Samuel Reshevsky - Reshevsky frente al tablero (SOPENA)

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RESHEVSKY FRENTE AL TABLERO

NUEVA

BIBliOTECA DE AJEDREZ

SAMUEL RESHEVSKY CAMPEON D2 AJEDREZ DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTE AMERICA

RESHEVSKY FRENTE AL TABLERO El CAMPEON NORTEAMERICANO

EXPLICA

COMO ENCUENTRA El CAMINO DE LA VICTORIA

De niño prodigio a gran maestro:

historia de la carrera a j edrecística de este

j ugador

extraordinario, a través de una

selección de sus partidas, comentadas por él mismo e ilustradas con diagramas

TRADUCCION .DIRECTA DEL�INGLES

DE

ENRIQUE

P.

FALCON

EDITORIAL SOPENA ARGENTINA, S. R. L. ESMERALDA 116 BUENOS AIRES

Unica edición autorizada

. Es propiedad Derechos reservados Copyright 1954 by Editorial Sopena Argen tina, S. R. L. Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Prohibida la reproducción total o parcial

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NA

ARGENTINA

AUSGABE E

EiD ITADO

PRIMERA

EDICION

OCTUBRE

DE

1954

IMPRESO Y EDITADO EN LA ARGENTINA

SAMUEL

RESHEVSKY

La vida de Samuel Reshevsky constituye una historia hecha posible no sólo por su genio ajedrecístico, sino también por su determinación, constancia y valor. Han existido otros niños prodigios en ajedrez, ha habido otros grandes maestros; pero, con excepción del gra n Capablanca, ningún o tro niño prodi­ gio llegó a ser un maestro extraordinario y a mantener su posición durante años : resultado de la combinación de su capacidad y cualidades personales, que lo habilitan p ara h·iunfar brillantemente donde otros han fracasado. Reshevsky nació en 1911, en la aldea polaca de Ozierkow, siendo el sexto hijo de un matrimonio judío ortodoxo. Sus notab les condiciones mentales fue­ ron observadas por sus p a dre s cuando tenía dos años de edad, pero no aprendió a jugar al ajedrez hasta cu m pli r cuatro. Su progenitor era aficionado a este

6

SAMUEL

RESHEVSKY

juego y se dedicaba al mismo como un medio de ac01tar las largas noches de invierno. El pequeño manifestó su interés, en un principio, moviendo las piezas a capricho a diversas casillas; en lugar de irritarse, su padre le enseñó la importancia y el coiTecto movimiento de las piezas. Va sin decir que Samuelito aprendió con mucha rapidez y pronto se tornó vocinglero en demanda de adversarios. Como un eco de nna famosa anécdota referente a la niñez de Capablanca, se cuenta que, cuando el padre de Samuel se encontró cierta vez con una partida aparentemente perdida, el niño inter­ vino y dio con la jugada sutil que salvó la situación. En pocos meses Samuel jugaba tan bien que ya no tenía adversarios in1portantes en su pueblo. Su familia, entonces, pasó a Lodz, donde el maestro polaco Salve quedó fascinado por el prodigio. En 1917, en Varsovia, Samue­ lito despertó tanto interés, que el gran Akiba Rubinstein decidió disputarle una partida. Naturalmente, el niño perdió; pero, terminada la lucha, Rubinstein le dijo : "Algún día serás campeón del mundo". Es de hacer notar que cuando el maestro le mostró la famosa partida que le había ganado a Lasker en San Petersburgo, en 1909, Samuelito le indicó una variante que le hubiera valido la victoria dos jugadas antes. . A continuación se transcribe la partida jugada por Samuelito contra Ru­ binstein, tomada de un libro de ajedrez en yiddish por Endewelt y Weisblatt, y publicado en Varsovia en 1917. Desde un punto de vista objetivo, el juego desplegado por Reshevsky es, naturalmente, débil, pero la partida tiene un extraordinario interés histórico. Hubinstein jugó "a la ciega". GIUOCO PIANO Blancas

Negras

REsHEVSKY

A. RuBINSTEIN"

1 P4R 2 C 3 AR 3 A4A

4

0-0

5 C3A 6 P 3TR 7 P3D 8 C5D 9 C5C 10 P X C 11 P X C 12 P X P 13 D 2 R 14 A 3 C 15: D X P+

16 17 18

DXT+ AXPC

P3A

19 A3R

20 A 1D 21 P 3 C R

A6TR

P4R C3AD A 4A C3A P3D P 3T R P4CR P5C

exe

PXC PXPA P4D D3A D3T A3R DXD R2D T1CR AXP

Posición

despuéo de la jugada de las blancas.

21

PXT 23 T 2 A 24 A 4 C +

22

Abandonan

21.

P3CR

TXP+ A X A+ D2C DXA

RESHEVSKY FRENTE

AL

7

TABLERO

El mismo ·año se re aliz ó una dramática p arti d a, cuando el gobernador alemán de Polonia invitó al wunderkind a jugar en su residencia. El· niño triunfó por p arti da doble: primero, al ganar la partida, y l uego al d ecir ,al odiado opresor : "¡Usted puede matar, pero yo puedo jugar!". En enero de 1920 sus p adre s ad op ta ron una import ante decisión: Samue­ lito r ecorrería las grandes capitales de Europa para demostrar su habilidad. El resultado fue una marcha triunfal a través de Berlín, Viena, París, Londres y o tros grandes centros ajedrecísticos. En todas partes, tanto los aficionado s al a j edre z como los profesi on ales q uedaron asombrados, pues el niño derr o ­ taba con extraordinaria facilidad a grupo s enteros de hombres hecho s . Afortunadamente para los a jedrecistas y p a ra aquellos que se interesan por los niños p ro digios, Samuelito fue sometido a un examen psi col ógico por Fran­ ziska Baumgarten, de Berlín. El muchachito no mostró mayor interés por el chocolate o los juguetes, pero el examinador tuvo más suerte cuando le en­ señó un cronógrafo. Habiendo ganado su interés, pro cedió a efectuar los tests o ·

pruebas.

.

Samuelito no tenía instrucción elemental ni había visto jamás un libro de cuadros o figuras. Por lo tanto, fué muy pobre en el reconocimiento de tales elementos. Fracasó en el reconocimiento de un león, un mono, un tigre o un camello. Supo qué día er a viernes, pero no tenía la más ligera idea de la fecha, y se hallaba por debajo de lo común para su edad en aritmética. De tal manera, el resultado de las pr uebas fue una gran d esil usión . No obsta nt e, algo muy diferente sucedió cuando los tests se d irigieron a comprobar su poder de visualización de espacios y formas. Una de las pruebas consistió en dar forma, es decir, en combinar las partes irreg ula res de un todo para completar un rompecabezas. Otra de las pruebas consistió en dividir en varias p artes y con una sola línea una figura i rregul a r y combinar luego aque­ llas partes para obtener una figura regular, por ejempl o, un rectángulo. El chico resolvió cuestiones consideradas difíciles para otros de trece años (el doble de su edad), y también aclaró un prob lema al que nunca había dado solu­ ción niño alguno. De igual manera las pruebas para proba r su memoria fueron notables. Se le dieron cuatro minutos para que examinara cuarenta figuras, cada una de ellas dib uj ada en un cuadrado especial sobre una hoja de pap e l . Retirada la hoj a , el niño las recordó todas sin cometer un solo error, colocándolas en el orden debido. Además, fue capaz de llenar correctamente un papel en blan" co con las figura s divididas en cuadrad os . Este resultado fue mucho mejor que el obtenido anteriormente en todos los cas os de psi cología experimental, aun en a qu ellos en que los sujetos e r an adul tos. El examinador quedó profundamente im p re s ionado, no sólo por la extraor­ dinaria memoria y e l poder de visualización de ese niño de siete años, sino tam­ bién por su carácter independi ente, pues no permitía ninguna ayuda en sus esfuerzos. Cuando se le preguntó qué habría hecho si la cortina de la vent an a se h ubiera incendiado repentinamente, replicó : "Iría en seguida a buscar un balde de agua para arrojarlo sobre las llamas". Pre g untado por qué no hubiera llamado a los bomberos, contestó: "Me gust arí a haberlo hecho p o r mí mismo". El resultado de este exam en y las hazañas del m uch a cho en el cam p o ajedrecís­ tico fueron impone ntes, pero no sirvieron para proveer a su futuro . ·

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SA�iUEL

R E SHEVSKY

Con tal p roblem a para solucionar, sus padres lo llevaron a los Estados Uni­ dos de Norte América en 1920. La noche del mismo día en que llegó a N ueva York hizo una Visita a la nueva sede d el Club de Ajedrez M ar sha ll . He aquí cómo d e s cribe Hermann Helms la ocasión : ... Cuando la conversación se hizo general, con las proezas del chico corno terna, Hodges aprov echó la oportunidad para plantear tres problemas compuestos por él, en Wl tablero . frente a Rzsechewski ( 1). El primero, de dos jugadas, fue resuelto casi a primera v ista; el segundo, de tres movidas, le tornó un poco más de tiempo, y el tercero, también de tres jugadas y algo más difícil, le costó algo más aún. Apoyando el mentón en su pequeña mano enguantada y señalando con la otra las casillas por las cuales el rey negro podía escapar, hizo el razonamiento de los pasos que .lo conducían a la solución completa, todo ello sin esforzarse y dando a los presentes. la seguridad de que se hallaba en la buena pista. Y, en efecto, lo estaba, y la subsiguiente movida era prevista poco después. Alguien del grupo de los espec­ tadores que tenía preparado un reloj cuando se le presentó a Samuel el tercer pro­ blema, afirmó que en la solución del mismo había empleado tres minutos y cuarto.

Durante las semanas s i guie nte s Samuelito dio una serie d e exhibiciones en Nueva York que confirmaron plenamente y aun excedieron las referencias que se tenían de su geni o. Dos de ellas se efectuaron en el tea tr o Lenox y una en We st Point, donde su convincente triunfo sobre los futuros maestros de estrategi a m il itar pareci ó hacer co squill a s a la fantasía popular. En el invierno de 1920/21 emprendió una larga gira por los Estados Unidos de Norte América, que finalizó e n 1922. En todas pattes le ac ogía una inm ensa y entus ia st a multitud. Pocos jugadores han hecho tanto como él po r el ajedrez en los Estados Unidos y a m uy pocos les debe tanto n uestr o . juego c om o a Re shevsky. Muchos club es moribundos revivieron y m uch os nue. vos se fundaron, impulsad os y sostenidos por el entusiasmo despertado por las hazañas del niñ o p ro d igi o . Al regre so de su gira, su premi o fue la fama, pero no la fortuna. La más severa prueba que rindió como niño pr od igio ocurrió en octubr e de 1922, al intervenir en un torneo organizado por el Club Internacional de Ajedrez de Nueva York. Su actuación no fue todo lo brillante gue se esperaba : derrotó a Janowski, empató con Bern stein y Jaffe y perdió con Eduardo Lasker y Bigelow. De cualquier manera, su actuación fue realmente buena : todas las partidas se disputaron duramente (le costó a Lasker 70 m ovida s para poder g an arle ) . Lo que realmente venció a Samuelito fue su falta de conocim ien­ tos y no de habilidad. Su encuentro contra J anowski ( ver la pa1tida núme­ ¡·o lO) resul ta , seguramente, una de las más grandes proezas de la historia del ajedrez. Pero lcis días de Reshevsky como niíio p rodi gi o llegaron a s u fin. Er a tiem­ po de pensar en su e duca ci ó n y en su futuro. En 1924 el difunto J ulio Rosenwald invitó al chico a su casa de Chicago, con la in t e nció n de proveer a su educa­ ción. Como sus p adre s consintieran, Samuelito fue enviado al ho gar d e M orris Steinb erg , en Detroit. Steinberg, hábil hombre d e negocios y activo miembro del Detroit Chess and Checker Club, fue su amigo, comp añero y consejero hasta que retornó a su a ctu a ci ón en los torneos. Este período de camaradería entre ambos sirvió de base a una perdurable amistad. ( 1)

Ortografía polaca.

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TABLERO

Samuelito tuvo un preceptor privado durante unos seis meses y después de dar los exámenes correspondientes entró en la Northern High School, a fines de 1924. También se dedicó al estudio del canto y del hebreo. En 1929 se graduó en aquella escuela con "notas bastante buenas". Durante todo este período no jugó seriamente al ajedrez, con excepción de unas pocas exhibiciones de simultáneas. De hecho, el ajedrez le estaba prohibido, y así tuvo el tiempo y las oportunidades necesarias para desarrollar la vida normal de todo muchacho. Jugó al tenis y al baseball, fue a los bailes y se mezcló con otros jóvenes de ambos sexos. Rápidamente conquistó amigos e hizo lo posible por ocultar su fama. En el verano pasaba algunos días en la casa de descanso de Rosenwald, donde realizaba una de sus raras actuaciones ajedrecísticas : una partida "a la ciega" contra dos de los más jóvenes miembros de la familia. En 1929 entró en la Universidad de Detroit para estudiar teneduría de libros y contabilidad. En 1931 fue a Chicago, donde
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