92 Pages • 46,281 Words • PDF • 22.4 MB
Uploaded at 2021-09-24 15:26
This document was submitted by our user and they confirm that they have the consent to share it. Assuming that you are writer or own the copyright of this document, report to us by using this DMCA report button.
YOKOZAWA TAKAFUMI NO BAAI Volumen 3 Autora: Fujisaki Miyako (Obra original: Nakamura Shungiku) Traducido al ingles por: fencer_x of September Scanlations Traducido al español por: Mia de Confesiones: Junjou Romantica y Sekaiichi Hatsukoi en español
Historia corta 3 (Nov. 2012)
Ajustando el agarre de la bolsa de plástico que sostenía con ambas manos, Yokozawa Takafumi salió del elevador en el quinto piso, en el cual estaba ubicado los departamentos de edición de manga shounen y seinen de las oficinas principales de Marukawa Shoten. Mientras las luces casi nunca parecían disminuir en ese piso-que-nunca-duerme, la razón por la que había un particularmente grande número de gente todavía por allí esa noche era porque era el día final del ciclo, y por cómo se veían las cosas, aún se proyectaba otra larga noche. Yokozawa llamó a Henmi, que pasó aturdido justo frente a él. —Excelente trabajo hoy. ¿Cómo se ven las cosas? —¿Huh? ¿Yokozawa-san? ¿No se había ido a casa más temprano? —El ritmo de trabajo era probablemente la causa de su expresión vacía, Henmi parecía más asombrado que lo esperado ante la repentina reaparición de Yokozawa, luciendo como si lo hubiera sacudido hasta despertar. —Traje algo de comer. —¡En serio? ¡Muchas gracias! ¡Ya estaba pensando que iba a morir de hambre! -Henmi miró con curiosidad dentro de la bolsa plástica, con expresión que parecía danzar de alegría. Yokozawa había comprado yuudon, lo tarde que era significaba que una cadena de restaurantes había sido el único lugar cercano que podría preparar una gran orden para un buen número de personas con la suficiente rapidez. —¡Kirishima-san! Yokozawa-san nos trajo cena, ¿qué tal si tomamos un descanso? Kirishima Zen, editor en jefe de Japun, había estado mirando ceñudo a su escritorio mientras trabajaba, y alzó la vista por el comentario de Henmi. Captando a Yokozawa con su vista, se aventuró —¿Qué estás haciendo aquí, Yokozawa? ¿No te habías ido ya a casa? Yokozawa sintió una oleada de irritación cuando Kirishima le preguntó lo mismo que Henmi, como si no supiera bien la razón por la que Yokozawa estaba allí ahora. —Tú… ¿Quién demonios fue el que me llamó justo cuando ya había pasado por las taquillas de la estación quejándose de que tenía hambre. No era como si no hubiera estado molesto por lo que parecía inicialmente una llamada de broma, pero a pesar de eso, terminó volviendo al final con cena en mano, porque sintió pena porque el sujeto no tenía nada para comer esa noche. —Oh, eso… sólo me estaba desahogando porque tenía hambre, eso es todo. Yokozawa espetó ante la forma casual en la que Kirishima entregó su respuesta, y él inmediatamente se arrepintió por sentir el más remoto dejo de simpatía por el tipo. —¿Sabes qué? Ahora te quedas sin cena. Katou, ahora puedes comer dos porciones. Al escuchar estas noticias, Katou —que había estado pululando ante los contenedores de gyuudon— miró confundido de ida y vuelta entre Yokozawa y Kirishima. —¡¿Eeh?! Aún si me lo dice, aún… —Como sea. Me voy ya. —Con sentimientos irritados, Yokozawa volvió sobre sus pasos y dio vuelta hacia el elevador, cuando Kirishima saltó a trote para alcanzarlo. —Ah, espera… yo también subiré. —¡Qué demonios estás… no me sigas! —Sólo voy por una bebida, caray; no es como si te estuviera siguiendo a propósito. —¡Entonces toma una de la máquina justo allí! —¿Qué importa en qué piso compro mi bebida? —…………
El par abordó el elevador en silencio, y mientras Yokozawa trabajaba en esconder su malestar con un semblante serio, Kirishima se inclinó hacia un lado y gentilmente topó sus hombros juntos. —Gracias. Por la comida. —… Fue solo un antojo. Se sentía extraño que Kirishima le agradeciera tan propiamente, y eso dejaba a Yokozawa con una complicada maraña de sentimientos por cuán estrecho de mente había sido por ponerse tan molesto por un simple comentario casual. —Nunca pensé que de verdad ibas a volver… así que estaba… realmente feliz. —Eso es porque siempre haces mierdas confusas como esta. —Bueno, va a ser una noche sin dormir aquí. Sólo quería oír tu voz un poquito. —Idiota. Deja de comportarte como un niño. —Sí, sí. Lo siento~ Su cómoda conversación estaba lentamente asentando sus sentimientos otra vez, y con Kirishima compartiendo sus intenciones tan sinceramente, todo deseo de mantenerse enojado se estaba derritiendo. No importaba la edad, todos tenían sus momentos en los que querían ser necesitados con alguien más. Los niños con frecuencia se portan mal a propósito, provocando el enojo de sus padres, con toda la fe y confianza de que eran amados sobre todas las cosas. Tal vez la forma en que Kirishima molestaba así era como él mostraba su afecto. Mientras Yokozawa reflexionaba en cuan infantil se había comportado, descubrió a Kirishima llamando suavemente su nombre. —…Yokozawa. —¿Huh? —Volteando por el repentino comentario, el espacio frente a sus ojos se oscureció y algo suave rozó sus labios, dejando su mente en blanco. —Carga completa~ Le tomó un momento procesar lo que había sucedido, pero todo cayó junto cuando asumió la sonrisa de Kirishima que lo miraba desde un punto a quemarropa. —¡Que- demonios estás pensando! ¡En la oficina! —Es tu culpa por bajar la guardia. —No trates de pasar la culpa, imbécil. —En el momento que alzó la voz, sin embargo, las puertas de elevador se abrieron y Yokozawa exhaló un suspiro de alivio porque nadie había abordado en su camino hacia abajo. Si alguien los hubiera visto… nunca hubiera sido capaz de mostrar su rostro en esa oficina de nuevo. Las luces del primer piso ya se habían apagado, dejando sólo levemente iluminado el camino que dirigía hacia la entrada trasera. Afortunadamente, parecía que el equipo de seguridad estaba haciendo sus rondas, así nadie los vería. Como Yokozawa se dirigió hacia la entrada trasera, por alguna razón, Kirishima caminó hacia la misma dirección —a pesar del hecho que no había una simple máquina expendedora en ese lado del edificio—. Deteniéndose un poco antes de que llegara a la salida, Yokozawa exclamó: —No hay máquinas expendedoras en este lado. ¿Por qué demonio me sigues? Kirishima le dio una sonrisa fresca. —Te veo partir, por supuesto. —Idi… ¡No me trates como un niño! —Caray, eres denso… Te estoy tratando como un amante. “¡….!” Enrojeciendo profundamente y tratando de buscar algo para responderle, Yokozawa se dio cuenta que eso debía ser lo que querían decir con la frase quedarse sin palabras. Se sintió invadido no tanto con vergüenza sino con pura frustración. —’nas noches. Ten cuidado camino a casa.
De alguna forma, reuniendo de nuevo su ingenio, Yokozawa respondió —Sólo… apresúrate y termina tu cicla y trae tu trasero a casa — y casualmente caminó con pesadez hacia la salida, dando un paso hacia el aire nocturno del exterior. La brisa de la noche se sentía más fresca que ante, quizá porque su rostro se sentía como si estuviera en llamas. —Mierda… sólo espera… —murmuró para sí mismo antes de lanzarse en un trote para llegar a la estación. Historia Corta 4 (Dic. 2012 como especial para Animate Ikkebukuro) —Muchas gracias por todo, Saegusa-san. Espero que tengamos una excelente relación en nuestros futuros negocios juntos. —Para nada. ¡Espero lo mismo! ¡Gracias por toda su ayuda para asegurar que esta feria salga bien! Ante la reverencia formal de Yokozawa, Saegusa de Animate se inclinó aún más profundo. Ese día, había visitado la recién abierta sucursal de Animate en Ikebukuro para dar un vistazo, y Saegusa le enseñó donde se encontraban los estantes de Marukawa Shoten. Perecía que había incluso un espacio especial reservado para los eventos promocionales, y no había duda que pronto estaría bullendo con clientes. Dada la gran cantidad de mercadería que todavía tenía que ser colocada en los estantes, la tienda tenía aún una sensación de vacío, pero tan pronto como todos los productos y libros fueran puestos en su lugar seguro sería un lugar lleno de vida. —Entonces bien, tan pronto como hayamos afinado los detalles seguramente lo contactaré de nuevo. —¡De acuerdo! ¡Estaré esperando con todo mi entusiasmo! Agradeciendo una vez más a Saegusa, quien le dedicó una sonrisa amistosa, Yokozawa volvió la mirada hacia el exterior del edificio, sólo para observar a los transeúntes corriendo en pánico y apresurándose a abrir sus paraguas. —¡Uh, oh, parece que un chubasco ha iniciado! Pero el pronóstico del clima dijo que no debía comenzar a llover hasta entrada la tarde… ¿Trajo un paraguas, Yokozawa-san? —No está tan mal aún; estoy seguro que puedo llegar a la estación perfectamente si me apresuro. —¿Está seguro? Mientras que la oficina tenía bastantes sombrillas a completa disponibilidad de los empleados, Yokozawa había asumido presuntuosamente que sería capaz de llegar a casa antes de que comenzara a llover, y así que su propio paraguas aún descansaba cerca de su escritorio en el trabajo. Él no tenía exactamente muchos buenos recuerdos asociados a días de tormenta. Odiaba la atmósfera sombría, y él carecía de sensibilidad para apreciar la elegancia del sonido de la lluvia que cae. —Si parece que empeorará, compraré uno barato de una tienda de conveniencia en el camino. —Siempre que los documentos en su portafolio no se empaparan, todo estaba bien. Siempre estaba la opción de encontrar un lugar para refugiarse hasta que el clima amainara, pero tenía planes después de esto y no podía exactamente holgazanear por mucho tiempo. A tiempo que metía su bolso bajo un brazo y se movió hacia la salida de la tienda, un hombre llamado Tezuka, a cargo de mercadería en Animate, apareció —quizá para evaluar cómo iban las cosas con la nueva tienda antes de su apertura. —¿Eh? ¿Yokozawa-san? —Tezuka-san… —Yokozawa había estado trabajando con ese hombre desde cerca de la primera vez que había sido asignado a las ventas de cómics. —¿Va de camino a casa? Oh, lo siento tanto… ¡si hubiera sabido que estaba aquí habría salido antes! —Oh no, por favor, no tenga cuidado. Estaba a punto de salir, pero entonces este aguacero comenzó y estaba tratando de encontrar la manera de lidiar con esto.
—¿Acaso… no trajo paraguas? —Creo que subestimé al clima. No se puede evitar, supongo. Con la explicación de Yokozawa sobre la situación, sin embargo, Tezuka le extendió el paraguas plegable que acababa de terminar de enrollar. —Entonces, por favor, tome esto. Acabo de usarlo, así que perdone que ya esté mojado. —Gracias, pero estoy seguro que estaré bien sin una sombrilla. La estación no está tan lejos de aquí. —¿Qué estás diciendo? ¡No puedo dejarlo pescar un resfriado, Yokozawa-san! Además, se está poniendo peor allá afuera. —En efecto, mientras sólo había sido una ligera llovizna antes, la lluvia se había vuelto torrencial ahora. Aunque no se asemejaba a una tormenta, era el clima reminiscente de la temporada lluviosa de verano. —Pero, si yo tomo su sombrilla no tendrá una para usted. ¿Qué hará cuando salga? —Estoy seguro que habrá terminado para el momento en que esté listo para dirigirme a casa, así que estaré bien. Y aún si no ha terminado, tomaré prestado el de Saegusa. La declaración de Tezuka hizo responder a Saegusa con pánico. —¿Huh? Pero, ¿luego qué se supone que haga yo? —Puede hace que su novia venga a recogerle. —Espere… ¡Ey, no sugiera cosas como esa, por favor! —Bueno, allí tiene. Siéntase libre de usar mi paraguas entonces. —Bien… entonces supongo que tomaré su oferta. Se la regresaré la próxima vez que esté aquí. —Luego de un poco de duda, Yokozawa decidió aceptar la sombrilla con su agradecimiento. La lluvia no parecía estar conteniéndose, después de todo, y ser tan obstinado en su negativa se hubiera considerado como falta de educación. Agradeciendo por su amabilidad, prometió una vez más regresar el paraguas en otro momento y dejó la nueva sucursal de Animate en Ikebukuro, y se dirigió a un restaurante de comida rápida cerca de la entrada este de la estación de Ikebukuro. Esa noche se suponía que se encontraría con Kirishima y saldrían a beber juntos —aparentemente en un bar especializado en servir cerveza alemana, donde parecía que Kirishima había sido llevado por un compañero de trabajo y descubrió que la comida era deliciosa. Kirishima había ofrecido inicialmente el encontrarlo en Animate, pero Yokozawa rechazó la oferta de una vez —habría sido una pesadilla ser objeto de sus bromas en frente de los asociados a su trabajo. Era ya bastante malo el ser objeto del ridículo entre compañeros de trabajo en la oficina, pero no había duda en la mente de Yokozawa que cualquier persona que tuviera previo aviso de cómo era su relación laboral encontraría la forma en que se comportaban altamente sospechosa. Siguiendo a la multitud, hizo su camino a través de la estación y echó un vistazo a la tienda de comida rápida donde debían reunirse, encontrando a Kirishima sentado en el mostrador cerca de la ventana, contemplando un café. Mujeres transeúntes periódicamente lanzaban miradas curiosas hacia su dirección, pero el hombre no parecía darse cuenta ni un poco. —¿Estabas esperando desde hace mucho? —No en realidad. Sólo déjame terminarme esto, espera un minuto. —No te apresures; estaré esperando aquí afuera. —Dudando de tomar asiento sin comprar nada, Yokozawa salió de nuevo. Como era de esperar, la lluvia mostraba señales de no querer parar así que había sido una buena idea el aceptar el paraguas.
Había investigado un poco sobre el bar al que irían antes de dejar la oficina más temprano, solo para descubrir que estaba un poco lejos de la estación más cercana. Si los cielos hubieran estado claros, no habría sido un calvario, pero con esa tormenta instalándose estaba obligado a sentirse como una buena caminata. —Lamento la espe… ¡Ah!, maldición. ¿Trajiste paraguas? —El rostro de Kirishima cayó al momento en que salió de la tienda… o para ser más preciso, al momento en que Yokozawa estaba abriendo su paraguas. —Oh, ¿esto? Tezuka-san de Animate me dejó tomarlo prestado. Por la respuesta de Yokozawa, Kirishima se quejó: —¿Por qué tuviste que ir y pedir uno prestado? Caray, a veces puedes ser tan poco sagaz. —¿…? No entiendo una palabra de lo que estás diciendo. —Fue desconcertante por qué Kirishima lo atacaba por algo como pedir prestado un paraguas. Ante la confusión de Yokozawa, Kirishima aclaró con petulancia, —Me tomé la libertad y compré este enorme paraguas solo para que pudiéramos acurrucarnos debajo juntos. —¿Tú qué? —Tienes que estar al tanto de estas oportunidades, como que el clima se equivocara, siempre que se pueda, ¿verdad? De esta forma, todos a nuestro alrededor asumirán que fuimos sorprendidos por el repentino aguacero y sólo teníamos un paraguas a nuestra disposición. Yokozawa se quedó boquiabierto en desconcierto por el intento de Kirishima de explicar su lógica. El hombre era libre de justificar las cosas de la forma en que le gustara, pero Yokozawa realmente hubiera apreciado si él se abstuviera de tratar estas cosas tan inverosímiles como hipótesis perfectamente razonables. Después de un largo suspiro, decidió hacer claros sus propios sentimientos, por si acaso: —Para que lo tengas en mente: No tengo ninguna intención de compartir un paraguas contigo. Era suficientemente vergonzoso solo decir las palabras “compartir un paraguas”, así que no había forma ni en un millón de años que en realidad fuera a hacerlo. Por mucho que entendiera la intención de Kirishima, era harina de otro costal el estar de acuerdo con él. —Vamos. ¿Qué daño hará? ¿Sólo por un rato? —Por. Supuesto. Que. No. —No sabes divertirte. —Me divierto bastante diciéndote no. —No hay nada de qué avergonzarse, ¡vamos! —… A veces me pregunto qué tienes dentro de esa cabeza tuya. —Era realmente frustrante cómo a veces no parecían entender lo que el otro estaba diciendo. A veces él asumía que Kirishima estaba bromeando cuando era completamente serio, y otras veces Yokozawa estallaría en furia si decía algo que eventualmente resultaba haber sido dicho en broma. Incluso hoy en día era difícil diferencia entre las dos. —Nada más que pensamientos de ti, por supuesto. —Está bien, está bien, ya basta de coqueteo y vámonos. No nos reservaste asientos, ¿verdad? —Suavemente esquivando la situación, Yokozawa dio un paso de vuelta hacia la lluvia solo. Afortunadamente, el chubasco había disminuido solo un poco. —¡Hey! ¡Espérame, maldita sea! ¿Estás tratando de dejarme atrás? ¡Yokozawa! Hizo una pausa para girarse y lanzar una fría mirada por encima de su hombro antes de volver a ver al frente. —Si no quieres ser dejado atrás, entonces será mejor que reacciones y vengas conmigo. Pero parecía que su cara de póquer no iba a durar mucho más que eso, y rezando porque sus mejillas sonrojadas se refrescaran antes de que Kirishima lo alcanzara, aumentó el paso para lograrse cuanto tiempo fuera posible. FIN
CAPÍTULO 4 —¡Wooooow! En verdad está abarrotado —comentó Kirishima Hiyori impresionada por la multitud tan pronto puso pie en el cine.
Con folleto, bebidas y palomitas de maíz en manos, los tres encontraron su sala —la que tenía más asientos en todo el complejo— casi completamente llena cuando entraron. Tal vez porque la mayoría de los estudiantes de primaria y secundaria estaban de vacaciones de verano, mucha de la audiencia parecía ser familias o amigos asistiendo juntos. Yokozawa Takafumi avanzó hacia arriba en el pasillo, chequeando el número en sus boletos contra las placas en la parte posterior de los asientos para encontrar donde se sentarían. —Bastante lleno, ¿no? —comentó Kirishima Zen con admiración, con la mirada agitada en toda la sala. —Bueno, realmente es una película muy popular, además son vacaciones de verano y fin de semana para rematar. Ah… nuestros asientos están justo allá. Hiyo, siéntate en el pasillo; tendrás una mejor vista desde allí. —¿No te importa? —Somos chicos bastante grandes, podemos ver desde cualquier lugar. —¡Gracias, oniichan! Yokozawa había reservado tres asientos justo en el pasillo central. Colocando sus bebidas en el lugar preparado para sostenerlas, se acomodaron en sus asientos, con Yokozawa en el más alejado del pasillo. —Hiyo, ¿segura que no necesitas ir al baño antes de que el espectáculo comience? Ante la sugerencia de Kirishima, Hiyori se levantó de nuevo, nerviosa. —¡Oh, claro! ¡Vendré enseguida! La película que habían ido a ver ese día era un filme de acción extranjero bastante popular en el momento. Los shows previos al lanzamiento la habían promocionado como una película que bien valía la pena pagar el precio de admisión, con superhéroes geniales y un aire de euforia. Tal vez debido a la influencia de Kirishima, Hiyori parecía preferir manga shounen al manga shoujo, y mientras ella ocasionalmente leía mangas de romance, los que tendía a releer una y otra vez eran en su gran parte mangas shounen. —Fue bueno que reserváramos las entradas con antelación, ¿no? Nunca hubiera esperado que estuviera tan lleno. —Kirishima había estado sorprendido también por la asistencia. El que lo forzó a reconsiderar el caprichoso plan inicial y de hecho reservó los boletos había sido Yokozawa, y él específicamente había escogido desde el sistema de reservación por internet los asientos en los que Hiyori de seguro tendría la mejor vista. —¿No te lo dije? Aun así, ha sido bastante tiempo desde que estuve en un cine… —Aun cuando hubiera un título que le pareciera interesante, siempre había estado sumergido en el trabajo y lo quitaban de cartelera aún antes de que pudiera verla. Las películas que él realmente quería ver, las rentaba luego para verlas a casa, pero había muchos filmes que hubiera preferido verlos en el propio cine. Ver películas mientras te estabas relajando en casa era bueno y agradable, pero las películas de acción eran siempre mejores en el cine. El impacto de verlas en una pantalla gigante era completamente diferente, y podías sentir el sentido en tus propios huesos. Además, amaba la emoción que se acumulaba cuando las luces comenzaban a bajar, justo antes de que la película comenzara. Era bastante agradable charlar sin restricciones acerca de una película mientras la veías, pero discutir la película a profundidad después de verla, recordando todas las maravillosas escenas, era muy divertido. En su juventud había asistido a bastantes late shows baratos e incluso hubo un tiempo en los que todo lo que él miraba eran no tan populares filmes extranjeros que solo se exhibían en teatros artísticos. —Sí, supongo que ha pasado tiempo para mí también. Aunque, solía venir a ver muchas películas de anime con Hiyori cuando era más pequeña. —¿Cómo películas de chicas mágicas y esas cosas? —Sí, esas. Pero antes de que lo supiera, terminamos sin ir tanto como antes. Tal vez he estado provocando que se contenga… Esta es en realidad la primera vez en un buen tiempo que dijo que quería ir a ver algo por su propia voluntad”
—Tal vez solo no ha habido ningún título lo suficientemente atractivo para ella recientemente. Se ve bastante feliz de estar aquí según lo veo yo. —Tal vez ella se había estado conteniendo, dado lo ocupado que Kirishima estaba con el trabajo; o tal vez ella sólo había dejado atrás las películas dirigidas a niños. Sólo la misma Hiyori podía decirlo con certeza, pero no había razón para que Kirishima se preocupara por eso en ese preciso momento. —… supongo que tienes razón. Yokozawa sabía bastante bien que Kirishima se sentía mal siempre que consideraba que su hija podría estarse privando de cosas por su causa, lo que era tal vez la razón por la que había hecho el esfuerzo de arrastrarlos a todos a esta película en su día libre. Aunque dudaba que Hiyori no se hubiera sentido un poco solitaria, sentía que se hacía una idea bastante buena de cómo se sentía su padre. Tal vez eso era por lo que él había sido capaz de criar a una hija tan sencilla y amable. Mientras que padre e hija tenían sus propios momentos incómodos y faltos de tacto, la forma en que se preocupaban el uno por el otro era admirable. Aunque dado lo embarazoso que podía ser admitirlo, Yokozawa nunca tuvo la intención de hacérselos saber. —¿Te importa si le doy un vistazo al folleto? —Para nada —Kirishima le extendió el folleto a Yokozawa, y él hojeó el cuadernillo. Típicamente, él solo revisaba este tipo de cosas después del show, como para no arruinarse ningún momento, pero estaba bastante claro quiénes eran los buenos y malos en esa película. Mientras ojeaba las presentaciones de los personajes para familiarizarse con el elenco, Kirishima comenzó a llenarlo de preguntas. —¿Quieres palomitas? —Comeré algunas luego. —¿Puedo probar lo que estás bebiendo? —Por supuesto. —¡Oh! Esto está bueno. ¿Quieres probar algo del mío? —En realidad no… ¿y qué te pasa? ¡Estas todo nervioso! —Yokozawa finalmente reaccionó ante la forma que Kirishima seguía tan abiertamente involucrándolo en una conversación —por suerte, mientras Hiyori estaba todavía lejos. Si ella hubiera estado allí y los atrapara discutiendo así, ella habría dado sin duda un largo suspiro de sufrimiento en tono de: “¡Honestamente, ustedes dos son tan inmaduros! —Es solo que… estando aquí sentados de esta forma… es casi como si fuera una cita. —… ¡Dios, eres un idiota! —El tipo simplemente parecía estar de un tan poco característico buen humor, y Yokozawa se encontró en shock y sin palabras. Trató de ignorar a Kirishima y se sumergió en el panfleto… justo cuando las luces se apagaron a medias. Preguntándose dónde estaba Hiyori y por qué no había vuelto, Yokozawa se giró sobre su lugar para chequear la entrada posterior, justo a tiempo para verla trotando por las escaleras hasta su asiento. Tal vez los baños estaban tan concurridos como el propio cine. —¡Ya volví~! Me asusté cuando entré y vi que estaba oscuro, ¡pensé que ya había comenzado! —Todavía estarán reproduciendo los comerciales y avances por un rato, así que todo está bien. Ten cuidado y no derrames tu bebida. —¿No necesitas ir, papi? —Fui antes así que estoy bien. Gracias a Dios que Hiyori regresó cuando lo hizo; Kirishima era del tipo que se daba aires frente a su hija, por lo que se podía confiar en que no diría nada estúpido frente a ella.
Pero en el momento en que bajó la guardia, las luces se apagaron y la sala se hundió en la oscuridad… y Yokozawa sintió su mano ser sujetada por otra. —¡? Sacudió la mano hacia atrás por la sorpresa, pero después de un rato la volvió a sentir agarrada y cuando Kirishima trató de entrelazar sus dedos esta vez, él siseó una severa advertencia: —No te pongas tan arrogante. —Y lo apartó con un manotazo. Eso era lo que obtenía, supuso, por alabar al hombre en su mente momentos antes. —Demonios, ¿no te arriesgas? —Ni lo sueñes. —Aunque estuviera bastante oscuro, aún estaban en el medio de una enorme multitud y su hija estaba justo allí. Kirishima podía soportar practicar un poco de autocontrol. Y más al grano, no estaba en la naturaleza de Yokozawa el tomarse de la mano, una acción tan vergonzosa con la que no podía sólo sentarse allí silenciosamente y dejar que sucediera. —¡Hey, ustedes dos, nada de hablar durante la película! —regañó Hiyori cuando Yokozawa reprendió a Kirishima por hacer ese movimiento hacia él. —Lo siento, lo siento. No lo haremos otra vez. Era terriblemente incómodo, sentirse como si hubieran sido sorprendidos coqueteando, pero aunque Yokozawa hubiera deseado explicarse, la película parecía a punto de comenzar, y se tragó sus palabras. En cambio, se contentó un poco con la ligera patada que le dio a Kirishima para desahogar su frustración. Esto sólo pareció divertir al sujeto aún más, sin embargo, para cuando él aventuró una mirada hacia un lado, la sonrisa de Kirishima se había ampliado substancialmente, no podía dejarse involucrar más en eso. De mala gana, se conformó con cruzar sus brazos sobre su pecho, mirando fijamente hacia la pantalla cuando los avances comenzaron a reproducirse. La sensación de los dedos de Kirishima sobre su mano todavía quedaban vívidamente y entre más trataba de olvidarlo, menos podía aplacar su irritación por no sacudirse de la memoria los movimientos de esos dedos. No hace falta decir que Yokozawa no se pudo concentrar durante toda la película.
CAPÍTULO 5 La reunión de hoy para discutir las políticas de ventas tenía a todos al borde desde el inicio. A pesar de que el aire acondicionado estaba bajo para propósitos de conservación de energía, el aire aún causaba escalofríos y con casi todos conteniendo sus lenguas en esa tensa situación, el único que seguía ofreciendo una completa reprimenda era Kirishima Zen, editor-en-jefe de Monthly Japun. —Todo este lío es culpa de ustedes, así que aclaren sus mentes. Estoy seguro que este es un miserable trabajo entre miles para la compañía, pero para los propios autores, todas y cada una de las piezas que sacan son parte de una batalla. ¡Tomen las cosas con seriedad! Todos los presentes estaban demasiado asustados para atreverse a ver a Kirishima directamente a los ojos mientras los regañaba. Tal vez por cuán sereno era usualmente, cuando dejaba su expresión caer, el tipo era como hielo, tanto que incluso Yokozawa comenzaba a sudar frío, lo que significaba que los demás de seguro estaban temblando en sus lugares. Retomando su papel como representante del departamento de ventas, Yokozawa agachó la cabeza. — Pedimos sinceras disculpas. —La completa razón por la que Yokozawa, bien conocido como el “Oso Salvaje” de Marukawa Shoten, estaba a la defensiva desde el primer momento era simplemente porque la culpa caía completamente en hombros del departamento de ventas.
Se habían dado cuenta del increíblemente enorme error tan sólo el día anterior —varios días antes, un empleado que había sido repentinamente transferido a una corporación afiliada estaba aparentemente muy atrasado con trabajo. Dado que todo en lo que ese empleado estaba involucrado eran asuntos que tenían que ser manejados mucho antes, Yokozawa y el resto de su equipo se encontraba con el trabajo de encargarse de una montaña de post-procesamiento. Naturalmente, esto no era debido a un error del mismo Yokozawa, sin embargo, la ineptitud del departamento de ventas había claramente dejado caer la bola en este asunto, haciendo caer al departamento entero. Para hacer las cosas peor, el jefe del departamento de ventas había salido de vacaciones al extranjero la semana anterior, y como resultado, a pesar de que aún había otros miembros del departamento de ventas superiores a Yokozawa, él era quien estaba a cargo de las ventas de comics y por lo tanto se vio arrastrado al frente de la batalla. Ellos probablemente sospechaba que, dado lo cercanos que ellos dos parecían ser, podrían salir de esa relativamente ilesos, pero Kirishima no era del tipo de atenuar sus ataques por algo tan simple como eso. —No creo que sea de utilidad llorar sobre la leche derramada, así que en lugar de reflexionar sobre el error que cometieron, enfóquense en arreglarlo. Por el momento, tráiganme una versión revisada de las políticas de ventas para el final del día. Dudando de su oído, Yokozawa regresó la pregunta al hombre al otro lado de la mesa. —¿Para el final... de hoy? —Era casi imposible revisar completamente de pies a cabeza en medio día una serie de políticas de ventas que habían tomado meses en compilar en primer lugar. Y más aún, aún habían más de algunos asuntos que tenían que arreglar para corregir los errores que habían sido hechos. —Ya me oíste. Si no tenemos las cosas en orden para el momento en que los nuevos volúmenes sean publicados, entonces no hay punto para esto. Ante el argumento frustrantemente lógico de Kirishima, los asociados a la derecha e izquierda de Yokozawa se acobardaron, conteniendo sus alientos. —... Me haré cargo de eso, entonces. —Si esto hubiera sido un problema con él mismo, Yokozawa hubiera continuado el intercambio de palabras mordaces con Kirishima, pero en un esfuerzo de salvar la cara, no tenía más remedio que agachar la cabeza y rendirse. Había sido empujado a este punto con las súplicas de aquellos a su alrededor de que no hiciera las cosas peor, dejando a Yokozawa dolido con frustración acerca de no poder hacer otra cosa que ofrecer esa respuesta tan poco entusiasta.
—¿Qué demonios con esa respuesta tan vaga? Si estás tan “ocupado” que ni siquiera puedes tomar unos días de vacaciones, no deberías tener problema en hacerte cargo de esto, ¿verdad? Estás casado con tu trabajo después de todo, ¿o qué no? —presionó Kirishima, observando a Yokozawa tragar incómodo. “¡………!”
—Te estoy preguntando, personalmente. ¿Puedes hacerlo o no puedes hacerlo? ¿Cuál es tu respuesta? —...De acuerdo. Sin falta te lo entregaré al final del día, tenlo por seguro —cedió eventualmente, sus manos apretadas en puños a sus costados. Sus colegas furtivamente soltaron el aliento colectivo, pero este era un asunto de orgullo personal por parte de Yokozawa ahora. Habría quejas luego, pero todo lo que tenía que hacer era asegurarse de tomar responsabilidad personal ahora. Además, Kirishima no era del tipo de hacer demandas imposibles. La razón por la que estaba siendo tan persistente en el asunto probablemente tenía que ver con el hecho de que era Yokozawa quien estaba al otro lado de la mesa. Aparte, Kirishima tenía razón en este asunto; si no hacían su jugada ese día o el siguiente, la compañía experimentaría una pérdida significante. Si el empleado responsable de esto hubiera sido uno de los subordinados de Yokozawa, este tipo de errores estúpidos nunca hubiera ocurrido en primer lugar, pero no podía hablar mal de los errores de un superior por un lado, y por el otro, la persona culpable se había mostrado bastante eficiente en su trabajo. Dada su impresionante habilidad de cambiar de rumbo a una conversación, sin embargo, casi todo a su alrededor estaba envuelto en un denso humo brumoso. Hacía poco tiempo que había salido a la luz que había estado imponiendo su trabajo sobre confiados novatos en las sombras, presentando todo como su propia obra. Además de eso, había rumores de discrepancias financieras también. Yokozawa y su grupo no estaban al tanto de por qué el hombre había sido transferido, pero era probable que tuviera que ver con la acumulación de tales incidentes. En verdad, habían tardado bastante en darse cuenta de todo lo que había pasado y los lamentos de si solo nos hubiéramos dado cuenta antes simplemente se fortalecían mientras más y más salía a la luz. Yokozawa se había felicitado a sí mismo por alzarse en la jerarquía para tomar la responsabilidad de supervisar la venta de comics sobre alguien encima de él en edad y años de trabajar en la compañía, pero considerando todo ahora, no podía descontar la posibilidad de que sus superiores simplemente se hubieran dado cuenta de que estas tareas no podían ser confiadas a ese tipo. El momento en que la reunión terminó, todos se dispersaron como arañas, deseosos de salirse de esa atmósfera tan pronto como fuera posible. Yokozawa hubiera querido hacer lo mismo, pero todavía tenía un asunto que tratar con Kirishima. Con una mirada para asegurarse de que estuvieran solos en la sala de reuniones, él llamó, —Kirishima-san — al hombre sentado al otro lado de él. —¿Hm? —Una palabra, si no te importa. —A pesar de ya haberse asegurado de que la puerta estuviera cerrada, mantuvo su voz baja en caso de que alguno estuviera aun perdiendo tiempo fuera de la habitación. Absolutamente no podía dejar que nadie más en la oficina escuchara algo de la conversación que estaba a punto de tener. Tomando un corto respiro, se aventuró. —En verdad... lamento mucho este asunto que está ocurriendo y estás perfectamente en tu derecho de regañarme por ello, pero agradeceré que no traigas tus asuntos personales conmigo a la sala de reuniones. —Ah, entonces te diste cuenta, ¿no? —Kirishima rascó la parte de atrás de su cuello casi a propósito, cambiando su mirada para un lado. Su expresión ahora no mostraba nada de la fría indiferencia que tenía momentos antes, y sintiendo un ligero alivio por este hecho, Yokozawa se dejó soltar un suspiro. —Como si fuera a pasarlo por alto. —Por suerte, parecía que nadie más en la habitación había notado, pero Yokozawa había comprendido plenamente el golpe sutil que Kirishima había dado. Todo el asunto de ridiculizarlo con lo de casado con tu trabajo había sido dirigido en respuesta a la discusión de Yokozawa el día anterior de que sería para él difícil el lograr unos cuantos días libres juntos.
Muchos años antes, Marukawa Shoten había instaurado un sistema en el que uno tenía que presentar una aplicación por adelantado para ser capaz de tomar un tiempo de vacaciones, con todo el mundo presentando sus días deseados y posteriormente siendo notificados de su intervalo fijo de vacaciones, Kirishima sugirió que alinearan sus días libres y fueran en un viaje familiar juntos, pero Yokozawa no tenía idea de cuándo sería capaz de apartarte del trabajo con el que estaba lidiando justo ahora, así que tuvo que rechazar al sujeto por el momento. Yokozawa había tomado a cargo muchas de las responsabilidades que tenía el empleado transferido, y había poca esperanza de que fuera capaz de poner todo en orden en solo unos pocos días. Además, cuando tocaron el tema de tomar unas vacaciones el día anterior, todavía no sabían nada acerca del asunto que habían estado discutiendo en la reunión de momentos antes. —Bueno, te ves tan tierno cuando estás en problemas. No pude evitarlo. —No creas que te vas a librar con “no pude evitarlo”. Por supuesto, la única razón por la que Yokozawa era capaz de tener una discusión tan franca con alguien que era técnicamente su superior era puramente debido a la relación secreta en la que estaban. Aunque no se la había confesado como tal a ni un alma, algunos aspectos los guiaron a comenzar a salir desde unos meses atrás, y a pesar de ser incapaz de sacudirse la sensación de cuán increíble era su situación, era nada más y nada menos que la cruda verdad. —Es tu culpa por ser tan frío~ —dijo Kirishima haciendo un puchero cuando Yokozawa sin pensar alzó la voz, y la expresión tan impropia sólo sirvió para irritarlo más. Era probable que nadie hubiera considerado el hecho de que el carismático editor en jefe que se las arreglaba para controlar su brigada de editores individualistas podría comportarse de una forma tan infantil, y Yokozawa había perdido la cuenta de cuántas veces hubiera deseado poder tomar una fotografía y enseñarla por toda la oficina para probar tal cosa. Con un cuerpo y altura suficientes para competir con los más de 180 centímetros de Yokozawa, nadie podía discutir cuán atractivo era. Tenía una atmósfera calmada en él superior a sus 30 y tantos años de edad, y la voz que salía de sus delgados labios era hermosa con su timbre bajo y suave. Sin embargo, aunque permanecía siempre imperturbable a pesar de los problemas que surgían en su trabajo, exhibía un sorpresivamente amplio rango de emociones en privado. Tan torpe que no podía siquiera pelar la piel de una manzana y sin embargo, tan propenso a los celos intensos. Tal vez los únicos al tanto de ese lado de Kirishima eran su familia y Yokozawa. —Y no es como que pudiera evitar nada de esto, después de agitarnos por esto de la forma en que lo hicimos ayer, si no lo manejo tú serás el que sufrirá por ello. —Trabajo y diversión son cosas diferentes. —Dice el sujeto que acaba de mezclarlas magníficamente hace cinco minutos. —¿Lo hice? —...Caray, tú... —Las cejas de Yokozawa se fruncieron profundamente por las insistentes e ilógicas objeciones, y masajeó sus cienes. El tema en cuestión había salido a la luz justo cuando el par estaba dirigiéndose a casa la tarde anterior, justo cuando habían estado discutiendo el asunto de tomar tiempo de vacaciones para su viaje. Yokozawa no había tenido otra opción más que rechazar la invitación, dejando a Kirishima de mal humor. Después de recibir la llamada, Yokozawa había dejado atrás a Kirishima y pronto regresó a la oficina, donde permaneció con sus colegas hasta bastante tarde comprobando y volviendo a comprobar documentos, y a la vez incapaz de ponerse en contacto con el empleado en cuestión y terminaron con desperdiciar una noche entera.
—Lo siento, pero sólo... ¿podrías esperar con esto de las vacaciones al menos hasta que todo se acomode aquí? No puedo sólo dejar todo y correr a un viaje ahora. —Sí, sí, lo sé. ...Maldita sea, no puedo creer ese idiota, salir corriendo y dejar a todos para limpiar su mierda... —Aunque había entendido la situación, era obvio que no podía contener su descontento. Su irritación con Yokozawa parecía haber sido solo un retroceso de este asunto en general. —De acuerdo; voy a regresar a mi división y organizar las cosas con mi gente, así que vuelve a tu escritorio y sé paciente, aunque lamento decir que probablemente no te dejaré salir temprano esta noche. —Aunque en realidad quien necesitaba escuchar esa disculpa porque su padre tendría que quedarse hasta tarde trabajando extra era Hiyori. —Oh, también, sólo reúne un reporte sobre el estado de todo para mí en algún momento mañana. Estoy seguro que hay un montón de cosas que tienes que discutir, sólo envíame lo que tienes antes de que te vayas esta noche. —¿Eh? —Hablaré con el equipo de edición y veré si no podemos ayudar de alguna forma, luego te llamaré. Sólo llama a mi extensión si necesitas preguntar algo; me encargaré de estar disponible. —El rápido discurso dejó a Yokozawa desconcertado. ¿Se estaba imaginando cosas, o esto era completamente diferente de lo que habían discutido en la reunión? —Pero, antes dijiste que querías... —Nah, solo estaba desahogándome con tu gente, quiero decir, mis editores tienen que descubrir cómo explicar esto a nuestros autores ahora, ¿sabes? Además, con tu jefe fuera de cuadro, tu gente necesita una braza en el trasero. He notado a algunos de ellos distraídos últimamente, después de todo. Lamento haberla tomado contigo. —Oh... no, eso es... en verdad, está bien. —Había sido tomado con la guardia baja, sin esperar que Kirishima fuera a en verdad disculparse, y justo como Kirishima había señalado, no podía negar que la tensión entre ellos se había aliviado en una magnitud bastante grande. —No quería que pensaran que podían ponerte al frente de esto y que todo funcionara mágicamente de algún modo. Dependen demasiado de ti, ¿sabes? —¡..........! —Yokozawa se quedó boquiabierto, dándose cuenta de qué exactamente había puesto a Kirishima de tan mal humor. Obviamente adoptó esa actitud con pleno conocimiento de lo que estaba pasando alrededor de Yokozawa, y mientras que sus sentimientos personales habían jugado con su irritación con Yokozawa, debía haber estado igualmente frustrado con el hecho de que lo habían puesto allí como saco de boxeo. —También, mi madre cuidará de Hiyo esta noche, así que no tienes que preocuparte de nada en mi casa. — Los padres de Kirishima vivían a un salto de rana de su departamento, y era en gran parte gracias a su ayuda que él había sido capaz de criar a su hija mientras se manejaba con su vibrante carrera. Su madre era una mujer brillante y de buen humor, trataba a Yokozawa con toda la amabilidad del mundo a pesar de que él se comportara como si estuviera en su propia casa, y aunque nunca había conocido al padre de Kirishima, había escuchado que, contrario a su hijo, era más bien del tipo callado. —De acuerdo entonces; seguro que me quedaré hasta tarde también, así que me iré luego directo a mi apartamento cuando haya terminado. ¿Te importaría cuidar a Sorata por mí? —Claro, lo cuidaré bien. Sé que tienes mucho en tu haber, pero estoy contando contigo. —Déjamelo a mí, ¿quién te crees que soy? —Entonces esperaré grandes cosas de ti, Takafumi. —¡........! —Yokozawa sintió una oleada de estremecimiento a través de él cuando Kirishima fijó su mirada en ángulo recto sobre Yokozawa mientras se levantaba, y el uso casual de su primer nombre lo dejó sintiéndose conmovido. No importaba cuánto se considerara a él mismo como bien compuesto, no podía mantener
apariencias frente a Kirishima. Era frustrante más allá de lo decible el sentirse como un estudiante con su primer enamoramiento, pero esos sentimientos de malestar se disiparon un momento después. —Caray, este realmente fue el peor de los momentos. Supongo que no puede evitarse, de cualquier forma... Tendremos que guardar esto para después. —¡¿-?! ¡No vayas por allí tocando el trasero de la gente! —El gesto coqueto de Kirishima arruino el momento por completo, disipando cualquier calidez que hubiera surgido de su pecho. Apartó de una palmada la mano de Kirishima y dio un par de pasos atrás para asegurarse de que el sujeto no intentara otro toqueteo insinuante. —¿Cuál es el gran problema? Sólo estoy jugando a tocar el trasero de mi amante, oh espera. Estás casado con tu trabajo, ¿no es así? Kirishima soltó una carcajada por la forma en que Yokozawa alzó la voz. A pesar de saber que nunca iba a pasar, él realmente deseaba que el sujeto dejara de jugar con él así. A veces era casi imposible decir cuánto de las palabras y acciones de Kirishima eran una broma. ¿Era él en realidad tan relajado o solo lo estaba fingiendo? No había forma de decirlo. De todos modos, eso no hacía nada por cambiar el hecho de que Yokozawa no tenía idea de cómo era mejor responder en momentos como ese. —Ah... —Al lanzar un suspiro, se recordó de pronto que tenía algo que planeaba discutir con Kirishima. Había tenido la intención de hacerlo la noche anterior, pero con todo yéndose a la mierda como estaba, perdió su oportunidad. Abrió su boca para hablar, pero justo en ese momento, el sonido del timbre de Kirishima hizo eco en el cuarto de reunión, y rápidamente cerró su boca de nuevo. Si era una llamada relacionada con asuntos de trabajo, no convenía entrometerse. Él en verdad quería terminar con ese asunto antes de que Kirishima regresara al piso de ediciones, pero parecía que su oportunidad se le escapaba otra vez. —Sí, Kirishima hablando. ¡Ah, Kyou-san! ¿Qué es lo que ocurre? Es raro que me llames a mi celular. —Parecía ser que la persona al otro lado de la línea era Ijuuin Kyou, autor del explosivo éxito de ventas de Marukawa Shoten, Za Kan. Kirishima había sido su editor por varios años ya, y mientras la mayoría de los autores tendía a cambiar de editor con el paso del tiempo, Ijuuin era diferente. Yokozawa no estaba al tanto de todos los particulares, pero sabía al menos que estaban juntos desde antes de que él se uniera a la compañía, así que tenía que ser un largo tiempo. Ijuuin parecía tener la mala costumbre de perderse salirse completamente de rumbo siempre que una fecha límite se aproximaba, y Kirishima era el único que podía controlarlo a ese punto. A veces se aproximaba a él con furia, y otras veces sólo le seguía la corriente, pero siempre se las arreglaba para hacerle sacar el manuscrito de alguna forma. No sería exagerado llamarlo “señor de las bestias” en ese sentido. Los autores tendían que ser bastante peculiares e individualistas por naturaleza, pero eran raros aquellos con los que eran extraordinariamente difícil de trabajar, con el famoso autor de literatura Usami Akihiko sentado cómodamente en la cima de la escala. Aunque Yokozawa nunca había sido testigo de primera mano de su temperamento, había escuchado las quejas de su editor en jefe a través de rumores un sinnúmero de veces. Por todo el esfuerzo que tenía que ser puesto en obtener los manuscritos de estas personas, sus trabajos debían ser muy fascinantes, y esconder este lado impresentable a los lectores mismos era uno de los trabajos de la compañía editorial. Yokozawa mismo creía firmemente que la compañía debía hacer su mejor esfuerzo para mantener las partes sucias del negocio editorial fuera del ojo público. Si bien los autores y los trabajos que publicaban eran entendiblemente bestias diferentes en sí mismas, si un autor se volviera muy intenso o difícil, corrían el riesgo de que su trabajo no fuera recibido con propiedad por los lectores. Y después de todo, los lectores tenían el derecho de disfrutar el trabajo tan puro y sencillo como fuera posible.
—Estoy seguro de que puedo lograr hacer un tiempo mañana, así que iré por mi cuenta. Eso debería ser más sencillo. ¿Cómo está tu horario? Yokozawa no podía oír la voz de Ijuuin por el teléfono, pero podía inferir su disposición por la mitad de la conversación con Kirishima. Como un editor y autor que trabajaban juntos desde hacía tanto tiempo, el par parecía no solo ser socios de trabajo sino verdaderos compañeros. Tal vez esa confianza que había entre ellos les dejaba mostrar sus lados débiles el uno con el otro y abordar cualquier tema con una discusión franca. Ellos probablemente... habían superado muchas cosas de esa forma. Con frecuencia había escuchado escuchar de la impecable habilidad de Kirishima en su trabajo, pero sólo recientemente había comenzado a prestar atención a él cuando estaba en el asunto. Dado el largo tiempo que se conocían, ese tipo de interacción era esperada, pero cuando consideró que Ijuuin, con toda probabilidad, conocía un lado de Kirishima que él no... lo dejó sintiéndose extrañamente deprimido. —……… Se sentía extraño, como si hubiera algo atorado en el fondo de su garganta y si abría la boca descuidadamente, un suspiro abatido saldría a borbotones. Por mucho que intentara recordarse a sí mismo que sólo era el autor de Kirishima al otro lado de la línea, la atmósfera entre ellos en la que no tenía motivo para penetrar lo dejó sintiéndose extrañamente alienado. Realmente debía estar en mal estado ese día, para estar tan molesto por una simple llamada relacionada con el trabajo. Entendía bastante bien lo ridículo que se volvía en asuntos del amor, por eso era exactamente que estaba tan irritado consigo mismo. —... Ya me voy. —La conversación no parecía estar pronta a terminar en algún momento cercano, y sin esperar por la respuesta de Kirishima, rápidamente hizo su salida...
—¿Qué voy a hacer? Al final no había logrado hablar de algunas cosas con Kirishima, y mientras claro, aún había tiempo antes de que el asunto se volviera urgente, no podía tomarse las cosas a la ligera. Después de salir del cuarto de conferencias, Yokozawa se encontraba renuente a regresar de inmediato al piso de ventas y en su lugar se dirigió al cuarto de descanso. A pesar de saber que todos lo estaban esperando en Ventas, necesitaba tomar un corto respiro. Había estado trabajando todo el tiempo hasta la hora del último tren, después de todo, así que ¿qué importaba si estaba 10 y tantos minutos tarde? Sediento, buscó en su bolsillo por algo de cambio y compró un café de la máquina expendedora, decidiendo regresar a su piso después de que lo terminara. Luego consideró brevemente salir a fumar también, pero divisó un rostro familiar. —¿Tomando un descanso también? —Ah, sí. —El rostro cansado que lo saludó era el de la mano derecha del editor en jefe de Esmeralda, Hatori Yoshiyuki. Yokozawa estaba más que acostumbrado a ver a estas personas agotados en el medio de su zona de guerra mensual, pero estaba seguro que no era ese tiempo en el mes aún. Se había encontrado con algún tipo de problema. A pesar de estar en el departamento de edición, que no era quisquilloso con el modo de vestuario, Hatori usaba trajes en la oficina —un tipo de ropa que encajaba perfectamente con su personalidad— y aunque era casi tan poco sociable como el mismo Yokozawa, era perfectamente educado con sus autores, con frecuencia ganándose el afecto y admiración más allá de lo que típicamente se debía en una relación de trabajo.
Mientras que tales atenciones podrían convertirse en sí mismas en otra “zona de guerra” de cualquier tipo, parecía ser muy sagaz en lidiar con sus autores y se veía que estaba tomando su trabajo con aplomo. Aunque el departamento de edición trabajaba en un horario flexible, Hatori siempre llegaba a la misma hora cada día y se quedaba en la oficina hasta tarde en la noche, y encima apoyaba perfectamente a su audaz editor en jefe. Esa personalidad tan trabajadora de él lo hacía perfecto para ventas, y Yokozawa tuvo la ocasión de atraerlo a su propia división al calor de unos tragos, pero lo rechazó rotundamente. —No te ves tan bien. ¿Qué sucede? —El desarrollo del anime para una de las series en la que estoy involucrado había sido decidido, pero hace un momento fui obligado a retroceder con eso. Era raro ver a alguien como Hatori tan abatido. Yokozawa había escuchado que una de sus series estaba siendo adaptada como un anime —naturalmente el departamento de ventas había sido reclutado para comenzar las preparaciones de apoyo, y ellos pondrían pronto una orden para las reimpresiones de las series involucradas. —Las cosas deben haber estado bastante avanzadas si ya le notificaron al autor; ¿por qué en el mundo ellos...? —Parece ser que la compañía involucrada con el desarrollo recibió un golpe bastante duro con una historia orientada a chicas que ellos adaptaron a anime, y aparentemente por eso están tomando una política de “procedan con cuidado en los asuntos involucrados con las obras orientadas al mercado femenino”. Así que ahora quieren reconsiderar del todo el plan... Yokozawa estaba familiarizado con la anterior obra con el que la compañía asociada había experimentado una pérdida, por supuesto, dado que no era un título de Marukawa no conocía todos los detalles pero aparentemente en el original talk show online del mangaka, su editor había hecho una aparición especial y tenía una promesa de hacerlos sacar una versión anime. Dado que el anuncio había sido hecho en un lugar tan público, no hubo más remedio que seguir con ello. Yokozawa no tenía idea de cuánto, si es que algo, de la historia era real, pero desde entonces la compañía había prohibido cualquier aparición innecesaria en los medios. —Sí, pero con esa obra, probablemente era demasiado riesgo el tratar de convertirlo en anime. Aunque el autor haya sido muy famoso, la obra en sí no tenía la suficiente presencia para justificar el multimedia, y aunque hubiera sido comerciable como un live-action no era el más adecuado para ser animado, ¿sabes?. Sin importar qué tan asombroso era el producto final o cuán alto fuera el elogio de los espectadores, si no podían aumentar las ventas en el arreglo del paquete, no había forma de recuperar el dinero invertido. En el mundo de las ventas, caer en números rojos era un fracaso automático. Como tal, el tiempo para buscar el desarrollo de un anime para una obra era extremadamente importante. Un movimiento en falso y todo se iría por el caño. —Han desechado los planes de una segunda temporada, parece. La compañía de inversiones no afrontará los gastos de algo que no podrá venderse. —Bueno, tenían que recuperar el dinero que han gastado hasta ahora, probablemente están planeando medidas de control mientras las heridas son superficiales. Me parece que sólo quedamos atrapados en el fuego cruzado de su intento comprensible de evitar una segunda temporada para la otra obra. —Sí, eso probablemente fue un factor muy importante. —Aun así, ellos tienen que estar jodiendo con nosotros si tratan de comparar ese desastre con esta obra. Los temas son completamente diferentes, y el único punto en común que tienen es el hecho de que están orientados a público femenino, ¿cierto? Es un asco que decidan unilateralmente si tendrá éxito o no.
Cualquier obra en la que Hatori estuviera involucrado estaba destinada a recibir críticas muy favorables, después de todo. Aunque Yokozawa había expresado su descontento como un simple ataque de irritación, Hatori se quedó boquiabierto hacia él en shock. —Yokozawa-san, ¿usted... lee mis obras? —¿Eh? ¿Qué demonios estás diciendo? ¡Por supuesto que sí! Siempre leo cualquier cosa que estoy tratando de vender. La verdad es que al inicio sí era algo aburrido, pero luego de que leí el segundo volumen finalmente entendí lo que el autor estaba buscando. No tenía tiempo de leer todo lo que Marukawa publicaba, pero se aseguraba de leer las cosas en las que él mismo estaría involucrado de vender. De hecho nunca había leído manga shoujo antes de entrar a trabajar, rechazaba el género como meras tonterías románticas, pero al sentarse y leer un título de un tirón, su percepción cambió drásticamente. Recordó el hecho de que las lecturas interesantes eran interesantes sin importar su género. Claro, de vez en cuando se encontraba con contenidos que eran embarazosos de leer, pero esa era probablemente la intención. Entre las obras bajo el cargo de Hatori, los títulos de la vaca gorda de Esmeralda, Yoshikawa Chiharu, tendían a estar llenas de material emotivo y sensible. Quizá el delicado balance entre las escenas serias y cómicas era lo que mantenía a los lectores volviendo por más. No se quedaban sintiéndose deprimidos aún después de leer un capítulo relativamente serio, y darle un toque cómico no significaba que no podías incluir escenas ligeras y enternecedoras también. —Muchas gracias. —Y hey, no te auto flageles solo porque no parecen interesados. Llévalo a otro lugar, es una buena serie así que estoy seguro que las cosas trabajarán. Hazlos lamentarse el habernos rechazado. —Hizo una pausa— Así que, ¿qué es lo que exactamente te tiene tan preocupado? —Es solo que... la autora estaba tan contenta de que el desarrollo del anime hubiera sido decidido. Me preguntaba cuál era la mejor forma de darle la noticia, pero es tal y como usted lo sugirió, Yokozawa-san. Comenzaré a buscar otro lugar para discutir el asunto. —Parecía haber tomado el consejo de Yokozawa y comenzó a pensar mejor las cosas. A juzgar por las apariencias, la expresión cansada de antes parecía haber desaparecido completamente. El editor en jefe de Monthly Emerald, Takano, era famoso por su llamativa y arriesgada forma de trabajar, pero la implacable confiabilidad de su segundo al mando, Hatori, no era nada despreciable. Era un estratega que siempre se aseguraba de investigar exhaustivamente cualquier cosa en la que estaba involucrado, bastantes pasos adelante en todo lo que hacía y nunca hacía un movimiento hasta que todo estaba en posición. Yokozawa no tenía dudas de que la compañía lamentaría pasar sobre la obra de Hatori. —Por cierto, ¿está todo bien? —¿De qué hablas? —Simplemente escuché que algo había salido terriblemente mal. —Parecía ser que el desastre del departamento de ventas había hecho su viaje por la cadena de rumores en torno a la oficina. Aunque era de esperarse, no habían hecho ningún intento por sofocar el chisme, y en realidad, Yokozawa era del pensamiento que cualquier error debía ser manejado con la cooperación de toda la compañía. Aun así, nunca pensó que las noticias viajaran así de rápido. El empleado que había sido transferido había lidiado principalmente con comics destinados a hombres, y mientras era difícilmente correcto usar la frase “por fortuna”, parecía ser que ninguno de los proyectos que involucraban el departamento de edición de Esmeralda sería afectado por la caída. —Las cosas se arreglarán de alguna manera, por supuesto. —Cubrir los errores de otros no era tarea fácil, por cierto, pero no era una situación por la cual no pudieran recuperarse. Tenían un número de opciones a su
disposición, y la misma razón por la que Yokozawa había decidido involucrarse él mismo era porque tenía la confianza de que podría vender más de lo que se había proyectado inicialmente. Claro, eso tomaría algún tiempo, pero todo funcionaría bien si solo se saltaba de tomar vacaciones ese año. —Entonces... ¿quizá está preocupado por algo más? Simplemente no parece estar en el mismo ánimo de siempre. —... Esa percepción tuya realmente crispa los nervios a veces, ¿sabes? —Me disculpo. De hecho, su agudeza mental a veces era un problema; en la superficie parecía no preocuparse mucho por los problemas de otros, pero siempre que el estado de ánimo de alguien se volvía pésimo, era lo bastante hábil para ser el mediador que arreglaba la atmósfera de la habitación, lo que era testimonio de cuán sensible era al mundo a su alrededor. Yokozawa en realidad estaba preocupado por el cumpleaños de Hiyo, que iba a tener lugar a finales de ese mes. Aparentemente, era una tradición para ella el invitar a sus amigos a casa cada año e intercambiar regalos juntos, y mientras que siempre los recibía con algo comprado en tienda como pollo o sándwiches, ese año Yokozawa estaría flexionando sus músculos en respuesta a su fervorosa petición: —¡Realmente quiero que cocines para mi cumpleaños este año, Oniichan! El asunto había salido cuando, en lugar de obsesionarse por un regalo por su cuenta, directamente le preguntó qué quería y ella contestó de esa manera. Era apenas una tarea difícil, simplemente cocinar para Hiyori, pero dado que era una comida para una fiesta de cumpleaños, tenía que estar seguro de complacer a todos los amigos de la niña. ¿Qué rayos iba a preparar? Tal vez porque había sido criada en gran medida por la cocina de su abuela, los gustos de Hiyori eran bastante refinados, pero no esperaba que los otros niños fueran iguales. Realmente tendría que ir a por todas y preparar un extravagante festín. Desde el punto de vista de un extraño, aquello parecía ser algo tonto por lo cual preocuparse, pero para Yokozawa, no era exagerar el asunto al sugerir que ese era uno de los momentos más importantes de toda su vida. La presión de no avergonzar a Hiyori entre sus amigos recaía sobre sus hombros. Inicialmente consideró consultarlo con Kirishima, pero luego se arrepintió. Había poco qué lograr al pedirle ayuda a un tipo que no podía cocinar nada más complicado que potaje de arroz, después de todo. Pero si se atrevía a consultar con alguna de las madres en la oficina, los rumores se extenderían por la compañía antes de que pudiera pestañar, de eso no había duda. —Bueno, si hay algo que podamos hacer para ayudar, no dude en pedirlo. Siempre nos estamos aprovechando de usted, así que es lo menos que podamos hacer. —Hatori ofreció con ansiedad, probablemente aumentando su preocupación cuando Yokozawa se quedó callado al perderse en sus pensamientos. —Oh... no, realmente, estoy bien. Me aseguraré de que este asunto no le afecte a su gente. Es más un asunto personal el que me está preocupando. —Cerró la boca, dándose cuenta que estaba a punto de tratar a Hatori como su “Doctora Corazón” personal, y distantemente recordó algo que escuchó antes. —¡Hey! Tú eres... bastante diestro en la cocina, ¿no es así? —No me llamaría a mí mismo “diestro”, pero puedo manejarme bien —respondió a la pregunta repentina de Yokozawa, con expresión curiosa. —Estoy seguro que escuché a Takano decir que pondrías a chefs profesionales en vergüenza. ¿Entrenaste en algún lado?
—Difícilmente. Simplemente ayudé a mi madre en su trabajo en la cocina, así que todo vino a mí bastante natural. Luego en la universidad, comencé a vivir por mi cuenta así que se convirtió en más una necesidad que un hobby. ¿Por qué la repentina curiosidad? —Oh, yo sólo, cocino para mí también, pero mi repertorio es bastante limitado. Sólo me preguntaba qué podrías recomendar... —Difícilmente podía ir y preguntarle al sujeto, así que dirigió la conversación en una dirección bastante general y vaga, pero tal vez había sido demasiado obvio en hacerlo. Aún, era menos sospechoso que ser demasiado vacilante y servil, se recordó a sí mismo, y abiertamente formuló su pregunta. —Suelo buscar en sitios de recetas y comprar libros y revistas de cocina. Soy bastante quisquilloso en mis gustos, así que trato de probar una serie de recetas diferentes. Yokozawa parpadeó muchas veces en rápida sucesión, sorprendido ante la respuesta inesperada. —Eh, así que aún tú tienes tus gustos... —Ah, bueno... sí, aunque no iría tan lejos para decir que hay algo que abiertamente aborrezca. No más que la mayoría, al menos. ¿Lo estaba imaginando o acaso Hatori lucía un poco incómodo? Tal vez no quería que la gente supiera que era un melindroso. Escogiendo no profundizar en el asunto, Yokozawa ofreció su gratitud. —Gracias, tomaré tu consejo en consideración. —Espero que haya sido de ayuda. Yokozawa no había considerado consultar un libro de cocina hasta que Hatori lo trajo a colación, en parte porque Marukawa Shoten realmente no ofrecía mucho en libros dirigidos a amas de casa, pero seguramente podría encontrar alguna compilación de recetas para fiesta en casi cualquier librería si solo buscaba. Con al menos ese problema solucionado, sintió que su estado de ánimo se aligeraba. —¡Bien, entonces creo que regresaré a trabajar! Aplastando la ahora vacía taza de café que había estado bebiendo, la tiró a la basura y comenzó a llenarse de adrenalina. Primero se preocuparía del problema que tenía enfrente, y entonces comenzaría a planear el menú de la fiesta. —Me marcho ahora —anunció con un ligero ademán y dejó el cuarto de descanso detrás de él.
Los últimos dos días, Yokozawa y los otros representantes de ventas habían estado trabajando más que bestias de carga. Por supuesto, ellos siempre eran diligentes y serios en su trabajo, pero era la primera vez que habían experimentado una atmósfera tan sanguinaria. Sin embargo, gracias a su trabajo duro, parecían finalmente haber visto el final de la línea para resolver el problema que los miraba de frente, y Yokozawa se sentía cómodo en admitir que habían salido de la zona de peligro. Con la aprobación de sus superiores, todo lo que quedaba era ver cómo todo llegaba con seguridad a su fin. Mañana estaría todo el día de pie haciendo llamadas, pero con el prospecto de finalmente resolver todo lo que tenía encima, se sentía como si hubiera perdido un gran peso de sus hombros. Por supuesto, la razón por la que habían sido capaces de resolver la situación había sido debido en buena parte a la cooperación de mucha gente grandiosa, y tenía que recompensarlos con su arduo trabajo en el futuro. Aunque había aún algunos pequeños e irritantes asuntos que requerían su atención, probablemente sería capaz de encargarse de todo siempre que los atendiera conforme se presentaran, y aunque en el fondo todavía había cierto resentimiento hacia precioso regalo de despedida que el empleado transferido les había
dejado, estaba mayormente feliz de que el tipo hubiera dejado el departamento de ventas para bien. Si su ética laboral hubiera continuado sin ser notada, las cosas habrían sido mucho peores. Más al punto, que todos se unieran como lo habían hecho para resolver ese problema había mejorado grandemente la camaradería del grupo, a su parecer. Todos tenían sus talentos individuales, claro, pero Yokozawa se alegraba de haber experimentado en sí mismo cómo el trabajar juntos así había mejorado el potencial del grupo aún más. Sin embargo, esperaba nunca tener que repetir algo así. Justo al terminar el asunto, una nueva regla había sido instaurada, requiriendo que todos los miembros del departamento se aseguraran de reportar el progreso de los proyectos en los que estaban involucrados. Se había vuelto dolorosamente aparente que intentar abarcar mucho resultaba en serios errores, y ninguno había expresado oposición alguna a la nueva medida. —¡Estamos llevando a cabo una campaña de ventas de nuestro producto más nuevo! ¡Por favor, pruebe esta muestra gratis! Empujado con la multitud tan pronto como salió de la estación, una joven mujer presionó algo en la mano de Yokozawa. —¿Cuál es el punto de darme a mí algo como esto? —Parecía ser un tipo de toalla húmeda desodorante para librarse del sudor, pero el empaque rosado y el “aroma durazno menta” hacía claro que el producto estaba dirigido a mujeres. Decidiendo que solo tendría que dárselo a Hiyori más tarde, deslizó la muestra en su bolsillo y caminó entre la multitud hacia su destino. Con el sol ocultándose, por suerte estaba un poco más fresco ahora, pero la brisa que serpenteaba alrededor de su cuerpo aún estaba tibia. Suspiro para sí mismo, lamentando que las sofocantes noches serían mucho más frescas si pudieran tener una ducha o dos a su disposición. Anduvo por el camino conocido a perfección que lo dirigía a Libros Marimo, pero no ese día no era por trabajo, sino que esperaba encontrar un libro de cocina que pudiera ayudarlo a planear un menú para la fiesta de cumpleaños de Hiyori. Imaginando que la tienda tendría un amplio rango de libros de los cuales escoger, no había previsto demasiado su viaje, pero probablemente no había sido la mejor idea el visitar una tienda llena hasta los topes con gente propensa a reconocerlo. ¿Cómo diantres se suponía que iba a explicarse si alguien lo descubría recorriendo la sección de cocina? Aunque había considerado que tal vez sería mejor rendirse y tratar en otra tienda, llegó a la parada antes de que se diera cuenta. —...Quizá sólo estoy pensando demasiado las cosas... Sólo porque hubiera mucha gente que conocía trabajando allí, no significaba que fueran a fijarse en él. Además, en una librería tan grande como Libros Marimo, probablemente había más empleados que no lo reconocerían. Convenciéndose de ese modo, se preparó para entrar a la tienda... justo cuando su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillo por una llamada de Kirishima. Había mencionado más temprano que estaría fuera de la oficina en una reunión y se había ido en algún momento de la mañana. —Sí, habla Yokozawa. —Soy yo. ¿Puedes hablar ahora? —Sí, está bien ¿Qué pasa? —Kirishima tendía a optar por una llamada directa más que por un simple mensaje de texto cuando necesitaba un favor. Apartándose a un lado para no entorpecer el camino de otros clientes entrando y saliendo de la tienda, Yokozawa centró su atención a su conversación. —Parece que el trabajo va tomar un poco más de tiempo esta tarde, así que no creo que pueda llegar a casa a tiempo para la cena. Lo siento en verdad, pero ¿te importaría adelantarte y comer con Hiyo?
—¿No se suponía que irías directo a casa después de que terminaras tus asuntos con un autor? ¿Pasó algo? —Si Yokozawa recordaba bien, se suponía que Kirishima se reuniría con Ijuuin ese día. Tal vez las cosas no habían ido de la forma que sospechaba con el autor. —Oh... no, no es nada de eso realmente. Sólo... tenía otro asunto del cual encargarme después de eso que está tomando más de lo que esperaba. Me aseguraré de llevarle a Hiyo un regalo cuando llegue a casa, así que ¿te disculparías en mi nombre? —De acuerdo, entonces llámame cuando llegues a la estación. Te tendré la cena esperándote. —Perdón por las molestias. Te veré luego. —Al parecer aliviado por la respuesta de Yokozawa, un nervioso Kirishima colgó pronto la llamada. En las oficinas de Japun, siempre había planes flotando por adaptaciones a anime o drama de las series. Cuando uno subía en la escala a la posición de editor en jefe, el trabajo de uno se volvía menos sobre manejar autores y correr por allí recogiendo manuscritos y más sobre sentarse en las reuniones y debates, trabajo en calidad de representante para el departamento editorial sólo se incrementaba. Aun así, Kirishima se arreglaba para completar todo su trabajo así como guiar a sus subordinados, todo esto sin descuidar su rol como padre. ¿Cuándo se las arreglaba el sujeto para encontrar el tiempo para tomar un respiro? Enviando un correo a Hiyori para hacerle saber cuándo estaría en casa, Yokozawa entró a la librería, casi abordando la escalera eléctrica a fuerza de costumbre. —Oops... mis disculpas —murmuró mientras apresuradamente se daba la vuelta y caminó a través de la gente esperando detrás de él. Tragándose su vergüenza, revisó el mapa colgado en la pared. Tomó la escalera hacia el segundo piso, donde los libros de cocina estaban organizados y se dirigió a los estantes que le interesaban. —Así que esto debe ser... —Como era de esperarse de Libros Marimo, ofrecían una impresionante línea de productos con más libros de los que posiblemente pudiera contar alineados en las repisas. Desde textos de especialidad dirigidos a profesionales hasta textos introductorios llenos de imágenes dirigidos a principiantes, era imposible determinar siquiera por dónde empezar. Yokozawa dio un largo vistazo a los estantes, buscando por algo que resaltara, antes que su mirada fuera atraída hacia una revista dirigida a amas de casa. Parecía ser la edición del mes anterior y contaba con una colección de recetas para fiestas infantiles en la portada. Tomó la revista en su mano, hojeó por el contenido para examinar el contenido, aliviado de encontrar que las recetas incluidas no se veían tan complicadas. Dado el rango de platos y el impacto visual, decidió comprar la revista y consideró que sería mejor practicar algunos de los platillos en su propia casa, fuera de la vista de Hiyori, para evitar la posibilidad de arruinar su gran día. Regresando al primer piso, exploró el lugar hasta llegar a una caja registradora que no fuera atendida por alguien que conociera y terminó sus negocios allí. Pero justo cuando iba a dirigirse a casa, aliviado de que había logrado encontrar lo que necesitaba sin problema, escuchó una voz que lo llamaba. —¿Eh? ¿Yokozawa-san? —O-oh, hey... Yukina —Tal vez porque tenía la guardia baja, su tono sonó de un modo bastante sospechoso, pero su extraño comportamiento no pareció alertar el radar del empleado parcial de Libros Marimo ni un poco, y Yukina Kou lo saludó sin problema alguno. —¡Debería haberme dicho que estaba aquí! —Sólo vine por algunos asuntos personales como cliente el día de hoy, eso es todo. No quise molestar a nadie —no era más que una excusa endeble, pero difícilmente podía decir que explícitamente evitó el piso de comics para no ser visto por nadie que conociera.
A pesar de ser un estudiante de arte a tiempo completo, Yukina estaba a cargo de los estantes de manga shoujo allí, haciendo excelente uso de su conocimiento casi maniático del género. No había nadie en el departamento de ventas que no conociera a Yukina, ya que era bastante famoso entre los representantes de ventas por inducir a grandes saltos en las ventas de cualquier título que presentara a los compradores. Además, él era el único que podría soñar con exhibiciones tan llenas de pasión. Si bien nadie intentaba interferir con cualquier plan que tuviera, muchos representantes de ventas fervientemente deseaban que en el futuro encontrara un trabajo formal en Libros Marimo. —¿Terminaste el trabajo del día? —Sí. Tuve el turno de la mañana hoy. Si va de salida, ¿le importa si caminamos a la estación juntos, Yokozawa-san? —¿Estás seguro que no preferirías irte con alguna de esas chicas que te comen con los ojos desde allá” —El chico tenía la apariencia que lo hacían ver como si hubiera saltado de las páginas de un manga shoujo él mismo, ganando un gran número de ardientes fans. Era común encontrar bandadas de estudiantes de secundaria dando vueltas frente a la tienda y siempre terminaba con una montaña de chocolates cada día de San Valentín. —Bueno, no estoy en mis labores ahora así que solo les daría falsas esperanzas —respondió con sonrisa amable. Parecía ser que no solo estaba bien equipado con su exterior sino en personalidad también, amigable con sus compañeros de trabajo y obediente con sus superiores. Mientras que él era consciente de cuán popular era, obviamente no lo había dejado subirse a su cabeza. Sus padres debían haberlo criado bien. Yokozawa no podía ni remotamente imaginar qué tipo de persona podría encontrarse enganchada a un tipo como ese. —Bueno entonces, ¿salimos ya? Ansioso por evitar a las chicas de secundaria que los seguían, se aproximaron a cruzar la calle antes de que la luz cambiara, logrando de algún modo deslizarse en la multitud que iba en dirección por la que Yokozawa acababa de andar. —Aun así, está bastante cálido hoy. Estuve dentro de la tienda todo el día, pero estoy seguro que ustedes en ventas lo deben tener difícil. —Supongo. Admitiré que es difícil hacer las rondas con este clima, sin embargo, la diferencia de temperaturas dentro y fuera realmente te cobran factura. Pero, a decir verdad, un trabajo de escritorio nunca fue conmigo. Era difícil regular la temperatura del cuerpo cuando se entraba y salía del abrasante calor exterior y el interior con aire acondicionado. Mientras que pocos negocios regulaban sus termostatos a punto de congelación en estos días, con la llegada de las medidas de conservación de energía de los últimos años, todavía ponían estrés en la temperatura de su cuerpo. —Ah, tiene un buen punto. Los trenes tan frescos se sienten como paraíso cuando se aborda, pero si uno pasa mucho tiempo en ellos, el sudor comienza a congelarse y es todo un problema diferente. Y aun así, una vez te bajas, es como adentrarse al infierno otra vez. —Nunca antes me molestó, aunque, supongo que es lo que hace la edad. —Eso es lo que hace la edad... ¿de qué está hablando? Espere, ¿qué edad dijo que tenía, Yokozawa-san? —Veintiocho. —¿Eh? —la expresión de Yukina se congeló como si acabara de ver un fantasma y las cejas de Yokozawa se fruncieron hacia abajo, no era como si no comprendiera su reacción, pero en realidad no había necesidad de actuar con tanta sorpresa. —...¿Qué hay con esa cara?
—Ah, no... es solo que.. bueno, ¿recuerda aquel editor que me presentó hace un tiempo? Sólo estaba sorprendido de que en realidad usted es más joven que él... —Ugh. ¿Por qué demonios tienes que ir y compararme con él? Yokozawa estaba al tanto del hecho que se veía viejo para su edad, pero nunca quiso ser comparado con el tipo con la cara de bebé más sorprendente de la compañía. No era ir muy lejos al decir que la forma en que ese sujeto mantenía ese aspecto tan juvenil y vivaz era uno de los siete misterios de Marukawa Shoten. Tal vez pensando que había ofendido a Yokozawa, Yukina frenéticamente cambió el tema. —¡O-oh, claro! La editorial tiene períodos de descanso para verano también, ¿o no? Supongo que cerca del obon o algo así. —Nah... no tenemos períodos de vacaciones fijos. Todos tienen que aplicar con antelación para tomar tiempo libre cuando quieran. —Wow... ¡eso es realmente genial! Si tienes en mente un período diferente a la mayoría de las compañías, puedes planear un viaje en un tiempo que no esté tan lleno de gente. —El jefe del departamento se fue a un viaje al extranjero por esa razón. Oh, espera, no... creo que él vuelve hoy, en realidad. —¡Eso debe ser genial, viajar al extranjero! Aunque ciertamente era agradable tomar vacaciones en períodos aparte a los de la temporada alta, hacía difícil el en verdad encontrar tiempo para hacerlo. Esa desventaja era la única razón por la que en realidad no había tomado vacaciones propiamente dichas el año anterior, y cuando le confesó a Kirishima que ese año parecía que sería igual, al sujeto casi le da un ataque. —Bueno, si puedes encontrar el tiempo para hacerlo, al menos. —¿No puedes tomarlo cuando quieras? —Claro, pero... no es tan fácil cuando consideras tu carga de trabajo. —Fue guardando silencio mientras entraban a la estación, y el aire fresco fluyendo desde una tienda por departamentos cercana jugó por su piel, mezclándose con la tibia brisa a su alrededor. Siempre que consideraba tomar vacaciones, sus pensamientos siempre terminaban en enfocarse en el trabajo que lo estaría esperando cuando regresara. Fervientemente deseaba ser más experto en pasar a modo trabajador y salir de él, pero no era un asunto sencillo. —Usted es muy trabajador, Yokozawa-san. Debería dejar de preocuparse por el trabajo y sólo relajarse, al menos mientras está de vacaciones. —Bueno, si tienes algún tip de cómo hacerlo, soy todo oídos. —Jajaja, tiene usted un punto. —Comenzaban a bajar las escaleras cuando Yukina hizo un sonido de sorpresa y confusión. —Hey, ¿no se ese... Kirishima-san por allá?
—¿Eh? —Girando la vista a la dirección que Yukina estaba señalando, estaba seguro de haber captado la figura de Kirishima. Estaba parado en frente del mapa de una tienda por departamentos con una mujer —una muy hermosa con su largo cabello recogido y que usaba un traje formal de pantalón. No podía ver la
expresión de Kirishima desde su ángulo, pero la mujer tenía una cálida y amable sonrisa en su dirección. Intercambiaron algunas palabras mientras avanzaban hacia los comercios subterráneos de la estación. —¿No quiere llamarlo? —preguntó Yukina con curiosidad a Yokozawa, que se había congelado en su lugar, incapaz de reaccionar. —Bueno, no deberíamos molestarlo durante su trabajo. —¿Eso era trabajo? Esa mujer se veía muy feliz hablando con él; asumí que era su novia. —¿Eh? ¿Por qué pensarías eso? —Reaccionó sin pensar con la voz bordeada de irritación. Yukina probablemente no había querido decir nada con ese comentario, y era natural para Yukina —quien no sabía nada de su relación con Kirishima— el asumir que ese par estaba saliendo. A pesar de entender esto, sin embargo, no podía mantener su corazón calmado. Yukina, a su favor, parecía ajeno a las emociones turbulentas de Yokozawa y continuó para sí mismo. —Sólo he hablado con Kirishimasan formalmente una vez en el evento de autógrafos, pero parece ser tan genial... Caray, espero poder ser como él cuando sea mayor. —............ —Kirishima había dicho que estaba haciendo trabajo, y Yokozawa no dudaba que esa fuera la verdad. No estaba dudando del sujeto, la razón por la que se sentía tan fuera de sí... era simplemente porque estaba celoso. Era exactamente como Yukina había dicho: ellos hacían una pareja muy atractiva. Yokozawa con frecuencia desconfiaba de las miradas alrededor de ellos, pero dudaba altamente que cualquiera que los viera caminando juntos sospechara que fueran amantes. Y a pesar de estar tan seguro de que nunca nadie sospecharía que ellos dos estaban saliendo... allí estaba él, poniéndose celoso de una chica solo por verse como la novia de Kirishima. —... ¿Yokozawa-san? —Lo siento. Creo que estoy un poco mareado por el calor. —¿Está usted bien? ¡Podría tener un golpe de calor? Se sentía mal por hacer que Yukina se preocupara, pero difícilmente podía confesar que sólo había inventado algo sobre la marcha. —Sí... creo que voy a buscar algo de beber antes de irme a casa. —¿Quiere que le consiga algo para usted? Yokozawa cortó el asunto de raíz antes de que Yukina le ofreciera quedarse con él hasta que se sintiera mejor. —Estaré bien, no es gran cosa. Sólo tomaré algo de la máquina expendedora en la plataforma del tren. Tu tren está por ese lado, ¿verdad? Yo tomaré el subterráneo. A pesar de que aún tenía una expresión preocupada, Yukina obedientemente sacó su estuche de pases de tren y se dirigió a la puerta de los boletos. —Bueno, entonces... asegúrese de descansar hoy. ¡Cuídese! —Gracias. Ten cuidado al ir a casa también. —¡De acuerdo! Si me disculpa ahora... Con el esfuerzo de mantener las apariencias con la excusa apresuradamente inventada, la garganta de Yokozawa se había puesto en realidad muy seca y después de pasar por su respectiva boletería, pasó de alto la fila para abordar el tren y en cambio se dirigió a las máquinas expendedoras. Pasando su tarjeta IC por el sensor, presionó el botón para una botella de agua mineral y con un sonido metálico, la botella calló estrepitosamente. Agachándose para tomar la botella, bebió el agua fría de un trago. Aunque el frío sirvió para refrescar su cuerpo acalorado en varias medida, sin embargo, no pudo calmar el malestar que se había apoderado de su pecho.
—Ugh... —Por algún tiempo ya, la mente de Yokozawa había estado llena por nada más que lo que había visto en la estación. Era bastante más que cerrado el sacar conclusiones de esa forma sólo porque Kirishima estaba caminando por allí con alguna mujer, la conciencia de Yokozawa fue rápida en recordárselo, pero no podía sacudirse esa sensación de malestar. El hecho que el regalo que Kirishima había traído a casa para Hiyori fuera un surtido de postres de gelatina de la tienda por departamentos de la estación en la que Yokozawa lo había visto no hizo más que reforzar los vuelos de su imaginación. Probablemente los había comprado cuando Yokozawa y Yukina los habían visto, y Yokozawa desesperadamente deseaba que hubiera alguna forma de librar su mente de la imagen del par haciendo compras muy felizmente. Así que para superar estos sentimientos de irritación y frustración, salió al balcón para fumar un cigarrillo en el apartamento de Kirishima por primera vez. Naturalmente, se había al menos asegurado de que Hiyori ya estuviera dormida, pero a ese paso tendría que poner su meta de dejar de fumar a un lado por un tiempo. —Dios, soy patético... Parte de la razón por la que estaba teniendo tanta dificultad en tranquilizar sus sentimientos sobre el asunto había sido debido al hecho de que Kirishima fue demasiado vago al hablar acerca de su trabajo del día. Había sido directo acerca del hecho que las cosas habían salido bien con Ijuuin, pero no había dado más que respuestas ambiguas cuando fue presionado sobre el asunto del segundo trabajo. Yokozawa había sabido de inmediato que le estaban mintiendo; después de todo, si hubiera sido algo de lo que Kirishima de verdad no tuviera la libertad de discutir, siempre era pronto a decirlo. Aunque tuviera una cara de póquer, Kirishima en realidad no era muy adepto a ocultar cosas. No tenía problemas al ofrecer un débil halago con una sonrisa en sus labios, pero cuando estaba ocultando algo, se volvía absurdamente sospechoso con sus gestos. Yokozawa metió la colilla de su cigarrillo, ahora corta y casi sin fumar, en su cenicero de bolsillo y se dirigió de vuelta a la habitación, acortándose su aliento cuando entró a la fresca habitación. Tal vez parte de la razón por la que no había sido capaz de organizar sus pensamientos había sido el sofocante aire de la noche que lo cubría. Kirishima estaba sentado en el sofá, observando las noticias de negocios mientras hojeaba lo que parecía ser una obra de literatura. Pasó por las páginas rápidamente, leyendo a un ritmo bastante rápido. —¿Qué estás leyendo? —La última obra de Usami Akihiko. Las muestras llegaron hoy, así que tomé prestada una. —Oh, eso... —Había habido una conversación girando en la oficina acerca de que el editor del caprichoso autor se las había arreglado para atraparlo y encerrarlo en el hotel donde se había enclaustrado a sí mismo hasta que le entregara el manuscrito. Dada la forma en que los ojos de los representantes de ventas de literatura parecían llenos de lágrimas cuando expresaron el alivio de que el libro hubiera sido terminado a tiempo, había probablemente un grano de verdadero en el rumor. —Él realmente es algo... es sólo el prólogo, pero realmente te atrapa. Solo va y te demuestra su capacidad como autor al ser capaz de aprisionar a un lector justo desde el inicio. —Bueno, no lo he leído aun así que no me cuentes nada. —Sí, sí, lo sé. Yokozawa se dirigió al refrigerador, intentando aliviar su garganta reseca. Mientras llenaba un vaso con un poco de té barley que había preparado ante, captó el sonido de un celular sonando y no era el de él. Pero mientras que Kirishima tenía que haberse dado cuenta que era el suyo propio, no hizo movimiento alguno para contestarlo, un hecho que captó la curiosidad de Yokozawa.
—¡Hey! Tú teléfono está sonando. Has estado recibiendo muchas llamadas hoy, ¿eh? —En efecto, había estado sonando intermitentemente por un rato, y por alguna razón Kirishima nunca hizo movimiento para comprobar quién estaba llamando. —Es solo un mensaje, lo veré luego. —Si sólo es un mensaje, ¿por qué no verlo ahora? ¿Qué tal si uno de tus subordinados necesita ayuda con algo urgente? —Puse en claro que no hago trabajo en casa. Además, aún si fuera urgente, no podría hacer algo sobre eso hasta mañana. —Supongo que no, pero... —comenzó, pero su propio teléfono comenzó a sonar— ...Acabo de recibir un mensaje de Katou, preguntando si sé dónde estás´. ¡Qué demonios! ¡¿Por qué me preguntan a mí?! Kirishima dejó salir una risa ante la irritación de Yokozawa. —¿Tal vez porque está convencido de que me conoces mejor que nadie? —Yo no... te conozco tanto en realidad... —En efecto, aunque él podía saber cosas como su comida favorita y fecha de cumpleaños, era más lo que no sabía que lo que sí, pero inmediatamente lamentó el tono patético que había tomado. Se estaba comportando realmente infantil esa noche, y era todo por un inmaduro y egoísta deseo de monopolizar. —¿En verdad? Creo que es más que suficiente el saber la temperatura corporal el uno del otro. —Qu... ¡Deja ya de hablar sucio! ¡Y respóndele pronto a Katou! —Extendió la mano para alcanzar el teléfono cuando Kirishima continuó negándose a responderlo, y en el momento en sus dedos rozaron la pantalla, una imagen familiar saltó a la vista. Allí en la pantalla estaba una imagen de Kirishima y Hiyori muy animados junto con tres de las mascotas de un parque temático y un muy hosco Yokozawa. Era una fotografía que habían tomado juntos en una reciente salida —... ¡Cuántas veces tengo que decirte, deja de poner fotos como esta como tu fondo de pantalla! —Vamos, no actúes tan quisquilloso. Sólo es un retrato familiar. —¡Pero por supuesto que me pondré quisquilloso con esto! —Difícilmente podía permanecer calmado dado que no había forma de decir cuando alguien podría llegar a verlo. —¿No crees que ser así de directos es mejor que andar a escondidas y hacer que los demás se pongan curiosos? —¡Los demás ya están bastante curiosos! Y por cierto, ¿sí borraste esas fotos de la otra vez, verdad? Kirishima tenía un terrible hábito de enseñar por allí fotografías privadas de Yokozawa para el deleite y asombro de todos. Cuando Hiyori le suplicó a Yokozawa que le comprara un anillo en el parque temático, Yokozawa lo había hecho... yendo tan lejos como para comprarle uno a Kirishima también, sabiendo que el sujeto se quejaría sobre eso luego si no lo hacía. Después de alguna forma se vio obligado a alinearse para una foto de Kirishima y él mismo usando sus anillos a juego. Lo próximo que supo fue que la fotografía ya estaba dando vueltas por la compañía. —¿A qué te refieres con lo de “la otra vez”? ¿Cuándo Sorata estaba sobre tu pecho y estabas gruñendo entre sueños? ¿O la de los anillos? —La de los anillos, por sup... espera. Espera un minuto, ¿qué fue lo primero que dijiste? —Era la primera vez que escuchaba sobre este asunto de Sorata, y a pesar de saber que era de mal gusto el jugar con el celular de alguien más, navegó por el folder de datos. Abriendo el que tenía fecha cercana a los días que Hiyori se fue de viaje, encontró una imagen de Sorata tumbado encima de Yokozawa, que dormía con el ceño profundamente fruncido. Ya sin palabras, permaneció temblando en su lugar, cuando Kirishima le arrebató el celular de la mano. — ¿Qué fue eso... justo antes de que Hiyo volviera, supongo? Desperté cerca del amanecer para usar el baño, y
cuando le di un vistazo a tu habitación encontré a Sorata durmiendo sobre tu estómago. Era una imagen grandiosa, no pude evitarlo. Yokozawa sintió una oleada de un ligero mareo sobre él, y masajeó su frente — ...Sabes, “no puedes evitarlo” con demasiada frecuencia. —Los actos irreflexivos del sujeto invitaban a la sospecha y Yokozawa se estremeció con miedo sobre los posibles peores escenarios. Kirishima gustaba de llamarlo un preocupón, pero él sostenía que tenían que ser lo más cuidadosos posibles para asegurarse que lo peor nunca pasara. —Vamos, no te preocupes tanto... si alguien seriamente tuviera alguna alguna sospecha, esas chicas ciertamente no estarían saltando de alegría. —Ellas son una materia distinta... —Dado que Marukawa Shoten tenía una división entera de BL, habían no pocas empleadas trabajando en la compañía cuyas preferencias corrían en esa dirección. Muchos recién llegados habían trabajado bajo la falsa impresión de que la razón por la que las mujeres habían girado su atención hacia ellos era porque eran muy populares. —Es una perfecta fachada. Además, podría funcionar a nuestro favor en la oficina, así que todo lo que tenemos que hacer es darles un poco de fan service de vez en cuando. Por fin, Yokozawa se rindió en la discusión. —Bien, pero es tu trasero si las cosas se salen fuera de control. — No había sentido en discutir con alguien tan elocuente como Kirishima. —Estaré feliz de pasar el resto de mi vida tomando la responsabilidad, entonces. —......... —Tan casual como el comentario pudiera haber parecido, todavía estaba muy lejos del territorio de las respuestas esperadas, y como Yokozawa se quedó allí luchando con su reacción, Kirishima centró su atención a su agenda, hojeando el calendario. —Pero ya basta de eso, realmente necesitamos decidir cuándo nos iremos de viaje. Probablemente estaremos bastante limitados con los hoteles disponibles para nosotros, pero estoy seguro que las cosas funcionarán de alguna forma. —¡No cambies de tema así! ¡Y todavía no he decidido si voy a ir o no! —Pero, significa que decidirás pronto, ¿verdad? —Deja de sacar conclusiones a tu conveniencia. Además, ¿no crees que sea un poco extraño que yo vaya con ustedes? —Había tenido dudas similares en el parque temático antes, pero dos hombres y una chica corriendo por todos lados definitivamente resaltaba, y no en una buena forma. Además, era mucho más fuera de lo normal que el “mal tercio” no fuera siquiera un familiar. Los camareros en los cafés y similares con frecuencia les preguntaban si eran hermanos, y mientras se había hecho con respuestas vagas y flojas hasta ahora, no había duda en su mente que sospechaban de su relación con los Kirishima. Y no era como si estuviera haciendo algo malo, así que se recordó que no había sentido en prestar más atención a las miradas a su alrededor más de lo necesario, pero aun así, siempre que consideraba lo que podría pasar si él fuera la causa de comenzar algún chisme alimentado por rumores acerca de Hiyori, no podía evitar elevar su vigilancia. —Estás pensando demasiado las cosas. Hiyo ha estado diciendo que quiere que tú vengas con nosotros, así que ¿qué daño haría? Tú eres el culpable de hacer las cosas más sospechosas al preocuparte tanto por ellas. Sé tan descarado como quieras aquí. —........... —Además, romperás el corazón de Hiyo si no vienes. Si alguien pregunta, sólo di que eres un empleado obligado a ir para ser el botones de tu superior. Ahora, vamos... dame tu agenda. —Sin esperar permiso, Kirishima examinó la bolsa de Yokozawa en busca de su planificador. —¡No toques mis cosas sin preguntar!
—Sí, sí~ lo siento. Dado lo sencillo que fue arrebatarle la agenda, parecía que Kirishima no había tenido seriamente la intención de inspeccionar sus contenidos, probablemente solo estaba disfrutando el fastidiar a Yokozawa. Cada vez que él reaccionaba de más a sus bromas, sólo servía para divertir al sujeto. Lo mejor era no caer en el desafío en primer lugar. Quizá sospechando que Yokozawa se recordaba a sí mismo este hecho, Kirishima lo miró de reojo y añadió sugestivamente —¿Qué? No me digas que tienes un sticker marcando el último día que tuviste sexo o algo. —¿Quién demonios haría... —Lamentó de inmediato el alzar la voz ante la broma de Kirishima, reprochándose a sí mismo por dejar que Kirishima lo manipulara tan fácilmente en la palma de su mano. Casi todo lo escrito en su agenda tenía que ver con trabajo, así que no era un problema si Kirishima lo veía, pero absolutamente no quería que Kirishima se diera cuenta de que se aseguró de marcar su cumpleaños para que no lo fuera a olvidar el siguiente año. —Vamos, sólo estoy bromeando. Probablemente no hay nada más que trabajo, ¿verdad? Sólo ábrelo en agosto. ¡Rápido, rápido! —...Bien. —Si solo era Agosto, entonces no debería haber problema, y con alivio interno, abrió su agenda a regañadientes en la página apropiada. Cada mes de su agenda tenía sus planes claramente anotados, y ese mes tenía que hacer algo casi cada día. El planificador de Kirishima estaba casi en el mismo estado. Luego de colocar los planificadores lado a lado y comparar las fechas, Kirishima señaló un período cerca de la mitad del mes. —Podrías tomar un tiempo libre alrededor de aquí, ¿verdad? —Qué... ¿la próxima semana? Como si pudiera tener todo en orden para entonces. —No es imposible, sin embargo, si solo le pides ayuda a los que te rodean. Ya estás haciendo más trabajo que la mayoría en tu división, por lo que se merecen una sacudida de tu parte para un descanso de unos días. —...... —Si todavía te parece difícil, entonces ¿crees que podrías al menos tomar libres el viernes antes y el lunes posterior a ese fin de semana? Podríamos organizar algo para entonces. —Con este compromiso ofrecido, sería más que infantil el seguir dando pelea. No haría daño al menos ver si podía lograr algo, siempre que fuera sin alentar sus esperanzas. De esa forma, Kirishima no tendría opción sino rendirse si aún parecía imposible. —...bien, le preguntaré a mi jefe mañana. —¿Quieres que hable por ti? —Gracias, pero no gracias. —Aunque eventualmente se sabría, esperaba mantener el hecho de que estaban tomando los mismos días libres en secreto tanto tiempo como fuera posible para el resto de la compañía. —Hiyo y yo nos encargaremos de ver a donde vamos a ir —Era más problema de lo que valía la pena el ponerse con el tipo por tratar el viaje como si fuera un hecho de que todos iban a ir, así que Yokozawa se conformó con simplemente suspirar para sus adentros.
Tal vez se estaba molestando demasiado por cada pequeña cosa. Era lo mismo con la mujer de antes, si iba a estar así de preocupado sobre eso, podría también sólo ir y preguntar. Claro, las probabilidades de que Kirishima se riera en su cara eran altas, pero eso era cuestión de todos los días para ahora. —Hey... —Pero justo cuando reunió el valor, esperando casualmente sacar el incidente, el teléfono de Kirishima los interrumpió de nuevo.
—........... —Cuando miró a la pantalla, el rostro de Kirishima pareció arrugarse con un profundo ceño por un momento. —¿Qué pasa? —Nada, sólo... Yokozawa había considerado brevemente que era Kirishima simplemente perdiendo su temperamento ante la insistencia de Katou al tratar de contactarlo, pero Kirishima nunca haría ese tipo de expresión con un subordinado. Pensando que le preguntaría quién era después de que Kirishima terminara su conversación, el timbre cesó aún antes de que él pudiera contestarlo. —... ¿Por qué no contestaste? —El número estaba bloqueado, así que no estaba seguro si debería. Pero viendo cómo colgaron de inmediato, supongo que era número equivocado. Pero basta de eso, ¿qué ibas a preguntarme? —¿Eh? Oh, nada. No era gran cosa. Voy a... ir a tomar una ducha. —Él vaciló cuando regresó la conversación hacia él, este era difícilmente un tema que podría tomar y tratar de abordar de nuevo así como así. Al final, habiendo perdido el tiempo apropiado, se dirigió hacia el baño como si estuviera corriendo con la cola entre las patas. —...Maldita sea —pronunció entre dientes, maldiciéndose y a su falta de autoestima. Claro, era mejor sólo dejar de preocuparse y avanzar en todo este asunto, pero entre más dejaba que esas dudas supuran, más grandes se hacían. Esperaba ser capaz de ordenar sus pensamientos una vez estuviera solo, pero sus preocupaciones sólo crecieron más y más. ¿Por qué no podía hacerse mejor lidiando con este tipo de cosas? Sabía perfectamente qué ruta seguir en su cabeza, pero sus emociones y acciones no se sometían a su voluntad. Con un suave suspiro, comenzó a desnudarse, cuando una sensación de inquietud se apoderó de él. —Oh, mierda, se me olvidó. —Recién recordaba la muestra gratis que recibió en la estación, aún guardada en su bolsillo. Tenía la intención de dársela a Hiyori, pero lo había olvidado por completo. Justo cuando estaba considerando dárselo al siguiente día, un toque resonó en la puerta del vestuario. —¿Te importa si te pregunto algo antes de que te metas a la ducha? —¿Qué, ahora? —Tal vez porque estaba haciendo tanto esfuerzo en sonar fresco e imperturbable, su voz salió sonando particularmente irritada, y aunque en su mayor parte estaba feliz de que no hubiera salido quebrada, él probablemente sonó bastante más frío de lo que en verdad se sentía. Kirishima entró en el vestuario y cerró la puerta detrás de él, mirando largo y duro al rostro de Yokozawa. —Bien, q-qué quieres, entonces. Kirishima cruzó sus brazos y habló —Hay... algo que quieres preguntarme, ¿no es verdad? Era menos una pregunta y más una afirmación. —No particularmente. ¿Qué demonios te dio esa idea... —Intuición de hombre. —Al demonio, intuición... —Era como si estuviera hablando con toda la confianza del mundo y sin una sola prueba, y ante la exasperada expresión de Yokozawa, Kirishima respondió con un aire de descontento. —Te estás burlando de mi intuición, ¿no es así? Te hago saber que rara vez me ha llevado por mal camino. —Bueno desafortunadamente, esta es una de esas veces. Lo siento, pero en realidad quisiera tomar una ducha ahora, ¿te importaría? O si vas a tomar una primero, entonces me iré. —Aliviado de que parecía haber distraído lo suficiente a Kirishima, intentó cambiar el tema, pero Kirishima no iba a rendirse tan fácilmente, al parecer. —¿Tiene algo que ver con lo que tienes en la mano?
—¿Eh? Ah, oh, solo es una muestra que me dieron en la estación. Pensé en dárselo a Hiyori, pero me olvidé por completo, eso es todo. —¿Tal vez el sujeto tenía la idea de que alguien se lo había dado a Yokozawa como muestra de afecto? Kirishima era propenso a de vez en cuando participar de esos ataques de celos, después de todo, pero Yokozawa estaba bastante seguro que él era mucho más celoso que Kirishima. Aunque le tomaba un gran esfuerzo el no mostrarlo en su expresión, odiaba el hecho de que incluso le ponía más atención de la necesaria a la forma en que Kirishima interactuaba con los otros miembros del equipo de edición de Japun. —... ¿Realmente no tienes nada que te gustaría decirme, Yokozawa? —........... Entre más presionaba Kirishima sobre este asunto, más difícil se le hacía expresar sus sentimientos, y por más que hubiera querido exclamar De quién crees que es la culpa de que me esté preocupando sobre mierda como esta en primer lugar, su orgullo era más fuerte. Su pecho palpitó con vergüenza cuando inmediatamente adoptó una postura de apartarlo cuando Kirishima se acercó, dolía físicamente darse cuenta que eran reacciones como esta, ese tipo de actitud la que preocupaba a Kirishima. ¿Qué demonios tenía que hacer para poder expresarse propiamente? ¿De qué servía el orgullo en momentos como ese? Mientras permanecía en silencio, con los labios fuertemente apretados, Kirishima dejó escapar un largo suspiro. —... Puedes ser tan condenadamente terco a veces, ¿sabes? Pero, ¿qué puedo decir? Como que me gusta un poco eso de ti. Si alguna vez te decides a hablar de ello, ya sabes dónde encontrarme. Estaré esperando por ti. —.... —La mano de Yokozawa inconscientemente siguió a Kirishima al momento en que se giró para marcharse, pero antes de que pudiera tomarlo por el hombro, se congeló en su lugar y empuñó la mano. ¿Qué era lo que intentaba decirle si lo detenía? Pero justo cuando bajó la mirada, reprendiéndose por actuar tan impulsivamente, Kirishima se volteó con —¡Y allí está el punto débil en la armadura! Tan repentino fue el giro que Yokozawa no pudo reaccionar, e instintivamente miró hacia arriba sólo para que sus labios fueran capturados por los de Kirishima. —¡...! En contraste con la expresión de Yokozawa con los ojos muy abiertos, la mirada de Kirishima era simplemente relajada y arrogante. Yokozawa sintió la sangre correrle hacia la cabeza ante la sensación de sus labios siendo devorados y en el momento en que sus lenguas rozaron, un punzante escalofrío se disparó por su columna vertebral. Aunque lejos de estar acostumbrado a este tipo de interacción, al menos había dejado de rechazar cualquiera oponiendo resistencia simplemente por un reflejo espinal. Justo cuando la fuerza estaba a punto de abandonar sus piernas por completo, se encontró apoyado por la cadera cuando Kirishima acomodó sus cuerpos muy juntos, y su corazón dio un vuelco con el calor corporal traspasando sus delgadas ropas de verano. —Ngh... —Su lengua, adherida con firmeza, se sentía perturbadoramente como si estuviera a punto de derretirse. Él sabía que estaba allí, pero cada vez que sus lenguas se tocaban, el punto de contacto se mezclaba y se sentía como si todo se hiciera pedazos. El centro de su mente se estaba derritiendo, haciéndole sentir como si se estuviera ahogando en una espesa sensación de ebriedad, pero mantuvo la sensatez suficiente para alzar sus manos y enterrar sus dedos en el cabello de Kirishima, casi arrancándose a sí mismo a la fuerza.
—¡Dije suficiente! —Sólo estaba comenzando... —Deslumbrado por la mirada que Kirishima le dirigió, Yokozawa titubeó un momento y aprovechando la oportunidad, Kirishima se movió para capturar sus labios una vez más.
—Tú... ¡nunca aprendes! —A ese paso, estaba condenado a perder todo el dominio de sí mismo y de lo que era lo correcto, pero Kirishima continuó presionando, sin prestar atención a la consternación de Yokozawa. —Vamos... sólo un poco más... Apoyó las manos sobre la mente y barbilla de Kirishima y lo miró de cerca. —No. Hiyo está aquí. Kirishima, sin embargo, no estaba dispuesto a dejarse intimidar por esa expresión y en su lugar le cortó: — Ella está dormida. ¿Cuál es el problema? —¡Hay miles de ellos! Así que no. —En esto él se mantuvo firme. No era un asunto de simplemente asegurarse de que no fueran descubierto, si cedía una pulgada sentía que Kirishima se tomaría una milla. Tal vez la convicción de Yokozawa en este aspecto alcanzó a Kirishima, pues él al fin cedió con —...Caray, eres un aguafiestas. ¿Cuánto tiempo más tomará antes de que realmente pongas tus brazos alrededor de mí bajo tu propia voluntad...? —Tú simplemente no piensas las cosas. Si Hiyori alguna vez se enteraba sobre ellos dos, él nunca sería capaz de solo deambular en su apartamento otra vez. Su situación ya era suficientemente anormal como estaba, no quería aumentar la incomodidad mucho más. —Bien... supongo que seré paciente; hasta la noche de nuestro viaje, al menos. Pero a cambio... —apuntó con su dedo presionando la nariz de Yokozawa— ...será mejor que te prepares. Sobresaltado, Yokozawa respondió con voz quebrada, —Que me prepare... ¿para qué? —Para algo que ni siquiera puedes imaginar. Aunque siéntete libre de intentarlo a tu gusto hasta entonces. —¡¿Qu...?! —Y con una sonrisa de complicidad y tales escandalosas palabras de despedida, Kirishima inmediatamente salió del vestidor. Yokozawa tenía la certeza de que no había nada malo en cómo reaccionó, pero... no podía sacudirse esa sensación de mal augurio. ¿Qué diablos pretendía el sujeto con algo que ni siquiera puedes imaginar? Ninguno de los dos tenía ningún fetiche en particular, estaba bastante seguro. Aunque él tenía un atisbo del conocimiento que venía con ser adulto, nunca había experimentado ningún deseo de hacer nada fuera de lo ordinario. Pero... tal vez Kirishima era diferente. Si había estado conteniendo alguna absurda e inimaginable petición sexual... —¿Cuál es el maldito punto de que me devane el cerebro con este tipo de mierdas? —La única razón por la que había expresado su ultimatum era porque quería que Yokozawa perdiera la cabeza imaginando cual sería el peor de los casos. Entre más se preocupaba, más estaría cayendo en garras de Kirishima, y en el intento de no ser más su juguete, Yokozawa se forzó a frenar el tren de sus pensamientos.
—Maldición, hace calor —murmuró Yokozawa distraídamente para sí mismo mientras caminaba por una colina donde no había una sola sombra. No pudo siquiera reunir la energía para exhalar ante el abrasante resplandor cayendo sobre él, y podía sentir el calor que se filtraba del asfalto a través de sus zapatos de cuero. Posteriormente se dio cuenta que no había llovido ni una vez desde que Agosto había comenzado, y aunque casi se había acostumbrado al calor, dar vueltas en el exterior constantemente expuesto al sol estaba minando su energía de forma lenta pero constante. Él realmente tenía que fortalecer su resistencia, pero más preocupante que la fatiga era la caída de su apetito. —Me pregunto qué debería comer hoy...
Secándose la frente con el pañuelo que Hiyori le había regalado después de su reciente viaje, continuó subiendo la colina hacia la oficina. El pañuelo tenía sus iniciales bordadas torpemente en la tela. Naturalmente, era obra de la propia Hiyori. Parecía que su abuela materna le había enseñado algunas manualidades cuando recientemente había ido a quedarse con sus abuelos ella sola y había bordado el pañuelo —junto uno a juego, de diferente color para Kirishima— y un collar para Sorata. Conmovido por el detalle, inicialmente tenía previsto mantenerlo guardado, pero dado que era un desperdicio el no usarlo, ahora lo llevaba consigo. A medida que pasaba del vestíbulo hasta el edificio de oficinas, una ola de aire fresco proveniente del interior se apoderó de él, e inhaló bruscamente ante la sensación de su sudor que se alejaba. Tomó el cuello de su camisa y comenzó a agitar el material sobre su piel mientras se dirigía hacia los elevadores... cuando notó que había un número inusualmente grande de gente dando vueltas por el área de salones del primer piso. —¿Qué sucede? No sabía qué venía tanto alboroto, pero estaba claro que algo los ponía de muy buen humor, lo que les hacía parecer un grupo de estudiantes de secundaria rebeldes que se saltaban las clases. —¿Qué demonios están todos ustedes haciendo? ¿Y el trabajo? —¡Ah, Yokozawa-san! ¡Mire esto! —Era Katou del departamento de edición de Japun quien con emoción se giró para hablarle, y parecía que él era el origen del alboroto. —¿Mirar qué? —Lanzó una mirada furtiva a la mesa en la que el grupo estaba reunido, notando varias fotografías distribuidas por la superficie. No podía decir de qué trataban desde ese ángulo, pero parecían ser fotografías artísticas, del tipo usado en revistas. —¡Esto! Una de las fotografías fue empujada a su rostro como un sello en cera de los dramas de época, y la distancia tan corta hizo imposible que enfocara, dejándolo incapaz de decir por un momento de qué trataba la fotografía. Frunciendo el ceño, tomó la fotografía por los bordes y la apartó de su rostro a una distancia adecuada. — ¿Qué... demonios es esto? Las palabras salieron de su boca en un susurro sorprendido, porque era una fotografía de Kirishima. Estaba estirado, sentado en un sillón de aspecto muy caro, las pierna cruzada sobre la otro, como un modelo —y no era sólo esa fotografía; habían varias tomas diferentes sobre la mesa, cada una retratando a Kirishima en una pose similar. Parecía estar sentado en el lobby de un hotel. —Las fotografías de la entrevista que Kirishima-san tuvo el otro día finalmente llegaron vía e-mail. Supuestamente debemos analizarlas para depurar las tomas defectuosas, pero todas ellas se ven asombrosas, ¡eh! Es casi un desperdicio que sólo se vayan a usar dos para este artículo... Yokozawa había estado sorprendido por cuanto las fotografías lucían salidas directo de una revista, sólo para comprobar que estaba en lo correcto, y mientras Katou estaba ocupado promocionando los logros de Kirishima como si fueran propios, Yokozawa aún estaba detenido en la palabra “entrevista”. —¿Entrevista? ¿Cuándo tuvo una de esas? No he escuchado una palabra sobre eso. —Tal vez olvidó mencionarlo. ¿O estaba demasiado avergonzado para contarle. —Si estuviera avergonzado sobre eso, seguro que no estaría mostrando estas fotografías por allí. —Hmm... pero, se suponía que tuvieran la entrevista aquí en el salón de la compañía, pero lo cambiaron a un hotel porque estaba preocupado de tener a la gente mirándolo boquiabiertos. ¡Tal vez no quería darnos demasiado trabajo!
Tal vez no había ningún significado oculto en el hecho de que Kirishima le hubiera ocultado esto, pero no era exactamente el mejor sentimiento en el mundo el que alguien más le dijera algo sobre Kirishima que no sabía antes. Era ridículo, estar celoso de los subordinados del sujeto, pero esas reacciones no era algo sobre lo que tuviera algún control. En este punto estaba haciendo su mejor esfuerzo por evitar que sus sentimientos se mostrasen con claridad en su rostro. —Entonces... ¿por qué tú estás mostrándolas para que todos las vean? —¡Bueno, sólo mírelas! ¡Se ve tan bien que no podíamos mantenerlas sólo para nosotros! ¡Se ve tan genial aquí, nuestro editor en jefe! Los miembros de la división editorial de Japun prácticamente idolatraban a Kirishima, y aunque eventualmente se quejaban sobre él, era en sí misma una forma de presumir sobre su altamente capaz superior. Era una clara demostración de la saludable relación que Kirishima compartía con sus subordinados. El Kirishima que miraba fijamente en las fotografías frente a Yokozawa podría fácilmente compararse con cualquier actor o modelo en atractivo sexual, y dado que el trabajo había sido hecho por un fotógrafo profesional, realmente eran tomas increíbles. Era imposible decir si él había estado posando a propósito en esa forma, pero con la forma en la que sus largas piernas estaban cruzadas y la mirada echada a un lado, cansado y apático, no había forma de que alguien pudiera decir que era un simple aficionado. —Admitiré que... es un tipo bastante atractivo. —Aunque nunca le había dicho tal cosa al sujeto, siempre lo había sentido así, encontrando imposible el evitar el mirarlo fijamente de manera inconsciente. —¿Verdad? ¡Si tuviéramos una revista de modas, definitivamente harían bien en contratarlo como modelo, eh! Ah, ¿entonces por qué no nos conformamos con convertir alguna de estas en un poster? —Oh, ¿y si lo incluimos como regalo extra con el próximo número de Japun? —Hey, sí se acuerdan que su revista es de manga shounen, ¿verdad? —¿Qué tal si atraemos al sector femenino con esto? Las mataremos con las feromonas de Kirishima-san. —Matarlas... —Yokozawa estaba al límite de su razón con el ignorar este comentario, y ajenas a la fatiga de Yokozawa, las mujeres a su alrededor comenzaron a hablar con más emoción sobre el esa perspectiva. —¡Oh cielos, yo definitivamente compraría eso! Pero en realidad, en serio quiero copias de algunas de estas fotos. —¡Yo también! —Oooh, ¡entonces somos tres! —con esto, las manos de casi todo el grupo se alzaron en el aire. —¿Qué demonios intentan hacer con estas fotografías luego? —¡Darnos un festín a los ojos, de seguro! Ooh, pero hubiera sido aún mejor si Ijuuin-sensei hubiera estado allí con él. —¿Perdón? —Pero él pronto guardó silencio, convencido que era mejor no preguntar demasiado aún si la sugerencia había picado su curiosidad. —O ¡ooh, deberían sacar un libro de fotografías del mismo Marukawa Shoten! ¡Entre los atractivos chicos como Kirishima-san y los editores de Esmeralda, es un total desperdicio el no hacer uso de qué tan atractivos son! —¡Concuerdo completamente! ¡Haré la propuesta en la próxima reunión! —La conversación había tomado un giro extraño. Si se dejaba arrastrar hasta concordar con la descabellada idea, estaría en problemas, y antes de que cualquier cosa pudiera pasar, trató de encontrar el momento apropiado para marcharse, pero se petrificó ante la pregunta casual lanzada por una de las mujeres.
—Eso me recuerda, escuché que Kirishima-san iba a participar de una entrevista de matrimonio... ¿alguien sabe si hay algo de cierto en eso? El grupo entero bulló con la emocionada charla. —Espera... ¿Qué? ¡No escuché nada sobre eso! —¡Yo tampoco! Yokozawa-san, ¿sabía algo de esto? Ante la pregunta de Katou, él sacudió su cabeza. —N-no, nada... —Si hubiera sabido algo, ciertamente no hubiera tenido el tiempo para entretenerse con esos mirones. —¡Yo también escuché algo por el estilo! Supuestamente uno de los de arriba entre sus clientes le tomó aprecio o algo. —Pero, ¿qué no Kirishima-san tiene una hija? —Bueno, tal vez eso es precisamente por lo que lo está haciendo. Con una entrevista de matrimonio, puede estar seguro que la otra persona está al tanto de su situación, y estoy segura que debe ser duro para un hombre el criar a su hija él solo, ¿no creen? —...... Los puntos completamente válidos de la mujer hirieron los sentimientos de Yokozawa. Una vez tuvo una similar (pero no muy bien pensada) conversación con Kirishima antes, que sólo había servido para enojar al sujeto. Aunque ya había admitido que toda la conversación había estado mal considerada, al escuchar esto se estaba dando cuenta de qué tan desconsideradas habían sido sus palabras en ese momento. Kirishima ciertamente tenía la ayuda y apoyo de sus padres, pero era un buen padre por su cuenta también. Hiyori lo admiraba y no importaba a dónde la llevaras, había sido educada con modales impecables. Ella parecía haber sido demasiado considerada con su padre tan trabajador, sin buscar atención o ser consentida con mucha frecuencia, pero en tiempo reciente ella finalmente había comenzado a permitirse ser adorablemente demandante de vez en cuando. No era extraño para un superior el tratar el tema de una entrevista de matrimonio con un subordinado tan capaz como Kirishima, particularmente en los últimos tiempos, con la noticia que rondaba la compañía de que él había removido su anillo de matrimonio. Probablemente un gran número de personas lo habían visto como una buena señal de su potencial. Y fue entonces cuando la imagen de lo que había ocurrido unos días antes volvió a surcar su mente: tal vez esa mujer... ¿era la otra parte de la entrevista de matrimonio? —...de ningún maldito modo —negó rápidamente él mismo, deteniendo ese tren de pensamiento. Eso era más allá de sacar conclusiones el asumir que cualquier mujer que se encontrara con Kirishima era material potencial para un matrimonio. —¿Dijo algo justo ahora? —presionó Katou, volviendo sus murmullos en su contra, pero Yokozawa respondió sin contestar a la pregunta. —Me voy. Será mejor que no pierdan mucho el tiempo aquí y regresen a trabajar. —Y con esto salió de la sala de estar, preocupado de que pasar mucho tiempo escuchando a las mujeres chismear lo dejaría con nada más que imágenes mentales incómodas. Apretó violentamente el botón del elevador y subió hacia el departamento de ventas. Bien, suponiendo que la entrevista de matrimonio fue verdadera, no significaba que Kirishima lo estuviera engañando. Apenas podía esperarse que eludiera los caprichos de un superior, como un empleado, así que no sería lejos de esperarse que se encontrara con la chica al menos una vez. Y este era Kirishima, después de todo: probablemente no lo vio tanto como ocultar el hecho de que le ofrecieran una entrevista de matrimonio sino como que no tenía necesidad de ir por allí y anunciarlo. Era más grosero por parte de Yokozawa el asustarse así.
Pero la razón por la que su corazón continuó vacilando con preocupación a pesar de entender todo esto... era por su propia falta de confianza. Desde una perspectiva general, difícilmente era apropiado que la pareja de un padre soltero fuera un hombre más joven. Dos adultos en la edad de decidir con quien se querían acostar eran más que bienvenidos a hacer lo que quisieran, tomando responsabilidad de sus propias acciones y decisiones, y si enfrentaban alguna reacción negativa del público, entonces ese era su propio problema. Pero él y Kirishima tenían a Hiyori de quien preocuparse, habían hecho un trabajo bastante bueno hasta ahora para explicarle a los padres y guardianes de la escuela de Hiyori por qué Yokozawa pasaba tanto tiempo en casa de Kirishima, pero no se sabía cuándo algún chismoso entrometido levantaría una queja. Naturalmente, Yokozawa estaba haciendo su mayor esfuerzo para evitar causarle a Hiyori algún tipo de vergüenza o bochorno, tomando toda precaución posible para prevenir que cualquiera descubriera su relación, pero probablemente nunca estarían perfectamente seguros. No había forma de cambiar el hecho de que él era un hombre. —Ah, bienvenido de vuelta, Yokozawa-san. —Fue llamado al presente desde lo profundo de sus pensamientos cuando alguien lo llamó. Sin darse cuenta, había recorrido todo el camino hacia el piso de ventas. —¿Qué estás comiendo, Henmi? —El chico estaba chupando una pequeña cuchara de plástico en su escritorio, y cuando miró alrededor en el departamento, los otros miembros también parecían estar comiendo algo. —¡Hace mucho calor, así que el jefe nos invitó a todos un helado! Dijo que era su forma de disculparse por no estar cerca cuando estuvimos en aprietos. Oh, por cierto, ¡yo fui quien salió y los compró todos! —Bueno, bien por ti. —Había sido un asunto que difícilmente se podría solucionar con una simple invitación a helado, pero este era un asunto de arreglar sentimientos que el daño en sí. Simplemente que un superior te agradeciera tu trabajo duro tenía una forma de inspirar ética de trabajo. Que su trabajo fuera así de valorado los volvería motivados en el futuro. Desde que Kirishima lo había aleccionado sobre la diferencia en efecto inspirado por expresar su agradecimiento o no, Yokozawa se había vuelto más consiente de agradecer abiertamente a los demás por su trabajo, y tal vez por eso era que su trabajo parecía haberse vuelto un poco menos una carga. Inicialmente había estado casi avergonzado de hacerlo, porque todos se le quedaban viendo como si le estuviera creciendo una segunda cabeza, pero ahora era algo de esperarse. —Su porción está en el refrigerador, Yokozawa-san. ¡Alguien más podría tomarlo si no se lo comen rápido, así que iré a traérselo! —Oh... no, está bien, estoy... —bien, era lo que estaba a punto de decir, pero Henmi ya se había levantado hacia el cuarto de descanso donde el refrigerador estaba, regresando rápidamente con el paquete de helado en una mano. —¡Estuvo cerca! Este es el último. —Trajo una barra de helado de sabor a Ramune1. Dándose cuenta que sería inútil protestar que no lo necesitaba ahora, decidió seguir adelante y aceptarlo. Sería perfecto para aclarar su garganta reseca por hacer sus rondas afuera. —Esto me trae recuerdos... solía comer estas todo el tiempo cuando era niño. Esas cosas debían ser inmunes al paso del tiempo. El empaque parecía haber sido actualizado, pero todavía tenía la misma forma de dos paletas que tenía en el pasado. —Así es. Por eso no pude evitar tomarlos. 1
Bebida carbonatada originaria de Japón.
—Probablemente sólo tomaste bocadillos que tú querías comer. —En efecto, él estaba seguro que el que había visto a Henmi comer había sido uno de los productos más caros, y habiendo señalado esto sin rodeos, Henmi luchó por una excusa mascullando con una expresión avergonzada. —B-bueno, imaginé que... sería mejor tener varias opciones, ve... —¿Y pensaste que comerías las sobras que nadie más quisiera? —¡Eso no es cierto! Bueno, me refiero a que... okay, claro, estaba casi esperando... Yokozawa resopló con sequedad ante la confesión tan estúpidamente honesta de Henmi. Tan completamente franco y directo como era el tipo, Yokozawa a veces se preocupaba realmente de si estaba hecho para trabajar en ventas o no, pero su franqueza y carácter amistoso le valían gran confianza entre los vendedores, dejando a alguien como Yokozawa —que sólo intimidaba cuando mantenía su boca callada— genuinamente envidioso de su naturaleza amistosa. —Toma, puedes tener la mitad. Querías comerlo, ¿o no? —partió la paleta azul marino en dos y le ofreció una mitad a Henmi, que respondió felizmente como un cachorro moviendo la cola. —¿Está seguro? ¡Genial! ¡Muchas gracias! La reacción era increíblemente adorable, y Yokozawa aprovechó a condicionarlo: —Pero a cambio, será mejor que tengas esa propuesta para las seis de hoy. —¡¿Eh?! Espera... ¡Entonces mejor se lo regreso! —Henmi trató desesperadamente de regresar la barra a medio comer, ahogándose en estado de shock. —¡Ya lo mordiste! No se aceptan devoluciones. —Con esto, le dio un mordisco a su propia paleta y el refrescante sabor del Ramune se extendió por su lengua. ¿Cuántos años habían pasado desde que comió helado? El sabor familiar lo hizo recordar su infancia, cuando los días parecían increíblemente largos. ¿Por qué parecía volar tan rápido cuando te volvías adulto? —¡Pero esto no es justo! ¡Si agregas algo así después de que ya ocurrió es trampa! Yokozawa respondió solemnemente al ofendido Henmi. —Nunca sabes qué tipo de trampas te esperan afuera en el basto mundo, nunca deberías tomar algo que suena muy bueno para ser verdad a su valor nominal. —¡Por favor deje de reprenderme así! Henmi tornó una mirada de reproche hacia Yokozawa, obviamente tomándolo con completa seriedad y encontrando esta expresión huraña tan divertida, Yokozawa cedió con un suave —...sólo estoy bromeando. —...¿Eh? —Miró a Yokozawa, aun mordiendo su helado, con confusión evidente en sus gestos. —Dije que estaba bromeando. No voy a cambiarte la fecha límite solo por un helado. —¡C-casi me causa un ataque cardíaco! —Alivio y enfado se pelearon por la expresión de su rostro, e infló los cachetes. —No te enfades. Sólo estaba molestándote. Si no te apuras y te comes eso, se te va a derretir encima. —Uwah... ¡agh! —Nervioso, lamió el helado que había comenzado a gotear en su mano, y Yokozawa procedió a terminar su propio helado. —...Usted sabe, su personalidad ha cambiado bastante últimamente, Yokozawa-san. Yokozawa se sacudió ante el inesperado y agudo punto, pero se las arregló para no mostrar nada en su expresión. —¿Lo ha hecho? Henmi solo presionó aún más agresivamente. —Usted solía solo girar los ojos ante mis chistes antes. —Eso es porque tus estúpidos juegos de palabras eran increíblemente aburridos. —¡Eso no es cierto! ¡Siempre doy lo mejor en mis actos! —Tal vez esa es la razón por la que siempre se sintieron planos.
—¿Eh? ¿Quiere decir que mis chistes nunca salieron bien? —Henmi se sumergió en profunda meditación con el shock de la revelación de Yokozawa, y Yokozawa continuó hacia su propio escritorio, tornándose en su pensamiento sobre lo que Henmi había comentado. Había estado aliviado de que Henmi no notara qué tan sobresaltado se había puesto por sus palabras. Tiró los residuos de su helado en el bote de basura que estaba por su escritorio. No estaba seguro si su personalidad había cambiado o no, pero él se había vuelto más propenso a hacer bromas últimamente, probablemente debido a que se había vuelto más libre al expresar sus sentimientos. No quería exactamente admitirlo... pero era probablemente debido en gran parte a que pasaba demasiado tiempo cerca de Kirishima. Tropezando de cuando en cuando como había estado, parecía que algo de la personalidad de ese tipo se le había pegado. —Yokozawa-san, ¿cuál de mis chistes ha sido la peor hasta ahora? —Olvídate de eso y ponte a trabajar. —Ese no era ni el tiempo ni el lugar para ponerse a pensar en cosas sin importancia, y repitiendo el consejo para sí mismo, levantó la tapa de su laptop, colocándose en modo trabajador y cambiando su concentración a su computadora cuando esta encendió.
—Aquí están sus bebidas, señores. —Gracias.—Ambos alzaron los vasos que acababan de ser puestos delante de ellos, chocando suavemente los bordes junto con murmullos de buen trabajo hoy. Aunque lo hiciera ver con un viejo, para Yokozawa, el verano siempre invitaba a una cerveza al final del día, y un jarro frío después del trabajo era absolutamente delicioso. Antes de que siquiera llegaran a probar un aperitivo, él vació el vaso de un solo trago, y mientras regresaba el tarro a la mesa, con nada más que espuma en él, Kirishima advirtió —Hey, vigila tu ritmo. Si te sobrepasas como antes voy a dejarte aquí esta vez. —Jamás volveré a llegar así de lejos. El bar al que él y Kirishima habían llegado esa tarde por primera vez en mucho tiempo era exactamente el mismo bar donde Yokozawa había ahogado sus penas tiempo atrás. Había estado tan completamente avergonzado por el estado en el que se dejó caer que evitó ese lugar por un tiempo, pero extrañaba el ambiente y decidió pasarse por allí una vez más, claro con una apropiada disculpa al dueño, que le aseguró a Yokozawa que no estaba ofendido de ningún modo cuando se inclinó en una profunda reverencia. De hecho, parecía bastante divertido por haber llegado a ver a Yokozawa en ese estado tan raro, y se sentía como si un gran peso hubiera sido quitado de sus hombros, aliviándolo. Dado que habían llegado juntos desde el inicio, optaron por una mesa en lugar de los asientos en el mostrador, creyendo que esto les daría una mejor oportunidad de conversar. Yokozawa ordenó otra cerveza, mientras que Kirishima ordenó un shochuu en las rocas para su segunda bebida, y de allí en adelante comenzaron a tomar con sus palillos la comida que les fue llevada. Yokozawa tenía un gusto particular por los platos de tofu del bar, con un menú arreglado y acorde para cada estación. El bar tenía un sabor doméstico en sus platos y funcionaba como una cafetería durante el día, y parecía ser que la razón por la que nunca se habían encontrado hasta esa noche a pesar de asistir al mismo local con frecuencia era porque Kirishima en gran parte frecuentaba el lugar durante el día. —Beber en un restaurante de verdad por primera vez en un tiempo de seguro se siente genial —comentó Kirishima, inclinando su vaso hacia él, y Yokozawa finalmente preguntó algo de lo que siempre tuvo duda. —¿Por qué en casa sólo bebes cerveza?
—La cerveza es realmente amarga; imaginé que no hay forma de que Hiyo pudiera intentar tomarla. Y aunque dudo que sepa como sabe el sake o el shochuu, podría equivocarlos con agua o jugo y beberlos sin darse cuenta. Ah, así que lo estaba haciendo por consideración a Hiyori, al parecer. Siempre había la posibilidad de que pudiera confundir una lata de Chuu-hi con jugo o algo, después de todo. —Eso me recuerda, la primera vez que probé la cerveza pensé que era realmente amarga y no podía entender por qué las personas creían que era sabrosa. Aunque ahora encuentro difícil de creer que alguna vez me sentí de esa forma. —Supongo que tienes razón cuando lo pones de esa forma... —¿Cómo te hiciste tan conocedor acerca de licores? —Mi jefe cuando primero me uní a la compañía creía que era muy divertido el cómo podía ahogarme en alcohol y no me emborrachaba, así que me arrastraba a bares por toda la ciudad. Fui a tantas catas de vino, así que aprendí sobre la marcha. —Debió haber sido genial, sin embargo, aprender algo nuevo de esa forma. Por supuesto, tener un paladar menos discriminativo es probablemente más barato a la larga. A Yokozawa le encantaba escuchar sobre cómo era Kirishima antes de que se conocieran, le permitía echar un vistazo a las raíces que guiaron a Kirishima a convertirse en el hombre que era ahora. Últimamente, ellos incluso habían llegado a hablar sobre sus vidas durante sus años de escuela. —Por cierto, deberías saber que Katou estaba enseñando por allí algunas fotos de revista tuyas en la oficina esta tarde. ¿Por qué no me dijiste acerca de la entrevista? Yokozawa deliberadamente fraseó su pregunta casualmente como para no interrumpir el flujo de la conversación, pero aunque pensó que se las había arreglado para expresarse remarcablemente bien esta vez, Kirishima se quedó callado por un momento. —...No es como si fuera algo por lo que tuviera que ir y avisarte, ¿o sí? —Vaya chiste, dado que usualmente no puedes esperar para decirme cualquier mierda en la que no tengo nada que ver —escupió en respuesta a la inusualmente contundente respuesta de Kirishima, y su ira aumentó al recordar el hecho de que él obviamente no tenía reparo en que sus propios subordinados enseñaran ese tipo de fotos como quisieran. Pero en el momento en que abrió su boca para hacerle ver lo que pensaba, Kirishima de pronto murmuró — ...es porque estaba abochornado, idiota. —...¿qué? ¿Qué demonios es eso? No lo entiendo, si no querías hacer la sesión, no deberías haber aceptado la entrevista en primer lugar. En la opinión de Yokozawa, las cutres líneas de seducción que al tipo le gustaba escupir a diestra y siniestra eran infinitamente más embarazosas, había algo definitivamente mal con la forma en que Kirishima pensaba en este respecto. —Te aseguro que no acepté ir porque quisiera hacerlo, ¿sabes? —Entonces debiste haberlo rechazado. —Fue una petición de un superior, no podía rechazarlo. ¿En verdad crees que yo quería pasar por una sesión como esa? —Seguro que parecías estarlo disfrutando. —En efecto, él no había sentido una onza de duda o vergüenza en la expresión de Kirishima en ninguna de las fotografías. —Difícilmente podría sentarme allí con expresión malhumorada en las fotografías, ¿o crees que sí? —Aun así, las enseñaste para que tus subordinados las vieran. —Su voz involuntariamente tomó el tono de un puchero.
—Eso fue solo porque Katou las encontró por casualidad. No pude decirle que no cuando me vio con esos ojos de cachorro al preguntar si podía mostrárselo a otros. —...Siempre tienes que presumir, ¿no? —Bueno, soy un adulto. Una cosa que había aprendido desde que comenzaron a salir era que Kirishima era inmensurablemente vanidoso en algunos aspectos, casi nunca quejándose o lloriqueando. El hecho de que permitía que Yokozawa viera estos aspectos de él destacaba la profunda confianza que había entre ellos, pero Yokozawa no podía decir que le importaba del todo la forma en que el tipo se daba aires todo el tiempo entre sus subordinados. Odiaba ese infantil hábito que tenía de albergar tal descontento en él mismo, pero hizo de lado estos sentimientos y en cambio continuó con su línea de preguntas casuales. —¿Entonces? ¿Qué tipo de revista era? —Una publicación regular llena de información dirigida a mujeres. Aparentemente, hay algunas páginas propuestas donde, cada mes, hacen una pieza sobre hombres trabajadores en sus treintas. Di un vistazo a ediciones anteriores que promocionaron como ejemplos y vi trabajos sobre un analista financiero, piloto, todo tipo de carreras. En todo caso, a la revista le importaba menos el rango de trabajos presentados y más el presentarle a sus lectoras los “grandes hombres” en los diferentes campos. —¿Cómo se las arreglaron para encontrarte, entonces? —La hija de un amigo de mi jefe está trabajando como editora allí aparentemente, y parece que ella pidió que la presentara. Fue difícil rechazar la oferta, también, visto que conocí al sujeto antes cuando fui arrastrado a un juego de golf una vez. —¿Eh? —La mente de Yokozawa se fijaron en las palabras amigo de mi jefe, si recordaba bien, las chicas de más temprano mencionaron que la entrevista matrimonial de Kirishima había surgido porque un superior le había tomado afecto. Pero Kirishima había dicho que fue arrastrado a jugar golf, así que seguramente había sido una reunión de negocios o similar. Además, cualquiera que estaba presente en ese tipo de eventos tenía que ser alguien de estatus. Ahora Yokozawa no podía evitar pensar que el objetivo de la reunión había sido menos para lograr una entrevista y más para conocer él mismo a Kirishima en privado. Recordándose el no sacar conclusiones, Yokozawa continuó la conversación casualmente. —Katou dijo que quería incluir una de las fotografías como un poster gratis. ¿Dónde hicieron la sesión de fotos? —No hay forma que pudiéramos meter esos en una revista de manga. Hicieron la sesión en un café, y la entrevista se suponía que seguiría, pero las fotografías tomaron mucho tiempo y no tenían tiempo para continuar allí, así que tuvimos que cambiar localidades. —Ah, así que eso es por lo que llegarías tarde. —No habían tiendas abiertas alrededor, tampoco, así que al final tuvimos que ir a una cafetería de hotel al otro lado de la estación. Aunque a pesar de todos los problemas que tuvimos, al final no hablamos tanto. —¿De qué hablaron? —Lo usual, cómo se obtiene el trabajo en el que estás ahora, qué aspectos de tu trabajo te deja sintiendo satisfecho, ese tipo de cosas. Y luego cosas como mis hobbies, educación, mi “tipo”, qué tipo de cosas buscaba en una pareja para matrimonio. —¿Qué demonios? Eso algo maleducado de preguntar, ¿no crees?
Kirishima rió secamente ante el descarado despliegue de desagrado de Yokozawa. —Paré de responder hacia el final. Pensé que cual era el punto de responder a cada pequeña pregunta como esa si de todos modos no cabría en la página. Fue bueno para la revista, creo. —¿Y tú estás de acuerdo con eso? —Claro, tal vez ese había sido su razonamiento como un colega editor, pero como persona, ¿Kirishima había sentido que esa era la decisión correcta? Kirishima guardó silencio por un momento ante la pregunta de Yokozawa, luego habló de nuevo, su respuesta mezclada con un suspiro —...Y esto era exactamente por lo que no quería decirte sobre esto. Es patético, tener estas imágenes presuntuosas junto a una entrevista superficial. —Yo nunca dije... —Pero entonces se dio cuenta que el que Kirishima le ocultara la entrevista había sido simplemente otro aspecto de su vanidad, y finalmente entendiendo cómo se había sentido Kirishima con todo este asunto, guardó silencio. —Y bueno, aunque no fue exactamente un acuerdo de mutuo consentimiento, van a tener un especial sobre Za Kan el próximo mes. Suena como si quisieran jalar a Kyou-san en este asunto también, pero los rechacé. No solo Kirishima sino Ijuuin también habían sido bendecidos con atractivos atributos que parecían desperdiciarse en un mangaka. Con los dos juntos no había forma de evitar que resaltaran. Compilar un artículo sobre el veterano mangaka Ijuuin y un editor famoso en su campo sin duda llamaría la atención. Las chicas en la oficina que usaron las fotografías de Kirishima como material para chismes también habían mencionado que hubiera sido aún mejor si Ijuuin estuviera en la sesión con él. Ellos estaban posiblemente en gran demanda. —A lo que me refiero es que, no es que no entienda de donde vienen, pero los hice que se conformaran sólo conmigo esta vez al menos. No que espere que haya una próxima vez. —Yokozawa no pasó por alto la nota de molestia en la línea dicha entre risa; parecía ser que la paciencia de Kirishima había sido verdaderamente puesta a prueba. —Aun así, tengo que decir que esto es raro. Que tengas interés en mi trabajo. Casi nunca tocas el tema sobre algo que no te envuelva directamente. —Sólo era... mera curiosidad, eso es todo. Con Katou enseñando ese tipo de fotografías por allí, no pude evitar preguntarme... —¿Qué? ¿Querías copias para ti? —Tú... ¡No seas estúpido! ¿Quién demonios querría... —Aunque bueno, si llegara a ser completamente sincero... no era completamente que no quisiera alguna, pero difícilmente era capaz de confesar con franqueza tal cosa al sujeto por sí mismo. —Vamos, no seas tímido~¿Cual querías? —Te lo dije, no necesito ninguna de... —¿Kirishima-san? —Llamó una voz desde una dirección inesperada, y Yokozawa se interrumpió a sí mismo, volteando a la dirección en que la voz había venido. Allí, encontró a una delgada mujer joven parada cerca de ellos. Dirigiendo su mirada hacia Kirishima, dejó salir un suave grito de júbilo. —¡Ooh, lo sabía! ¡Parecía ser usted desde atrás, así que me arriesgué! ¡No puedo creer que lo encontrara en este tipo de lugar! —Ah, gusto de verla, Kayama-san. Fue un placer reunirme con usted el otro día —Yokozawa podía jurar que antes de que Kirishima dirigiera su risueño saludo hacia la mujer, su expresión se oscureció por solo un momento. —Lo mismo va de mi parte, con mis disculpas por ser tan fuera de mí ese día. Estoy segura que lo incomodé... —Difícilmente; el trabajo de todos puede estar lleno de problemas, después de todo. —¡Oh, estoy tan aliviada de escuchar eso! Fue todo un honor ser capaz de trabajar con usted. Realmente disfruté discutir manga con usted. Me encantaría tener una conversación de nuevo en algún momento.
—Nooo, no, no, no más entrevistas para mí, gracias. Soy más un tipo de tras bambalinas, en realidad. —Entonces... ¡tendremos que tener una charla privada! Debo confesar que tengo interés personal en estos tópicos también. Yokozawa se sobresaltó ante las palabras de la mujer, pero Kirishima no se inmutó y en cambio cambió de tema. —Así que, ¿qué la trae esta noche a esta tienda, Kayama-san? ¿Está sola?
—Vine después de que una amiga me recomendara este lugar como realmente delicioso. Se suponía que la encontrara aquí, pero va a llegar tarde y me dijo que me adelantara para encontrar un asiento. Aun así, nunca esperé encontrarme con usted, Kirishima-san! ¡Estoy encantada! ¿Viene aquí con frecuencia? —Ah, más o menos. En casi cualquier otra ocasión, Kirishima usualmente intentaría llevar la conversación él mismo, pero por alguna razón sus respuestas se sentían planas. Razonando para sí mismo que tal vez solo no era bueno interactuando con ese tipo de personas, Yokozawa casualmente dirigió su mirada hacia la mujer... y se sobresaltó. Era la misma mujer que había estado con Kirishima el otro día. Había cambiado el traje sastre de antes por un atuendo bastante revelador esa noche: una blusa con cuello amplio y abierto y una falda acampanada algo corta Yokozawa hizo una mueca cuando captó el dulce aroma que emanaba y que le llegaba cada vez que ella acomodaba un mechón de su cabello por detrás de sus orejas. No era un mal olor ni nada, pero era poco apropiado para un comedor. Hubiera sido una cosa si se hubiera presentado allí por casualidad, pero dado que ella había dicho que había llegado allí por el explícito propósito de comer, parecía falta de previsión. —Umm, si no le importa... ¿estaría bien si me uno a usted? Es un poco solitario sentarme aquí sola esperando que mi amiga llegue. —Oh, mis disculpas, pero estoy acompañado también, así que... —¿Eh? ¡Oh! ¡Oh, por supuesto! ¡Lamento haber sugerido algo tan maleducado! —Parecía que ella ni siquiera había notado a Yokozawa. Tal vez no había esperado que Kirishima realmente la rechazara, por su expresión pálida en shock por un momento. Sin embargo, ella pronto pegó una sonrisa de disculpa. —Lo siento por hacer una petición tan extraña. Mis amigos me dicen que hago ese tipo de cosas todo el tiempo ¡Siempre diciendo que soy una cabeza hueca! —Para nada; no piense nada de eso. —Espero que podamos pasar un tiempo juntos en el futuro si tenemos la oportunidad. —Por supuesto, si la situación lo permite —replicó Kirishima con una sonrisa cautelosa. Meneando la cabeza como despedida a Yokozawa, Kayama se marchó. Después de que se asegurara que Kayama estaba lejos de donde pudiera escucharlos, Yokozawa susurró suavemente. —¿No crees que fuiste un poco cortante con ella? —Claro, ella no parecía el tipo que tomaría una pista con facilidad, pero hubiera sido más justo ir con más suavidad con ella de lo que había sido. Ella era bastante guapa, después de todo, y probablemente no tenía experiencia en ser tan duramente rechazada luego de hacer sus intenciones tan claras como lo había hecho, pero ella había estado claramente desanimada por la forma tan contundente en la que Kirishima le había hablado. Kirishima siempre había sido de comportarse con el mayor tacto cerca de las mujeres, dejándolas con la impresión de que era un coqueto, así que ella probablemente había estado un poco más que tomada por sorpresa con su respuesta. —Sólo pensé que probablemente debería ser estricto con ella. Hubiera sido un mayor problema del que valía la pena el ceder y dejarla sentarse con nosotros. —Bueno, claro, pero... ¿no era ella alguien con quien tienes negocios? —Ahí estaba él, preocupándose por la actitud cortante de Kirishima, y el sujeto parecía que estaba conteniendo una risa. —...¿Qué es tan divertido? —Nada; sólo divertido de cómo a veces cosas extrañas suceden. Esta tiene que ser la primera vez que tú me dices a mí que entienda algo, ¿o qué no?
—...Esa forma de hablar lo hace sonar como que nunca soy considerado de aquellos a mi alrededor. —Pero pensándolo bien, Kirishima tenía un punto. Yokozawa era el que, generalmente, tenía que ser recordado de considerar los sentimientos de los demás. Y era por eso que había estado tan sorprendido por la reacción de Kirishima en ese momento. No sería exagerado decir que era la primera vez que había visto al tipo tratar a una mujer con esa actitud. Después de todo, en la oficina, él era tan cortés y amable que uno podría decir que estaba siendo demasiado familiar con ellas. —Entender algo y ser considerado son dos cosas diferentes. No es que tú no lo entiendas, solo que generalmente tratas de no hacerlo. Aunque creo que nuestra compañía está llena de tipos como tú en ese aspecto. Esperando evitar ser el objeto de más burlas, Yokozawa volvió a traer el tema a colación. —Como sea, ¿estás seguro que estuvo bien que tomaras ese tono? ¿No era ella la editora de esa revista? —Nah, ella trabaja por su cuenta. Ella es quien me entrevistó. —Oh, ¿no son la misma persona? —Yokozawa había estado seguro que ella era la potencial candidata matrimonial. Asumió que la forma en que se veía más bien informal y cercana con él era por las conexiones de su padre con Kirishima, pero ahora que sabía que ese no era el caso, estaba comenzando a tener un mal presentimiento acerca de todo este asunto. De hecho, ella actuó demasiado familiar en retrospectiva; qué valor tenía, pidiendo de una forma tan falta de tacto el compartir su mesa, lo cual habría sido maleducado incluso si se hubieran conocido desde antes. —De cualquier forma, estoy seguro que nunca tendré que volver a encontrarla en persona de nuevo. Toda la confirmación del artículo puede ser manejada por e-mail, después de todo. Exceptuando encuentros casuales como el de ahora, ella está bastante fuera de mi campo. —¿Fuera de tu campo? —Bueno, ella escribe para una revista de mujeres. Parece que se especializa en artículos de cosméticos y moda; nunca ha leído ningún manga fuera de los muy famosos que se convierten en dramas de TV. —...¿Podría alguien que nunca lee manga hacer las preguntas apropiadas para un editor de manga? —Para entrevistas como esta, ¿no usaban típicamente a un escritor informado del campo en que su sujeto se involucraba? —Supuestamente querían escribir un artículo escrito desde el mismo punto de vista que sus lectoras. Las fotografías son usualmente más importantes que el escrito en la página, después de todo, y si la entrevista era demasiado rebuscada, nadie leería el artículo de todos modos. —Supongo que no... —pero entonces, si solo necesitaban algún lenguaje superficial para llenar esa página, ¿había razón para mantener al tipo cerca por tanto tiempo? Era un poco más que molesto darse cuenta que Kirishima por mucho había sido usado. —Hey, vamos. No mires así. Tú sabes cómo son las cosas a veces. —Sí, sí, lo sé —respondió y luego de unos momentos de silencio, Kirishima respondió con una sonrisa lasciva. —¿Estás por casualidad... celoso? Idiota, sabes que no hay forma de que yo tuviera ojos para nadie excepto tú —Kirishima alzó la mano y le revolvió el cabello, de pronto de mucho mejor humor. —Uwah.. ¡Hey! ¿Qué demonios estás...? ¡Idiota, deja eso! —Apartó con un manotazo la mano de Kirishima y comenzó a alizar de nuevo su cabello alborotado. —Caray, ese lado de ti es tan malditamente adorable, sabes. —...Tú en verdad necesitas ver a un oculista. —¿Para qué? No hay nada malo con mis ojos. Tengo que decirte que estoy muy lejos de que mis ojos se vean afectados por la edad.
—Entonces tal vez es tu cabeza lo que necesita una revisión. —Sabes, sí he estado pensando que mi capacidad de atención se ha vuelto bastante corta últimamente, pero bueno, no hay hombre con vida que no estaría entusiasmado ante la presencia de su adorado amante. —...no sabes de lo que estás hablando. —Consideró saltar a sobre lo que equivalía a Kirishima hablando mientras dormía, pero rápidamente se rindió; era precisamente porque él siempre se alzaba a estos desafíos que Kirishima se dejaba llevar. —Oh, claro. Así que, te daré copias de cualquiera de las fotografías que quieras. De esa forma podrás deslizarlas en tu agenda o colgarlas en tu casa, o lo que quieras hacer con ellas. —No voy a ponerlas en mi agenda y estoy malditamente seguro que no las colgaré en mi apartamento. —Pero aun así las quieres, ¿verdad? Las palabras de Yokozawa se atoraron en su garganta por un momento mientras recordaba quererlas sólo un poquito poquitísimo... un error. —¿Quién demonios necesitaría cualquiera de esas fotografías? No había forma en que Kirishima dejara pasar ese momento de duda, sin embargo, y picó con el dedo el centro de la frente de Yokozawa. —¡Así que, tú sí las quieres! Sigo diciéndote, ¡no te reprimas! —No necesito que me des permiso, muchas gracias. —Pero Kirishima no parecía oír ninguno de sus gruñidos, simplemente mirando de reojo alegremente. No había forma de detenerlo una vez se ponía de esa forma, la única opción que quedaba era simplemente esquivar sus constantes bromas y esperar que se cansara de estar en “modo bravucón” —Tal vez imprimiré algunas de esas fotografías de antes y decoraré mi escritorio con ellas... —¡Será mejor que no! ¡Sólo iniciarás más rumores de esa forma” —¿Qué hay de malo con imprimir fotografías de Hiyori? Oh cielos... ¿asumiste que eran fotografías de ti? —........ —Dándose cuenta que seguía jugando con él una vez más, el rostro de Yokozawa ardió en llamas, dejándolo incapaz de responder cuando reconoció que sólo estaría cavando su propia tumba más profundo. —Sabes, tu rostro está algo rojo. —¡Sólo es el alcohol! —y aunque sabía bastante bien que su rostro cambiaría de color solo por un tarro o dos de cerveza, no pudo mantener su boca callada en esa ocasión.
Yokozawa lanzó su bolsa junto a la cama, dirigiéndose directamente a la ventana que daba hacia el balcón y abriéndola de par en par permitió que una fuerte briza llenara la habitación. —Hombre, ¿cuántos años han sido desde la última vez que vine a la playa? Desde el balcón estaba en lo alto del hotel a la orilla del mar, podía ver el horizonte lejano, y el sol destellaba brillantemente desde el completamente despejado cielo. Bajando su mirada, captó la línea costera en su campo de visión, punteada con lo que se miraba como cientos de vacacionistas. Quién habría pensado que sería capaz de disfrutar tan pintorescas vacaciones de verano a la edad de 28. Desde que comenzó a trabajar, todas sus “vacaciones de verano” ascendían a un poco más que el viaje de una más o menos una hora que hacía el tren desde su apartamentos a la casa de sus padres. Pero la razón por la que estaba en ese lugar en ese momento... era porque había ido junto con Kirishima y Hiyori en su viaje familiar. Aunque estas “vacaciones de verano” habían estado causándole demasiada angustia últimamente, eventualmente había sido capaz de asegurar con relativa facilidad tres días de descanso. Tal como Kirishima le había asegurado, luego de consultarlo con su jefe y colegas, la colaboración de otros le había permitido fácilmente tomar ese tiempo libre.
Habían tenido mucha suerte al encontrar dos habitaciones en un hotel tan bueno como ese durante una estación tan ocupada, todo gracias a que lograron apoderarse de espacios que fueron cancelados en el último minuto. Reservaron dos habitaciones con camas gemelas, aunque Kirishima había tratado de persuadirlo de que a Hiyori no le importaría, Yokozawa no podía concebir el compartir cuarto con una chica preadolescente. Sorata se estaba quedando con Takano, su antiguo dueño. Dado lo que había ocurrido entre ellos, la atmósfera entre Yokozawa y Takano había estado bastante densa e incómoda por un período, pero con el tiempo, los sentimientos finalmente se habían asentado. A ese paso, las cosas estaban destinadas a que eventualmente la amistad que compartían al inicio volviera a reinar entre ellos. Y Yokozawa estaba convencido que la razón por la que era capaz de ver las cosas en una luz tan positiva ahora... era todo gracias a Kirishima. Inicialmente no sintió nada sino irritación cuando Kirishima lo había arrastrado forzosamente fuera de sus queridos días hundiéndose en autocompasión, pero ahora él estaba bien y verdaderamente agradecido. Claro, no era como si no hubiera sentimientos dolorosos aún en su interior, y las heridas probablemente nunca se curarían. Pero... eso estaba todo en el pasado en cuanto a Yokozawa concierne. Si se pusiera en los zapatos de un espectador, Yokozawa hubiera estado muy sorprendido de saber cómo sus sentimientos habían cambiado en poco menos de seis meses, y verdaderamente, estaba más que un poco sorprendido él mismo. No podía contar el número de veces que pensó, “De ninguna forma...”, pero esto hizo nada para cambiar el hecho de que sus sentimientos por Kirishima estaban creciendo día a día. —...y todavía no he logrado preguntarle... Aunque se le había presentado una buena docena de oportunidades para hacerlo, aún tenía que tocar el asunto de la “entrevista matrimonial” de Kirishima. —¿Así que en verdad te han abordado sobre una entrevista matrimonial? Todo lo que tenía que hacer era decir algo como eso, casual y simplemente, pero cada vez que trataba de hacerlo su voz se atoraba en su garganta. No tenía tanta confianza en que sería capaz de mantener el rostro impávido si Kirishima admitía que era cierto, ni podía imaginar cómo reaccionaría si Kirishima intentaba darle otra respuesta vaga. Si alguien hubiera venido a él con un problema como este, Yokozawa sin duda hubiera aconsejado que “se armara de valor y lo enfrentara propiamente”, pero permanecía incapaz de abordar el tema, y la frustración por su duda sólo crecía. Esa contradicción daba lugar a estrés, que a cambio lo arrastraba en un ciclo de cada vez más profunda desesperación. Como fuera, la actitud de Kirishima en esos días también jugaba un rol principal en la incapacidad de Yokozawa para tocar el tema. Últimamente, él ostentaba una extraña y conflictiva expresión siempre que chequeaba los números de las llamadas entrantes a su teléfono y Yokozawa había notado al sujeto ocultando a propósito su correo también. Kirishima sostenía que nada estaba mal, pero si ese fuera de verdad el caso, no se estaría comportando así. Tenía que haber algo que no quería que Yokozawa viera. Trató de comprobar con Hiyori e incluso casualmente consultar con Katou, pero parecía que Yokozawa era el único que había notado algo extraño con el comportamiento de Kirishima últimamente. Y aunque no confiaba en sí mismo, no sospechaba que el sujeto lo estuviera engañando. Kirishima no era tan bajo como para eso, y si en verdad encontrara a alguien por el que tuviera sentimientos... Yokozawa estaba seguro que él se lo diría, frente a frente.
Pero él quería estar allí para él, de algún modo, si el sujeto estaba en problemas, pero el hecho de que Kirishima estaba actuando como si absolutamente nada estuviera mal... significaba que juzgaba que Yokozawa no era lo suficientemente confiable en este asunto. Entre más pensaba en el asunto, más deprimido se ponía y en contraste con el vasto cielo azul extendiéndose frente a él, el corazón de Yokozawa se oscurecía constantemente. —...supongo que debería cambiarme. Sacudió el oscuro giro que sus pensamientos estaban tomando y se forzó a prestar atención a algo más. No tenía tiempo para distraerse así, se suponía que se dirigieran directo a la playa ahora. Abrió su maleta y sacó una toalla y un bañador. Hubiera sido mucho problema ir hasta la casa de sus padres y escarbar en su viejo closet, así que había ido a comprar un nuevo par de sandalias y el bañador. Aunque quería parecer tranquilo, había estado un poco abochornado de cuánto parecía que anhelaba eso, pero importaba poco si Kirishima no lo descubría. Justo cuando estaba guardando todo lo que necesitaba en una bolsa plástica, el timbre de su habitación sonó. —¿Estás listo, Oniichan? —Estaré contigo en un segundo —respondió con una sonrisa amarga a Hiyori, que sonaba como si no pudiera esperar a salir. Se puso un abrigo de playa y tomó la bolsa que contenía sus cosas y salió de la habitación, donde encontró a Hiyori usando el adorable traje de baño que hizo que su abuela le comprara antes de las vacaciones de verano, y sosteniendo una pelota de playa. —Lamento la espera. ¿Estás segura que no olvidaste nada? —¡Sip, todo está listo! Mi padre me ayudó a verificarlo. —¿Y qué está haciendo ese padre tuyo ahora? —Dijo que estaría justo detrás de mí, pero... —justo cuando dirigieron sus miradas a la habitación junto a la suya, la puerta se abrió y Kirishima salió vestido con su bañador, una camisa Hawaiana y un par de anteojos, un atuendo que no era normal de ninguna manera imaginable. Claro, el salvavidas colgando de su hombro la daba un aire doméstico, pero no podía disipar el sentimiento de incomodidad que se cernía sobre él. —Lamento hacerlos esperar. Tomó un poco de tiempo el inflar el flotador. —¿Estás seguro que no olvidas nada, padre? ¡Me adelantaré a presionar el botón del elevador! —¡Ten cuidado de no caerte! —exclamó Yokozawa preocupado mientras Hiyori corría hacia el elevador, obviamente ansiosa de entrar al agua. Era fácil enganchar la sandalia en la alfombra del pasillo y caerse. Mientras la miraba alejarse con preocupación en su voz, Kirishima lo observó de arriba a abajo con mirada grosera, hablando con voz llena de desaprobación. —¿Seguro de que te ves lo suficientemente patético? —¿Seguro que te vez lo suficientemente vistoso? —¿Eh? ¿Tú crees? Este es el atuendo que la gente usualmente usa en los balnearios, ¿o no? Qué...¿quieres que te preste alguna de mis ropas? Tengo otra camisa hawaiana de diferente color. —Me temo que tendré que declinar amablemente. ¿Por qué demonios querría usar tus ropas...? —Yokozawa con frecuencia le importaba un pepino lo que la gente pensara de su ropa, pero un escalofrío lo recorrió ante el mero pensamiento de cómo se verían usando vestuario a juego. Aún más, si se mostraba usando una camisa Hawaiana y lentes oscuros en la playa... estaba seguro que lo creerían un mafioso. —¿No crees que deberíamos poner en claro que somos una pareja amorosa locos el uno por el otro? Estamos a punto de salir a la playa en medio del verano, sabes. Podría ser que alguien te acosara sexualmente. —Sí, claro. ¿Y a quién dices que deberíamos aclararle eso? —Sabía bastante bien que si lo sacaba de quicio solo lograría divertir a Kirishima aún más, así que el truco era parecer lo más desapasionado posible en las respuestas que daba.
—A todo el mundo, por su puesto. —Yokozawa lanzó una fría mirada al aparentemente serio Kirishima y siguió. —¿Qué acaso no me crees? Deberías saber que soy completamente serio en esto. —Sí, sí, claro. Lo entiendo –Dejó que las burlas de Kirishima le resbalaran mientras él casualmente avanzaba hacia adelante, captando a Hiyori llamándolos desde adelante. —¡Padre, Oniichan! ¡El elevador ya está aquí! —¡Está bien, está bien! ¡Ya vamos, contén tus ánimos! —Ante su llamada, aligeraron el paso. Tal vez más emocionada que de ir a la playa, ella simplemente estaba encantada de que hubieran logrado llegar allí juntos como un trío. El viaje entero ella había repetido una y otra vez que “¡Hubiera sido aún más divertido si Sora-chan hubiera venido también!” —Oniichan, ¿ya te pusiste bloqueador solar? ¿Quieres usar el mío? —Ella le extendió su recipiente de loción a Yokozawa mientras abordaban el elevador. —No me he puesto aún, pero no estoy tan preocupado de quemarme. —Ya tenía la piel bastante oscura de todo su tiempo deambulando en sus rondas, después de todo, y no podía imaginar si haría algún bien aplicar bloqueador solar ahora. Los pedazos de su piel escondidos bajo su camisa estaban aún bastante pálidos, pero en tanto se mantuviera con la ropa puesta no debería haber ningún problema. —Deberías ponerte un poco. ¿Quieres que te ponga en la espalda? —Estoy bien. —Si le pedía a Kirishima que hiciera tal cosa, no había forma de decir cuántas millas se tomaría por esa pulgada cedida. —No subestimaría el sol de la playa si fuera tú. ¿Qué vas a hacer si luego estás chillando por el dolor de la quemada de sol? —¿Quién demonios va a estar chillando? Estaré bien en tanto mantenga mi camisa puesta. ¿Me estás diciendo que tú en verdad te pusiste un poco? —Claro que sí. Soy del tipo que se pone rojo como camarón cuando está bajo el sol, lo odio. Además, sería demasiado incómodo reunirme con autores que han estado encerrados en sus habitaciones mientras se ve claramente que tuve mucha diversión en vacaciones. —Tus editores de seguro la tienen difícil, pero no tienes que preocuparte sobre ese tipo de cosas, y me bronceo perfectamente bien. —Después de todo, podría ser una forma efectiva de iniciar una conversación, y muchos de sus colegas ya estaban bastante bronceados por sus días en los campos de golf. No había razón para que sintiera eso fuera de lugar. —...hazlo a tu gusto, pero no me vengas llorando luego. —Ocúpate de tus asuntos. ¡Hiyo! Primero vamos a buscar un lugar en la playa. ¿Hay algo en particular que quieras hacer? —Hmm... ¡Quiero montar en un bote banana! Y luego... Dejó que la advertencia de Kirishima le entrara por un oído y le saliera por el otro, prestando toda su atención en discutir los planes del día con Hiyori.
—¡Muy bien, gracias por esperar! Tenemos uno de mezcla de frutillas, un ujikitoki, y un mango-piña para ustedes. ¡Tengan cuidado de no tirarlos! —¡Gracias! El joven trabajando en la tienda costera les entregó sus vasos de granizada, y Hiyori con alegría las tomó con ambas manos. Finalmente se las habían arreglado para comprar las tres por las que esperaron un buen rato en fila.
—Hiyo, ¿crees que puedes sostener dos de ellas a la vez? —¡Sí, estaré bien! ¡Gracias al cielo que no se había agotado! —En verdad. Hiyori había sido quien escogió los tres sabores. Cuando Yokozawa le recordó que cualquiera estaba bien para él, con tal de que estuviera helado, ella había escogido por él. Dado que los bocadillos estaban saborizados no solo con jarabe sino con fruta también, un paso en falso que causara una pérdida de balance y todo el asunto se vendría abajo. Parecía que los jarabes de los sabores de temporada se habían agotado, pero como el sabor de frutillas mixtas que Hiyori había querido probar estaba aún disponible, todo terminó bien. —Si no nos apuramos, parece que se derretirán. —¡Ooh, será mejor que nos apresuremos entonces! Papá podría quedarse dormido esperándonos. —Hiyori había, últimamente, comenzado a llamar “Padre” a Kirishima, pero aun ocasionalmente dejaba su guardia baja alrededor de Yokozawa y volvía a llamarlo “Papá”. Probablemente aún no estaba acostumbrada al nuevo nombre. Considerando como era de adorable este hábito de ella, su mente se deslizó a Kirishima que había estado durmiendo bajo la sombrilla que habían rentado. —Ha estado durmiendo desde que llegamos, ¿o no? Kirishima había sido encargado de vigilar sus cosas, optando por una siesta en lugar de nadar en el océano. Yokozawa había admitido estar sorprendido de que fuera capaz de dormir en un lugar tan caluroso, pero tal vez eso sólo demostraba cuán exhausto estaba el sujeto. —Bueno, parece que mi padre estuvo muy ocupado esta semana... —Tienes un punto. Tomó tiempo libre para el Obon, después de todo, así que probablemente se estaba presionando a sí mismo. —Antes de que se propusieran esas vacaciones, Kirishima había estado trabajando a toda máquina. Incluso había pedido a sus padres que cuidaran a Hiyori por varios días seguidos, diciendo que no estaría en casa hasta tarde. Y por supuesto, Yokozawa había estado ocupado visitando a sus padres en los fines de semana y apurándose a terminar el trabajo que necesitaba entregar después de que sus vacaciones terminaran, así que esa era en realidad la primera vez que los tres habían tenido un momento de relajarse y pasar un tiempo juntos desde que visitaron el parque temático días atrás. —Me pregunto... si es mi culpa. Ya que fui yo la que dijo que en verdad quería ir a un viaje juntos... —Bueno, él no estaba trabajando duro sólo para ti, sabes. Era porque él quería ir de vacaciones también, contigo. Y es lo mismo para mí también. La razón por la que fui capaz de trabajar tan duro como lo hice para que esto se hiciera realidad era porque quería venir aquí contigo. —¿En verdad? —Sip. Digo, mira cuánto está durmiendo, debería estar plenamente recuperado pronto, ¿no crees? Apurémonos y démosle este raspado. —¡Claro! ¡Vamos, oniichan! —¡Con cuidado! Apurarse está bien y todo, pero no dejes que tus pies se resbalen en la arena y te hagan caer. —Pero Hiyori sólo corrió, con los raspados bien sujetos en ambas manos. Porque habían llegado a la playa bastante tarde ese día, la mayoría de los lugares realmente buenos habían sido tomados. Como tal, tuvieron que instalarse bastante lejos de la tienda playera que acababan de visitar, e ignorando a Kirishima -que decidió tomar una siesta vespertina- Yokozawa se había puesto a jugar con Hiyori. Habían sido completamente confundidos como padre e hija, pero eso era mucho mejor que ser confundido con un repulsivo pedófilo que iba tras las niñas pequeñas, y él y Hiyori habían intercambiado miradas cada vez que ella lo llamaba “padre” antes de romper en risas
Estaban planeando tener una barbacoa el siguiente día, al haberse dado cuenta que podían hacer reservaciones por adelantado y tener todos los utensilios e ingredientes preparados para ellos antes de tiempo... bastante conveniente. —Umm... disculpe, pero... ¿está aquí solo? —Yokozawa fue llamado mientras se quedó allí viendo cariñosamente a Hiyo mientras correteaba. Al girar su mirada sobre su hombro, se encontró a un par de chicas castañas, ambas con oscuros bronceados, paradas junto a él. Sus ojos estaban cargados de delineador oscuro y pestañas postizas, lo miraron fijamente hacia arriba mientras batían sus pesados párpados hacia él. —Oh, no... no lo estoy. —Entonces, ¿está aquí con algunos amigos o...? —Ah, algo... así... No eran exactamente sus amigos, pero no sentía la necesidad de corregir el error. Convencido de que las chicas sólo trataban de ofrecerle algún producto o algo, trató de sacudírselas, pero se congeló ante las palabras que le siguieron: —Bueno, nosotras estamos aquí solas de hecho, así que... ¿le gustaría ir a beber algo de cerveza con nosotras? Como que trajimos demasiada con nosotras. Ante la invitación, finalmente cayó en la cuenta de que le estaban coqueteando. Mientras mentalmente sacudía la cabeza con incredulidad, amablemente declinó la oferta. —Lo siento, pero... de hecho, tengo a una niña conmigo, así que tengo que irme. —¿Eh? ¿Una niña? ¡Tienes una hija! Hiyori difícilmente era su propia hija, pero no era mentir el decir que ella estaba allí con él. Asintió levemente antes de volver a girar su mirada hacia Hiyori que corría delante de él. Había ganado bastante distancia mientras había estado atorado hablando con esas chicas y ahora había un largo tramo entre ellos dos. —Maldita sea —se las arregló para divisarla entre la multitud y se apresuró a alcanzarla, pero justo cuando estaba a punto de llamarla para que esperara donde estaba, un grupo de personas caminando en la dirección contraria chocó contra Hiyori. —¡Kyaaa! —¡Hiyo! —Ante el grito y caída hacia atrás de Hiyori, toda la sangre del cuerpo de Yokozawa se le subió a la cabeza. Tiró el raspado que sostenía en el basurero más cercano que encontró y se apresuró a su lado. —¿Te encuentras bien? —O-Oniichan... —La mirada que ella le dirigió estaba inmersa de preocupación, y la obligó a levantarse en un esfuerzo por calmar sus temores, verificando que no tuviera golpes o moretones. —¿Te duele en algún lugar? —No, estoy bien, pero el raspado... Yokozawa dirigió su vista hacia ellos, sólo para encontrar que los raspados habían sido completamente derramados cuando usó ambas manos para evitar una mayor caída. Aunque la mayoría se había derramado sobre la misma Hiyori, un poco de jarabe había salpicado la camiseta de uno de los chicos del grupo. —Oye, viejo. ¿Es tu hija? ¿Qué piensas hacer sobre esto? ¡Me lo tiró todo encima! —Ah, pero yo... —¿Estás tratando de poner excusas, mocosa? —¡Kyaa! Yokozawa escondió a Hiyori detrás de él, donde se quedó cubriéndose. El grupo frente a ellos eran jóvenes que aún tenían juventud infantil en sus rostros, pero aunque todavía se veían como niños en la mayor parte, obviamente se estaban comportando como pequeños rufianes. Un grupo de mocosos malcriados de la secundaria o preparatoria local.
Su desordenado cabello decolorado estaba claramente dañado, y sus orejas estaban llenas de aretes. Era pura suerte que Hiyori no hubiera sido lastimada por uno de los adornos baratos que decoraban llamativamente sus muñecas. —¿Y quién demonios son ustedes? —Esta niña chocó contra nosotros y derramó mierda sobre mi camiseta. Vas a tomar responsabilidad por esto, ¿cierto? —¿Eh? Ustedes fueron los que chocaron contra ella. Ustedes son quienes deben disculparse aquí — respondió Yokozawa, intentando intimidar a los malditos mocosos de iniciar una pelea, y aunque se calmaron un poco, continuaron aferrándose a su reclamo. —Que valiente decir eso cuando ni siquiera viste lo que pasó, viejo. —Lo digo precisamente porque vi lo que ocurrió. Y de cualquier forma, deberían estar avergonzados de sí mismos, amenazar a una niña pequeña así. —¡Cállate la boca! ¡Deja de poner excusas y solo danos la cuota de la lavandería! —Oh, así que ahora recurrimos a extorsiones, ¿no? —Él lanzó un suspiro atribulado, dándose cuenta de que había caído en una situación bastante molesta ahora, y se recordó a sí mismo que esto nunca habría pasado si no se hubiera separado de Hiyori de Hiyori. —Nos has estado menospreciando desde el momento en que llegaste. ¿Tanto quieres que te rompamos el trasero, eh? —El chico que parecía ser el líder del grupo estaba claramente tratando de dedicarle una mirada dura, pero los más-de-diez centímetros de altura separándolos dejaba a Yokozawa sintiendo más como si un cachorro le estuviera ladrando. —Te das cuenta que eso es lo que llaman chantaje, ¿verdad? —No quería parecer demasiado amenazador frente a Hiyori, pero tampoco quería que ella tuviera más miedo del que ya tenía. Si hubiera habido salvavidas o policía cerca, hubiera dejado esto a su cargo para que lidiaran con los chicos, pero desafortunadamente, no había nadie alrededor que se viera ni remotamente como de ayuda. Entonces, justo cuando se estaba quebrando el pensamiento sobre cómo manejar esta situación, Kirishima apreció a su lado. —¿Qué pasa, Yokozawa? ¿Ocurrió algo? —¡Papá! Con su camisa hawaiana y anteojos de marca, Kirishima se veía muy lejos del playista promedio, y Hiyori se lanzó hacia él aferrándose con fuerza a su cintura.
—¿Qué demonios? ¿No acaban de comprar ustedes dos estos? —Los raspados derramados se habían derretido ya, volviendo la arena de colores brillantes. —Los dejé caer... —No, ella no los dejó caer, estos chicos la hicieron tirarlos. —¿Y quién demonios son ellos?
—Demonios que no lo sé. Tropezaron con ella a propósito y la culparon por eso. Suena como si querían sangrarle algo de dinero. —Qué mierda... ¡Ella fue la que tropezó con nosotros! ¿Qué prueba tiene de que fue al contrario! —Soy testigo. —¡Alguien que la conoce no puede ser un testigo! Como sea, sólo tomen responsabilidad. —Uno, eso saldrá con un rápido chapuzón en el océano, y dos, ustedes son los que deberían hacerse responsables. Nos deben tres porciones de raspado. —¡Como si fuéramos a pagarles por eso! —Ah, ya veo. Así que no tienen suficiente, ¿verdad? ¿Cuáles son sus nombres? ¿A qué escuela asisten y en qué año están? ¿Pueden darnos la información de contacto de sus padres, entonces? —¿Eh? ¿Qué rayos tiene que ver nuestra escuela con esto? —Bueno, todos son menores de edad. Simplemente tendremos que discutir el asunto de su forma de responsabilizarse por sus acciones con sus padres y maestros. —¡Ellos no tienen nada que ver con esto! Espera, hey, ¿qué demonios haces tomando fotografías de nosotros? —Bueno, vamos a presentar un reporte a la policía, así que es mejor asegurarse de que puedan identificar fácilmente de quién nos estamos quejando, ¿cierto? Esto es en caso de que decidan lanzarse a ello, es todo. —Un momento después, el sonido de tres botones siendo presionados en un celular salió, y los chicos parecían haber entendido finalmente a quién estaba llamando Kirishima. —¡E-eso no es justo! ¡S-sólo porque son adultos, ustedes...! —¿No crees que es aún menos justo actuar como niños inocentes ahora? Se tropiezan contra una niña de primaria y la amenazan por un pago, ¿y todavía se llaman hombres? —...Idiota, diciendo un montón de mierda prepotente y subestimándonos...! —Uno del grupo se precipitó hacia el con el puño alzado para darle un golpe. —Oops, pero nunca vas a acertar un puñetazo batiendo tu mano de esa forma. —¡Maldita sea, quédate quieto! —Owowowowowow!! ¡De-déjame ir! ¡Eso duele, maldita sea! —Kirishima tomó el brazo de uno de los chicos y lo torció por detrás de su espalda, y en ese momento, Yokozawa tuvo un vívido recuerdo del momento en que se vio recibiendo el mismo movimiento. Dolía como un demonio. Los pocos miembros del grupo que restaban les dieron un amplio rodeo, claramente sin querer estar involucrados en el asunto. —Bueno, dejaremos pasar esto por ahora, así que lárguense de una vez. Y será mejor que no intenten mierda tan estúpida de nuevo. —¡Nosotros somos quienes les estamos dejando ir sin pelear! Será mejor que estén preparados la próxima vez que los veamos! —Obviamente juzgándose a sí mismos superados por dos adultos bastante grandes, los pequeños rufianes escupieron sus palabras finales y luego se largaron. Yokozawa los observó casi tropezar unos con otros mientras se alejaban, y entonces dejó escapar un suspiro. —Dios, qué montón de mocosos. Me gustaría ver a los padres responsables por eso. —Probablemente les importa una mierda. ¿Estás bien, Hiyo? Debiste haberte asustado —Kirishima se puso de cuclillas ante Hiyori y se asomó ante su rostro, su expresión mostraba que estaba al borde de las lágrimas. Mientras él acariciaba su cabeza, sus rasgos rígidos se suavizaron ligeramente. —Sólo... sólo un poco. Pero Oniichan vino de inmediato, así que estuve bien. Pero... ahora no podemos comer los raspados por mi culpa... —Recogió los vasos vacíos, sus hombros cayeron con decepción. Todo lo que quedaba ahora en la arena era el color dejado por el jarabe y el topping de frutas.
—No te aflijas; no fue tu culpa. Limpiaré aquí y volveré a traer otros raspados. El tuyo era algo de leche de frutillas o algo así, ¿verdad? —Pero, tendrás que pararte en esa larga fila otra vez, ¿no es así? —Dirigió su mirada más allá de ellos para ver la serpenteante fila en la arena. —Estoy seguro que será mi turno en poco tiempo. Pasó rápido más temprano, ¿no? Ahora, no quieres que tu traje de baño se manche, así que corre a tomar un baño con tu papá. —Muy bien entonces... ¿te importa si lo dejamos a tu cuidado? —Me haré cargo. Olvida a esos mocosos. Nada de esto fue tu culpa ni remotamente. —Bueno —pero su sonrisa aún era tensa; lo más probable es que aún se estuviera culpando en el fondo. Esperando ayudar a distraerla, aún solo un poco, Yokozawa abrió su boca. —Oh cierto, Hiyo. Olvidé mencionar algo. —¿Qué es? —Te diste cuenta que dijiste “Papá” antes, ¿verdad? —¡Ah...! —Sus rasgos sombríos de inmediato se encendieron en rojo vivo, definitivamente lo había hecho inconscientemente entonces. Él solo lo señaló en un esfuerzo de hacerla olvidar cuán asustada había estado, y comprendiendo la intención de Yokozawa, Kirishima confrontó a Hiyori él mismo. —Tengo que admitir que ser llamado “papá” lleva un timbre adorable... —¡Eso fue solo por accidente, eso es todo! —Y tener a Hiyo aferrándose a mí de esa forma por primera vez en lo que se sintió como una eternidad... ¡Estoy tan conmovido ahora! Pensé que ya se había hartado de mí, pero todavía es la Pequeña Niña de Papi, según veo. —¡Ya te dije que sólo estaba nerviosa antes, en verdad! ¡Ahora, vamos a limpiarnos, padre! —Tal vez porque no quería que nadie viera cuán roja estaba su cara ahora, infló sus mejillas y se giró para situarse dándole la espalda a ambos. Mientras Yokozawa se agachó para recoger los vasos, sin embargo, Kirishima le habló en un suave registro — Gracias por cuidar de ella. —Sólo hice lo obvio, ahora vete —respondió cortamente, en un esfuerzo por ocultar su propio sonrojo pero Kirishima debió haber visto a través de él, pues sus hombros se sacudieron en risa.
—Mierda, esto está realmente mal... —suspiró, dando un vistazo por encima de su hombro para ver su espalda en el espejo del baño, cuando el timbre anunció a alguien en su puerta. Apresurándose a ponerse una camiseta, verificó el ojo de la puerta y encontró a Kirishima al otro lado. —¡Aquí estoy~! —...¿Te importaría irte, entonces? —Consideró a medias cerrar la puerta nuevamente ante la forma en que Kirishima se anunció, pero entendiendo que haría una escena si lo intentaba, eventualmente invitó al sujeto a entrar con una leve incredulidad. —Vamos, sólo quería intentar presentarme así una vez en mi vida. Pero ahora que estoy aquí, vamos a beber. —Vestido con un yukata provisto por el hotel, Kirishima alzó su mano para mostrar la botella de shocuu que sostenía. La bolsa plástica que sostenía en su otra mano parecía estar llena de agua mineral para preparar mizuwari. —¿Y qué demonios es eso? —Lo compré de la tienda de abajo más temprano. Aparentemente es una especialidad loca.
—Seguro viniste preparado —sabía que Kirishima había estado vagando por la tienda, pero no había imaginado que el tipo en realidad hubiera comprado licor. Probablemente lo pagó mientras Yokozawa había estado ocupado ayudando a Hiyori a elegir suvenires. —Traje un poco de hielo, también. Y me tomé la libertad de tomar prestados algunos de los bocadillos de Hiyori también. —Sólo asegúrate de que le comprarás más luego. ¿Ya está dormida? —preguntó mientras sacaba dos vasos. —Sí, su batería estaba baja en el momento en que salió del baño. Cualquiera estaría exhausto después de jugar tanto. Por cómo se ven las cosas, no despertará hasta la mañana. —De verdad, había estado tambaleando como un barco a punto de hundirse durante la cena en el restaurante del hotel más temprano. —Parecía que estaba bastante cansada en la cena. Y tú también, debes estar exhausto del trabajo. Todavía está mañana; ¿por qué no dormir temprano? —Bueno, gracias a cierta persona, tuve una muy buena siesta esta tarde y me siento bastante recargado. De hecho, quizá me sobrepasé un poco; no estoy para nada cansado ahora. —Idiota, no eres un chico ya. —Parecía que mientras Yokozawa y Hiyori habían estado jugando, Kirishima de verdad se había quedado dormido. —Nah, está bien. Pero vamos, acompáñame un rato. Es una orden de tu superior. —Tú no eres mi superior directo, ¿sabes? —Claro, dados sus roles dentro de la compañía, Kirishima estaba por encima de él, pero estaban en departamentos completamente diferentes y el sujeto no estaba, por lo tanto, en posición de darle órdenes. —Entonces, ¿cumplirías la petición sincera de tu amante? —Dios, eres molesto; si no te quisiera aquí, no te habría dejado entrar en primer lugar. —Ooh, ¿qué es esto? Creo que estás manteniendo el factor tsun bajo esta noche. —Ahógate A decir verdad, Yokozawa tampoco hubiera sido capaz de dormir. Con el paso de las horas, su piel quemada por el sol había comenzado a arder, y aún el más ligero toque enviaba un estremecimiento de dolor en él para ahora. Aunque su rostro y brazos, que ya estaban bronceados, no estaban tan mal, su espalda — expuesta al sol por primera vez ese verano— estaba sensible de proa a popa. No esperaba ser capaz de dormir propiamente esa noche. —Así que, hey... ¿por qué no estás usando un yukata? Estaba esperando con ansias que lo hicieras... —Era demasiado pequeño, no es como si hubiera podido evitarlo. ¿Es eso algo por lo que típicamente “esperarías con ansias”? Y, ¿por qué demonios el tuyo es tan grande? —No había podido encontrar un yukata provisto por un hotel o posada que le quedara, así que típicamente llevaba su propia ropa para dormir. Pero tomando a Kirishima en cuenta una vez más, el dobladillo llegaba hasta sus tobillos y las mangas no eran de un largo extraño. —El que había en nuestro cuarto era muy pequeño, así que lo intercambié por uno nuevo. Algo bueno, ya que no traje ninguna pijama. ¿Quieres que te pida una mientras estamos en esto? —No hay razón para molestarse tanto en eso. Probablemente sólo los molestemos si pedimos uno a esta hora de la no—oww! —Trató de acomodarse en el sofá, dejando salir un quejido de dolor. Se había olvidado completamente de su quemadura mientras estaba hablando con Kirishima. —¡Ves, te dije que te pusieras protector solar! —Kirishima rió mientras bebía su mizuwari, mirando la expresión adolorida de Yokozawa desde el rabillo de su ojo. —Pensé que estaría bien siempre que mantuviera la camisa puesta... —Claro, pero te la quitaste casi inmediatamente quejándote de que tenías calor. La parte de atrás de tu cuello está rojo como remolacha también. Pero claro, imaginé que esto sucedería y traje obsequios. —
Sacudió una botella que resultó ser un gel refrescante para tratar las quemaduras. —Traje una cosa para niños, por si acaso, pero Hiyo parece no necesitar nada. ¿Quieres que te lo aplique en la espalda? —Está bien, lo haré yo mismo —le arrebató la botella de las manos a Kirishima, si le hubiera pedido al tipo que hiciera eso, no había forma de decir qué libertades se tomaría. La quemadura se debía a los rayos UV, así que la única forma de lograr algún alivio era el refrescarse. Subiendo su camisa, comenzó a aplicar el gel frio en su piel. Dado que estaba pensado en ser usado en niños, no tenía el elemento mentolado, pero aun así era lo bastante frio para sentirse bien. De cualquier forma, tenía que esforzarse para alcanzar las partes de su espalda más severamente quemadas. —Te dije que que haría esto por ti, vamos, dámelo. —¡Y yo dije que estaba bien! —Dios, eres tan tímido. —¡No soy tímido, te lo sigo diciendo! —bajó su camisa y se giró para ocultar su espalda. Era ridículo, había estado retozando en nada más que un delgado bañador y ¿ahora se sentía incómodo? En un esfuerzo por ocultar su bochorno, cambió de tema a su gusto. —Aun así, deberíamos haber arreglado las cosas con esos rufianes más temprano. Demonios, iba a sujetarlos y entregarlos a la policía. —No es como si pudiéramos evitarlo. No tenía idea que eran buscados por otros crímenes, después de todo —Habían contactado a las autoridades acerca de los mocosos, que fue cuando fueron enterados de los otros sucesos desafortunados que tenían que ver con los chicos. Parecía que habían estado enfocándose en niños de las familias que visitaban la playa y los extorsionaban por dinero. La razón por la que no habían sido capturados aún era porque todas sus víctimas habían sido turistas, esperando evitar cualquier inconveniencia al no presentar un reporte a la policía. Hiyori había estado asustada, de seguro, pero dado que no había sido herida y no fue robada, aparentemente había sido difícil para la policía el involucrarse. En un esfuerzo de hacer tanto como pudieran para ayudar, sin embargo, habían tomado la fotografía que Kirishima había tomado de los chicos. —Espero que se las arreglen para capturarlos pronto, por lo menos... —Dada la forma en que actuaron, estoy seguro que saldrán de su escondite pronto. Dijeron que aumentarían el número de oficiales patrullando, después de todo, así que dudo que permanezcan libres por mucho tiempo. —...¿Hiyo mencionó algo sobre aún estar asustada desde entonces? —Esa había sido la única cosa que le había preocupado. Aún si no había sufrido ningún daño físico, podría haber tenido algunas cicatrices emocionales. Temiendo que hacer un escándalo de eso sólo recargaría a Hiyori, Yokozawa había evitado tocar el tema. —Apareciste rápido, así que dudo que sufriera algún trauma o cualquier cosa. Todo lo contrario, no dejaba de decir una y otra vez cuán asombroso había estado su Oniichan Tengo que admitir, en verdad me sentí un poco celoso, para ser honesto. —¿Discúlpame? ¿Cuál es el maldito punto de estar celoso de tu propia hija? —se quedó boquiabierto en shock ante la confesión de Kirishima. Aunque inicialmente había considerado que había sido una mal broma, parecía que él en realidad había estado un poco irritado. Honestamente, había límites a comportarse como un niño. —¿Puedes culparme? Yo también quería verte actuar todo rudo. —¿Rudo...? No hice mucho de nada, sabes. De hecho, si no hubiera quitado mis ojos de ella... —Si no se hubiera permitido separarse de Hiyori, no hubiera tenido que pasar por una experiencia tan escalofriante, se recordó con desánimo. Que ella sufriera una experiencia tan horrible en el viaje que ella había estado anhelando tanto era la última cosa que él quería.
—Tal vez, pero la salvaste, así que todo funcionó al final, ¿verdad? Además, yo soy su padre y yo debería haber estado vigilándola. Si lo ves así, yo soy el que está en falta. —Eso es... —trató de refutar el punto, antes de darse cuenta de que solo era una discusión cíclica. Cuando se tragó sus palabras, Kirishima terminó la conversación por sí mismo. —Sólo... dejemos de discutir de quién es la culpa. Probablemente te reprocharás a ti mismo aún si no digo nada, de todos modos. Además, los verdaderos culpables son esos pequeños rufianes. —...tienes un punto —Kirishima obviamente vio a través de Yokozawa, leyéndolo como un libro abierto y siempre terminaba tomando ventaja de Yokozawa. —Y en verdad, creo que Hiyo estaba más preocupada por cómo accidentalmente me llamó “Papá”. ¿Crees que la molesté mucho? —Si no te contienes un poco, ella va a terminar detestándote, ¿sabes? Aunque Yokozawa sólo había tocado ese tema en un esfuerzo de distraerla por sus preocupaciones, probablemente había herido sus sentimientos, ahora se daba cuenta. —Estoy seguro que está bien. Aunque dale un par de años y probablemente no querrá tomarme de la mano... Ugh, supongo que esto significa que estos viajes familiares terminarán luego de que pase la primaria, eh... Yokozawa sintió su corazón sobrecogerse ante la obvia decepción de Kirishima. Parecía que todavía se estaba preocupando por lo que Yokozawa dijo antes, pensando que tal vez había ido muy lejos, trató de animarlo. —...Vamos, estoy seguro de que Hiyo estará bien. —¿Hm? —Está loca por ti, después de todo. Nunca te dirá que le das asco o algo. No con la forma en la que se jacta de ti detrás de tus espaldas. —¿Estás tratando de animarme? —¿Algún problema con eso? —Se sintió incómodo bajo la mirada lasciva que Kirishima fijó en él. —Supongo que realmente soy amado, ¿eh? —No te dejes llevar. —Vamos, no te avergüences. Kirishima lo palmeó en la espalda —¡Oww! —y él dejó escapar un grito de dolor. La piel ardiente por su quemadura al sol estaba demasiado sensible aún al más ligero de los roces. Giró una mirada reprochante hacia Kirishima, que de inmediato ofreció una torcida sonrisa de vergüenza. —Ah, lo siento, mi culpa. Se me olvidó. —¡Dame un maldito descanso! Si hiciste eso a propósito te juro que yo... —Gracias al gel, una gran parte de la piel resentida había sido aliviada, pero las partes de su espalda que no había sido capaz de alcanzar todavía dolían ferozmente. En ese punto, era mejor tomar otra ducha fría. —...Tomaré otra ducha. No puedo dormir así —De seguro, todo el gel que se había aplicado sería borrado bajo el agua, pero esperaba usar esa oportunidad para enfriar su cuerpo y mente. Entró al baño, despojándose de su ropa y la tiró a un lado, luego se introdujo al agua fría empapándose desde la cabeza a los pies. Todo su cuerpo se refrescó bajo el chorro y el dolor comenzó a disminuir. Ahora que el dolor era menos intenso que antes, probablemente podría dormir en cuanto se mantuviera boca abajo. Se paró allí dejando que el agua lo purificara, como un monje-en-entrenamiento, cuando se hizo consciente de que la puerta de cristal se estaba abriendo. Girándose con preocupación, encontró a Kirishima parado justo detrás de él.
—¡¿Qu-qué demonios estás haciendo?! —También entraré, así que córrete —ya se había despojado de su yukata y ropa interior, forzando su lugar en la cabina de la ducha completamente desnudo, y aunque difícilmente era la primera vez que Yokozawa lo había visto en tal estado, inconscientemente desvió su mirada.
—Si quieres bañarte, usa tu propio baño. —La cabina era demasiado estrecha para acomodar confortablemente a dos hombres de más de 180 cm de altura. Bloqueando la puerta como Kirishima estaba, prevenía que alguien más entrara o saliera. —...Dime que sabes que no vine aquí por una ducha, ¿verdad? —¡E-entonces al menos espérame afuera! Los brazos de Kirishima serpentearon por sus costados hasta detenerse en sus caderas, acercándolo más cerca para susurrarle al oído —No puedo esperar más. —¿.......? —El aliento de Yokozawa se atoró ante la confesión. —Recuerdas que te dije... que sería mejor que te prepararas, ¿verdad? ¿Qué tal van tus fantasías? —Quién demonios podría... —Tú podrías; al menos, eso es lo que tu expresión sugiere. —Yo no... —Y él realmente no se había permitido ninguna fantasía clara. En verdad, él no pudo obligarse a hacerlo. No tenía suficiente experiencia siquiera para tratar de imaginar. Aún si tenía el conocimiento básico de lo que podría pasar, era difícil el colocarse en tal situación. —Así que... ¿qué imaginaste? —¡Ya te dije que no...! —agachó la cabeza, desesperado por evitar que Kirishima viera su rostro, y en represalia, Kirishima depositó un suave beso en su nuca. La piel, ya enrojecida por la quemadura, se puso más caliente ahora. —Yo imaginé todo tipo de cosas. Sobre qué te haría... —¡¡!! —Pero primero, voy a lavar tu cuerpo. —Gracias, pero no gracias. No soy un niño. —No te preocupes, me aseguraré de hacerte cosas que nunca haría con un niño también. —¡Eso no es lo que quería decir! —Pero sus protestas parecieron caer en oídos sordos, y tomando el jabón provisto en su mano comenzó a hacer espuma y lentamente comenzó a frotarla en su espalda. Las palmas acariciaban gentilmente sobre él para no lastimar su piel sensible, dando pie a nuevas sensaciones. Luchó para tragarse los suspiros que amenazaban con salir de sus labios, pero las manos de Kirishima continuaron su lascivo asalto. —Vaya, realmente estás quemado... Incluso tienes líneas de bronceado de tu bañador. —No... las toques —Golpeó con fuerza los dedos que habían comenzado a trazar las líneas alrededor de sus caderas, pero falló en disuadir a Kirishima completamente, debería haberlo tomado por las muñecas para detenerlo de moverse. —Hey... espera... —A pesar de que sabía bien que era bastante inútil ordenarle que se detuviera, no podía solo quedarse quieto y tomar eso. Pero como era de esperarse, Kirishima continuó presionando, haciendo caso omiso a los deseos de Yokozawa. Sus dedos se retorcieron contra él como si tuvieran vida propia, llevando a Yokozawa a nuevas alturas, y la sensación de eso combinado con el suave deslizamiento del jabón casi lo llevaron a gritar. —¡Ja... ng...! —Sabes... puedes ser tan ruidoso como quieras aquí. Nadie afuera te escuchará. No tienes que contenerte como de costumbre. —¡¡!! —A pesar del hecho que nadie más sería capaz de oírlo, difícilmente podía permitirse gritar en un tono tan humillante. Después de todo, la persona que menos quería que lo escuchara en tal estado estaba parado justo allí. —Deja... eso... —¿Y qué bien nos haría a cualquiera de los dos? Qué, ¿vas a dejarme ver cómo te masturbas? —¿Quién demonios te dejaría...
—Supongo que tienes un punto. Soy mejor en eso, después de todo. —Eso no es lo que yo —pero los dedos de Kirishima rozaron sobre la punta y la médula de Yokozawa se derritió. Apretando sus dientes, se tragó el gemido que amenazó escapar de su boca y las manos de Kirishima exploraron más allá. Si solo dejara todo pensamiento y lógica fuera de esto, podría ser capaz de pasar por ello sin sentirse tan avergonzado todo el tiempo, pero por alguna razón siempre estaba demasiado consciente de las acciones de Kirishima. Demonios, los chicos de secundaria hoy en día eran probablemente más sofisticados que Yokozawa en este punto. Tal vez si no estuvieran tan lejanos en edad, no estaría tan consciente. La forma en que Kirishima lo impresionaba con la diferencia en sus niveles de experiencia sólo agravaba ese complejo en él. —Eso es... suficiente... —Bueno eso fue rápido. —Cállate... de una puta vez... —Su respiración no era más que jadeos, pero al menos tenía la suficiente fuerza para lanzar una maldición o tres. Su cuerpo que recién había enfriado bajo la ducha estaba volviendo a calentarse una vez más, y para este punto, estaba en condiciones de estallar con el calor acumulándose en su interior. Desesperado por un final, se halló incapaz de contenerse más y cuando Kirishima lo sujetó fuertemente, su campo de visión se volvió blanco. —¡Ha-ah...ngh! Llegó al clímax con ansiedad, estremeciéndose mientras corrientes lechosas salían a borbotones. Al fin, su temblor cesó y lanzó un suspiro en la estela de su clímax, dejando las sensaciones de liberación y languidez filtrar en él. Justo cuando había logrado que su respiración volviera a la normalidad, sin embargo, Kirishima le dedicó palabras de elogio. —Buen chico~ —Silencio —El elogio parecía más adecuado para un niño que había logrado una parada de mano, y lentamente extendió una mano para cerrar el grifo de la ducha. Los filamentos lechosos de la eyaculación de Yokozawa mezclada con las burbujas que goteaban de su cuerpo se arremolinaban junto a la alcantarilla, y mientras estaba bajo la ducha fría, también lo hizo su mente comienza a enfriarse. Luego de largos minutos cuando finalmente se hubo calmado, movió la mirada a un lado y se sobresaltó. — ...¿Qué vas a hacer acerca de eso? —El pene de Kirishima, justo en su campo de visión, se alzaba casi cómicamente duro y anhelante, y su postura descarada dejó a Yokozawa sintiéndose extrañamente abochornado, incapaz de fijar su mirada directamente a pesar del hecho que ambos eran hombres. —Tú te encargarás de eso, por supuesto. Ahora veamos... dado que es una ocasión especial, ¿quizá un poco de atención de tus labios? —Alzó la mano y sujetó la barbilla de Yokozawa. La sugestiva chispa de su ojo y la forma en que trazó con un dedo su labio inferior envió un escalofrío de anticipación por su espina dorsal — ...Peeeeero estoy seguro que es una petición muy elevada. Dudo que alguna vez hayas hecho eso, después de todo. —Yo... puedo hacer eso, al menos —protestó por reflejo. Tal vez había sido la intención de Kirishima el retarlo para que aceptara, pero Yokozawa al menos entendía bien que era sobre todo desesperación de su parte. El remordimiento lo invadió inmediatamente, pero no tenía intención de retirar lo que había prometido. —Pero no quiero oír ninguna queja si soy una mierda con eso. Se arrodilló en su lugar y alzó una mano para tomar el miembro de Kirishima... cuando él, extrañamente nervioso, respondió con: —¿Es... Es en serio? —¿Realmente piensas que bromearía con algo así?
—No tienes que presionarte, en serio. —El tono titubeante de su voz sugería que su anterior reto había sido un poco más que una broma. Tal vez asumió que Yokozawa estaba simplemente ebrio en ese momento, pero difícilmente había ingerido suficiente alcohol esa noche para nublar su juicio. En todo caso, probablemente estaba ebrio por el viaje mismo. —Cierra el pico si no quieres ser mordido —recordó bruscamente, luego volteó el rostro y apartó la parte de sí mismo que quería retractarse antes de abrir ampliamente su boca. Deslizó su lengua por la parte inferior del pene de Kirishima, lamiendo una larga línea desde la base a la punta. —¿¡En serio tú...?! —Los murmullos de incredulidad de Kirishima llegaron hasta los oídos de Yokozawa, y en verdad él mismo estaba teniendo dificultades para creer el comportamiento tan temerario que tenía esa noche. Era la primera vez que intentaba una felación con cualquiera —aunque nunca había estado particularmente asqueado por el pensamiento de hacerlo, cada vez que se imaginaba en esa situación, se sentía débil y con la sensación de estar abrumado. —Si... si esto es mucho para ti, puedes detenerte cuando quieras, ¿entiendes? —Te dije que cerraras el pico. No había tenido sentimientos por demasiada gente antes, así que aunque no podía estar completamente seguro de qué era él, estaba bastante seguro que no era gay. Nunca se había sentido excitado por el cuerpo de cualquier hombre al azar, y había tenido bastantes novias. Demonios, él nunca hubiera imaginado antes de hoy que alguna vez tendría una razón para introducir el miembro de otro hombre en su boca. Ni siquiera se lo habían hecho a él con tanta frecuencia tampoco, y tal como recordaba ahora Kirishima podía contar como uno de los afortunados, apartó lejos los sentimientos de vergüenza que amenazaron con alzarse y continuó insistentemente moviendo su lengua alrededor. —Ngh...haa...
Miró hacia arriba con ojos entrecerrados y encontró a Kirishima con las cejas fruncidas casi dolorosamente, su respiración corta y forzada. Tan mala como fuera la técnica de Yokozawa, Kirishima obviamente estaba excitado por ello, lo que le dio un alivio sin fin a Yokozawa. Habiendo llegado tan lejos, se comprometió a hacerlo llegar al clímax incluso por pura fuerza de voluntad, y mientras succionaba con avidez la punta, el pene de Kirishima se hinchó en su boca. La forma en que sus
pieles se frotaban, el calor, el pulso que podía sentir a través de su contacto envió la sangre corriendo a su cabeza. —¡Nn...hngh..! —Los dedos que Kirishima había enredado en su cabello tantearon la parte posterior de su cabeza, y Yokozawa se encogió de hombros por la leve sensación de cosquillas antes de apartar los dedos de Kirishima cuando las atenciones le causaron que se desconcentrara. Determinado ahora, trabajó con su lengua con más fiereza, desesperadamente forzando a Kirishima más y más allá. Pero aunque estaba bastante cómodo con comenzar el proceso, no estaba completamente seguro de como terminarlo. Trató de recordar las veces que se lo habían hecho, pero siempre estaba tan completamente abrumado que no podía recordar ningún detalle. Además, difícilmente podría preguntarle al sujeto en ese momento, y nunca hubiera imaginado que estaría luchando más con la confusión que con la vergüenza en ese momento. Luego de un debate interno, decidió terminarlo haciendo que Kirishima se viniera usando su mano como era usual, y midiendo su ritmo cuidadosamente, su movió para apartar su boca... cuando encontró su cabeza siendo fuertemente sostenida en su lugar. —¡.........! Kirishima había estado parado bien quietecito todo el tiempo, pero ahora comenzaba a embestir contra la garganta de Yokozawa, y justo cuando la sensación del miembro de Kirishima restregándose contra el cielo de su boca se hacía insoportable, su boca fue llenada con chorros de un tibio líquido. —¡¿...?! —Nerviosamente tragó lo que podía, y al fin el agarre de Kirishima se debilitó. Yokozawa alzó bruscamente la mirada y dejó salir una tos seca, limpiando sus labios con el dorso de su mano. —¡¿Qué demonios estabas...?! —Lo siento... no pude evitarlo... —¡Al demonio tu “no pude evitarlo”! ¡Hiciste eso a propósito! —Aunque tratara de negarlo, Yokozawa sintió premeditación definitiva en la forma en que Kirishima lo sujetó. Su garganta todavía se sentía como si algo se estuviera raspando contra ella, y aunque tragar no había sido completamente desagradable para él, el descaro que el sujeto tuvo para tratar de engañarlo era lo que más irritaba. Miró fijamente a Kirishima, que regresó una disculpa sin nada de arrepentimiento —Te lo dije, fue mi culpa. Ven, ¿quieres que te lo haga para compensarte? —¡Gr-gracias, pero no gracias! —Intentó salir de la cabina, pero su pie inmediatamente chocó contra la puerta de vidrio. Sabía que no había a donde correr. —Ya, ya, no seas tímido. Tenemos toda la noche. —¡.....! Su aliento se atoró en su garganta, y Kirishima tomó su barbilla en una mano, instándolo a seguir. Yokozawa no podía despegarse de esa mirada ardiente que Kirishima fijó en él. La oficina luego de que Yokozawa regresara de su descanso de verano estaba más desierta que lo usual, probablemente porque otros empleados habían tenido la misma idea y estaban en el medio de sus propias vacaciones ahora. —...Claro que está tranquilo. —Aunque no era exactamente un hervidero de actividad por lo general, la falta de personas en todo significaba que no había casi ningún ruido en absoluto. Sus vacaciones en sí fueron bastante disfrutables —fuera del desagradable encuentro con los rufianes, le hubiera dado un 10 al descanso. Más que nada, estaba contento de haber visto a Hiyori disfrutándolo tanto.
Realmente se agotó tratando de mantenerse al ritmo de resistencia de una niña de primaria, sin embargo había sido capaz de sacudir limpiamente de todo el estrés que había acumulado en el trabajo. Sin embargo, su único pesar residía en el hecho de que había sido incapaz de cuestionar correctamente Kirishima, dejando en su lugar una pequeña disputa. Aún durante sus vacaciones, el teléfono de Kirishima había timbrado ocasionalmente con mensajes de texto y llamado. Considerando la frecuencia con la que típicamente recibía tales atenciones, era claramente fuera de lo ordinario. Dado que Kirishima había apagado su teléfono por completo la mitad de su viaje, Yokozawa no podía sacar ninguna conclusión después de eso, pero difícilmente creía que se hubieran detenido completamente. Había tratado de abordar el tema varias veces, pero siempre Kirishima sólo descartaba sus preocupaciones a un lado, y su actitud obstinada a su vez provocó una racha caprichosa en Yokozawa así, difícilmente ideal. Pensando en ello, tal vez no había formulado bien su pregunta. La irritación que fue incapaz de aplastar lo había guiado a sonar como si estuviera interrogando al sujeto. —Me estás ocultando algo, ¿no es cierto? —Si quieres un “sí” o “no” como respuesta... supongo que tendrá que ser “sí”. Pero tú también tienes algunas cosas que no me estás diciendo, ¿o no? —No trates de desviar el tema, sabes que eso no es de lo que estoy hablando. Hay algo con lo que estás luchando ahora mismo, ¿verdad? Ante el comentario de Yokozawa, Kirishima ofreció una pequeña sonrisa por alguna razón, antes de responder cortamente a un desconcertado Yokozawa —Aprecio el sentimiento, pero aún si hay algún problema, no tiene nada que ver contigo. Se puso rígido ante la declaración de Kirishima, y su voz tomó un tono involuntariamente grave. —¿Nada que ver conmigo? ¿Hablas en serio? —Estoy diciendo que es mi problema. —Entonces qué, ¿sólo te estoy molestando con mi preocupación? —Nunca dije eso, sólo... no hay punto en que te diga. —...Bien, ¡como quieras! —Fue lo único que pudo decir luego de ser tan total y completamente excluido en esa forma. Se las arregló para mantener su pelea oculta de Hiyori, pero era una cosita bastante perspicaz y pudo haber notado algo. —No soy bastante confiable, ¿es eso lo que está sugiriendo...? No habían sido ni seis meses desde que comenzaron a verse, pero era la primera vez que Kirishima le había ocultado algo así a propósito. Claro, ambos tenían sus vidas privadas y todo, no había necesidad de ser completamente abiertos sobre absolutamente todo. Pero esta vez, por alguna razón, simplemente no podía sacudirse el sentimiento de que algo estaba mal, y ese sentimiento derivó en preocupación y desconfianza, dejando a Yokozawa lejos de sentirse calmado. Tal vez debería simplemente esperar hasta que Kirishima viniera con la intención de discutir lo que fuera que estaba pasando. Era su propio maldito problema si se dejaba consumir con preocupación 24-7 cuando algo se atoraba en su mente, después de todo. Tal vez fue esa inmadurez en sí misma la que Kirishima consideraba poco fiable. —......... No importaba qué tan duro lo tratara, nunca había sido capaz de compensar la diferencia en el tiempo en que ambos llegaron a este mundo, y para el tiempo que fuera de la edad de Kirishima, el mismo Kirishima estaría más allá en la línea. Inicialmente, nunca pensó que llegaría el día en que estaría tan preocupado con la
diferencia en edad entre él y Kirishima. Esta intolerancia de él era condenadamente frustrante, ¿por qué no podía simplemente serenarse? Aunque difícilmente podría decirse que estaban en medio de una pelea, en realidad quería deshacerse de esa incómoda atmósfera entre ellos tan pronto como fuera posible. Pero hasta que resolvieran la razón por la que discutieron en primer lugar, no podrían ser capaces de alcanzar una verdadera resolución. —Maldita sea —Llegó al piso de manga shoujo con una disposición irritada. Como casi todos lados, ese piso estaba bastante vacío también, y el único que quedaba en los escritorios de Esmeralda en ese momento era Hatori, parecía. —Hey, ¿a dónde fue Masamune? —Ah, Yokozawa-san. Si es Takano-san al que busca, está en una reunión en este momento. Estoy seguro que volverá pronto, pero ¿desea que le de algún mensaje? —El hecho que no preguntara si Yokozawa deseaba esperarlo o no era probablemente porque comprendía la naturaleza impaciente de Yokozawa. —No, le escribiré yo mismo. Y, toma... es un suvenir, así que siéntete libre de compartirlo con los otros editores. —No debería haberse molestado —Había traído una variedad de delicias que podía ser encontrada en casi cualquier lugar turístico. Se suponía que recogería a Sorata esa tarde, después de que hiciera que Takano lo cuidara mientras estaba fuera, y tenía la intención de indagar a qué hora le convenía a Takano mientras entregaba los suvenires cuando se apareciera en los puestos del departamento de Esmeralda, pero su oportunidad parecía haberse esfumado. —Lamento la intromisión, entonces —Dio vuelta sobre sus talones para dirigirse de vuelta al piso de ventas, cuando Hatori lo llamó. —Disculpe, pero... Yokozawa-san, ¿podría esperar un momento? —¿Qué sucede? —Al devolverse, Hatori revolvió el bolso a sus pies, eventualmente sacando algo y ofreciéndolo a Yokozawa. —¿Le gustaría usar esto? —¿Eh? —Es uno que solía usar yo mismo, pero imaginé que le sería de utilidad a usted también, ya que tiene bastantes recetas sencillas y fáciles de usar. —Le extendió lo que parecía ser un libro de cocina. Por la portada y el título, parecía ser enfocado a principiantes y hojeándolo, se percató de que era tan fácil de usar como Hatori profesaba. —Esto será de gran ayuda. ¿Cuándo debería regresarlo? —Yokozawa estaba agradecido por su consideración por recordar aquella conversación tan trivial y por tomarse el trabajo de llevarle eso desde su casa. Las imágenes ilustrativas de los platos finales estaban coloreados bellamente con gran sentido, sin duda sería una excelente referencia. Podía decir por el encuadernado que ese libro había sido grandemente usado por años. —Oh, no. Puede quedárselo. He memorizado prácticamente todas las recetas, después de todo. Hubiera querido ofrecerle una copia nueva, pero parece que ya está descontinuado, así que aunque no está en la mejor forma... —¿Estás seguro? ¡Muchas gracias, y está en una excelente forma! —Claro, había algunas manchas de aceite por aquí y por allá, pero tenías que estar buscándolas para notarlas. Era Hatori después de todo, no había duda de que lo había usado conscientemente. —No tiene que agradecerlo, realmente yo debería ser quien le agradeciera por la ayuda del otro día. Considere esto un signo de mi gratitud.
—¿Gratitud? ¿Acaso... hice algo? —Gracias a su consejo, fuimos capaces de lograr un nuevo desarrollo. —¿Consejo? Ah, bueno... ese era yo tratando de actuar como “Doctora Corazón” —Allí recordó su conversación en el cuarto de descanso varios días antes. No había sido mucho, pero Hatori parecía sentirse bastante endeudado con Yokozawa debido a eso. —Y estoy seguro que fue usted quien habló sobre el asunto con la compañía productora, ¿cierto? —¿Eh? Yo no hice nada, pero como sea, si todo parece estar funcionando entonces es lo mejor. —Todo lo que había hecho era hablar con un colega trabajando en una productora de anime, y naturalmente no había mencionado una sola palabra sobre algún título en específico. Pero el sujeto era bastante perspicaz, así que debió captar algunos vínculos entre la conversación y los rumores que escuchó en su campo de trabajo. Si hubo algunas preguntas de aquel hombre, era solo una prueba del poder que las obras a cargo de Hatori tenían para cautivar a los demás. Sin embargo, ser capaz de ayudar en algo dejó a Yokozawa, quien casi había perdido toda su autoconfianza, sintiéndose como si la niebla que se había posado sobre él se hubiera disipado. —Llámame luego de que comiences a arreglar las cosas. No escatimaré esfuerzos para ayudar. —Espero que podamos trabajar juntos, entonces. Mientras se dirigía de vuelta al piso de ventas, hojeó el libro de recetas que había recién recibido, encontrando unas cuantas que parecían adecuarse al gusto de un niño. —...caray, este sujeto tiene gustos inesperadamente infantiles, ¿eh? —Las páginas que parecían haber sido consultadas más veces eran en su mayoría platos tales como hamburguesa semi-glaseada y carne gratinada, aquellos típicamente encontrados en menús de niños. Sacudiendo su cabeza por la sorpresa del gusto de Hatori en cuanto a comida, tornó sus pensamientos en cambio a qué servir en la fiesta de Hiyori. Necesitaba comenzar a prepararse ahora para asegurar que no se pusiera nervioso y se liara el mismo día. Había ingredientes que comprar, después de todo, y necesitaba asegurarse de consultar con sus amigos acerca de sus gustos, disgustos tan bien como de cualquier alergia. Tenía toda la intención de hacer que Kirishima lo ayudara, a pesar del hecho de que el tipo no podía cocinar nada comestible. Aún si no podía pelar manzanas, debería ser al menos capaz de vigilar una olla. Trabajar como camarero era su trabajo, después de todo, como padre de Hiyori. Mientras comenzaba a dividir las labores en su cabeza, captó la voz disgustada de Henmi. —¡Ah, Yokozawasan! ¿Dónde ha estado? ¡Si va a alejarse de su escritorio, por favor hágamelo saber! —Volví de inmediato, ¿pasó algo? —Hizo el camino de vuelta al piso de ventas mientras estaba perdido en sus pensamientos, e inmediatamente se preparó para más problemas potenciales asomando su fea cabeza. —No “algo”, pero dijo que chequearía mi propuesta, ¿recuerda? —Ah cierto, lo hice. ¿Ya terminaste? —Ahora recordaba que le había pedido ese favor más temprano en la mañana. —¡Lo hice perfecto esta vez! Oh, también tuvo una llamada telefónica de una de las librerías más temprano. Anoté los detalles para usted, así que por favor devuelva la llamada. —Lo haré. —Tomó los materiales, sujetos con un clip, de un Henmi rebosante de confianza y chequeó la nota adhesiva pegada a su computadora. Aparentemente querían discutir una campaña para una serie de comic que sería publicada el mes después del siguiente. Se movió para sacar su planificador de su bolsa, cuando recordó que no había entregado aún los bocadillos de recuerdo que trajo para el departamento de ventas. —Oh, cierto, Henmi. —¿Sí? —Toma, un recuerdo. Lo siento, pero ¿te importaría pasarlos a todos cuando tengas tiempo?
—¡Wow, gracias! ¡Podremos tomarlos como bocadillos cuando todos vuelvan! —Y a pesar de la sugerencia de compartirlos luego, el chico comenzó a dar un vistazo a la bolsa de papel. —Pero aun así, ¡se bronceó bastante! ¿Acaso fue al océano? —...Sí, supongo que podría decirse —respondió vagamente. Si se sabía que había ido de viaje junto a Kirishima, no había forma de decir qué comenzaría a decir la gente. —¡Está de un color casi negro! ¡Podría pasar por un oso pardo, o incluso un oso grizzli ahora! ¡Es incluso más intimidante que antes! —...¿se supone que eso sea un cumplido? —Él mismo sabía que se había sobrepasado con el bronceado, pero nunca hubiera pensado que se encontraría a sí mismo comprado con un oso grizzli. Al preguntarle a Henmi sobre este punto, él respondió con toda seriedad: —¡Por supuesto que es un cumplido! Tal vez yo mismo iré a la playa por un bronceado. Yokozawa había intentado que su tono comunicara su irritación, pero parecía haber caído en oídos sordos. Algunas veces se encontraba a sí mismo boquiabierto ante la despreocupación de Henmi. —Ustedes cabeza huecas son todos... —¿Dijo algo? —Olvídalo. Sólo estaba hablando para mí mismo. —¿Eh? Espere, estos se ven bastante como los que me dieron en Japun. —¿Qué demonios estabas haciendo asomando tus narices en los escritorios de Japun? —La prueba de color para algunos materiales de campaña finalmente llegó, así que me pasé para que los miraran más temprano, a la hora justa en que Kirishima-san estaba pasando algunos bocadillos de suvenir también, así que conseguí uno para mí. Henmi podía ser denso como una pared de ladrillos cuando se refería a comprender a la gente quejándose sobre él, pero podía ser tan estúpidamente perspicaz en otros aspectos extraños, un hecho que desconcertaba a Yokozawa. Él había comprado los suvenires que tenía basados en el precio y número incluido en el paquete, llevando a todos en todas las divisiones requeridas cierta cantidad, después de todo, y esta era básicamente la razón por la que él y Kirishima habían terminado comprando cosas similares. Gracias al cielo que había tomado la precaución extra de asegurarse de comprar algo que no tuviera el nombre de la localidad donde lo había comprado. Reprimió su agitación, regresando casualmente —Bueno, casi todos los suvenires se miran igual sin importar de donde son, ¿cierto? —Su actuación había mejorado a pasos agigantados comparados con antes. Era bastante difícil guardar un secreto, después de todo. Afortunadamente, Henmi no pareció notar algún cambio en la expresión de Yokozawa y suspiró para sí mismo con alivio. —Cierto, hay algunos por allí que parecen fabricados en los sitios turísticos debido al empaque, pero en realidad son productos locales, después de todo. Recuerdo una vez que fui a un parque temático, y cuando miré en el reverso de los bocadillos suvenir que compré, descubrí que estaban hechos, ¡en una fábrica no muy lejos de mi propia casa! ¡Estaba totalmente deprimido! —¿Qué diferencia hace si fueron fabricados si al final sabe bien? —¡No puedes decir eso! ¡Los suvenires son parte de la memoria del viaje! Su novia lo dejará si sigue siendo tan insensible, ¡sabe! La insistencia de Henmi era algo sospechosa, y Yokozawa volteó sus palabras en su contra: —Espera, ¿por casualidad te dejó alguna chica porque peleaste por algo como eso? Henmi se puso claramente nervioso. —¡P-por supuesto que no! Por favor, no haga sugerencias tan ridículas.
—Ooh, lo entiendo. Pensé que estabas siendo demasiado serio con esto, pero ahora veo que estás hablando por experiencia. —¡Le dije, no es así! Solo... por favor, ¡apresúrese y compruebe mi propuesta! —Sí, sí... El hecho de que el chico pareciera estar al borde del llanto le sugirió a Yokozawa que las cosas no habían salido bien, y considerando lamentable el presionarlo sobre el tema, Yokozawa finalmente cedió.
En el momento en que mostró su cara en el apartamento de Takano, Sorata ya se había introducido en su cargador por su propia voluntad. Aunque nunca había sido particularmente adverso a entrar al cargador, esa era la primera vez que Yokozawa lo había visto tomar la iniciativa de esa forma. Tal vez sólo estaba así de emocionado de ver a Hiyori otra vez —de hecho, ella parecía igual de emocionada de ver a Sorata, enviando un mensaje a Yokozawa solo un momento antes. “¿Cuándo volverás a casa?” —...y entonces, yo estaba peleando con mi esposa, y cuando se me estaba formando un nudo en la garganta, el más joven intervino. ¿Ve? —¿Eso hizo? —El conductor del taxi iba entreteniendo a Yokozawa con historias sobre su propio gato desde un tiempo ya. Parecía que tenía dos, uno negro y uno pinto, ambos adoptados aparentemente por su hija. El tipo incluso le enseñó una fotografía de ellos mientras se detuvieron en un semáforo. Había llamado al taxi con antelación, previo a ir a recoger a Sorata. La mayor parte del tiempo, era poco problema que el conductor lo dejara subir con un gato, en cuanto este se mantuviera en su cargador, pero siempre había la posibilidad de que se encontrara con un conductor que tuviera alergias o uno que simplemente no gustara de los animales. Él, por lo tanto, siempre mantenía a mano el número de un servicio de taxis que permitiera a las mascotas subir. El conductor de esa tarde parecía ser un amante de los gatos hasta los huesos y comenzó una conversación a su propio gusto. Aunque esto era mejor que estar con un conductor que odiaba a los animales, su constante conversación que no tenía señal de alguna vez terminar estaba comenzando a cansar a Yokozawa. En una pausa de la conversación, envió un mensaje de que estaba cerca de llegar a casa con Sorata en mano, al cual Kirishima respondió conciso: Estoy por llegar también. Probablemente llegarían al apartamento al mismo tiempo. Ese era el primer mensaje que recibía del sujeto desde que regresaron de sus vacaciones. Habían estado bajo una enojada ley del hielo por un tiempo ahora y ni siquiera habían tenido una propia conversación entretanto, mucho menos intercambiado mensajes. El que él había enviado anunciando su itinerario había sido enviado después de mucha consideración, y mientras esperaba una respuesta, sus dedos se petrificaron por los nervios. Probablemente no serían capaces de sentarse y discutir nada hasta que Hiyori se fuera a la cama, y aún entonces, Kirishima podría aún no decirle nada. Aun así, Yokozawa podría al menos poner sus sentimientos sobre la mesa. Idealmente, a él le hubiera gustado ser capaz de apoyar a Kirishima sin preguntarle nada, el poder calmada y serenamente respaldarlo, ofrecer consejos casuales y observarlo hasta que cualquier problema que lo rondara se resolviera por sí solo. Pero eso era bastante imposible con la personalidad de Yokozawa, él no podía no preocuparse, no podía no abrir su boca y entrometerse. Alterar sus políticas así y tratar de hacer algo que no estaba en su naturaleza sólo terminaría por destrozar todo.
—Y yo sigo consintiéndolos, así que están un poco regordetes ahora. ¿Qué tal su gatito? —Es lo mismo con el mío. Está en dieta en este momento. —Lo que hizo que recordara cómo Takano había estado sorprendido de que Sorata estuviera más ligero. No era tan obvio a primera vista, pero cuando lo recogió comentó que realmente se podía sentir la diferencia de peso ahora. Verdaderamente, sin embargo, era Hiyori la más estricta en asegurarse de que Sorata se adhiriera a su dieta, endureciendo su corazón para no ofrecerle bocadillos altos en calorías. Siempre que Hiyori fervientemente le explicaba los efectos adversos del sobrepeso, aún Sorata parecía volverse manso y tranquilo. Cuando le preguntó sobre la conducta de Sorata mientras estaba a cuidado de Takano, la conversación se había tornado hacia a dónde había ido en su viaje, pero terminó ofreciendo sólo las respuestas más vagas. Sabía que de verdad debería mencionarle su relación con Kirishima a Takano tarde o temprano, pero todavía no reunía el valor para hacerlo. Sonaba como si Sorata había hecho lo suyo mientras se estaba quedando con Takano. —Pero bueno, ¡gordo o lo que sea, pienso que mi gatito es la cosa más linda! —El conductor terminó de jactarse de su mascota justo cuando se detuvieron en el semáforo cerca de la estación. Aunque Yokozawa difícilmente podía culpar al sujeto, era agotador ofrecer la frase ocasional para indicar que todavía estaba interesado cuando el conductor no le daba tregua, así que estaba bastante aliviado. Sin embargo, al momento que se permitió relajarse, el conductor habló con voz curiosa, como si recién hubiera notado algo. —¿Hmm...? ¿Qué es eso? ¿Una pelea? —Sí, así parece... —su mirada inmediatamente se dirigió a un hombre y una mujer bloqueando la multitud intentando entrar y salir del subterráneo. Dejándolo pasar como solo una pelea de amantes con toda probabilidad, dejó su mirada vagar una vez más... antes de volver a ver bien. —¡¿?! No podía decir quién era la mujer, pero el hombre era definitivamente Kirishima. Estaba oscuro, pero no había forma de errar la alta figura de Kirishima. Se quedó boquiabierto ante el par, con emociones turbándolo, cuando la pelea se volvió más descarada. La mujer trató de irse, abriéndose paso por Kirishima y sujetándolo. —¡¿Lo siento, pero podría dejarme aquí?! —¿Eh? ¿Está seguro? Casi estamos en su destino... —¡Está bien! ¡Quédese con el cambio! —¡¿Espere, señor!? Sacó un billete de su cartera al azar y lo presionó en la mano del conductor, luego saltó del taxi con el cargador de Sorata bajo su brazo. Sin embargo, en el momento que se volteó a mirar a la pareja, presenció algo increíble. —¡¿Qu...?! —Kirishima simplemente desapareció en un instante, aparentemente había caído por la escalera luego de ser empujado de lado por la mujer. Hubieron gritos por parte de un grupo de estudiantes de secundaria que habían estado paradas cerca, y el frente de la estación estalló en confusión. Mientras la mujer se batió en una precipitada retirada, Yokozawa estaba más preocupado en asegurarse de que Kirishima estaba bien. “¡¿Kirishima-san?!” Miró hacia la escalera que dirigía hacia abajo en la estación del subterráneo, encontrando a Kirishima derrumbado en el rellano más cercano. Se lanzó por algunos escalones hacia abajo antes de ponerse de cuclillas. —Hey, ¿te encuentras bien? —Ugh, owww... ¿Yokozawa? ¿Qué estás haciendo aquí...?
Yokozawa perdió su concentración por un momento ante la totalmente ridícula pregunta en labios de Kirishima. Obviamente estaba consciente y sus palabras eran perfectamente inteligibles. El que solo fuera una corta caída desde el nivel de la calle hasta el rellano inferior en donde estaban era el único aspecto positivo de la nube oscura que era todo este asunto. Además, ya que la multitud se había dispersado, nadie más había sido involucrado en el incidente tampoco.
—¡Vi que te empujaron y salté del taxi en el que estaba! Pero, olvida eso, ¿estás bien? —Creo que me torcí el tobillo, pero al menos me las arreglé para no golpear mi cabeza, así que no es gran cosa. Pero más aún, ¿por qué desperdicias la oportunidad de gritar mi nombre en un punto tan culminante? Tienes que aprovechar estas oportunidades dónde vienen " —...De acuerdo, si estás tan lúcido como para escupir mierda como esa, tienes que estar bien. Dejaré a Sorata aquí contigo, así que vigílalo —Dado que lucía lo suficientemente bien para soltar bromas, su cuerpo al menos tenía que estar bien. Dejó el cargador de Sorata lo suficientemente cerca para que Kirishima lo pudiera ver y luego se apresuró de nuevo por las escaleras, buscando a la mujer que había huido, pero algún tiempo había pasado desde entonces. A pesar de saber que ella probablemente estaría muy lejos para ese punto, sin embargo, él no podía solo sentarse allí y no hacer nada. —¿A dónde demonios ella... —Se apresuró hacia la dirección a la que había corrido y volteó en una esquina... donde encontró una gran conmoción, con un grupo de gente que aparentemente presenció cómo Kirishima era empujado por las escaleras y ahora rodeaba a la mujer responsable. —¡Déjenme ir...! ¡Alto! ¡No me toquen! —¡Quieta allí! —Solo entonces, tal vez en respuesta a alguien que presentó un reporte, la policía de la estación más cercana llegó a escena, y a su llegada la mujer procedió a protestar aún más violentamente. —¡¿...En serio?! Yokozawa quedó asombrado con la escena desarrollándose frente a él: la mujer luchando para liberarse de su agarre para escapar, con el cabello revuelto y desalineado, era Kayama.
Yokozawa no había captado ni una sola línea del libro que escogió para hojear luego de encontrarse sin interés por algo que hubiera en televisión, y con cada giro de la página, se encontraba a sí mismo teniendo que volver y releer una vez más. Kirishima estaba retrasado en su vuelta a casa esa noche después de haberse detenido por el hospital con la policía. Sorata estaba durmiendo, sin preocupación alguna, en su lugar usual. Yokozawa había intentado jugar con él un poco en un inútil esfuerzo para ignorar su propia agitación, pero tal vez el gato había visto a través de él, rehusando ponerle atención. De todos modos, Sorata no estaba del mejor humor esa tarde, posiblemente porque Hiyori no estaba en casa. Con la certeza de que ella se preocuparía mucho al oír que su padre había estado envuelto en un accidente, había sido enviada a pasar la noche con sus abuelos con la explicación de que Kirishima estaba trabajando hasta tarde. Como tal, Yokozawa estaba a cargo de cuidar el apartamento con Sorata. Dando un vistazo al reloj en la pared, Yokozawa verificó su celular una vez más por si tenía una llamada perdida. Había perdido la cuenta de cuántas veces había hecho eso esa tarde. —Dios, simplemente no puedo calmarme... —suspiró, y justo entonces captó el sonido de una llave girando en el pestillo del genkan, sobresaltándolo. Alzó la cabeza, el sonido familiar de la voz de Kirishima, igual que siempre, alcanzó sus oídos. —Estoy de vuelta~ —¡! —Salió corriendo a la entrada para encontrarlo, con Sorata en sus talones, y encontró a Kirishima quitándose los zapatos en el genkan con poco cambio en él fuera de los vendajes que envolvían su tobillo y brazo. —¿Te encuentras... bien? —Sip, como puedes ver. En forma como un violín —Mientras hablaba, meneó el tobillo para mostrarle.
—¡Hey! No exageres con eso. Pero... no estás seriamente herido, ¿verdad? —Es tal como lo dije en mi mensaje. Tomaron rayos-x y no había fractura en el hueso, así que el doctor me declaró perfectamente sano. Nada de qué preocuparse. —Kirishima había sufrido nada más que una torcedura y un raspón a raíz de su caída por las escaleras. Tomando la bolsa de Kirishima, Yokozawa regresó a la sala. A pesar de que fueran heridas menores, no podía dejar que el tipo permaneciera de pie así todo el día. —¿Quieres algo de beber? —Una cerveza bien fría, si no te importa... es lo que quisiera decir, pero creo que mejor lo dejo por esta noche. —Será mejor que sí. Nada de alcohol para ti hasta que sanes. —Dejó a Kirishima en el sofá y le trajo un vaso de té barley en lugar de una cerveza. —Gracias. —¿Qué hay de la cena? —Comí algo de katsudon de una tienda por la estación de policía. Hubiera preferido entrega a domicilio, pero difícilmente era el momento de decir bromas, imaginé. —Parecía ser que mientras Yokozawa había estado fuera de sí mismo por la preocupación, Kirishima había disfrutado bastante la situación en la que se encontraba. Había una gran posibilidad de que se hubiera zafado varios tornillos con esa caída. —Sabes, dicen que los síntomas de golpearse la cabeza no aparecen hasta bastante después del hecho. ¿Seguro que no deberías ir por un chequeo a conciencia? —No me golpeé la cabeza, así que no deberías perder la tuya. Me aseguré de prepararme cuando caí; creo que todo lo que aprendí de niño fue de bastante utilidad, ¿eh? —¿Lo que aprendiste de niño? —Tomé lecciones de judo de un dojo cerca de mi casa cuando era más joven. Me detuve antes de entrar a la escuela media, sin embargo. —Ya veo... —Parecía ahora que el modo en que Kirishima le torció el brazo y lo empujó contra la cama meses atrás en el hotel había sido gracias a su entrenamiento de judo. Yokozawa había estado seriamente preocupado de que su brazo sería quebrado entonces. —A decir verdad, pensaba que era un dolor de trasero todo el tiempo, pero me alegro de haberme mantenido en eso ahora. —¿Qué tal si le agradeces a tus padres por hacerte tomar las lecciones en primer lugar? —Cierto. Si hubiera caído mal, dudo que hubiera salido con solo una torcedura... Cuando Yokozawa hizo una pausa para pensar acerca de los que tal sí de la situación, comenzó a temblar nuevamente. Si el sujeto hubiera impactado su cabeza con el concreto... probablemente no estaría allí intercambiando bromas con Yokozawa. —Oh, también... no le digas a Hiyo sobre hoy, ¿sí? No quiero preocuparla. —Entiendo. Pero si no quieres que ella lo descubra, será mejor que pienses en alguna forma de explicar cómo te lastimaste. —Mientras que probablemente podía ocultar el tobillo torcido al usar pantalones, había un raspón prominente decorando el reverso de su brazo, obtenido cuando había sido empujado al suelo. Era demasiado llamativo para ser más que una marca superficial. —Esto probablemente durará un rato, ¿eh?... ¿Crees que me crea si le digo que me caí en la oficina? —Más que un poco sospechoso, si me lo preguntas. —Sí... Se acomodó junto a Kirishima, que se sumergió en sus pensamientos de cómo explicarse con Hiyori, antes de reacomodar su postura y deliberadamente aclarar su garganta. No podían sentarse allí y charlar ligeramente
toda la noche. —Así que... vas a explicarme por qué demonios esa mujer te atacó, ¿verdad? —El mensaje de Kirishima contenía una breve descripción de lo que había pasado, pero Yokozawa todavía tenía que escuchar todos los particulares del incidente. Supuso que todas las llamadas telefónicas y mensajes de texto que habían estado plagando a Kirishima últimamente habían sido de esa mujer -para decirlo sin rodeos, que había estado siendo acosado. —...sí, lo haré —respondió con un suave suspiro, sugiriendo que estaba menos que extasiado de discutir el asunto. Yokozawa, sin embargo, no tenía intención de dejar lo que ocurrió hoy pasar. Luego de un poco de duda por parte de Kirishima, finalmente comenzó a hablar desapasionadamente. —...Estoy bastante seguro que lo mencioné antes, pero la primera vez que la vi fue en la entrevista. Y para que estemos claros, nunca lo contacté por mi cuenta. —Así que entonces... ella te ha tenido el ojo encima desde esa vez. —La forma en que ella lo puso fue que ‘sintió su destino’ cuando me conoció, aparentemente. —..... —Yokozawa buscó una respuesta, cayendo en silencio. La gente era perfectamente libre de entretener tales vuelos de fantasía si querían, pero era un dolor en el trasero el tener tales sentimientos impuestos hacia ti sin tu consentimiento. —Comencé a tener el sentimiento de que ella era algo rara cuando me invitó a beber algo luego de la entrevista. Me invitó luego de que nos separamos del editor a cargo, así que la rechacé, pero siguió acosándome con eso, así que terminé diciéndole que ese día no era bueno para mí y tal vez podríamos hacerlo en otra ocasión. —¿Y ella se lo creyó? ¿Por qué demonios le diste tu número de teléfono, entonces? —¡No pude evitarlo! Si no lo hubiera hecho, no me hubiera dejado escapar de su vista, entonces. Además, había mucha gente a nuestro alrededor, así que no podía ser descortés con ella. No podía dejar que hiciera una escena o algo. Sin mencionar el hecho de que no tenía idea de que era una psicópata. —Cierto... —A primera vista, Kayama lucía como cualquier ser humano normal, con un aspecto adecuado y una forma ordinaria de manejarse y comportarse. Aunque antes pensó que la chica era un poco obtusa luego de presenciar su conversación con Kirishima en el bar antes, nunca la hubiera tomado por alguien capaz de empujar a otra persona por las escaleras. Tal vez Kirishima no había presentado a Yokozawa con Kayama... porque él ya había comenzado a albergar sospechas en ese punto. —Como que asumí que podría llevarla superficialmente hasta que el artículo se imprimiera, lo que al parecer fue mi perdición. Nunca imaginé que iría tan lejos como seguirme a casa... —Así, que... ¿significa que no fue coincidencia que la encontráramos en el bar? —Parece que no. —Tal vez la extraña reacción de Kirishima ante su aparición esa vez había sido porque se sentía incómodo cerca de ella para entonces. No había duda en la mente de Yokozawa que había inventado el asunto de encontrarse con alguien. —Y esas cartas que intentaste ocultarme... ¿eran todas de ella? —Sí, pero la mayoría estaban dirigidas a “mi esposa”. Mencioné que tenía una hija en la entrevista, pero nunca le dije sobre Sakura. —Sakura, la difunta esposa de Kirishima. AL escuchar que él tenía una hija, Kayama indudablemente asumió que tenía una esposa. —Pero, ¿por qué demonios le escribiría a Sakura-san? ¿Qué había en las cartas? —Cosas como “Tu esposo te engaña” y “Eres indigna de él así que apártate” ese tipo de cosas. Ella incluso puso una fotografía en una carta diciendo “Soy más apropiada para él” así que era bastante fácil adivinar quién era la perpetradora. —¿Por qué demonios iría tan lejos como para...
—Parece que pensó que sería capaz de separarnos. No había forma de que yo pudiera dejar que Hiyori o tú vieran esa clase de mierda, pero si la tiraba perdería la evidencia y no podía simplemente dejarlo por allí en la casa, así que me tocó llevarlo conmigo todo el tiempo. Lo que fue una buena cosa, y fui capaz de entregárselas a la policía de inmediato. Yokozawa estaba sin palabras ante la forma de que toda la aventura se solucionó como si se tratara de un drama barato de suspenso. Esto estaba muy lejos de los supuestos de Yokozawa, postulando las cartas como notas de amor o similar. —Parece que era una joyita, eh... —Además, parece que ni siquiera era la primera vez que hacía algo como esto. La policía estaba diciendo que esta vez sería encarcelada. —¿Encarcelada? —los ojos de Yokozawa se ampliaron por la sorpresa ante el lenguaje tan poco gentil. Aunque sus actos ciertamente contaban como un asalto ante los ojos de la ley, Kirishima sólo había sufrido heridas menores de su ataque. Asumió que saldría de esta con algo como una multa. —Ella es dada a acosar hombres que rompieron con ella antes, aun yendo tan lejos como para herir a sus nuevas novias. Nos vio juntos, pero dudo que asumiera que estaba saliendo con un hombre. —La mayoría no lo haría. —Poca gente asumiría nunca que un hombre de la edad de Kirishima ya con una hija propia estaría saliendo con alguien de su mismo sexo. —No entendí todos los detalles, pero parece que cuando se trata del romance, ella comienza a perder la capacidad de diferenciar entre fantasía y realidad. Cuando sus padres escucharon sobre eso de la policía, se apresuraron a disculparse una y otra vez. —Ya veo... —Yokozawa recordó entonces que sí, aún la gente que causaba problemas a otros tenía padres y familia propia, y mientras tomaba una pausa para considerar los sentimientos de los padres de Kayama, su pecho se apretó con pena. ¿Cuántas veces debieron haber lidiado con tal ansiedad antes de eso...? —Bueno, en el último de los casos, estoy contento de que yo fuera su objetivo. Siento desvanecerme de solo imaginar qué podría haber pasado si ella hubiera puesto la mira en Hiyori... Tal vez debería hacer que ella comenzara a tomar algunas lecciones... —Probablemente te quitaría una gran preocupación de la mente si estuvieras seguro de que ella sabe cómo defenderse. —Lo asustaba en demasía el no saber qué podría haber hecho esa mujer a una pequeña niña después de perder la capacidad de diferenciar la fantasía de la realidad. Si Kirishima no hubiera sido el empujado por las escaleras, aquello hubiera sido mucho peor. Siempre habría gente allá afuera —como esos rufianes de antes— que se fijarían en los débiles, aún si Yokozawa estaba siempre a la guardia, y aunque todo había salido bien ya que él estaba presente en esa ocasión, se estremeció al pensar qué le hubiera ocurrido a Hiyori si hubiera estado sola. Conforme creciera, se encontraría más y más veces por su cuenta con frecuencia, pero ellos no podían simplemente encerrarla porque estaban preocupados por ella. Como tal, probablemente no tenían otra opción que asegurarse de que ella supiera cómo defenderse a sí misma. —Pero entonces, ¿por qué no demonios solo te acercas y hablas conmigo sobre esta clase de mierdas? —Bueno, no podía estar 100% seguro en primer lugar, y si todo terminaba siendo que me estaba preocupando por nada, eso era lo mejor. No quería preocuparte por algo de lo que no estaba siquiera seguro. —¡Bueno, aunque me lo digas o no, aún me voy a preocupar! ¿Realmente piensas que soy tan poco confiable? —Aunque podía entender de donde venía Kirishima, profesando que no había querido preocupar a Yokozawa, todavía no podía aceptar eso. Tal vez no podía haber sido culpado por querer proteger a su esposa o hija en esa situación, pero Yokozawa era un hombre, y uno que no necesitaba tal protección ante eso.
Abrió la boca para entregar una queja sobre el asunto, cuando Kirishima respondió con una expresión avergonzada y vacilación en su voz: —Yo sólo... No quería parecer... tan patético delante de ti. —Qué. —¿No ser capaz de lidiar con una chica? Patético a más no poder. Por eso que planeaba explicarte todo una vez lo hubiera resuelto. Yokozawa abrió la boca en estado de shock ante las declaraciones de Kirishima, ser un engreído y presumido estaba bien, pero el sujeto en verdad necesitaba refrenarse a veces. No podía digerir el hecho de que había estado muerto de preocupación todo ese tiempo solo por el orgullo de Kirishima. —¿Eres un idiota? Nunca pensaría que eres patético, sin importar lo que hicieras —escupió, mezclando su admisión con un suspiro. Kirishima se petrificó en su lugar por un momento antes de responder estúpidamente —...¿te importaría decir eso otra vez? ¿Sólo una vez más? —¿Eh? —Voy a grabarlo esta vez, así que ¿lo dirías de nuevo para mí? —¡Idiota! —gruñó en respuesta mientras Kirishima sacaba su celular para activar la función de grabadora de voz. —¡No, sólo lo obtendrás una vez! Estaba menos que emocionado de que su admisión ofrecida con sinceridad fuera tomada a broma. No era el tipo de cosas que uno se atrevía a decir demasiado frecuente, y él definitivamente no quería eso grabado. Obviamente no iba a pasar ese día con un suspiro, eso estaba muy claro. Irritado, se paró y se dirigió hacia la cocina para buscarse una cerveza, cuando unos brazos se envolvieron a su alrededor desde atrás, jalándolo en un fuerte abrazo —¡...! —Lo siento. En verdad estoy... muy arrepentido. La frustración de Yokozawa se disipó ante la estela de sinceridad atada a la disculpa, completamente diferente del tono desenfadado que Kirishima había manejado antes. Captó un atisbo del vendaje que envolvía el bíceps de Kirishima con su visión periférica y una confesión prácticamente resbaló de sus labios. —...En el momento en que te vi caer por esas escaleras... sentí que mi corazón se detuvo. —Yokozawa. Su mente se había puesto completamente en blanco en aquel momento, enviándolo de picada en un vacío de enojo y desesperación, como si todo su mundo hubiera terminado. Sólo había sido capaz de recobrar su compostura después de ver que Kirishima estaba bien. Presionó su mano sobre la de Kirishima que lo sujetaba. —Aún si no puedo ayudarte... dime estas cosas. Si bien es cierto, estoy seguro que te las arreglarás por tu cuenta. Él no quería nunca volver a pasar por eso otra vez. Tal vez no podía ser de mucha ayuda, pero aún podía estar allí para él, un apoyo sobre el cual reclinarse para evitar que cayera. Antes, Kirishima había dicho que si alguna vez se encontraba en problemas, él esperaría y confiaría en Yokozawa. Pero Yokozawa había terminado con solo esperar ciegamente. Ellos estaban juntos -y eso significaba que ellos querían compartir no solo los tiempos felices, sino los difíciles también. ¿No era eso lo que significaba compartir tu vida con alguien? —Me aseguraré de discutirlo contigo apropiadamente la próxima vez. —Será mejor que te asegures de no olvidarlo —El ligero tono de reprimenda atado a sus palabras era probablemente debido a los restos de irritación enfurruñada, y sonrió amargamente para sí mismo por su comportamiento infantil. —...Lo prometo —Y con estas palabras, Kirishima apretó sus brazos alrededor de Yokozawa aún más.
Yokozawa apretó sus ojos muy cerrados y dejó salir un fuerte suspiro, al fin siendo capaz de relajar la punzante rigidez de su cuerpo.
—Yokozawa-san, todos vamos a salir a comer después de esto. ¿Le gustaría unirse a nosotros? —llamó Henmi, levantando la vista de su celular mientras Yokozawa se preparaba para irse. —¿A dónde irán? —La misma tienda de siempre. Tengo un cupón, pero expira al final de este mes. Oh, y si vamos en un grupo de cuatro o más tendremos un descuento aún mayor, así que estamos reuniendo un grupo. —De acuerdo entonces, me quedaré a comer. Pero para que lo sepas, no voy a invitarte —Con el asunto de las vacaciones había gastado un poco más de dinero del que planeó ese mes, y aunque le hubiera gustado hacer de sempai indulgente, tenía que contenerse hasta el día de paga. —Sí, sí, lo sé. Las carteras de todos se están sintiendo algo solitarias a estas alturas del mes. —¿Están todos listos para salir? —Tres han respondido hasta ahora... ooh, espere, tal vez tenemos a otro... —El teléfono de Henmi brilló fuertemente, probablemente indicando una respuesta de otra persona que invitó a comer. —¿...Hm? —De la bolsa de Yokozawa también, su teléfono vibró de una forma que indicaba que era un mensaje entrante. Luchó para sacarlo y verificar la pantalla, sólo para encontrar que era Kirishima llamando. Si recordaba bien, el tipo había dicho que estaría fuera de la oficina en reunión con un autor hoy, así que era raro que se tomara un tiempo para llamar a Yokozawa a una hora así. —Sí, habla Yokozawa —respondió con tono sospechoso, y la voz que regresó sonaba un poco frenética. —Hey... ¿puedes hablar ahora? —Estaba a punto de salir a comer algo. ¿Qué sucede? —Lo siento, pero ¿podrías venir a encontrarme? —Y yo te pregunté qué sucede. —La actitud de Kirishima parecía un poco diferente de lo usual, enviando un escalofrío por su pecho. Tal vez estaba envuelto en más problemas como antes -su mente estaba llena de nada más que pensamientos sobre el peor de los casos. —Te diré cuando estés aquí. Te enviaré un mensaje de dónde encontrarme, así que arrastra tu trasero hasta acá cuanto antes. Y dejando a Yokozawa sin lugar para protestar, colgó al teléfono, dejando que el único sonido haciendo eco del auricular fuera el tono robótico de una llamada siendo cortada. —¿Qué ocurre? —Yo... en realidad no lo sé —Yokozawa había sido llamado a salir sin más detalles proporcionados. Y aun así, no podía imaginar que Kirishima pudiera llamarlo así sin razón alguna. —¿Quién era? Sin molestarse en responder la pregunta de Henmi, Yokozawa se paró, bolsa y abrigo en mano. —Lo siento, tendré que posponer la cena para otra vez. —Qu- ¡¿Yokozawa-san?! No había punto en sentarse allí rompiéndose la cabeza sobre el asunto, por lo que aprisionando cualquier sentimiento que tendiera a la preocupación o ansiedad, se apresuró a la dirección incluida en el mensaje de texto que acababa de recibir.
—Eso fue tan delicioso como los comentarios promocionaban que sería este lugar. —Cierto, definitivamente estuvo delicioso... ¿pero estás seguro que no quieres que page por nada? —Sigo diciéndote, es mi disculpa por preocuparte. Sólo siéntate, cállate y déjame consentirte. —La “emergencia” de Kirishima resultó ser un poco más que una forma de hacer que Yokozawa se le uniera para la cena. Verdaderamente, esa se suponía que sería una recepción para un autor, pero la condición del autor había sido un poco dudosa, así que se separaron luego de haber tenido una simple reunión. Entonces fue decidido que si de todos modos iban a tener que pagar para cancelar todo de cualquier forma, también podrían solo disfrutar la comida. En esa forma había sido decidido que el par cenaría junto. Así que mientras que en realidad había habido un ligero problema, todo el asunto había sido de cierta forma anticlimático para Yokozawa, quien se había apurado con la certeza de que algo horrible había ocurrido. Pero parecía que todo el punto de no explicarle por qué necesitaba que llegara había sido puramente para convencer a Yokozawa de ir, así que el plan había funcionado aparentemente. Aun así, si las cosas no hubieran funcionado de esa forma, probablemente nunca se hubieran encontrado sentados allí, disfrutando de una cena en un restaurante tres estrellas de un hotel de clase alta como ese. Yokozawa había estado un poco deslumbrado al inicio, pero fue capaz de serenarse y disfrutar la comida. Sus reservaciones los tenían sentados en la mesa cerca de las ventanas, mirando hacia afuera el escenario nocturno. Estaban rodeados por todos lados por parejas compartiendo comidas juntos, lo que dejaba a Yokozawa sintiéndose bastante incómodo, así que se conformó con pretender que estaba allí simplemente por negocios. Se dijo a sí mismo que la única razón por la que había sido llamado así era probablemente porque Kirishima esperaba disminuir el impacto financiero de tener que pagar la factura de una cena de tan alto precio, pero Kirishima se había encargado de la cuenta completamente él solo. Cuando Kirishima se rehusó a decirle siquiera el total, Yokozawa había tratado de hacer que tomara lo que él imaginaba que era cerca de la mitad de lo que la comida costaba, pero había sido rechazado. —Hey, ¿a dónde vamos? Este no es el lobby aún —protestó cuando el elevador llegó a una parada, imaginando que Kirishima había presionado accidentalmente el botón errado. Trató de llamar a Kirishima de regreso al carro mientras salía a uno de los pisos para los huéspedes del hotel, pero Kirishima simplemente se giró a mirarlo, sin hacer esfuerzo para volver al elevador. —Este piso servirá. —...¿de qué estás hablando? —¿Puedes hacer lo que te digo al menos cuando estamos en una cita? —¿Eh? ¿De qué demonios estás hablando? ¿Una cita? —Se volvió más confundido por la extraña selección de palabras antes de apresurarse a alcanzar a Kirishima, que pesadamente había seguido avanzando. —Una cita es una cita, sabes. Ahora, después de usted caballero —Kirishima pasó una llave tarjeta para abrir la puerta de una habitación con el número 2411 manteniendo la puerta abierta para invitar a Yokozawa a entrar. —...¿Por qué tienes una llave de hotel? —Deja de hacer preguntas y entra —Ante la expresión sospechosa de Yokozawa, Kirishima presionó su espalda para hacerlo entrar al cuarto oscuro, e inmediatamente las luces parpadearon hasta encenderse, iluminando todo con un suave brillo. Dada la amplitud expansiva, esta era probablemente una habitación bastante alta calidad, y que sus pensamientos inmediatamente se desviaran hacia Me pregunto cuánto cuesta este lugar por una noche... era testimonio del hecho de que él era de hecho un plebeyo. —Qué... ¿reservaste esta habitación para el autor también? ¿Seguro que no deberías haber cancelado la reservación para el cuarto al menos, si no la comida?
Ante el comentario de Yokozawa, Kirishima dejó salir un suspiro atormentado. —¿Podrías captar las pistas de una vez? ¿Por qué pondríamos a un autor a quedarse una noche en una habitación de dos camas? —Espera... ¿Significa que en verdad reservaste el cuarto tú mismo? —Bueno, imaginé que era una oportunidad desperdiciada el cenar en un hotel tan bueno y luego ir directo a casa, ¿verdad? Además, es algo lindo... todo romántico como esto. —...Eres un idiota —murmuró en sorpresa ante Kirishima, que le guiñó el ojo con complicidad. —Dice el tipo que nunca reservaría una habitación de hotel conmigo si no usara trucos como este. —Entonces, ¿todo lo de no querer cancelar la cena era solo otra excusa? —Nah, esa era real. Pero qué oportunidad, ¿verdad? Imaginé que valía la pena y reservé una habitación para nosotros mientras estaba esperándote. Ooh, mira eso. Bastante raro que estén lanzando fuegos artificiales a esta hora... Yokozawa dio un vistazo por la ventana, siguiendo la mirada de Kirishima, y en la distancia pudo ver fuegos artificiales ser lanzados al aire. La vista de las luces resplandeciendo contra el escenario nocturno entre las colinas y valles del horizonte era refrescante. —¿Por qué festival son esas? Es un poco tarde para juegos pirotécnicos, ¿no? —Dada la posición, probablemente Kuma Park, ¿no crees? Siempre los lanzan antes de cerrar el parque todos los días —Ante esta explicación, Yokozawa recordó cómo visitaron el parque -sólo ellos tres- a inicios del mes. Habían salido antes de que fuera tiempo de los juegos pirotécnicos, pero le prometieron a Hiyori que volverían a verlos juntos en otra ocasión. —...Espera, deja de cambiar el tema. Podríamos fácilmente haber vuelto a casa en media hora, ¿por qué teníamos que quedarnos una noche en un hotel así? —Vamos, está bien. Sólo quería ser capaz de relajarme y hablar contigo. —Puedes hacer eso sin problemas en casa. —Hiyo está allá, sin embargo. —Entonces lo podríamos haber hecho en mi departamento. —Sí, pero eres mucho más abierto y honesto cuando estás en una situación poco familiar. Me has estado molestando todo el tiempo, pero tú también me has estado ocultando algo, ¿o no? —¿Yo? ¿Ocultando algo? ¿Qué demonios te traes? —Sólo que... últimamente te has estado viendo como si quisieras decirme algo. —Eso es... —Y allí, él cayó en la cuenta por sí mismo de qué era ese algo que supuestamente estaba ocultando. Excepto que en sí no estaba en realidad ocultando algo, sólo era que... no podía encontrar el momento adecuado para mencionarlo. —Qué, ¿es algo que no puedes discutir conmigo? —No es que no pueda, sólo que... nunca pude traerlo a colación, eso es todo. —Demonios, nunca hubiera imaginado que la misma persona que él quería presionar sobre el asunto se tornaría a presionarlo a él por una explicación. Pero, tal vez esta era una buena oportunidad; si él no hubiera mencionado el asunto, habría tenido muchas dificultades de abordar el tema por su cuenta. —Todo este asunto de... la entrevista de matrimonio. Me estaba molestando, eso es todo. —¿Eh? —Escuché de una de las chicas en el trabajo, que uno de tus superiores mencionó el asunto de una entrevista de matrimonio contigo. Y dado que era la hija de un prominente socio de negocios, no podías rechazarlo... — Y aunque había parecido como un increíblemente gran problema para Yokozawa en el momento, poniéndolo en palabras así era... vergonzoso. Era patético como se había preocupado tanto por una simple petición de entrevista matrimonial.
Ante su admisión, Kirishima lo miró boquiabierto con confusa sorpresa por un buen rato, antes de soltar una fuerte explosión de risa. —Qué demonios... ¿esto es por lo que has estado tan preocupado? Ah, ahora lo entiendo... eso explica por qué has tenido esa extraña expresión en tu rostro todo este tiempo... —¡No te rías de mí! —saltó ante Kirishima que seguía riéndose a costas de Yokozawa. —Eres un idiota. Rechacé esa entrevista hace eras. Ni siquiera vi fotografías de la mujer. —Entonces, ¡deberías haberlo dicho antes! —Es que nunca pensé que fuera algo que necesitara mencionar. Mi superior lo sugirió y lo rechacé en el acto. Además, no tenía idea de que esos rumores estuvieran flotando por allí. ¿De quién demonios lo escuchaste? —No lo recuerdo, alguna chica. —Había estado completamente preocupado con las palabra entrevista matrimonial en ese momento, perdió toda su compostura. Viendo en retrospectiva, era vergonzoso cómo había perdido completamente su mente sobre un poco más que un chisme de oficina. —Bueno, las mujeres de mi división en realidad les encanta chismear, y no es como si hubiera tratado de mantenerlo oculto, así que supongo que alguien debió haberlo captado cuando lo mencioné de pasada. El hecho de que hubiera estado tan agitado al oír sobre la entrevista de matrimonio lo hacía ver como si hubiera desconfiado del propio Kirishima, y preocupado de que hubiera ofendido a Kirishima con esto, Yokozawa se apresuró a explicarse —Quiero decir, no creas que estoy dudando de ti o algo, ¿ves? Sólo... me molestó que no hubieras dicho nada sobre eso, es todo... —Sí, lo sé. Entiendo bastante bien que no era porque no confiaras en mí. En realidad no tienes nada de confianza en ti mismo, ¿sabes? —Yokozawa tragó difícilmente pues Kirishima había dado en el clavo y mientras agachaba la cabeza con vergüenza se encontró envuelto en un repentino abrazo. —¡...! —Sí cómo te sientes. Quiero decir, yo me preocupo a veces también... —¿Lo haces? —Claro. Quiero decir, no es como si fuera psíquico y supiera inmediatamente en qué estás pensando o algo así. Aún si puedo adivinar algunas cosas por tu expresión, en realidad no puedo ver más profundo, por debajo de todo. —........ Kirishima acomodó su frente contra el hombro de Yokozawa, con una confesión brotando de sus labios en un tono triste. —Todavía... no estoy seguro de cómo te sientes por mí. Nunca has... mencionado una palabra de ello, después de todo...
—Eso no es... —verdad, comenzó a protestar, antes de darse cuenta que en realidad, él nunca lo había dicho en tantas palabras, y sintió una opresión en su pecho ante la expresión un tanto solitaria en los rasgos de Kirishima.
Él siempre corría, todo el tiempo, y si al hacerlo en cierta forma hería a Kirishima, él nunca había pretendido hacerlo. —...Ser humano apesta algunas veces, eh. Supongo que solo... asumí que estar contigo así era lo suficientemente bueno, pero eso solo hizo que los granos de preocupación se fueran apilando con el tiempo... Había estado muy feliz, y eso era aterrador. Ganar algo grandioso también traía consigo un gran precio por pagar. Sabía muy bien que su actitud podría fácilmente llenar a Kirishima con duda y preocupación, y mientras sus acciones eran en gran parte meros intentos de ocultar su bochorno, para el sujeto no debía haberse sentido bien el que sus avances fueran rechazados una y otra vez. —Bueno... sólo, digo... no es como si me tratara de alejar de ti porque te odio o algo. Yo honestamente... te... iero... —su voz era tan baja y suave que la parte más importante fue casi indescifrable, pero era la primera vez que decía sus sentimientos en voz alta. Se quedó parado, conteniendo el bochorno que trataba de bullir, cuando Kirishima miró hacia arriba, sonriendo tan feliz que hacía que su previo estado de abatimiento pareciera una mentira. —...Finalmente lo dijiste. —...Tú ...solo —dándose cuenta que el su “ánimo deprimido” había sido actuación, Yokozawa sintió como si pudiera morir de rabia justo allí. La sangre se apresuró a su cabeza —demasiado rápido— y se encontró a sí mismo tratando de encontrar palabras. Kirishima, en cambio, confesó sin pretensiones. —Yo también te quiero —su sonrisa era tan amplia que parecía al borde de las lágrimas, dejando a Yokozawa sin palabras. Tal vez la tendencia de Kirishima a hacer bromas era como los vanos intentos de Yokozawa para ocultar su bochorno, era demasiado para manejarlo así que cubría su vergüenza con bromas. —Eso... no es justo —espetó con rencor, pero la respuesta de Kirishima fue calma y serena: —Encontrarás que los adultos rara vez juegan justo. Tú eres igual, ¿no es verdad? —No soy tan malo como tú, al menos. —Bueno, eso es solo un asunto de edad y experiencia. —sabes, he estado pensando esto por un tiempo, pero estoy bastante seguro de que a tus mayores les daría un ataque si escucharan la frecuencia con que juegas la carta de la edad a tu edad. Ya basta. —Está bien, escojo mis momentos cuidadosamente. —Sí claro, siempre lo estás lanzando siempre que te da la gana. —Tal vez, pero en tanto suene como si lo pensé por un rato... —No rompas los sueños de tus subordinados. —Si alguno de los trabajadores que veneraban a Kirishima oyeran esa confesión, probablemente estarían destrozados. —Tú eres el único al que le diría cómo me siento realmente, ¿sabes? Y tú crees que soy asombroso sin importar qué, ¿verdad? —...¡Eso no es algo que deberías decir tú mismo! —No es como si pudiera evitarlo, quiero decir, tú no lo dirías para mí, así que... —Anunció Kirishima malhumorado, con un tono de berrinche algo infantil en su voz. Por cada momento que actuaba mayor de lo que era, había uno en que podía actuar más inmaduro que Hiyori. Yokozawa ocasionalmente se encontraba sorprendido por este comportamiento, pero estas eran innegablemente todas las piezas que conformaban el rompecabezas que era Kirishima. Adultez no era algo que se alcanzaba simplemente con envejecer, madurabas por lidiar y superar obstáculos, y era eso precisamente por ese lado infantil que Kirishima le mostraba de vez en cuando que ellos eran capaces de pasar su tiempo juntos así. Si Kirishima hubiera sido un ser humano perfecto e impecable, Yokozawa probablemente habría cedido a su naturaleza pesimista y habrían roto hace mucho tiempo.
Tal vez la última del show, una enorme y brillante bengala fue lanzada al aire, y mientras sus destellos dejaban huella en el cielo nocturno, Yokozawa recordó que ese era un lugar poco común. Algunas veces, el sujeto merecía que su deseo fuera concedido y Yokozawa pronunció una vez más las palabras que Kirishima había pedido antes: —En realidad eres bastante asombroso. Ante esto, el rostro de Kirishima enrojeció justo ante sus ojos. —Eso... No es justo sacar algo como eso cuando no estoy preparado. —Aprendí del mejor —respondió Yokozawa, bastante satisfecho de que su intento de venganza hubiera funcionado sorprendentemente. Probablemente sería un infierno el pagar por ello luego, pero cruzaría ese puente cuando llegara a él. Por su lado, Kirishima simplemente dirigió una mirada con claras intenciones sobre el satisfecho de sí mismo Yokozawa.
Kirishima, siempre listo con algún chiste innecesario en su lengua, estaba inesperadamente callado esa noche, dejando el cuarto lleno con solo gemidos contenidos y crecientes jadeos. Sus dedos tanteaban el pecho de Yokozawa, ocasionalmente agarrando un pezón y molestándolo, pero unido al cuerpo detrás del suyo como estaba, no podía reunir mucha fuerza. Su conciencia casi lo dejaba enteramente a raíz del ritmo incansable que movía su cuerpo. —Haa... Los dedos bajaron para envolver su pene erecto, pero el condón que se había puesto para evitar manchar las sábanas evitó que disfrutara la sensación del contacto piel contra piel, lo que solo sirvió para irritarlo y frustrarlo. Enterró la cara en la almohada bajo él, conteniendo los sonidos que amenazaban con salir de su garganta, y tal vez descontento con esta acción, Kirishima retorció uno de los pezones que había estado molestando. —¡Ow...! —Has esos sonidos... como la última vez. —Ni... mierda... —Él realmente no apreciaba que Kirishima lo hiciera sonar como si hubiera estado gimiendo y jadeando desesperadamente, sólo había sido que su locación había hecho su voz reverberar más de lo usual —¡Ha...ah...! Kirishima colmó su cuerpo en castigo con sus embestidas, y los jadeos que no pudo controlar resbalaron de sus labios. Presionado hasta el límite, se sintió derretir desde el interior, aun así testarudamente se resistió a renunciar a su orgullo hasta el amargo final. Ya había dejado ese orgullo a un lado al estar siendo penetrado, así que al menos esperaba salir de esa sin tener que caerse en pedazos. Pero entonces, como ridiculizando su trivial intento de terquedad, Kirishima susurró su nombre en su oído con un suave aliento —Takafumi... —¡.......!
En ese instante, todos los sentidos de Yokozawa se volvieron indefensos, indudablemente el objetivo de Kirishima, por lo que resituó su agarre en las caderas de Yokozawa y aumentó el ritmo de sus embestidas, dejando a Yokozawa incapaz de disipar las dudas persistentes en el fondo de su mente.
La sensación de dientes raspando su nunca fue el golpe final, empujándolo al límite. —¡Ngh! —El espacio entre sus ojos resplandeció cegadoramente, y para el momento en que sus sentidos regresaron, encontró que había derramado la evidencia de su pasión, su estómago temblaba debajo de él. El clímax pasó, el miembro de Yokozawa se hizo flácido y mientras trataba de tranquilizar su exhausto aliento, Kirishima se separó de él sin palabras en un solo movimiento. —¿Qu...?! —Tuvo poco tiempo para lamentar el repentino sentimiento de pérdida ya que Kirishima se había separado de él, sin embargo, encontrándose prontamente empujado sobre su espalda. —Qué demonios estás... Ni siquiera tuvo tiempo de finalizar su protesta antes de que Kirishima presionara sus piernas para separarlas y lo penetrara nuevamente. —¡Ah...! —Su voz se alzó un poco aguda en sorpresa ya que había dejado su guardia abajo, y rápidamente apretó la mandíbula, rechinando sus dientes contra la sensación de penetración. Como Kirishima prácticamente lo montó, se encontró hundiéndose en la cama. —Una pequeña... advertencia... hubiera sido apreciada. —Nunca dije que hubiéramos terminado. Además, definitivamente prefiero ser capaz de ver tu rostro... —¿Qué hay de divertido en mirar...? —La única luz encendida era una lámpara de pedestal al pie de la cama, pero sus ojos habiéndose ajustado a la suave luz hacían fácil distinguir las expresiones del otro, y esa mirada lasciva en el rostro de Kirishima era irritable como un demonio. —No es tan divertido como excitante. Me hace calentar, verte así de enfadado. —Maldito pervertido. —Lo tomaré como un cumplido. Además, no eres mucho mejor, habiéndote venido porque este pervertido te hace el amor. —¡Cállate! —Difícilmente estaba en posición alguna para refutar la acusación, así que se conformó con girar el rostro. No podía seguir el ritmo de Kirishima de todos modos. El hecho de que continuaba lanzando esos retos a pesar de saber completamente bien que nunca podría competir con el sujeto no era más que puro y voluntarioso orgullo. —Te amo. —La confesión al azar era probablemente venganza por la broma temprana de Yokozawa, y allí estaba Yokozawa, sin ningún lugar a donde ir y sin poder taparse los oídos, con ambas manos sujetas como estaban. —No... lo digas... así por así. —Sólo pensé en asegurarme que lo supieras. —Nunca sabes cuándo rendirte... —Y no planeo rendirme... en toda la noche —regresó lujuriosamente, una sonrisa cómplice en sus labios.
Había estado ocupado desde esa mañana porque finalmente era el día del cumpleaños de Hiyori. Habían seis invitados programados para participar, así que Yokozawa tenía que preparar suficiente comida para alimentar a siete en total; y mientras no había sido fácil confeccionar un menú que presentara comida que fuera agradable para el paladar así como para los ojos, después de consultar el libro de cocina que Hatori le había dado y discutir ideas con Hiyori, finalmente había logrado armarlo. Incluso había cocinado una porción de práctica de los platos más difíciles el día anterior y recibió aprobación por ellos. —¡Traje el pastel! —anunció la voz de Kirishima desde el genkan cuando este llegó a casa. —Ponlo en el estante superior del refrigerador. Dejé espacio para él.
Kirishima había sido puesto a cargo de recoger el pastel que reservaron para el cumpleaños de Hiyori, y con eso hecho, ahora estaría a mano ayudando a atender a los huéspedes una vez la fiesta de cumpleaños comenzara. Sería una gran oportunidad para que él mostrara su encanto característico. —También me tomé la libertad de comprar algunas flores, no hará daño tener un toque de color, ¿verdad? —Bueno, eso es sorprendentemente considerado de tu p- —Yokozawa comenzó a responder casualmente cuando su aliento se atoró en su garganta cuando captó la vista de Kirishima de pie ante él, un bouquet de tantas rosas en sus manos que parecían que iban a desbordarse entre sus brazos. Aunque tal bouquet no hubiera sido apropiado para el propio Yokozawa, hacían un maldito retrato de revista para Kirishima. —La mayoría de los brotes ya estaban abiertos, así que me hicieron un descuento por ellos. Huelen genial, ¿no lo crees? —S-sí, lo hacen —Se ocupó rápidamente, frenético por asegurarse de que Kirishima no notara su agitación mientras se quedaba allí parado completamente cautivado, cuando Hiyori asomó su cabeza en la habitación, habiendo finalmente terminado de cambiar sus ropas. —¡Bienvenido de vuelta, padre! ¡¿Wooooow, qué hay con tantas flores?! —Son un regalo... para ti. —¿Eh? ¿Para mí? Pero yo ya tuve un regalo de cumpleaños de tu parte. —El vestido decorado en colores marineros que ella estaba usando en ese momento había sido el regalo de Kirishima para ella; habían ido a comprarlo juntos para la fiesta de cumpleaños hoy. —Nah, tienes permitido tener cuantos regalos quieras. Son bonitas, ¿no lo crees? Toma, ve a ponerlas en un jarrón antes de que todos vengan. Oh, y pon unas también cerca de tu mami. —¡Okay! ¡Gracias, padre! —sus mejillas se sonrojaron bastante por la feliz sorpresa, y tomando las rosas con una sonrisa que casi dividía su rostro, se apresuró al cuarto de lavado donde los jarrones estaban almacenados. —Iré a cambiarme también; estoy cubierto de sudor y ni siquiera fue una caminata tan larga. Tal vez también me daré un baño mientras estoy en ello. —Con eso, Kirishima se dirigió a su habitación, abanicando su pecho. —...... En realidad, Yokozawa tenía algo que quería decirle a Kirishima ese día, y aunque hubiera sido mejor dejarlo hasta que terminara la fiesta, no podía mantenerse en calma con la decisión de hablar puesta firmemente en su garganta. Él persiguió a Kirishima, dando un golpe a la puerta, y cuando la entrada le fue admitida, suavemente se deslizó dentro de la habitación. Estimando que lo mejor sería que Hiyori no escuchara esa conversación aún, se aseguró de cerrar la puerta detrás de él. —¿Qué pasa? —preguntó la voz de Kirishima desde el closet mientras él revolvía su guardarropas para encontrar una nueva camisa, y luego de un momento de duda, Yokozawa finalmente fue al punto. —Quería... discutir algo contigo. —¿Discutir algo? ¿Tiene que ser ahora? —Bueno, no... quiero decir, podemos discutirlo en cualquier momento, imagino, pero... —No era tanto porque se tratara del momento adecuado sino por la decisión de Yokozawa. Si no acababa con eso mientras se había resignado a hacerlo, terminaría perdiendo el valor. —Has... ¿Ya fuiste a hacerte cargo de tu visita a la tumba este año? —Sí, ¿qué pasa con eso? Tragó con dificultad y respiró profundo. —Entonces... solo, no tiene que ser justo ahora, y no presionaré si no estás cómodo con eso, pero... si no te importa... ¿podría... tal vez ir contigo algún día? —Los ojos de Kirishima brillaron ampliamente ante las palabras de Yokozawa y sacudiéndose el deseo de retirarse, se forzó a
continuar en un diluvio de explicación. —Solo es que... mira, yo en realidad... sólo quiero presentarme propiamente. Como... para hacerlo claro, ¿supongo? Quiero decir, estoy seguro que ella está preocupada por Hiyo, después de todo, y quiero que ella... entienda que no estoy... estoy aquí con sentimientos a medias o algPero las manos de Kirishima se lanzaron, lo agarraron por la cabeza y lo acercaron; y con protestas en su lengua, Yokozawa instantáneamente encontró los labios de Kirishima sellados sobre los propios. —¡Ngh...mm...! —Fue sacudido por un momento ante el repentino asalto, pero rápidamente recuperó sus sentidos y apartó a Kirishima. —¡Qué... demonios estás... —Lo siento, solo... ¡me sentí sobrecogido y eso pasó por mi cabeza...! —¡Reacciona como gente normal entonces! —Se frotó la boca con el dorso de su mano, consciente de la sensación restante de los labios de Kirishima sobre los propios, luego abandonó su lugar y puso algo de espacio entre él y Kirishima. No podía permitirse ser así de descuidado. —Seriamente, sin embargo, me hiciste... tan inmensamente feliz. ¡Me encantará que vengas! ¡Y Hiyo también! —...En verdad lo espero, al menos. —Él nunca había discutido realmente con Hiyo acerca de su madre, en parte porque nunca tuvo mucha oportunidad, pero también porque era un asunto bastante delicado, uno que no se abordaba típicamente en una conversación rutinaria. —Lo garantizo. Y sí, podemos traer a Sorata también. Ella siempre quiso un gato, después de todo. —Egoísta como pudo haber sido la petición por parte de Yokozawa, Kirishima parecía estar más que emocionado de recibirla, lo que era un gran alivio. —Así que Hiyori sacó el amor por los gatos de su madre entonces, ¿eh? —Tal vez. Yo siempre quise un perro enorme yo mismo, pero es difícil, vivir en un apartamento como este; y siempre está mi trabajo, también. —Cierto; los perros grandes necesitan demasiado ejercicio. —Con la carga de trabajo de Kirishima justo ahora, no había forma de que tuviera el tiempo para ello. Además, una vez Hiyori comenzara la secundaria, se ocuparía más y más. —Lo guardará para cuando me retire. Tengo las manos llenas con cierto oso salvaje justo ahora, después de todo. —Oí, cuando lo pones así suena como si fueras tú el que tiene que cuidar de mí. —Y tal vez era cierto en parte en su trabajo, pero en privado, Yokozawa era el que tenía que ingeniárselas cuidando de Kirishima. —Es una forma de hablar, eso es todo... no te pongas gruñón. —No me estoy poniendo gruñón. Y mientras estaban allí discutiendo, captaron la voz de Hiyori llamándolos desde la cocina: —¡Oniichan! ¡Creo que el pay ya está listo! —¡Está bien! ¡Ya voy! —Yokozawa se petrificó por un momento, dándose cuenta que habían estado sosteniendo una conversación muy peligrosa, pero Hiyori no debería ser capaz de haberlos escuchado. Dejando a Kirishima a sus anchas en la habitación, Yokozawa se apresuró a la cocina. —¿Ves? Ya terminó de hornearse, ¿verdad? —Así parece. Debería estar bien, dado que se ve bueno y crujiente. —El pay de carne parecía no haber salido nada mal luego de hornearlo. Excepto por usar una corteza para pay lista para usar, eso era algo que había preparado para hacer junto con Hiyori. No había estado seguro acerca de preguntarle a la cumpleañera que lo ayudara a cocinar la comida para su propia fiesta, pero la misma Hiyori parecía estar teniendo un excelente rato en el proceso, así que decidió no preocuparse demasiado.
—El horno aún está caliente, así que ten cuidado de no tocarlo. —¡Sí señor~! Preguntándose qué era lo siguiente en la lista de pendientes, Yokozawa consultó el programa que se había tomado la libertad de preparar de antemano cuando el timbre de la puerta sonó. —¿No me digas que la gente ya está llegando...? —Todavía tenían una hora restante hasta que la fiesta fuera a iniciar. Si algún amigo de Hiyori precipitaba su llegada, quería siquiera haber limpiado las partes de la casa que verían. —No lo creo. Me aseguré de decirles a todos que comenzaríamos a la 1 PM. —Tal vez es una entrega, periódico o petición de donaciones. Iré a ver, así que prepara la mesa, ¿está bien? —¡Lo haré! Kirishima era típicamente quien atendía la puerta, pero se había adentrado en el baño justo antes, y Yokozawa difícilmente podía llamar al tipo en el medio de su ducha. Dando un vistazo al monitor, vio a un chico bastante nervioso mirándolo de vuelta, y luego de un momento de confusión ante la inesperada llegada, presionó el botón de encendido del intercomunicador. —Sí, ¿quién es? —Umm, soy... Iokawa, de la clase de Kirishima-san. ¿Kirishima-san... está disponible para hablar? —...Espera sólo un momento, por favor. —Se abstuvo de contestar de una forma u otra, estaba bastante seguro que solo habían invitado niñas a la fiesta, así que tal vez este era un malentendido. Consideró verificar con Kirishima antes de llamar a Hiyori, pero no parecía haber salido del baño aún y entonces decidió confirmar la intención del chico él mismo en la entrada. —Por favor, disculpa la espera. ¿Puedo preguntar qué te trae aquí hoy? —Cuando salió por la puerta, encontró a un joven y un chico de edad suficiente para estar en primaria parados frente a la puerta donde el intercomunicador estaba situado. El chico era bastante obvio que se había congelado de los nervios, y ese comportamiento de pronto hizo clic con Yokozawa. El chico debía tener una especie de infatuación con Hiyori y el cumpleaños de alguien por el que tienes sentimientos es siempre un evento de mayor importancia. —Mis disculpas, pero... ¿acaso es usted el padre de Hiyori-san? —Oh, no. Soy Yokozawa, un subordinado del trabajo de su padre y estoy aquí para ayudar con las preparaciones de hoy. ¿Y usted es...? —Cierto, esa no era una descripción completamente precisa de su relación, pero no tenía razón para darle detalles a la gente. El joven parecía estar muy bien vestido, con una apariencia bastante seria; y mientras lucía como un adulto competente, Yokozawa ya había salido allí para recibirlos, así que necesitaba tomarse el tiempo para confirmar quienes eran esas dos personas. —Por favor, disculpe la repentina intrusión. Soy el tío de este chico. Vivo en el tercer piso de este edificio. Aquí está mi licencia, si gusta verla. —En la tarjeta estaba claramente impreso el nombre IOKAWA y una dirección de ese mismo complejo de apartamentos, y una rápida mirada a la fecha de nacimiento mostró que él era casi de la misma edad que Yokozawa. —Qué amable; muchas gracias. Así que, ¿cómo podemos ayudarlos...? —En realidad, mi sobrino no se atrevía a subir hasta acá solo, así que solo estoy aquí acompañándolo. —¡Hey! ¡No le digas todo! —Entonces tú dile para qué estás aquí. Tú eres el que le estaba rogando a alguien que subiera contigo. —Con la refutación de su tío, el chico se volvió silencioso, completamente sin palabras, pero prontamente se recobró y se giró a Yokozawa, pareciendo haberse preparado finalmente.
Luego de tomar un profundo respiro, habló con palabras que sonaban como si hubieran sido ensayadas. — ¡Yo-yo vine a darle a Kirishima-san... digo, Hiyori-san un regalo de cumpleaños! Dada la expresión rígida del chico y el complicado envoltorio, Yokozawa concluyó que esa no era un chiste o una simple broma. Él y Kirishima habían jugado con la idea de qué podría suceder si, un día, Hiyori encontrara un novio, pero tal vez ese día no estaba tan lejos como lo habían imaginado después de todo... Un día solo iba a hacerse más y más cercano a ahora, y mientras que Yokozawa había imaginado que solo sentiría irritación y descontento cuando los chicos vinieran con deseo de cortejar a Hiyori, en realidad él se descubrió sintiendo... admiración. Debió tomarle a ese chico demasiadas agallas para ir hasta su casa de esa forma, y más que eso, hizo a Yokozawa sentirse orgulloso de Hiyori, de que hubiera alguien así que tuviera sentimientos tan fuertes por ella. —¿Es este... un mal momento...? —Oh, no, no es eso. Esperen aquí, la llamaré —Se deslizó de nuevo adentro por un momento y llamó a Hiyori, que había estado viendo las rosas que acababa de recibir de Kirishima para asegurarse que estuvieran propiamente balanceadas donde las había colocado. —Hiyo, ¿tienes un segundo? —¿Qué pasa~? —Hay un chico aquí con un regalo para ti, ¿qué debo hacer? No es uno de los invitados a la fiesta. —¿Para mí? ¿No es Yuki-chan o los otros? —Ante la pregunta de Yokozawa, ella giró la cabeza, obviamente incapaz de adivinar quién podría ser. —Sí, un chico de tu clase llamado Iokawa, parece. —¿Eh? ¿Iokawa-kun? Me pregunto qué quiere... ¡Iré a ver! —Y cuando ella se apresuró fuera del pasillo de entrada para saludarlos, el chico Iokawa se sonrojó como un pulpo hervido, pero dado que ellos parecían estar en términos decentes en su mayoría, fueron capaces de conversar sin problemas. Hiyori aceptó el regalo con un poco de vergüenza, pero de otra forma no parecía estar tan preocupada, sugiriendo que los sentimientos del chico no eran correspondidos. Los ojos de su tío se arrugaron detrás de sus anteojos mientras contemplaba con cariño los valientes esfuerzos de su sobrino. —Estoy contento de ver que ella aceptó el regalo. —Es cierto. —Aparentemente él estaba tan nervioso sobre eso que no durmió un instante anoche. Mientras Yokozawa se quedó allí conversando con Iokawa, Kirishima asomó su cabeza, aun goteando por la ducha, fuera del área de entrada, probablemente curioso de a donde habían ido Yokozawa y Hiyori. —¿Qué sucede, Yokozawa? —Ah, un compañero de clases de Hiyori trajo un regalo para ella y este joven lo acompañó... —Soy su tío, Iokawa. Lamento mucho molestarlos de pronto de esta forma. —Agachó la cabeza cortésmente. —Es un placer conocerlo. Soy el padre de Hiyori. Mis disculpas también por no presentarme antes. He estado bastante ocupado, como puede ver. —Kirishima extendió una mano, apretando la de Iokawa. Estaba presentando su mejor comportamiento, dado que estaba hablando al guardián de uno de los compañeros de su hija. —Lamento que causáramos tanto alboroto, y en su día libre también. —Para nada, mi hija parece estarlo disfrutando después de todo. —Me complace escucharlo. Le mencionaba a Yokozawa-san justo ahora que estoy viviendo en el tercer piso de este complejo. Aunque parezca grosero el tomar esta oportunidad para decirlo, pero espero que podamos ser cercanos desde ahora. —¿En verdad? Entonces yo también espero que podamos llevarnos bien. —Se enfrascaron en una reposada charla, la sonrisa de Kirishima no vaciló una pulgada.
Hiyori terminó su conversación luego de un rato más, ofreciéndole a Iokawa una despedida con ¡Te veo el próximo semestre! Y luego de que ellos regresaron al genkan y se aseguraron de que la puerta estuviera cerrada, Yokozawa preguntó lo que se había estado preguntado, incapaz de guardárselo a pesar de sentir grosero el mencionarlo. —Así que... ¿quién era ese chico? —Dijo que era porque siempre estoy cuidando de él. Probablemente porque siempre lo ayudo con cosas que no entiende en la clase. —¿Eh? ¿Así que se sientan juntos? —Síp. Él está justo a mi lado. ¡Iré a poner esto en mi habitación! Parecía que el chico no había sido capaz de expresar sus sentimientos por ella. Probablemente había hecho su mayor esfuerzo, también, pero Hiyori era clara y honesta y nunca miraba por significados ocultos en las palabras de la gente, y no estaba realmente claro si eso había funcionado a favor o en contra del joven Iokawa. Verificando que Hiyori estuviera en su habitación, expresó sus pensamientos: —No parece como si ella sintiera algo por él, eh. —Nop. —...¿Por qué estás de mal humor? No hay punto en estar celoso por eso. —No estoy celoso por el chico. —Lo que significaba que su comportamiento era por el tío. —Tu... No te pongas celoso del guardián de uno de los compañeros de tu hija. —Él había pensado que Kirishima había estado innecesariamente platicador con el sujeto más temprano, y esa parecía ser la razón. Pero mientras estaba allí, atónito ante la reacción, Kirishima fue y descargó la culpa en Yokozawa. —Es tu culpa por hacer ese tipo de expresión cerca de él. —Eres un niño. Era una expresión perfectamente normal. —Si él parecía particularmente feliz, había sido por ninguna otra razón que poner una buena cara por el bien de la interacción de Hiyori con los Iokawa. Él era solo un sujeto al azar, ni siquiera de la familia, pasando el rato por la casa de los Kirishima en un fin de semana; no podía ser grosero con ellos. —Difícilmente; fuiste mucho más amable de lo que tú siempre eres en el trabajo. —¿De qué demonios hablas? Yo no fui ni cercanamente tan malo como tú fuiste con él. —Y encontrando la hosca expresión de Kirishima demasiado entretenida, dejó salir una fuerte risa. FIN