calle donde lo dejé. Las llaves están en el encendido. Pacific Cliffs es una pequeña ciudad así como un lugar donde la gente todavía deja sus llaves en sus coches. Un lugar en el que dejan sus puertas abiertas durante la noche. Un lugar donde la gente se siente segura. Sin saber a dónde voy, conduzco más allá de la ciudad, donde la gente se ha reunido para hablar de la tormenta y limpiar vagas ramas de la calle, más allá de

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la mezcla de antiguas casas y condominios de vacaciones, más allá de la escuela secundaria y la estación de policía. Finalmente me detengo en la parte superior de la carretera del acantilado y estaciono. Salgo y me siento en el banco al lado de la placa con vistas al océano. Las flores y las notas que fueron dejados atrás por los chicos de la escuela se han ido, llevadas por la tormenta. El triste, solo oso de peluche de Hannah se queda atrás. Las olas son suaves. El viento se calmó por sí mismo. La alta marea ha retrocedido de nuevo en una marea extremadamente baja. El agua está tan lejos que puedo ver a los niños caminando por la playa en busca de tesoros. Me pregunto si alguno de ellos encontrara el ojo de tigre o el anillo. Una camioneta con el logotipo de un buzo comercial al lado se aparca en la arena a la derecha del acantilado. Me pregunto cuánto tiempo les llevará encontrar la camioneta de Trip. Me siento mirando al mar, sin moverme, incluso cuando el negro Charger aparca detrás de mí. Sé que el Detective Weeks viene a detenerme, estoy por tener miedo. Estoy por salir corriendo. El Detective Weeks se sienta a mi lado. ―Esta es una gran vista. ―Es el lugar más hermoso en Pacific Cliffs ―le respondo. Me pregunto si él me esposará y leerá mis derechos como en la televisión. Me pregunto cuál será el chisme en la cafetería y en los pasillos de la escuela. Me pregunto cómo será ir al juicio o a prisión. ―Lo es. Respiro hondo y me preparo a confesar todo así Andrew no tiene que tomar la culpa de mi error. ―Detective Weeks, quería… Él alza su mano para detenerme. ―Antes de que digas algo, debes saber, la muerte de Trip Phillips va a establecerse como un accidente ―Suena tan seguro que un poco de esperanza corta a través de mi pecho. ―Pero después de todo lo que dijo anoche ―La cabeza me duele demasiado como para tratar de averiguar cualquier otra cosa. Sacude su cabeza.

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―Tenemos que continuar esta discusión en la estación de policía ―Se levanta y hace gestos al auto de policía―. Te podría llevar, si eso está bien contigo Asiento con la cabeza y lo sigo. La segunda vez, el asiento delantero del Charger parece menos siniestro. Por un segundo, me pregunto quién me vio entrar en el esta vez y lo que los nuevos rumores van a ser, pero hay tantas cosas que pasan por mi cabeza que el pensamiento se desliza sin que se pegue. En la puerta de la comisaría me encuentro con el señor y la señora Phillips. Ella lleva un abrigo de piel. Él está usando una expresión de triunfo. Los buzos deben haber encontrado la camioneta. El Detective Weeks debe haberme mentido, para que me fuera con él. ¿Por qué no me dejo solo confesar? Tal vez quería que lo hiciera frente a los padres de Trip, así ellos verían que él hizo su trabajo. El Jefe Milton y el Detective Weeks nos llevan a la oficina del Jefe de Milton. Es más grande que la oficina que el Detective Weeks usaba. Las paredes están cubiertas con premios, certificados y fotografías. El estante está lleno de libros. Sobre el escritorio hay una imagen del Jefe Milton con su esposa y tres niños con dientes salientes. El Sr. y la Sra. Phillips y yo nos sentamos en las sillas alrededor de la mesa. El Jefe Milton se sienta detrás del escritorio; el Detective Weeks agarra una silla a su derecha. El Jefe Milton mira alrededor de la habitación, toma una respiración profunda, y comienza. ―Le llamamos aquí para hacerle saber que estamos cerrando oficialmente la investigación sobre el accidente en el que murió Trip Phillips. Estamos estableciendo su muerte accidental y cerrando el caso. El Sr. Phillips se pone de pie en un salto. ―¡No puede hacer eso! ―gruñe―. Mi hijo fue asesinado ―Da un paso hacia mí y señala con su dedo mi rostro. Su rostro es de color púrpura de rabia. Me encojo de nuevo en la silla―. Ella lo mató. ¡Exijo que a ella se le ponga en custodia! El Detective Weeks se interpone entre mí y el Sr. Phillips. ―Siéntese, señor Phillips. Los buzos no encontraron nada. No hay suficiente evidencia para… El Sr. Phillips se pone agresivo. ―¡No me diga qué hacer! ¡Ella mató a mi hijo!

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―No ―La voz de la Sra. Phillips en la silla en la esquina comienza pequeña, pero se hace más fuerte―. Tú lo mataste. Le enseñaste que todo lo que hacía estaba bien. Le diste todo lo que quería. Le mostraste que estaba bien pasar sobre la gente para conseguir lo que quería. Le mostraste… ―¡¿Cómo te atreves?! ―El Sr. Phillips se lanza por su esposa, pero el Detective Weeks lo agarra del brazo y lo retiene―. ¿Cómo te atreves? ―Escupe de nuevo, luchando para llegar a ella, pero el Detective Weeks lo sostiene rápidamente. La señora Phillips se pone de pie. Su voz tiembla, pero habla con claridad. ―Bastante gente se han visto afectados. Se ha acabado. El Sr. Phillips la mira con una expresión que está en algún lugar entre la sorpresa y la ira. Ella se acerca a la puerta y luego se detiene. Su expresión cambia al horror cuando deja el borde de su abrigo de piel caer, sólo un poco. Lo suficiente para que pueda ver el hematoma en la parte posterior de su cuello. Lo suficiente para que yo entienda. Después de salir, me dirijo al Detective Weeks y al Jefe Milton. ―Vio ―Trago saliva―. Ambos vieron lo que estaba en su cuello. El Jefe Milton sacude la cabeza con tristeza. ―No podemos hacer nada al respecto hasta que ella esté lista para dar un paso adelante y presentar cargos. Trago otra vez, mi corazón herido por la Sra. Phillips. ―Sin embargo, es posible que tengas motivos para un cargo de hostigamiento contra el Sr. Phillips ―dice el Detective Weeks―. James confesó todo anoche, cuando lo arrestamos por iniciar el fuego en el gimnasio. Dijo que el Sr. Phillips le pagó para seguirte y poner las notas en tu casillero ―Se pone de pie―. Te daremos un tiempo para pensar en ello. ―Allie ―Blake llega a la puerta de la oficina, sin aliento, con el brazo en un cabestrillo―. Vi el coche de tu madre por el acantilado y yo… ―Él ve al Detective Weeks y al Jefe Milton―. ¿Está todo bien? ―Creo que sí ―Miro al Detective Weeks. Asiente con la cabeza, y luego dice—: Tengo un par de preguntas más, Allie, una aclaración en el informe. Si me sigues. Me quedo atrás. ―No entiendo.

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Sonríe con paciencia. ―Sin una camioneta o un cuerpo, ninguna de las pruebas que reuní significa nada. No tengo más remedio que cerrar la investigación. Pero me gustaría saber lo que pasó esa noche y antes ―Me mira a los ojos―. Quiero decir, todo lo que recuerdes. Blake me abraza con un brazo. Se pone rígido como si le doliera, pero él no va a dejarme ir. ―Es hora de decir la verdad ―susurra en mi cabello―. Voy a estar esperando afuera. Aprieto la mano de Blake. Luego sigo al Detective Weeks a su oficina. Me siento, respiro hondo, y dejo que mis recuerdos fluyen con una marea de lágrimas.

280

Capítulo 50 Traducido SOS por HannaMarl & Jazmin Corregido por Pily

T



e conseguí algo. Para tu cumpleaños. Y para llevar al baile. —La nueva voz de Andrew parece más profunda, más madura, menos electrónica. Le queda.

—¿No te refieres a nuestro cumpleaños? —Borro mi lápiz labial y me aparto del espejo para enfrentarlo. —Decidí que podrías tener este. Creo que te lo mereces. —Empuja una pequeña caja a través de su bandeja hacia mí—. ¿Y tú no? —Cojo la caja, levanto la tapa, y saco un colgante en forma de corazón, verde pálido, en una cadena de plata—. La citrina, es nuestra piedra de nacimiento. Se supone que es una joya curativa. —Él me mira y sus ojos se suavizan. Desde la noche en la clínica, no hemos hablado de ello—lo que realmente le pasó a Trip. Es un secreto que sólo nosotros compartimos. Nunca lo diré a nadie y él nunca le dirá a nadie. Estar en el vientre con alguien durante casi siete meses crea un vínculo inquebrantable.... —Me encanta. —Me vuelvo hacia el espejo y lo fijo alrededor de mi cuello—. Es perfecto. —Vuelvo la cabeza y lo veo atrapar la luz en el espejo. Esto casi empareja el vestido que elegí para el cotillón de este año: corto, simple, y verdeazulado, mi color favorito—. Pero debes guardar tu dinero para la escuela. —Beca completa, ¿recuerdas? —Se alisa el esmoquin con su mano buena. Miro lo guapo que es, lo adulto, y tengo que tragarme las lágrimas. —¿Estás nervioso? —Se va a Stanford la semana que viene. Me duele el corazón cada vez que pienso en Andrew yendo a la universidad, los dos, que nunca hemos estado separados, alejados por tantos kilómetros—. No. Sí. Tal vez un poco. —Su voz electrónica es sin emociones, pero su mano tiembla. —Me alegra que Caitlyn estará ahí para mantenerte fuera de problemas. —Ella va con él en una beca completa, también. Aplicaron juntos y han estado planeando esto durante meses. ¿Quién sabía que una chica sin ningún sentido de

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la moda puede ser tan inteligente como Andrew? Por otra parte, ella vio algo en él que ninguna otra chica hizo. —Allie, Andrew, van a llegar tarde. —La voz de papá flota por el pasillo. Andrew alcanza mi mano—. ¿Estás segura que harás esto? —Asiento con la cabeza y trato de parecer valiente. —Si puedes salir de casa e ir casi a mil millas de distancia a la universidad, Creo que puedo pasar a través de un baile más. —Sus ojos se encuentran con los míos y me aprieta la mano—. Te voy a extrañar, hermana. —Trago saliva—. Te echaré de menos, también. —Hey, nena. —Caitlyn entra alegremente en la habitación—. ¿Estás casi lista? —Me libero de la mano de Andrew y me muevo de lugar para que ella pueda darle un beso. —Te ves increíble —dice mientras se aleja. —Gracias —Ella le sonríe. Lleva un vestido de lentejuelas de oro con remolinos de color marrón y naranja por todas partes. Parece una mezcla entre la piel de un tigre y un vestido disco retro de los 70'. Cuando le sonríe a mi hermano, me pregunto por qué me tomo tanto tiempo darme cuenta de que Caitlyn es hermosa. Se sienta en su regazo. —¿Nos vamos? —El asiente con la cabeza y retrocede en su silla de ruedas. Los sigo en la sala de estar y me detengo por Mamá mientras Papá toma fotos. —Te ves muy hermosa —dice, y envuelve su brazo alrededor de mi cintura. — Me apoyo en su hombro. Cinco meses de terapia y un montón de largas conversaciones tanto ella como Papa han recorrido un largo camino para arreglar las cosas entre nosotros. Va a ser difícil para mí irme para la universidad en un par de semanas, pero al menos voy a estar lo suficientemente cerca para volver a casa los fines de semana. Tuve que reescribir mi solicitud para la universidad. Nunca nadie vio mi nota de suicidio. El día que Andrew llegó a casa del hospital. La llevé a la entrada de la cueva y la quemé. Decidí que el océano ya tenía muchos de mis secretos. Cuando terminamos de tomarnos fotografías, seguí a Andrew y Caitlyn a la limusina y subí tras de ellos por mí misma.

La Señora Phillips nos saluda mientras caminamos en la puerta del hotel. Llevaba puesto un vestido azul plateado que coincidía con sus ojos. Sus brazos están desnudos y bronceados de su reciente viaje a Florida. Alguien detrás de

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nosotros susurra —El divorcio le ha sentado bien. —Tengo que estar acuerdo con ellos. Andrew y Caitlyn se dirigen a la pista de baile, pero me detengo y disfruto del efecto. Las luces azules y verdes bailan por el suelo de madera oscura. La máquina de viento hace que las velas de las pinturas de Blake se hinchen como si estuvieran en el mar. El salón de baile en el hotel luce casi tan mágico como el gimnasio de la escuela lo hizo la noche en que Blake me dijo que me amaba por primera vez. El concejo municipal deseaba utilizar las pinturas de Blake durante el baile, como una especie de exposición previa a la exposición, con todos los lienzos en un solo lugar antes de que se extiendan por toda la cuidad. Le tomó mucho tiempo para quitar el hollín y restaurarlos. Todavía podía ver algunos daños por el incendio en algunos de los bordes, pero creo que le da carácter. Se ven más envejecidos y auténticos. Entre las pinturas, chicos en esmoquin negro y niñas en colores formales que fluyen flotan en la pista de baile, como las olas en el océano. En medio de todo esto esta Kasey, rodeada de su cortejo, usando su banda y corona, la nueva Reina de Beachcomber. Blake está a su lado. Me dirijo hacia la pintura rehecha, Esperanza, y mi propio rostro sonríe de nuevo hacia mí. Presiono el colgante en mi cuello mientras que la máquina de viento despeina mi cabello. Haría falta mucho tiempo para que volviera a crecer hasta ser tan largo como lo era antes, de la longitud que la chica de la pintura lo tiene pero he decidido que me gusta corto. —Hey. —Blake camina detrás de mí—. ¿Por qué no me dijiste que estabas aquí? —Acabamos de llegar. —Asiento con la cabeza hacia el improvisado escenario donde Marshall y su banda se estaban instalando—. ¿Tuvieron algún problema? Rueda sus ojos. —Tuvimos que conducir todo el camino a Olimpia para obtener una pieza de recambio para el amplificador de Marshall, pero él no estaba dispuesto a perder la oportunidad de tocar en el Pacífic Cliffs Inn. Sólo espero que su banda no sacuda el yeso de las paredes. Le prometí a la señora Phillips que no habría daños. Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me besa en la parte posterior del cuello. —Lo lamento no pude hacer la cosa de la foto o ir contigo al baile. —No te preocupes. —Me recuesto contra él—. Puedes hacerlo más tarde.

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Descansa su barbilla en mi hombro. —Así que, ¿qué te parece? Observo toda la habitación: sus pinturas soplando en la brisa artificial, las luces que juegan a través de todos los rostros, la música—lenta y cursi, Kasey riendo con las otras chicas del concurso, Angie malhumorada en la esquina mientras Randall intenta disculparse, Marshall afinando su guitarra en el escenario, Caitlyn y Andrew haciendo círculos lentos en el medio de la pista de baile, Mamá y Papá charlando con la gente de la ciudad por la mesa de los refrescos, incluso Hannah y su cita trofeo desconocida hojeando un libro de recuerdos de Beachcomber de concursos pasados. Se siente como que pertenezco a este lugar. Se siente como en casa. Me doy la vuelta, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, y susurro en su oído—: Creo que todo es absolutamente hermoso. Blake tira devuelta mi cabello y desliza sus dedos por mi cicatriz y a lo largo de mi mejilla. Ahueca mi rostro en sus manos. —Sí. Lo eres. Toco la piedra en mi garganta y pienso en que soy ahora—no soy perfecta, aún estoy marcada, no por completo, pero tampoco rota, Por primera vez en mucho tiempo me siento bien conmigo misma, que estoy bien. Tal vez incluso hermosa.

Fin.

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Sobre el Autor

J

ennifer Shaw Wolf creció en una granja en la pequeña ciudad de St. Anthony, Idaho. Pasó frío en las mañanas de Idaho ordeñando vacas en la oscuridad y asistió a una escuela donde Hunter’s Education era parte del plan de estudios de sexto grado. Ella siempre ha sido un escritor, ya sea creando libros para leerle a sus hermanitos o comenzar un periódico clandestino en el sexto grado. Conoció al amor de su vida en Ricks College, (ahora BYU Idaho) después de que la dejara caer de cabeza. Se graduó de Ricks y Brigham Young University. Provo con una licenciatura en Broadcast Communications. Ahora vive en la hermosa y verde, (lluviosa) Lacey, Washington con su esposo y cuatro hijos. Ama a producir videos, el esquí, montar a caballo, y leer, pero en realidad para lo único que tiene tiempo es para estar persiguiendo a los niños y escribir.

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Traducido, Corregido & Diseñado en...

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http://dreambookside.foroactivo.mx/
Breaking Beautiful. Jennifer Shaw Wolf

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