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Costa Rica y su Mascarada
Costa Rica es un país de América Central con una geografía accidentada, que incluye bosques tropicales y costas en el Caribe y el Pacífico. Aunque su capital, San José, es hogar de instituciones culturales, como el Museo del Oro Precolombino, Costa Rica es conocida por sus playas, sus volcanes y su biodiversidad. Aproximadamente un cuarto de su área corresponde a selvas protegidas, repletas de fauna, como el mono araña y los quetzal Muchas personas consideran que visitar Costa Rica debido a su belleza natural ampliamente reconocida y oportunidades para el ecoturismo. Menos conocida, sin embargo, es que el país es también el hogar de una rica tradición de Costa Rica Artes. Con una variada historia del arte, muchos estilos de la nación reflejan los diferentes orígenes de su gente y el hogar de muchas tradiciones artísticas respetados – uno de los cuales incluso ha sido reconocido por la UNESCO. En las últimas décadas, varios artistas costarricenses contemporáneos han ganado fama internacional y su contribución al mundo artístico extendido mucho más allá de las fronteras del país. Al igual que todas sus actividades culturales – desde la música, bailar y de vestir, artes Costa Rica es un producto de la fusión de sus tres pueblos principales. El indígena, europea, y las poblaciones africanas tienen todos trajeron sus tradiciones, y éstas se han mezclado para crear una gama elaborada de expresión artística. El arte costarricense se ha establecido de acuerdo a los comportamientos sociales y demandas estéticas de determinadas épocas históricas por las que ha atravesado la sociedad costarricense. Cuenta con sus raíces más profundas en el arte precolombino, que se destacó principalmente en piezas de pequeño formato, plasmando en ellas la relación de las culturas indígenas con su entorno natural y sus creencias religiosas, temáticas
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que serían luego rescatadas por diversos artistas durante los siglos posteriores y que siguen vigentes en la actualidad, pero modificados por las nuevas vanguardias artísticas Otro arte nativo que sobrevive hoy en día es la fabricación de máscaras realizado por los Boruca de Puntarenas. Estos tienen que ser visto para ser creído y por lo general se utiliza como parte de los bailes y rituales tradicionales. La más espectacular de ellas es la danza de los demonios, que se realiza durante varios días y durante la cual, los actores usan las máscaras para contar la historia de la invasión española.
Mascarada Tradicional Costarricense La mascarada tradicional costarricense es una tradición popular de Costa Rica que tiene raíces en la época colonial del país, y que en la actualidad continúa muy vigente. Su origen parece ser producto de prácticas festivas coloniales y amerindias. Se encuentra relacionada con la festividad española de los gigantes y cabezudos, con influencias de comunidades indígenas autóctonas, lo que le da a su origen un carácter pluricultural. Los distintos personajes representados en las máscaras reciben localmente el nombre de mantudos o payasos, y se caracterizan por pasearse por las calles de los pueblos durante las diversas festividades populares o religiosas y turnos, persiguiendo a los asistentes, bailando al son de música de cimarrona ( pequeña banda de músicos aficionados, propia del folclore de los cantones y pueblos de Costa Rica) y acompañados de fuegos artificiales. En 1997, mediante Decreto Ejecutivo N° 25724, se declaró al 31 de octubre el Día Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense. El objetivo de esta actividad es contrarrestar otro tipo de festejos ajenos a la cultura costarricense, como lo es la celebración del Halloween, además de reforzar el sentido de identidad del pueblo, aprovechando que es frecuente representar en los mantudos a distintos espectros de las leyendas costarricenses, llamados espantos, como la Llorona, el Cadejos, la Segua, las brujas y otros. Las festividades del Día Nacional de la Mascarada incluyen actividades culturales y educativas, elaboración y exhibición de máscaras, pasacalles de los mantudos acompañados de música folclórica y popular, preparación y venta de comidas típicas, juegos pirotécnicos y homenajes a mascareros destacados. El Diablo, la Muerte, la Segua, la Llorona, la Giganta, el Polizonte, la Chingoleta, el Padre sin Cabeza y demás personajes propios de la mascarada tradicional costarricense, son una parte importante de las costumbres más arraigadas, donde tanto la elaboración como el desfile de las mismas, permiten la expresión de tradiciones antiquísimas y ponen de manifiesto el talento creativo de los artesanos. Así se da forma a una práctica cultural que constituye una de las más auténticas y pintorescas celebraciones populares, que llena de vitalidad y colorido las calles de muchos poblados. Aunque la mascarada existe prácticamente en todo el país, hay varios cantones que se destacan especialmente por contar con una historia íntimamente ligada a la tradición, de donde se extiende a toda la nación, y la presencia de artesanos mascareros reconocidos. En el caso de las máscaras tradicionales indígenas, éstas se elaboran en los lugares donde su ubican las reservas indígenas: Buenos Aires (boruca), Guatuso (maléku) y Talamanca. En lo que se refiere a la elaboración de mantudos, destacan Cartago, donde se inició la tradición; Escazú, donde se agregaron importantes elementos que dieron a la tradición su forma actual; Barva, donde la 2
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tradición toma importancia económica; Aserrí, y Santo Domingo donde se rescata la tradición de forma que se da lugar al Día Nacional de la Mascarada, Mascarada de Verano y diferentes actividades durante el año. El juego de los diablitos de Boruca (Cagrúv rójc, en lengua brunka) es una festividad tradicional de la cultura boruca, pueblo indígena de Costa Rica, que se lleva a cabo entre el 30 de diciembre y el 2 de enero de cada año, en la comunidad de Boruca, y el primer fin de semana de febrero, en la localidad de Rey Curré, los dos principales asentamientos de indígenas borucas, ubicados en el cantón de Buenos Aires de Puntarenas. Esta celebración se caracteriza por danzas y juegos en las que toman parte personas con máscaras tradicionales borucas, que semejan diablos, representando a los indígenas borucas, y otra persona disfrazada como un toro, que representa a los conquistadores españoles. El juego de los diablitos fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de Costa Rica en 2017. Su origen se remonta a la conquista de Costa Rica por los españoles, y se considera una de las principales festividades del pueblo boruca. La fiesta de los diablitos es la actividad cultural de mayor participación y entusiasmo entre los habitantes de Boruca. VIDEO 1: Mascarada costarricense ¿De dónde viene y por qué la hacemos?
Técnicas de elaboración La elaboración de una mascarada es una labor artesanal en la cual se pueden utilizar varios elementos, como barro, madera, papel, yeso e incluso fibra de vidrio. Las máscaras tradicionales elaboradas por los indígenas maléku y boruca son fabricadas a partir de madera de balsa, talladas a mano en alto relieve utilizando gubias. Estas representan rostros humanos con características de animales o bien, rasgos grotescos para que semejen diablos, como en el caso de las utilizadas para el juego de los diablitos. En los modelos más modernos se han agregado temas ecológicos. En el caso de las máscaras de mantudos, se consideran tres pasos esenciales para la elaboración de una mascarada tradicional: el moldeado en barro, la adición de capas de papel y el acabado final. Lo primero que se elabora es un molde de barro esculpido a mano, el cual se deja reposar por espacio de una semana para eliminar la humedad. El barro utilizado debe amasarse previamente por espacio de cuatro horas para sacar todas las burbujas de aire. Una vez que el molde se ha secado, se empiezan a agregar tiras de papel de periódico o de saco de cemento, pegándolas por capas con una goma hecha a base de agua y harina. Cuando ya lleva quince capas, se retira el molde de barro. Una vez que está lista la máscara de papel, se agrega una estructura metálica externa hecha de varilla de hierro, la cual debe seguir el contorno de la figura y dejar algunas previstas para colocar una estructura interna hecha de varilla que es la que sustenta la escultura. Después, se deben seguir agregando capas de papel hasta borrar los contornos externos de la varilla y darle el acabado. Algunas de estas máscaras llegan a tener hasta noventa capas de papel. Finalizado el proceso de escultura, se le agrega la pintura, el armazón, el vestido, etc. FOTOS Y VIDEO 2: Tradición nacional Día de la Mascarada
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Tipos de mantudos Los mantudos, en general, son máscaras de tintes exagerados y caricaturescos, que representan diversos personajes tradicionales o legendarios de Costa Rica, animales, figuras de origen precolombino, europeo o afrocaribeño, con rasgos que van de lo cómico a lo grotesco, de índole fantástica, macabra o burlona. En épocas más recientes se han agregado mantudos que caricaturizan a personajes de películas, personajes de leyendas urbanas modernas (como el Chupacabras), personalidades de la farándula o políticos nacionales. Existen seis tipos de artesanías que conforman las mascaradas tradicionales: las máscaras tradicionales indígenas, los gigantes, los cabezudos, las máscaras de casco, los aparatos y las caretas. 1. Máscaras tradicionales indígenas: Realizadas en madera de balsa, son una de las más importantes representaciones artísticas de las comunidades indígenas. Los motivos y temas de estas máscaras son de animales y elementos propios de la cosmovisión indígena. Las máscaras tradicionales borucas son el elemento indispensable de la celebración. Estas son confeccionadas por artesanos especializados y tienen diversas formas y tamaños. Están elaboradas con madera de balsa, talladas en alto relieve, con diseños de rostros humanos con rasgos grotescos o de animales y generalmente con cuernos, mostrando dientes, ojos y lenguas salidos, semejando un diablo. La máscara tradicional boruca no se pinta, pero en años recientes se ha incorporado el color. La talla de máscaras es una tradición boruca que data de la colonia española en Costa Rica, cuyo uso más importante se da durante la celebración del juego de los diablitos. Para esta ocasión, cada participante debe confeccionar su propia máscara, la cual desecha una vez terminada la festividad. Para elaborar la máscara se usa la técnica del tallado. Se usa madera de balsa o de cedro, sobre la que se dibuja con un lápiz el diseño. Luego, este se talla usando gubias. Una vez finalizado este proceso, se lija la superficie y se agregan los pigmentos acrílicos para darle color, si así se desea. La elaboración de una máscara puede durar entre tres y cuatro días. Se le pueden agregar otros elementos como plumas, cuernos y pieles de animales. Uno de los artesanos borucas más reconocidos en la elaboración de máscaras fue Ismael González, quien en 2002 fue galardonado con el Premio Nacional de Cultura Popular luego de impulsar por años talleres de enseñanza del tallado de máscaras entre los jóvenes borucas, rescatando el aspecto artístico de esta tradición.
2. Gigantes: La Giganta está inspirada en las señoras acaudaladas y encopetadas de la Costa Rica colonial. Los gigantes son máscaras de gran tamaño, montadas sobre una estructura hecha de bambú o de alambre. Su apariencia es agradable y armónica, y pueden ir en parejas. Destaca en especial la Giganta, caracterizada por movimientos exagerados, rasgos y ojos prominentes, peinado exuberante y elaborado, y adornada con otros accesorios como pendientes y aretes. La Giganta se considera uno de los mantudos esenciales en cualquier mascarada. Representa a las señoras españolas acaudaladas de la colonia en Costa Rica. Otro gigante es el Gobernador, también llamado el Policía, que parodia a las autoridades políticas. Algunas mascaradas también incluyen gigantes que representan personajes de leyendas costarricenses, como la Segua, la Macha o la Bruja. La Segua, un espectro de una mujer con la cabeza de un caballo, es un personaje muy gustado para incluir en la mascarada. En general, los gigantes tienen una estructura que se coloca sobre los hombros del usuario, mientras éste ve a través de un orificio en medio de la tela 4
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del vestido del mantudo. Uno de los personajes más llamativos es el Padre sin Cabeza, generalmente un mantudo compuesto por una armazón con un vestido negro a modo de sotana o indumentaria que recuerda a un sacerdote católico, pero que no lleva cabeza, haciéndolo un personaje único.
3. Cabezudos: Los cabezudos son mantudos de menor tamaño que los gigantes, cuya pieza principal se coloca directamente sobre la cabeza del usuario, cubriéndola por completo. En general, carecen de la armazón que da al gigante su estatura. Mientras que en el gigante las extremidades superiores son diseños elaborados adheridos al tronco del personaje, en el cabezudo las propias extremidades del usuario emergen por orificios del traje. Entre los personajes representados con más frecuencia entre los cabezudos, destaca el Diablo (Cuijén o Pisuicas, en el lenguaje coloquial costarricense). Este personaje se encuentra inspirado en los cagrúv, los diablillos astutos e ingeniosos de los cuentos indígenas, más que en el personaje bíblico. Generalmente, la máscara es pintada de color rojo intenso, con ribetes de muchos colores (a modo de pintura de guerra), y su aspecto recuerda al de las máscaras de madera de balsa tradicionales indígenas. La máscara suele integrar elementos como cuernos, rasgos pronunciados o grotescos, dientes, lengua afuera, orejas puntiagudas, sonrisa sardónica, etc. Otro personaje que se representa con frecuencia es la Muerte, también llamada la Calaca, Calavera, Pelona o Ñata, cuyo aspecto recuerda un cráneo humano desnudo y caricaturizado. Entre otros personajes representados se pueden mencionar la Minifalda, una mujer con un peinado elegante y con un vestido intencionalmente corto, cuyo ideal es ser usado por un hombre con las piernas desnudas y velludas; el Cadejos, con forma de perro negro, ojos rojos y dos cadenas alrededor del cuello; los Enanos, generalmente de rasgos grotescos y ataviados con un gran sombrero sobre la cabeza, de modo que les da apariencia achatada, etc.
4. Máscaras de casco: Las máscaras de casco son similares a los cabezudos, con la diferencia de que el molde para su elaboración generalmente está constituido por una cubeta o tina, o bien, un globo inflado, de modo que la máscara tiene la forma geométrica respectiva. Las máscaras de casco poseen agujeros para los ojos y nariz del usuario tallados directamente sobre la máscara, mientras que el cabezudo, generalmente un poco más alto y elaborado, tiene el orificio a nivel del cuello del personaje. Las máscaras del casco generalmente representan animales o personajes de leyenda. En las celebraciones de algunos pueblos, los cabezudos y las máscaras de casco pueden portar chilillos, látigos, ramas o vejigas de toro para corretear a los presentes.
5. Aparatos: Los aparatos son mantudos que poseen una estructura un poco más compleja, de modo que puedan representar, por ejemplo, animales cuadrúpedos o seres mitológicos. El personaje más representado en los aparatos es el Toro. En el juego de los diablitos de Boruca, el Toro es un elemento único y esencial para la representación de la festividad. Está constituido por una máscara tallada en madera de roble, que lleva cuernos reales de res, de modo que recuerda la testuz de un toro, la cual se coloca sobre una estructura de bambú cubierta con sacos de gangoche (tela de cabuya planta utilizada para fines comerciales), sobre la que se colocan fuegos de artificio. Otros dos personajes que se representan en las mascaradas, sobre todo en las de la ciudad de Cartago, son el Toro Guaco y la Copetona, tomados de la tradición 5
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nicaragüense. Estos se caracterizan por representar dos personajes: en el caso del Toro Guaco, el aparato está constituido por una estructura que el usuario lleva en la cintura, con la forma del toro, mientras que sobre la cara lleva otra máscara, de modo que lo hace parecer a un toro y su montador. El Toro Guaco lleva una estructura de alambre encima donde se colocan fuegos artificiales. La Copetona, por su parte, representa a una señora que carga "a caballo" a su hijo, con el mismo principio. 6. Caretas: Son máscaras que cubren únicamente la cara, y a veces llevan una pieza de tela que cubre el resto de la cabeza del usuario. Representan duendes, enanos, brujas, diablos, personajes de leyenda como la Llorona o la Tulevieja, animales, aves y personajes diversos. Al igual que los cabezudos y las máscaras de casco, suelen llevar látigos o vejigas de toro.
Otros elementos Trajes Al uso de la máscara, se agrega el uso de vestimenta, generalmente fabricada con hojas de plátano o con gangoche (tela de cabuya planta utilizada para fines comerciales). También se pueden elaborar trajes hechos con textiles tradicionales. Estos se colocan a manera de bata, de forma sencilla, con la máscara sobre la cara. Antes de la colocación de la máscara, el participante debe colocarse un paño o trapo extenso sobre la cabeza y los hombros. Chicha La chicha es una bebida fermentada hecha a base de maíz, que se consideraba sagrada en muchas de las antiguas culturas prehispánicas. Es un elemento importante para el juego de los diablitos, ya que da la energía necesaria para soportar los tres días de enfrentamientos entre el toro y los diablitos. Cada casa prepara la chicha, que es servida a los diablitos cuando la visitan, y tiene un significado de agradecimiento a los diablitos por la lucha que enfrentan contra el invasor. VIDEO 3: Costa Rica celebra Día Nacional de las Mascaradas
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